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Colección: "PROPUESTAS" Primera Edición: Abril de 1983 Segunda Edición: Junio 1991 © AYLLU S.R.L. I Sede: Chile 470 Buenos Aires - Argentina Todos los derechos reservados Impreso en la Argentina Hecho el depósito que marca la ley 11.723 I.S.B.N.: 950-560-009-7 ' OL A. Bauleo - J.C. De Brasi - E. Pavlovsky G. F. Baremblitt - L. Frydlewsky - O. I. Saidón LO GRUPAL1 •00029909' K.01 L832I Bauleo. Armando J.; De Brasi. Juan Cario L o q r i t p a l 1 EDICIONES AYLLU BUENOS AIRES - ARGENTINA IoV-r,''^ áfiflfcX»*.*̂ -*''' "¿Se ha pensado bien en lo que significa el hecho de dejar en paz al "inconciente" como estructura específica Estoy de acuerdo en otorgarle en cuanto sea posible el "carácter de específico", mien- tras no implique la total extraterritoriali- dad social del psicoanálisis, o sea, mientras no suponga el privilegio único y exorbitante que entrañaría la posición de una sustancia completamente AHISTORICA, ASOCIAL Y APOLITICA. Es la definición misma de Dios: la SOBERANA NEUTRALIDAD„ EL ARBI- TRO, la "otra escena" como lugar ontológico donde no pasa la crítica, rechazada por la tajante espada de la ruptura epistemológica." Robert Castel, El psicoanalismo. El orden Psicoanalítico y el poder (Siglo XXI). PROLOGO Entre 1971 y 1973 se editaron Cuestionamos 1 y Cues- tionamos 2 (Edic. Granica), publicaciones que representaban el pensamiento de los fundadores del Movimiento de Plata- forma Internacional. Plataforma Internacional fue un movimiento originado porjóvenes psicoanalistas de varios países que se oponían a la enseñanza y formación del Psicoanálisis que se impartía en las Instituciones Oficiales (Asociación Psicoanalítica Argentina, entre nosotros). Yo creo que fue un modelo de ruptura ético-ideológica. No en vano los principales movimientos de psicología al- ternativa en Latinoamérica están inspirados en la ruptura que originó Plataforma*y que dio lugar a una manera diferente de pensar el Psicoanálisis fuera de las Instituciones Oficiales. Hace poco estuve en un Congreso en Porto Alegre (Mov. Psi.) que convocó a más de 500 estudiantes y profesionales. Los estudiantes de Psicología, fundadores del Movimiento Psi. y del Congreso, estaban inspirados en la lectura de Cuestiona- mos 1 y Cuestionamos 2, ahora traducidos al portugués. Fue el documento testimonial de una nueva manera de crear un Psicoanálisis más comprometido con el momento social que vivíamos. El "fascismo" de estos años se encargó muy bien de borrar de las universidades esos textos cuestionadores. Un purismo cientificistay ahistórico, invadió la enseñanza del Psicoanáli- sis en estos años. Un neutralismo vergonzante anuló la posibilidad trans- * El grupo Plataforma se constituyó gracias al impulso inicial de A. Bauleo y H. Kesselman. formadora y revolucionaria que el Psicoanálisis tiene. Se lo aquietó en discusiones bizantinas. Se lo complicó más que nunca. Se lo adormiló en su función de cuestionamiento social. Se lo aristocratizó. Se lo "derechizó". Se lo "lacanizó". Por eso el hecho de que De Brasi, Bauleo, Baremblitt, Saidón y yo podamos otra vez escribir juntos, después de la diáspora que sufrimos algunos de los psicoanalistas argenti- nos en estos años es más que un episodio fortuito. Es nuestra manera de reanudar el diálogo en Buenos Aires con la gente joven. Hablando de grupos, unas veces. Hablando de Instituciones, otras. Para nosotros hablando de Psicoanálisis, siempre. Pero desde aquel Psicoanálisis que asumió Plataforma cuando produjo la ruptura con la Asociación Psicoanalítica Argentina. Un psicoanálisis que cree, en última instancia, en la existencia de un inconciente social e histórico. Eduardo A. Pavlovsky Buenos Aires, enero de 1982. "Si es cierto que una sociedad de clases se perpetúa en parte gracias al descono- cimiento de los mecanismos objetivos que la hacen funcionar (y es por esto que la revela- ción de estos mecanismos tiene siempre un impacto político), una construcción teórico- práctica como el psicoanálisis puede resul- tar tanto más útil desde el punto de vista de las clases sociales dominantes si dispone de recursos suficientes para disimular, y mejor aún para disimularse a sí misma, la relación que tiene con la problemática del poder"1. "No es casual que el desarrollo de La- can haya proliferado tanto en la dictadura. Los psicoanalistas en general desconocen los efectos de su "práctica social" y sus redes determinantes; o por lo menos ni se lo plantean, convencidos en la "neutralidad" del discurso del inconciente. Hace poco Miller decía en París que no tenía pruebas de la dictadura argentina, porque cuando vino a Buenos Aires, pudo hablar de psicoanálisis con toda libertad.2" 1 El psicoanálisis, el orden psicoanalítico y el poder. R. Castel, Siglo XXI. 2 Comentario personal de G. Mendel a E. Pavlovsky, en Río de Janeiro, durante el Congr. de Psicoanálisis e Instituciones, octubre de 1982. •w PROBLEMAS DE LA PSICOLOGIA GRUPAL (El grupo Operativo-Productivo) Armando Bauleo La intención de este trabajo es la de ubicar nuestra concepción de grupo, tratando de efectuar una especie de movimiento que pueda unir experiencias y teorizaciones desa- rrolladas en diferentes oportunidades y que nos permitan una actualización del problema. Iniciamos nuestra marcha con la ubicación psicosocial de la denominación de grupo que señala la posición, el lugar tran- sitorio, la mediación necesaria, el punto virtual, todo ello abso- lutamente imprescindible si queremos observar la relación in- dividuo-sociedad. Es decir, no podemos establecer la vinculación entre lo social y lo individual si no la recortamos a través de lo grupal. Habría que agregar que las dos corrientes del pensa- miento científico que trataron de observar ese tipo de vincula- ción (la relación individuo-sociedad) en funcionamiento frieron la Institucionalista y la Grupalista. Nuestra inclusión en esta última es producto de contin- gencias históricas y de exigencias metodológicas. Nuestros antecedentes se anclan en la concepción, de- nominada Grupo Operativo, que surge como síntesis de la Psicosociología y del Psicoanálisis Kleiniano y que nace en Buenos Aires alrededor de 1950. Desarrollamos, en años posteriores, dicho pensamiento en sus alcances teóricos y prácticos, y a su vez esas elabora- ciones enriquecieron e instrumentalizaron una contestación a lo instituido a nivel de las Ciencias Sociales. En relación a las exigencias metodológicas éstas provie- nen de elementos de la concepción antes enunciada. En ella la Institución aparece como una problemática Inter-grupal, sea a nivel práctico (es decir de intervención en las Instituciones), sea a nivel teórico-metodológico (de objeto o sujeto a partir del cual se establece el procedimiento de conocimiento). Una cuestión se desgaja, que aunque obvia, no podemos dejar de nombrar ya que está involucrada cuando hablamos de la relación individuo-sociedad, ella es la de participación social. Es decir la necesidad individual de: a) verificar su inserción social; b) sentir su inclusión a través de pertenencias a diferentes organizaciones: c) de gestionar su presencia en el contexto social; d) el de su implicación en el poder de decisión, etcétera. Resumiendo podemos decir que por el grupo transita aquella participación social. Expresamos que aunque obvio era necesario enunciar esta premisa por las connotaciones prácticas que ella abarca. Cuando se piensa en situaciones de cambio o se desea planificar diferentes inserciones en lo social, o se intenta organizar otros marcos sociales a los desarrollos individuales, se hacen necesarias para todo ello organizaciones intermedia- rias, y ahí el grupo ocupa ese lugar social posibilitador de la experiencia. Es que el grupo puede desempeñar el papel de una especie de organizador social de espacios o de experiencia. Esto a su vez hace pensar que si no seubican estos "espacios sociales" para llevar a cabo experiencias alternati- vas, lo expresado en los discursos tendientes a cierto cambio en las estructuras sociales queda circunscripto a enunciados ideo- lógicos de "buena voluntad", sin implementación práctica. Lo que tratamos de señalar es que esos lugares sociales posibles para la experiencia aparecen como un momento práctico para ejecutar y luego elaborar un pensamiento de cambio. También se hace necesario tener presente que toda esta problemática abre un enjambre de interrogaciones alrededor de el cómo se crean esos lugares de experiencia, la ideología de los que los constituyen, el rol de la Técnica, cómo pueden ser absorbidas esas experiencias por esta sociedad, etc. Lo que deseamos señala? es que estas interrogaciones enriquecen la situación pero no la pueden esconder. De lo hasta ahora expresado emerge un problema que luego arrastra ciertas consecuencias teóricas. De lo que veni- mos diciendo se plantea que siempre, en todo discurso sobre Grupos, el orden de la realidad (a nivel de momento o de contexto histórico-social) juega un rol importante, pues es imposible referirse a cuestiones sobre el grupo sin tener en cuenta una cierta referencia a la realidad. Esto nos lleva a ciertos planos de enunciación: a) En toda concepción de grupo la presencia de la histo- ria social es un elemento indispensable en su elabora- ción, y por lo tanto la realidad debe tener su lugar en esa conceptualización; b) Esa misma historia social se hace presente en la práctica y en la experiencia, tiñe toda la empiria grupal (permitiendo, avalando, aceptando o rechazando el posible trabajo grupal); c) La presencia de la realidad no conlleva a una cuestión moral de lo aceptado o de lo rechazado (vinculado con el orden de la adaptación), o de lo verdadero y de lo falso (problema de sometimiento a lo dado), sino que constituye el marco para la dialéctica entre lo utópico y lo posible (desde el grupo o desde el momento y contexto