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Quinto Semestre 
 
 
 
 
Nutrición en el ciclo de la vida I 
 
Unidad 2 
Programa desarrollado 
 
Nutrición y alimentación en el primer 
año de vida y el lactante 
 
Universidad Abierta y a Distancia de México | DCSBA 2 
Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
 
 
 
 
 
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Nutrición y alimentación 
en el primer año de vida y 
el lactante 
Imagen de niño en el primer año 
de vida 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
 
 
Índice 
Presentación ........................................................................................................... 4 
Competencia específica .......................................................................................... 5 
Logros ..................................................................................................................... 5 
2. Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante ........................... 6 
2. 1 Aspectos biológicos en el primer año de vida y el lactante .......................... 8 
2.2 Necesidades energéticas y nutrimentales (macro y micro) durante el primer 
año de vida y el lactante ................................................................................... 12 
2.3 Diseño del plan de alimentación durante el primer año de vida y el lactante
 14 
2.4 Recomendaciones nutrimentales y alimentarias durante el primer año de 
vida y el lactante ............................................................................................... 18 
Cierre de la unidad ................................................................................................ 24 
Para saber más ..................................................................................................... 25 
Actividades ............................................................................................................ 26 
Fuentes de consulta .............................................................................................. 27 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
Presentación 
 
 
A continuación se presenta la antología de la unidad 2, que comprende la “Nutrición y 
alimentación en el primer año de vida y el lactante” 
 
Es importante reiterar que durante la revisión de los textos sugeridos, debes tener en 
cuenta lo siguiente: 
 
1. Lleva a cabo una primera lectura para darte una idea general del contenido 
propuesto. 
2. Identifica las palabras que no formen parte de tu bagaje cultura en el área de la 
nutrición humana y de la nutrición en el ciclo de la vida. 
3. Investiga su significado y comprende su relación con el texto sugerido. 
4. Realiza por segunda ocasión una lectura de corrido de tal manera que 
profundices e integres las palabras desconocidas, permitiendo de esta manera 
identificar los planteamientos relevantes. 
5. Recuerda que al final de cada lectura, deberás adquirir la habilidad de manera 
gradual de la comprensión de estas al 100%, a fin de que cada actividad 
propuesta sea resuelta de manera integral mediante el previo análisis de los 
contenidos, favoreciendo la reflexión, interpretación y adquisición de 
conocimientos reales, de tal manera que estos te sean de empleo fácil en tu 
campo laboral al resolver casos hipotéticos de la vida diaria en el campo de la 
nutrición del ciclo de la vida. 
 
 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
Competencia específica 
Analiza las características anatómicas y fisiológicas durante el primer año de vida y del 
lactante mediante la identificación de sus requerimientos nutricionales para diseñar un 
plan de alimentación. 
Logros 
Distingue las características aspectos biológicos (anatomía y fisiología), psicológicos y 
sociales en el primer año de vida y del lactante. 
 
Identifica los requerimientos en el primer año de vida y del lactante 
 
Analiza elementos para diseñar un plan de alimentación en el primer año de vida y del 
lactante. 
 
 
 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
2. Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante 
 
 
 
Médico Dr. en Ciencias 
Salvador Villalpando 
Hernández 
 
 
 
Gastroenterólogo con 
Especialidad en Nutrición 
Pediátrica 
Salvador Villalpando Carrión 
 
Durante el primer año de vida, la alimentación significa una transición radical en el modo 
como obtiene sus nutrimentos el infante. Antes del nacimiento, la transferencia materno-
fetal mantiene una continua oferta de nutrimentos, con escasa variación, gracias a la 
homeostasis materna. Después del parto, el aporte de nutrimentos es episódico y proviene 
de alimentos que el recién nacido debe digerir y absorber antes de metabolizarlos. Durante 
los primeros meses de vida, la leche -prioritariamente humana- es el único alimento de la 
dieta. A partir de los seis meses de edad, a la dieta del niño se agregan otros alimentos, 
hasta que cerca del año queda incorporado ya por completo a la alimentación familiar. 
 
Para la ingestión diaria de energía en niños menores de un año, las recomendaciones más 
utilizadas por la comunidad pediátrica son las que publicaron de manera conjunta en 1985 
la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la 
Organización Mundial de la Salud y la Universidad de Naciones Unidas (FAO/OMS/UNU). 
Estas se basan en el consumo de energía observada en series publicadas entre 1940 y 
1980. 
 
De acuerdo con un buen número de expertos, estas recomendaciones están sobre 
calculadas; en apoyo de este argumento aducen las siguientes dos razones: 
 
a) varias de las poblaciones que se estudiaron fueron alimentadas con sucedáneos de leche 
humana y las prácticas de alimentación estaban lejanas de las aconsejadas en la actualidad 
por los organismos internacionales de salud, y b) se agregó 5% a los consumos que se 
observaron, a fin de compensar una posible subestimación de la ingestión de leche. 
 
Debido a que mediciones posteriores más precisas resultaron mucho menores a los 
cálculos anteriores, en 1994 se formó un grupo de expertos: el International Dietary Energy 
Consultative Group (IDECG), que examinó los datos disponibles de gasto total de energía 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
medido por isótopos estables, así como los cálculos del contenido de energía de la grasa y 
las proteínas depositadas durante el crecimiento de niños menores de dos años originarios 
de países industrializados y no industrializados. A partir de este análisis, el IDECG propuso 
una nueva recomendación de energía, que nunca ha sido publicada de forma oficial por 
alguna autoridad internacional; en general, las recomendaciones de este grupo resultaron 
menores (de 9 a 39%) a las de FAO/OMS/UNU. 
 
Finalmente, en 2001 la FAO publicó nuevas recomendaciones, tras encomendar a un grupo 
de expertos otra revisión formal de la información disponible. Tales recomendaciones se 
basan sobre todo en los requerimientos derivados de mediciones longitudinales del gasto 
total de energía, masa y composición corporales, medidas por isótopos estables, obtenidas 
en niños estadounidenses bien nutridos, a los tres, seis, nueve, 12, 18 y 24 meses de edad. 
Los cálculos que empleó la FAO para sus recomendaciones tienen algunas diferencias con 
los datos publicadosen primera instancia por los autores de los estudios. Los expertos de 
la FAO dividieron la media del gasto total de energía entre la media del peso de una 
referencia internacional de niños alimentados al pecho, en lugar del peso de los niños 
estudiados originalmente. De cualquier manera, estos cálculos -expresados por kilogramo 
de peso corporal- resultan también significativamente menores a las recomendaciones 
vigentes, como se muestra en la tabla 1. 
 
