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La Evaluación Psicológica en la clínica con bebés. Lic. Erika Grisolía A modo de introducción La representación del bebé ha cambiado en el transcurso de los siglos. Es así como en los primeros años del Siglo XX comenzó a prepararse el camino de una etapa muy importante que va a considerarlo como sujeto de la investigación científica. Hace algunos años, a partir de los estudios de investigación en torno a las interacciones precoces madre – bebé y la psicopatología del lactante, surge la mirada hacia el bebé, investigando sus capacidades y su reactividad, la inserción en su familia y en su contexto sociocultural. El presente trabajo tiene por objeto introducir al lector en el panorama actual del Proceso de Evaluación Psicológica Perinatal cuando se consulta por un bebé. El campo de la Psicología Perinatal es un área nueva dentro de la rama de la psicología de la primera infancia. Por definición, abarca el momento del embarazo, parto, puerperio y los primeros meses de vida del niño. Este enfoque implica un abordaje multifocal centrado en el vínculo que se establece entre dos sujetos diferenciados: la madre y el niño, atravesando sendos procesos evolutivos críticos y donde convergen varios factores: biológicos, psicológicos y sociales. Para analizar los casos que se nos presentan en el ámbito clínico perinatal creo indispensable una evaluación sistemática. Los siguientes ejes son los que considero imprescindibles a tener en cuenta en el momento de la evaluación del bebé: 1. El lugar del niño en la historia de la familia. 2. El desarrollo psicomotor del niño y la interacción madre - bebé 3. La implicación del evaluador De ninguna manera se agotan en este texto los temas presentados, sino que se parte de una revisión de los conceptos centrales y luego se van delineando los ejes del proceso de evaluación. En el primer eje encontramos una descripción del lugar del bebé en su familia y las diversas interacciones que allí se suscitan. Luego un segundo eje que incluye las principales técnicas actuales de evaluación en la temprana infancia. Por último, el evaluador, un eje que no puede quedar fuera de nuestro análisis. Con un fin didáctico se han incorporado preguntas que acompañan la lectura y se encuentran en cursiva. Forman parte de nuestra mirada profesional a la hora de evaluar e interpretar al bebé y sus interacciones. Pero también intentan generar un espacio para el desarrollo de interrogantes personales y de reflexión sobre los diversos temas abordados. 1. Evaluando el lugar del niño en la historia de la familia. La familia es un conjunto definido por la cultura en la que ésta vive. Independientemente de cuáles sean las diferencias estructurales de las clasificaciones familiares, las relaciones interpersonales que aquí se edifican son sostenidas por comunicaciones estables,múltiples, recíprocas e interactivas. Estas relaciones le dan un sentido retroactivo a los sucesos de la vida que son sumamente significativos cuando analizamos las viscicitudes que sobrevienen en el desarrollo de un bebé. 1.a. El nacimiento de la familia trigeneracional – Los abuelos. Los abuelos representan, sobre todo ante situaciones problemáticas, una fuente importante de sostén para los padres. De manera general, las relaciones entre los padres y los abuelos afecta inmediatamente la forma en que las tres generaciones se adaptarán a la nueva experiencia y sus nuevos papeles. En el plano afectivo el nuevo niño le aporta gozo a todos, provoca emociones fuertes que van a vincular a los diferentes miembros de la familia. Y por otro lado en el plano estructural desplaza la estructura de las tres generaciones. Cuando los abuelos lo acompañan participativa y cariñosamente aportan al bebé una seguridad afectiva muy importante, se constituyen en un sostén para los padres y obtienen de esas relaciones un significado para sí en esta nueva etapa. ¿Qué lugar tienen los abuelos en la vida de este bebé? ¿Hay algún abuelo que en el discurso de los padres se presente como una persona más significativa en la vida del niño? ¿Encuentran rasgos o características en el bebé que identifican con algún abuelo, incluso ya fallecido? 