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Fracturas de cráneo 181 14 Inclusive en niños con traumatismos clínicamente leves, se puede comprobar una fractura entre el 7 y el 40% de los todos pacientes. 54 Ahora bien, en lactantes la fractura linear tiende a ser irregular y en la primera infancia puede acompa- ñarse de diastasis de suturas, sobre todo de la sutura lambdoidea, que cierra de forma espontánea alrededor de 4 meses después del traumatismo. 55 La mencionada diastasis es por lo general la conti- nuación de una fractura linear y se considera diastasis como tal a la separación mayor a 2 mm en una sutura craneana. 15 La incidencia de daño cerebral es mucho mayor en los pequeños pacientes con fractura con respecto a los que no la sufrieron; la proporción es de 8 a 2 35 y si se considera el TEC severo se comprueba que en los niños ser acompaña de fractura en un 20% de pacientes 36; suelen se fracturas expuestas. Quizás la proporción señalada de daño cerebral grave y fractura de cráneo se deba a que, en el niño, el cráneo muestra un relieve frontal y parietal muy marcado, proclive cada uno al traumatismo y a una complicación encefálica. 23 Las fracturas de la base son infrecuentes en los ni- ños; cuando existe la equimosis en la región mastoidea descrita por Battle en 1890, es sugestiva de fractura. En el niño golpeado, con hematoma subdural, anemia y hemorragia subhialoidea, está presente a veces el síndrome de oreja de lata: debido a una aceleración rotacional de la cabeza por impacto de un objeto romo; consta de hemorragia puntiforme en el antitragus, en la hélix del pabellón articular y en su fosa triangular. 34 Se conoce que la fractura linear en el recién nacido es frecuente y debida quizá a una posición anormal dentro del útero; se resuelve dentro del primer mes de vida. 3 En cambio la fractura con hundimiento en imagen de pelota de ping pong tan conocida, suele ser elevada quirúrgicamente por razones que en general son de índole cosmética y vinculada a la tranquilidad de los padres. 58 Complicaciones Las complicaciones de una fractura de cráneo surgen en el hueso mismo, en la ruptura de las meninges subyacentes, en los vasos craneanos y en los nervios craneanos. Esto es un concepto básico; corresponde agregar, siempre en lo que respecta a la asociación directa entre fractura y complicación, la laceración cerebral por un fragmento óseo. Las complicaciones óseas propiamente dichas incluyen la osteolisis, el quiste óseo traumático y la osteomielitis; esta última en las fracturas expuestas. 59 Siguiendo un orden centrípeto, las complicaciones meníngeas puras son, básicamente, la fístula de LCR, el aerocele y el llamado quiste leptomeníngeo. Las dos primeras se explican en el capítulo de fístula de LCR. El quiste leptomeníngeo tiene lugar en niños antes de los 3 años de edad; por lo general se si- túa en la región parietal donde se produce falta de contacto entre los lados irregulares de una fractura por donde crece un saco con LCR. 70 Es el cuadro clínico y radiológico de fractura creciente que pue- de transcurrir con déficit neurológico incluyendo convulsiones y demora semanas o meses en hacer su aparición. 64 Corresponde ahora considerar las complicaciones vasculares de las fracturas de cráneo. En primer lugar, el hematoma extradural posee una relación directa con la fractura, sobre todo de la escama del hueso temporal. Figura 14.8: TAC cerebral (ventana ósea), corte axial. Fractura lineal occipital derecha Figura 14.9: TAC cerebral (ventana parenquimatosa), corte axial. Fractura lineal frontal izquierda
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