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847 Capítulo 69 Hormona de crecimiento Víctor Arce, Jesús A. F. Tresguerres y Jesús Devesa � INTRODUCCIÓN � ESTRUCTURA, SÍNTESIS Y SECRECIÓN � SECRECIÓN DE GH � RECEPTOR DE GH (GH-R) � REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN DE GH � CAMBIOS EN LA SECRECIÓN DE GH CON LA EDAD � ACCIONES BIOLÓGICAS DE LA GH � FACTORES DE CRECIMIENTO TIPO INSULINA (IGF) � BIBLIOGRAFÍA INTRODUCCIÓN La hormona de crecimiento (GH, growth hormone) hipofisaria se sintetiza principalmente en las células soma- totropas de las zonas laterales de la adenohipófisis, desde donde se vierte a la circulación. La hipófisis humana con- tiene entre 5 y 10 mg de GH, lo que supone un 10% del peso en seco de la glándula. Aproximadamente un 90% de la GH sintetizada por las células somatotropas es una proteína de 191 aminoácidos, con un peso molecular de 22 650 D, denominada GH-22KD. El 10% restante corresponde sobre todo a una proteína de 20 269 D (GH-20KD), que carece de los aminoácidos localizados entre las posiciones 32 y 46. Hay también una pequeña cantidad de variantes, originadas por modificaciones químicas (desamidación, acetilación, agregación) de las formas anteriores, cuya significación fisiológica no ha sido totalmente esclarecida. La síntesis y la secreción de GH por la hipófisis están controladas por el hipotálamo (Fig. 69.1), fundamen- talmente mediante dos neurohormonas: una de carácter estimulador, la hormona liberadora de hormona de creci- miento (GHRH, growth hormone-releasing hormone), y otra de carácter inhibidor, la somatostatina (SS o SRIF, somatotropin release-inhibiting factor). A su vez, tanto la síntesis como la liberación de GHRH y SS se regulan por un gran número de neurotransmisores, hormonas y señales metabólicas. La liberación de estas neurohormonas a la circulación portal hipotálamo-hipofisaria ocurre de forma rítmica y alternante, lo que lleva a que la secreción de GH sea episódica. Cada bolsa de secreción es originada por un aumento de la liberación de GHRH junto con una dismi- nución de la liberación de SS. Se establece así un ritmo hipotálamo-somatotropo (HSR), de máxima amplitud durante la fase de sueño de ondas lentas (Fig. 69.2), varia- ble en cuanto a la intensidad y frecuencia de los episodios secretores en función de la edad y el género (Fig. 69.1). La generación y la modulación de este ritmo parecen claves para la optimización de los efectos biológicos de la hor- mona. Además de la GHRH y la SS, otros factores hipotalá- micos y periféricos pueden estar implicados en el control de la secreción de GH. Éste es el caso de los péptidos denominados genéricamente GHRP (growth hormone- releasing peptides) y más concretamente del factor gástri- co ghrelin. Sobre la síntesis y/o la liberación de todos estos factores actuarían una serie de neurotransmisores, otras hormonas y señales metabólicas (Fig. 69.3). La GH no actúa de forma específica sobre un deter- minado órgano diana, sino que ejerce sus acciones sobre todo el organismo. Por sus acciones sobre el sistema esquelético, la GH resulta clave para el mantenimiento de un crecimiento corporal armónico y para la consecución de una talla adulta normal. Estos efectos se obtienen tanto por una acción directa de la GH sobre dichos tejidos como a través del incremento de la síntesis de IGF-1 (insulin-like growth factor-1, factor de crecimiento tipo insulina 1), fundamentalmente en el hígado y el hueso. Sin embargo, el efecto biológico más importante de la GH ocurre en el metabolismo intermediario (Tabla 69.1), por medio de sus acciones anabolizante, lipolítica y diabetógena, que se rea- lizan de una forma perfectamente integrada para conseguir como efecto final el crecimiento, o atender a las regula- ciones metabólicas y nutricionales del organismo una vez finalizado aquél. La GH ejerce también importantes efec- 848 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O Hipotálamo GHRH GHRH SS SS Hipófisis GH HSR Sangre portal Joven Viejo Varón Acciones biológicas Mujer Figura 69.1. Esquema general sobre el control y los cambios en la secreción de GH. La GHRH estimula y la SS inhibe la secreción de la hormona en la hipófisis. El patrón de secreción de ambos neuropéptidos en la circulación portal es rítmico y alternante, con un des- fase de 180°. Ello lleva al establecimiento de un ritmo hipotálamo-somatotropo (HSR), condicionante de una secreción episódica de la hormona clave para la optimización de sus efectos biológicos. Esta secreción presenta un dimorfismo sexual y alcanza el máximo en cuanto a amplitud de los pulsos hacia la pubertad, y disminuye más tarde progresivamente en relación con la edad. Trazo conti- nuo, estimulación; trazo discontinuo, inhibición. tos sobre el sistema inmunitario y la hematopoyesis, el sis- tema cardiovascular, el equilibrio hidrosalino, las gónadas, la glándula mamaria y determinados procesos cognitivos. De hecho, existe síntesis de una GH idéntica a la hipofisa- ria en diversos tejidos extrahipofisarios, en particular en las células hemáticas y la glándula mamaria. El significa- do fisiológico de estas variantes extrahipofisarias estaría en relación con mecanismos de control local del creci- miento y muerte celular. ESTRUCTURA, SÍNTESIS Y SECRECIÓN Estructura del gen hGH-N La GH está codificada por un único gen, localizado en el brazo largo del cromosoma 17, perteneciente a una fami- lia de cinco genes relacionados entre sí: cluster de genes GH. Se trata del gen hGH-N (human growth hormone-nor- mal) o gen hGH-1; el gen hCS-L (human chorionic soma- tomammotropin-like) o gen hPL-1; el gen hCS-A (human chorionic somatomammotropin-A) o gen hPL-4; el gen hGH-V (human growth hormone-variant) o gen hGH-2 y el gen hCS-B (human chorionic somatomammotropin-B) o gen hPL-3 (Fig. 69.4). El gen hGH-N es el que codifica la GH hipofisaria, leucocitaria y, probablemente, la sintetiza- da en la glándula mamaria; el resto de miembros del clus- ter se expresa en las células del sincitiotrofoblasto, y codifica las somatotropinas placentarias. Todos ellos pro- ceden de un gen ancestral común que divergió por medio de duplicaciones, exclusivo de primates, hace aproximada- mente 350 millones de años, dando origen a los genes de la GH y la prolactina (PRL). Entre los miembros del cluster hay una gran homología en su secuencia de nucleótidos (superior al 90%) y una serie de características comunes: su organización es similar, con 5 regiones codificantes, o exo- nes, separadas entre sí por 4 regiones no codificantes, o intrones (Fig. 69.4); y en todos ellos se produce una serie de procesamientos alternativos del ARNm, de forma que cada gen codifica varios péptidos. De interés, además del gen GH-N, es el GH-V placentario, hoy conocido como clave por su participación en el crecimiento fetal. H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 849 Sueño de ondas lentas 60 50 40 30 20 10 0 09.00 12.00 15.00 18.00 21.00 24.00 03.00 06.00 09.00 Hora G H ng /m L Figura 69.2. Muestra de secreción episódica de GH en un joven prepúber a lo largo de 24 horas. Los picos de mayor amplitud se alcanzan entre 1/3 y 1 hora después de haber comenzado el sueño, coincidiendo con la fase del sueño de ondas lentas de éste. NEUROTRANSMISORES Catecolaminas Acetil colina Serotonina Histamina GABA Óxido nítrico HORMONAS Esteroides sexuales Activina Glucocorticoideas Hormonas tiroidea Ácido retinoico Vitamina D Leptina IGF-1 GHRH ¿GHRP? ¿PACAP? SS GH SEÑALES METABÓLICAS Glucosa Aminoácidos Ácidos grasos libres NEUROPÉPTIDOS Galanina Péptidos opioides endógenos Motilina TRH Neuropéptido Y Vasopresina CRF Sustancia P Neurotensina Péptidos natriuréticos atriales Figura 69.3. Modelo teórico de participación de una serie de factores en el control de GH.+: estimulación; -: inhibición. Regulación del gen hGH-N El más importante de los factores de transcripción implicados en el control de la expresión del gen hGH-N es GHF-1 (growth hormone factor-1, factor de la hormona de crecimiento 1). Se trata de una proteína que pertenece a la familiade factores de transcripción implicados en proce- sos de desarrollo y diferenciación celular. En la hipófisis controla de forma específica la transcripción de los genes de GH y PRL en las células somatotropas y lactotropas respectivamente, pero también la del gen que codifica la cadena de la TSH, el gen del receptor de GHRH y la de su propio gen (Tabla 69.2). GHF-1 resulta también esen- cial para el desarrollo, la diferenciación y la supervivencia de las células somatotropas, lactotropas y algunas pobla- ciones de tirotropas. Además de por GHF-1, la transcripción del gen de GH en seres humanos se incrementa también por la GHRH y por glucocorticoides y se inhiben por la SS y activina. El efecto de la GHRH está principalmente mediado por un incremento de los niveles de AMPc intracelular. Tanto la SS como la activina contrarrestan el efecto de la GHRH a través de una inhibición de la síntesis de AMPc. En el caso de los glucocorticoides, su efecto se produce por acción directa de su receptor sobre los elementos de respuesta localizados en el promotor y en el primer exón. Variantes moleculares de GH Como resultado de la activación de la transcripción del gen de GH se generan las formas de 22 kD y 20 kD. Esta última aparece en un 10% de los procesamientos del trans- crito primario, como resultado de un procesamiento alter- nativo. La proteína resultante de la traducción de este ARNm presenta, por tanto, una deleción interna de 15 ami- noácidos (los comprendidos entre las posiciones 32 y 46). Hay además variantes acetiladas, formas desamida- das, dímeros y oligómeros, constituidos por la combina- 850 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O Cromosoma 17 5‘ 3‘ 5‘ hGH-N hCS-L hCS-A hCH-V hCS-B 3‘ I II III IV V A B C D Figura 69.4. Localización y organización estructural de la familia de genes hGH, con referencia especial al gen hGH-N. En todos ellos existe una misma disposición típica, con cinco exones (I a