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Maleval Acerca de la estructura autista

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Conferencia en el Departamento de Autismo y psicosis en la infancia 
 
Acerca de la estructura autista 
 
Jean- Claude Maleval 
 
Silvia Elena Tendlarz: Bienvenidos a nuestra segunda reunión ampliada, del 
Departamento de Autismo y Psicosis en la Infancia. Nuestro invitado: es 
Jean-Claude Maleval, creo que ya muchos lo conocen por distintos textos y 
trabajos dentro del psicoanálisis. Jean-Claude Maleval es psicoanalista, 
miembro de la Ecóle de la Cause Frieudienne, miembro de la Asociación 
Mundial de Psicoanálisis y profesor de Psicopatología de la Universidad de 
Rennes. Es autor de muchos libros que circulan por Buenos Aires: Locura 
Histérica y Psicosis Disociativa, Lógica del Delirio y Forclusión del Nombre 
del Padre: Hay un sin número de artículos que se encuentran en distintos 
idiomas: Hoy nos va presentar un anticipo de su próximo libro que se va a 
llamar El autista y la voz, y la presentación de hoy la va a titular "Acerca de 
la Estructura Autista". Maleval va a hablar en francés y yo voy a hacer la 
traducción simultánea. 
 
Las características estructurales del autismo 
Jean-Claude Maleval: En relación al autismo, "existe una contante de este 
tipo clínico", afirma Asperger, donde lo esencial resta invariable. ¿Qué hay 
de constante en el autismo? "La soledad y la fijeza" responde Kanner. Pero 
la clínica nos demuestra que hay algo diferente en el caso de los autistas de 
alto nivel, en los cuales ocurre que la soledad se atenúa, mientras que los 
comportamientos de inmovilidad o fijeza pueden casi desaparecer. Si 
hacernos la hipótesis, si plantearnos la hipótesis de una estructura autística 
¿cómo caracterizar lo que permanece constante? Para aislarlo parece 
necesario recordar una enseñanza metodológica esencial brindada por 
Freud y por Lacan en el estudio de la psicosis. Recordemos que la EPA y los 
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cognitivistas consideran a la psicosis como una falla del pensamiento. La 
psicosis que parece mejor responder a este modelo es la esquizofrenia de 
manera tal que éste es el objeto en la mayoría de sus estudios. Pero Freud 
y Lacan, por el contrario, plantean la hipótesis que a partir de las defensas 
más elaboradas de la defensa psicótica, se pueden comprender las formas 
más débiles, privilegiando la paranoia. Utilizan para estudiar a la paranoia 
las Memorias del presidente Schreber. El estudio de la esquizofrenia no es 
claro, mejor es el funcionamiento de la paranoia. El paranoico permite a 
menudo comprender mejor a la esquizofrenia, sobre todo cuando a 
instancias de Schreber se conoce una fase esquizofrénica antes de elaborar 
una paranoia. 
En resumen: esta metodología de Freud y de Lacan, que consiste en partir 
de las forras más altas de la defensa a fin de aclarar retroactivamente las 
formas más sumarias, me parece ser la más rica para el estudio del autismo 
y entonces, así como el estudio de la paranoia permitió a Freud y luego a 
Lacan entender a la esquizofrenia, es el autismo de alto nivel, el Asperger, 
el que podría permitir dar nuevas, luces sobre el autismo de Kanner. Ahora 
bien, tenemos el privilegio de disponer -en la última decena de años- de 
algunos textos remarcables escritos por sujetos autistas, con una 
excepcional fineza en la descripción de su funcionamiento. Son numerosos 
en la actualidad los autistas de alto nivel que escriben pero tres de ellos 
parece alzarse por sus escritos a nivel de las Memorias de Schreber que son: 
Donna Williams, Temple Crandin y Sellin. 
¿Cuáles son las características estructurales del autismo? A mi entender son 
dos sus características esenciales: primero, un rechazo de la alienación 
significante y segundo, un retorno del goce sobre un borde. 
Partamos del rechazo de la alienación significante: la clínica impone la 
noción de una constante en el autismo. Ahora, ¿de dónde podría provenir 
dicha constante si el sujeto no estuviera ya tomado por el lenguaje? No 
existiría una estructura sin que hubiera una captación mínima del sujeto por 
el lenguaje. El rechazo de la alienación significante designa el hecho que los 
sujetos están captados están tomados, en la alienación significante pero 
que rechazan entrar por su cuenta en ella. El rechazo pasa esencialmente 
por la instauración de un clivaje entre el objeto pequeño a y el S1. Por la no 
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entrada del S1 quedan todos los significantes como significantes amo, por 
la no asunción de la Bejahug primordial según Lacan, lo que genera en lo 
esencial una enunciación muerta, desfasada, borrada o técnica. De todas 
maneras, si bien en el Campo Freudiano coexisten posiciones muy 
diferentes en cuanto a la manera de situar la relación del sujeto autista con 
el lenguaje, es el hecho del rechazo de la alienación lo que conduce al sujeto 
autista -cuándo habla- ya sea a privilegiar el S2, a veces el signo o a veces el 
S1 solo. Puede suceder que su rechazo defensivo se haya desbordado y 
entonces la angustia pone en juego el significante amo. Voy a volver sobre 
todo esto con más detalle más adelante. 
La casi constante del rechazo, la alienación lo conduce a no embarcar su 
goce en la palabra, entonces ¿dónde se localiza? Sobre un borde, y éste es 
el segundo punto. La operación de la separación que no tiene lugar en el 
autista, implica que éste se encuentre molesto por un objeto. Un objeto 
que no se le quita y que sin embargo lo divide. Cuando se lo separa puede 
perder todo dinamismo. Es por eso que el autista es un sujeto dividido pero 
que domina su división. "En el autismo —afirman los Lefort- la división del 
sujeto se efectúa, entre lo real del doble, en lo real de lo mismo" ¿Qué es el 
borde en el sentido que habla Eric Laurent cuando habla del "goce sobre un 
borde"? Es un objeto al cual el sujeto autista se encuentra pegado. Es un 
objeto que pierde del mundo exterior, que toma a veces la forma de un 
caparazón en el cual busca esencialmente una dinámica libidinal. Existe en 
el autismo un error en cuanto al punto de inserción de la libido, de ahí la 
necesidad de un enganche sobre el borde para animarse. Voy a intentar 
precisar estos dos puntos y para ello voy a traer una viñeta clínica para 
ilustrar el rechazo de la alienación. 
 
