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A la mayoría de las nefronas se las llama nefro- nas corticales como consecuencia de su localización en la corteza. En muy pocos casos, se las llama ne- fronas yuxtamedulares, ya que están situadas muy cerca de la unión corteza-médula, y sus asas de Henle se adentran en la médula (véase la Figura 15.3a). Los conductos colectores, los cuales reciben orina de muchas nefronas, se disponen hacia abajo a través de las pirámides medulares, dando a las pirámides un as- pecto a rayas. Estos conductos transportan la orina fi- nal a los cálices y a la pelvis renal. Cada una de las nefronas está asociada con dos conjuntos de capilares (los capilares glomerulares, ya mencionados, y los capilares peritubulares. El glomé- rulo se alimenta y se drena por las arteriolas. La arte- riola aferente, que llega por la arteria radial cortical, es el vaso sanguíneo “de alimentación”, y la arteriola eferente recibe la sangre que ha pasado por el glo- mérulo. Los capilares glomerulares, especializados en la filtración, son diferentes a cualquier otro conjunto de capilares del organismo. A causa de ser alimentado y drenado por las arteriolas, que son vasos sanguíneos de alta resistencia, y porque la arteriola aferente tiene un diámetro más grande que la eferente, la presión sanguínea en los capilares glomerulares es mucho más alta que en cualquier otro conjunto de capilares. Esta presión extremadamente alta dirige los fluidos y los solutos (más pequeños que las proteínas) hacia el exterior de la sangre, dentro de la cápsula glomerular. A veces, las células de los túbulos reclaman hasta el 99% del filtrado, que devuelve a la sangre por los ca- pilares peritubulares. Los capilares peritubulares surgen de la arte- riola aferente que drena el glomérulo. Al contrario de la alta presión de los glomerulares, estos capilares pre- sentan una presión baja y son vasos porosos que están adaptados para la absorción en vez de para la filtra- ción. Éstos rodean todo el túbulo renal, donde se en- cuentran en la posición ideal para recibir solutos y agua de las células tubulares, ya que estas sustancias se reabsorben del filtrado a través del túbulo. Los ca- pilares peritubulares drenan estos productos a las ve- nas interlobulares que abandonan la corteza. Formación de la orina La formación de la orina es el resultado de tres proce- sos: filtración glomerular, reabsorción tubular y se- creción tubular. Cada uno de estos procesos aparece ilustrado en la Figura 15.4 y todos ellos se describen a continuación con más detalle. Capítulo 15: El aparato urinario 523 15 Arterias radiales corticales Arteriolas aferentes Capilares glomerulares Arteriolas eferentes Cápsula glomerular Resto del túbulo renal Capilares peritubulares A las venas radiales corticales a b c Orina a b c Leyenda: Filtración glomerular: el agua y los solutos más pequeños que las proteínas son dirigidos a través de las paredes capilares y los poros de la cápsula glomerular al túbulo renal. Reabsorción tubular: el agua, la glucosa, los aminoácidos, y los iones necesarios son transportados al exterior del filtrado por las células tubulares y entran en la sangre capilar. Secreción tubular: H+, K+, creatinina y tóxicos son eliminador de la sangre peritubular y secretados por las células tubulares al filtrado. F I G U R A 1 5 . 4 El riñón está representado esquemáticamente como una nefrona única y desenrrollada. En realidad, un riñón tiene miles de nefronas que actúan de forma paralela. La leyenda indica tres procesos por los cuales los riñones modifican la composición del plasma. ¿Cómo afectaría la enfermedad hepática, en la cual el hígado no es capaz de fabricar muchas de las proteínas de la sangre, al proceso a? (Repasar el Capítulo 10 puede servir de ayuda). La cantidad de filtrado renal es una función de la presión sanguínea y la presión osmótica (ejercida en su mayor parte por proteínas de la sangre). En el caso descrito, se produciría un filtrado mayor de lo normal ya que la presión sanguínea estaría opuesta en menor medida a la presión osmótica de la sangre.
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