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RESUMEN-PSICOLOGIA-LABORAL-FINAL 7 sep

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RESUMEN DE PSICOLOGÍA LABORAL
UNIDAD I: INTERDISCIPLINARIEDAD Y CAMPO DE LA PSICOLOGÍA DEL TRABAJO
1. KLIMOVSKY (2002) “Las desventuras del conocimiento científico”
· Cap1
Ciencia, conocimiento y método científico 
Es indudable el importante papel que desempeña la ciencia en la sociedad contemporánea, no sólo es lo que respecta a sus aplicaciones tecnológicas sino del universo y de las comunidades humanas. La ciencia es fundamentalmente un acopio de conocimiento, que utilizamos para comprender el mundo y modificarlo.
Tratemos entonces de poner en claro qué entendemos por conocimiento. Según lo que expone Platón en su dialogo “testetos”, tres son los requisitos que se le deben exigir para que se pueda hablar de conocimiento: creencia, verdad y prueba. En primer lugar, quien formula la afirmación debe creer en ella. Segundo, el conocimiento expresado debe ser verdadero. Tercero, deberá haber pruebas de este conocimiento. Si no hay creencia, aunque por casualidad haya verdad y exista prueba, pero ésta no se halle en poder de quien formula la afirmación, no podremos hablar de conocimiento. Tampoco podremos hacerlo si no hay verdad, porque no asociamos el conocimiento a sostener lo que se corresponde a la realidad o a los estados de cosas en estudio. Y aunque hubiese creencia y verdad, mientras no exista la prueba se estara en estado de opinión mas no de conocimiento. Claro que, en esta concepción platónica, el establecimiento de la prueba ya impone la satisfacción de la segunda condición, la verdad del presunto conocimiento, de lo cual resulta que las tres condiciones no son enteramente independientes. 
La concepción moderna de éste es más modesta y menos tajante y el término “prueba” se utiliza para designar elementos de juicio destinados a garantizar que una hipótesis o una teoría científica son adecuadas o satisfactorias de acuerdo a ciertos criterios. La caracterización platónica será para nosotros un buen punto de partida, aunque provisional, para indicar de qué se habla cuando se alude al conocimiento, se refiere a algo creído, acertado y probado.
Entre todos los métodos que utiliza el científico se puede señalar métodos definitorios, métodos clasificatorios, métodos estadísticos, métodos hipotético deductivos, procedimiento de medición y muchos otros, por lo cual hablar de un método científico es referirse en realidad a un vasto conjunto de tácticas empleadas para constituir el conocimiento.
Disciplinas y teoría científica 
Cuando se habla de ciencia, por otra parte, conviene hacer ciertas distinciones. Para iniciar y llevar adelante una discusión es necesario adoptar determinada unidad de análisis y por ello debemos preguntarnos que alternativas se nos ofrecen en este sentido.
Hay razones para creer que este enfoque disciplinar no es realista ni conveniente, los objetos de estudio de una disciplina cambian a medida que lo hacen las teorías científicas; ciertos puntos de vista son abandonados o bien, en otro momento de la historia de la ciencia. Por ello en lugar de pensar en disciplinas preferimos pensar en problemas básicos que orientan líneas de investigación. Lo cual nos lleva a considerar una nueva unidad de análisis, la teoría científica.
Una teoría científica, en principio, es un conjunto, simples o complejas, acerca del modo en que comporta algún sector de la realidad. Las teorías no se construyen por capricho, sino para explicar aquello de la naturaleza o la sociedad. 
Lenguaje y verdad
En su análisis de la ciencia, ciertos filósofos ponen el énfasis en lo que conciben como un determinado modo de pensamiento, especialmente privilegiado: el pensamiento científico. Pero el pensamiento, es privativo de quien lo crea, y sólo se transforma en propiedad social si se lo comunica a través del lenguaje. Cuando tratemos acerca de conjeturas o teorías científicas debemos entenderlas como propuestas; creencias u opiniones previamente expresadas por medio del lenguaje. En la ciencia la verdad y la falsedad se aplican a las afirmaciones o enunciados. Platón exigía, que para que un enunciado exprese conocimiento debe ser verdadero.
Aristóteles presenta en su libro “metafísica” y se lo llama “concepción aristotélica de verdad”. Se funda en el vínculo que existe entre nuestro pensamiento, expresado a través del lenguaje, y lo que ocurre fuera del lenguaje, en la realidad. Aristóteles se refiere a esta relación como “adecuación” o “correspondencia” entre pensamiento y realidad. De allí que a la noción aristotélica se la denomina también “concepción semántica” de la verdad, pues la semántica, como es sabido, se ocupa de las relaciones del lenguaje con la realidad, que está más allá del lenguaje. La acepción aristotélica nos resultara muy conveniente para comprender que es lo que hay detrás de ciertas formulaciones del método científico y en particular del llamado método hipotético deductivo. 
Es el papel de la ciencia entendida como conocimiento de hechos y en tal sentido la matemática, aunque también será analizad, al igual que la lógica, será considerada como una herramienta colateral que sirve a los propósitos de las ciencias fácticas, cuyo objetivo es, precisamente, el conocimiento de los hechos.
Una ciencia fáctica estudia hechos y por ende son fácticas tanto la física como la biología como la psicología, la sociología o la economía, porque éstas pretenden dar cuenta de hechos que se manifiestan, en cada caso, en un determinado sector de la realidad. Esto no impide que se pueda distinguir entre si distintas ciencias fácticas por diferentes metodologías o procedimientos particulares que detectan y caracterizan los hechos. 
En el ámbito de las ciencias fácticas, el concepto aristotélico de verdad, parece indispensable. Se supone que, por las reglas gramaticales, semánticas y lógicas del lenguaje, quien realiza el acto pragmático de afirmar un enunciado pretende describir un posible estado de cosas y al mismo tiempo persuadimos de que ello es lo que acontece en la realidad. Si dicho estado de cosas realmente acaece, si la descripción coincide con lo que sucede en la realidad, diremos que el enunciado es verdadero. 
La noción aristotélica de verdad no tiene ingrediente alguno vinculado con el conocimiento. Una afirmación puede ser verdadera sin que nosotros lo sepamos, es decir, sin que tengamos evidencia de que hay correspondencia entre lo que describe la afirmación y lo que realmente ocurre. También podría ser falsa, y nosotros no saberlo. Es necesario discriminar entre la verdad y el conocimiento de la verdad, entre la falsedad y el conocimiento de la falsedad. La operación de establecer si una afirmación es verdadera o falsa pertenece al ámbito del conocimiento y es posterior a la comprensión del significado atribuido a los términos “verdad” y “falsedad”.
Verificación y refutación 
Para evitar el riesgo de malentendidos tendremos que recurrir a palabras más adecuadas para señalar que se ha probado la verdad o la falsedad de un enunciado. Son verificados y refutados. Un enunciado verificado es aquel cuya verdad ha sido probada. Si queremos decir que se ha establecido su falsedad diremos que el enunciado esta refutado. Lo importante es advenir que los términos “verificado” y “refutado” se refieren a nuestro conocimiento de la verdad o falsedad de una afirmación. Si una afirmación esta verificada, entonces es necesariamente verdadera, aunque otra afirmación puede ser verdadera sin estar verificada. Asimismo, aun afirmación refutada necesariamente es falsa, pero otra puede ser falsa sin que haya sido refutada.
Hablar de verificación o refutación de un enunciado les resulta un tanto excesivo a ciertos autores, suelen emplear la palabra, confirmación. Hablan de afirmaciones, creencias hipótesis o teorías confirmadas. Generalmente, lo que se quiere decir con esto es que podemos depositar en ellas un elevado grado de confianza. En caso contrario se hablará de disconfirmación. Pero algunos epistemólogos, como Popper, no tienen mucha simpatía por el inductivismo y los métodos estadísticos, y entonces utilizaotra palabra, “corroboración”, para indicar que una creencia o una teoría han resistido con éxito determinados intentos de derribarlas y por consiguiente “han mostrado su temple”. La corroboración no supone asignar probabilidades a la creencia o la teoría, ni depositar en ellas tales o cuales grados de confianza, sino tan sólo haber fracasado al tratar de descartarlas. Como veremos luego en detalle, la palabra adecua a la concepción del método hipotético deductivo que ha propuesto Popper.
Filosofía de la ciencia, epistemología, metodología 
En este libro el término “epistemología” será empleado en un sentido más restringido, referido exclusivamente a los problemas del conocimiento científico, tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a obtención, y los criterios con los cuales se lo justifica o invalida. La epistemología seria, entonces, el estudio de las condiciones de producción y de validación del conocimiento científico. 
Vinculada a la epistemología se halla la filosofía de la ciencia, la cual como la filosofía en general, abarca muchos problemas que no estrictamente epistemológicos, es un término más amplio. 
En general y a diferencia de lo que sucede con la epistemología, la metodología no pone en tela de juicio el conocimiento ya obtenido y aceptado por la comunidad científica. Su problema es la búsqueda de estrategias para incrementar el conocimiento. En la acepción que adoptaremos, la epistemología y la metodología abordan distintos ámbitos de problemas, aunque es obvio que el metodólogo debe utilizar recursos epistemológicos pues, si su interés radica en la obtención de nuevos conocimientos, debe poseer criterios para evaluar si lo obtenido es genuino o no lo es, ya que no podría ser adepto a una táctica que lo llevara a tener por valido un “conocimiento equivocado”. La metodología, en cierto modo, es posterior a la epistemología.
