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Crirterios de conceptualización de la Adultez Mayor

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Criterios para conceptualizar la Adultez Mayor 
Prof. Ps. Silvana Savoini 
Psiquiatría Adultos 
La adultez mayor es una categoría constituida socialmente que debe ser analizada en sus distintas dimensiones, 
incluyendo aspectos fácticos, materiales, históricos, políticos y simbólicos. 
Pensar la adultez mayor en clave socio histórica requiere abordar la sociología de las edades, que considera a la edad 
como un principio universal de organización social. Pese a ello, los criterios clasificatorios son ambiguos. La adultez 
mayor es una condición constituida socialmente pero que tiene una base material vinculada a la edad, que alude a 
fenómenos de orden biológico tanto como culturales. 
“Juventud, infancia o vejez, el tema que nos convoca, se convirtieron en categorías imprecisas con límites 
borrosos…para los biologicistas, ser adultos mayores se relaciona al hecho cronológico duro, tener más de 
sesenta años y encontrarse viviendo en una etapa biológica particular. Creemos que estas perspectivas son 
reduccionistas y que posicionados desde una mirada culturalista trabajaremos con mayor profundidad este 
paradigma.” (Urbaitel, 2010) pg. 87 
En el modelo culturalista, el sociólogo francés Bourdieu (Bourdieu, 1990) advierte que las fronteras entre juventud y 
vejez en todas las sociedades son objeto de lucha y constituyen una cuestión de poder, por eso hablamos también 
de política de edades. Por lo tanto, las clasificaciones son arbitrarias y se construyen en la lucha entre generaciones. 
Las clasificaciones por edad, por sexo y por clase, son siempre maneras de imponer límites y producir un 
determinado orden para que cada uno se ubique en su lugar. “La edad es un dato biológico socialmente 
manipulable” (Urbaitel, 2010) continúa diciendo. 
Desde algunas perspectivas, se realizan clasificaciones por grupos etarios como categorías vinculadas a la edad. Un 
ejemplo es considerar lo consensuado por la Asociación Internacional de Psicogeriatría (IPA) que puede 
esquematizarse de la siguiente manera (García Pulgarín, L. V.; García Ortiz, L.H., 2005): 
Adulto Mayor Joven: 55 a 64 años 
Adulto Mayor Maduro: 65 a 74 año 
Adulto Mayor Mayor: 75 a 84 años 
Anciano: 85 o más 
Sin embargo, desde el punto de vista del Derecho, la Convención Interamericana sobre Derechos 
Humanos de las Personas Mayores, define como “Persona Mayor” a aquella de 60 años o más. (Dabove, 
M. I; Fernandez Oliva, M.; Nawojczyk, E., 2017) 
Los términos vejez, adultez mayor, senectud, tercera edad, ancianidad, que solemos usar como sinónimos, difieren 
en sus orígenes etimológicos y significados. Pero no es nuestro objetivo el estudio semiótico de los vocablos. 
Según la Organización Mundial de la Salud: 
 La población mundial está envejeciendo rápidamente. Entre 2015 y 2050 la proporción de la población 
mundial mayor de 60 años se multiplicará casi por dos, pasando del 12% al 22%. 
 La salud mental y el bienestar emocional tienen la misma importancia en la edad mayor que en cualquier 
otro periodo de la vida. 
A continuación, adjuntaré fragmentos citados textualmente de algunos autores: 
Perfiles del constructo “ser adulto mayor” en la ciudad de Mar del Plata (Ramírez, 2013) 
“Desde la biología se ha definido al envejecimiento como un proceso natural de declinación pasiva, 
esencialmente cronológico, de duración variable, pero característicamente homogéneo para cada especie. 
Debido al aumento de la esperanza de vida y a la disminución de la tasa de fecundidad, la proporción de 
personas mayores de 60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de edad en casi 
todos los países. 
El envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo 
socioeconómico, pero también constituye un reto para la sociedad que debe adaptarse a ello para mejorar al 
máximo la salud y la capacidad funcional de las personas mayores, así como su participación social y su 
seguridad. A pesar de que en la última década la población argentina creció en casi 4 millones de personas, 
hay 25.378 niños menos que en el año 2001. En cambio, hay 517.028 mayores de 65 años y más, y ya son 
cerca de 3500 los habitantes mayores de 100 años, mientras que en el 2001 eran 1855. 
