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Seguridad de los medicamentos Capítulo 4 63 efecto secundario se emplean para indicar que la reacción adversa se relaciona con el mecanismo de acción del fármaco. Otros tér- minos utilizados son enfermedad yatrogéni- ca y efecto indeseable, que son equivalentes a la definición de reacción adversa, término adoptado por la OMS y por la mayoría de los profesionales que trabajan en el campo de la farmacovigilancia. Los medicamentos pueden producir cual- quier tipo de síntoma o síndrome y afectar a cualquier órgano o sistema, causando desde cuadros leves, como náuseas o molestias ab- dominales, a cuadros graves, como hemorra- gia digestiva, pancreatitis o hepatitis, desde tos hasta fibrosis pulmonar. Pueden producir disminuciones leves del recuento de plaque- tas o de la hemoglobina, pero también cua- dros de anemia aplásica o agranulocitosis. rEaccionEs advErsas a los mEdicamEntos Se utilizan también otros términos que podrían considerarse sinónimos o relaciona- dos, pero que en ocasiones no son adecua- dos o inducen a interpretaciones erróneas. Por ejemplo, los términos efecto colateral y C. Ibáñez Ruiz, A. Gil López-Oliva y C. Esteban Calvo La seguridad de los pacientes se contempla como una parte fundamental en la calidad de la asistencia sanitaria. En este capítulo, se abordarán algunos aspectos relacionados con la seguridad de los medicamentos, como factor esencial de la seguridad del paciente, puesto que los incidentes adversos causados por medicamentos constituyen el tipo de eventos adversos más frecuente en la práctica clínica. Al hablar de incidentes causados por medicamentos, se engloba a todos los acci- dentes, problemas o acontecimientos, inesperados o no deseados, que se producen, por error o no, durante los procesos de utilización de los fármacos, y que pueden dañar o no al paciente. Entre ellos se encuentran tanto los errores de medicación como las reacciones adversas a los medicamentos, que se revisarán en este capítulo, junto con algunas estrategias orientadas a la reducción de riesgos en dos niveles diferentes: la prevención individual en pacientes concretos, y las medidas de carácter general que surgen de la identificación de nuevos riesgos. SínteSiS conceptual Una reacción adversa es cualquier res- puesta a un medicamento que sea nociva y no intencionada, y que se produce con la dosis que se aplica normalmente al ser humano cuando se utiliza éste para la profilaxis, el diagnóstico o el tratamiento de una enfermedad, o para la restaura- ción o modificación de funciones fisioló- gicas. Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana http://www.medicapanamericana.com/Libros/Libro/4536/Farmacologia-en-Enfermeria.html 64 FarmacologÍa en enFermerÍa produce el mismo efecto adverso, aumenta considerablemente la probabilidad de que éste haya sido la causa de la reacción, aunque en la mayoría de las ocasiones no se pueda realizar una prueba de reexposición debido a la gravedad del cuadro o porque éste ha sido irreversible. Causas alternativas. En el caso de una he- patitis diagnosticada al cabo de un mes de instaurar un tratamiento con un antiinfla- matorio no esteroideo, habría que descartar, mediante las pruebas diagnósticas adecua- das, que el paciente no presenta una hepatitis vírica, una obstrucción de las vías biliares o una hepatitis autoinmune, así como que no ha sufrido un cuadro de bajo gasto cardíaco que justifique la lesión hepática observada. Es relativamente frecuente que los pacientes reciban simultáneamente más de un medi- camento, por lo que en ocasiones es difícil establecer cuál de ellos es el que más proba- bilidades tiene de haber causado la reacción adversa o si se ha producido algún tipo de interacción farmacológica, de tipo cinético o dinámico. Conocimiento de que el medicamento puede causar la reacción. Si en la información del producto se comprueba que, durante los en- sayos clínicos controlados y aleatorizados, o en estudios realizados posteriormente, ya se ha descrito que el medicamento puede causar la reacción, aumenta también la probabilidad de que el fármaco haya sido la causa de la reacción en el paciente que se está evaluando. Estos datos van evolucionando a lo largo de la vida del medicamento, y van aumentando una vez que éste se comercializa, gracias a las actividades de farmacovigilancia. Clasificación de las reacciones adversas a los medicamentos Rawlins y Thomson clasificaron las reaccio- nes adversas a los medicamentos en dos gran- des grupos: las que son efectos farmacológicos normales pero aumentados (augmented), que Pueden provocar enfermedad de Parkinson, ideas de suicidio, cataratas, enfermedad de tipo lupus o afectar a las válvulas cardíacas, pueden causar insuficiencia renal, litiasis re- nal e incluso malformaciones congénitas en la descendencia de la persona expuesta al medicamento. Pueden ser vehículos de in- fecciones, o alterar las respuestas inmunoló- gicas del paciente y facilitar la manifestación de cuadros infecciosos. ¿Cómo saber si el medicamento utilizado es el causante de la reacción adversa? Salvo raras excepciones, las enfermedades que producen los medicamentos son indis- tinguibles de las enfermedades de cualquier otra etiología. Si esto es así, ¿cómo saber, en un paciente concreto, si un acontecimiento adverso ha sido causado o no por el fárma- co que ha estado tomando? Por ejemplo, si un paciente lleva un mes en tratamiento con un antiinflamatorio no esteroideo y presenta una hepatitis aguda, ¿es posible que el me- dicamento sea la causa? Para establecer la imputabilidad o probabilidad de que el me- dicamento haya producido el acontecimiento deben tenerse en cuenta diversos aspectos. Evolución temporal. El medicamento se admi- nistra antes de la aparición del acontecimiento adverso y existe un tiempo de exposición com- patible con el mecanismo fisiopatológico de la reacción adversa, un tiempo biológicamente plausible. Existen efectos adversos que necesi- tan tiempo para su producción, como la apari- ción de un cáncer, una cirrosis hepática o una fibrosis pulmonar. Otros pueden aparecer en unas horas o unos días, como un shock anafi- láctico, la agranulocitosis o una necrolisis epi- dérmica tóxica. Del mismo modo, se evaluará la evolución del cuadro clínico al interrumpir la administración del medicamento; una evo- lución favorable apoyará el papel del medica- mento como agente causal. Efecto de la reexposición al medicamento. Si al administrar de nuevo el medicamento se Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 65 caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos en modelos experimentales, y suelen estar identificadas durante el desarrollo preclínico y clínico del medicamento, por lo que figuran habitualmente en su ficha técnica cuando se autoriza la comercialización. Sin embargo, en determinadas ocasiones, su detección precoz plantea problemas o no está bien cuantificada la frecuencia con que aparecen; estas situaciones se producen es- pecialmente cuando la reacción adversa sólo se observa en un subgrupo de la población, o cuando su relación con la dosis administrada no es sólida. Tampoco son fáciles de detec- tar cuando son efectos triviales que aparecen con mucha frecuencia en la población gene- ral. Algunas de estas reacciones adversas son más difíciles de reproducir experimental- mente, o no se conoce bien en un principio el mecanismo por el que el fármaco las produce. Para evitar este tipo de reacciones adversas, lo más importante, a veces, es determinar qué subgrupos de población muestran una especial predisposición, con el fin de poder adoptar las medidas oportunas. Por ejem- plo, con la administración