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1 Terapia cognitiva: Estado actual y futuras orientaciones Aaron T. Beck1 y David J.A. Dozois2 1Departamento de Psiquiatría, Universidad de Pennsylvania, Philadelphia, Pennsylvania; Correo electrónico: abeck@mail.med.upenn.edu 2Departamento de psicología, Universidad de Western Ontario, London, Ontario, Canadá; Correo electrónico:ddozois@uwo.ca Annu. Rev. Med. 2011. 62:2.1–2.13 The Annual Review of Medicine está en línea en med.annualreviews.org Doi de este artículo: 10.1146/annurev-med-052209-100032 Copyright © 2011 Annual Reviews. Todos los derechos reservados Traducción: Lic. Cristina Tenreyro y Lic. Germán Bidacovich Revisión técnica: Dra. Mariana Miracco y Prof. Dr. Eduardo Keegan Palabras clave Vulnerabilidad cognitiva, psicoterapia, resultado del tratamiento, terapia cognitivo-conductual. Resumen La terapia cognitiva es un sistema de psicoterapia con una potente infraestructura teórica, que ha recibido amplio apoyo empírico y posee un gran cuerpo de investigación que acredita su eficacia para una amplia gama de problemas médicos y psiquiátricos. Este artículo ofrece una breve descripción de los componentes conceptuales y prácticos de la terapia cognitiva y destaca algunas evidencias empíricas sobre su eficacia. La terapia cognitiva (a menudo denominada genéricamente terapia cognitivo-conductual) es eficaz tanto sola como combinada con medicación, y provee profilaxis contra recidivas y recurrencias. 2 ______________ Esquema cognitivo: Una estructura cognitiva bien organizada, de información almacenada y recuerdos, que forma la base de convicciones acerca del sí mismo y los otros. ______________ VISIÓN GENERAL Desde sus inicios hace más de 45 años (1-3), la terapia cognitiva ha sido impulsada por la teoría. Específicamente, los objetivos de Beck para desarrollar y evaluar este sistema de psicoterapia involucraron un plan general: a) para la construcción de una teoría completa de la psicopatología que surge claramente en el enfoque del tratamiento, b) para investigar el apoyo científico de la teoría y c) para probar la eficacia de las intervenciones terapéuticas (3,4). La teoría y la terapia cognitivas se desarrollaron primero para la depresión (1, 2) y más tarde se aplicaron sistemáticamente a la prevención del suicidio (5), (6) los trastornos de ansiedad, los trastornos de la personalidad (7), el abuso de sustancias (8) y más recientemente a la esquizofrenia (9, 10). La terapia cognitiva (TC), usualmente llamada terapia cognitivo-conductual (TCC), está ahora ampliamente presente en programas de formación en psicología, psiquiatría, medicina, trabajo social, enfermería y otras profesiones de la salud que valoran la práctica basada en la evidencia (11). La TC/TCC ha sido descrita como "el sistema de psicoterapia que más rápidamente ha crecido y el más intensamente investigado en la escena contemporánea” (12, p.332). Este artículo presenta un breve resumen de los aspectos conceptuales, prácticos y empíricos de la TC. Después de destacar algunos de sus conceptos básicos y la investigación referente a la teoría cognitiva de Beck, analizamos el enfoque global del tratamiento y repasamos la literatura sobre su eficacia. Concluimos con el esbozo de algunas orientaciones para futuras investigaciones. LA TEORÍA COGNITIVA La teoría cognitiva se basa en la presunción de que el procesamiento de la información es crucial para la supervivencia y adaptación humanas. Sin la habilidad para procesar la información sobre el medio ambiente, sintetizarla y formular un plan para interactuar con él, no sobreviviríamos. El sistema cognitivo (o procesamiento de la información) está intrincadamente ligado a otros repertorios afectivos, motivacionales y conductuales. Cada uno de estos repertorios, o sistemas, cumple una función individual y también funciona en sincronía hacia estrategias coordinadas, meta-orientadas (por ejemplo, acercarse a lo placentero, evitar el dolor) (13, 14). La respuesta de pelea y fuga, por ejemplo, surge a partir de cuatro sistemas (13): cognitivo (percepción de amenaza), afectivo (sentimientos de ansiedad o ira), motivacional (impulso para afrontar o evitar el estímulo amenazante) y conductual (la aplicación de la acción). En esta construcción se supone que el inicio de un trastorno en particular (p. ej., trastorno de pánico) ocurre cuando estos sistemas cambian de un estado bastante estable a un estado altamente activado. En el ejemplo del trastorno de pánico, esto puede ocurrir cuando se activa la respuesta de lucha-escape por "falsas alarmas" (p. ej., una falsa percepción de las sensaciones corporales como perjudiciales para el organismo). La teoría cognitiva sugiere que lo psicopatológico se caracteriza por la activación de un conglomerado de creencias disfuncionales, significados y recuerdos relacionados o sucesivos que operan en coordinación con el afecto, la motivación, el comportamiento y las respuestas