histórico en el cual el grupo funciona). Ahora me dedicaré a cuestiones que hacen a la fundación, constitución y funcionamiento de un grupo. La primera parte del trabajo se ha centrado en cuestiones macroscópicas y ahora quisiera apuntar a las cuestiones mi- croscópicas que atañen al grupo en cuanto tal. Si reducimos la idea grupal sobre una situación triangular mínima resultan la coordinación, la organización grupal y la tarea, las tres partes constituyentes de dicho triángulo. Tratemos de efectuar un ajuste de cuentas alrededor de estos elementos mínimos a los cuales es posible reducir toda circunstancia grupal. Tomemos en consideración el vértice correspondiente a la coordinación centrando nuestra atención sólo sobre ciertas interrogaciones alrededor de ese lugar, sobre todo cuando se lo trata de suprimir a través de la autogestión. Aquí tendríamos que enunciar que la coordinacion es fundamental para la lectura de la latencia grupal, de los emergentes que surgen y del mantenimiento de un encuadre como espacio real de fun- cionamiento. Creemos que en un primer momento es irreemplazable en todo grupo que se organiza. Luego es posible en la historia de un grupo pasajes de la coordinación a la autogestión, es decir que entre los integrantes traten de llevar adelante el objetivo estipulado. Aunque, se hace útil tener presente, que como siempre sucede con el no-conciente, es necesario al menos de tiempo en tiempo en aquella historia grupal, de momentos de coordinación (alternantes), para poder despejar aquellos al- cances inconcientes de la resistencia al cambio. Habría que repetir que cuando hablamos de coordinación señalamos una función, que la cumple una persona real pero no se agota en ella, y cuyo descentramiento la Teoría de los grupos no la inventa sino la hereda del Psicoanálisis. Detengámonos ahora en la relación grupo-tarea, a partir de su fundación, es decir del momento del contrato, para tratar de ubicar luego la dinámica que se desencadena a partir de aquel instante. La tarea, objetivo o finalidad tiene la función de elemento disparador del proceso grupal, es como la consigna de "lanza- miento" para que comience a desenvolverse la labor grupal. La tarea o finalidad manifiesta es dada "racionalmente" para encontrarse los integrantes y efectuar una elaboración en conjunto, luego comienza a "desvelarse", otras características se van dibujando, se ensanchan los horizontes de sus implica- ciones. Proceso y Trabajo grupal son dos instancias entrela- zadas e inseparables al desarrollar las latencias de un objetivo. En otras palabras, se van alargando las significaciones que ese objetivo va teniendo para el grupo, surgen otros sentidos, y diversas líneas toman las repercusiones concientesy asociadas (no-concientes) que se desenvuelven a partir de aquel punto. Arribamos a la circunstancia de retomar un viejo artículo, el escrito colaborando con Pichón Riviére, sobre "La noción de tarea en Psiquiatría" (Buenos Aires, año 1964). Recordemos que en ese artículo se trata de mostrar los momentos que recorre pendularmente un grupo al desarrollar el tema. Ellos son los de Pretarea, Tarea y Proyecto. En aquella época nuestra intención estaba centrada en observar y señalar lo que les sucedía, en cada uno de esos momentos, a los sujetos de la experiencia grupal. En dicha experiencia grupal se abrían zonas inconcientes del compor- tamiento de los sujetos, disparadas por el tema, cuya interpre- tación posibilitaba no sólo progresar sobre dicho tema sino que proporcionaba elementos para operar en la vida. Esto era, un poco esquemáticamente, una de las proposi- ciones centrales que subyacían en el artículo. Desearía, transcurridos algunos años, repensar la problemática que gira en torno a esos momentos pero ahora desde una nueva perspectiva, la de la estructura grupal global. La Pretarea sería el momento de las resistencias, de las imposibilidades de "hacerse cargo" del objetivo elegido con nuevas pautas, es la coyuntura de la repetición, de la repro- ducción de viejos esquemas para resolver lo novedoso de este grupo, con una historia que se ha iniciado en este aquí-ahora. En esta Pretarea las ansiedades predominantes serían la confusional y la persecutoria. Ambas ansiedades responden a las circunstancias de integración y de adhesión al grupo que los miembros tienen que efectuar, y que desencadena en ellos desestructuraciones en sus viejos esquemas referenciales. Es como si se quisiese negar la realidad de la estructura grupal en nombre de una individualidad. Por otra parte el momento de la Pretarea es un momento de vaivén, puede aparecer innumerables veces, tantas como momentos defensivos se presenten frente a las situaciones de cambio. El otro momento corresponde al de la Tarea. El grupo constituido como tal efectúa una especie de insight alrededor del tema que se ha propuesto. Es un momento de reflexión en el cual se observan los alcances (imprevistos antes y ahora expuestos) de la significación que ese tema tiene para ellos. La ansiedad depresiva tiñe la situación. Es un senti- miento de acallamiento, de silencio, de meditación sobre los límites y los alcances del trabajo grupal. En relación a la denominación de Tarea se hace útil cierta aclaración. Hay un efecto (o defecto) de práctica que luego se refleja en la escritura. Se anuncia de la misma manera la finalidad y el estar "centrado" en ella. Es decir se denomina Tarea al objetivo de un grupo, y Tarea a los momentos de centrarse en el objetivo, de insight. Es que el proceso grupal lleva a apropiarse, a través de centrarse en el Tema, de lo que se propuso como Tema. Es ahora que surge el Proyecto. Es un elemento muy especial del trabajo grupal. En el desenvolvimiento grupal emergen propuestas de creación, es decir articulaciones novedosas entre ciertos mate- riales, que a su vez sirvieron para que el grupo entrara en otros ámbitos de las cuestionesque estaba desarrollando. Luego el grupo retomará esos esbozos de creación vividos, y los estruc- turará, dándoles configuración y una cierta organización a aquellas creaciones parciales. Señalamos aquí que siempre la puesta en práctica de lo propuesto por un grupo tendrá un grado de dependencia con el contexto social. Pero paralelamente frente a la probabilidad de participar en un grupo (luego latentemente estará presente durante todo el desarrollo) subyace una fantasía:la de creación de proyectos. Siendo la otra cara de la moneda, la fantasía, la de un proyecto de creación. Pero la noción de Proyecto tiene otras implicancias. Entremos en otro plano, el filosófico, para dar una idea de los alcances de la noción de Proyecto. En éste aprovechamos una cierta división provisional de los posibles establecida por Bloch en su "Principio de la Esperanza". Bloch explícita: "Objetivamente posible es todo aquello cuyo sobrevenir puede científicamente esperarse o por lo menos no excluirse, debido a un mero parcial conocimiento de las condiciones existentes.." Real posible, en cambio, es aquello cuyas condiciones no se dan aún en la esfera del objeto mismo todas ellas, ya sea porque aún estén madurante, o bien porque surgen nuevas condi- ciones, naturalmente por mediación de las existentes, para el sobrevenir de una nueva realidad. Pero antes de continuar quisiera dar otra vuelta más a la cuestión. La noción de Proyecto se quiebra en dos andariveles di- ferentes de funcionamiento. Por un lado se desenvuelve en lo que podemos decir el en- granaje procesal de un grupo. Aparece al inicio del grupo como los "propósitos" (de hacer algo, de llegar a algo, etc.) en los diferentes sujetos, que luego en el transcurrir del tiempo y del proceso grupal se transformarán en otras "intenciones" al ser enriquecidos por los aportes inconcientes de los integrantes. Proyectos de diferente tipo que se deben incluir como ele- mentos siempre presentes de la planificación de todo grupo y que hacen a su instrumentalización intrínseca. En esta línea Proyecto se resume poniéndolo en el lugar del resultado de la suma de insight. Pero a su vez el Proyecto ocupa otro lugar en la teorización sobre grupos. Dijimos que la situación grupal mínima era un triángulo constituido por Coordinación-Grupo-Tarea. Esta situación mínima de tres elementos se configura como estructura a partir de un cuarto que le da sentido. Y aquí Proyecto (en la versión de Bloch) juega esa función. Si buscamos el por qué, diríamos que se lo encuentra al observar que el Proyecto como tal no pertenece a ninguno de los elementos de la estructura, pero a su vez influye sobre los tres posibilitando el movimiento. Como expusimos antes podemos agregar, que lo sujetos integrantes lo confunden con sus propósitos y el coordinador con sus fines, o se cree que está condensado en la tarea, éstas son las ilusiones de su presencia en cada uno de los elementos de la estructura. Por lo tanto Proyecto puede aparecer como lo establecido y programado desde una individualidad. A su vez como fan- tasía de futuros utópicos. O como algo que surge de la estruc- tura grupal por su misma constitución sin ningún anclaje en particular. De esta manera en el Proyecto se entrecruzan el plano de lo conciente, el plano de lo inconciente y el plano de efecto de un sistema de relaciones (o sea de la estructura grupal). Señalemos que siempre un grupo que se está por consti- tuir es una provocación o un desafío, sea a nivel individual o social y a su vez pasa por todas las vicisitudes de una construc- ción en un vacío, cuyas formas y contenidos dependerán de un juego de fuerzas relacional y no de alguna en particular. Por lo tanto en un grupo en funcionamiento lo que aparece claro es una corrida de los lugares de los "posibles". El límite o los puntos de apertura hacia otras situaciones no estarán en los lugares que originariamente se creía. Emergerán los caminos por las vías menos pensadas. Objetivamente posible y Real posible se concretizan en el grupo, y la distancia entre ambos se efectiviza de acuerdo a cada circunstancia grupal. Podemos agregar que la tensión entre ambos dinamiza el juego identificatorio. Para terminar, diremos que la imposibilidad de la super- posición entre Objetivamente posible y Real posible es lo que garantiza la vida de un grupo. