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N IS I-0 D E L MARISA RODULFO ISBN 978-950-12-4164-8 1 0 1 6 4 9 8 7 8 9 5 0 1 2 4 1 6 4 )www.paidos.ccm www.paidosargentina.com.ar C < in texto psicoanalitico por entero dedicado al dibujo infantil es un aconte- )imiento poco comtin. Mucho más si, como es el caso, no se limita a emitir :onsideraciones tecnicas,, si se adentra resueltamente en las cuestiones tindamentales de la constituciOn subjetiva: historia de la estructuraciOn el cuerpo y sus tiempos lOgicos, funciOn del semejante, adquisicion de la identidad sexual a traves del complejo de Edipo y otros aspectos que se Ovestigan analizando lo figural como una estructura especifica e irreducti- ble. Todo ello respaldado en una discusiOn y puesta al dia de las concepcio- nes actuales sobre la nifiez tal como se desprenden del estatuto que se >torgue al dibujo. A su vez, esta puesta al dia alcanza los procedimientos de lectura y de cifrado, que se despliegan minuciosamente. Esta ida y iuelta entre los presupuestos epistemolOgicos y metodolOgicos y los porme- Cores del trabajo clinico constituye uno de los aspectos más destacados de esta obra y es tambien uno de los que determinan su interes no solo para el ) sicoanalista y el psicologo clinico sino para el estudioso del desarrollo, el pedagogo y otros especialistas interesados en la infancia y en la adolescen- cia. Un estudio de diversos destinos psicopatolOgicos tal como se detectan )37 tal como pueden ser abordados terapeuticamente a traves del dibujo ocupa los Ultimos capitulos, reposicionando asi el valor de aquel para el yiagnOstico diferencial. Marisa Rodulfo, psicoanalista de larga trayectoria, es coordinadora docen- e del Programa de ActualizaciOn de Postgrado en Psicoanalisis con Nitios y Adolescentes y profesora asociada de Clinica de Nirios y Adolescentes de la Universidad de Buenos Aires. Estudici pintura con el maestro Demetrio krruchUa, lo cual incide en la estetica .que subyace a este texto. Ha publica- do La clinica del nino y su interior y, en coautoria con Ricardo Rodulfo, Clinica psicoanalitica con ninas y adolescentes y Pagar de mcis EL Ni&O DEL DIBUJO ESTUDIO PSICOANAUTICO DEL GRAFISMO Y SUS FUNCIONES EN LA CONSTRUCCION TEMPRANA DEL CUERPO )PAIDoS PSICaLOGiA PROFUNDA %llp PAIDOS PSICOLOGiA PROFUNDA 4. METODOLOGIA DEL DESCIFRAMIENTO Se hace ineludible ahora, como parte del recorrido que vengo siguiendo, desglosar con cierta minuciosidad los procedimientos de lectura de lo figural que a lo largo del trabajo clinico he ido desarrollando, ya que difieren de los mas o menos clasicos en psicoanalisis. Siendo asi, se justi- fica una aproximacion a la "microfisica" de estos procedi- mientos que, por otra parte, retorrian y procuran desarro- liar principios basicos de desciframientos establecidos por Freud en La interpretacidn de los suerios. Se trata, entonces, de echar una mirada al taller donde el analista trabaja y donde se fragua lo que luego aparecera como interpreta- ciones ya constituidas. La primera aclaracion concierne al concepto mismo de lo figural. Lo figural no se reduce aqui al regimen de lo figurativo, de la misma manera que el concepto de escri- tura en que nos apoyamos no se reduce al de escritura fonetica. En cambio, lo figuralapunta al trabajo_del trazo y a las condiciones de la puesta en visibilidad. Por lo tanto, el mamarracho no esta considerado como un mas aca del sentido, como algo previo a lo figural ni como algo previo al dibujo propiamente dicho. Al contrario, en la base misma de toda figuracion opera su potencial de continua desfiguracion y de continua transfiguracion, hasta el punto que podriamos decir que el arte del analista_ estriba en detectar lo que de mamarracho insiste en cada dibujo, el fondo de mamarracho del cual ha salido y que el ojo analitico devela en sus operaciones de descomposicion de la unidad plastica del dibujo como contenido manifiesto. La experiencia de lo que nos suele suceder como ana- listas obliga a insistir en la necesidad, en la dificultad de apartarse de los significados convencionales que lo visual impone con tanta fuerza. En este punto, podriamos decir que el movimiento del analisis no se puede llevar a cabo, o solo con fuertes limitaciones, a menos que el analista, siguiendo un recorrido contrapuesto al de los teOricos de la Gestalt, no se deshaga de la "buena forma" y su terrible eficacia imaginaria, que suele limitar el analisis a desplaza-/ mientos del contenido manifiesto mas que a su desmon- taje. Ante todo, entonces, nos interesaran las condiciones de instalacion que presiden el ingreso del nifio a la hoja de papel, y que habitualmente pasan desapercibidas al que- - dar recubiertas o reprimidas por las configuraciones aca- badas que capturan al observador en posicion no analitica., Trataremos de determinar, por consiguiente, la manera en que el nifio se aproxima y entra en ese nuevo espacio. zQue relaciones establece con la hoja como espacio y como la usa? zQueda, por ejemplo, el nifio cenido a una pseudo- cupacion de todas las hojas que encuentra a mano sin poder verdaderamente dibujar, como quien firma papeles en blanco dejando a un otro el poder de una escritura efec- tiva? Conocemos este ritmo hipomaniaco en muchos pacien- tes nifios, y es interesante que, contra lo que se podria pen- sar, no se trata de que mamarracheen, lo que implicaria una verdadera ocupacion del territorio de la hoja: descar- gan sobre ellas elementos diversos, desde la tinta del mar- cador a plasticola, sin que esos elementos pasen de cosa a trazo, y eso aun cuando realicen dibujos efectivos desde el punto de vista estrictamente observacional.1.2 Pero el ana- lista aqui puede objetar que un dibujo no necesariamente es un material, asi como establece una diferencia entre aso- ciaciones verbales y enunciados del llamado "pensamiento operativo" destinados no a producir sino a colmar un 0 0 0 :\ -1 0 0110*11 n 0001 II vacio de subjetividad. Nos cuidaremos entonces de la ten- tacion de equiparar automaticamente dibujos (asi tambien como dichos o juegos) a material. De hecho, tanta supera- bundancia puede muy Bien ser indicativa de una impoten- cia para la escritura en tanto material inconsciente. Por eso, en estos casos, opto por acotar la cantidad de lo que se ofrece a la voracidad del nitio: unas pocas hojas y no más, no todas las hojas y más y más. Contrastan con este despliegue maniaco de horror vacui las operaciones del nino que puede, en cambio, aposen- tarse en un espacio de trazo. 