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psicología Las terapias cognitivas han tenido un desarrollo impactante en las t'dti- mas cuatro décadas. Su crecimiento, manifestado en las llamadas '\res olas", ha sido tan significativo que han tenliinado por convertirse en la frnma de tratamiento psicológico más investigada y aplicada en el nm11- do desarrollado. Como sefütla en el prólogo el Doctor Cory New111a11: "la terapia cognitiva se practiea con un lenguaje universal compuesto por esperanza, búsqueda de la objetividad, respeto por los pacientes y por su contexto social y crecimiento personal". Las teorías y los tratamientos cognitivos se han desarrollado en el marco del respeto por la investigacióil empírica de sus resultados y procesos. Enfati'l,all la resolución de problemas y la transmisión de habilidades al paciellte para que éste aprenda a ayudarse a si mismo, con el fin de alca11- 1ar un alivio duradero del sufrimiento humano. En este texto se analiz~111 los tratamientos cognitivos así como su 1-elación con otros temas centrales en la psicoterapia contemporánea, tales como los objeüvos y aplicaciones de los tratamientos psicológicos, la integra- ción de recursos terapéuticos, el reconocimiento de los Etctores comunes de cambio y la reflexión sobre las cttestiones éticas generadas por los nue- vos contextos de aplicación de los tratamientos psicológicos. ISBN 978-950-23-1597-3 J:mudeba www.eudeba.com.ar 9 789502 315973 .IEl-~iiiWI_ EDUARDO KEEGAN Esrnnos DE Ps1coTERAl'IA CcGN!TiVA presenta un equilibrio perfecto entre arte\' cscructura, ei tre concep- tuali:ación y técnica. "Psicología positin" y"'E11íocfü11i¡C:ogriidóri'en terap a son dos artículos que se refieren a una de las piedras a lgulares del paradigma cognitivo: la interdependencia entre emoci 511'y cogni- ción. El descubrimiento de esta relación entre emoción y pensamien- to ha permitido el desarrollo de una tecnología terapéu1 ica. a la vez que un avance teórico que se ha extendido más allá del :ampo de la patología mental, para convenirse en un modelo teór co Jesde el cual comprender mejor fenómenos como el optimismo y las emocio- nes positivas. El texto hace un análisis global de la et: ::stión y las importantes implicancias que esto ha tenido para el e =unpo de la psicología clínica. "El papel de las creencias en la teoría y terapia cog 1itiva" pre- senta una síntesis de la teoría sobre las estructuras cog 1itivas más basicas, a la que vincula con la cuestión de las creencias metafísico- religiosas y su impacto en el campo clínico. Desde los or genes de la psicoterapia moderna no ha cesado de plantearse l::i cu :stión de la religión y su relación con la patología y la salud de h mente; su contribución al enfermar y su papel en el sanar. El texto e frece infor- mación actual acerca del impacto de la religiosidad en la práctica de las terapias cognitivas contemporáneas. 60 2. LA TERAPIA COGNITIVA FUNDAMENTO TEÓRICO, APLICACIONES Y PERSPECTIVAS FUTURAS* El desarrollo de las teorías cognitivas i ..- Terapia cognitiva es el nombré genérico que se da a un conjunto de terapias inspiradas genéricamente en paradigmas surgidos en la déca- da de 1960. Estos paradigmas comenzaron a desarrollarse en varias disciplimis¡ tales corno la psicología básica, la neuropsicología, b inteligencia artificial y la psicopatologfa. El adjetivo cognitivo es en realidad un ~nglicismo que debería traducirs: por cognoscitivo. Cognitivo, sin embargo, ha terminado por imponers;: en el uso, probablemente debido a que no carga con las resonanuas intelectualistas que el adjetivo cognoscíti1;0 evoca en la persona qu'e habla castellano. . A principios de la década de 1960 un número creciente de artículos sobre psicologfa básica se referían a los cogn.itive f!hen.omena, esto es, los fenómenos de la cognición, entendida como el conjunto de procesos por medio del cual el sujeto aprehende, procesa, categoriza * Publicado origin8lmente en Clc¡lio.1. 24, Nº 2, Vol. VII, PP· 79-8). 