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1 11 ~ . . . 4. Proyección De la identificación proyectiva al proyecto El verbo proy~ctar, el ·adjetivo proyectivo, los sus- tantivos proyección y proyecto no pertenecen de ma- nera exclusiva al vocabulario psicoanalítico. Este los comparte con el de muchas disciplinas, entre ellas la balística, .la física, la geometría, la arquitectura, la neu .. . ~ . -.: ·r -:· .... ·· ¿Dónde, cómo, y por qué la proyección referida a •. ;p ••. - esos dos conceptos? • :t.~. . . · !'.· . · · Recordatorio elemental y problemas ~~~-:~~-·· · -: ft1ndaxne~tales · Antes de emprender cualquier examen de la pro- ecctón en la obra de Freud es preciso relevar algunos hechos clínicos y teóricos (Laplanche y Pontalis. 1973): 1. La proyección se liga a un mecanismo de defen- rofisiología-,-cada una-de las cuales les a:tribuye:un sen-;· -r - -· sa primaria cuyo aspecto esencial es una actividad ex- pulsiva que consiste en rechazar hacia afuera (proyec- tar = escupir, vomitar) algo nacido adentro displa.cen- tero, desagradab~e, incluso intolerable, pero ya intro- ti do particular. Hasta la filosofía conoce, gracias a Con----~ . dillac, una teoría de la proyección según la cual celas f:.'. sensaciones, sentidas primero como simples modifica- ciones del estado mental, son después ·"proyectadas'' . fuera del yo (es decir, localizadas en puntos del espa- t cio distintos de aquellos en que se coloca en la imagi- nación el sujeto pensante) y adquieren, sólo entonces, ~- , una apariencia de realidad independiente» (Lalande, t 1951). Esto nos traslada desde el comienzo al corazón ~· del problema de las relaciones de la proyección con ::..· la realidad por la mediación de la apariencia. La teo~ ¡. yectado. 2. La proyección tiene por efecto situar en el afue- ra .(fuera del yo) lo que ya ~ra juz.gado indeseable {o demasiado deseado) y que había nacido en el interior. De esta manera el peligro es externalizado. 3. La proyección, en tanto externaliza lo interno, permite defenderse de esto por medio de la protección antiestímulo y tratar entonces la pulsión (excitación interna) como una percepción (excitación externa). "" ría psicoanalítica, fundada en la clínica, ha adquirido i- 4. La proyección, que es una defensa tan general como normal, se puede volver patológica si esta acti-un derecho de propiedad sobre el conce'pto de proyec- ción gracias a Freud, quien señaló su especificidad. Pe- ro es lamentable que Freud haya abandonado el pro- yecto de esclarecer este concepto, o bien que haya des- truido el esbozo de artículo que debía ser incluido en Trabajos sobre metapsicología. Después de Freud no faltaron contribuciones a la teoría de la proyección; el concepto de .~dentificación proyectiva domina la me- tapsicología nacida de los trabajos de Melanie Klein y sus discípulo·s, entre los cuales se sitúa en primer ran- go ·Bion (1967). Desde hace algún tiempo vemos apa- recer ~ajo la pluma de los psicoanalistas un término que creíamos estaba reservado al léxico sartreano y. más recientemente, al de la biología molecular: el pro- yecto. 120 ·vldad conlleva un desconocimiento radical de las pul- ~ siones que habitan al sujeto. t 5. La proyección por el desplazamiento hacia el ex- t. terior de las investiduras del sujeto conduce a un co- f . -. nocimiento del objeto que, si en buena parte es tribu- f tarta de lo que el sujeto introduce ahí, con lo cual se ~.:. j · , convierte en una percepción deformada de la realidad ~, del objeto, permite empero un conocimiento real de t. lo inconciente del objeto. Sabemos que este conoci- f miento de lo inconciente del objeto se produce a ex- Í . ~ pensas del desconocimiento radical de lo inconciente t f;lel sujeto, pero el desvío por el conocimiento del obje- ~. t to constituye, por retroacción, un conocimiento, im- plícito aunque oculto, del sujeto. 