fisiológicas. Los diferentes trastornos psicopatológicos se asocian con sesgos específicos que influyen en la manera en que un individuo incorpora y responde a la nueva información. Según el modelo de Beck (1-3, 6, 15, 16), la evaluación cognitiva de estímulos internos o externos influye y es, a su vez, afectada por los otros sistemas. Así, aunque la cognición desempeña un papel clave en este modelo (es decir, la asignación de significado es crucial para comprender el comportamiento desadaptativo), se reconoce que los problemas de salud mental implican una compleja interacción de diversos sistemas relacionados entre sí (17). Dentro del sistema cognitivo existen diferentes niveles de cognición, que van desde pensamientos superficiales a esquemas cognitivos "más profundos" (18, 19). Los esquemas cognitivos son estructuras organizadas de información que contienen las percepciones de los individuos acerca de sí mismo y de otros, objetivos, expectativas y recuerdos. Estos elementos están bien organizados dentro de la estructura cognitiva (20) e influyen sobre la proyección, codificación, clasificación e 3 _________________ Modelo de diátesis-estrés: Una teoría psicológica que predice que los trastornos psiquiátricos son el resultado de la interacción entre una predisposición (por ejemplo, diátesis genéticas, cognitivas) y sucesos vitales negativos. Cuando una vulnerabilidad subyacente es fuerte, menos estrés es necesario para desencadenar el comportamiento o trastorno; cuando la predisposición es débil, una mayor cantidad de estrés, por lo general, es necesaria antes para que un individuo desarrolle el trastorno. Pensamientos automáticos: El flujo de cogniciones (derivadas de los esquemas activados) que surgen en nuestra vida cotidiana y no son acompañados por deliberación directa o volición. ____________ interpretación de los estímulos entrantes y la recuperación de información almacenada. Los esquemas son adaptativos en tanto pueden llevar a cabo un procesamiento eficiente de la información; sin embargo, pueden contribuir a producir psicopatología cuando están sesgados negativamente, son desadaptativos, rígidos y se perpetúan a sí mismos. Se cree que los esquemas cognitivos desadaptativos se desarrollan durante los períodos tempranos de la vida y se tornan cada vez más consolidados y organizados a medida que nuevas experiencias son asimiladas dentro de la estructura de creencias existente (3, 15). Las experiencias de un apego temprano pobre y otros eventos adversos (por ejemplo, maltrato infantil) pueden contribuir al desarrollo de un sistema de creenciasdesadaptativas. La teoría cognitiva es esencialmente un modelo de diátesis-estrés. En otras palabras, es posible tener un sistema de creencias desadaptativas y no presentar síntomas, mientras no se active el esquema cognitivo (y los sistemas relacionados). Una vez activado por eventos externos, drogas u otros factores endócrinos, sin embargo, el esquema cognitivo desencadena una cascada de sesgos de procesamiento de la información (1, 4, 15, 16, 18). Estos pueden ser de atención, memoria o distorsiones interpretativas. Por ejemplo, los individuos con trastornos de ansiedad se perciben a sí mismos como vulnerables y al mundo como peligroso. Tales individuos prestan atención selectivamente a la información relacionada con una amenaza a expensas de la información que es incompatible con la amenaza o que sugiere que uno tiene recursos personales para afrontarla. Una persona que es vulnerable a la depresión, para considerar otro ejemplo, puede tener una creencia subyacente de que no es una persona querible. Esta creencia puede llegar a ser especialmente relevante cuando circunstancias adversas activan un esquema negativo subyacente. Tal individuo puede entonces prestar atención selectivamente y recordar información consistente con esta visión negativa de sí mismo (por ejemplo, prestar atención a las señales que sugieren que no es querido y minimizar la información que es incompatible con esa creencia). La activación de un esquema cognitivo desadaptativo, junto con los consiguientes sesgos de procesamiento de la información, también es evidente en niveles de información más superficiales o lo que denominamos como “pensamientos automáticos”. Este término se refiere al flujo de pensamientos positivos y negativos que se ejecuta a través de la mente de un individuo sin deliberación directa y consciente. Aunque estos pensamientos son más superficiales y próximos a una situación dada que otros niveles de cognición, están funcionalmente relacionados con creencias y esquemas más profundos y parecen surgir cuando diferentes aspectos de su sistema de creencias centrales se activan. Cuando se activan los esquemas cognitivos negativos, como ocurre en la depresión, no son solo identificables sino que se puede demostrar que tienen influencia en el procesamiento de la información, como lo demuestran los sesgos cognitivos, e impacto en el