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anatomia y fisiologia del cuerpo-279

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Anatomía y fisiología del cuerpo humano264
dos. Esta última, a su vez, es procesada por enzimas de conversión, 
generando insulina y una pequeña fracción peptídica (péptido C), 
secretadas en cantidades equimolares. La insulina se almacena en 
gránulos dentro de las células de los islotes pancreáticos, que 
se secretan pasando rápidamente a la sangre para disminuir los 
niveles de glucosa en la misma. La insulina es la principal hor-
mona anabólica que promueve el almacenamiento de nutrientes: 
almacenamiento de glucosa en forma de glucógeno en hígado y 
músculo, conversión de glucosa en triacilgliceroles en el hígado y 
su almacenamiento en el tejido adiposo y captación de aminoá-
cidos y síntesis de proteínas en el músculo esquelético. También 
aumenta la síntesis de albúmina y otras proteínas de la sangre por 
el hígado. Además, la insulina promueve la utilización de glucosa 
por los tejidos (Fig. 9.23).
El estímulo más importante de la secreción de insulina es pre-
cisamente la glucosa. La célula se comporta como un detector 
de glucosa que se dispara cuando ésta sube. La insulina disminuye 
los niveles de glucosa actuando a 3 niveles fundamentalmente:
Actúa sobre el hígado facilitando la síntesis de glucógeno, so-
bre el músculo facilitando también la síntesis de glucógeno y de 
proteínas. Sobre el tejido adiposo incrementa la síntesis de gra-
sa. Es por lo tanto una auténtica hormona de la abundancia que 
se produce cuando los niveles de azúcar son altos después de las 
comidas, almacenando dicho azúcar en forma de grasas o de glu-
cógeno para los períodos de escasez.
La insulina controla el consumo y la movilización de com-
puestos energéticos tras la ingesta, gracias a sus diversos efectos 
sobre las células sensibles a la hormona. Su efecto central es 
permitir la entrada de glucosa a las células, en particular del 
hígado, tejido graso y músculo, para su utilización ya sea en la 
vía oxidativa, en la cual da lugar a energía, agua y dióxido de car-
bono; o no oxidativa, en la que la glucosa es almacenada como 
glucógeno hepático o muscular (Fig. 9.23). Durante los perío-
dos de ayuno el hígado libera grandes cantidades de glucosa, 
independientemente de la presencia de insulina, pero después 
de una comida, la absorción intestinal de carbohidratos hace que 
las concentraciones de glucosa en sangre aumenten con rapidez 
y ello estimula la secreción pancreática de insulina. Gracias a 
la actividad hormonal, los adipocitos, las células musculares y 
los hepatocitos captan la glucosa sanguínea y al mismo tiempo, 
se inhibe la secreción de glucagón, de modo que disminuye la 
liberación hepática de glucosa. Además, la insulina favorece el 
transporte de aminoácidos al interior de las células, estimulando 
de manera indirecta la síntesis de proteínas; tal fenómeno tiene 
lugar en los hepatocitos, las células del músculo esquelético y los 
fibroblastos. Por otra parte, al menos cuatro sistemas diferentes 
de transporte de aminoácidos se activan en presencia de insulina 
y esta hormona disminuye la actividad lisosomal, disminuyendo 
el catabolismo intracelular de las proteínas en las células mus-
culares y hepáticas.
Figura 9.22. Estructura macroscópica y microscópica del páncreas endocrino. Estructura del islote de Langerhans con sus
diferentes tipos celulares.
CÉLULAS ALFA
(Glucagón)
Esófago
Aorta
Vesícula biliar
ACINO EXOCRINO
CÉLULAS PP
(Polipéptido
pancreático)
CÉLULAS DELTA
(Somatostatina)
CÉLULAS BETA
(Insulina)
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