61 EscR1Tos DE Ps1cxJTERAPlA Ccx~NlTIVA y construye la realidad. Estos procesos habían sido dejados le lado durante décadas de resultas de la hegemonía del pan digm conductista, eternamente desconfiado de todo aquello que n l resul: tara asequible ;:il método de la observación objetiva. Ese conjunto de artículos parecía mostrar una nueva ma 1era de concebir la psicología. Hacia mediados de la década de le; 60 se denominó a ese movimiento cognitiw /Jsychology. En rorma paralela, y en la misma época, Albert Ellis y Aaron Beck comenzaban a pensar los fenómenos psicopatológic is bajo modelos cognitivos. Ambos se habían formado corno psicoar alistas, pero habían decidido adentrarse en territorios relativ; mente inexplorados por el psicoanálisis de la época. Además de su entrenamiento psicoanalítico formal, Aan n Beck había ter:ido alguna formación en neuropsicologí~l, donde h~ bía en- trado en c:ontacto con la utilización de modelos cognitivos i 1asados en el raradigrna del procesamiento de la información. Bajo este paradigma, el hombre es un procesador de ir forma- ción. el sistema nervioso central, particularmente el cerebr ), es el recurfc cenera! de procesamiento. Dada la gran complejidac de los circuitos neuronales, era común rara los neuropsicólogos el; pelar a metáfora<; psicológicas. Esas metáforas eran desarrolladas por los psi- cólogos cognitivos, generando un vertigmoso circuito de r ~troali mentación entre varias disciplinas. El desarrollo contempon neo de las neurociencias debe mucho a este fenómeno. Beck y Ellis habían observado que ciertos enfermos m ~ntales mostrab2n cambios cognitivos que parecían prototípicos. Los lacien- tes mostraban modos de procesamiento de la información q 1e dife- rían de los normales -por caso, eran claramente diferente: de los modos de procesamiento que ese mismo paciente mostraba :uando estaba libre de f,Íntomas. Ambos se lanzaron a identificar la, reglas que gobernaban tales cambios, con la esperanza de encon1 rar allí nuevas claves para comprender los mecanismos de formación de sín- tomas o quizás la clave misma de Li génesis del trastorno. Centraré la exposición en el modelo de Aaron Beck, no: 5lo por ser el más difundido de los modelos cognitivos, sino porque e el que cuenta con la más sólida fundamentación empírica. 62 2. Lt. TERAl'IA COGNITIVA Este psiquiatra se decidió a reali:ar una investigación en la Uni- versidad de Pennsylvania, intentando validar ernpíricament~ las hi- pótesis psicoanalíricas sobre la depresión. Beck ya habf,a alcanzado cierto reconocimiento por la elaboración de un lnventano de Depre- sión, que es hoy uno de los instrumentos más utilizados para la estima- ción de la severidad de un episodio depresivo. Beci<. se proponía encontrar un mecanismo específico de forma- ción de síntomas para la depresión, que a su juicio no había sido hallado aún por la teoría psicoanalítica. Su investigación, publicada en 196 7, ofrecía un cambio de vi- sión par¡idigrnática sobre la depresión. En ese libro, Beck presenta el esbozo de una teoría cognitiva de la depresión, sosteniendo que, 9es- de el pun.:o de vista psicológico, la depresión consistiría en una alte- ración idiosincrásica de la cognición. Esta alteración. se manifestaría en una tríada cognitiva, que consistiría en la visión negativa que el paciente tiene de sí, del futuro y del entorno (o del mundo). ·El origen de estas Glteraciones estaría en la constitución de esque- mas demesogénicos en la infancia. Estos esquemas serian estructuras de inte~;etz,ción de la realidad relstivamente e:tables que resultarían acti- vadas ante ciertas situaciones con las q\1e mantendrían relaciones de significación. Esta activación se daría generalmente en la adolescencia o en la temprana adultez como resultado de las crecientes presiones a las que se ve sometido el su.jeto en esos momentos del ~ido viral. El esquema es un concepto complejo, que supone la confor-mación de una unidad de procesamiento en la que hay un aspecto fisiológico, un aspecto ideativo, un aspecto motivacional y un aspecto emocional. Dado que l::i construcción de los esquemas se da necesariamente en la interncción con otro significativo, esta teoría ~C'sultaba particularmente compatible con una visión bio¡'lsico::;ocial de la enfermedad mental, reemplazando las teorías de etiología únic:.1 por una caden'.1 causal o por la plurideterminaciém. La frecuenci<l de pensamientos negativos en la cognición Y en los sueños de los pacientes depresivos llamó la atención de Beck. La teoría cognitiva general atribuye \a generación de estos pensamientos negativos a la activación de los esquemas depresogénicos. 