V), codificantes, separados por cuatro intrones (A a D), no codificantes. Tabla 69.1. Acciones biológicas de la GH Metabólicas – Anabolizante: incremento neosíntesis proteica – Lipolítica: incremento ácidos grasos circulantes – Diabetógena: hiperglucemia Tróficas – Corazón – Gónadas – Riñón – Tejido conectivo – Mama Sistema inmunitario Equilibrio hidrosalino Hematopoyesis SNC – Procesos cognitivos Crecimiento – Lineal y local Tabla 69.2. Acciones biológicas de GHF-1 Transcripción Genes GH PRL b-TSH GHRH-R GHF-1 Tróficas Poblaciones celulares Somatotropas Lactotropas Tirotropas ción de las variantes citadas (tanto postranscripcionales como postraducción) y un grupo de formas moleculares de GH originado en los tejidos diana, como consecuencia del procesamiento enzimático de las variantes presentes en plasma. Tras unirse a sus receptores de membrana, la GH se internaliza y se transloca a diversos compartimentos intracelulares, incluido el núcleo celular, donde además se ha caracterizado la existencia de receptores de GH. Este hecho abre la posibilidad de que, una vez internalizada, la GH pueda ser procesada enzimáticamente a formas de menor peso, capaces a su vez de ejercer una acción direc- ta en el medio intracelular. Estructura química de la GH La variante de 22kD consta de 191 aminoácidos, dis- puestos en una única cadena, con dos puentes disulfuro intracatenarios que unen las cisteínas que ocupan las posi- ciones 53 y 182 con las localizadas en las posiciones 165 y 189 respectivamente. Estos puentes disulfuro resultan fundamentales para el mantenimiento de la conformación activa de la hormona (Fig. 69.5). Desde un punto de vista estructural, la GH, junto con la PRL y un gran número de citoquinas, se encuentra incluida dentro de las hormonas HBP (helix bundle pepti- de). En la molécula destaca la presencia de 4 hélices alfa dispuestas de forma que las dos primeras son paralelas entre sí, pero antiparalelas a las otras dos. Esta especial disposición es fundamental a la hora de determinar la unión de la GH a su receptor. Puesto que la unión de la GH a su receptor se produce en relación 1:2 (una molécula de GH y dos moléculas de receptor), en cada molécula de la hormona existen dos epi- topos de reconocimiento del receptor, localizados en extre- mos opuestos del núcleo de hélices alfa, site I y site II. Con relación a la otra forma principal, de la variante GH de 20 kD, no se conoce, por el momento, su estructu- ra terciaria, aunque la reducida afinidad que presenta por el receptor de la forma de 22 kD sugiere que en ella se dan cambios conformacionales que afectan a los epitopos de reconocimiento. SECRECIÓN DE GH Todas las variantes nativas de GH sintetizadas por la hipófisis son secretadas, por lo que pueden ser identifi- cadas en plasma. La principal forma circulante es la variante de 22 kD, (que supone un 75% de toda la GH monomérica presente en plasma), con menores cantidades de la variante de 20 kD y de las formas acídicas. H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 851 125 88 85 35 25 40 45 50 55 10 5 165 182 189 170 107 COOH 150 68 65 M M F F F P P T T I LL L L L SR R R E E N A A A H H Q QY Figura 69.5. Estructura primaria de hGh-N. Las barras negras representan los puentes disulfuro que se establecen entre las cisteínas 53-165 y 182-189. Con fondo sombreado se representan los aminoácidos que se pierden en la forma GH20 kD (32-46). Una importante característica de la secreción de GH es que se produce de forma episódica, es decir, con fases de brusca liberación, separadas entre sí por períodos en los que no existe secreción (Fig. 69.2). Esta secreción pulsátil se origina por el vertido rítmico y alternante, con un des- fase de 180º, de GHRH y SS a la circulación portal, de for- ma que cada pico se secreción de GH se corresponde con un aumento de la secreción de GHRH y con una disminu- ción de la secreción de SS (véase Fig. 69.1). Por el con- trario, durante los períodos en los que no hay secreción de GH, la liberación de SS se encuentra aumentada y la de GHRH disminuida. Este tipo de secreción resulta funda- mental para la acción de la hormona, ya que se cree que impide la aparición de fenómenos de desensibilización en las células diana. En el ser humano el patrón secretor presenta una gran variabilidad. En condiciones normales, la mayor libera- ción de GH se produce durante el sueño, principalmente asociada a la primera fase de ondas lentas, con picos de menor amplitud asociados a posteriores fases de ondas lentas. En el plasma la GH se encuentra unida a proteínas transportadoras (GHBP, growth hormone binding proteins), que pueden ser de dos tipos: de alta y baja afini- dad (HA-BP, high affinity-BP y LA-BP, low affinity-BP, respectivamente). La proteína transportadora de alta afini- dad es una glucoproteína de cadena sencilla con un peso molecular de aproximadamente 60 kD que presenta una baja capacidad de transporte y se une de forma preferente a la variante de 22 kD (Fig. 69.6). El segundo tipo de proteína transportadora, de baja afinidad pero de alta capacidad de transporte, liga de for- ma preferente la variante de 20 kD y, a diferencia de lo que ocurre con la proteína transportadora de alta afinidad, no guarda ninguna relación con el receptor de GH. La eliminación de la GH circulante se produce funda- mentalmente en el riñón, aunque únicamente en las molé- culas que circulan en forma libre (Fig. 69.6). Las formas oligoméricas son las eliminadas más lentamente, ya que su mayor tamaño dificulta su filtración glomerular, pero tam- bién por su reducida afinidad por el receptor de GH. Den- tro de las formas monoméricas, y también por su menor afinidad por el receptor, la GH-20 kD se elimina más len- tamente que la GH-22 kD o que las formas acídicas. RECEPTOR DE GH (GH-R) El GH-R pertenece a la superfamilia de los receptores hematopoyéticos, implicados en procesos de crecimiento y diferenciación celular. Este tipo de receptores presenta una gran homología en su dominio extracelular, caracterizadapor presentar puentes disulfuro entre los residuos de ciste- ína, una región rica en prolina y un motivo altamente con- servado Trp-Ser-X-Trp-Ser. El receptor de la GH humana es una proteína trans- membrana de 620 aminoácidos y, como tal, existen en ella un dominio extracelular, un dominio transmembrana y un dominio citoplasmático, formado por 350 aminoácidos (Fig. 69.7) Hay una variante del receptor de GH con 22 aminoá- cidos menos en su secuencia, que se expresa de forma específica en la placenta, lo que sugiere que podría tratar- se de un receptor específico para GH-V. En general, los receptores para GH se encuentran en la membrana plasmática de las células diana para la hor- mona, aunque también se han detectado en el citosol en una serie de tejidos (hígado, corazón, riñón, tejido adipo- so y músculo) con características antigénicas y cinéticas similares a las del receptor de membrana. También se ha detectado GH-R en el interior de la matriz nuclear, lo que parece ser de gran significación fisiológica. La expresión del gen que codifica el GH-R es regula- da positivamente por la hormona, aunque ello depende del tejido en el que la expresión tenga lugar. Desde un punto de vista ontogénico, en nuestra espe- cie, el GH-R aparece muy tardíamente en el hígado fetal, lo que es acorde con el escaso o nulo papel que la GH jue- ga sobre el crecimiento en esta etapa. También existe una baja concentración de receptores hepáticos tras el parto, situación que se mantiene prácticamente durante el primer año de vida, período a partir del cual aquélla va aumen- tando progresivamente hasta la pubertad. 852 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O Secreción Unión a proteínas transportadoras Eliminación renal Figura 69.6. La GH liberada al plasma circula unida a proteí- nas específicas de las que se disocia para ser eliminada por el riñón. Interacción GH–GH-R A diferencia de lo que ocurre con la unión GH–GHBP-I, la unión de la hormona a su receptor se pro- duce con una estequiometría 1:2. Es decir, una molécula de la hormona debe unirse a dos moléculas del receptor para poder originar un complejo activo, lo que está en con- sonancia con la existencia en la molécula de GH de dos sitios activos de unión. La dimerización ocurre secuencial- mente, de modo que un primer receptor se une al sitio 1 y, a continuación, un segundo receptor se une al sitio II de la misma hormona. La importancia de este peculiar modo de unión viene determinada porque de esta forma el máximo efecto de GH se obtiene a concentraciones menores de las que serían necesarias para ocupar todos los receptores si la unión fuese mol a mol. Elevadas concentraciones de la hormona en el tejido diana impedirían la dimerización del receptor y, por tanto, no se pondrían en marcha las accio- nes biológicas propias de GH en ese tejido. Tras la unión de la GH al receptor, el paso inicial en la transducción de la señal de la hormona comienza por la activación de JAK2 (Janus kinase 2, quinasa Janus 2), una tirosín quinasa que presumiblemente se asocia físicamente al GH-R tras el cambio conformacional ocurrido en éste por la unión a GH e induce su fosforilación (Fig. 69.8); se pone en marcha entonces la fosforilación de una serie de proteínas intracelulares, como las MAP quinasas (mitogen- activated protein kinases, proteína quinasas activadas por mitógenos) de 42 y 44 kD, los STAT (signal transducers and activators of transcription, transductores de la señal y activadores de la transcripción) 1, 3 y 5, y los sustratos 1 y 2 del receptor de insulina (insulin receptor substrate-1, - 2, IRS-1 y 2). Se ha visto además que tras la unión de la hormona al receptor se activan también otras vías de segun- dos mensajeros dependientes de proteín-quinasa C y Ca2+. De particular interés es la activación (fosforilación, dimerización y translocación al núcleo) de los STAT, para lo que se requiere JAK2 activada, ya que estas proteínas son importantes factores de transcripción que al