Tabla 1. Ingestión diaria recomendada de energía para niños menores de un año 
 
EDAD FAO/OMS/UNU IDECG a FAO/OMS/UNU b 
 1985 1994 2001 
meses Kcal/día Kcal/kg Kcal/día Kcal/kg Kcal/día Kcal/kg c 
0-2 520 116 404 88 536 88.9 (83.0) 
3-5 662 99 550 82 617 81.7 (77.5) 
6-8 784 95 682 83 685 79.3 (77.0) 
9-11 949 101 830 89 781 81.9 (77.5) 
a International Dietary Energy Consultative Group. A partir de los datos compilados por Butte. 
b Basada en un estudio longitudinal de gasto total de energía y composición corporal mediante el uso de isotopos 
estables, por Butte. 
c Calculada con el peso de los niños del estudio (Ia cifra entre paréntesis, calculada con la media del peso de 
una población de referencia de niños alimentados al pecho). 
 
En conclusión, las nuevas recomendaciones de energía están elaboradas sobre la base de 
mediciones más precisas de los requerimientos y a partir de pruebas que indican que éstos 
son menores a los que se utilizan como referencia en la actualidad. Es probable que estas 
nuevas recomendaciones puedan influir en la prevención de la creciente epidemia de 
obesidad en los niños. 
 
 
 
 
 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
2. 1 Aspectos biológicos en el primer año de vida y el lactante 
 
 
 
J. Maldonado Lozano y M. Gil 
Campos 
 
 
 
Dra. Janice L. Thompson 
Dra. Melinda M. Manore 
Dra. Linda A. Vaughan 
 
 
La nutrición en el primer año de la vida es de gran importancia, tanto porque debe satisfacer 
las necesidades del crecimiento y maduración de tejidos y órganos, como por las posibles 
implicaciones que pueda tener en la morbilidad y en la mortalidad del adulto (prevención de 
enfermedades crónicas). 
 
Para permitir un crecimiento y un desarrollo óptimos del lactante, es fundamental aportar 
todos los elementos nutritivos necesarios por medio de una alimentación equilibrada y 
adaptada a sus funciones digestivas, metabólicas y renales. Una alimentación inadecuada 
puede afectar al desarrollo de órganos y aparatos y, por tanto, incidir gravemente sobre la 
salud del lactante. 
 
Las necesidades alimentarias deben considerarse desde dos aspectos, uno cualitativo y 
otro cuantitativo. Las necesidades cualitativas exigen aportar, prioritariamente, los 
elementos que permitirán la síntesis y estructuración de nuevos tejidos y el crecimiento. Las 
necesidades cuantitativas requieren aportar las calorías y los diferentes elementos 
necesarios para la vida, el desarrollo y la actividad del lactante. 
 
La mayoría de los padres primerizos se sorprenden del rápido desarrollo y crecimiento del 
bebé. Es importante una buena nutrición en el primer año, ya que los órganos y el sistema 
nervioso del bebé siguen desarrollándose, y que el bebé crece y adquiere nuevas 
habilidades. Los médicos utilizan las mediciones de longitud y peso como principales 
herramientas para evaluar el estado nutricional del bebé. Estas mediciones se representan 
en gráficos de crecimiento (independientes para niños y para niñas), que permiten el 
seguimiento del crecimiento del bebé a lo largo del tiempo (Figura 17.11). 
 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
 
Figura 17.11 Este gráfico de crecimiento basado en el peso según la edad es una versión mucho menor que 
los gráficos utilizados por los médicos para supervisar y evaluar el crecimiento de un bebé desde el nacimiento 
hasta los 36 meses de edad. Este ejemplo muestra las curvas de crecimiento de las niñas según la línea 
temporal, cada una en distintos percentiles. (Desarrollado por el National Center for Health Statistics en 
colaboración con el National Center for Chronic Disease Prevention and Health Promotion [2000].) 
 
 
Durante el primer año de vida, la leche materna continúa siendo la elección alimentaria; sin 
embargo, la leche enriquecida con hierro es el sustituto perfecto para las familias que opinan 
que la leche materna no es una opción. Después de unos seis meses, la mayoría de los 
bebés pueden consumir alimentos complementarios, lo que proporciona los principales 
nutrientes y nuevos sabores y texturas al bebé. Un bebé adecuadamente alimentado 
cuando tiene hambre se sentirá seguro y bien cuidado. Una relación de alimentación 
relajada y consistente entre los padres y el bebé fomenta una actitud positiva y saludable 
hacia la comida. En muchos aspectos, la dieta del bebé durante su primer año de vida 
“sienta las bases” de la salud y el desarrollo futuros. 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
Modelos habituales de crecimiento y actividad del bebé 
 
Durante el primer año de vida, un bebé suele crecer unos 25 cm y triplicar su peso; el índice 
de crecimiento más rápido que nunca volverá a producirse. Para apoyar este fenomenal 
crecimiento, las necesidades energéticas por unidad de peso corporal también son las 
mayores que jamás se producirán; aproximadamente el triple que en los adultos. Las 
necesidades energéticas también son muy elevadas porque los índices metabólicos 
basales de los bebés son altos (Figura 17.12). Esto se debe en parte a que el área de 
superficie corporal de un bebé es grande en comparación con su tamaño corporal, lo que 
aumenta su pérdida de calor corporal. Aun así, la limitada actividad física del bebé mantiene 
el gasto energético total relativamente bajo. Durante los primeros meses de vida, las 
actividades del bebé consisten principalmente en comer y dormir. A medida que va pasando 
el primer año, el repertorio de actividades va aumentando gradualmente para incluir 
movimientos como girarse, enderezarse, gatear, levantarse y finalmente dar sus primeros 
pasos inseguros. Como se muestra en la Figura 17.12, la relativa necesidad energética para 
soportar el crecimiento se ralentiza durante el segundo semestre de vida, justo cuando 
empieza a aumentar la actividad. 
 
 
 
 
 
Figura 17.12 Gasto energético durante la infancia. Durante el primer semestre de vida, los bebés gastan más 
energía para mantener el crecimiento, y menos energía en actividades físicas que en el segundo semestre de 
vida. 
 
