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Lo Grupal 1-

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Colección: "PROPUESTAS" 
Primera Edición: Abril de 1983 
Segunda Edición: Junio 1991 
© AYLLU S.R.L. 
I 
Sede: Chile 470 
Buenos Aires - Argentina 
Todos los derechos reservados 
Impreso en la Argentina 
Hecho el depósito que marca la ley 11.723 
I.S.B.N.: 950-560-009-7 ' 
OL 
A. Bauleo - J.C. De Brasi - E. Pavlovsky 
G. F. Baremblitt - L. Frydlewsky - O. I. Saidón 
LO GRUPAL1 
•00029909' 
K.01 L832I 
Bauleo. Armando J.; De Brasi. Juan Cario 
L o q r i t p a l 1 
EDICIONES AYLLU 
BUENOS AIRES - ARGENTINA 
IoV-r,''^ 
áfiflfcX»*.*̂ -*''' 
"¿Se ha pensado bien en lo que significa 
el hecho de dejar en paz al "inconciente" 
como estructura específica 
Estoy de acuerdo en otorgarle en cuanto 
sea posible el "carácter de específico", mien-
tras no implique la total extraterritoriali-
dad social del psicoanálisis, o sea, mientras 
no suponga el privilegio único y exorbitante 
que entrañaría la posición de una sustancia 
completamente AHISTORICA, ASOCIAL 
Y APOLITICA. 
Es la definición misma de Dios: la 
SOBERANA NEUTRALIDAD„ EL ARBI-
TRO, la "otra escena" como lugar ontológico 
donde no pasa la crítica, rechazada por la 
tajante espada de la ruptura epistemológica." 
Robert Castel, El psicoanalismo. El 
orden Psicoanalítico y el poder (Siglo XXI). 
PROLOGO 
Entre 1971 y 1973 se editaron Cuestionamos 1 y Cues-
tionamos 2 (Edic. Granica), publicaciones que representaban 
el pensamiento de los fundadores del Movimiento de Plata-
forma Internacional. 
Plataforma Internacional fue un movimiento originado 
porjóvenes psicoanalistas de varios países que se oponían a la 
enseñanza y formación del Psicoanálisis que se impartía en las 
Instituciones Oficiales (Asociación Psicoanalítica Argentina, 
entre nosotros). 
Yo creo que fue un modelo de ruptura ético-ideológica. 
No en vano los principales movimientos de psicología al-
ternativa en Latinoamérica están inspirados en la ruptura que 
originó Plataforma*y que dio lugar a una manera diferente de 
pensar el Psicoanálisis fuera de las Instituciones Oficiales. 
Hace poco estuve en un Congreso en Porto Alegre (Mov. 
Psi.) que convocó a más de 500 estudiantes y profesionales. Los 
estudiantes de Psicología, fundadores del Movimiento Psi. y 
del Congreso, estaban inspirados en la lectura de Cuestiona-
mos 1 y Cuestionamos 2, ahora traducidos al portugués. 
Fue el documento testimonial de una nueva manera de 
crear un Psicoanálisis más comprometido con el momento 
social que vivíamos. 
El "fascismo" de estos años se encargó muy bien de borrar 
de las universidades esos textos cuestionadores. Un purismo 
cientificistay ahistórico, invadió la enseñanza del Psicoanáli-
sis en estos años. 
Un neutralismo vergonzante anuló la posibilidad trans-
* El grupo Plataforma se constituyó gracias al impulso inicial de A. 
Bauleo y H. Kesselman. 
formadora y revolucionaria que el Psicoanálisis tiene. Se lo 
aquietó en discusiones bizantinas. Se lo complicó más que 
nunca. Se lo adormiló en su función de cuestionamiento social. 
Se lo aristocratizó. Se lo "derechizó". Se lo "lacanizó". 
Por eso el hecho de que De Brasi, Bauleo, Baremblitt, 
Saidón y yo podamos otra vez escribir juntos, después de la 
diáspora que sufrimos algunos de los psicoanalistas argenti-
nos en estos años es más que un episodio fortuito. 
Es nuestra manera de reanudar el diálogo en Buenos 
Aires con la gente joven. 
Hablando de grupos, unas veces. 
Hablando de Instituciones, otras. 
Para nosotros hablando de Psicoanálisis, siempre. 
Pero desde aquel Psicoanálisis que asumió Plataforma 
cuando produjo la ruptura con la Asociación Psicoanalítica 
Argentina. Un psicoanálisis que cree, en última instancia, en 
la existencia de un inconciente social e histórico. 
Eduardo A. Pavlovsky 
Buenos Aires, enero de 1982. 
"Si es cierto que una sociedad de clases 
se perpetúa en parte gracias al descono-
cimiento de los mecanismos objetivos que la 
hacen funcionar (y es por esto que la revela-
ción de estos mecanismos tiene siempre un 
impacto político), una construcción teórico-
práctica como el psicoanálisis puede resul-
tar tanto más útil desde el punto de vista de 
las clases sociales dominantes si dispone de 
recursos suficientes para disimular, y mejor 
aún para disimularse a sí misma, la relación 
que tiene con la problemática del poder"1. 
"No es casual que el desarrollo de La-
can haya proliferado tanto en la dictadura. 
Los psicoanalistas en general desconocen 
los efectos de su "práctica social" y sus redes 
determinantes; o por lo menos ni se lo 
plantean, convencidos en la "neutralidad" 
del discurso del inconciente. 
Hace poco Miller decía en París que no 
tenía pruebas de la dictadura argentina, 
porque cuando vino a Buenos Aires, pudo 
hablar de psicoanálisis con toda libertad.2" 
1 El psicoanálisis, el orden psicoanalítico y el 
poder. R. Castel, Siglo XXI. 
2 Comentario personal de G. Mendel a E. 
Pavlovsky, en Río de Janeiro, durante el Congr. de 
Psicoanálisis e Instituciones, octubre de 1982. 
•w 
PROBLEMAS DE LA PSICOLOGIA GRUPAL 
(El grupo Operativo-Productivo) 
Armando Bauleo 
La intención de este trabajo es la de ubicar nuestra 
concepción de grupo, tratando de efectuar una especie de 
movimiento que pueda unir experiencias y teorizaciones desa-
rrolladas en diferentes oportunidades y que nos permitan una 
actualización del problema. 
Iniciamos nuestra marcha con la ubicación psicosocial de 
la denominación de grupo que señala la posición, el lugar tran-
sitorio, la mediación necesaria, el punto virtual, todo ello abso-
lutamente imprescindible si queremos observar la relación in-
dividuo-sociedad. 
Es decir, no podemos establecer la vinculación entre lo 
social y lo individual si no la recortamos a través de lo grupal. 
Habría que agregar que las dos corrientes del pensa-
miento científico que trataron de observar ese tipo de vincula-
ción (la relación individuo-sociedad) en funcionamiento frieron 
la Institucionalista y la Grupalista. 
Nuestra inclusión en esta última es producto de contin-
gencias históricas y de exigencias metodológicas. 
Nuestros antecedentes se anclan en la concepción, de-
nominada Grupo Operativo, que surge como síntesis de la 
Psicosociología y del Psicoanálisis Kleiniano y que nace en 
Buenos Aires alrededor de 1950. 
Desarrollamos, en años posteriores, dicho pensamiento 
en sus alcances teóricos y prácticos, y a su vez esas elabora-
ciones enriquecieron e instrumentalizaron una contestación a 
lo instituido a nivel de las Ciencias Sociales. 
En relación a las exigencias metodológicas éstas provie-
nen de elementos de la concepción antes enunciada. En ella la 
Institución aparece como una problemática Inter-grupal, sea a 
nivel práctico (es decir de intervención en las Instituciones), 
sea a nivel teórico-metodológico (de objeto o sujeto a partir del 
cual se establece el procedimiento de conocimiento). 
Una cuestión se desgaja, que aunque obvia, no podemos 
dejar de nombrar ya que está involucrada cuando hablamos de 
la relación individuo-sociedad, ella es la de participación social. 
Es decir la necesidad individual de: a) verificar su inserción 
social; b) sentir su inclusión a través de pertenencias a 
diferentes organizaciones: c) de gestionar su presencia en el 
contexto social; d) el de su implicación en el poder de decisión, 
etcétera. 
Resumiendo podemos decir que por el grupo transita 
aquella participación social. 
Expresamos que aunque obvio era necesario enunciar 
esta premisa por las connotaciones prácticas que ella abarca. 
Cuando se piensa en situaciones de cambio o se desea 
planificar diferentes inserciones en lo social, o se intenta 
organizar otros marcos sociales a los desarrollos individuales, 
se hacen necesarias para todo ello organizaciones intermedia-
rias, y ahí el grupo ocupa ese lugar social posibilitador de la 
experiencia. Es que el grupo puede desempeñar el papel de una 
especie de organizador social de espacios o de experiencia. 
Esto a su vez hace pensar que si no seubican estos 
"espacios sociales" para llevar a cabo experiencias alternati-
vas, lo expresado en los discursos tendientes a cierto cambio en 
las estructuras sociales queda circunscripto a enunciados ideo-
lógicos de "buena voluntad", sin implementación práctica. 
Lo que tratamos de señalar es que esos lugares sociales 
posibles para la experiencia aparecen como un momento práctico 
para ejecutar y luego elaborar un pensamiento de cambio. 
También se hace necesario tener presente que toda esta 
problemática abre un enjambre de interrogaciones alrededor 
de el cómo se crean esos lugares de experiencia, la ideología de 
los que los constituyen, el rol de la Técnica, cómo pueden ser 
absorbidas esas experiencias por esta sociedad, etc. Lo que 
deseamos señala? es que estas interrogaciones enriquecen la 
situación pero no la pueden esconder. 
De lo hasta ahora expresado emerge un problema que 
luego arrastra ciertas consecuencias teóricas. De lo que veni-
mos diciendo se plantea que siempre, en todo discurso sobre 
Grupos, el orden de la realidad (a nivel de momento o de 
contexto histórico-social) juega un rol importante, pues es 
imposible referirse a cuestiones sobre el grupo sin tener en 
cuenta una cierta referencia a la realidad. 
