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FUNCION Y ESTRUCTURA DEL CUERPO HUMANO (122)

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94 Capítulo 5 Sistema tegumentario y membranas corporales
flujo sanguíneo de la piel o de los niveles de oxígeno 
sanguíneo puede causar una coloración rosada en 
estos individuos. Por el contrario, cuando dismi­
nuye la concentración sanguínea de oxígeno o cae 
en forma llamativa el flujo de sangre, la piel adquiere 
un color gris azulado, situación denominada cia­
nosis. En general, cuanto menos abundantes sean 
los depósitos de melanina en la piel, más visibles 
serán los cambios de color causados por las varia­
ciones del volumen o el nivel de oxígeno de la 
sangre. A la inversa, cuanto más oscura sea la pig­
mentación cutánea, menos apreciables resultarán 
esos cambios.
Unión dermoepidérmica
La unión entre la capa epidérmica superior, fina, y la 
capa dérmica inferior de la piel forma un tipo espe­
cializado de membrana basal denominada unión 
dermoepidérmica. Las células más profundas de la 
epidermis están muy juntas. Se mantienen unidas fir­
memente entre sí y a la dermis por debajo mediante 
uniones especializadas entre las membranas de células 
adyacentes, denominadas, en ocasiones, «puntos de 
soldadura» y por un tipo especial de gel que «pega» las 
dos capas de la piel juntas y proporciona soporte a la 
epidermis unida a su superficie superior. Pequeñas 
prominencias en forma de pezón, denominadas papilas 
dérmicas (que explicamos más adelante) tienen 
también un papel importante en la estabilización de la 
unión dermoepidérmica (v. fig. 5-2). Si la unión se 
debilita o es destruida, la piel se separa. Si esto ocurre 
en una zona limitada por quemaduras, lesiones por 
fricción o exposición a irritantes, pueden formarse 
ampollas. Cualquier desprendimiento amplio de una 
zona extensa de la epidermis respecto a la dermis 
supone un trastorno de gravedad que puede causar 
una grave infección y llevar a la muerte.
Dermis
La dermis es la más profunda de las dos capas 
principales de la piel y tiene un grosor mucho 
mayor que el de la epidermis. La resistencia mecá­
nica de la piel reside en la dermis. Se compone en 
gran parte de tejido conjuntivo. Sus células, a dife­
rencia de las de la epidermis, están relativamente 
separadas, con muchas fibras intermedias. Algunas 
fibras son fuertes y resistentes (fibras colágenas o 
blancas) y otras elásticas y extensibles (fibras elásti­
cas o amarillas).
Capa papilar. La región superior de la dermis se 
caracteriza por hileras paralelas de proyecciones lla­
madas papilas dérmicas, como muestra la figura 5-2.
La capa papilar toma su nombre de las papilas pre­
sentes en su superficie. Esas proyecciones ascenden­
tes son estructuras interesantes y útiles. Forman una 
parte importante de la unión dermoepidérmica y 
ayudan a mantener juntas las capas cutáneas. 
Además, forman las crestas y surcos de las huellas 
digitales, una característica útil para la identificación 
de los individuos.
Se pueden observar esas crestas en las yemas de 
los dedos y en las palmas de las manos. La figura 5-2 
ilustra cómo la epidermis sigue los contornos de las 
papilas dérmicas. Las crestas se forman algún tiempo 
antes del nacimiento. Su patrón no solo es único para 
cada individuo, sino que permanece constante a lo 
largo de la vida, dos hechos que permiten usar las 
huellas de los dedos de las manos o las de los pies 
con fines de identificación. La función biológica de 
las crestas cutáneas es mejorar la prensión al hacer o 
utilizar herramientas, por ejemplo, al andar descal­
zos sobre superficies lisas. La capa papilar y sus 
papilas están formadas, esencialmente, por elemen­
tos de tejido conjuntivo laxo y por un entramado 
delicado de fibras colágenas y elásticas finas (v. 
capítulo 3, pág. 54).
Capa reticular. El área más profunda de la dermis, o 
capa reticular, contiene una densa red de fibras entre­
lazadas. La mayoría de esas fibras son de colágeno y 
proporcionan resistencia a la piel. Sin embargo, 
también existen fibras elásticas, que proporcionan 
flexibilidad y elasticidad. Al envejecer el individuo 
disminuye el número de fibras elásticas en la dermis 
y la cantidad de grasa almacenada en el tejido subcu­
táneo. Aparecen arrugas y la piel se hace menos 
elástica, blanda y flexible (fig. 5-4).
Además de los elementos de tejido conjuntivo, la 
dermis contiene una red de nervios y terminaciones 
nerviosas especializadas para procesar información 
sensorial, como el dolor, la presión, el tacto y la tem­
peratura. A varios niveles de la dermis existen fibras 
musculares, folículos pilosos, glándulas sudoríparas 
y sebáceas y muchos vasos sanguíneos.
Tejido subcutáneo
Los anatomistas denominan a menudo al tejido sub­
cutáneo fascia superficial. No es una parte ni una capa 
de la piel. Es más profundo que la dermis, y crea una 
conexión entre la piel y las estructuras subyacentes 
del cuerpo, como el músculo y el hueso. Si alguna 
vez limpia una pieza de pollo antes de cocinarla, se 
producirá una separación de la piel en el «plano de 
disección» que existe entre la fascia superficial y las 
estructuras subyacentes. La naturaleza esponjosa del
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