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Winnicott-Por que juegan los niños

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E D I C I O N E S H O R M t, S. A. £.
Distribución exclusiva 
EDITORIAL PAIDÓS 
Buenos Aeres
IV
p:r i R QL.\! Tt5 JU E G A N LOS N IÑ O S
( 1942)
j Pok qué juhgaíí los niños? He aquí algunas de las razones, quizás 
evidentes, pero que vale la pena revisar.
Placer
La mayoría de la gente diría que los niños juegan porque les 
gusta hacerlo, y ello es innegable. Los niños gozan con todas las ex­
periencias físicas y emocionales del juego. Podemos aumenta.! 'el rango 
de ambas clases de experiencias proporcionando materiales e ideas, 
pero parece más conveniente ofrecer de menos y no de más en este 
sentido, ya que los niños son capaces de encontrar objetos e inventar 
juegos con mucha facilidad, y disfrutan al hacerlo.
Para expresar agresión
Suele decirse que los niños "liberan odio y agresión” en el juego, 
como sí la agresión fuera algo malo de que es necesario librarse. En 
parte es cierno, porque el resentimiento acumulado y los resultados 
de la experiencia de la rabia pueden parecería a un niño algo maíz 
dentro de él Pero resulta más importante decir lo mismo expresando 
que el niño valora la comprobación de que los impulsos de. odio o de 
agresión pueden expresarse en un ambiente conocido, sin que ese am­
biente le devuelva odio y violencia. El niño siente que un buen 
ambiente debe ser capaz de tolerar los sentimientos agresivos, siempre 
y cuando se los exprese en forma más o menos aceptable. Debe acep­
tar que la agresión está allí, en k configuración del niño, y éste se 
siente deshonesto si lo que existe se oculta y se niega.
E L N I C H J í SZX;
La opresión puede ser placentera, psxo burví ¿Álen-ente .lleva 
consigo un daño resí o imaginario contra alguien, de modo que eí niño 
no pueda dejar de enfrentar esta complicación. En. cierta medida la 
enfrenta desde d origen, cuando acepta la discipims de expresar el 
sentimiento agresivo bajo la forma del juego y no sencillamente cuan-. 
do está enojado. La agresión también puede utilizarse en Is actividad 
que tiene una meta «ritas! constructiva. Pero estas cosas sólo se logran 
gradualmente. A nosotros nos toca aseguramos de que no pasamos 
por alto Ja contribución social que hace el niño a! expresar sus sentí' 
mientas agresivos en el juego, en lugar de hacerlo en el momento en 
que siente rubia. Quizás no nos gusre sentimos odiados o heridos, 
pero no debemos pasar por alto lo que subyace a ,1a autodisciplina 
can respecto a jos impulsos de rabia.
Para conírolar ansiedad
Sí bien remita fácil comprender que los niños juagan por placer, 
es mucho más difícil que la gente acepte que los niños juegan para 
controlar ansiedad, o para controlar ideas e impulsos que llevan & k 
ansiedad sí no se ios controla.
La ansiedad siempre constituye un factor en el juego de un 
niño, y a menudo el principal. La amenaza de un exceso de ansiedad 
conduce ai juego compulsivo o si juego repetitivo o a m z bósquedh 
exagerada de placeres relacionados con el juego; y si h ansiedad es 
excesiva, el juego se transforma en una búsqueda de gratificación 
sexual.
No es éste sí momento adecuado para demostrar h tesis de que 
la ansiedad subyace al juego de ios niños. Con todo, el resultado 
práctico es importante, pues en tanto ios niños jueguen sólo por pla­
cer es posible' pedirles que renuncian a él i r •'entras que, si eí juego 
sirve para controlar k ansiedad, no podernos impedirles que lo bagan 
sin provocar angustia, verdadera ansiedad o nuevas defensas contra 
ella (como la masturbación o los ensueños diurnos)',- . 1
pan; ¿¡dqiñrir experiencia
t i juega es una porción muy grande de i a ribe para d niño, 
íes experiencias externas e internas pueden ser ricas para d adulto, 
peto pan el niño 'las riquezas se encuentran principalmente en Is 
fantasía y en el juego. Así como h personalidad de les adultos se 
desarrolla a través ¡Je su -experiencia en el vjvix, dei mismo modo ¡a 
de ios niños se desarrolla a través de $u propio juego, y de las m-
Vara establecer cantadas sociales
AI principia los niños juegan solos o- con la madre. No boy una 
necesidad inmediata de contar con compañeros de juego. Es en gran 
parte a través del juego,, en el que los otros niños vienen a desempe­
ñar papeles preconcebidos, que una criatura coteenas a permitir que 
sus pares tengan existencia independiente. Asi como algunos adultos 
tienen facilidad para hacerse de amigos y enemigos en si traba jo, 
cuenteas que otros pueden, vivir en una casa de pensión durante años 
y preguntarse por qué nadie parece interesarse po? ellos, det mismo- 
modo los niños se hacen de amigos y de enemigos durante cí juego, 
mientras que eso no t e ocurre fácilmente fuere del juego. El juego- 
proporciona ixns. organización para iniciar relaciones emocionales y 
permite asi que se desarrollen con tac. i:os socíales.