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA FORMACION DE IDEOLOGIAS EN EL APRENDIZAJE GRUPAL1 Juan Carlos De Brasi "Ya no conviene el goce con el trabajo, el medio con el fin... Eternamente unido a una partícula del conjunto, el hombre se educa como mera partícula: llenos sus oídos del monótono rumor de la rueda que empuja, nunca desenvuelve la armonía de su esencia, y, lejos de imprimir a su trabajo el sello de lo humano, tórnase él mismo un reflejo de su labor o de su ciencia." F. SCHILLER: La educación estética del hombre, en una serie de cartas. La propuesta de este texto consiste en estudiar las corre- laciones que existen entre ciertas formaciones pedagógicas- genéricamente denominadas grupos de estudios- y las consti- tuciones ideológicas que les están necesariamente asociadas, tal como lo demuestra una práctica definida en el horizonte de una problemática específica. Tanto las teorías con que tra- bajamos, sus límites y entrecruzamientos, como el método y técnicas particulares de análisis están referidas al período político-cultural argentino que comienza -objetivamente- en el año 1966 con la desestructuración de la Universidad y que, todavía, permanece abierto. En esta coyuntura determinada están situadas algunas vías de investigación y conclusiones provisorias que hacen a un aporte orgánico futuro. 1 Lo que aquí tiene el carácter de reflexiones fragmentarias es solo el punto de partida de un ensayo sobre el tema. En primera instancia es preciso hacer dos restricciones: a) las reflexiones posteriores se refieren a un aprendizaje en grupos que podríamos llamar "institucionales en estado libre", o sea: fuera de ciertas determinaciones institucionales que dependen jurídicamente del aparato estatal; b) las experien- cias procesadas se han hecho con grupos de adultos y adoles- centes. Por lo tanto la idea de "clase" adquiere, en este contexto, sólo un sentido metafórico, pues dicho concepto instala un espacio y tiempos distintos a los aquí mencionados.2 Las remisiones explícitas a trabajos institucionales (cuando la red se arma sólo en relación unívoca con aparatos ideológicos de un Estado) exigen otros marcos de sobredeterminacion del proceso de aprendizaje, de las técnicas resolutorias y de los objetivos a lograr. Sin embargo, hay una serie de nexos y coincidencias entre las formas de operar "en estado libre" y un trabajo interno, modificador, en los aparatos ideológicos, aun- que aquellas distan mucho en su estrategia y "efectos eficaces" de alcanzar los progresos-retrocesos ("cada fracaso nos hace más listos") que se pueden lograr más allá de los "pequeños grupos"y que obtuvo, por ejemplo, en un cierto sentido, la línea de la pedagogía institucional (desde H. Wallon hasta M. Lobrot y F. Oury, A. Vásquez y su articulación con la psicoterapia en la misma institución). No estará de más señalar una hipótesis que se halla presupuesta en todo el trabajo: el paralelo entre la producción y el aprendizaje, que puede ser extensible con las modifica- ciones pertinentes, a otro tipo de estructura grupal que la pedagógica. Pero no pudieron sobrepasar los límites de la terapia individual extendida, ni el marco de la pedagogía desconocedora de un grupo como totalidad arcaica que reinaba en su tiempo. Se podría aventurar que hasta las investiga- ciones y resultados obtenidos por F. Doltoy su discípula, Maud 2 De todos modos se reflejarán las incidencias de las experiencias, reguladas institucionalmente, que realicé en Villa Maciel ("Centro de Re- creación", dependiente de UNBA, durante 1963-1964) y comodocente en los Trabajos Voluntarios de Verano, de Chile, en 1971. Mannoni, F. Oury y su ex colaborador F. Guattari, S. Resnick y F. Tosquelles, etc., la intervención de los fenómenos psicopa- tológicos en el aprendizaje, su consideración central para la enseñanza (anexión del hospital de día a la escuela) y el análisis de la "posibilitación o entorpecimiento" institucional para el educando, eran indagados de manera casual y arbitraria 3. Es preciso al hablar de las formas de transmisión de cono- cimientos e ideologías, de su intrincado desarrollo combinado y desigual en la dialéctica del aprendizaje, definir, somera- mente, el concepto de ideología que ponemos en juego cuando evaluamos lo "qué es" transmitido, como al captar el espectro de sus efectos. Concepto que tiene su especificidad según sean los "estilos" de las construcciones que estemos tratando. Dejando de lado las connotaciones que arrastra el término ideología, desde su postulación en los Elements d'Ideologie de Destutt de Tracy, hasta las constantes rectificaciones en la moderna sociología del conocimiento (Manheim), la antropo- logía (Mauss, Lévi-Strauss), la epistemología (por ejemplo, la corriente del empirismo lógico) y las asépticas postulaciones de Weber, con su teoría de los "derivados", a Paretoy sus aprecia- ciones de que cualquier producto cultural es ideología, tratare- mos de dar una formulación general y de validez relativa - es decir: histórica- sobre la ideología. Quizás no esté de más aclarar que sea cual fuere la definición y el carácter del concepto, lo que se halla en juego es una concepción deter- minada de la estructura social. Desde el inicio se puede asignar al concepto una doble inscripción y considerarlo como un sis- 3 Lobrot, M.: La pédagogie institutionnelle, Gauthiers - Villars 1966; Vasquez, A. y Oury, F.: Hacia una pedagogía del siglo XX, Siglo XXI, 1968 (en especial el prólogo y la última parte dedicada a los problemas de educación en el Tercer Mundo); Dolto F.: Psychanalyse el Pédiatrie, Bonnier-Lespiant, 1965; Mannoni, M.: La primera entrevista con el psicoanalista (en especial cap. 5), Granica Editor, 1973; Guattari, F.: Psychanalyse et transuersalité, Maspero, 1972; Resnick, S. y Tosquelles, F.: "Pédagogie et Psychothérapie Institution- nelles", en Reueu de Psych. Inst., núms. 2-3, 1967. Partisans: "Pédagogie: éducation ou mise en condition?", Maspero, 1971. tema de ideas, percepciones y representaciones sociales con- cientes que tienden a repetir una realidad singular (MEGA: ideología alemana). Sobre esta base se "encabalgan" las distin- tas "cosmovisiones del mundo" y la teoría general del "perspec- tivismo" sociologista, economicista, etcétera. Pero el sistema anterior, a su vez, está apoyado en otro compuesto por imágenes, actitudes, creencias, comportamientos que soportan la "puesta en acción" del sistema ideatorio. Sin embargo, para continuar, es necesaria una corrección: en adelante, no hablaremos de ideología sino de ideologías. Entonces, las ideologías - e n una estructura social clasista, contradictoria y desequilibrada- tienden conciente e inconcientemente a reproducir en "un plano imaginario" las relaciones de producción de las cuales son "criaturas" más o menos acabadas. Así sirven de cimiento y cemento a todo el edificio social. Y lo hacen por medio de las prácticas específicas en que se encarnan. Como tales son "de- formantes", "ocultantes", "mistificadoras", de los complejos procesos sociales. Pero, según nuestra posición, tales efectos corresponden sólo a las ideologías de las clases dominantes,4 que tienden así a preservar su hegemonía y las relaciones de producción y dominación existentes. Por eso definimos a las ideologías como formas de las contradicciones y el ejercicio de la lucha de clases en el dominio de los procesos productivos significantes. A los efectos de esta presentación, daremos sintéticamente, las estructuras-tipo con sus tesis, desarrollos, críticas y efectos ideológicos pertinentes, que fundamentarán algunas demos- traciones particulares. 4 Como afirman T. Adorno y M. Horkheimer: "La ideología en sentido estricto se da donde rigen relaciones de poder no transparentes en sí mismas, mediatas, y en ese sentido, incluso atenuadas. Pero por ello, la sociedad actual, erróneamente acusada de excesiva complejidad, se ha vuelto demasiado trans- parente". La Sociedad. Lecciones de Sicología, Proteo, 1971. A. Formación académica La formación académica en curso de aprendizaje (habría que considerar la especificidad en grupos de terapia) implica en sus postulados la reproducción de una ideología -global- que podríamos llamar tradicional, término que sólo usamos aquí con sentido descriptivo, ya que su aclaración completa necesita de la inscripción institucional y sus distintos modos de fun- cionamiento. Tal composición básica del grupo limita, desde el comienzo, sus mismas posibilidades. El informador —aceptado como el cognoscente activo- comunica su posesión (conocimiento) a escuchas (receptores), cuyas únicas chances límites están dadas por el intercambio especular con quien conoce porque sabe y sabe porque conoce. Así la dialéctica entre conocimiento (que prioritariamente se halla en el informador) y saber (que debería referirse siempre al proceso del receptor) se anula en la variante tipo instrumental de la así llamada clase magistral, con su forma narrativa cerrada clásica (comienzo, desarrollo y fin) que impone la repetición como valor final asegurador y garantía "digestiva" de que todo el "paquete" ha sido bien asimilado. Además de imponer recursos asociados tanto en el plano bibliográfico como en la secuencia del epílogo, donde recién se permite el diálogo y la polémica, con el agravante de que esta última es fundada casi siempre a través de la cuestio- nable teoría del feed-back, sin que se justifiquen ni su impor- tación teórica de la ingeniería de las comunicaciones ni su manipulación como mecanismo "terminal" de control de la audiencia5. Asimismo se puede comprobar la subyacencia de una estructura invertida, pues la clase magistral parece - a diferencia del mero "teórico"- hablada para ser escuchada, pero, en realidad, está escrita para ser leída. 