Los gráficos de crecimiento, uno para niños y otro para niñas, suelen utilizarlos los médicos 
y padres para hacer un seguimiento del crecimiento. Están disponibles en los Centers for 
Disease Control and Prevention (CDC) de forma gratuita. Los gráficos desde el nacimiento 
hasta los 36 meses de vida evalúan el tamaño según la edad, el peso según la edad y el 
peso según el tamaño, expresados en percentiles. Si un bebé se encuentra en el percentil 
90 de altura, es mayor que el 89% de los bebés estadounidenses de esa edad y sexo y, por 
tanto, se considera muy grande. Si un bebé se encuentra en el percentil 10 de peso, sólo 
 
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Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
el 10% de los bebés estadounidenses de la misma edad y sexo tienen un peso menor, de 
modo que se puede considerar que el peso del bebé es relativamente insuficiente en 
comparación con otros bebés. Aunque cada bebé es único, en general, los médicos buscan 
una correlaciónestrecha entre los listados de altura y peso. En otras palabras, un bebé que 
se encuentra en el percentil 60 de altura suele estar entre el percentil 50 y el 70 de peso. 
Puede que un niño en el percentil 50 de altura, y en el percentil 5 de peso esté malnutrido. 
También se tiene en cuenta la constancia; por ejemplo, es posible que un bebé cuyos 
valores de peso disminuyen en gran medida de repente esté hiponutrido o enfermo. Los 
CDC también han desarrollado gráficos de búsqueda del IMC para niños de más de 24 
meses de edad. 
 
Aunque los gráficos de crecimiento son herramientas eficaces para evaluar el estado 
nutricional del bebé, hay ciertas limitaciones. Por ejemplo, es importante considerar la 
estatura de los padres del bebé. Si los padres son altos, se espera que el bebé se acerque 
a los percentiles superiores de altura. Los bebés que se alimentan exclusivamente de leche 
materna a menudo siguen percentiles menores de peso según la edad en comparación con 
los bebés alimentados con leche para lactantes, aunque no hay diferencias en el tamaño 
según la edad ni en la circunferencia de la cabeza. Las familias deben saber que este índice 
menor de ganancia de peso no se asocia a ninguna consecuencia negativa. En realidad, 
muchos creen que el índice de crecimiento menor debe considerarse la norma para los 
bebés amamantados, en vez de la excepción, porque la alimentación con leche para 
lactantes es un fenómeno cultural relativamente reciente. 
 
El crecimiento del cerebro es más rápido durante el primer año que en cualquier otro 
momento. Para facilitar un aumento de tamaño tan considerable, la cabeza de los bebés 
suele ser bastante grande en proporción con el resto del cuerpo, aproximadamente un 
cuarto de su tamaño total. Los pediatras utilizan la circunferencia de la cabeza como una 
herramienta adicional para la evaluación del crecimiento y del estado nutricional; los CDC 
disponen de gráficos de crecimiento para la circunferencia de la cabeza según la edad para 
bebés desde el nacimiento hasta los 36 meses de edad. A partir de los 18 meses de edad 
aproximadamente, el índice de crecimiento cerebral se ralentiza, y el cuerpo alcanza un 
tamaño proporcional al de la cabeza, de modo que las proporciones corporales se acercan 
más a las de un niño. 
 
A medida que los bebés crecen y se desarrollan, evoluciona la proporción de sus músculos, 
su grasa y sus huesos. La grasa corporal, como porcentaje del peso total corporal, aumenta 
tras el nacimiento y alcanza su máximo esplendor en torno a los nueve meses de edad. El 
tejido muscular aumenta despacio, pero de forma constante, y el calcio corporal (indicador 
del crecimiento del esqueleto), más del doble durante el primer año de vida. La cantidad de 
agua corporal (como porcentaje del peso total corporal) es muy elevada en los recién 
nacidos y disminuye gradualmente desde el comienzo de la niñez. 
 
 
 
 
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Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
Como bien aprendimos, esta subsecuente etapa de la vida después del nacimiento 
como lo es el primer año de vida requiere de una vigilancia estrecha desde el punto de vista 
médico y nutricional a fin de garantizar en esta población un correcto estado de nutrición 
que favorezca un crecimiento y desarrollo para mantener un peso corporal y estatura 
deseado conforme a lo establecido a nivel nacional y/o internacional según corresponda. 
 
Como nutriólogos es importante saber que, en este primer año de vida a nivel biológico, 
ocurren una serie de cambios en la maduración de órganos y tejidos que determinan en 
gran medida la mortalidad y morbilidad infantil que a futuro podrán ser determinantes en la 
aparición de enfermedades. 
 
 
2.2 Necesidades energéticas y nutrimentales (macro y micro) durante 
el primer año de vida y el lactante 
 
Necesidades energéticas 
Un bebé necesita consumir en torno a 88-110 kcal/kg de peso corporal al día; los recién 
nacidos, el máximo valor de este rango y los bebés de entre 6 y 12 meses de edad, el menor 
valor. Estas cantidades varían de unas 600 kcal/día (niñas) a unas 650 kcal/día (niños) en 
torno a los seis meses de edad. Debido a los riñones y tractos digestivos inmaduros de los 
bebés, así como a su elevada necesidad de líquidos, puede resultar difícil proporcionar 
tanta energía. Afortunadamente, la leche materna y la leche para lactantes que se 
comercializa son muy energéticas y contribuyen con unas 650 kcal/L de líquido. Cuando se 
introducen alimentos complementarios (sólidos), éstos proporcionan incluso más energía 
además de la leche materna o la leche para lactantes. 
 
Necesidades de macronutrientes de los bebés 
 
Los bebés no son pequeñas versiones de los adultos; crecen con gran rapidez en 
comparación con la típica fase estable de los adultos. Las proporciones de macronutrientes 
que necesitan difieren de las proporciones de los adultos, al igual que los tipos de alimentos 
que pueden tolerar. En general, se coincide en que en torno al 40%-50% de la dieta del 
bebé debe proceder de grasas durante el primer año de vida (30-31 g/día) y que los aportes 
de grasas por debajo de este nivel pueden ser perjudiciales antes de los dos años. Debido 
a las elevadas necesidades energéticas de los bebés que acaban de explicarse, tiene 
sentido aprovechar la densidad energética de las grasas (9 kcal/g). La leche materna y la 
leche para lactantes son ricas en grasas (el 50% de la energía total aprox.). 
 
Los ácidos grasos específicos son esenciales para el rápido crecimiento cerebral, la 
maduración retinal y el desarrollo del sistema nervioso que se produce entre el primer y 
segundo año de vida. Las directrices del consumo adecuado (AI) de ácidos grasos del bebé 
 
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se basan en el consumo de leche materna, que es siempre la norma en las directrices 
nutricionales del bebé. Para los bebés de entre 7 y 12 meses de edad, se tiene en cuenta 
la contribución de los alimentos complementarios. La AI de ácidos grasos omega-6 para los 
bebés es de 4,4-4,6 g/día, entre el 6% y el 8% de las calorías totales, mientras que la AI de 
ácidos grasos omega-3 para los bebés es de 0,5 g/día, en torno al 1% de las calorías 
totales. La leche materna es una excelente fuente de los ácidos grasos ácido araquidónico 
(AA) y ácido docosahexaenoico (DHA), aunque los niveles de DHA varían en gran medida 
con la dieta de la madre. Dos de estas grasas se han asociado a mejoras a corto plazo de 
la vista y, posiblemente, del desarrollo cognitivo. Actualmente, algunos fabricantes de leche 
para lactantes están añadiendo AA y DHA a sus productos. 
 
