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Seguridad de los medicamentos
Capítulo 4
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efecto secundario se emplean para indicar 
que la reacción adversa se relaciona con el 
mecanismo de acción del fármaco. Otros tér-
minos utilizados son enfermedad yatrogéni-
ca y efecto indeseable, que son equivalentes 
a la definición de reacción adversa, término 
adoptado por la OMS y por la mayoría de los 
profesionales que trabajan en el campo de la 
farmacovigilancia.
Los medicamentos pueden producir cual-
quier tipo de síntoma o síndrome y afectar a 
cualquier órgano o sistema, causando desde 
cuadros leves, como náuseas o molestias ab-
dominales, a cuadros graves, como hemorra-
gia digestiva, pancreatitis o hepatitis, desde 
tos hasta fibrosis pulmonar. Pueden producir 
disminuciones leves del recuento de plaque-
tas o de la hemoglobina, pero también cua-
dros de anemia aplásica o agranulocitosis. 
rEaccionEs advErsas 
a los mEdicamEntos
Se utilizan también otros términos que 
podrían considerarse sinónimos o relaciona-
dos, pero que en ocasiones no son adecua-
dos o inducen a interpretaciones erróneas. 
Por ejemplo, los términos efecto colateral y 
C. Ibáñez Ruiz, A. Gil López-Oliva y C. Esteban Calvo
La seguridad de los pacientes se contempla como una parte fundamental en la calidad de la 
asistencia sanitaria. En este capítulo, se abordarán algunos aspectos relacionados con la seguridad 
de los medicamentos, como factor esencial de la seguridad del paciente, puesto que los incidentes 
adversos causados por medicamentos constituyen el tipo de eventos adversos más frecuente en la 
práctica clínica. Al hablar de incidentes causados por medicamentos, se engloba a todos los acci-
dentes, problemas o acontecimientos, inesperados o no deseados, que se producen, por error o no, 
durante los procesos de utilización de los fármacos, y que pueden dañar o no al paciente. Entre ellos 
se encuentran tanto los errores de medicación como las reacciones adversas a los medicamentos, 
que se revisarán en este capítulo, junto con algunas estrategias orientadas a la reducción de riesgos 
en dos niveles diferentes: la prevención individual en pacientes concretos, y las medidas de carácter 
general que surgen de la identificación de nuevos riesgos.
SínteSiS conceptual
Una reacción adversa es cualquier res-
puesta a un medicamento que sea nociva 
y no intencionada, y que se produce con 
la dosis que se aplica normalmente al ser 
humano cuando se utiliza éste para la 
profilaxis, el diagnóstico o el tratamiento 
de una enfermedad, o para la restaura-
ción o modificación de funciones fisioló-
gicas.
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
http://www.medicapanamericana.com/Libros/Libro/4536/Farmacologia-en-Enfermeria.html
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FarmacologÍa en enFermerÍa
produce el mismo efecto adverso, aumenta 
considerablemente la probabilidad de que 
éste haya sido la causa de la reacción, aunque 
en la mayoría de las ocasiones no se pueda 
realizar una prueba de reexposición debido a 
la gravedad del cuadro o porque éste ha sido 
irreversible.
Causas alternativas. En el caso de una he-
patitis diagnosticada al cabo de un mes de 
instaurar un tratamiento con un antiinfla-
matorio no esteroideo, habría que descartar, 
mediante las pruebas diagnósticas adecua-
das, que el paciente no presenta una hepatitis 
vírica, una obstrucción de las vías biliares o 
una hepatitis autoinmune, así como que no 
ha sufrido un cuadro de bajo gasto cardíaco 
que justifique la lesión hepática observada. 
Es relativamente frecuente que los pacientes 
reciban simultáneamente más de un medi-
camento, por lo que en ocasiones es difícil 
establecer cuál de ellos es el que más proba-
bilidades tiene de haber causado la reacción 
adversa o si se ha producido algún tipo de 
interacción farmacológica, de tipo cinético o 
dinámico.
Conocimiento de que el medicamento puede 
causar la reacción. Si en la información del 
producto se comprueba que, durante los en-
sayos clínicos controlados y aleatorizados, o 
en estudios realizados posteriormente, ya se 
ha descrito que el medicamento puede causar 
la reacción, aumenta también la probabilidad 
de que el fármaco haya sido la causa de la 
reacción en el paciente que se está evaluando. 
Estos datos van evolucionando a lo largo de 
la vida del medicamento, y van aumentando 
una vez que éste se comercializa, gracias a las 
actividades de farmacovigilancia.
Clasificación de las reacciones adversas 
a los medicamentos
Rawlins y Thomson clasificaron las reaccio-
nes adversas a los medicamentos en dos gran-
des grupos: las que son efectos farmacológicos 
normales pero aumentados (augmented), que 
Pueden provocar enfermedad de Parkinson, 
ideas de suicidio, cataratas, enfermedad de 
tipo lupus o afectar a las válvulas cardíacas, 
pueden causar insuficiencia renal, litiasis re-
nal e incluso malformaciones congénitas en 
la descendencia de la persona expuesta al 
medicamento. Pueden ser vehículos de in-
fecciones, o alterar las respuestas inmunoló-
gicas del paciente y facilitar la manifestación 
de cuadros infecciosos.
¿Cómo saber si el medicamento utilizado 
es el causante de la reacción adversa?
Salvo raras excepciones, las enfermedades 
que producen los medicamentos son indis-
tinguibles de las enfermedades de cualquier 
otra etiología. Si esto es así, ¿cómo saber, en 
un paciente concreto, si un acontecimiento 
adverso ha sido causado o no por el fárma-
co que ha estado tomando? Por ejemplo, si 
un paciente lleva un mes en tratamiento con 
un antiinflamatorio no esteroideo y presenta 
una hepatitis aguda, ¿es posible que el me-
dicamento sea la causa? Para establecer la 
imputabilidad o probabilidad de que el me-
dicamento haya producido el acontecimiento 
deben tenerse en cuenta diversos aspectos.
Evolución temporal. El medicamento se admi-
nistra antes de la aparición del acontecimiento 
adverso y existe un tiempo de exposición com-
patible con el mecanismo fisiopatológico de la 
reacción adversa, un tiempo biológicamente 
plausible. Existen efectos adversos que necesi-
tan tiempo para su producción, como la apari-
ción de un cáncer, una cirrosis hepática o una 
fibrosis pulmonar. Otros pueden aparecer en 
unas horas o unos días, como un shock anafi-
láctico, la agranulocitosis o una necrolisis epi-
dérmica tóxica. Del mismo modo, se evaluará 
la evolución del cuadro clínico al interrumpir 
la administración del medicamento; una evo-
lución favorable apoyará el papel del medica-
mento como agente causal. 
Efecto de la reexposición al medicamento. Si 
al administrar de nuevo el medicamento se 
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caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos
en modelos experimentales, y suelen estar 
identificadas durante el desarrollo preclínico 
y clínico del medicamento, por lo que figuran 
habitualmente en su ficha técnica cuando se 
autoriza la comercialización.
Sin embargo, en determinadas ocasiones, 
su detección precoz plantea problemas o no 
está bien cuantificada la frecuencia con que 
aparecen; estas situaciones se producen es-
pecialmente cuando la reacción adversa sólo 
se observa en un subgrupo de la población, o 
cuando su relación con la dosis administrada 
no es sólida. Tampoco son fáciles de detec-
tar cuando son efectos triviales que aparecen 
con mucha frecuencia en la población gene-
ral. Algunas de estas reacciones adversas son 
más difíciles de reproducir experimental-
mente, o no se conoce bien en un principio el 
mecanismo por el que el fármaco las produce.