1.b. La madre La maternidad no es un hecho de la naturaleza intemporal y universal sino que constituye parte de la cultura y está en continua evolución. Si observamos los relatos de la herencia helénica vemos que los sentimientos maternales están teñidos por la inquietud y el orgullo, pero también por el odio y la desmesura. Por ejemplo Tetis, madre abusiva, quería retener a su hijo Aquiles lejos de los combates y para eso lo vistió de niña y lo crió entre jóvenes mujeres. Pero fue en vano, pues lo mataron durante la guerra de Troya. Níobe, madre de siete hijos y siete hijas, orgullosa de su fecundidad se burlaba de Latona, que sólo había tenido a Apolo y a Artemisa: éstos mataron con flechas a los catorce “nióbidas”; la madre petrificada por el dolor, fue convertida en roca por Zeus. La maldición que golpeó a Yocasta, casada con su hijo Edipo fue valorizada por Freud. El odio de Electra por su madre Clitemnestra inspiró a grandes autores de tragedias griegas. Medea mató a sus propios hijos para vengarse de Jasón, su padre, que se había separado de ella. Su gesto de violencia homicida abrió un abismo de horror y angustia. Se supone que la madre quiere a sus hijos. De acuerdo al imaginario social se cree que ella debe estar dispuesta a soportar cualquier cosa, a aceptar todos los sacrificios de amor por ellos. Sin embargo, los mitos griegos saben expresar los sentimientos ocultos y los pensamientos implícitos, y permiten pensar la ambigüedad de los sentimientos y la complejidad de las relaciones humanas. De acuerdo a esta línea de pensamiento, en el momento de evaluar el papel materno no podemos dejar de lado un concepto fundamental: el amor maternal es ambivalente. Este amor maternal no nace cuando una mujer se anoticia de su embarazo, ni cuando el bebé llora por primera vez. Implica un proceso, el proceso de maternalización1. Este proceso nos habla del nacimiento gradual de una mujer como madre, que precede y sigue al nacimiento del bebé y que por lo tanto no se traduce en un momento específico concreto. Daniel Stern2 plantea que el cambio en la vida mental de una mujer a partir de la llegada de un bebé. Es para él, una actitud mental diferente de la que había tenido hasta ese momento, “esto no es meramente una reorganización de su vida mental sino una organización totalmente nueva que existirá durante el futuro e influirá muy probablemente en su vida anterior” y entonces durante un período de tiempo determinará sus vulnerabilidades y reacciones emocionales sus pensamientos y miedos y deseos sus sentimientos y acciones sus sistemas sensoriales (los cuales se potenciarán) y el procesamiento de la información sus preferencias y placeres sus valores su papel en la historia de su familia 1 Racamier (1984) plantea que la maternalización es el conjunto de procesos psicoafectivos que se desarrollan e integran en la mujer en ocasión de su maternidad, siendo éste un fenómeno psicobiológico. 2 Stern, D. “El nacimiento de una madre.” Paidós. 1999 La evaluación de este proceso de maternalización se encuentra íntimamente relacionado con la evaluación del bebé. Porque la madre está ahí para intervenir con su manera de ser, para contribuir a establecer puntos de organización psíquica así como vínculos, en los que su manera de interpretar la evolución de los reflejos arcaicos de su bebé, en función de su historia infantil, ayuda a seleccionar lo que hoy llamamos capacidades precoces. ¿Es posible observar en esta mujer el surgimiento de su actitud maternal? ¿Es posible identificar qué momento del proceso de maternalizaciónse encuentra atravezando? ¿Cómo expresa sus vivencias en relación a este proceso? ¿Expresa miedos, angustias, gratificaciones en torno al nacimiento de este bebé? ¿Puede comenzar a sentirse madre o perduran aún prioritariamente sus identifiaciones como hija? ¿Busca la validación de su nueva identidad? ¿Puede poner en palabras la “ambivalencia materna”? ¿Existe un acuerdo entre lo paraverbal y aquello que expresa verbalmente? ¿Puede historizar la llegada de este bebé? 1.c. El padre La paternidad tiene su especificidad, su función no se circunscribe a la de ayudar a su mujer en el proceso de maternalización. Según el