Logo Studenta

T 4 Guía complejo edipo-freud 2020

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Freud y el Complejo de Edipo
Comeplejo de Edipo
Par antitético masculino- femenino 
Sueño Matilde
Fantasías originarias 
Diego Moreira 
Decisivamente Freud, otorgó a Edipo un carácter de “complejo”, y lo consideró el “núcleo o complejo nodular de las neurosis” vinculado a la castración.[footnoteRef:2] Y ¿Cómo se configura este complejo? En dos tiempos lógicos. El primero la niñez, y el segundo, la pubertad que opera de enlace y sus metamorfosis. En este último hablamos de un segundo despertar, que involucra una reedición y un efecto de significancia —sentido— que puede enlazarse a la problemática del par antitético femenino y masculino. Lo antitético hace referencia a la dialéctica en la cual el par se encuentra involucrado [2: Para Lacan el complejo de Edipo es un mito, mientras que el complejo de castración implica la estructura.] 
Esclarece con unas pocas palabras el movimiento lógico mencionado. Freud (1905d) al referirse a la oposición sadismo-masoquismo, afirma: “Por el contrario, estaríamos tentados de poner en relación Ia presencia simultánea de esos opuestos con Ia oposición de lo masculino y lo femenino, conjugada en Ia bisexualidad -el psicoanálisis a menudo se ve precisado a remplazar esta última oposición por Ia que media entre activo y pasivo”. Es notorio que Freud inmerso en la dialéctica fichteana despliega sus tres tiempos en lo masculino (tesis), lo femenino (antítesis) y su conjunción en la bisexualidad (síntesis o formación de compromiso). No olvidemos que estos tres elementos se enlazan a un efecto de significancia otorgado por un cuarto elemento: el das Ding (la Cosa) —analéctica—. 
En la “Etiología de la histeria”, Freud (1896) investiga una diversidad de causas posibles de los fenómenos histéricos, y afirma que los recuerdos de una serie de vivencias se presentan en la asociación recíprocamente encadenados.[footnoteRef:3] [3: Aquí, causa responde a la concepción de Aristóteles (1982), Tratado de lógica (Órganon) a los que apela Freud y Lacan. Cuatro causas: la eficiente o motriz, la material, la formal y la causa final.] 
Aquí la causalidad es comparada con el árbol genealógico de una familia, cuyos integrantes no sólo mantienen relaciones exogámicas, sino que, además, se casan entre sí. Como vemos esta contemplada la posibilidad del incesto, previo a toda mención explicita del Edipo. Como advertimos la trama no es sencilla, la consideración de las escenas en una secuencia cronológica invertida, no necesariamente permite una comprensión más rápida y adecuada del proceso. Aunque, facilita la comparación de lo anímico con un yacimiento arqueológico estratificado.
Ahora bien, el 31 de mayo de 1897 (carta 64), Freud develó las vicisitudes del Edipo —incesto y parricidio— en un sueño, cuando sólo faltaban ocho días para el aniversario de la muerte de Jacobo Freud, su padre. 
“No hace mucho soñé con unos sentimientos hipertiernos hacia Mathilde, pero ella se llamaba Hella, y luego volví a ver «Hella» impreso en negrita frente a mí. Resolución: Hella se llama una sobrina norteamericana cuyo retrato hemos recibido. Mathilde se podría llamar Hella, ya que no hace mucho lloró amargamente por la derrota de los griegos. Se entusiasma por la mitología de la antigua Hélade y en todos los helenos ve desde luego a unos héroes. El sueño muestra naturalmente mi deseo cumplido de pillar a un padre como causante de la neurosis, y así pone término a mis dudas, que siguen agitándose.” 
Este sueño con sentimientos hipertiernos implica una inversión dialéctica del Edipo de Sófocles, que Aristóteles (1974), en su "Poética", considera como la tragedia ideal, que encierra una ironía también trágica, en la medida que incluye predicciones de los diferentes personajes de sus propios destinos.
Agrego, el Edipo implica la inscripción de frases (de nivel significante) en lo anímico.
El 25 de octubre de 1897 (carta 71) el autor vienés afirmó, que sólo ha tenido un pensamiento como premisa de validez universal: “También en mí he hallado el enamoramiento de la madre y los celos hacia el padre, y ahora lo considero un suceso universal de la niñez temprana, si bien no siempre ocurre a edad tan temprana como en los niños hechos histéricos. Si esto es así, uno comprende el cautivador poder de Edipo rey, que desafía todas las objeciones que el intelecto eleva contra la premisa del oráculo, y comprende por qué el posterior drama de destino debía fracasar miserablemente”. 