Esto nos lleva a ciertos planos de enunciación: 
a) En toda concepción de grupo la presencia de la histo-
ria social es un elemento indispensable en su elabora-
ción, y por lo tanto la realidad debe tener su lugar en 
esa conceptualización; 
b) Esa misma historia social se hace presente en la 
práctica y en la experiencia, tiñe toda la empiria 
grupal (permitiendo, avalando, aceptando o rechazando 
el posible trabajo grupal); 
c) La presencia de la realidad no conlleva a una cuestión 
moral de lo aceptado o de lo rechazado (vinculado con 
el orden de la adaptación), o de lo verdadero y de lo 
falso (problema de sometimiento a lo dado), sino que 
constituye el marco para la dialéctica entre lo utópico 
y lo posible (desde el grupo o desde el momento y 
contexto histórico en el cual el grupo funciona). 
Ahora me dedicaré a cuestiones que hacen a la fundación, 
constitución y funcionamiento de un grupo. 
La primera parte del trabajo se ha centrado en cuestiones 
macroscópicas y ahora quisiera apuntar a las cuestiones mi-
croscópicas que atañen al grupo en cuanto tal. 
Si reducimos la idea grupal sobre una situación triangular 
mínima resultan la coordinación, la organización grupal y la 
tarea, las tres partes constituyentes de dicho triángulo. 
Tratemos de efectuar un ajuste de cuentas alrededor de 
estos elementos mínimos a los cuales es posible reducir toda 
circunstancia grupal. 
Tomemos en consideración el vértice correspondiente a la 
coordinación centrando nuestra atención sólo sobre ciertas 
interrogaciones alrededor de ese lugar, sobre todo cuando se lo 
trata de suprimir a través de la autogestión. Aquí tendríamos 
que enunciar que la coordinacion es fundamental para la 
lectura de la latencia grupal, de los emergentes que surgen y 
del mantenimiento de un encuadre como espacio real de fun-
cionamiento. 
Creemos que en un primer momento es irreemplazable en 
todo grupo que se organiza. Luego es posible en la historia de 
un grupo pasajes de la coordinación a la autogestión, es decir 
que entre los integrantes traten de llevar adelante el objetivo 
estipulado. Aunque, se hace útil tener presente, que como 
siempre sucede con el no-conciente, es necesario al menos de 
tiempo en tiempo en aquella historia grupal, de momentos de 
coordinación (alternantes), para poder despejar aquellos al-
cances inconcientes de la resistencia al cambio. Habría que 
repetir que cuando hablamos de coordinación señalamos una 
función, que la cumple una persona real pero no se agota en 
ella, y cuyo descentramiento la Teoría de los grupos no la 
inventa sino la hereda del Psicoanálisis. 
Detengámonos ahora en la relación grupo-tarea, a partir 
de su fundación, es decir del momento del contrato, para tratar 
de ubicar luego la dinámica que se desencadena a partir de 
aquel instante. 
La tarea, objetivo o finalidad tiene la función de elemento 
disparador del proceso grupal, es como la consigna de "lanza-
miento" para que comience a desenvolverse la labor grupal. 
La tarea o finalidad manifiesta es dada "racionalmente" 
para encontrarse los integrantes y efectuar una elaboración en 
conjunto, luego comienza a "desvelarse", otras características 
se van dibujando, se ensanchan los horizontes de sus implica-
ciones. Proceso y Trabajo grupal son dos instancias entrela-
zadas e inseparables al desarrollar las latencias de un objetivo. 
En otras palabras, se van alargando las significaciones que ese 
objetivo va teniendo para el grupo, surgen otros sentidos, y 
diversas líneas toman las repercusiones concientesy asociadas 
(no-concientes) que se desenvuelven a partir de aquel punto. 
Arribamos a la circunstancia de retomar un viejo artículo, 
el escrito colaborando con Pichón Riviére, sobre "La noción de 
tarea en Psiquiatría" (Buenos Aires, año 1964). Recordemos 
que en ese artículo se trata de mostrar los momentos que 
recorre pendularmente un grupo al desarrollar el tema. Ellos 
son los de Pretarea, Tarea y Proyecto. 
En aquella época nuestra intención estaba centrada en 
observar y señalar lo que les sucedía, en cada uno de esos 
momentos, a los sujetos de la experiencia grupal. En dicha 
experiencia grupal se abrían zonas inconcientes del compor-
tamiento de los sujetos, disparadas por el tema, cuya interpre-
tación posibilitaba no sólo progresar sobre dicho tema sino que 
proporcionaba elementos para operar en la vida. 
Esto era, un poco esquemáticamente, una de las proposi-
ciones centrales que subyacían en el artículo. 
Desearía, transcurridos algunos años, repensar la 
problemática que gira en torno a esos momentos pero ahora 
desde una nueva perspectiva, la de la estructura grupal global. 
La Pretarea sería el momento de las resistencias, de las 
imposibilidades de "hacerse cargo" del objetivo elegido con 
nuevas pautas, es la coyuntura de la repetición, de la repro-
ducción de viejos esquemas para resolver lo novedoso de este 
grupo, con una historia que se ha iniciado en este aquí-ahora. 
En esta Pretarea las ansiedades predominantes serían la 
confusional y la persecutoria. Ambas ansiedades responden a 
las circunstancias de integración y de adhesión al grupo que los 
miembros tienen que efectuar, y que desencadena en ellos 
desestructuraciones en sus viejos esquemas referenciales. Es 
como si se quisiese negar la realidad de la estructura grupal en 
nombre de una individualidad. 
Por otra parte el momento de la Pretarea es un momento 
de vaivén, puede aparecer innumerables veces, tantas como 
momentos defensivos se presenten frente a las situaciones de 
cambio. 
El otro momento corresponde al de la Tarea. El grupo 
constituido como tal efectúa una especie de insight alrededor 
del tema que se ha propuesto. Es un momento de reflexión en 
el cual se observan los alcances (imprevistos antes y ahora 
expuestos) de la significación que ese tema tiene para ellos. 
La ansiedad depresiva tiñe la situación. Es un senti-
miento de acallamiento, de silencio, de meditación sobre los 
límites y los alcances del trabajo grupal. 
En relación a la denominación de Tarea se hace útil cierta 
aclaración. Hay un efecto (o defecto) de práctica que luego se 
refleja en la escritura. Se anuncia de la misma manera la 
finalidad y el estar "centrado" en ella. Es decir se denomina 
Tarea al objetivo de un grupo, y Tarea a los momentos de 
centrarse en el objetivo, de insight. Es que el proceso grupal 
lleva a apropiarse, a través de centrarse en el Tema, de lo que 
se propuso como Tema. 
Es ahora que surge el Proyecto. Es un elemento muy 
especial del trabajo grupal. 
En el desenvolvimiento grupal emergen propuestas de 
creación, es decir articulaciones novedosas entre ciertos mate-
riales, que a su vez sirvieron para que el grupo entrara en otros 
ámbitos de las cuestionesque estaba desarrollando. Luego el 
grupo retomará esos esbozos de creación vividos, y los estruc-
turará, dándoles configuración y una cierta organización a 
aquellas creaciones parciales. Señalamos aquí que siempre la 
puesta en práctica de lo propuesto por un grupo tendrá un 
grado de dependencia con el contexto social. 
Pero paralelamente frente a la probabilidad de participar 
en un grupo (luego latentemente estará presente durante todo 
el desarrollo) subyace una fantasía:la de creación de proyectos. 
Siendo la otra cara de la moneda, la fantasía, la de un proyecto 
de creación. 
Pero la noción de Proyecto tiene otras implicancias. 
Entremos en otro plano, el filosófico, para dar una idea de 
los alcances de la noción de Proyecto. En éste aprovechamos 
una cierta división provisional de los posibles establecida por 
Bloch en su "Principio de la Esperanza". 
Bloch explícita: 
"Objetivamente posible es todo aquello cuyo sobrevenir 
puede científicamente esperarse o por lo menos no excluirse, 
debido a un mero parcial conocimiento de las condiciones 
existentes.." 
Real posible, en cambio, es aquello cuyas condiciones no se 
dan aún en la esfera del objeto mismo todas ellas, ya sea porque 
aún estén madurante, o bien porque surgen nuevas condi-
ciones, naturalmente por mediación de las existentes, para el 
sobrevenir de una nueva realidad. 
Pero antes de continuar quisiera dar otra vuelta más a la 
cuestión. 
La noción de Proyecto se quiebra en dos andariveles di-
ferentes de funcionamiento. 
Por un lado se desenvuelve en lo que podemos decir el en-
granaje procesal de un grupo. Aparece al inicio del grupo como 
los "propósitos" (de hacer algo, de llegar a algo, etc.) en los 
diferentes sujetos, que luego en el transcurrir del tiempo y del 
proceso grupal se transformarán en otras "intenciones" al ser 
enriquecidos por los aportes inconcientes de los integrantes. 
Proyectos de diferente tipo que se deben incluir como ele-
mentos siempre presentes de la planificación de todo grupo y 
que hacen a su instrumentalización intrínseca. 
En esta línea Proyecto se resume poniéndolo en el lugar 
del resultado de la suma de insight. 
Pero a su vez el Proyecto ocupa otro lugar en la teorización 
sobre grupos. 
Dijimos que la situación grupal mínima era un triángulo 
constituido por Coordinación-Grupo-Tarea. 
Esta situación mínima de tres elementos se configura 
como estructura a partir de un cuarto que le da sentido. Y aquí 
Proyecto (en la versión de Bloch) juega esa función. 
Si buscamos el por qué, diríamos que se lo encuentra al 
observar que el Proyecto como tal no pertenece a ninguno de los 
elementos de la estructura, pero a su vez influye sobre los tres 
posibilitando el movimiento. Como expusimos antes podemos 
agregar, que lo sujetos integrantes lo confunden con sus 
propósitos y el coordinador con sus fines, o se cree que está 
condensado en la tarea, éstas son las ilusiones de su presencia 
en cada uno de los elementos de la estructura. 
Por lo tanto Proyecto puede aparecer como lo establecido 
y programado desde una individualidad. A su vez como fan-
tasía de futuros utópicos. O como algo que surge de la estruc-
tura grupal por su misma constitución sin ningún anclaje en 
particular. 
De esta manera en el Proyecto se entrecruzan el plano de 
lo conciente, el plano de lo inconciente y el plano de efecto de un 
sistema de relaciones (o sea de la estructura grupal). 
Señalemos que siempre un grupo que se está por consti-
tuir es una provocación o un desafío, sea a nivel individual o 
social y a su vez pasa por todas las vicisitudes de una construc-
ción en un vacío, cuyas formas y contenidos dependerán de un 
juego de fuerzas relacional y no de alguna en particular. 
