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El compromiso del sistema nervioso central... 641 Los signos meníngeos ocurren en menos del 5% de los pacientes y esto se explica porque el compromiso es de predominio parenquimatoso y la inflamación de las meninges es rara. En la mayoría de los pacientes con SIDA las manifestaciones clínicas de la toxoplas- mosis tienden a limitarse al SNC. Las neuroimágenes –tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética (RM)– constituyen la base del diagnóstico para los pacientes con sospecha de encefalitis por T. gondii. El 60 a 70% presenta lesiones múltiples, bilaterales, aunque en ocasiones pueden ser únicas. Tienden a localizarse en ganglios basales, lóbulos frontales, parietales y en la sustancia blanca cerebral o en la sustancia gris subcortical. El aspecto es característico, con un área central hipo- densa y refuerzo periférico (en anillo) luego de la administración del contraste endovenoso con edema perilesional. La RM con gadolinio es más sensible que la TC y permite detectar un mayor número de lesiones o mostrar alteraciones no observadas con esta. (Figuras 61.1 y 61.2) Las lesiones múltiples en las neuroimágenes deben orientar hacia la etiología infecciosa, en tanto que las solitarias son sugestivas de linfoma primario del SNC. 8, 9 Las neuroimágenes también se utilizan para el control de la respuesta al tratamiento; la reducción en el tamaño de los abscesos se comprueba en el 90% de los pacientes luego de 2 a 3 semanas de tratamiento y, cuando esto ocurre, se confirma el diagnóstico clínico. 5, 6, 7 El examen de líquido cefalorraquídeo (LCR), cuan- do es posible, sirve sobre todo para excluir otras enfer- medades oportunistas que comprometen el SNC de los pacientes con SIDA (meningoencefalitis tuberculosa o por Cryptococcus neoformans que requieren de la punción lumbar para el diagnóstico). El estudio del LCR en la encefalitis toxoplásmica revela hiperprotei- norraquia en más de la mitad de los pacientes, hipo- glucorraquia y pleocitosis a predomino mononuclear, aunque un estudio normal resulta frecuente y por lo tanto no descarta el diagnóstico. 6 La serología muestra anticuerpos de tipo IgG en el 80 a 90% de los individuos con infección por HIV, y debe solicitarse en la evaluación inicial del pacien- te. Los títulos de estos anticuerpos no sirven para identificar pacientes con infección activa, debido a que en general se comprueban títulos bajos que no se modifican con la reactivación. Los anticuerpos de tipo Ig M no se detectan en general en pacientes con SIDA y encefalitis toxoplásmica y, por lo tanto, no juegan un papel en el diagnóstico de esta complicación. Si bien la serología negativa reduce la probabilidad de que el cuadro neurológico se deba al T. gondii, no lo descarta por completo. 4, 5, 6 Porter S y col.7 comproba- ron que un 16% de pacientes con diagnóstico clínico y un 22% de aquellos con confirmación histológica tuvieron serología negativa para anticuerpos de tipo Ig G por inmunofluorescencia indirecta (IFI). La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) pue- de utilizarse para detectar el DNA del T. gondii tanto en el LCR como en el tejido nervioso. Por último, el diagnóstico se confirma por la biopsia estereotáctica y el estudio histológico que muestra las características ya mencionadas. La toxoplasmosis cerebral es la principal infección oportunista del SNC en pacientes HIV positivos y es una práctica habitual iniciar tratamiento empírico antitoxoplasma, ante un paciente con deterioro de la inmunidad celular y un cuadro de fiebre y/o síntomas neurológicos focales y la presencia de lesiones en la TC o RM compatibles con toxoplasmosis cerebral. 5, 6 El tratamiento de elección en la etapa aguda de la enfermedad es la combinación de pirimetamina y sulfadiazina o clindamicina, con una duración de 6 a 8 semanas o hasta que los estudios de neuroimágenes demuestren la resolución de las lesiones. Los corticoides están indicados en pacientes con lesiones que causan gran edema y/o efecto de masa y que tienen riesgo de enclavamiento cerebral. Deben indicarse durante corto tiempo ya que su utilización prolongada puede contribuir a deteriorar aún más el estado inmunológico del paciente o enmascarar otras patologías, como el linfoma primario del SNC. De elección se utiliza dexametasona a la dosis de 16 a Figura 61.1: Toxoplasmosis: RMN cerebral: corte axial T1 con gadolinio, que evidencia múltiples lesiones corticales y subcorticales con distintos patrones de captación de contraste, correspondientes a T. gondii Figura 61.2: Toxoplasmosis: RMN cerebral: corte sagital con gadolinio que muestra las mismas lesiones
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