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Doing TCC (2016) A Comprehensive Guide to Working with Behaviors, Thoughts, and Emotions David Tolin Nueva York, Guilford Capítulo 4 Tengo un mal sentimiento. El sistema emocional y cómo puede perturbarse Traducción: Psicóloga Alicia Facio La emoción es una etiqueta amplia que a veces se usa para referirse no sólo a los sentimientos sino también a sus procesos cognitivos y conductuales asociados. Para nuestros propósitos, sin embargo, utilizaremos una definición más estrecha para poder separar los componentes del proceso patológico nuclear. Usaremos dos factores para definir una emoción: un estado emocional subjetivo (cómo "etiquetamos" lo que estamos sintiendo -triste, asustado, enojado, etc.-) y sensaciones fisiológicas (lo que experimentamos en nuestros cuerpos -pesadez, taquicardia, tensión muscular, etc.) Los estados emocionales subjetivos y las sensaciones fisiológicas tienden a ir juntos de maneras bastante predecibles. Algunas asociaciones comunes entre estados de sentimientos subjetivos y sensaciones fisiológicas se muestran en la Tabla 4.1. Sin embargo, hay muchas excepciones notables a esta regla. • Muchas personas experimentan sensaciones físicas que asociamos con el miedo, como taquicardia, sudar, respirar con dificultad, etc., pero no etiquetan subjetivamente su sentimiento como "miedo". • Muchas personas tienen un sentimiento subjetivo "enojado", pero no exhiben las sensaciones fisiológicas asociadas, como la tensión muscular, el aumento de la frecuencia cardíaca, etc. • Aún otras personas reportarán un sentimiento subjetivo "ira", pero exhibirán sensaciones fisiológicas consistentes con otra emoción, como el miedo. CUADRO 4.1. Sensaciones fisiológicas comunes en estados negativos de sentimiento subjetivo Sentimiento Temor o ansiedad Tristeza Enojo Sensaciones fisiológicas • Taquicardia • Sudoración • Dificultad para respirar • “Mariposas” en el estómago • Hormigueo • Sensación de pesadez • Fatiga • Dolor de cabeza • Dolor abdominal • Taquicardia • Cara roja • Tensión muscular A veces estas discrepancias están influidas por factores sociales, como cuando los "machos" no quieren admitir que tienen miedo (Pierce & Kirkpatrick, 1992). En otros momentos, la discrepancia se produce porque no siempre somos buenos para identificar y etiquetar exactamente cómo nos sentimos. En otros, la discrepancia se produce porque los estados subjetivos y las sensaciones fisiológicas sólo están ligeramente correlacionadas; simplemente no son una pareja perfecta. Entonces, la presencia de ciertas sensaciones fisiológicas podría plantear una hipótesis sobre un estado emocional, pero no debemos suponer que la presencia de ciertas sensaciones fisiológicas (como el aumento del ritmo cardíaco y la sudoración) "prueban" que la persona está experimentando tal emoción (como el miedo). La sensación subjetiva y las sensaciones fisiológicas son importantes, y aunque a menudo se aparean de forma esperable, a veces no lo hacen. Ninguno de los dos es necesariamente más "correcto" que el otro; solo son diferentes aspectos de la experiencia emocional que deben tenerse en cuenta. Los investigadores de la emoción han sugerido que todos los seres humanos tienen un conjunto de emociones básicas innatas: alegría, tristeza, miedo, ira y asco (Ekman, 1992a; Izard, 1977). Estas emociones básicas se asocian con distintos patrones de actividad neuronal (Barrett & Wager, 2006), actividad fisiológica (Levenson, 1992) y expresiones faciales (Ekman, 1992b). A medida que crecemos y desarrollamos una mayor autoconciencia, adquirimos emociones más complejas, como embarazo, envidia y empatía. A medida que maduramos más y desarrollamos una comprensión de las reglas y expectativas de la sociedad, desarrollamos emociones aún más complejas, como orgullo, vergüenza y culpa (para una revisión, ver M. Lewis, 2000). ¿Qué hace desadaptadas a las emociones? Puede ser tentador pensar que las emociones desagradables como el miedo, la tristeza y la ira son intrínsecamente desadaptadas y que las emociones placenteras como la alegría son intrínsecamente adaptativas. Pero esto no es necesariamente cierto: pase un tiempo con un paciente en un episodio maníaco y obtendrá una buena visión de la felicidad desadaptada. Es más útil pensar si la emoción ayuda a la persona a funcionar mejor (adaptativa) u obstaculiza su funcionamiento (disfuncional). Deterioran el funcionamiento, en lugar de ayudarlo Figura 4.1 Gráfico de la ley Yerkes-Dobson