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El Asia está prácticamente malograda para el imperialismo. El
peso de China y Rusia, por razones geopolíticas, económicas y
culturales, dentro de la política mundial, es de tal orden que los
movimientos asiáticos de liberación están destinados a triunfar
en términos más o menos próximos. La India, en permanente
convulsión, no escapará al torbellino, y entrará en breve, en una
etapa de su existencia histórica similar a la de China, converti-
da hoy en gran potencia mundial. Una muestra de este tránsito
del colonialismo a la independencia y la socialización, cargado
sin duda de múltiples e intrincados problemas, puede encontrar-
se en Indonesia. Geográficamente, Indonesia y sus islas perte-
necen a China. Y el contacto e intercambios económicos y cul-
turales con esta nación asiática, serán cada vez más estrechos.
Europa y EE.UU. deberán abandonar el Asia. La tesis, en su
momento lanzada por Japón, con otros fines, es un destino his-
tórico indetenible: ASIA PARA LOS ASIATICOS.
La penetración europea, en este conjunto de países que es Indo-
nesia, se inició en 1511 con las conquistas portuguesas. A Portugal
siguió España. Desde entonces, un tráfico comercial intensísimo,
sobre todo de especias, atrajo las ambiciones de Inglaterra y Fran-
cia. También los holandeses, algo después, participaron en la rapi-
ña. Por último, Holanda, extendió su he-gemonía y preponderancia
comercial indiscutible sobre sus com-petidores europeos. La colo-
nización holandesa es de las más hórridas.
"La Historia de la administración colonial holandesa -y téngase
en cuenta que Holanda era la nación capitalista modelo del siglo
XVIII- hace desfilar ante nosotros un cuadro insuperable de trai-
ciones, cohechos, asesinatos e infamia." (MARX).
Los ingleses los imitan. En 1602 se funda la Compañía de las
Indias Orientales. En 1619, Holanda e Inglaterra acuerdan la
explotación común de las islas. Luego de salvajes guerras de
exterminio, particularmente de parte de los holandeses, quedó
implantada la esclavitud como institución civilizadora. Estas is-
las, muy pobladas, son en realidad productos de sucesivas
estratificaciones y mestizajes étnicos y culturales, pero han con-
servado la cultura de origen oriental, aunque la mezcla racial
con los portugueses ha dejado huellas palpables en algunos as-
pectos culturales indonesios. No debe olvidarse, que Camoens,
considerado por los mismos españoles como el más grande
poeta de las lenguas ibéricas, le dedicó un himno a la pimienta.
El colonialismo no se inmutó ante nada. Su definición se en-
cuentra en el pensamiento del gobernador Daendels, en 1808:
"La protección de los trabajadores no hacía sino alentar su
pereza natural'. Es el argumento preferido de los colonizadores
mediante el aderezo iconográfico de la inferioridad étnica, cul-
tural y moral de los nativos sojuzgados por medios militares y
navales superiores. En 1809 -en la época de las invasiones
inglesas al Río de la Plata- y en 1811, Gran Bretaña ocupó por
la fuerza Bativia. Los procedimientos fueron gemelos. Desde
entonces, las regiones de Indonesia se transformaron en ce-
menterios humanos. Un colonizador holandés de Java describió
la situación en pocas palabras: "Uno nace, se casa y muere en
las plantaciones de índigo". Jean Bruhat, conocedor de la colo-
nización holandesa, recuerda que las muertes eran tan impresio-
nantes "que a veces se ordenaba a los trabajadores que llevasen
sus propias mortajas". Indonesia, considerada entre los ex com-
plejos coloniales territoriales, como uno de los más unificados del
Asia, tiene 333 lenguas y dialectos diferentes. El mismo Bruhat
ha relatado la colonización de Indonesia y los obstáculos im-
puestos desde afuera a fin de impedir su industrialización. Obstá-
culos similares en todos los países sometidos aunque los deta-
lles varíen: "Los manufactureros metropolitanos y los banqueros,
están de acuerdo, en un punto: que no haya industrialización.
Sólo durante la II Guerra Mundial, Indonesia, al no mantener casi
relaciones comerciales con Holanda, asiste a cierto desarrollo
industrial. Pero al término del período del cual nos ocupamos,
los resultados no son satisfactorios. Ni siquiera pueden resolver
el excedente de mano de obra ni satisfacer un mercado interno
aunque muy reducido por el débil poder adquisitivo de la pobla-
ción. Se trata de industrias de transformación de productos agrí-
colas: molinos de arroz, fábricas de caucho, té, fábricas combi-
nadas de té y caucho, establecimientos de torrefacción de café,
ingenios azucareros, etc. Paralelamente se ha establecido una UNTREF VIRTUAL | 1
Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
El Asia: Indonesia
industria ligera de bienes de consumo, algodón, papel, cigarrillos,
cigarros, jabón, cerveza, margarina, calzado, esmaltes, neumáti-
cos, bicicletas, maquinarias agrícolas, etc." De cualquier manera,
lo que Europa barrió, quedó latente como cultura anterior y fue el
coagulante que posibilitó la independencia de Indonesia, cuyos
progresos han sido indudables a pesar de los graves problemas
políticos y económicos que debe afrontar todo país que se inde-
pendiza. Al ser conquistada, Indonesia, había alcanzado un alto
grado de cultura y sobre el subsuelo malayo e hindú más anti-
guo, es visible en esta notable civilización oriental, la influencia
china, a la que deben agregarse importantes aportes árabes,
pérsicos, y en escasísima medida europeos. Es la arcaica cultu-
ra colectiva, en la cual había germinado y hoy renace un arte
deslumbrante, de refinada y original técnica, que no sólo com-
pagina la existencia de una cultura propia, perceptible sobre
todo en la arquitectura indomalaya, sino lo que es más destaca-
ble, una tradición espiritual sepultada durante siglos, pero viva
en las masas, que al fin, en circunstancias propicias, sirvió de
estímulo y cohesión para la acción emancipadora. En tal orden,
las culturas verdaderas son invencibles y, tarde o temprano, si
no son exterminadas por el primer impacto, desalojan al invasor
extranjero.
Iberoamérica: Su Próxima Liberación Nacional
"En el fondo de toda alma argentina, hay un estanciero y sigo vi-
rilmente con profunda fe, la tendencia nativa. La estancia resul-
ta una fuente espiritual, un manantial de holgura y un centro de
afectos sanos y fuertes."
RAMON F. CARCANO
Estas palabras de un oligarca provinciano y político conserva-
dor, condensan uno de los embaucamientos que la clase terra-
teniente trasmite a las demás con el cebo del ascenso social
dentro del modelo económico y sociológico del colonialismo. No
afectan al hecho -ya se ha dicho más arriba-ciertas diferencias
de grado en el desarrollo de la Argentina con relación a otros
países de la América latina. Cabe, en cambio, puntualizar, cómo
estas supercherías sistematizadas, abonan valoraciones frau-
dulentas en los países dependientes. Hemos dicho que esta
parte del continente, es el último y más copioso reducto que le
resta al imperialismo norteamericano. Pero América latina ha
entrado en el estadio de las revoluciones anticolonialistas de
masas.
En 1962, la Organización de las Naciones Unidas para la Amé-
rica latina, preparó un informe cuyas conclusiones fueron las
siguientes: Sobre una población de 230 millones de habitantes,
sólo se cultiva, en un dilatado y feraz territorio, el 5 % del área
utilizable. Posee mil millones de hectáreas en bosques e impor-
ta maderas por valor de 300 millones de dólares anuales. La
mortalidad infantil, por las bajas calorías consumidas, alcanza
las cifras, por cada mil niños nacidos de: 
Argentina: 43 
Chile: 86 
Venezuela: 150 
Perú: 200 
Bolivia: 210. 
He aquí el ideal de la estancia. Sobre la población total estima-
da, 70 millones padecen hambre. Sobre éste hambre, EE. UU.
mantiene sus ficciones "democráticas", o sea, su nivel de vida.
En 1962, un influyente diario norteamericano, portavoz de los
grandes monopolios, lo especificó sin disimulos:
"Si no tuviéramos América latina de nuestra parte, nuestra situa-
ción sería desesperada. Si nos fueren negados sus productosy
mercados, los EE.UU. nos veríamos reducidos a ser una nación
"de segundo orden y causaría una devastadora reducción de
nuestro standard de vida. Las materias primas en América lati-
na son esenciales para nuestra existencia como potencia mun-
dial". (THE NEW YORK TIMES).
En 1954, John Foster Dulles, Secretario de Estado de los EE.-
UU. había escrito en "Nation's Business", órgano de la Cámara
de Comercio Americana:
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Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
"El comercio de seguridad mutua será mantenido, pues éste
constituye al mismo tiempo que una excelente política de segu-
ridad, una empresa provechosa.
En menos de un quinquenio, la apreciación del rotativo yanqui
ha quedado corta. La política norteamericana ha desembocado
en un período de aguda crisis internacional que se refleja en sus
relaciones económicas, diplomáticas y mili-tares con los vecinos
latinoamericanos. Estos problemas, están hoy para su solución
en manos del Pentágono. De la inteligencia militar yanqui. En
Siam, Vietnam, Laos, Camboya, Filipinas, Indonesia, etc., se ha
iniciado el derrumbe. Las luchas de estos pueblos por la recupe-
ración nativa, por su parte, ha entrado en ruta. El mundo se ha
contraído. La política de los EE.UU. cada vez más agresiva,
más desesperada y ciega, lo demuestra. Situación doblemente
crítica, pues la mitografía del edén norteamericano, de la civi-
lización anglosajona titánica, pierde día a día adeptos dentro y
fuera de los EE. UU.
