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Fístulas durales arteriovenosas intracraneanas 617 drenaje son visibles con frecuencia en la tomografia con contraste o por RM. No obstante, una RM normal no puede descartar una FDAV pequeña, con drenaje a venas corticales no dilatadas. Obviamente, la angio- grafía es un estudio requerido en aquellos pacientes con hemorragia intracraneal de origen desconocido. Indicaciones terapéuticas La indicación resulta de la clasificación sintetizada en la Tabla 58.4. • FDAVs Tipo I: drenan al seno con dirección del flujo normal (anterógrado). Presentan un curso benigno siempre, con síntomas funcionales como tinnitus, dolor retroauricular o síntomas ocula- res. No obstante, es muy importante objetivar la permeabilidad del resto de los senos durales y de los patrones de drenaje venoso cortical. Si la fístula dural de seno transverso se localiza en el único seno funcional, puede provocar síntomas de hipertensión intracraneana. Se realiza tratamiento cuando los síntomas son muy molestos para el paciente. Dada la evolución benigna de este tipo de fístulas, el tratamiento no debería tener alto riesgo de morbilidad intrínseca para indicarlo. • FDAVs Tipo IIa: drenan al seno dural con drenaje venoso anterógrado insuficiente o con reflujo a otro seno dural. El reflujo se debe en general a estenosis o trombosis distal a la noxa, aunque también puede ser por el alto flujo de la misma. Este tipo de fístulas pueden provocar síntomas de hipertensión intracraneana, déficit visual, VI par, demencia progresiva, parkinsonismo. El objetivo del tratamiento es la curación o reducir su flujo para lograr un patrón de drenaje venoso cerebral normal, con presión intracraneana normal. • FDAVs Tipo IIb o a+b: drenan a un seno pero con drenaje anterógrado ausente y reflujo a ve- nas corticales o a otros senos. Estos fenómenos pueden provocar hipertensión intracraneana por congestión venosa, convulsiones, infartos venosos o sangrados por reflujo a las venas cor- ticales. Estos riesgos neurológicos hacen que se requiera un tratamiento completo y duradero, siendo la mayoría de las veces la oclusión del seno el mejor tratamiento. • FDAVs Tipos III y IV: drenan a venas corticales sin (tipo III) o con (tipo IV) ectasia venosa(s), asociándose a alto riesgo de hemorragias. Se debe realizar un tratamiento completo, dado que la oclusión subtotal presenta alto riesgo de resangrado. • FDAVs Tipo V: drenan a venas espinales. Dado el alto riesgo de complicaciones, siempre será necesario su tratamiento completo, sin importar la clínica de presentación. En cada caso, tanto la indicación terapéutica como la estrategia deben ser abordadas en forma multidis- ciplinaria, para elegir la mejor estrategia de acuerdo a los síntomas del paciente y al riesgo y tipo de fístula de que se trate. Tratamiento endovascular • Fístulas Tipo I P Tratamiento conservador: Puede seguirse una conducta conservadora cuando el drenaje ve- noso es normal. No obstante, se debe advertir al paciente que ante el aumento o la disminución del tinnitus, dolor de cabeza o retroauricular, vértigo, deterioro visual realice una nueva con- sulta con el fin de realizar angiografía o angioRM para diagnosticar cambios en el drenaje venoso. P Compresión arterial: Puede ser un tratamiento efectivo para la fistulas asintomáticas tipo I o II, aunque actualmente son poco indicadas. 92 La compresión de la arteria carótida (o la arteria occipital) se puede realizar con la mano contra- lateral, con una duración en aumento (de 10 a 30 segundos) y de la frecuencia (de 4 a 6 veces por hora). La compresión es realizada por el paciente sentado o acostado, para evitar traumatismos secundarios a síncopes vagales. Para las fístulas del seno cavernoso se puede realizar compresión del globo ocular. El tratamiento es seguro y pue- de mejorar la sintomatología u ocluir la fístula. Halbach et al. reportaron curación completa en el 22% y mejoría clínica en el 33%. 41 Está contra- indicado en caso de enfermedad ateroesclerótica. P Embolización arterial con partículas: Se realiza bajo anestesia general. Se coloca un microcatéter en el origen de la arteria aferente (arterias menín- gea media, occipital, faríngea ascendente, auri- cular posterior o temporal superficial); se debe mantener un buen flujo a nivel proximal en el pedículo, para evitar espasmo provocado por el cateterismo distal de los vasos. Cuanta mayor oclu- sión se logre, más duradera será la curación. Por otro lado, las aferencias meníngeas provenientes de la arteria vertebral y la carótida interna no pueden ser embolizadas con partículas debido a que el riesgo de esta técnica es muy superior al beneficio potencial. Existen casos de desaparición espontánea de las fístulas 69, luego de compresión carotídea o luego de la embolización parcial o total. No obstante, algunos casos son muy difí- ciles de tratar con reaparición de los síntomas y recanalización angiográfica posterior a una embolización satisfactoria. Se cree que algunas fístulas se encuentran en estado de progresión y otras en estado de regresión. Algunos elementos de mal pronóstico los constituyen la presencia de múltiples pedículos, aferencias de la arteria
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