Para evitar este tipo de reacciones adversas, 
lo más importante, a veces, es determinar 
qué subgrupos de población muestran una 
especial predisposición, con el fin de poder 
adoptar las medidas oportunas. Por ejem-
plo, con la administración de fármacos anti-
inflamatorios no esteroideos, hay que tener 
en cuenta que la probabilidad de sufrir una 
hemorragia digestiva está muy incrementa-
da en los pacientes de edad avanzada, en los 
que toman anticoagulantes o antiagregantes 
de forma simultánea,en los que tienen an-
tecedentes de úlcera gastrointestinal, cuando 
se administran dosis altas del medicamento 
o cuanto más dure el tratamiento.
Reacciones adversas de tipo B
Al contrario de lo que sucede con las reac-
ciones adversas de tipo A, las de tipo B pa-
recen efectos no relacionados en un princi-
pio con las propiedades farmacológicas del 
medicamento. Por este motivo, a veces se 
denominan reacciones idiosincrásicas, lo que 
indica que aparecen en personas especial-
mente predispuestas. A este grupo pertene-
cerían la mayoría de las reacciones adversas 
denominaron de tipo A, y las que son efectos 
farmacológicos totalmente anómalos o inespe-
rados, si se tiene en cuenta la farmacología del 
medicamento, y que se han denominado de 
tipo B (bizarre). El desarrollo de la terapéutica 
en los últimos años ha mejorado la esperanza y 
la calidad de vida de los pacientes con una gran 
variedad de enfermedades graves y crónicas. 
La evolución natural de enfermedades como 
la diabetes, el asma o la cardiopatía isquémica 
ha cambiado drásticamente, pero, del mismo 
modo, la utilización de fármacos durante mu-
cho tiempo puede introducir nueva morbilidad 
o modificar la frecuencia de enfermedades na-
turales que aparecen a lo largo de la vida. Al-
gunos autores definen esta circunstancia como 
reacciones adversas de tipo C.
Reacciones adversas de tipo A
Son acontecimientos relacionados con una 
expresión exagerada de la acción farmacoló-
gica del medicamento en algunos pacientes. 
Estas personas presentarían un comporta-
miento situado en el extremo de la variabi-
lidad interindividual del efecto del fármaco. 
Son ejemplos de este tipo de reacciones ad-
versas la hemorragia por anticoagulantes 
orales, la hipoglucemia por antidiabéticos 
orales o la bradicardia por bloqueantes de re-
ceptores β-adrenérgicos.
En general, estas reacciones son las más 
frecuentes dentro del espectro de reacciones 
adversas de los medicamentos, y suelen rela-
cionarse con la dosis que se administra, por 
lo que en algunas ocasiones desaparecen si 
se ajusta adecuadamente la pauta terapéutica. 
Suelen observarse al principio del tratamien-
to o cuando se realizan incrementos de la 
dosis, pero como esta situación es previsible, 
en muchos casos puede monitorizarse al pa-
ciente para evitar la aparición de un episodio 
grave; de este modo, aunque el impacto en la 
población es alto por su frecuencia y su mor-
bilidad, la mortalidad suele ser baja. Este tipo 
de reacciones adversas se puede reproducir 
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FarmacologÍa en enFermerÍa
medades. El impacto sanitario de las reaccio-
nes adversas de tipo C es importante cuando 
se trata de medicamentos muy utilizados en la 
población general, ya que el número absoluto 
de pacientes afectados puede ser importan-
te, incluso aunque la fracción de enfermedad 
atribuida al fármaco sea pequeña; un ejemplo 
sería la influencia de los anticonceptivos ora-
les en la incidencia del cáncer de mama.
ErrorEs dE mEdicación y rEducción 
dE riEsgos
La morbilidad y la mortalidad asociadas a 
los errores de medicación tienen una mag-
nitud similar en Europa, Estados Unidos y 
otros países. Entre el 6 y el 13 % de los pa-
cientes ingresados sufre al menos un episo-
dio adverso durante el ingreso hospitalario; 
de todos estos problemas, entre el 11 y el 
39 % han sido causados por los medicamen-
tos. Algo más de un tercio de los episodios 
adversos causados por fármacos parecen ser 
consecuencia de errores de medicación y, 
por lo tanto, pueden considerarse evitables. 
En nuestro país, el Estudio Nacional sobre 
Efectos Adversos Ligados a la Hospitaliza-
ción (ENEAS), publicado en el año 2005, de-
mostró que la incidencia de efectos adversos 
relacionados con la asistencia sanitaria en los 
hospitales españoles era similar a la del resto 
de países europeos.
En el ámbito de la atención primaria, los 
acontecimientos adversos se deben princi-
palmente a errores en la prescripción o en 
la administración, o a una falta de cumpli-
miento terapéutico, y es probable que sean 
más frecuentes que en el entorno hospitala-
rio, porque el consumo de medicamentos es 
mayor, aunque se cuenta con menos infor-
mación que a nivel hospitalario. En España, 
el estudio APEAS sobre la seguridad de los 
pacientes en Atención Primaria de Salud 
observó que, de todos los efectos adversos 
detectados, en casi la mitad de los casos la 
causa era la medicación. Los estudios euro-
de mecanismo inmunológico, entre las que 
las anemias hemolíticas causadas por fár-
macos, algunas trombocitopenias o agranu-
locitosis, algunas hepatitis producidas por 
fármacos, algunas de las reacciones relacio-
nadas con la infusión, las erupciones cutá-
neas o el shock anafiláctico son sólo algunos 
ejemplos. También son reacciones de tipo B 
la hipertermia maligna causada por anesté-
sicos, las afecciones cutáneas graves como la 
necrolisis epidérmica tóxica o el síndrome de 
Stevens-Johnson.
La probabilidad de observar este tipo de 
reacciones suele ser baja, pero en ocasiones 
se trata de reacciones con un impacto impor-
tante en la población a causa de su elevada 
mortalidad. Suelen ser imprevisibles, ya que 
se desconoce en principio qué personas son 
especialmente propensas a presentarlas. Su 
gravedad conlleva la contraindicación de la 
utilización del fármaco en el paciente en oca-
siones sucesivas, por lo que es sumamente 
importante que esta información figure en 
la historia clínica del paciente y que éste la 
conozca. Estas reacciones suelen observarse 
en una proporción muy baja de los pacien-
tes expuestos al medicamento, en general 
con frecuencias por debajo de 1 por cada 
1.000 pacientes expuestos, por lo que no sue-
len aparecer descritas en el resumen de las 
características del fármaco (ficha técnica) 
cuando éste ha sido comercializado, ya que 
es difícil que se hayan detectado. Sin em-
bargo, la identificación de este tipo de reac-
ciones adversas se ve favorecida cuando se 
trata de acontecimientos con una frecuencia 
basal muy baja en la población, y cuando la 
secuencia temporal de aparición tras la ad-
ministración del fármaco es corta o muy ca-
racterística.
Reacciones adversas de tipo C
Son las que aparecen cuando el medica-
mento causa una nueva morbilidad o produce 
cambios en la frecuencia natural de las enfer-
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caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos
algunos ejemplos, pero lo que todos los erro-
res de medicación tienen en común es que 
podrían causar un daño al paciente, aunque 
en la práctica muchos no lleguen a produ-
cirlo, en ocasiones porque se detectan antes 
de que lo produzcan; esto conduce a la otra 
característica común de este tipo de errores: 
que son prevenibles. En este contexto, el 
término daño se entiende como la dismi-
nución de las funciones físicas, emocionales 
o psicológicas, o de la estructura del cuerpo 
(ya sea de forma permanente o temporal), o 
la aparición de dolor, que requieran alguna 
intervención. 