Diccionario de la Real Academia Española la palabra “padre” proviene del latín “pater” y significa “varón o macho que ha engendrado”. Sin embargo al observar la relación padre-niño vemos que la función del padre excede el hecho de la propagación de la especie o de aquel que desempeña el papel prohibidor únicamente. La paternidad puede ser definida como “el proceso psicoafectivo por el cual un hombre realiza una serie de actividades en lo concerniente a concebir, proteger, aprovisionar y criar a cada uno de sus hijos jugando un importante y único rol en el desarrollo del mismo, distinto al de la madre”3. Hay una multiplicidad de factores que desempeñan un papel importante en el proceso de paternalización: la infancia del padre, sus cualidades afectivas, su nivel sociocultural, el apoyo afectivo de la madre del niño, su relación de pareja, etc. Si bien es cierto que existe todavía en nuestra sociedad una sobrevalorización del rol materno (que es también percibida por los hombres) es posible afirmar que han comenzado a producirse ciertos cambios. Investigaciones actuales 4 afirman que la paternidad a diferencia de la maternidad se va a desarrollar principalmente a partir de la presencia real del hijo, reafirmándola como un potencial innato del hombre que se desarrolla ante el nacimiento del hijo. El padre no debe ocupar un espacio intermediario, sino un lugar permanente y estable en la vida del niño y a lo largo de su desarrollo. ¿Qué lugar tiene el padre en la historia de este bebé? 3 Oiberman, Alicia. “Padre – bebé. Inicio de una relación.” Capítulo 1, pág. 21. Editorial de la UNLP.1999 4 Oiberman, Alicia. “Padre – bebé. Inicio de una relación.” Pág. 107. Editorial de la UNLP.1999 ¿A través de qué hechos o acontecimientos expresa su paternidad? ¿Cómo expresa sus sentimientos en relación al bebé? ¿En qué momento del proceso se encuentra? 1.d. Los hermanos y las hermanas Las leyendas y mitos de la historia ilustran cómo la rivalidad fraterna marca las relaciones generacionales: Caín y Abel, Esaú y Jacob, entre las versiones bíblicas. En general los padres toman precauciones para evitar los celos que despierta el nacimiento de un hermano: con un regalo que le aporta el recién nacido, haciéndolo partícipe de la crianza del pequeño, etc. El lugar que le den los padres al nuevo embarazo, los sentimientos que rodean el nacimiento, los momentos de separación del primogénito de su madre y las características de los padres que se describieron en los apartados anteriores, van a dar forma a las conductas agresivas, regresivas y caprichosas en la evolución de los celos en torno a la rivalidad fraterna. 2. Evaluando el desarrollo psicomotor del niño y la interacción madre - bebé Si bien el crecimiento se entiende como el aumento de la masa corporal y el desarrollo como la adquisición de funciones y conductas, ambos procesos se encuentran íntimamente relacionados y son el producto de una continuidad de interacciones entre el potencial genético humano, por un lado, y el medio ambiente por el otro. Pero con fines didácticos definiremos5 como: ...crecimiento: al proceso de aumento de la masa corporal de un ser vivo, por el mecanismo de la hiperplasia y la hipertrofia. Al ser un proceso cuantitativo, es posible su medición. ...maduración: al proceso por el que se producen adquisiciones progresivas de nuevas funciones y características físicas. Sus indicadores son la maduración dentaria, sexual, psicomotriz y ósea. ...desarrollo: al proceso dinámico en el que se integran condiciones biológicas del individuo con las experiencias que el medio le proporciona. Cada etapa del desarrollo se apoya en las anteriores y determina las siguientes y sus indicadores son: la maduración psicomotriz, la capacidad de adaptación a distitnas situaciones, el juego, el lenguaje, la lectoescritura y su desenvolvimiento en el medio familiar y social. Las Escalas de los “baby tests” de Gesell y Amatruda (1964) Bayley (1969) Rodriguez Arancibia (2001) Casati y Lezine (1968) entre otras, permiten apreciar globalmente el nivel de desarrollo psicomotor de los niños y su evolución en los cuatro dominios del desarrollo: - coordinación óculo motriz - lenguaje - area motora - sociabilidad