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Cap 4 y 5 Punta Rodulfo, El niño del dibujo

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MARISA RODULFO 
ISBN 978-950-12-4164-8 
1 0 1 6 4 
9 8 7 8 9 5 0 1 2 4 1 6 4 
)www.paidos.ccm 
www.paidosargentina.com.ar 
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< 
in texto psicoanalitico por entero dedicado al dibujo infantil es un aconte-
)imiento poco comtin. Mucho más si, como es el caso, no se limita a emitir 
:onsideraciones tecnicas,, si se adentra resueltamente en las cuestiones 
tindamentales de la constituciOn subjetiva: historia de la estructuraciOn 
el cuerpo y sus tiempos lOgicos, funciOn del semejante, adquisicion de la 
identidad sexual a traves del complejo de Edipo y otros aspectos que se 
Ovestigan analizando lo figural como una estructura especifica e irreducti-
ble. Todo ello respaldado en una discusiOn y puesta al dia de las concepcio-
nes actuales sobre la nifiez tal como se desprenden del estatuto que se 
>torgue al dibujo. A su vez, esta puesta al dia alcanza los procedimientos 
de lectura y de cifrado, que se despliegan minuciosamente. Esta ida y 
iuelta entre los presupuestos epistemolOgicos y metodolOgicos y los porme-
Cores del trabajo clinico constituye uno de los aspectos más destacados de 
esta obra y es tambien uno de los que determinan su interes no solo para el 
) sicoanalista y el psicologo clinico sino para el estudioso del desarrollo, el 
pedagogo y otros especialistas interesados en la infancia y en la adolescen-
cia. Un estudio de diversos destinos psicopatolOgicos tal como se detectan 
)37 tal como pueden ser abordados terapeuticamente a traves del dibujo 
ocupa los Ultimos capitulos, reposicionando asi el valor de aquel para el 
yiagnOstico diferencial. 
Marisa Rodulfo, psicoanalista de larga trayectoria, es coordinadora docen-
e del Programa de ActualizaciOn de Postgrado en Psicoanalisis con Nitios y 
Adolescentes y profesora asociada de Clinica de Nirios y Adolescentes de la 
Universidad de Buenos Aires. Estudici pintura con el maestro Demetrio 
krruchUa, lo cual incide en la estetica .que subyace a este texto. Ha publica-
do La clinica del nino y su interior y, en coautoria con Ricardo Rodulfo, 
Clinica psicoanalitica con ninas y adolescentes y Pagar de mcis 
EL Ni&O 
DEL 
DIBUJO 
ESTUDIO PSICOANAUTICO 
DEL GRAFISMO Y SUS FUNCIONES 
EN LA CONSTRUCCION TEMPRANA 
DEL CUERPO 
)PAIDoS PSICaLOGiA PROFUNDA %llp PAIDOS PSICOLOGiA PROFUNDA 
4. METODOLOGIA DEL DESCIFRAMIENTO 
Se hace ineludible ahora, como parte del recorrido que 
vengo siguiendo, desglosar con cierta minuciosidad los 
procedimientos de lectura de lo figural que a lo largo del 
trabajo clinico he ido desarrollando, ya que difieren de los 
mas o menos clasicos en psicoanalisis. Siendo asi, se justi-
fica una aproximacion a la "microfisica" de estos procedi-
mientos que, por otra parte, retorrian y procuran desarro-
liar principios basicos de desciframientos establecidos por 
Freud en La interpretacidn de los suerios. Se trata, entonces, 
de echar una mirada al taller donde el analista trabaja y 
donde se fragua lo que luego aparecera como interpreta-
ciones ya constituidas. 
La primera aclaracion concierne al concepto mismo de 
lo figural. Lo figural no se reduce aqui al regimen de lo 
figurativo, de la misma manera que el concepto de escri-
tura en que nos apoyamos no se reduce al de escritura 
fonetica. En cambio, lo figuralapunta al trabajo_del trazo y 
a las condiciones de la puesta en visibilidad. Por lo tanto, 
el mamarracho no esta considerado como un mas aca del 
sentido, como algo previo a lo figural ni como algo previo 
al dibujo propiamente dicho. Al contrario, en la base 
misma de toda figuracion opera su potencial de continua 
desfiguracion y de continua transfiguracion, hasta el 
punto que podriamos decir que el arte del analista_ estriba 
en detectar lo que de mamarracho insiste en cada dibujo, 
el fondo de mamarracho del cual ha salido y que el ojo 
analitico devela en sus operaciones de descomposicion de 
la unidad plastica del dibujo como contenido manifiesto. 
La experiencia de lo que nos suele suceder como ana-
listas obliga a insistir en la necesidad, en la dificultad de 
apartarse de los significados convencionales que lo visual 
impone con tanta fuerza. En este punto, podriamos decir 
que el movimiento del analisis no se puede llevar a cabo, o 
solo con fuertes limitaciones, a menos que el analista, 
siguiendo un recorrido contrapuesto al de los teOricos de 
la Gestalt, no se deshaga de la "buena forma" y su terrible 
eficacia imaginaria, que suele limitar el analisis a desplaza-/ 
mientos del contenido manifiesto mas que a su desmon- 
taje. 
 
Ante todo, entonces, nos interesaran las condiciones de 
instalacion que presiden el ingreso del nifio a la hoja de 
papel, y que habitualmente pasan desapercibidas al que- - 
dar recubiertas o reprimidas por las configuraciones aca-
badas que capturan al observador en posicion no analitica., 
Trataremos de determinar, por consiguiente, la manera en 
que el nifio se aproxima y entra en ese nuevo espacio. 
zQue relaciones establece con la hoja como espacio y como 
la usa? zQueda, por ejemplo, el nifio cenido a una pseudo-
cupacion de todas las hojas que encuentra a mano sin 
poder verdaderamente dibujar, como quien firma papeles 
en blanco dejando a un otro el poder de una escritura efec-
tiva? 
Conocemos este ritmo hipomaniaco en muchos pacien-
tes nifios, y es interesante que, contra lo que se podria pen-
sar, no se trata de que mamarracheen, lo que implicaria 
una verdadera ocupacion del territorio de la hoja: descar-
gan sobre ellas elementos diversos, desde la tinta del mar-
cador a plasticola, sin que esos elementos pasen de cosa a 
trazo, y eso aun cuando realicen dibujos efectivos desde el 
punto de vista estrictamente observacional.1.2 Pero el ana-
lista aqui puede objetar que un dibujo no necesariamente 
es un material, asi como establece una diferencia entre aso-
ciaciones verbales y enunciados del llamado "pensamiento 
operativo" destinados no a producir sino a colmar un 
0 0 0 :\ 
 
-1 0 0110*11 n 0001 
II 
vacio de subjetividad. Nos cuidaremos entonces de la ten-
tacion de equiparar automaticamente dibujos (asi tambien 
como dichos o juegos) a material. De hecho, tanta supera-
bundancia puede muy Bien ser indicativa de una impoten-
cia para la escritura en tanto material inconsciente. Por 
eso, en estos casos, opto por acotar la cantidad de lo que se 
ofrece a la voracidad del nitio: unas pocas hojas y no más, 
no todas las hojas y más y más. 
Contrastan con este despliegue maniaco de horror vacui 
las operaciones del nino que puede, en cambio, aposen-
tarse en un espacio de trazo. 3 Sea hoja, pizarron, mesa de 
trabajo, niiio al que a veces una hoja le alcanza para una 
sesion y at más, cuando la retoma en la sesion siguiente 
o en algun momento de su analisis, es decir, la asocia, la 
significa, libre de la compulsion de Ilenar lo que no se 
puede Ilenar, o de evacuar y expulsar pretendidamente 
fuera de si un malestar que siempre retorna. 
El producto puede parecer el mismo en uno u otro caso 
fuera de la situacion transferencial. Es esta la que nos da la 
posibilidad de calibrar diferencias tan esenciales, aun 
cuando sobre el papel, desde el punto de vista del conte- 
nido manifiesto, se perciban representaciones analogas: 
hojas de papel cubiertas de dibujos en uno u otro caso. 
zSe comporta el nitio repetitivamente como si el espa-
cio disponible fuera de hecho mucho menor, ocupando 
minimas porciones de el? 
