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-Ficha de Estudio- Código: 113-008 Materia: Teoría y Técnica de Exploración y Diagnostico Psicológico Mod. II Cátedra: I Titular: Prof. Adj. Interina a cargo Lic. Nora Rosenfeld Autor/es: Roy Schafer Titulo: Criterios para juzgar la adecuación de las Interpretaciones. 2005 200 Aniversario Facu l t ad de Ps i co log ía U n i ve r s id a d de Bu en os Ai r es UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE PSICOLOGÍA DEPARTAMENTO DE PUBLICACIONES MATERIA : TEORÍA Y TÉCNICA DE EXPLORACIÓN Y DIAGNOSTICO PSICOLÓGICO CRITERIOS PARA JUZGAR LA ADECUACIÓN DE LAS INTERPRETACIONES Schafer -Psychoanalytic Interpretation in Rorschach Testing Grune & Stratton NY 1954 (Traducción resumida) Dado que la mayoría de los autores están de acuerdo en plantear que la validez y la confiabilidad de un test no solamente dependen de las características especificas del mismo, sino también de la sagacidad y experiencia de quienes lo usan, nos pareció oportuno incluir en este trabajo un breve resumen de las reglas de interpretación que presenta Schafer en su libro Psychoanalytic Interpretation in Rorschach Testing. Aunque el autor hace especial referencia al Test de Rorschach y por su enfoque enfatice sobre todo el análisis de los impulsos y las defensas, nos Pareció que los criterios que presenta pueden aplicarse a la interpretación de las técnicas proyectivas en general. Dice Schafer que cuando a partir de un material hacemos una interpretación, nos manejamos con indicadores o inferencias que pueden llevarnos bastante lejos de la respuesta original. Nuestras conclusiones pueden ser "fascinantes", "profundas", y "brillantemente explicativas", Pero pueden no tener más nada que ver con el paciente específico que estamos tratando de comprender. Es justamente para diferenciar comprensión de fantaseo que necesitamos criterios que nos permitan juzgar si la interpretación es adecuada. El autor propone seis criterios básicos: 1. Debe de haber suficiente evidencia para la interpretación. 2. La profundidad de la interpretación deb eser apropiada al material. 3. Debe especificarse la forma manifiesta de la tendencia interpretada. 4. Debe hacerse una estimación e la intensidad de la tendencia interpretada. 5. Debe asignarse a la tendencia interpretada una posición jerárquica dentro del cuadro de la personalidad total. 6. Deben especificarse tanto los aspectos adaptativos como los patológicos de la tendencia interpretada. No siempre es posible cumplir con los criterios pero una interpretación adecuada supone responder a un número suficiente de estos para tener sentido psicológico y permitir al entrevistador una relativa seguridad sobre la validez de sus afirmaciones y la posible verificación de las mismas. 1. Debe haber suficiente evidencia para la interpretación. No es fácil establecer que es lo que constituye una evidencia suficiente. En general es difícil o aún erróneo justificar una elaborada interpretación a partir de una sola respuesta. Afortunadamente los pacientes suelen dar varias imágenes que apuntan a una misma tendencia o conflicto reforzando así la seguridad de nuestra interpretación. Una interpretación será por lo tanto construida a partir de evidencias múltiples dado que un solo indicio generalmente es insuficiente para establecer una tendencia central. El análisis debe hacerse tomando en cuenta sobre todo recurrencias y convergencias. Esto no significa sin embargo que no se explote a fondo las implicaciones de cada respuesta que se muestra aislada o diferente del resto: una contaminación, confabulación o M- dentro de un protocolo adaptado puede ser una dramática señal de atención que no puede descuidarse, un indicio de patología que las demás respuestas aún no permiten entrever. Refiriéndose al análisis de contenido del Rorschach afirma que “la seguridad con la cual podemos formular una interpretación es una función del una función del grado de convergencia que se da entre las imágenes del contenido, los aspectos formales de las respuestas y las actitudes del sujeto a lo largo del test, consideradas en sí mismas, en interacción y en relación a la secuencia”. Esto que es básico en el análisis de un mismo test, deberá repetirse como método de trabajo para la interpretación de la batería como totalidad. En cuanto a interpretaciones que apuntan a lo genético o etiológico necesitamos tener aún mayor cuidado: así por ejemplo en la LIV “paternal” del Rorschach podemos suponer que respuestas como “gigante”, “gorila” o “monstruo” pueden ser indicadores de una mala relación con la figura paterna; pero especular mucho más allá puede ser arriesgado y necesita de una co-validación con otros datos. No podemos saber si la figura paterna fue realmente "sobrecogedora", sólo podemos decir que es vivida como tal por el paciente. Schafer considera a la reconstrucción genética en