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Michel Fariña, J J De la eugenesia a los crimenes nazis

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Psicología, Ética y Derechos Humanos. Cátedra I 
De la eugenesia a los crímenes nazis 
Juan Jorge Michel Fariña 
 
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De la eugenesia a los crímenes nazisi 
Juan Jorge Michel Fariña 
 
 
1. Los antecedentes 
a) El nacimiento de la experimentación: el pasaje del feudalismo al capitalismo vendría a 
modificar para siempre la relación del hombre con la tierra como medio productivo hegemónico, 
para reemplazada por la máquina. La abolición de las relaciones naturales como medio de 
subsistencia dio lugar a una caída del pensamiento metafísico, inaugurando un protagonismo 
creciente de la razón. En el campo de la medicina, el anatomista belga André Vésale (1514-1564) 
ya anticipaba en 1543 el carácter de este pasaje, cuando titulaba al prefacio sobre sus libros de 
anatomía La fábrica del cuerpo humanoii, en obvio intento por reflejar el incipiente avance de los 
"mecanismos" para comprender la naturaleza. La coexistencia en Vésale de esta racionalidad 
naciente con las raíces medievales monárquicas se puede leer en la dedicatoria de su obra: "Al 
divino Carlos V, el más grande e invencible emperador, prefacio de André Vésale a sus libros sobre 
la anatomía del cuerpo humano". La versión bilingüe francés-latín citada permite acceder a una 
mirada que, amén del valor histórico que supone, va prefigurando ya la marcha omnipotente de 
la medicina sobre los cuerpos. 
Luego de la primera revolución industrial y ya en pleno siglo xix, la obra del fisiólogo francés 
Claude Bernard (1813-1877) constituye la consolidación de la medicina experimental y plantea las 
primeras cuestiones éticas del mundo moderno. La vivisección, la noción de "sujeto experimental", 
las relaciones entre lo viviente, lo normal, lo patológico, comienzan a constituir el centro de las 
preocupaciones. Dos de las preguntas de Claude Bernard contenidas en sus Principesiii, 
anticipaban ya algunos de los debates actuales: "¿Tenemos derecho de realizar experiencias de 
vivisección sobre el hombre?", "¿Se pueden hacer experiencias o vivisecciones sobre los 
condenados a muerte?". A ambas, Bernard responde de manera afirmativa amparándose, para 
el caso de los condenados a muerte, en los antecedentes de las experiencias de Bologna en las 
que se investigaba sobre las propiedades de los tejidos inmediatamente después de las 
decapitaciones de los reos. Bernard compara a los condenados con los enfermos desahuciados, 
pero considerando a los primeros en un status inferior: si están condenados a morir, perdido por 
perdido, ¿por qué no experimentar? En otras palabras, la ciencia moderna comienza a 
reemplazar el viejo precepto hipocrático de primum non nocere, por su relativización, colocando 
en la balanza los 'beneficios' que una acción médica pueda traer a la humanidad. 
 
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b) La eugenesia: los inicios del siglo xx encuentran a la biología y la medicina en pleno auge, 
desplazando a la filosofía a un rango inferior entre las ciencias del hombre. Los avances científicos 
se van desarrollando conjuntamente con una dificultad para pensarlos filosófica y políticamente. 
Distintas corrientes –el darwinismo social, la escuela antroposociológica– van confluyendo hacia 
fortalecer la noción de raza; uno de sus resultados más fuertes será el movimiento de la eugenesia, 
término propuesto por el científico británico Francis Galton (1822-1911) iv en 1883 para designar a: 
la ciencia del mejoramiento del linaje ( ... ) que, particularmente en el caso del ser 
humano, se ocupa de todas las influencias susceptibles de dar a las razas mejor dotadas 
un mayor número de oportunidades de prevalecer sobre las razas menos buenas (p. 39). 
Este movimiento tomaría dos formas, ya promoviera el desarrollo de las “razas mejor dotadas” –
eugenesia positiva–, ya contribuyera a limitar el desarrollo de las “menos buenas” –eugenesia 
negativa–. La eugenesia negativa se expresó fundamentalmente en políticas de eutanasia y 
esterilización. Estados Unidos fue el primer país en implementar políticas de esterilización –ya en 
1907 el Estado de Indiana promulga una ley indicando que las instituciones carcelarias debían 
contar con un cirujano para evitar la descendencia de los delincuentes considerados peligrosos. 
Rápidamente, el movimiento eugenésico creció a escala internacional. En 1912 se crea la 
Sociedad Francesa de Eugenesia y ese mismo año obtiene el Premio Nobel de Medicina Alexis 
Carrel, quien será luego un importante referente del movimiento eugenésico. Al año siguiente se 
premia también con el Nobel a Charles Richet, quien publicaría poco después su obra “Selección 
Humana” la cual incluía un capítulo dedicado a “la supresión de los anormales”.v 
 