Por lo tanto en un grupo en funcionamiento lo que aparece 
claro es una corrida de los lugares de los "posibles". El límite o 
los puntos de apertura hacia otras situaciones no estarán en los 
lugares que originariamente se creía. Emergerán los caminos 
por las vías menos pensadas. 
Objetivamente posible y Real posible se concretizan en el 
grupo, y la distancia entre ambos se efectiviza de acuerdo a 
cada circunstancia grupal. Podemos agregar que la tensión 
entre ambos dinamiza el juego identificatorio. 
Para terminar, diremos que la imposibilidad de la super-
posición entre Objetivamente posible y Real posible es lo que 
garantiza la vida de un grupo. 
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE 
LA FORMACION DE IDEOLOGIAS 
EN EL APRENDIZAJE GRUPAL1 
Juan Carlos De Brasi 
"Ya no conviene el goce con el trabajo, el medio 
con el fin... Eternamente unido a una partícula 
del conjunto, el hombre se educa como mera 
partícula: llenos sus oídos del monótono rumor 
de la rueda que empuja, nunca desenvuelve la 
armonía de su esencia, y, lejos de imprimir a su 
trabajo el sello de lo humano, tórnase él mismo 
un reflejo de su labor o de su ciencia." 
F. SCHILLER: La educación estética del 
hombre, en una serie de cartas. 
La propuesta de este texto consiste en estudiar las corre-
laciones que existen entre ciertas formaciones pedagógicas-
genéricamente denominadas grupos de estudios- y las consti-
tuciones ideológicas que les están necesariamente asociadas, 
tal como lo demuestra una práctica definida en el horizonte de 
una problemática específica. Tanto las teorías con que tra-
bajamos, sus límites y entrecruzamientos, como el método y 
técnicas particulares de análisis están referidas al período 
político-cultural argentino que comienza -objetivamente- en 
el año 1966 con la desestructuración de la Universidad y que, 
todavía, permanece abierto. En esta coyuntura determinada 
están situadas algunas vías de investigación y conclusiones 
provisorias que hacen a un aporte orgánico futuro. 
1 Lo que aquí tiene el carácter de reflexiones fragmentarias es solo el 
punto de partida de un ensayo sobre el tema. 
En primera instancia es preciso hacer dos restricciones: a) 
las reflexiones posteriores se refieren a un aprendizaje en 
grupos que podríamos llamar "institucionales en estado libre", 
o sea: fuera de ciertas determinaciones institucionales que 
dependen jurídicamente del aparato estatal; b) las experien-
cias procesadas se han hecho con grupos de adultos y adoles-
centes. Por lo tanto la idea de "clase" adquiere, en este contexto, 
sólo un sentido metafórico, pues dicho concepto instala un 
espacio y tiempos distintos a los aquí mencionados.2 
Las remisiones explícitas a trabajos institucionales (cuando 
la red se arma sólo en relación unívoca con aparatos ideológicos 
de un Estado) exigen otros marcos de sobredeterminacion del 
proceso de aprendizaje, de las técnicas resolutorias y de los 
objetivos a lograr. Sin embargo, hay una serie de nexos y 
coincidencias entre las formas de operar "en estado libre" y un 
trabajo interno, modificador, en los aparatos ideológicos, aun-
que aquellas distan mucho en su estrategia y "efectos eficaces" 
de alcanzar los progresos-retrocesos ("cada fracaso nos hace 
más listos") que se pueden lograr más allá de los "pequeños 
grupos"y que obtuvo, por ejemplo, en un cierto sentido, la línea 
de la pedagogía institucional (desde H. Wallon hasta M. Lobrot 
y F. Oury, A. Vásquez y su articulación con la psicoterapia en 
la misma institución). 
No estará de más señalar una hipótesis que se halla 
presupuesta en todo el trabajo: el paralelo entre la producción 
y el aprendizaje, que puede ser extensible con las modifica-
ciones pertinentes, a otro tipo de estructura grupal que la 
pedagógica. Pero no pudieron sobrepasar los límites de la 
terapia individual extendida, ni el marco de la pedagogía 
desconocedora de un grupo como totalidad arcaica que reinaba 
en su tiempo. Se podría aventurar que hasta las investiga-
ciones y resultados obtenidos por F. Doltoy su discípula, Maud 
2 De todos modos se reflejarán las incidencias de las experiencias, 
reguladas institucionalmente, que realicé en Villa Maciel ("Centro de Re-
creación", dependiente de UNBA, durante 1963-1964) y comodocente en los 
Trabajos Voluntarios de Verano, de Chile, en 1971. 
Mannoni, F. Oury y su ex colaborador F. Guattari, S. Resnick 
y F. Tosquelles, etc., la intervención de los fenómenos psicopa-
tológicos en el aprendizaje, su consideración central para la 
enseñanza (anexión del hospital de día a la escuela) y el análisis 
de la "posibilitación o entorpecimiento" institucional para el 
educando, eran indagados de manera casual y arbitraria 3. 
Es preciso al hablar de las formas de transmisión de cono-
cimientos e ideologías, de su intrincado desarrollo combinado 
y desigual en la dialéctica del aprendizaje, definir, somera-
mente, el concepto de ideología que ponemos en juego cuando 
evaluamos lo "qué es" transmitido, como al captar el espectro 
de sus efectos. Concepto que tiene su especificidad según sean 
los "estilos" de las construcciones que estemos tratando. 
Dejando de lado las connotaciones que arrastra el término 
ideología, desde su postulación en los Elements d'Ideologie de 
Destutt de Tracy, hasta las constantes rectificaciones en la 
moderna sociología del conocimiento (Manheim), la antropo-
logía (Mauss, Lévi-Strauss), la epistemología (por ejemplo, la 
corriente del empirismo lógico) y las asépticas postulaciones de 
Weber, con su teoría de los "derivados", a Paretoy sus aprecia-
ciones de que cualquier producto cultural es ideología, tratare-
mos de dar una formulación general y de validez relativa - es 
decir: histórica- sobre la ideología. Quizás no esté de más 
aclarar que sea cual fuere la definición y el carácter del 
concepto, lo que se halla en juego es una concepción deter-
minada de la estructura social. Desde el inicio se puede asignar 
al concepto una doble inscripción y considerarlo como un sis-
3 Lobrot, M.: La pédagogie institutionnelle, Gauthiers - Villars 1966; 
Vasquez, A. y Oury, F.: Hacia una pedagogía del siglo XX, Siglo XXI, 1968 (en 
especial el prólogo y la última parte dedicada a los problemas de educación en 
el Tercer Mundo); Dolto F.: Psychanalyse el Pédiatrie, Bonnier-Lespiant, 1965; 
Mannoni, M.: La primera entrevista con el psicoanalista (en especial cap. 5), 
Granica Editor, 1973; Guattari, F.: Psychanalyse et transuersalité, Maspero, 
1972; Resnick, S. y Tosquelles, F.: "Pédagogie et Psychothérapie Institution-
nelles", en Reueu de Psych. Inst., núms. 2-3, 1967. Partisans: "Pédagogie: 
éducation ou mise en condition?", Maspero, 1971. 
tema de ideas, percepciones y representaciones sociales con-
cientes que tienden a repetir una realidad singular (MEGA: 
ideología alemana). Sobre esta base se "encabalgan" las distin-
tas "cosmovisiones del mundo" y la teoría general del "perspec-
tivismo" sociologista, economicista, etcétera. Pero el sistema 
anterior, a su vez, está apoyado en otro compuesto por imágenes, 
actitudes, creencias, comportamientos que soportan la "puesta 
en acción" del sistema ideatorio. Sin embargo, para continuar, 
es necesaria una corrección: en adelante, no hablaremos de 
ideología sino de ideologías. Entonces, las ideologías - e n una 
estructura social clasista, contradictoria y desequilibrada-
tienden conciente e inconcientemente a reproducir en "un 
plano imaginario" las relaciones de producción de las cuales 
son "criaturas" más o menos acabadas. Así sirven de cimiento 
y cemento a todo el edificio social. Y lo hacen por medio de las 
prácticas específicas en que se encarnan. Como tales son "de-
formantes", "ocultantes", "mistificadoras", de los complejos 
procesos sociales. Pero, según nuestra posición, tales efectos 
corresponden sólo a las ideologías de las clases dominantes,4 
que tienden así a preservar su hegemonía y las relaciones de 
producción y dominación existentes. Por eso definimos a las 
ideologías como formas de las contradicciones y el ejercicio de 
la lucha de clases en el dominio de los procesos productivos 
significantes. 
A los efectos de esta presentación, daremos sintéticamente, 
las estructuras-tipo con sus tesis, desarrollos, críticas y efectos 
ideológicos pertinentes, que fundamentarán algunas demos-
traciones particulares. 
4 Como afirman T. Adorno y M. Horkheimer: "La ideología en sentido 
estricto se da donde rigen relaciones de poder no transparentes en sí mismas, 
mediatas, y en ese sentido, incluso atenuadas. Pero por ello, la sociedad actual, 
erróneamente acusada de excesiva complejidad, se ha vuelto demasiado trans-
parente". La Sociedad. Lecciones de Sicología, Proteo, 1971. 
A. Formación académica 
La formación académica en curso de aprendizaje (habría 
que considerar la especificidad en grupos de terapia) implica en 
sus postulados la reproducción de una ideología -global- que 
podríamos llamar tradicional, término que sólo usamos aquí 
con sentido descriptivo, ya que su aclaración completa necesita 
de la inscripción institucional y sus distintos modos de fun-
cionamiento. 
Tal composición básica del grupo limita, desde el comienzo, 
sus mismas posibilidades. El informador —aceptado como el 
cognoscente activo- comunica su posesión (conocimiento) a 
escuchas (receptores), cuyas únicas chances límites están 
dadas por el intercambio especular con quien conoce porque 
sabe y sabe porque conoce. Así la dialéctica entre conocimiento 
(que prioritariamente se halla en el informador) y saber (que 
debería referirse siempre al proceso del receptor) se anula en 
la variante tipo instrumental de la así llamada clase magistral, 
con su forma narrativa cerrada clásica (comienzo, desarrollo y 
fin) que impone la repetición como valor final asegurador y 
garantía "digestiva" de que todo el "paquete" ha sido bien 
asimilado. Además de imponer recursos asociados tanto en el 
plano bibliográfico como en la secuencia del epílogo, donde 
recién se permite el diálogo y la polémica, con el agravante de 
que esta última es fundada casi siempre a través de la cuestio-
nable teoría del feed-back, sin que se justifiquen ni su impor-
tación teórica de la ingeniería de las comunicaciones ni su 
manipulación como mecanismo "terminal" de control de la 
audiencia5. Asimismo se puede comprobar la subyacencia de 
una estructura invertida, pues la clase magistral parece - a 
diferencia del mero "teórico"- hablada para ser escuchada, 
pero, en realidad, está escrita para ser leída. 
