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Tumores del sistema nervioso central 197 16 los tumores tanto a un linaje específico como a un grado histológico de agresividad. Como se comentó con anterioridad, el primer antecedente histórico, la clasificación de Bailey y Cushing 1, se basaba en la analogía entre el proceso embrionario y el neoplásico. Recién a fines de la década del 40, se elaboró la clasificación de la Clínica Mayo. 2 Esto era consistente con los intentos de la época de elaborar clasificaciones pronósticas basadas en la morfología (el ejemplo más famoso era la de Dukes para los tumores colónicos). La clasificación de la Mayo dividía a los tumores astro- cíticos en cuatro categorías de agresividad creciente: astrocitoma I a IV. Lo interesante es la orientación esencialmente pronóstica, dejando de lado las con- sideraciones histogenéticas. Su debilidad mayor era la dificultad en la reproducibilidad, dado que tenía en cuenta 11 criterios morfológicos que constituían un sistema complejo. A posteriori, en la década del 50, Reingertz 3 pro- puso un sistema basado en 3 categorías: astrocitoma, astrocitoma anaplásico y glioblastoma, una vez más con predominio de las consideraciones pronósticas. Recién en los 70 se produce un cambio conceptual importante, a partir de la decisión de la Organización Mundial de la Salud de reunir expertos en las distintas áreas de la Oncología y elaborar clasificaciones basadas en la morfología, 4 que funcionaran cono diccionarios para homologar internacionalmente las nomenclaturas. Asimismo, la OMS introdujo una clasificación que ponderaba en exclusiva los grados de agresividad, en forma independiente de la histogénesis. Dada la ins- titucionalización brindada por la OMS, esta clasifica- ción internacional y sus versiones sucesivas 5, 6 fueron sumamente populares y brindaron, por primera vez, una base sólida para la comparación de terapéuticas y resultados en categorías oncológicas homogéneas (o, al menos, lo más homogéneas posible), permitiendo las posibilidad de los ensayos clínicos terapéuticos con comparación de grupos. En el año 1988, el grupo del hospital Saint Anne de la Dra. Daumas Duport junto con la Clínica Mayo, pu- blicaron un sistema de gradación (grading) histológico basado en sólo 4 criterios histológicos: pleomorfismo nuclear, mitosis, proliferación vascular y necrosis. 7 (Figuras 16.1 a 16.4) Este sistema demostró ser alta- mente predictivo, sencillo y reproducible y fue in- corporado en la clasificación de la OMS de 1990. El sistema era aplicable sólo a los gliomas astrocíticos supratentoriales de los adultos y de hecho, reconocía 3 categorías, dado que el astrocitoma grado I no pilo- cítico era considerado excepcional. Algunas entidades específicas fueron excluidas de esta clasificación de gradación, como el xantoastrocitoma pleomorfo (Grado II) el astrocitoma giganto celular subependimario de Figura 16.3: Proliferación microvascular (marcada con una flecha), otro de los criterios de gradación morfológica neoplásica. HE 400 X Figura 16.4: Atipías nucleares (marcada con una flecha) otro de los criterios de gradación morfológica neoplásica. 400 X Figura 16.5: Ependimoma. Inmunomarcación para GFAP en sistemas gliovasculares. Extendido citológico. 400 X. Figura 16.6: Subependimoma, campos hipocelulares con escasas atipías. HE 100 X
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