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Radiocirugía de las malformaciones arteriovenosas... 603 • Cavernoma: ausencia de opacificación arterial, blush capilar posible, dilatación venosa posible • Anomalías de desarrollo venoso: venas transme- dulares que alcanzan el sistema venoso profundo Las arterias que vascularizan una MAV y las venas que la drenan son anatómica, histológica y fisiológi- camente normales. Nido Es el conjunto de puntos de comunicación entre arte- rias y venas, responsable de la alteración hemodiná- mica. Es anatómicamente único, pero hemodinámica- mente multicompartimentado. Puede clasificarse como plexiforme, con aneurismas intranidales, fistuloso, mixto, homogéneo, parcelar o infiltrante, de malla laxa, de malla compacta. El calibre de los cortocircui- tos (shunts) es un criterio anatómico, habitualmente estimado en forma hemodinámica por la precocidad en la aparición de venas en la angiografía; cuanto mayores son los cortocircuitos, más rápido aparecerá la vena de drenaje. El calibre de los cortocircuitos parecerá en parte condicionado por la profundidad del nido en el parénquima cerebral, ya que cuanto más se introduce en la profundidad parenquimatosa, menor será el calibre de los cortocircuitos. Las fístulas arteriovenosas no se encuentran más que en situación cortical; los cortocircuitos de gran calibre se hallan sólo en los nidos corticales. Fisiología hemodinámica de las MAVs El gradiente de presión dentro de las MAVs es de 15 mmHg. El flujo en las MAVs pequeñas es de 150 ml/ min, y en las grandes hasta 440 ml/mm. El diámetro en las arterias aferentes 0,01 cm a nivel de arteriolas de corto circuito, siendo la longitud de los vasos entre 1 y 5 cm. La reducción del calibre de los vasos de la MAV es de 25 µ/mes, obtenida como tiempo promedio posterior a la RC. El volumen de flujo de la MAV tratada decrece de forma exponencial hasta cero, mientras que el gradien- te de presión de arteriolas y cortocircuitos del núcleo central de la MAV, cae de inmediato al decrecimiento del flujo. El gradiente de presión de arteriolas – cortocircuito muestra un aumento inicial en razón de la reducción del volumen de flujo de la MAV. Este aumento tran- sitorio de la presión debe interpretarse en términos de la poderosa dependencia de la resistencia hemodi- námica, de la inversa de la cuarta potencia del radio del vaso. En el sector de cortocircuito arteriolar los vasos son los más pequeños; no obstante, el cambio relativo del radio es allí el más grande. Por la Ley de Laplace se sabe que la reducción del radio de un vaso reduce la presión tangencial de la pared para una presión intraluminal constante. 5 Lo dicho produce que la resistencia hemodinámica relativa de este sector aumente, mientras que el flujo a través de la MAV decrece. Este aumento finaliza cuando el flujo cesa. Esos patrones son los mismos en los tres compartimentos de las MAVs y similares para las pequeñas y las grandes, salvo el tiempo de obliteración, mayor para estas últimas. Existen dos tipos diferentes de reducciones intraluminales: Proporción radiodependiente, en la que los vasos pequeños se cierran más rápido. Proporción radioindependiente, en que todos los vasos se cierran en igual proporción. Se demostró que no existen diferencias cualitativas entre estos dos tipos de proporciones de cierre. En algunos modelos, el flujo es laminar a pesar del alto volumen de flujo, lo que en ciertas MAVs produce turbulencias en el drenaje venoso. Es interesante el modelo experimental de Massoud et al. 25 en lo ex- plicativo teórico de la función de las MAVs. Cuando el volumen de flujo de la MAV se acerca a cero y no hay gradiente de presión dentro de ella, la lesión se oblitera, con lo que desaparece el riesgo de hemorragia. Las MAVs con un solo avenamiento sangran más fácilmente que las grandes lesiones con venas tipo medusa. El número de pequeñas fístulas arteriovenosas con un solo drenaje produce lesiones de mayor grave- dad, aunque su índice de curación con radiocirugía está entre el 95 y el 100%. 8 Conductas terapéuticas R. Deruty y col. 14 dan una serie de elementos ma- durados a través de la larga experiencia de ese grupo en Francia, que debe ser recordado por su lógica y practicidad. Es necesario conocer el estado previo del enfermo utilizando la escala de Karnofski, lo que permite comparar las series y los resultados de ma- nera coherente. De los tres tratamientos posibles –cirugía, radio- cirugía y embolización–, la cirugía, cuya indicación es la exéresis que debe ser total, se basa en general en el antecedente de hemorragia. Debe aclararse que, a diferencia de los aneurismas arteriales, que resangran con rapidez, las MAVs, rara vez resangran antes del año, aunque el riesgo aumentado persiste hasta el quinto año, en que retorna al 3% anual. Entre los métodos que deciden la indicación de exéresis asistida por computación, se toman como parámetros la edad y la historia natural de las MAVs, a lo que se agrega la experiencia del cirujano y la opción por parte del enfermo. Como conclusión puede darse que un sujeto joven (25 a 35 años) debe quedar bajo el límite de 5,5% de mortalidad y de 9% de morbilidad. En enfermo mayor de 55 años, los límites son 2 y 10%, respec- tivamente. Por encima de esos límites no existe be- neficio quirúrgico.
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