Contextos
Hans Reichenbach, en su libro “experiencia y predicción”, discrimina entre lo que llama contexto de descubrimiento y contexto de justificación. En el contexto de descubrimiento importa la producción de una hipótesis o de una teoría, el hallazgo y la formulación de una idea, la invención de un concepto, todo ello relacionado con circunstancias personales, psicológicas, sociológicas, políticas y hasta económicas o tecnológicas, que pudiesen haber gravitado en la gestación del descubrimiento o influido en su aparición. A ello se opondría por contraste el contexto de justificación, que aborda cuestiones de validación: como saber si el descubrimiento realizado es auténtico o no. Si la creencia es verdadera o falsa, si una teoría es justificable, si las evidencias apoyan nuestras afirmaciones o si realmente se ha incrementado el conocimiento disponible.
El contexto de descubrimiento estaría relacionado con el campo de la psicología y de la sociología, en tanto que el de justificación se vincularía con la teoría del conocimiento y en particular con la lógica. 
A los dos contextos que menciona Reichenbach se agrega un tercero, el contexto de aplicación, en el que se discuten las aplicaciones del conocimiento científico, su unidad, su beneficio o perjuicio para la comunidad o la especie humana. Se trata de un conjunto de cuestiones que incluso tienen pertenencia para comprender los problemas propios de los contextos de descubrimiento y de justificación. 
En este texto daremos preferencia exclusiva a las cuestiones que aluden al contexto de justificación.
· Cap 19
Los alcances del método hipotético deductivo
El método hipotético deductivo como una suerte de estrategias básicas que se emplean en muchas disciplinas científicas sin constituir, por ello, una metodología única y aplicable a todas ellas,
El método hipotético inferencial
Habría que hablar de “método hipotético inferencial” y no de método hipotético deductivo, porque ya no sería la deducción la única arma empleada para producir nuevos enunciados y consecuencias a partir de los principios de una teoría. La inferencia estadística es establecerla como una nueva posibilidad metodológica y ello, a nuestro entender, provoca cierta alteración en algunas concepciones deductivas que, como la de Popper, en su momento estuvieron fuertemente de moda.
Deberíamos contemplar el desarrollo de una teoría como una serie de pasos en los que, por deducción o por inferencia probabilística, se produce nuevas hipótesis, pero estas no quedan explicadas necesariamente al modo nomológico deductivo por las anteriores. El mecanismo hipotético inferencial se parece mucho más a una máquina para producir conocimiento con la que se avanza por etapas que son, en parte, creativas, a diferencia de lo que acontecía con la deducción en forma estricta.
El método hipotético deductivo parece corresponder a un modelo simplificado muy estricto en el que, fijado el punto de partida, todo el resto de la teoría esta potencialmente dado, y lo único que queda es el trabajo lógico y matemático. No es tan así en el caso de que aceptemos la inferencia estadística como habitual en el campo de la ciencia, en el que efectivamente las regularidades o leyes tienen que expresarse de esta peculiar manera. Hay un componente de creatividad y de libre elección en el camino en que se desarrolla la estructura inferencial, y este es un punto realmente notable que destacan especialmente ciertos filósofos pragmáticos.
Conviene además realizar una observación: no todo empleo de conceptos probabilísticos implica el abandono del método hipotético deductivo. 
El caso de las ciencias sociales
El autor reconoce que en el ámbito de las ciencias sociales hay un problema con respecto al método hipotético deductivo, no se vislumbra por el momento una herramienta de análisis aceptada por consenso por todos los investigadores que actúan en esta zona de conocimiento. Veamos donde radican las dificultades.
La cuestión del libre albedrio 
En la orientación llamada interpretativista o hermenéutica suelen sostenerse distintas objeciones en contra de la aplicación del método deductivo en el ámbito de lo histórico, lo cultural o lo social. la cuestión radica en que, si se quisiera acceder a leyes o hipótesis realmente interesantes, tendríamos que estar en presencia de muchos tipos de fenómenos diferentes que tuvieran, de manera regular, características fijas asociadas, o al menos con alguna significación estadística.
Lo que hemos de considerar radica en la existencia del libre albedrio, es decir, la capacidad autónoma de decisión de los individuos. A menos que seamos deterministas furiosos y sostengamos que toso está determinado de ante mano y que por lo tanto no existe el libre albedrio
Los efectos ante iguales circunstancias no tienen por qué ser idénticos, si es que efectivamente hay libertad de decisión para las acciones que determinan el curso de los acontecimientos.
La existencia de invariantes en la historia
Segunda objeción: no se puede negar que, tal como acontece en las ciencias naturales, en sociología hay no solamente hechos singulares sino también familias de hechos singulares que tienen interés común. No hallaríamos invariante que no lleven a leyes, como no sean las triviales. Dada la complejidad de los hechos singulares en ciencias humanas y sociales, la posibilidad de llegar a establecer regularidades es ínfima. Esta es la razón por la cual sería estratégicamente inútil la búsqueda de leyes histórico sociales y la consiguiente utilización del método hipotético deductivo en historia y sociología. 
El consejo seria atender a la singularidad y atraparlas en toda su diversidad, lo cual implica un acto que muchas veces se ha llamado comprensión y que significaría algo así como la capacidad total de aprehensión de una estructura singular compleja.
Por consiguiente, detrás de la idea de comprensión hay realmente una suposición hipotético deductiva acerca de la naturaleza humana y su comportamiento. Por ello, exigiría los mismos criterios de prueba y corroboración que se exigen en cualquier otro campo científico en el que se admitía lapartencia del método hipotético deductivo. 
La cuestión de los códigos semióticos 
Otra objeción a cargo de los interpretativistas que, si bien nos parece que no invalida la posibilidad de emplear el método hipotético deductivo, exige toda una serie de aclaraciones de índole metodológica: se relaciona con el carácter de “código semiótico” que tiene la conducta social y el hecho de que cada acción o situación en una comunidad tienen su significado, como lo tiene un anunciado expresado en el lenguaje ordinario. Los problemas que de aquí resultan son interesantes porque podría afirmarse que los métodos por los cuales llegamos a establecer las leyes naturales o el comportamiento de los objetos físicos.
El problema que se plantea entonces es que, para aplicar el método hipotético deductivo y, en particular, referirse a una base empírica y tomar datos observables que sirvieran para hacer inducciones o contrastar teorías, deberíamos considerar acontecimientos o estados de cosas en los cuales, hay implícito un código, un significado, una serie de sentidos de muy diversa naturaleza. Estos deben ser tomados en cuenta, pero, dado que son relativos a una cultura y a un sistema de costumbres, no tendríamos una base empírica invariante, independiente del ámbito cultural y social. Si esto fuese así, la corroboración o contrastación de una teoría sobre la base de daros implicaría una labor de interpretación; tesis sostenida por los interpretativistas cuando se refieren a la metodología de las ciencias sociales. Sin conocer el sistema de signos y de significantes de un ámbito cultural, en particular conductas, relaciones, actos y situaciones que se producen en él, el hecho que se toma en calidad de observación pertinente para corroborar o refutar una hipótesis parecería no tener atingencia (Conexión o correspondencia entre dos o más cosas) ni viabilidad. 
No cabe duda de que ésta es una seria dificultad, aunque no está muy claro, como muchas veces se sostiene, que constituya realmente un argumento contra la pertinencia del método hipotético deductivo en sociología. La posibilidad de aplicar el método implica una captación previa del código que corresponde a la sociedad estudiada, pero aprender un código no es, como a veces se cree, una actividad de índole ajena a la epistemología, sino más bien similar a las tácticas habituales en la práctica de la ciencia. 
La tesis de la inconmensurabilidad
Con frecuencia se alude a la incomunicabilidad de las culturas entre si, o a su inconmensurabilidad. Si tenemos las culturas A y B, como el sistema de reglas que imprime significación a los hechos en A es distinto del de B, lo que ocurra en B, que los usuarios de B entenderán perfectamente, será percibido en A de una manera totalmente distinta e inadecuada, porque A y B emplean diferentes códigos.
Tal problema el de la transculturalidad, supone analizar si realmente es posible o no acceder a un conocimiento social unificado, valido para todas las culturas, o bien hay que resignarse a admitir que dicho conocimiento es privado de los usuarios de una cultura, o sea, es inherente a ella y está vedado a quienes pertenecen a otra. 
No creemos que esta problemática haya creado realmente una objeción en contra del método hipotético deductivo, sino que a lo sumo señalaría, una vez más, que en cada disciplina los problemas metodológicos toman, a veces características propias y que, naturalmente, no deben confundirse las dificultades que se encuentran en un tipo de disciplina con las que se encuentran en otra.
El caso del psicoanálisis 
Expondremos el problema del alcance del método hipotético deductivo pero esta vez en relación al psicoanálisis. 