gran parte innecesaria ya que muchas veces no hace más que formular una presuposición basada en la teoría y no realmente en la derivada del material del paciente; sería como si esa interpretación genética solo sirviera para refrescarle al terapeuta que es lo que dice la teoría psicoanalítica sobre la imagen paterna en general. La única reconstrucción genética realmente útil y válida es aquella referida a la evolución de la estructura de carácter, más formal que etiológica, por lo tanto más segura. También resulta válido intentar una reconstrucción del pasado cercano del paciente para contrastarlo con el estado actual a fin de esclarecernos sobre la posibilidad de un brote encubierto, evaluando por ejemplo el CI premórbido. Esta reconstrucción del pasado inmediato es lo que muchas veces permite dar coherencia a elementos que sino parecen muy contradictorios en el material. Incluye dentro del criterio de necesidad de evidencia suficiente, en relación a la simbología del material, la recomendación de evitar las interpretaciones que se basen en significaciones unívoras u universales, de los símbolos. Así por ejemplo aunque la L VII se rotule como "materna", la VI como “fálica”, etc. (basándose en evidencias tanto empíricas como teóricas) resulta sin embargo injustificado interpretar de manera directa traduciendo cualquier respuesta al símbolo esperado, presumiendo que tal lámina o tal área significan necesariamente tal cosa. De esta manera según Schafer (siempre desde un enfoque de psicología del yo) cometeríamos una serie de errores psicológicos de razonamiento: a) suponer que no hay funciones yoicas adaptativas o defensivas entre el estímulo y la dinámica profunda del sujeto, b) suponer que no existen imágenes relativamente neutrales a disposición del sujeto en su esfuerzo para enfrentarse al estímulo, c) suponer que existe una significación profunda única para cada área de la lámina, d) suponer que una tendencia estadística a es equivalente a una correlación forzosa, e) dejar de lado lo selectivo de la percepción en relación a la personalidad del sujeto en cuestión. Solo en el caso de que ciertas áreas sean sistemáticamente evitadas o se muestre una conducta inusual en relación a determinadas láminas, podemos hablar con cierta seguridad de shock o ansiedad frente a tal o cual contenido simbólico, pero siempre evitando la explicación simplemente teórica de tal cambio o conducta. Resumiendo, este criterio acentúa nuevamente que solo habrá evidencia suficiente cuando por lo menos varias líneas de inferencia convergen hacia la misma interpretación a partir de las respuestas del sujeto en los diversos tests. 2. La profundidad de la interpretación debe ser apropiada al material disponible Entiende por interpretaciones profundas a aquellas en que se hace referencia a, los impulsos primitivos, infantiles, instintivos por lo general ampliamente reprimidos que pueden detectarse en el material. Critica en ese sentido a aquellas interpretacionesque ponen énfasis en los impulsos orales, anales, etc., a partir de respuestas tales como morder, ensuciar, señalando su existencia, pero sin especificar como se dan en ese sujeto en particular, de que manera suponemos se expresan en la conducta manifiesta, con que defensas cuenta para controlarlos, que grado de conflicto promueven, etc. De la misma manera considera inaceptable que a partir de un material muy controlado y restrictivo de pocas respuestas, o respuestas banales se elabore toda una compleja interpretación aparentemente profunda de los impulsos subyacentes, pero que para Schafer no dice nada sobre el paciente, ya que solamente explicita el marco teórico con que se mueve el entrevistador. Interpretar impulsos donde solo se observan las defensas rígidas y compulsivas deben de suponerse tendencias anales o anal-sádicas, lo que no es correcto es hacer un informe en el cual estaos impulsos figuren como presentes, a pesar de los esfuerzos defensivos del paciente. 3. Siempre que sea posible deberá especificarse la forma manifiesta de las tendencias interpretadas La inclusión de “siempre que sea posible” se debe a que, según Schafer muchas veces resulta relativamente fácil inferir la presencia de un impulso, pero no tan sencillo prever cual de las múltiples formas de expresión asumirá ese impulso en la conducta manifiesta. Así, por ejemplo, podemos detectar una tendencia homosexual latente, pero no tener demasiados datos en el material para predecir con exactitud si esta tendencia llevará al sujeto a una homosexualidad activa o encubierta o incluso a una activa defensa a través de la asunción del rol de Don Juan. Esta dificultad para la predicción, (que se hace menor cuando partimos de los datos múltiples de toda una batería) no invalida sin embargo la utilidad de los tests, ya que si bien no podemos predecir con seguridad absoluta un tipo de conducta