Hay distintas formas de clasificar los erro-
res de medicación, por ejemplo, según el 
punto del proceso en que se produjo el error 
o dependiendo de dónde se detectó, aunque 
aquí se expondrá la clasificación según las 
consecuencias para el paciente. En la tabla 
4-1 se muestra la clasificación de los errores 
de medicación según su gravedad, aunque 
hay que tener en cuenta que, en cuanto al 
número, la gran mayoría de los errores son 
potenciales o no causan daño alguno. 
Como ejemplo, en el sistema de notifica-
ción de errores de medicación de la Comu-
nidad de Madrid (en funcionamiento desde 
julio de 2005), se recibieron 4.603 notifica-
ciones en un año, de las que sólo el 2,35 % 
conllevó algún daño para el paciente, cifras 
similares a las que se recogen en la mayoría 
de los estudios y de los programas de notifi-
cación de errores. 
Los errores de medicación se producen por 
fallos en el proceso de utilizaciónde los fárma-
cos, y se deben analizar como errores del sis-
tema, no como errores humanos. El hecho de 
detectar este tipo de errores, y analizar en qué 
punto del proceso se produjo el fallo y por qué 
permitirá adoptar las medidas oportunas para 
evitar que vuelva a producirse un error similar 
tanto a nivel local como general, por lo que en 
los distintos sistemas de recogida de errores se 
da una gran importancia a la clasificación se-
gún el lugar donde se produjo el error. 
peos de investigación sobre acontecimientos 
adversos previsibles causados por medica-
mentos en el ámbito de la atención primaria 
muestran que entre el 1 y el 5 % de todos los 
ingresos hospitalarios en medicina interna 
o cuidados intensivos se deben a errores de 
medicación.
Se trata, por lo tanto, de incidentes po-
tencialmente previsibles que son capaces 
de dañar al paciente o de originar una uti-
lización inapropiada de los medicamentos, 
cuando éstos se encuentran bajo el control 
de los profesionales sanitarios, o del paciente 
o consumidor. Estos incidentes pueden es-
tar relacionados con la práctica profesional, 
con los procedimientos o con los sistemas, 
y comprenden fallos en la prescripción, la 
comunicación, el etiquetado, el envasado, 
la denominación, la preparación, la dispen-
sación, la distribución, la administración, la 
educación, el seguimiento y la utilización. 
Es decir, puede producirse un error de me-
dicación en cualquier punto de la cadena de 
utilización de un fármaco, y puede ser muy 
variado, desde que un medicamento esté mal 
etiquetado, que la información del prospecto 
sea errónea o confusa, que se prepare o dilu-
ya inadecuadamente, que no se mantenga la 
cadena del frío en un medicamento termolá-
bil, que se prescriba de forma inadecuada (en 
cuanto a tipo de fármaco, dosis o duración 
del tratamiento) o que se administre de for-
ma incorrecta (p. ej., por una vía inadecuada), 
hasta que el propio paciente no tome el me-
dicamento indicado, tome un medicamento 
confundido, ingiera una dosis excesivamente 
alta o baja por no haberse enterado correc-
tamente, o que no cumpla el tratamiento 
durante el tiempo necesario. Éstos son sólo 
Los errores de medicación pueden defi-
nirse como el fallo, por acción u omisión, 
en el proceso del tratamiento con medi-
camentos, que daña o puede dañar al pa-
ciente. 
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
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FarmacologÍa en enFermerÍa
•  Aplicación: es útil emplear la «regla de los 
cinco correctos»:
 – Paciente correcto. 
 – Fármaco correcto.
 – Dosis correcta.
 – Vía de administración correcta.
 – Momento de administración correcto.
A este respecto, se debe comprobar la identi-
dad del paciente (nombre, fecha de nacimien-
to), calcular correctamente la dosis y compro-
barla, abrir el medicamento inmediatamente 
antes de administrarlo, emplear procedimien-
tos y técnicas adecuados para la administra-
ción (material estéril, etc.), anotar la adminis-
tración en la hoja de medicación y comprobar 
que el paciente «toma» el fármaco.
•  Evaluación: debe observarse si aparecen 
los resultados esperados en el paciente, y 
vigilar la posible aparición de reacciones 
adversas a los medicamentos (RAM).
En cuanto a la instrucción del paciente, de-
berá confirmarse siempre que éste o, en su 
caso, su cuidador conoce el nombre de los me-
dicamentos que toma, las dosis y el momento 
Estrategias para reducir los errores de medicación 
Estas estrategias de reducción de riesgos 
tienen dos aspectos fundamentales, el que se 
refiere al paciente concreto y las medidas de 
ámbito más general.
En cada paciente, es útil la aplicación de la 
metodología del proceso de enfermería, con 
el fin de reducir al máximo la posibilidad 
de que se produzca un error de medicación. 
Para ello, se seguirán las siguientes fases: 
•  Valoración: anamnesis del paciente (ha-
ciendo hincapié en la presencia de alergias 
y problemas previos con los medicamentos), 
uso de otros fármacos (incluidos los medi-
camentos de libre dispensación, productos 
de herbolario, etc.), comprobación de que la 
dosis y la vía son correctas, evaluación de 
las funciones fisiológicas y de los conoci-
mientos del paciente sobre su tratamiento. 
•  Planificación: hay que reducir al mínimo 
los factores que contribuyen a la aparición 
de errores, evitando abreviaturas, órdenes 
confusas o ilegibles, y órdenes verbales, 
potenciar el cumplimiento de protocolos 
específicos y verificar la comprensión de 
las instrucciones por parte del paciente.
Tabla 4-1. clasificación de los errores de medicación según su gravedad
Errores potenciales •	 categoría A: circunstancias o incidentes con capacidad de causar error, sin que éste haya llegado 
a producirse
Errores sin daño •	 categoría B: el error se produjo, pero no llegó al paciente
•	 categoría c: el error llegó al paciente, pero no le causó daño ni se necesitó intervención especial 
alguna
 – La medicación llegó al paciente y se le administró
 – La medicación llegó al paciente, pero no se le administró
•	 categoría D: el error llegó al paciente y, aunque no le causó daño, se necesitó monitorización para 
comprobar que éste no se había producido, alguna intervención para evitar que se produjera o 
ambas cosas
Errores con daño •	 categoría E: el error puede haber contribuido a causar o haber causado un daño no permanente al 
paciente que requirió alguna intervención
•	 categoría f: el error puede haber contribuido a causar o haber causado un daño no permanente al 
paciente, y éste ha necesitado hospitalización o ésta se ha prolongado
•	 categoría G: el error puede haber contribuido a causar o haber causado un daño permanente al 
paciente
•	 categoría H: el error ha necesitado alguna intervención para mantener la vida del paciente
Errores mortales •	 categoría i: el error puede haber contribuido a causar o haber causado la muerte del paciente
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caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos
gunos centros hospitalarios, se encuentran el 
Instituto para el Uso Seguro de los Medica-
mentos, coordinado desde la Universidad de 
Salamanca, y los desarrollados por algunas 
comunidades autónomas, como la Comuni-
dad de Madrid o de Cataluña. Partiendo del 
análisis de la información recogida en estos 
sistemas, la actitud a adoptar puede ser muy 
diferente: desde informar a las autoridades 
sanitarias o servicios proveedores de salud, 
para que tomen medidas según su nivel de 
competencia, hasta informar a un laborato-
rio farmacéutico sobre aspectos de sus medi-
camentos que pueden dar lugar a confusión, 
para que los modifiquen, pasando por la in-
formación a los profesionales sanitarios. 
Farmacovigilancia
Esta actividad es necesaria a pesar de la 
estricta regulación a la que está sujeto el de-
sarrollo de la investigación del uso de los me-
dicamentos y a pesar de que, antes de que se 
autorice la comercialización de un fármaco, 
éste ha tenido que demostrar:
•  Eficacia: la capacidad que tiene un fármaco 
de conseguir un efecto beneficioso en con-
diciones ideales de uso. Se estudia mediante 
la realización de ensayos clínicos controla-
dos y aleatorizados.