Las emociones adaptativas pueden mejorar nuestro desempeño. Un ejemplo clásico de este fenómeno es la centenaria ley de Yerkes-Dodson (Yerkes y Dodson, 1908). De acuerdo con este principio, la activación emocional puede mejorar el desempeño, probablemente incrementando el interés, la concentración y la motivación. Después de todo, la emoción muy baja podría manifestarse como aburrimiento o falta de interés, lo que probablemente hará que uno no se desempeñe bien. Sin embargo, esto sólo es cierto hasta cierto punto: cuando los niveles de activación son demasiado altos, el rendimiento disminuye a medida que la atención, la memoria y la solución de problemas comienzan a deteriorarse. Como ejemplo, muchos artistas informan que un poco de "miedo escénico" en realidad les ayuda a hacer un mejor trabajo. Su ansiedad anticipatoria los energiza, los enfoca en la tarea que tienen entre manos y los motiva a dar lo mejor de sí mismos. Pero a medida que aumenta el nivel de la emoción, se sufren formas crecientemente invalidantes de ansiedad de rendimiento. En tales casos, la ansiedad los lleva a olvidar lo que se supone que deben estar haciendo, aleja su atención de la tarea y la lleva hacia estímulos que provocan ansiedad y los incita a conductas de evitación. Esta relación curvilínea entre la emoción y el rendimiento se muestra en la Figura 4.1. Son inflexibles o desproporcionadas Las emociones inadaptadas pueden aumentar y disminuir un poco, pero a menudo no remiten con un cambio de circunstancias (por ejemplo, un acontecimiento agradable puede crear una disminución momentánea de la tristeza pero no la eliminará). Como ejemplo, las personas con trastorno depresivo mayor muestran menos reacción emocional a los estímulos positivos o negativos, en comparación con las personas no deprimidas (Rottenberg, Gross, y Gotlib, 2005). Sus emociones son menos sensibles a la influencia externa. Por el contrario, las emociones adaptativas fluctúan más fácilmente según las circunstancias (por ejemplo, un acontecimiento agradable nos hará más felices y uno desagradable, más tristes). La intensidad de las emociones adaptativas es apropiada para la situación (por ejemplo, nuestro nivel de tristeza variará dependiendo de si hemos perdido $5 o si murió un ser querido). Las emociones pueden volverse inadaptadas cuando no guardan proporción con la situación (por ejemplo, nos sentimos intensamente tristes incluso cuando la mayoría de la gente considera que el suceso negativo es menor). Las emociones inadaptadas a menudo juegan un papel importante en los trastornos mentales. Así por ejemplo: • Ana, que sufre de ataques de pánico, experimenta un miedo disfuncional. • Cristina, nuestra paciente deprimida, experimenta tristeza disfuncional. • Isabel, a quien se le diagnosticó un trastorno límite de la personalidad, experimenta un miedo, tristeza e ira disfuncionales en distintos momentos. • Laureana, nuestra paciente con esquizofrenia paranoide, experimenta un miedo disfuncional. • Blaise, quien está luchando contra la adicción, experimenta sensaciones fisiológicas de activación, a pesar de que no podría etiquetarlo subjetivamente como un sentimiento determinado. • Shari, nuestra paciente bulímica, siente asco disfuncional después de un episodio de atracones. Sus pacientes pueden tener estas mismas emociones, o pueden no tenerlas. El diagnóstico del paciente puede ayudarnos a generar una hipótesis sobre las emocionesque la persona experimenta, pero no lo garantiza. Algunas personas con trastorno depresivo mayor, por ejemplo, no informan que subjetivamente se sienten tristes. ¿De dónde vienen las emociones? Recuerde que el proceso patológico nuclear consiste en la interacción entre los factores cognitivos, emocionales y conductuales. Todo afecta todo dentro de ese proceso (ver Figura 4.2). Las emociones son influidas por las interpretaciones Como discutimos en el Capítulo 3, lo que creemos puede afectar mucho cómo nos sentimos. Es probable que los pensamientos sobre la amenaza lleven a la emoción miedo. Los pensamientos sobre la pérdida pueden llevar a la emoción tristeza. Los pensamientos sobre los errores del pasado probablemente lleven a la emoción culpa. Los pensamientos sobre las transgresiones percibidas de los demás probablemente lleven a la emoción ira. Si los pensamientos de uno giran habitualmente en torno a estos temas, las emociones tienden a persistir y volverse más intensas. Sin embargo, es un error concluir que todas las emociones son causadas