Luego, en "La interpretación de los sueños", en el apartado "Sueños sobre la muerte de seres queridos", Freud (1900a) vuelve a considerar esta leyenda antigua, que encuentra su origen en temas oníricos y que hechiza a los hombres por su proyección sobre el desarrollo de la humanidad. En este drama de Sófocles, “Edipo Rey”, encontramos que sus vicisitudes no son ajenas al alcohol. Un oráculo había anticipado a Layo de Tebas que un hijo, nacido de Yocasta, lo mataría. Abandonado en el monte Citerón, Edipo [pies hinchados], fue recogido por pastores y adoptado por los reyes de Corinto: Pólibo y Mérope, quienes no podían tener hijos. Al llegar a la adolescencia un borracho puso de manifiesto su procedencia. Edipo, en busca de su verdadero origen, interrogó a un oráculo [el santuario de Apolo Pitón, en Delfos] cuya sacerdotisa habitualmente inhalaba gases, probablemente anhídrido carbónico, de tal forma que sus visiones llevasen a cabo sus profecías. El oráculo le predijo a Edipo que su destino era matar a su padre y casarse con su madre, por lo cual le sugirió que no regresase a su patria. 
No obstante, huyó de Corinto pensando que era su ciudad natal, y en una encrucijada de tres caminos, se encontró con Layo a quien dio muerte luego de una disputa por un problema de prioridad de paso. En las cercanías de Tebas, resolvió el enigma de La Esfinge [Según una versión de Pausanias, la Esfinge era una hija bastarda de Layo]. En recompensa la población de Tebas le concedió la corona y la mano de la reina Yocasta recuperando, de esta manera, su linaje y trono, pero también su destino trágico en un amor mortífero. Con su madre y esposa tuvo dos hijos y dos hijas: Antígona, Polinices, Eteocles e Ismena. 
Tiempo después afectada la ciudad de Tebas por una peste, que genera sequía y muerte, sus habitantes consultaron al oráculo. Este afirma que la peste encontrará su término cuando el asesino de Layo sea excluido del territorio nacional. La tragedia se despliega en la retardada pero minuciosa investigación [comparable al de un análisis, nos dice Freud] que descubre en Edipo al asesino de su padre y al amante de su madre. Yocasta se suicida ahorcándose con una bufanda, muerte que anticipa tiempo después el ahorcamiento de su hija Antígona con una bufanda de lino. Horrorizado, en un pasaje al acto, Edipo se hiere los ojos con los broches de oro de su madre y parte al destierro. El destino fatal expresado en las palabras del oráculo se ha llevado a cabo. El odio y la violencia hacia el padre se encuentran aquí íntimamente enlazados al desprendimiento de celos. Las vicisitudes de Edipo bien podrían haber sido las nuestras como portadores de los mismos deseos. Indudablemente el psicoanálisis y la tragedia griega se interceptan en diversos lugares. 
Hacia 1905, Freud considera que en la prepubertad "se consuma uno de los logros psíquicos más importantes, pero también más dolorosos: el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores, el único que crea la oposición, tan importante para el progreso de la cultura, entre la nueva generación y la antigua. Un número de individuos se queda retrasado en cada una de las estaciones de esta vía de desarrollo que todos deben recorrer."
En "Un tipo especial de elección de objeto en el hombre" Freud (1910) al ocuparse de la tajante oposición entre la madre de un sujeto y una prostituta, presenta la expresión complejo de Edipo. Agrega que el contenido de estas fantasías es el quehacer sexual de la madre, y la tensión así generada tiende a resolverse en el acto onanista. 
Ahora, me pregunto: ¿quése entiende por complejo? Un conjunto de representaciones y actos del pensar de carácter inconsciente, de intenso valor afectivo.
En "Psicología de las masas y análisis del Yo" Freud (1921), en la sección referida a la identificación, propone el denominado Edipo completo (positivo y negativo), que implica una inversión de la posición investida. También, especifica la tramitación del Edipo vía identificación que tiene como destino o desenlace la configuración del ideal del yo.
Ahora digo: Freud (1912/13, 1921c), para ocuparse de de las diferentes funciones del Edipo apeló a los mitos y a las zagas. Así, apela a la expresión «mito científico», en el capítulo XII de Psicología de las masas y análisis del yo, con el deliberado fin de aplicarla a las hipótesis propuestas en Tótem y tabú. 3 
Luego de la muerte del padre, en función de la conciencia de culpa del hijo varón, se establecieron los dos tabúes fundamentales del totemismo, que se enlazan a los dos deseos reprimidos del Edipo. Se trata de los dos tabúes del totemismo, con los cuales comenzó la eticidad de los hombres. 