•  Seguridad: es decir, que su utilización en 
las condiciones autorizadas no produce 
efectos tóxicos o adversos desproporciona-
dos con respecto al beneficio que procura. 
Los efectos tóxicos o adversos, el denomi-
nador de esta relación beneficio-riesgo, se 
estudia en los animales (toxicidad preclí-
nica) y en los seres humanos durante los 
en que debe tomarlos, así como los «efectos 
secundarios» cuya comunicación inmediata 
es importante. Hay que comprobar el fárma-
co que toma, que se utilizan los dosificadores 
incluidos en el medicamento y que sabe cómo 
utilizarlos correctamente, y asegurarse de que 
dispone de una «lista de medicamentos» con 
información completa sobre su tratamiento 
actual. 
En general, siempre hay que pensar que si 
el sistema ha permitido que ocurra unerror, 
éste puede volver a repetirse, y que si se ha 
producido en un entorno, es posible que se re-
pita en otro entorno distinto, pero similar. Por 
esta razón, se han desarrollado sistemas que 
pretenden recopilar la mayor cantidad posible 
de información sobre los errores de medica-
ción que se producen. Estos sistemas tratan de 
detectar en qué punto o puntos del proceso se 
produjo el fallo y por qué, y si tras el análisis se 
considera que el error podría evitarse, inten-
tar corregirlo y hacer llegar esta información 
al mayor número posible de profesionales, 
con objeto de tratar de impedir que vuelva a 
producirse. Desde esta perspectiva, no es tan 
importante si un paciente concreto sufrió un 
daño o no, como la posibilidad de que ese 
daño pueda volver a producirse porque se re-
pita el error, y por ello, estos sistemas suelen 
recoger poca información desde el punto de 
vista clínico y de evolución del paciente, y mu-
cha acerca del proceso. Sin embargo, según la 
legislación vigente, los errores de medicación 
que produzcan algún daño al paciente serán 
considerados, a efectos de su notificación, 
como reacciones adversas (excepto aquellos 
derivados del fallo terapéutico por omisión 
de un tratamiento) y deben comunicarse me-
diante la Tarjeta Amarilla, salvo que el siste-
ma de recogida de errores indique que esto no 
es necesario porque ya está coordinado con 
el Programa de Notificación Espontánea de 
Sospechas de Reacciones Adversas a Medica-
mentos. Entre los sistemas de notificación de 
errores de medicación que existen en España, 
además de las iniciativas particulares en al-
La farmacovigilancia es la actividad de 
salud pública destinada a la identificación, 
cuantificación, evaluación y prevención de 
los riesgos asociados al uso de los medi-
camentos.
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FarmacologÍa en enFermerÍa
Australia, comunicaba que había detectado 
un incremento en la frecuencia de malforma-
ciones en las extremidades de los niños cuyo 
común denominador era que las madres ha-
bían tomado durante el embarazo un medica-
mento hipnótico, la talidomida. Este problema 
de salud pública, denominado desde entonces 
«el desastre de la talidomida», sensibilizó a 
las autoridades sanitarias de muchos países, 
en especial los que se vieron afectados, por lo 
que se decidió instaurar procedimientos sis-
tematizados de recopilación de información 
sobre las reacciones adversas a los fármacos, 
sistema basado inicialmente en la notificación 
espontánea de las sospechas de reacciones 
adversas por parte de los médicos. En 1968, 
diez países decidieron acumular la informa-
ción recibida en cada centro nacional en un 
proyecto internacional de monitorización de 
fármacos patrocinado por la OMS, cuyo obje-
tivo era incrementar la probabilidad de detec-
tar reacciones adversas poco frecuentes, pero 
graves. En un principio, el proyecto se coordi-
nó desde Virginia, y posteriormente, en 1970, 
fue trasladado a la sede de la OMS en Gine-
bra. Por problemas económicos, se transfirió 
a Suecia en 1978, aunque la responsabilidad 
formal y la coordinación aún corresponden 
a la OMS, en su sede de Ginebra. España se 
incorporó al programa internacional en 1984. 
En la actualidad, son 103 los países que co-
laboran incorporando al año más de 300.000 
notificaciones de sospechas de reacciones ad-
versas a medicamentos, comunicadas por mé-
dicos, farmacéuticos, enfermeras o cualquier 
profesional sanitario.
El Programa de Notificación Espontánea 
de Sospechas de Reacciones Adversas a Me-
dicamentos es el programa común dentro de 
lo que se denomina el Sistema Español de 
Farmacovigilancia (Tabla 4-2). Este Sistema 
se organiza en 17 Centros Autonómicos de 
Farmacovigilancia y un Centro Coordinador 
integrado en la Agencia Española de Medica-
mentos y Productos Sanitarios. Este progra-
ma, que es permanente, también se conoce 
ensayos clínicos controlados y aleatorizados 
que se realizan antes de la autorización del 
medicamento.
•  Calidad: al alcanzar los requisitos mínimos 
de calidad y pureza que se han establecido.
Asimismo, las formas farmacéuticas o es-
pecialidades en las que se comercializa el 
medicamento deben estar correctamente 
identificadas y etiquetadas, y deben acom-
pañarse de un documento dirigido a los pro-
fesionales sanitarios (el resumen de la infor-
mación del producto o ficha técnica) y de un 
documento dirigido a los pacientes. Ambos 
deben informar adecuadamente. En la actua-
lidad, los medicamentos son autorizados si, 
además, la compañía que lo solicita presenta 
un plan de farmacovigilancia, con los pro-
blemas detectados y los estudios previstos 
(necesarios para conocer mejor la seguridad 
del medicamento), y en el que se recojan las 
actividades de minimización de riesgos.
En este contexto, se denomina riesgo a los 
problemas de seguridad, es decir, a las reac-
ciones adversas a los medicamentos.
La farmacovigilancia implica tres tipos de 
actividades: la identificación de los riesgos, 
su cuantificación y su evaluación.
Identificación de riesgos. 
Notificación espontánea de sospechas 
de reacciones adversas a los medicamentos
En 1961 se publicó en la revista Lancet una 
carta al editor en la que el Dr. McBride, de 
El fin primordial de la farmacovigilan-
cia es proporcionar, de forma continuada, 
la mejor información posible sobre la se-
guridad de los fármacos, para así posibi-
litar la adopción de las medidas oportu-
nas que aseguren que los medicamentos 
disponibles en el mercado presentan una 
relación beneficio-riesgo favorable en las 
condiciones de uso autorizadas.
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
71
caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos
señales falsas, por lo que las señales que han 
llegado por notificación espontánea deben ser 
analizadas y verificadas más adelante, antes 
de ser aceptadas. Una señal debe ser evaluada 
preferentemente mediante la realización de 
un estudio con un diseño adecuado y alguna 
otra fuente de datos. Los datos de los siste-
mas de notificación espontánea de sospechas 
de reacciones adversas pueden contemplarse 
como una «serie de casos», sin información 
alguna sobre la cantidad de pacientes expues-
tos al fármaco. En esta forma elemental, casi 
nunca pueden utilizarse para establecer una 
relación causal entre el fármaco y el aconteci-
miento, salvo que: a) exista al menos un caso 
con reexposición positiva, o b) exista una acu-
mulación de casos en pacientes expuestos al 
fármaco, la incidencia del acontecimiento en 
la población general se aproxime a cero y no 
haya otros factores asociados que pudieran 
justificar la aparición de la enfermedad.
Estas señales se pueden cuantificar a través 
de varios métodos:
•  Utilizando datos de consumo sería posible 
calcular la frecuencia de notificación de una 
reacción por número de envases vendidos. 