3 Sea hoja, pizarron, mesa de trabajo, niiio al que a veces una hoja le alcanza para una sesion y at más, cuando la retoma en la sesion siguiente o en algun momento de su analisis, es decir, la asocia, la significa, libre de la compulsion de Ilenar lo que no se puede Ilenar, o de evacuar y expulsar pretendidamente fuera de si un malestar que siempre retorna. El producto puede parecer el mismo en uno u otro caso fuera de la situacion transferencial. Es esta la que nos da la posibilidad de calibrar diferencias tan esenciales, aun cuando sobre el papel, desde el punto de vista del conte- nido manifiesto, se perciban representaciones analogas: hojas de papel cubiertas de dibujos en uno u otro caso. zSe comporta el nitio repetitivamente como si el espa- cio disponible fuera de hecho mucho menor, ocupando minimas porciones de el? El hilo de la repeticion nos orienta aqui, prescindiendo momentaneamente de lo que el nifio haga y del sitio donde lo emplace, al hecho de una ocupaciOn siempre reducida en relacion con un potencial posible. En otros casos, en cambio, sistematicamente lo que el nifio realiza desborda el espacio efectivo de la hoja: muchos elementos quedan seccionados en su aparicion, no II III II I II III 000 V 65 U • • • • • \ „„ ,,,,, • caben alli, nunca caben todos alli. 0 es siempre determi- nado elemento el que no termina de insertarse porentero. Las piernas de la figura humana, la copa del arbol, etc. Esto es mas singular todavia cuando habria cabido de haber dispuesto el nitio la hoja en otro sentido del que insistentemente utiliza si quiere conservar las mismas dimensiones o reducir esta Ultima para conservar la posi- cion de la hoja. Asimismo, escisiones del yo no siernpre detectables en otras manifestaciones del nifio afectan el modo de ocupa- cion del espacio de la hoja de una manera distinta de las anteriores: como en el caso de la estructuracion de ejes divergentes que separan el piano de la hoja proponiendo agrupaciones que parecen realizadas por distintas perso- oi 1 nas, o bien descomponiendo ese espacio siempre en la misma dicotomia rigida de lo superior y de lo inferior; arriba y abajo se desarrollan escenas que no parecen guar- dar ninguna correspondencia entre si. II .1\ Hay elementos que no tienen modo de aparecer en el dibujo final, cuya significacion solo puede evaluar la 66 atencion flotante del analista en el transcurso del trabajo del paciente. Tal el caso de la orientacion predominante- mente centrituga o centripeta de los trazos, en tanto posi- ble indicador de derroteros libidinales prevalentemente objetables o prevalentemente vueltos hacia el propio cuerpo. Otro aspecto importante en el punteo que el analista hace de los modos de espaciamiento de lo figural con- cierne a las transforrnaciones en las mismas regiones de la hoja a lo largo de una secuencia. Lo examinaremos a traves de los dibujos de Mariana, nina que, abandonada al nacer, permanecio durante un mes sin padres y sin nombre. Adoptada luego, es llevada a la consulta por primera vez a los tres atios por padecer un mutismo selectivo que impedia su insercion en el mundo extrafamiliar. Lo primero que nos llama la atencion en estos graficos que hemos escogido es la distribuciOn de los elementos en la hoja, donde siempre se establece una polarizacion entre lo terrestre y lo celeste. Esta polarizacion deja una enorme franja intermedia que la nina puebla con una serie de transformaciones. Mariana: Una reina sentada (figura 1) Esta esperando al rey, vino de otro castillo. Este es un bichito. Analista: zPodes contar algo del bichito? Mariana: Quiere subir ahi para saludar a la reina y el rey. Le trae granitos de lluvia, granitos de maiz. Analista: z El bichito es el que le trae la comida a los reyes? Mariana: Si, les trae la comida, los puntitos violetas son los granitos de maiz. Estan solos... estan esperando a otra reina y a otro rey. Van a venir manana. Van a venir pajaritos para saludarlos. Analista: iTodos reyes y reinas? zNo hay otra gente? Mariana: Son todos reyes y reinas. 67 ao a 3 3 13 No hay personas. Este es un pais de reyes. No hay per- sonas, si animales. Mariana: (Hate una figura humana, figura 2). Analista: zQue tiene en la cabeza? Mariana: Monitos. Es mi mama y esta pescando en el campo, (cambia los colores del sol). El sol se puso de muchos colores, asi se hace de noche y de dia. La senora quiere que se haga de noche y de dia para que se haga todo lindo. Analista: zY eso que dibujaste ahora? Mariana: Son lunas. Analista: zPara que tantas lunas? Mariana: Para que se vayan sobre la cabeza... para aga- n-ar la luna... y no se puede... Analista: zAgarrar la luna no se puede? Mariana: Es algo que no se puede. Mariana: Hice la tierra (figura 3) y pajaros muy chiqui- tos. Dibujo nubes para que los pajaros se tapen (hace un avian). Este es el avian. El avian que no se puede equivocar. Es un avian de guerra, poderoso... Analista: Para que no se equivoque ha de ser de guerra y poderoso. • Mariana: Si, para que no se equivoque: Mariana: (Dibuja un drbol con frutos fuera del mismo). Analista (Hago notar que es una figura que se reitera): Frutos fuera de la copa. Mariana: Son para que los coma el senor. Va a subir al arbol para corner las uvas. Le voy a hacer una escalera, si no no puede subir. Va a encontrar tantas uvas, tanta ham- bre tiene el senor. Mariana: La nena esta paseando. Hay un arbol con fru- titas. El gato esta en la casa y los pajaritos vuelan en el cielo (figura 4). Mariana: La nena esta en el campo. Hay flares y una vaca, los pajaritos son muy grandes (figura 5). Recapitulando estas transformaciones se observa un trabajo de la nina por suturar una disyuncion al parecer excesiva que entre otras cosas pueda volver un espacio habitable por personas. A esa altura del problema surge la figura del bichito a cargo de una tarea maytiscula para su pequenez: dar de corner a los reyes, ocuparse de sus vien- tres, dar el ser a los padres. Esta preocupacion por el dar de comer continua (figura 3) con tantos frutos fuera de la copa, llevando al analista inevitablemente a preguntarse si la nina se debate en torno a la problematica de un vientre estetil que deberia ella vol- ver fecundo. El riesgo que corre es que en este impase se esterilice su cabeza en cuanto engendradora de pensamientos y movimientos propios. En el mismo dibujo, otro paso de sustitucion hace apa- recer pajaros donde habia puntos y lunas, y una escalera refuerza la necesidad de mediation, preparando el camino para un nuevo y vigoroso despliegue (figura 4). Aqui la escalera ha crecido hasta convertirse en una torre con fru- tos en su interior; un gato, un pajaro. Uno de los arboles aim esta rodeado de los antiguos puntos-frutos, solo que ahora tambien los muestra en su interior. Lo más impor- tante: de la cabeza de la nina brota una secuencia de paja- ros que configura una verdadera escalera at cielo literali- zada por trazos verticales rectilineos. En el extremo superior, estos pajaros se vuelven lunas, pero la figura siguiente (figura 5) en su retroaction confirma lo que podia parecer aun presuntivo al observar estos pajaros, que es su caracter de letras, su transition a la escritura fonetica. Nuevamente emanando de la cabeza de la nina, tanto que su forma originaria ya esta en el trazo de los cabellos, los pajaros se despliegan ahora como gigantescas letras, o mejor dicho como la letra fundamental del verda- dero nombre de pila de la nina donde M y N tienen una 69 68 posicion de preeminencia. Los miniisculos puntitos comes- tibles, destinados a rellenar el vientre de los grandes, se han convertido en pensamientos alados de la nina que rit- man el proceso de la cura y la superacion de sus trastornos para ocupar espAcios no familiares. Pero observemos, para concluir, que lo que nos ha per.- mitido seguir el itinerario y las vicisitudes de esta cadena asociativa ha sido atenernos tenazmente a un punto de metodo riguroso:, cenirse a las repeticiones y transforrnaciones siempre la misina; de los dibujos de la, pequena sin perder de vista nunca ese elemento. El estudio de los suenos y ciertas notables anticipacio- nes de Freud, como la M de la oreja de los lobos en la "His- toria de una neurosis infantil", tendrian que volver redun- dante mi insistencia en un elemento formal decisivo, si no hiciera necesaria esta redundancia tanto descuido de lo formal que el analisis del dibujo infantil sufriera por abu- sos de lectura en el plano de contenidos y de simbologia más o menos psicoanaliticos. Decisiva es justamente la consideracion cuidadosa de cier- tas invariantes formales caracteristicas en muchas secuencias graficas, donde no importa cual sea la dramatica manifiesta del relato en cuestion. El analista cuidadoso detecta trazos que insisten en cierta configuracion material reconocible. Tomemos en consideracion la siguiente secuencia (de la cual es autor un piiber de 12 afios). III Es distinto, por ejerni_-)1(), a prop6sito del drbol referirlo analogicamente a simbolo fAlico, procediendo con una metodologia que comporta más rodeos pero tambien pro- tege de una desmesura de lo imaginario, hacer notar la invariante formal de las dos esferas simetricas que aun rotando la hoja se mantienen,separadas por una masa mas alargada en posicion centrica. 