Los norteamericanos viven, a raíz de esta confluencia de fac-
tores económicos, militares, nucleares, en estado de tensión
neurótica. Hay ansiedad y miedo. Síntomas precursores de una
civilización que se apaga. La pérdida de las colonias repercute
dentro de la propia economía norteamericana y millones de se-
res en los EE. UU., sienten esta amenaza agobiante:
"El desnivel en la distribución de los ingresos se refleja en la de-
sigualdad del consumo, desigualdad tan sensible, que las teorías
sociales contemporáneas sobre la democratización o la masifi-
cación de los símbolos del "status" económico tienen una signifi-
cación bien escasa para la Norteamérica de este decenio. De un
lado, cerca de la mitad de la población tiene la posibilidad finan-
ciera, hacer frente sólo a sus necesidades físicas inmediatas, y
el núcleo más considerable de este grupo, cerca de un tercio de
la nación, no está en condiciones de poder cubrir siquiera las ne-
cesidades fundamentales. De otro lado, un pequeño sector, un
décimo de la población como máximo, vive dé esa manera prós-
pera y con frecuencia suntuosa que la mayor parte de los co-
mentaristas atribuyen a la mayor parte de los norteamericanos.
Y dentro de este pequeño sector existe una élite económica (...)
Esta élite la integran los grandes accionistas y los dirigentes de
la sociedad, que tienen de común la misma "vida social y la
misma gama de valores". (C. KOLKO).
En 1956, otro experto, A. Gorz, había descrito la situación así:
"En 1956 se contaba en los EE.UU. para una población de 170
millones de habitantes poco más de 3 millones de unidades de
consumo (o sea de 7 a 10 millones de individuos) que disponían
de un ingreso inferior al nivel de subsistencia. El número de indi-
viduos que vivían miserablemente (es decir, con menos de 2.000
dólares anuales, se calculó en 20 millones, es decir, alrededor
del 12% del total: la mayoría de ellos reside en el campo pobre
del sur, del sureste y el noreste. Según el criterio del Bureau Of
Labor Statistics, el 51,3% de la población (contra el 48% en
1935-36), tenía en 1950 un nivel de vida inadecuado en compa-
ración con las condiciones que prevalecían antes de la guerra
en las grandes ciudades. En otros términos, más de la mitad de
los individuos son pobres, están condenados a un nivel de vida
inferior al del promedio de los ciudadanos, y probablemente se
sientan frustrados en las necesidades que han creado la publi-
cidad y el ejemplo del nivel de vida de los demás individuos. La
pobreza, sin embargo, no es idéntica a la miseria: este es el des-
tino del 11,2% de los ciudadanos cuyas necesidades elementa-
les permanecen insatisfechas y cuyas reivindicaciones son autó-
nomas."
Es exacto. La pobreza no es la miseria. Y sería exagerado decir
que EE.UU. esté al borde de un colapso interno. Hay indicios sin
embargo. Entre otros, la creciente tormenta negra de la pobla-
ción norteamericana de color. EE.UU. tiene aún inmensos recur-
sos económicos, tecnológicos y militares, para contrarrestar
transitoriamente la crisis nacional que se avecina. De estos re-
cursos, el más valioso es la América latina. En este apartado del
globo, las inversiones norteamericanas ascienden -las mayores
del mundo- a 9.000 millones de dólares. Paul Johnson ha eva-
luado la situación:
"En los últimos diez años, la caída de los precios mundiales (de
la que han obtenido enormes beneficios los EE.UU. y los demás UNTREF VIRTUAL | 3
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países industriales desarrollados) ha significado una reducción
neta del ingreso de la América latina de más de mil millones al
año: tres veces más, en total, que la suma total de la ayuda y
los préstamos que esta región ha recibido durante el mismo pe-
ríodo. Esta es la brutal aritmética que explica porqué cientos de
millones de latinoamericanos pobres se están empobreciendo
cada vez más."1
Esta "brutal aritmética" explica muchas cosas más. Veamos
algunas. La separación de Cuba del sistema interamericano ha
acrecido el descrédito y disecado el contenido de la O.E.A. ma-
nejada a discreción por los EE. UU. En 1964, en la IX Reunión
de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, reunida en
Washington, Dean Rusk pudo aducir: "La tercera clase de medi-
das consistiría en instar a nuestros gobiernos y a los de otros
países del mundo libre, para que tomen las providencias ade-
cuadas, respecto al comercio de Cuba. Esto es pertinente,
puesto que la amenaza comunista del hemisferio es también
una amenaza a otras partes del mundo libre". En Punta del Es-
te, en 1962, volvió a reiterarse, bajo la presión de los EE.UU., el
peligro cubano sobre la base de la ayuda económica prestada
por Rusia a la isla del Caribe. Aparte de las bases norteameri-
canas, aún existentes en Cuba, en el caso más reciente de la
invasión a Santo Domingo se ha violado expresamente la Carta
de la O. E. A., en particular, los artículos 102 y el 52 de la Carta
de las Naciones Unidas. La presión económica sobre Cuba y el
desembarco norteamericano en Santo Domingo -como comen-
ta Enrique Corominas- han pisoteado el Art. 69 del Tratado Inter-
americano de Asistencia Recíproca. Pero estos entuertos no
cuentan. El secretario de defensa, Robert Mac Namara, ha de-
fendido la política de la Unión en la América latina de la sigu-
iente forma:
"Los comunistas se parapetan detrás de los movimientos que
luchan con la insatisfacción social y el progreso. Esta es la ra-
zón por la cual, el aporte militar de la América latina continúa
siendo orientado hacia la seguridad interna y la acción cívica.
Los gobiernos deben ser capaces de mantener a raya a la vio-
lencia si quieren obtener cambios pacíficos a través de los pro-
cesos democráticos. La ayuda brindada por nosotros a las fuer-
zas latinoamericanas ha servido para contrarrestar serios ata-
ques insurgentes, en Bolivia, Venezuela, Perú, Colombia, Gua-
temala y Uruguay. En particular Perú, ha hecho grandes progre-
sos en la lucha contra las concentraciones de guerrilleros. El
gobierno de ese país afirma que los insurrectos que operaban
en los Andes centrales, han sido derrotados". (EL MUNDO: 24-
2-66).1
Palabras cínicas y prepotentes. En primer lugar, Cuba tiene de-
recho a una política internacional propia, sobre todo, cuando
EE. UU., no sólo a través de los sucesos de Playa Girón, sino
mediante el bloqueo económico, intentó derrocar a una revolu-
ción nacional triunfante. Y además, porque si bien los EE. UU.
no pueden ver con buenos ojos un régimen socialista como veci-
no, aliado al bloque comunista,tampoco Rusia y China miran
angelicalmente las bases norteamericanas nucleares de Okina-
wa, en Japón, que para la seguridad interna -usando las pala-
bras de Mac Namara- de China y Rusia, significan un evento
peor que Cuba para los EE.UU. "El alcance de estos proyectiles
-manifiesta James Diamond- abarca toda la línea costera de Chi-
na, y además, toda la costa de Vietnam del Norte y Corea del Nor-
te. También caen dentro del perímetro la mayoría de las grandes
ciudades y objetivos militares de esos países. Incluso, podría pre-
guntarse en que medida cae dentro de ese radio de alcance, la
Unión Soviética".
También las deudas históricas -como los intereses usurarios- se
pagan. La política de los EE.UU. es una prolongación en el tiem-
po de una estrategia que viene de atrás. Pero el rumbo históri-
co ha cambiado. En 1848, EE.UU. procuró comprar la isla de
Cuba. Ante el fracaso, proclamó la legitimidad de la fuerza como
derecho en varios ensayos que se sucedieron hasta que en
1861, al liberarse Cuba de España, la isla asiste a la penetración
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1 En 1968 las inversiones norteamericanas llegaron a 11.000 millones.
1 La actual política del Gral. Velazco Alvarado que cuenta con apoyo popu-
lar, contra las empresas petroleras yanquis, reanuda la lucha del pueblo her-
mano del Perú contra EE.UU.
yanqui y al control de sus riquezas. La Enmienda Platt redujo a
Cuba a un protectorado, que es una de las formas más viles del
coloniaje. Desembarcos militares yanquis, desde 1899, se repi-
tieron en 1906, 1912, 1917 y 1920. Las inversiones norteamer-
icanas, en creciente aumento, se apropiaron de la economía,
servicios públicos, producción azucarera, y por tanto, de la so-
beranía de Cuba. Los gobiernos cubanos, como el de Batista,
fueron armados por los EE. UU. En 1895, Richard Onley, secre-
tario de Estado, declamaba eufórico: "Hoy en día los EE.UU.
son prácticamente soberanos en este continente y su mandato
es ley para los súbditos a los que impone su autoridad. ¿Por
qué? No por la pura amistad ni la buena voluntad hacia este
país. No sólo por su elevado carácter de Estado Civilizado, ni
por que la prudencia, la justicia y la equidad sean los rasgos
inevitables de todos los tratos de los EE.UU., sino porque ade-
más de toda otra razón, sus infinitos recursos, unidos a su posi-
ción aislada, los hacen dueños de la situación y, prácticamente,
invulnerables contra cualquiera o contra todas las demás poten-
cias". Palabras más corteses aún fueron las de Th. Roosevelt
en 1903: "Creo en la Doctrina Monroe con toda mi alma. Hay un
refrán que dice: "A Dios rogando y con el mazo dando". Si la
nación norteamericana ruega a Dios, y al mismo tiempo cons-
truye y mantiene una marina eficiente con el máximo de adies-
tramiento, la Doctrina Monroe irá lejos". La Doctrina Monroe fue
lejos. Demasiado lejos. Y esas son las deudas de la historia que
tarde o temprano se pagan. Es el hambre convertida en violen-
cia política el que, las cobra. Josué de Castro lo ha anunciado
reiteradamente: "Latinoamérica es parte del subdesarrollo
mundial, de esos dos tercios de "países proletarios" que no co-
men para alimentar a ese tercio que come pero no duerme de
miedo a la rebelión de los esclavos. La distancia de ambos mun-
dos es mayor que la que escinde a los bloques socialistas y ca-
pitalistas". De Castro ha probado, que no es la falta de recursos,
ni la densidad demográfica -la "explosión demográfica" como un
puñado de canallas y millones de imbéciles la llaman- las cau-
sas de la miseria de Iberoamérica y de los otros continentes. La
densidad de la población de la América latina es de 6 habitantes
por Km2 en tanto en Europa es de 54. También ha evidenciado
que los 14.000 millones de dólares que insume la carrera atómi-
ca la pagan con la sangre de los trabajadores coloniales los paí-
ses periféricos de las metrópolis. Junto a este hecho está la pro-
piedad de la tierra: "El latifundio nos despuebla y paraliza; 2%
de las propiedades de más de 1.000 hectáreas forman el 62%
de las tierras cultivadas (el 7% en la Argentina, el 51% en el
Brasil; el 47% de menos de 5 hectáreas forman el medio por
ciento de las tierras cultivadas. El resultado es que el Brasil sólo
explota el 2% de las áreas cultivables; Colombia el 5%; Argen-
tina el 11% y que el 65 por ciento de la población muere, no vive,
de una economía agraria que contribuye con mucho menos de
la mitad al producto nacional (...) El desnivel entre los países
desarrollados y la gran periferia subdesarrollada, crece en lugar
de disminuir. El producto mundial bruto aumenta un 5% al año;
pero eso significa 80 dólares "per capita" de aumento para los
países desarrollados y sólo 6 dólares para los subdesarrolla-
dos". Estos datos gritan. En tanto, los latifundistas, a la manera
de Ramón J. Cárcano, entonan la canción de cuna del colonia-
lismo: "La estancia resulta una fuente espiritual, un manantial de
holgura y un centro de afectos sanos y fuertes".