Freud ([1923]1922) “Dos artículos de enciclopedia” afirma que en los primeros años de la niñez, aproximadamente de los dos a los cinco, cobra valor en el varón una elección de objeto singular, la madre, junto a una actitud de rivalidad y hostilidad hacia el padre. El complejo de Edipo se encuentra en el fundamento de la conformación de la vida amorosa de todo hombre. De manera, que las llamadas personas normales aprenden a dominar el complejo de Edipo, mientras que los neuróticos permanecen sin resolverlo".
Asimismo: “Este período temprano de la vida sexual encuentra su término normalmente hacia el quinto año de vida, y es relevado por una época de latencia más o menos completa, durante la cual se edifican las restricciones éticas como formaciones protectoras contra las mociones de deseo del complejo de Edipo. En el período que sigue, el de la pubertad, el complejo de Edipo experimenta una reanimación en el inconciente y arrostra sus ulteriores remodelamientos. Sólo el período de la pubertad desarrolla las pulsiones sexuales hasta su intensidad plena; ahora bien, la orientación de este desarrollo y todas las disposiciones adheridas a él ya tienen marcado su destino por el florecimiento temprano de la sexualidad infantil, ya trascurrido. Este desarrollo de la función sexual en dos etapas, interrumpido por el período de latencia, parece ser una particularidad biológica de la especie humana y contener la condición para la génesis de las neurosis.”
En el “Yo y el ello” Freud (1923) nos dice: “El caso del niño varón, simplificado, se plasma de la siguiente manera. En época tempranísima desarrolla una investidura de objeto hacia la madre, que tiene su punto de arranque en el pecho materno y muestra el ejemplo arquetípico de una elección de objeto según el tipo del apuntalamiento [anaclítico]; del padre, el varoncito se apodera por identificación. Ambos vínculos marchan un tiempo uno junto al otro, hasta que por el refuerzo de los deseos sexuales hacia la madre, y por la percepción de que el padre es un obstáculo para estos deseos, nace el complejo de Edipo. La identificación-padre cobra ahora una tonalidad hostil, se trueca en el deseo de eliminar al padre para sustituirlo junto a la madre. A partir de ahí, la relación con el padre es ambivalente; parece como si hubiera devenido manifiesta la ambivalencia contenida en la identificación desde el comienzo mismo. La actitud {postura} ambivalente hacia el padre, y la aspiración de objeto exclusivamente tierna hacia la madre, caracterizan, para el varoncito, el contenido del complejo de Edipo simple, positivo.”
Sin embargo, tal como era evidente para la investigación se requería del complejo de Edipo completo, que opera como un complejo doble, positivo y negativo, que incluye una conjunción dialéctica: la bisexualidad originaria del sujeto infantil. 
“Quiere esto decir que el niño no presenta tan sólo una actitud ambivalente con respecto al padre y una elección tierna de objeto con respecto a la madre, sino que se conduce al mismo tiempo como una niña, presentando la actitud cariñosa femenina para con su padre y la actitud correlativa, hostil y celosa para con su madre.”
En “El sepultamiento del Complejo de Edipo” Freud (1924) nos dice: “El complejo de Edipo revela cada vez más su significación como fenómeno central del período sexual de la primera infancia. Después cae sepultado, sucumbe a la represión -como decimos-, y es seguido por el período de latencia. Pero todavía no se ha aclarado a raíz de qué se va a pique {al fundamento}; los análisis parecen enseñarlo: a raíz de las dolorosas desilusiones acontecidas. La niñita, que quiere considerarse la amada predilecta del padre, forzosamente tendrá que vivenciar alguna seria reprimenda de parte de él, y se verá arrojada de los cielos. El varoncito, que considera a la madre como su propiedad, hace la experiencia de que ella le quita amor y cuidados para entregárselos a un recién nacido. Y la reflexión acrisola el valor de estos influjos, destacando el carácter inevitable de tales experiencias penosas, antagónicas al contenido del complejo. Aun donde no ocurren acontecimientos particulares, como los mencionados a manera de ejemplos, la falta de la satisfacción esperada, la continua denegación del hijo deseado, por fuerza determinarán que los pequeños enamorados se extrañen de su inclinación sin esperanzas. Así, el complejo de Edipo se iría al fundamento a raíz de su fracaso, como resultado de su imposibilidad interna.
Otra concepción dirá que el complejo de Edipo tiene que caer porque ha llegado el tiempo de su disolución, así como los dientes de leche se caen cuando salen los definitivos. Es verdad que el complejo de Edipo es vivenciado de manera enteramente individual por la mayoría de los humanos, pero es también un fenómeno determinado por la herencia, dispuesto por ella, que tiene que desvanecerse de acuerdo con el programa cuando se inicia la fase evolutiva siguiente, predeterminada. Entonces, es bastante indiferente conocer las ocasiones a raíz de las cuales ello acontece, y aun que se las pueda averiguar.”