Entre los partidarios del psicoanálisis hay algunos que estarían de acuerdo con no darle status de ciencia, porque supone que se trata de una disciplina peculiar, provista de medios específicos de conocimiento y de acción, y que no se debe confundir con los que nos enseña el método científico. Mario Burgen afirma que el psicoanálisis no es científico porque la ciencia ha demostrado la tesis monista: todo lo relativo a lo que llamamos “mental” está relacionado con el cerebro y sus funciones. Según él lo concibe, el psicoanálisis afirma la existencia de lo mental como una sustancia distinta de la sustancia material, y por tanto caería en un dualismo que sería no científico por entrar directamente en colisión con las conclusiones de la ciencia. 
Lo que ocurre es que Freud advierte que su teoría acerca de los componentes y el funcionamiento de la psiquis es independiente de que se adopte previamente la tesis dualista o monista. Como comprueba que no es necesario tomar posición al respecto, hace compatible su monismo ontológico con su dualismo metodológico. De modo que el psicoanálisis no fuerza al reconocimiento de la existencia de una sustancia mental y, si es cierto que construye en su faz terapéutica el descubrimiento de que hay enfermedades cuyo origen está ligado, a tratarnos o fenómenos mentales, de ninguna manera se descarta que puedan reducirse a otros ligados al cerebro o al sistema nervioso central. 
Los detractores del psicoanálisis aducen en su contra también razones otro orden, una de las cuales es que los conceptos del discurso psicoanalítico tienen tan poca exactitud que la corrección de los razonamientos es difícil de establecer y no se advierte claramente como está constituida la cadena deductiva que lleva desde la teoría a los hechos que se quieren explicar o predecir. Si esto fuese así, el método hipotético deductivo seria impracticable en psicoanálisis porque no podríamos realmente, contrastar sus teorías o saber en qué medida permite hacerlo el material clínico. 
No hay más remedio, en el momento en que las teorías se formulan o atraviesan las primeras etapas de su desarrollo, que aceptar su vaguedad y estar atentos en cuanto a la corrección o incorrección de las deducciones que se emplean en ellas. 
Puesto que hablamos de la vaguedad de la teoría psicoanalítica como una especie de etapa por la cual, razonablemente, hay que transitar durante las primeras etapas del desarrollo de toda teoría, conviene señalar una significativa indicación de Freud. En “introducción al narcisismo”, plantea el problema de si es o no conveniente que una teoría científica sea nítida, o más exactamente si los términos introducidos por la propia teoría para poder, enunciar sus hipótesis han de ser precisos desde un comienzo o se podrá admitir en ellos una cierta dosis de vaguedad. Freud nos dice que, si los términos fuesen muy nítidos desde un comienzo, la probabilidad de que la teoría describa exactamente los estados de cosas tal como ocurren se hace muy reducida; es muy probable que la teoría esté equivocada y hay que corregirla y ajustarla. Preferible es, dice Freud, que aparezca con una cierta dosis de vaguedad que les permita acodarte progresivamente, a través de la propia practica científica, a los hechos y observaciones. La claridad surgirá luego, a medida que la disciplinase desarrolle y esto es conveniente, agrega, por cuanto la observación es la piedra de toque que otorga validez y alcance a las teorías y las actividades científicas.
1. PULIDO-MARTINEZ (2013) “Y entonces ¿esto de la crítica qué es?
Introducción
Este artículo considera las principales perspectivas críticas que han examinado la relación que la psicología ha establecido con el trabajo.
La relación entre la psicología y el trabajo ha abierto al menos cinco caminos para el ejercicio critico. El primero se concentra en la visión instrumental de la psicología hegemónica industrial, organizacional, ocupacional o del trabajo para examinar las aplicaciones que se adelantan, con el objetivo de proponer una serie de cambios o transformaciones para mejorarla. El segundo, toma como base las carencias que tiene la psicología hegemónica. El tercer camino señala el carácter ideológico de la psicología del trabajo. El cuarto, considera que la relación entre la psicología y el trabajo se articula alrededor de un problema de producciónde la subjetividad y de gobierno del mundo laboral. El ultimo camino examina el lugar de la psicología del trabajo en relación con las geopolíticas del conocimiento.
Solamente en términos analíticos se puede hacer separaciones tajantes en los dominios que ocupan las diversas maneras de examinar a la psicología. 
Instrumento 
La preocupación por el aumento de la productividad llevó a que la psicología encontrara un lugar en el mundo laboral desde principios del siglo XX. Al objetivo central de encontrar a los trabajadores más aptos para distintos argos, pronto se le uniría la psicología humanista desarrollada por Elton Mayo, para de esta unión configurar una visión de la disciplina que creció y se expandió alrededor del mundo hasta convertirse en la versión hegemónica de la psicología del trabajo tal como hoy en día se conoce. 
Esta combinación entre la psicología de las diferencias y la psicología humanista prometió que podía contribuir a atenuar la tensión latente establecida entre las habilidades, los conocimientos, las aptitudes y las actitudes que tiene el trabajador para hacer las tareas que se le asignan y la voluntad de que este dispone para realizarlas. Para alcanzar esta meta, fundamental para que el capitalismo se perpetúe, la psicología propuso un proyecto de felicidad que se basa en la satisfacción que el trabajador puede obtener de la percepción que tiene de las tareas que realiza, dejando de cierta forma de lado las condiciones objetivas en que lleva a cabo sus labores. 
Se puede decir que las intervenciones vinculadas con la psicología hegemónica se articulan al aumento de la eficacia en las organizaciones, dentro de un proyecto de satisfacción del trabajador con las tareas, sin considerar las condiciones objetivas del trabajo. Esta articulación guiada, por las ganancias a simple vista podrían parecer un tanto cínica, si no se considera que proviene de un horizonte ético fundamentado en valores liberales tales como el mérito y el mejoramiento continuo. Así la psicología se configura como un instrumento útil para intervenir éticamente el mundo laboral en la medida en que sus operaciones garanticen que se alcancen los valores liberales.
La crítica que viene formulada desde el interior mismo de la psicología y que está vinculada, precisamente, a la pregunta de cómo hacer de la psicología un instrumento mejor, más útil y más certero, para alcanzar los valores liberales vinculados con la eficiencia. Se busca un análisis que haga más verdadera a la psicología en la medida en que se aproxima a la solución de los problemas de quiere responder. Esta crítica busca encontrar las dificultades, carencias, ausencias e impresiones que tiene la psicología del trabajo, para hacerla más objetiva, precisa y, tanto, científica, de forma tal que se pueda establecer aspectos centrales para las organizaciones laborales tales como: quiénes son los mejores trabajadores, donde deben estar ubicados, qué potencialidades es factible desarrollar, cómo debe hacerse la capacitación y cómo deben ser evaluados para seguir la vía apropiada para sus carreras. 
La crítica se concentra en establecer los inconvenientes que puede tener la psicología misma como cuerpo de conocimiento y como práctica profesional. La crítica propone un horizonte ético por alcanzar, donde las intervenciones que prescribe la disciplina y las acciones mismas de los psicólogos estén libres de prejuicios.
Se ha considerado que la psicología deber ser más humanista, es decir que se deben revisar las estrategias usadas para intervenir en el mundo del trabajo, puesto que la racionalidad detrás de estas tácticas considera al trabajador como parte de la máquina, útil porque está ligado al proceso de producción. Se deja de lado entonces la complejidad de la subjetividad humana, reduciéndola solamente a pocas dimensiones relacionadas con la administración.
Contra-psicología
La crítica en referencia a la relación de la psicología con el trabajo ha asumido otro camino que lleva a la formulación de unas contra o anti-psicologías. Estas no son un conjunto de premisas conceptuales que solamente se oponen a la psicología convencional. La crítica de estas contra-psicologías consiste en cierto diferenciarse de la psicología convencional para mostrar una mayor pertinencia, académica, científica y política para entender los fenómenos del trabajo al considerar nuevos temas, otras categorías y distintos abordajes. Se ubica en una relación de negativo y positivo con respecto a la psicología convencional.
Las perspectivas que constituyen las contra-psicologías derivan en gran parte su crítica de una carencia que presenta la psicología hegemónica industrial organizacional, ocupacional o del trabajo. Esta carencia está referida a la sutil exclusión que tiene, precisamente, la categoría trabajo de los análisis convencionales. Es decir, la psicología del trabajo paradójicamente no se ocupa a través de la técnica de las percepciones que tiene los trabajadores de sus tareas. 
Más que una preocupación por hacer generalizaciones de corte universal, las contra-psicologías se ocupan de las condiciones de trabajo locales y de las múltiples formas que estas pueden tomar en concordancia con las variaciones del capitalismo.
El sentido de la transformación apunta entonces directamente tanto a posibles cambios en las condiciones laborales como a las perspectivas conceptuales y metodologías asumidas, las cuales privilegian o al menos equiparan el punto de vista de los trabajadores y de la administración. Esto significa que las contra-psicologías toman también como foco de análisis y como punto de intervención las relaciones de poder.