1A\ • • I II III El resultado final puede parecer el mismo y el simbolo- gista se ahorro molestias tales como it rotando la hoja cuartos de vuelta; pero su corto circuito al significado en muchas otras ocasiones lo Ilevara a errores y a descifra- mientos estereotipados del material. Ademas, se privara siempre del recurs() de obtener cierta confirmacion de una hipotesis apoyada en invariantes objetivables y claramente transmisibles. Es interesante, por otra parte, como esta invariante for- mal se asocia a un hecho clinico fuertemente sugestivo. Este nino, desde el inicio de la pubertad padece estados corporales de perdida del eje vertical que lo obligan a recostarse, interrumpiendo cualquier actividad que este desarrollando de una manera tan desconcertante que ha obligado a conjeturar y a descartar etiologias organicas diversas. La perdida de la ereccion en el ha devenido, entonces, un sfntoma central cuyo sub texto falico aquella invariante formal revela. Los colores, las luminosidades, las gradaciones en las intensi- dades cromaticas constituyen otros de los elementos a desbro- zar psicoanaliticamente, dado que en ciertas ocasiones es a traves de ellos como se descubre algo esencial. Pero aqui tambien nos cuidaremos de la simplificaciOn consistente en adjudicarle a determinado color determinado significado. Una vez más, en lugar de esto se trata de rastrear fre- 70 71 • • • • 3 3 3 3 cuencias. En un nino, que ademas es obeso, los tinicos ele- mentos coloreados en sus dibujos son los comestibles. Esto se combina con invariantes formales que asimilan el cuer- po humano descabezado a una parrilla donde se asa came o a una mesa donde se apoyen alimentos. 5. LA FORMACION DE LA SUBJETIVIDAD Y SUS TIEMPOS. SU RECONSTRUCCION MEDIANTE EL DIBUJO I II No nos ha de extraflar que en la practica clinica se mul- tiplique este genero de materiales donde se combinan y se superponendistintas variables:cromaticas, formales, espal cual es mucho mas frecuente que la existen- cia de una sola de estas regularidades. Tampoco se trata de limitarse a una inversion y excluir toda referencia al conte- nido tematico. De hecho, ocupa su lugar en el interior de esta serie que estoy proponiendo y en no pocas secuencias de production graficas. El hilo del contenido argumental, al repetirse en diferentes inflexiones, nos guia con tanto dere- cho como cualquier otro elemento discernible, tal el caso de la bruja en los dibujos de Lorena (cap. VII) que, por otra parte, es el elemento más intensamente coloreado. Nuevamente la trabazon de distintos aspectos puestos en juego en la composition del material grafico se impone como lo mas usual, lo cual no puede extratiamos pues es tambien lo más congruente con las propiedades polifoni- ! cas de la escritura inconsciente. NOTAS 1. Tustin, Frances: Estados autisticos en los nirios, Buenos Aires, Paidos, 1987. 2. Material de Hernán, vease el capitulo VI de este libro. 3. Rodulfo, Ricardo: Seminario Estudios clinicos, Buenos Aires, Tekne, 1989. En sus recientes Estudios clinicos, Ricardo Rodulfo I con- ceptualiza tres puntos de inflexion en la estructura de la subjetividad, puntos de inflexion que gravitan en relation con tres espacios fundamentales, que el autor designa como lugares de aposentamiento para dicha subjetividad, respectivamente: • cuerpo materno • espejo • hoja de papel (designaciOn convencional, tan valida como la de cualquiera de sus numerosos equivalentes, el pizarron, por ejemplo, o la mesa de trabajo donde el nitio arma escenas de juego, escribe escenas de juego, podriamos decir). En cada uno de estos lugares de aposentamiento hay que considerar la interaction compleja y reciproca de los registros de lo Real, lo SimbOlico y lo Imaginario, pro- puesta por Lacan. Por otra parte, estos lugares no estan dados, no le son prefabricados generosamente al nifio: en realidad, este debe construirlos con los materiales de su constitution bio- logica sumados a los materiales ofrecidos por el mito fami- liar a traves de las funciones materna, paterna, fraterna, etc. La paradoja es que al erigir estos lugares para ariidar va produciendo simultaneamente su propia corporeidad en tanto que subjetiva. 72 73 La aparente sucesion temporal simple en que se pre- sentan dichos lugares no debe engailarnos, pues de hecho coexisten como en el modelo geo.logico de Freud de las "capas de lava", retroactuan los unos sobre los otros y se transmiten sus realizaciones. y sus desmayos. La conquista de cada uno de estos lugares de aposentamiento es una hazaiia de la subjetividad, cotidiana e imperceptible las más de las veces, pero colosal en sus efectos: el despliegue de estos tres modos de la espacialidad es . necesario para que haya un pleno orden humano. Si nos hemos detenido en la evocation de esta teoriza- ciOn, que a su vez retoma elementos basicos de la metapsi- cologia de Piera Aulagnier, 2 se debe a la medida en que permite acotar y amojonar el salto, el acceso, mas aun, la fabrication de la hoja de papel a traves del protodibujar, del mamarrachear. El esquema de los lugares de aposentamiento permite subrayar, destacar, el valor estructural de lo que de otro modo puede pasar como un anodino o anecdotico hecho de crecimiento. Otras veces, la fascinaciOn por los dibujos en si mismos, su variedad y colorido, por las particularida- des de su composition, vela la trascendencia de esa opera- cion simbolica crucial que es la construction de un espacio en tanto hoja, pizarron, tela o lo que fuere. La cria humana, desde el momento de su nacimiento, ha de atravesar multiples peripecias para constituirse —a traves de procesos en principio abiertos, inacabados— en sujeto apuntalado en el organismo, pero irreductible a el. Recorrido laberintico, entramado por marchas y contramarchas, escan- dido por detenciones, tanto como por saltos pronosticables pero impredecibles en su direction ultima. Recorrido no atravesado jamas linealmente ni de una vez para siempre y, ante todo, diferente siempre, nunca identico a otro. Recorrido en fin, emprendido siempre una vez más, cada ocasion en que el nifio se arroja y es arrojado a una nueva aventura. Asi, las primeras palabras... los primeros pasos... cada vez peldanos de una empresa continuamente reabierta. 74 Y tambien, un dia, primeros dibujos, apertura al papel. Se constata una diferencia cualitativa importante con todo lo anterior. Estas primerisimas producciones gr6ficas, figu- rales, al tiempo que inician una profunda inflexion en la subjetividad sin precedentes, nos permiten, al retomar en un nuevo ambito viejas problematicas ya liquidadas o al menos medianamente atravesadas en otras instancias, algo que podemos asimilar a obtener verdaderas "fotogra- fias"... de momentos preteritos, de combates apenas extin- guidos, que se actualizan ante el papel aun vacio o atin por constituir y un abanico de colores. Espacio blanco que se poblar6 de marcas, trazos, archiescrituras... letra, en fin, bajo las apariencias del mamarracho en desorden. zHecho simple del crecimiento? Antes bien, resonante acontecimiento vital; he aqui la pul- sion encarnada en lo que antes de su paso era una simple "caja de pinturitas". Doble juego, deciamos, del crear y del re-crear, como si empezando algo nuevo recomenzara desde un hipotetico cero la constitution de su ser-en-el-mundo. zQue se juega entonces para el niiio en la experiencia de dar a luz sus pri- meros balbuceos de trazo? Para reflexionar y seguir el complejo itinerario de este tiempo inaugural para el psicoanalisis hemos tornado prestado no solo un termino sino un modelo a la geologia, siguiendo a Tosquelles 3 (sin olvidar el concepto del ello en Freud). Se trata del magma. 