El aporte recomendado de hidratos de carbono para los bebés de 0-6 meses de edad se 
basa en el contenido en lactosa de la leche humana10. La AI de hidratos de carbono para 
los bebés de 0-6 meses de edad es de 60 g/día. La AI de hidratos de carbono para bebés 
de 7-12 meses de edad refleja el aporte de leche humana y alimentos complementarios, y 
se ha establecido en 95 g/día. 
 
El aporte proteico recomendado para los bebés de 0-6 meses de edad es de 9,1 g/día o en 
torno a los 1,5 g/kg de peso corporal al día. De nuevo, este valor se basa en el contenido 
proteico de la leche humana. Los bebés alimentados con leche para lactantes suelen 
consumir más proteínas que los bebés alimentados con leche materna; sin embargo, las 
proteínas de la leche para lactantes se digieren y absorben peor. La directriz del aporte 
proteico para los bebés de 0-6 meses de edad es de 9,9 g/día o en torno a los 1,1 g/kg de 
peso corporal al día. Recuerde, la RDA de proteínas para los adultos es de 0,8 g/día. El 
aporte relativamente mayor para los bebés se ajusta a su rápidocrecimiento. Sin embargo, 
sólo hasta un máximo del 20% de las necesidades energéticas diarias del bebé deben 
proceder de las proteínas. Los riñones inmaduros del bebé no pueden procesar y excretar 
el exceso de grupos amino de dietas con mayor cantidad de proteínas. La leche materna y 
la leche para lactantes proporcionan las proteínas totales adecuadas y los aminoácidos 
esenciales apropiados para mantener el crecimiento y el desarrollo. 
 
Necesidades de micronutrientes de los bebés 
Las necesidades de micronutrientes del bebé también son considerables para ajustarse a 
su rápido crecimiento y desarrollo. Los micronutrientes más importantes son el hierro, la 
vitamina D, el cinc, el fluoruro y, en el caso de los bebés de madres veganas que les 
amamantan, la vitamina B12. Afortunadamente, la leche materna y la leche para lactantes 
proporcionan la mayoría de los micronutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo 
del bebé. 
 
Asimismo, a todos los bebés se les administra rutinariamente una inyección de vitamina K 
poco después de nacer. Esto proporciona vitamina K hasta que el intestino del bebé pueda 
desarrollar sus propias bacterias saludables, que proporcionarán vitamina K en lo sucesivo. 
 
 
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En esta primera etapa de la vida como bien estudiamos, el lactante necesita de 
manera específica y bien calculada de energía que, mediante la ingesta de alimentos como 
la leche materna entre otros, le permita de manera sostenida un aporte equilibrado de 
nutrientes mediante una alimentación equilibrada a fin de mantener el crecimiento y 
desarrollo de sus órganos y aparatos y repercuta de manera positiva en el estado de salud. 
 
El aporte de macro y micro nutrientes en el lactante y en el primer año de vida de manera 
equilibrada, garantizará que el niño (a) en crecimiento y desarrollo tenga mayores 
posibilidades de ser un adulto sano y productivo. 
 
 
2.3 Diseño del plan de alimentación durante el primer año de vida y el 
lactante 
 
¿Cuándo empiezan los bebés a necesitar alimentos sólidos? 
Como resultado de la decreciente reserva de nutrientes, especialmente de hierro, y del 
crecimiento continuo, los bebés empiezan a necesitar alimentos complementarios (o 
sólidos) en torno a los 4 ó 6 meses de edad (Tabla 17.5). Como se ha indicado previamente, 
la American Academy of Pediatrics recomienda la lactancia exclusiva durante el primer 
semestre de vida. En cambio, los envases alimentarios de WIC autorizan la adición de 
cereales infantiles enriquecidos con hierro a los cuatro meses de edad. Antes de esta edad, 
la mayoría de los bebés no están preparados ni desarrollados físicamente como para 
consumir alimentos sólidos. La respuesta de succión, presente en el nacimiento, depende 
de un movimiento determinado de la lengua que extrae líquido de la mama o del biberón. 
En respuesta a los alimentos sólidos que se comen con cuchara, este movimiento de la 
lengua, conocido como el reflejo de extrusión, hace que la mayoría de la comida salga de 
nuevo por la boca. Esta acción refleja debe empezar a desaparecer (normalmente a los 4 
ó 5 meses de edad) antes de que puedan introducirse alimentos sólidos correctamente. 
Asimismo, para minimizar el riesgo de que se ahoguen o tengan arcadas, los bebés deben 
haber ganado el control muscular de la cabeza y el cuello y deben poder enderezarse (con 
o sin ayuda). 
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
 
Otro factor importante para la preparación a los alimentos sólidos es un sistema digestivo 
suficientemente desarrollado. Mientras que los bebés son capaces de digerir y absorber la 
lactosa desde el nacimiento, la actividad de la amilasa (para digerir la fécula), no alcanza 
un nivel adecuado hasta los tres o cuatro meses de edad. Si un bebé come alimentos 
sólidos demasiado pronto, la fécula no se digiere, lo que puede provocar diarrea e 
hinchazón, y las proteínas pueden absorberse intactas y sin digerir, lo que puede 
desencadenar alergias. Asimismo, los riñones deben haberse desarrollado de modo que 
puedan procesar mejor los desechos de nitrógeno de las proteínas y la orina concentrada. 
A la hora de decidir qué alimentos introducir primero, los padres deben tener en cuenta las 
necesidades nutricionales del bebé, así como el riesgo de reacciones alérgicas. En torno a 
los seis meses de edad, se agotan las reservas de hierro del bebé, de modo que los 
primeros alimentos que se introducen suelen ser los cereales infantiles enriquecidos con 
hierro, empezando por el arroz. El arroz es un cereal que no suele provocar respuestas 
alérgicas y es fácil de digerir. Puede mezclarse con leche materna o leche para lactantes 
para espesarla o aclararla al gusto del bebé. La mayoría de los bebés empiezan sólo con 
una o dos cucharaditas de cereales y llegan gradualmente hasta unos 50 ml. Los alimentos 
deben introducirse después de que el bebé haya mamado algo de leche materna o para 
lactantes de modo que no esté demasiado ansioso por comer. Al principio, algunos bebés 
rechazan los cereales y necesitan intentarlo varias veces antes de aceptar los nuevos 
sabores y texturas de los alimentos sólidos. Los padres no deben introducir ningún otro 
alimento nuevo durante al menos una semana para poder vigilar atentamente los signos de 
una intolerancia o alergia alimentaria, incluida una erupción, diarrea inexplicable, nariz 
mocosa o ruidos respiratorios. 
Si todo va bien con el arroz, puede introducirse otro cereal sin maltear (distinto del trigo, 
que es muy alérgeno), o la familia puede elegir introducir un alimento como carne o verdura 
 