5 En el original existe un análisis más extenso de la clase magistral y asimismo una crítica de la "evitación-proyección" por la selección bibliográfica. Lo mismo pasa respecto al concepto de feed-back que es redefinido a través de los fenómenos de identificacióny reducido a su uso grupal. También hay que indicar Correlativamente surge la idealización, "mistificación", del lugar del profesor (pedagogo, soporte de transferencias, igualado, no en rol, sino en sentido al psicoterapeuta) y como consecuencia un antagonismo insoluble en los educandos entre competencia y cooperación. Aunque en ciertos puntos se con- fundan algunos agrupamientos, colaboraciones esporádicas, etcétera, con un verdadero sistema cooperativo. Respecto a las nociones de competencia y cooperación (que todavía conservan toda la pregnancia semántica mercantil recubierta por la fra- seología defensiva de la democracia contra sistemas de tono autoritario o laisseferistas) hay un apartado en el ensayo de base dedicado a sus respectivas reformulaciones desde un concepto de trabajo (homogéneo) ajeno al que soporta (abs- tracto medido en tiempo) todo el sistema capitalista. Así pues el efecto ideológico pertinente de tal práctica sociopedagógica no puede ser otro que el de ajustamiento- reproducción de una relación compleja donde el conocimiento se ignora como producción, atribuyéndoselo a un sujeto espe- cial que lo posee "esencialmente"; sujeto que se explica, recur- sivamente, por sus cualidades de sujeto (talento, capacidad, ap- titud, etcétera) desinsertado de cualquier determinación económico-política e institucional. Tales afirmaciones no pre- tenden ignorar la vuelta conciente del sujeto que intervenga como "pronunciador" en el procesode aprendizaje, sino, sim- plemente, señalar su olimpismo premayéutico y una oblicua "mala fe" que lo pone -utilizando todas las variables que el sistema ofrece a su disposición (dominio, prestigio, etcétera)- por encima de todos los obstáculos (de los otros) que -auto- referencialmente- han sido salvados, ignorando todo lo que hay que aprender tanto del fracaso como del silencio, nociones que merecerían ser recuperadas mediante estudios basados en prolongadas experiencias y minuciosas investigaciones. que la clase magistral, entendida como un momento del aprendizaje, no es recusable. Pero obviamente aquí no se trata de "etapas", pues, como tal, ese tipo de clase dejaría su carácter para convertirse, sólo, en un recurso táctico. B. Primer registro. Estructura grupal en actividad y en operatividad "El Gran Método es una doctrina práctica sobre los pactos y la disolución de los pactos, sobre el arte de explotar las trans- formaciones y la dependencia con respecto a las transforma- ciones, sobre la realización de las transformaciones y la trans- formación de los realizadores, sobre la separación y formación de grupos, la dependencia de los contrarios entre sí, la compati- bilidad de los contrarios que se excluyen. "El Gran Método permite reconocer procesos en las cosas y aprovecharlos. Enseña a formular preguntas que posibilitan la acción." B. Brecht: Me-ti. El libro de las mutaciones. Esta denominación difiere -intencionalmente de la que se refiere a los "grupos de acción" (Anzieu) o "grupos en acción" (Thelen), que dependen de la disciplina "dinámica de grupos", creada e impulsada por K. Lewin y sus innumerables continua- dores, a través de las modificaciones que esa doctrina sufrió durante su "mesurada" historia. La idea del grupo en actividad y del grupo en operatividad (pensada sobre los aportes de B ion- Ezriel; Bales-Homans; Pichon-Riviére y las diversas teorías que les sirven de apoyo, desde una corriente del psicoanálisis a las distintas ramas de interaccionismo, sólo por nombrar algunas influencias, ya que una expl ¡citación detallada de todas ellas excede los intereses del trabajo) pretende dar cuenta de la positividad y resonancias ideológicas representativas que alimentan ambas prácticas grupales. Partiendo de sus apertu- ras es factible planear un aprendizajey un ejercicio terapéutico revulsivo proyectado hacia una verdadera transformación histórico-política. La situación que plantea el problema de trabajar ciertas disposiciones grupales queda señalada por la necesidad de delimitar una corriente que se halla en estado de "proviso- reidad" teórico-práctica a pesar del inmenso bricolage que componen sus tesis, procedimientos y escuetas conceptuali- zaciones propias- de otra línea que, reconociendo los aportes de la anterior, exige como "grado de verdad" para su lectura una articulación política efectiva entre teoría y práctica social. Partiendo de esa hipótesis diferencial, pensamos, que la concepción del grupo en actividad y en operatividad, cuyo objeto consiste en estudiar la interacción entre sus miembros respecto a una tarea presupuesta, no puede superar las no- ciones de intersubjetividad, vínculo, interiorización, etcétera; nociones importantes para la descripcióny resolución interme- dia de las situaciones imaginarias que se van planteando entre los componentes y el objetivo (tarea que, en la mayoría de los casos, se halla sugerida de manera tan ambigua que pasa a ser casi inexistente o confundida con meras propuestas para hacer "algo" sobre "alguna cosa" o acerca de un "nosotros mismos" también indeterminado) pero, que se agotan en esas instancias imaginarias. Interviene, además, como agravante de dichas instancias imaginarias, un sistema de importación -casi paródico del que rige el comercio exterior- conceptual sin fundamentar y que ni siquiera está justificado sino, simplemente, validado por sus propiedades manipulatorias y sus "éxitos" parciales. Previo a dar la composición del conjunto así concebido, habría que señalar -fugazmente- las categorías implícitas - nos referimos a las asimiladas de otras teorías- y su pertenen- cia conceptual. Todas ellas pueden ser reducidas en principio, a distintas corrientes del pensamiento fenomenológico, sea en filosofía, psicología (donde interesa marcarla) o biología. Se comprende que estamos hablando de las invariantes constitu- tivas de tales concepciones sobre los grupos y no de sus diferencias. Trátese de la teoría sartreana —sacada de con- texto- aplicada a los T-Group (Pagés, M., Rosenfeld, D.) o de la lewiniana a los grupos operativos (varios), comprobamos (Pichon- Riviére, Bleger, J.) que la interacciónse da en una determinada situación, que se resuelve, a su vez, en la idea del espacio- tiempo como presencia localizada (aquí y ahora). Añadiéndose a tal categorización una hipótesis instrumentalista de las "resistencias al cambio" engarzadas en las ansiedades ante la tarea. Los instrumentos son de características muy especiales, pues comprenden comportamientos habituales que remiten a la experiencia vivida por los miembros del grupo en la estruc- tura familiar y que puestos de relieve en la experiencia grupal, darán a la misma su esquema conceptual referencial operativo correspondiente. En las herramientas mencionadas aparecerá y se resolverá la conciencia que el grupo adquirirá de sí en relación con la tarea: conciencia que surgirá cuando los obs- táculos emotivos hayan sido fusionados en la totalidad afecto- pensamiento. Rectificando, ahora, la afirmación inicial pode- mos decir que la prioridad no pertenece sólo a una psicología fenomenológica, sino que es atribuible al cruce de una psico- logía de la conciencia y una teoría psicoanalítica de las "rela- ciones objetales" con una psicología del comportamiento y sus respectivas cosmovisiones. La integración de la estructura grupal enunciada y sos- tenida en la forma mencionada, se ordena en tres planos interpenetrables: a) el de inclusión, comprendido por el coor- dinador, el grupo y la tarea; b) el de exclusión, abarcado por el coordinador y el observador -que interviene ad hoc en la movilización grupal- en relación al vínculo grupo-tarea; y c) el de exclusión-participación, que revierte desde la tarea sobre el grupo y el coordinador.6 Además los planos marcados se ensam- blan con un método básico: el de la interpretación, cuyo fin es discriminar la tarea latente de la manifiesta. Pero aquí surge una pregunta: ¿qué es interpretar para esta postura? Y, en consecuencia, una probable respuesta: interpretar es captar, recoger un significado oculto en los mismos enunciados y, simultáneamente, presente en ellos, en las conductas que lo 6 La función del coordinador está concebida paralelamente a la del informador-dictante-terapeuta y la tocante al observador como la del supervi- sor-control-actuario. Se podrían buscar otras equiparaciones pero creemos que las señaladas son suficientemente ilustrativas. capturan y que el grupo realiza constantemente. En este método literal (donde se resuelve todo el análisis de la trans- ferencia) los códigos interpretativos siempre están en presen- cia. Al coordinador le basta con ejercer eficientemente el papel de un traductor que impone a uno y otro lado del lenguaje el mismo rasero. Lo que se dice o se hace "significa...". Así de manera inmediata, se captura el sentido. Y de la misma forma es devuelto a un destinatario olvidado. Es obvio que para llevar hasta sus últimas consecuencias las apreciaciones expresadas, hay que delinear, previamente, una teoría de la lectura o, para no ser tan pretensiosos, un método de lectura discriminatorio que ponga enjuego algunas de las cuestiones siguientes (y sus respuestas aproximadas): ¿Qué es interpretar para la ciencia o disciplina en la que operamos? ¿Se pueden poner al mismo nivel —por ejemplo en el materialismo histórico y el psicoanálisis- cánones