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NeuRociRugíA / Basso596 V as cu la r retracción cerebral al máximo, sobre todo en áreas elocuentes. No es conveniente abordar el nido desde una sola dirección, dado que el campo quirúrgico se estrecha y dificulta el control de posibles sangrados. Una de las causas más importantes de secuela defici- taria posoperatoria se debe a la compresión del parén- quima durante la exéresis, por lo que se recomienda evitar el uso de retractores para este tipo de cirugía. La localización estereotáctica, la ecografía intraopera- toria y la neuronavegación constituyen herramientas útiles para la identificación del nido en aquellas MAVs subcorticales, del surco o profundas. En los casos de cirugía de MAVs profundas se sugiere aprovechar los surcos y cisternas para alcanzar el camino al nido más directo y seguro minimizando el daño a parénquima normal. 23 Es importante identificar las aferencias a la MAV en forma temprana y su coagulación cerca de la lesión, evitando la lesión de arterias que irrigan parénquima normal. Es importante coagular todas las aferencias antes que las eferencias y dejar la oclu- sión de las eferencias para el final de la disección de toda la MAV. La oclusión temprana de una vena de drenaje puede generar edema cerebral marcado con hemorragia intraoperatoria difícil de controlar. En aquellos casos en los que una vena impida realizar la disección, se podrá seccionar la misma siempre y cuando no se lesione la vena principal de drenaje. Antes de ligar una vena de drenaje es conveniente su clampeo transitorio para evaluar la factibilidad de su oclusión sin causar edema cerebral. 36 A pesar de no ser posible realizar una descompresión interna, sí se puede reducir el tamaño de la lesión coagulando su periferia luego de la obliteración de las aferencias. Es importante evitar dañar el nido durante la di- sección de la MAV, respetando el plano de disección entre la MAV y el parénquima. La mayoría de los vasos puede ser ocluida con coagulación bipolar. No obstante, las aferencias más grandes deben cliparse inicialmente antes de coagularlos. Algunos pequeños sangrados del nido pueden ser controlados con surgi- cel y algodones mientras se continúa la disección en otra parte de la malformación. La superficie cerebral expuesta alrededor del nido debe ser protegida con algodones, para evitar daños al parénquima cerebral normal. A medida que progresa la disección, el cirujano encontrará muchas aferencias pequeñas que deben ser coaguladas cuidadosamente. Los vasos se retraen en el parénquima, rompiéndose debido a su gran elasti- cidad, y continúan sangrando dentro del parénquima, pudiendo generar grandes hematomas. Dado que el campo quirúrgico es estrecho y los vasos se retraen en el cerebro, la coagulación es muy difícil. La mejor opción para estos casos es la resección del parénquima con aspiración, hasta identificar y ocluir el vaso daña- do, primero con clip y luego con coagulación bipolar. Cuando la disección de la MAV es casi completa, los pequeños vasos se dilatan debido al incremento de la presión intraluminal. Estos vasos son de fácil ruptura durante su manipulación. La hipotensión controlada durante unos pocos minutos, asociada a coagulación bipolar e irrigación con solución fisiológica, facilita el control de la hemorragia. Estos vasos se engrosan a medida que se alejan de la MAV, por lo que la coa- gulación es más fácil a nivel distal. 36 Una vez completada la disección de la lesión se reseca en forma secuencial primero todas las aferen- cias, luego se obliteran las eferencias y por último se procede a la exéresis completa de la lesión. Luego de la resección completa se realiza un estricto control de hemostasia del lecho, coagulando con bipolar cada porción de tejido adyacente con sangrado activo, ya que la sola aplicación de Surgicel no alcanza para evitar el sangrado durante el período posoperatorio. Se recomienda aumentar la presión arterial media en, aproximadamente, 10 mmHg previo al cierre, con el fin de identificar zonas de probable sangrado en el período posoperatorio. (Figura 56.1) Malformaciones arteriovenosas profundas Las MAVs profundas representan un gran desafío para el neurocirujano. En general, estas malformaciones se localizan cercanas a áreas elocuentes, lo que hace a este tratamiento más difícil. La planificación operatoria es el paso más importante para un correcto tratamiento. La angiografía brinda datos importantes, incluyendo el patrón de drenaje (normalmente efectuado por el sistema venoso profundo) y el número de aferencias (que en general es mayor para este tipo de MAVs). La localización preoperatoria con estereotaxia o neurona- vegación es un instrumento importante para el éxito del procedimiento. La localización estereotáctica es el método tradicional utilizado para la planificación de estos abordajes, indicando el mejor punto de entrada en la corteza para alcanzar la lesión. La neuronavegación es muy efectiva para optimizar la localización. La ventaja de esta tecnología es que le da libertad al cirujano para localizar el punto de entrada a la corteza a través de un surco o una cisura, con un acceso más corto a la lesión, con menor riesgo de daño potencial. No obstante, la misma presenta cierto margen de error ya que trabaja sobre imágenes extemporáneas a la cirugía. Malformaciones de la fosa posterior Constituyen el 10 al 15% de todas la MAVs. Halladas por lo común en el hemisferio cerebeloso, vermis y amígda- las, drenan principalmente por la vena vermiana supe- rior, vena cerebelosa precentral o la vena petrosa, hacia el sistema venoso profundo (vena basal de Rosenthal, seno recto y seno petroso superior). Las aferencias se originan sobre todo en la circulación vertebrobasilar, no obstante algunas MAVs, en especial las de mesencéfalo,
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