desarrollo de los síntomas. Cuando un episodio depresivo ha remitido, se desactivan los esquemas negativos (o viceversa). Otro aspecto del modelo de Beck es la especificidad de contenido (16,17). Es decir, experiencias emocionales y formas de psicopatología diferentes se relacionan con un perfil cognitivo único o un conjunto de creencias (ver cuadro 1 para ejemplos de sesgos sistemáticos asociados con diferentes trastornos). Por ejemplo, la depresión se relaciona con pensamientos y creencias con respecto a pérdida personal, privación y fracaso (15). Las personas con ansiedad clínicamente significativa tienden a sobrestimar la probabilidad de riesgo, mientras que simultáneamente subestiman sus recursos para hacer frente a amenazas potenciales. Se ven a sí mismos como vulnerables, al mundo como peligroso y al futuro como potencialmente catastrófico (6). Una persona con trastorno de personalidad dependiente tiene una visión de sí mismo como débil, impotente e incompetente (7). La literatura empírica ha dado considerable apoyo a diversos aspectos de la teoría cognitiva de Beck. Cientos de estudios han demostrado que los individuos filtran la información y responden a 4 Tabla 1. Perfil cognitivo de los trastornos psicológicos (14) Trastorno Sesgo sistemático en el procesamiento de información Depresión Visión negativa de sí mismo, del presente y del futuro Hipomanía Visión extremadamente positiva de sí mismo y del futuro Trastorno de ansiedad Sensación de peligro físico o psicológico Trastorno de pánico Interpretación catastrófica de las experiencias corporales y mentales Fobia Sensación de peligro en situaciones específicas, evitables Estado paranoide Atribución de sesgo a otros Histeria Concepto de anormalidad sensorial o motora Obsesión Alarma repetida o dudas acerca de la seguridad Compulsión Rituales para protegerse de la amenaza percibida Comportamiento suicida Desesperanza e ineficiencia en solución de problemas Anorexia nerviosa Miedo a ser gordo Hipocondría Atribución de trastorno médico grave los estímulos de manera coherente con sus creencias y supuestos pre-existentes. Algunas investigaciones también han demostrado que los sesgos cognitivos negativos preceden al desarrollo de ansiedad (p. ej., 21) y de los síntomas depresivos (p. ej., 22). Se ha obtenido evidencia que apoya la idea de que hay distintos niveles de cognición que trabajan en sincronía para afectar las respuestas emocionales y conductuales, y que una experiencia emocional o trastorno clínico pueden ser caracterizados por un conjunto único de creencias y pensamientos automáticos (es decir, contenido específico, ver 16, 18). La investigación empírica también ha apoyado la organización del esquema (p.ej., 18), su activación (p. ej., 23) y la contribución de la vulnerabilidad cognitiva a la incidencia de trastornos psiquiátricos (p. ej., 24). LA TERAPIA COGNITIVA La TC se basa en tres proposiciones principales (25, 26): Hipótesis de acceso: con entrenamiento, motivación y atención apropiados, una persona puede llegar a ser consciente de los contenidos y el proceso de su pensamiento. Hipótesis de mediación: la forma en que los individuos piensan, interpretan y construyen eventos influencia sus respuestas emocionales y de comportamiento. Hipótesis de cambio: los individuos pueden llegar a ser más funcionales y adaptativos modificando intencionalmente sus respuestas cognitivas y de comportamiento a las circunstancias que enfrentan. La terapia cognitiva es un proceso estructurado y colaborativo que ayuda a las personas a considerar la exactitud y utilidad de sus pensamientos a través de procesos de exploración (determinando su sistema de significado idiosincrásico y sus creencias desadaptativas), examen (revisión de la evidencia a favor y en contra de una creencia particular, teniendo en cuenta las interpretaciones o explicaciones alternativas) y experimentación (prueba de la validez de su sistema de creencias) (27). Este enfoque general se utiliza tempranamente en terapia para apuntar a cogniciones más próximas y superficiales (por ejemplo, pensamientos automáticos, actitudes disfuncionales) y en sesiones posteriores para modificar estructuras cognitivas más profundas y creencias centrales. La TC no es la sustitución de pensamientos negativos por positivos; por el contrario, pretende ayudar a las personas a cambiar sus valoraciones 5 cognitivas, insalubres y desadaptativas, por otras basadas en la evidencia y adaptativas. Esencialmente, los pacientes aprenden a ser investigadores científicos de su propio pensamiento, para tratar los pensamientos como hipótesis y no como hechos y poner estos pensamientos a prueba. Conceptualizar una creencia como una hipótesis proporciona una oportunidad para probar su validez, brinda a los pacientes la posibilidad de considerar explicaciones alternativas y les permite distanciarse de un pensamiento para permitir un examen más objetivo (11). Los pacientes aprenden a modificar