Otra contra-psicología se ha encargado de introducir el problema de la salud de los trabajadores dentro de una mirada crítica. Los efectos de la producción capitalista sobre el bienestar físico, social, económico y cultural del trabajo concentran las investigaciones. Aquí la herramienta conceptual permite que el trabajo sea analizado en relación con los determinantes globales de la salud tales como las formaciones sociales y económicas, así como los procesos de trabajo particulares ponen en entre dicho la salud de los trabajadores con enfermedades que son causadas por el trabajo en sí mismo.
Ideología 
El carácter ideológico atribuido a la psicología hegemónica es el foco de análisis. Se afirma que este conocimiento es un saber típicamente burgués, que se ha ocupado de “encandilar” a los trabajadores para que no puedan esclarecer las verdaderas relaciones de clase en la base de la situación de explotación que conlleva la forma de organizar el trabajo en el capitalismo. El ánimo gerencialista y técnico de la psicología del trabajo facilita y reafirma supuestos culturales y sociales que tiene fuerte arraigo en el mundo del trabajo. Loa problemas políticos y de poder que se presentan en el trabajo se convierten en asuntos psicológicos, desarticulados así posibles maneras de formular y alcanzar reivindicaciones laborales que vayan dirigidas hacia las condiciones de trabajo mismas como contribuir a la desintegración de cualquier tipo de acción colectiva. 
La crítica marxista a la psicología del trabajo hegemónica formula que este conocimiento actúa como un vehículo para ejercer una clase de represión sobre los trabajadores de forma que esta contribuye a mantener el estatus quo. Actúa en 4 momentos: primero, la psicología personaliza los conflictos cuando transforma los problemas del trabajo en asuntos internos del individuo. Segundo, propone un enfoque colaborativo caracterizado por sostener que se tienen metas comunes ideales compartidos por los trabajadores y los administradores. Con estas estrategias, la manipulación que se ejerce sobre los trabajadores pasa imperceptible y en lugar de revelarse quiere obedecer, tercero, se le da cabida a que una vez definidos los problemas como una cuestión psicología, un experto de la mente entre a solucionar los problemas del trabajo y se proporcionen los elementos para la gerencia tome decisiones “éticas”, basadaen la ciencia psicológica para administrar a la fuerza laboral. Finalmente se logra un alineamiento alrededor de las metas organizacionales, como si estas fueran los principales intereses de los trabajadores. 
Gobierno
Más allá de encontrar en las propuestas psicológicas una serie de perspectivas enfrentadas, los investigadores, que se alinean en esta manera de examinar a la relación de la psicología con el trabajo, afirmar que las diversas formas de hacer psicología se articulan para constituir un estilo de pensar, ampliamente difundido, que conduce siempre a que se den-respuestas de corte psicológico a los problemas del mundo laboral impidiendo que otras maneras de pensar e intervenir hagan presencia.
Esta manera de ejercer la crítica señala que la psicología actúa en diferentes niveles para la producción de sujetos en los ámbitos laborales. Primero, el conocimiento en la medida en que tiene como objetivo establecer qué hay en la mente de los trabajadores y cuáles son sus capacidades, provee como resultado las tecnologías y las normas psicológicas para individualizar a los trabajadores y a la vez para ubicarlos en determinados grupos de acuerdo con las normas propuestas. Segundo, las técnicas psicológicas basadas en descripciones de los trabajadores se convierten en estrategias de gobierno en sí mismas, en la medida en que al ser usadas por distintas autoridades estas constituyen los parámetros que los trabajadores deben demostrar poseer, o alcanzar, para ingresar, permanecer y movilizarse en el mundo laboral. Tercero, el conocimiento psicológico constituye al trabajador al realizar las descripciones de lo que este es y debe ser. A partir de dicho conocimiento al trabajador se le hace susceptible de la aplicación de programas dirigidos a “conducir la conducta”. Cuarto, la psicología misma provee las figuras de la subjetividad alternativas que pueden, en determinado momento, llegar a reemplazar a la perspectiva hegemónica de manera que el circulo psicológico tenga continuidad. 
Es entonces en esta mezcla entre la producción de unos tipos de subjetividad y unas maneras de ejercer el gobierno que la psicología ocupa un puesto privilegiado para prescribir contemporáneamente que cada uno debe ser empresario de sí, y basta con imaginar, tal como fuertemente lo hacen algunas de las recetas más populares aplicadas en el mundo del trabajo, que para alcanzar las metas que cada uno se impone en asuntos laborales basta con el deseo y con la disposición a la movilización para dejar “zonas de confort”.
Geopolítica
Dos puntos hay que destacar aquí. Por una parte, desde hace ya varias décadas en los lugares donde no se produce este conocimiento, se ha alertado sobre las implicaciones que tiene la apropiación de este conocimiento. Por otra parte, se ha hecho énfasis en que las críticas a la relación que la psicología ha establecido con el mundo del trabajo conservan las mismas dificultades de aquellas disciplinas de la cual se ocupa.
Tampoco de esta manera de examinar a la psicología en su relación con el trabajo, se puede decir que constituyen un marco con el trabajo, se puede decir que constituye un marco conceptual único. Se critica la actitud celebrante que muestra los psicólogos del trabajo cuando su disciplina se expande colonizando nuevos espacios laborales alrededor del mundo.
La discusión sobre las relaciones locales y globales que se vehiculan a través de la aplicación de la psicología, la cual podría ubicarse en lo que ahora se conoce como geopolítica del conocimiento, no ha dado lugar aún a suficientes estudios, convirtiéndose en un campo de investigación en urgencia de ser indagado. 
Actualmente, se puede decir que al ser aplicada la psico-tecnología importada en contextos laborales bastante diferentes, se da como consecuencia de los instrumentos psicológicos oculten, o mejor subordinen, los problemas locales del trabajo. Este efecto se produce a través de un “como si” las condiciones y relaciones laborales fueran iguales. 
La crítica a las relaciones geopolíticas del conocimiento psicológico afirma entonces que de la forma en que se busca una verdad psicológica universal a través de estudios en diferentes países en condiciones distintas en cuanto a su capacidad para influenciar en la producción misma de las categorías, el caso psicológico periférico confirma la “verdad” y superioridad de los centros productores, corroborando y reafirmando a la vez, la subordinación de los sitios en donde básicamente se lleva a cabo la aplicación de la psicología.
 Se ha establecido que la psicología juega un papel importante a la hora de regular la fuerza laboral entre regiones del planeta, al proporcionar los elementos para que se construya en términos discursivos.
Conclusión 
La revisión adelantada debe servir para aquellos interesados en cambios en el trabajo cuenten con las herramientas que les permitan desarticular situaciones particulares donde la psicología se ve envuelta en los ámbitos laborales.
2. PULIDO-MARTINEZ (2004) “En búsqueda de una psicología critica en los ámbitos laborales”
Por qué una mirada crítica al mundo del trabajo. El contexto
Tradicionalmente el mundo del trabajo y de las organizaciones ha sido considerado desde la disciplina psicológica en una perspectiva en la cual lo fundamental no son las condiciones objetivas en las que se trabaja, sino las percepciones que el trabajo tiene de las actividades y de las relaciones que se establecen en los ámbitos laborales. Los análisis generalmente se adelantan al nivel de las percepciones que tienen los individuos y los pequeños grupos de trabajadores en relación con las tareas que ejecutan, así como la de diferentes aspectos de la organización para la cual trabajan.
Los procesos tales como la selección y la capacidad del personal apoyan o dan respuestas a las preguntas acerca de cómo producir con menores recursos. ¿Quién es la mejor persona para un cargo? Y ¿en qué debe estar entrenado un trabajador que vaya a desempeñar determinado puesto de trabajo? Son preguntas formuladas dentro del Taylorismo y que encuentra respuesta en una psicología de las diferencias y de las habilidades. Esta psicología ha sido duramente criticada.
Para adelantar el proyecto humanista en el cual el trabajador no es un simple instrumento, sino que además tiene sentimientos, la Escuela de las Relaciones Humanas (de Elton Mayo) hace una propuesta que utiliza estrategias de motivación y de comunicación, moviliza la retórica de las familias empresariales y propone estrategias para establecer, promover y controlar pequeños grupos al interior de las organizaciones como base para garantizar el aumento de la producción y la satisfacción del trabajador. Sin embargo, sufre la misma carencia del conocimiento psicológico que hace énfasis en las diferencias individuales, es decir, no se interesa, o poco se interesa acerca de las condiciones objetivas en las cuales se adelantan los procesos productivos. Las condiciones en las cuales se realiza el trabajo se dan por descontadas y naturalizan como las formas apropiadas de las organizaciones del trabajo.
El conocimiento que ha producido la Escuela de las Relaciones Humanas en conjunto con el Taylorismo se complementan de manera tal que contemporáneamente entendemos el trabajo, las organizaciones y la relación del trabajo consigo mismo y con su labor a través de las propuestas que estas dos maneras de ver le mundo laboral han hecho. Estas propuestas no son artefactos históricos, como podría pensarse, que ya no sería para nada actuales. Por el contrario, en los procesos contemporáneos de flexibilización del trabajo resulta fundamentales.
Existen una seria de propuestas que se había desarrollado dentro o en una relación muy cercana con la disciplina psicológica que sin dejar de lado la pregunta por la eficacia no se concentran exclusivamente en proponer estrategias para hacer el proceso productivo más eficiente. Estos estudios “críticos” no constituyen un cuerpo unificado en sí.