121 '. ·'lf'' • 1 1 ! .f ,: 1 • 1 1 1 . . , • : i ' 1 ¡ ' J 1 1 )· . 1 1 ~ 1 1 1 i 1 ,. 1 '· 1 ~ 1 1 1 1 • 1 i ., i 1 ' ' 1 1 1 , ¡ 1 . 1 ! '1 l 1 '1 1 ' ' ' i 1 ' 1 ¡ 1 1 i ' ' 1 • • 1 1 1 1 • '1 • l . : 1' • l 1 ' • 1 1 1 ' 1 ¡ ' 1 ' •. 1 ' t ' . ¡ i l' 1 1 j 1 1 ' ~ i ; 1 1 • 1 1 1 i Algunos problemas fundamentales se siguen de te recordatorio elemental: es .. l. La proyección está solidariamente ligada a la · t · ~ 1 In .. royeccion: o proyectado no puede ser sino algo ya · troyectado. Sólo se vomita lo que se tragó antes. ln. 2. La proyec·ción plantea el problema de la dist· . , d af In-cion a entro- uera, es dec~r, de la escisión oue p · d · 1 er. m1te istinguirlos. Escisión en realidad doble, puesto que afecta no solamente a la división del mundo int . e- r~or y del m~ndo ~xterior, sino también a la que sepa. ra el mundo 1ntenor entre conciente-preconciente, por una parte, e inconciente, por la otra. 3. La proyección está indisolublemente ligada a 1 ~ percepción. Un ccpaso al límite., permite la trasform ~ ) ción de un campo del ello (lo proyectado) en camp: · del yo (lo que es percibido por la proyección). 4. La proyección se relaciona estrechamente con f, la paranoia. Plantea el problema de 'las relaciones en- t tre la trasferencia necesaria de un exceso intolerabl i · P_~r~ el funcionamiento del aparato psíquico que pe~ ~ . nodtcamente se purga de lo que no puede gobernar 1 Y el desconocimiento radical del sujeto, actuante e~ ¡J el delirio. 5. La proyección nos indica obligadamente el pro- blema de las relaciones entre el sujeto y el Otro. El f Otro, según hemos visto, es a la vez el objeto de cierto t conocim~ento y el objeto pe un desconocimiento. pues- ~ to que solo aparece a tq:tyés del espejo deformante de f la irn~gen que _el suj.eto le presta, pero que correspon- l de a Cierta realidad. En este sentido, Freud (1937d) re- ~ conoce que todo delirio está construido sobre un nú- r cleo de verdad. ~ t r Esto sup.one, en consecuencia: f !· t . a .. que éxiste una relación de homología o de iso- . '. morf1srno entre el sujeto y el objeto, puesto que un nú- cleo de verdad los liga por medio del delirio· b. que esta misma relación de conocimie~to-des conocimiento se establece por medio de una construc- ción. Construcción en el espacio del Otro y del espacio 122 .. d . 1 otro como externalización del espacio interno del e t ·~ lJeto. Esta cons rucc1on es una construcción teórica. ~ña teoría del objeto que remite a la teoría del sujeto pOr retroacción co~o teor~a de lo que está forcluido dentro de su espacio prop1o. proyección y pulsión . . Volvamos a una metapsicología más ceñida. Si, con · Freud, ligamos la proy~cción a la pulsión, reencontra- mos el concepto básico del psicoanálisis. La división maugural y definitiva que Freud establece entre la ex- citación interna y la excitación externa fu~da la me- tapsicología. La pulsión o excitación interna es la ten- sión constante, ineliminable, de la que no se puede huir. La complejidad y la oscuridad de la noción de pulsión obedecen a que junta una fuente somática in- terna y un objeto psíquico externo. D~ esta manera la pulsión, la moción pulsional (y sabemos que hay quie- nes niega~ . toda diferencia entre una y otra), liga una