de fármacos anti- inflamatorios no esteroideos, hay que tener en cuenta que la probabilidad de sufrir una hemorragia digestiva está muy incrementa- da en los pacientes de edad avanzada, en los que toman anticoagulantes o antiagregantes de forma simultánea,en los que tienen an- tecedentes de úlcera gastrointestinal, cuando se administran dosis altas del medicamento o cuanto más dure el tratamiento. Reacciones adversas de tipo B Al contrario de lo que sucede con las reac- ciones adversas de tipo A, las de tipo B pa- recen efectos no relacionados en un princi- pio con las propiedades farmacológicas del medicamento. Por este motivo, a veces se denominan reacciones idiosincrásicas, lo que indica que aparecen en personas especial- mente predispuestas. A este grupo pertene- cerían la mayoría de las reacciones adversas denominaron de tipo A, y las que son efectos farmacológicos totalmente anómalos o inespe- rados, si se tiene en cuenta la farmacología del medicamento, y que se han denominado de tipo B (bizarre). El desarrollo de la terapéutica en los últimos años ha mejorado la esperanza y la calidad de vida de los pacientes con una gran variedad de enfermedades graves y crónicas. La evolución natural de enfermedades como la diabetes, el asma o la cardiopatía isquémica ha cambiado drásticamente, pero, del mismo modo, la utilización de fármacos durante mu- cho tiempo puede introducir nueva morbilidad o modificar la frecuencia de enfermedades na- turales que aparecen a lo largo de la vida. Al- gunos autores definen esta circunstancia como reacciones adversas de tipo C. Reacciones adversas de tipo A Son acontecimientos relacionados con una expresión exagerada de la acción farmacoló- gica del medicamento en algunos pacientes. Estas personas presentarían un comporta- miento situado en el extremo de la variabi- lidad interindividual del efecto del fármaco. Son ejemplos de este tipo de reacciones ad- versas la hemorragia por anticoagulantes orales, la hipoglucemia por antidiabéticos orales o la bradicardia por bloqueantes de re- ceptores β-adrenérgicos. En general, estas reacciones son las más frecuentes dentro del espectro de reacciones adversas de los medicamentos, y suelen rela- cionarse con la dosis que se administra, por lo que en algunas ocasiones desaparecen si se ajusta adecuadamente la pauta terapéutica. Suelen observarse al principio del tratamien- to o cuando se realizan incrementos de la dosis, pero como esta situación es previsible, en muchos casos puede monitorizarse al pa- ciente para evitar la aparición de un episodio grave; de este modo, aunque el impacto en la población es alto por su frecuencia y su mor- bilidad, la mortalidad suele ser baja. Este tipo de reacciones adversas se puede reproducir Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 66 FarmacologÍa en enFermerÍa medades. El impacto sanitario de las reaccio- nes adversas de tipo C es importante cuando se trata de medicamentos muy utilizados en la población general, ya que el número absoluto de pacientes afectados puede ser importan- te, incluso aunque la fracción de enfermedad atribuida al fármaco sea pequeña; un ejemplo sería la influencia de los anticonceptivos ora- les en la incidencia del cáncer de mama. ErrorEs dE mEdicación y rEducción dE riEsgos La morbilidad y la mortalidad asociadas a los errores de medicación tienen una mag- nitud similar en Europa, Estados Unidos y otros países. Entre el 6 y el 13 % de los pa- cientes ingresados sufre al menos un episo- dio adverso durante el ingreso hospitalario; de todos estos problemas, entre el 11 y el 39 % han sido causados por los medicamen- tos. Algo más de un tercio de los episodios adversos causados por fármacos parecen ser consecuencia de errores de medicación y, por lo tanto, pueden considerarse evitables. En nuestro país, el Estudio Nacional sobre Efectos Adversos Ligados a la Hospitaliza- ción (ENEAS), publicado en el año 2005, de- mostró que la incidencia de efectos adversos relacionados con la asistencia sanitaria en los hospitales españoles era similar a la del resto de países europeos. En el ámbito de la atención primaria, los acontecimientos adversos se deben princi- palmente a errores en la prescripción o en la administración, o a una falta de cumpli- miento terapéutico, y es probable que sean más frecuentes que en el entorno hospitala- rio, porque el consumo de medicamentos es mayor, aunque se cuenta con menos infor- mación que a nivel hospitalario. En España, el estudio APEAS sobre la seguridad de los pacientes en Atención Primaria de Salud observó que, de todos los efectos adversos detectados, en casi la mitad de los casos la causa era la medicación. Los estudios euro- de mecanismo inmunológico, entre las que las anemias hemolíticas causadas por fár- macos, algunas trombocitopenias o agranu- locitosis, algunas hepatitis producidas por fármacos, algunas de las reacciones relacio- nadas con la infusión, las erupciones cutá- neas o el shock anafiláctico son sólo algunos ejemplos. También son reacciones de tipo B la hipertermia maligna causada por anesté- sicos, las afecciones cutáneas graves como la necrolisis epidérmica tóxica o el síndrome de Stevens-Johnson. La probabilidad de observar este tipo de reacciones suele ser baja, pero en ocasiones se trata de reacciones con un impacto impor- tante en la población a causa de su elevada mortalidad. Suelen ser imprevisibles, ya que se desconoce en principio qué personas son especialmente propensas a presentarlas. Su gravedad conlleva la contraindicación de la utilización del fármaco en el paciente en oca- siones sucesivas, por lo que es sumamente importante que esta información figure en la historia clínica del paciente y que éste la conozca. Estas reacciones suelen observarse en una proporción muy baja de los pacien- tes expuestos al medicamento, en general con frecuencias por debajo de 1 por cada 1.000 pacientes expuestos, por lo que no sue- len aparecer descritas en el resumen de las características del fármaco (ficha técnica) cuando éste ha sido comercializado, ya que es difícil que se hayan detectado. Sin em- bargo, la identificación de este tipo de reac- ciones adversas se ve favorecida cuando se trata de acontecimientos con una frecuencia basal muy baja en la población, y cuando la secuencia temporal de aparición tras la ad- ministración del fármaco es corta o muy ca- racterística. Reacciones adversas de tipo C Son las que aparecen cuando el medica- mento causa una nueva morbilidad o produce cambios en la frecuencia natural de las enfer- Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 67 caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos algunos ejemplos, pero lo que todos los erro- res de medicación tienen en común es que podrían causar un daño al paciente, aunque en la práctica muchos no lleguen a produ- cirlo, en ocasiones porque se detectan antes de que lo produzcan; esto conduce a la otra característica común de este tipo de errores: que son prevenibles. En este contexto, el término daño se entiende como la dismi- nución de las funciones físicas, emocionales o psicológicas, o de la estructura del cuerpo (ya sea de forma permanente o temporal), o la aparición de dolor, que requieran alguna intervención. Hay distintas formas de clasificar los erro- res de medicación, por ejemplo, según el punto del proceso en que se produjo el error o dependiendo de dónde se detectó, aunque aquí se expondrá la clasificación según las consecuencias para el paciente. En la tabla 4-1 se muestra la clasificación de los errores de medicación según su gravedad, aunque hay que tener en cuenta que, en cuanto al número, la gran mayoría de los errores son potenciales o no causan