La Estafa Del "Desarrollismo"
Al terminar la II Guerra Mundial, la potencia vencedora que en-
deudó a todas sus aliadas fue EE. UU. El Plan Marshall para la
recuperación de Europa arrasada, funcionó, además, como ce-
rrojo político y militar. Alemania, la potencia vencida, repartida
entre EE.UU. y la U. R. S. S. fue la más favorecida. El llamado
"milagro alemán", no fue otra cosa que una vastísima operación
financiera, combinada en la conjunción de la industria alemana
y los capitales norteamericanos. Es de prever, empero, que la
unificación nacional de Alemania ha de reactualizarse en breve
plazo y esto perturbará el difícil equilibrio europeo creándole un
rompecabezas más a la estrategia mundial de los EE. UU. Más
no interesa aquí, salvo colateralmente, el problema de Europa.
¿Qué beneficios recibieron los países coloniales después do la
última conflagración? Los movimientos nacionales en las colo-
nias son la más drástica respuesta. No sólo no recibieron ayuda,
sino que la explotación ilimitada, promovió la rebelión de conti-
nentes íntegros. UNTREF VIRTUAL | 5
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La Argentina, hasta antes de 1943 un disimulado anexo británi-
co, debió asistir, con posterioridad a 1955, al avance de EE.UU.
el competidor interimperialista, siempre en acecho, de Gran Bre-
taña. Y esta última potencia, debilitada por la contienda, cedió
parte de su poder. A pesar de ello, hubo acuerdos parciales entre
ambas naciones. Al margen de sus deudas de guerra, Inglaterra
paso el trance, aunque sin recuperar su antiguo esplendor, y
hoy, es todavía una metrópoli poderosa que representa el 16 %
de las exportaciones mundiales. Además, viene realizando es-
fuerzos en la América latina destinados a mejorar su comercio
exterior:
CREEN QUE LA VISITA DE FELIPE A AMERICA ACRECERA
EL COMERCIO
"LONDRES (UP). - En los medios oficiales británicos se abriga
la esperanza de que la visita que el príncipe consorte Felipe
acaba de hacer a Sudamérica, llege a inspirar un nuevo interés
comercial en esta región a la que un día dominó Gran Bretaña,
pero que ahora comercia mayormente con Estados Unidos y
Alemania occidental. No será culpa del príncipe Felipe, sin em-
bargo, si la gira que acaba de terminar por diez naciones su-
damericanas -Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia,
Chi-le, Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil- no ocasiona el in-
cremento del comercio con Gran Bretaña. En fuentes diplomáti-
cas se dice que el príncipe consorte regresó convencido de la
necesidad de que Gran Bretaña incremente sus negocios con
América del Sur, no sólo por el interés financiero, sino también
por razones de índole política. Como miembro de la familia real
británica, Felipe no puede inmiscuirse en cuestiones políticas,
pero durante su viaje pudo darse cuenta del problema de inesta-
bilidad de los gobiernos que afecta a la América latina. Estaba
en la Argentina durante la reciente crisis que provocó la destitu-
ción del presidente Frondizi. En el mensaje al pueblo, el jueves19 del actual, el duque de Edimburgo dirá, según se entiende,
que intensificando el comercio y la inversión no sólo se ayu-
darán a sí mismos los hombres de negocios, sino que beneficia-
rán a una región que debe desarrollarse rápidamente para no
caer en la inestabilidad y el desasosiego.
"Londres reconoce que la América del Sur esencialmente se
halla en la zona de influencia de Estados Unidos, pero también
se da cuenta de que Gran Bretaña tiene nexos tradicionales con
la región que datan desde los días de la independencia. Durante
su viaje, el príncipe Felipe encontró en todas partes gran simpa-
tía y amistad por Gran Bretaña. En los círculos diplomáticos bri-
tánicos se dice, que aunque Gran Bretaña no podría dar ayuda
económica de grandes proporciones a la América latina, Lon-
dres podría muy bien aumentar las simpatías que ya tiene en la
región participando en planes de ayuda internacional para paí-
ses subdesarrollados, y en otros de similar naturaleza."
De cualquier modo, la Argentina actual, está dominada por el
duopolio anglo-yanqui. Las carnes para Inglaterra, el petróleo
para ambas, y en casi su totalidad, las industrias existentes y el
potencial energético, en especial hidroeléctrico, para EE. UU. El
hecho crudo, es que América Latina, con la inclusión de la Ar-
gentina, continúa en una economía de penuria y en no escasa
medida, ha pagado la reconstrucción europea.
Los Organismos Internacionales
"La empresa moderna es una empresa con alma".
CARL BURLEY
Esta frase de un profesor de Harvard -la misma Universidad en
la que dicta clases Gino Germani-, asesor del Departamento de
Estado, compendia una de las flamantes mentiras del neocolo-
nialismo. Con ella, EE.UU. ha logrado atontar a millones de indi-
viduos que creen en la ayuda exterior. La teoría de Burley, em-
botella el hecho central: Treinta firmas norteamericanas de tipo
industrial, sobrepasan con sus capitales, los 1.000 millones de
dólares. Y diez mil personas "con alma" -por descontado- dirigen
la economía total de los EE. UU. Es natural, que los planes para
el exterior de estas "empresas con alma", a poco de entrar en
vigencia, hayan delatado su móvil. Las inversiones extranjeras
no son gratuitas. La finalidad, primera, única y última, es la ga-
nancia. Estas ganancias, giradas a las metrópolis de origen, no
se reinvierten o sólo en mínima proporción, en el país atrasado. UNTREF VIRTUAL | 6
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O lo que es lo mismo, millones de nativos trabajan para purificar
"el alma" de los grandes monopolios mundiales.
¿Cómo actúan estos grandes monopolios? ¿En qué consiste el
neocolonialismo? En 1944, al terminar la II Guerra, en medio del
desquiciamiento de la economía internacional, se realizaron las
conferencias de Bretton Woods. Punto final del neocolonialis-
mo. La idea consistía en una nueva planificación internacional
de la economía. De allí data la iniciativa que más tarde se con-
cretaría en la creación del Fondo Monetario Internacional. Un
organismo, éste, manejado por un conjunto de grandes poten-
cias, dispuestas a invertir en su provecho los excedentes res-
pectivos de capital financiero, previo acuerdo entre ellas, me-
diante un fondo bancario prestamista enfilado en gran parte,
hacia los países coloniales. Tal planificación del comercio inter-
nacional reordena además, los sistemas cambiarios, moneta-
rios, la fiscalización de las balanzas de pagos de los países deu-
dores, y al mismo tiempo, como correlato obligado, el acatamien-
to político de sus gobiernos a la voluntad de las grandes naciones
agrupadas bajo la bandera del comercio internacional libre1.
Uno de los prometedores fines del Fondo fue la ayuda a los paí-
ses "subdesarrollados". La propaganda mundial, difundió sus
principios. En rigor, las naciones prestamistas, a través del Fon-
do Monetario Internacional, más que al desarrollo de los países
afiliados débiles, tendían a la regulación de las economías de
éstos y no a su desenvolvimiento racionalizado, frenando en
ellos, toda política industrializadora independiente y paralizando
cualquier iniciativa propia bajo el chantaje de las deudas con-
traídas. El equilibrio de las balanzas de pagos de las potencias
dominantes se logró así, a costa del desequilibrio permanente
de las balanzas de pago de los países enfeudados, y por ende,
en estado crónico de desequilibrio económico. Esta política de-
be explicarse en sus raíces. Como toda guerra, la última, no só-
lo sacrificó millones de vidas, sino que produjo, en el plano de la
economía internacional, tres efectos intercomunicados: 1º) Las
formidables ganancias de los monopolios, sobre todo, vinculados
a las industrias bélicas; 2º) La completa desorganización de las
relaciones monetarias con la final sustitución del patrón oro por
el dólar, moneda dura; 3º) La inflación vertiginosa en los países
vencidos y en los dependientes.
A restablecer el orden monetario en una economía mundial des-
calibrada, tendieron los planes de las naciones vencedoras. Le
correspondería a la metrópoli más beneficiada por la guerra, EE.
UU., la reorganización de la economía internacional bajo pre-
misas dictatoriales. En 1944 -con la participación casi nominal
de 44 delegaciones componentes de la U.N.- se firmaron los
acuerdos del Fondo Monetario Internacional y del Banco de
Reconstrucción y Fomento. El patrón oro, a raíz de las decisio-
nes tomadas, dejó de ser una relación regladora del valor de las
distintas monedas, para quedar, como se ha dicho, suplantado
por el dólar. El hecho -tecnicismos aparte- era el reflejo político
cabal de la absoluta supremacía económica, industrial y finan-
ciera, dentro del "mundo libre", desplegada por EE.UU. sobre
todas las naciones. Y así, el país del norte, se cobraba los arma-
mentos y abastecimientos enviados en tiempos de guerra. Bajo
la conducción de EE. UU. se reunió un fondo financiero interna-
cional, con cuotas de las naciones participantes, de 8.8,0 mi-
llones de dólares. El mayor aporte a esta "empresa con alma"
correspondió, como era de esperar, a los EE. UU. y el segundo
a Inglaterra (2.75 y 1.3 respectivamente). Por expresas disposi-
ciones del Fondo, el valor de las monedas sólo puede ser mo-
dificado con su aprobación, que es el que en definitiva decide,
por ejemplo, una devaluación monetaria determinada. El Fondo
no es otra cosa que un Banco Internacional que gobierna los
cambios mediante el equilibrio forzado de las diversas monedas
regidas por el dólar. Un país, verbigracia, que solicite una cuota
de ayuda, fijada estrictamente por el Fondo, es conducido, a tra-
vés de un sistema progresivo de tasas de intereses, en los ca-
sos que el país deudor sobrepase la asignación previamente
acordada. Una forma más técnica del empréstito y la usura inter-
nacionales.