crítico- interpretativos, hermenéuticay ciertas técnicas de descifra- miento? Además, ¿no se confunde, a menudo, una interpre- tación con una singular construcción teórica, que nada aporta, excepto su condición de obstáculo al saber? Un repaso crítico riguroso de ciertos materiales y criterios sobre la interpre- tación en el aprendizaje, terapia grupal o individual, etcétera,7 mostraría las traslaciones ilegítimas de ciertos despliegues interpretativos -provenientes en su mayoría de una metafísica apuntalada gnoseológicamente- y sus mezclas eclécticas, en virtud de una supuesta necesidad de actuar (curar, enseñar o experimentar). Por razones capitales, ya que es en este plano donde se efectúa una de las formas de apropiación real del significado, hay que hacer un relevamiento detallado de tales 7 Las líneas generales del problema están dadas en los "clásicos" —en todo sentido- libros de Paul Ricoeur (El conflicto de las interpretaciones y De la interpretación...), ampliados en su comunicación al VI Coloquio Internacional sobre Técnica, Escatología y Casuística. Una crítica a su posición y otras similares son el motivo del artículo de J. La planche "Interpretar (con) Freud", bajo el cual -criticado a su vez- podría iniciarse el análisis de una serie de trabajos "sintomáticos" respecto de la comprensión y manejo de la interpre- concepciones exegéticas. Pero, para eso es imprescindible contar con el material específico que corresponda a la clase, sesión, entrevista o a cualquiera de los corpus elegidos. Ahora bien, como todas las articulaciones siguen lecturas lineales (el coordinador, por ejemplo, lee las relaciones grupo- tarea; el observador el nexo coordinador-grupo, etcétera), la consecuencia inevitable es una ilusión de centramiento alter- nativa que va desde el grupo al coordinador y viceversa pasando por la "conciencia testigo" del observador, el cual durante todo el proceso elaborativo, se halla librado a sus propias combinaciones. Todo lo precedente, que hace a un modo de funciona- miento invariable, crea un efecto ideológico singular de "es- timulación" y "cuestionamiento" variantes del "aprender a pensar") del aprendizaje y la dinámica de la conexión grupal que critica y supera el encuadre repetitivo de las formaciones académicas. A pesar de que, todavía, el método de interpre- tación de lo latente y el señalamiento de lo manifiesto por el co- ordinador y el "control objetivo" del observador, no sobrepasan un nivel fenoménico incompleto en lo que se demanda de una explicación científica. C. Segundo registro. Estructura grupal y posición de pasaje La concepción del grupo que sostiene el descentramiento del coordinador respecto al sistema de relaciones grupales orgánicas, incorpora los aportes previos, pero reduce los víncu- los especulares (por ejemplo, se cae en la figura del espejo cuando se pretenden unir dossimetrías -disociadas- como son tación Algunos, de ellos serían "La interpretación en psicoterapia de grupo", de D. Liberman; "Acerca del hablar y el interpretar" de C. Sopeña; "La noción de 'material y el aspecto temporal prospectivo de la interpretación" de W. Ba- ranger; "Interpretación y verbalización. La comunicación a distancia", de M. Abadi; "Consideraciones sobre la formulación de la interpretación", de G. T. de Racker; "Regresión e interpretación", de L. Ortubey y C. Sopeña; etcétera. aquellas de razón-sentimiento; afecto-conciencia, etcétera, pensando que de tan feliz unión puede surgir un aprendizaje realmente válido. En el fondo la consigna no sobrepasa el "conócete a ti mismo" pero a través de los demás. Creemos que las relaciones públicas acechan.), al lugar de un coordinador que se define por su posición fuera del sistema "rejilla" formado por el grupo, la tarea latente y la tarea manifiesta. Los actores en esta dimensión, no han variado; sólo que ahora, el coordinador distanciado de la tarea, desvinculado de cualquier tipo de interposición transferencial (trascendidos, por otro lado, los límites resistenciales, existentes bajo ciertas formas "esfumadas" que utiliza el grupo -por ejemplo, la disociación- y que tienden a neutralizar la aparición de un deseo no operable ), incide en la tarea manifiesta y latente diferenciándolas. Dicho pasaje es posible si el coordinador logra desuturarse del complicado aparato relacional que él ayuda a fundar y con el cual no mantiene sino una conexión de exterioridad participante. Y por esta última acción cualificada es recomendable la presencia del observador, cuya única fun- ción sería la de leer las posibles suturas del coordinador con lo imaginario grupal y cada uno de sus integrantes, para que aquél pueda quebrar su adhesión obstaculizadora. En esta per- spectiva las posibilidades de variación y comprobación poseen límites bastante tenues, los que deben ser permanentemente reflexionados, rectificados y puestos a prueba. Replanteados así, el ámbito de investigación y las probabilidades técnicas de experimentación, suponemos que la correspondencia efectiva sería de una producción real de conocimientos. D. La organización grupal considerada productiva* "... Articulación de la enseñanza y la producción ma- terial." MEGA (punto 10 de las medidas-proyecto) Manifiesto Comunista. "Si considera esto utópico, le ruego que piense: ¿por qué es utópico?" B. BRECHT: Teoría de la Radio. Un enfoque de la estructura grupal en estos términos no representa más que la probabilidad de pensar su aprendizaje -- y su deseable fusionamiento en procesos orgánicos de coopera- ción socializada- subordinado a una concepción científica de la historia, construida a partir de los distintos modos de produc- ción y sus particularidades. Por otro lado el proyecto no es nuevo, sino que el velo de una represión múltiple cayó sobre su historia determinando un olvido transitorio. La dialéctica del aprendizaje orientado hacia una educación "compaginada con la producción", abarcó la obra de Makarenko, la lucha por "la utopía" de Blonsky, la reubicación del trabajo y la autoforma- ción en ciertas tendencias de la psicoterapia y pedagogía insti- tucionales, y otras direcciones que, por el momento, tienen parcializado tanto el ámbito de reflexión científica como las probabilidades de una operación amplia y eficaz. Un intento provisorio, en este sentido, fue el que se efectuó en los Trabajos Voluntarios de Verano en Chile (1971), alguno de los cuales se evaluaron en el folleto "Hay que considerar a los grupos de enseñanza como unidades productivas". * La línea central de articulación de todos los conceptos y categorías de este modelo intenta establecer una homología entre la estructura de un modo de producción históricamente determinado y la formación de significaciones gru- pales que juega en dicho modo. Tales estructuras profundas que poseen tiempos y espacios distintos, pero elementos parciales en común, implican la posibilidad de realizar una lectura, en los grupoos, de la función social objetiva que cumplen. Reconociendo, además, que los grupos sólo manifiestan "situaciones de pasaje" -muy fluidas y variables- entre la sociedad y los "conjuntos de individuos", y entre estos y un proceso histórico de masas, en el cual necesariamente debe desaparecer. Una "red" grupal concebida como unidad productiva in- troduce los recursos técnicos de la posición de pasaje, mientras elabora teóricamente el manejo de ese "repertorio" instrumen- tal. Intento de conceptualización que ya debe indicar en su formulación las condiciones reales de su aplicación. Tal inte- gración marca el camino que desemboca en una estimulación del aprendizaje como producción. Entendiendo aquí por pro- ducción -en general- toda operación teórico-práctica com- pleja, contradictoria y desigual, cuyo fin es el de desligar al grupo de sus productos para evitar la apropiación del cono- cimiento. El enmarque productivo significa, además, que considera- mos el aprendizaje como un proceso dialéctico de constitución creciente.Y esto, al mismo tiempo que empleamos un concepto específico de la contradicción que siempre debe incidir en la enseñanza. La oposición entre conocimiento y saber no es simple, docotómicay onmicomprensiva. Por el contrario. Como nuestro objetivo es ubicar la educación en un plan (etapa) histórico determinante, la contradicción tendrá que permi- tirnos leer el avance grupa! y su entronque ("estrategia" de inserción que aspira a la disolución de todos los grupos en el movimiento histórico) con la coyuntura económico-política y su transformación objetiva. De ahí que sea forzoso captar cómo intervienen las condensaciones y desplazamientos de las con- tradicciones, sentando una distinción entre la contradicción principal y las secundarias, entre el aspecto principal y secun- dario de las contradicciones, lo cual posibilita dos cosas: 1) aprender los fenómenos de sobredeterminación a los que el grupo está sujeto y contra los que se vuelve durante su armado y preservación; 2) asimilar a su formación la garantía de que su existencia "intermedia" depende de las condiciones históricas trascendentes a cualquier nucleamiento "especial" o especiali- zado. Partiendo de la división social del trabajo se llega a que los procesos de trabajo se reparten entre un número determinado de trabajadores, "operadores" que no están considerados como individuos sino como "soportes" (Trager) productivos. Los procesos forman un conjunto que agrupa a trabajadores y medios de trabajo. Y se encuentran ligados entre sí con los trabajadores que los ponen en movimiento, constituyendo lo que se denomina: unidad productiva. Las unidades producti- vas intervienen activamente en la reproducción - a escala simple y ampliada- de complicados procesos de trabajo y de las relaciones sociales en que están insertados. Pero la cadena productiva-reproductiva necesita para eslabonarse de otros procesos imprescindibles como lo son el de circulación y dis- tribución. Sin embargo antes de seguir adelante hay que puntua- lizar dos aspectos importantes: 1) Creemos que el concepto de unidad productiva necesita ser criticado porque recubre la noción de empresa y, por lo tanto, la competencia como modo de relación. 