El hilo de la repeticion nos orienta aqui, prescindiendo 
momentaneamente de lo que el nifio haga y del sitio 
donde lo emplace, al hecho de una ocupaciOn siempre 
reducida en relacion con un potencial posible. 
En otros casos, en cambio, sistematicamente lo que el 
nifio realiza desborda el espacio efectivo de la hoja: 
muchos elementos quedan seccionados en su aparicion, no 
II 
	
III 
II I II III 
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65 
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• • • • 	• 	\ 
„„ ,,,,, • 
caben alli, nunca caben todos alli. 0 es siempre determi-
nado elemento el que no termina de insertarse porentero. 
Las piernas de la figura humana, la copa del arbol, etc. 
Esto es mas singular todavia cuando habria cabido de 
haber dispuesto el nitio la hoja en otro sentido del que 
insistentemente utiliza si quiere conservar las mismas 
dimensiones o reducir esta Ultima para conservar la posi- 
cion de la hoja. 
Asimismo, escisiones del yo no siernpre detectables en 
otras manifestaciones del nifio afectan el modo de ocupa-
cion del espacio de la hoja de una manera distinta de las 
anteriores: como en el caso de la estructuracion de ejes 
divergentes que separan el piano de la hoja proponiendo 
agrupaciones que parecen realizadas por distintas perso- 
oi 
1 
nas, o bien descomponiendo ese espacio siempre en la 
misma dicotomia rigida de lo superior y de lo inferior; 
arriba y abajo se desarrollan escenas que no parecen guar-
dar ninguna correspondencia entre si. 
II 
.1\
Hay elementos que no tienen modo de aparecer en el 
dibujo final, cuya significacion solo puede evaluar la 
66 
atencion flotante del analista en el transcurso del trabajo 
del paciente. Tal el caso de la orientacion predominante-
mente centrituga o centripeta de los trazos, en tanto posi-
ble indicador de derroteros libidinales prevalentemente 
objetables o prevalentemente vueltos hacia el propio 
cuerpo. 
Otro aspecto importante en el punteo que el analista 
hace de los modos de espaciamiento de lo figural con-
cierne a las transforrnaciones en las mismas regiones de la 
hoja a lo largo de una secuencia. 
Lo examinaremos a traves de los dibujos de Mariana, 
nina que, abandonada al nacer, permanecio durante un 
mes sin padres y sin nombre. Adoptada luego, es llevada a 
la consulta por primera vez a los tres atios por padecer un 
mutismo selectivo que impedia su insercion en el mundo 
extrafamiliar. 
Lo primero que nos llama la atencion en estos graficos 
que hemos escogido es la distribuciOn de los elementos en 
la hoja, donde siempre se establece una polarizacion entre 
lo terrestre y lo celeste. Esta polarizacion deja una enorme 
franja intermedia que la nina puebla con una serie de 
transformaciones. 
Mariana: Una reina sentada (figura 1) 
Esta esperando al rey, vino de otro castillo. 
Este es un bichito. 
Analista: zPodes contar algo del bichito? 
Mariana: Quiere subir ahi para saludar a la reina y el 
rey. Le trae granitos de lluvia, granitos de maiz. 
Analista: z El bichito es el que le trae la comida a los 
reyes? 
Mariana: Si, les trae la comida, los puntitos violetas son 
los granitos de maiz. 
Estan solos... estan esperando a otra reina y a otro rey. 
Van a venir manana. 
Van a venir pajaritos para saludarlos. 
Analista: iTodos reyes y reinas? zNo hay otra gente? 
Mariana: Son todos reyes y reinas. 
67 
 
ao 
a 
3 
3 
13 
No hay personas. Este es un pais de reyes. No hay per-
sonas, si animales. 
Mariana: (Hate una figura humana, figura 2). 
Analista: zQue tiene en la cabeza? 
Mariana: Monitos. Es mi mama y esta pescando en el 
campo, (cambia los colores del sol). El sol se puso de muchos 
colores, asi se hace de noche y de dia. La senora quiere que 
se haga de noche y de dia para que se haga todo lindo. 
Analista: zY eso que dibujaste ahora? 
Mariana: Son lunas. 
Analista: zPara que tantas lunas? 
Mariana: Para que se vayan sobre la cabeza... para aga- 
n-ar la luna... y no se puede... 
Analista: zAgarrar la luna no se puede? 
Mariana: Es algo que no se puede. 
Mariana: Hice la tierra (figura 3) y pajaros muy chiqui-
tos. Dibujo nubes para que los pajaros se tapen (hace un 
avian). 
Este es el avian. El avian que no se puede equivocar. Es 
un avian de guerra, poderoso... 
Analista: Para que no se equivoque ha de ser de guerra 
y poderoso. 	 • 
Mariana: Si, para que no se equivoque: 
Mariana: (Dibuja un drbol con frutos fuera del mismo). 
Analista (Hago notar que es una figura que se reitera): 
Frutos fuera de la copa. 
Mariana: Son para que los coma el senor. Va a subir al 
arbol para corner las uvas. Le voy a hacer una escalera, si 
no no puede subir. Va a encontrar tantas uvas, tanta ham-
bre tiene el senor. 
Mariana: La nena esta paseando. Hay un arbol con fru-
titas. El gato esta en la casa y los pajaritos vuelan en el 
cielo (figura 4). 
Mariana: La nena esta en el campo. Hay flares y una 
vaca, los pajaritos son muy grandes (figura 5). 
Recapitulando estas transformaciones se observa un 
trabajo de la nina por suturar una disyuncion al parecer 
excesiva que entre otras cosas pueda volver un espacio 
habitable por personas. A esa altura del problema surge la 
figura del bichito a cargo de una tarea maytiscula para su 
pequenez: dar de corner a los reyes, ocuparse de sus vien-
tres, dar el ser a los padres. 
Esta preocupacion por el dar de comer continua (figura 
3) con tantos frutos fuera de la copa, llevando al analista 
inevitablemente a preguntarse si la nina se debate en torno 
a la problematica de un vientre estetil que deberia ella vol-
ver fecundo. 
El riesgo que corre es que en este impase se esterilice 
su cabeza en cuanto engendradora de pensamientos y 
movimientos propios. 
En el mismo dibujo, otro paso de sustitucion hace apa-
recer pajaros donde habia puntos y lunas, y una escalera 
refuerza la necesidad de mediation, preparando el camino 
para un nuevo y vigoroso despliegue (figura 4). Aqui la 
escalera ha crecido hasta convertirse en una torre con fru-
tos en su interior; un gato, un pajaro. Uno de los arboles 
aim esta rodeado de los antiguos puntos-frutos, solo que 
ahora tambien los muestra en su interior. Lo más impor-
tante: de la cabeza de la nina brota una secuencia de paja-
ros que configura una verdadera escalera at cielo literali-
zada por trazos verticales rectilineos. En el extremo 
superior, estos pajaros se vuelven lunas, pero la figura 
siguiente (figura 5) en su retroaction confirma lo que 
podia parecer aun presuntivo al observar estos pajaros, 
que es su caracter de letras, su transition a la escritura 
fonetica. Nuevamente emanando de la cabeza de la nina, 
tanto que su forma originaria ya esta en el trazo de los 
cabellos, los pajaros se despliegan ahora como gigantescas 
letras, o mejor dicho como la letra fundamental del verda-
dero nombre de pila de la nina donde M y N tienen una 
69 68 
posicion de preeminencia. Los miniisculos puntitos comes-
tibles, destinados a rellenar el vientre de los grandes, se 
han convertido en pensamientos alados de la nina que rit-
man el proceso de la cura y la superacion de sus trastornos 
para ocupar espAcios no familiares. 
Pero observemos, para concluir, que lo que nos ha per.-
mitido seguir el itinerario y las vicisitudes de esta cadena 
asociativa ha sido atenernos tenazmente a un punto de 
metodo riguroso:, cenirse a las repeticiones y transforrnaciones 
siempre la misina; de los dibujos de la, 
pequena sin perder de vista nunca ese elemento. 