Sin embargo, el número de envases vendi-
dos no se aproxima necesariamente al nú-
mero de personas expuestas, por lo que se 
puede intentar calcular, a partir de los en-
vases vendidos, un número teórico de per-
sonas, suponiendo que todas hubieran reci-
bido la misma pauta terapéutica durante el 
como el Programa de la Tarjeta Amarilla, 
color que identifica el formulario que deben 
utilizar los profesionales sanitarios españo-
les para comunicar las sospechas de reaccio-
nes adversas a los medicamentos.
Desde cada Centro Autonómico de Farma-
covigilancia se reciben, validan, evalúan e 
incorporan a una base de datos informatiza-
da las notificaciones de sospechas de reaccio-
nes adversas siguiendo una metodología co-
mún. La base de datos de Farmacovigilancia 
Española de Reacciones Adversas (FEDRA) 
recoge, por lo tanto, las sospechas de reac-
ciones adversas a medicamentos producidas 
cuando éstos ya están comercializados.
El objetivo de la notificación espontánea 
es detectar precozmente las señales de pro-
blemas relacionados con la seguridad de los 
medicamentos que no han podidoser detec-
tados durante la realización de los ensayos 
clínicos, debido a las limitaciones respecto al 
tamaño, la duración y la representatividad de 
la práctica clínica habitual. La OMS define 
estas señales como la información comuni-
cada sobre una posible relación causal entre 
un acontecimiento adverso y un fármaco, 
cuando dicha relación no se conoce o no está 
bien documentada. Los sistemas de notifica-
ción espontánea están por lo tanto diseña-
dos para proporcionar señales sobre posibles 
reacciones adversas a fármacos previamente 
no descritas.
Para realizar correctamente esta función, 
es necesario saber que se pueden producir 
Tabla 4-2. Ventajas e inconvenientes del programa de notificación espontánea de Sospechas de Reacciones 
adversas a Medicamentos
ventajas inconvenientes
•	Operativamente barato y sencillo
•	 Cubre todos los medicamentos durante todo el tiempo 
que estén disponibles para su uso por parte de la 
población
•	 Cubre a toda la población, incluidos los subgrupos 
especiales como niños, ancianos, etc.
•	 No interfiere en los hábitos de prescripción, dispensación 
y utilización
•	 La información clínica disponible es en ocasiones 
insuficiente
•	 La escasa notificación disminuye la sensibilidad del 
sistema
•	 La frecuencia de notificación no es estable a lo largo 
del tiempo.
•	 No aporta información sobre la incidencia de las 
reacciones adversas
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
72
FarmacologÍa en enFermerÍa
bién cuando se trata de fármacos nuevos, en 
lugar de fármacos antiguos. La aparición en 
la prensa especializada o en los medios de 
comunicación de noticias sobre algún pro-
blema de seguridad también influye en una 
mayor notificación.
Aunque no es el único origen de las señales 
de alerta en farmacovigilancia, ya que algu-
nos de los estudios farmacoepidemiológicos 
o la información procedente de la investiga-
ción toxicológica también pueden generar se-
ñales, la notificación espontánea de presun-
tas sospechas adversas a los medicamentos 
constituye hoy día el método más eficiente y 
el que más señales de alertas genera.
Cuantificación de los riesgos 
Ensayo clínico controlado y aleatorizado
La primera cuantificación del riesgo que 
conlleva el uso de un medicamento en los 
seres humanos se produce durante el desa-
rrollo clínico de éste, que se realiza antes de 
que se autorice su comercialización. El ries-
go se cuantifica utilizando ensayos clínicos 
controlados y aleatorizados. A través de este 
proceso, se conocen las reacciones adversas 
más frecuentes del medicamento y la mayor 
frecuencia en que se producen con respecto 
al placebo o a otro fármaco utilizado como 
referencia. Sin embargo, este instrumento de 
investigación clínica, considerado el méto-
do más fiable en el estudio de la eficacia de 
los medicamentos, presenta algunas limita-
ciones a la hora de evaluar la seguridad que 
debe tenerse en cuenta (Tabla 4-3).
Lo primero que hay que considerar al in-
terpretar los resultados de la seguridad de 
un ensayo clínico es el número de pacientes 
que han estado expuestos al medicamento. 
Por ejemplo, para poder tener una probabi-
lidad elevada de encontrar al menos un pa-
ciente con un acontecimiento adverso que se 
presenta con una frecuencia de 1 por cada 
1.000 casos, sería necesario haber estudiado 
mismo período de tiempo. De esta forma, 
se calcularía el número de notificaciones 
por pacientes expuestos. En cualquier caso, 
estas estimaciones no equivalen al número 
de pacientes que presentan la reacción, ya 
que se desconoce cuántas de las reacciones 
que se producen se notifican, aunque sí se 
sabe que suele ser un porcentaje pequeño.
•  Comparando la frecuencia de notificación 
de un fármaco con la frecuencia de notifi-
cación del mismo fármaco en un período de 
tiempo previo (comparación intrafármaco) 
o con la frecuencia de notificación de otros 
fármacos (comparación entre fármacos).
La participación de todos los médicos, 
personal de enfermería, farmacéuticos y 
odontólogos en el programa de notificación 
espontánea de sospechas de reacciones ad-
versas a los fármacos garantiza que la iden-
tificación de riesgos sea posible para todo 
tipo de medicamentos, ya sean de prescrip-
ción, de libre dispensación (sin necesidad 
de receta), fórmulas magistrales, productos 
homeopáticos, plantas medicinales, deriva-
dos de biotecnología, hemoderivados, gases 
medicinales, radiofármacos, terapia celular 
o terapia génica, e independientemente del 
uso que se esté realizando de ellos. El pro-
grama permite, además, identificar riesgos 
desde el momento en que el medicamento 
está disponible para su uso, y abarca a toda 
la población, independientemente de que 
sean pacientes atendidos en régimen am-
bulatorio, en hospitales o en residencias, 
que sean ancianos o niños, embarazadas, 
etc. La mayor limitación es que depende, en 
primer lugar, de que el profesional sospeche 
que el medicamento es una posible causa del 
episodio adverso que está contemplando y, 
posteriormente, de que decida notificarlo. La 
infranotificación, aunque suele ser impor-
tante, no afecta de igual forma a todas las 
reacciones adversas ni a todos los fármacos; 
se suelen notificar más cuando se trata de 
reacciones graves de aparición aguda, y tam-
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
73
caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos
que representa el ensayo clínico, puesto 
que es necesario considerar si es la misma a 
la que se va a administrar el medicamento. 
La proporción de mujeres, ancianos y niños 
estudiados puede ser muy baja; si cualquiera 
de estos subgrupos tuviera un riesgo mayor 
de sufrir una reacción adversa, podría no ha-
berse detectado. Del mismo modo, se debe 
considerar la ausencia de pacientes con otras 
enfermedades o con otros tratamientos du-
rante estos estudios clínicos, ya que, por lo 
tanto, no podrán detectarse interacciones 
farmacológicas ni el efecto modificador de 
estas situaciones sobre la seguridad del me-
dicamento.