5 En el original existe un análisis más extenso de la clase magistral y 
asimismo una crítica de la "evitación-proyección" por la selección bibliográfica. 
Lo mismo pasa respecto al concepto de feed-back que es redefinido a través de los 
fenómenos de identificacióny reducido a su uso grupal. También hay que indicar 
Correlativamente surge la idealización, "mistificación", 
del lugar del profesor (pedagogo, soporte de transferencias, 
igualado, no en rol, sino en sentido al psicoterapeuta) y como 
consecuencia un antagonismo insoluble en los educandos entre 
competencia y cooperación. Aunque en ciertos puntos se con-
fundan algunos agrupamientos, colaboraciones esporádicas, 
etcétera, con un verdadero sistema cooperativo. Respecto a las 
nociones de competencia y cooperación (que todavía conservan 
toda la pregnancia semántica mercantil recubierta por la fra-
seología defensiva de la democracia contra sistemas de tono 
autoritario o laisseferistas) hay un apartado en el ensayo de 
base dedicado a sus respectivas reformulaciones desde un 
concepto de trabajo (homogéneo) ajeno al que soporta (abs-
tracto medido en tiempo) todo el sistema capitalista. 
Así pues el efecto ideológico pertinente de tal práctica 
sociopedagógica no puede ser otro que el de ajustamiento-
reproducción de una relación compleja donde el conocimiento 
se ignora como producción, atribuyéndoselo a un sujeto espe-
cial que lo posee "esencialmente"; sujeto que se explica, recur-
sivamente, por sus cualidades de sujeto (talento, capacidad, ap-
titud, etcétera) desinsertado de cualquier determinación 
económico-política e institucional. Tales afirmaciones no pre-
tenden ignorar la vuelta conciente del sujeto que intervenga 
como "pronunciador" en el procesode aprendizaje, sino, sim-
plemente, señalar su olimpismo premayéutico y una oblicua 
"mala fe" que lo pone -utilizando todas las variables que el 
sistema ofrece a su disposición (dominio, prestigio, etcétera)-
por encima de todos los obstáculos (de los otros) que -auto-
referencialmente- han sido salvados, ignorando todo lo que 
hay que aprender tanto del fracaso como del silencio, nociones 
que merecerían ser recuperadas mediante estudios basados en 
prolongadas experiencias y minuciosas investigaciones. 
que la clase magistral, entendida como un momento del aprendizaje, no es 
recusable. Pero obviamente aquí no se trata de "etapas", pues, como tal, ese tipo 
de clase dejaría su carácter para convertirse, sólo, en un recurso táctico. 
B. Primer registro. Estructura grupal 
en actividad y en operatividad 
"El Gran Método es una doctrina práctica sobre los pactos 
y la disolución de los pactos, sobre el arte de explotar las trans-
formaciones y la dependencia con respecto a las transforma-
ciones, sobre la realización de las transformaciones y la trans-
formación de los realizadores, sobre la separación y formación 
de grupos, la dependencia de los contrarios entre sí, la compati-
bilidad de los contrarios que se excluyen. 
"El Gran Método permite reconocer procesos en las cosas 
y aprovecharlos. Enseña a formular preguntas que posibilitan 
la acción." 
B. Brecht: 
Me-ti. El libro de las mutaciones. 
Esta denominación difiere -intencionalmente de la que 
se refiere a los "grupos de acción" (Anzieu) o "grupos en acción" 
(Thelen), que dependen de la disciplina "dinámica de grupos", 
creada e impulsada por K. Lewin y sus innumerables continua-
dores, a través de las modificaciones que esa doctrina sufrió 
durante su "mesurada" historia. La idea del grupo en actividad 
y del grupo en operatividad (pensada sobre los aportes de B ion-
Ezriel; Bales-Homans; Pichon-Riviére y las diversas teorías 
que les sirven de apoyo, desde una corriente del psicoanálisis 
a las distintas ramas de interaccionismo, sólo por nombrar 
algunas influencias, ya que una expl ¡citación detallada de 
todas ellas excede los intereses del trabajo) pretende dar cuenta 
de la positividad y resonancias ideológicas representativas que 
alimentan ambas prácticas grupales. Partiendo de sus apertu-
ras es factible planear un aprendizajey un ejercicio terapéutico 
revulsivo proyectado hacia una verdadera transformación 
histórico-política. 
La situación que plantea el problema de trabajar ciertas 
disposiciones grupales queda señalada por la necesidad de 
delimitar una corriente que se halla en estado de "proviso-
reidad" teórico-práctica a pesar del inmenso bricolage que 
componen sus tesis, procedimientos y escuetas conceptuali-
zaciones propias- de otra línea que, reconociendo los aportes de 
la anterior, exige como "grado de verdad" para su lectura una 
articulación política efectiva entre teoría y práctica social. 
Partiendo de esa hipótesis diferencial, pensamos, que la 
concepción del grupo en actividad y en operatividad, cuyo 
objeto consiste en estudiar la interacción entre sus miembros 
respecto a una tarea presupuesta, no puede superar las no-
ciones de intersubjetividad, vínculo, interiorización, etcétera; 
nociones importantes para la descripcióny resolución interme-
dia de las situaciones imaginarias que se van planteando entre 
los componentes y el objetivo (tarea que, en la mayoría de los 
casos, se halla sugerida de manera tan ambigua que pasa a ser 
casi inexistente o confundida con meras propuestas para hacer 
"algo" sobre "alguna cosa" o acerca de un "nosotros mismos" 
también indeterminado) pero, que se agotan en esas instancias 
imaginarias. Interviene, además, como agravante de dichas 
instancias imaginarias, un sistema de importación -casi paródico 
del que rige el comercio exterior- conceptual sin fundamentar 
y que ni siquiera está justificado sino, simplemente, validado 
por sus propiedades manipulatorias y sus "éxitos" parciales. 
Previo a dar la composición del conjunto así concebido, 
habría que señalar -fugazmente- las categorías implícitas -
nos referimos a las asimiladas de otras teorías- y su pertenen-
cia conceptual. Todas ellas pueden ser reducidas en principio, 
a distintas corrientes del pensamiento fenomenológico, sea en 
filosofía, psicología (donde interesa marcarla) o biología. Se 
comprende que estamos hablando de las invariantes constitu-
tivas de tales concepciones sobre los grupos y no de sus 
diferencias. Trátese de la teoría sartreana —sacada de con-
texto- aplicada a los T-Group (Pagés, M., Rosenfeld, D.) o de la 
lewiniana a los grupos operativos (varios), comprobamos (Pichon-
Riviére, Bleger, J.) que la interacciónse da en una determinada 
situación, que se resuelve, a su vez, en la idea del espacio-
tiempo como presencia localizada (aquí y ahora). Añadiéndose 
a tal categorización una hipótesis instrumentalista de las 
"resistencias al cambio" engarzadas en las ansiedades ante la 
tarea. Los instrumentos son de características muy especiales, 
pues comprenden comportamientos habituales que remiten a 
la experiencia vivida por los miembros del grupo en la estruc-
tura familiar y que puestos de relieve en la experiencia grupal, 
darán a la misma su esquema conceptual referencial operativo 
correspondiente. En las herramientas mencionadas aparecerá 
y se resolverá la conciencia que el grupo adquirirá de sí en 
relación con la tarea: conciencia que surgirá cuando los obs-
táculos emotivos hayan sido fusionados en la totalidad afecto-
pensamiento. Rectificando, ahora, la afirmación inicial pode-
mos decir que la prioridad no pertenece sólo a una psicología 
fenomenológica, sino que es atribuible al cruce de una psico-
logía de la conciencia y una teoría psicoanalítica de las "rela-
ciones objetales" con una psicología del comportamiento y sus 
respectivas cosmovisiones. 
La integración de la estructura grupal enunciada y sos-
tenida en la forma mencionada, se ordena en tres planos 
interpenetrables: a) el de inclusión, comprendido por el coor-
dinador, el grupo y la tarea; b) el de exclusión, abarcado por el 
coordinador y el observador -que interviene ad hoc en la 
movilización grupal- en relación al vínculo grupo-tarea; y c) el 
de exclusión-participación, que revierte desde la tarea sobre el 
grupo y el coordinador.6 Además los planos marcados se ensam-
blan con un método básico: el de la interpretación, cuyo fin es 
discriminar la tarea latente de la manifiesta. Pero aquí surge 
una pregunta: ¿qué es interpretar para esta postura? Y, en 
consecuencia, una probable respuesta: interpretar es captar, 
recoger un significado oculto en los mismos enunciados y, 
simultáneamente, presente en ellos, en las conductas que lo 
6 La función del coordinador está concebida paralelamente a la del 
informador-dictante-terapeuta y la tocante al observador como la del supervi-
sor-control-actuario. Se podrían buscar otras equiparaciones pero creemos que 
las señaladas son suficientemente ilustrativas. 
capturan y que el grupo realiza constantemente. En este 
método literal (donde se resuelve todo el análisis de la trans-
ferencia) los códigos interpretativos siempre están en presen-
cia. Al coordinador le basta con ejercer eficientemente el papel 
de un traductor que impone a uno y otro lado del lenguaje el 
mismo rasero. Lo que se dice o se hace "significa...". Así de 
manera inmediata, se captura el sentido. Y de la misma forma 
es devuelto a un destinatario olvidado. 