63 ESCRITOS llE PSICOTERAPIA CUCNITIV/\ De acuerdo con la teoría cognitiva, la realidad es polisémica ......••. ,,, .. y.de'he'•sef'c0'1\struicl::f:4tt)s·datos'dela:'tea'lidad·sonprcícesaclós·pof~ el sujeto, quien asigna una determinada significación a cada si- tuación. El estado de ánimo resulta congruente con la significa- .ción adjt.:dicada; el comportamieJ1to es consonante con la inter- pretación realizada. Si sesgo mis interpretaciones de modo sistemático, interpretando de modo negativo un número importante de situaciones, mi ánimo decaerá, seré gobernado por el desaliento y esto se verá acompal1ado de un descenso de mi conducta int-::ncionada. Esto es lo que vernos habitualmente en la depresión mayor. La teoría cognitiva sostiene que pensamiento, emoción y com- portamiento son tres sistemas interdependientes; el cambio en uno de ellos determinará un cambio congrnente en los otros dos. Afi.os después, a mediados de la década de 1970, Beck generali- zó su teoría a los trastornos de la ansiedad, resaltando la llamativa frecuencia de pensamientos alarmantes o referidos a temas de peligro o daño en personas que padecían ese tipo de trastornos. El primer esbozo de tratamiento cognitivo se incluyó en el libro de 1967. Sin embargo, no es más que una referencia general. Beck no dio a conocer la metodología completa de uat;miento sino hasta que se completaron estudios de validación ~1ue mostraron una nnportan- te eficacia de la terapia cognitiva. Desde ese momento, 1977> 1979, hasta el presente, se han desa- rrollado centenares de investigaciones destinadas a evaluar la efica- cia de loó diferentes tratamientos cognit:ivos. Es, sin duda, la psicoterapia 1w:jor investigada empíricamente al día de hoy. El enorme interés que despenó el tratamiento cognitivo de la depresión se vio seguido de la publicación en 1985 de un libro de Beck que resultó un hito en el manejo cognitivo de los trastornos de ansiedaa Tres años después, David Barlow en Albany, Estados Uni- dos, publicó un libro de tratamientos de trastornos de la ansiedad que se ha cor~vertido en un clásico. Entre 1981 y 1985 se desarrollaron los primerns tratamientos cognitivos para trastornos de la alimentación. Fl tratamiento cognitivo 64 2. L\ lHV\l'll\ C:CX~NITIV,\ de b hulimia desarrollado en Oxford alcanzó rápidamente resultad.os fi;'4iií-''·#"'~ tmisiderando que el Russcll, creador del diagnóstico, habí<t considerado unos pocos aflus antes que el trastorno cm vinu~1lrnente intratable. En 1990 se publica un libro imporrnnt:e sobre terapia cugnniv;1 de los trastornos de la personaliJaJ, desarrollado centralmente pur Artbur Fréeman. Algunos m1os después, otro grupo de investigadores lideradm por Jeffrey Young publica un libro sobre la llamada tcrn¡iia centrada en los esquema.' de los trastornos de la personalidad, un nuevo tipo de tratamiento cognitivo basado en una teorí;1 diferente a la propuesta por Freeman y Bcck en el libro antes mencionado. · Durante la década de 1990 se han realizado aplicaciones expe- rimentales de la terapia cognitiva a sínromas psicóticos y alucina- ciones, ~,arnbién se internó aplicarla a p<icientcs esquizofrénicos y paranoiu1s. Cuatro grupo' de mvestigación mos::raron resultados muy interesantes en pacientes esquizofrénicns leves, especialmente en·sín- comas con baja respuesta a los antipsicóti~os de última generación (Perris, 1988; Fowler, 1989; Kingdon y Turf ington, 1994; Cha.dwick, Birchwood y Trower, 1996). Éste es, quizás, el avance más sorpren- dente del tratamiento cognitivo. Los tratamientos cognitivos La i:coría cognitiva sugiere que cualquier influencia sobre la cognició:1 debería ser seguida de un cambio en el ánimo Y en la conduct<i. La terapia cognitiva es un tratamiento que produce