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triturada. Algunos nutricionistas recomiendan la carne como una buena fuente de hierro y 
cinc, y otros fomentan la introducción de frutas y verduras ricas en vitamina C. Los padres 
pueden tener más éxito introduciendo verduras trituradas antes que las frutas. Cuando el 
bebé se acostumbra a la dulzura de los plátanos, melocotones y otras frutas, la relativa 
insipidez de la mayoría de las verduras puede resultar menos desagradable. Para dejar 
tiempo a la supervisión de reacciones alérgicas, los padres deben esperar un mínimo de 
tres días entre la introducción de cada alimento individual. 
La mayoría de las familias confían en la comodidad de los alimentos infantiles comerciales; 
ofrecen una variada gama de productos, suelen producirse sin sal añadida y algunos sólo 
están hechos de ingredientes orgánicos. Los postres infantiles no son recomendables para 
los bebés debido al azúcar añadido que incluyen, y los alimentos más consistentes tienen 
fécula alimentaria adicional que puede dificultar la digestión en los bebés más pequeños. 
Puesto que los fabricantes añaden agua para garantizar una suave consistencia, algunos 
alimentos comerciales infantiles son escasos en nutrientes. Asimismo, hay pocos alimentos 
infantiles que reflejen la creciente diversidad cultural de la población de EE.UU. Por ésta y 
otras razones, algunas familias deciden preparar sus propios alimentos para el bebé. 
Además de reflejar las preferencias dietéticas domésticas habituales, los alimentos 
infantiles caseros suelen ser más baratos que los productos que se comercializan. Según 
el alimento, los padres pueden utilizar una batidora, una licuadora, un colador, una 
trituradora o simplemente un tenedor para conseguir la consistencia deseada. Los padres 
deben comenzar con alimentos de gran calidad, frescos, congelados o bajos en sodio en 
conserva y prepararlos cuidadosamente prepararse sin azúcarañadido, miel, manteca de 
cerdo, sal o especias. Pueden congelarse o refrigerarse en raciones individuales mediante 
pequeños envases reutilizables o bolsas de plástico de tentempiés. 
Gradualmente, debe aportarse una gran variedad de alimentos durante todo el primer año 
de vida. Durante este primer año, los alimentos sólidos sólo deben complementar, no 
sustituir, a la leche materna o a la leche para lactantes enriquecida con hierro. Los bebés 
aún necesitan muchos nutrientes y mucha energía que proporciona la leche materna y la 
leche para lactantes. 
Alimentos que no deben comer los bebés 
Los siguientes alimentos nunca deben ofrecerse a un bebé: 
 Alimentos que puedan obstruir el esófago. Los bebés no pueden masticar bien 
alimentos como las uvas, los perritos calientes, las nueces, las palomitas, las 
zanahorias crudas, las pasas y los caramelos duros, y pueden ahogarse con ellos. 
 Sirope de maíz y miel. Pueden contener esporas de la bacteria Clostridium 
botulinum. Estas esporas pueden germinar y crecer en los tractos digestivos 
inmaduros del bebé, después de lo cual producen una potente toxina que puede 
resultar fatal. Los niños mayores de un año pueden consumir estas sustancias con 
seguridad porque sus tractos digestivos ya están desarrollados lo suficiente como 
para matar cualquier bacteria C. botulinum. 
 
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Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
 Leche de cabra. La leche de cabra es increíblemente escasa en muchos nutrientes 
que necesita el bebé, como el folato, la vitamina C, la vitamina D y el hierro. 
 Leche de vaca. Para los niños menores de un año, la leche de vaca tiene una 
concentración demasiado elevada de minerales y proteínas, y contiene demasiado 
pocos hidratos de carbono para satisfacer las necesidades energéticas del bebé. 
Los bebés pueden empezar a consumir leche de vaca entera a partir de un año. Los 
bebés que ya empiezan a andar no deben tomar leche de vaca desnatada antes de 
los dos años, porque no contiene suficiente grasa y tiene demasiados minerales 
para que los riñones la procesen correctamente. Tampoco deben tomar leche en 
polvo ni leche condensada azucarada. 
 Gran cantidad de zumo de frutas. Los zumos de frutas no se absorben bien en el 
tracto digestivo del bebé, lo que provoca diarrea si se consumen en exceso. Una 
gran cantidad de zumo de frutas puede hacer que el bebé se sienta lleno y rechace 
la leche materna o la leche para lactantes, de modo que pierda nutrientes 
esenciales. Los bebés mayores de seis meses pueden consumir con seguridad 
entre 11,83 y 23,65 cl/día de zumo de fruta natural (sin azúcar añadido), y no más 
de 5,92 y 11,83 cl en cada toma; sin embargo, el agua normal también es un remedio 
eficaz contra la sed del bebé. Otra opción es diluir el zumo de frutas en agua. 
 Demasiada sal y azúcar. Los alimentos infantiles no deben sazonarse con sal u otros 
condimentos. Los azúcares naturales, como los que se encuentran en las frutas 
pueden proporcionar la energía necesaria. Deben evitarse las galletas, las tartas y 
otros alimentos procesados exclusivamente dulces. 
 Demasiada leche materna o leche para lactantes. A pesar de lo nutritivas que son 
la leche materna y la leche para lactantes, cuando los bebés tienen seis meses, 
deben introducirse alimentos sólidos gradualmente. Seis meses es la edad crítica 
para el bebé, puesto que es cuando empiezan a agotarse sus reservas de hierro. 
Además, los bebés están preparados física y psicológicamente para incorporar 
alimentos sólidos en este momento, y los alimentos sólidos pueden ayudar a saciar 
su creciente apetito. Entre los seis meses y el destete (del pecho o del biberón), los 
alimentos sólidos deben ir aumentando gradual y proporcionalmente en la dieta del 
bebé. El exceso de dependencia de la leche materna o de la leche para lactantes, 
hasta el extremo de excluir o rechazar los alimentos ricos en hierro, puede provocar 
lo que se denomina anemia de leche. 
 
