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Neurocirugía / Basso346 Tu m or es Luego, con técnica microquirúrgica, exploramos el contenido orbitario entre los músculos recto interno y el complejo recto-superior-elevador hasta localizar al nervio óptico. Esta vía tiene menos riesgo de provocar una oftalmoplejía irreversible. 21, 22 En los gliomas del nervio óptico, el nervio suele estar sumamente engrosado y sus cubiertas meníngeas distendidas, con contornos lisos y regulares. En estos casos, disecamos la lesión, seccionamos al nervio por detrás del globo ocular y a nivel del anillo de Zinn. Previa apertura de la duramadre frontal basal, explora- mos al nervio óptico intracraneal, lo resecamos desde el sector prequiasmático hasta el conducto óptico, incluyendo al segmento foraminal. 1, 13, 21 En los meningiomas de la vaina del nervio óptico, esta presenta engrosamiento difuso. La vaina es abierta en sentido anteroposterior, y disecamos el tumor junto con la vaina invadida siguiendo el espacio subarac- noideo. De modo excepcional, en lesiones anteriores sobre todo, puede lograrse la preservación de la visión si puede realizarse una cuidadosa disección del tumor, preservando la vascularización del nervio y de la reti- na. Cuando el tumor es grande, no está restringido al curso del nervio, o exhibe infiltración micronodular de los músculos extraoculares, lo más probable es que el ojo esté amaurótico. Es aconsejable entonces la resección de la masa tumoral y del nervio óptico. En tales casos, es esencial explorar al nervio óptico in- tracraneano, que puede estar rodeado de un manguito tumoral que se extiende desde el conducto óptico. 1 En los neurinomas y hemangiomas cavernosos el procedimiento es más simple. (Figuras 30.9 a, 30.9 b) Una vez localizada la lesión, se diseca con técnica quirúrgica y puede ser resecada en bloque debido a que la adherencia a estructuras críticas es inusual. (Figura 30.10) En raros casos, encontramos neurinomas en reloj de arena extendiéndose hacia la fosa media y el seno cavernoso a través de una hendidura esfenoidal sumamente agrandada. Ellos requirieron un procedi- miento combinado intracraneano e intraorbitario. 1, 22 Abordaje transcraneal con resección del techo orbitario Los tumores que se originan en las paredes orbitarias y las invaden requieren una técnica diferente a la utilizada para las lesiones puramente intraorbitarias. Utilizamos un abordaje frontal o frontotemporal, de acuerdo a la extensión de la lesión. Cuando existe una marcada hiperostosis, como en los casos de meningio- ma pterional, displasia fibrosa, u osteoma, realizamos la resección gradual del hueso patológico con trépano, fresas y gubias antes de elevar la plaqueta ósea; así, la duramadre y el cerebro se mantienen protegidos por el hueso durante tales maniobras. Con frecuencia, es necesario continuar la resección ósea hacia el techo y la pared lateral de la órbita, dejando el contenido orbitario muy expuesto. En los meningiomas que se extienden hacia la apófisis clinoides anterior, se realiza clinoidectomía y apertura del conducto óptico. En las lesiones puramente óseas, la cirugía finaliza con la resección completa de la lesión. 27, 36 En los meningiomas del ala esfenoidal continuamos con la diéresis dural, la resección de la duramadre infiltrada, habitualmente con el meningioma en placa adherido. En ocasiones, en tumores intradurales gran- des con extensión frontal o temporal que se proyectan hacia la cisura silviana, procedemos a la disección del tumor de la corteza y de las arterias carótida interna y silviana y sus ramas con técnica microquirúrgica. 27 La etapa final es la reconstrucción plástica de la duramadre resecada con pericráneo. En los primeros casos de nuestra serie utilizamos duramadre liofilizada con muy buenos resultados, pero abandonamos su uso luego de la comunicación en la literatura de casos de enfermedad de Creutzfeldt-Jakob tras su empleo. 27 Reconstruimos el techo y la pared lateral de la Figura 30.9 a: RNM: Imagen redondeada intraconal hipointensa en T1 que corresponde a un hemangioma cavernoso. b: RNM ponderada en T2 del mismo caso a b Figura 30.11 a: TC de un meningioma de la vaina del nervio óptico calcificada. Visión 0,6. b: TC de control posoperatorio del mismo caso, con resección completa de la lesión. El paciente conservó la misma visión prequirúrgica. a b
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