Es probable que la actual pirámide poblacional de gran base en Argentina, debido al incremento de la 
proporción de adultos mayores, se transforme para el año 2020 en una forma de pirámide invertida, similar 
a la de los países desarrollados. En las Ciencias de la Salud, hoy se contempla el denominado Envejecimiento 
Saludable, como un status óptimo espiritual, psico-físico y social que se logra al compás del paso del tiempo. 
De acuerdo con esta definición, condiciones de salud, funcionamiento físico óptimo, alto funcionamiento 
cognitivo, afecto positivo, y participación social, son los criterios generalmente aceptados para identificar 
esta forma de envejecer. 
¿Qué papeles asumen las personas mayores en la sociedad? Las personas de edad trabajan de forma 
remunerada o no remunerada, atienden a familiares y amigos, y colaboran tras la jubilación en 
organizaciones y asociaciones. También son consumidores no menores en la economía de sus países. 
Transmiten su experiencia a las generaciones más jóvenes y, de ese modo, les ayudan a reforzar sus 
aptitudes. Un elevado porcentaje de las personas mayores cuidan a sus nietos y otros parientes y amigos de 
forma regular y de ese modo, en el caso de los nietos, ayudan también a sus hijos. 
En vista del aumento de la población de personas mayores y de la situación socioeconómica de 
Latinoamérica, las universidades que promulguen políticas de extensión y de investigación orientadas a 
intervenir eficazmente en el denominado espacio institucional gerontológico, estarán apostando a mejorar la 
salud pública de las personas mayores pero también a un futuro distinto que las trasciende, en beneficio de la 
humanidad toda. 
 Los términos “adultos mayores”, “tercera edad”, “vejez”, aluden a una etapa de la vida, a un ciclo vital que, 
sin duda, es inevitable y significa cambios que suelen asociarse a discapacidad, fragilidad, impotencia, 
pasividad, enfermedad. Sin embargo, es evidente que hoy asistimos a modos diversos de envejecer; el perfil 
del “adulto mayor” es cada vez más diferenciado. No hay una manera de envejecer, sino una pluralidad de 
alternativas”. (Ramirez, 2013) 
Prejuicios “viejistas” y educación de mayores (González Oliveros, 2005) 
“El viejismo incluye niveles diferentes: 
 a) actitudes discriminatorias hacia los mayores; 
b) comportamientos improcedentes con los mayores; 
c) comportamiento intolerante e inadecuación en el trato, por parte de quienes proveen servicios para las 
personas de edad; 
d) discriminación de los mayores por políticas y prácticas institucionalizadas, tales como la jubilación 
obligatoria, menores aumentos de sueldo, impedimento para la promoción laboral, etc. 
Según Salvarezza el término viejismo: … define el conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones 
que se aplican a los viejos simplemente en función de su edad. En sus consecuencias son comparables a los 
prejuicios que sustentan contra las personas de distinto color, raza o religión, o contra las mujeres en 
función de su sexo. La diferencia radica sólo en el hecho de que los viejos no poseen ese estado en razón de 
su nacimiento en un medio determinado, sino que lo adquieren en razón de la acumulación de cierto 
número de cumpleaños (Salvarezza, 1991: 23). 
De acuerdo con Losada (2004), el viejismo (este autor lo denomina <<edadismo>>) ha sido señalado como la 
tercera gran forma de discriminación de nuestra sociedad, tras el racismo y el sexismo (Butler, 1980; 
Stallard y otros, 2002). Este tipo de actitudes está presente en la sociedad occidental actual (Palmore, 2001), 
probablemente incluso en mayor medida que el sexismo y el racismo, aunque es mucho más difícilde 
detectar (Levy y Banaji, 2002a). 
Por lo tanto, son necesarios esfuerzos tanto por parte de investigadores como de profesionales de los 
servicios implicados en la atención a este colectivo para afrontar las consecuencias que el mantenimiento de 
este tipo de actitudes plantea a las personas mayores en particular, y a la sociedad en conjunto (de 
Mendonça y otros, 2003). Algunas asociaciones, como por ejemplo la Asociación Americana de Psicología, ya 
han incluido como parte de su política de actuación la importancia de intervenir sobre las actitudes edadistas 
de los profesionales que la componen (APA, 2003). (González Olvieros, 2005) 
 