El estudio de los suenos y ciertas notables anticipacio-
nes de Freud, como la M de la oreja de los lobos en la "His-
toria de una neurosis infantil", tendrian que volver redun-
dante mi insistencia en un elemento formal decisivo, si no 
hiciera necesaria esta redundancia tanto descuido de lo 
formal que el analisis del dibujo infantil sufriera por abu-
sos de lectura en el plano de contenidos y de simbologia 
más o menos psicoanaliticos. 
Decisiva es justamente la consideracion cuidadosa de cier-
tas invariantes formales caracteristicas en muchas secuencias 
graficas, donde no importa cual sea la dramatica manifiesta 
del relato en cuestion. El analista cuidadoso detecta trazos 
que insisten en cierta configuracion material reconocible. 
Tomemos en consideracion la siguiente secuencia (de 
la cual es autor un piiber de 12 afios). 
III 
Es distinto, por ejerni_-)1(), a prop6sito del drbol referirlo 
analogicamente a simbolo fAlico, procediendo con una 
metodologia que comporta más rodeos pero tambien pro- 
tege de una desmesura de lo imaginario, hacer notar la 
invariante formal de las dos esferas simetricas que aun 
rotando la hoja se mantienen,separadas por una masa mas 
alargada en posicion centrica. 
1A\ 
• • 
I 	 II 
	
III 
El resultado final puede parecer el mismo y el simbolo-
gista se ahorro molestias tales como it rotando la hoja 
cuartos de vuelta; pero su corto circuito al significado en 
muchas otras ocasiones lo Ilevara a errores y a descifra-
mientos estereotipados del material. Ademas, se privara 
siempre del recurs() de obtener cierta confirmacion de una 
hipotesis apoyada en invariantes objetivables y claramente 
transmisibles. 
Es interesante, por otra parte, como esta invariante for-
mal se asocia a un hecho clinico fuertemente sugestivo. 
Este nino, desde el inicio de la pubertad padece estados 
corporales de perdida del eje vertical que lo obligan a 
recostarse, interrumpiendo cualquier actividad que este 
desarrollando de una manera tan desconcertante que ha 
obligado a conjeturar y a descartar etiologias organicas 
diversas. La perdida de la ereccion en el ha devenido, 
entonces, un sfntoma central cuyo sub texto falico aquella 
invariante formal revela. 
Los colores, las luminosidades, las gradaciones en las intensi-
dades cromaticas constituyen otros de los elementos a desbro-
zar psicoanaliticamente, dado que en ciertas ocasiones es a 
traves de ellos como se descubre algo esencial. Pero aqui 
tambien nos cuidaremos de la simplificaciOn consistente en 
adjudicarle a determinado color determinado significado. 
Una vez más, en lugar de esto se trata de rastrear fre- 
70 71 
• 
• 
• 
• 
3 
3 
3 
3 
cuencias. En un nino, que ademas es obeso, los tinicos ele-
mentos coloreados en sus dibujos son los comestibles. Esto 
se combina con invariantes formales que asimilan el cuer-
po humano descabezado a una parrilla donde se asa came 
o a una mesa donde se apoyen alimentos. 
5. LA FORMACION DE LA SUBJETIVIDAD 
Y SUS TIEMPOS. 
SU RECONSTRUCCION MEDIANTE EL DIBUJO 
I 
	
II 
No nos ha de extraflar que en la practica clinica se mul-
tiplique este genero de materiales donde se combinan y se 
superponendistintas variables:cromaticas, formales, espal 
cual es mucho mas frecuente que la existen-
cia de una sola de estas regularidades. Tampoco se trata de 
limitarse a una inversion y excluir toda referencia al conte-
nido tematico. De hecho, ocupa su lugar en el interior de 
esta serie que estoy proponiendo y en no pocas secuencias 
de production graficas. El hilo del contenido argumental, al 
repetirse en diferentes inflexiones, nos guia con tanto dere-
cho como cualquier otro elemento discernible, tal el caso 
de la bruja en los dibujos de Lorena (cap. VII) que, por otra 
parte, es el elemento más intensamente coloreado. 
Nuevamente la trabazon de distintos aspectos puestos 
en juego en la composition del material grafico se impone 
como lo mas usual, lo cual no puede extratiamos pues es 
tambien lo más congruente con las propiedades polifoni-
! cas de la escritura inconsciente. 
NOTAS 
1. Tustin, Frances: Estados autisticos en los nirios, Buenos Aires, Paidos, 
1987. 
2. Material de Hernán, vease el capitulo VI de este libro. 
3. Rodulfo, Ricardo: Seminario Estudios clinicos, Buenos Aires, Tekne, 
1989. 
En sus recientes Estudios clinicos, Ricardo Rodulfo I con-
ceptualiza tres puntos de inflexion en la estructura de la 
subjetividad, puntos de inflexion que gravitan en relation 
con tres espacios fundamentales, que el autor designa 
como lugares de aposentamiento para dicha subjetividad, 
respectivamente: 
• cuerpo materno 
• espejo 
• hoja de papel (designaciOn convencional, tan valida 
como la de cualquiera de sus numerosos equivalentes, 
el pizarron, por ejemplo, o la mesa de trabajo donde el 
nitio arma escenas de juego, escribe escenas de juego, 
podriamos decir). 
En cada uno de estos lugares de aposentamiento hay 
que considerar la interaction compleja y reciproca de los 
registros de lo Real, lo SimbOlico y lo Imaginario, pro-
puesta por Lacan. 
Por otra parte, estos lugares no estan dados, no le son 
prefabricados generosamente al nifio: en realidad, este 
debe construirlos con los materiales de su constitution bio-
logica sumados a los materiales ofrecidos por el mito fami-
liar a traves de las funciones materna, paterna, fraterna, 
etc. La paradoja es que al erigir estos lugares para ariidar va 
produciendo simultaneamente su propia corporeidad en 
tanto que subjetiva. 
72 
	
73 
La aparente sucesion temporal simple en que se pre-
sentan dichos lugares no debe engailarnos, pues de hecho 
coexisten como en el modelo geo.logico de Freud de las 
"capas de lava", retroactuan los unos sobre los otros y se 
transmiten sus realizaciones. y sus desmayos. La conquista 
de cada uno de estos lugares de aposentamiento es una 
hazaiia de la subjetividad, cotidiana e imperceptible las 
más de las veces, pero colosal en sus efectos: el despliegue 
de estos tres modos de la espacialidad es . necesario para 
que haya un pleno orden humano. 
Si nos hemos detenido en la evocation de esta teoriza-
ciOn, que a su vez retoma elementos basicos de la metapsi-
cologia de Piera Aulagnier, 2 se debe a la medida en que 
permite acotar y amojonar el salto, el acceso, mas aun, la 
fabrication de la hoja de papel a traves del protodibujar, 
del mamarrachear. 
El esquema de los lugares de aposentamiento permite 
subrayar, destacar, el valor estructural de lo que de otro 
modo puede pasar como un anodino o anecdotico hecho 
de crecimiento. Otras veces, la fascinaciOn por los dibujos 
en si mismos, su variedad y colorido, por las particularida-
des de su composition, vela la trascendencia de esa opera-
cion simbolica crucial que es la construction de un espacio 
en tanto hoja, pizarron, tela o lo que fuere. 
La cria humana, desde el momento de su nacimiento, ha 
de atravesar multiples peripecias para constituirse —a traves 
de procesos en principio abiertos, inacabados— en sujeto 
apuntalado en el organismo, pero irreductible a el. Recorrido 
laberintico, entramado por marchas y contramarchas, escan-
dido por detenciones, tanto como por saltos pronosticables 
pero impredecibles en su direction ultima. Recorrido no 
atravesado jamas linealmente ni de una vez para siempre y, 
ante todo, diferente siempre, nunca identico a otro. 
Recorrido en fin, emprendido siempre una vez más, 
cada ocasion en que el nifio se arroja y es arrojado a una 
nueva aventura. Asi, las primeras palabras... los primeros 
pasos... cada vez peldanos de una empresa continuamente 
reabierta. 
74 
Y tambien, un dia, primeros dibujos, apertura al papel. 