Medicina en Alemania 1918 – 1945 
Si bien el movimiento eugenésico no nació en Alemania, encontró allí su mayor desarrollo. Desde 
la República de Weimar hasta los campos de concentración nazi, la humanidad asistió a formas 
de aniquilación nunca imaginadas. 
 
1919 – 1933: el huevo de la serpiente 
Se implementaron políticas gubernamentales de eugenesia “positiva”, tales como créditos fiscales 
para estimular el crecimiento demográfico en las familias consideradas “valiosas”, como así 
también medidas “negativas”, como la esterilización de las personas “genéticamente inferiores”. 
Fue también el inicio de los experimentos con seres humanos, aunque todavía de manera 
solapada. 
En su film “El huevo de la serpiente” (Bergman, 1977) el director utiliza la metáfora de la delgada 
membrana que permite avisorar el monstruo completo durante su gestación. El film está 
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ambientado en el Berlín de los años 20, luego de la derrota de Alemania en la Primera Guerra 
Mundial. Abel Rosemberg es un norteamericano que llega a Berlín y debe investigar la misteriosa 
muerte de su hermano Max; quien colaboraba como asistente de investigación en una clínica. El 
Dr. Hans Vergerus, prominente científico a cargo de la dirección del establecimiento, termina 
revelando la verdadera naturaleza de los experimentos que se llevaban a cabo. Basado en 
documentales de época, el film muestra al espectador experiencias de resistencia psicológica, de 
aislamiento sensorial, de efectos del gas "Kapta azul" y de la "Tanatoxina" en una escena 
antológica de la historia del cine. 
 
1933 – 1939 El Estado biológico nazi 
En 1933 Hitler asume el poder de Alemania. Según su lugarteniente Rudof Hess, el nazismo no era 
otra cosa que “biología aplicada”. El régimen nazi proclamó la “raza nórdica” como ideal 
eugénico, y como acto fundacional, en julio de 1933, promulgó la Ley para la Prevención de la 
Descendencia con Enfermedades Hereditarias (Gesetz zur Verhütung erbkranken Nachwuchses). 
Los autores fueron Falk Ruttke, abogado, Arthur Gutk, médico y director de asuntos de salud 
pública y Ernst Rudin, psiquiatra. La ley fue firmada por el propio Hitler, dando lugar a la creación 
de más de 200 cortes eugenésicas, las cuales se ocupaban de aplicar la esterilización a hombres y 
mujeres que “padecieran” alguna de las nueve enfermedades consideradas hereditarias: retardo 
mental, esquizofrenia, trastorno bipolar, epilepsia, enfermedad de Huntington, ceguera genética, 
sordera genética, deformidad física grave, alcoholismo crónico. Estos tribunales ordenaron la 
esterilización de aproximadamente 400.000 alemanes. 
¿Cómo pudo un pueblo culto aceptar un gobierno que llevara adelante semejantes atrocidades? 
El cine nos ofrece una pista a través del film Cabaret (Bob Fosse, 1972). La historia está 
ambientada en la Alemania de 1932 y narra la decadencia económica y moral a través de 
sucesivos cuadros de un Cabaret de Berlín. Cada uno de ellos muestra una faceta del desánimo y 
la derrota, preparando al espectadorpara lo peor. Tiene lugar entonces la escena en la campiña 
bávara, en la que un adolescente canta una canción que promete un porvenir dorado. Se 
produce así una operación ideológica apoyada en la retórica de la imagen y la música. Si a más 
de 50 años de distancia y conociendo el final de esa “película”, nos sigue resultando 
conmovedora la escena, ¿qué esperar de los alemanes en 1933 frente a este canto de sirena? 
Esta escena de Cabaret resulta por lo tanto la oportunidad para poner en ejercicio una reflexión 
acerca de los ideales y del compromiso del sujeto a una causa.vi 
Rápidamente, las políticas del Estado eugenésico se centraron en la población judía. En 1935 se 
promulgó en Nüremberg la “Ley de protección de la sangre”, que penalizaba los matrimonios 
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entre alemanes judíos y no judíos. Siguieron la anexión de Austria, en 1938 y el episodio de la 
noche de los cristales rotos, que ya anticipaban los grados más brutales de la segregación. 
 