2) És imposible mantener el concepto de reproduc- ción como unívoco, cuando se trate de prever el cometido que cumplirá un grupo de los caracteres (sea cual fuere la idea alucinada que se maneje sobre el poder y las formas de acción social) esbozados. En lugar de "reproducir" imaginariamente una serie de relaciones de clase, estos grupos tenderán a sub- vertir las condiciones que los apj-esan. Como en todo acto de trabajo, durante el aprendizaje en grupo, nos encontramos frente aun cierto objeto de trabajo, que sólo surgirá convertido en materia prima (por ejemplo, un sueño), elemento (s) básico (s) de los medios de producción. La materia prima de un grupo está compuesta -en forma inaca- bada- por la estructura inconciente, preconciente y conciente de afectos, fantasmas de distinto grado, ansiedades, resisten- cias a la tarea, ciertos lazos asimilados a la experiencia vivida y los mimos nexos de los participantes establecidos en presen- cia. Fundido con lo antecedente se muestra una serie de conocimientos y desconocimientos que operan como obstáculos a superar (etapa de moldeo), dimensión donde se recorta y aplica la noción de "emergente" (Pichon-Riviére); manifes- tación de un sentido que permanecería escondido si no se expresase a través de un determinado portavoz que habita "donde existe una jerarquía de hecho o de derecho" (J. Mais- soneuve) o verticalidad, que configura junto a un "nosotros" grupal u horizontalidad, el espacio de una experiencia "sen- tida" y "pensada" como humanismo libertario y prospectivo. Pero, continuando, vemos que la transformación de la materia prima implica una cadena de procedimientos que son "filtra- dos" por los medios de producción, fabricados por conceptos como el de descentramiento, la delimitación del lugar del coordinador y observador, la reformulación constante del proceso transferencial, dirigido de manera indirecta hacia la tareay no hacia el coordinador, quien debe recorrer las instancias que van desde el centramiento indiscriminado hasta la total desu- turación. Y, por eso, se necesita una perfecta readecuación de las pautas sobre la transferencia en el campo de trabajo particular. De igual formase da una experimentación incesante de la interpretación. Este método, más que ningún otro, debe estar sometido a las tareas de "mantenimiento" durante la actividad productiva, pues a partirle... y con él nacen infinitas "tramas" de equívocos, sutiles reflejos de un intrincado sistema de dependencia y sometimiento. Conjuntamente queda - e n la aplicación de los medios- subordinado el "emergente" a un proceso de significación, en el cual es situado. Porque arriesgar que es ese aparecer y no otro el eslabón que arma la cadena asociativa (latente) del grupo, implica establecer inducciones que -sin cuestionar aciertos experienciales del coordinador- trascienden los intereses y deseos comunes, reiterables sólo a través del proceso de significación que articula un significante "puesto más allá de la oposición verbalización-silencio-- con la trama de sentido grupal, ubicada fuera de cada integrantey de las formas de interacción (relaciones de significado), lo cual sella la "buena probabilidad" de toda interpretación en grupo. Simultáneamente se da la asunción "vacía" -de un "rol" y su 8 Ambas nociones, tanto la de rol y sus distintas atribuciones funcionales (clasificación exhaustiva de K. Benne y P. Sheats en su conocido estudio "adscripción"- del conductor, en lugar del líder o líderes clásicos que resumen en sí los significados y claves del grupo. Esto no entraña que los roles y liderazgos desaparezcan, sino que se hallan situados en otro circuito.8 Operando, entonces, con estos medios de producción -que siempre determinan los modos de apropiación- y un núcleo de materias primas es posible obtener el producto planeado. Sin embargo, antes de llegar a la fase final es imposter- gable ver cómo el proceso de producción es recubierto por los dos sistemas mencionados: el de circulación, donde se efectúa la interacción entre los integrantes del grupo, el intercambio de mensajes de distinta especie (señales, indicios, símbolos, distin- tas redes de comunicación -Bavelas- o la conexión -Luce- entre ellas, etcétera), en una palabra: todos los procesos de legitimación de un campo apariencial, cuyo elemento domi- nante es el lenguaje . Y es en sus formaciones, donde hay que detectar -prioritariamente- los fenómenos ideológicos, regis- tros ilusorios, espectros que para existir deben barrer, nece- sariamente, con la producción. El encubrimiento fetichista de la actividad productiva crea una espesa "cortina de humo" que seguirá alimentando las infinitas coartadas instrumentales, experimentales, "científicas", de una incesante "prestación de servicios" psicosociológica.9 Sincrónicamente la circulación otorga un procedimiento alternativo de distribución de roles y liderazgos, permanente- mente desplazados hacia uno y otro miembro del grupo. Pero, no sólo se reparten papeles y condiciones directivas, sino también, los eventuales resultados que vayan surgiendo de la totalidad y los medios de producción que, previamente han sido "puestos" en manos de quien, en caso de mantenerlos, deten- tará el poder efectivo del grupo y su construcción cerrada, Princeps), como la tríada clásica sobre los líderes (autoritario, democrático y luisser faire) de K. Lewin, confeccionada en base a una dinámica de la influencia, marcan todas las detalladas "elaboraciones" de la psicología norteamericana (C. Barnard), a la vez que señalan la influencia de una dinámica imperialista —y su creación de ilusorios modelos democráticos de participación— sobre el célebre refugiado alemán. ahistórica. Cristalización que hará retornar un "reprimidode segundo grado" - la formación académica-, sin sus beneficios secundarios. Así que es en este sector donde habrá que estudiar los disímiles modos de propiedad del conocimiento, que rigen el "abanico" de los bienes creados en común. Recién ahora podemos explicitar que el producto obtenido es la TAREA. Pero, no cualquier tarea, sino una especial, porque es una producción real de conocimientos que no debe confundirse con aquella que se atribuye exclusivamente a los "grupos de trabajo"10, o sea: conocimientos teórico-prácticos acerca de una objetividad históricamente determinada. Aun- que para no caer en una simple o complicada "nomenclatura", es capital que el producto se oriente por su FUNCION11, término bastante cargado de ambigüedades, que enfocaremos como un proceso histórico-natural dado de una manera antagónica, que se halla fuera del grupo y que no debe confun- dirse con su "proyecto". Por eso, así programada, comportará un modo de explicación "por la coyuntura" (en sentido amplio), fuera de la cual los conocimientos no poseen validez ni ob- jetividad, siempre y cuando los refiramos a su producción y no a su utilización o servicio. De esta manera evitamos caer en un 9 La exploración de múltiples aspectos de los "procesos de fetichización" están bien marcados en el texto de J. Ranciére Le concept de critique et La critique de l'economiepolitique des "Manuscrista" de 1844 au "Capital", el que, a pesar de su formalismo, desarrolla uno de los mejores análisis sobre el asunto que se hicieron hasta el momento. Junto al ensayo de Ranciére está el número temático de la Nouuelle Revue de Psychanalyse dedicado a los "Objets du Fétichisme", que completa la visión de conjunto. 10 La racionalidad que asiste a dichos grupos queda aislada de los afectos que impulsarían, por ejemplo, a un grupo de "supuestos básicos". De tal manera unos se regirían por el pensamiento y otros por la emoción. Una división tan tajante como la establecida por Bion recuerda la dualidad sacralizada, en la cultura occidental, entre cuerpo y alma, espíritu y materia, etcétera. 11 La noción de función aquí se encuentra "depurada" de la carga que tiene en la sociología parsoniana, donde recubre en todos sus puntos, a la de necesidad mercantil. Tampoco posee el carácter de la función "que necesari- amente hay que llenar" o cometido ético-utilitarista, que, por encima de sus modalidades, se resuelve en un "deber ser" jurídico. neo-conceptualismo de corte estructural o estructuralista, que reduce el proceso productivo a una serie de invariantes - "siempre las mismas"- que encajan en diferentes relaciones combinatorias12. Para finalizar se comprende cómo de acuerdo con nuestra demarcación de los medios productivos en el devenir grupal, las formas de arbitrarlos y sus ilimitados perfeccionamientos, resulta improbable -no imposible- que alguien ostente los títulos de propiedad (la condena al duelo por la pérdida es el "virus" más potente de la enfermedad-propiedad)13. Como tampoco cabe la apropiación privada de los objetos que, de un golpe, se encuentran a disposición de la sociedad, en su con- junto. El efecto ideológico "des-ilusionador" de tal propuesta será, entonces, el de quiebra y reversión de las posturas pedagógicas -terapéuticas- que tienden a repetir o aludir un aprendizaje que solo indica al sujeto su inserción ciega en un sistema (institucional en distinto nivel e importancia) sin darle otros elementos que las reglas de un juego prefijado. 