Se constata una diferencia cualitativa importante con todo 
lo anterior. Estas primerisimas producciones gr6ficas, figu-
rales, al tiempo que inician una profunda inflexion en la 
subjetividad sin precedentes, nos permiten, al retomar en 
un nuevo ambito viejas problematicas ya liquidadas o al 
menos medianamente atravesadas en otras instancias, algo 
que podemos asimilar a obtener verdaderas "fotogra-
fias"... de momentos preteritos, de combates apenas extin-
guidos, que se actualizan ante el papel aun vacio o atin por 
constituir y un abanico de colores. 
Espacio blanco que se poblar6 de marcas, trazos, 
archiescrituras... letra, en fin, bajo las apariencias del 
mamarracho en desorden. zHecho simple del crecimiento? 
Antes bien, resonante acontecimiento vital; he aqui la pul-
sion encarnada en lo que antes de su paso era una simple 
"caja de pinturitas". 
Doble juego, deciamos, del crear y del re-crear, como si 
empezando algo nuevo recomenzara desde un hipotetico 
cero la constitution de su ser-en-el-mundo. zQue se juega 
entonces para el niiio en la experiencia de dar a luz sus pri-
meros balbuceos de trazo? 
Para reflexionar y seguir el complejo itinerario de este 
tiempo inaugural para el psicoanalisis hemos tornado 
prestado no solo un termino sino un modelo a la geologia, 
siguiendo a Tosquelles 3 (sin olvidar el concepto del ello en 
Freud). Se trata del magma. 4 Recordemos sucintamente, 
sus caracteres esenciales: "Masa roja fundida, de grado 
liquido, que contiene ensi misma de una manera radical-
mente inestable elementos en estado solido y gaseoso. 
Infraestructura de la corteza terrestre, corresponde a lo ori-
ginario de lo cual, en formaciones sucesivas, se va des-
prendiendo el resto, a traves de pequenas y grandes catas-
trofes". 
En nuestro modelo, el magma corresponde a las sensa-
ciones más arcaicas que desembocan en la representation 
grafica. Tratase de formaciones figurales min no figurativas, 
compuestas por trazos que en su futura geometrizacion se 
75 
volveran lineas y circulos, masas que tienden al Ovalo, vacias 
a veces, llenadas otras, pero siempre sin verdadera dife-
renciacion interna. 
Estrictamente, estas producciones sin argumento son 
cuerpo transpuesto y sirven para darnos una idea de las pri-
merisimas vivencias del recien nacido. Por supuesto, estos 
trazados tormentosos estan aian lejos de constituirse en 
una imagen del cuerpo reconocible por el niiio como tal, es 
decir, hechos de especularidad. En cambio, les corres-
ponde bien el concepto de lo informe (Winnicott)s, masas 
y trazos de los cuales se desprenden, en una cinetica sal-
vaje, fragmentos en curso de diferenciacion. 
Otra reflexion que valoriza estos mamarrachos inicia-
les es la que hace Francoise Dolto,6quien los conceptualiza 
como las primeras y mas precoces representaciones plasti- 
cas del sentimiento del vivir. Vale la pena subrayarlo, dado 
que en el use comun el termino "garabato" o "mamarra- 
cho" es algo cargado de ambivalencia. Pareceria tratarse 
de desperdicios sin sentido, de cosas que no vale la pena 
guardar y que una ojeada ligera desecha, a la espera de 
detenerse en "verdaderos" dibujos. Pero he aqui nada 
menos que el logro narcisista más fundamental que pueda 
concebirse; el sentimiento de vivir, respira a traves de ellos 
y de su desordenada expansion. Son "continuidad existen-
cial" (Winnicott) en trazo, vida que se apodera de lo que 
gracias a ella funcionara como hoja de papel para repre-
sentarse. 
En su Ultimo libro, la psicoanalista inglesa Frances Tus-
tin 7 reconstruye, a partir de su sostenida experiencia con 
nitios afectados por patologias graves, que en los comien- 
zos de lo que ella designa como el "propio-ser-sentido", 
este es vivenciado como maraiia de fluidos y de gases, 
hecho que la autora fundamenta en que un medio acuoso 
es el originario de la especie, a lo cual se agrega que los pri-
meros alimentos extrauterinos, asi como las primeras excre-
ciones, tambien responden a las categorias de lo liquido y 
de lo gaseoso. Teniendo esto en cuenta, Tustin sostiene 
como hipatesis que "cabe esperar que las sensaciones aso- 
ciadas a flotar en un elemento liquido se prolonguen hasta 
convertirse en parte de la imagen corporal inicial". 
En mi opinion, el analisis minucioso del grafismo 
infantil, especialmente el centrado en los primeros tiempos 
de toma de posesion de la hoja a traves de un profuso tra-
bajo de trazos, confirma estas ideas de la psicoanalista 
inglesa. Formas difusamente fetales, incluidas y como sus-
pendidas en masas irregulares y mucho más grandes, for-
mas cuyas variaciones y amontonamientos evocan los de 
las nubes, se vuelven legibles en una perspectiva psicoana-
litica siempre que esta les conceda tanta atencion como 
toda la atencion que en su momento Freud dedicara a esas 
pequenas y aparentemente anarquicas variaciones en los 
dichos y comportamientos cotidianos. 
Si todo se desarrolla razonablemente bien en la historia 
de la constitucion subjetiva del nifio, este magma de sensa-
ciones es sepultado por la represion originaria. Pero hay 
que aclarar enseguida que este sepultamiento no es una 
disoluciOn. Forma un verdadero basamento que responde 
justamente por la continuidad existencial. 
El entretejido de este basamento dibuja una red de 
marcas diferenciales que componen lo más arcaico de la 
corporeidad, fijaciones de lo pulsional que Piera Aulagnier 
ha conceptualizado como pictogramas. Precisamente los 
dibujos más tempranos nos ofrecen la oportunidad de 
aprehenderlos, de reconstruir su presencia silenciosa, a tra-
ves de los garabatos en su permanente dispersion dina-
mica. Esto nos ayuda a su vez a perseguir el hilo de este 
tejido pictogramatico laberintico y opaco al sentido a tra-
ves de posteriores dibujos ya más evolucionados, asi como 
a traves de modelados, de fantasias y de suenos... 
Alternativamente, en los pacientes afectados por pato-
logias de suma gravedad, la permanencia en esos estados 
en los que predomina la condicion de lo liquido y de lo 
gaseoso, y sobre todo el fracaso del trabajo de metaforiza-
cion que los desliteralice, trae como consecuencia la pro-
dUccion de acciones delirantes, tales como el trepar sin fin, 
el aletear, el andar exclusivamente en puntas de pie, etc. 8 
76 
	
77 
Proponemos entonces considerar el mamarracho en su 
plenitud que caracteristicamente ocupa y desborda el 
- marco de la hoja, como una representation grafica del 
magma que Freud fue el primero en categorizar como ello. 
Establecida su condition de escritura pictogramatica, 
lo cual le da una dimension topica en la metapsicologia 
psicoanalitica, y establecida su movilidad polimorfica, lo 
cual refiere a la dimension dinamica en esa misma meta-
psicologia, hay que subrayar ahora que este garabato-
magma no es solo masa sino primordialmente energla, 
"reservorio" (Freud), sustrato de toda circulation y trans-
formacion energetica ulterior. Esto completa su ubicacion 
en la mencionada metapsicologia. 
( 
	
	Ese trazo desbocado que arroja la mano del nino a la 
hoja no solamente entonces ocupa espacio y configura 
lugares de conflicto sino que es simultaneamente energia 
pulsional esculpida en los mas diversos montajes, carne 
trazada. . — 
Iremos puntuando algunas de sus posibles escansiones 
a traves de distintos materiales clinicos. Esta production 
(figura 6) fue realizada por un nirio de cinco arios en regre-
sion transferential, lo cual da como resultado el a flora-
miento de un trazo muy primitivo en su conception. 
Lo que emerge es una tipica formation arcaica sin dife-
renciacion alguna establecida, sin relato en el piano de lo 
grafico ni en el piano de lo verbal, con la Unica propiedad 
de la continuidad que se presenta como informe, indife-
rente y ajena al estar al servicio de algtin contenido deter-
minado. 
