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Neurocirugía / Basso178 Tr au m a Toda la bóveda del cráneo está compuesta por una tabla interna y una tabla externa con diáme- tros distintos, a lo que se suma el tejido esponjoso situado entre ambos. Esto es así en lo que hace al cráneo encefálico. A su vez, el cráneo facial protege en sus cavidades naturales a los órganos que contiene, como el órgano de la visión dentro de la órbita. Integrando el diseño, la base del cráneo y el cráneo facial muestran la presencia de los senos paranasales y mastoideos, al igual que múltiples orificios para vasos y nervios. La duramadre es otro componente anatómico esen- cial en el estudio de las fracturas craneanas; cuando está intacta, como en las fracturas con hundimiento del tipo pelota de ping pong en los lactantes, significa traumatismo cerrado; su ruptura significa traumatismo abierto, como en las heridas de bala. Desde luego hay muchos más ejemplos. De lo expuesto se desprende lo complejo y poten- cialmente grave de las complicaciones y secuelas de una fractura craneana. Fisiopatología Para que se produzca una fractura en el cráneo es necesaria la aplicación de cierta cantidad de energía cinética; sobre todo en fractura con hundimiento, ya que el cuero cabelludo tiene su capacidad para absor- ber energía como también su fuerza tensil intrínseca. La velocidad del objeto sobre el cráneo o del cráneo sobre un objeto es también fundamental para el de- sarrollo de una fractura. 28, 29 Todo impacto en la bóveda craneana produce una depresión en el sitio de aplicación de la energía; esto implica que el mayor sufrimiento estructural será de la tabla interna. Dependiendo de la energía en cuestión, ambas ta- blas volverán a su forma original o bien responderán con una elevación periférica al lugar del impacto; en este caso, el mayor sufrimiento será de la tabla externa, con producción de una fractura linear. 29,30 Producido el trazo fracturario linear, este va a avan- zar desde y hacia el sitio de impacto. Cuando la elevación de las tablas óseas actúa por la magnitud de la fuerza ejercida como si fueran un segundo nivel de sufrimiento, se constituyen otros sitios de movimiento tabular; así surge la fractura conminuta. (Figura 14.5) 11 La consecuencia siempre radiológica y clínica de estas formas básicas de fractura es que pueden formarse diferentes trayectos en la superficie ósea y diferentes modificaciones en los radios de las tablas óseas. Por eso existe la fractura hundida, en la que la depresión original no se supera con la elasticidad de las tablas de la bóveda. También existe la fractura con estallido, en el otro extremo de las posibilidades, como respuesta de un sector grande del elipsoide craneano a la elevada, rápida y también amplia aplicación de energía. Es un principio general en el trauma de cráneo que los trazos de la convexidad tienden muchas veces a dirigirse hacia la base y, de alguna manera, hacia una suerte de convergencia en la región de la silla turca. 12 Figura 14.3: TAC cerebral (ventana ósea), corte coronal. Fractura fronto-orbitaria Figura 14.4: TAC cerebral (ventana ósea), corte axial. Fractura fronto-orbitaria
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