por pensamientos. Hay otros caminos hacia la emoción (Zajonc, 1984). Como veremos más adelante en este capítulo, las emociones a veces son generadas por pensamientos (p. ej., la actividad de los lóbulos frontales del cerebro), mientras que otras veces la información sensorial va directamente a partes emocionales del cerebro, como la amígdala, pasando por alto los lóbulos frontales (LeDoux y Phelps, 2000). Eso es importante para las conceptualizaciones de casos. A veces, los sentimientos simplemente aparecen y, a veces, son el resultado de nuestras interpretaciones. Las emociones son influidas por los comportamientos Como vimos en el Capítulo 2, nuestros comportamientos afectan cómo nos sentimos. Evitar genera miedo. El retraimiento engendra tristeza. La agresión engendra ira. Así como nuestras emociones pueden cambiar nuestro comportamiento, nuestro comportamiento puede cambiar nuestras emociones. Las emociones son influidas por sesgos en el procesamiento de la información En el Capítulo 3, revisamos cómo los sesgos en la atención y la memoria pueden ejercer un fuerte impacto en cómo nos sentimos. Atender selectivamente a los estímulos amenazadores mientras no se atiende a estímulos más benignos puede provocar y aumentar los sentimientos de temor y ansiedad. Recordar de manera selectiva las experiencias desafortunadas o decepcionantes mientras no se recuerdan las experiencias más felices puede provocar y aumentar los sentimientos de tristeza. FIGURA 4.2. Entradas y salidas de las emociones Son influidas por EMOCIONES E influyen en • Pensamientos • Pensamientos • Conductas • Conductas • Sesgos en Procesamiento Información • Sesgos en Procesamiento Información • Condicionamiento Clásico • Aprendizaje Vicario Las emociones son influidas por el condicionamiento clásico Un camino importante a la emoción (aunque fácil de pasar por alto) es el condicionamiento clásico. En el Capítulo 2 hablamos sobre el condicionamiento operante, que es un proceso mediante el cual se pueden aprender conductas manifiestas. El condicionamiento clásico, por su parte, se refiere a un proceso mediante el cual pueden aprenderse las emociones y las reacciones fisiológicas. En esencia, el condicionamiento clásico ocurre cuando una respuesta fisiológica refleja (por ejemplo, una reacción emocional) se empareja (se asocia) con un estímulo que no provocaba previamente esa reacción. Ivan Pavlov (1927) realizó los estudios originales sobre el condicionamiento clásico usando perros (ver Figura 4.3). Los perros tienen una tendencia natural (refleja) a salivar cuando se les presenta comida. Por lo tanto, los alimentos se denominan estímulos no condicionados (es decir, "no aprendidos"), y la salivación se denomina respuesta no condicionada. Los perros no salivan naturalmente cuando suena una campana. Pavlov emparejó los dos estímulos (la comida y la campana) presentándolos a los perros al mismo tiempo, una y otra vez. Finalmente, los perros comenzaron a salivar cada vez que se tocaba la campana, a pesar de que no se les ofrecía comida. La campana ahora se llama estímulo condicionado (que significa "aprendido"), y la salivación ahora se llama respuesta condicionada. En resumen, para los perros, la campana significaba comida, y la comida significaba que era hora de babear. Figura 4.3 Un ejemplo de condicionamiento clásico ¿Qué tiene que ver toda esto de la saliva con las emociones? Al igual que los reflejos físicos como la salivación, las emociones pueden ocurrir en forma automática hacia algunos estímulos. Si, por ejemplo, un perro agresivo me amenaza, es un respuesta natural sentir miedo. Nadie tiene que enseñarme a tener miedo de eso. Entonces el perro agresivo es un estímulo incondicionado, y mi miedo es una respuesta incondicionada. Pero después de que eso suceda, ahora podría sentir miedo incluso cuando miro la imagen de un perro o cuando hablo de un perro. Debido a mi aprendizaje, ahora tengo el mismo tipo de respuesta emocional a las palabras y las imágenes que la que tengo hacia un perro agresivo real que me esté amenazando. Las palabras y las imágenes se han convertido en estímulos condicionados y mi miedo, en una respuesta condicionada. FIGURA 4.3. Un ejemplo de condicionamiento clásico. Hace casi un siglo, John Watson ilustró este fenómeno de una manera bastante desagradable con un bebé apodado "Albertito". Alberto inicialmente no mostró miedo ante un ratón blanco. Cuando Watson hizo un ruido fuerte al mismo tiempo que presentaba un ratón blanco, Alberto