Podemos decir que la oposicion clasica forma/conte-
nido se desvanece o, mejor aim, que no esta en operacio-
nes, funcionando solamente la de la continuidad. Por 
supuesto, esta es una continuidad en movimiento y con 
una policromia que en el c6digo visual traspone masas de 
sensaciones pertenecientes a otros codigos, como el tactil, 
el auditivo, etc. Primeras simbolizaciones corporales de lo 
caluroso, de lo htimedo, del ruido, del silencio, sensaciones 
que a la vez envuelven y penetran al nirio. 
78 
Cabe destacar asimismo el vigor del trazo, el goce en el 
puro trazo, que lleva a su paroxismo el desencadena-
miento de lo energetic°, ligado en este material concreto al 
levantamiento de una represion, con el consiguiente aho-
rro y posibilidad de liberaciOn de lo pulsional que Freud 
conceptualize en su estudio sobre el chiste. 
Las figuras 7 y 8 corresponden a los primeros balbu-- _ceos sobre la hoja de dos nitios muy pequenos. Ademas de 
las caracteristicas apuntadas para la figura 6, y que la repe-
ticion confirma, podemos afiadir la presencia de trazos 
breves, discontinuos y de mayor grosor, que perfilan la 
presencia de lo solid° en ese magma difusamente fluido y 
gaseoso. 
Observese asimismo en la figura 8 como algunos de 
estos trazos discontinuos tienden a espiralarse, pero sin 
que esa tendencia lleve aim a lo circular, lo cual cobra 
importancia a la Luz de lo que expondremos a continua-
tion. 
El mamarracho-magma sufre una primera transforma-
cion (figura 9) en el sentido de cierta articulation diferen-
cial: presencia repetitiva en el marco de una envoltura 
general, de trazos que se aproximan a la redondez y a lo 
oval;insinuando a traves de movimientos en espiral pri-
meros cierres de una masa sobre si misma como corpuscu-
lar. 
Recordemos que, al respecto, seglin Francoise Dolto, la 
primera forma de representaciOn de procesos intelectuales 
en curso aparece en los grafismos como una Linea enros-
cada sobre si misma, prolongando el trazo en espiral. 
Pondremos a prueba esta afirmacion a lo largo de la 
secuencia grAfica de Flavia, tomandola como una hipotesis 
de trabajo, para volver inteligibles estas producciones. Si 
procedemos asi, constatamos la repetida insistencia de un 
movimiento espiralado, con especial nitidez en el margen 
derecho de la hoja. 
El espontaneo crecimiento de estos trazos se adelanta a 
la capacidad del yo del niiio para reconocerse como su 
autor, confiriendoles asi el sello de una unification bajo la 
79 
• 
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A * • * * 
* • 
JP 
414 
• 
hegemonia de un significante que se los apropia. En cam-
bio, pasado el momento de la ejec-uciOn, el nino aim no se 
ye en ellos, no hay reconocimiento especular, devolviendo-
los a su dimension fundante. 
Por otra parte, aunque atine ya a nombrarse como 
autor de sus dibujos, no puede sostener en el tiempo la 
continuidad de una significacion, asignandole otras cua-
lesquiera que las declaradas en el tiempo de la ejecucion. 
No se trata de un mero deficit o de una insuficiencia. 
Es que esta en juego una dimension más fundamental que 
la del sentido. Se trata, en cambio, de estabilizar, en el iti-
nerario-de mil repeticiones, primordialmente una continui-
dad y enseguida la continuidad de las primeras formas. 
En este texto grafico, retroactivamente a las figuras que 
siguen, es posible reconocer la primera emergencia de una 
nueva estructura subjetivamente fundamental: la del tubo. 
El primer efecto manifiesto en la hoja, concomitante 
con los esbozos de entubamiento, es la desaparicion del 
magma como tal (figuras 10 y 11). 
De hecho, esta desaparicion es solo fenomenica. En 
realidad el magma se va disolviendo en las diferenciacio-
nes que a la vez sustenta y lo reprimen. Y proliferan redon-
deamientos de diferentes tamarios que podemos leer como 
tubos en un corte transversal. 
Subrayemos el desplazamiento estructural: se pasa de 
la superficie ininterrumpida, que hasta ahora constituia la 
primera aprehension pictogramatica del cuerpo, al cuerpo-
tubo que efectila una primera discontinuidad en el 
magma, se propaga en los grafos como primera forma 
definida, discreta, que reproduce la funcion de continui-
dad en esa forma y en la compleja intrincacion de conti-
nente-contenido que inaugura. El cuerpo-tubo es el campo 
especifico del cuerpo visceral. 
Debo apresurarme a aclarar que este continente-conte-
nido no se halla articulado todavia a las categorfas del par 
interno/externo. El concepto valid° para pensar esta rela-
ciOn es el de la reversibilidad, tan radicalmente absoluta que 
resulta ininteligible en una logica del proceso secundario. 
80 
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Figura 1 
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Figura 12 Figura 13 
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Figura 28 
Figura 30 
Figura 31 
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Figura 33 A. ReproducciOn del fragmento inferior del rostro. Figura 33 B. ReproducciOn del fragmento superior del rostro. 
1 
Figura 34. Se repite (22) para conservar la secuencia grafica. 
Figura .36 
• 
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Figura 38 
Figura 39 
Figura 40 Fi:zirra 41 
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Figura 42. Se repite (33) para conservar la secuencia grafica. 
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Figura 51 
Figura 50 
Figura 53 
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Figura 55 
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Figura 54. El grisado del extremo superior derecho de la hoja 
corresponde a un agujero literal. 
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Figura 56 	
Figura 57 
Figura 58 
	 Figura 59 
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Figura 60 	
Figura 61 
Figura 62 
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Figura 69 
Asi un nitio latente, en analisis, dibuja en el pizarron 
cuerpos con boca y sin ano, boca de la cual parte un tubo 
descendente que a la mitad del pecho desprende, como 
por un desvio, otro tubo que retorna a aquella. 
De la misma manera y por la misma reversibilidad, 
que Freud fue el primero en descubrir, el contenido del 
tubo puede ser a la vez continente. Justamente es esta 
reversibilidad la que hate imposible sostener, más que por 
muy breves anticipaciones, la diferenciaciOn entre interno 
y externo. Es lo que, en otras palabras, Sarni-Ali 9 ha deno-
minado "inclusiones reciprocas", "modalidad espacial 
especifica del inconsciente". 
Por otra parte, a estos primeros entubamientos les 
espera una larga historia, puesto que en este primer nivel 
de plasmacion grafica estan aun muy lejos de articularse a 
lo especular. Hara falta un trabajo de alargamiento del 
tubo para que esta articulation se consume. 
Lo que he inferido a traves del grafismo infantil a lo 
largo de mi trabajo sostenido con pequelios pacientes, en 
relation con el momento del cuerpo-tubo, es corroborado 
por las inferencias de psicoanalistas como Frances Tustin 
en el analisis de los materiales de pacientes autistas,10 
Ricardo Rodulfo en sus tesis sobre el jugar 11 y David 
Rosenfeld,12 entre otros, al estudiar los estados de regre-
sion en pacientes adultos, en los que su cuerpo era sentido 
como un sistema de tubos. 
Si nos detenemos en el delirio del presidente Schreber;) 
los nervios de su cuerpo tambien constituyen un verda-" 
dero sistema de calierias o tubos por donde circulan fluff 
dos. Nos dice: "El alma humana esta contenida en los nen-. 
vios del cuerpo... en tanto los hombres se componen de 
nervios y cuerpo, Dios es solo nervios. El nUmero de los 
nervios divinos no es como el de los nervios humanos, 
limitado, sino infinito y eterno. Los nervios divinos poseen 
todas las propiedades de los humanos pero en grado enor-
memente más intenso..." 13 Este aspecto del delirio de 
Schreber, que podriamos sintetizar como cuerpo-nervios, 
tiene que ver con la restitution delirante de este segundo 
81 
a 
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3 
a 
3 
a 
Figura 70. La hoja se le rompiO en tres lugares durante la 
realization del dibujo. 
