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Anatomía y fisiología del cuerpo humano160 te y más controlada fisiológicamente (sudación). Las pérdidas por evaporación están más ligadas a la termorregulación que al equi- librio hídrico, aunque puede tener importancia para el equilibrio hídrico en situaciones de aceleración metabólica como la fiebre o de aumento marcado de la temperatura ambiental. Estas pérdidas se compensan con la ganancia de agua por parte del organismo. Ésta proviene de tres fuentes: 1) el agua bebida; 2) el agua conte- nida en las comidas sólidas; 3) el agua endógena, producida en los procesos metabólicos oxidativos. La cantidad obtenida en estos 2 últimos procesos suele ser menor que las pérdidas de agua, por lo que es necesario la ingesta de agua para mantener el equilibrio hídrico. El organismo mantiene la osmolaridad de los líquidos corpo- rales en un valor constante de 290±10 mOsm/L con oscilaciones no superiores al 2-3% mediante: • La formación de una orina concentrada, que regula la ex- creción de agua. • El mecanismo de la sed, que controla la ingesta de agua. Los mecanismos de concentración y dilución de la orina Los riñones mantienen el equilibrio entre la ingesta y la excreción de agua mediante su capacidad de producir una orina concentra- da o diluida, en función del grado de hidratación de la persona. El riñón, gracias a este mecanismo, puede modificar el volumen urinario entre valores que van desde 500 a 1800 mL/día y así ha- cer frente a las grandes variaciones que se producen en la ingesta de agua, además de las pérdidas de agua por vías no renales (p. ej., sudor y pérdidas gastrointestinales). En condiciones normales, el 80% del agua se reabsorbe antes de llegar al túbulo distal, inde- pendientemente del balance de agua corporal; por lo que los ajus- tes en el balance de agua resultarán del control del 20% restante del agua inicialmente filtrada en el glomérulo. La generación de una orina concentrada o diluida se explica mediante la existencia de un mecanismo multiplicador de contracorriente. El mecanismo multiplicador de contracorriente Este mecanismo genera la hiperosmolaridad del intersticio de la médula renal y depende de: • La distinta permeabilidad del asa de Henle al agua y a los solutos. • La especial disposición anatómica del asa de Henle y de los capilares de la nefronas yuxtamedulares (los vasa recta). Este mecanismo se llama multiplicador porque aumenta la osmolaridad del intersticio medular desde 300 mOsm/L hasta cerca de 1200 mOsm/L, y de contracorriente porque el flujo del líquido tubular tiene direcciones opuestas en el asa de Henle ascendente y descendente. En un sistema simplificado ilustrado en la Figura 6.14, se observa que inicialmente, el fluido que entra en la rama descendente del asa de Henle es isoosmótico con el plasma (300 mOsm/L), pero según avanza por el asa de Henle incrementa su concentración a medida que se produce una difu- sión neta de agua hacia el intersticio, con una mayor osmolaridad; la salida de agua se producirá hasta que se igualen la osmolaridad en ambos compartimientos. El mecanismo que genera esta dife- rencia de osmolaridad es el transporte activo de sodio y cloro que se produce en la rama ascendente del asa de Henle. Este trans- porte no está acompañado de movimiento de agua, ya que este segmento es impermeable a ésta. De esta manera, se establece un gradiente de concentración a través de la pared de la rama ascen- dente del asa de Henle, que es multiplicado por la presencia de un flujo contracorriente. La máxima diferencia que se puede alcanzar en la concentración osmótica entre del fluido del túbulo proximal y del extremo de la papila puede ser de 900 mOsm/L. La urea desempeña un papel adicional importante en la ge- neración de la hiperosmolaridad del intersticio medular (aproxi- madamente un 50%). Por ello, en una situación de una ingesta pobre en proteínas, la producción metabólica de urea se re- duce, disminuyendo la capacidad del riñón para concentrar la orina. La elevada concentración intersticial de urea se produce por difusión siguiendo el gradiente favorable de concentración existente entre el conducto colector medular y el intersticio. La ADH, actuando tanto en el túbulo colector cortical como en el medular, permite el paso de agua al intersticio, con el con- siguiente aumento de la concentración intratubular de urea en los segmentos corticales y de la médula externa, que son imper- meables a la misma. Por el contrario, la permeabilidad a la urea en la parte más inferior del conducto colector medular es eleva- da. Una parte de la urea que se acumula en el intersticio entra nuevamente al túbulo en el asa ascendente delgada de Henle a favor de gradiente. Como el volumen del intersticio medular es relativamente pequeño, la cantidad de urea necesaria para con- seguir altas concentraciones en ese compartimiento es también pequeña. Por lo que la acumulación intersticial de urea no afecta la eliminación de la misma. El gradiente de concentración intersticial que genera el sis- tema multiplicador de contracorriente de las asas de Henle se mantiene por los vasos sanguíneos de la médula renal, los vasa recta. Éstos tienen una estructura en forma de «U», similar a la del asa de Henle, y corren paralelos y próximos a ésta, formando un sistema de intercambio de contracorriente. Los vasa recta son permeables a solutos y al agua, por ello, a medida que la sangre desciende por la médula, se produce una difusión de solutos hacia su interior y de agua hacia el exterior para igualar la concentra- ción osmótica con el intersticio que le rodea, pudiendo alcanzar el plasma una concentración de 1200 mOsm/L en la zona más interna de la médula. A medida que la sangre fluye por el seg- mento ascendente de los vasa recta, ocurre el efecto contrario, es decir, la difusión de solutos hacia la médula y la entrada de agua en los vasa recta, haciendo que la osmolaridad plasmática sea cada vez menor. Este mecanismo facilita el intercambio transcapilar de nutrientes, y agua sin eliminar el gradiente de concentración de la médula renal. Finalmente, la presencia o no de la ADH determina la for- mación de una orina concentrada o diluida al controlar la per- meabilidad al agua en el túbulo colector. En ausencia de ADH, los túbulos colectores son impermeables al agua por lo que no se produce reabsorción de agua, y se eliminará una orina hipo- osmótica (Fig. 6.15). En presencia de ADH, aumenta la per- meabilidad del túbulo colector al agua y se produce una concen- https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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