naturalmente experimentó malestar psicológico. Finalmente, Alberto se angustiaba cada vez que se presentaba el ratón, incluso cuando no se acompañaba con el ruido. Alberto había desarrollado una respuesta emocional condicionada, en la que el ratón era el estímulo condicionado y el miedo, la respuesta condicionada (Watson y Rayner, 1920). Ahora, nos es fácil imaginar cómo puede funcionar el condicionamiento clásico en el caso de las fobias específicas, como el miedo a los ratones, los perros o las serpientes. Pero también aparece en otros trastornos emocionales (Mineka & Oehlberg, 2008). • Nuestra paciente Melisa fue abusada sexualmente por su padrastro, quien repetidamente la atacaba en su cama por la noche. A través del condicionamiento clásico, ella podría desarrollar una respuesta temerosa a su padrastro, o tal vez a hombres parecidos a él. Probablemente podría tener miedo de estar sola en su habitación por la noche. Esa es la parte directa. Pero con el tiempo, los temores de Melisa se extendieron a través de un proceso llamado generalización del estímulo. A medida que crecía, comenzó a temer no sólo a su padrastro y a los hombres que se parecían a él, sino también a los hombres en general. Con el tiempo, incluso se volvió temerosa y desconfiaba de todas las personas. Y sus temores no permanecieron confinados al dormitorio de su niñez donde fue asaltada. Con el tiempo, se volvió temerosa de los lugares oscuros en general, incluso en su casa. Comenzó a temer estar sola en casa sólo por la noche al principio, pero luego también durante el día. (Esto le sucedió a Albertito, también: con el tiempo, comenzó a temer no sólo a los ratones blancos, sino también a objetos similares, como un conejo blanco, un perro, incluso una máscara de Santa Claus con una barba blanca). Cada vez que Melisa afronta una de estas cosas, tiene un sentimiento de miedo y una variedad de síntomas de activación fisiológica. Entonces, naturalmente, comenzó a evitar estas cosas y se volvió cada vez más limitada en sus acciones. Con el tiempo, comenzó a "cerrarse" como una forma de tratar de controlar sus reacciones de miedo. • Blaise, que es adicta a la cocaína, siempre la usaba con un grupo particular de amigos, generalmente en la casa de uno de ellos. La casa tiene un aspecto particular, olores y sonidos. Entonces, con laexperiencia repetida, Blaise comenzó a asociar los sentimientos que le producía la cocaína con la apariencia, el olor, los sonidos, etc. de esa casa y con las personas con las que ella usaba. No es de extrañar, entonces, que esa casa, esas personas, o esos olores le provoquen la necesidad de usar. La necesidad de usar se había convertido en una respuesta condicionada, asociada con el estímulo condicionado amigos y casa. Blaise también usa cocaína cuando se siente aburrida. Aquí está otra vez el condicionamiento clásico: con el tiempo, el aburrimiento se vuelve un estímulo condicionado y su deseo de usar, su respuesta condicionada. Prueba esto Puedes ver los efectos del condicionamiento clásico en ti mismo. Piensa en exprimir un limón. Di la palabra limón. ¿Qué notas que sucede físicamente? Si te encuentras produciendo más saliva, eso es un condicionamiento clásico en acción. Los limones naturalmente causan salivación, lo que es un estímulo incondicionado y una respuesta incondicionada. Pero las palabras y las imágenes mentales naturalmente no causan salivación. (Trate de decir la palabra limón a un bebé y vea qué sucede. Nada). La razón por la cual esta imagen mental y palabra lo hacen salivar es porque usted ha aprendido, a través de la experiencia, a asociarlas con limones reales. Entonces ahora la palabra limón y la imagen mental del limón son estímulos condicionados y su salivación es una respuesta condicionada. • Nick y Juana, nuestra pareja perturbada, han tenido repetidas discusiones por teléfono. Cada vez, terminan la llamada sintiéndose intensamente enojados. Ahora, cuando suena el teléfono y Juana ve que llama Nick, comienza a sentir rabia antes de siquiera contestar el teléfono. La llamada telefónica de Nick se ha convertido en un estímulo condicionado y su enojo, en una respuesta condicionada. Aquí hay una experiencia que tuve hace un tiempo. Mi madre me estaba visitando, y por alguna razón, estaba realmente irritado con ella. (Amo a mi mamá, no me juzgues). Salí a cortar el césped. Recuerdo haber rodeado un árbol en particular en el jardín mientras me sentía realmente molesto. ¡La semana siguiente, cuando estaba cortando el