Citamos dos ejemplos de escalas de evaluación: 5 Voyer – Rubinsky – Cambiano – Pediatría Cap. “Crecimiento y Desarrollo”. Ed. La Rosa 2003. a) La Escala de Evaluación del Desarrollo Psicomotor. Rodriguez Arancibia (2001) La E.E.D.P. mide el rendimiento del niño frente a ciertas situaciones que para ser resueltas requieren determinado grado de desarrollo psicomotor. Se han distinguido dentro del proceso del desarrollo psicomotor cuatro áreas de funcionamiento relativamente específicas e independientes: MOTORA (M), LENGUAJE (L), SOCIAL (S) Y COORDINACIÓN (C). La escala mide el grado de desarrollo psicomotor en las áreas anteriormente señaladas sobre la base de las técnicas de observación (se observan las conductas del niño frente a situaciones especificas directamente provocadas por el examinador) y preguntas (se interroga a la madre sobre conductas de éste). b)Escala Casati y Lezine (1968). El test estudia los estadios de la inteligencia sensoriomotriz de 6 a 24 meses y consta de 45 pruebas aplicadas a diferentes situaciones. Fue la primera tentativa en Francia y las pruebas se construyeron basadas en las observaciones experimentales y controlables de Piaget. Para este autor la inteligencia es esencialmente operativa. Su función es actuar sobre los materiales que ella recibe, movilizarlos y transformarlos. En Argentina se ha llevado a cabo la adaptación de esta Escala y de allí surgió la EAIS – Escala Argentina de Inteligencia Sensoriomotriz. (Oiberman – Mansilla – Orellana 2003) En el fundamento de esta Escala se consideran, entonces, las etapas y los mecanismos de este proceso genético, y específicamente los concernientes a la coordinación progresiva de los esquemas o estructuras de acción sensoriomotriz. Esta escala prioriza los aspectos más importantes de las adaptaciones sensorio-motrices: - La relación entre los elementos sobre las cuales se da la acción (distinción entre medios y fines). -La coordinación de esquemas (búsqueda del resultado a obtener). - La toma de conciencia de la dirección del acto o del deseo (la intencionalidad). Por otra parte, la evolución de la inteligencia sensoriomotriz tiene lugar a través de una sucesión de estadios, considerados como escalones sucesivos de equilibrio en el progreso hacia el ajuste motor. La Escala toma en cuenta, entonces, esta sucesión de estadios, verificando la existencia de los mismos y considerando que un estadio cubre un período durante el cual, cierta conducta, en un dominio determinado, forma un sistema en equilibrio. Evaluando la interacción madre-bebé La interacción que se produce entre la madre y su bebé es directamente observable y posible de evaluar. Podemos citar algunos autores cuyas investigaciones han dado origen a diversas escalas que apuntan al análisis del vínculo temprano: David y Apell (1962) Lezine, Robin y Cortial (1975) Bur, Gozlan, Lamour,Letronmier y Rosenfeld (1989) Greenspan y Liberman (1980) Massie y Rosental (1986), entre otros. En nuestro país podemos citar los trabajos de Zigaler (1983) y Oiberman (2001). A modo de ejemplo citamos La Escala de Observación de vínculo madre –hijo (Oiberman, 2001) A partir de las observaciones realizadas a madres y bebés que concurrían a controles pediátricos mensuales en el Hospital Materno Infantil “Ramón Sardá” se llevó a cabo la construcción de la técnica de observación de vínculo. El objetivo fue incorporar métodos estandarizados para la observación del binomio madre-bebé, y así facilitar el estudio de las conductas en la atención del niño pequeño. Se construyeron dos perfiles de observación, uno de 0 a 6 meses de vida del bebé y otro de 7 a 15 meses y ambos perfiles se basan en la observación de las siguientes funciones: visual, corporal, verbal y de sostén. En ambos perfiles se evaluaron los comportamientos de la pareja madre-bebé correspondiente a cada función, escalado de acuerdo a tres valores: 0, 1, y 2, donde 0 es ausencia de relación, la conducta es realizada por un solo miembro de la díada y 2 cuando la conducta es realizada por ambos miembros. En cada parámetro se anotan las distintas conductas que varían desde la función de mirar, tocar, hablar, hasta registrar si existen conductas mutuas