El Fondo tiene especial interés en mantener a los países solici-
tantes en esta situación. Mediante el otorgamiento de tales cré-
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Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
1 El Fondo Monetario Internacional, no es más que una pieza de un comple-
jo financiero mayor, integrado por diversos organismos que por así decirlo,
realizan en el plano financiero, la .división del trabajo" mediante tareas es-
pecíficas, pero coordinadas entre sí. Pueden mencionarse el Eximbank, el
Banco de Reconstrucción y Fomento, el Banco Interamericano de Desarro-
llo, la Corporación Financiera Internacional, etc. Todos ellos centralizados
por la banca internacioal.
ditos se preserva la subordinación de los países prestatarios y
el organismo internacional, se erige como el gigantesco poder
político impersonal del dominio mundial de un puñado de poten-
cias todas ellas conectadas a la economía de las colonias. El
objetivo es, con el pretexto de paliar o nivelar el desequilibrio del
país deudor, impedir en los mismos, toda política propia suplan-
tada por una planificación no competitiva, que es la única que
preocupa a las naciones prestamistas, las cuales, a través del
Fondo, invierten las acumulaciones del capital financiero delor-
ganismo y distribuyen sus beneficios. De este modo, el Fondo,
interfiere de un modo real y abusivo en la economía del país deu-
dor y la libre competencia en la economía internacional queda
violada bajo la acción reguladora del Fondo Monetario interna-
cional y organismos colaterales y afines coordinados.
El Desequilibrio Llamado "Crónico"
La propaganda internacionalizada sobre el estado interno de los
países considerados en "desequilibrio crónico" -las zonas colo-
niales deudoras- jamás hace referencia a las causas verda-
deras del mismo y presenta la cuestión como un mal ordena-
miento del presupuesto de tales países. En otra forma, acusa a
los gobiernos nativos de ser malos administradores. Es obvio,
que tal propaganda, tiende a reivindicar, en defensa de la em-
presa privada y cuando ya no tiene vigencia en las metrópolis,
la vieja teoría mercantilista, transportada a las colonias, del Es-
tado gendarme, que debe permanecer apartado de los negocios
privados del capital. En este punto, están de acuerdo, sin fisu-
ras, las naciones proteccionistas inversoras. En realidad, no
puede haber un presupuesto equilibrado sin una economía es-
tructural equilibrada. O lo que es igual, no son los precios los
que deben engendrar el equilibrio, sino el equilibrio el que debe
regir los precios. Una de las técnicas utilizadas por las naciones
avanzadas, a fin de contener la industrialización de los atrasa-
dos, vale decir, la creación de bases económicas destinadas a
configurar el equilibrio, consiste, como es sabido, en la fijación
internacional del precio de las materias primas, obligando al
país productor de las mismas, a vender bajo condiciones previa-
mente establecidas por el mercado internacional y a comprar a
los países industriales los productos necesarios a su industria al
precio libre de las metrópolis. La devaluación monetaria, tan
usada, y con frecuencia, ordenada por los organismos interna-
cionales, es un espejismo, una celada, que con la excusa de es-
timular la exportación de materias primas, en realidad deteriora
los precios, no aumenta el monto de las divisas fuertes, o sólo
en forma ficticia y circunstancial durante un breve lapso, asocia-
do el artilugio, a la exigencia de aumentar la producción de los
productos naturales para el exterior, con la subsecuente merma
del mercado interno consumidor del país agro-exportador. A lo
que debe sumarse, asociado a estas maniobras financieras, el
aumento, frente a una moneda devaluada, del valor de las im-
portaciones, de los costos, la baja de los salarios, factores todos
que coadyuvan al escaso desarrollo industrial. De tal modo, el
producto bruto nacional, que es la suma de los bienes y servi-
cios en un país dado, o se mantiene en permanente déficit frente
a las exigencias del mercado interno restringido, o no alcanza
para saldar los servicios de la deuda externa, lo cual obliga a
tales países a contraer nuevos empréstitos o préstamos para
atender a los anteriores, o sea, a remachar aún más su depen-
dencia y pobreza nacionales. Con estos procedimientos dicta-
dos desde afuera, se consigue la parálisis de ramas de la indus-
tria ya nacidas o a crearse; el desempleo, con su consecuencia,
el aumento de la burocracia estatal para apaciguar problemas
sociales internos; especulaciones en la bolsa negra ante un
mercado oficial carente de reservas en divisas; a todo lo cual se
agrega la liquidez de millares de empresas pequeñas y medi-
anas, la ruina de los pequeños productores, el elevamiento usu-
rario de los intereses fijados por capitales financieros parasita-
rios, con frecuencia también de nacionalidad extranjera y verda-
deros vampiros de los capitales nacionales que así son estrangu-
lados, o bien absorbidos y obligados cuando se trata de empre-
sas prósperas o competitivas, según los casos, a desprenderse
de sus paquetes de acciones en beneficio de los inversores ex-
tranjeros.
Con la devaluación, las naciones fuertes, compran más y pagan
menos, en tanto los países atrasados, producen más para el
mercado exterior y cobran menos con una moneda nacional in-
flada. Otro efecto, resultante del anterior, es que en los países UNTREF VIRTUAL | 8
Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
productores de materias primas, el aumento de las exportacio-
nes se efectúa a costa del bajo consumo interno. Vale decir, que
buena parte del producto nacional -trabajo colectivo capitaliza-
do- va a parar a las arcas metropolitanas, a las clases nativas
propietarias de la tierra y a la exigua burguesía importadora y
comercial que vive de su asociación con el comercio extranjero.
La carga del sistema colonial se desploma sobre las clases pro-
ductoras, cuyo trabajo es girado al exterior bajo la forma de divi-
dendos, pagos de servicios de la deuda pública y privada, etc.
Las disposiciones del FONDO MONETARIO INTERNACIONAL,
respecto al facilitamiento de divisas para enjugar los llamados
"déficits de presupuesto" es otra de las vías muertas que inmovi-
lizan al país dependiente. El poder omnipotente de los organis-
mos internacionales, convierte a los gobiernos deudores en ins-
trumentos de la planificación del trabajo y en delegados políticos.
El Fondo, bajo la bandera del "libre comercio internacional", pro-
híbe al país sin autonomía industrial, toda política proteccionista.
En 1964, un semanario de orientación nacional, denunciaba esta
insultante ingerencia técnica extranjera en la conducción de un
país empeñado a los organismos financieros internacionales:
Luego de sostener que los capitales yanquis quieren asegurar-
se la orientación de una política determinada en la Argentina,
comenta: Para hacer estas afirmaciones es suficiente contem-
plar el accionar del equipo asesor yanqui del CONADE que ya
hemos denunciado, y lo que ocurre en el campo de la vialidad o
la vivienda. Respecto al primero, están vigentes dos convenios
de préstamos; uno con el Eixembank y otro del Banco de Re-
construcción y Fomento por un total que ascendería a más de
80 millones de dólares. Para su firma se exigió a Guido (presi-
dente que sucedió a Arturo Frondizi: J.J.H.A.) la creación de una
oficina de consultores extranjeros, es decir, un cuerpo de inge-
nieros yanquis que actualmente están instalados en el edificio
de la Dirección de Vialidad, atendiendo mañana y tarde hasta
las 18 horas, los que supervisan los planes y proyectos y esta-
rían autorizados para designar contratistas y aprobar los con-
tratos, formular órdenes de pago, y tienen tales sueldos y ven-
tajas que una proporción elevadísima, hay quien dice casi un
tercio de los 85 millones de dólares, se insumen en el pago de
estos consultores, pues además de sus innumerables agrega-
dos, su sueldo es de 1.700 dólares mensuales (casi $ 250.000
cada uno)". Termina el semanario: Un gobierno, un pueblo, un
ejército argentino, deben sumarse en la vocación de la construc-
ción del ser nacional. Es hora de uniros y fortalecer la probabi-
lidad de la gran empresa por una Argentina libre y soberana".
(VIENTO NORTE dirigido por Enrique Blanco: 1964).
Cuando, como en el caso de Perón, la Argentina había llegado,
gracias al proteccionismo económico, a un notable nivel de indus-
trialización, el FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, a fin de
contrarrestar la reacción de la opinión pública, apela a otros me-
dios. Ejerce su acción secreta sobre los círculos influyentes del
país y las llamadas "fuerzas vivas". O bien, se apropian de tales
empresas nacionales en funcionamiento y progreso, capitales ex-
tranjeros que las manejan de acuerdo a las conveniencias indus-
triales de las metrópolis. Esto es lo acontecido en la Argentina,
por ejemplo, con la industria automotriz, que en tiempos de Pe-
rón fuera propia y hoy pertenece a los monopolios del tipo de la
Ford, General Motors, etc. AL FONDO MONETARIO INTERNA-
CIONAL, no le seduce el desarrollo del país. Por eso prohíbe
toda estatización de la economía, o la comercialización, por el
Estado de las exportaciones, en tanto exige medidas favorables
a la importación de productos inesenciales,generalmente sun-
tuarios en detrimento de los necesarios. Además queda anula-
da toda política crediticia en apoyo de la industria nativa. Así
queda restringido el mercado interno, con su efecto, el bajo con-
sumo de las masas trabajadoras y rurales.