estos cambios centrándose particularmente en la modificaci<m de la c;og- nición. La teoría también sugiere que el cambio pueJe producirse incidiendo sobre la emoción o la conducta; esto es cungruei1re con los resul :ad os alcanzados por psicoterapias que ponen el acento en esas dimr-:nsiones, como las psicoterapias experienciales o la rcrap1a cnnductuaL Los tratamientos cognitivo~ se basan en teorías específic1s parn cada trastorno, definido ele acuerdo a criterios DSM. En virtud dt: esto, hay una considerable diferencia entre la rcrapia cogrntiva de Li 65 ~~-,·-·--- ESCRITOS DE PslCOTERA PIA COGNITIVA depresión y la terapia cognitiva del pánico, aunque el modelo glo ial sea el mismo. En t~rminos generales, todo tratamiento cogn,itivo se'componE de una fase diagnóstica seguida de un trabajo psicoeducativo que COJ Lti- núa durante todo el tratamiento. El paciente recibe información se Jre el trastorno que padece y sobre el tratamiento que se le ofrece. Dur::: :ite esas entr.::vistas prelnninares se administran instrumentos de eva ua- ción de LlSO habitual en psicología clínica más algunos específi :os, tales co1füJ el lnvemario de Depresión de Beck, el Inventario de Ar sie- ~ad de Beck, el Test de Estilo Cognitivo, el Cuestionario de E tilo Atributivo, etc. El terapeuta necesita reunir los datos indispens2 Jles para lograr una adecuada concepruali:ación del caso. Una vez obtenido el consentimiento informado, se inicia el tra- tarníemc propiamente dicho avudando al paciente a identifica· y a monitorear sus pensamientos automáticos. Una vez logrado esto, se le pide al paciente que registr1 los cambios anímicos que acompañan la aparición de esos pensamie mos automáticos. Al alcanzarse este objetivo, se pide al paciente qt; ~re gistre los cambios de comportamiento que acompañan los can bios en el p~nsamiento y en el ánimo. El siguiente paso consiste en debatir la razonabilidad y uti idad de los pensamientos automáticos. Aquí prevalece el uso ·le la ma'iiéutica, pudiendo considerarse con justicia corno el a>pectc cen; tral del t-:atamiento. Este paso debe ser seguido por la generaci, in de un pensamiento ahernativo que se vea acompafí.ado de un án rno y un comportamiento que no generen tanto malestar al sujeto. El último paso se consagra a modificar las creencias cenual ::s del paciente que, a diferencia de los pensamientos automáticos, s Jelen ser implícitas. En virtud de esto, terapeuta y paciente deben inf ;rir el conteniGo de tales creencias. La modificación de las creenci: s nu- cleares e intermedias del paciente son condición para la dura!:: .lidad de los resultados. Conw puede verse, el tratamiento cognitivo es estructura• lo y se deriva de la aplicación de protocolos validados en investí¡ ación empírica. Los tratamientos para los trastornos del estado de ánirr o y los trastornos de ansiedad tienen una duración que oscila entre las· 2 y 25 66 2. LA TERAPIA COGNITIVA sesiones, según el trastorno y el protocolo que se emplee. Las sesiones son normalmente de 50 minutos, pero algunos protocolos incluyen sesiones más prolongadas. Éstas constituyen la norma en los trata- mientos cognitivos grupales. La eficacia y la velocidad de respuesta han sido los factores más sorprend<cntes de la terapia cognitiva, en un campo clínico habituado a los tratamientos a plazo indefinido y al escepticismo terapéutico. Dado que la terapia cognitiva consideraindispensable la vali- dación empírica, examinaremos las distintas indicaciones y contrain- dicaciones en función de la información disponible al día de hov. El tratamiento de la depresión mayor sin síntomas psicótico.