4 Recordemos sucintamente, sus caracteres esenciales: "Masa roja fundida, de grado liquido, que contiene ensi misma de una manera radical- mente inestable elementos en estado solido y gaseoso. Infraestructura de la corteza terrestre, corresponde a lo ori- ginario de lo cual, en formaciones sucesivas, se va des- prendiendo el resto, a traves de pequenas y grandes catas- trofes". En nuestro modelo, el magma corresponde a las sensa- ciones más arcaicas que desembocan en la representation grafica. Tratase de formaciones figurales min no figurativas, compuestas por trazos que en su futura geometrizacion se 75 volveran lineas y circulos, masas que tienden al Ovalo, vacias a veces, llenadas otras, pero siempre sin verdadera dife- renciacion interna. Estrictamente, estas producciones sin argumento son cuerpo transpuesto y sirven para darnos una idea de las pri- merisimas vivencias del recien nacido. Por supuesto, estos trazados tormentosos estan aian lejos de constituirse en una imagen del cuerpo reconocible por el niiio como tal, es decir, hechos de especularidad. En cambio, les corres- ponde bien el concepto de lo informe (Winnicott)s, masas y trazos de los cuales se desprenden, en una cinetica sal- vaje, fragmentos en curso de diferenciacion. Otra reflexion que valoriza estos mamarrachos inicia- les es la que hace Francoise Dolto,6quien los conceptualiza como las primeras y mas precoces representaciones plasti- cas del sentimiento del vivir. Vale la pena subrayarlo, dado que en el use comun el termino "garabato" o "mamarra- cho" es algo cargado de ambivalencia. Pareceria tratarse de desperdicios sin sentido, de cosas que no vale la pena guardar y que una ojeada ligera desecha, a la espera de detenerse en "verdaderos" dibujos. Pero he aqui nada menos que el logro narcisista más fundamental que pueda concebirse; el sentimiento de vivir, respira a traves de ellos y de su desordenada expansion. Son "continuidad existen- cial" (Winnicott) en trazo, vida que se apodera de lo que gracias a ella funcionara como hoja de papel para repre- sentarse. En su Ultimo libro, la psicoanalista inglesa Frances Tus- tin 7 reconstruye, a partir de su sostenida experiencia con nitios afectados por patologias graves, que en los comien- zos de lo que ella designa como el "propio-ser-sentido", este es vivenciado como maraiia de fluidos y de gases, hecho que la autora fundamenta en que un medio acuoso es el originario de la especie, a lo cual se agrega que los pri- meros alimentos extrauterinos, asi como las primeras excre- ciones, tambien responden a las categorias de lo liquido y de lo gaseoso. Teniendo esto en cuenta, Tustin sostiene como hipatesis que "cabe esperar que las sensaciones aso- ciadas a flotar en un elemento liquido se prolonguen hasta convertirse en parte de la imagen corporal inicial". En mi opinion, el analisis minucioso del grafismo infantil, especialmente el centrado en los primeros tiempos de toma de posesion de la hoja a traves de un profuso tra- bajo de trazos, confirma estas ideas de la psicoanalista inglesa. Formas difusamente fetales, incluidas y como sus- pendidas en masas irregulares y mucho más grandes, for- mas cuyas variaciones y amontonamientos evocan los de las nubes, se vuelven legibles en una perspectiva psicoana- litica siempre que esta les conceda tanta atencion como toda la atencion que en su momento Freud dedicara a esas pequenas y aparentemente anarquicas variaciones en los dichos y comportamientos cotidianos. Si todo se desarrolla razonablemente bien en la historia de la constitucion subjetiva del nifio, este magma de sensa- ciones es sepultado por la represion originaria. Pero hay que aclarar enseguida que este sepultamiento no es una disoluciOn. Forma un verdadero basamento que responde justamente por la continuidad existencial. El entretejido de este basamento dibuja una red de marcas diferenciales que componen lo más arcaico de la corporeidad, fijaciones de lo pulsional que Piera Aulagnier ha conceptualizado como pictogramas. Precisamente los dibujos más tempranos nos ofrecen la oportunidad de aprehenderlos, de reconstruir su presencia silenciosa, a tra- ves de los garabatos en su permanente dispersion dina- mica. Esto nos ayuda a su vez a perseguir el hilo de este tejido pictogramatico laberintico y opaco al sentido a tra- ves de posteriores dibujos ya más evolucionados, asi como a traves de modelados, de fantasias y de suenos... Alternativamente, en los pacientes afectados por pato- logias de suma gravedad, la permanencia en esos estados en los que predomina la condicion de lo liquido y de lo gaseoso, y sobre todo el fracaso del trabajo de metaforiza- cion que los desliteralice, trae como consecuencia la pro- dUccion de acciones delirantes, tales como el trepar sin fin, el aletear, el andar exclusivamente en puntas de pie, etc. 8 76 77 Proponemos entonces considerar el mamarracho en su plenitud que caracteristicamente ocupa y desborda el - marco de la hoja, como una representation grafica del magma que Freud fue el primero en categorizar como ello. Establecida su condition de escritura pictogramatica, lo cual le da una dimension topica en la metapsicologia psicoanalitica, y establecida su movilidad polimorfica, lo cual refiere a la dimension dinamica en esa misma meta- psicologia, hay que subrayar ahora que este garabato- magma no es solo masa sino primordialmente energla, "reservorio" (Freud), sustrato de toda circulation y trans- formacion energetica ulterior. Esto completa su ubicacion en la mencionada metapsicologia. ( Ese trazo desbocado que arroja la mano del nino a la hoja no solamente entonces ocupa espacio y configura lugares de conflicto sino que es simultaneamente energia pulsional esculpida en los mas diversos montajes, carne trazada. . — Iremos puntuando algunas de sus posibles escansiones a traves de distintos materiales clinicos. Esta production (figura 6) fue realizada por un nirio de cinco arios en regre- sion transferential, lo cual da como resultado el a flora- miento de un trazo muy primitivo en su conception. Lo que emerge es una tipica formation arcaica sin dife- renciacion alguna establecida, sin relato en el piano de lo grafico ni en el piano de lo verbal, con la Unica propiedad de la continuidad que se presenta como informe, indife- rente y ajena al estar al servicio de algtin contenido deter- minado. Podemos decir que la oposicion clasica forma/conte- nido se desvanece o, mejor aim, que no esta en operacio- nes, funcionando solamente la de la continuidad. Por supuesto, esta es una continuidad en movimiento y con una policromia que en el c6digo visual traspone masas de sensaciones pertenecientes a otros codigos, como el tactil, el auditivo, etc. Primeras simbolizaciones corporales de lo caluroso, de lo htimedo, del ruido, del silencio, sensaciones que a la vez envuelven y penetran al nirio. 