daño alguno. Como ejemplo, en el sistema de notifica- ción de errores de medicación de la Comu- nidad de Madrid (en funcionamiento desde julio de 2005), se recibieron 4.603 notifica- ciones en un año, de las que sólo el 2,35 % conllevó algún daño para el paciente, cifras similares a las que se recogen en la mayoría de los estudios y de los programas de notifi- cación de errores. Los errores de medicación se producen por fallos en el proceso de utilizaciónde los fárma- cos, y se deben analizar como errores del sis- tema, no como errores humanos. El hecho de detectar este tipo de errores, y analizar en qué punto del proceso se produjo el fallo y por qué permitirá adoptar las medidas oportunas para evitar que vuelva a producirse un error similar tanto a nivel local como general, por lo que en los distintos sistemas de recogida de errores se da una gran importancia a la clasificación se- gún el lugar donde se produjo el error. peos de investigación sobre acontecimientos adversos previsibles causados por medica- mentos en el ámbito de la atención primaria muestran que entre el 1 y el 5 % de todos los ingresos hospitalarios en medicina interna o cuidados intensivos se deben a errores de medicación. Se trata, por lo tanto, de incidentes po- tencialmente previsibles que son capaces de dañar al paciente o de originar una uti- lización inapropiada de los medicamentos, cuando éstos se encuentran bajo el control de los profesionales sanitarios, o del paciente o consumidor. Estos incidentes pueden es- tar relacionados con la práctica profesional, con los procedimientos o con los sistemas, y comprenden fallos en la prescripción, la comunicación, el etiquetado, el envasado, la denominación, la preparación, la dispen- sación, la distribución, la administración, la educación, el seguimiento y la utilización. Es decir, puede producirse un error de me- dicación en cualquier punto de la cadena de utilización de un fármaco, y puede ser muy variado, desde que un medicamento esté mal etiquetado, que la información del prospecto sea errónea o confusa, que se prepare o dilu- ya inadecuadamente, que no se mantenga la cadena del frío en un medicamento termolá- bil, que se prescriba de forma inadecuada (en cuanto a tipo de fármaco, dosis o duración del tratamiento) o que se administre de for- ma incorrecta (p. ej., por una vía inadecuada), hasta que el propio paciente no tome el me- dicamento indicado, tome un medicamento confundido, ingiera una dosis excesivamente alta o baja por no haberse enterado correc- tamente, o que no cumpla el tratamiento durante el tiempo necesario. Éstos son sólo Los errores de medicación pueden defi- nirse como el fallo, por acción u omisión, en el proceso del tratamiento con medi- camentos, que daña o puede dañar al pa- ciente. Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 68 FarmacologÍa en enFermerÍa • Aplicación: es útil emplear la «regla de los cinco correctos»: – Paciente correcto. – Fármaco correcto. – Dosis correcta. – Vía de administración correcta. – Momento de administración correcto. A este respecto, se debe comprobar la identi- dad del paciente (nombre, fecha de nacimien- to), calcular correctamente la dosis y compro- barla, abrir el medicamento inmediatamente antes de administrarlo, emplear procedimien- tos y técnicas adecuados para la administra- ción (material estéril, etc.), anotar la adminis- tración en la hoja de medicación y comprobar que el paciente «toma» el fármaco. • Evaluación: debe observarse si aparecen los resultados esperados en el paciente, y vigilar la posible aparición de reacciones adversas a los medicamentos (RAM). En cuanto a la instrucción del paciente, de- berá confirmarse siempre que éste o, en su caso, su cuidador conoce el nombre de los me- dicamentos que toma, las dosis y el momento Estrategias para reducir los errores de medicación Estas estrategias de reducción de riesgos tienen dos aspectos fundamentales, el que se refiere al paciente concreto y las medidas de ámbito más general. En cada paciente, es útil la aplicación de la metodología del proceso de enfermería, con el fin de reducir al máximo la posibilidad de que se produzca un error de medicación. Para ello, se seguirán las siguientes fases: • Valoración: anamnesis del paciente (ha- ciendo hincapié en la presencia de alergias y problemas previos con los medicamentos), uso de otros fármacos (incluidos los medi- camentos de libre dispensación, productos de herbolario, etc.), comprobación de que la dosis y la vía son correctas, evaluación de las funciones fisiológicas y de los conoci- mientos del paciente sobre su tratamiento. • Planificación: hay que reducir al mínimo los factores que contribuyen a la aparición de errores, evitando abreviaturas, órdenes confusas o ilegibles, y órdenes verbales, potenciar el cumplimiento de protocolos específicos y verificar la comprensión de las instrucciones por parte del paciente. Tabla 4-1. clasificación de los errores de medicación según su gravedad Errores potenciales • categoría A: circunstancias o incidentes con capacidad de causar error, sin que éste haya llegado a producirse Errores sin daño • categoría B: el error se produjo, pero no llegó al paciente • categoría c: el error llegó al paciente, pero no le causó daño ni se necesitó intervención especial alguna – La medicación llegó al paciente y se le administró – La medicación llegó al paciente, pero no se le administró • categoría D: el error llegó al paciente y, aunque no le causó daño, se necesitó monitorización para comprobar que éste no se había producido, alguna intervención para evitar que se produjera o ambas cosas Errores con daño • categoría E: el error puede haber contribuido a causar o haber causado un daño no permanente al paciente que requirió alguna intervención • categoría f: el error puede haber contribuido a causar o haber causado un daño no permanente al paciente, y éste ha necesitado hospitalización o ésta se ha prolongado • categoría G: el error puede haber contribuido a causar o haber causado un daño permanente al paciente • categoría H: el error ha necesitado alguna intervención para mantener la vida del paciente Errores mortales • categoría i: el error puede haber contribuido a causar o haber causado la muerte del paciente Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 69 caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos gunos centros hospitalarios, se encuentran el Instituto para el Uso Seguro de los Medica- mentos, coordinado desde la Universidad de Salamanca, y los desarrollados por algunas comunidades autónomas, como la Comuni- dad de Madrid o de Cataluña. Partiendo del análisis de la información recogida en estos sistemas, la actitud a adoptar puede ser muy diferente: desde informar a las autoridades sanitarias o servicios proveedores de salud, para que tomen medidas según su nivel de competencia, hasta informar a un laborato- rio farmacéutico sobre aspectos de sus medi- camentos que pueden dar lugar a confusión, para que los modifiquen, pasando por la in- formación a los profesionales sanitarios. Farmacovigilancia Esta actividad es necesaria a pesar de la estricta regulación a la que está sujeto el de- sarrollo de la investigación del uso de los me- dicamentos y a pesar de que, antes de que se autorice la comercialización de un fármaco, éste ha tenido que demostrar: • Eficacia: la capacidad que tiene un fármaco de conseguir un efecto beneficioso en con- diciones ideales de uso. Se estudia mediante la realización de ensayos clínicos controla- dos y aleatorizados. • Seguridad: es decir, que su utilización en las condiciones autorizadas no produce efectos tóxicos o adversos desproporciona- dos con respecto al