 
 
 
 
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Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
Respecto al diseño del plan de alimentación para esta etapa, como hemos podido 
observar, este debe ser totalmente integro y adecuado a la edad y necesidades individuales 
de cada niño que curse durante el primer año de vida incluyendo al lactante. Al respecto 
podemos encontrar una gran diversidad de información que nos hablen de que y no incluir 
en su alimentación. 
Un plan de alimentación como sabemos está conformado por distintos alimentos que 
aporten la cantidad de nutrientes tanto macro como micro, por lo que en la práctica y 
considerando lo básico y mínimo necesario para su elaboración, nos hemos dado a la tarea 
de revisar la temática presente. 
El objetivo de llevar a cabo un plan de alimentación para estas edades es con el objetivo 
de que, al cumplir el año, el niño (a) se integre a la alimentación familiar con la posibilidad 
de comer prácticamente de todo dentro de sus posibilidades. 
2.4 Recomendaciones nutrimentales y alimentarias durante el primer 
año de vida y el lactante 
 
¿Necesitan complementos los bebés? 
La leche materna y la leche para lactantes proporcionan la mayor parte de las vitaminas y 
minerales que necesita el bebé. Sin embargo, hay varios micronutrientes que pueden 
garantizarse mediante la complementación. La leche humana tiene poca vitamina D, y se 
han detectado carencias de este nutriente en los bebés amamantados de piel oscura y en 
aquellos con una exposición limitada a la luz solar. A los bebés amamantados se les suele 
prescribir un complemento con vitamina D desde el nacimiento hasta los seis meses de 
edad aproximadamente o hasta que puedan consumir dos vasos diarios de leche 
enriquecida con vitamina D o leche para lactantes. 
Los bebés amamantados también requieren hierro adicional como máximo a partir de los 
seis meses de edad, porque las reservas de hierro del bebé se agotan y la leche materna 
tiene poco hierro. El hierro es extremadamente importante para el desarrollo cognitivo y la 
prevención de anemia por carencia de hierro. Los cereales de arroz para bebés 
enriquecidos con hierro pueden utilizarse como una fuente de hierro adicional y son un 
primer alimento sólido excelente. 
El fluoruro es importante para el fuerte desarrollo dental, pero no se recomienda su 
complementación durante el primer semestre de vida. Según el contenido en fluoruro del 
suministro de agua del hogar, puede que los bebés alimentados con leche materna en torno 
a los seis meses de edad necesiten un complemento de fluoruro. La mayoría de las marcas 
de agua embotellada presentan escasos niveles de fluoruro y muchos sistemas de 
tratamiento de agua del hogar lo eliminan también. Por otro lado, la toxicidad de fluoruro 
 
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Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
puede suponer un riesgo para los bebés que también se exponen a enjuagues y pastas 
dentales fluoradas, agua fluorada y complementos fluorados. 
Hay condiciones especiales en que los bebés amamantados pueden necesitar 
complementos adicionales. Por ejemplo, si una mujer es vegana, puede que su leche 
materna tenga poca vitamina B12, así que el bebé debería tomar un complemento de esta 
vitamina. 
En el caso de los bebés alimentados con leche para lactantes, la necesidad de 
complementación depende de la composición de la leche y de otros factores. Muchas 
marcas de leche para lactantes ya están enriquecidas con hierro, por ejemplo; en ese caso, 
no se requieren complementos de hierro adicionales. Si el bebé toma la cantidad de 
vitamina D adecuada al menos en dos vasos de leche para lactantes enriquecida convitamina D o mediante la exposición solar regular, puede que no necesite un complemento 
adicional. 
Si se suministra un complemento, debe prestarse especial atención a las dosis. El 
complemento debe ser específicamente para bebés, y no debe superarse la dosis diaria 
recomendada. Unas elevadas dosis de micronutrientes pueden resultar peligrosas. Por 
ejemplo, demasiado hierro puede resultar fatal, y demasiado fluoruro puede manchar, picar 
y amarillear los dientes. El exceso de vitamina D puede causar unos niveles demasiado 
altos de calcio sérico y la calcificación de tejidos blandos, como los riñones. 
Recomendaciones sobre los líquidos para los bebés 
El líquido es esencial para todo el mundo, pero en el caso de los bebés, el equilibrio es más 
delicado por dos razones. En primer lugar, porque los bebés son tan pequeños que 
proporcionalmente pierden más agua que los adultos a través de la evaporación. En 
segundo lugar, sus riñones son inmaduros y no pueden concentrar la orina. Por lo tanto, 
tienen un mayor riesgo de deshidratación. Un bebé necesita unos 56,7 g de líquido por cada 
453,6 g de peso corporal, y tanto la leche materna como la leche para lactantes casi siempre 
resultan adecuadas para proporcionar esta cantidad. Los expertos han confirmado 
recientemente que “los bebés exclusivamente amamantados no requieren agua 
complementaria”. Esto era cierto en el caso de los bebés que viven en climas cálidos y 
húmedos, así como en entornos más moderados. Sin embargo, hay determinadas 
condiciones, como diarrea, vómitos, fiebre o clima extremadamente cálido, que puede 
exacerbar la pérdida de fluidos. En estos ejemplos, pueden garantizarse líquidos 
complementarios, fundamentalmente el agua. Ya que una gran cantidad de líquido puede 
ser especialmente peligrosa para el bebé, los líquidos complementarios (tanto agua como 
leche para lactantes con electrolitos) sólo deben administrarse a los bebés bajo consejo 
médico. En general, se recomienda que los líquidos complementarios no superen los 113,4 
g al día. Los padres deben evitar dar agua azucarada, zumos de frutas o bebidas 
azucaradas en botella a los bebés amamantados o alimentados con leche para lactantes, 
especialmente a la hora de irse a dormir, ya que esta práctica puede provocar caries en los 
 