césped otra vez, di la vuelta al mismo árbol y me encontré sintiéndome irritado de nuevo! La fuente original de mi irritación se había ido, entonces, ¿por qué me sentía así? Una respuesta posible es que la experiencia molesta con mi madre fue el estímulo incondicionado, la situación (cortar el césped alrededor de ese árbol en particular) sirvió como un estímulo condicionado, y mi reacción emocional fue una respuesta condicionada. Entonces, el simple hecho de estar en un entorno que previamente se asoció con una emoción puede provocar una experiencia emocional similar. Lo que cambia aquí es que, a diferencia de Albertito o de alguien con TEPT, el condicionamiento clásico no fue la causa original de mi emoción. Mi madre no me golpeó junto a un árbol, lo que me provocó una reacción emocional a los árboles. El condicionamiento clásico estaba detrás del mantenimiento de mi emoción. Debido a que me había sentido de cierta manera en cierta circunstancia, más tarde esa circunstancia fue capaz de provocar algunos de los mismos sentimientos. Podemos ver que el proceso también sucede en algunos de nuestros pacientes: • Nick a menudo está enojado con Juana. Mientras conduce desde su trabajo hasta su casa (donde está Juana), comienza a sentir que sus músculos se tensan, aprieta los dientes y su rostro se contorsiona en una mueca. Ha estado tan enojado en casa que los estímulos asociados con ella provocan una respuesta emocional condicionada. Curiosamente, si le preguntamos a Nick por qué se sentía enojado, podía darnos una respuesta como: "Creo que fue porque recordaba lo desagradable que ella fue conmigo ayer". Pero podemos ver que esto no es necesariamente cierto. Cuando sentimos algo, tendemos a buscar una explicación. La ira de Nick en este momento en particular fue el resultado de un proceso de condicionamiento, pero como no era consciente de eso, creó una racionalización post-hoc: encontró una "razón" que no era la verdadera causa de la emoción. • Ana ha experimentado ataques de pánico recurrentes, el primer signo de los cuales es un aumento de la frecuencia cardíaca. Ahora, parece que cada vez que aumenta su ritmo cardíaco, experimenta sensaciones parecidas al pánico. También ha tenido fuertes ataques de pánico en el centro comercial local; ahora, el simple hecho de estar en el centro comercial hace que surjan las sensaciones de pánico. Como en el caso de Nick, haber tenido emociones fuertes en un contexto particular es suficiente para desencadenar la misma respuesta emocional. Curiosamente, cuando le preguntamos a Ana por qué sentía pánico, ella responde: "No tengo idea. Los sensaciones vinieron de la nada". Pero podemos ver que no vinieron de la nada: fueron el resultado de un proceso de condicionamiento que ocurrió fuera de su conciencia. • Samuel, que sufre de insomnio, habitualmente se acuesta en la cama, preocupado. Ahora, simplemente meterse en la cama parece aumentar sus sentimientos de ansiedad. Debido a que ha apareado la cama con tantas preocupaciones, la cama se ha convertido en un estímulo condicionado y la ansiedad, en una respuesta condicionada. Las emociones son influidas por el aprendizaje vicario Uno no tiene que ser mordido por un perro para desarrollar miedo a los perros. Sólo mirar a alguien mordido (en persona o por televisión) o enterarse de alguien que fue mordido puede ser suficiente para desarrollar una respuesta emocional condicionada. Cualquiera que haya visto la película "Tiburón" y luego haya sentido miedo de nadar en el océano sabe de lo que estoy hablando. Nos referimos a desarrollar una respuesta emocional viendo a otros como aprendizaje vicario. De hecho, el solo hecho de estar cerca de otras personas que muestran una respuesta emocional particular a un estímulo dado, especialmente durante nuestros años de desarrollo, puede llevarnos a una respuesta similar. Nuestra paciente Susana, que tiene ansiedad generalizada, fue criada por un padre con ansiedad crónica, que reaccionaba a todo con una expresión de miedo, tensión o terror. Con el tiempo, Susana desarrolló respuestas emocionales similares. ¿Qué hacen las emociones? Las emociones afectan las interpretaciones Hemos visto cómo los pensamientos pueden influir en las emociones, cómo se muestra para Anna en la Figura 4.4. Cuando Ana piensa: "Tengo un ataque al corazón", experimenta mayor taquicardia, mareos y miedo. Tenga en cuenta, sin embargo, que la causalidad puede ir en ambas direcciones. Así como las interpretaciones de Ana aumentan su activación