Es obvio que para llevar hasta sus últimas consecuencias 
las apreciaciones expresadas, hay que delinear, previamente, 
una teoría de la lectura o, para no ser tan pretensiosos, un 
método de lectura discriminatorio que ponga enjuego algunas 
de las cuestiones siguientes (y sus respuestas aproximadas): 
¿Qué es interpretar para la ciencia o disciplina en la que 
operamos? ¿Se pueden poner al mismo nivel —por ejemplo en el 
materialismo histórico y el psicoanálisis- cánones crítico-
interpretativos, hermenéuticay ciertas técnicas de descifra-
miento? Además, ¿no se confunde, a menudo, una interpre-
tación con una singular construcción teórica, que nada aporta, 
excepto su condición de obstáculo al saber? Un repaso crítico 
riguroso de ciertos materiales y criterios sobre la interpre-
tación en el aprendizaje, terapia grupal o individual, etcétera,7 
mostraría las traslaciones ilegítimas de ciertos despliegues 
interpretativos -provenientes en su mayoría de una metafísica 
apuntalada gnoseológicamente- y sus mezclas eclécticas, en 
virtud de una supuesta necesidad de actuar (curar, enseñar o 
experimentar). Por razones capitales, ya que es en este plano 
donde se efectúa una de las formas de apropiación real del 
significado, hay que hacer un relevamiento detallado de tales 
7 Las líneas generales del problema están dadas en los "clásicos" —en 
todo sentido- libros de Paul Ricoeur (El conflicto de las interpretaciones y De 
la interpretación...), ampliados en su comunicación al VI Coloquio Internacional 
sobre Técnica, Escatología y Casuística. Una crítica a su posición y otras 
similares son el motivo del artículo de J. La planche "Interpretar (con) Freud", 
bajo el cual -criticado a su vez- podría iniciarse el análisis de una serie de 
trabajos "sintomáticos" respecto de la comprensión y manejo de la interpre-
concepciones exegéticas. Pero, para eso es imprescindible contar 
con el material específico que corresponda a la clase, sesión, 
entrevista o a cualquiera de los corpus elegidos. 
Ahora bien, como todas las articulaciones siguen lecturas 
lineales (el coordinador, por ejemplo, lee las relaciones grupo-
tarea; el observador el nexo coordinador-grupo, etcétera), la 
consecuencia inevitable es una ilusión de centramiento alter-
nativa que va desde el grupo al coordinador y viceversa 
pasando por la "conciencia testigo" del observador, el cual 
durante todo el proceso elaborativo, se halla librado a sus 
propias combinaciones. 
Todo lo precedente, que hace a un modo de funciona-
miento invariable, crea un efecto ideológico singular de "es-
timulación" y "cuestionamiento" variantes del "aprender a 
pensar") del aprendizaje y la dinámica de la conexión grupal 
que critica y supera el encuadre repetitivo de las formaciones 
académicas. A pesar de que, todavía, el método de interpre-
tación de lo latente y el señalamiento de lo manifiesto por el co-
ordinador y el "control objetivo" del observador, no sobrepasan 
un nivel fenoménico incompleto en lo que se demanda de una 
explicación científica. 
C. Segundo registro. Estructura grupal 
y posición de pasaje 
La concepción del grupo que sostiene el descentramiento 
del coordinador respecto al sistema de relaciones grupales 
orgánicas, incorpora los aportes previos, pero reduce los víncu-
los especulares (por ejemplo, se cae en la figura del espejo 
cuando se pretenden unir dossimetrías -disociadas- como son 
tación Algunos, de ellos serían "La interpretación en psicoterapia de grupo", de 
D. Liberman; "Acerca del hablar y el interpretar" de C. Sopeña; "La noción de 
'material y el aspecto temporal prospectivo de la interpretación" de W. Ba-
ranger; "Interpretación y verbalización. La comunicación a distancia", de M. 
Abadi; "Consideraciones sobre la formulación de la interpretación", de G. T. de 
Racker; "Regresión e interpretación", de L. Ortubey y C. Sopeña; etcétera. 
aquellas de razón-sentimiento; afecto-conciencia, etcétera, 
pensando que de tan feliz unión puede surgir un aprendizaje 
realmente válido. En el fondo la consigna no sobrepasa el 
"conócete a ti mismo" pero a través de los demás. Creemos que 
las relaciones públicas acechan.), al lugar de un coordinador 
que se define por su posición fuera del sistema "rejilla" formado 
por el grupo, la tarea latente y la tarea manifiesta. 
Los actores en esta dimensión, no han variado; sólo que 
ahora, el coordinador distanciado de la tarea, desvinculado de 
cualquier tipo de interposición transferencial (trascendidos, 
por otro lado, los límites resistenciales, existentes bajo ciertas 
formas "esfumadas" que utiliza el grupo -por ejemplo, la 
disociación- y que tienden a neutralizar la aparición de un 
deseo no operable ), incide en la tarea manifiesta y latente 
diferenciándolas. Dicho pasaje es posible si el coordinador 
logra desuturarse del complicado aparato relacional que él 
ayuda a fundar y con el cual no mantiene sino una conexión de 
exterioridad participante. Y por esta última acción cualificada 
es recomendable la presencia del observador, cuya única fun-
ción sería la de leer las posibles suturas del coordinador con lo 
imaginario grupal y cada uno de sus integrantes, para que 
aquél pueda quebrar su adhesión obstaculizadora. En esta per-
spectiva las posibilidades de variación y comprobación poseen 
límites bastante tenues, los que deben ser permanentemente 
reflexionados, rectificados y puestos a prueba. Replanteados 
así, el ámbito de investigación y las probabilidades técnicas de 
experimentación, suponemos que la correspondencia efectiva 
sería de una producción real de conocimientos. 
D. La organización grupal considerada 
productiva* 
"... Articulación de la enseñanza y la producción ma-
terial." 
MEGA (punto 10 de las medidas-proyecto) 
Manifiesto Comunista. 
"Si considera esto utópico, le ruego que piense: ¿por 
qué es utópico?" 
B. BRECHT: Teoría de la Radio. 
Un enfoque de la estructura grupal en estos términos no 
representa más que la probabilidad de pensar su aprendizaje --
y su deseable fusionamiento en procesos orgánicos de coopera-
ción socializada- subordinado a una concepción científica de la 
historia, construida a partir de los distintos modos de produc-
ción y sus particularidades. Por otro lado el proyecto no es 
nuevo, sino que el velo de una represión múltiple cayó sobre su 
historia determinando un olvido transitorio. La dialéctica del 
aprendizaje orientado hacia una educación "compaginada con 
la producción", abarcó la obra de Makarenko, la lucha por "la 
utopía" de Blonsky, la reubicación del trabajo y la autoforma-
ción en ciertas tendencias de la psicoterapia y pedagogía insti-
tucionales, y otras direcciones que, por el momento, tienen 
parcializado tanto el ámbito de reflexión científica como las 
probabilidades de una operación amplia y eficaz. Un intento 
provisorio, en este sentido, fue el que se efectuó en los Trabajos 
Voluntarios de Verano en Chile (1971), alguno de los cuales se 
evaluaron en el folleto "Hay que considerar a los grupos de 
enseñanza como unidades productivas". 
* La línea central de articulación de todos los conceptos y categorías de 
este modelo intenta establecer una homología entre la estructura de un modo de 
producción históricamente determinado y la formación de significaciones gru-
pales que juega en dicho modo. Tales estructuras profundas que poseen tiempos 
y espacios distintos, pero elementos parciales en común, implican la posibilidad 
de realizar una lectura, en los grupoos, de la función social objetiva que cumplen. 
Reconociendo, además, que los grupos sólo manifiestan "situaciones de pasaje" 
-muy fluidas y variables- entre la sociedad y los "conjuntos de individuos", y 
entre estos y un proceso histórico de masas, en el cual necesariamente debe 
desaparecer. 
Una "red" grupal concebida como unidad productiva in-
troduce los recursos técnicos de la posición de pasaje, mientras 
elabora teóricamente el manejo de ese "repertorio" instrumen-
tal. Intento de conceptualización que ya debe indicar en su 
formulación las condiciones reales de su aplicación. Tal inte-
gración marca el camino que desemboca en una estimulación 
del aprendizaje como producción. Entendiendo aquí por pro-
ducción -en general- toda operación teórico-práctica com-
pleja, contradictoria y desigual, cuyo fin es el de desligar al 
grupo de sus productos para evitar la apropiación del cono-
cimiento. 
El enmarque productivo significa, además, que considera-
mos el aprendizaje como un proceso dialéctico de constitución 
creciente.Y esto, al mismo tiempo que empleamos un concepto 
específico de la contradicción que siempre debe incidir en la 
enseñanza. La oposición entre conocimiento y saber no es 
simple, docotómicay onmicomprensiva. Por el contrario. Como 
nuestro objetivo es ubicar la educación en un plan (etapa) 
histórico determinante, la contradicción tendrá que permi-
tirnos leer el avance grupa! y su entronque ("estrategia" de 
inserción que aspira a la disolución de todos los grupos en el 
movimiento histórico) con la coyuntura económico-política y su 
transformación objetiva. De ahí que sea forzoso captar cómo 
intervienen las condensaciones y desplazamientos de las con-
tradicciones, sentando una distinción entre la contradicción 
principal y las secundarias, entre el aspecto principal y secun-
dario de las contradicciones, lo cual posibilita dos cosas: 1) 
aprender los fenómenos de sobredeterminación a los que el 
grupo está sujeto y contra los que se vuelve durante su armado 
y preservación; 2) asimilar a su formación la garantía de que su 
existencia "intermedia" depende de las condiciones históricas 
trascendentes a cualquier nucleamiento "especial" o especiali-
zado. 
Partiendo de la división social del trabajo se llega a que los 
procesos de trabajo se reparten entre un número determinado 
de trabajadores, "operadores" que no están considerados como 
individuos sino como "soportes" (Trager) productivos. Los 
procesos forman un conjunto que agrupa a trabajadores y 
medios de trabajo. Y se encuentran ligados entre sí con los 
trabajadores que los ponen en movimiento, constituyendo lo 
que se denomina: unidad productiva. Las unidades producti-
vas intervienen activamente en la reproducción - a escala 
simple y ampliada- de complicados procesos de trabajo y de las 
relaciones sociales en que están insertados. Pero la cadena 
productiva-reproductiva necesita para eslabonarse de otros 
procesos imprescindibles como lo son el de circulación y dis-
tribución. 
Sin embargo antes de seguir adelante hay que puntua-
lizar dos aspectos importantes: 1) Creemos que el concepto de 
unidad productiva necesita ser criticado porque recubre la 
noción de empresa y, por lo tanto, la competencia como modo 
de relación. 2) És imposible mantener el concepto de reproduc-
ción como unívoco, cuando se trate de prever el cometido que 
cumplirá un grupo de los caracteres (sea cual fuere la idea 
alucinada que se maneje sobre el poder y las formas de acción 
social) esbozados. En lugar de "reproducir" imaginariamente 
una serie de relaciones de clase, estos grupos tenderán a sub-
vertir las condiciones que los apj-esan. 