1939 – 1945: Los médicos nazis y la solución final 
Con la declaración de la guerra, la implementación de las políticas de exterminio se tornó mucho 
más abierta. En palabras de Kart Brandt, médico personal de Hitler, “matar a los incurables sería 
mucho más fácil y sencillo en tiempos de guerra, ya que la resistencia pública no tendría la misma 
una influencia. En octubre de 1939 se profundizaron los programas de eutanasia, extendiéndose a 
todo los enfermos considerados “incurables”. Pero eso era sólo el comienzo. Rápidamente, la 
eliminación alcanzó a los judíos, considerados por la medicina y la antropología nazi, como raza 
sub-humana. En ese movimiento tuvo especial importancia el rol de los médicos nazis. 
El cine ha dedicado especial atención a plasmar la personalidad y la conducta de los médicos 
nazis, revelando con su arte los aspectos más sutiles del horror tras los guardapolvos blancos. Con 
la fuerza incontenible de las imágenes ha recreado facetas inéditas de esos oscuros personajes de 
la historia, descubriéndolas ante los espectadores. Es el oficial médico que confronta a Sophie con 
la trágica elección en el film de Alan Pakula; es la lógica desquiciada del Dr. Lessing, en La vida es 
bella, con su delirio rumiante de acertijos en medio del exterminio; es la mórbida prolijidad del Dr. 
Ludwig Stumpfegger, cuando prepara las dosis de veneno para los niños de Goebbels en La 
caída. Y es también el rol de los médicos colaboracionistas –polacos, húngaros y de otros países 
ocupados– que participaron en experimentos de esterilización en los campos, retratados por León 
Uris en su ficción de QBVII. A partir de escenas culminantes de estos filmes, nos abismamos a los 
distintos rostros del espanto: el del sadismo, el desquicio y la impunidad, pero también el de la 
silenciosa banalidad del mal. 
 
i Publicado originalmente en Dossier Ética y Ciencia. De la eugenesia al tratamiento contemporáneo de las 
diferencias humanas. Proyecto IBIS / Aesthethika, pp. 4-6 
ii Vesale, A.: (1543) La fabrique du corps humain 
iii Bernard, C.: (1865) Principes de médecine expérimentale. 
iv Ambroselli, C.: (1987) L’Éthique Médicale. Presses Universitaires de France, París. 
v Richet, Charles: La sélection humaine. Paris, 1919. Si bien las distinciones para Carrel y Richet se debieron a 
sus contribuciones a la medicina y no a su condición de eugenistas, dan cuenta del grado de adhesión que 
tuvo este movimiento entre los referentes científicos de la época. 
vi Ver la respecto el comentario de Eduardo Laso sobre el texto original de Slavoj Žižek, en El espinoso sujeto. 
Paidós, Buenos Aires, 2001.

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