En la búsqueda de herramientas
Los análisis contemporáneosde la psicología critica fundamentalmente se centra en la arena cultural, los temas están más relacionados con el género, la espiritualidad, la sexualidad y la salud. 
Tradiciones con perspectivas criticas
Por una parte, se encuentran aquellos estudios focalizados en la tradicional crítica ideológica que hacen énfasis en como la disciplina contribuye a distorsionar el mundo social y a mantener la falsa conciencia de manera tal que el statu quo se perpetua a través de la distorsión que hace de los problemas como tales. La perspectiva de la crítica ideológica hace énfasis en que las teorías psicológicas son herramientas para disfrazar situaciones que involucran dominación, opresión y exploración. 
Por otra parte, están aquellos estudios que se centran alrededor de esta crítica de las practicas psicológicas. En estas, el conocimiento psicológico está considerado fundamentalmente como productivo. El conocimiento psicológico es productivo en el sentido de que a través de las prácticas y discursos psicológicos se produce aquello que supuestamente es objeto de estudio esperado que se le descubra. 
Sin embargo, éstas no son las únicas perspectivas que pueden considerarse como una intención crítica. Los estudios psicológicos críticos han recibido otras varias clasificaciones. Construcción, reconstrucción y/o construcción son los criterios por medio de los cuales se pueden ubicar los estudios críticos.
Inicialmente se puede considerar el área de estudios referida a la crítica misma de la psicología organizacional.
Una segunda posición ésta constituida por la crítica post estructuralista. El conocimiento psicológico en relación con el trabajo cubre muchos campos. Un tercer campo de investigación está constituido por los estudios adelantados dentro del marco de la psicología discursiva. Estos estudios se focalizan en el papel del lenguaje, en relación con diversos aspectos de la vida organizacional, particularmente en la constitución de las identidades de los diversos actores sociales que están involucrados en el mundo de los negocios. 
El cuarto campo de estudios que puede también considerarse con un corte critico está relacionado con el campo del empleo y el desempleo. Este tipo de investigaciones se torna muy polémico en la medida en que develan la cara “oculta” de la sociedad capitalista, el desempleo. La psicología de las organizaciones desarrollada en América Latina constituye un quinto campo de estudio. Dentro de esta perspectiva se pueden formular preguntas relacionadas con la construcción de la sociedad desde el ámbito de las organizaciones. 
Conclusión 
Dentro de lo que contemporáneamente se conoce como psicología critica se ha dejado de lado el mundo del trabajo. 
Vale la pena anotar que los estudios con una perspectiva crítica obviamente tocan las relaciones de poder, por lo cual no se trata de aislarlos en una discusión entre los que estén interesados en perspectivas de este estilo, sino por el contrario, se trata de entrar en un dialogo con la psicología convencional que conduzca a explorar nuevas formas de organizarnos para trabajar. 
3. PANAIA; BENENCIA; CATALANO; CALVO (1996) “Trabajo y empleo: un abordaje interdisciplinario”
Introducción: Un estado de la cuestión sobre trabajo y empleo
La Universidad de Buenos Aires enfrentaba una deuda sobre el abordaje de las problemáticas del trabajo en la Argentina, razón por la cual el programa de Área de Investigación sobre trabajo y empleo encara desde su formación un intento por establecer los debates sobre el tema cuyo objetivo es arrojar luz sobre las lagunas del conocimiento, reordenar los conocimientos dominantes y orientar los nuevos esfuerzos en investigación frente a la crisis.
Todo desarrollo disciplinario implica un proceso productivo, una práctica social organizada, con distintos niveles de institucionalización, y una articulación muchas veces compleja entre las prácticas productivas y los fenómenos superestructurales.
Un dato clave es el proceso de institucionalización que acompaña la construcción de una disciplina, porque en la medida que éste avanza la pone a cubierto de la lucha política e ideológica; pero además, la profesionalización de su ejércicío depende de la inserción que realice el especialista –en este caso, en trabajo- en el mercado profesional. 
Es decir, la construcción de conocimiento en la problemática del trabajo es un proceso social y como tal, requiere ciertas condiciones de producción y de reflexión sobre sí misma para revisar el conocimiento producido y abrir la posibilidad de la construcción de un discurso científico. 
Los países que como el nuestro padecen de una crisis en su estructura, también tienen una crisis de ideas enraizadas en el consenso sobre diferentes paradigmas fracasados: desarrollo dependiente en lo económico y cultural, marginalidad en lo tecnológico y desigualdad en el intercambio, que fueron importados e implementados en el período de sustitución de importaciones.
Esta circunstancia impide ahora pensar nuevas categorías de análisis para explicar lo que sucede en nuestras sociedades; buscar modelos de interpretación optativos que permitan comprender lo que significan las transformaciones por las que está pasando el sistema capitalista y repensar sistemas de producción, de participación, de empleo y de redistribución de la riqueza.
Es evidente que si la crisis afecta la estructura orgánica del país también afecta la capacidad de las Ciencias Sociales, en general, y de los estudios especiales en particular, para explicar la dinámica de los cambios y para producir un pensamiento original que oriente los procesos de toma de decisiones sobre trabajo, empleo e ingreso. 
Hace falta un proceso de reflexión que integre todos los elementos y permita enfrentar la situación de crisis, no solo del capitalismo, sino de la posibilidad de pensar y generar ideas que orienten la acción. 
Durante el período de sustitución de importaciones, las Ciencias Sociales demostraron que podían hacer una contribución importante desarrollando marcos teóricos de referencia e instrumentos metodológicos de análisis que obligaron a mirar los procesos con perspectivas históricas. Pero la posibilidad crítica de su mirada estuvo muy signada en el enraizamiento de paradigmas importados de otras realidades y en el escaso margen que dejaba su aplicación. 
En la Sociología del Trabajo, por ejemplo, la ceguera no fue distinta, acepto las mismas fracturas de la Sociología del Trabajo francesa.
En análisis sobre “Tecnología y trabajo en la Argentina” de Alicia Calvo muestra que no existen análisis con una perspectiva macroergonómica, sobre los métodos de incorporación tecnológica en nuestro país y su impacto sobre el trabajo, y la perspectiva sobre la incidencia de la organización del trabajo en la producción, es una corriente de análisis de factura muy reciente.
Otras improntas provenientes de la sociología industrial americana adoptaron la teoría de las Relaciones Humanas desarrolladas a partir de los años 30 como respuesta controvertida al taylorismo.
En estas escuelas se asocio la productividad de los trabajadores más con el compromiso que con las condiciones y medio ambiente de trabajo y algunos expositores mostraron que los componentes psico-sociales de relación eran más importantes que la organización formal.
La disciplina que tuvo un desarrollo más sistemático fue la Psicología Social y de allí la importancia otorgada a la participación y al estudio de la estructura informal de la empresa en nuestro país. 
Otro de los modelos desarrollados en relación con el comportamiento laboral es la teoría de las expectativas, en la cual se ponen en relación la motivación con los logros esperados y el significado que adquiere el trabajo frente a los cambios de la tecnología y el modo de vida.
Los aportes de la Psicología Ambiental se focalizaron en la interrelación entre el medio ambiente físico, el construido y el social con la experiencia y la conducta humanas. En esta corriente, mediante algunos aportes conceptuales como el escenario,la saturación y el clima social, se generó una corriente de estudios asociadas a la noción de sistemas, que analizan las mediatizaciones entre el ambiente y la conducta de los trabajadores.
También se contemplan los aportes interdisciplinarios provenientes de los estudios de la salud en el contexto del trabajo, campo en que han sido incipientes los estudios sobre estrés laboral. 
El estrés no proviene ni del ambiente ni de la persona, sino de la evaluación que el sujeto realiza de a adecuación entre ambos y en las ultimas derivaciones de esta teoría aportadas por la psicología ecológica. 
Por último, los aportes de la Psicología Social al estudio de las representaciones sociales acerca del trabajo, perspectiva que aclara las significaciones e imágenes acerca de la dimensión laboral y la valoración que hacen de ella las personas en relación con los otros aspectos de sus vidas.
El doctor Miguel Matrajt desarrolló la conjunción del trabajo y la salud mental, saldando algunas de nuestras falencias.
En su ponencia sobre “Paradigmas en salud mental y trabajo”, aborda su objeto de estudio desde varias disciplina dividiéndolas entre las centradas en la relación factor-respuesta y las disciplinas centradas en la subjetividad: dentro de las primeras ubica a la Psicología Laboral o Industrial, la Neuropsicología, la psicología del trabajo, la ergonomía y la nueva ergonomía y la sociología y la nueva sociología del trabajo.
Dentro de las segundas, o sea las centradas en la subjetividad, ubica la corriente existencialista, el psicoanálisis convencional, la psicopatología del trabajo y la corriente culturalista que tienen en común partir del psiquismo del trabajar, de su historia personal, sus formas de pensar y sentir, sus proyectos existenciales, su concepción de sí mismo y el mundo. 