Como en todo acto de trabajo, durante el aprendizaje en 
grupo, nos encontramos frente aun cierto objeto de trabajo, que 
sólo surgirá convertido en materia prima (por ejemplo, un 
sueño), elemento (s) básico (s) de los medios de producción. La 
materia prima de un grupo está compuesta -en forma inaca-
bada- por la estructura inconciente, preconciente y conciente 
de afectos, fantasmas de distinto grado, ansiedades, resisten-
cias a la tarea, ciertos lazos asimilados a la experiencia vivida 
y los mimos nexos de los participantes establecidos en presen-
cia. Fundido con lo antecedente se muestra una serie de 
conocimientos y desconocimientos que operan como obstáculos 
a superar (etapa de moldeo), dimensión donde se recorta y 
aplica la noción de "emergente" (Pichon-Riviére); manifes-
tación de un sentido que permanecería escondido si no se 
expresase a través de un determinado portavoz que habita 
"donde existe una jerarquía de hecho o de derecho" (J. Mais-
soneuve) o verticalidad, que configura junto a un "nosotros" 
grupal u horizontalidad, el espacio de una experiencia "sen-
tida" y "pensada" como humanismo libertario y prospectivo. 
Pero, continuando, vemos que la transformación de la materia 
prima implica una cadena de procedimientos que son "filtra-
dos" por los medios de producción, fabricados por conceptos 
como el de descentramiento, la delimitación del lugar del 
coordinador y observador, la reformulación constante del proceso 
transferencial, dirigido de manera indirecta hacia la tareay no 
hacia el coordinador, quien debe recorrer las instancias que 
van desde el centramiento indiscriminado hasta la total desu-
turación. Y, por eso, se necesita una perfecta readecuación de 
las pautas sobre la transferencia en el campo de trabajo 
particular. De igual formase da una experimentación incesante 
de la interpretación. Este método, más que ningún otro, debe 
estar sometido a las tareas de "mantenimiento" durante la 
actividad productiva, pues a partirle... y con él nacen infinitas 
"tramas" de equívocos, sutiles reflejos de un intrincado sistema 
de dependencia y sometimiento. Conjuntamente queda - e n la 
aplicación de los medios- subordinado el "emergente" a un 
proceso de significación, en el cual es situado. Porque arriesgar 
que es ese aparecer y no otro el eslabón que arma la cadena 
asociativa (latente) del grupo, implica establecer inducciones 
que -sin cuestionar aciertos experienciales del coordinador-
trascienden los intereses y deseos comunes, reiterables sólo a 
través del proceso de significación que articula un significante 
"puesto más allá de la oposición verbalización-silencio-- con la 
trama de sentido grupal, ubicada fuera de cada integrantey de 
las formas de interacción (relaciones de significado), lo cual 
sella la "buena probabilidad" de toda interpretación en grupo. 
Simultáneamente se da la asunción "vacía" -de un "rol" y su 
8 Ambas nociones, tanto la de rol y sus distintas atribuciones funcionales 
(clasificación exhaustiva de K. Benne y P. Sheats en su conocido estudio 
"adscripción"- del conductor, en lugar del líder o líderes 
clásicos que resumen en sí los significados y claves del grupo. 
Esto no entraña que los roles y liderazgos desaparezcan, sino 
que se hallan situados en otro circuito.8 
Operando, entonces, con estos medios de producción -que 
siempre determinan los modos de apropiación- y un núcleo de 
materias primas es posible obtener el producto planeado. 
Sin embargo, antes de llegar a la fase final es imposter-
gable ver cómo el proceso de producción es recubierto por los 
dos sistemas mencionados: el de circulación, donde se efectúa 
la interacción entre los integrantes del grupo, el intercambio de 
mensajes de distinta especie (señales, indicios, símbolos, distin-
tas redes de comunicación -Bavelas- o la conexión -Luce-
entre ellas, etcétera), en una palabra: todos los procesos de 
legitimación de un campo apariencial, cuyo elemento domi-
nante es el lenguaje . Y es en sus formaciones, donde hay que 
detectar -prioritariamente- los fenómenos ideológicos, regis-
tros ilusorios, espectros que para existir deben barrer, nece-
sariamente, con la producción. El encubrimiento fetichista de 
la actividad productiva crea una espesa "cortina de humo" que 
seguirá alimentando las infinitas coartadas instrumentales, 
experimentales, "científicas", de una incesante "prestación de 
servicios" psicosociológica.9 
Sincrónicamente la circulación otorga un procedimiento 
alternativo de distribución de roles y liderazgos, permanente-
mente desplazados hacia uno y otro miembro del grupo. Pero, 
no sólo se reparten papeles y condiciones directivas, sino 
también, los eventuales resultados que vayan surgiendo de la 
totalidad y los medios de producción que, previamente han sido 
"puestos" en manos de quien, en caso de mantenerlos, deten-
tará el poder efectivo del grupo y su construcción cerrada, 
Princeps), como la tríada clásica sobre los líderes (autoritario, democrático y 
luisser faire) de K. Lewin, confeccionada en base a una dinámica de la influencia, 
marcan todas las detalladas "elaboraciones" de la psicología norteamericana (C. 
Barnard), a la vez que señalan la influencia de una dinámica imperialista —y su 
creación de ilusorios modelos democráticos de participación— sobre el célebre 
refugiado alemán. 
ahistórica. Cristalización que hará retornar un "reprimidode 
segundo grado" - la formación académica-, sin sus beneficios 
secundarios. Así que es en este sector donde habrá que estudiar 
los disímiles modos de propiedad del conocimiento, que rigen el 
"abanico" de los bienes creados en común. 
Recién ahora podemos explicitar que el producto obtenido 
es la TAREA. Pero, no cualquier tarea, sino una especial, 
porque es una producción real de conocimientos que no debe 
confundirse con aquella que se atribuye exclusivamente a los 
"grupos de trabajo"10, o sea: conocimientos teórico-prácticos 
acerca de una objetividad históricamente determinada. Aun-
que para no caer en una simple o complicada "nomenclatura", 
es capital que el producto se oriente por su FUNCION11, 
término bastante cargado de ambigüedades, que enfocaremos 
como un proceso histórico-natural dado de una manera 
antagónica, que se halla fuera del grupo y que no debe confun-
dirse con su "proyecto". Por eso, así programada, comportará 
un modo de explicación "por la coyuntura" (en sentido amplio), 
fuera de la cual los conocimientos no poseen validez ni ob-
jetividad, siempre y cuando los refiramos a su producción y no 
a su utilización o servicio. De esta manera evitamos caer en un 
9 La exploración de múltiples aspectos de los "procesos de fetichización" 
están bien marcados en el texto de J. Ranciére Le concept de critique et La 
critique de l'economiepolitique des "Manuscrista" de 1844 au "Capital", el que, 
a pesar de su formalismo, desarrolla uno de los mejores análisis sobre el asunto 
que se hicieron hasta el momento. Junto al ensayo de Ranciére está el número 
temático de la Nouuelle Revue de Psychanalyse dedicado a los "Objets du 
Fétichisme", que completa la visión de conjunto. 
10 La racionalidad que asiste a dichos grupos queda aislada de los afectos 
que impulsarían, por ejemplo, a un grupo de "supuestos básicos". De tal manera 
unos se regirían por el pensamiento y otros por la emoción. Una división tan 
tajante como la establecida por Bion recuerda la dualidad sacralizada, en la 
cultura occidental, entre cuerpo y alma, espíritu y materia, etcétera. 
11 La noción de función aquí se encuentra "depurada" de la carga que 
tiene en la sociología parsoniana, donde recubre en todos sus puntos, a la de 
necesidad mercantil. Tampoco posee el carácter de la función "que necesari-
amente hay que llenar" o cometido ético-utilitarista, que, por encima de sus 
modalidades, se resuelve en un "deber ser" jurídico. 
neo-conceptualismo de corte estructural o estructuralista, que 
reduce el proceso productivo a una serie de invariantes -
"siempre las mismas"- que encajan en diferentes relaciones 
combinatorias12. 
Para finalizar se comprende cómo de acuerdo con nuestra 
demarcación de los medios productivos en el devenir grupal, las 
formas de arbitrarlos y sus ilimitados perfeccionamientos, 
resulta improbable -no imposible- que alguien ostente los 
títulos de propiedad (la condena al duelo por la pérdida es el 
"virus" más potente de la enfermedad-propiedad)13. Como 
tampoco cabe la apropiación privada de los objetos que, de un 
golpe, se encuentran a disposición de la sociedad, en su con-
junto. 
El efecto ideológico "des-ilusionador" de tal propuesta 
será, entonces, el de quiebra y reversión de las posturas 
pedagógicas -terapéuticas- que tienden a repetir o aludir un 
aprendizaje que solo indica al sujeto su inserción ciega en un 
sistema (institucional en distinto nivel e importancia) sin darle 
otros elementos que las reglas de un juego prefijado. 
12 Combinar no es procesar. Para que esto se dé es clave volver a dar un 
lugar y no de mero "soporte"— a la subjetividad en el proceso productivo. Así 
observamos cómo los sujetos transforman realmente las complicadas instancias 
que los determinan. Procesos de "voladuras" que no se pueden explicar por 
combinaciones "ciegas" ni tampoco por "formas concientes" que son necesaria-
mente deformantes, ilusorias, etcétera. Esto último, creemos, que es acertado si 
se refiere a la concepción clásica de la subjetividad (subjectum). En una palabra, 
hay que situar —ahora— teóricamente el problema de la conciencia de clase 
(Lukács, Korsch), dándose cuenta, abandonando la herida narcisística que toda 
crítica infiere, que esa conciencia clásica, fenomenológica, ubicada alusiva-
mente , está dirigida por la lucha de clases; directividad que escapa a la "mirada" 
más sagaz, llena de "huecos" y sutilezas, y cuyo conocimiento reclama un 
tratamiento específico, según sea el modo y la situación consideradas. 
Un relevamiento de las distintas posiciones metodológicas, sus aportes y 
límites, se encuentran en el artículo de G. Baremblitt: "Consideraciones en 
torno al problema de la realidad en psicoanálisis y del psicoanálisis en la 
realidad". 
13 La relación propiedad-duelo está claramente señalada en la parte final 
del texto de A. Bauleo: "Notas para una conceptualización sobre grupo". 
LO FANTASMATICO SOCIAL 
Y LO IMAGINARIO GRUPAL1 
Eduardo Pavlovsky 
En 1968, durante los seminarios de entrenamiento de 
dinámica de grupo que Didi Anzieu realizaba anualmente en 
París, ocurrían simultáneamente los acontecimientos políticos 
sociales por todos conocidos. 