fisiológica, su activación también influye en sus interpretaciones. Cuanta más activación fisiológica experimente, más creerá que realmente está muriendo. Se convierte en un círculo vicioso. Vemos, entonces, que las emociones de una persona pueden fortalecer sus creencias preexistentes o "probarlas". Esto está relacionado con la distorsión cognitiva del razonamiento emocional que discutimos en el Capítulo 3: creemos que algo es verdadero porque lo sentimos. Las emociones afectan las conductas En el Capítulo 2 vimos cómo las emociones están asociadas con varias tendencias de acción. Estas tendencias de acción a menudo trabajan a nuestro favor. Cuando nos sentimos tristes, la tendencia a reducir la velocidad nos permite mirar con más atención las situaciones. Nuestra expresión afectiva de tristeza (por ejemplo, el llanto) indica a los demás que hay un problema y provoca un comportamiento de ayuda. Cuando nos sentimos enojados, tenemos una tendencia a la acción para generar una respuesta fuerte y sostenida a situaciones difíciles. La expresión afectiva de la ira puede inhibir el mal comportamiento de los demás. Cuando sentimos miedo, nuestra tendencia de acción es escapar de la amenaza. Del mismo modo, la expresión afectiva delmiedo señala a los demás la presencia de una amenaza. Incluso una emoción como la vergüenza tiene un propósito. Cuando sentimos vergüenza, nuestra tendencia a la acción es aumentar nuestra conformidad y cohesión social, adquirir mejores habilidades y competencias (para revisiones, ver Frijda, 1987; Izard y Ackerman, 2000; Lowe y Ziemke, 2011). Entonces las emociones y sus tendencias de acción asociadas son básicamente una buena cosa. Sin embargo, también hay momentos en los que debemos inhibir esas tendencias de acción, para no escaparnos de todo lo que parezca aterrador o golpear a todos los que nos hagan enojar. Cuando fallamos en anular las tendencias de acción emocionales, a menudo terminamos con un exceso o un déficit de conducta. FIGURA 4.4. Proceso patológico central de Ana. +++ La ciencia detrás La idea de que las emociones son causadas por pensamientos e interpretaciones ha sido el pilar de la teoría cognitiva durante mucho tiempo (p. ej., A. T. Beck et al., 1979). La "primacía de la cognición" ha sido tema de debate por largo tiempo (por ejemplo, R. S. Lazarus, 1984; Zajonc, 1984). La investigación nos dice que a veces los pensamientos causan emociones, pero no siempre. Existe buena evidencia de que las emociones pueden ser provocadas independientemente de la evaluación cognitiva (al menos el tipo de evaluación de la que hablamos en terapia). La presentación subliminal de estímulos evocadoras Componente emocional Miedo Taquicardia Componente conductual Escapar Buscar protección Componente cognitivo "Estoy teniendo un ataque al corazón" de emociones (por ejemplo, presentar una imagen tan rápidamente que la persona ni siquiera sabe conscientemente lo que vio) puede provocar activación fisiológica (Esteves, Parra, Dimberg, y Ohman, 1994) e influir el comportamiento (Chen y Bargh, 1999). Curiosamente, los "estados de ánimo misteriosos" provocados por la presentación del estímulo subliminal pueden confundirse fácilmente con otra cosa; por ejemplo, una persona podría atribuir equivocadamente sus sentimientos de ira al comportamiento de su esposa, cuando en realidad fue provocada por algo completamente diferente (Chartrand, van Baaren, y Bargh, 2006). Cuando sentimos algo, buscamos una explicación, y a veces esa explicación no es exacta. Los estudios neurobiológicos de una emoción –el miedo- demuestran que hay dos vías de información distintas a la amígdala, que reside en el sistema límbico y comúnmente se considera el "centro de miedo" del cerebro. Una ruta, llamada la "ruta lenta", va desde el tálamo (donde llega la información perceptual) a través de la corteza frontal y luego hasta la amígdala. La "ruta rápida", por otro lado, va directamente del tálamo a la amígdala, pasando por alto la corteza frontal (LeDoux y Phelps, 2000). Uno podría argumentar que lo mismo sucedería para cualquier emoción: a veces, la emoción está mediada por el pensamiento (la actividad de la corteza frontal), y otras veces no, simplemente parece "suceder" por razones que la persona no puede entender, porque los centros emocionales del cerebro están siendo activados por otros medios más rápidos. La hipotética calle de mano única desde los pensamientos hasta las emociones también resulta no ser verdadera: las emociones