translo- carse al núcleo se ligan en el ADN a elementos de res- puesta específicos y regulan la transcripción de una serie de genes modulados por citoquinas. En el caso de la GH, la hormona regula mediante STAT la expresión de genes implicados en la proliferación y diferenciación celular. Además de este mecanismo de acción de GH, en la membrana celular de diversos tipos celulares se produce la internalización del receptor, en un proceso que parece ace- lerarse en presencia de la hormona, que también es inter- nalizada. Por otra parte, es interesante señalar el hecho de que parece que el propio receptor, íntegro o una parte de él, es capaz de inducir por sí mismo un efecto biológico tras su internalización. La internalización de la hormona acoplada a su receptor parece ser un mecanismo de gene- ración metabólica de variantes, bien para degradación de H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 853 Cromosoma 5 1 2 22 3 4 5 6 7 8 9 10 Gen GH-R GH-V-R GH-R Figura 69.7. Representación esquemática del gen GH-R y su producto de expresión. Los exones 2-7 codifican el dominio extracelu- lar del GH-R, en el que se pueden identificar dos subdominios (1 y 2) unidos por cuatro aminoácidos. El exón 8 codifica el dominio transmembrana, mientras que los exones 9 y 10 codifican el dominio citoplasmático, de mayor número de aminoácidos. En placenta existe una variante del GH-R con deleción del exón 3. Probablemente se trate de un receptor específico para GH-V (GH-V-R). la hormona, bien para la producción de fragmentos bioló- gicamente activos. De hecho, la degradación tisular de GH es tejido-específica. Parece, sin embargo, que la internalización y la transmi- sión de la señal por el GH-R son procesos independientes. Actualmente sabemos que no sólo el receptor, sino tam- bién la hormona, son rápidamente internalizados al núcleo celular, tras un paso secuencial por lisosomas, vesícu- las celulares y membrana nuclear. Es de destacar el hecho de que la internalización específica y la translocación nuclear de la GH solamente ocurren de forma acoplada al GH-R y cuando éste está intacto. Lo propio ocurre con la hormona, que es transportada al núcleo en su forma intacta de 22 kD. Este transporte se realiza independientemente del estado del sistema citoesquelético, por lo que parece que la GH es rápi- damente translocada al núcleo mediante una ruta endosomal en un mecanismo dependiente de receptor; más concreta- mente, la región de éste comprendida entre los aminoácidos 294-454 es clave para que el complejo GH–GH-R alcance el núcleo celular, quizá porque es una región imprescindible para que el receptor se internalice. Parece entonces que en la inducción de los efectos biológicos de la GH existe al menos un doble mecanismo de acción: 1. Mecanismo clásico de generación de mensaje tras la unión de la hormona a su receptor en la mem- brana plasmática. 2. Actuación a nivel nuclear tras la internalización de GH acoplada al receptor. REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN DE GH GHRH y somatostatina Estructura de la GHRH La GHRH pertenece a una familia de péptidos cere- brointestinales, dentro de la que se incluyen el glucagón, el péptido tipo glucagón 1 (GLP-1, glucagon-like peptide- 1), el péptido intestinal vasoactivo (VIP, vasoactive intes- tinal peptide), la secretina, el péptido inhibitorio gástrico (GIP, gastric inhibitory peptide), el péptido histidina-iso- leucina (PHI) y el PACAP (pituitary adenylate cyclase- activating peptide, péptido activador de la adenilato ciclasa hipofisaria). Es una hormona ampliamente distri- buida por el organismo, habiéndose descrito su presencia en numerosos tejidos, aunque la forma que regula la secre- ción hipofisaria de GH se sintetiza en el núcleo arcuato hipotalámico. Su vida media en plasma es muy corta, alre- dedor de 2 minutos, ya que rápidamente es hidrolizado por proteasas circulantes. La GHRH está codificada por un único gen, localiza- do en el cromosoma 20, y se sintetiza en forma de un pre- cursor de 108 aminoácidos (incluido el péptidoseñal) que es procesado proteolíticamente, dando lugar a la molécula de GHRH madura, junto con un péptido C-terminal de 31 aminoácidos cuya función es desconocida (Fig. 69.9). La GHRH liberada por las terminaciones nerviosas de la emi- nencia media alcanza por medio del sistema portal la adenohipófisis, donde se une a receptores específicos loca- 854 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O 1 2 3 4 5 6 7 (...) (...) GH GH-R GH-R JAK 2 JAK 2 MAPK Grb2 SCH P P PP P P P STAT IRS PKC Ca2+ pr.G Glucosa Activación de la transcripción Figura 69.8. Mecanismos de transducción de la señal por el receptor de GH. La unión del ligando induce la dimerización del recep- tor (1), con el subsiguiente reclutamiento de JAK 2 (2) y la fosforilación de ésta y del propio receptor en residuos de tirosina (3). Esta fosforilación media la activación de distintas moléculas señalizadoras con dominios SH2, tales como SHC (4), STAT (5) e IRS (6). Mien- tras que 4 y 5 llevan a activación de la transcripción génica, la activación del sustrato del receptor de insulina (IRS) facilita la entrada de glucosa en la célula. Paralelamente (7), la activación de la proteín-quinasa C (PKC) lleva a un aumento en la concentración intra- celular de Ca2+. lizados en la membrana de las células somatotropas. En la hipófisis, la GHRH induce la liberación de GH, aumen- ta la transcripción del gen de la hormona y estimula la pro- liferación de las somatotropas (Tabla 69.3). Características del receptor de GHRH. Mecanis- mo de acción El receptor de GHRH es una proteína de 423 aminoá- cidos que pertenece a la familia de receptores acoplados a proteínas G. Como ocurre con el resto de receptores que utilizan proteínas Gs para transmitir su señal, el receptor de GHRH presenta 7 dominios hidrofóbicos transmembrana, enlazados entre sí por 6 asas, 3 intracitoplasmáticas y 3 extracelulares. El receptor de GHRH se expresa de forma predominante en la hipófisis, concretamente en la adeno- hipófisis. Efecto de la GHRH sobre la síntesis y liberación de GH La unión de la GHRH a su receptor determina la libe- ración de la GH almacenada en los gránulos secretorios, pero también un incremento de la transcripción de los genes regulados por AMPc, entre los que se encuentran el gen de GH y el protooncogén c-fos (relacionado con la capacidad de la GHRH de inducir la proliferación de las células somatotropas). Estructura de la somatostatina (SS) Aunque inicialmente aislada del hipotálamo, la SS presenta una amplia distribución, habiéndose descrito en diversas áreas del sistema nervioso (central y periférico), así como en el tracto gastrointestinal, tiroides (células C) y riñón. De acuerdo con esta amplia distribución, la SS ejer- ce una gran variedad de funciones: inhibe la secreción de múltiples células tanto endocrinas como exocrinas, actúa como neurotransmisor/neuromodulador en el sistema ner- vioso central y periférico, y ejerce un efecto antiprolifera- tivo sobre distintos grupos celulares, siendo un importante modulador de los procesos de proliferación y diferencia- ción. Al igual que ocurre con la GHRH, la SS se sintetiza en forma de precursor, la preprosomatostatina, un péptido de 116 aminoácidos (incluido el péptido señal de 24 ami- noácidos), cuya porción biológicamente activa está conteni- da en el extremo C-terminal. El procesamiento proteolítico de la prosomatostatina da lugar a las variantes SS-14 y SS- 28, que son las consideradas en la actualidad como fisio- lógicamente importantes. La SS-14 es un tetradecapéptido que se genera tras el corte del precursor entre las posicio- nes 101 y 102. Ésta es la forma predominante de SS en prácticamente todos los tejidos, excepto en las neuronas somatostatinérgicas de la región periventricular anterior del hipotálamo, en la que cantidades equimoleculares de SS-14 y SS-28 son sintetizadas y liberadas a la circulación H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 855 Tabla 69.3. Acciones de GHRH en las somatotropas Transcripción del gen del GH Liberación de GH Proliferación celular ¿Diferenciación celular? Factores de transcripción Promotor -50 I I I A A II II II B B 500 III III III C C IV IV IV D D V V I II III IV V V AATAAA 1 5‘ 3‘ Transcripción Transcripto primario (pre-ARNm) AAAAAAAAA Procesamiento90% 10% Traducción 1000 1500 AAAAAAAAAA AAAAAAAAAA Péptido señalPéptido señal Proteína ARNm 22 kD GH-N 20 kD GH-N Figura 69.9. Transcripción del gen hGH-N que lleva a la producción de la variante principal GH 22 kD. La forma GH 20 kD apare- ce como resultado de un procesamiento alternativo, en el que se pierde parte del exón 3 (en recuadro blanco en la figura) que fisio- lógicamente ocurre en el 10% de los casos. portal. La SS-28 corresponde a la secuencia de la forma de 14 aminoácidos, con una extensión N-terminal de 14 ami- noácidos. Características de los receptores de SS. Mecanis- mo de acción Las acciones biológicas de la SS son iniciadas por la interacción de la hormona con receptores de membrana específicos situados en los órganos diana. Hasta el momento se han identificado 5 tipos de receptor en seres humanos (SSTR1, SSTR2, SSTR3, SSTR4, SSTR5). Cada uno de los receptores está codificado por un gen distinto, y todos los genes están localizados en cromosomas dife- rentes. El SSTR2 es considerado como el prototipo de los receptores de SS, y es el subtipo que media la inhibición de la secreción de GH inducida por la hormona. Este receptor presenta la misma afinidad por la SS-14 que por la SS-28. La unión de la SS con su receptor induce la activación de la proteína G asociada (Fig. 69.10), que en el caso del receptor SSTR2 es una proteína Gi. La activación de la proteína Gi va a producir una inhibición de la actividad de la adenilato ciclasa, una reducción de la entrada de calcio a través de canales voltaje-dependientes, y la aparición de corrientes rectificadoras de potasio, lo que lleva a la hiper- polarización de la membrana somatotropa. El resultado neto