fuente en lo más profundo del cuerpo con un objeto situado fuera de ese cuerpo; sólo este objeto tiene el poder de extinguir el foco del incendio que se encuen- l:fa -permítaseme esta paradoja del lenguaje en su fuente. En consecuencia, la pulsión está destinada a la proyección, en la medida en que es ligándose para alcanzar el objeto apto para satisfacer su meta como podrá efectuar una salida hacia el objeto; así describi- rá, para la moción, una trayectoria que la conducirá hasta aquel y, por lo tanto, hasta su objetivo. Esa tra- yectoria es necesariamente proyectiva en la medida en que se constituye hacia el afuera, ahí donde se encuen- tra el objeto. 1 Sabemos que esta trayectoria es tanto ~Es preciso señalar además queeste movimiento por el cual la pulsión se liga en la efectuación de su trayecto, movimiento progre- diente, en consecuencia, retroactúa sobre sí mismo y engendra la reflexión de la corriente progrediente en sentido inverso regredien- te. Junto a la tendencia a la salida existe desde el origen una ten- dencia al retorno hacia el adentro del movimiento esbozado hacia el afuera. La orientación es desde el comienzo bidireccional, centrí- fuga y centrípeta. • 123 .. _ .. -o::- más ineluctable cu anto que precisamente el objeto fal ta al sujeto, no está a su disposición. En una situació~ ideal, aquella en que el objeto se presenta automática. mente cuando es requerido, no se produce proyección al~una porqu~ le es ahorrada la trayectoria al sujeto, quien ya ~o. tiene que allegarse al objeto puesto que este se anticipa a sus deseos. Hemos calificado de idea} esta situación. Tenemos apí,. corno sabemos, el núcleo de lo que se llama idealización del objeto, que nunca podría ser causa de frustración alguna ni, por lo tan. to, de proyección. No hay nada que proyectar, en el sentido más trivial del término; no cabe hacer proyec. to, puesto que el objeto anticipa el proyecto del SUje .. to.2 Nada hay que proyectar en el sentido restringido, porque no h .ay en ese caso frustración ni, ·por lo tanto . . . . . . - - . . . . . ' agresividad; en efecto, esta nace de una tensión por evacuar, y aquí la tensión se mantiene siempre en el nivel cero. El barómetro permanece perfectamente f¡ .. jo. Conocemos la contrapartida alien·ante de esto: la dependencia del objeto nutricio y el bloqueo de la ac- tividad psíquica que encontramos en las formas de trasferencia en que el analista es idealizado. Pero esta idealización, como sabernos, es una defensa primaria, lo mismo que la proyección, 3 porque esta situación ideal, como todas las situaciones ideales, no tiene po- sibilidad alguna de existir. Por eso hay frustración ne- cesariamente y, en consecuencia, proyección. Llegamos de esta manera a la forma más elemen- tal de la proyección, aquella en que tras la proyección como modo de constitución de la pulsión, lo proyecta- do es lo indeseable, es decir, lo desagradable, lo into· lerable. Se plantea un interrogante que a la teoría de la proyección le resulta difícil responder. ¿Supone es- ta proyección que la distinción entre adentro y afuera 2 Winnicot~, en su estudio de la relación progenitor-hijo, ha de- terminado ~1 momento del desarrollo en que se puede manifestar explícit~ente de manera dominante esta problemática que a nues- tro juicio desborda en considerable medida ese momento. 3 De hecho. esta idealización es a su vez una proyección de la i~ealización del yo sobre el objeto. Al menos en la concepción klei- niana, en que lo bueno. así como lo malo~ es proyectado tras rene- gación. 