específica, podemos en cambio señalar con relativa certeza una gama de conductas posibles, indicando en cada caso cual podría ser la influencia de los factores ambientales que hagan más plausible una u otra. 4. Debe estimarse la intensidad de la tendencia interpretada dado que muchas de las tendencias o rasgos que inferimos de un test son comunes a la mayoría de los sujetos, o incluso universales, se hace muy necesario aclarar la intensidad con que se presentan en cada caso en especial, para que nuestro informe no sea banal, y por lo tanto inútil. De mantenernos en una descripción genética fácilmente podemos construir un informe aplicable sin mucho error a un sujeto que jamás hemos visto y del cual hemos recogido ningún material. Comprara por ejemplo frases tales como “Estímulos emocionales fuertes tienden a producir ansiedad y a disminuir su eficiencia intelectual” con “ Se produce ansiedad extrema en respuesta a estímulos emocionales moderados que hace declinar su eficiencia intelectual de manera muy marcada”. Aunque acepta que adjetivos tales como “fuerte, moderado, extremo, etc.” no son más que estimaciones muy groseras, el material cualitativo generalmente no permite una discriminación mucho más fina de la que nos aportaría por ejemplo una escala de cinco puntos desde extremo a ausente. 5. Debe asignarse a la tendencia interpretada una posición jerárquica dentro del cuadro de la personalidad total Este criterio de alguna manera involucra los anteriores, dado que enfatiza la necesidad de integrar los diferentes elementos dándoles una estructura coherente, por la cual se pueda relacionar en en forma explicita o implícita las diferentes tendencias señaladas en el material. Requiere dentro de lo posible indicar la relación entre tendencias, impulsos, defensas, formaciones de compromiso y reacciones emocionales. Esto debe lograrse a través de un informe que evite las interpretaciones yuxtapuestas “en cadena” del tipo: “El paciente es muy hostil. Aparece como muy ansioso. Es compulsivo y su eficiencia intelectual está disminuida”. “Es un paciente que muestra fuertes impulsos hostiles de los cuales se defiende apelando a conductas de tipo compulsivo. Estas defensas se encuentran actualmente muy debilitadas pareciendo ser éste el motivo de su creciente ansiedad y disminución de loa eficacia intelectual”. Una integración de este tipo es lo que permite realmente hacerse un Cuadro general del paciente, evaluando correctamente cuales son las diferencias en las áreas de conflicto y cual la dinámica subyacente a las tendencias coexistentes, señalando primacía o subordinación de una a otras. Esta integración no se logra uniendo simplemente frases por el medio de formulaciones tales como “además”, “por lo tanto” y “sin embargo”, ni apelamos a hipótesis. Requiere un cambio, una gran experiencia y sensibilidad, así como una fundamentación sólida en una teoría como la psicoanalítica también “jerárquica” con hipótesis de diferente nivel de abstracción. Señala nuevamente que lo importante es no perder al paciente, ya que si bien una integración sin una teoría que la respalde puede ser aleatoria, una integración forzada en función de la teoría puede ser totalmente errónea. De ahí que plantee que frente a datos contradictorios que no pueden relacionarse dinámicamente o algún elemento que no encaje en el cuadro total, es importante ver esa discrepancia con la mayor honestidad, suponiendo que muchas veces esta contradicción aparente en realidad está señalando una verdadera línea de fractura en el paciente o un momento de transición importante de detectar. 6. Deben especificarse tanto los aspectos adaptativos como los patológicos tendencias interpretadas Termina esta serie de criterios enfatizando la importancia de detectar las potencialidades y el monto de mecanismos adaptativos con que cuenta el paciente. Generalmente una misma tendencia tiene aspectos positivos y negativos: como ejemplo señala que aún una formación reactiva a los impulsos agresivos, a pesar de su estereotipia y rigidez, tiene un aspecto adaptativo, ya que permite a la persona integrarse aunque más no sea superficialmente al ambiente, apelando a una conducta de tolerancia y amabilidad. Dado que nadie sublima todos sus impulsos ni supera totalmente tendencias infantiles parece ser mucho más realista evaluar la agresividad, el narcisismo, la dependencia, etc., que encontramos en el paciente co0n menor rigor contrastándolo conla fortaleza yoica que presenta en el resto del material y ubicando los indicadores patológicos y los adaptativos en un contexto más amplio que incluya su edad, sexo, educación, ubicación socioeconómica, etc. Siempre que resulte posible cumplir con estos criterios podemos sentirnos relativamente seguros de que la interpretación podrá ser validada y puesta a prueba en forma empírica.
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