Una vez que se comercializa el fármaco, la 
investigación clínica de su eficacia en otras 
indicaciones, en poblaciones no estudiadas 
previamente o con otras pautas terapéuticas 
se realiza también utilizando el diseño de 
a 3.000 pacientes expuestos. Antes de que se 
autorice la comercialización de un medica-
mento, es excepcional que se hayan expuesto 
a él más de 3.000 personas. El segundo factor 
que hay que interpretar es la duración del 
tiempo de exposición y el período de eva­
luación posterior a la exposición. En gene-
ral, durante los ensayos clínicos, la duración 
del tratamiento es inferior a la que luego se 
realizará en la práctica clínica habitual, en 
especial cuando se trata de enfermedades 
crónicas. Si las reacciones adversas tienen 
períodos de latencia largos o si el riesgo de 
su aparición va aumentando a lo largo del 
tiempo de exposición, o aparecen incluso 
tiempo después de que se produjo la expo-
sición al medicamento, los ensayos clínicos 
de corta duración no podrán detectarlas o 
las cuantificarán inadecuadamente. El tercer 
factor a tener en cuenta es la población a la 
Tabla 4-3. Ventajas e inconvenientes de los estudios de investigación clínica aplicados al estudio de las 
reacciones adversas a los medicamentos
tipo de estudio ventajas inconvenientes
AN
AL
ÍT
IC
O
S
Experimental: 
Ensayo clínico
•	 Fortaleza metodológica
•	 Controla factores de confusión 
desconocidos o no cuantificables
•	 Es el más caro
•	 Artificial
•	 Logísticamente difícil
•	 En ocasiones, se plantean objeciones éticas
Observacional
Cohortes
•	 Puede analizar varios acontecimientos
•	 Puede analizar exposiciones poco 
frecuentes
•	 Los sesgos de selección son menos 
frecuentes
•	No hay sesgos de exposición
•	 Proporciona datos de incidencia
•	 Posibles sesgos en los datos de enfermedad
•	Más caro
•	 Si es prospectivo, puede durar años
Casos y controles •	 Puede analizar varios factores de 
exposición•	 Puede estudiar enfermedades poco 
frecuentes
•	 Es fácil y rápido logísticamente
•	Menos caro
•	 Problemas en la selección de los controles
•	 Posibles sesgos en los datos de exposición
N
O
 A
N
AL
ÍT
IC
O
S
Notificación 
espontánea
Cohortes sin grupo 
control
Series de casos
•	Generan de forma rápida nuevas hipótesis •	 No se puede utilizar para comprobar 
hipótesis de asociación causal
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
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FarmacologÍa en enFermerÍa
las condiciones de uso habituales de la prác-
tica clínica (indicaciones, dosis y duración del 
tratamiento similares a las recomendadas en 
la ficha técnica del fármaco), y no se realiza 
ningún tipo de prueba diagnóstica o de se-
guimiento diferente a las que se les haría en 
la práctica clínica habitual. Es en estas con-
diciones cuando se habla de estudio obser­
vacionales. Los estudios de observación se 
subdividen a su vez en dos grandes grupos: 
los analíticos, que cuentan con un grupo de 
control en el diseño del estudio, y los des­
criptivos, que no lo tienen. La existencia de 
un grupo de control permitirá evaluar prime-
ro una hipótesis de asociación matemática 
(inferencia estadística), para discutir después 
sobre el papel etiológico del medicamento en 
el efecto observado (inferencia causal).
Los estudios observacionales descripti­
vos son útiles para identificar nuevos riesgos 
de los medicamentos; son estudios que pro-
ponen nuevas hipótesis de asociación entre la 
administración de un medicamento y la apa-
rición de una reacción adversa. Por ejemplo, 
se puede analizar a qué medicamentos ha es-
tado expuesto un grupo de pacientes con en-
fermedad de Parkinson antes de la aparición 
de los primeros síntomas de la enfermedad; 
esta información debería coincidir con la pre-
valencia de uso de fármacos en la población 
general de la misma edad. Si no es así, es de-
cir, si existe algún medicamento o grupo far-
macológico que parece tener una frecuencia 
superior a la esperada, se podrá formular la 
hipótesis de que dicho medicamento causa 
enfermedad de Parkinson, hipótesis que de-
berá comprobarse con un estudio analítico. A 
la acumulación de casos de una enfermedad 
para analizar los posibles factores asociados a 
la misma se denomina serie de casos y, como 
ya se ha comentado, la notificación espontá-
nea de sospechas de reacciones adversas a los 
medicamentos es una forma sistematizada de 
obtención de series de casos.
Del mismo modo, se podrían estudiar, por 
ejemplo, todos los acontecimientos que se 
ensayo clínico controlado y aleatorizado. A 
diferencia de la eficacia, la efectividad es el 
resultado obtenido, cuando el tratamiento se 
aplica en condiciones habituales, por la ge-
neralidad del sistema sanitario, en la organi-
zación real, con los medios disponibles y con 
pacientes no seleccionados; se realizan tam-
bién ensayos clínicos controlados y aleatori-
zados, pero de tipo pragmático, para evaluar 
la efectividad de los medicamentos.
Todos estos estudios clínicos realizados 
una vez que el medicamento ha sido comer-
cializado suelen identificar nuevos riesgos 
que antes no se habían descrito y, en ocasio-
nes, cuantifican con mayor precisión algunas 
reacciones adversas detectadas en estudios 
anteriores.
Estudios observacionales analíticos
La epidemiología presta numerosos instru-
mentos para evaluar el efecto de los medica-
mentos en los seres humanos, y el instrumen-
to que se utilice determinará en gran medida 
la validez de las pruebas que el estudio apor-
ta. Desde este punto de vista, la investigación 
clínica del efecto de los medicamentos se 
clasifica dependiendo de quién decide la ad-
ministración del fármaco a los pacientes. Si la 
administración del medicamento está decidi-
da de antemano por el investigador, es decir, 
por un protocolo de investigación, se trata 
de un diseño experimental que se denomina 
ensayo clínico controlado. La realización de 
estudios experimentales en los seres huma-
nos debe ajustarse a las consideraciones éti-
cas y legales pertinentes.
También existe la posibilidad de investigar 
el efecto de un medicamento en un estudio 
en el que la decisión de incluir en él al pa-
ciente esté claramente disociada de la de-
cisión de administrarle uno u otro medica-
mento, es decir, que el protocolo del estudio 
no predetermine qué medicamento se le va a 
administrar. Se trata de estudios en los que 
los pacientes reciben los medicamentos en 
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
75
caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos
que evitan que el investigador, el paciente 
o ambos conozcan el medicamento exacto 
que se administra (evaluación a ciegas en 
cada paciente del efecto del medicamento). 
De esta forma, se impide, por ejemplo, que 
se asignen de forma sistemática los pacientes 
más graves a uno de los tratamientos, o que 
se realice un seguimiento más exhaustivo en 
uno de los grupos del estudio, o que la eva-
luación del resultado de la administración del 
medicamento se vea afectada por las expec-
tativas que, con respecto a éste, tiene el pa-
ciente o el investigador.
Al medir el efecto de un medicamento, hay 
que añadir a los sesgos el error que se pue-
de cometer cuando influyen factores de con-
fusión, porque son ellos los que justifican, 
de un modo parcial o total, el resultado del 
estudio, y se asocian a la administración del 
medicamento y a la aparición del efecto. Por 
ejemplo, un medicamento se puede estar 
utilizando con mucha mayor frecuencia en 
pacientes ancianos, así que si se observa un 
importante número de accidentes cerebro-
vasculares con este fármaco, podría deberse 
a una mayor presencia de pacientes con un 
aumento del riesgo de sufrir esta enfermedad 
debido a su edad. En los ensayos clínicos, la 
asignación aleatorizada de los tratamientos 
suele distribuir uniformemente estos factores 
de confusión, mientras que en los estudios 
observacionales analíticos, hay que tenerlos 
en cuenta en el diseño del estudio, mediante 
técnicas de emparejamiento o de estratifica-
ción, o controlarlos en el análisis estadístico 
del mismo.