124 lí~.::;q.E;,_ •.. · a na sido adquirida~ Freud busc~ la respuesta en la ~tencia del yo-reahd~d. del cormenzo, que desde el ~ _· rJncÍpio establece el.~Istingo ~ntre .el yo y el mundo · ~ertor por la detecc10n del ongen Interno y externo .. ,. de.las excit~ciones. En cuanto a nosotros, nos parece ·, .. · ue lo esencial en este caso es la tentativa de aleja- : · · !tento. en un movimiento centrífugo, de la parte del .·. : . uerpo .en que se experimenta la tensión. Se trata en- .· · ~nces menos de una proyección que de una excorpo- . ración cuya expresión es la descarga motriz en el ni- i~:~ -- . vet .del comportamiento: gritos, lágrimas, agitación nlo- ~~<r~· .trtz.· Juzgamos poco importante discutir si el afuera ~ . extste como tal en ese momento. El afuera es en ese \ _· éaso ccel fuer~ deu o ((~1 fuera de esou: ¡fuera de aquí, '" ( :" .demonios, salgan de mi cuerpo! Excorporación, exor- ~ _· ·clsmo, he ahí tod~ ~o que efectúa esta primera opera- E ctón.4 En mi opinic?n, sólo hay proyección propiamente ~ ~· ·dicha cuando un objeto puede recibir lo que es excor- f· r·. parado. Entonces se constituye un plano proyectivo -:. que admite y acoge lo proyectado. . Antes de ir más lejos, retengamos que sólo puede ser excorporado lo que ya ha sido incorporado. Esto ~ . - puede constituirse apres coup. Es otra manera de de- ! clr que el objeto bueno no es experimentado como bu e- l.. no cuando de él se obtiene placer, sino que ese placer ·' es aprehendido como tal cuando falta, cuando se lo echa de menos cruelmente, y en su lugar aparece el displacer de la falta, que es falta del objeto de placer, . . falta del placer. La búsqueda del placer es entonces · -. - por esencia reencuentro de un placer perdido. Lapo- - sibilidad de placer que no pretendemos negar va ·; -. siempre duplicada con su negatividad en la nostalgia :~~·~ .. del reencuentro del placer perdido. La diferencia nos : v.uelve sensibles a ello. A esta orientación hacia el pa- ~ sado se agrega el proyecto de futuro: uLa próxima vez ·<: ·•· · lo retendré y ya no lo perderé u, tal la fantasía de pro- , mesa para que el objeto vuelva. Se le jura f~delidad. .. 4 Apuntemos de pasada que para Tausk (1933) la primera pro- yección se produce en el interior del cuerpo y corresponde al primer hallazgo de objeto. Parece válido perisar, con él, que ese tiempo pre- cede necesariamente a la expulsión primaria . • 125 1 1 i l', 1 1 1·1 1· l 1 1 ' 1 ,1 1 1 1 ' 1, 1 ., '1 1 i 1 ~ 1 · j ' • • • Sin embargo, cuando ha pasado la alegría de los reen. . . identificación proyectiva cuentros, de nuevo se revela la amenaza de su pérdi .. - . ___ _ da. Y el ciclo recomienza: incorporación, pérd_ida, de . . • . :: ·. -\ta proyección se origina, nos parece, cuando el o b- seo, frustración, agresividad. excorporación. . • ";_;_ ·~' ~-·tose ofrece como superficie de proyección. Aquí se . Pero est~ visión de las cosas_ es demasiado simple. · ;, . {os propone 1~ met~o:a d~l espejo. Pero ant~s de con- Solo d~ razo~ del as~ecto centr1~u~o d~ la p~oyección -f~;·,~.~';j;i4'erar ese obJeto privilegiad~ que es el espeJo, quere- expulsiva: S~ general1zam<:>s la hipotesis ~egun la cual _t,(~::··-.-¡nóS conside:ar el caso de obJetos que no ~frece.n su- todo movimiento progrediente se reflexiOna sobre si t .. Perflcie refleJan te. Entre el pecho y el espeJO se m ter- y crea su doble invertido bajo la forma de la trayecto. f' .. - nen objetos menos marcados narcisistamente. Es ría regredi:nte, vemos q~e ~1 mo~imiento .proyectivo [ :, =iÚ don_de ~i~ne su sit~o la concepción kle~n~a.