78 Cabe destacar asimismo el vigor del trazo, el goce en el puro trazo, que lleva a su paroxismo el desencadena- miento de lo energetic°, ligado en este material concreto al levantamiento de una represion, con el consiguiente aho- rro y posibilidad de liberaciOn de lo pulsional que Freud conceptualize en su estudio sobre el chiste. Las figuras 7 y 8 corresponden a los primeros balbu-- _ceos sobre la hoja de dos nitios muy pequenos. Ademas de las caracteristicas apuntadas para la figura 6, y que la repe- ticion confirma, podemos afiadir la presencia de trazos breves, discontinuos y de mayor grosor, que perfilan la presencia de lo solid° en ese magma difusamente fluido y gaseoso. Observese asimismo en la figura 8 como algunos de estos trazos discontinuos tienden a espiralarse, pero sin que esa tendencia lleve aim a lo circular, lo cual cobra importancia a la Luz de lo que expondremos a continua- tion. El mamarracho-magma sufre una primera transforma- cion (figura 9) en el sentido de cierta articulation diferen- cial: presencia repetitiva en el marco de una envoltura general, de trazos que se aproximan a la redondez y a lo oval;insinuando a traves de movimientos en espiral pri- meros cierres de una masa sobre si misma como corpuscu- lar. Recordemos que, al respecto, seglin Francoise Dolto, la primera forma de representaciOn de procesos intelectuales en curso aparece en los grafismos como una Linea enros- cada sobre si misma, prolongando el trazo en espiral. Pondremos a prueba esta afirmacion a lo largo de la secuencia grAfica de Flavia, tomandola como una hipotesis de trabajo, para volver inteligibles estas producciones. Si procedemos asi, constatamos la repetida insistencia de un movimiento espiralado, con especial nitidez en el margen derecho de la hoja. El espontaneo crecimiento de estos trazos se adelanta a la capacidad del yo del niiio para reconocerse como su autor, confiriendoles asi el sello de una unification bajo la 79 • • 44' A * • * * * • JP 414 • hegemonia de un significante que se los apropia. En cam- bio, pasado el momento de la ejec-uciOn, el nino aim no se ye en ellos, no hay reconocimiento especular, devolviendo- los a su dimension fundante. Por otra parte, aunque atine ya a nombrarse como autor de sus dibujos, no puede sostener en el tiempo la continuidad de una significacion, asignandole otras cua- lesquiera que las declaradas en el tiempo de la ejecucion. No se trata de un mero deficit o de una insuficiencia. Es que esta en juego una dimension más fundamental que la del sentido. Se trata, en cambio, de estabilizar, en el iti- nerario-de mil repeticiones, primordialmente una continui- dad y enseguida la continuidad de las primeras formas. En este texto grafico, retroactivamente a las figuras que siguen, es posible reconocer la primera emergencia de una nueva estructura subjetivamente fundamental: la del tubo. El primer efecto manifiesto en la hoja, concomitante con los esbozos de entubamiento, es la desaparicion del magma como tal (figuras 10 y 11). De hecho, esta desaparicion es solo fenomenica. En realidad el magma se va disolviendo en las diferenciacio- nes que a la vez sustenta y lo reprimen. Y proliferan redon- deamientos de diferentes tamarios que podemos leer como tubos en un corte transversal. Subrayemos el desplazamiento estructural: se pasa de la superficie ininterrumpida, que hasta ahora constituia la primera aprehension pictogramatica del cuerpo, al cuerpo- tubo que efectila una primera discontinuidad en el magma, se propaga en los grafos como primera forma definida, discreta, que reproduce la funcion de continui- dad en esa forma y en la compleja intrincacion de conti- nente-contenido que inaugura. El cuerpo-tubo es el campo especifico del cuerpo visceral. Debo apresurarme a aclarar que este continente-conte- nido no se halla articulado todavia a las categorfas del par interno/externo. El concepto valid° para pensar esta rela- ciOn es el de la reversibilidad, tan radicalmente absoluta que resulta ininteligible en una logica del proceso secundario. 80 • • • 4F • • Figura 1 el` • • •• Figura 2 Ftg-urn 3 • , Figura 4 Figura 5 a a a a a a a a p p p * I I i Figura 6 I Figura Figura 9 V. Figura 8 Figura 10 Figura 11 Figura 12 Figura 13 Figura 15 a Figura 16 Figura 17 itc;z: 7<t'- a Figura ls f Figura 20 a a a a a a a Figura 21 4 Figura 22 1.7„:_?-ura 2. Figura 26 Figura 27 Figura 29 3 3 3 3 a 3 3 3 a 3 3 3 3 Figura 28 Figura 30 Figura 31 A j: tsA •■• 7c Figura 33 A. ReproducciOn del fragmento inferior del rostro. Figura 33 B. ReproducciOn del fragmento superior del rostro. 1 Figura 34. Se repite (22) para conservar la secuencia grafica. Figura .36 • II • Figura 38 Figura 39 Figura 40 Fi:zirra 41 • 4° ito 0, 411 F # A We • Figura 43 Figura 42. Se repite (33) para conservar la secuencia grafica. • Figura 45 i Figura 47 Figura 49 0 • k 1 Figura 51 Figura 50 Figura 53 1. Figura 55 • • 4 ..#0101100 Figura 54. El grisado del extremo superior derecho de la hoja corresponde a un agujero literal. • 0 0 Figura 56 Figura 57 Figura 58 Figura 59 0 a 3 a 3 Figura 60 Figura 61 Figura 62 do a a Figura 64 Fig ura 65 Q f)4,141- AA.ri•&e*Ltft iteiti424, 1A4s4A)mil od. frnizat ow 404744 4,“•/n44- 1211111441- /74'` A444.4.en,.. &JR, ft.rtg,t oiat..4244 Afi. rut"( (1*->tok c•et, . (04.44"-‘04.- -40t4t. A4/.•A ota4.1(1.441 ,A1444`, At . g.41,9ud,vads 444- /24:e2de 44-rkx caximee.. 44, _ittcir, eho- 4,A it,ze).,044 41/40- iva-et 4:10e1144.01 C,A4 f-EV A 4.eireaP?no4 • Figura 67 rs 3 3 3 6.04-t at.cted4r. Agit c,a4, *twrri ,R4e'mfav • 4a. ,ftarcioek, AvvL ,ZAA/T out- Ai 7u tole Ga.71.ut DC0 -eofk_ re•ifu .(144/"#4 /sj2 1144 oG 1,444.t. Cwoert-d# AAsen- quAgnet 014- .fa&c.c6L 4.401- ..urofse- . isia-t4 cc).77it,.. 014,- •z-d-e's . tole Ats /1,;ziosA fAtask oft 2 .71 . 2 9A4 gigtoL q44 At it fio- t/nA.., • s.a/rrtivatt ""ta "ell;°-7 442- auvracr ,410. 1,14 ,2•1" irciet et 44,4—z Reev. Figura 66 51. At .0. 1Cr tiz.- -eft „el -QA afte./ro.- 6.44,,sce.- .02.e LI. 9.w 11.0..ce,t • 3 ,p44-oeit telvt-14eisekev-t 2),g,,,5*- shateAdd-,to-L0-11444 f424G-..of 46- 9A"`"- *1,467466- „ece,.deZertira)zii 04 S Figura 69 Asi un nitio latente, en analisis, dibuja en el pizarron cuerpos con boca y sin ano, boca de la cual parte un tubo descendente que a la mitad del pecho desprende, como por un desvio, otro tubo que retorna a aquella. De la misma manera y por la misma reversibilidad, que Freud fue el primero en descubrir, el contenido del tubo puede ser a la vez continente. Justamente es esta reversibilidad la que hate imposible sostener, más que por muy breves anticipaciones, la diferenciaciOn entre interno y externo. Es lo que, en otras palabras, Sarni-Ali 9 ha deno- minado "inclusiones reciprocas", "modalidad espacial especifica del inconsciente". Por otra parte, a estos primeros entubamientos les espera una larga historia, puesto que en este primer nivel de plasmacion grafica estan aun muy lejos de articularse a lo especular. Hara falta un trabajo de alargamiento del tubo para que esta articulation se consume. Lo que he inferido a traves del grafismo infantil a lo largo de mi trabajo sostenido con pequelios pacientes, en relation con el momento del cuerpo-tubo, es corroborado por las inferencias de psicoanalistas como Frances Tustin en el analisis de los materiales de pacientes autistas,10 Ricardo Rodulfo en sus tesis sobre el jugar 11 y David Rosenfeld,12 entre otros, al estudiar los estados de regre- sion en pacientes adultos, en los que su cuerpo era sentido como un sistema de tubos. Si nos detenemos en el delirio del presidente Schreber;) los nervios de su cuerpo tambien constituyen un verda-" dero sistema de calierias o tubos por donde circulan fluff dos. Nos dice: "El alma humana esta contenida en los nen-. vios del cuerpo... en tanto los hombres se componen de nervios y cuerpo, Dios es solo nervios. El nUmero de los nervios divinos no es como el de los nervios humanos, limitado, sino infinito y eterno. Los nervios divinos poseen todas las propiedades de los humanos pero en grado enor- memente más intenso..." 