sus pensamientos para que sean congruentes con la evidencia existente. Cuando los pensamientos están alineados con la evidencia, y existen sentimientos negativos, el terapeuta cognitivo ayuda a los pacientes a lidiar con las secuelas emocionales mediantela introducción de estrategias de afrontamiento, desarrollo de habilidades y resolución de problemas. Los terapeutas cognitivos ayudan a los pacientes a moverse a través del proceso de exploración, examen y experimentación empleando el empirismo colaborativo, el descubrimiento guiado y el diálogo socrático. El empirismo colaborativo significa que el paciente y el terapeuta se convierten en colegas tanto en determinar los objetivos para el tratamiento como en la investigación de los pensamientos del paciente. Se utiliza métodos de descubrimiento guiado para ayudar a los pacientes a poner a prueba su propio pensamiento a través de experimentos y observaciones personales, en lugar de usar la persuasión. A través de este proceso, los pacientes son capaces de “pasar del modo convicción al modo cuestionamiento" (28, p. 216). Además, mediante el diseño colaborativo de nuevas experiencias de puesta a prueba (llamados experimentos conductuales), los pacientes son capaces de adquirir una perspectiva diferente sobre sí mismos y sus situaciones (14). El diálogo socrático es un método de descubrimiento guiado en el que el terapeuta hace una serie de preguntas cuidadosamente secuenciadas para ayudar al paciente a definir problemas, identificar los pensamientos y creencias, examinar el significado de los acontecimientos o evaluar las ramificaciones de comportamientos o pensamientos particulares. La TC tiene un tiempo limitado. La duración promedio de la TC en estudios clínicos es entre 12 y 24 sesiones semanales, aunque hay más variabilidad en la práctica cotidiana (25). Las sesiones iniciales a menudo se centran en mejorar la alianza terapéutica, identificar los problemas específicos que hicieron que el paciente solicitara tratamiento, introducir al paciente en el enfoque cognitivo de la psicopatología y aliviar los síntomas a través de estrategias conductuales. En este momento, el terapeuta juega un papel más activo que el paciente. A medida que la terapia progresa, el énfasis cambia de la mejoría de los síntomas al examen y la modificación de los patrones de pensamiento del paciente, y así el paciente asume un papel más activo en la identificación de problemas y sus soluciones y el desarrollo de las tareas. Generalmente se espacia las sesiones hacia el final de la terapia para que el paciente pueda consolidar ganancias y aumentar su seguridad en la aplicación de las habilidades recién aprendidas. Con frecuencia se programan sesiones de refuerzo uno o dos meses después del final de la terapia. La asignación de tareas (también llamadas planes de acción) es un componente importante de la TC. Estas tareas proporcionan oportunidades para mejorar el dominio y generalización de las destrezas aprendidas en la sesión semanal de terapia mediante su aplicación en el "mundo real" y mejoran el resultado del tratamiento (29). Las técnicas específicas usadas en TC tienden a variar dependiendo de la patología a tratar y la formulación del caso. Típicamente incluyen (a) establecer la relación terapéutica, (b) estrategias para el cambio conductual, (c) estrategias de reestructuración cognitiva, (d) modificación de esquemas y creencias centrales y (e) prevención de la recaída/recurrencia. Dado que no es posible describir la ciencia y el arte de la TC en este breve artículo (los lectores interesados encontrarán análisis más detallados en 11, 14, 25, 30), en su lugar ofrecemos un breve resumen de estos cinco componentes. La relación terapéutica es un ingrediente clave de todas las psicoterapias, incluyendo la TC. Parece haber una relación bidireccional entre la percepción del paciente de la alianza terapéutica 6 y el resultado: la conexión entre paciente y terapeuta puede facilitar el cambio, y el cambio en los síntomas, a su vez, mejora el vínculo entre paciente y terapeuta (11). Muchas de las variables interpersonales básicas, comunes a otras psicoterapias (p. ej., calidez, empatía adecuada, consideración positiva incondicional) sirven como fundamento importante para el cambio cognitivo y sintomático. Como Beck et al. (15) señalaron, sin embargo, estas características "en sí mismas son necesarias pero no suficientes para producir un efecto terapéutico óptimo" (p. 45). Se utilizan estrategias conductuales para poner a prueba y modificar los pensamientos automáticos y supuestos y facilitar el nuevo aprendizaje. En un experimento conductual, por ejemplo, un paciente puede predecir un resultado basado en sus pensamientos automáticos y creencias, llevar a cabo un comportamiento acordado y evaluar las pruebas en el contexto de los resultados de este nuevo experimento. Un enfoque relacionado es la puesta a prueba de hipótesis que tienen componentes cognitivos