beneficio que procura. Los efectos tóxicos o adversos, el denomi- nador de esta relación beneficio-riesgo, se estudia en los animales (toxicidad preclí- nica) y en los seres humanos durante los en que debe tomarlos, así como los «efectos secundarios» cuya comunicación inmediata es importante. Hay que comprobar el fárma- co que toma, que se utilizan los dosificadores incluidos en el medicamento y que sabe cómo utilizarlos correctamente, y asegurarse de que dispone de una «lista de medicamentos» con información completa sobre su tratamiento actual. En general, siempre hay que pensar que si el sistema ha permitido que ocurra unerror, éste puede volver a repetirse, y que si se ha producido en un entorno, es posible que se re- pita en otro entorno distinto, pero similar. Por esta razón, se han desarrollado sistemas que pretenden recopilar la mayor cantidad posible de información sobre los errores de medica- ción que se producen. Estos sistemas tratan de detectar en qué punto o puntos del proceso se produjo el fallo y por qué, y si tras el análisis se considera que el error podría evitarse, inten- tar corregirlo y hacer llegar esta información al mayor número posible de profesionales, con objeto de tratar de impedir que vuelva a producirse. Desde esta perspectiva, no es tan importante si un paciente concreto sufrió un daño o no, como la posibilidad de que ese daño pueda volver a producirse porque se re- pita el error, y por ello, estos sistemas suelen recoger poca información desde el punto de vista clínico y de evolución del paciente, y mu- cha acerca del proceso. Sin embargo, según la legislación vigente, los errores de medicación que produzcan algún daño al paciente serán considerados, a efectos de su notificación, como reacciones adversas (excepto aquellos derivados del fallo terapéutico por omisión de un tratamiento) y deben comunicarse me- diante la Tarjeta Amarilla, salvo que el siste- ma de recogida de errores indique que esto no es necesario porque ya está coordinado con el Programa de Notificación Espontánea de Sospechas de Reacciones Adversas a Medica- mentos. Entre los sistemas de notificación de errores de medicación que existen en España, además de las iniciativas particulares en al- La farmacovigilancia es la actividad de salud pública destinada a la identificación, cuantificación, evaluación y prevención de los riesgos asociados al uso de los medi- camentos. Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 70 FarmacologÍa en enFermerÍa Australia, comunicaba que había detectado un incremento en la frecuencia de malforma- ciones en las extremidades de los niños cuyo común denominador era que las madres ha- bían tomado durante el embarazo un medica- mento hipnótico, la talidomida. Este problema de salud pública, denominado desde entonces «el desastre de la talidomida», sensibilizó a las autoridades sanitarias de muchos países, en especial los que se vieron afectados, por lo que se decidió instaurar procedimientos sis- tematizados de recopilación de información sobre las reacciones adversas a los fármacos, sistema basado inicialmente en la notificación espontánea de las sospechas de reacciones adversas por parte de los médicos. En 1968, diez países decidieron acumular la informa- ción recibida en cada centro nacional en un proyecto internacional de monitorización de fármacos patrocinado por la OMS, cuyo obje- tivo era incrementar la probabilidad de detec- tar reacciones adversas poco frecuentes, pero graves. En un principio, el proyecto se coordi- nó desde Virginia, y posteriormente, en 1970, fue trasladado a la sede de la OMS en Gine- bra. Por problemas económicos, se transfirió a Suecia en 1978, aunque la responsabilidad formal y la coordinación aún corresponden a la OMS, en su sede de Ginebra. España se incorporó al programa internacional en 1984. En la actualidad, son 103 los países que co- laboran incorporando al año más de 300.000 notificaciones de sospechas de reacciones ad- versas a medicamentos, comunicadas por mé- dicos, farmacéuticos, enfermeras o cualquier profesional sanitario. El Programa de Notificación Espontánea de Sospechas de Reacciones Adversas a Me- dicamentos es el programa común dentro de lo que se denomina el Sistema Español de Farmacovigilancia (Tabla 4-2). Este Sistema se organiza en 17 Centros Autonómicos de Farmacovigilancia y un Centro Coordinador integrado en la Agencia Española de Medica- mentos y Productos Sanitarios. Este progra- ma, que es permanente, también se conoce ensayos clínicos controlados y aleatorizados que se realizan antes de la autorización del medicamento. • Calidad: al alcanzar los requisitos mínimos de calidad y pureza que se han establecido. Asimismo, las formas farmacéuticas o es- pecialidades en las que se comercializa el medicamento deben estar correctamente identificadas y etiquetadas, y deben acom- pañarse de un documento dirigido a los pro- fesionales sanitarios (el resumen de la infor- mación del producto o ficha técnica) y de un documento dirigido a los pacientes. Ambos deben informar adecuadamente. En la actua- lidad, los medicamentos son autorizados si, además, la compañía que lo solicita presenta un plan de farmacovigilancia, con los pro- blemas detectados y los estudios previstos (necesarios para conocer mejor la seguridad del medicamento), y en el que se recojan las actividades de minimización de riesgos. En este contexto, se denomina riesgo a los problemas de seguridad, es decir, a las reac- ciones adversas a los medicamentos. La farmacovigilancia implica tres tipos de actividades: la identificación de los riesgos, su cuantificación y su evaluación. Identificación de riesgos. Notificación espontánea de sospechas de reacciones adversas a los medicamentos En 1961 se publicó en la revista Lancet una carta al editor en la que el Dr. McBride, de El fin primordial de la farmacovigilan- cia es proporcionar, de forma continuada, la mejor información posible sobre la se- guridad de los fármacos, para así posibi- litar la adopción de las medidas oportu- nas que aseguren que los medicamentos disponibles en el mercado presentan una relación beneficio-riesgo favorable en las condiciones de uso autorizadas. Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 71 caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos señales falsas, por lo que las señales que han llegado por notificación espontánea deben ser analizadas y verificadas más adelante, antes de ser aceptadas. Una señal debe ser evaluada preferentemente mediante la realización de un estudio con un diseño adecuado y alguna otra fuente de datos. Los datos de los siste- mas de notificación espontánea de sospechas de reacciones adversas pueden contemplarse como una «serie de casos», sin información alguna sobre la cantidad de pacientes expues- tos al fármaco. En esta forma elemental, casi nunca pueden utilizarse para establecer una relación causal entre el fármaco y el aconteci- miento, salvo que: a) exista al menos un caso con reexposición positiva, o b) exista una acu- mulación de casos en pacientes expuestos al fármaco, la incidencia del acontecimiento en la población general se aproxime a cero y no haya otros factores asociados que pudieran justificar la aparición de la enfermedad. Estas señales se pueden cuantificar a través de varios métodos: • Utilizando datos de consumo sería posible calcular la frecuencia de notificación de una reacción por número de envases vendidos. Sin embargo, el número de envases vendi- dos no se aproxima necesariamente al nú- mero de personas expuestas, por lo que se puede intentar calcular, a partir de los en- vases vendidos, un número teórico de per- sonas, suponiendo que todas hubieran reci- bido la misma