 
 
aspecto central en la constitution del cuerpo: el cuerpo-
tubo o cuerpo visceral. 
Frances Tustin, quien tematiza sobre este moment() de 
la constitution subjetiva denominandolo "cuerpo como 
sistema de carierias", vincula el interes de los nifios por el 
lavabo, especialmente el escurrirse del agua porel call() de 
desagiie y su paso por la rejilla del resumidero, con este 
momento de la constitution subjetiva. 
En el proceso de cura del nifio autista, cuando deja de 
sentir su cuerpo como constituido por gases y por fluidos 
y empieza a preocuparse por las cafierias, cita el caso de su 
paciente Antonio, quien "cierta vezi que Se lavaba un pie 
pregunto: 'zQue hay en mi pie?', 1o. que parecio una infe-
rencia logica de que tambien el pie pudiera tener cane-
rias... ".14 
Tustin sostiene que la "imagen del cuerpo como sis-
tema de canerias es más elemental que la del cuerpo entero 
contenido por la piel".is 
A partir de las figuras 12 y 13, asistimos a un doble 
proceso: los restos del magma, desprendidos en diferentes 
trazos, empiezan a significar determinadas segmentacio-
nes del cuerpo, al mismo tiempo que el tubo experimenta 
una elongation fundamental, puesta bajo el signo de un 
gran ideal: la bipedestacion~ 
Una ovalacion con un apendice caudal constituye 
ahora los primeros esbozos de cabeza con cuerpo. Los 
extendidos trazos que todo lo envolvian —en algunos de 
los dibujos anteriores— se transforman ahora, por_cortes, 
dislocaciones, plegamientos y redistribuciones en el espa-
cio, en trazos, piernas, torsos. 
Por lo demas, es visible en el texto la implantation de 
lo especular, que reorganiza la espacialidad de la hoja en 
un sentido vertical correlativo a la primacia de la bipedes-
tacion. Observemos que esa aspiration a la bipedestacion 
delata el peso que ahora tiene la imago del semejante y, 
por lo tanto, lo escOpico. La bipedestacion entra por los 
ojos. 
Es este uno de los grandes hitos en el "irse a vivir" a su 
82 
cuerpop_o_rparte_del_nao___Y aun doblemente, si tomamos 
en cuenta que a la par del trazo se despliega en algunos de 
los materiales la dimension del relato. Si lo queremos, la 
figura 12 testimonia ese "irse a vivir" de una manera cauti-
vante por como nos permite sorprender el misterio de un 
momento de la subjetivacion: la primera figura de la 
izquierda, en efecto, muestra un circulo parcialmente 
sobrepuesto a otro, como si fuese una figura bicefala. Pero 
el mismo texto admite una lectura menos estatica y más 
cinematografica. De este modo, podemos imaginarizar el 
trayecto de la segunda masa redondeada entrando a alo-
jarse en la primera, metafora de un psiquismo naciente 
que asume la propiedad de lo que antes solo anatomica-
mente era una cabeza y su propia cabeza. 
Este primer esbozo del cuerpo propio es lo que permite 
al sujeto representar un atisbo de diferenciacion entre 
grande y pequeno, relativo al tamatio de las figuras, que 
como producto de lo precario de tal diferenciacion estan 
unidas por los brazos constituyendo un solo cuerpo. 
En el siguiente grafismo (figura 13) hemos de puntuali-
zar que, en relation con el magma, la parte representada 
por el circulo tiende a hacerse más pequena, pasando a 
destacarse mas las lineas que enmarcan ya en forma nitida 
un cuerpo. 
Las rayas de la primera figura se transforman en bra-
zos, claramente especificados, piernas que no se hallan aun 
separadas del tronco, es decir, la unidad piernas-tronco 
estrictamente constituye un tubo, pero en este caso atrave-
sado ya por lo especular, dominio este en el cual no se ha 
instaurado radicalmente la diferenciaciOn entre 
interno/externo. En el relato que hace el niflo, se insiste en 
el aspect() de esta no diferenciacion: 
Sebastian: Tiene patas largas porque es grande, y una 
cabeza y ojos y pelo. 
Decime, zpor que se los tape? 
Ese "zpor que se los tape?" es una construction de pen-
83 
1 
samiento producida aim en el espacio de inclusiones reci-
procas. Al interrogarme sobre sus propios pensamientos, 
el nitio considera su reversibilidad, La causa de sus pensa-
mientos no es "interne a si mismo. La interioridad aun no 
funciona como categoria separada de la exterioridad. Es 
un ejemplo de tubo: el_contenido de sus pensamientos esta 
en el continente materno de la transferencia. 
Otro aspecto emergente en este grafico es el contenido 
corporal, evidenciado en el coloreado del tronco con color 
verde, tendiente a establecer una cierta envoltura muscular 
que empieza ya a cubrir lo visceral. 
A diferencial del magma, aqui nuestro pequerio artista 
tiene una intention explicita al iniciar su tarea: hacer un 
nene; tramite que una vez logrado le produce satisfaction 
y agrega que sus extremidades son largas, porque es 
"grande" (observamos alli en pleno funcionamiento el 
ideal). 
En este punto del transit° subjetivo, el nirio esta 
pudiendo "asir" la imagen inconsciente de su cuerpo. Ya 
no se "olvida" de que el dibujo le pertenece, ni tampoco 
olvida lo que realiza, pero aim nos cuenta que sigue "abro- 
chado" al Otro: el ".por que se los tape?" es una frase 
ejemplar al respecto. 
En el analisis de otra grafica (figura 14) notamos en la 
construction del cuerpo una diferenciacion mayor que Ia 
precedente: aparece la cabeza, en la que emergen por pri-
mera vez los rasgos. El tronco se diferencia de las piernas, 
iniciandose Ia caida en la represion originaria del cuerp6=- 
tubo. Con la presencia de los pies se completan más aim 
las extremidades inferiores. 
No obstante, debemos puntualizar que comparte con 
las figuras anteriores el_predominto de_lo_especular, especi-
ficado en la grafica a traves de la reduplication de los soles 
que enmarcan la superficie de la hoja en el Angulo superior 
y en el inferior. 
Otro aspecto central de este grafico es el que corres- 
ponde a la preeminencia del proceso de proyeccion. Las 
rayas con las cuales la nina comienza a colorear el cuerpo 
84 
rebalsan su superficie y pasan a invadir el resto de la 
hoja. 
El observador corriente podra imputar esto a la inhabi-
lidad del nirio para realizar su trabajo; más de un maestro 
amante de la prolijidad podra corregirlo, porque "se salio" 
del espacio conventional. Sin embargo, los psicoanalistas 
conocemos muy Bien esta "operation" a traves de la cual 
un sujeto en construccion se sale de si para poblar otro 
espacio-fuera, que de esa manera, por primera vez, queda 
inaugurado, y la denominamos proyeccion sensorial primaria 
En esta grafica, las rayas cumplen por condensation 
dos funciones: por un lado, sirven a los fines de la unifica-
cion, lo que Ricardo Rodulfo denomina "la construction 
de una superficie continua".16 Por otro lado, estas mismas 
rayas, que desbordaron los limites corporales, sirven a los 
fines de representar el movimiento desiderativo, movi-
miento que ya se hacia presente en el magma. Van 
cobrando secuencialmente mayor diferenciacion, pero a la 
vez mantienen intacta su energia. 
Mis investigaciones sobre la constitution subjetiva 
temprana en coalescencia con la grafica infantil me han 
permitido corroborar que estructuralmente, como tiempo 
logic°, el_ c_uerpontub_o precede a_ la imagen del cuerpo 
entero contenido por la piel, para el cual Didier Anzieu 
acutio la expresion yo-piel.17 
La imagen del cuerpo-tubo, deciamos, donde ya se dis-
pone de las categorias de continente y de contenido, debe 
pues diferenciarse cuidadosamente del yo-piel, en el cual 
el cuerpo entero con una envoltura implica el funciona-
miento de la oposicion fundamental yo/no yo. Este cuerpo 
entero se recorta como un objeto, entre otros, que tiene for-
mas, figuras identificables y a la vez un nombre propio 
(Tustin). 