y conductuales. A un residente que insiste, "No soy un buen médico," por ejemplo, se le puede pedir que haga una lista de las características o criterios para ser un buen médico (p. ej., capacidad de establecer rapport; conocimientos; capacidad de toma de decisiones bajo presión). El "experimento" entonces supone la recolección de datos mediante la supervisión de su comportamiento y los aportes de colegas y supervisores que pueden ayudar a modificar esta convicción (p.ej., "soy un buen médico para mi nivel de experiencia y formación") (14). Otras técnicas conductuales se utilizan para alterar el sistema de refuerzo del paciente (de tal modo aumentando el placer o la maestría), habituarse a los estímulos temidos (terapia de exposición), relajación (relajación muscular progresiva) o prepararse para situaciones futuras (ensayo conductual). Dado que estas estrategias se utilizan para fomentar el cambio cognitivo, el terapeuta evalúa rutinariamente las percepciones, pensamientos y conclusiones del paciente después de cada experimento (14). También se utilizan estrategias de reestructuración cognitiva para ayudar a los pacientes a identificar y poner a prueba la validez de sus cogniciones. Una técnica importante para la obtención y evaluación de los pensamientos automáticos negativos es el Registro Diario de Pensamientos (RDP). Las anotaciones en el RDP constan de tres columnas que representan la situación encontrada, la emoción o síntomas experimentados y los pensamientos asociados. Una vez que los pacientes son capaces de identificar los pensamientos automáticos que llevan la mayor carga emocional, puede comenzar el proceso de responder nuevamente a estos pensamientos (o ponerlos a prueba). Este proceso implica, a menudo, escribir la evidencia que se refiere a una creencia en particular y el desarrollo de un pensamiento alternativo que incorpora los hechos que inciden en la creencia. Al anotar un evento de activación, los pensamientos que median y la subsiguiente respuesta emocional, el paciente que mantiene un RDP logra mayor objetividad y distanciarse mejor de sus pensamientos. Las pruebas relativas a una creencia en particular se examinan luego mediante descubrimiento guiado y empirismo colaborativo. Específicamente, se les hace a los pacientes una serie de preguntas, como: "¿cuál es la evidencia a favor o en contra de esta creencia?” “¿Cuáles son las alternativas para pensar en esta situación?" "Si mi mejor amigo o ser querido supiera que yo tengo este pensamiento, ¿qué me diría?" "¿Qué significaría sobre mí aún si este pensamiento fuera cierto?" (25, 30 – 32). A partir de este análisis de la evidencia, luego se les enseña a los pacientes a generar pensamientos alternativos que incorporan la evidencia y llevan a un cambio en su experiencia emocional. Si un pensamiento dado es incompatible con el peso de la evidencia objetiva sobre el tema (por ejemplo,"no soy querible"), el terapeuta ayuda al paciente a modificar y volver a alinear su pensamiento de modo que se base en la evidencia y, en consecuencia, sea más adaptativo y útil. A veces también se utiliza la recolección de más información, o el llevar a cabo un experimento conductual para poner a prueba una determinada creencia. 7 Después de varias sesiones con el RDP, el terapeuta y el paciente pueden notar un patrón consistente en los tipos de pensamientos automáticos que son registrados. Esto es debido a que los pensamientos automáticos y las distorsiones cognitivas (por ejemplo, "si fallo en X, entonces no soy valioso") están funcionalmente relacionadas con convicciones y esquemas más profundos. Se supone que la modificación de estos esquemas y creencias básicas produce el cambio más generalizable y mayor prevención de recaídas (33,34). Estas creencias "más profundas" son probadas y reconfiguradas mediante el diálogo socrático y el descubrimiento guiado, juegos de rol, experimentos conductuales y otras estrategias de cambio (11, 15, 25, 30). Las sesiones de fin de tratamiento se centran en la consolidación de las habilidades aprendidas y en la prevención de la recaída/recurrencia. Esto incluye, entre otras cosas, ajustar gradualmente las sesiones y distanciarlas en el tiempo, revisar las estrategias de tratamiento que se utilizaron y fueron más útiles, crear un plan para el futuro, hablar de sentimientos acerca de la terminación de la terapia, preparar para contratiempos, identificar posibles desencadenantes de recaídas y asegurar que el paciente haga atribuciones internas para el cambio. EVIDENCIA EMPÍRICA PARA LA TERAPIA COGNITIVA La TC/TCC es una de las psicoterapias más activamente investigadas (35) y ha recibido apoyo empírico consistente para una serie de problemas y trastornos de salud mental (36, 37). Nos centramos en primer lugar en la eficacia de la TC para la depresión, ya que se ha estudiado más extensamente, y también destacamos los hallazgos para otros trastornos psiquiátricos y enfermedades médicas. La