de estas acciones sería la inhibición de la transcrip- ción de los genes dependientes de CREB (cAMP response element binding protein, proteína de unión al elemento de respuesta del AMPc), contrarrestando así el efecto de la GHRH. Sin embargo, en el control de GH, la SS actúa básicamente inhibiendo la liberación de la hormona, mien- tras que su efecto sobre la síntesis sería de menor impor- tancia. Por su parte, los efectos antiproliferativos de SS parecen mediados, al menos en parte y en las células somatotropas, por la activación de una tirosín-fosfatasa dependiente del receptor SSTR2. Una característica de los receptores de SS, con impor- tantes repercusiones fisiológicas y fisiopatológicas, es la aparición de fenómenos de desensibilización tras la expo- sición prolongada a agonistas. Neurotransmisores Clásicamente se ha considerado que en el control de la secreción de GH actuaban un gran número de neuro- transmisores. De todos ellos, sin embargo, tan sólo las catecolaminas y en menor medida la acetilcolina, parecen ser realmente importantes desde un punto de vista fisioló- gico. El resto desempeñaría un papel secundario, funda- mentalmente debido a modificaciones de la transmisión adrenérgica a las neuronas SS. En cualquier caso, la modu- lación por neurotransmisores de la liberación de GH no se verifica directamente sobre la hipófisis, sino en el hipotá- lamo, donde regulan la tasa de secreción de SS y/o GHRH. Catecolaminas Son estos neurotransmisores (concretamente la neuro- transmisión alfa-2-adrenérgica) quienes desde un punto de vista funcional juegan el papel más importante en el con- trol de GH. La estimulación de los receptores �2-adrenérgicos con clonidina produce un incremento de la liberación de GH, específico y dosis-dependiente, que no se modifica tras el bloqueo de los receptores �1-adrenérgicos. Los datos exis- tentes en la actualidad indican que el efecto de las vías �2- adrenérgicas depende fundamentalmente de una inhibición de la liberaciónde SS, tanto en seres humanos como en animales de experimentación. El sistema -adrenérgico contrarresta el efecto del sistema �2; lo propio ocurre, aunque no en seres huma- nos donde no parece ser fisiológicamente relevante, con el sistema �1-adrenérgico. Como la estimulación de los receptores adrenérgicos lleva a la liberación de SS hipotalámica, sería el balance entre la actividad de las vías �2 y -adrenérgicas quien en realidad desempeñaría el papel clave en la neurorregulación de la secreción de GH. La activación de uno u otro tipo de receptor vendría determinada por la tasa de noradrenalina (NA) que alcanzase el espacio sináptico. En tanto que a bajas con- centraciones de NA respondería el receptor , a altas concentraciones lo haría el �2, al igual que ocurre en la periferia (Fig. 69.11). Con respecto al papel desempeñado por la dopamina (DA), éste sería únicamente de tipo modulador en las vías adrenérgicas. 856 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O SS SSTR2 1 Gi AC Ca2+ 3 AMPc 5 5‘ 2 4 Transcripción de GH Secreción de G PK-A Figura 69.10. Mecanismo de acción de la somatostatina en las células somatotropas hipofisarias. La unión de la somatostatina a su receptor somatotropo (SSTR2) lleva a la activación de una proteína Gi (1) que inhibe entonces a la adenilato ciclasa (2). Se bloquean así los efectos descritos para GHRH. Paralelamente, el bloqueo de captación de Ca2+ impide la libe- ración de la GH almacenada. El trazo discontinuo significa inhi- bición. Acetilcolina Después de las catecolaminas, la acetilcolina se con- sidera el otro neurotransmisor importante implicado en el control de la secreción de GH. El incremento del tono colinérgico mediante la administración de agonistas mus- carínicos, como piridostigmina o neostigmina, produce un aumento de la liberación de GH tanto en condiciones basa- les como tras la estimulación con GHRH, en todas las especies investigadas. De forma inversa, la administración de fármacos antagonistas de los receptores colinérgicos produce un bloqueo de la respuesta de GH a diversos estí- mulos, incluida la estimulación exógena con GHRH. Los efectos de la acetilcolina tienen lugar en el hipo- tálamo inhibiendo la liberación de SS, y no parecen deber- se a una acción directa del neurotransmisor sobre las neuronas somatostatinérgicas, sino a una modulación de la actividad de las neuronas NA, al igual que ocurre en la periferia. La acetilcolina participaría entonces en el con- trol de GH inhibiendo la liberación de SS al inducir un incremento de actividad �2-adrenérgica mediada por la activación de receptores muscarínicos en las neuronas NA. Otros neurotransmisores El resto de neurotransmisores implicados en el control de la secreción de GH, presenta una menor relevancia fisiológica. Tal es el caso de la serotonina, el ácido gam- ma-aminobutírico (GABA) y la histamina. El último neurotransmisor que ha venido a sumarse a esta lista es el óxido nítrico (NO), un neurotransmisor gaseoso sintetizado a partir del aminoácido arginina, por acción de la óxido nítrico sintasa (NOS, nitric oxide synthase). Actúa tanto sobre la hipófisis como sobre el hipotálamo. En la hipófisis, el NO inhibe la respuesta de GH a GHRH, mediante un mecanismo desconocido que se pone en marcha por la propia hormona hipotalámica que, activando la NOS, aumenta así la síntesis de NO. En el hipotálamo, el aumento de la síntesis de NO inducido por GHRH llevaría a que el neurotransmisor actuase sobre las neuronas SS, aumentando tanto la síntesis como la liberación de SS. En contra de lo expuesto, experi- mentos realizados in vivo sugieren que el NO desempeña en realidad un papel permisivo en el control de la libera- ción de GH. Otros neuropéptidos Al igual que ocurre con los neurotransmisores, hay un gran número de neuropéptidos hipotalámicos que participan en mayor o menor medida en la neurorregula- ción de la secreción de GH. En la mayor parte de los casos, su efecto se ejerce fundamentalmente a través de la modulación de la liberación de GHRH y/o de SS, siendo su acción sobre las células somatotropas de esca- sa o nula importancia, por lo que no deben ser conside- rados como hormonas hipofisotrópicas. La única posible excepción la constituyen, por el momento, dos grupos de péptidos: los PACAP y los GHRP (growth hormone- releasing peptides). El ligando natural de estos últimos se conoce como Ghrelin. Su máxima expresión se da en el estómago, células endocrinas de la mucosa, si bien tanto el péptido como su receptor se encuentran amplia- mente distribuidos en el organismo. La administración exógena de Ghrelin se traduce en una potente liberación de GH hipofisaria, pero también hay estimulación del apetito, crecimiento corporal y catabolismo lipídico. Parece tratarse por tanto de una importante hormona anabolizante integrante de un eje gastrointestinal-hipo- tálamo-hipofisario implicado en la respuesta a la ingesta calórico-nutricional a expensas de modular la secreción de GH, el crecimiento corporal y la conducta alimenti- cia. Mientras que el ayuno estimula la liberación gástri- ca de Ghrelina y, por tanto, la de GH, la ingesta inhibe la liberación del péptido y la hormona. Regulacion de la secreción de GH por factores hormonales Esteroides sexuales La secreción de GH presenta un notable dimorfismo sexual, muy marcado en la rata, caracterizado por picos de menor amplitud y mayor frecuencia en la hembra. La acción de los esteroides sexuales parece llevarse a cabo sobre los sistemas adrenérgicos de control de la libe- ración de SS hipotalámica, a expensas de modificar la sín- tesis o el turnover de las catecolaminas y, por tanto, la respuesta de las neuronas somatostatinérgicas a los recep- tores �2-adrenérgicos. El papel clave, tanto durante la eta- pa de impregnación neonatal como tras la pubertad, correspondería en este sentido al estradiol, y más concre- H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 857 NA SS �2 Figura 69.11. El control de la liberación hipotalámica de SS depende fundamentalmente de la tasa de noradrenalina (NA) en el espacio sináptico. La activación de los receptores alfa2-adre- nérgicos en la neurona SS, lo que ocurre a altas concentracio- nes de NA, inhibe la secreción de SS, mientras que la activación de los receptores beta en esas neuronas (a bajas concentracio- nes de NA), estimula la liberación del péptido. tamente a su fracción libre. El dimorfismo sexual en la secreción estaría así determinado por los distintos niveles que entre ambos sexos existen entre el estradiol proceden- te de la síntesis ovárica y aromatización periférica y cen- tral de la testosterona, y aquél exclusivamente derivado de la aromatización del andrógeno testicular. Este dimorfismo secretor parece tener múltiples e importantes repercusiones funcionales, desde el creci- miento somático hasta la inducción enzimática y biosínte- sis proteica en el hígado, o el metabolismo lipídico. Glucocorticoides Los efectos de los glucocorticoides sobre la síntesis y la secreción de GH son complejos. Por una parte, los glu- cocorticoides resultan imprescindibles para el manteni- miento de la secreción de la hormona, de forma que los pacientes con insuficiencia adrenocortical presentan un déficit de GH que puede ser corregido por el tratamiento sustitutivo con estos esteroides. Sin embargo, el exceso de glucocorticoides disminuye la secreción de GH y el cre- cimiento somático, en seres humanos o en animales de experimentación, ya que a las acciones negativas del hiper- cortisolismo sobre numerosos tejidos hay que sumar la capacidad de estos esteroides de inhibir directamente el crecimiento óseo longitudinal. De forma un tanto sorpren- dente a la vista de estos datos, la administración aguda de glucocorticoides origina una respuesta secretora de GH que persistentemente ocurre a las tres horas de aquélla, aunque la estimulación inicial va seguida de un bloqueo total de la liberación de GH. Hormonas tiroideas En niños con hipotiroidismo existe unamarcada dis- minución de