En las figuras siguientes podemos observar la creation 
de ese espacio interior/exterior. 
El dibujo (figura 15) se transforma, ahora si correspon-
diendo a la clara discrimination yoica "lo escupo-lo 
85 
trago", planteada por Freud en su texto sobre la denega-
ciOn. 
El pequerio, para constituirse saludablemente, debera 
como regla expulsar lo malo, proyectandolo, e introyectar 
lo bueno. Esta operation que se empieza a avizorar en las 
figuras anteriores se especifica mAs aim en este grafico. 
Las rayas del dibujo anterior se han transformado en 
los cuadrados que brotan de las cabezas como proyeccio-
nes de supropio cuerpo, primer esbozo de lo que va a 
constituir en dibujos ulteriores el espacio privilegiado de 
la casa. 
Estas producciones, junto con las de otros ninos, (-Heron 
sentido para mi a la afirrnacion de Francisco Tosquelles,18 
en su bello capitulo acerca de la grafica infantil, cuando 
nos dice que a pesar de la aparente independencia de la 
casa y los distintos elementos del paisaje, estos no dejan en 
ningun momento de formar parte del cuerpo proyectado 
hacia el espacio exterior. Observemos que otros elementos 
proyectivos pueblan el dibujo, se reinsertan, resignifican-
dose fragmentos del magma, pequerios guijarros, esbozo 
de camino, rudimentario piso por el que transitan estos 
comparieros de aventura: 
Flavia: La abuelita y el nietito 
con gorros de cocinero. 
Notemos que nieto y abuela, diferenciados en su elocu-
cion, no lo estan aun en la grafica, diferenciacion a la que 
nuestra pequeria dibujante arribara, seguramente despues 
de recorrer algunas otras vicisitudes. En los dibujos 
siguientes (figuras 16 y 17), la casa aparece francamente 
como imagen desprendida del propio cuerpo y a la vez 
diferenciada. La espacialidad que se inaugura es otra, ya 
que en los grafismos anteriores el espacio hegemonico era 
el de inclusiones reciprocas, mientras que en estos aparece 
claramente constituido el espacio exterior. 
El cuerpo, luego de diseminarse a traves de las figuras 
anteriores, ha pasado a ocupar otro espacio. Esto que acon- 
86 
tete en el grafismo corresponde a un proceso central en la 
estructuracion subjetiva que es inherente a la separation 
del Otro primordial. 
Las ruedas de la casa marcan la humanization del 
objeto y, a la vez, la proyeccion del factor dinamico, ya que 
son el equivalente de las piernas. 
Estos graficos constituyen una transformation del 
magma inicial: encontramos en ellos los mismos elementos 
de los cuales parte nuestra pequeria investigadora, pero 
ahora agrupados, desplazados, transformados y recom-
puestos en un "todo" distinto. 
Los elementos corpusculares iniciales dan Lugar al 
cuerpo por yuxtaposicion de zonas redondeadas; las lineas 
se organizan en distintas superficies, dando soporte al 
mismo cuerpo y a la casa. 
El analisis que realiza Frances Tustin en relation con la 
emergencia_de_la cruz en el momento en que los pequelios 
pacientes abandonan la envoltura autista y experimentan 
la sensation primera de su cuerpo erecto es un buen 
punto de partida para precisar uno de los aspectos pre- 
sentes a ser descifrado en los trazados de las ventanas con 
que los ninos pueblan sus primeras representaciones de la 
casa. 
Lo pulsional parece una varita magica que va tocando 
los cuerpos y transformando cada una de sus partes en 
una zona erogena. El movimientodesiderativo es el que le 
da cuerpo al sujeto, en el estricto sentido psicoanalitico del 
terrnino. El pequefio, a traves de este transit° subjetivo, 
logra acceder a esa corporeidad erogena. 
Hemos de puntualizar que este grafismo no esta uni-
formemente hecho pulsion: observemos que lo pulsional 
en estos dibujos recae sobre la cara devenida rostro, no asi 
en las manos que aun permanecen como punos. 
Enfoquemos ahora nuestra lente a la superficie del ros-
tro. Los ojos no solo "yen" sino que por ariadidura de lo 
escopico "miran", invistiendo un objeto exterior virtual. 
Papel activo en esta mirada juegan las arqueadas cejas y 
las vigorosas pestarias, todo un verdadero dispositivo 
87 
a 
montado en la comunicacion con el mundo. "Ventanas 
bien abiertas", autenticos chorros de libido objetal. 
Lo olfatorio encuentra tambien su posicion de privile-
gio en el rostro; no puede menos por el rol que el olfato 
tiene en la cotidianidad actual de la pequeria dibujante y 
que se remonta a los primeros momentos de su vida. Orifi-
cios tambien abiertos al mundo que le permitieron contac-
tor muy tempranos con los objetos primordiales en forma 
conjunta con los otros canales que le dieran cuerpo. Las 
rueditas de la serie, verdadera energia, carga, factor dina-
mico, pura deseancia, enmarcan ahora la boca, lo cual nos 
habla de su papel central en el tramite de subjetivacion. Y, 
en otro sentido, ponen en evidencia el logrado tramite de 
intrincacion pulsional, de la verdadera ligazon de zonas 
erogenas. 
Los gorros y las chimeneas se hallan configurados con 
analog° trazado. Ello pone de relieve la localizacion imagi-
naria del proceso de pensamiento. El pensar es para el nino 
caracteristico de la cabeza, esta anclado en esa localizaciOn 
corporal; de alli, el tipico humo que emerge de la chimenea 
tiene que ver en la grafica infantil con la produccion del 
pensar; el pensar en tanto funcion, en tanto matriz que posi-
bilita todo ulterior pensamiento, y es asi como ese mismo 
humo, trazo vital, constituye lo que podemos denominar 
protoletra, es decir, la base, la infraestructura de la cual han 
de advenir luego las letras, ya en una diferenciacion ulte-
rior: pasaje de la escritura grafica a la escritura fonetica. 
Lo que win no aparece discriminado en las figuras es la 
asimetria ligada a la diferenciacion sexual. Estas no han 
asumido todavia la oposicion masculino/femenino. 
En cuanto a la relacion imagen de base-imagen dina-
mica, podemos deducir que existe una muy bien lograda 
condensacion e interpenetration de ellas, teniendo un 
lugar equivalente en el dibujo los componentes ligados a 
ambos niveles de la imagen inconsciente del cuerpo. 
Pasemos ahora al analisis de la figura 18. Dibuja en pri-
mer lugar una nina, un edificio de departamentos de 
varios pisos, una chimenea con gran humo, una serial de 
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transit° con el signo que en el codigo respectivo denota la 
prohibicion de estacionar. Esta sepal, por su forma y posi-
ciOn, ocupa el lugar habitualmente concedido al arbol en 
los dibujos de esta epoca. 
La importancia de este grafico radica en mostrarnos a 
un sujeto en el trance de asumir la posicion edipica en toda 
su plenitud y con todas sus consecuencias. La clave nos la 
proporciona la funcion de la serial de transito, ya que al ser 
interrogada, la nina la define como "prohibido estacionar". 
Prohibido estacionar que en la organizacion espacial de la 
grafica se emplazara, decisivamente, entre el "cuerpo de la 
casa" y el "cuerpo de la pequeria". 
Se prohibe a la nina seguir estacionada junto al edifi-
do, situaciOn que puede ser comparada con la de Michelle, 
cuyos graficos veremos más adelante, quien, a diferencia 
de Flavia, por la misma epoca permanece incluida y eclip-
sada en el cuerpo materno, vale decir, excesivamente esta-
cionada en el. 
Examinemos ahora la consecuencia subjetiva de que se 
acepte este "prohibido estacionar". En primer termino, se 
marca de un modo inequivoco la diferenciacion sexual, 
abandonando la simetria naciente que no distingue a la 
nina del varon. Elementos como la forma de la cabellera, 
los tres morios, el vestido, etc., significan, de un modo 
claro, este proceso de diferenciacion. Caracteristico de este 
momento es que la identificacion se pone al servicio de 
esta nueva simbolizacion. 