Un enfoque que muestra los avances en el ámbito de convergencia del Derecho Laboral y la Sociología del Trabajo en el tema de condiciones y medio ambiente del trabajo, es el de la doctora Irene Vasilachis sobre “El Derecho del Trabajo desde la perspectiva de la Sociología del Trabajo”. 
Ella muestra que a concepción preventiva propuesta por la Sociología del Trabajo es un punto obligado de reflexión de la ley de accidentes de trabajo.
Sus aportes se centran en la relación del trabajo, la salud de los trabajadores y la regulación jurídica.
La autora afirma que la Sociología del Trabajo no está presente en la doctrina laboral. Esta doblemente ausente, porque no se citan sus aportes y porque los sociólogos del trabajo no aparecen como interlocutores imaginarios para los autores de doctrina, volviéndose prácticamente invisibles sus aportes para la sociedad.
La escasa interrelación entre la visión médica y la visión antropológica del rol del médico y de la salud de los trabajadores, nos remiten a otra ausencia llamativa en el desarrollo disciplinario de la problemática del trabajo.
En nuestro criterio, la construcción de conocimientos sobre el trabajo está en pleno proceso de expansión y la capacidad de revertir la dependencia de modelos importados para los estudios del trabajo y para las Ciencias Sociales, en general, dependerá de su capacidad para vincular el quehacer teórica con la practica social, y el proceso y el producto de la investigación social con los puntos de urgencia de nuestra realidad tanto en el proceso como en el producto de las políticas de empleo, distribución del ingreso e incorporación tecnológica, proceso de trabajo, etc.
A partir del artículo de Zapata (1896) se generó en nuestro medio un esfuerzo de reflexión que por primera vez intenta revisar la construcción del discurso científico en los estudios del trabajo y de alguna manera, también, de las prácticas sociales e institucionales cotidianas, tomando el aporte de todos los campos de especialización y los interrogantes y respuestas de quienes construimos la disciplina.
Cuando Zapata enumera las líneas analíticas de la Sociología de Trabajo latinoamericana a partir de los trabajos más representativos a su juicio, señala:
1)	la relación entre sindicalismo y Estado;
2)	las diferenciaciones en la constitución sectorial del proletariado en función del tipo de producción;
3)	el conflicto laboral según factores estructurales o en determinados contextos políticos, y
4)	el comportamiento político de la clase obrera.
Por otra parte, aclara que no se puede hablar de la existencia de una Sociología del Trabajo más atrás de la década del 60.
Para Rojas y Proietti estas líneas de trabajo pierden la posibilidad de reconstruir actores y prácticas sociales; se trata más bien de estudios sobre el movimiento obrero como actor político-institucional, en los que salvo excepciones la relación trabajo-técnica-constitución del actor están notablemente ausentes de conceptualizaciones teóricas importantes. 
La agenda de estudio propuesta por Zapata para las investigaciones en Sociologia del Trabajo en America Latina reconocer tres alternativas:
1)	el estudio de la condición obrera;
2)	las consecuencias de las políticas librecambistas; y
3)	la conciencia obrera.
Todas ellas, son tachadas de politicistas por Rojas y Proietti, que a su criterio sostienen el paso de un paradigma politicista imperante hasta hace una década hacia un paradigma mas societal –más ligado a Europa y USA- cuyos perfiles básicos sitúan la discusión actualmente en dos campos:
1)	la situación de trabajo; y 
2)	el mercado de trabajo.
A la búsqueda del efecto societal que vincule lo especifico con lo general o viceversa, Rojas y Proietti postulan el paso de la noción de “situación de trabajo” a la de “sistema de trabajo” y una reconceptualización indispensable de la categoría “mercado de trabajo” entendida como espacio para afrontar un enfoque critico.
Este enfoque se resuelve básicamente mirando el trabajo como espacio integrado por hechos de organización y hechos de socialización que favorezcan el acercamiento entre el actor y el conocimiento científico.
Esto supone una forma de intervención de la sociología del trabajo que se encuentra enfrentada a dos exigencias: por un lado, generar capacidades para superar esquemas que pretendiéndose explicativos, no lo son, y por otro, evitar explicaciones tautológicas heredadas de la Ciencia Política.
Construir una Sociología del Trabajo de este tipo implica para estos autores reflexionar sobre tres ejes conceptuales:
1)	la vinculación entre acción regulada por medios y acción regulada por sentido con intención; la vinculación entre funcionamiento e interacción y entre sistema y mundo de la vida.
2)	la conceptualización de la acción de manera que sea posible analizarla en los fenómenos que la constituyen.
3)	la relación existente entre la acción innovadora, el cambio en lo social, el movimiento social y los procesos de aprendizaje.
Novick y Catalano analizan a evolución de tres periodos de comportamiento diferenciado de las relaciones laborales en la Argentina.
Lo que aparece como novedoso en la década del 80 y se configura cada vez más como un cambio significativo para la disciplina, es el aporte de los economistas del trabajo a partir de temas como las horas de trabajo y su vinculación con las reivindicaciones obreras y la calidad de vida. 
Un aporte temprano en la Argentina en esa dirección, lo realizó Julio C. Neffa, desde el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales del CONICET. Este autor señala que se desarrolla en nuestro país con un buen nivel de análisis pero es poco interdisciplinaria.
En 1980 Marc Maurice señala que el aporte de la economía podría permitir una sociología del trabajo más integrada, beneficiada por la puja entre economistas y sociólogos, aunque en esa disputa se encuentran las claves de la crisis y los límites mismos de la renovación de la sociología del trabajo.
La nueva mirada de la economía, la sociología y la historia del trabajo en la investigación de una nueva definición de las relaciones entre proceso de trabajo, división del trabajo y acumulación de capital, es la que produce una profunda renovación de la disciplina. 
En la Argentinafaltó una historia de las formas de organización del proceso de trabajo, que permitiera elaborar un conocimiento más profundo del grado de penetración del taylorismo y el fordismo en el país, para poder evaluar con esa perspectiva las características de la crisis actual y los cambios en esa organización, así como sus repercusiones en el modo de acumulación, como de alguna manera lo sugiere el trabajo de Lobato y Suriano, publicado en este volumen. 
En nuestros países, las investigaciones sobre la relación entre marcos de regulación normativa del trabajo y la performance económica es ínfima, descuidándose especialmente el análisis del impacto de la protección laboral entre comportamientos que afectan la productividad.
La reestructuración de la economía mundial implico una inevitable reinserción de las economías latinoamericanas, en las que se produce una crisis de la acumulación por sustitución de importaciones y un agotamiento del Estado como organizador del desarrollo para pasar a regímenes políticos más incluyentes, pero con políticas económicas más excluyentes.
En la reestructuración de la economía mundial y los procesos de ajuste de las economías periféricas, se transfiere al mercado el papel protagónico que pierde el Estado; pero en nuestros países, el mercado carece del dinamismo necesario para funcionar como un eficaz integrador social.
El régimen legal de protección laboral contribuye a moldear las prácticas de empleo, a estructurar el mercado de trabajo, combinando prácticas contractuales y la composición de la fuerza de trabajo ocupada, y puede llegar a afectar la disciplina. No está estudiado todavía en qué medida afecta la productividad laboral. 
Constituye un importante aporte aporto saber cómo se han ido construyendo los conocimientos históricos respecto del mundo del trabajo. Es invalorable para países como Argentina, que tienen un importante desarrollo agrario y basan sus exportaciones fundamentalmente en materias primas agropecuarias, la profundización de los estudios sobre el empleo rural. Sin embargo ésta ha sido una veta poco estudiada en nuestro país. 
Lo estudios de mas interés para esta temática han estado centrados en las relaciones de producción y en la elaboración de tipologías agrarias. En general, la hipótesis predominante ha sostenido la escasez del trabajador rural y el alto costo del factor trabajo, lo que explica la tendencia permanente a la mecanización. 
Actualmente, el nuevo estadio del proceso de mecanización y sus efectos reestructuradores sobre los movimientos poblacionales dispara procesos del tipo: escasez relativa de mano de obra/mecanización/migración adicional, que muestran en última instancia los efectos macroeconómicos sobre el sector.
En nuestro país, desde los resultados de una investigación empírica se pone en cuestión el excesivo determinismo del capital a través de las conceptualizaciones del rol del saber obrero y la capacidad de regulación humana. 
Algo similar ocurre con la organización del proceso de trabajo, donde el desarrollo de la polivalencia nos remite a la vieja fractura entre producción y capacitación. 
Toda la organización del trabajo concebida por Taylor, se apoya en un criterio de rentabilidad económica donde la pieza clave es la mano de obra, porque constituye el mayor porcentaje de la estructura de costos de producción.
Con la automación, el costo de la maquina pasa a tener un peso central y modifica los términos de la eficacia del trabajo, porque la productividad no pasa por la intensificación del trabajo vivo, sino por una utilización optima de las máquinas. Entonces quedan automáticamente cuestionadas dos funciones clásicas: las funciones de mando del sistema jerárquico taylorista, en la medida que la automación concentra una mayor actividad cerebro-intensiva; y las funciones de gestión, ya que la informatización puede permitir una verdadera descentralización de la gestión de la empresa a nivel de taller, servicio, unidad operativa, etc. 
