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Anatomía y fisiología del cuerpo humano134 de f lujo sanguíneo, y la vasoconstricción de una reducción de éste. Las arterias musculares pequeñas y las arteriolas tienen basalmente una cierta tensión activa o tono vasomotor, que es consecuencia de mecanismos intrínsecos con un componente miógeno y un componente humoral. A su vez la actividad ner- viosa vegetativa y numerosos factores humorales circulantes y locales, pueden afectar al calibre de los vasos precapilares, de manera que el f lujo tisular es el resultado de la interacción de los efectos de múltiples factores humorales, metabólicos y nerviosos sobre el músculo liso vascular. 3.8.1. Regulación del flujo sanguíneo La regulación del aporte de sangre a los tejidos y órganos está re- gulada localmente por factores procedentes del mismo tejido que actúan sobre la circulación precapilar. Cuando aumenta la activi- dad metabólica de un tejido, aumenta la producción de sustancias con acción vasodilatadora como el dióxido de carbono (CO 2 ), los hidrogeniones (H+) (pH), los iones potasio, el lactato, la adeno- sina, el ADP; dichos factores difunden a los vasos precapilares produciendo aumento del flujo en el tejido. Asimismo cuando aumenta la actividad metabólica de un tejido se produce una ca- rencia relativa de oxígeno como consecuencia de su utilización. El oxígeno es necesario para la contracción eficaz del músculo liso vascular, por tanto, si no se produce un aporte adecuado de oxígeno, existiría una tendencia a la relajación de éste; consecuen- temente, la deficiencia relativa de oxígeno, se acompaña de una vasodilatación que producirá un aumento del flujo sanguíneo para compensar dicha deficiencia. Cuando la concentración de oxíge- no en el tejido aumenta por encima de un cierto nivel, se produ- cirá una contracción que reduciría de nuevo el aporte sanguíneo al tejido. Se ha propuesto además, que la carencia relativa de otros nutrientes, como la glucosa, ciertos aminoácidos o ácidos grasos, podría asimismo ser mediadora de una vasodilatación compensa- dora. Probablemente, todos estos mecanismos y factores conjun- tamente sean responsables del aumento de flujo sanguíneo en un tejido cuando aumenta la actividad metabólica de éste. 3.8.2. Autorregulación del flujo Además de la regulación metabólica del flujo, en todos los tejidos existe un mecanismo general de autorregulación cuyo objetivo es evitar que exista una gran variación del flujo proporcional a cam- bios de la presión arterial, es decir, tiene por objeto mantener el flujo lo más constante posible aunque se modifique la presión ar- terial. El aumento de la presión de perfusión de un tejido se acom- paña, de manera inmediata, de un aumento del flujo sanguíneo, pero en pocos segundos o minutos, el flujo tiende a normalizarse de nuevo mediante el proceso de autorregulación (Fig. 5.29). El mantenimiento del flujo sanguíneo, independiente de los cam- bios de la presión arterial, es ventajoso para el funcionamiento adecuado de los tejidos y órganos, siendo de especial relevancia en órganos vitales como el corazón y el cerebro ya que evitan que el flujo sanguíneo en estos órganos pueda variar con los cambios frecuentes y normales de presión arterial sistémica. El rango de presiones de autorregulación es entre 60 y 180 mmHg, durante el cual, el flujo sanguíneo se modifica relativamente poco. Por deba- jo de 60 mmHg el flujo disminuye, y por encima de 180 mmHg aumenta. Por tanto, se puede definir la autorregulación del flujo sanguíneo como una respuesta activa y rápida de la pared de los vasos, que aumentan o disminuyen su diámetro (resistencia), para mantener el flujo sanguíneo dentro de un nivel de normalidad a pesar de cambios en la presión de perfusión. Ello asegura un flujo capilar que permita un intercambio de gases y nutrientes adecuado. Se han propuesto dos teorías para explicar cómo se produce la autorregulación del flujo sanguíneo, la teoría metabólica y la teoría miógena. La primera se basa en los principios señalados anteriormente, de manera que cuando la presión de perfusión aumenta se produce un aumento de flujo que aporta un exceso de oxígeno y de nutrientes, y produce un desplazamiento rápido de sustancias vasodilatadoras producidas por el metabolismo ti- sular (CO 2 , ADP, hidrogeniones, adenosina, etc.). Esta situación hace que, al cabo de pocos segundos, se produzca una cierta va- soconstricción que disminuirá el exceso de flujo producido por el aumento de presión. La disminución de la presión de perfusión producirá una carencia relativa de oxígeno y una acumulación de los metabolitos tisulares, produciéndose una vasodilatación que volverá a aportar el flujo de sangre necesario. La teoría miógena se basa en que el aumento de la presión de perfusión produce la distensión de la pared vascular y un aumento de flujo sanguíneo; a continuación, de manera casi refleja se produce una contracción del músculo liso, que reduce la sección de los vasos y tiende a disminuir el flujo inicialmente incrementado. Lo más probable es que ambos mecanismos actúen conjuntamente en la autorre- gulación del flujo. 3.8.3. Regulación extrínseca de la circulación Además de esta regulación metabólica y autorregulación en los tejidos, existe una regulación extrínseca general que se ejerce sobre las arterias pequeñas y arteriolas, y depende de la actividad del SNS y SNP, de una serie de hormonas circulantes y de factores (A) Agudo Presión arterial (mmHg) Fl uj o sa ng uí ne o (x n or m al ) (B) Largo plazo 2.5 2.0 1.5 1.0 0.5 0 0 50 100 150 200 250 Figura 5.29. Curvas de autorregulación producidas por cam- bio rápido (minutos) o lento de la presión arterial. https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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