Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Unidad 2. La secularización en el Río de la Plata: cultura eclesiástica y cultura laica Clase 4 Contenidos Conflictos de etiquetas: representación y simulacro. Secularización y desacralización rioplatense. El problema de la expulsión de los jesuítas. Jesuitizantes vs. Jansenizantes. Introducción La política en el Antiguo Régimen, antes de la aparición de la moderna “escena pública”, consistía en el arte de gobernar a “los pueblos” generando un equilibrio de tensiones arbitrado por el rey, equilibrio que fue descompensado en el caso de Francia, precisamente por la Revolución francesa, cuando no alcanzo el peso simbólico del Rey a compensar el desequilibrio de las tensiones tradicionales. Esta armonía que se pretendía que trascendiera los intereses de cuerpos, debía verse reflejada simbólicamente en el Ceremonial, de vital importancia para la política barroca. Entiéndase por símbolo, no una simple “representación” o un simple referente, sino como se entendía en el Antiguo régimen: una transposición sensible de una determinada esencia. La sociedad y la política barroca son esencialmente corporativas y jerárquicas al mismo tiempo. La función del Rey es custodiar esta estructura, y esto se verifica en el Ceremonial que no es –no debe ser- un simple “simulacro”, sino una verdadera representación simbólica de la realidad política, jerárquica y corporativa. La sociedad y la política barrocas están recorridas por las tensiones entre la Monarquía y la Iglesia, porque el fundamento del poder real es divino, y por tanto teológico. Por eso los problemas teológicos repercuten de continuo en el ámbito político: son problemas políticos que recorren todo el espinazo de la Monarquía (de la que se trate), por estar vinculada a la Iglesia, supuesta como trascendente y legitimadora de la Monarquía. Esto es precisamente lo que ocurre con las dos “facciones” que se disputan el favor del Rey: los jesuítas y los Jansenistas. Partidarios del derecho de resistir al tirano (ius resistendi) y del origen popular de la autoridad, después de que el pueblo la recibía de Dios, acusados de una “doble fidelidad” al Papa y al Rey, pero contrabalanceando estas acusaciones imputadas con el servicio al Rey en sus famosas misiones que convertían a las tribus indígenas hostiles en vasallos del Rey, dominaban el mundo intelectual iberoamericano, y frecuentemente un jesuita era confesor del Rey. Fueron expulsados de Portugal, Francia y España, en 1767 en éste último caso después del motín de Esquilache, en 1766. Recordar también aquí la guerra de los guaraníes en contra de las tropas españolas, que terminó en una masacre indígena: Los jesuítas habían organizado un ejército de aproximadamente 50. 000 indios armados con la anuencia del Rey, para defenderse de las incursiones bandeirantes que los buscaban para esclavizarlos. Este motín en contra de reformas modernizante del ministro Esquilache de Carlos III, se desató en toda España. (Lo que implicaba una estructura que trascendiera los diferentes reinos) y los jesuítas fueron acusados de ser sus instigadores, cuando algunos de los encarcelados declaró que no se sentía culpable porque su confesor le había asegurado que una revuelta contra la tiranía era justa. - Por oposición, los Jansenistas eran hostiles al Papa, y apoyaban una iglesia que se estructurara a partir de los obispos. (Es preciso recordar aquí que el dogma de la infalibilidad papal no estaba declarado todavía, y los católicos no estaban obligados a creerlo). Mientras los jesuítas defendían doctrinas morales consideradas “laxas” (el probabilismo), que admitían como opinión “probable” el tiranicidio, los jansenistas sólo admitían la opinión “más” probable (probabiliorismo), descartando la oposición a la Monarquía, aún al Monarca injusto. Mientras los jesuítas habían amasado una riqueza considerable en sus estancias, haciendo trabajar a los indios, por ejemplo vendiendo yerba mate en todo el espacio rioplatense, los jansenistas, desconfiaban de la riqueza y el lujo. En fin, mientras los jesuítas eran acusados de “escolásticos” intelectualmente (aunque muchos historiadores consideran que muchos de ellos era ilustrados, en realidad) los jansenistas aceptaban la “modernización” ideológica y veían con cierto agrado una laicización que restara poder al Papa. Bibliografía obligatoria - Chartier, Roger, Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII. Los orígenes culturales de la Revolución Francesa, Barcelona, Paidós, 1995. Cap. 5. - Egitto, Raúl, Ceremonias, desaires y discordias en el Río de la Plata colonial (1776-1810). Tesis de Licenciatura Universidad Nacional de Luján, 2003, Consideraciones finales, pp. 66-71. - Di Stefano, Roberto y Loris Zanatta, Historia de la Iglesia…, op. cit., pp. 158-169. - Documento 4: Ceremonia de entronización de Carlos IV, Archivo General de la Nación, 39-5-5, Tribunales, leg. 259, exp. 15, fojas 30 y ss.
Compartir