impactan en los pensamientos. La hipótesis del afecto como información sugiere que nuestras emociones son una fuente de información que utilizamos para determinar qué pensar acerca de las cosas. Entonces, si algo te produce una sensación cálida y suave en tu cuerpo, es probable que tengas pensamientos favorables al respecto. Por otro lado, si algo hace que se te levante el vello en la parte posterior del cuello y que aprietes la mandíbula, es probable que tengas pensamientos desfavorables al respecto. En un estudio, las manipulaciones de miedo versus enojo durante una discusión de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 llevaron a los encuestados a cambiar sus estimaciones del riesgo de ataques adicionales, así como sus actitudes sobre las políticas de represalia (Lerner, Gonzalez, Small, & Fischhoff, 2003). En otro estudio, simplemente escuchar música triste mientras se estaba parado en la parte inferior de una colina para escalar llevó a los participantes a sobreestimar la pendiente de la colina (Riener, Stefanucci, Proffitt y Clore, 2011), literalmente, haciendo montañas de granos de arena. A nivel biológico, la hipótesis del marcador somático (Bechara y Damasio, 2007) sugiere que los sentimientos juegan un papel crítico en el juicio y la toma de decisiones. La corteza prefrontal ventromedial (CPFVM) transmite información sobre las sensaciones corporales (sentimientos) a otras regiones del cerebro que participan en la toma de decisiones (pensamiento). Cuando las personas tienen dañada la CPFVM, es decir, cuando no tienen la capacidad de incorporar información sobre los sentimientos en sus juicios, aunque parecen completamente intactas cognitivamente, toman decisiones erróneas repetidamente (Bechara, Damasio, Damasio y Anderson), 1994). En muchos casos, los excesos y los déficits conductuales representan un intento de sentirse mejor, o un intento de detener o hacer desaparecer lo que percibimos como causa del malestar. Podemos ver un ejemplo de esto en el proceso patológico central de Ana (ver Figura 4.4). Ana experimenta la sensación fisiológica de aumento del ritmo cardíaco y el sentimiento de miedo. Su respuesta conductual es intentar algún tipo de escape de la situación (en este caso, abandonar el centro comercial) y también tratar de reducir su malestar llamando a un ser querido y buscando consuelo. En otras ocasiones, Ana ha tratado de escapar de las incómodas sensaciones fisiológicas respirando profundamente, respirando en una bolsa de papel, bebiendo agua o tomando una benzodiacepina. En todos estos casos, su respuesta conductual es una reacción directa a la emoción disfuncional y refleja su intento de sentirse mejor o escapar de los estímulos que le producen malestar. Algunas reacciones conductuales comunes a las emociones se muestran en la Tabla 4.2. Sin embargo, al igual que con todo, recuerde que siempre hay excepciones. No hay una correspondencia de uno a uno entre la emoción y el comportamiento. Muchas personas, por ejemplo, pueden sentir miedo pero no se involucran en conductas de evitación o escape. De manera similar, muchos pueden involucrarse en un comportamiento agresivo sin que informen sentimientos de enojo. Entonces nunca podemos asumir la presencia de una emoción a partir de un comportamiento, ni podemos asumir la presencia de un comportamiento a partir de una emoción. En el mejor de los casos, estas relaciones comunes nos ayudan a generar hipótesis que deben verificarse. TABLA 4.2. Reacciones conductuales comunes a las emociones Sentimiento Temor o ansiedad Tristeza o depresión Enojo Respuestas conductuales • Evitación • Escape • Disminución de la actividad • Agresión • Agitación Las emociones afectan el procesamiento de la información Las emociones crean sesgos en el procesamiento de la información. Puedes recordar el sesgo de congruencia con el estado de ánimo que vimos en el Capítulo 3, en el que las emociones ejercen un fuerte impacto en el procesamiento de la información. Específicamente, hay efectos bien documentados de la emoción en la atención, la memoria y las funciones ejecutivas (procesos cognitivos de orden superior como razonamiento, flexibilidad al enfocar una tarea, resolución de problemas y planificación, R. Elliott, 2003). Puedes ver que este fenómeno ocurre en muchos de nuestros pacientes: • A medida que Melisa, que sufre de trastorno de estrés postraumático, se vuelve cada vez más temerosa, el sesgo de su atención hacia la información amenazante aumenta. • A medida que