TC para la depresión unipolar Se ha publicado más de 75 estudios clínicos y numerosos meta-análisis sobre la TC para la depresión unipolar (35). Para un episodio agudo de depresión, la respuesta que se logra con la TC es similar a la conseguida con la terapia conductual (38), otros tratamientos psicológicos confiables (39) y antidepresivos, y todos estos resultados son superiores al placebo (véase 27,40). Los primeros hallazgos (41) que sugerían que la TC no era eficaz para la depresión severa (42) han generado una considerable controversia entre los investigadores y la percepción de que la TC no es eficaz para la depresión severa ha persistido a pesar de datos convincentes que sugieren lo contrario (ver 11 para revisión). DeRubeis et al. (43), por ejemplo, realizaron un meta-análisis en el que combinaron los datos de cuatro ensayos relacionados y encontraron que la TC es tan eficaz como los antidepresivos (imipramina y nortriptilina) para el tratamiento de personas seriamente deprimidas. Estudios más recientes también han demostrado que la TC y la farmacoterapia (paroxetina) son igualmente eficaces para la depresión severa (44, 45). El peso de la evidencia sugiere que la TC/TCC es eficaz para la depresión, aunque sigue siendo posible que el efecto pueda estar algo sobreestimado como consecuencia del sesgo de publicación (por ejemplo, el efecto “cajón de escritorio”; ver 46). Además de su eficacia para la fase aguda del trastorno depresivo mayor, la TC también lleva ventaja, en comparación con los antidepresivos, para la prevención de la recaída. Gloaguen y cols. (47), por ejemplo, reportaron que el riesgo promedio de recaída (basado en períodos de seguimiento de uno a dos años) era el 25% después de TC, en comparación con el 60% después de medicación antidepresiva. Algunos estudios también indican que los pacientes que reciben solo TC no tienen más probabilidades de recaída después del tratamiento que los que continúan recibiendo medicación (45, 48). Hollon et al. (45) encontraron resultados iguales entre medicamentos y TC en la fase aguda del tratamiento, pero menor tasa de recaída para TC en comparación con medicación continua. Los estudios que han examinado los mecanismos potenciales para los beneficios profilácticos de la TC son consistentes con esta idea. Parece que la TC y los antidepresivos pueden cambiar ciertos aspectos del pensamiento negativo (tales como procesamiento de información, pensamientos automáticos y las actitudes disfuncionales; por ejemplo, 22, 33) pero que la TC puede modificar algunas 8 estructuras cognitivas "más profundas" (p.ej., activación reducida del pensamiento negativo después de la manipulación 1 de un estado de ánimo negativo en la TC en relación con la farmacoterapia) que dan lugar a la recaída y la recurrencia (23, 33, 34, 49). Varios estudios también han evaluado cambios de neuroimágenes en terapia cognitiva (50). Goldapple et al. (51), por ejemplo, examinaron las respuestas neurobiológicas a la TC (en pacientes ambulatorios deprimidos no medicados) y compararon estos hallazgos con una muestra independiente de individuos tratados con inhibidores de la recaptación de serotonina (IRSS). Se obtuvieron cambios diferenciales antes versus después del tratamiento en la actividad metabólica del cerebro (medida por tomografía de emisión de positrones) en individuos tratados con TC en comparación con aquellos tratados con medicación antidepresiva. Estos investigadores proponen que un mecanismo terapéutico de arriba hacia abajo (cortical- límbico) puede haber estado activo durante la TC, mientras que un mecanismo de abajo hacia arriba (sistema límbico cortical) puede haber estado activo en el tratamiento con antidepresivos. TC para otros trastornos psiquiátricos Butler et al., (35) revisaron meta-análisis de resultados del tratamiento con TC/TCC para una variedad de trastornos psicológicos. Se identificó un total de 16 meta-análisis metodológicamente rigurosos realizados entre 1967 y 2004, que involucraron a 9.995 participantes en 332 estudios. Su punto de vista se centró en el tamaño del efecto encontrado por estudios que compararon los resultados de la TC/TCC con resultados de los grupos de control, proporcionando una visión general de la eficacia de la TC/TCC. Se obtuvieron grandes efectos para los pacientes con depresión unipolar, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, ansiedad 1 Un estado de ánimo negativo es inducido instando a los participantes de la investigación a pensar en un momento triste de su vida, escuchar música triste, etcétera. social e internalización de problemas en la niñez (el último incluye trastornos depresivos, ansiosos y somáticos). Se encontraron efectos moderados en pacientes con tratamiento para malestar en la pareja, ira, trastornos somatomorfos de la infancia y dolor crónico. Se obtuvieron efectos pequeños para la reincidencia en agresores sexuales. La TCC también demostró resultados prometedores