Los estudios sobre la crisis del taylorismo han demostrado que la crisis y reivindicaciones de las condiciones de trabajo, son cuestionamientos a la concepción capitalista de la productividad. Se podrían distinguir dos lógicas en la política de inversiones:
1)	la de la productividad del trabajo vivo; y
2)	la de la medida de la realización del beneficio, que implica que se investigue la economía del capital constante luchando contra “los usos de los medios de producción” o contra “la superexplotación del trabajo vivo”.
Esta última es la que mas interés ha despertado en los estudiosos de la clase obrera: salarios, desempleo, intensificación de la tara, división entre decisión y ejecución, etc.
Los interrogantes actuales de la Sociología del Trabajo y por extensión, de todas las disciplinas relacionadas con el trabajo, están bastante alejados de los que surgieron históricamente como objetos propios de la disciplina, porque hoy la preocupación está centrada en el empleo y en la empresa.
En parte, porque la masividad y persistencia de las empresas en el mercado condiciona el mantenimiento del empleo y gestión está pensada para el núcleo del personal jerárquico. 
Por otro lado, el mercado de trabajo ya no es uno solo sino un gran número de pequeños mercados separados (regionales, locales, de oficio, etc.) con distancias físicas, culturales e institucionales. Esta balcanización del mercado impulsa la investigación sobre la movilidad en el empleo, la dinámica de estos sectores, las normas y las instituciones y en particular, la empresa, que constituyen las barreras de entrada y salida del mercado de trabajo.
Las privatizaciones, mecanismo al que han recurrido muchas importantes empresas en el país, ha fomentado el estudio de sus efectos en el mercado de trabajo y en las nuevas organizaciones empresarias.
En cuanto a la preocupación por la empresa, que se extiende al espacio interno y se dedica a descubrir que lógica de conjunto y que forma de coherencia pone en práctica, también se vio muy impulsada por los procesos de privatización y cierre de empresas a causa de la recesión y el ajuste. 
La presión que ejerce la aplicación de la flexibilización sobre el proceso de producción, la regulación del empleo y las cargas de trabajo del personal, produce modificaciones en el proceso de transición que no han sido suficientemente estudiadas. 
Estas políticas introducen procesos de precarización que condensan o aceleran el ritmo de vida del trabajo y tiene graves consecuencias de desgaste para el trabajador. 
Primera Parte: Historia del trabajo y de los trabajadores en la Argentina: Aproximaciones a su historiografía
La Argentina de la segunda mitad del siglo XIX se sumergió en una etapa de profundas transformaciones, impulsadas por la producción de bienes primarios para el mercado agroexportador. Ese proceso fue también el de la constitución de nuevos actores sociales, que resultaron de un múltiple movimiento, donde confluyeron los viejos protagonistas de la sociedad criolla transformados por las nuevas condiciones de la vida política, económica y social, y los recién llegados al calor de la movilización de seres humanos provenientes de Europa.
Los trabajadores fueron ocupando paulatinamente el lugar que los primeros historiadores del movimiento obrero reclamaron.
Lo que queda dentro de una extensa producción histórica, es la historia del movimiento obrero como un camino posible para aproximarnos a la historia del trabajo en Argentina.
1.	El mundo del trabajo en las interpretaciones globales
En los años sesenta se produjo, en la Universidad de Buenos Aires, una renovación académica con la incorporación de nuevas disciplinas y la creación del Instituto de Historia Económica y Social. Los investigadores en historia y sociología focalizaron el examen en el período de, la integración de la Argentina al mercado mundial como productora de bienes primarios, particularmente entre 1880 – 1930, etapa que fue denominada de “formación de la Argentina Moderna”
El antecedente más inmediato de aquellos trabajos realizadosen los años sesenta lo constituyó la publicación de Germani, en 1955, de la primera obra que trazaba un perfil empírico de la estructura social de la Argentina, a partir de los censos de población realizados entre 1869 y 1947. Los trabajadores ocupados en los diferentes sectores de la economía jugaban, en la concepción germaniana, un rol importante en la modernización del país. Los trabajadores-inmigrantes, concentrados en los centros urbanos, alimentaron el crecimiento de las capas de los obreros urbanos como la de los llamados sectores medios, disolvieron bajo su impacto las viejas formas culturales, y conformaron asociaciones que se constituyeron en los canales de participación en la nueva sociedad. Todas estas observaciones sustentaban el análisis de Germani, sobre la modernización del país. Anuncia también, lo que se constituirá en un tema central del debate sobre la identidad política de los trabajadores, al señalar el movimiento peronista con sus lemas de “Justicia social” y “Derechos de los trabajadores” como la expresión de las clases trabajadoras en oposición a la “oligarquía explotadora”.
2.	La historia político-institucional
Los interrogantes sobre el papel de los trabajadores como una fuerza política, han orientado los estudios de los obreros organizados. Temas referidos a la autonomía de la clase, la conciencia de clase como el resultado de la acción establecida desde fuera del lugar de trabajo, la acción del partido revolucionario que diseñaba el paradigma leninista, son las bases sobre las que se estructura de una u otra forma, la mayoría de los trabajos.
El debate en torno a la “Semana Trágica” (represión y masacre sufrida por el movimiento obrero argentino, en la que fueron asesinados cientos de personas en Bs As en 1919. Se produjo a raíz de una huelga provocada en una metalúrgica llamada Vasena, en reclamo de mejores condiciones.), recorta dos formas de hacer historia de los trabajadores. Por un lado, se encuentra el trabajo de Godio, quien partiendo de un análisis de las ideologías dominantes en el seno del movimiento obrero, busca desentrañar aquellas cuestiones vinculadas con la ausencia de un partido revolucionario y encontrar un modelo para la acción. Su análisis coloca en un lugar privilegiado la concepción marxista de la conciencia de clase, y el problema mayor reside en explicar cómo se constituye y construye una clase trabajadora en hegemónica y con capacidad de organizar a la totalidad de la sociedad de acurdo a sus intereses.
Para David Rock, el movimiento no sólo constituye un estallido emocional masivo, sin coordinación ni dirección, por lo que no puede ser interpretado como una anticipación de lucha armada moderna, sino que también critica el ahistoricismo de Godio puesto que lo ve como una herramienta.
Por otro lado, más fructífera fue la polémica que se inició a partir de los trabajos de Germani, y que se articuló alrededor del peronismo. Germani ponía el énfasis en los aspectos de ruptura que la irrupción masiva de los migrantes internos, que adherían al peronismo, desempeñó en la gestación del nuevo movimiento. El peronismo venía a significar una fractura histórica que hacia fines de los años sesenta comenzó a ser cuestionada, enfatizando esta nueva corriente en el rol del movimiento obrero organizado en los orígenes del peronismo, y discutiendo la diferenciación entre obreros nuevos y viejos, así como la relación entre sindicalismo y Estado.
El tema de las relaciones entre la clase obrera y el peronismo constituye una fuente de estímulo permanente a la reflexión de los historiadores, tal vez por la activa presencia que sus actores tenían y tienen en el escenario político nacional. Se destaca el texto de James, quien explica, a partir de la articulación del discurso de Perón y de la experiencia de los trabajadores, el modo en que se conforma su identidad política. Desarrolla también la historia sindical posterior a Perón y la transformación del sindicalismo peronista en una fuerza política autónoma, considerando a los dirigentes sindicales como el resultado de una combinación de un pragmatismo, vinculado a las instituciones y apelación a la lucha y a la acción directa, como rasgos del sindicalismo moderno. La necesidad de promover la defensa y mejora de condiciones de trabajo y de los salarios, los lleva a desarrollar canales de negociación, y para abrir esos canales se recurre a la protesta.
La historia del peronismo, como la de la clase obrera en su conjunto, ha estado demasiado centrada en lo que sucedía en los grandes centros urbanos y es poco lo que se conoce del proceso en el interior del país, pensado este proceso no como mero reflejo de lo que sucedía en Buenos Aires, sino como el resultado de las articulaciones peculiares de cada región.
3.	La “Nueva Historia Social”
Si se pudiera establecer una caracterización general de la misma, podría enfatizarse su carácter fragmentario y disperso, y señalar al mismo tiempo, la influencia teórica de la historiografía marxista. Dado el carácter diverso y fragmentario de las bases teóricas, será agrupada en dos problemas centrales: el referido al nivel o la calidad de vida de los trabajadores, y el de un cuerpo más heterogéneo en torno a los sectores populares y su experiencia.
3.1.	Calidad y nivel de vida: las manifestaciones de un debate apenas anunciado
Panttieri describía en un tono fuertemente pesimista la situación de los trabajadores en el período de la inmigración masiva; señalaba que la situación de la clase obrera habría empeorado durante ese momento.
Cortés Conde, analiza en uno de sus capítulos más importantes, la constitución del mercado de trabajo, sus características y las razones de la atracción argentina de trabajadores europeos. El salario diferencial se convierte en la clave explicativa de esa atracción. Para este autor, el crecimiento de las exportaciones y de la riqueza, se tradujo en una expansión del empleo, lo que atrajo a la inmigración y produjo un aumento del ingreso de habitantes. Hizo una lectura optimista de las transformaciones de la Argentina moderna y construyó las bases empíricas que, a su juicio, permitían demostrarlo.