~ es el más es•:udiado. La eficacia de la terapia cognitiva es de alrededor del 66%, incluyendo pacientes moderados y severos (Rush, Kovacs Y Hollon, 1977; Williams, Watts, MacLeod y M2tthews, 1997; DeRubeis, Gelfand, Tan¡:: y Símons, 1999). No sería terapia de elec- ción pau pacientes con síntomas mdancoli~os, au~que puede utili- zarse en <,asos en los que el paciente no pueda recurrir a tratamiento fannaco lógico. El tratamiento de la distimia es más'.,difícíl, siendo esto regla para los trastornos crónicos respecto de los trastornos agudos. En los últimos años se han desarrollado protocolos de traramienro para pacientes bipolares (Newman, 2001 ). Este tratamiento se agrega a la medicación, que es considerada el tratamiento central. Lo mismo ocurre con el tratamiento de la esquizofrenia y de síntomas psicóticos. Existen protocolos específicos para el manejo de la conducta suicida y parasuicida. El trastorno de angustia y la fobia específica son sumamente asequibles para la terapia cognitiva. En el primero, la· eficacia está en el orden del 86%-90% (Newman, 1998, comunicación personal. Barlow, i 988), aun cuando el paciente presente también agorafobié!. En la segunda, la eficacia está en el orden del 7 4ºÁ•-94% (C)st, 1997 ). Est:) resulta particularmente interesante porrn 1P rarecemos al presen- te de un tratamiento farmacológico de la fobia e' )ecífica. En cuanto a! pánicc, la medicación es eficaz, pero las recaídas son muy frecuen- tes. Los pacientes que han recibido terapia cognitiva recaen en un porcentaje muy pequeño. 67 EscRITOS DE rs1( X:.'TER/\l'JA Ccx ;NJTJVA Algo similar puede observarse en los pacientes con {obin soc al, .. . . . . ··"'·"·•w·• ... q ~1e .. .i:e$.npnd elJ .Jnu y.Jay QrabJem.entc=: ... .:d,.tra rami ento . .co gnit.i v.o .. (Heimbeg y juster, 1995; Taylm, 1996). El uastorno obsesivo-compulsivo ha sido tratado exitosainer te. En la práctica clínic1 lo habitu;il es utilizar rrarnmienro comhim ~io con inhibidores selectivos de la rec1ptación de la serntonina. Los reo .1!- tados superan los logrados con el tratamiento conductual Jesarrolh dü a fines d.: los años 50, cspccialmentt' en pacientes con conductas de neutrnlb1ción menta les ( Salkovskis. 1996; Foa y Kozak, 1997). El t1citmnienro de la ansiedad generníizada es exitoso, aunl LJe no de forma tan ~onrundentc como en el caso del pánico. Esrc se debe, en parte, a que se lo ha comenzado a estudiar 1rnis reciente1rn n- · te; hay aún desacuerdos importantes entre la escuela de Alhany: el grupo de Oxford, aunque ambos han desarrollado protocolos efi" :a- ces. Como· dato inrercsant\", podemos citar el estudio comparativo de Dmham (Durham ~t al., 1994) en el que el 72 (Yc..i de los pacien es resrondieron favmablemente al tratamiento cognitivo frente a .m .31 ')ú de buenos result;1dos con psicoterapia psicoanalítica. El stress postraum:ítico es otro campo de aplicación promiso ·io (Foa, Rot:hbaum y Molnar, 1995). También aquí la práctica habit 1al es la combinación del uatamien10.con psicoformacos. Existen trn :a- mientos validados, pero la investigación es mucho más reciente. En el campo de ·los trastornos de alimentación, contamos ya e Jn protocolos de tratamiento para la bulimia (Fairburn, 1993) que ,11- canzan L·na eficaci;i promedio del 50(Xi. El tratamiento de la anore cía nerviosa es mucho más difícil, más prolongado y de resultados no- destos ( Garner y Bemis. 1985 ). El trat.amienw cognitivo no se apl ca por sí solo, sino que debe incluir supervisi<ín nutricional y otr;1s int ~r vencinnes terapéuticas. Los restante~; trastornos de la alimentación no parecen adecw1 ·sé a un~1 foonulaci<m cognitiva, por lo que no hav mayores desarrol os en el terreno. La naturalez:i mism;t de los trastornos de personalidad hace l uc sea difícil reallzar validación de protocolos de tratamiento. Sin en- bargo, existen dos protocolos para un tipo específico de pacien es . con trastomll límite de la personalidad (L1yden, Newman, Freem: n, 68 2. L.\ TEl\.'\l'l/1 ( Morse, 199.3; Linchan 1993 1 11 ,·tl' ·p " . . ······-···n··· ,.. · . """. .. ., . .. . J"dC<." .ur · reeman que sus desarrollos deben ser conside.r·1dos co 111 ) • · . · .. . ' · · e und 11ncn1:1c:on en el tratamiento y no como trat:-unientos· v·a· 11.d"idcis [lar··c. 1 ·¡·- · ¡ 1 ' ' • · e l~ .e 01 lCl ~o- grar un marcado progreso terapéutico sin un previo progresP en mres- trn concepción teórica de la personalidad y sus alteraciones. . Por último, la terapia C¡)gnitiva ha siJo urilizada en el trnrci- miento del a huso de sustancias, con H:'suitJdos interesantes COJfü) agiT- gadu .a csrrntegias tcrapéutic-1s estiÍ1'c1·.,1· í n"ck·· W1-· ¡ t N. . . . · ' ' ' ' ' "' 'n~ • l¡! 