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d-tst-2012-02

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Museo del Ferrocarril de Madrid
Paseo de las Delicias, 61
Viernes 27 de abril de 2012
18:30 horas, Coche restaurante, vía 4
D-TST-2012-02: La historia de la contabilidad y su 
contribución a la historia económica 
 
Nuestro segundo invitado de 2012, Esteban Hernández Esteve (Barcelona, 1931), ha 
llevado en paralelo una larga trayectoria profesional como investigador en universidades 
españolas y como gestor dentro del Banco de España. Dentro de su formación, destaca 
la obtención del título de Intendente Mercantil por la Escuela de Altos Estudios 
Mercantiles de Barcelona, en 1954, y del grado de Doctor por la Universidad de 
Colonia-Alberto Magno, en 1964. Ha sido profesor de Economía Política en la 
Universidad Complutense de Madrid y en el CEU. Desde el año 2002 fue nombrado 
como profesor honorario por la Universidad Autónoma de Madrid. 
Como investigador, ha publicado una decena de libros y es autor de un centenar de 
artículos en revistas académicas de España, Gran Bretaña, Italia, Estados Unidos o 
Turquía, sobre cuestiones de la historia de la contabilidad, de las finanzas o de la 
economía. Ha sido presidente de la Comisión de Historia de la Contabilidad de AECA 
(Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas) desde su 
fundación en 1992. Desde el año 2012 ha sido nombrado Miembro de Honor de esta 
Asociación. También, ha sido Chairman of the Board of Trustees of the Academy of 
Accounting Historians de Estados Unidos, de 2005 a 2010. Y es editor de la revista on-
line De Computis. Revista Española de Historia de la Contabilidad. Spanish Journal of 
Accounting History, desde su creación en 2004. 
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Además, como profesional de la banca, comenzó como empleado administrativo en el 
Banco de Vizcaya de Barcelona, entre 1947 y 1954, pasando a formar parte del cuerpo 
de técnicos superiores del Banco de España, también en la ciudad condal, desde ese año 
a 1958. Una vez concluida su tesis doctoral en Colonia, se incorporó como Economista 
al Servicio de Estudios del Banco de España, en Madrid, en 1964, pasando a ser Jefe 
Superior del Banco de España entre 1972 y 1982, y, finalmente, Subdirector General del 
Banco de España entre esta última fecha y 2001. 
Ha recibido numerosas distinciones y premios, entre los que podemos citar: Hourglass 
Award , concedido por la Academy of Accounting Historians en 1984 y 1995; Académico 
correspondiente para Madrid de la Real Academia de Ciencias Económicas y 
Financieras, de Barcelona (2000); Festschrift editada en su honor el año 2002 por la 
revista inglesa Accounting, Business and Financial History; Lifetime Achievement Honor 
concedido en 2009 por MUFAD (Turkish Association of Accounting and Finance 
Academicians); e ingresó como Académico de número de la Real Academia de 
Doctores de España (2010). 
Dentro de sus preocupaciones como investigador, ha trabajado en numerosas ocasiones 
las relaciones, no siempre coordinadas, entre la historia económica y la historia de la 
contabilidad. Para los organizadores de los Debates de TST, especialmente interesados 
en las herramientas de estudio de las empresas y las organizaciones relacionadas con el 
desarrollo de los transportes, los servicios y las telecomunicaciones, este enfoque resulta 
muy adecuado para los fines que se persiguen con estos debates. 
Para el profesor Hernández Esteve, la contabilidad es tan antigua como la Humanidad. 
Desde que el hombre es hombre, y aun mucho antes de conocer la escritura, ha tenido 
necesidad de guardar memoria de magnitudes económicas. La necesidad de llevar 
cuentas es tan consubstancial al hombre que la escritura fonética no fue producto del 
deseo de escribir relatos de dioses o héroes, o de dejar permanente y visible constancia 
de leyes como se creía hasta ahora, sino de aquella necesidad. 
En el seminario desarrollado en la sede del Museo del Ferrocarril de Madrid el día 27 de 
abril, el ponente planteó una exposición dividida en cinco apartados básicos más unas 
conclusiones a modo de balance. En primer lugar, los orígenes y el concepto de 
contabilidad, a continuación se trataría sobre el origen de la escritura fonética, como 
paso previo, para después hacer una breve incursión en la introducción de la escritura 
arábiga en occidente y su incidencia en el desarrollo de la contabilidad, para explicitar 
después una interpretación de las etapas que fueron cubriéndose en la evolución 
constante de las técnicas contables. Finalmente, y antes de la conclusión, se hizo una 
incursión en el ejemplo del estudio de la guerra entre Felipe II y la Santa Sede, entre 
1556 y 1559, como un modo de entender cómo el conocimiento de la historia contable 
puede ser crucial para entender y explicar mejor la historia económica de nuestro 
mundo. 
