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Resumen historia parcial 1

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Resumen historia parcial 1 parte 1: de la comunidad estamental a la sociedad de clases 
El surgimiento de la sociología como disciplina autónoma se entrelaza con el proceso de desintegración de la sociedad europea en el siglo XIX. La raíz de esta transformación se encuentra en el sistema feudal que predominó en Europa occidental aproximadamente entre los siglos IX y XIII. El feudalismo se basaba en la servidumbre, donde la relación fundamental de producción era de tipo servil, y la estructura social se organizaba en estamentos jerarquizados por nacimiento. Esta sociedad se dividía entre hombres libres, ( podían pertenecer, o no, a la nobleza o al clero,)y quienes no lo eran( que podían ser siervos domésticos o la gleba) siendo la nobleza terrateniente, la Iglesia y el monarca quienes sostenían el orden feudal. La producción económica se centraba en lo rural, con la mayoría de la población dedicada a la agricultura. Las relaciones sociales en el feudalismo se basaba en un pacto de vasallaje, una relación de subordinación y servicio mutuo que unía a la comunidad y que se establecía entre diferentes señores feudales. La Iglesia también actuaba como un señor feudal, poseyendo tierras y ejerciendo influencia en la sociedad recaudando el "diezmo". Hubo luchas por la expansión de feudos con ejercitos de los feudos denominados huestes" o séquitos feudales"y el poder se centraba en el "señorío", donde el señor ejercía control sobre la justicia, tributos y trabajo. Parcela: donde y de la que vivía el señor, cuya tierra era explotada generalmente por trabajadores domésticos. Los mansos: destinadas al albergue y la producción de alimentos de los campesinos Las tierras comunales: estaban formadas por prados, dehesas A pesar de la predominancia del sistema feudal en las áreas rurales, surgieron ciudades al margen de las aldeas feudos. En estas ciudades, la población se dedicaba a la producción de bienes para el comercio de larga distancia. La formación en los gremios a través de aprendices permitía entrenar a futuros artesanos en diversas técnicas. El feudalismo se caracterizaba por su enfoque en una producción dirigida al uso, no al mercado. Con el tiempo, se introdujeron innovaciones como el uso del arado asimétrico, la rotación de cultivos y la sustitución del buey por el caballo. Sin embargo, debido a esta economía basada en el uso, el sistema de producción era inestable. Las pérdidas de cosechas debido a factores climáticos generaban hambrunas y epidemias, causando un colapso demográfico al escasear la mano de obra agrícola. En Inglaterra, la servidumbre cedió ante la actividad agropecuaria y las ciudades otorgaron privilegios. Se produjo una transición hacia la vida urbana, con el fortalecimiento de la autoridad real y la reforma protestante. La monarquía adquirió territorios, desapareció el diezmo y se formaron nuevas clases propietarias.No obstante, a medida que Europa experimentaba cambios económicos, políticos y culturales, los lazos tradicionales empezaron a desmoronarse. La Reforma Protestante, liderada por figuras como Lutero y Calvino, generó una nueva ética de la acción y un replanteamiento de la relación del individuo con la fe y el trabajo. Además, la expansión colonial europea hacia América y la extracción de metales preciosos contribuyeron a transformaciones económicas fundamentales. A medida que avanzaba el siglo XVI, se produjo una transición hacia la producción manufacturera y la consolidación de un comercio en expansión. Las guildas de mercaderes ganaron importancia, y las ciudades empezaron a jugar un papel clave en la economía. La Revolución Gloriosa de 1688 en Inglaterra estableció una monarquía parlamentaria que favoreció el desarrollo capitalista sin las violentas revueltas de otros lugares.Esta transformación culminó con la Revolución Industrial del siglo XVIII, que vio el surgimiento del proletariado como clase trabajadora y la consolidación de la burguesía como clase dominante. Parte 2 el proceso de industrialización y la consolidación del capitalismo.
La Revolución Industrial, que se originó en Inglaterra en el siglo XVIII y se extendió a otros países durante el siglo XIX, marcó un cambio profundo en la historia humana. Más allá de sus aspectos técnicos, esta revolución generó transformaciones económicas, sociales y políticas que tuvieron un impacto duradero en todo el mundo. La Revolución Industrial introdujo avances tecnológicos que revolucionaron la producción. La aplicación de conocimientos científicos a los métodos productivos y la inversión de capital intensiva y extensiva permitieron un crecimiento económico sin precedentes. La adopción del vapor como fuente de energía, impulsada por el uso del carbón, expandió la capacidad de las máquinas y mejoró los sistemas de transporte, lo que a su vez estimuló la producción y el comercio. El sistema de producción cambió fundamentalmente. Las fábricas y talleres reemplazaron los métodos artesanales y la producción manual. La concentración de trabajadores en un mismo lugar, junto con horarios laborales rígidos, marcó una nueva forma de trabajar. Sin embargo, esta transformación también generó desafíos sociales, como condiciones laborales precarias y explotación de los trabajadores, lo que condujo a movimientos obreros y luchas por mejores condiciones. Los bancos desempeñaron un papel crucial en esta revolución al facilitar la movilización del capital. A medida que las empresas requerían financiamiento a corto plazo para comprar materias primas y pagar salarios, los bancos actuaron como intermediarios al transferir capital desde áreas con excedentes hacia las zonas con mayor demanda. En términos sociales, la Revolución Industrial reconfiguró la estructura de clases. La burguesía, originalmente centrada en el comercio y las finanzas, se convirtió en una clase dominante en la economía y la política. La antigua estructura gremial y las formas de trabajo artesanales fueron reemplazadas por la producción industrial, lo que cambió la relación entre empleadores y trabajadores. La Revolución Industrial también tuvo efectos en la demografía y la urbanización. El aumento de la producción y la mejora de las condiciones de vida llevaron a un crecimiento poblacional significativo. Las ciudades crecieron rápidamente para albergar a la mano de obra industrial, pero esto también trajo consigo problemas de hacinamiento y condiciones insalubres en las áreas urbanas. En resumen, la Revolución Industrial no solo fue un cambio técnico, sino un proceso multidimensional que transformó la economía, la sociedad y la política. Marcó el inicio de la era moderna y tuvo un impacto duradero en la forma en que vivimos y trabajamos en la actualidad.

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