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Neurocirugía, aspectos clínicos y quirúrgicos - Basso-184

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Fracturas de cráneo 183
14
En pacientes con pérdida postraumática de la vi-
sión, el 75% presenta fractura del canal óptico. 44
La más seria es la fractura del techo del canal ópti-
co, que puede llegar a separarlo del resto del esfenoides 
aunque una fractura linear que no deforme el techo 
también puede provocar ceguera. 57
Algunas fracturas lineares, con origen en el hueso 
parietal o en la escama del temporal, producen lesión 
en el agujero oval y compromiso de la 3ª rama del 
trigémino. 99
La fractura transversa del peñasco, tema también 
desarrollado en el capítulo de Fístulas de LCR, puede 
lesionar al VII y al VIII par craneano. 17
Finalmente, una fractura linear que involucre al 
agujero rasgado posterior en su irradiación desde la 
escama del occipital puede provocar un déficit, in-
clusive severo, de los nervios IX, X y XI. 18
Pasando entonces a la complicación infecciosa 
de una fractura, cabe señalar que es poco frecuente. 
24 En general se presenta en fracturas expuestas y 
conminutas. Poco a poco los bordes se vuelven irre-
gulares y eventualmente aparece la rarefacción y el 
secuestro óseo, este último ya formado a los 21 días 
de iniciada la infección. La destrucción por osteomie-
litis es mayor en la tabla externa debido a su escasa 
irrigación sanguínea. En principio, la infección tiende 
a ser razonablemente limitada. 73
Aun con una frecuencia relativa y su tenden-
cia limitante, la osteomielitis puede alcanzar áreas 
considerables de destrucción ósea por la propaga-
ción de la infección mediante las venas diploicas 
de Breschet.
El absceso cerebral, cuando está vinculado a frac-
tura de cráneo, se produce por fragmento óseo impac-
tado o por proyectil primario o secundario dentro del 
cráneo; casi siempre se trata de fracturas expuestas 
y conminutas. Lo mismo es aplicable al empiema 
subdural. 43
Para meningitis purulenta referirse al capítulo de 
Fístulas de LCR.
Tratamiento
El tratamiento de fracturas craneanas corresponde a 
tres grupos de condiciones clinicorradiológicas.
Por una parte, las fracturas de la bóveda cranea-
na, ya que son las que pueden requerir intervención 
quirúrgica como tales, para evitar complicaciones y 
secuelas. Por otra parte, las fracturas de la base del 
cráneo, que se tratan esencialmente por haber pre-
sentado ya las complicaciones, cuyo mejor ejemplo 
es la fístula de LCR. Entre ambas se encuentran las 
fracturas del macizo craneofacial, que requieren ope-
ración en especial para mejorar la funcionalidad de 
las zonas comprometidas, brindar un soporte estético 
Figura 14.12: TAC cerebral (ventana parenquimatosa), corte 
axial. Fractura frontal más hematoma extradural
Figura 14.10: Rx cráneo de perfil. Fractura frontal
Figura 14.11: TAC cerebral (ventana ósea), corte axial. Fractura 
frontal bilateral

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