la velocidad de crecimiento, que se normali- za con la terapia hormonal sustitutiva. Aunque parte del déficit de crecimiento debe atribuirse a las alteraciones metabólicas derivadas de la carencia de hormonas tiroide- as, existe también una disminución de la secreción de GH tanto basal como en respuesta a diversos estímulos, inclui- da la administración de GHRH, junto con una disminución de los niveles circulantes de IGF-1, que se normalizan tras el tratamiento. Otras hormonas El papel inhibitorio de otras hormonas como la activi- na tendría lugar solamente de forma paracrina en la propia hipófisis. Con relación a la leptina, producto de expresión adi- pocítica y reflejo de la masa grasa corporal, probablemen- te estimula la secreción de GH mediante una inhibición de la liberación de somatostatina hipotalámica. Quizá esta acción refleje la necesidad de inducir un incremento del catabolismo lipídico mediado por la hormona. Señales metabólicas Dado que la GH cumple importantes papeles metabó- licos, es lógico entonces que su secreción esté relacionada con señales periféricas indicativas de cuál es el estado metabólico actual del organismo. Glucosa El efecto de la glucosa sobre la secreción de GH se conoce desde hace bastantes años. En seres humanos, un incremento agudo de la glucemia origina una disminución de la secreción de GH, tanto basal como en respuesta a una serie de estímulos, mientras que la hipoglucemia estimula la liberación de la hormona. De hecho, la hipoglucemia insulínica es ya una prueba clásica en el diagnóstico del estado secretor de GH. La acción de la glucosa tiene lugar en el hipotalámi- co, donde la variación en los niveles del azúcar es detecta- da en neuronas de las porciones ventromedial y ventrolateral de esta estructura. El mecanismo por el que la glucemia actúa en la regulación de la GH depende de la modulación de la liberación de SS hipotalámica, modifi- cando la tasa de transmisión adrenérgica y así la actividad de los receptores �2 y/o -adrenérgicos en las neuronas SS. Mientras que la hipoglucemia (brusca, relativa y con un descenso de al menos un 50%), se traduciría en un aumento de la actividad �2-adrenérgica en esas neuronas, la hiperglucemia llevaría a una estimulación de tipo - adrenérgico a ese nivel. Aminoácidos Las comidas ricas en proteínas o la administración de aminoácidos básicos, como la arginina o la ornitina, esti- mulan la secreción de GH. También en este caso, el efecto parece mediado por una inhibición de la SS hipotalámica, ya que la arginina potencia la respuesta de GH a GHRH, mientras que no modifica la liberación de GH inducida por piridostigmina. Una posibilidad es que puesto que la argi- nina es el precursor del NO, la acción del aminoácido sea en realidad expresión de su metabolización central al neu- rotransmisor. Ácidos grasos libres El cambio agudo en los niveles circulantes de ácidos grasos (FFA, free fatty acids) tiene los mismos efectos sobre la secreción de GH que las variaciones de la gluce- mia, aunque la regulación por FFA parece ser más potente que la del azúcar, ya que la elevación de FFA inhibe los picos de GH asociados al sueño, lo que no ocurre con aquélla. Incluso, las neuronas que en el hipotálamo res- ponden a las variaciones de glucemia, lo hacen también a los FFA, aunque de forma opuesta. Así, mientras que la glucosa activa a las neuronas ventromediales e inhibe las 858 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O ventrolaterales, los FFA inducen respuestas inversas en estos tipos celulares. La administración de FFA a sujetos normales reduce o bloquea la respuesta de GH a gran número de estímulos, como hipoglucemia, ejercicio, L-dopa, arginina, sueño o GHRH, mientras que la disminución aguda de los niveles circulantes de FFA normaliza la respuesta de GH a GHRH. Circuitos de feed-back Además de los factores mencionados, la secreción de GH está sujeta a mecanismos de autorregulación que se establecen formando 3 circuitos: un circuito ultracorto, dependiente de GHRH y de SS, capaces de regular su pro- pia secreción y de modularse recíprocamente; un circuito corto, ejercido por la propia GH, y un circuito largo, dependiente de IGF-1 (Fig. 69.12). GHRH y Somatostatina La complejidad de los sistemas de autorregulación de la secreción de GH tiene uno de sus más claros exponen- tes en las interacciones funcionales que existen entre las neuronas productoras de GHRH y las neuronas somatosta- tinérgicas. En el núcleo arcuato existen conexiones sináp- ticas entre axones de neuronas somatostatinérgicas y dendritas y somas de neuronas GHRH. GHRH estimula la liberación de SS hipotalámica, pero es también capaz de inhibir su propia secreción. Por su parte, la SS inhibe la liberación de GHRH tanto en el soma neuronal como su vertido en la circulación portal. GH La GH lleva a cabo un feedback negativo de tipo cor- to sobre su propia secreción. Numerosos datos indican que la hormona estimula la síntesis y la liberación de SS hipo- talámica, al tiempo que puede inhibir la liberación de GHRH, aunque este efecto probablemente dependa de la estimulación de SS inducida por la hormona (Fig. 69.12). IGF-1 El circuito largo de feedback es ejercido por las soma- tomedinas, principalmente por la somatomedina-C (SM- C), o IGF-1, que es capaz de inhibir la secreción de GH actuando tanto sobre el hipotálamo como sobre la hipófi- sis. Estos efectos parecen debidos a un aumento de la sín- tesis de SS y a una disminución de la síntesis de GHRH. En la hipófisis, el IGF-1 inhibe la transcripción de los genes de GH y de GHF-1, tanto en condiciones basales como tras estimulación con GHRH (Fig. 69.12). Regulación autocrina/paracrina Aunque los mecanismos de regulación autocrina/ paracrina que en la hipófisis tienen lugar son los menos conocidos en la actualidad, se sabe que la glándula es capaz de sintetizar y liberar una serie de hormonas y fac- tores de crecimiento capaces de modular de forma local la síntesis y la liberación de la hormona de crecimiento. Entre éstos se encuentra la activina que, como ya se mencionó, es capaz de inhibir tanto la secreción de GH como la pro- liferación de las células somatotropas. Participa también una serie de factores clásicamente considerados extrapitui- tarios, cuya síntesis en la hipófisis ha sido demostrada recientemente. Entre ellos se encuentran los dos principa- les neurorreguladores hipotalámicos de la hormona (GHRH y SS), pero también un gran número de hormonas y factores de crecimiento (galanina, EGF, IGF-1, TGF-�, citoquinas) que, al menos en determinadas condiciones experimentales, son capaces de modular la síntesis o la liberación de GH. En cualquier caso, la importancia fisio- lógica de estos mecanismos de control local dentro del complejo sistema de regulación de la síntesis y secreción de GH ha de ser definida todavía. CAMBIOS EN LA SECRECIÓN DE GH CON LA EDAD Existen células productoras de GH, localizadas en las regiones anterior y laterales de la bolsa de Rathke, a partir de la sexta semana de vida fetal. A partir de la octava semana puede ya detectarse la presencia de GH en plasma H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 859 SS GHRH IGF-1 GH Figura 69.12. Modelo teórico de circuitos feedback operativos en el control de la GH. El papel principal correspondería a la somatostatina (SS), que no sólo inhibe directamente la secre- ción hipofisaria de la hormona, sino que también inhibiría la síntesis y liberación de GHRH. Ésta por su parte, al ser liberada, representaría una señal para la síntesis y liberación de SS; señal que sería reforzada por la propia GH liberada por el péptido, y más tardíamente por IGF-1, expresión periférica de la secre- ción de la hormona. Se aseguraría así un preciso control de la tasa de GH liberada, así como la secreción episódica, para opti- mizar los efectos biológicos de la hormona. El IGF-1 actuaría también directamente en la hipófisis inhibiendo la transcripción de los genes de GH y GHF-1. fetal,alcanzando su máxima concentración en torno a las semanas 20-24 (Fig. 69.12), período a partir del cual comienzan ya a descender, aunque durante toda la etapa fetal siguen siendo más elevados que en el adulto. Paralelamente al desarrollo de las células somatotro- pas, se produce la maduración del eje hipotálamo-hipofi- sario. A partir de la novena semana, las células somatotropas liberan GH en respuesta a GHRH, siendo esta respuesta más eficaz a medida que progresa el emba- razo. De forma similar, la SS es capaz de inhibir la secre- ción de GH in vitro, tanto en condiciones basales como tras la estimulación con GHRH. Aunque estos datos sugie- ren que el hipotálamo es capaz de regular la actividad de las células somatotropas durante la gestación, la funciona- lidad del eje no se establece totalmente hasta varios meses después del nacimiento. Tras el nacimiento, los niveles de GH permanecen elevados hasta aproximadamente el tercer mes de vida (Fig. 69.13). A partir de este momento ocurre una dismi- nución progresiva de la secreción de la hormona, que pasa ya a mantenerse en niveles bajos hasta el comienzo de la pubertad, etapa en la que se produce un marcado incre- mento secretor. Hasta los 20-30 años de edad son pocas las variaciones en la tasa de secreción de la hormona, pero a partir de este período se comienza a observar una lenta y progresiva disminución de los niveles plasmáticos de GH en la mayoría de los individuos, caracterizada por una dis- minución de la concentración integrada de la hormona, así como de la amplitud de los picos (fundamentalmente los picos nocturnos, asociados al sueño de ondas lentas), mientras que no se modifica la frecuencia de aparición de episodios secretores. La respuesta de GH a la estimulación con GHRH suele estar también disminuida a partir de esta edad. La persistencia de la secreción de GH (aunque dismi- nuida) una vez que ha finalizado el período de crecimien- to constituye una clara prueba de la importancia de sus acciones metabólicas, y de hecho varias de las