pauta terapéutica durante el como el Programa de la Tarjeta Amarilla, color que identifica el formulario que deben utilizar los profesionales sanitarios españo- les para comunicar las sospechas de reaccio- nes adversas a los medicamentos. Desde cada Centro Autonómico de Farma- covigilancia se reciben, validan, evalúan e incorporan a una base de datos informatiza- da las notificaciones de sospechas de reaccio- nes adversas siguiendo una metodología co- mún. La base de datos de Farmacovigilancia Española de Reacciones Adversas (FEDRA) recoge, por lo tanto, las sospechas de reac- ciones adversas a medicamentos producidas cuando éstos ya están comercializados. El objetivo de la notificación espontánea es detectar precozmente las señales de pro- blemas relacionados con la seguridad de los medicamentos que no han podidoser detec- tados durante la realización de los ensayos clínicos, debido a las limitaciones respecto al tamaño, la duración y la representatividad de la práctica clínica habitual. La OMS define estas señales como la información comuni- cada sobre una posible relación causal entre un acontecimiento adverso y un fármaco, cuando dicha relación no se conoce o no está bien documentada. Los sistemas de notifica- ción espontánea están por lo tanto diseña- dos para proporcionar señales sobre posibles reacciones adversas a fármacos previamente no descritas. Para realizar correctamente esta función, es necesario saber que se pueden producir Tabla 4-2. Ventajas e inconvenientes del programa de notificación espontánea de Sospechas de Reacciones adversas a Medicamentos ventajas inconvenientes • Operativamente barato y sencillo • Cubre todos los medicamentos durante todo el tiempo que estén disponibles para su uso por parte de la población • Cubre a toda la población, incluidos los subgrupos especiales como niños, ancianos, etc. • No interfiere en los hábitos de prescripción, dispensación y utilización • La información clínica disponible es en ocasiones insuficiente • La escasa notificación disminuye la sensibilidad del sistema • La frecuencia de notificación no es estable a lo largo del tiempo. • No aporta información sobre la incidencia de las reacciones adversas Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 72 FarmacologÍa en enFermerÍa bién cuando se trata de fármacos nuevos, en lugar de fármacos antiguos. La aparición en la prensa especializada o en los medios de comunicación de noticias sobre algún pro- blema de seguridad también influye en una mayor notificación. Aunque no es el único origen de las señales de alerta en farmacovigilancia, ya que algu- nos de los estudios farmacoepidemiológicos o la información procedente de la investiga- ción toxicológica también pueden generar se- ñales, la notificación espontánea de presun- tas sospechas adversas a los medicamentos constituye hoy día el método más eficiente y el que más señales de alertas genera. Cuantificación de los riesgos Ensayo clínico controlado y aleatorizado La primera cuantificación del riesgo que conlleva el uso de un medicamento en los seres humanos se produce durante el desa- rrollo clínico de éste, que se realiza antes de que se autorice su comercialización. El ries- go se cuantifica utilizando ensayos clínicos controlados y aleatorizados. A través de este proceso, se conocen las reacciones adversas más frecuentes del medicamento y la mayor frecuencia en que se producen con respecto al placebo o a otro fármaco utilizado como referencia. Sin embargo, este instrumento de investigación clínica, considerado el méto- do más fiable en el estudio de la eficacia de los medicamentos, presenta algunas limita- ciones a la hora de evaluar la seguridad que debe tenerse en cuenta (Tabla 4-3). Lo primero que hay que considerar al in- terpretar los resultados de la seguridad de un ensayo clínico es el número de pacientes que han estado expuestos al medicamento. Por ejemplo, para poder tener una probabi- lidad elevada de encontrar al menos un pa- ciente con un acontecimiento adverso que se presenta con una frecuencia de 1 por cada 1.000 casos, sería necesario haber estudiado mismo período de tiempo. De esta forma, se calcularía el número de notificaciones por pacientes expuestos. En cualquier caso, estas estimaciones no equivalen al número de pacientes que presentan la reacción, ya que se desconoce cuántas de las reacciones que se producen se notifican, aunque sí se sabe que suele ser un porcentaje pequeño. • Comparando la frecuencia de notificación de un fármaco con la frecuencia de notifi- cación del mismo fármaco en un período de tiempo previo (comparación intrafármaco) o con la frecuencia de notificación de otros fármacos (comparación entre fármacos). La participación de todos los médicos, personal de enfermería, farmacéuticos y odontólogos en el programa de notificación espontánea de sospechas de reacciones ad- versas a los fármacos garantiza que la iden- tificación de riesgos sea posible para todo tipo de medicamentos, ya sean de prescrip- ción, de libre dispensación (sin necesidad de receta), fórmulas magistrales, productos homeopáticos, plantas medicinales, deriva- dos de biotecnología, hemoderivados, gases medicinales, radiofármacos, terapia celular o terapia génica, e independientemente del uso que se esté realizando de ellos. El pro- grama permite, además, identificar riesgos desde el momento en que el medicamento está disponible para su uso, y abarca a toda la población, independientemente de que sean pacientes atendidos en régimen am- bulatorio, en hospitales o en residencias, que sean ancianos o niños, embarazadas, etc. La mayor limitación es que depende, en primer lugar, de que el profesional sospeche que el medicamento es una posible causa del episodio adverso que está contemplando y, posteriormente, de que decida notificarlo. La infranotificación, aunque suele ser impor- tante, no afecta de igual forma a todas las reacciones adversas ni a todos los fármacos; se suelen notificar más cuando se trata de reacciones graves de aparición aguda, y tam- Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 73 caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos que representa el ensayo clínico, puesto que es necesario considerar si es la misma a la que se va a administrar el medicamento. La proporción de mujeres, ancianos y niños estudiados puede ser muy baja; si cualquiera de estos subgrupos tuviera un riesgo mayor de sufrir una reacción adversa, podría no ha- berse detectado. Del mismo modo, se debe considerar la ausencia de pacientes con otras enfermedades o con otros tratamientos du- rante estos estudios clínicos, ya que, por lo tanto, no podrán detectarse interacciones farmacológicas ni el efecto modificador de estas situaciones sobre la seguridad del me- dicamento. Una vez que se comercializa el fármaco, la investigación clínica de su eficacia en otras indicaciones, en poblaciones no estudiadas previamente o con otras pautas terapéuticas se realiza también utilizando el diseño de a 3.000 pacientes expuestos. Antes de que se autorice la comercialización de un medica- mento, es excepcional que se hayan expuesto a él más de 3.000 personas. El segundo factor que hay que interpretar es la duración del tiempo de exposición y el período de eva luación posterior a la exposición. En gene- ral, durante los ensayos clínicos, la duración del tratamiento es inferior a la que luego se realizará en la práctica clínica habitual, en especial cuando se trata de enfermedades crónicas. Si las reacciones adversas tienen períodos de latencia largos o si el riesgo de su aparición va aumentando a lo largo del tiempo de exposición, o aparecen incluso tiempo después de que se produjo la expo- sición al