En definitiva, un buen estudio observacio-
nal analítico es aquél que ha tenido en cuenta 
los posibles errores en el diseño y los expone 
de un modo pormenorizado al analizar los 
resultados del mismo, antes de concluir el 
posible papel etiológico del medicamento en 
el efecto observado. En la actualidad, se con-
sidera que las pruebas aportadas por un en-
sayo clínico controlado, aleatorizado y bien 
diseñado tienen mayor validez que las apor-
observan en los primeros 10.000 pacientes a 
quienes se prescribe un medicamento. Este 
diseño permite cuantificar, por ejemplo, el 
número de pacientes que sufren infarto agu-
do de miocardio en los tres primeros meses 
de tratamiento, pero no informa de cuántos 
infartos se hubieran producido aunque no se 
hubiera administrado el medicamento; si pa-
rece que la frecuencia es superior a la espe-
rada en la población general, se estaría pro-
poniendo de nuevo una hipótesis que deberá 
ser analizada mediante un estudio analítico. 
Este tipo de estudios, cuando se realizan for-
malmente, se denomina monitorización de 
eventos ligados a la prescripción. Cuando 
el grupo de pacientes no se elige en función 
de las primeras prescripciones realizadas, 
pero igualmente se estudia a un grupo de 
pacientes que tienen en común estar expues-
tos a un medicamento y se evalúan los acon-
tecimientos que se producen en un tiempo 
predeterminado, se habla de un estudio de 
cohortes sin grupo de control.
Los estudios observacionales analíticos son 
los diseños más utilizados en la evaluación de 
problemas de seguridad de los medicamentos, 
pero sus limitaciones metodológicas son una 
fuente de continuas controversias.
Los tipos de estudios utilizados en inves-
tigación clínica están sometidos, como cual-
quier instrumento de medida, a errores de 
medición. Los errores debidos al azar, implí-
citos en una metodología científicaque utiliza 
muestras de pacientes para inferir los resulta-
dos en la población de la que se ha obtenido 
la muestra, son comunes para los estudios 
experimentales y observacionales; este error 
es menor cuanto mayor es el número de pa-
cientes incluido en el estudio (tamaño de la 
muestra).
No sucede igual con las mediciones siste-
máticamente desviadas, denominadas ses-
gos. Los sesgos se controlan en los ensayos 
clínicos mediante la asignación aleatoria del 
tratamiento a los pacientes (aleatorización o 
distribución aleatoria), y mediante técnicas 
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
76
FarmacologÍa en enFermerÍa
después de mucho tiempo de exposición. La 
creación de grandes bases de datos sanitarias 
informatizadas, que han sido validadas para 
la realización de estudios farmacoepidemio-
lógicos, permite incluir el número necesario 
de pacientes expuestos y con un seguimiento 
lo suficientemente prolongado para su análi-
sis, por lo que los estudios de cohortes retros-
pectivos son más frecuentes hoy en día.
Estudio de casos y controles
Un estudio de casos y controles es un diseño 
observacional analítico en el que los pacientes 
son incluidos por presentar la enfermedad o el 
acontecimiento en estudio; a este grupo se le 
denomina casos. Procedente de la misma po-
blación que los casos y, por lo tanto, con carac-
terísticas similares y la misma probabilidad a 
priori de estar expuestos a los medicamentos 
en estudio, se selecciona un grupo de pacien-
tes denominados controles, que no presentan 
la enfermedad o acontecimiento en estudio. 
En ambos grupos, se estudia cuántos pacien-
tes han estado expuestos al medicamento o 
medicamentos durante un período concreto 
(ventana de exposición) antes del diagnósti-
co de la enfermedad (día índice), en el grupo 
de casos, y en una fecha elegida al azar, en el 
grupo control.
En este tipo de estudio es más difícil obtener 
los antecedentes de exposición a los fármacos, 
salvo que se recurra a bases de datos sanita-
rias, y deberán extremarse las precauciones 
cuando esta información se consiga mediante 
entrevistas con los casos y los controles, para 
no realizarla de forma diferente y, por lo tan-
to, obtener resultados sesgados. La elección 
de los controles, cuando no se puede hacer 
de forma aleatorizada, a partir de la pobla-
ción origen de los casos, también condiciona 
la validez del estudio. Los estudios de casos y 
controles no permiten estimar la incidencia de 
la enfermedad, ya que habitualmente se des-
conoce la población total expuesta que da ori-
gen a los casos aparecidos en dicha población, 
tadas por un estudio observacional analítico 
bien diseñado.
Los estudios observacionales analíticos se 
clasifican según la dirección en la que se rea-
liza el análisis entre la exposición al fármaco 
y el resultado de ésta, o lo que es lo mismo, en 
función de cómo se seleccionan los pacientes.
Estudio de cohortes
Un estudio de cohortes es un estudio ob-
servacional analítico en el se realiza el segui-
miento, a lo largo de un tiempo predetermi-
nado, de un grupo de pacientes expuestos a 
un medicamento, para evaluar la aparición 
de uno o varios efectos, y se compara con 
uno o más grupos de pacientes similares, 
pero que están expuestos a otras alternativas 
terapéuticas, incluidas las no farmacológicas. 
La selección de los pacientes se realiza, por lo 
tanto, en función de la exposición a los dis-
tintos tipos de tratamiento.
Aunque en un estudio de cohortes el aná-
lisis siempre se realiza desde la exposición 
hasta la aparición del efecto, la información 
puede recogerse de forma prospectiva, se-
gún va aconteciendo, y se habla entonces de 
estudio de cohortes de seguimiento o pros-
pectivo; también se puede realizar de forma 
retrospectiva, cuando ya ha sucedido el acon-
tecimiento, hablándose entonces de estudio 
de cohortes retrospectivo. El análisis estadís-
tico y la interpretación son similares indepen-
dientemente de que la información se obten-
ga de un modo prospectivo o retrospectivo.
Un estudio de cohortes permite evaluar 
más de una reacción adversa; sin embargo, 
al igual que sucede con el ensayo clínico con-
trolado y aleatorizado, cuando el estudio es 
prospectivo, el trabajo de campo es costoso 
y precisa mucho tiempo para su realización, 
por lo que se suele considerar poco eficien-
te para investigar reacciones adversas poco 
frecuentes (sería necesario incluir un nú-
mero muy importante de pacientes) y para 
evaluar las reacciones adversas que aparecen 
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caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos
terapéuticas para poder realizar dicha eva-
luación.
Descripción del riesgo
El comité debe disponer de la siguiente in-
formación:
•  Datos relativos a la morbilidad y la posible 
mortalidad: grado de afectación de los pa-
cientes, gravedad de la reacción, duración, 
recuperación de la misma con o sin secue-
las, mortalidad.
•  Fuerza de la asociación con el fármaco y 
riesgo atribuible: la fuerza de la asociación 
viene definida por el riesgo relativo o por 
la razón de ventajas (odds ratio), y expresa 
el número mayor de veces que se produce 
la enfermedad cuando el paciente está ex-
puesto al medicamento que cuando está 
expuesto a otra alternativa terapéutica, in-
cluida el tratamiento no farmacológico. El 
riesgo atribuible indica qué incidencia de la 
enfermedad es atribuible al medicamento. 
Esta última es la que realmente tiene interés 
desde el punto de vista de la salud pública. 
Un medicamento puede incrementar 20 ve-
ces la incidencia de una enfermedad frente 
a la ausencia de exposición al medicamento 
(riesgo relativo de 20); si la enfermedad se 
produce en 1 de cada 100.000 personas en 
la población general, significaría que, en los 
pacientes expuestos al medicamento, 20 de 
cada 100.000 pacientes presentarán la en-
fermedad, es decir, en 1,9 de cada 10.000 
pacientes expuestos, la enfermedad estará 
causada por el medicamento (20/100.000-
1/100.000). Por el contrario, un medicamen-
to puede incrementar dos veces la inciden-
cia de una enfermedad que se produce en 1 
de cada 1.000 personas en la población ge-
neral; por lo tanto, la enfermedad aparece-
ría en 2 de cada 1.000 pacientes expuestos, y 
así, en 1 de cada 1.000 pacientes expuestos 
la enfermedad sería atribuible al fármaco 
(2/1.000-1/1.000). Se observa por lo tanto 
pero sí permiten hacer una estimación del 
riesgo relativo a partir del cálculo de la razón 
de ventaja (odds ratio).