12 Combinar no es procesar. Para que esto se dé es clave volver a dar un lugar y no de mero "soporte"— a la subjetividad en el proceso productivo. Así observamos cómo los sujetos transforman realmente las complicadas instancias que los determinan. Procesos de "voladuras" que no se pueden explicar por combinaciones "ciegas" ni tampoco por "formas concientes" que son necesaria- mente deformantes, ilusorias, etcétera. Esto último, creemos, que es acertado si se refiere a la concepción clásica de la subjetividad (subjectum). En una palabra, hay que situar —ahora— teóricamente el problema de la conciencia de clase (Lukács, Korsch), dándose cuenta, abandonando la herida narcisística que toda crítica infiere, que esa conciencia clásica, fenomenológica, ubicada alusiva- mente , está dirigida por la lucha de clases; directividad que escapa a la "mirada" más sagaz, llena de "huecos" y sutilezas, y cuyo conocimiento reclama un tratamiento específico, según sea el modo y la situación consideradas. Un relevamiento de las distintas posiciones metodológicas, sus aportes y límites, se encuentran en el artículo de G. Baremblitt: "Consideraciones en torno al problema de la realidad en psicoanálisis y del psicoanálisis en la realidad". 13 La relación propiedad-duelo está claramente señalada en la parte final del texto de A. Bauleo: "Notas para una conceptualización sobre grupo". LO FANTASMATICO SOCIAL Y LO IMAGINARIO GRUPAL1 Eduardo Pavlovsky En 1968, durante los seminarios de entrenamiento de dinámica de grupo que Didi Anzieu realizaba anualmente en París, ocurrían simultáneamente los acontecimientos políticos sociales por todos conocidos. Esta simultaneidad de situaciones, la realización de los seminarios de dinámica de grupo en el mismo momento del acontecer social, le permitieron a Anzieu realizar algunas reflexiones y observaciones de las cuales rescataré las más importantes. Dice Anzieu: El desarrollo del seminario, considerado en su totalidad, me ha parecido una reproducción abreviada, en miniatura, del inconciente social en Francia en Abril y Julio de 1968. Y se pregunta más adelante: Un seminario que reposa exclusivamente en los llamados métodos de grupo, ¿no es acaso un sondeo de las capas más profundas del psiquismo colectivo? En otro párrafo, Anzieu también se refiere al surgimiento en el staff o equipo terapéutico, durante los seminarios, de u- na posición autoritaria que surgió como necesidad del equipo de estructurar un orden durante un momento de gran caos y anarquía entre los integrantes del grupo de seminarios, que 1 Relato leído en el Congreso de Psicopatología, realizado en el Colegio La Salle en 1982 en Buenos Aires. amenazaba la evolución normal del mismo. El propio staff se extrañó de la posición autoritaria que tuvo que tomar frente a la anarquía remante. El intercambio de opiniones puso en evidencia dos cosas. Por una parte, la fantasmática de una organización jerarquizada del saber y del poder (tipo de organización tan combatida en mayo) fue recono- cida como fantasmática común del equipo terapéutico, por identificación con este tipo de fantasmática social. Se debatió en el seminario la relación entre la dinámica del grupo del seminario y la evolución inconciente social en 1968 en Francia. Según Anzieu el equipo terapéutico se identificó con esta estructura del poder y del saber tan combatida en mayo, y actuó en el grupo ejterciendo el poder sobre los integrantes del seminario. Después de la "actuación", el equipo terapéutico reunido pudo "metabolizar, elaborar y modificar" esta identificación regresiva. En un trabajo que realizamos con Bauleo en 1976 y que titulamos "Psicoterapia en situaciones excepcionales"2 in- tentábamos caracterizar algunos fenómenos clínicos y de dinámica grupal que habíamos observado en nuestros grupos durante el lapso 1976-77, período caracterizado por la repre- sión política por todos conocido. En dicho trabajo nos formulábamos los siguientes inte- rrogantes: ¿Cómo eran las sesiones de psicoterapia de grupo durante ese lapso? ¿Qué efecto tenían en el específico campo de la producción imaginaria de la sesión, los acontecimientos sociopolíticos de ese período? ¿Qué fenómenos singulares observábamos en la transferencia, en la dinámica de grupo, en las fantasías incon- cientes grupales, en el cuadro sintomático de los integrantes y en las condiciones de seguridad del grupo? ¿Existía alguna singularidad específicadel proceso inconciente grupal y su 2 Contrainstitución y Grupos, A. Bauleo, Editorial Fundamentos, Madrid, 1975. relación con el inconciente social? En alguno de nosotros existe hoy una cierta necesidad de intentar describir el clima imperante en las sesiones durante ese período, a riesgo de sortear o eludir la fractura o solución de continuidad que sufrid el proceso de la psicoterapia de grupo en ese lapso. Porque hubo perturbaciones serias en el desarrollo de la psicoterapia de grupo en esos años. Desde allanamientos policiales en plena sesión de grupo, con la consecuencia de terapeutas desaparecidos, hasta sesiones en instituciones que se realizaron con policías dentro de la sesión. Se nos ocurre que no queremos ni debemos perder la mejnoria de esa época, precisamente porque trabajamos en la clínica con el recuerdo para evitar la repetición. Alguno de nosotros tenemos la necesidad de recuperar nuestra memoria para evitar fragmentar nuestra propia iden- tidad profesional. Pensamos que somos el testimonio clínico de una época que no debe volver a repetirse. Nuestro testimonio es también la psicoprofilaxis de toda forma de autoritarismo y fascismo futuro. Adorno, sugiere que para que no ocurra otro Auschwitz, no debe tratar de olvidárselo. La curación es recordar para no repetir. Si no recuerdo, repito. Si repito actúo. "La interiorización de las prohibiciones y prescripciones es tal, que la opresión constituye para los oprimidos la condi- ción de posibilidades del goce"3. El inconciente social, mediati- zado en momentos de excepción social por el grupo, selecciona los temas sobre los que podemos pronunciarnos. Hay palabras y temas censurados. Silencios recortados que hablan de cen- sura. Autocensura. Palabras mudas. Ausentes. La interiori- zación de la violencia se ha instalado en el grupo como obvia, 3 P. Legendre, El amor del censor. Ed. Anagrama, Barcelona, 1979. como natural. El discurso del grupo se recorta sobre una zona prohibida. Pero nadie prohibe nada. No es necesario. Prohibir es de alguna manera nombrar lo innombrable por contraste. La dialéctica de la persecución social se ha interiorizado. No hay explicitación del movimiento totalizador. Cualquier discurso que superase el límite previsible de lo pactado por la norma interiorizada, será regulado por el grupo mismo, o el portavoz de la violación será callado por el coro de otras voces. El grupo funciona como un censor de las individua- lidades más transgresoras de la norma social interiorizada. Entrenamiento de la regulación grupal en momentos ex- cepcionales del acontecer social. Misión especial. La autoregu- lación es la expresión de la mediatización represiva del grupo y cumple la función de preservación dentro del grupo. El grupo atempera. Adapta el lenguaje que subvierte. Corrige. Aminora imperceptiblemente. Todo individuo dentro del grupo que se animara a transgredir la prohibición, podría ser discriminado. Un síndrome general de adaptación. La frase que ame- naza es apoderada por un discurso. Otro, que asegura la sobre- vivencia y disminuye el ribete trágico del gran violador del PACTO. El PACTO es clave. No se puede nombrar lo innom- brable. Algo se torna innombrable. Algo ha de ser evitado de nombrar. La verdadera incertidumbre es no saber exactamente la palabra que no se debe nombrar. La verdadera incertidumbre es no saber exactamente la palabra innombrable. Reflejo del inconciente social. Registro asociativo de palabras nombradas y muerte. El inconciente social desborda los límites del grupo. Cada integrante "actúa" de acuerdo a su fisic du rol el personaje de una obra que habla de asesinatos, allanamientos y desaparecidos. Cada inconciente individual sigue sus leyes propias y recorta la singularidad de cada actuación. El grupo es hablado por el argumento del drama del inconciente social y su trama argumental. Cada integrante actúa un personaje principal de esta trama. Lo habla su inconciente individual, pero al servicio de una trama argumen- tal que alude o sugiere una fantasmática social. Inconciente social que se introduce en la intimidad-interioridad del grupo, de acuerdo a la excepcionalidad de las circunstancias sociales. "Psicoterapia de grupo en situaciones excepcionales", decía Bauleo. Descentramiento de la propia fantasmática grupal. ¿Descentramiento de los mitos familiares durante las guerras?4 Con esto nos referimos a que los grupos estructuran luego de su agrupamiento una configuración organizada a partir de un entrecruzamiento de proyecciones de los integrantes a los cuales se entrecruzan elementos representativos sociales de una manera tal que en esa configuración se escenifica la obra teatral, al cual no sólo han aportado los integrantes, sino que la sociedad ha suministrado el clima imperante. (Bauleo). CLIMA GRUPAL de intemperancias. Se tiene en el grupo terapéutico la impresión de que el enemigo acecha al grupo. No afuera. Sino dentro del grupo. Espera al acecho la palabra para el asesinato. Se sabe que no pero aún así, como diría Mannoni, se actúa como si acechara. Hay que cuidarse. Hay una escena que lo hace posible. El mismo personaje que pregunta puede ser el asesino. El asesino sin gajes. CLIMA DE TRAICION. Insisto: El violador, el asesino, el torturador, está allí presente en el grupo. Se sabe que no lo está, pero se actúa como si estuviera. Pluridimensional de las ansiedades confusionales. Pregunta: ¿Quién nos aterroriza? ¿Invención? ¿Recreación? Fábrica de miedos del gran EXORCISMO. El miedo no es imaginería. Vivencia del terror que nos asfixia. Sabemos que el torturador es invención. Allí en el grupo 4 F. Fanón, Los condenados de la tierra, Fondo de Cultura Económica, México, 1963. lo inventamos, que no está, certeza de convocatoria. Recreación nuestra. Lo sinistro del inconciente social que nos posee, lo circulamos. Lo patetizamos. Circulamos el