Otro de los sofismas creados por la propaganda imperialista es
el de la eficacia de las inversiones de capitales privados extran-
jeros. Aparentemente, un país que quiere el desarrollo, necesita
capitales. En los países coloniales, el ahorro nacional dada la
poca capacidad salarial y adquisitiva de la gran masa de la po-
blación, es bajo. Y las oligarquías de la tierra no tienen interés en
la industrialización, pues prefieren vegetar, en su alto "standard"
de vida, junto a sus rentas improductivas, mero lucro, derivadas
de la exportación de las riquezas naturales. Se comprende así -
y parece lógico-, que un país con cierto nivel de industrialización
se vea urgido a recibir capitales extranjeros de inversión destina- UNTREF VIRTUAL | 9
Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
dos a la creación de industrias, por lo general, vinculadas a la
alimentación y a ciertas ramas secundarias de la industria livia-
na. Aquí también se mueve, alrededor de tales necesidades, la
colosal propaganda sobre los beneficios del capital extranjero.
Se montan mitos seductores en los cuales el país en desarrollo
cree como en el maná del cielo. Ya se verá sobre qué condicio-
nes el capital extranjero puede reportar algunos beneficios.
En su forma usual, el capital extranjero, no es beneficioso al país.
Los capitales extranjeros tienden a inmovilizar en unos casos, a
apropiarse en otros, el ahorro nacional, mediante créditos privile-
giados otorgados por los propios bancos del país de adopción,
aparte de los favoritismos legales que previamente los inversores
exigen como garantía de sus capitales. Al congelar el ahorro na-
cional, o al traspasarlo a su favor, el capital extranjero remite las
ganancias a la nación de origen con la consecuente disminución
de la reserva de divisas.
Las ganancias, ya se sabe, no quedan como reinversiones para
el país en crecimiento. Hay una solución parcial: la intervención
del Estado mediante la fijación de prioridades y una legislación
adecuada, tanto con relación al régimen cambiario como a la
cuota de intereses razonables destinada a girarse al exterior.
Los capitales extranjeros difícilmente aceptan tales reclamos del
país nativo. Y esto es aún más notorio con referencia al FONDO
MONETARIO INTERNACIONAL. A todas estas medidas pro-
puestas por el país necesitado de capitales, el Fondo opone sus
propios criterios "industrializadores".
La planificación, pues, la determina el Fondo. De ahí el interés
en la no integración, más allá de ciertos límites, de capitales na-
cionales, que en suma, como se ha dicho, no son más que el
producto interno del ahorro nacional. El mismo crédito interno, es
orientado por el Fondo, que así desalienta determinadas inver-
siones. Estos organismos, de hecho, pueden rechazar o aceptar,
las solicitudes de créditos de las empresas nacionales y favore-
cer a las de signo extranjero, o sea, aquellas radicadas en el país
receptor, generalmente subsidiarias de empresas madres metro-
politanas.
Los Organismos Internacionales Políticos
La economía del imperialismo está resguardada por otros orga-
nismos, que tras la pantalla del derecho internacional paname-
ricano, sirven a los fines del dominio material extranjero. Tal el
caso de la Conferencia Interamericana realizada en Bogotá en
1948, bajo los auspicios directos de los EE.UU. y que terminó en
la constitución de la O.E.A. (Organización de los Estados Ame-
ricanos) mera versión resucitada de la Unión Panamericana, de
triste memoria en la América latina.
La idea de Bolívar, lanzada en 1826, sobre la unión de Hispano-
america, acabó en su caricatura, o sea en el "panamericanismo"
al servicio de los EE. UU. El hecho que la O.E. A. carezca de fa-
cultades ejecutivas devela su inocua importancia internacional
pero es el telón jurídico que embellece la explotación real de
Latinoamérica. La presencia de los EE.UU. en la O. E. A. es la
negación misma de una organización positiva de los países ibe-
roamericanos, cuyo principal enemigo es el imperialismo yanqui
que, disimula su opresión tras los principios siempre conculca-
dos de la ayuda recíproca, de la autodeterminación de los pue-
blos y la defensa y seguridad del continente. Esta contradicción
saltará tarde o temprano hecha trizas. No hay una América. Hay
dos Américas. La anglosajona y la iberoamericana. Sus intere-
ses son antagónicos. No afines. La O. E. A. es una ficción jurídi-
ca internacional.
Esta certidumbre de las dos Américas viene madurando desde
el siglo pasado con la trágica experiencia de la América latina
bajo la "política del garrote" inaugurada por Th. Roosevelt. No
es casual que le haya correspondido a México, en 1945, el país
que más ha sufrido la vecindad de los EE.UU., encabezar la re-
sistencia a la expansión norteamericana, que es lo mismo que
decir, al Departamento de Estado, cuyo secretario ejercía la pre-
sidencia del organismo interamericano con carácter permanente.
La Carta de la O. E. A. es un conjunto de declaraciones formales
que EE. UU. ha vulnerado cuantas veces le ha parecido opor-
tuno a su interés nacional Esta Carta asegura el derecho de los
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Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
países signatarios a organizarse económica y políticamente de
acuerdo a la voluntad de sus pueblos. Tal principio ha sido lega-
lizado en el Tratado de Río de Janeiro en su Art. 9º: "En todo
caso se considerará como un acto de agresión la invasión por
fuerzas de un Estado al territorio de otro, traspasando las fron-
teras establecidas por tratados y demarcados de conformidad
con ellos". Puro palabrerío. No siempre EE.UU. muestra el ros-
tro. Pero nadie se engaña sobre su política internacional. La
invasión de Cuba por Playa Girón se consumó bajo la presiden-
cia de Kennedy. Un mandatario que llegó a atontar a tantos lati-
noamericanos con la posibilidad de un cambio de la política de
los EE.UU. sobre la América latina. EE.UU. había instigado la
rebelión de Fidel Castro. Y fue el primer Estado que reconoció
al régimen. Visado "democrático" que pronto habría de anularse
cuando la Revolución Cubana tomó otro rumbo. Lo que preten-
día EE.UU. era un régimen de Batista sin Batista. La política nor-
teamericana, siguiendo una ya clásica tradición diplomática y
militar, se transformó en el más atrevido intervencionismo. Lo
mismo pasó en Guatemala en 1954 que, con la abierta participa-
ción yanqui, terminó con un gobierno constitucional. Las sancio-
nes económicas contra Cuba, la ruptura de relaciones de otros
países latinoamericanos ordenada por EE.UU. con el pretexto de
la "doctrina Betancourt", también de factura norteamericana, más
que en el peligro de Rusia, se fundó en la política de nacionaliza-
ciones que decretó Cuba al declararse soberana. El bloqueo eco-
nómico al régimen de Perón, algo más de una década antes,
obedeció a las mismas causas. Cuba, innecesario es repetirlo,
sólo sirvió para demostrar no la solidaridad, sino la desunión de
la América latina bajo gobiernos asteroides dirigidos por las oli-
garquías vernáculas.
La Unidad Nacional De Iberoamérica
En los países liberados del yugo colonial, sólo el Estado puede
planear la economía industrial dándole prioridad a aquellas ra-
mas de la producción que, por su rendimiento a largo plazo, no
atraen el interés inmediato de la iniciativa privada. El peligro de
crisis de la economía mundial, es de tal magnitud, que EE.UU.
junto con el fracaso de la Alianza para el Progreso, y ante la
convulsionada situación latinoamericana, refuerza por todos los
medios a los gobiernos adictos.1
Pero estos gobiernos son movibles. La última variante de la po-
lítica yanqui ha sido el mercado común latinoamericano. Tal en-
sayo es un timo, una nueva versión de su usurpación económi-
ca total de la América latina. Las más trivialesdemandas de los
delegados latinoamericanos han encontrado la sistemática opo-
sición de los EE.UU. en defensa de su propia estabilidad políti-
ca. No hay solución.
Más ciertas ideas, como el mercado común latinoamericano, a
pesar de EE. UU., son semillas de la futura unidad de la América
latina. Es la "astucia de la razón" que dijera Hegel, que por vías
complejas, va preparando una nueva realidad histórica. La uni-
dad de Iberoamérica al margen de los EE.UU. es una idea en
crecimiento. Y su efectuación será más fácil que el panafrica-
nismo o la unificación de los pueblos árabes. El gran ideario de
la confederación iberoamericana no ha muerto. A principios de
este siglo, un presidente argentino -es verdad que al servicio de
Inglaterra- hablaba del peligro yanqui. En Sáenz Pena, a pesar
de todo, aún pernocta la tradición hispanoamericana. Usa, in-
cluso, la palabra `'imperialismo" al referirse a EE.UU. Aunque
no con relación a Gran Bretaña. Que siempre ha sabido avivar
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Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
1 Recientemente, el presidente electo de los EE. UU., ha vuelto a insistir
sobre la mentira de "una nueva política entre los EE. UU. y la América lati-
na basada en un mayor grado de cooperación, consultas y esfuerzos en
favor del progreso continental y que deje de lado la retórica intrascendente.
( ...) El presidente criticó el lento avance de la Alianza para el Progreso
durante sus ocho años de vida" ( ... ). Dijo Nixon:
"La Alianza para el Progreso es un gran programa y hay muchos ámbitos en
los que logró bastante, pero el resultado general de esa empresa es descon-
certante si se lo compara con el ritmo de crecimiento en otras zonas del
mundo. La tasa general de crecimiento de la Alianza es inferior a la registra-
da en el Asia no comunista e incluso menor que en los países comunistas
de Europa Oriental", señaló.
El presidente indicó que si continúa la tendencia actual el crecimiento de la
tasa per cápita en los Estados Unidos será quince veces mayor que en el
resto del hemisferio cuando se aproxime el fin de la centuria. 'Eso es algo
que no podemos permitir que suceda", expresó con evangélica moral de
pastor de almas. (La Nación: 15-4-69).
el odio antiyanqui, sobre todo en la Argentina, su colonia dilec-
ta. A pesar de esta connivencia, Sáenz Pena escribía: "la raza
es un vínculo más poderoso y fuerte que la geografía, que es
un mero accidente de su naturaleza; busquemos pues la soli-
daridad de los estados hispanoamericanos, constituyendo el
vínculo político e internacional contra las nuevas doctrinas inter-
ventoras". Son meras palabras de un político de la oligarquía.
Pero detrás de ellas, laten causas subyacentes hispanoameri-
canas más que argentinas y probritánicas.