En el primer apartado dedicado a los orígenes y a la fijación de conceptos, Hernández 
Esteve nos recordó que la contabilidad es un lenguaje conceptual que sirve para definir, 
clasificar, interpretar y guardar memoria de magnitudes cuantitativas intervinientes en 
operaciones económicas. Estas magnitudes quedan registradas formando un conjunto 
cerrado y completo, con expresión explícita de las interrelaciones que las unen, así 
como de su corrección y exactitud, comprobadas mediante el ajuste de datos. 
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En este sentido, también es importante recoger que la historia de la contabilidad es una 
actividad de investigación histórica multidisciplinar, con dedicación preferente a la 
historia económica, su disciplina madre. Su objetivo primordial es el de obtener todos 
los conocimientos que puedan extraerse del estudio y análisis de los libros de cuentas y 
de la demás documentación contable, en combinación, y esto es importante, con los 
texto doctrinales de contabilidad del pasado. 
Aunque pueda sorprendernos, la contabilidad es una actividad tan antigua como la 
propia humanidad y se extiende a todas las actividades humanas que tienen una 
vertiente económica, y que manejen magnitudes mensurables, para ser recordadas y 
tomadas en consideración. Así, aún mucho antes de conocer la escritura, el hombre ha 
necesitado llevar cuentas, guardar memoria y dejar constancia de datos relativos a su 
vida económica y a sus bienes patrimoniales. Estos registros podrían referirse a aquello 
que recolectaba, cazaba, elaboraba o consumía, a aquello que almacenaba, prestaba o 
enajenaba, etc. 
 
Es interesante, nos recordaba Esteban Hernández, recoger el hecho de que casi todas las 
actividades humanas necesiten llevar cuentas de una forma u otra, con mayor o menor 
complejidad, lo que convierte precisamente a la historia de la contabilidad en una vía 
privilegiada de aproximación a cualquier clase de investigación histórica en la que se 
hayan generado estas actividades contables. Aunque son muchas las que se han 
destruido, no pocas se han conservado y los archivos están llenos de libros o legajos de 
cuentas nunca tocados por la mano del historiador. Aquí radica el interés y la 
importancia que debe tener la contabilidad para los estudios de historia económica. 
Existen dos fines distintos de la contabilidad. En primer lugar, la cuenta que un agente 
lleva del principal, a efectos de la rendición de cuentas, y por otro lado, la gestión de la 
cuenta de los propios negocios. Estos fines diferenciados dan lugar a dos tipos distintos, 
aunque algunas veces solapados, de contabilidad: cargo y data, con un solo libro; 
partida doble, con dos libros. 
Después de esta introducción, el profesor Hernández Esteve hizo una sugerente 
incursión en los orígenes de los signos escritos que llevaron a la invención de la 
escritura fonética. En este sentido recordó la importancia de las tablillas de arcilla del 
periodo mesopotámico con caracteres protocuneiformes, conocidas con detalle por las 
investigaciones de Hans Nissen,Peter Damerow y Robert Englund (1990). Explicó que 
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los primeros documentos que se conocen con signos escritos representando sonidos 
están constituidos por estos millares de tablillas de arcilla del Medio Oriente, elaboradas 
hace más de cinco milenios, y que contienen en su mayoría sólo números y textos 
relativos a cuentas. En este sentido es anecdótico recordar que la última edición de la 
British Encyclopaedia anotaba, no sin cierta decepción, que “the earliest tablets are 
inventories of godos and simple records of transactions”. Según el ponente es, en 
realidad, a la necesidad de llevar cuentas a quien se debe el surgimiento de la escritura. 
Las tablillas estudiadas por Nissen y sus colegas (más de 4.000) recogían esencialmente 
cuentas: rebaños de ovejas, fabricación de productos lácteos, cosechas y 
almacenamiento de grano, fabricación de cerveza o distribución de parcelas agrícolas. 