Con este dibujo tenemos un bello ejemplo de trabajo 
ps'iquico que la nina esta realizando. El humo, adern6s de 
irse vigorizando más y mas en relacion con la serie ante-
rior, apunta a un nuevo personaje colocado arriba a la 
derecha, que es el sol y, por otra parte, su movimiento se 
reduplica, lo cual marca el punto de identificacion en la 
cabellera de la nina. 
La pequeria no se confunde con la casa, pero encontra-
mos en su cuerpo elementos que extrae de ella. El humo se 
ha transformado en posesion de la nina, metamorfoseado 
en cabellera femenina de esplendor falico. 
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Irnportante es enfatizar en este punto la diferencia 
entre la identification especular donde uno es otro no 
aceptado como exterior y la identification emergente de la 
relacion con el objeto que c2racteriza el momento edipico. 
Correlativamente se puebla el interior del cuerpo de la 
nina con zonas de alta intensidad de color, que debemostrabajar —al igual que Freud lo hace con los suefios—
como indicadores de la intensidad libidinal con que la 
pequefia inviste en este moment() estas zonas erogenas: 
manos y genitales. 
Si dirigimos nuestra atencion a la casa, convertida 
ahora en un edificio de departamentos con clara delimi- 
tacion de los pisos que lo compone.n y el trazado de lo 
que la nina define como "ladrillos", observaremos que el 
cuerpo del edificio es correlativo y simultaneo a. la pose- 
sion del propio. Cada uno de ellos avanza en su diferen- 
ciacion especifica. La larga chimenea reproduce, inver-
tida y en un desplazamiento de la parte inferior a la 
superior de la hoja, la protuberancia falica de la falda. 
Este pasaje hacia arriba puede pensarse como una evi-
dencia del desarrollo de sublimaciones, es decir, que lo 
falico inviste el pensamientos preparando el camino para 
la valorization de nuevas realizaciones intelectuales o 
simbolicas. 
El aceptar la prohibition tiene su coronamiento en que 
la nina ocupe ahora un lugar absolutamente central en la 
hoja: es la protagonista indiscutible del dibujo, lo cual nue- 
vamente contrasta con esa primera realization de Michelle, 
en donde se invisibiliza, dejando a la madre en primer 
piano. Es decir que el "prohibido estacionar" ha operado 
como un factor eminente de individuation, tramite indis-
pensable para que un sujeto pueda. "jugar" la conflictiva 
edipica en todos sus matices y: contradicciones. 
Un dibujo posterior nos ofrece datos .complementarios 
de lo que venimos exponiendo. 
En esta figura 19 el clasito triangulo del complejo de 
Edipo se visualiza sin ocultamientos... • 
Flavia: La mama esta arriba, la nena en la escalera, en el 
piso, el papa. 
Notese como la censura opera cuidando que la forrnu-
lacion no sea, por ejemplo, el papa y la nena. 
En el hecho de la organization del grafico, padre e hija 
estan muy proximos, emparejados, al tiempo que la nina 
se situa al pie de la misma escalera en la que la madre 
ocupa los peldatios superiores. 
En "la misma escalera" podemos reconocer el itinera-
rio de la identification: el carkter complejo del Edipo, su 
forma doble en tanto positivo y negativo, amen de los 
equilibramientos permanentes e inestables entre el deseo y 
la censura que se manifiestan en el enorme corazon que 
vincula a madre e hija, contrapesando la cercania de esta al 
papa. 
La madre ha sido enviada lejos, pero en un honroso 
puesto de preminencia al estar en la parte superior de la 
hoja. Por otra parte, un examen rmis atento nos la muestra 
en los aires, no terminada de apoyar en los peldailos: 
podria caerse de alli. 
Conviene subrayar atin como se verifica el pasaje del 
ser al tener. En la estructura misma del grafico, la forma de 
la nil-la no se confunde con la del padre. Para "tenerlo", 
ella mantiene una conexion con la madre (el largo hilo) y 
reproduce algunos de sus rasgos. "Ser" como la mama 
para cumplir el deseo edipico en relaciOn con el papa. 
Lo informe del mamarracho, que fue nuestro punto de 
partida, se ha metamorfoseado en triangularizacion 
sexuada. 
NOTAS 
1. Rodulfo, Ricardo: Seminario Estudios clinicos, Buenos Aires, Tekne y 
Ed. C.E.P., 1989. 
2. Aulagnier, Piera: La violencia de la interpretation, Buenos Aires, Amo-
rrortu, 1977. 
3. Tosquelles, Francisco: "Contribution a la investigation de tecnicas 
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de education de los retrasados mentales graves", en Maternaje tera-
pEutico con deficientes mentales profundos, cap. VII, Barcelona, Ed. 
Terra Nova, 1973. 
4. Freud, Sigmund: El yo y el elk, 0. C., Madrid, Biblioteca Nueva, 
1948. 
5. Winnicott, Donald: Realidad y juego, Buenos Aires, Gedisa, 1969. 
6. Dolto, Francoise: "Personologia e imagen inconsciente del cuerpo". 
El cuerpo del deseo, Mexico, Siglo XXI, 1985. 
7. Tustin, Frances: Barreras autistas en pacientes neurdticos, Buenos Aires, 
Amorrortu, 1989. 
8. Jerusalinsky, Alfredo: Psicoandlisis del autismo, Buenos Aires, Nueva 
Vision, 1987. 
9. Sarni-Ali: Cuerpo real-cuerpo imagihario, Buenos Aires, Paidos, 1979. 
10. Tustin, Frances: ob. cit. 
11. Rodulfo, Ricardo: El nino y el significante, Buenos Aires, Paidos, 1989. 
12. Rosenfeld, David: "Trastornos en la piel y el esquema corporal. 
IdentificaciOn proyectiva y el cuento infantil 'Piel de Asno'",Rev. de 
Psicoandlisis, APA, 1975, NQ 2. 
13. Freud, Sigmund: "Observaciones psicoanaliticas sobre un caso de 
paranoia autobiograficamente descripta," Madrid, Biblioteca 
Nueva, 1948, tomo II. 
14. Tustin, Frances: ob. cit. 
15. Tustin, Frances: ob. cit. 
16. Rodulfo, Ricardo: El nino y el significante, ob cit. 
17. Anzieu, Didier: "Le Moi Peau' , Nouvelle Revue de Psychanalyse, rtg 9, 
Paris, 1974. 
18. Tosquelles, Francisco: ob. cit. 
6. INTRODUCCION AL DIAGNOSTICO 
A TRAVES DE LA 
ESCRITURA GRAFICA 
El recorrido hecho hasta aqui nos ha permitido detec-
tar tiempo y vicisitudes decisivos en la constitution de la 
subjetividad. Emprenderemos ahora, a modo de variante, 
un camino en otra direction. 
En la clinica psicoanalitica con nifios y adolescentes 
cada vez más se me ha impuesto como insoslayable en el 
diagnostic° diferencial el material gr6fico producido por 
los consultantes. A traves del dibujo, lo primero que pro-
curo precisar es —retomando una pregunta de cuya fecun-
didad hemos dado cuenta en un libro anterior-1 en que 
trabajo anda el nino o el adolescente que tenemos frente a 
nosotros. Establecer esta cuestion es de hecho inseparable 
de evaluar si en este trabajo de realization simbolica y de 
construction del aparato psiquico ese nino o adolescente 
se encuentra detenido en su desarrollo, silenciado por la 
inhibition, estereotipado por el sintoma, vuelto hacia atras 
en una descomposicion regrediente que lo desmantela 
(Meltzer) o si lo esta cumpliendo saludablemente, es decir, 
conflictivamente, pero sin los impases enumerados. 
Es necesario ante todo subrayar una diferencia de prin-
cipio con los procedimientos a traves de los cuales las tec-
nicas proyectivas en sus diversas inflexiones utilizan las 
producciones figurales. Para empezar, mi propuesta toma 
distancia y se caracteriza por una prudencia metodologica 
con respecto a la obsesion por el significado que constrifie 
dichas tecnicas. En cambio, mi prioridad se dirige más 
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