Leandro Gutiérrez, colocó en una clave problemática, aquellos aspectos no dimensionados por Cortes Conde: el peso de los períodos de desocupación en un país que se caracterizaba por un mercado laboral estacional, la inseguridad laboral, los niveles de consumo, las expectativas de una masa de trabajadores traducibles en expectativas de ascenso social.
Dentro del tema de las condiciones de vida, aparecieron en los años ’60 los trabajos de Yuvnovsky, quien planteaba que las desigualdades entre oferta de vivienda y crecimiento de la población dieron lugar, en la ciudad de Buenos Aires, a un proceso convergente de crecimiento de los valores de la vivienda, que afectaba a los asalariados.
En este tema no faltaron los continuadores a la obra de Cortés Conde, que escribirían un artículo que se ubica dentro del campo optimista, y discutiendo con Yuvnovsky, buscan demostrar que finalmente, la experiencia argentina no fue tan poco exitosa para muchos inmigrantes que se transformaron en propietarios; que se había producido un incremento del número de propietarios y que las viviendas precarias, cedieron ante la solidez de las construcciones.
Las discrepancias historiográficas sobre las condiciones de calidad de vida en la Argentina, entre 1880 y 1914, tuvieron estas pocas manifestaciones y en los últimos años los aportes parecen haberse desvanecido. La falta de un debate franco y abierto sobre el tema, ha cercenado la posibilidad de enriquecer la historia de los trabajadores.
3.2. Los sectores populares y la “experiencia” de los trabajadores
El concepto de “experiencia”, la cultura como campo de tensión, la historia “desde abajo” o la historia de la “gente común”, han dejado su impronta en una producción heterogénea por los temas y problemas que aborda. Ha permitido también, la acuñación de la nueva categoría de “sectores populares” que, aunque más inclusiva, desdibuja la nociónde clase.
La categoría de sectores de populares, que incluye a los trabajadores, se ubicó en el centro de una controversia que no alcanzó a convertirse en debate, porque no estaba claramente planteado y porque quienes lo impugnaban, lo hacían desde el poco claro pero seguro lugar de la denuncia, y no a partir de un cuerpo de investigaciones que lo sostuvieran.
Quienes acuñaron al concepto de sectores populares, partieron de la idea de explicar la sociedad, pero buscando recortar un sujeto que diera cuenta de las complejidades del proceso de conformación de los sujetos sociales; alumbraron a una categoría que en su uso se fue desdibujando el rostro de los trabajadores y las complejidades de su experiencia.
Respecto al tema de las identidades, un tópico en el período formativo de la Argentina moderna ha sido abordado por Adolfo Prieto, donde muestra la difusión de la literatura criollista y su funcionalidad para diferentes sectores sociales. Para los sectores populares, la literatura criollista de fin de siglo, significó una forma de civilización, ya que proveyó símbolos de identificación y afectó las costumbres, puesto que reprodujo una atmósfera rural que parecía garantizar el sentimiento de nacionalidad. Sirvió para controlar las tensiones desatadas por el proceso de modernización y para reafirmar el carácter nacional, y discutir quién tenía más derecho de pertenencia a la nación.
La cuestión de la identidad es el tema central en este período, donde se advierte un complejo proceso de confluencia de la construcción de una identidad nacional, de una identidad de clase, y hasta de una identidad “étnica” y “de género” amalgamadas, en un movimiento marcado por constantes interrelaciones.
Son precisamente los trabajos sobre el fenómeno inmigratorio, los que ciertamente han tomado la cuestión étnica como el eje de sus investigaciones. Cuando las ideas de etnicidad, pluralismo, diferencia, cuestionaban y desplazaban la noción de asimilacionismo, cuando de los años ´70 los paradigmas clásicos de las ciencias sociales comenzaron a ser cuestionados y a producir una fragmentación que significaba privilegiar lo local, lo cotidiano, los grupos desorganizados, las minorías, las mujeres, los sectores marginales, se facilitó el abordaje minucioso de diferentes grupos étnicos. 
En este campo, un problema crucial reside en analizar cómo se resolvieron las tensiones entre una identidad étnica que se construía en el país receptor a expensas de las identidades nacionales, que constituían las bases de la experiencia en el país de origen, y una identidad de clase y nacional que incluye el tema de la ciudadanía. Las exploraciones realizadas por Ricardo Falcón apuntan a estudiar las relaciones entre la cuestión étnica y el movimiento obrero, entrecruzando esta dimensión con la cuestión social y con el régimen político.
Los problemas de integración de los nuevos grupos inmigratorios, en particular en el trabajo industrial, han sido enfatizados en numerosos trabajos, y en la Argentina fueron fuente de tensión en grandes establecimientos. La experiencia del trabajador inmigrante, ocupó el grueso de una bibliografía que no prestó la misma atención a la rica problemática de la cooptación de masas de trabajadores indígenas, que eran incorporados en la producción industrial, en condiciones que en nada se parecían a las caracterizadas como modernas.
Otra cuestión de importancia, es la relativa a la historia de las mujeres con su mutación hacia la historia de la sexualidad, de su vida cotidiana, y la incorporación del concepto de género como categoría de análisis.
Sin temor a equivocarse, los autores dicen que los historiadores del trabajo, en particular en las áreas urbanas, siguen ignorando a las mujeres trabajadoras aunque constituyan un grupo mayoritario del sector que se encuentra bajo estudio, y la producción histórica presta escasa atención a la investigación que se encuentra bajo la clasificación de “mujeres”.
De modo que ausentes de las historiografía argentina sobre trabajadores, las mujeres se transformaron en un tema privilegiado por quienes desde de diferentes disciplinas estudiaron y discutieron la posición de la mujer en la sociedad, en el trabajo invisible y no remunerado. Con mayor o menor éxito, estos trabajos contribuyeron a colocar el tema de la mujer como un campo particular de estudio.
Las historias del trabajo, en cambio, pasan por alto campos de experiencia donde la activa participación de las mujeres en los movimientos de protesta o en la organización sindical sean vistos de manera más extensa y compleja, contemplando las vicisitudes de la vida cotidiana, la existencia o no de un doble trabajo, las incertidumbres o las aspiraciones de la gente.
Cualquier abordaje de la dinámica del proceso de trabajo, debe dar cuenta de que además de la división social y técnica del mismo señalada por Marx, existe otra división del trabajo que atiende a las diferencias de acuerdo al sexo y a la raza.
4.	La historia del trabajo: vacíos y necesidades
El examen del trabajo en Argentina reclama una colocación y un análisis centrado en aquellos tópicos que puedan dar cuenta de las habilidades, destrezas y comportamientos de los trabajadores, como de los engranajes de los que forman parte y de las relaciones que se establecen.
Tradicionalmente, los estudios sobre los trabajadores se han concentrado en éstos, pero las pretensiones de los empresarios y sus sistemas de valores resultan tan útiles como los que sustentan los asalariados, para entender la conflictividad (o no) de sus relaciones.
Del mismo modo, la constitución de los ámbitos específicos relacionados con la organización del trabajo, la formación de los especialistas laborales y su grado de inserción en instituciones públicas y privadas, se orientan a una comprensión global de la dinámica laboral, de sus transformaciones y de sus permanencias.
Finalmente, habría que agregar que la historia política institucional de los trabajadores debe ser repensada con los aportes de la “nueva historia social”.
4. SENEN GONZALEZ (2006) “Teoría y práctica de las relaciones industriales. Reflexiones sobre los cambios recientes de las relaciones laborales en Argentina”
Introducción
Tres grandes debates en el campo disciplinario de las relaciones laborales. 
El primero, focalizado en el proceso de globalización y atento a percibir similitudes y diferencias en cada experiencia. ¿En qué medida las presiones globales (factores competitivos, desregulación, privatización) condicionan o determinan la convergencia y/o la divergencia de los sistemas naciones de relaciones laborales?.
Teniendo en cuenta la importancia de las instituciones, contextos o entornos en que se producen los procesos y los resultados de las relaciones laborales, nuestro segundo debate sugiere identificar las reflexiones sobre la transformación de los sistemas de relaciones laborales y sobre la capacidad de las instituciones nacionales para responder a una economía crecientemente globalizada, en las que se considera el papel que juegan los actores dominantes (empresa, sindicato, estado) y la interacción entre actores y marcos institucionales. ¿Cuál es el peso que ejercen los marcos institucionales y/o las opciones estratégicas adoptadas por los actores sobre la transformación de los sistemas de relaciones labores en cada contexto nacional?.
El tercer debate se centra en reflexiones que estudian la lógica empresaria y sus estrategias. ¿Son las estrategias de los actores y/o las estructuras las que condicionan o determinan las relaciones laborales a nivel de las empresas?.
Estos debates resultaron indispensables a la hora de plantear y responder los ejes de nuestro problema de investigación, ¿existe convergencia o divergencia en las relaciones laborales en el contexto de la privatización de las empresas de Telecomunicaciones, Gas y Agua en Argentina?, ¿Qué factores explicarían dicha tendencia?.
La segunda parte del articulo tiene un carácter más empírico, está orientada a mostrar el modo en que a parir del estudio de un caso

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