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Radiocirugía de las malformaciones arteriovenosas... 605 Estrategia radioquirúrgica Como la definición de una MAV es crítica, las imáge- nes sumadas a la angiografía no deformada son fun- damentales. La secuencia y número de imágenes es importante. Nosotros obtenemos MRI con 190 a 210 imágenes en cortes de 1 mm, y angiografías con secuen- cia de 2, 4 ó 6 imágenes por segundo. La estereoscopia agrega la precisión de la tercera dimensión real. La identificación del núcleo de la MAV, definido como el centro hemodinámico o fisiológico, no siempre es fácil. Para que la irradiación sea exitosa debe tratarse todo el núcleo compuesto por vasos anormales, es decir, el nido de la MAV. Importancia de las otras terapéuticas Es importante que de haber sido embolizada, no se hayan creado otros subcompartimentos que no sólo dificultan el tratamiento, sino que obligan a aumentar la extensión del área de tratamiento ante la duda que generan. Selección de dosis Las dosis deben ser las adecuadas sin excesos y, en función de lo que ahora conocemos, no sobrepasando los valores reconocidos en las áreas de riesgo. La vía óptica puede recibir para nosotros 5 Gy con posibi- lidades de 6 en porciones pequeñas de la misma. El valor de 8 aceptado constituye una aproximación al riesgo de lesión si ocupa parte importante en volumen de la vía óptica. Homogeneidad de dosis Si la dosis puede ser homogénea se generarán menos puntos calientes, que son los que pueden producir edema vasogénico de efecto negativo si no cede con ra- pidez a los tratamientos con corticoides. Deformación de isodósicas: asociando varios tipos de colimadores, o el mismo en diferentes áreas, se puede lograr la deformación de la isodósica de recubrimiento final y abarcar toda la lesión. Esto ocasiona a veces complejas formas de revolución. Blanco único versus múltiples Deben simplificarse los blancos; si son numerosos se aumentan las posibilidades de complicaciones. Hemos llegado a dar seis volúmenes de 2 cm de diámetro cada uno, no intersectantes, con dosis de 20 Gy cada uno sin complicaciones, pero no es una terapéutica aconsejable. Hoy en día sería preferible reducir la dosis final o hacerlo en varias sesiones separadas en el tiempo. Optimización dosimétrica La optimización dosimétrica se hace en referencia a que las zonas sin lesión o que deban ser respetadas por su función o elocuencia deben estar excluidas de dosis alguna. Optimización anatómica El conocimiento de la anatomía estereotáctica en sus mínimos detalles, así como de los vasos reconocidos en estereoscopia constituyen el mejor de los argu- mentos para ayudar al respeto de la anatomía y de las funciones cuyas áreas están allí representadas. 35, 36 En el caso de volúmenes “perfectamente bien definidos, la parte subjetiva y manual de definición del contorno aporta una imprecisión del mismo orden que la determinación automática” 16, 17, lo que señala el límite del empleo de sistemas informatizados para definir los blancos. Definición del nido La definición del nido vascular, sitio crítico a tratar, es resultado de la experiencia y del empleo de todas aquellas formas diagnósticas a nuestro alcance. El error de definición está constituido por el espesor del trazo que lo describe, es decir, de 0,5 mm de cada lado si se considera un volumen esferoidal. Deben sumarse a ello los errores sistemáticos que se asocian, como el del sistema de rotación del acelerador, reducido en los actuales aceleradores a 0,2/ 0,3 mm, lo que hace que el máximo error sea el que deba tenerse en cuenta, es decir, el espesor del trazo manual o de un ordenador que es igual, lo que hace que sumados ambos lados se trabaje con un error máximo aproximado de un milí- metro, lo que justifica las alteraciones biológicas sin casi incidencia en los resultados de todos los equipos internacionales de cualquier origen. El análisis de los casos no curados demuestra que la defectuosa definición de la lesión es factor impor- tante. Otro elemento importante lo constituye la forma compacta o salpicada del nido de la MAV en el tejido cerebral, más que el volumen de la lesión. Los errores se originan en la definición de la lesión, en especial en aquellos casos en que las venas precoces propias de esta patología ocluyen la exacta configu- ración del nido, que puede resultar así parcialmente tratado. En algunos casos, la simple reducción de la dosis en sitios anatómicamente complejos es causa del fracaso del tratamiento. Nuestra dosis mínima varía en relación a la zona de ubicación de la lesión y de los elementos de riesgo por la proximidad de zonas elocuentes. Es importante, al propio tiempo, que la totalidad del nido reciba una dosis homogénea de radiación, evitando los puntos calientes que pueden aumentar el riesgo de hemorragia. La repermeabilización de vasos parcialmente obliterados puede ser causa de hemorragias. Lindquist y Steiner 32 propusieron criterios de obliteración de las MAVs:
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