medicamento, los ensayos clínicos de corta duración no podrán detectarlas o las cuantificarán inadecuadamente. El tercer factor a tener en cuenta es la población a la Tabla 4-3. Ventajas e inconvenientes de los estudios de investigación clínica aplicados al estudio de las reacciones adversas a los medicamentos tipo de estudio ventajas inconvenientes AN AL ÍT IC O S Experimental: Ensayo clínico • Fortaleza metodológica • Controla factores de confusión desconocidos o no cuantificables • Es el más caro • Artificial • Logísticamente difícil • En ocasiones, se plantean objeciones éticas Observacional Cohortes • Puede analizar varios acontecimientos • Puede analizar exposiciones poco frecuentes • Los sesgos de selección son menos frecuentes • No hay sesgos de exposición • Proporciona datos de incidencia • Posibles sesgos en los datos de enfermedad • Más caro • Si es prospectivo, puede durar años Casos y controles • Puede analizar varios factores de exposición• Puede estudiar enfermedades poco frecuentes • Es fácil y rápido logísticamente • Menos caro • Problemas en la selección de los controles • Posibles sesgos en los datos de exposición N O A N AL ÍT IC O S Notificación espontánea Cohortes sin grupo control Series de casos • Generan de forma rápida nuevas hipótesis • No se puede utilizar para comprobar hipótesis de asociación causal Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 74 FarmacologÍa en enFermerÍa las condiciones de uso habituales de la prác- tica clínica (indicaciones, dosis y duración del tratamiento similares a las recomendadas en la ficha técnica del fármaco), y no se realiza ningún tipo de prueba diagnóstica o de se- guimiento diferente a las que se les haría en la práctica clínica habitual. Es en estas con- diciones cuando se habla de estudio obser vacionales. Los estudios de observación se subdividen a su vez en dos grandes grupos: los analíticos, que cuentan con un grupo de control en el diseño del estudio, y los des criptivos, que no lo tienen. La existencia de un grupo de control permitirá evaluar prime- ro una hipótesis de asociación matemática (inferencia estadística), para discutir después sobre el papel etiológico del medicamento en el efecto observado (inferencia causal). Los estudios observacionales descripti vos son útiles para identificar nuevos riesgos de los medicamentos; son estudios que pro- ponen nuevas hipótesis de asociación entre la administración de un medicamento y la apa- rición de una reacción adversa. Por ejemplo, se puede analizar a qué medicamentos ha es- tado expuesto un grupo de pacientes con en- fermedad de Parkinson antes de la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad; esta información debería coincidir con la pre- valencia de uso de fármacos en la población general de la misma edad. Si no es así, es de- cir, si existe algún medicamento o grupo far- macológico que parece tener una frecuencia superior a la esperada, se podrá formular la hipótesis de que dicho medicamento causa enfermedad de Parkinson, hipótesis que de- berá comprobarse con un estudio analítico. A la acumulación de casos de una enfermedad para analizar los posibles factores asociados a la misma se denomina serie de casos y, como ya se ha comentado, la notificación espontá- nea de sospechas de reacciones adversas a los medicamentos es una forma sistematizada de obtención de series de casos. Del mismo modo, se podrían estudiar, por ejemplo, todos los acontecimientos que se ensayo clínico controlado y aleatorizado. A diferencia de la eficacia, la efectividad es el resultado obtenido, cuando el tratamiento se aplica en condiciones habituales, por la ge- neralidad del sistema sanitario, en la organi- zación real, con los medios disponibles y con pacientes no seleccionados; se realizan tam- bién ensayos clínicos controlados y aleatori- zados, pero de tipo pragmático, para evaluar la efectividad de los medicamentos. Todos estos estudios clínicos realizados una vez que el medicamento ha sido comer- cializado suelen identificar nuevos riesgos que antes no se habían descrito y, en ocasio- nes, cuantifican con mayor precisión algunas reacciones adversas detectadas en estudios anteriores. Estudios observacionales analíticos La epidemiología presta numerosos instru- mentos para evaluar el efecto de los medica- mentos en los seres humanos, y el instrumen- to que se utilice determinará en gran medida la validez de las pruebas que el estudio apor- ta. Desde este punto de vista, la investigación clínica del efecto de los medicamentos se clasifica dependiendo de quién decide la ad- ministración del fármaco a los pacientes. Si la administración del medicamento está decidi- da de antemano por el investigador, es decir, por un protocolo de investigación, se trata de un diseño experimental que se denomina ensayo clínico controlado. La realización de estudios experimentales en los seres huma- nos debe ajustarse a las consideraciones éti- cas y legales pertinentes. También existe la posibilidad de investigar el efecto de un medicamento en un estudio en el que la decisión de incluir en él al pa- ciente esté claramente disociada de la de- cisión de administrarle uno u otro medica- mento, es decir, que el protocolo del estudio no predetermine qué medicamento se le va a administrar. Se trata de estudios en los que los pacientes reciben los medicamentos en Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 75 caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos que evitan que el investigador, el paciente o ambos conozcan el medicamento exacto que se administra (evaluación a ciegas en cada paciente del efecto del medicamento). De esta forma, se impide, por ejemplo, que se asignen de forma sistemática los pacientes más graves a uno de los tratamientos, o que se realice un seguimiento más exhaustivo en uno de los grupos del estudio, o que la eva- luación del resultado de la administración del medicamento se vea afectada por las expec- tativas que, con respecto a éste, tiene el pa- ciente o el investigador. Al medir el efecto de un medicamento, hay que añadir a los sesgos el error que se pue- de cometer cuando influyen factores de con- fusión, porque son ellos los que justifican, de un modo parcial o total, el resultado del estudio, y se asocian a la administración del medicamento y a la aparición del efecto. Por ejemplo, un medicamento se puede estar utilizando con mucha mayor frecuencia en pacientes ancianos, así que si se observa un importante número de accidentes cerebro- vasculares con este fármaco, podría deberse a una mayor presencia de pacientes con un aumento del riesgo de sufrir esta enfermedad debido a su edad. En los ensayos clínicos, la asignación aleatorizada de los tratamientos suele distribuir uniformemente estos factores de confusión, mientras que en los estudios observacionales analíticos, hay que tenerlos en cuenta en el diseño del estudio, mediante técnicas de emparejamiento o de estratifica- ción, o controlarlos en el análisis estadístico del mismo. En definitiva, un buen estudio observacio- nal analítico es aquél que ha tenido en cuenta los posibles errores en el diseño y los expone de un modo pormenorizado al analizar los resultados del mismo, antes de concluir el posible papel etiológico del medicamento en el efecto observado. En la actualidad, se con- sidera que las pruebas aportadas por un en- sayo clínico controlado, aleatorizado y bien diseñado tienen mayor validez que las apor- observan en los primeros 10.000 pacientes a quienes se prescribe un medicamento. Este diseño permite cuantificar, por ejemplo, el número de pacientes que sufren infarto agu- do de miocardio en los tres primeros meses de tratamiento, pero no informa