como complemento de la medicación para la esquizofrenia (10). Epp y Dobson (40) recientemente revisaron la literatura sobre resultados del tratamiento para la CT/TCC y resumieron los datos meta-analíticos según eficacia absoluta (el grado en que la TCC demuestra un resultado superior a la ausencia de tratamiento, los controles de lista de espera o tratamiento usual), eficacia en relación con la farmacoterapia y eficacia comparada con otras formas de psicoterapia (ver tabla 2). Se ha acumulado considerable apoyo empíricosobre la eficacia de la TC/TCC. Para algunos trastornos (p. ej., ansiedad, bulimia nerviosa), la evidencia es suficiente como para sugerir que la TC/TCC sea considerada el tratamiento de elección. La literatura también sugiere que la TC/TCC es al menos tan eficaz como la medicación para una gama de problemas, aunque no se encentraron comparaciones directas con algunos trastornos (p. ej., trastorno bipolar, psicosis) para las que la TC/TCC se utiliza como complemento (25). Los meta-análisis de la TC/TCC para el tratamiento de la esquizofrenia, depresión grave y trastorno bipolar fueron menos positivos (52), sugiriendo que la TC/TCC no es más eficaz que las intervenciones no específicas para el tratamiento de la esquizofrenia, aunque ciertas fallas metodológicas en el meta-análisis tienden a debilitar los hallazgos (53). CT para enfermedades médicas La TC/TCC también es eficaz para el tratamiento de la ansiedad y la depresión que son comórbidas con problemas médicos (54). Además, un número de estudios clínicos controlados aleatorizados han reportado beneficios de la TC/TCC para una amplia gama de enfermedades físicas, incluyendo dolor crónico, dolor de espalda, trastornos del sueño, fatiga y deterioro funcional relacionado con cáncer, ansiedad relacionada con la salud, artritis reumatoide, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, síndrome de colon irritable, 9 Tabla 2. Resumen de los hallazgos de eficacia por trastorno o problema (40) Eficacia relativa Eficacia Eficacia relativa a otras Trastorno Tratamiento absoluta a la medicación psicoterapias Depresión unipolar TCC + + ≃ Trastorno bipolar TCC + = Fobia específica Exposición y reestructuración cognitiva ++ + + Fobia social Exposición y reestructuración cognitiva ++ ≃ ≃ Trastorno obsesivo compulsivo Exposición y prevención de la respuesta y reestructuración cognitiva + + Trastorno de pánico Exposición y reestructuración cognitiva ++ ≃ + Trastorno por estrés postraumático crónico Exposición y técnicas cognitiva + = Trastorno de ansiedad generalizada TCC + + + Bulimia nerviosa TCC + + + Trastorno por atracón TCC + = Anorexia nerviosa TCC + + = Esquizofrenia TCC + + Conflictos maritales TCC + ≃ Ira y ofensas violentas TCC + Delitos sexuales TCC + -** + Dolor crónico TCC + ≃ Trastorno límite de la personalidad TCC + ≃ Trastornos por consumo de sustancias TCC + = Trastornos somatomorfos TCC + + + Dificultades para dormir TCC + + + Símbolos: El espacio en blanco indica insuficiente o nula evidencia; -, evidencia negativa; +, evidencia positiva; =, equivalencia aproximada; ++, tratamiento de elección; ≃ evidencia contradictoria; TCC, eficacia de componentes específicos desconocidos; *, La TCC se usa generalmente como un complemento a la medicación en estos trastornos; **, eficacia relativa a tratamientos físicos (ejemplo, castración quirúrgica y tratamientos hormonales). hipertensión, acúfenos, dolores de cabeza, disfunciones sexuales y varias condiciones neurológicas (54, 55). La TC/TCC ha demostrado eficacia para un número de variables psicológicas (p. ej., malestar, actitudes, adherencia a los regímenes de tratamiento, mejor afrontamiento del dolor) así como de índices fisiológicos que se ven afectados por el estrés (por ejemplo, presión arterial baja, mejor respuesta inmune; ver referencia 54 para revisión). Para algunas enfermedades, ha habido un número suficiente de estudios para garantizar 10 revisiones sistemáticas y meta-análisis. Esta literatura muestra varios beneficios biopsicosociales de la TC/TCC para el dolor de espalda (56, 57), hipocondría (58), síndrome del intestino irritable (59), fatiga crónica (58, 60), fibromialgia (61), dolor de cabeza (62), insomnio (63, 64), adaptación al cáncer (65, 66), y el manejo de la diabetes (67). RESUMEN Y DIRECCIONES FUTURAS Se ha acumulado considerable evidencia empírica que apoya la teoría y la práctica de la TC, y este modelo se ha ampliado con el tiempo al incorporar evidencias de la ciencia cognitiva experimental y la neurociencia (13, 16, 68). Por otra parte, varios informes oficiales del Reino Unido y los Estados Unidos han recomendado el uso de la TC/TCC para un número de patologías psiquiátricas comunes (4). A pesar de estas recomendaciones de tratamiento y la riqueza de la investigación subyacente a la TC, esta no es una panacea para todos los problemas de salud mental (p. ej., 69). Por ejemplo, intervenciones más puramente conductuales