1 , t'Wn1an \1 L1ese, l 993). · Algunas obj,edones usuales a la terapia cognitiva Lo.s terapeutas formados en el psicoanálisis invariablemente plantean dud<is sobre b durabilid,1d de los r'esulwdos lógntd()s poi·);¡ terapia cognitiva. Se tiende a consid":rar al tratamiento Cof!nirivu como una terapia de ripo sintomMíc;i, c¡uc sólo lograrÍD rnmhLH un síntoma por otro. La respuesta es sim¡~e: l¡i mvestigación de se"ui- miento ha mostrado invariablemente b crin.~erv:1ción de los ¡0 ;:ros terapéuti-:os para la mayor parte de los pacientes en períodos de :lus años como mínimo. Existe un rnímcro m.enor de estudios de seoui- miento por más tiempo, en los que invariablemente vemos qm:un porcenta¡e mayoritario de los pacientes conserv;i los loi::ros nkan:;i- dos en el ::ratamienrü En cuanto.a la sustitución de lo:; síntomas, cabe sei'\alar que ios esrnd10s de seguimiento no se limitan a los síntomas del trasrnm< i qut' fuera tratado, sino que utilizan instrumentos de detección que abar- can toda clase de síntmnas. Sobre esre punto es importante señalar que, en t¿nninus gencrn- les, ki tcrapüi cogn1tivri parece lograr efectos un tanto irnís dur:1clcros que los de los tratamientos farmacológicos, en panicular en hs c:ism denastorno por angustia. Éste e~ un fuerte argumento ¡~arn su utiliz:i- ~1ón crnno tratamiento ele elección respccw de la monotcr;w1e1 iarmacoló¡.;dca en los tr<istornos del estado del :ínímo v de la <msicLiaLl. . La terapia cognitiva no impune un modelo de rnnduct:1 0 pcn· s¡m11cntc~ normales; tan sólo aboga por el logro de un pensamiento 69 ESCRITOS f)E PSICOTERAPIA CCXJNITIVA alternativo que acepte una visión polisémica de la realidad. N) en vano la mayéutica es un recurso fundamental del tratamiento. No es una terapia intelectualista orientada a que el pacient' · sea más racional. Es más bien·un tratamiento altamente activo parapaci :nfe y terapeuta, donde el sentir, el pensar y el hacer tienen igual importa1 tcia. La terapia cognitiva no demanda un paciente brillante: la e cpe- riencia clínica y la investigación muestran que puede usarse efec iva- mente con pacientes con un bajo nivel de cociente intelectual. Si bien es un tratamiento técnicamente ecléctico, está ba ado en una teoría propia, seriamente investigada ( Clark y Fairbum, 1 S n ). La experiencia de la última década parece sugerir que se puede a !ap- tar fácihr,ente adistintos entornos culturales (Artbur Freeman, 2 )00, comunicación personal). Con el usiones La terapia cognitiva no es una panacea, sino un conjunt J de tratamientos eficaces para una gran variedad de síndromes. El fu :rte basamento científico, su brevedad y su versatilidad para ser< pli- cada en distintos contextos clínicos con poblaciones divers< s la convierten en un excelente instrumento en el terreno de las: lud mental pública. Lamentablemente, como todas las psicoterapias, 'no cuenta lara su desarrollo con el impulso de una industria multimilionaria En efecto, de poco sirve que dispongamos de tratamientoseficae< s si éstos no llegan a la poblacióri (Barlow, 1996). Creemos que la for na- ción de los profesionales de la salud mental en la Argentina del:: :ría incluir el entrenamiento en la aplicación de tratamientos cogniti 1os. La universidad pública comienza a remontar el retraso relativo :¡ue hemos tenido en esta materia. 70 2. LA TERAPlA COGNlTlVA Referencias bibliográficas 1 . D H ( 1988) · Anxiety arui íts dísorclers: Thc nature arul treatment Bar ow, · · · of anxiety and panic, New York, Guilford Press. Beck, A. T. (196 7): De¡mssion: Clínica!, experimental and theoretíca[ aspects, New York Harper and Row. Beck, A. T.; Emery, G. y Greenberg, R. L ( 1985 ): A~xiety disorders and · phobías: A cognitive perspective, New York, Bas1c Books. Beck, A. T.; Freeman, A. (1990): Cognitive Therapyfor Personality · Disorders, New York, Guilford Press. B k A T · Rush A J · Shaw B. E. y Emery, G: (1979): Cognitive ec , · ') , · ., ' Therapy of Depression, N ew York. üuilford Press. . . B, k A T· Wright F· Newman, C. F.; Liese, B. 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