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NeuRociRugíA / Basso642 In fe cc io n es 24 mg/día por vía intravenosa. El manitol también puede usarse como antiedematoso durante las prime- ras 48-72 horas de terapia. Finalmente está indicado el uso de anticonvulsivantes, siendo de elección la difenilhidantoína a la dosis de 100 mg, tres veces por día, por vía oral o intravenosa. 4, 5, 6 Como sucede con otras infecciones oportunistas, los pacientes con SIDA y toxoplasmosis recaen con extremada frecuencia si se suspende el tratamiento luego del episodio agudo. Por ello se recomienda continuar con la terapia de mantenimiento una vez superado el episodio inicial. Las recaídas asociadas con la discontinuación de esta terapia de manteni- miento son la regla y se justifican por la incapacidad de los tratamientos actuales para erradicar las formas quísticas del microorganismo. Al igual que ocurre con otros patógenos oportunis- tas, la profilaxis contra T. gondii puede interrumpirse en aquellos pacientes que responden a la terapia anti- rretroviral de alta eficacia (TARGA o HAART, por sus siglas en inglés) con un incremento en su recuento de linfocitos T CD4+ por encima de 200 cel/µL ó 14% y mantienen cargas virales indetectables en por lo menos dos determinaciones consecutivas. Del mismo modo, si el paciente por algún motivo vuelve a descender sus CD4+ por debajo de 100 cel/µL, la profilaxis primaria debe reinstalarse. 6 Enfermedad de Chagas-Mazza La reactivación de la enfermedad de Chagas cróni- ca es infrecuente; sin embargo, las exacerbaciones agudas de la infección crónica por T. cruzi pueden ocurrir en pacientes inmunosuprimidos, en especial en aquellos con compromiso de la inmunidad celular. En pacientes con SIDA, el mayor riesgo de reactivación ocurre cuando los recuentos de linfocitos T CD4+ se encuentran por debajo de 100 cel/µL. 10, 11 Los pacientes chagásicos crónicos que sufren alte- raciones de su respuesta inmune celular, secundaria a enfermedades o tratamientos, pueden presentar una reactivación y desarrollar cuadros clínicos agudos y graves. Esto puede ocurrir en pacientes sometidos a transplantes de órganos sólidos, en los infectados por el HIV y, con menor frecuencia, en otras inmunodefi- ciencias. Estas reactivaciones suelen acompañarse de elevadas parasitemias y se caracterizan por el com- promiso del SNC y el miocardio. 12 En los pacientes con SIDA lo más frecuente es el compromiso del SNC bajo la forma clínica de chagomas o la meningoencefalitis aguda difusa. Los chagomas cerebrales constituyen lesiones focales, en general múl- tiples y con necrosis, indistinguibles clínica y radioló- gicamente de las provocadas por Toxoplasma gondii. En este sentido, algunos estudios han comprobado que la encefalitis necrotizante focal debida a Toxoplasma gondii compromete, con mayor frecuencia, la corteza cerebral y los ganglios basales, mientras que las lesio- nes debidas a Tripanosoma cruzi se localizan en la sustancia blanca y, en ocasiones, se extienden dentro de la corteza. 13 Las hemorragias intralesionales, la existencia de signos de desmielinización y la detección de microorganismos son hallazgos más frecuentes en la enfermedad de Chagas que en la encefalitis por Toxoplasma gondii.13 La meningoencefalitis difusa es menos frecuente como forma de presentación clínica que las lesiones focales, y presenta las características de una me- ningitis parasitaria con abundantes tripomastigotes en el LCR. 15 El compromiso del SNC por T. cruzi, en pacientes con SIDA que presentan un síndrome de masa cere- bral ocupante, obliga al diagnóstico diferencial con la toxoplasmosis y los linfomas primarios del SNC, que son las etiologías más comunes. Los granulomas chagásicos (chagoma) son lesiones únicas o múltiples, de gran tamaño, que captan el contraste formando un grueso anillo de refuerzo periférico con importante edema perilesional y efecto de masa. (Figuras 61.3 y 61.4) Es esencial tener presente que la búsqueda del parásito en estos pacientes es más rentable que en el caso de la toxoplasmosis y ofrece alternativas tera- péuticas valiosas. Por esta razón, aquellos pacientes con SIDA y lesiones neurológicas focales deberán ser estudiados a su ingreso con serología para Chagas y mediante la investigación de parásitos en sangre, a través del microhematocrito, la gota gruesa o el método de triple centrifugación de Strout. 17, 18, 19 Cuando se detecte parasitemia, y tomando las precauciones por la posible hipertensión endocraneana presente, deberá realizarse una punción lumbar con el fin de detectar tripomastigotes en el sedimento del centrifugado del LCR mediante la coloración de Giemsa. El estudio histo- lógico, de muestras obtenidas por biopsia estereotáctica, así como la inmunomarcación permiten confirmar el diagnóstico de encefalitis chagásica. 11, 12, 17, 18 Se en- cuentra en desarrollo la PCR para la detección del DNA del Tripanosoma cruzi en el LCR. Las lesiones focales cerebrales debidas al Tripanosoma cruzi muestran una extensa necrosis hemorrágica con angeítis obliterante e infiltrado perivascular compuesto por células glia- les, macrófagos y células endoteliales con numerosos amastigotes de T. cruzi en su interior. 11, 12 El tratamiento de la enfermedad de Chagas en pa- cientes con SIDA y otras inmunodeficiencias es en general problemático. Las drogas que se utilizan son idénticas a las que se indican en inmunocompententes; de esta manera existen solo dos fármacos efectivos como parasiticidas: el nifurtimox y el benznidazol. 11, 12, 15 Nocardiosis Las infecciones por bacterias del género Nocardia pre- sentan baja incidencia en los pacientes con SIDA, que
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