de caricias, miradas y “conversaciones”. Además, se indica la conducta del bebé hacia la madre y de la madre hacia él, y quién de los dos toma la iniciativa. Estos perfiles de observación vincular permiten una evaluación cualicuantitativa de algunos aspectos de la relación madre – hijo durante el primer año de vida. Un concepto fundamental que merece especial atención para evaluar cualitativamente la díada es el de Apego. Aunque las conductas de apego pueden ser evaluadas a través de las escalas, ya que es un constructo que forma parte de su marco teórico, es posible registrarlas simplemente observando los intercambios que se producen entre la madre y el bebé durante el proceso de evaluación. Brevemente podemos mencionar que la historia de la teoría del apego comienza con John Bowlby (1969, 1973, 1980, 1988). La investigación del apego se inicia con Mary Ainsworth (Ainsworth y otros, 1978) quien describió tres tipos principales de apego infantil: el seguro, el inseguro-evitativo y el inseguro-resistente. Estos tres modos de responder a la separación y reunión fueron vistos por Ainsworth como tipos de apego organizados y motivados, que emergían como una función de la historia de la relación madre-niño. Cuando las madres se mostraban sensibles a las necesidades de consuelo y seguridad del niño, capaces de proveer al niño de lo que Ainsworth refiere como una "base segura", estas necesidades eran expresadas abierta y fácilmente. Cuando las madres ignoraban, rechazaban o distorsionaban las necesidades de sus niños, éstos desarrollaban menos recursos funcionales y adaptativos para comunicar sus necesidades a sus padres cuando estaban angustiados y buscaban consuelo. En las décadas posteriores a la publicación de la original investigación de Ainsworth, los investigadores han basado el apego seguro en la infancia en puntajes para proveer una especie de "factor de protección" en el desarrollo posterior, el cual ha sido vinculado a un amplio rango de habilidades sociales y desarrollo emocional. Desde una perspectiva clínica, los niños seguros han establecido relaciones emocionales resistentes y flexibles con sus objetos de amor primarios. Tal como bien ha sido descrito por los psicoanalistas, especialmente Benedek (1959), Bibring (Bibring y otros, 1961), Stern (1995) y Winnicott (1965), las madres (y los padres) empiezan a desarrollar representaciones de sus niños ya durante el comienzo del embarazo. Estas representaciones se vuelven crecientemente complejas y estructuradas en el transcurso del desarrollo y reflejan una amalgama de percepciones y fantasías parentales acerca de quién es el niño, cómo funciona y cómo se siente. Naturalmente, estas representaciones incluyen aspectos conscientes, preconscientes e inconscientes y están poderosamente afectadas por las relaciones tempranas de objeto de los padres y por sus experiencias de apego. Estas representaciones del niño y las representaciones complementarias del sí mismo como padres son un aspecto crítico y fundamental de la relación madre/padre-niño y, en efecto, funcionan como una manera de regular sus respuestas hacia el niño (Lieberman, 1997; Slade y otros, 1996; Solomon y George, 1996). ¿Puede esta mamá describir sus experiencias de apego temprano? ¿Puede expresar los sentimientos que a ellas se asocian? ¿Es una mamá que se defiende del recuerdo de sus experiencias infantiles tempranas? ¿Se encuentra angustiada o inundada de dolor en torno a su apego con el bebé? ¿Es el bebé capaz de separarse de su mamá y explorar las cosas de su alrededor? ¿quién es este bebé para esta mamá? ¿Interpreta los mensajes de su hijo desde su rol de bebé? ¿Es este bebé un personaje concreto en la historia de la madre? 