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dientes en desarrollo. Los padres pueden estar tranquilos de que el aporte de líquidos al 
bebé es adecuado si el bebé moja seis de cada ocho pañales al día. 
Bebés pretérmino 
La alimentación de un bebé pretérmino depende de su edad gestacional, su peso y su 
estado de salud. Los bebés pretérmino alimentados con leche materna han revelado una 
mejor respuesta inmunológica y unos mejores resultados de desarrollo en comparación con 
los bebés prematuros alimentados con leche para lactantes46. Algunos bebés pretérmino 
son demasiado débiles para mamar y deben alimentarse de leche materna mediante un 
tubo; si esto es necesario, la madre puede bombear su leche materna. Si los bebés 
pretérmino deben alimentarse con un tubo al principio, la alimentación directa de leche 
materna debe iniciarse en cuanto el bebé pueda mamar. El contacto piel contra piel entre 
la madre y el bebé se fomenta independientemente de la técnica alimentaria que se utilice. 
Curiosamente, el contenido en nutrientes de la leche materna de las mujeres que dan a luz 
de forma prematura difiere del de la leche humana madura durante las primeras semanas 
tras el parto. A veces, según el estado del bebé, la leche materna puede enriquecerse con 
vitaminas, minerales o proteínas para poder satisfacer las necesidades de crecimiento del 
bebé. A veces la falta de desarrollo del tracto GI del bebé excluye la lactancia o la 
alimentación con leche para lactantes por completo, y es necesaria la nutrición por vía 
intravenosa. Los fabricantes han desarrollado leche para lactantes especialmente diseñada 
para satisfacer los requisitos nutricionales exclusivos de los bebés pretérmino, y estos 
productos pueden utilizarse hasta que el bebé tenga entre 6 y 9 meses de edad o según el 
asesoramiento del médico. Los bebés pretérmino cualificados para el programa WIC 
pueden acceder a esta leche especializada para bebés pretérmino mediante al envío de 
documentación médica. 
Preparación de la leche para lactantes 
La leche para lactantes que se comercializa puede encontrarse ya preparada, en polvo y 
en líquido concentrado. A pesar de que la leche preparada es la más cara, también es la 
más cómoda. Los cuidadores simplemente deben verter la cantidad adecuada de leche ara 
lactantes en un biberón limpio; se le puede dar al bebé a temperatura ambiente o después 
de haberlo calentado en agua corriente caliente o de haberlo colocado en un cuenco de 
agua caliente durante unos minutos. El envase abierto de leche para lactantes debe taparse 
y meterse en el frigorífico de inmediato. La leche para lactantes que sobre el biberón al final 
de la sesión deberá tirarse. 
La leche en polvo o en líquido concentrado para lactantes es más económica y 
relativamente sencilla de preparar. Se mezcla con agua en un biberón limpio según las 
instrucciones de la etiqueta. A continuación, se calienta como se acaba de indicar. Nunca 
debe calentarse el biberón en el microondas; el exterior del biberón puede estar frío o 
apenas caliente mientras que puede que la leche para lactantes esté hirviendo. No es 
necesario conservar la leche en polvo para lactantes en el frigorífico hasta que ésta se 
mezcle con agua; no obstante, los envases abiertos de leche en líquido concentrado para 
 
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lactantes deben cubrirse y meterse en el frigorífico de inmediato. Como se ha indicado 
antes, la leche para lactantes que sobre el biberón al final de la sesión deberá tirarse. 
Para que la leche para lactantes dure más, algunas familias la diluyen en mayor cantidad 
de agua de la que se recomienda en la etiqueta. Otras familias diluyen menos leche para 
lactantes de la recomendada con la esperanza de que ésta baste para fomentar el 
crecimiento del bebé. Los médicos necesitan destacar la importancia de seguir las 
instrucciones de la etiqueta; añadir demasiada agua puede limitar el crecimiento y el 
desarrollo del bebé, y utilizar demasiada leche concentrada para lactantes puede causar 
diarrea, calambres y otros problemas. Debe aconsejarse a los padres y cuidadores que no 
añadan cereales infantiles a los biberones de leche para lactantes. Esto puede hacer que 
el bebé se ahogue y además que suponga demasiadas calorías en la dieta. Al igual que 
sucede con la lactancia, hay creencias y prácticas culturales muy arraigadas asociadas con 
la alimentación por biberón. En algunas culturas suele añadirse arroz, fruta picada u otros 
alimentos al biberón del bebé a una edad muy temprana. Al trabajar con inmigrantes 
recientes o familias de la primera generación, los médicos deben explicar el uso del biberón 
para determinar si es necesario redirigirlo. 
Preocupaciones nutricionales 
La nutrición es una de las mayores preocupaciones de los padres primerizos. Los bebés no 
pueden hablar, y a veces sus lloros son indescifrables. El momento de la alimentación 
puede ser muy frustrante para los padres, especialmente si el bebé no come, no crece 
adecuadamente o tiene problemas como diarrea, vómitos o erupciones cutáneas 
persistentes. A continuación, se indican algunas preocupaciones nutricionales de los bebés. 
Alergias 
Muchos alimentos tienen el potencial de simular reacciones alérgicas, la alimentación con 
leche materna ayuda a impedir el desarrollo de alergias, ya que retrasa la introducción de 
alimentos sólidos hastalos seis meses de edad. Una de las alergias más comunes en los 
bebés es a las proteínas de la leche de vaca para lactantes. Los huevos blancos, los 
cacahuetes y el trigo son otros desencadenantes comunes de reacciones alérgicas. La 
alergia al cacahuete es la principal causa de reacciones alimentarias fatales en EE.UU. 
Mientras que en torno al 85% de los bebés alérgicos a la leche de vaca y a los huevos 
consiguen tolerarlos a partir de los cinco años, sólo en torno al 20% de los bebés alérgicos 
al cacahuete pueden tolerarlos con seguridad a partir de los cinco años. 
Como se ha indicado antes, cada alimento debe introducirse aislado, de modo que pueda 
identificarse cualquier reacción alérgica, así como determinar el alimento que debe evitarse. 
Si hay unos antecedentes familiares significativos de alergias alimentarias, los padres 
deberán vigilar especialmente la introducción de nuevos alimentos en la dieta del bebé; 
deberán examinarse atentamente las etiquetas de información nutricional de los productos 
en busca de posibles ingredientes perjudiciales. Si el bebé desarrolla signos de varias 
alergias, el médico podrá prescribir un tipo de leche para lactantes especial con el fin de 
minimizar el riesgo de reacciones alérgicas. 
 
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Anemia 
Como se ha indicado anteriormente, los bebés nacen con suficientes reservas de hierro 
para el primer semestre de vida. Sin embargo, en los bebés mayores, el hierro es el mineral 
que más probablemente se convertirá en carencia. La anemia por carencia de hierro causa 
palidez, letargo y un peor crecimiento. 
La leche para lactantes enriquecida con hierro es una buena fuente para los bebés 
lactantes. Algunos pediatras prescriben un complemento con hierro especialmente 
formulado para bebés. En los bebés mayores, el hierro suele suministrarse mediante arroz 
enriquecido con hierro. El programa WIC se conoce por reducir el índice de anemia por 
carencia de hierro entre los bebés y niños estadounidenses; sin embargo, aún hay 
poblaciones en las que la anemia continúa siendo un problema significativo. El consumo 
excesivo de leche de vaca continúa siendo una causa común de anemia entre los bebés y 
niños estadounidenses. 
Deshidratación 
Si la causa es la diarrea, los vómitos, la fiebre prolongada o el aporte inadecuado de 
líquidos, la deshidratación es extremadamente peligrosa para los bebés y, si no se trata, 
puede producir la muerte con rapidez. El tratamiento es la inclusión de líquidos, una tarea 
difícil si hay vómitos. En algunos casos, el médico puede recomendar una solución 
pediátrica temporal a base de electrolitos, que puede obtenerse fácilmente en la mayoría 
de las droguerías y supermercados. En casos más graves, es posible que haya que 
hospitalizar al bebé. Si es posible, la lactancia debe continuar durante la enfermedad. Debe 
consultarse al médico sobre la alimentación con leche para lactantes y los alimentos 
sólidos. 
Envenenamiento por plomo 
El plomo es especialmente tóxico para los bebés y los niños, porque el cerebro y el sistema 
nervioso central aún están en desarrollo. El envenenamiento por plomo puede reducir la 
capacidad mental, provocar problemas de conducta, anemia, empeoramiento del 
desarrollo, audición deteriorada y otros problemas. En las últimas décadas se han aprobado 
leyes para reducir la exposición de todos, incluso la introducción de gasolina sin plomo, la 
eliminación de las soldaduras de plomo y el uso ilegal de pinturas de plomo. 
Desafortunadamente, el plomo de las tuberías antiguas puede seguir lixiviándose en el 
suministro de agua doméstica, y aún puede encontrarse pintura de plomo en las casas y 
edificios antiguos. Si la pintura de una casa antigua empieza a desprenderse, el bebé puede 
llevarse trozos de ella a la boca (como hacen con todo). Entre las medidas para reducir la 
exposición al plomo, se incluyen: 
 Dejar que corra el agua del grifo durante un minuto más o menos antes de utilizarla, 
para eliminar cualquier resto de plomo que pueda haber contaminado el agua en las 
tuberías y que pueda lixiviarse de las soldaduras. 
 