Este diseño tiene la ventaja de que hay que 
evaluar menos pacientes que si se tuviera que 
realizar el seguimiento a todos los expuestos 
al medicamento procedentes de la población 
de origen; además, facilita el análisis de reac-
ciones adversas que precisan largos períodos 
de exposición y permite analizar en un mis-
mo estudio la posible asociación a la enfer-
medad de más de un fármaco. Por el contra-
rio, es un diseño muy poco eficiente cuando 
se pretende estudiar las reacciones adversas 
producidas por un fármaco con una prevalen-
cia de uso muy baja en la población general.
Evaluación de los riesgos
Si el fin primordial de la farmacovigilan-
cia es aportar información para poder adop-
tar las medidas oportunas que aseguren que 
los medicamentos disponibles en el mercado 
presentan una relación beneficio-riesgo fa-
vorable en las condiciones de uso autoriza-
das, cabe preguntarse quién y cómo adopta 
dichas medidas.
Cuando, a partir de la notificación espon-
tánea o de cualquier otra fuente de informa-
ción en farmacovigilancia, se genera una se-
ñal de alerta sobre un riesgo previamente no 
conocido con respecto a un medicamento, la 
evaluación de este riesgo la realiza en España 
el Comité de Seguridad de Medicamentos de 
Uso Humano. Este comité asesora a la Agen-
cia Española de Medicamentos y Productos 
Sanitarios en materia de farmacovigilancia, 
y está compuesto por expertos en farmacia, 
farmacología clínica, epidemiología y medi-cina clínica procedentes de la atención pri-
maria, de la atención especializada, del me-
dio académico y de las autoridades sanitarias.
Para poder realizar dicha evaluación, este 
comité debería disponer de una descripción 
del riesgo y conocer los beneficios que aporta 
el medicamento, su consumo y alternativas 
Farmacología en Enfermería ©2012. Editorial Médica Panamericana
78
FarmacologÍa en enFermerÍa
El comité debe decidir, por lo tanto, si de la 
nueva información se concluye que el riesgo 
es aceptable en las condiciones de uso auto-
rizadas, si es aceptable pero sólo en ciertas 
condiciones, o si es inaceptable en cualquier 
situación. No obstante, es la Agencia Españo-
la de Medicamentos y Productos Sanitarios, 
cuando acepta estas recomendaciones, quien 
las traduce en las medidas administrativas 
oportunas, que pueden consistir incluso en 
la suspensión o revocación de la autorización 
del medicamento. Pero también puede optar-
se por una restricción de las indicaciones, la 
introducción de contraindicaciones, la limita-
ción del uso a ciertos grupos de población, la 
restricción del ámbito de la prescripción (diag-
nóstico hospitalario, uso hospitalario o pres-
cripción por especialista), la recomendación de 
que se realicen determinadas pruebas clínicas 
o analíticas, o simplemente informar sobre 
esta nueva reacción adversa y de las medidas 
que permitan prevenirla, si es que se conocen.
Estas medidas administrativas deben ser 
comunicadas lo antes posible a los profesio-
nales sanitarios, para lo que deben existir 
redes de transmisión de alertas de seguridad 
eficientes que, partiendo del lugar en el que 
se adopta la decisión, llegue a cada oficina de 
farmacia, consulta médica y de enfermería de 
forma íntegra en el menor tiempo posible, y 
permita transmitir a los pacientes potencial-
mente afectados una información veraz y con-
trastada. La transmisión completa de esta in-
formación es incluso más necesaria cuando de 
ella derivan cambios en cuanto al uso del me-
dicamento, del tipo de elección de una alter-
nativa más segura, realización de pruebas clí-
nicas o analíticas, etc. Cuanto más amplia sea 
la difusión de esta información, mayor será 
la prevención de nuevas reacciones adversas, 
completando así las actividades de salud pú-
blica que lleva a cabo la farmacovigilancia.
que, en el primer ejemplo, un medicamen-
to que incrementa el riesgo 20 veces causa 
la enfermedad en aproximadamente 2 de 
cada 10.000 pacientes expuestos, mientras 
que, en el segundo ejemplo, un medica-
mento que lo incrementa dos veces causa 
la enfermedad en 1 de cada 1.000 pacientes 
expuestos.
Beneficios aportados por el medicamento
Deben conocerse los beneficios en cuanto 
a disminución de la morbilidad o aumento de 
la calidad de vida, o disminución de la mor-
talidad en las distintas indicaciones posibles 
y en diferentes grupos de pacientes:
•  Datos de utilización del medicamento: nú-
mero de pacientes en tratamiento, caracte-
rísticas de dichos pacientes.
•  Alternativas terapéuticas: relación benefi-
cio-riesgo de las alternativas terapéuticas, 
sean o no farmacológicas.
Si el beneficio y el riesgo se encuentran en 
las mismas unidades de medida, por ejemplo, 
muertes evitadas por el beneficio que aporta 
el medicamento frente a muertes producidas 
por la reacción adversa, la evaluación de la re-
lación beneficio-riesgo sería más fácil de esta-
blecer cuando la balanza oscilara claramente 
en una u otra dirección. De igual modo, la 
evaluación es más fácil si existen varias alter-
nativas terapéuticas al menos igual de eficaces 
y con información suficiente sobre su segu-
ridad, y ésta es superior. Cuando no existen 
estas situaciones tan claras, la evaluación del 
riesgo y la de su aceptabilidad trasciende el 
ámbito científico, para alcanzar el de los valo-
res, porque parece obvio que el mismo riesgo 
puede ser aceptable para una persona y en ab-
soluto para otra.
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caPÍtulo 4 - seguridad de los medicamentos
Para cada uno de los casos prácticos que se exponen a continuación responda las siguientes preguntas:
¿Se ha detectado un error de medicación?
¿Se trata de una reacción adversa a medicamentos? 
¿Cuál sería la actuación de enfermería?
●❱ Caso práctico 1
Se atiende a un niño de 2 meses en la consulta de enfermería para la administración de la vacuna 
hexavalente según el calendario vacunal. Esta vacuna consta de una jeringa precargada que contiene 
cinco componentes y un vial con el componente frente a Haemophilus de tipo B. Al ir a la nevera a 
coger la vacuna, la enfermera ve que quedan menos jeringas precargadas que viales.
●❱ Caso práctico 2
Un paciente acude al servicio de urgencias con un episodio de broncoespasmo y se le pauta salbuta-
mol en nebulización para la administración inhalada a través del vaporizador. La enfermera carga el 
salbutamol en una jeringa de las de uso intravenoso. En ese momento, solicitan asistencia desde otra 
cama, y la jeringa cargada se queda en el control de enfermería, identificada con el número de cama. 
Al ver la jeringa, otra compañera piensa que es para utilización intravenosa y administra la medicación 
al paciente por esta vía. Unos minutos después, el paciente empieza a presentar dolor torácico y se 
objetiva una taquicardia a 140 latidos/minuto, por lo que se avisa al médico. Se monitoriza al paciente 
durante 24 horas, recuperándose de la taquicardia a las 6 horas, sin volver a presentar más episodios.
●❱ Caso práctico 3
Un niño de 2 meses y 4 kg de peso tiene pautada la administración de paracetamol en presentación intra-
venosa tres veces al día. La orden de tratamiento, escrita a mano, parece indicar 30 mL/8 h. La enfermera 
cree que es un volumen muy grande para un neonato y consulta al médico que lo ha prescrito. El médico 
confirma que lo que quería poner era 30 mg/h, lo que corresponde a 3 mL de infusión cada 8 horas.
caSoS pRÁcticoS
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