13 Este aspecto del delirio de Schreber, que podriamos sintetizar como cuerpo-nervios, tiene que ver con la restitution delirante de este segundo 81 a a a 3 a 3 a Figura 70. La hoja se le rompiO en tres lugares durante la realization del dibujo. aspecto central en la constitution del cuerpo: el cuerpo- tubo o cuerpo visceral. Frances Tustin, quien tematiza sobre este moment() de la constitution subjetiva denominandolo "cuerpo como sistema de carierias", vincula el interes de los nifios por el lavabo, especialmente el escurrirse del agua porel call() de desagiie y su paso por la rejilla del resumidero, con este momento de la constitution subjetiva. En el proceso de cura del nifio autista, cuando deja de sentir su cuerpo como constituido por gases y por fluidos y empieza a preocuparse por las cafierias, cita el caso de su paciente Antonio, quien "cierta vezi que Se lavaba un pie pregunto: 'zQue hay en mi pie?', 1o. que parecio una infe- rencia logica de que tambien el pie pudiera tener cane- rias... ".14 Tustin sostiene que la "imagen del cuerpo como sis- tema de canerias es más elemental que la del cuerpo entero contenido por la piel".is A partir de las figuras 12 y 13, asistimos a un doble proceso: los restos del magma, desprendidos en diferentes trazos, empiezan a significar determinadas segmentacio- nes del cuerpo, al mismo tiempo que el tubo experimenta una elongation fundamental, puesta bajo el signo de un gran ideal: la bipedestacion~ Una ovalacion con un apendice caudal constituye ahora los primeros esbozos de cabeza con cuerpo. Los extendidos trazos que todo lo envolvian —en algunos de los dibujos anteriores— se transforman ahora, por_cortes, dislocaciones, plegamientos y redistribuciones en el espa- cio, en trazos, piernas, torsos. Por lo demas, es visible en el texto la implantation de lo especular, que reorganiza la espacialidad de la hoja en un sentido vertical correlativo a la primacia de la bipedes- tacion. Observemos que esa aspiration a la bipedestacion delata el peso que ahora tiene la imago del semejante y, por lo tanto, lo escOpico. La bipedestacion entra por los ojos. Es este uno de los grandes hitos en el "irse a vivir" a su 82 cuerpop_o_rparte_del_nao___Y aun doblemente, si tomamos en cuenta que a la par del trazo se despliega en algunos de los materiales la dimension del relato. Si lo queremos, la figura 12 testimonia ese "irse a vivir" de una manera cauti- vante por como nos permite sorprender el misterio de un momento de la subjetivacion: la primera figura de la izquierda, en efecto, muestra un circulo parcialmente sobrepuesto a otro, como si fuese una figura bicefala. Pero el mismo texto admite una lectura menos estatica y más cinematografica. De este modo, podemos imaginarizar el trayecto de la segunda masa redondeada entrando a alo- jarse en la primera, metafora de un psiquismo naciente que asume la propiedad de lo que antes solo anatomica- mente era una cabeza y su propia cabeza. Este primer esbozo del cuerpo propio es lo que permite al sujeto representar un atisbo de diferenciacion entre grande y pequeno, relativo al tamatio de las figuras, que como producto de lo precario de tal diferenciacion estan unidas por los brazos constituyendo un solo cuerpo. En el siguiente grafismo (figura 13) hemos de puntuali- zar que, en relation con el magma, la parte representada por el circulo tiende a hacerse más pequena, pasando a destacarse mas las lineas que enmarcan ya en forma nitida un cuerpo. Las rayas de la primera figura se transforman en bra- zos, claramente especificados, piernas que no se hallan aun separadas del tronco, es decir, la unidad piernas-tronco estrictamente constituye un tubo, pero en este caso atrave- sado ya por lo especular, dominio este en el cual no se ha instaurado radicalmente la diferenciaciOn entre interno/externo. En el relato que hace el niflo, se insiste en el aspect() de esta no diferenciacion: Sebastian: Tiene patas largas porque es grande, y una cabeza y ojos y pelo. Decime, zpor que se los tape? Ese "zpor que se los tape?" es una construction de pen- 83 1 samiento producida aim en el espacio de inclusiones reci- procas. Al interrogarme sobre sus propios pensamientos, el nitio considera su reversibilidad, La causa de sus pensa- mientos no es "interne a si mismo. La interioridad aun no funciona como categoria separada de la exterioridad. Es un ejemplo de tubo: el_contenido de sus pensamientos esta en el continente materno de la transferencia. Otro aspecto emergente en este grafico es el contenido corporal, evidenciado en el coloreado del tronco con color verde, tendiente a establecer una cierta envoltura muscular que empieza ya a cubrir lo visceral. A diferencial del magma, aqui nuestro pequerio artista tiene una intention explicita al iniciar su tarea: hacer un nene; tramite que una vez logrado le produce satisfaction y agrega que sus extremidades son largas, porque es "grande" (observamos alli en pleno funcionamiento el ideal). En este punto del transit° subjetivo, el nirio esta pudiendo "asir" la imagen inconsciente de su cuerpo. Ya no se "olvida" de que el dibujo le pertenece, ni tampoco olvida lo que realiza, pero aim nos cuenta que sigue "abro- chado" al Otro: el ".por que se los tape?" es una frase ejemplar al respecto. En el analisis de otra grafica (figura 14) notamos en la construction del cuerpo una diferenciacion mayor que Ia precedente: aparece la cabeza, en la que emergen por pri- mera vez los rasgos. El tronco se diferencia de las piernas, iniciandose Ia caida en la represion originaria del cuerp6=- tubo. Con la presencia de los pies se completan más aim las extremidades inferiores. No obstante, debemos puntualizar que comparte con las figuras anteriores el_predominto de_lo_especular, especi- ficado en la grafica a traves de la reduplication de los soles que enmarcan la superficie de la hoja en el Angulo superior y en el inferior. Otro aspecto central de este grafico es el que corres- ponde a la preeminencia del proceso de proyeccion. Las rayas con las cuales la nina comienza a colorear el cuerpo 84 rebalsan su superficie y pasan a invadir el resto de la hoja. El observador corriente podra imputar esto a la inhabi- lidad del nirio para realizar su trabajo; más de un maestro amante de la prolijidad podra corregirlo, porque "se salio" del espacio conventional. Sin embargo, los psicoanalistas conocemos muy Bien esta "operation" a traves de la cual un sujeto en construccion se sale de si para poblar otro espacio-fuera, que de esa manera, por primera vez, queda inaugurado, y la denominamos proyeccion sensorial primaria En esta grafica, las rayas cumplen por condensation dos funciones: por un lado, sirven a los fines de la unifica- cion, lo que Ricardo Rodulfo denomina "la construction de una superficie continua".16 Por otro lado, estas mismas rayas, que desbordaron los limites corporales, sirven a los fines de representar el movimiento desiderativo, movi- miento que ya se hacia presente en el magma. Van cobrando secuencialmente mayor diferenciacion, pero a la vez mantienen intacta su energia. Mis investigaciones sobre la constitution subjetiva temprana en coalescencia con la grafica infantil me han permitido corroborar que estructuralmente, como tiempo logic°, el_ c_uerpontub_o precede a_ la imagen del cuerpo entero contenido por la piel, para el cual Didier Anzieu acutio la expresion yo-piel.17 La imagen del cuerpo-tubo, deciamos, donde ya se dis- pone de las categorias de continente y de contenido, debe pues diferenciarse cuidadosamente del yo-piel, en el cual el cuerpo entero con una envoltura implica el