alteraciones que aparecen en la vejez, como la disminución de la masa y la fuerza musculares, el aumento del tejido adiposo, la disminución del espesor de la piel y déficit dentales y óse- os, han sido relacionadas con la progresiva disminución de los niveles de la hormona (Fig. 69.13). Probablemente, la elevada tasa de secreción que se observa en períodos en los que, como la etapa fetal y neonatal temprana, la GH no parece jugar ningún papel sobre el crecimiento, esté tam- bién relacionada con el importante papel metabólico que la hormona desempeña. ACCIONES BIOLÓGICAS DE LA GH La GH es una hormona que actúa no sólo de forma endocrina, sino también auto- y paracrina, que juega un importante papel en el metabolismo intermediario, y regu- la de forma tejido-específica la expresión de diversos genes implicados en procesos de crecimiento, metabolis- mo y diferenciación. Es, por tanto, más que una hormona de crecimiento somático; de hecho, una vez finalizado éste la hormona continúa interviniendo de forma endocrina en regulaciones metabólicas nutricionales, pero también de formas auto- y/o paracrinas en procesos de proliferación y diferenciación celular (Tabla 69.1). GH y crecimiento La GH lleva a cabo acciones directas e indirectas sobre el crecimiento longitudinal del organismo. Sus acciones indirectas son mediadas principalmente por el IGF-1, sistémico, sintetizado en el hígado, o local, fabri- cado en el cartílago de crecimiento por un mecanismo paracrino. El crecimiento del hueso puede darse en longitud y en espesor. El desarrollo longitudinal depende del cartílago de crecimiento, el cual, bajo la acción de la GH, determi- na el alargamiento de la diáfisis. Por su parte, el aumento de espesor óseo se produce por aposición perióstica. 860 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O Etapa fetal 3 meses Pubertad 20-30 años Senectud G H P la sm át ic a Figura 69.13. Cambios en la secreción de GH a lo largo de la vida. Paradójicamente, la máxima secreción de GH ocurre hacia las semanas 20-24 de vida fetal. Tras el nacimiento, la secreción de la hormona es de escasa magnitud hasta la etapa puberal, en la que aumenta, sobre todo, la amplitud de cada pulso secretor. A partir de los 20-30 años comienza un continuo descenso en la cantidad de hormona liberada en un período de 24 horas, que pasa a ser prácticamente nula en la senectud. Desde un punto de vista histológico, el cartílago de crecimiento es una zona de gran multiplicación de condro- citos, cuya característica bioquímica es la importante sín- tesis de proteoglucanos, responsables de la estructuración de la trama ósea. Durante el desarrollo, tanto la prolifera- ción celular como la síntesis de macromoléculas están per- fectamente compensadas, de forma que a pesar de la continua neoformación ósea pueda siempre existir un determinado espesor de capa de cartílago que haga posible que el proceso continúe. Tras la pubertad, el incremento de esteroides sexuales lleva en ambos sexos a la interrupción de este proceso, ya que el estradiol (en el varón generado por la aromatización de la testosterona) bloquea la prolife- ración del cartílago, con lo que el hueso deja de crecer en longitud. La administración local de GH o de IGF-1 en la epífi- sis proximal de tibia de rata estimula el crecimiento longi- tudinal del hueso en la zona en que aquélla tuvo lugar. De forma similar, la infusión de GH en la arteria femoral pro- duce un incremento del espesor del cartílago tibial y estimu- la el crecimiento longitudinal del hueso. Parte de esos efectos observados tras la administración local de GH parece debida a un aumento de la síntesis de IGF-1 por los condrocitos, lo que sin embargo no excluye el que otro mecanismo endocrino pueda participar en el crecimiento de este tejido. El IGF-1 local parece ser el fac- tor más importante, más incluso que el IGF-1 circulante. Este hecho podría explicar por qué en ratas hipofisectomi- zadas se produce un crecimiento significativo en respuesta a pequeñas dosis de GH sin que se detecte un incremento concomitante de los niveles plasmáticos de IGF-1, o por qué no existe una buena correlación entre los niveles plas- máticos del péptido en niños GH-deficientes tratados con la hormona y la buena respuesta al tratamiento. Independientemente de este efecto mediado por IGF-1, la GH participa en el crecimiento mediante sus importan- tes acciones en el metabolismo intermediario. GH y metabolismo A. Acciones sobre el metabolismo proteico La GH provoca una rápida activación de todos los procesos implicados en la neosíntesis proteica aumentan- do la captación celular de aminoácidos, la síntesis de mARN y la actividad enzimática, sobre todo en el híga- do (Fig. 69.10). Esta marcada acción anabolizante se hace patente tras la administración de la hormona a niños con déficit de GH o a animales hipofisectomizados, en los que se observa que el balance nitrogenado inicial- mente negativo pasa a ser positivo, de hasta 5 gramos/día, con una disminución de los niveles plasmáticos de ami- noácidos y urea. Así, la hormona promueve un mayor aporte de aminoácidos a los tejidos, favoreciendo los pro- cesos de neosíntesis proteica, y disminuye el catabolismo proteico. Paralelamente se produce una retención de potasio, fósforo, magnesio, cloro, calcio, sodio y cloruro. Los efectos anabolizantes de la GH se producen en muy diversos tejidos, pero es en el hígado donde alcanzan su mayor expresión. B. Acciones sobre el metabolismo lipídico e hidrocarbonado La acción prolongada de la GH sobre los tejidos pro- duce una serie de manifestaciones que en su conjunto se agrupan bajo el nombre de acciones antiinsulina: descien- de la actividad de las vías implicadas en la utilización de glucosa, lo que lleva a hiperglucemia, y se observa un fuer- te incremento de la lipólisis. Es ésta la razón por la que altos niveles de la hormona mantenidos de forma crónica, como ocurre en la acromegalia, pueden llevar a la induc- ciónde una auténtica diabetes por agotamiento secretor de las células beta de este tejido. Sería la conocida como dia- betes metahipofisaria, ya que su causa radica en la excesi- va y continuada producción de la hormona somatotropa. Es también la razón por la que el gran pico secretor noc- turno de GH, asociado al sueño, puede tener repercusiones importantes sobre los niveles circulantes de glucosa. Para- dójicamente, aunque sólo de forma aguda y en determina- das situaciones, la hormona puede tener una acción tipo insulina (insulin-like). Así, in vivo, la administración de GH a niños con déficit de la hormona produce un rápido descenso de los niveles de glucosa. Este efecto es transito- rio y dura aproximadamente una hora. En adultos GH- deficientes, la administración de la hormona produce un rápido descenso de la concentración de glucosa en sangre, de la secreción de insulina, junto con un aumento de la sensibilidad tisular a esta hormona y un descenso en la producción hepática de glucosa. Sin embargo, en un orga- nismo normal la propia secreción endógena de GH induci- ría un estado refractario para estos efectos insulínicos. La GH ejerce, además, un efecto claramente lipolíti- co, de modo que pocas horas después su administración se produce un aumento de los niveles de ácidos grasos libres en plasma. Además, desempeña algún papel en la regulación de los niveles plasmáticos de colesterol y tri- glicéridos, ya que se ha observado que, en pacientes GH- deficientes, existe un incremento de la colesterinemia, que se normaliza una vez instaurado el tratamiento con hormona exógena; lo propio ocurre al administrar la hor- mona a sujetos de edad avanzada. Estas acciones sobre el metabolismo lipídico tienen su lógica funcional, ya que si consideramos a la GH como una hormona de crecimien- to, su acción básica como anabolizante debe acompañar- se de un efecto de destrucción de los triglicéridos de reserva y posterior oxidación de los ácidos grasos que los formaban. De esta forma se conseguiría la energía nece- saria para la neosíntesis proteica, evitándose la destruc- ción de los elementos plásticos. La traducción metabólica de esta acción sería la disminución del cociente respirato- rio, expresión del mayor catabolismo lipídico, que se observa tras la administración de GH a sujetos con defi- ciencia de esta hormona. H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 861 Acciones no metabólicas de la GH Hoy está claro que además de sus efectos sobre el cre- cimiento y el metabolismo intermediario, la GH juega en el organismo otras muchas acciones endocrinas, autocrinas y paracrinas. Éste es el caso de sus actuaciones sobre la res- puesta inmunitaria y sobre los órganos linfoides del orga- nismo. En las células hematopoyéticas, la hormona es fuertemente mitogénica, aunque aún más importante que este efecto es su acción antiapoptótica mediada por la serín- treonín quinasa Akt. Por otra parte, la hormona es un impor- tante estimulante de la producción renal de eritropoyetina. Otra acción importante y muy selectiva de la hormo- na es la que lleva a cabo sobre el miocardio, donde el gen GH-R se expresa con mayor intensidad que en muchos otros tejidos, y donde parecen darse todos los requisitos para que se lleve a cabo un control de crecimiento por GH–IGF-1 mediante mecanismos autocrinos/paracrinos, que se traducen en proliferación miocárdica, pero también en antiapoptosis y en modificación de la capacidad con- tráctil del músculo cardíaco. Más reciente, y aún más importante, es el hallazgo de un sistema GH–GH-R–IGF-1 en el sistema nervioso cen- tral (SNC), ampliamente distribuido. La producción local de GH, cerebral, y sus efectos también locales sobre IGF-1, parecen representar un importante sistema de respuesta al daño cerebral. La activación inmediata de ese sistema, tras traumatismo o hipoxia, permitiría por una parte poner en marcha la respuesta antiapoptótica, con la consiguiente disminución del daño por muerte neuronal, para en una segunda fase activar la proliferación de precursores