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 Utilizar exclusivamente agua corriente fría para beber, cocinar y preparar la leche 
para el bebé, ya que es más probable que el agua corriente caliente incluya plomo 
lixiviado. 
 Dejar que un profesional quite la pintura de plomo, pintar encima de ella con pintura 
de látex o quitar al menos los trozos de pintura sueltos y el polvo. 
 
 
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Cierre de la unidad 
 
Hemos llegado al término de la unidad 2 y es importante recordar que la alimentación 
básica en esta etapa del lactante y parte del primer año de vida es la leche materna, la 
cual cumple en el sentido más estricto con las necesidades del recién nacido hasta 
aproximadamente los 6 meses de edad, a partir de donde las necesidades energéticas y 
nutrimentales están en aumento conforme la edad avanza hasta el año. 
 
El nutriólogo en esta etapa de la vida es un referente de gran ayuda hacia los padres que 
ya han tenido hijos o en aquellos que por primera vez tienen la responsabilidad de manera 
correcta a su hijo. 
 
Las recomendaciones nutricionales y alimentarias estarán en función de mantener un 
estado de nutrición adecuado a fin de lograr preservar la salud y evitar la aparición de 
enfermedades en esta etapa y las siguientes. 
 
 
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Para saber más 
 
 
 
 
 
 
 
 
Boletín Médico del Hospital Infantil de México (2016). 
Consenso para las prácticas de alimentación 
complementaria en lactantes sanos. Consultado 13 de 
diciembre del 2017 en: 
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S16651
14616301022 
 
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Actividades 
 
La elaboración de las actividades estará guiada por tu docente en línea, mismo que 
te indicará, a través de la Planeación didáctica del docente en línea, la dinámica que tú y 
tus compañeros (as) llevarán a cabo, así como los envíos que tendrán que realizar. 
 
Para el envío de tus trabajos usarás la siguiente nomenclatura: NNCV1_U2_A#_XXYZ, 
donde NNCV1 corresponde a las siglas de la asignatura, U2 es la unidad de 
conocimiento, A# es el número y tipo de actividad, el cual debes sustituir considerando la 
actividad que se realices, XX son las primeras letras de tu nombre, Y la primera letra de tu 
apellido paterno y Z la primera letra de tu apellido materno. 
 
Autorreflexiones 
Para la parte de autorreflexiones debes responder las Preguntas de Autorreflexión 
indicadas por tu docente en línea y enviar tu archivo. Cabe recordar que esta actividad 
tiene una ponderación del 10% de tu evaluación. 
 
Para el envío de tu autorreflexión utiliza la siguiente nomenclatura: 
NNCV1_U1_ATR _XXYZ, donde NNCV1 corresponde a las siglas de la asignatura, U1 es 
la unidad de conocimiento, XX son las primeras letras de tu nombre, y la primera letra de 
tu apellido paterno y Z la primera letra de tu apellido materno. 
 
 
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Fuentes de consulta 
 
 
Básica 
 
 Bowman Barbara A, Russell Robert M. (2010). Conocimientosactuales sobre 
nutrición. Washington, DC EUA: ILSI. Organización Panamericana de la Salud. 
 Ascencio Marcos (2011). Inmunonutrición. En la salud y la enfermedad. México: 
Editorial Panamericana. 
 Esther Casanueva (2015), Nutriología Médica, México: Panamericana. 
 Maldonado L. J. & M. Gil Campos (2010), Tratado de Nutrición Tomo III, México: 
Panamericana. 
 Janice L. T, Melinda M. Manore, & Linda A. Vaughan (2010). Nutrición. Madrid 
Pearson. 
 Kathleen Mahan L., Sylvia Escott-Stump y Janice L. Raymond (2013), Krause 
Dietoterapia. Barcelona: Elsevier 
 
Complementaria 
 
 Organización Mundial de la Salud (2010). La alimentación del lactante y el niño 
pequeño. Consultado 13 de diciembre del 2017 en: 
http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/44310/1/9789275330944_spa.pdf 
 
 UNICEF (2008). Alimentación y nutrición del niño pequeño. Consultado 13 de 
diciembre del 2017 en: 
https://www.unicef.org/lac/Reunion_Sudamericana_de_Alimentacion_y_Nutricion_
del_Nino_Pequeno(2).pdf 
 
 Hospital Infantil de México (2016). Consenso para las prácticas de alimentación 
complementaria en lactantes sanos. Consultado 13 de diciembre del 2017 en: 
http://www.scielo.org.mx/pdf/bmim/v73n5/1665-1146-bmim-73-05-00338.pdf 
 
http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/44310/1/9789275330944_spa.pdf
https://www.unicef.org/lac/Reunion_Sudamericana_de_Alimentacion_y_Nutricion_del_Nino_Pequeno(2).pdf
https://www.unicef.org/lac/Reunion_Sudamericana_de_Alimentacion_y_Nutricion_del_Nino_Pequeno(2).pdf
http://www.scielo.org.mx/pdf/bmim/v73n5/1665-1146-bmim-73-05-00338.pdf
 
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Nutrición en el ciclo de la vida I 
Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante U2 
 Lázaro Almarza. Alimentación del lactante sano. Consultado 13 de diciembre del 
2017 en: 
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/alimentacion_lactante.pdf 
 
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/alimentacion_lactante.pdf

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