de cuántos infartos se hubieran producido aunque no se hubiera administrado el medicamento; si pa- rece que la frecuencia es superior a la espe- rada en la población general, se estaría pro- poniendo de nuevo una hipótesis que deberá ser analizada mediante un estudio analítico. Este tipo de estudios, cuando se realizan for- malmente, se denomina monitorización de eventos ligados a la prescripción. Cuando el grupo de pacientes no se elige en función de las primeras prescripciones realizadas, pero igualmente se estudia a un grupo de pacientes que tienen en común estar expues- tos a un medicamento y se evalúan los acon- tecimientos que se producen en un tiempo predeterminado, se habla de un estudio de cohortes sin grupo de control. Los estudios observacionales analíticos son los diseños más utilizados en la evaluación de problemas de seguridad de los medicamentos, pero sus limitaciones metodológicas son una fuente de continuas controversias. Los tipos de estudios utilizados en inves- tigación clínica están sometidos, como cual- quier instrumento de medida, a errores de medición. Los errores debidos al azar, implí- citos en una metodología científicaque utiliza muestras de pacientes para inferir los resulta- dos en la población de la que se ha obtenido la muestra, son comunes para los estudios experimentales y observacionales; este error es menor cuanto mayor es el número de pa- cientes incluido en el estudio (tamaño de la muestra). No sucede igual con las mediciones siste- máticamente desviadas, denominadas ses- gos. Los sesgos se controlan en los ensayos clínicos mediante la asignación aleatoria del tratamiento a los pacientes (aleatorización o distribución aleatoria), y mediante técnicas Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 76 FarmacologÍa en enFermerÍa después de mucho tiempo de exposición. La creación de grandes bases de datos sanitarias informatizadas, que han sido validadas para la realización de estudios farmacoepidemio- lógicos, permite incluir el número necesario de pacientes expuestos y con un seguimiento lo suficientemente prolongado para su análi- sis, por lo que los estudios de cohortes retros- pectivos son más frecuentes hoy en día. Estudio de casos y controles Un estudio de casos y controles es un diseño observacional analítico en el que los pacientes son incluidos por presentar la enfermedad o el acontecimiento en estudio; a este grupo se le denomina casos. Procedente de la misma po- blación que los casos y, por lo tanto, con carac- terísticas similares y la misma probabilidad a priori de estar expuestos a los medicamentos en estudio, se selecciona un grupo de pacien- tes denominados controles, que no presentan la enfermedad o acontecimiento en estudio. En ambos grupos, se estudia cuántos pacien- tes han estado expuestos al medicamento o medicamentos durante un período concreto (ventana de exposición) antes del diagnósti- co de la enfermedad (día índice), en el grupo de casos, y en una fecha elegida al azar, en el grupo control. En este tipo de estudio es más difícil obtener los antecedentes de exposición a los fármacos, salvo que se recurra a bases de datos sanita- rias, y deberán extremarse las precauciones cuando esta información se consiga mediante entrevistas con los casos y los controles, para no realizarla de forma diferente y, por lo tan- to, obtener resultados sesgados. La elección de los controles, cuando no se puede hacer de forma aleatorizada, a partir de la pobla- ción origen de los casos, también condiciona la validez del estudio. Los estudios de casos y controles no permiten estimar la incidencia de la enfermedad, ya que habitualmente se des- conoce la población total expuesta que da ori- gen a los casos aparecidos en dicha población, tadas por un estudio observacional analítico bien diseñado. Los estudios observacionales analíticos se clasifican según la dirección en la que se rea- liza el análisis entre la exposición al fármaco y el resultado de ésta, o lo que es lo mismo, en función de cómo se seleccionan los pacientes. Estudio de cohortes Un estudio de cohortes es un estudio ob- servacional analítico en el se realiza el segui- miento, a lo largo de un tiempo predetermi- nado, de un grupo de pacientes expuestos a un medicamento, para evaluar la aparición de uno o varios efectos, y se compara con uno o más grupos de pacientes similares, pero que están expuestos a otras alternativas terapéuticas, incluidas las no farmacológicas. La selección de los pacientes se realiza, por lo tanto, en función de la exposición a los dis- tintos tipos de tratamiento. Aunque en un estudio de cohortes el aná- lisis siempre se realiza desde la exposición hasta la aparición del efecto, la información puede recogerse de forma prospectiva, se- gún va aconteciendo, y se habla entonces de estudio de cohortes de seguimiento o pros- pectivo; también se puede realizar de forma retrospectiva, cuando ya ha sucedido el acon- tecimiento, hablándose entonces de estudio de cohortes retrospectivo. El análisis estadís- tico y la interpretación son similares indepen- dientemente de que la información se obten- ga de un modo prospectivo o retrospectivo. Un estudio de cohortes permite evaluar más de una reacción adversa; sin embargo, al igual que sucede con el ensayo clínico con- trolado y aleatorizado, cuando el estudio es prospectivo, el trabajo de campo es costoso y precisa mucho tiempo para su realización, por lo que se suele considerar poco eficien- te para investigar reacciones adversas poco frecuentes (sería necesario incluir un nú- mero muy importante de pacientes) y para evaluar las reacciones adversas que aparecen Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 77 caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos terapéuticas para poder realizar dicha eva- luación. Descripción del riesgo El comité debe disponer de la siguiente in- formación: • Datos relativos a la morbilidad y la posible mortalidad: grado de afectación de los pa- cientes, gravedad de la reacción, duración, recuperación de la misma con o sin secue- las, mortalidad. • Fuerza de la asociación con el fármaco y riesgo atribuible: la fuerza de la asociación viene definida por el riesgo relativo o por la razón de ventajas (odds ratio), y expresa el número mayor de veces que se produce la enfermedad cuando el paciente está ex- puesto al medicamento que cuando está expuesto a otra alternativa terapéutica, in- cluida el tratamiento no farmacológico. El riesgo atribuible indica qué incidencia de la enfermedad es atribuible al medicamento. Esta última es la que realmente tiene interés desde el punto de vista de la salud pública. Un medicamento puede incrementar 20 ve- ces la incidencia de una enfermedad frente a la ausencia de exposición al medicamento (riesgo relativo de 20); si la enfermedad se produce en 1 de cada 100.000 personas en la población general, significaría que, en los pacientes expuestos al medicamento, 20 de cada 100.000 pacientes presentarán la en- fermedad, es decir, en 1,9 de cada 10.000 pacientes expuestos, la enfermedad estará causada por el medicamento (20/100.000- 1/100.000). Por el contrario, un medicamen- to puede incrementar dos veces la inciden- cia de una enfermedad que se produce en 1 de cada 1.000 personas en la población ge- neral; por lo tanto, la enfermedad aparece- ría en 2 de cada 1.000 pacientes expuestos, y así, en 1 de cada 1.000 pacientes expuestos la enfermedad sería atribuible al fármaco (2/1.000-1/1.000). Se observa por lo tanto pero sí permiten hacer una estimación del riesgo relativo a partir del cálculo de la razón de ventaja (odds ratio). Este diseño tiene la ventaja de que hay que evaluar menos pacientes que si se tuviera