La transformación del lenguaje ideográfico en fonético fue facilitada por el hecho de 
que la mayoría de las palabras sumerias era de una sola sílaba y, en consecuencia, había 
más de una palabra que se pronunciaba igual o de forma parecida. De ahí que el mismo 
signo utilizado originalmente para una de ellas se usara también para las demás. El 
ejemplo más citado de palabras homófonas es el de “flecha”, cuyo signo ideográfico, 
leído “ti”, se utilizó también para representar un concepto abstracto, “vida”, que se 
pronunciaba igual. 
El tercer apartado de la exposición de Esteban Hernández se detuvo en el mecanismo de 
introducción de la numeración arábiga en occidente. En este sentido, hemos de recordar 
que fue J. Scherber quien en 1873, en su Compendium der Buchhaltung –compendio de 
la contabilidad-, dijo que mientras no se conocieron las cifras árabes no se pudo llevar a 
una contabilidad por partida doble, ni siquiera por partida simple, ya que la numeración 
romana no permitía llevar registros en forma tabular, de ahí dedujo el investigador 
austríaco que la contabilidad por partida doble tuvo que originarse necesariamente en la 
Península Ibérica, porque fue aquí donde se conoció la numeración arábiga mucho antes 
que en cualquier otro Estado europeo. Más tarde, Karl P. Kheil, se hizo eco en 1898 de 
este planteamiento y también David Murray en 1930. Sin embargo, Hernández Esteve 
nos recordó que Scherber no tenía razón en su planteamiento ya que en realidad no era 
necesaria la numeración arábiga para llevar una cuenta de partida doble. 
En realidad, el origen de este sistema fue italiano y data de finales del siglo XIV o 
principios del XV, donde todavía se pueden encontrar asientos en las columnas con 
numeración romana, compartida con la arábiga. En cambio, sí tuvo Scherber razón en 
que fuera en los reinos hispanos donde se conociera con anticipación la numeración 
indo-arábiga. Aquí destaca la obra del monje benedictino Gerberto de Aurillac (después 
Papa Silvestre II) que estudió el Trivium –Gramática, Retórica y Lógica- y el 
Quadrivium –Aritmética, Astronomía, Geometría y Música-, y escribió varios libros, 
entre ellos el Regulae de Numerorum Abaci Rationibus, donde se explicaban ya los 
numerales arábigos. 
Hernández Esteve nos planteó, con esa capacidad didáctica que le caracteriza, la 
existencia de cuatro fases en el desarrollo de la historia de la contabilidad que han 
proporcionado cinco aspectos o “dimensiones” para su análisis. Sobre las etapas, en 
primer lugar, se recoge a finales de siglo XIX un primer interés sistemático y las 
investigaciones iniciales sobre la historia de la contabilidad. En esta fase se trataba de 
historiadores económicos con buenos conocimientos de contabilidad que se 
aproximaban a su tema de investigación a través del estudio de los libros de cuentas. El 
interés de los investigadores se centraba en el estudio de la evolución de las técnicas 
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contables y tuvo como hito importante el descubrimiento de la partida doble que era 
considerado como un icono de referencia. El primer tratado estudiado en España sobre 
la contabilidad por partida doble fue publicado en Madrid en 1590 y su autor fue un tal 
Bartolomé Salvador de Solórzano, que era un empleado de confianza de Juan Antonio 
Corso Vicentelo de Leca, un mercader italiano asentado con éxito en Sevilla. La cuenta 
se denominaba “cuenta y razón por debe y ha de haber” e incluía el libro de caja (mayo) 
con su manual (diario). 
Como segunda etapa se fija el año 1937 con la aparición de un artículo de Raymond de 
Roover en la revista de Annales d’Histoire Economique et Sociale titulado “Aux 
origines d’une technique intelectuelle: la formation et l’expansion de la comptabilité à 
partie doublé”, que permitió generalizar el estudio de los libros de cuentas, en especial 
los de contabilidad por partida doble. El contacto con estos libros de cuentas despertó el 
interés por las operaciones económicas registradas y por su contexto, transcendiendo, 
pues, el interés de la historia de la contabilidad más allá del simple estudio de las 
técnicas contables. 
La siguiente etapa arrancaría en 1942 cuando, junto al análisis del contexto que rodeaba 
a los sistemas contables, se despierta un interés claro por la influencia que estos 
sistemas contables ejercían sobre las operaciones en sí, sobre la configuración de las 
sociedades que los empleaban y sobre el contexto económico general. También fue 
Raymond de Roover quien fue el principal referente al poner de manifiesto la influencia 
de la partida doble en la eclosión de la revolución comercial del siglo XIII que supuso la 
transformación del mercader itinerante, de feria en feria, en un hombre de negocios 
sedentario. En este sentido, Hernández Esteve recordaba que fue esencial su comentario 
“The Commercial Revolution of the 13th Century” al artículo de N. S. B. Gras 
publicado en el Bulletin of the Business Historial Society (nº 2, vol. XVI, 1942) con el 
título “Capitalism: Concepts and History”. 