terror de la convivencia con el monstruo. Lo recreamos entre nosotros para exorcizarlo. Recreación previa a todo EXORCISMO. Pero para exorcizarlo tenemos que creer que está allí, adentro, en el grupo, al acecho, esperando la palabra innombrable para caer sobre nosotros. El grupo sabe de qué se trata este asesinato. Sabe del improviso. De la trampa. De irrupciones. De la magia del no aparecer más. Está enterado. Nada es tan mágico como hacer desaparecer. Se corre el riesgo de no volver más. Recreamos entonces el drama del inconciente social. Lo reinventamos. Lo recreamos. Lo exorcizamos. Traemos los peores fantasmas del drama. Convocamos los protagonistas centrales y los encarnamos; pero como buenos actores tenemos que creer en lo que hacemos. Como buenos actores del método Stanislavsky. Tenemos que creer que nuestro enemigo está allí entre nosotros en el grupo, dispuesto a hacernos desaparecer. Insisto en la creencia. Si EL lo dispusiera somos hombres muertos o de- saparecidos. Tenemos la referencia de que en aquel mismo mundo que se llama realidad, se desaparece todos los días. La fantasía de desaparecer para siempre, no como muerte sino como pasaje a otro estado, a otro nivel, es una ansiedad te- rrorífica posible cuando la gente es secuestrada y no se sabe cómo, ni dónde, ni cuándo. Alguna vez nuestras fantasías agresivas vaticinaron la desaparición de nuestros padres, y por rebote la nuestra. Cero al infinito. Jugamos a que sea así, de lo contrario no vale el EXOR- CISMO. Para que haya exorcismo hay que creer en la obra teatral del inconciente social y sus terrores. Lo inventamos en el grupo, dentro del grupo. Siempre hay un sospechoso dentro del grupo, un elegido por el rol de la sospecha. Algún rasgo bizarro del sospechoso es aprovechado para invitarlo al escenario Fisic du rol. Nuestro mago de turno. Tiene poderes inventados. Pero lo creemos. El peligro es grande. La sospecha circula. El sospechoso se siente investido por el rol. Sabemos que es un buen compañero. Loreconocemos. Pero el efecto de la proyección lo transforma de golpe en sospechoso. Sabiduría grupal. Lo necesitamos para aterrorizarnos. Es nuestro candidato para el EXORCISMO. Ojo, inventamos al sospechoso, le ponemos carga de tor- turador, de asesino a sueldo. Pero EL también tiene que inventar. Si no inventa no vale. Le exigimos su monto de creación personal. La magia del fisic du rol y las proyecciones se produce. Una suerte de fascinacióny encantamiento. El sos- pechado asume su Rol con la magnificencia que corresponde al asesino. El secreto goce de producir miedo. El misterioso goce de aterrorizar con el terror del asesino. El íntimo goce de sentirse poderoso en este juego diabólico de imaginería. Y entonces ocurre el milagro: el sospechado, el elegido por la imaginería del grupo para el Exorcismo, dice de pronto las palabras justas que confirman la sospecha. Toma EL LIBRETO DE OTRO. Un libreto encima de otro libreto. Dos caras que se funden. Proyección sobreimpresa en otra proyección; y como el gran Actor, utiliza el titubeo, la duda y la pausa que conforman la sospecha. Responde con discurso de sospechado. Nadie se asombra de la Metamorfosis. Con Poder de la Magia suministrada por nosotros, el sospechoso responde con la interiorización de los gestos del OTRO. Insisto: lo miramos sobreimpreso. Inventamos con nuestra imaginería un SOSPECHOSO, de un compañero de grupo, y el compañero se hace sospechoso. Actúa como sos- pechoso, y como sospechoso tiene poderes mágicos. Puede ha- cernos desaparecer. Como decía Sartre de Genet: Una mirada lo clavó como ladrón y él se hizo ladrón. Reinventó la proyección a su gusto. Patetizó lo siniestro de sentirse mirado con la carga ajena. Si me miran ahora como LADRON, ENTONCES JODANSE, LES VOY A ROBAR. Pero voy a inventar mi manera de ROBAR. ESE ES MI DERECHO Y SERA MI SALVACION. Nadie proteste, dice Genet: Yo soy invención vuestra, pero los dejaré con los bolsillos vacíos. Ahora el sospechoso hace lo mismo. Nosotros Reinventa- mos el Terror. Dispusimos que alguien tenía que aterrorizar- nos . Y el sospechoso aceptó el reto. Como Genet, nos aterroriza. Escena de Terror infinito. Alguien puede nombrar lo innombrable y lo innombrable frente al sospechoso HACE DESAPARECER. Cualquiera puede caer en la TRAMPA. Para nosotros los gestos del sospechado son todos TRAMPA. TRAMPA para hacernos desaparecer. Para que nombremos lo innom- brable. Para que nos delatemos. El sospechoso como el TOR- TURADOR quiere DATOS PARA CONFIRMAR NUESTRA CULPABILIDAD. MAXIMO MOMENTO DE ALIENACION Y MAXIMO MOMENTO DE CREACION Y EXORCISMO COLECTIVO. (Cada grupo tiene su sospechoso, su asesino). El MAXIMO momento de terror es al mismo tiempo el punto más alto del Exorcismo. Puede durar varias sesiones. El CLIMAX DE TERROR llega al punto más alto. Alguien, entonces, dice la palabra que cierra el telón. A veces el Terapeuta. La FUNCION ACABA. Ceremonia del quite de máscaras. Ritual de camarín. Lavado. Presagio de un Nuevo Orden. Alivio Post Exorcismo. Reencuentro con AQUEL COMPAÑERO. EL DESTINATARIO DE NUESTRAS PRI- MERAS PROYECCIONES FAMILIARES. PERDIDA DE LA EXALTACION DE LA MAGIA DEL GRAN TEATRO. VUEL- TA A LA C OTIDIANEIDAD. EL ASESINO SIN SU MAQUILLAJE es más vulgar. Ya no ASUSTA A NADIE. No hay goce. No hay magia. No hay TERROR inventado. Lavueltaalacotidianeidad, a la vida íntima de los actores despues de la función. Pero el teatro tiene que volver. No hay psicoterapia sin argumento teatral. Intercambio de máscaras. Nuevos maquillajes que anuncian la próxima levantada de telón. Casi siempre la vida íntima de los actores es menos atractiva que los personajes que representan en los grandes DRAMAS sociales. La vida íntima es menos grandilocuente. SABOR A VIDITA. La pequeña rencilla narcisística de lo cotidiano, carece de la intensidad del GRAN TERROR IN- VENTADO. Habrá siempre en el grupo una secreta añoranza de los actores de aquella GRAN REPRESENTACION DEL IN- CONCIENTE SOCIAL, que HABLA de lo Innombrable, de ASESINATOS Y DESAPARECIDOS. Puede ocurrir que no EXISTA un elegido para la SOSPECHA, porque no hay fisic du rol, por ausencia del gesto bizarro para la gran proyección. Entonces la máscara del asesino pasa de cara en cara por cada uno de nosotros y cada cara para cada uno de nosotros puede ser siempre la cara del asesino, del sospechado. La máscara rotativa se transforma en un confuso caleidoscopio. Nadie puede salvarse alguna vez de ser el ASESINO. Todos ensayan el papel. Entonces todos tienen la carga de asesino y asesinado. Todos pueden hacer desaparecer y ser desapareci- dos. El horror de sentirse idénticos. No hay ningún rasgo que caracterice al sospechoso. Todos podemos serlo. El hermano puede serlo. El igual a UNO. Nada me diferencia. EL ASESI- NO NO SE DIFERENCIA DE MI. LA MASCARA DEL ASE- SINO ROTA EN EL GRUPO REPRODUCIENDO EL HO- RROR DEL ASESINO ESPECULAR. DESPUES DEL ENSAYO SE NOMINARA EL CANDI- DATO. El más sospechoso SERA EL TITULAR DE LA MASCA- RA DE LA CONFUSION A LA PERSECUCION. En la guerra del 76-77-78 no se halla presente la diferen- cia entre los contendientes, basada en la piel, raza, religión o lenguaje. No hay franceses que matan a los argelinos. No hay ingleses que matan a los argentinos. HAY ARGENTINOS que matan a ARGENTINOS. La circunstancia se transforma en una situación especu- lar. El enemigo se parece a nuestra imagen en el espejo. LA INSTITUCION DE LA MUERTE, RECREADA, REINVENTADA EN LA GRAN IMAGINERIA GRUPAL, PADECIENDO Y RECREANDO LOS TERRORES INFINI- TOS. COMO INTENTO DE ELABORAR LO IMPOSIBLE , A TRAVES DE LA ENCARNACION EN EL GRUPO DE LOS ACTORES PRINCIPALES DEL DRAMA DEL INCONCIEN- TE SOCIAL. LA INSTITUCION DEL PSICOANALISIS. SU PANORAMA ACTUAL, SU CRISIS Y SU FUTURO Gregorio F. Baremblitt 1. Entiendo por institución psicoanalítica el dispositivo socio-deseante articulado de su teoría, su método, su técnica y su movimiento, que integra organizaciones de reproducción de agentes (clínicos y reformuladores teóricos), así como asocia- ciones profesionales de inserción en lo jurídico, político, económico e ideológico, de las formaciones sociales en las que existe. Incluyo "last but not least", las diferentes categorías de sus consumidores y usuarios. 2. Entiendo por crisis a los efectos agudos concomitantes de: cuestionamiento, caducidad, aggiornamiento y producción que se operan con intensidad y características variables en cada una de las áreas del dispositivo descripto. Ella acontece debido a cambios procesuales en los Modos de Producción socio- deseantes de los que la Institución Psicoanalítica forma parte y con cuyas Instituciones se transversaliza en una red intrin- cada. De esa complejidad sólo aislaremos aquí algunos aspec- tos. 3. Examinando esta crisis en un nivel aparente pueden definirse áreas de auge y decadencia que resumiré de la siguiente manera: A) Auge movimentista, organizacional teórico y clínico, principalmente en Francia y Argentina (o mejor dicho en las ciudades capitales Parísy Buenos Aires). Este florecimiento se limita a una cierta multiplicación editorial, de organizaciones, agentes y usuarios, así como una "psicoanalit ización difusa de la cultura". Esta tendencia puede notarse también, aunque con in- tensidad mucho menor en países como Inglaterra, España, y Bélgica, o bien Brasil, Venezuela, Uruguay y México. B) Franca decadencia en los Estados Unidos de Norteamérica y en países que fueron significativos en ese sentido tales como Austria, Suiza, Hungría, Italia, Alemania Occidental y Bélgica. C) Virtual inexistencia en todo el Bloque Socialista, los países nórdicos, Japón y el resto del mundo. 4. Determinaciones económico-políticas amplias: La crisis mundial del Capitalismo y la de las naciones latinoamericanas en especial, afecta particularmente a las llamadas capas medias y a la pequeña burguesía; como es sabido, es en el seno de ese estrato