funciona- miento de la oposicion fundamental yo/no yo. Este cuerpo entero se recorta como un objeto, entre otros, que tiene for- mas, figuras identificables y a la vez un nombre propio (Tustin). En las figuras siguientes podemos observar la creation de ese espacio interior/exterior. El dibujo (figura 15) se transforma, ahora si correspon- diendo a la clara discrimination yoica "lo escupo-lo 85 trago", planteada por Freud en su texto sobre la denega- ciOn. El pequerio, para constituirse saludablemente, debera como regla expulsar lo malo, proyectandolo, e introyectar lo bueno. Esta operation que se empieza a avizorar en las figuras anteriores se especifica mAs aim en este grafico. Las rayas del dibujo anterior se han transformado en los cuadrados que brotan de las cabezas como proyeccio- nes de supropio cuerpo, primer esbozo de lo que va a constituir en dibujos ulteriores el espacio privilegiado de la casa. Estas producciones, junto con las de otros ninos, (-Heron sentido para mi a la afirrnacion de Francisco Tosquelles,18 en su bello capitulo acerca de la grafica infantil, cuando nos dice que a pesar de la aparente independencia de la casa y los distintos elementos del paisaje, estos no dejan en ningun momento de formar parte del cuerpo proyectado hacia el espacio exterior. Observemos que otros elementos proyectivos pueblan el dibujo, se reinsertan, resignifican- dose fragmentos del magma, pequerios guijarros, esbozo de camino, rudimentario piso por el que transitan estos comparieros de aventura: Flavia: La abuelita y el nietito con gorros de cocinero. Notemos que nieto y abuela, diferenciados en su elocu- cion, no lo estan aun en la grafica, diferenciacion a la que nuestra pequeria dibujante arribara, seguramente despues de recorrer algunas otras vicisitudes. En los dibujos siguientes (figuras 16 y 17), la casa aparece francamente como imagen desprendida del propio cuerpo y a la vez diferenciada. La espacialidad que se inaugura es otra, ya que en los grafismos anteriores el espacio hegemonico era el de inclusiones reciprocas, mientras que en estos aparece claramente constituido el espacio exterior. El cuerpo, luego de diseminarse a traves de las figuras anteriores, ha pasado a ocupar otro espacio. Esto que acon- 86 tete en el grafismo corresponde a un proceso central en la estructuracion subjetiva que es inherente a la separation del Otro primordial. Las ruedas de la casa marcan la humanization del objeto y, a la vez, la proyeccion del factor dinamico, ya que son el equivalente de las piernas. Estos graficos constituyen una transformation del magma inicial: encontramos en ellos los mismos elementos de los cuales parte nuestra pequeria investigadora, pero ahora agrupados, desplazados, transformados y recom- puestos en un "todo" distinto. Los elementos corpusculares iniciales dan Lugar al cuerpo por yuxtaposicion de zonas redondeadas; las lineas se organizan en distintas superficies, dando soporte al mismo cuerpo y a la casa. El analisis que realiza Frances Tustin en relation con la emergencia_de_la cruz en el momento en que los pequelios pacientes abandonan la envoltura autista y experimentan la sensation primera de su cuerpo erecto es un buen punto de partida para precisar uno de los aspectos pre- sentes a ser descifrado en los trazados de las ventanas con que los ninos pueblan sus primeras representaciones de la casa. Lo pulsional parece una varita magica que va tocando los cuerpos y transformando cada una de sus partes en una zona erogena. El movimientodesiderativo es el que le da cuerpo al sujeto, en el estricto sentido psicoanalitico del terrnino. El pequefio, a traves de este transit° subjetivo, logra acceder a esa corporeidad erogena. Hemos de puntualizar que este grafismo no esta uni- formemente hecho pulsion: observemos que lo pulsional en estos dibujos recae sobre la cara devenida rostro, no asi en las manos que aun permanecen como punos. Enfoquemos ahora nuestra lente a la superficie del ros- tro. Los ojos no solo "yen" sino que por ariadidura de lo escopico "miran", invistiendo un objeto exterior virtual. Papel activo en esta mirada juegan las arqueadas cejas y las vigorosas pestarias, todo un verdadero dispositivo 87 a montado en la comunicacion con el mundo. "Ventanas bien abiertas", autenticos chorros de libido objetal. Lo olfatorio encuentra tambien su posicion de privile- gio en el rostro; no puede menos por el rol que el olfato tiene en la cotidianidad actual de la pequeria dibujante y que se remonta a los primeros momentos de su vida. Orifi- cios tambien abiertos al mundo que le permitieron contac- tor muy tempranos con los objetos primordiales en forma conjunta con los otros canales que le dieran cuerpo. Las rueditas de la serie, verdadera energia, carga, factor dina- mico, pura deseancia, enmarcan ahora la boca, lo cual nos habla de su papel central en el tramite de subjetivacion. Y, en otro sentido, ponen en evidencia el logrado tramite de intrincacion pulsional, de la verdadera ligazon de zonas erogenas. Los gorros y las chimeneas se hallan configurados con analog° trazado. Ello pone de relieve la localizacion imagi- naria del proceso de pensamiento. El pensar es para el nino caracteristico de la cabeza, esta anclado en esa localizaciOn corporal; de alli, el tipico humo que emerge de la chimenea tiene que ver en la grafica infantil con la produccion del pensar; el pensar en tanto funcion, en tanto matriz que posi- bilita todo ulterior pensamiento, y es asi como ese mismo humo, trazo vital, constituye lo que podemos denominar protoletra, es decir, la base, la infraestructura de la cual han de advenir luego las letras, ya en una diferenciacion ulte- rior: pasaje de la escritura grafica a la escritura fonetica. Lo que win no aparece discriminado en las figuras es la asimetria ligada a la diferenciacion sexual. Estas no han asumido todavia la oposicion masculino/femenino. En cuanto a la relacion imagen de base-imagen dina- mica, podemos deducir que existe una muy bien lograda condensacion e interpenetration de ellas, teniendo un lugar equivalente en el dibujo los componentes ligados a ambos niveles de la imagen inconsciente del cuerpo. Pasemos ahora al analisis de la figura 18. Dibuja en pri- mer lugar una nina, un edificio de departamentos de varios pisos, una chimenea con gran humo, una serial de 88 transit° con el signo que en el codigo respectivo denota la prohibicion de estacionar. Esta sepal, por su forma y posi- ciOn, ocupa el lugar habitualmente concedido al arbol en los dibujos de esta epoca. La importancia de este grafico radica en mostrarnos a un sujeto en el trance de asumir la posicion edipica en toda su plenitud y con todas sus consecuencias. La clave nos la proporciona la funcion de la serial de transito, ya que al ser interrogada, la nina la define como "prohibido estacionar". Prohibido estacionar que en la organizacion espacial de la grafica se emplazara, decisivamente, entre el "cuerpo de la casa" y el "cuerpo de la pequeria". Se prohibe a la nina seguir estacionada junto al edifi- do, situaciOn que puede ser comparada con la de Michelle, cuyos graficos veremos más adelante, quien, a diferencia de Flavia, por la misma epoca permanece incluida y eclip- sada en el cuerpo materno, vale decir, excesivamente esta- cionada en el. Examinemos ahora la consecuencia subjetiva de que se acepte este "prohibido estacionar". En primer termino, se marca de un modo inequivoco la diferenciacion sexual, abandonando la simetria naciente que no distingue a la nina del varon. Elementos como la forma de la cabellera, los tres morios, el vestido, etc., significan, de un modo claro, este proceso de diferenciacion. Caracteristico de este momento es que la identificacion se pone al servicio de esta nueva simbolizacion. Con este dibujo tenemos un bello ejemplo de trabajo ps'iquico que la nina esta realizando. El humo, adern6s de irse vigorizando más y mas en relacion con la serie ante- rior, apunta a un nuevo personaje colocado arriba a la derecha, que es el sol y, por otra parte, su movimiento se reduplica, lo cual marca el punto de identificacion en la cabellera de la nina. La pequeria no se confunde con la casa, pero encontra- mos en su cuerpo elementos que extrae de ella. El humo se ha transformado en posesion de la nina, metamorfoseado en cabellera femenina de esplendor falico. 