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Conducta-no-verbal

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Conducta no verbal
· Cualquier suceso humano comunicativo que trasciende las palabras orales o escritas.
· Mensaje afectivo (mensaje verbal del cliente): depende en gran medida de los medios de comunicación no verbal, donde gran parte de la información puede ser recogida del mensaje no verbal.
Relación de conducta verbal y no verbal (Knapp) seis formas:
· Repetición (decir “entra y siéntate” y hacer el gesto)
· Contradicción (decir “me gustas” con el ceño fruncido)
· Sustitución (preguntar “¿cómo estás?” y que respondan con una sonrisa que equivale a un “bien”)
· Complementación (comentar un sentimiento incómodo y empezar a hablar más rápido cometiendo más errores)
· Acento (transmitir preocupación verbalmente, se fortalece el mensaje si se transmite con el ceño fruncido)
· Regulación (mirar hacia otro lugar o levantarse como signo de término de la conversación)
Dimensiones de la conducta no verbal que influyen de gran manera sobre la comunicación:
1. Conducta kinestésica
Incluyen los ojos, cara, cabeza, gestos, expresiones corporales y movimientos.
· Ojos: en la interacción terapeuta/cliente es muy importan el contacto ocular (mirada mutua directa). Este puede expresar sentimientos, deseos de cambio interpersonal o disposición para seguir o dejar de hablar. La falta de contacto ocular o eludir la mirada puede ser signo de retracción, vergüenza o incomodidad (no sugiere decepción o falta de sinceridad). Las personas que generalmente evitan el contacto ocular, pueden buscarlo cuando requieren un feedback. 
*a mayor número de miradas compartidas, mayor es el nivel de vinculación.
Apartar la mirada puede servir para esconder la vergüenza mientras se expresa un sentimiento particular que se valora social o culturalmente como tabú. Cualquier movimiento breve de ojos o mirada fija puede ser señal de rigidez o preocupación. Un parpadeo excesivo puede relacionarse con la ansiedad. Este decrece normalmente durante periodos de concentración y atención. La dilatación de las pupilas puede indicar activación emocional, atención e interés. 
Se producen más miradas mutuas cuando: 
· la distancia física que existe entre el terapeuta y el cliente es mayor.
· se discuten temas cómodos o impersonales.
· existe implicación interpersonal entre terapeuta y cliente.
· usted escucha más que habla.
· usted es mujer.
· usted pertenece a una cultura que valora el contacto visual durante la interacción.
Se producen menos miradas mutuas cuando: (es lo contrario de lo de arriba, pero cambia el “es mujer” por “usted se siente avergonzado, cohibido o intentando esconder algo”)
 Sin embargo esto varía dependiendo del cliente en particular, del contexto y de la cultura.
· Boca: la sonrisa se asocia a emociones de felicidad y diversión. Labios tensos puede implicar estrés, frustración o enfado. 
· Expresiones faciales: se utilizan para iniciar y terminar las conversaciones, proporcionar feedback y transmitir emociones. Las diferentes áreas faciales expresan diferentes emociones:
 Parte inferior del rostro (boca y región de la mandíbula): felicidad, sorpresa y disgusto.
 Parte inferior y cejas: expresión de enfado.
 Ojos: temor.
Las expresiones descritas anteriormente no parecen variar entre culturas. Las emociones básicas como enfado, asco, temor tristeza y felicidad parecen tener representación mediante las mismas expresiones faciales universalmente.
· Cabeza: fuente de información del estado afectiva o emocional de la persona (ej: cabeza erecta frente a otra persona de forma relajada indica receptividad para la comunicación interpersonal).
· Hombros: proporcionan información sobre la actitud de la persona con respecto a intercambios interpersonales (ej: hombros dirigidos al frente pueden indicar interés, atención o receptividad para la comunicación interpersonal).
· Brazos y manos: pueden ser muy expresivos para transmitir el estado emocional del individuo.
· Piernas y pies: Si las piernas parecen estar cómodos y relajados la persona parece indicar apertura para el intercambio personal.
Varios movimientos corporales regulan o mantienen la interacción personal, también son útiles para finalizar una interacción. La salida no verbal o las conductas de finalización que acompañan una afirmación verbal conclusiva incluyen una disminución del contacto ocular y la disposición del organismo cerca de la salida. Al finalizar la interacción terapéutica, es importante presentar conductas no verbales que impliquen apoyo, tales como sonreír o dar la mano al cliente, tienden a eliminar cualquier sensación negativa derivada de las señales de la finalización del encuentro y establece al mismo tiempo un estado positivo para el siguiente encuentro.
· coger el turno: intercambio de roles de emisor y receptor en la conversación. La efectividad en el cambio de turnos es un factor importante en la interacción terapéutica, porque contribuye a la percepción de que uno y el cliente mantienen una buena relación y de que, como terapeuta, es un interlocutor competente.
 