La tesis predominante, durante más de un siglo de la superiori-
dad anglosajona, ha sufrido un desgaste en las últimas décadas
del cual EE.UU. no se expiará jamás. La historia no ha transcu-
rrido en vano. Hasta intelectuales como José Enrique Rodó, a
quien no se le puede negar conciencia hispanoamericana, su-
cumbió a este complejo de la superioridad de los EE.UU., sin
comprender que tal titanismo era un reflejo temporal de su po-
derío histórico mundial. Hoy, este sentimiento, en medio de la
crisis del sistema, ha cedido a la conciencia de la inmoralidad,
bobería cultural y barbarie histórica de una potencia, aún alta-
nera, pero que asiste a la vertiginosa desintegración de su con-
torno colonial. El nacionalismo iberoamericano, crecerá con pre-
sión histórica irresistible. Un nacionalismo abierto dentro de sus
fronteras internas pero cerrado en sus fronteras geográficas ex-
ternas. Las pretendidas diferencias regionales de Iberoamérica
son secundarias y la planificación e integración de sus zonas
geoeconómicas acabará con ellas. Vale decir, con el aislamien-
to económico y cultural. Tales diferencias no son congénitas, si-
no impuestas por la división internacional del trabajo dictada por
la metrópolis. El mercado común latinoamericano, con acento
totalmente inverso al que intenta imprimirle el imperialismo yan-
qui, es el germen de la nacionalidad iberomericana. No serán
éstas jamás naciones independientes separadas de las otras.
Serán en cambio una nación, si unifican sus recursos materia-
les, sus medios de comunicación, sus aduanas y regímenes
arancelarios, sus ríos navegables en un vasto sistema interno
de cabotaje, etc., hasta el logro de un sistema común de inter-
cambio, un mismo ordenamiento monetario y una producción
planeada y complementada en sus diversas regiones, que con
un gran mercado interno, serán las bases, de una poderosa
nación asentada, sobre el potencial productivo, alimentario, mi-
neral, la unidad de lengua e historia, la densidad demográfica y
la centralización militar.
Las Dificultades A Afrontar
Un gran ideal puede ser históricamente correcto -por ejemplo la
unidad de Iberoamérica- y a pesar de ello carecer de posibilida-
des inmediatas, si las condiciones generales, particularmente la
conciencia política de las masas, no están todavía a su altura.
Tal ideal no por eso es equivocado. Al contrario, es un aflora-
miento teórico que empujado por la práctica tiende a convergir
en historia real. Federico Engels, ahondando en un célebre pen-
samiento de Hegel, ha escrito al respecto: "todo lo que es real
llega a ser con el tiempo irracional y por esto está ya anticipada-
mente convicto de irrealidad; y todo lo que es racional está des-
tinado a llegar a ser real, por más que pueda repugnar a la reali-
dad existente".
Toda anticipación compartida racional o irracionalmente por mil-
lones de hombres, no es profecía sino historia en desenvolvi-
miento. De ahí la urgencia de vigorizar la conciencia hispanoa-
mericana y desterrar las valoraciones coloniales. Esta concien-
cia prestada, desde México a la Argentina, le dice al nativo que
nuestros países tienen porvenir pero que no sabemos forjarlo.
La opinión extranjera vale más que la propia. O sea, que un so-
ciólogo norteamericano, por ejemplo, sabe sobre nosotros más
que los escritores y técnicos nacionales. La mente colonizada
se pregunta: ¿Qué piensan de nosotros argentinos? Cuando en
realidad, el interrogante debería ser: ¿Qué saben tales extranje-
ros de nosotros? El inusitado interés que en EE. UU. existe por el
idioma español no responde a amores culturales sino económi-
cos. Viajeros inofensivos, generalmente profesores, con el pretex-
to de la cultura, vienen, en realidad a informarse sobre el estado
de la opinión pública latinoamericana frente a EE.UU. y cuando
justifican su visita con un libro nos devuelven lo que la intelectua-
lidad colonizada les ha remitido en español. Entre decenas de ca-
sos, en 1965, llegó al país, con gran resonancia de prensa, un
anodino "hispanista norteamericano", Ernst Lewald. Manifestó UNTREF VIRTUAL | 12
Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
que hacía años había estado en Buenos Aires y conocido a las
"victroleras", en un momento que nuestra ciudad "lloraba la muer-
te de Gardel". Buenos Aires, como siempre, es el país. Pero el
"hispanista yanqui" viene a descubrir nuestra cultura nacional.
¿De dónde saca los datos de esa cultura nacional? No de los es-
critores nacionales. De la intelectualidad colonizada:
"Dentro de este espíritu -dice LA NACION- y con el ánimo de
proceder a ese acercamiento real trabaja el profesor Lewald.
Sus funciones lo han puesto en contacto -desde hace años, con
nuestra literatura, a cuya difusión contribuye actualmente. Se
ocupa ahora de Eduardo Mallea y su obra."
Es la cultura colonial escrita en español y pensada en inglés.
Clases Sociales E Industrialización Nacional
Hay una secreta sinonimia entre pueblo y nación. Si en los paí-
ses coloniales, las clases altas y medias están desnacionaliza-
das, es necesario encontrar al país desdibujado por ellas, en
otro lado, en su cantera real. Ese país está en las masas traba-
jadoras. Sólo ellas, que nada tienen que perder con la erradica-
ción del colonialismo en tanto lo sufren directamente,pueden
devolverle al país su silueta perdida, rescatando así la nación
toda. Al romper las masas su opresión, quiebran el blindaje ob-
jetivo del colonialismo como sistema inerte, como conciencia
histórica muerta. El proletariado es la única clase social congé-
nitamente anticolonialista. A las masas nativas, les corresponde
además, colocar el andamiaje de la industria en oposición a las
clases altas y por supuesto al imperialismo. De ahí el miedo a
las masas. El caso argentino es incontestable. Dentro del uni-
verso colonial al que pertenece, su desarrollo industrial, a pesar
de la expropiación cumplida después de 1955, le permite abas-
tecerse industrialmente. Esta autosuficiencia industrial se ha
alcanzado gracias a la existencia de una clase obrera argentina
organizada y competente. Si no se ha conseguido reverter a la
Argentina en el caduco esquema agropecuario, es porque ese
proletariado industrial ha transformado al país colocándolo en
los umbrales de la independencia económica.
Esto conduce a la Argentina, y a todos los países iberoameri-
canos con algún grado de desarrollo industrial, y sobre la expe-
riencia de la II Guerra Mundial, a revisar totalmente el concepto
de industrialización, tergiversado ex profeso por las grandes
metrópolis.
En un error pensar que un país está industrializado -el caso de
la Argentina- o semi-industrializado, por el simple recuento de
sus establecimientos fabriles. Este criterio, o teoría aditiva de la
industrialización, carece de valor, pues prescinde del análisis de
las condiciones geográficas del país entero, para reducirse a
una o más zonas industrializadas; no alude tampoco, tal criterio
a la composición del capital empresario y su nacionalidad, en el
caso argentino fundamentalmente norteamericano aunque las
empresas funcionen con siglas argentinas, y a la naturaleza, por
tanto, de tales empresas supeditadas a monopolios mundiales o
a organismos financieros internacionales. La Argentina es tam-
bién un buen ejemplo, de esta industrialización no estructural.
En 1963, el Departamento de Comercio de los EE.UU., en un
trabajo titulado "Datos Básicos Sobre la Economía de la Argen-
tina", destacó que en este país, "existe un alto grado de concen-
tración económica y de pobladores en una zona relativamente
pequena". El hecho es real y su explicación debe recurrir a la
historia misma del país, es decir, a la deformación del cuerpo
nacional operado por Buenos Aires. Las provincias de Buenos
Aires, Santa Fe y Córdoba, ocupan sólo el 15% del área nacio-
nal, pero contienen dos tercios de la producción ganadera y pro-
ducen más del 85 % de los cereales. Además, la mayor parte de
la producción manufacturera se encuentra concentrada entre la
zona del Plata y Santa Fe, en la orilla oeste del río Paraná. Agre-
ga el informe que "la Argentina tiene diez grandes plantas pro-
ductoras de acero. De ellas, la más importante es Somisa, cu-
yos altos hornos de San Nicolás tienen una capacidad de pro-
ducción de 500 mil toneladas, la que podría llegar a 600.000. La
producción argentina de hierro y acero habría subido de
1.254.000 toneladas métricas en 1960 a 1.776.00 en 1961".
Conviene aclarar que esas plantas vienen de la época de Perón.
Continúa el informe destacando el gran impulso alcanzado por
la industria automotriz -también inaugurada en la época de Pe-
rón- que está en condiciones de producir máquinas herramien- UNTREF VIRTUAL | 13
Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
tas, a más del notable progreso de las industrias plásticas y tex-
tiles. Con respecto a la producción de energía eléctrica, indis-
pensable para la industria, afirma que la misma se ha demora-
do: "La escasez de energía eléctrica está siendo resuelta con la
construcción de la usina de Dock Sur" y con el incremento de la
Cía. Italo Argentina de Electricidad. Añade que los ferrocarriles
están deteriorados y que es intención del gobierno dotarlos de
nuevos motores y vagones Diesel: "Los ferrocarriles transpor-
taron en 1946 35.400.000 toneladas de carga y 282.000 de pa-
sajeros. En 1960 estas cifras llegaron a 25 millones de tonela-
das de carga (es decir que disminuyeron con relación al primer
ano del gobierno de Perón y mucho más con referencia a los
siguientes: J.J.H.A.) y 604 millones de pasajes". El informe in-
teresa por ser norteamericano, y probar, que efectivamente, en
la Argentina, se trata de un proceso industrializador incompleto.
Pero lo que oculta la reseña, ateniéndose a cifras índices de
1946, es que ese salto, pese a todo gigante, lo realizó un go-
bierno nacional; que la usina de San Nicolás fue obra de ese
gobierno; que a su calda el complejo hidroeléctrico pasó a SEG-
BA filial de la SOFINA; que los pésimos servicios eléctricos pos-
teriores han sido deliberados de parte de las compañías extran-
jeras a fin de elevar las tarifas de la ciudad monstruo, Buenos
Aires, y que en la política de SEGBA interviene el FONDO MO-
NETARIO INTERNACIONAL. Olvida también el informe que el
afianzamiento de la industria automotriz, naviera y aérea -tam-
bién ferroviaria- se inicia con Perón y que tal industria, además,
producía tractores, etc., tarea en la cual se estaba -la creación
de la industria pesada- cuando se produjo el golpe imperialista.