que realizar el seguimiento a todos los expuestos al medicamento procedentes de la población de origen; además, facilita el análisis de reac- ciones adversas que precisan largos períodos de exposición y permite analizar en un mis- mo estudio la posible asociación a la enfer- medad de más de un fármaco. Por el contra- rio, es un diseño muy poco eficiente cuando se pretende estudiar las reacciones adversas producidas por un fármaco con una prevalen- cia de uso muy baja en la población general. Evaluación de los riesgos Si el fin primordial de la farmacovigilan- cia es aportar información para poder adop- tar las medidas oportunas que aseguren que los medicamentos disponibles en el mercado presentan una relación beneficio-riesgo fa- vorable en las condiciones de uso autoriza- das, cabe preguntarse quién y cómo adopta dichas medidas. Cuando, a partir de la notificación espon- tánea o de cualquier otra fuente de informa- ción en farmacovigilancia, se genera una se- ñal de alerta sobre un riesgo previamente no conocido con respecto a un medicamento, la evaluación de este riesgo la realiza en España el Comité de Seguridad de Medicamentos de Uso Humano. Este comité asesora a la Agen- cia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios en materia de farmacovigilancia, y está compuesto por expertos en farmacia, farmacología clínica, epidemiología y medi-cina clínica procedentes de la atención pri- maria, de la atención especializada, del me- dio académico y de las autoridades sanitarias. Para poder realizar dicha evaluación, este comité debería disponer de una descripción del riesgo y conocer los beneficios que aporta el medicamento, su consumo y alternativas Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 78 FarmacologÍa en enFermerÍa El comité debe decidir, por lo tanto, si de la nueva información se concluye que el riesgo es aceptable en las condiciones de uso auto- rizadas, si es aceptable pero sólo en ciertas condiciones, o si es inaceptable en cualquier situación. No obstante, es la Agencia Españo- la de Medicamentos y Productos Sanitarios, cuando acepta estas recomendaciones, quien las traduce en las medidas administrativas oportunas, que pueden consistir incluso en la suspensión o revocación de la autorización del medicamento. Pero también puede optar- se por una restricción de las indicaciones, la introducción de contraindicaciones, la limita- ción del uso a ciertos grupos de población, la restricción del ámbito de la prescripción (diag- nóstico hospitalario, uso hospitalario o pres- cripción por especialista), la recomendación de que se realicen determinadas pruebas clínicas o analíticas, o simplemente informar sobre esta nueva reacción adversa y de las medidas que permitan prevenirla, si es que se conocen. Estas medidas administrativas deben ser comunicadas lo antes posible a los profesio- nales sanitarios, para lo que deben existir redes de transmisión de alertas de seguridad eficientes que, partiendo del lugar en el que se adopta la decisión, llegue a cada oficina de farmacia, consulta médica y de enfermería de forma íntegra en el menor tiempo posible, y permita transmitir a los pacientes potencial- mente afectados una información veraz y con- trastada. La transmisión completa de esta in- formación es incluso más necesaria cuando de ella derivan cambios en cuanto al uso del me- dicamento, del tipo de elección de una alter- nativa más segura, realización de pruebas clí- nicas o analíticas, etc. Cuanto más amplia sea la difusión de esta información, mayor será la prevención de nuevas reacciones adversas, completando así las actividades de salud pú- blica que lleva a cabo la farmacovigilancia. que, en el primer ejemplo, un medicamen- to que incrementa el riesgo 20 veces causa la enfermedad en aproximadamente 2 de cada 10.000 pacientes expuestos, mientras que, en el segundo ejemplo, un medica- mento que lo incrementa dos veces causa la enfermedad en 1 de cada 1.000 pacientes expuestos. Beneficios aportados por el medicamento Deben conocerse los beneficios en cuanto a disminución de la morbilidad o aumento de la calidad de vida, o disminución de la mor- talidad en las distintas indicaciones posibles y en diferentes grupos de pacientes: • Datos de utilización del medicamento: nú- mero de pacientes en tratamiento, caracte- rísticas de dichos pacientes. • Alternativas terapéuticas: relación benefi- cio-riesgo de las alternativas terapéuticas, sean o no farmacológicas. Si el beneficio y el riesgo se encuentran en las mismas unidades de medida, por ejemplo, muertes evitadas por el beneficio que aporta el medicamento frente a muertes producidas por la reacción adversa, la evaluación de la re- lación beneficio-riesgo sería más fácil de esta- blecer cuando la balanza oscilara claramente en una u otra dirección. De igual modo, la evaluación es más fácil si existen varias alter- nativas terapéuticas al menos igual de eficaces y con información suficiente sobre su segu- ridad, y ésta es superior. Cuando no existen estas situaciones tan claras, la evaluación del riesgo y la de su aceptabilidad trasciende el ámbito científico, para alcanzar el de los valo- res, porque parece obvio que el mismo riesgo puede ser aceptable para una persona y en ab- soluto para otra. Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana 79 caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos Para cada uno de los casos prácticos que se exponen a continuación responda las siguientes preguntas: ¿Se ha detectado un error de medicación? ¿Se trata de una reacción adversa a medicamentos? ¿Cuál sería la actuación de enfermería? ●❱ Caso práctico 1 Se atiende a un niño de 2 meses en la consulta de enfermería para la administración de la vacuna hexavalente según el calendario vacunal. Esta vacuna consta de una jeringa precargada que contiene cinco componentes y un vial con el componente frente a Haemophilus de tipo B. Al ir a la nevera a coger la vacuna, la enfermera ve que quedan menos jeringas precargadas que viales. ●❱ Caso práctico 2 Un paciente acude al servicio de urgencias con un episodio de broncoespasmo y se le pauta salbuta- mol en nebulización para la administración inhalada a través del vaporizador. La enfermera carga el salbutamol en una jeringa de las de uso intravenoso. En ese momento, solicitan asistencia desde otra cama, y la jeringa cargada se queda en el control de enfermería, identificada con el número de cama. Al ver la jeringa, otra compañera piensa que es para utilización intravenosa y administra la medicación al paciente por esta vía. Unos minutos después, el paciente empieza a presentar dolor torácico y se objetiva una taquicardia a 140 latidos/minuto, por lo que se avisa al médico. Se monitoriza al paciente durante 24 horas, recuperándose de la taquicardia a las 6 horas, sin volver a presentar más episodios. ●❱ Caso práctico 3 Un niño de 2 meses y 4 kg de peso tiene pautada la administración de paracetamol en presentación intra- venosa tres veces al día. La orden de tratamiento, escrita a mano, parece indicar 30 mL/8 h. La enfermera cree que es un volumen muy grande para un neonato y consulta al médico que lo ha prescrito. El médico confirma que lo que quería poner era 30 mg/h, lo que corresponde a 3 mL de infusión cada 8 horas. caSoS pRÁcticoS Alianza mundial por la seguridad del paciente, OMS (http://www.alianzaipss.org/gb/ebwha/pdf_files/ WHA59/A59_22-sp.pdf) De Abajo FJ, Montero D, Madurga M, Palop R. Aná- lisis y gestión de riesgos en Farmacovigilancia. Organización de la Farmacovigilancia en España. En: García AG, Gandía L (eds.). El ensayo clínico en España. Madrid: Farmaindustria 2001;191-216. 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