que sustituyesen a las neuronas perdidas. También a nivel vascular es importante la GH. En el endotelio vascular existen receptores para la hormona que traducen un mensaje para restaurar la pared dañada en pro- cesos ateroescleróticos y facilitar la producción de NO. Resulta evidente que un mejor conocimiento de las propiedades de la GH, no sólo como hormona, sino tam- bién como precursor que, en los tejidos, sufre un procesa- miento metabólico tejido-específico, redundará en una optimización de las posibilidades terapéuticas en las que actualmente ya es utilizada, más allá del crecimiento: esta- dos catabólicos, fracturas, grandes quemados, obesidad, senectud, insuficiencia renal, daño cerebral, etc. Acciones autocrinas y paracrinas de la GH No podemos finalizar este apartado dedicado a las acciones biológicas de la hormona sin hacer hincapié en algo, ya anteriormente citado, que en el momento actual adquiere cada vez mayor significación: los mecanismos auto- y paracrinos por los que la GH también actúa. En efec- to, en los últimos años se ha visto que ciertas localizaciones extrahipofisarias son capaces de sintetizar una GH que es regulada de forma diferente a la producida por las células somatotropas. Ello sugiere la existencia de una demanda local de la hormona, independiente o en conjunción con la circulante desde la hipófisis. Localizaciones de este tipo incluyen determinadas poblaciones neuronales en el SNC, células endoteliales vasculares, fibroblastos, células epite- liales del timo, células del sistema inmunitario o células epi- teliales mamarias. Esta GH local presenta un efecto aditivo y no sinérgico, como sería de esperar, con la GH proceden- te de la hipófisis o la administrada por vía exógena. FACTORES DE CRECIMIENTO TIPO INSULINA (IGF) Se trata de pequeños péptidos así llamados por su similitud estructural con la insulina. Actúan en el organis- mo como importantes reguladores del crecimiento, que ejercen sus funciones mediante mecanismos endocrinos, paracrinos y autocrinos. Quizá el más significativo sea el IGF-1, o somatomedina C (SmC), mediador de las accio- nes de la GH sobre el crecimiento longitudinal del orga- nismo. La existencia de este factor como somatomediador se postuló en 1957, cuando Salmon y Daughaday descu- brieron que el plasma de rata incrementaba la síntesis de proteínas de matriz en cultivos de condrocitos, lo que no ocurría cuando se utilizaba plasma de ratas hipofisectomi- zadas, ni tras la adición de GH al medio, pero sí se restau- raba cuando el plasma procedía de un animal hipofisectomizado que había sido tratado con la hormona. Todo ello sugería la existencia en el plasma de animal nor- mal de algún factor intermediario, mediador de la acción GH sobre el crecimiento, al que por esta razón se denomi- nó somatomedina o factor de sulfatación, ya que era capaz de estimular la incorporación de sulfato a los glucosami- noglucanos del cartílago. De forma independiente, en 1963, Froesch y cols. detectaron la presencia de un factor plasmático capaz de manifestar acciones tipo insulina en el músculo y el tejido adiposo en presencia de anticuerpos frente a esta hormona, describiendo la existencia de una actividad tipo insulina no suprimible (NSILA, non suppressible insulin-like activity). No fue hasta 1978, sin embargo, cuando se consiguió aislar estos factores. Se trataba de dos péptidos, con un peso molecular de alrededor de 7.5 kD, compuestos por 70 y 67 aminoácidos, de carácter básico y ligeramente ácido, respectivamente. Si entre ambos existía una homología del 70%, ambos péptidos presentaban también una homología del 50% con la insulina. Es por ello por lo que la deno- minación genérica inicial de somatomedinas pasó a ser sustituida por la de factores de crecimiento tipo insulina (IGF), tipos 1 y tipo 2, respectivamente. Distribución tisular Aunque de adscripción clásica a una localización pre- dominante hepática, los IGF no son sintetizados en un solo órgano. En el momentoactual ya se ha descrito la expre- sión de estos péptidos en territorios tan variados como el propio hígado, el riñón, el pulmón y las gónadas, en los 862 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O que el IGF-1 alcanza las tasas más altas de expresión, aunque también lo hace en músculo, corazón, sistema ner- vioso, timo, próstata, cartílago, páncreas y células sanguí- neas. Probablemente esta pluralidad de expresión está en consonancia con sus importantes papeles reguladores endocrinos, paracrinos y autocrinos. Curiosamente, de ninguno de los órganos citados se pueden extraer IGF en cantidades significativas, lo que parece indicar que la sín- tesis de estos compuestos tiene lugar atendiendo a reque- rimientos puntuales celulares, tisulares o del organismo en general. Por este motivo, tras su síntesis no son almacena- dos en gránulos secretores, sino que son rápidamente enviados a la corriente circulatoria (secreción endocrina) o al medio extracelular (secreción paracrina). Pueden ser detectados, por tanto, en plasma, linfa, líquido cefalorra- quídeo, líquido folicular ovárico, líquido seminal, saliva y leche. Su bajo peso molecular permite que sean filtrados en el glomérulo renal y, por tanto, aparecen en la orina. En el plasma, fundamentalmente procedentes de la secreción hepática, experimentan una importante fluc- tuación a lo largo de las diferentes etapas de la vida (Fig. 69.14). Así, en el caso del IGF-1, como muestra la figura, desde niveles prácticamente indetectables en prác- ticamente el primer año de vida se pasa a un progresivo incremento a lo largo de la infancia hasta la adrenarquia. En el período prepuberal inmediato, los niveles de IGF-1 en plasma pasan a estar perfectamente correlacionados con las fases del desarrollo puberal de Tanner, secreción de esteroides sexuales y velocidad de crecimiento. Una vez puesta en marcha la pubertad, la concentración plasmática de IGF-1 alcanza el máximo nivel que se va a observar ya en un organismo normal. A partir de este momento comienza un lento declinar dependiente de la edad, más marcado a partir de la séptima década de la vida. Existe, como se ve, una relación aparente entre activi- dad gonadal y niveles circulantes de IGF-1. En la pubertad se produce un marcado incremento (de hasta 2.5-3 veces con respecto a la etapa anterior) de la concentración plas- mática del péptido, mientras que el descenso en la senec- tud es menos marcado en la mujer menopáusica que en el varón de edad similar. Pese a ello, no parece probable que los esteroides sexuales jueguen un papel directo sobre la fabricación hepática de IGF-1, sino que los cambios que el péptido manifiesta en plasma parecen más bien reflejo de los cambios paralelos en la secreción de GH. Indepen- dientemente de este hecho, fisiológico, la administración de elevadas dosis de estrógenos tiene un efecto inhibitorio sobre la fabricación hepática de IGF-1. En el caso del IGF-2, las variaciones en plasma a lo largo de la vida son menos marcadas y, aunque experi- mentan un incremento hacia los 6 años de edad, no mues- tran, en cambio, el ascenso pre- y puberal característico del IGF-1. Regulación de la expresión de los genes IGF Aunque probablemente son de naturaleza muy diver- sa, e incluso en más de un caso específico de cada uno de estos genes, entre los factores que regulan la expresión H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 863 Nacimiento-6 6-11 11-13 13-15 15-18 años Niños normales (n = 206) Niñas normales (n = 181) 10.0 5.0 1.0 0.5 0.1 0.005 Figura 69.14. Niveles plasmáticos de IGF-1 en una población normal de ambos sexos a lo largo del desarrollo. (Tomado de Retrasos del crecimiento, B. Moreno, JAF Tresguerres eds., 1996) de los genes IGF cabe destacar los relacionados con pro- cesos de carácter metabólico, indicativos del estado nutri- cional del organismo, de forma que este tipo de regulación (particularmente para el IGF-1) puede representar un importante sistema de control en la regulación nutricional del crecimiento. Entre los diversos nutrientes, una serie de estudios indica que es la ingesta de carbohidratos la que juega el papel más importante en la regulación de los niveles plas- máticos de IGF-1 tras el nacimiento, de igual forma que es la glucosa circulante la que resulta clave en el creci- miento fetal. El hecho de que la glucosa pueda ser un importante, o el principal, regulador de la expresión de IGF-1 puede parecer un tanto sorprendente, ya que siempre se ha atri- buido este papel a la GH. No es nuevo, sin embargo, el que este azúcar estimule la transcripción de una serie de genes, como es el caso de los que codifican la insulina, la piruva- to quinasa, el TGF-� (transforming growth factor-�, fac- tor de crecimiento transformador �) o el gen S14. En el caso de la insulina, el efecto estimulador de la glucosa requiere el que este azúcar sea metabolizado hasta un pro- ducto intermedio en la glucólisis. Esto es también lo que ocurre con el gen IGF-1, al menos en células gliales, en las que se ha demostrado que la expresión de IGF-1 se esti- mula por un producto de la glucólisis (¿lactato?) más que por la propia glucosa. La insulina es un importante regulador de la expresión del IGF-1 en el hígado, como lo es la GH. Una y otra hor- monas precisan, sin embargo, de la existencia de un ade- cuado aporte nutricional para que la expresión del péptido tenga lugar, al menos en el hígado (Fig. 69.15). Por ello, en el ayuno, o en situaciones de malnutrición, se produce un marcado descenso en los niveles circulantes de IGF-1 (de origen fundamentalmente hepático, como ya se ha comentado), pese a que en estas situaciones la secreción integrada de GH está considerablemente aumentada. Factores nutricionales, traducidos en un adecuado aporte calórico y una adecuada ingesta proteica y utiliza- ción celular de aminoácidos, son entonces los principales factores determinantes de una correcta expresión hepática de IGF-1. El papel de la GH como regulador de esta expre- sión sería entonces dependiente de los factores citados. Por su parte, entre los factores nutricionales habría que diferenciar entre glucosa y aminoácidos, ya que mientras el azúcar (o los productos de su metabolismo) actuaría sobre la transcripción (¿modulando la acción de GH o insulina?), los aminoácidos lo harían en la fase postrans- cripcional. Sobre estas bases se puede explicar la elevada veloci- dad de crecimiento que, para su grupo de edad, se registra en el niño obeso, en el que mientras la secreción de GH está bloqueada por el hipertono de somatostatina, los nive- les circulantes de IGF-1 son normales o están ligeramente elevados. En otros territorios en los que la expresión del pépti- do alcanza especial significación, como es el caso del riñón o los condrocitos del cartílago de crecimiento, la regulación de la expresión e IGF-1 parece ser diferente a la citada. Por su parte, la regulación en los condrocitos epi- fisarios es GH-dependiente, sin que otros factores parez- can jugar algún papel significativo en el proceso. Lo propio parece ocurrir en una serie de tejidos en los que es la GH quien incrementa la síntesis de IGF-1. 