Cristina, nuestra paciente deprimida, se vuelve cada vez más triste, sus recuerdos de pérdidas y fracasos pasados se vuelven másclaros, y ella es menos capaz de recordar las experiencias positivas. • A medida que Blaise, nuestra paciente que abusa de sustancias, se siente más ansiosa y agitada, su capacidad para hacer planes disminuye, al igual que su capacidad para inhibir los impulsos y pensar en las consecuencias. Ahora, no me malinterpretes. No estoy sugiriendo que las emociones sean malas, o que las emociones necesariamente perjudiquen la función cognitiva. No somos robots, después de todo. De hecho, como hemos visto, las emociones son críticas para el juicio efectivo y la toma de decisiones. Recuerde la ley de Yerkes-Dodson: una cantidad moderada de una emoción puede ser adaptativa y útil, pero cuando el "volumen" de esa emoción aumenta demasiado, el rendimiento comienza a sufrir. . La ciencia detrás Las personas recuerdan mejor la información que es consistente con su estado de ánimo actual: las personas en un estado de ánimo positivo tienden a recordar más acontecimientos positivos y los califican de manera más positiva; las personas en estado de ánimo negativo tienden a recordar más acontecimientos negativos y los califican de manera más negativa (Bower, 1981; Eich, 1995). La emoción puede hacer que la persona asigne desproporcionadamente recursos atencionales a estímulos que consistentes con la emoción. Un excelente ejemplo de este fenómeno es la "atención al arma": las personas que presencian un crimen tienden a concentrar su atención en el arma en manos del perpetrador, excluyendo otros estímulos menos amenazantes, como la cara del perpetrador (Loftus, Loftus y Messo, 1987). Las personas con hambre asignan una atención desproporcionada a las señales relacionadas con los alimentos (Mogg, Bradley, Hyare y Lee, 1998). La presencia de un sentimiento o de ciertas sensaciones fisiológicas puede hacer que un individuo esté "a la pesca" de cosas relacionadas con su estado emocional, creando un sesgo atencional. Se ha demostrado que la activación emocional excesiva afecta adversamente las funciones ejecutivas. Las personas en estado activado tienden a involucrarse en una solución de problemas más pobre, revisan las alternativas menos a fondo y toman decisiones impulsivas (Keinan, 1987). Tienden a ser menos capaces de inhibir las acciones impulsivas como comer, fumar, ir de compras o postergar las cosas (Pham, 2007). Lo Esencial Las emociones se componen de sentimientos y sensaciones fisiológicas (MÁS COMPONENTES CONDUCTUALES Y COGNITIVOS, QUE AQUÍ EL AUTOR RECORTA). -Cierto grado de emoción es útil, pero las emociones se vuelven desadaptadas cuando perjudican el funcionamiento. -Las emociones son influidas por las interpretaciones, comportamientos y sesgos en el procesamiento de la información. -Las emociones se pueden adquirir a través del condicionamiento clásico, en el que un estímulo previamente neutral se asocia con un estímulo emocionalmente evocador. -Las emociones pueden ser influidas por el aprendizaje vicario. -Las emociones influyen en nuestros pensamientos, conductas y procesamiento de la información. Términos y definiciones clave Aprendizaje vicario: Adquirir una respuesta emocional condicionada observando las experiencias de otra persona. Condicionamiento clásico: un proceso por el cual se aprenden respuestas emocionales, en el cual los estímulos se asocian entre sí y pueden provocar la misma reacción emocional. Emoción: se define aquí como un sentimiento y / o sensación (es) fisiológica (s). Estímulo condicionado: un estímulo al que la persona ha aprendido a reaccionar de una manera particular. Estímulo incondicionado: un estímulo al que la persona reacciona naturalmente de una manera particular, sin ningún aprendizaje previo. Generalización del estímulo: el proceso mediante el cual un rango más amplio de estímulos desarrolla la capacidad de provocar una respuesta emocional condicionada. Racionalización post-hoc: Explicar una respuesta emocional después de ocurrida intentando darle una explicación. Respuesta condicionada: la reacción aprendida de una persona a un estímulo. Respuesta emocional condicionada: una respuesta emocional que se adquiere a través del condicionamiento clásico (emparejamiento de un estímulo con otro). Respuesta incondicionada: la reacción emocional o fisiológica natural de una persona ante un estímulo, sin ningún aprendizaje previo.
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