Integración de ¡ü pcrsoruúidcd
El juego, el uso de'las formas artísticas,, y la 'práctica religiosa,.
tienden, de maneras diversas, pie.ro relacionadas, a la ■ unificación, v la 
mtegracíón general de la -personalidad. Por ejemplo, es fácil ver croe
d juego establees ur¡2 vinculación entre 3a relación del individuo- 
con Ja realidad personal interno y su relación con Ja realidad externa 
o compartida.
hxarnínando este complejo problema desde otro punto de vísta, 
amarnos que ,es en si juego donde mi niño relaciona iss ¡deas con 
ja función corporal. Es este sentido, seria provechoso examinar lo 
masturbación o otras búsquedas de satisfacción sexual junto con la tan- 
tosía con sálente e im consciente que la acompaña, y compara t esto con 
el juego verdadero, en el que predominan las ideas conscientes e
EL NIÑO Y EL MONDO EXTERNO 157
inconscientes, y donde las actividades corporales relacionadas se man­
tienen latentes o bien están sometidas al contenido de! juego.
Cuando nos encontramos con un niño cuya masturbación com­
pulsiva está aparentemente libre de fantasías, o cuando un niño cuyas 
fantasías diurnas compulsivas están aparentemente libres de una ex­
citación corporal general o localizada, reconocernos con máxima cla­
ridad la tendencia saludable que existe en el juego que relaciona 
los ¿os aspectos de la vida, el funcionamiento corporal y la viveza 
de las ideas. El juego es 3a alternativa a la sensualidad en -f esfuerzo 
del niño por no disociarse. Es bien sabido que cuando la ansiedad es 
relativamente grande, la .sensualidad se torna compulsiva y el juego 
resolta imposible.
De modo similar, cuando encontramos un niño en quien. h 
xebcica con la realidad interna y Ja relación con ia realidad extema 
no están articuladas —-en otras palabras, im niño buya personalidad 
está seriamente'dividida en este sentido—-, vemos con suma claridad 
que el juego normal (como d recordar y el relaxo áe sueños) es una 
cíe las cesas que tienden a la integración de h personalidad. £! niño 
con esa sería división de la personalidad no puede jugar, o no puede 
jugar en formas reconocibles para otros como relacionadas con 
e! mundo.
Comunicaáán con la gente
Un niño que pega puede es::::: ira raneo de exhibir, por lo menos, 
parre del mundo interior, asi corno del exterior, a personas elegidas 
del ambiente. El juego puede ser "algo muy revelador sobre uno 
mismo*, tai como la manera de vestirse puede serlo para un adulto.. 
Esto es susceptible de transformarse a una edad temprana en lo 
opuesto, pues- cabe decir que el juego, como el lenguaje, nos sirve 
para ocultar nuestros pensamientos, si nos referimos a los pensamien­
tos más profundos. Es posible mantener oculto el inconsciente re­
primido, pero eí resto del inconsciente es algo que cada individuo 
desea llegar a conocer, y e! juego, como los sueños, cumple la fundón 
de autorreveí ación y comunicación en un nivel profundo.
En eí psicoanálisis de niños pequeños, ese deseo de comunicarse 
a través del juego se utiliza en lugar del lenguaje del adulto. El 
niño de mes años tiene 2 menudo una tan profunda confianza en 
nuestra capacidad para comprender, que ei psicoanálisisse V:... en 
grandes dificultades para estar a la altura de lo que el niño espera. 
La. dcsilasida en este sentido provoca & veces mucha amargura, y no 
puede haber mayor estímulo para el analista que busca una compren­
sión más profunda que la aflicción riel niño ante muestro fracaso
158 i},. w„ v/nsm eorr
para comprender lo que (casi en secreto al principio) nos comunica 
s través riel tueg;o.
Los runos de ttuís edhcf va están comparativamente desilusionados
dsd siena, de comprensioas y en su ruego siempre pc-áerrios encontrar 
el camino hada el inconsciente, y bacía is honestidad onginsria aus
tan curiosamente toniíenro en plena fíorsdón en ei bebé para volver 
hiege si capullo.

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