Así, y es indudable, que el niño renuncia al complejo de Edipo en función de diferentes cuestiones: 1) La amenaza de castración, 2) por no poder consumar los deseos pertinentes, en razón de una insuficiencia psíquica y biológica, y 3) por la eficacia de un imperativo filogenético. 
En la niña nos encontramos con un itinerario diferente a partir de 1924. Así, el Complejo de Edipo "en los varones es destruido por la castración, en las niñas es posibilitado y dirigido por ésta". La pequeña no sólo cambia de objeto sexual sino también de zona erógena, del clítoris a la vagina. " La mujer alcanza la situación edípica positiva normal sólo después de haber superado un período anterior dominado por el complejo negativo"...
El desenlace de este complejo en la niña, implica la posibilidad de tres destinos: la inhibición o neurosis, el complejo de masculinidad y la feminidad normal, el deseo de un falo, es relevado por el deseo de un hijo. (Freud, 1931, 1933)
Edipo: fantasías originarias y fantema
Ciertamente, es posible definir el Complejo de Edipo como un conjunto de relaciones que implican a las fantasías originarias (urphantasien): Fantasma de seducción, castración y escena originaria. 
¿A que me me refiero con fantasías originarias? Aquí, se requiere mayor elucidación:
Freud propone en la Conferencia 23 de “Las lecciones de introducción al psicoanálisis” una serie complementaria particular considerada como la mas extraña o singular de las series conocidas, puesto que implica la conjunción entre las vivencias y un concepto controvertido en psicoanálisis: el instinto. Dicho término es definido por Freud (1918b), como formado por ciertos elementos de carácter filogenético que funcionan a la manera de categorías filosóficas o esquemas (Schema) que distribuyen o colocan (universalmente) las impresiones sensoriales (y lasvivencias) por un lado y por otro implican una suerte de saber previo, una "preparación para entender", mediante una serie de contenidos, de huellas mnémicas, que se ofrecen para ser investidas por la pulsión. Sólo se diferencian de los recuerdos vivenciados por los animales (por sus antepasados) en su alcance y contenido (Freud, 1939a). 
Estas estructuras típicas y universales, configuran las llamadas fantasías primordiales, las cuales están referidas a la seducción, a la escena primaria, a la castración, a la permanencia en el vientre materno, y a la llamada novela familiar, que cobra eficacia en la prepubertad, todas estas fantasías conforman el llamado núcleo del inconsciente. Y el autor del psicoanálisis las compara con el instinto en el "Hombre de los lobos". (Freud, 1915e,1918b) 
A estas fantasías primordiales Lacan y de acuerdo a la traducción de Roberto Harari, las denomina “fantemas”. 
Es necesario añadir, que Freud enlaza también el concepto de instinto a otros procesos anímicos, tales como: los desprendimientos de afecto, (Freud, 1916, 17), la añoranza del pecho materno (Freud, 1940a), la telepatía (Freud, 1933a), el formato del pensamiento (Freud, 1918b), y desde luego, el Edipo (Freud, 1918b). Cabe recordar, que existen otros elementos de origen filogenético, que carecen de un valor instintivo, tales como los mecanismos de desplazamiento y condensación. 
En conclusión, este concepto tiende a reducir dos abismos diferentes, por un lado, entre psicología del individuo y de la masa; por otro, entre psicología del hombre y del animal. Las fantasías primordiales, responden de alguna manera a las preguntas por los grandes enigmas de la existencia (Laplanche y Pontalis, 1964), a las preguntas por las causas, por el origen de una historia como los mitos colectivos, e implican en sí mismas la representación y solución de dichas problemáticas. En consecuencia, nos encontramos que las fantasías originarias, pueden corresponderse con la historia personal del sujeto, la cual entonces, va a ser organizada formalmente. Pero allí donde los acontecimientos individuales han sido demasiado rudimentarios o no se ajustan al esquema, sufren una trasformación en el fantasma. 
Bibliografía 
Aristóteles, (1974) Poética, Biblioteca Clásica Gredos. Madrid.
Freud, S. (1896). La etiología de la histeria. Obras Completas. Vol. III. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Freud, S. (1900a) "La interpretación de los sueños” O.C. AE, vol. IV
Freud, S. (1905d). Tres ensayos de teoría sexual. En Obras completas (Vol. VII). Bs. As. Amorrortu Editores.
Freud, S. (1924d). El sepultamiento del complejo de Edipo. En Obras completas (Vol. XIX). Bs. As. Amorrortu Editores.
Freud, S. (1940a [1938]). Esquema del psicoanálisis. Obras completas. En Obras completas (Vol. XXIII). Bs. As. Amorrortu Editores.
	
2
2
2
2
2
2
2
2
2
2
2

Otros materiales