89 Irnportante es enfatizar en este punto la diferencia entre la identification especular donde uno es otro no aceptado como exterior y la identification emergente de la relacion con el objeto que c2racteriza el momento edipico. Correlativamente se puebla el interior del cuerpo de la nina con zonas de alta intensidad de color, que debemostrabajar —al igual que Freud lo hace con los suefios— como indicadores de la intensidad libidinal con que la pequefia inviste en este moment() estas zonas erogenas: manos y genitales. Si dirigimos nuestra atencion a la casa, convertida ahora en un edificio de departamentos con clara delimi- tacion de los pisos que lo compone.n y el trazado de lo que la nina define como "ladrillos", observaremos que el cuerpo del edificio es correlativo y simultaneo a. la pose- sion del propio. Cada uno de ellos avanza en su diferen- ciacion especifica. La larga chimenea reproduce, inver- tida y en un desplazamiento de la parte inferior a la superior de la hoja, la protuberancia falica de la falda. Este pasaje hacia arriba puede pensarse como una evi- dencia del desarrollo de sublimaciones, es decir, que lo falico inviste el pensamientos preparando el camino para la valorization de nuevas realizaciones intelectuales o simbolicas. El aceptar la prohibition tiene su coronamiento en que la nina ocupe ahora un lugar absolutamente central en la hoja: es la protagonista indiscutible del dibujo, lo cual nue- vamente contrasta con esa primera realization de Michelle, en donde se invisibiliza, dejando a la madre en primer piano. Es decir que el "prohibido estacionar" ha operado como un factor eminente de individuation, tramite indis- pensable para que un sujeto pueda. "jugar" la conflictiva edipica en todos sus matices y: contradicciones. Un dibujo posterior nos ofrece datos .complementarios de lo que venimos exponiendo. En esta figura 19 el clasito triangulo del complejo de Edipo se visualiza sin ocultamientos... • Flavia: La mama esta arriba, la nena en la escalera, en el piso, el papa. Notese como la censura opera cuidando que la forrnu- lacion no sea, por ejemplo, el papa y la nena. En el hecho de la organization del grafico, padre e hija estan muy proximos, emparejados, al tiempo que la nina se situa al pie de la misma escalera en la que la madre ocupa los peldatios superiores. En "la misma escalera" podemos reconocer el itinera- rio de la identification: el carkter complejo del Edipo, su forma doble en tanto positivo y negativo, amen de los equilibramientos permanentes e inestables entre el deseo y la censura que se manifiestan en el enorme corazon que vincula a madre e hija, contrapesando la cercania de esta al papa. La madre ha sido enviada lejos, pero en un honroso puesto de preminencia al estar en la parte superior de la hoja. Por otra parte, un examen rmis atento nos la muestra en los aires, no terminada de apoyar en los peldailos: podria caerse de alli. Conviene subrayar atin como se verifica el pasaje del ser al tener. En la estructura misma del grafico, la forma de la nil-la no se confunde con la del padre. Para "tenerlo", ella mantiene una conexion con la madre (el largo hilo) y reproduce algunos de sus rasgos. "Ser" como la mama para cumplir el deseo edipico en relaciOn con el papa. Lo informe del mamarracho, que fue nuestro punto de partida, se ha metamorfoseado en triangularizacion sexuada. NOTAS 1. Rodulfo, Ricardo: Seminario Estudios clinicos, Buenos Aires, Tekne y Ed. C.E.P., 1989. 2. Aulagnier, Piera: La violencia de la interpretation, Buenos Aires, Amo- rrortu, 1977. 3. Tosquelles, Francisco: "Contribution a la investigation de tecnicas 90 91 de education de los retrasados mentales graves", en Maternaje tera- pEutico con deficientes mentales profundos, cap. VII, Barcelona, Ed. Terra Nova, 1973. 4. Freud, Sigmund: El yo y el elk, 0. C., Madrid, Biblioteca Nueva, 1948. 5. Winnicott, Donald: Realidad y juego, Buenos Aires, Gedisa, 1969. 6. Dolto, Francoise: "Personologia e imagen inconsciente del cuerpo". El cuerpo del deseo, Mexico, Siglo XXI, 1985. 7. Tustin, Frances: Barreras autistas en pacientes neurdticos, Buenos Aires, Amorrortu, 1989. 8. Jerusalinsky, Alfredo: Psicoandlisis del autismo, Buenos Aires, Nueva Vision, 1987. 9. Sarni-Ali: Cuerpo real-cuerpo imagihario, Buenos Aires, Paidos, 1979. 10. Tustin, Frances: ob. cit. 11. Rodulfo, Ricardo: El nino y el significante, Buenos Aires, Paidos, 1989. 12. Rosenfeld, David: "Trastornos en la piel y el esquema corporal. IdentificaciOn proyectiva y el cuento infantil 'Piel de Asno'",Rev. de Psicoandlisis, APA, 1975, NQ 2. 13. Freud, Sigmund: "Observaciones psicoanaliticas sobre un caso de paranoia autobiograficamente descripta," Madrid, Biblioteca Nueva, 1948, tomo II. 14. Tustin, Frances: ob. cit. 15. Tustin, Frances: ob. cit. 16. Rodulfo, Ricardo: El nino y el significante, ob cit. 17. Anzieu, Didier: "Le Moi Peau' , Nouvelle Revue de Psychanalyse, rtg 9, Paris, 1974. 18. Tosquelles, Francisco: ob. cit. 6. INTRODUCCION AL DIAGNOSTICO A TRAVES DE LA ESCRITURA GRAFICA El recorrido hecho hasta aqui nos ha permitido detec- tar tiempo y vicisitudes decisivos en la constitution de la subjetividad. Emprenderemos ahora, a modo de variante, un camino en otra direction. En la clinica psicoanalitica con nifios y adolescentes cada vez más se me ha impuesto como insoslayable en el diagnostic° diferencial el material gr6fico producido por los consultantes. A traves del dibujo, lo primero que pro- curo precisar es —retomando una pregunta de cuya fecun- didad hemos dado cuenta en un libro anterior-1 en que trabajo anda el nino o el adolescente que tenemos frente a nosotros. Establecer esta cuestion es de hecho inseparable de evaluar si en este trabajo de realization simbolica y de construction del aparato psiquico ese nino o adolescente se encuentra detenido en su desarrollo, silenciado por la inhibition, estereotipado por el sintoma, vuelto hacia atras en una descomposicion regrediente que lo desmantela (Meltzer) o si lo esta cumpliendo saludablemente, es decir, conflictivamente, pero sin los impases enumerados. Es necesario ante todo subrayar una diferencia de prin- cipio con los procedimientos a traves de los cuales las tec- nicas proyectivas en sus diversas inflexiones utilizan las producciones figurales. Para empezar, mi propuesta toma distancia y se caracteriza por una prudencia metodologica con respecto a la obsesion por el significado que constrifie dichas tecnicas. En cambio, mi prioridad se dirige más 92 93 Page 1 Page 31 Page 32 Page 33 Page 34 Page 35 Page 36 Page 37 Page 38 Page 39 Page 40 Page 41 Page 42 Page 43 Page 44 Page 45 Page 46 Page 47 Page 48 Page 49 Page 50 Page 51 Page 52 Page 53 Page 54 Page 55 Page 56 Page 57 Page 58 Page 59 Page 60 Page 61 Page 62 Page 63 Page 64 Page 65 Page 66 Page 67 Page 68 Page 69 Page 70 Page 71 Page 72 Page 73 Page 74 Page 75 Page 76 Page 77 Page 78 Page 79 Page 80 Page 81 Page 82
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