Nada dice, asimismo, el informe, que en la modernización de los
ferrocarriles están directamente interesadas empresas extran-
jeras. Que el petróleo no pertenece a los argentinos. Que la pro-
ducción de aceros y minerales estratégicos está fiscalizada, o
reservada, por los organismos internacionales. Y algunas cosas
más. De cualquier modo, este esbozo, demuestra que no es lo
mismo "industrialización" que industrialización nacional. Mucho
debió ser improvisado, en materia industrializadora, en el perío-
do 1946-1955. Era el precio que había que pagar para superar
al país agroexportador.
A pesar de ensayos y errores, el país se industrializó y perte-
neció a los argentinos. Desde entonces, solo algunas ramas de
la producción han asistido a algún avance, y en su conjunto, el
patrimonio industrial no es de los argentinos. Pero esta expe-
riencia -la comparación de ambos períodos-será útil al país en
un futuro cercano. Los argentinos han aprendido mucho.
Una industrialización no es nacional si su planificación no res-
ponde a las necesidades totales del país como unidad geográfi-
ca y demográfica. Si la Argentina, tiene sus mayores concentra-
ciones industriales en Buenos Aires y, en cambio, inmensas zo-
nas ayer prósperas como Santiago del Estero -en 1810 tenía la
misma población de Buenos Aires, 60.000 habitantes- yacen en
un nivel económico de miseria, no puede hablarse de un país in-
dustrializado, sino de dos Argentinas. Tampoco en un sentido
nacional, es industrializado un país, aunque se abastezca de
todos o casi todos los artículos llamados no durables -industria
liviana- si depende de ciertas importaciones extranjeras, por
ejemplo, combustibles, para asegurar el funcionamiento de sus
establecimientos. No es industrializado un país cuyo potencial
energético es controlado en su explotación y rendimiento por
compañías foráneas, verdaderos oligopolios, en condiciones,
como se ha visto, de supervisar o destruir las empresas nacio-
nales existentes, y que por ese mismo poder financiero, ejercen
una influencia extorsiva sobre los gobiernos.
Las industrias de tal país, no son autónomas. En determinadas
coyunturas, como las creadas en la Argentina después de 1955,
el capital financiero exterior puede apropiarse del capital origina-
riamente nacional de las mismas. La Argentina posee excelentes
industrias, agropecuarias, alimentarias, mineras, petroquímicas,
etc. Pero en su casi totalidad, tras el tramado compacto de las fi-
nanzas internacionales, dependen de las metrópolis. Las agrope-
cuarias de Gran Bretaña. Las mineras y petroquímicas de EE.UU.
Sobre esta cuestión del traspaso de las compañías argentinas a
capitales extranjeros puede consultarse un informe del 3 de di-
ciembre de 1967 en LA NACION bajo el título "LAS INVERSIO-
NES DE CAPITALEXTRANJERO DESDE FEBRERO DE 1965".
Más recientemente, con la firma de Julián Delgado, "INDUSTRIA:
desafío Argentino" en PRIMERA PLANA. Transcribimos dos cua-
dros de este estudio -reproducidos por el semanario Azul y
Blanco en su número 106 de abril de 1969-. Debe agregarse,
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Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
que el evidente predominio de la penetración norteamericana,
aparece en los mencionados cuadros disminuido pues no se
investiga la composición de otros capitales -italianos, holande-
ses, alemanes, etc.- en los que la participación norteamericana
es grande, aunque las compañías aparezcan como europeas.
Casos Principales De Transferencias De Empresas Argentinas
(Periodo: De 1962 A 1968)
Empresa transferida Ramo Emp. compradora País
Banco Arg. del Atlántico Banco City Bank of N. Y. U.S.A.
Banco de Bahía Blanca " City Bank of N. Y. "
Banco Popular Argentino " Bco. Central Madrid España
Bco. Fran. y R. de Ia Plata " M. Guaranty Trust U.S.A.
Bco. Com. Ind. Córdoba " Banco de Santander España
Banco Mercantil Rosario " Banco de Santander "
Banco Continental " Banco de Urquijo “
Banco del Centro Mercedes " Banque Armenienne Francia
Banco Hogar Argentino " Banco de Santander España
Massalin y Celasco CigarrillosPhilip Morris Int. U.S.A.
Imparciales " Reemtsma Fabriken Aleman.
Particulares " Reemtsma Fabriken "
Piccardo " Ligget & Myers U.S.A
Thompson Ranco Autopiezas Thompson Products "
Indeco S.A. " Federal Mogul "
Suavegom " Dow Chemical "
Transax S. A. " Ford Motor "
Acinfer S. A. " Ford Motor "
Argelite S. A. " Holley "
Beciu S. A. “ Eaton S. A. "
Armetal S. A. " Budd "
Resortes Argentina S. A. “ Associated Spring "
Resortes Sachs S. A. " Isringhausen GBM Aleman.
Agrometal Ingersol “ Borg Warner U.S.A.
Byron Jackson S. A. " Borg Warner "
Bendix S. A. " Bendix "
Proyectores Arg. “ Cibie Francia
Salvo Art. HogarPhilips Holand.
Gigler " Philips "
I. K. A. Autos Renault Francia
Química-Hoechst “ Química Iloechst Aleman.
Duranor " Hooker Chemical U.S.A.
Lepetit " Dow Chemical. “
Talleres Coghlan MaquinariaSulzer Suiza
Papelera Hurlinghan Papel Kimberly Clark U.S.A.
Fuerte Sancti Spiritu Prod. Veter. Philips Holand.
Argafer Cerámica Philips "
Hudson Ciovini Distribue. Seagram U.S.A.
Hisisa Text. Sint.Ducilo "
Origen Del Capital Mayoritario En 50 Grandes Empresas (Fac-
turación Superior A Los 7.000 Millones Anuales)1
Empresa Facturación Origen del Capital mayoritario 
(en miles de m$n. millones)
Y. P. F. 181 Argentina Estatal
Ferrocarriles Arg. 75 Argentina Estatal
Fiat 66 Italiana
SEGBA 58 Argentina Estatal
Shell 53 Anglo Holandesa
Gas 44 Argentina Estatal
IKA-Renault 4,1 Francesa
Esso 37 Norteamericana
Ford 36 Norteamericana
Somisa 35 Argentina Estatal
Swift 30 Norteamericana
General Motors 25 Norteamericana
Nobleza 25 Inglesa
Molinos 19 Argentina Privada
CAP 17 Argentina Privada
Chrysler 16 Norteamericana
Ducilo Hisisa 40 Norteamericana
Alpargatas 39 Argentina Privada
Pirelli 38 Italiana
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Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
1 Se han tomado, por lo general, ejercicios terminados en 1967. En algunos
casos, ente la negativa o la demora de la información, se han estimado las
cifras.
Acindar 15 Argentina Privada
Duperial 15 Inglesa
Celulosa 14 Argentina Privada
Good Year 13 Norteamericana
Dafmine Siderca 13 Italiana
CIADE 12 Italo-Suiza
Safrar Peugeot 12 Francesa
Philips Salvo 12 Holandesa
Nestlé 12 Suiza
Particulares 12 Alemana
Siam Di Tella 11 Argentina
Ledesma 10 Argentina Privada
Ex-Wilson 10 Argentina Privada
Piccardo 10 Norteamericana
Imparciales 10 Alemana
Firestone 9 Norteamericana
Mass. y Celasco 9 Norteamericana
Mercedes Benz 9 Alemana
Santa Rosa 9 Francesa
Anglo 9 Inglesa
Gurmendi 8 Argentina Privada
Grafa 8 Argentina Privada
Cía. Química 8 Argentina Privada
Alba 8 Argentina Privada
Giol 8 Argentina Privada
Coca Cola 8 Norteamericana
Sudamtex 8 Norteamericana
Olivetti 8 Italiana
Fate 7 Argentina Privada
Sasetru 7 Argentina Privada
Refin. maiz 7 Norteamericana
La existencia de complejos industriales de capital extranjero
impide la racional industrialización de un país, pues tales plan-
tas son subsidiarias de las similares de la nación inversora.
Complejos económicos internacionales, desde el punto de vista
del país en desarrollo, que asiste a la deformación de su eco-
nomía en un doble sentido:
1. La mayoría de esas industrias no responden a las necesi-
dades de una verdadera industrialización nacional, o sea, se
dejan de lado las prioridades y se trabucan a las empresas na-
cionales que pueden realizarlas, o se presiona a los gobiernos
para que el Estado no se haga cargo de las mismas.
2. Tales industrias extranjeras no rinden lo que deberían redi-
tuar al país por las remesas de divisas al exterior no reinvertidas
en el país, o lo que es lo mismo, por la explotación a mansalva
del trabajo nacional.
La industrialización nacional demanda una previa complemen-
tación. No sólo con vistas a la Argentina, sino a los países lati-
noamericanos. Los bienes de producción deben estar subordi-
nados a las necesidades del consumo. O sea, de un mercado
interno, que es justamente el soporte de una gran industria
nacional, tal cual en Rusia o EE.UU. Y en la actualidad China.
La exportación de materias primas debe convertirse en produc-
ción interna para alimentar a las masas industriales y rurales. Es
decir, volcarse en el mercado local. El proceso industrial, por
tanto, orientado con criterios nacionales, debe desarrollarse pa-
ralelo a las necesidades reales del país y conectado a las de-
más actividades productivas, agro-pecuarias, mineras, etc., y a
un tiempo, junto a los grandes cambios cualitativos que la indus-
trialización promueve, la primera meta debe ser la preservación
patriótica de las masas productoras.