3. La implicación del evaluador. Acerca de la observación del evaluador “Captar lo real tal como es y comunicar a los demás lo que ha sido observado son dos dificultades considerables”. (Michiels-Philippe “L´observation”) En el marco de la evaluación del vínculo madre- bebé y del desarrollo psicomotor del niño, la observación se moldea en relación a un objetivo específico y a un encuadre determinado. Pero el observador no está solo, es importante destacar que trabajamos con la idea del observador más el observado: están en interacción y algo sucede entre ellos. Observar es, en parte, actuar, en parte participar. Sobre el observador pesan ciertas exigencias. Es participante pero al mismo tiempo tiende a establecer un distanciamiento necesario6. Su grado de participación modifica al observado, pero no debe alterarlo. Dice Lebovici7 “la relación observador-observado es siempre emocional”. El observador busca describir la evolución de un ser entero y, sin embargo, debe necesariamente recortar, desde un punto de vista temporal, la realidad observada para “apropiársela”. El peligro sería que construyera un lactante situado a priori, interpretado a priori, un a priori del lactante. La observación implica simplemente adoptar una actitud particular de “ajustarse a”, es decir, ser fiel en su descripción y considerar con atención, es decir con precisión, aquello que tiene un valor científico. 6 Sobre el concepto de “disociación instrumental” ver Veccia, T.(2002), Diagnóstico de la Personalidad. Desarrollos Actuales y Estrategias Combinadas. Cap. 1: “Teoría y Práctica de la Entrevista. Su aplicación a procesos diagnósticos. Validez y confiabilidad del instrumento”.1ª Edición. Editorial Lugar , Buenos Aires. 7 Lebovici, Ajuriaguerra, Diatkine “A propos de l´observation chez le jeune enfant”, en Psychiat. Enf., 1958. No tiene importancia decir que el observador debe saber que él mismo forma parte de la realidad que observa. Debe analizar sus conductas y sus actitudes a la luz de las reacciones que ellas suscitan y debe adquirir conciencia de la realidad imaginaria y simbólica en la que ha sido situado por sus interlocutores. Es importante retomar el trabajo de René Spitz, quien en 1935 emprendió numerosas observaciones sistemáticas de niños muy pequeños. En el XXVI Congreso de Psicoanalistas de Lenguas Romances en 19668 se suscitó el siguiente diálogo: A una pregunta de Diatkine: “Me gustaría que nos diera alguna información a propósito de la forma en que usted interpreta este recabamiento de datos, pues su prpopia posición de observador, por el hecho de ser psicoanalista, modifica considerablemente las cosas”, Spitz respondió: “en principio hay que quedarnos en lo cronológico: la sonrisa antes de la angustia del octavo mes. Hacemos variar lo quepuede variar. Ciertos hechos nos sorprenden y exigen una explicación. Interrogamos a mucha gente competente, damos nuestra opinión y oímos las de distintas personas. Tratamos de identificarnos. La empatía aumenta con el análisis personal. La minucia de la observación, la libertad interior, el control del equipo sirven de garantía.” Las hipótesis que surgen de la observación del evaluador deben tomar en cuenta la implicación inevitable del mismo en el medio observado. La interacción del evaluador con el medio no sólo es inevitable sino que sin ella no hay observación; especialmente cuando aquello observado es un bebé y su madre. Sobre el rol del evaluador La presencia de la madre y el bebé despierta en el evaluador sentimientos, percepciones y reacciones que deben ser registrados en cada evaluación. El evaluador capta los mensajes gestuales del bebé y sus movimientos, y los mensajes tanto verbales como paraverbales de la madre. Luego modifica la estructura de este campo a partir de sus preguntas, para finalmente arribar a las conclusiones del caso. Al igual que en un proceso psicodiagnóstico corriente, aquí el encuadre de la evaluación cobra un importante papel. Siguiendo las formulaciones de Winnicott el encuadre en este marco incluye a mi entender tres caracterísiticas imprescindibles: debe ser estable, confiable y predecible. Porque la evaluación psicológica perinatal agrega ciertas variables al rol habitual del evaluador, ya que su presencia recrea metafóricamente el “holding materno”, es decir, los sucesos más tempranos9 en la historia de un ser humano. Durante el proceso de evaluación se abrirá un interjuego relacional donde a partir de la singularidad del evaluador, van a aparecer a través de la díada madre – bebé los reclamos basados en las necesidades que pugnan por emerger, intentando obtener del psicólogo la respuesta buscada y especialmente su aprobación. 