864 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O Aminoácidos Glucosa Glicólisis IGF-1 ARNm Gen IGF-1 IGF-1 GH Insulina Figura 69.15. Regulación de la expresión hepática de IGF-1. Insulina y GH parecen regular directamente la transcripción del gen IGF- 1. Para que ésta ocurra, sin embargo, es necesario un adecuado aporte de glucosa al hepatocito. Un subproducto de la glucólisis (¿lac- tato?) actuaría como modulador de esa transcripción. La expresión del gen requiere también de la tasa de captación celular de aminoácidos, dependiente de la insulina o GH, quienes actuarían como moduladores en la fase postranscripcional. La insulina, al modular el número de receptores hepáticos para GH, es necesaria para que tenga lugar la acción de esta hormona sobre la expresión de IGF-1. En conjunto, estos datos sugieren que la expresióndel péptido es regulada de forma tejido-específica, lo que tam- bién conlleva la existencia de una regulación tejido-espe- cífica de la tasa de expresión, que en la rata se ha visto que alcanza el máximo nivel en el SNC. Con relación a IGF-2, el conocimiento de cómo está regulada su expresión es todavía menor que el de IGF-1. Sí se sabe que la tasa de ARNm del IGF-2 es, en la rata y en el ser humano, mucho mayor durante la etapa fetal, y que va declinando a lo largo del desarrollo posnatal por razo- nes no conocidas. Con relación al efecto de GH, el exceso crónico de esta hormona lleva a incremento del ARNm del IGF-2 en el músculo (esquelético y cardíaco), mientras que carece de acciones en el hígado. Existe, por tanto, al igual que ocurre con el IGF-1, una regulación de IGF-2 tejido-específica. Acciones biológicas del IGF-1 El IGF-1 es un importante mediador de la mayor par- te de los efectos de la GH, actuando por mecanismos tan- to endo- como auto- o paracrinos, pero también hay que señalar que las variaciones en la expresión local de este factor pueden dar lugar a un crecimiento anómalo (excesi- vo o deficitario) del tejido en el que esto ocurra. En principio, debido a su gran similitud estructural con la insulina, el IGF-1 es un factor hipoglucemiante, a expensas de estimular la captación celular de glucosa peri- férica y, en menor medida, restringir la síntesis hepática del azúcar. Carece en cambio de efectos sobre los ácidos grasos libres. Sobre el metabolismo proteico juega un papel anabolizante. Es así que, en ratas, la administración del péptido puede positivizar el balance nitrogenado en situaciones de ayuno o de restricción proteica en la dieta. Como consecuencia, puede facilitar procesos de cicatriza- ción y hasta la recuperación de la función renal afectada. De hecho, el IGF-1 se une a receptores específicos en el túbulo proximal renal, donde regula procesos metabólicos y de transporte; asimismo, la expresión renal de este pép- tido aumenta en situaciones de crecimiento compensatorio del órgano. Incluso el efecto GH de incremento del tama- ño renal, de la tasa de filtración glomerular y del flujo renal está mediado por IGF-1, induciendo rápidas altera- ciones en la hemodinámica renal. Por este motivo se ha propuesto la utilización terapéutica del péptido en la insu- ficiencia renal crónica, al menos para retrasar la entrada del paciente en diálisis. El IGF-1 ejerce también un efecto trófico directo sobre el epitelio intestinal. Como se puede deducir de lo expuesto, el IGF-1 es un péptido multifunción, mediador periférico de las acciones de la GH, pero con acciones propias, específicas e inde- pendientes de aquélla; operativo por mecanismos endocri- nos, pero también, y quizá más importante, capaz de hacerlo de forma autocrina/paracrina en prácticamente cualquier territorio. Con acciones metabólicas generales tipo insulina, pero también con acciones locales que nada tienen que ver con aquéllas. Éste es, por ejemplo, el caso del SNC, donde presumiblemente juega un importante papel como neurotransmisor o neuromodulador. ¿Qué es lo que permite esta pluralidad de acciones? ¿Cómo actúa el IGF-1 en las células? Receptor de IGF-1 Desde un punto de vista funcional, pertenece a la familia de receptores con actividad tirosín-quinasa. Su ele- vada homología con el receptor de insulina, aproximada- mente un 60%, que asciende hasta un 84% en su dominio tirosín-quinasa, lleva a que pueda presentar fenómenos de down-regulation por insulina, aunque para ello son preci- sas elevadas concentraciones de esta hormona. Estructuralmente está constituido por dos hemirrecep- tores, cada uno de los cuales consta de dos subunidades, denominadas alfa y beta, con un peso molecular aproxi- mado de 125 y 95 kD, respectivamente (Fig. 69.16). La unión de IGF-1 a su receptor provoca, en primer lugar, la autofosforilación de residuos de tirosina de sus cadenas beta. Una vez autofosforilado, el receptor induce la fosforilación de un sustrato de 185 kD, al que, puesto que también interviene en el mecanismo de señalización de la insulina, se denomina sustrato del receptor de insuli- na 1 (IRS-1). Una vez que este sustrato ha sido fosforilado en múltiples residuos de tirosina por el receptor de IGF-1 (o por el receptor de insulina), puede ligarse ya a la subu- nidad reguladora (p85) de la fosfatidil inositol-3 quinasa (PI-3 K), que puede estar implicada en la translocación de los transportadores de glucosa, y a la proteína asociada al receptor del factor de crecimiento 2 (Grb2, growth fac- tor receptor bound protein-2). En el primer caso aparece, H O R M O N A D E C R E C I M I E N T O 865 Dominio rico en cisteína Subunidad alfa Subunidad beta Dominio tirosín-quinasa Figura 69.16. Hemirreceptor de IGF-1 con sus dos subunida- des alfa y beta unidas por un puente disulfuro. En la subunidad alfa se localiza el dominio rico en cisteína, o dominio de unión al ligando, mientras que en la subunidad beta, dentro de la por- ción citoplasmática, se sitúa el dominio tirosín-quinasa, que con su autofosforilación inducida por la unión de IGF-1 al receptor inicia la cascada de señalización. como resultado final de la señalización iniciada por el IGF-1, fosfatidil inositol 3 fosfato (PIP3), que en el núcleo actúa como señal para el crecimiento celular. El IGF-1 y la insulina comparten, como se ve, los mismos mensajeros intracelulares. Sin embargo, deben existir factores específicos responsables del mensaje de uno y otra, que justifiquen las acciones también específi- cas que hormona y péptido exhiben. Por último, el IGF-1 puede actuar por vías indepen- dientes de lo que para las células significa el equilibrio fosforilado/desfosforilado. Receptor de IGF-2 Este receptor, llamado tipo 2, presenta una gran afini- dad por el IGF-2 y muy poca por la insulina, por lo que no media las acciones de esta hormona. La insulina, sin embargo, es capaz de aumentar la sensibilidad del receptor por el IGF-2. Con relación a las acciones biológicas del IGF-2 y cómo se ponen en marcha, se conoce aún muy poco en nuestra especie tras el nacimiento. Sorprendentemente, sin embargo, los niveles circulantes de IGF-2 son casi tres veces superiores a los de IGF-1. Proteínas transportadoras de IGF-1 A diferencia de lo que ocurre con la GH, las proteínas que en plasma transportan IGF (IGFBP, IGF-binding pro- teins) no tienen nada que ver desde un punto de vista estructural con los receptores para estos péptidos. Estructuralmente, una característica común a todas (menos una IGFBP-6) las proteínas de esta familia, es la presencia de 18 residuos cisteína, concentrados en dos regiones localizadas en los extremos N- y C-terminal de las moléculas, que probablemente, sobre todo las de la región N-terminal, representan los dominios de unión a IGF. IGFBP-1 Compuesta por 234 aminoácidos, con un peso mole- cular aproximado de 32 kD. En el ser humano muestra una afinidad similar por ambos IGF, aunque en la rata se une preferentemente a IGF-2. La IGFBP-1 es sintetizada en el hígado, ya desde la etapa fetal, y en la placenta. La expresión del gen IGFBP- 1 es regulada fundamentalmente por el factor hepático B1 (LF-B1). También la insulina es un importante regulador, y de hecho los niveles de ARNm de IGFBP-1 están eleva- dos en los pacientes diabéticos, y disminuidos en los pacientes con insulinomas. La IGFBP-1 aparece en altos niveles en el suero fetal humano, y disminuye después tras el nacimiento hasta la pubertad, período a partir del cual se mantiene ya en unos niveles plasmáticos relativamente constantes, con un característico ritmo secretor. El ayuno induce un incre- mento en la concentración plasmática de IGFBP-1, lo que también se observa en la mujer embarazada, en la que hacia la semana 22-23 alcanza el máximo valor, para dis- minuir después tras el parto. IGFBP-2 Está formada por 289 aminoácidos, y su peso mole- cular es de 31.3 kD. Liga preferentemente IGF-2, excepto en la rata, en la que muestra igual afinidad por ambos
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