a veces son tan eficaces como la TC/TCC para la depresión y la ansiedad en estudios clínicos sobre resultados de la psicoterapia. Es importante señalar, sin embargo, que el uso de intervenciones conductuales ha sido siempre parte integrante de la TC misma (15). Además, la teoría postula que no importa cuál sea el tratamiento utilizado (o si la mejora se produce a través de la remisión espontánea), también se han de normalizar las creencias negativas. De hecho, Harmer et al. (22) recientemente encontraron que la administración de medicación antidepresiva modulaba el procesamiento emocional en personas deprimidas con anterioridad a los cambios en su estado de ánimo o síntomas. Tal idea apoya la primacía de la cognición en el cambio terapéutico y es consistente con la idea de que hay infinidad de formas en las que se modifica la cognición. Además de alterar el procesamiento de la información, sin embargo, sostenemos que la TC también produce cambios en los niveles de cognición (23, 33) "más profundos" y que poner como meta esta profundidad del cambio puede explicar las tasas de recaída menor en TC con respecto a la medicación. Hay un número de futuras direcciones importantes para este campo. Durante el último par de décadas, hemos presenciado un enorme aumento de estudios longitudinales multionda 2 que han apoyado el modelo de diátesis-estrés de vulnerabilidad cognitiva (18). Los investigadores también comprenden mejor las interacciones genes-ambiente en el contexto de la psicopatología. Por ejemplo, se ha encontrado una relación replicable entre el procesamiento cognitivo negativo y la versión corta del gen transportador de serotonina (68). Es necesario un trabajo empírico adicional para aclarar más cómo los factores genéticos, neurofisiológicos, ambientales y cognitivos contribuyen a la psicopatología y para comprender las intrincadas relaciones entre los sistemas: cognitivo, afectivo, motivacional, y de comportamiento. La investigación futura sin duda también clarificará los mecanismos importantes de cambio en TC. Algunos estudios, de hecho, sugieren que el cambio cognitivo es un mediador importante del cambio sintomático (11, 19,33), pero se necesita investigación adicional para asegurar que estos hallazgos sean robustos y, si lo son, para determinar qué estrategias (y dosis psicoterapéuticas) producen el cambio cognitivo más estable. Se han hecho enormes avances en la comprensión, evaluación y mejoramiento de la TC en las últimas cuatro décadas y media. Creemos que un progreso similar se realizará en el futuro al mejorar nuestra base de conocimiento de la vulnerabilidad cognitiva y optimizar la administración de la TC. 2Múltiples puntos de evaluación, no solo una intervención pre- y post. 11 RESUMEN 1. La TC/TCC es el sistema contemporáneo de psicoterapia con crecimiento más rápido y más investigado. 2. La literatura empírica ha proporcionado un apoyo considerable a la teoría cognitiva y la terapia de Beck. 3. Las tres proposiciones principales de la TC son la hipótesis de acceso (es posible para los individuos tomar conciencia de los contenidos y del procesode su pensamiento), la hipótesis de la mediación (la manera en que individuos piensan sobre sí mismos y sus circunstancias impacta las respuestas emocionales y conductuales posteriores) y la hipótesis de cambio (al modificar las respuestas cognitivas y conductuales, un individuo puede ser más funcional y adaptativo). 4. Las principales técnicas empleadas en TC se centran en el establecimiento de la relación terapéutica, las estrategias de cambio conductual, la reestructuración cognitiva, la modificación de creencias básicas y esquemas y la prevención de la recaída y recurrencia. 5. Una ventaja clave de la TC es que efectivamente trata el episodio agudo de los trastornos psiquiátricos (con o sin medicación) y provee una profilaxis contra la recaída. DECLARACIÓN DE DIVULGACIÓN Aaron T. Beck es presidente emérito del Beck Institute for Cognitive Therapy, una organización sin fines de lucro. Beck no tiene ningún interés financiero en esta organización. BIBLIOGRAFÍA 1. Beck AT. 1963. Thinking and depression 0.1. Idiosyncratic content and cognitive distortions. Arch. Gen. Psychiatry 9:324–33 2. Beck AT. 1964. Thinking and depression. 2. Theory and therapy. Arch. Gen. Psychiatry 10:561–71 3. Beck AT. 1976. Cognitive Therapy and the Emotional Disorders. New York: Int. Univ. Press. 346 pp. 4. Beck AT. 2005. The current state of cognitive therapy: a 40-year retrospective. Arch. Gen. Psychiatry 62:953–59 5. Beck AT, Resnik HLP, Lettieri DJ, eds. 1974. The Prevention of Suicide. Bowie, MD: Charles Press 6. Beck AT, Emery G, Greenberg RL. 1985. Anxiety Disorders and Phobias: A Cognitive Perspective.New York: Basic Books 7. Beck AT, Freeman A, Davis D, et al. 1990. Cognitive Therapy of Personality Disorders. New York: Guilford 8. Beck AT, Wright FD, Newman CF, et al. 1993. 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