8 Spitz, René “Implications metapsychologiques de mes recherches sur les dondées du developpement infantile” en Rev. Fr. De Psychanalyse, 1966. 9 Es necesario detenernos en la dialéctica temprano / profundo. Tomo aquí el punto de vista de Winnicott (1957) para quien el concepto temprano se refiere a aquellos contenidos que posibilitan el inicio de la historia de un sujeto en términos de sostén y presencia. El rol del evaluador se vuelve, para la madre, especialmente significativo, debiendo contener las emociones que provoca “ser evaluada” “ser observada” “ser juzgada” en un momento psicoafectivo complejo tanto para la madre como para el bebé. Es importante que el evaluador sepa esperar hasta la entrevista de devolución para restablecer gradualmente de manera útil y tranquilizadora sus ideas sobre el proceso de evaluación realizado en relación a las emociones que allí se suscitaron. En este sentido, verbalizamos especialmente los sucesos acontecidos en el presente inmediato de la consulta para luego integrarlos en la medida de lo posible con aspectos más profundos. A modo de conclusión... En este texto se ha querido destacar la importancia de la evaluación perinatal como proceso. Un proceso complejo que involucra además de las herramientas de evaluación y las diversas estrategias diagnósticas, nuestra infancia. Evaluamos a un bebé desde nuestro bebé interno, desde aquel que fuimos construyendo a lo largo de nuestra vida. Y evaluamos a un bebé desde un marco teórico específico, a través de la reconstrucción que cada uno ha hecho del mismo. Trabajando con bebés, nos encontramos evaluando especialmente cómo se implican el afecto y la emoción en los procesos cognitivos y cómo se presenta delante de nuestra mirada ese mundo vincular naciente. Bibliografía Ajuriaguerra: Manual de Psiquiatría infantil. Distintas aproximaciones teóricas sobre la estructuración mental precoz. Pág. 42-54. Bowlby: La separacion afectiva. Tercera parte. Diferencias individuales en la propensión a experimentar temor: el apego ansioso. Pag. 215-220 y 225-245. Paidos. Bowlby: Una base segura. Conferencia 7: El papel del apego en el desarrollo de la personalidad. Pág. 140-154. Paidós, 1989 Fiszelew, R; Oiberman , A. Fuimos y Seremos. Edit. UNLP- La Plata 1995. Oiberman A.; Mansilla M.; Orellana L. Nacer y Pensar . Construcción de la Escala de Inteligencia Sensorio-Motriz ( EAIS) de 6 meses a 2 años. Vol.1.Ediciones CIIPME-CONICET ,Buenos Aires, 2002 Oiberman, A : Tecnicas de observación de la relación madre-hijo: un estudio preliminar . Bs. As, Junio 1999. Revista Interdisciplinaria vol.16 No.1, pag.1 al 18. Oiberman, A. Observando a los bebés. Lugar Editorial. Buenos Aires, 2001 Spitz,R: El 1° año de vida del niño. F.C.E. México,1977 Stern: El mundo interpersonal del infante. Paidós. Bs As 1991 Veccia, T. “Enfoque Conceptual Psicodinámico del Diagnóstico Psicológico”.Ficha del Depto de Publicaciones- Fac. de Psicología-UBA. 2004 Veccia, T.: Diagnóstico de la Personalidad. Desarrollos Actuales y Estrategias Combinadas. 2ªedición. Editorial Lugar , Buenos Aires, Cap. 1 “Teoría y Práctica de la Entrevista. Su aplicación a procesos diagnósticos. Validez y confiabilidad del instrumento” y cap. III “ Encuadre, objetivos y fases del proceso diagnóstico”. 2002 Winnicott, DW: Escritos de Pediatría y Psicoanálisis. Capitulo 2 Desarrollo emocional primitivo (1945) pag. 203-218 Capitulo 8 Objetos y fenomenos transicionales (1951) pag. 313-319 Capítulo 14 Preocupación maternal primaria (1956) pág. 405-412 Winnicott, DW: Exploraciones Psicoanalíticas I. Capítulo 19 Importancia del encuadre en el modo de tratar la regresión en psicoanálisis pág. 122-129 Capítulo 36 La experiencia de mutualidad entre la madre y el bebé pág. 299-310 A modo de introducción 1.a. El nacimiento de la familia trigeneracional – Los abuelos. 1.b. La madre 1.c. El padre 1.d. Los hermanos y las hermanas Evaluando la interacción madre-bebé Acerca de la observación del evaluador Sobre el rol del evaluador Bibliografía Winnicott, DW: Exploraciones Psicoanalíticas I. Capítulo 19 Importancia del encuadre en el modo de tratar la regresión en psicoanálisis pág. 122-129
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