Un país industrializado, contra otra de las distorsiones de la pro-
paganda colonialista, exporta pocas materias primas pues las
necesita para su mercado interno de consumo. AI mismo tiem-
po, la industrialización nacional, debe fijarse otro objetivo bási-
co, el elevamiento técnico y social de los trabajadores urbanos
y rurales. Todo esto impone una reestructuración, el entrelaza-
miento de las diversas regiones del país, cuya dispersión geo-
gráfica y económica, en los países coloniales ha sido lograda, a
través de los ferrocarriles y caminos delineados no para el mer-
cado interno sino para el mercado externo. Las comunicaciones
deben invertir su trazado y dirección. No serán solamente de
adentro hacia afuera. Sino, en lo fundamental, para adentro.
Esta transmutación del país, al interdependizar regiones aisla-
das, entre sí, abaratará los costos generales de la industria-
lización y creará un sistema coordinado de comercialización en
estrecha conexión con la integración de vastas zonas producti-
vas diversificadas y a un tiempo unificadas con criterio nacional.
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Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
El crédito, a cargo del Estado, debe estimular las industrias re-
conocidas de interés nacional por organismos técnicos del Es-
tado, no por organismos internacionales, sobre el supuesto pre-
vio del control de las fuentes energéticas, que deben naciona-
lizarse en forma total. El caso del petróleo, dada la experiencia
argentina, merece unos párrafos.
Ya nadie duda de la fabulosa estafa que ha significado la explo-
tación del petróleo argentino. Técnicos nacionales honrados
han investigado a fondo la cuestión. En 1963 el clamor de la opi-
nión pública frente a los contratos de petróleo, alcanzó un grado
tal de indignación, que la Fiscalía Nacional de Investigaciones
Administrativas, a raíz de una denuncia de Jorge del Río y otros
ciudadanos, debió expedirse sobre los contratos: "La política
petrolera que se analiza -expresa la Fiscalía- reconoce como
conductor personal y exclusivo al ex-presidente de la nación,
doctor Arturo Frondizi, que asumió desde la primera hora de su
gobierno, la Direcciónde Yacimientos Petrolíferos Fiscales". En
1955, recapitula el dictamen, Arturo Frondizi acusó al gobierno
de Perón enfáticamente de que Y.P.F. estaba en condiciones de
abastecer a las necesidades del país, y a su vez, denunciaba al
oficialismo de intentar la entrega de la explotación petrolífera a
consorcios internacionales. Lo mismo sostenía, por esa época,
otro personaje arlequinesco, testaferro de los intereses extrana-
cionales, Alvaro Alsogaray. Destaca el informe de la Fiscalía la
dificultad de "descubrir la intimidad de la tramitación de los con-
tratos" subscriptos por el gobierno de Frondizi, y señala la abso-
luta incompatibilidad de esos contratos con la posición que el ex
presidente había sostenido anteriormente. Sobre todo, en su
libro "PETROLEO Y POLITICA", lo mismo que en sus discursos
durante la campana electoral, que con la exclusión de la mayo-
ría nacional peronista, lo llevó al poder, y que, de acuerdo a la
Fiscalía, lo hacía aparecer en "el rango de una postura filosófi-
ca de nacionalismo económico". Se hace referencia, luego, al
cambio de posición de Frondizi, en asociación con su grupo de
asesores comandados por Rogelio Frigerio. Diversos testimo-
nios, recogidos en el informe de la Fiscalía, coinciden en que los
declarantes, figuras importantes del gobierno, no fueron consul-
tados por el presidente. Angel Mariano Hurtado declaró textual-
mente que "Frondizi, en una entrevista, le mostró unas carpetas
expresándole que el país no tenía salida, que tenía que entrar
en un acuerdo con la Shell y la Esso". A otro testigo, Gregorio
Adolfo Meira, le manifestó, luego de ofrecerle un alto cargo pú-
blico: "yo entro al gobierno dispuesto a hacer todo lo contrario a
lo que he dicho en estos años y lo que he escrito en PETROLEO
Y POLITICA".
Depusieron, en parecido sentido diversas personas, y el mismo
Meira aparece preguntándole a uno de los deponentes, Alejan-
dro Gómez, sobre la naturaleza de los contratos. Inquirido sobre
si tales tratativas serían similares al contrato de la California -que
el gobierno de Perón tenía a estudio y no aprobado antes de su
caída-, Meira contestó acalorado: "¡Ojalá fueran como los de la
California!... Ahora es la entrega de todo, de zonas ya exploradas
con mineral cubicado...". -Aclara el organismo investigador que
ningún órgano técnico del Estado conoció el contenido de los
contratos, y que los mismos, de acuerdo a declaraciones que
figuran en el dictamen, eran sólo conocidos por Frigerio "y dos
o tres amigos suyos". Luego de recordar que no hubo licitacio-
nes previas, en flagrante violación con la ley y las constituciones
provinciales, y otras irregularidades favorables a la Banca Loeb,
la Fiscalía opone reparos jurídicos por estar las tramitaciones en
abierta contradicción con el Código de Minería. La Fiscalía, más
adelante, echa luz sobre los gravámenes que pesan sobre los
costos del producto proveniente de Venezuela, del 67.1%; de
Kuwait, del 49%; del Irak, el 43.3% de Arabia Saudita del 42.5%;
y del Irán 75.7% que se discriminan: 50.7 por ciento para el Es-
tado y 25 por ciento para la empresa Iranian Oil Cía.". Con res-
pecto a la gravitación de los contratos en la empresa estatal,
subraya la Fiscalía, que Y.P.F. ha tenido que restringir la produc-
ción de sus propios pozos. Bajo la presión, es sabido, de las em-
presas extranjeras. Es sin duda esta "una página negra de la
Historia Argentina". El 13-8-65, una agencia noticiosa extranjera
resumió la magna defraudación:
PARADOJICO: TENEMOS BUENA COSECHA, LA EXPORTA-
MOS, PERO GASTAMOS LAS DIVISAS PARA IMPORTAR
PETROLEO
"PARIS, 13 (France Presse). - Bajo el título "El gobierno de Illia
tiene que admitir el fracaso de su política petrolera, el influyente
vespertino parisiense Le Monde, publica hoy un artículo de su
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Nacionalismo y
Liberación
Hernandez Arregui 
corresponsal en Buenos Aires cuya conclusión es la siguiente:
Lo paradójico es que la Argentina dedica ahora la mayor parte
de sus divisas procedentes de la exportación de trigo a la com-
pra de un petróleo que aquella misma posee. 
"El corresponsal de Le Monde, tras señalar que el problema de
la explotación del oro negro fue siempre un tema de preocu-
pación y de propaganda para los gobiernos argentinos, evoca lo
que fue la rama política de Juan Domingo Perón y de Arturo
Frondizi. "Perón, dice 'Le Monde' persistió al comienzo de su
reinado en limitarse a una explotación que los escasos recursos
de la empresa estatal 'Yacimientos Petrolíferos Fiscales' (Y.P.F.)
hacían precaria y dejando a la importación el cuidado de colmar
el déficit."
"Frondizi, por su parte, entabló la "Batalla del Petróleo, recu-
rriendo a compañías extranjeras, en general norteamericanas,
al objeto de lograr, mediante numerosas perforaciones y una
explotación intensa el autoabastecimiento del país. En marzo de
1962, indicó el corresponsal de Le Monde, Frondizi había logra-
do su propósito, pero según sus más acérrimos adversarios, su
victoria resultaba tan costosa que comprometió la soberanía na-
cional. El presidente Illia, agrega el corresponsal del vespertino
parisiense, anuló los contratos petroleros, pero la liquidación de
la situación jurídica creada por la anulación unilateral no está
ventilada todavía."
"El corresponsal de Le Monde opina que la liquidación interven-
drá sin duda durante las semanas venideras. "Bajo la presión
conjugada de los organismos financieros internacionales, de los
bancos norteamericanos y de las naciones miembros del Club
de París. En los arreglos amistosos que se están tramitando,
"indica el periódico parisiense, la realidad se ha impuesto a la
retórica."
"Y la realidad es que: La producción nacional ha menguado y
que las importaciones se han incrementado del 243 por ciento
en el primer semestre de 1965, con relación al período corres-
pondiente del año anterior, Argentina vende trigo a Irán pero le
compra 350.000 metros cúbicos de petróleo.
"Y como la Argentina "Dedicará este año 120 millones de dóla-
res a la compra de hidrocarburos, concluye el corresponsal de
Le Monde, el gobierno no podía renunciar a la solución amistosa
con las sociedades petroleras."
El peculado del petróleo, corrobora que las inversiones extran-
jeras tienden al monopolio y a la acción corruptora en todos los
órdenes de la vida nacional. La potencialidad de tales empre-
sas, que son oligopolios mundiales, las libra de toda competen-
cia de parte de los países dependientes, sin industria pesada, y
por tanto, sin máquinas herramientas. Tales carteles, sólo permi-
tirán empresas nacionales subsidiarias menores sometidas a las
reglas imperativas de los capitales extranjeros. Estos capitales
extienden su poder tentacular a todos los sectores vitales de la
economía del país atrasado, y su inigual capacidad competitiva
los torna invulnerables, permitiéndoles desplazar, arruinar o in-
corporar las empresas nacionales más débiles al complejo fi-
nanciero metropolitano. El "affaire" del petróleo, en la Argentina,
tuvo otra manifestación en la cuestión de la electricidad, bajo el
llamado Plan Pinedo. Federico Pinedo, prócer de la "década
infame", a través del plan de su nombre, entregó a la SOFINA el
potencial hidroeléctrico del país, sus instalaciones, etc., incluso
la superusina de Dock Sur. Los argumentos fueron los de siem-
pre: el Estado no podía financiar la empresa y mediante fraudes
contables, etc., quedó constituida SEGBA. Se prolongaba así la
subsistencia de la CADE, empresa extranjera cuyo contrato
originario de 1907 vencía en 1957. Organismos técnicos han
calculado que el Plan Pinedo significó no sólo la cesión venal de
parte del Estado de empresas que le pertenecían sino una ero-
gación aproximada de 30.000 millones de pesos. La financia-
ción de las presuntas obras de SEGBA está a cargo del Banco
Mundial, cuyo vicepresidente Burke Knap, es presidente de la
SOFINA, y tal funcionario internacional, tiene además, la atribu-
ción de nombrar el directorio de la empresa.
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