Esta simultaneidad de situaciones, la realización de los 
seminarios de dinámica de grupo en el mismo momento del 
acontecer social, le permitieron a Anzieu realizar algunas 
reflexiones y observaciones de las cuales rescataré las más 
importantes. Dice Anzieu: 
El desarrollo del seminario, considerado en su totalidad, 
me ha parecido una reproducción abreviada, en miniatura, del 
inconciente social en Francia en Abril y Julio de 1968. 
Y se pregunta más adelante: 
Un seminario que reposa exclusivamente en los llamados 
métodos de grupo, ¿no es acaso un sondeo de las capas más 
profundas del psiquismo colectivo? 
En otro párrafo, Anzieu también se refiere al surgimiento 
en el staff o equipo terapéutico, durante los seminarios, de u-
na posición autoritaria que surgió como necesidad del equipo de 
estructurar un orden durante un momento de gran caos y 
anarquía entre los integrantes del grupo de seminarios, que 
1 Relato leído en el Congreso de Psicopatología, realizado en el Colegio La 
Salle en 1982 en Buenos Aires. 
amenazaba la evolución normal del mismo. 
El propio staff se extrañó de la posición autoritaria que 
tuvo que tomar frente a la anarquía remante. El intercambio 
de opiniones puso en evidencia dos cosas. Por una parte, la 
fantasmática de una organización jerarquizada del saber y del 
poder (tipo de organización tan combatida en mayo) fue recono-
cida como fantasmática común del equipo terapéutico, por 
identificación con este tipo de fantasmática social. Se debatió 
en el seminario la relación entre la dinámica del grupo del 
seminario y la evolución inconciente social en 1968 en Francia. 
Según Anzieu el equipo terapéutico se identificó con esta 
estructura del poder y del saber tan combatida en mayo, y actuó 
en el grupo ejterciendo el poder sobre los integrantes del 
seminario. 
Después de la "actuación", el equipo terapéutico reunido 
pudo "metabolizar, elaborar y modificar" esta identificación 
regresiva. 
En un trabajo que realizamos con Bauleo en 1976 y que 
titulamos "Psicoterapia en situaciones excepcionales"2 in-
tentábamos caracterizar algunos fenómenos clínicos y de 
dinámica grupal que habíamos observado en nuestros grupos 
durante el lapso 1976-77, período caracterizado por la repre-
sión política por todos conocido. 
En dicho trabajo nos formulábamos los siguientes inte-
rrogantes: ¿Cómo eran las sesiones de psicoterapia de grupo 
durante ese lapso? 
¿Qué efecto tenían en el específico campo de la producción 
imaginaria de la sesión, los acontecimientos sociopolíticos de 
ese período? ¿Qué fenómenos singulares observábamos en la 
transferencia, en la dinámica de grupo, en las fantasías incon-
cientes grupales, en el cuadro sintomático de los integrantes y 
en las condiciones de seguridad del grupo? ¿Existía alguna 
singularidad específicadel proceso inconciente grupal y su 
2 Contrainstitución y Grupos, A. Bauleo, Editorial Fundamentos, 
Madrid, 1975. 
relación con el inconciente social? 
En alguno de nosotros existe hoy una cierta necesidad de 
intentar describir el clima imperante en las sesiones durante 
ese período, a riesgo de sortear o eludir la fractura o solución de 
continuidad que sufrid el proceso de la psicoterapia de grupo en 
ese lapso. Porque hubo perturbaciones serias en el desarrollo 
de la psicoterapia de grupo en esos años. Desde allanamientos 
policiales en plena sesión de grupo, con la consecuencia de 
terapeutas desaparecidos, hasta sesiones en instituciones que 
se realizaron con policías dentro de la sesión. 
Se nos ocurre que no queremos ni debemos perder la 
mejnoria de esa época, precisamente porque trabajamos en la 
clínica con el recuerdo para evitar la repetición. 
Alguno de nosotros tenemos la necesidad de recuperar 
nuestra memoria para evitar fragmentar nuestra propia iden-
tidad profesional. 
Pensamos que somos el testimonio clínico de una época 
que no debe volver a repetirse. Nuestro testimonio es también 
la psicoprofilaxis de toda forma de autoritarismo y fascismo 
futuro. 
Adorno, sugiere que para que no ocurra otro Auschwitz, 
no debe tratar de olvidárselo. 
La curación es recordar para no repetir. 
Si no recuerdo, repito. 
Si repito actúo. 
"La interiorización de las prohibiciones y prescripciones 
es tal, que la opresión constituye para los oprimidos la condi-
ción de posibilidades del goce"3. El inconciente social, mediati-
zado en momentos de excepción social por el grupo, selecciona 
los temas sobre los que podemos pronunciarnos. Hay palabras 
y temas censurados. Silencios recortados que hablan de cen-
sura. Autocensura. Palabras mudas. Ausentes. La interiori-
zación de la violencia se ha instalado en el grupo como obvia, 
3 P. Legendre, El amor del censor. Ed. Anagrama, Barcelona, 1979. 
como natural. 
El discurso del grupo se recorta sobre una zona prohibida. 
Pero nadie prohibe nada. No es necesario. Prohibir es de alguna 
manera nombrar lo innombrable por contraste. 
La dialéctica de la persecución social se ha interiorizado. 
No hay explicitación del movimiento totalizador. 
Cualquier discurso que superase el límite previsible de lo 
pactado por la norma interiorizada, será regulado por el grupo 
mismo, o el portavoz de la violación será callado por el coro de 
otras voces. El grupo funciona como un censor de las individua-
lidades más transgresoras de la norma social interiorizada. 
Entrenamiento de la regulación grupal en momentos ex-
cepcionales del acontecer social. Misión especial. La autoregu-
lación es la expresión de la mediatización represiva del grupo 
y cumple la función de preservación dentro del grupo. 
El grupo atempera. Adapta el lenguaje que subvierte. 
Corrige. Aminora imperceptiblemente. Todo individuo dentro 
del grupo que se animara a transgredir la prohibición, podría 
ser discriminado. 
Un síndrome general de adaptación. La frase que ame-
naza es apoderada por un discurso. Otro, que asegura la sobre-
vivencia y disminuye el ribete trágico del gran violador del 
PACTO. El PACTO es clave. No se puede nombrar lo innom-
brable. Algo se torna innombrable. Algo ha de ser evitado de 
nombrar. La verdadera incertidumbre es no saber exactamente 
la palabra que no se debe nombrar. 
La verdadera incertidumbre es no saber exactamente la 
palabra innombrable. Reflejo del inconciente social. Registro 
asociativo de palabras nombradas y muerte. El inconciente 
social desborda los límites del grupo. 
Cada integrante "actúa" de acuerdo a su fisic du rol el 
personaje de una obra que habla de asesinatos, allanamientos 
y desaparecidos. Cada inconciente individual sigue sus leyes 
propias y recorta la singularidad de cada actuación. 
El grupo es hablado por el argumento del drama del 
inconciente social y su trama argumental. Cada integrante 
actúa un personaje principal de esta trama. Lo habla su 
inconciente individual, pero al servicio de una trama argumen-
tal que alude o sugiere una fantasmática social. Inconciente 
social que se introduce en la intimidad-interioridad del grupo, 
de acuerdo a la excepcionalidad de las circunstancias sociales. 
"Psicoterapia de grupo en situaciones excepcionales", decía 
Bauleo. 
Descentramiento de la propia fantasmática grupal. 
¿Descentramiento de los mitos familiares durante las 
guerras?4 
Con esto nos referimos a que los grupos estructuran luego 
de su agrupamiento una configuración organizada a partir de 
un entrecruzamiento de proyecciones de los integrantes a los 
cuales se entrecruzan elementos representativos sociales de 
una manera tal que en esa configuración se escenifica la obra 
teatral, al cual no sólo han aportado los integrantes, sino que 
la sociedad ha suministrado el clima imperante. (Bauleo). 
CLIMA GRUPAL de intemperancias. 
Se tiene en el grupo terapéutico la impresión de que el 
enemigo acecha al grupo. No afuera. Sino dentro del grupo. 
Espera al acecho la palabra para el asesinato. 
Se sabe que no pero aún así, como diría Mannoni, se actúa 
como si acechara. Hay que cuidarse. Hay una escena que lo 
hace posible. El mismo personaje que pregunta puede ser el 
asesino. El asesino sin gajes. CLIMA DE TRAICION. Insisto: 
El violador, el asesino, el torturador, está allí presente en el 
grupo. 
Se sabe que no lo está, pero se actúa como si estuviera. 
Pluridimensional de las ansiedades confusionales. Pregunta: 
¿Quién nos aterroriza? ¿Invención? ¿Recreación? Fábrica de 
miedos del gran EXORCISMO. 
El miedo no es imaginería. Vivencia del terror que nos 
asfixia. Sabemos que el torturador es invención. Allí en el grupo 
4 F. Fanón, Los condenados de la tierra, Fondo de Cultura Económica, 
México, 1963. 
lo inventamos, que no está, certeza de convocatoria. Recreación 
nuestra. Lo sinistro del inconciente social que nos posee, lo 
circulamos. Lo patetizamos. 
Circulamos el terror de la convivencia con el monstruo. Lo 
recreamos entre nosotros para exorcizarlo. Recreación previa 
a todo EXORCISMO. Pero para exorcizarlo tenemos que creer 
que está allí, adentro, en el grupo, al acecho, esperando la 
palabra innombrable para caer sobre nosotros. El grupo sabe 
de qué se trata este asesinato. Sabe del improviso. De la 
trampa. De irrupciones. De la magia del no aparecer más. Está 
enterado. Nada es tan mágico como hacer desaparecer. Se 
corre el riesgo de no volver más. 
Recreamos entonces el drama del inconciente social. Lo 
reinventamos. Lo recreamos. Lo exorcizamos. Traemos los 
peores fantasmas del drama. Convocamos los protagonistas 
centrales y los encarnamos; pero como buenos actores tenemos 
que creer en lo que hacemos. Como buenos actores del método 
Stanislavsky. 
Tenemos que creer que nuestro enemigo está allí entre 
nosotros en el grupo, dispuesto a hacernos desaparecer. Insisto 
en la creencia. Si EL lo dispusiera somos hombres muertos o de-
saparecidos. Tenemos la referencia de que en aquel mismo 
mundo que se llama realidad, se desaparece todos los días. La 
fantasía de desaparecer para siempre, no como muerte sino 
como pasaje a otro estado, a otro nivel, es una ansiedad te-
rrorífica posible cuando la gente es secuestrada y no se sabe 
cómo, ni dónde, ni cuándo. 
