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bien alimentadas a pesar de la dureza de la matriz, y las lesiones óseas se curan bien y con rapidez. La ruta de comunicación desde fuera del hueso hasta el interior (y los canales centrales) se completa mediante los canales perforantes (de Volkmann), que recorren el hueso compacto en los ángulos correctos hasta la diáfisis. El hueso es uno de los materiales más resistentes del cuerpo, y aunque es relativamente ligero, posee una notable capacidad para resistir la tensión y otras fuerzas que actúen sobre él. La naturaleza nos ha proporcio- nado un sistema de apoyo extremadamente fuerte y ex- cepcionalmente sencillo (casi rudimentario) sin des- preciar la movilidad. Las sales cálcicas depositadas en la matriz proporcionan al hueso su dureza, que resiste la compresión. Las partes orgánicas (especialmente las fi- bras de colágeno) proporcionan flexibilidad ósea y una gran resistencia a la tensión. ¿ L O H A S E N T E N D I D O ? 3. ¿Cuál es el nombre anatómico del eje de un hueso largo? ¿Y el de sus extremos? 4. ¿En qué se diferencia la estructura de un hueso compacto de la de un hueso esponjoso a simple vista? Véanse las respuestas en el Apéndice D. Formación, crecimiento y remodelación óseos El esqueleto está formado por dos de los tejidos más fuertes y resistentes del cuerpo; los cartílagos y los hue- sos. En los embriones, el esqueleto está hecho princi- palmente de cartílago de hialina, pero en los niños pe- queños la mayor parte del cartílago ha sido sustituido por hueso. El cartílago se mantiene únicamente en zo- nas aisladas, como el puente de la nariz, partes de las costillas y las articulaciones. Exceptuando los huesos planos, que se forman en las membranas fibrosas, la mayoría de los huesos se de- sarrollan empleando estructuras de cartílago de hialina como sus “modelos”. En otras palabras, este proceso de formación ósea (u osificación) implica dos fases princi- pales (Figura 5.4a). En primer lugar, el modelo de cartí- lagos de hialina está cubierto por completo de matriz ósea (un “collar” de huesos) mediante células de forma- ción ósea denominadas osteoblastos. Así, durante un breve periodo, el feto posee “huesos” de cartílago cerca- dos por huesos “óseos”. A continuación, el modelo de cartílagos de hialina cercados se asimila, de modo que se abre una cavidad medular en el nuevo hueso formado. Para el nacimiento o poco después, la mayoría de los modelos de cartílagos de hialina se han convertido en hueso excepto dos regiones: los cartílagos articulares (que cubren las terminaciones óseas) y las placas epifi- sarias. Continuamente se forma cartílago nuevo en la cara externa del cartílago articular y en la superficie de la placa epifisaria que enfrenta la terminación ósea (le- jos de la cavidad medular). Al mismo tiempo, el cartí- lago antiguo que linda con la cara interna del cartílago articular y la cavidad medular se rompe y se sustituye por la matriz ósea (Figura 5.4b). Los huesos en creci- miento también deben ensancharse a medida que se ha- cen más largos. ¿Cómo se ensanchan? Simplemente, los osteoblastos del periostio añaden tejido óseo a la cara externa de la diáfisis a medida que los osteoclastos del endostio eliminan hueso de la cara interna de la pared de la diáfisis (véase la Figura 5.4b). Puesto que estos dos procesos se producen casi al mismo ritmo, la cir- cunferencia del hueso largo aumenta y el hueso se en- sancha. Este proceso por el que los huesos aumentan su diámetro se denomina crecimiento aposicional. Este proceso de crecimiento óseo longitudinal se controla mediante hormonas, entre las que destacan la hormona del crecimiento y, durante la pubertad, las hormonas se- xuales. Este crecimiento termina en la adolescencia, cuando las placas epifisarias se han convertido por completo en hueso. Muchas personas piensan erróneamente que los huesos son estructuras muertas que nunca cambian tras finalizar el crecimiento óseo longitudinal. Ninguna afir- mación podría ser más falsa; el hueso en un tejido diná- mico y activo. Los huesos se remodelan continuamente en respuesta a los cambios de dos factores: (1) los nive- les de calcio en sangre y (2) el empuje de la gravedad y los músculos sobre el esqueleto. A continuación, se ex- plica cómo influyen estos factores en los huesos. Cuando los niveles de calcio en la sangre disminu- yen por debajo de los niveles homeostáticos, las glán- dulas paratiroideas (ubicadas en la garganta) se estimu- lan para que liberen la hormona paratiroidea (PTH) en la sangre. La PTH activa los osteoclastos, células gi- gantes destructoras de los huesos ubicadas en el es- queleto, para romper la matriz ósea y liberar iones de calcio en la sangre. Cuando los niveles de calcio en la sangre son demasiado elevados (hipercalcemia), el cal- cio se deposita en la matriz ósea como sales cálcicas óseas. La remodelación ósea es esencial si los huesos deben retener fuerza y proporciones normales durante el crecimiento óseo a medida que el cuerpo crece en peso y altura. También representa el hecho de que los huesos se vuelven más gruesos y forman grandes pro- yecciones para aumentar su fortaleza en zonas en las que se unen los músculos abultados. En tales puntos, los osteoblastos establecen una nueva matriz y se que- 140 Anatomía y Fisiología Humana 5
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