LEGISLACIÓN ARGENTINA VIGENTE SOBRE JUBILACIONES 
Una vez revisadas las nociones elementales sobre la adultez mayor, consideraremos la normativa vigente en 
Argentina respecto a la Jubilación. 
SISTEMA INTEGRADO DE JUBILACIONES Y PENSIONES Ley 24.241 
Sancionada: Setiembre 23 de 1993 Promulgada parcialmente: Octubre 13 de 1993 
LEY NACIONAL DEL SISTEMA INTEGRADO DE JUBILACIONES Y PENSIONES 
(Nota Infoleg: por art. 1° de la Ley N° 26.425 B.O. 9/12/2008 se dispone la unificación del Sistema Integrado de 
Jubilaciones y Pensiones en un único régimen previsional público que se denominará Sistema Integrado 
Previsional Argentino (SIPA), financiado a través de un sistema solidario de reparto, garantizando a los afiliados y 
beneficiarios del régimen de capitalización vigente hasta la fecha idéntica cobertura y tratamiento que la brindada 
por el régimen previsional público, en cumplimiento del mandato previsto por el artículo 14 bis de la Constitución 
Nacional. En consecuencia, elimínase el actual régimen de capitalización, que será absorbido y sustituido por el 
régimen de reparto, en las condiciones de la presente ley. Vigencia: a partir de la fecha de su publicación en el 
Boletín Oficial.) 
Capítulo II Prestación Básica Universal Requisitos Artículo 19.— 
Tendrán derecho a la prestación básica universal (PBU) y a los demás beneficios establecidos por esta Ley, los 
afiliados: 
a) Hombres que hubieran cumplido sesenta y cinco (65) años de edad. 
b) Mujeres que hubieran cumplido sesenta (60) años de edad. 
c) Acrediten treinta (30) años de servicios con aportes computables en uno o más regímenes comprendidos en el 
sistema de reciprocidad. 
 En cualquiera de los regímenes previstos en esta ley, las mujeres podrán optar por continuar su actividad laboral 
hasta los sesenta y cinco (65) años de edad; en este supuesto, se aplicará la escala del artículo 128. Al único fin de 
acreditar el mínimo de servicios necesarios para el logro de la prestación básica universal se podrá compensar el 
exceso de edad con la falta de servicios, en la proporción de dos (2) años de edad excedentes por uno (1) de 
servicios faltantes. A los efectos de cumplimentar los requisitos establecidos precedentemente, se aplicarán las 
disposiciones de los artículos 37 y 38, respectivamente. 
Para más información sobre las normativas, ingresar a http://www.mecon.gov.ar/ sitio web del Ministerio de 
Hacienda y Finanzas Públicas. Presidencia de la Nación 
 
 
 
 
Bibliografía 
Bordieu, P. (1990). Sociología y cultura. México: Grijalbo. 
Dabove, M. I; Fernandez Oliva, M.; Nawojczyk, E. (2017). Persona Mayor. 
García Pulgarín, L. V.; García Ortiz, L.H. (2005). El adulto mayor maduro: condiciones actuales de vida. Revista Médica 
de Risaralda. 
González Olvieros, L. (2005). Prejuicios "viejistas" y educación de mayores. V Congreso Internacional Educación y 
Sociedad. Granada: Universidad de Granada. 
Ramirez, A. S. (2013). Perfiles del constructo ser adulto mayor. IntraMed Journal. 
Urbaitel, P. (2010). Educación y adultos mayores: entre potencialidades y obstáculos. Revista Cátedra Paralela, 82-
100. 
 
 
 
 
 
http://www.mecon.gov.ar/

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