Alguna vez nuestras fantasías agresivas vaticinaron la 
desaparición de nuestros padres, y por rebote la nuestra. Cero 
al infinito. 
Jugamos a que sea así, de lo contrario no vale el EXOR-
CISMO. Para que haya exorcismo hay que creer en la obra 
teatral del inconciente social y sus terrores. Lo inventamos en 
el grupo, dentro del grupo. 
Siempre hay un sospechoso dentro del grupo, un elegido 
por el rol de la sospecha. Algún rasgo bizarro del sospechoso es 
aprovechado para invitarlo al escenario Fisic du rol. Nuestro 
mago de turno. Tiene poderes inventados. Pero lo creemos. El 
peligro es grande. La sospecha circula. El sospechoso se siente 
investido por el rol. Sabemos que es un buen compañero. Loreconocemos. Pero el efecto de la proyección lo transforma de 
golpe en sospechoso. Sabiduría grupal. Lo necesitamos para 
aterrorizarnos. 
Es nuestro candidato para el EXORCISMO. 
Ojo, inventamos al sospechoso, le ponemos carga de tor-
turador, de asesino a sueldo. Pero EL también tiene que 
inventar. Si no inventa no vale. Le exigimos su monto de 
creación personal. La magia del fisic du rol y las proyecciones 
se produce. Una suerte de fascinacióny encantamiento. El sos-
pechado asume su Rol con la magnificencia que corresponde al 
asesino. 
El secreto goce de producir miedo. El misterioso goce de 
aterrorizar con el terror del asesino. El íntimo goce de sentirse 
poderoso en este juego diabólico de imaginería. Y entonces 
ocurre el milagro: el sospechado, el elegido por la imaginería 
del grupo para el Exorcismo, dice de pronto las palabras justas 
que confirman la sospecha. Toma EL LIBRETO DE OTRO. Un 
libreto encima de otro libreto. Dos caras que se funden. Proyección 
sobreimpresa en otra proyección; y como el gran Actor, utiliza 
el titubeo, la duda y la pausa que conforman la sospecha. 
Responde con discurso de sospechado. Nadie se asombra 
de la Metamorfosis. 
Con Poder de la Magia suministrada por nosotros, el 
sospechoso responde con la interiorización de los gestos del 
OTRO. Insisto: lo miramos sobreimpreso. Inventamos con 
nuestra imaginería un SOSPECHOSO, de un compañero de 
grupo, y el compañero se hace sospechoso. Actúa como sos-
pechoso, y como sospechoso tiene poderes mágicos. Puede ha-
cernos desaparecer. Como decía Sartre de Genet: Una mirada 
lo clavó como ladrón y él se hizo ladrón. 
Reinventó la proyección a su gusto. Patetizó lo siniestro de 
sentirse mirado con la carga ajena. 
Si me miran ahora como LADRON, ENTONCES JODANSE, 
LES VOY A ROBAR. 
Pero voy a inventar mi manera de ROBAR. ESE ES MI 
DERECHO Y SERA MI SALVACION. Nadie proteste, dice 
Genet: Yo soy invención vuestra, pero los dejaré con los 
bolsillos vacíos. 
Ahora el sospechoso hace lo mismo. Nosotros Reinventa-
mos el Terror. Dispusimos que alguien tenía que aterrorizar-
nos . Y el sospechoso aceptó el reto. Como Genet, nos aterroriza. 
Escena de Terror infinito. Alguien puede nombrar lo 
innombrable y lo innombrable frente al sospechoso HACE 
DESAPARECER. Cualquiera puede caer en la TRAMPA. Para 
nosotros los gestos del sospechado son todos TRAMPA. TRAMPA 
para hacernos desaparecer. Para que nombremos lo innom-
brable. Para que nos delatemos. El sospechoso como el TOR-
TURADOR quiere DATOS PARA CONFIRMAR NUESTRA 
CULPABILIDAD. 
MAXIMO MOMENTO DE ALIENACION Y MAXIMO 
MOMENTO DE CREACION Y EXORCISMO COLECTIVO. 
(Cada grupo tiene su sospechoso, su asesino). 
El MAXIMO momento de terror es al mismo tiempo el 
punto más alto del Exorcismo. 
Puede durar varias sesiones. El CLIMAX DE TERROR 
llega al punto más alto. 
Alguien, entonces, dice la palabra que cierra el telón. A 
veces el Terapeuta. La FUNCION ACABA. Ceremonia del 
quite de máscaras. Ritual de camarín. Lavado. Presagio de un 
Nuevo Orden. Alivio Post Exorcismo. Reencuentro con AQUEL 
COMPAÑERO. EL DESTINATARIO DE NUESTRAS PRI-
MERAS PROYECCIONES FAMILIARES. PERDIDA DE LA 
EXALTACION DE LA MAGIA DEL GRAN TEATRO. VUEL-
TA A LA C OTIDIANEIDAD. 
EL ASESINO SIN SU MAQUILLAJE es más vulgar. 
Ya no ASUSTA A NADIE. 
No hay goce. No hay magia. No hay TERROR inventado. 
Lavueltaalacotidianeidad, a la vida íntima de los actores 
despues de la función. Pero el teatro tiene que volver. No hay 
psicoterapia sin argumento teatral. Intercambio de máscaras. 
Nuevos maquillajes que anuncian la próxima levantada de 
telón. Casi siempre la vida íntima de los actores es menos 
atractiva que los personajes que representan en los grandes 
DRAMAS sociales. La vida íntima es menos grandilocuente. 
SABOR A VIDITA. La pequeña rencilla narcisística de lo 
cotidiano, carece de la intensidad del GRAN TERROR IN-
VENTADO. 
Habrá siempre en el grupo una secreta añoranza de los 
actores de aquella GRAN REPRESENTACION DEL IN-
CONCIENTE SOCIAL, que HABLA de lo Innombrable, de 
ASESINATOS Y DESAPARECIDOS. Puede ocurrir que no 
EXISTA un elegido para la SOSPECHA, porque no hay fisic du 
rol, por ausencia del gesto bizarro para la gran proyección. 
Entonces la máscara del asesino pasa de cara en cara por 
cada uno de nosotros y cada cara para cada uno de nosotros 
puede ser siempre la cara del asesino, del sospechado. La 
máscara rotativa se transforma en un confuso caleidoscopio. 
Nadie puede salvarse alguna vez de ser el ASESINO. Todos 
ensayan el papel. Entonces todos tienen la carga de asesino y 
asesinado. Todos pueden hacer desaparecer y ser desapareci-
dos. El horror de sentirse idénticos. No hay ningún rasgo que 
caracterice al sospechoso. Todos podemos serlo. El hermano 
puede serlo. El igual a UNO. Nada me diferencia. EL ASESI-
NO NO SE DIFERENCIA DE MI. LA MASCARA DEL ASE-
SINO ROTA EN EL GRUPO REPRODUCIENDO EL HO-
RROR DEL ASESINO ESPECULAR. 
DESPUES DEL ENSAYO SE NOMINARA EL CANDI-
DATO. 
El más sospechoso SERA EL TITULAR DE LA MASCA-
RA DE LA CONFUSION A LA PERSECUCION. 
En la guerra del 76-77-78 no se halla presente la diferen-
cia entre los contendientes, basada en la piel, raza, religión o 
lenguaje. 
No hay franceses que matan a los argelinos. 
No hay ingleses que matan a los argentinos. 
HAY ARGENTINOS que matan a ARGENTINOS. 
La circunstancia se transforma en una situación especu-
lar. 
El enemigo se parece a nuestra imagen en el espejo. 
LA INSTITUCION DE LA MUERTE, RECREADA, 
REINVENTADA EN LA GRAN IMAGINERIA GRUPAL, 
PADECIENDO Y RECREANDO LOS TERRORES INFINI-
TOS. 
COMO INTENTO DE ELABORAR LO IMPOSIBLE , A 
TRAVES DE LA ENCARNACION EN EL GRUPO DE LOS 
ACTORES PRINCIPALES DEL DRAMA DEL INCONCIEN-
TE SOCIAL. 
LA INSTITUCION DEL PSICOANALISIS. 
SU PANORAMA ACTUAL, 
SU CRISIS Y SU FUTURO 
Gregorio F. Baremblitt 
1. Entiendo por institución psicoanalítica el dispositivo 
socio-deseante articulado de su teoría, su método, su técnica y 
su movimiento, que integra organizaciones de reproducción de 
agentes (clínicos y reformuladores teóricos), así como asocia-
ciones profesionales de inserción en lo jurídico, político, económico 
e ideológico, de las formaciones sociales en las que existe. 
Incluyo "last but not least", las diferentes categorías de sus 
consumidores y usuarios. 
2. Entiendo por crisis a los efectos agudos concomitantes 
de: cuestionamiento, caducidad, aggiornamiento y producción 
que se operan con intensidad y características variables en 
cada una de las áreas del dispositivo descripto. Ella acontece 
debido a cambios procesuales en los Modos de Producción socio-
deseantes de los que la Institución Psicoanalítica forma parte 
y con cuyas Instituciones se transversaliza en una red intrin-
cada. De esa complejidad sólo aislaremos aquí algunos aspec-
tos. 
3. Examinando esta crisis en un nivel aparente pueden 
definirse áreas de auge y decadencia que resumiré de la 
siguiente manera: 
A) Auge movimentista, organizacional teórico y clínico, 
principalmente en Francia y Argentina (o mejor dicho en las 
ciudades capitales Parísy Buenos Aires). Este florecimiento se 
limita a una cierta multiplicación editorial, de organizaciones, 
agentes y usuarios, así como una "psicoanalit ización difusa de 
la cultura". 
Esta tendencia puede notarse también, aunque con in-
tensidad mucho menor en países como Inglaterra, España, y 
Bélgica, o bien Brasil, Venezuela, Uruguay y México. 
B) Franca decadencia en los Estados Unidos de Norteamérica 
y en países que fueron significativos en ese sentido tales como 
Austria, Suiza, Hungría, Italia, Alemania Occidental y Bélgica. 
C) Virtual inexistencia en todo el Bloque Socialista, los 
países nórdicos, Japón y el resto del mundo. 
4. Determinaciones económico-políticas amplias: La crisis 
mundial del Capitalismo y la de las naciones latinoamericanas 
en especial, afecta particularmente a las llamadas capas medias 
y a la pequeña burguesía; como es sabido, es en el seno de ese 
estrato

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