La última etapa de “ampliación de horizontes de la historia de la contabilidad”, tal y 
como las llama Esteban Hernández, se inició en la década de 1980 con el surgimiento de 
la llamada “Nueva Historia de la Contabilidad” introduciendo una preocupación 
sociológica y multidisciplinar que recogen ideas postmodernistas. Considera el ponente 
que esta “Nueva Historia de la Contabilidad” es una derivación tardía del debate surgido 
en la década de 1960 en el campo historiográfico general de la Historia Económica que 
llevó a la denominada “Nueva Historia Económica”. 
Todo este proceso ha dado lugar, según nuestro ponente, a la generación de un acervo 
patrimonial de investigación de la disciplina que asiento hay en cinco pilares: 1. Estudio 
de la evolución de las técnicas contables de cada época, tanto a través de textos como de 
libros de cuentas; 2. Estudio de las operaciones económicas registradas; 3. Estudio del 
contexto y de su influencia en la entidad propietaria de los libros y en su sistema 
contable; 4. Estudio de la influencia del sistema contable en el contexto económico y 
social; 5. Estudio de las influencias del entorno institucional y sociológico. 
Para concluir, Hernández Esteve nos propuso un acercamiento a un estudio de caso que 
plasme de modo nítido la contribución de la Historia de la Contabilidad a la 
Investigación Histórica, como es el caso de las cuentas de la Guerra de Felipe II contra 
la Santa Sede y Francia entre 1556 y 1559. La información disponible recoge las 
cuentas utilizadas por el contador de la factoría general de los reinos de España para 
registrar los asientos en las trece relaciones de cargo consideradas, es decir, las trece 
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generadas desde la ferie de octubre de 1556 de Medina del Campo hasta el 31 de 
diciembre de 1560,inclusive, se elevaron a 58. El número de asientos o partidas 
registradas en todas estas cuentas del cargo durante este periodo estudiado asciende a 
2.410. Estas partidas recogen, uno a uno, todos los ingresos que el factor general de los 
reinos de España, Fernán López del Campo, recibió para financiar dicha guerra. El total 
de fondos recibidos, una vez regularizadas oportunamente las cuentas, ascendió a 
5.330.022.757 maravedís. Las 58 cuentas aparecen agrupadas en el estudio realizado 
por Esteban Hernández Esteve en 14 capítulos, a efectos de sistematización y 
simplificación. 
 
Este trabajo constituyó la base del discurso de ingreso realizado por el profesor 
Hernández Esteve en la Academia de Doctores de España bajo el título de “La Historia 
de la Contabilidad, vía privilegiada de aproximación a la investigación histórica: 
Cuentas de los fondos recibidos por la Factoría General de los Reinos de España para 
financiar la guerra de Felipe II contra el Papa Pablo IV y Enrique II de Francia (1556-
1559)” realizado el 27 de octubre de 2010. Éste se puede leer en el siguiente enlace: 
http://www.decomputis.org/dc/EHE_real_academia_doctores.pdf. 
Por último, para concluir, el ponente nos recordó la definición que recoge la American 
Accounting Association en 1970 y que seguía siendo asumida en 1990 por la Academy 
of Accounting Historians: “… the study of the evolution in accounting thought, 
practices, and institutions in response to changes in the environment and societal needs. 
It also considers the effect that this evolutions has worked on the environment. The ends 
of accounting history are both intelectual and utilitarian”. Si bien, a la vista de todo lo 
comentado en la charla está claro que la definición precisa una revisión, aunque si bien 
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conserva toda su validez necesita incorporar las funciones ampliadas de lo que es hoy la 
Historia de la Contabilidad. Ésta no es ya en nuestros días sólo la historia de la 
disciplina sino una vía metodológica privilegiada de aproximación a toda índole de 
investigación histórica en el que tiene como objeto obtener todos los conocimientos que 
puedan extraerse del estudio y análisis de los libros de cuentas y de la demás 
documentación contable, así como de los textos doctrinales publicados en el pasado 
sobre la contabilidad.

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