(Duncan) señales de turno que regular en cambio de interlocutores:
· ceder el turno: se produce cuando el terapeuta quiere dejar de hablar y espera una respuesta del cliente (hacer una pregunta y hablar más lentamente, reducir el ritmo del discurso...etc). Si el cliente no responde se deben utilizar señales más explícitas (como elevar y mantener alzadas las cejas en señal de expectación). 
· mantener el turno: cuando el terapeuta o el cliente quiere seguir hablando y no ceder el turno a la otra persona, probablemente porque trata de expresar una idea importante (incluye alzar la voz o incrementar el número de gestos).
· solicitar el turno: puede solicitarse levantando el dedo índice, acompañado usualmente de una inspiración audible. El terapeuta puede utilizar estas señales con clientes que hablan en exceso o con aquellos que mantienen insistentemente su turno como hablantes (haciendo gestos también como movimientos de cabeza más rápido acompañado de verbalizaciones pseudo afirmativas como “sí”, “ya veo”).
· negar el turno: utilizado con hablantes que no suelen hablar mucho para que se responsabilicen más de la relación, adaptando posturas relajadas, silencio y mirada atenta a modo de negación del turno.
Además de regular, cumplen con la función de adaptadores. Consisten en conductas como recoger, rascar, frotar y golpear repetidamente. En la terapia es importante advertir la frecuencia con que un cliente utiliza los adaptadores no verbales porque estas conductas parecen estar asociadas con la activación emocional y la incomodidad psicológica. El terapeuta puede utilizar la frecuencia del uso de adaptadores por parte del cliente como índice global del nivel de comodidad durante la terapia. 
Otro aspecto importante es la respiración. Los cambios del ritmo respiratorio o de la profundidad, proporciona claves sobre el nivel de comodidad, los sentimientos y los aspectos significativos.
2. Paralingüística: Son aquellas variables extralingüísticas como el nivel de voz, tono, ritmo del discurso, fluidez de expresión, silencios y pausas. Estas influyen sobre la forma del mensaje aunque algunas veces estas señales vocales representan también lo que dice. 
 Las señales vocales son importantes, ya que ayudan a manejar la interacción desempeñando un rol en el cambio del turno de palabra. Además transmiten información sobre el estados emocional del cliente. Los cambios en el nivel de tono de voz deberían interpretarse junto al resto de los cambios de temas de conversación y en otras conductas no verbales.
*el nivel de voz puede variar dependiendo de la cultura.
Las señales vocales en forma de errores de pronunciación o aspectos de fluidez de expresión también transmiten información importante para el terapeuta. La mayoría de estos errores aumentan su frecuencia según aumenta la ansiedad y la incomodidad.
 Las pausas y los silencios constituyen otra parcela paralingüística que puede proporcionar datos al terapeuta sobre el nivel de activacióny ansiedad experimentado por el cliente.
Pausas descubiertas: aquellas que no se rellenan con ningún sonido. Ocurren para que la persona tenga tiempo de interpretar el mensaje y tomar una decisión sobre las respuestas pasadas, presentes y futuras.
Pausas descubiertas: se rellenan con algún tipo de fonema, balbuceo, falsos inicios, repeticiones y sonidos de la lengua. Se asocian a la activación de ansiedad.
3. Proxemia: hace referencia al concepto de espacio ambiental y personal. En la interacción terapéutica, se refiere al uso del espacio en el despacho donde tiene lugar las terapias. Incluye la variable de territorialidad, donde existe una distancia de 90 a 120cm entre terapeuta y cliente (por ser más productiva y generar menos ansiedad, aunque clientes problemáticos parecieran necesitar más distancia de interacción). Estos límites pueden no ser adecuados para todas las edades, como gente joven y ancianos que necesitan más cercanía.
Algunas pruebas muestran que los cambios proxémicos señalan segmentos o momentos importantes de una interacción como el inicio o el final de un tema o el cambio de un tema diferente.
Otro aspecto de la proxemia hace referencia a la disposición de mobiliario. En las culturas occidentales, la mayoría de los terapeutas prefieren disponer de los asientos sin ninguna mesa u objeto intermedio, aunque muchos clientes prefieran tener el espacio protector que proporciona la mesa.
La disposición espacial y de los asientos también es un aspecto fundamental en las terapias familiares, donde se dedica mucha atención a las proxemias familiares.
Un último aspecto de la proxemia se refiere al contacto físico. Un contacto iniciado por el terapeuta puede ser percibido por el cliente como positivo o negativo dependiendo del tipo de contacto.
4. Medio: Los mismos entornos pueden afectar de forma diferente al cliente. Puede percibirse como activador o no activador. Si un cliente reacciona ante un entorno de baja activación y placer medio, el cliente se sentirá cómodo y relajado. Los entornos deben ser moderadamente activadores para que los clientes se sientan suficientemente relajados para explorar sus propios problemas y autorrevelarse. 
*selección de estímulos: la proporción en que una persona selecciona diferenciadamente las partes menos relevantes del entorno y por lo tanto reduce eficientemente la carga ambiental y su propio nivel de activación.
5. Tiempo: percepción del tiempo del cliente y del terapeuta, la puntualidad al iniciar y finalizar los temas y las sesiones. Muchos clientes se sentirán desplazados por los retrasos o los cambios de citas, y por el contrario se sentirán apreciados y valorados cuando se les dedica tiempo extra. 
 Las percepciones del tiempo también varían. Algunas personas tienen una perspectiva del tiempo muy estructurada, de tal forma que estar “en punto” o preparados para ver al terapeuta (o al cliente) es importante para ellos.

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