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CAPÍTULO 27 Aparato reproductor masculino 1035 Repaso • La comprensión de la anatomía reproductora masculina puede ser benéfica si se recuerda la cintura pélvica (p. 265) y los músculos del piso pélvico (p. 341). • La estructura de los cromosomas (p. 119), el cariotipo humano (p. 134) y la mitosis (p. 133) son importantes para comprender la producción de espermatozoides. • El desarrollo y la función sexual del adulto dependen de las gonadotropinas y los esteroides sexuales estudiados en las páginas 641 y 651 a 652. Debe conocerse la anatomía de la hipófisis y el mecanismo de la inhibición por retroalimentación negativa (p. 643). y combinan sus genes en un cigoto2 (huevo fertilizado). Los gametos deben tener dos propiedades para que la reproducción tenga éxito: movilidad para que puedan entrar en contacto, y nutrientes para el embrión en desarrollo. Una sola célula no puede realizar ambas funciones de manera óptima, porque para contener nutrientes debe ser grande y pesada, y esto resulta inconsistente con la necesidad de la movilidad. Por tanto, estas tareas suelen dividirse entre dos tipos de gametos. El pequeño y móvil (poco más que DNA con un propulsor) es el espermato- zoide, y el grande, cargado de nutrientes, es el huevo (óvulo). Por defi nición, en cualquier especie que se reproduce de manera sexual, un individuo que produce un huevo tiene sexo o género femenino, y uno que produce espermatozoides es masculino. Estos criterios no son siempre tan simples, como se ve en ciertas anormalidades del desarrollo sexual. Sin embar- go, desde el aspecto genético, cualquier ser humano con un cromosoma sexual Y se clasifi ca como masculino, y cualquiera que carece de él, como femenino. En mamíferos, los individuos de género femenino son las hembras, que proporcionan un entorno interno protegido para el desarrollo y la nutrición del embrión. Para que se presente la fertilización y se produzca el desarrollo dentro de la hembra, un macho debe tener un órgano copulador, el pene, para intro- ducir sus gametos en el aparato reproductor femenino, y la hembra debe tener un órgano copulador, la vagina, para recibir el esperma. Es la diferencia más obvia entre los sexos, pero el aspecto puede ser engañoso (véase la fi gura 17.29, p. 670, y consúltese el recuadro “Conocimiento más a fondo 27.1”). Revisión general del aparato reproductor El aparato reproductor en el hombre sirve para producir espermatozoides e introducirlos en el cuerpo femenino. El aparato reproductor femenino produce óvulos, recibe los espermatozoides, proporciona la unión de estos gametos, alberga al feto, lo da a luz y alimenta al descendiente. El aparato reproductor consta de órganos sexuales masculi- nos y femeninos. Los órganos sexuales primarios, o gónadas,3 son órganos que producen los gametos (testículos en el hombre y ovarios en la mujer). Los órganos sexuales secundarios son los órganos adicionales a las gónadas que son necesarios para la reproducción. En el hombre, constituyen un sistema de con- ductos y glándulas, además del pene, relacionado con el alma- cenamiento, la supervivencia y el transporte de los esperma- tozoides. En la mujer, incluyen la trompa de Falopio, el útero y la vagina, relacionada con la unión del espermatozoide y el hue- vo, y el albergue del feto. De acuerdo con la ubicación, los órganos reproductores se clasifi can como genitales externos e internos (cuadro 27.1). Los genitales externos se localizan en el perineo (véase la fi gu- ra 27.6). La mayor parte de éstos son visibles desde el exterior, excepto por las glándulas accesorias del perineo femenino. Los genitales internos se localizan sobre todo en la cavidad pélvi- ca, excepto por los testículos masculinos y algunos conductos relacionados contenidos en el escroto. A partir de lo que se ha aprendido sobre la complejidad estructural y funcional del cuerpo humano, parece una maravilla que siquiera funcione. Sin embargo, el hecho es que aun con la medicina moderna no se puede mantener funcionando por siempre. El cuerpo sufre varios cambios degenerativos a medida que envejece. Pero los genes de una persona viven en nuevos contenedores: los descendientes. La descendencia es el tema de estos tres últimos capítulos. En éste se examinan algunos aspectos generales de la biología reproductora humana y luego se centra en la función del hombre en la reproducción. En el capítulo 28 el enfoque recae en la mujer, y en el capítulo 29 en el desarrollo embrionario del ser humano y en los cambios en el otro extremo de la vida: la vejez. 27.1 Reproducción y desarrollo sexuales Resultados esperados del aprendizaje Cuando haya completado esta sección, el estudiante podrá: a) Identificar las diferencias biológicas más fundamentales entre hombre y mujer. b) Definir órganos sexuales primarios, secundarios y caracterís- ticas sexuales secundarias. c) Explicar la función de los cromosomas sexuales en la deter- minación del sexo. d) Explicar cómo el cromosoma Y determina la respuesta de las gónadas fetales a las hormonas prenatales. e) Identificar los genitales masculinos y femeninos homólogos entre sí. f) Describir el descenso de las gónadas y explicar por qué es importante. Los dos sexos La esencia de la reproducción sexual es que resulta biparental: el descendiente recibe genes de los dos padres y, por tanto, no resultan idénticos desde el aspecto genético. Para lograr esto, los padres deben producir gametos1 (células sexuales) que unen 1 gamet = novio. 2 zygot = yugo, pareja. 3 gon = semilla.
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