~a de se acampana de un movlmiento Introyecttvo. En su. ::~· _ ._,¡aidentilicacJon proyect1va. Tomernos su definicion de ma, la excorporación de algo ya incorporado se cierra : ~~- "~ uanna Segal: ceLa identificación proyectiva es el resul- sobre ella misma por una reincorporación parcial de t,::- · .tado de la proyección de partes del self en un objeto. lo excorporado. Es como si, cualquiera que fuera el es. r-·: -- Él resultado puede ser que el objeto se percibe como fuerzo por expulsar el mal, algo se opusiera a esta pér. t· ·· si hubiera adquirido las características de las partes dida, que· ·en fin de cuentas no deja de ser una ampu. ·: .·.- proyectadas del self, pero también puede ocurrir que tación narcisista. El ccmás allán del principio de placer -_--. el self se identifique con el objeto de su proyecciónn interviene aquí bajo la forma de un retorno al estado ( ·· -{Hanna Segal, 1973, pág. 126). -anterior, aunque fuera desagradable y hasta intolera. r - ·: H. Rosenfeld (1969) ha precisado en un trabajo clí- ble, donde tal vez encontramos una de las primeras ~;- ;. nico las funciones de la identificación proyectiva en formas del masoquismo primario pero también una de t· .. _· la trasferencia. Esta puede ser utilizada: 1) con fines las primeras reflexiones del sujeto. 5 _ ~- . de comunicación de una vivencia preverbal; 2) como En un tiempo ulterior, cuando el objeto sea inves- .. · .. desmentida de la realidad psíquica por evacuación de tido, cuando su existencia {anterior a su percepción):_ · las partes malas del yo .. y 3) para controlar el cuerpo sea ·•<experimentada .. , la inhibición de meta que impe· ~ t- ·:· del objeto trasferencia}. dirá la fusión erótica completa con él y, a la vez, su t ·· ··. La identificación proyectiva es una defensa lleva- destrucción total por la pulsión de muerte, dará una da a cabo sobre todo por la agresividad primitiva. Se estructura a esta retroacqión. El doble tras-torno (en deba a la frustración o a la envidia, da testimonio de lo contrario y sobre sí mismo) constituirá entonces, - _· una posición narcisista omnipotente. Implica la inter- . - . junto con la escisión, una ·de las operaciones estructu- --~-· · -~ención de la escisión precoz. Conduce a menudo al rantes fundamentales de la pulsión. La proyección, co- -··· establecimiento de una relación parasitaria en que el molo vieron D. Braunschweig ( 1971) y M. Fain (1966} :~.- ~alista debe remplazar el yo del paciente; con tribu- conmigo, se manifestará como una negación o, quizá :·· ye a constituir en el sujeto una escisión absoluta en- mejor, como una desviación del doble tras-torno. '_ ;·tre el mundo interior y el mundo exterior. -· 5 Conviene precisar que esta excorporación pulsional es la pre- condición de la investidura pulsional del yo porque esa exclusión sirve de matriz a las escisiones consiguientes y, a su debido tiempo, a la investidura del objeto como réplica del yo pero con la tarea com· plementaria de elaborar su pérdida. 126 _- .: : 7 . De lo que acabamos de apuntar se infiere que la ' t-· ·proyección nace junto .con la escisión. Por la proyec- - ' .~-" ción externa sobre un objeto se constituye la división , · ~ntre un adentro, el yo, y un afuera, el objeto, disjun- -· .. , tos por el límite metafórico del espacio que los separa ::~·"_y que por eso mismo concurre a fundar su distinción. ,-- ',_>Pero, a la inversa, esta separación se acompaña simul- -: ·'-'láneamente de su negación. La fusión concomitante "'! .;. < • • 127
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