El Rechazo de la alienación: no ceder el goce de la voz 
Voy hablar de Mirta Rottemberg, cuyo texto no sé si se encuentre traducido 
al español, es una psicóloga de niños. Ella menciona que "durante semanas 
corrijo su expresión oral - la de un chico autista - pidiéndole que le pusiera 
a su voz un poco más de energía para que sea más viviente cuando habla." 
Ella constata que él permanece sordo a su consejo, y entonces intenta 
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ensayando la misma técnica con la lectura y le pide que lea de una manera 
vivida. "Algo de mis dichos lo habrían tocado" cuenta ella, pues recibió un 
puntapié en los tobillos. Ella, no obstante, no se desanimó. Peter, que era 
el niño autista, se puso a hablar corno si golpeara con energía y vitalidad. 
Tal lectura no implicaba necesariamente que incluyera su presencia 
enunciativa, sobre todo no era una extensión de su propio sentimiento. 
Pero él percibió bien que ella no cesaba de hacerle el pedido e hizo un 
esfuerzo por satisfacer a su terapeuta. Un día él leyó con una fuerza y una 
animación que claramente había visto anteriormente ante lo cual su 
terapeuta dijo "¡es formidable! eso era claramente lo que yo quería decir". 
De repente, Peter levantó sus ojos hacia ella aterrorizado. Sorprendida por 
la expresión que veía en sus ojos Mirta Rottemberg balbucea: - "¿Qué hay 
Peter?"; y él gritó: -"¡Porqué después está el cementerio!"; -"¿Después de 
qué?". - "Cuando usted está bien. Entonces después hay una vía sin salida y 
el cementerio," Mirta Rottemberg interpreta con pertinencia tras ésta frase 
suponiendo que esto quería decir que después de haber conocido la vida 
era necesario morir. 
Estar en el lenguaje es para el autista escuchar el angustiante objetodel 
goce vocal - objeto voz -. Ahora bien, está en el principio de su estructura 
subjetiva que el objeto voz no sea mortificado por el lenguaje de manera 
tal que nada podía ser para él más angustiante. La continuación de éste 
fragmento clínico ejemplar lo confirma. Mirta Rottemberg le comunicó lo 
que había sentido en la relación que él establece entre la vida y la muerte. 
Peter comenzó a temblar y a transpirar y luego corrió hacia la ventana, se 
puso todo flojo, se replegó sobre él mismo como si se secara y comenzó a 
contar. 
Subrayemos el retorno del repliegue sobre sí mismo como el de un 
mecanismo de protección abandonada lo que testimonia fuertemente de 
la resonancia subjetiva del incidente. Seguramente él no persistía en sus 
esfuerzos de como minimizar la enunciación. Inútil decir, comenta 
Rottemberg, que su manera de hablar y de leer se volvieron más monótona 
que nunca. Después de este episodio - relata ella - Peter intentó evitarla. 
Cuando ella le preguntaba porque él respondía solamente "por lo que mira 
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le va a decir al Dr. Goldestein." "Le pregunté ¿decir qué?" y me respondía 
invariablemente "por lo que mira sabe o bien la verdad". 
¿Acaso no se aproximó lo más posible a la verdad del autista no vacilando 
en el punto en que la angustia -tenía su fuente en la expresión del viviente? 
El incidente de la lectura tuvo un profundo efecto en su relación ya que 
produjo una ruptura con Rottemberg que trabajaba con Peter desde hacía 
tres años, de modo tal que hubo un retroceso durante cerca de 6 meses. 
Intentó interpretarle lo que le sucedía diciéndole que él hacía el semblante 
de estar muerto porque a lo mejor él tenía miedo de morir si comenzaba a 
vivir. Peter se alejó entonces de Mirta Rottemberg y a menudo intentaba 
hacerle mal físicamente puesto “el que mira conoce la verdad.” Luego de lo 
cual ella se sintió un poco aterrorizada por su furor contra ella. Ella le 
expresó incluso confusamente que tal vez había cometido un error, no 
ocultando que se sentía muy culpable por su actitud. De modo tal que 
durante los 6 meses de frialdad intentó desesperadamente renovar el 
contacto. 
Ésta viñeta clínica pone el acento sobre el rechazo del autista -rechazo no 
siempre tan consciente como en Peter- de movilizar el goce vocal para 
servir a la expresión verbal, lo que los Lefort describen como un clivaje entre 
el objeto a y el S1. Nada angustia más al autista que ceder su goce vocal 
alienándose al significante. No obstante, más de la mitad de los niños 
autistas hablan, pero su verbalización es original. Algunos autores 
sugirieron llamarles -me refiero a Kanner- las funciones del lenguaje del loro 
o ecolalia, con retraso. Asperger indica que su palabra no parece natural, 
que parece una caricatura y evoca la ironía. Por otra parte, no se dirigen a 
un interlocutor, ellos hablan en el vacío. A veces los padres constatan que 
ellos adquieren fácilmente palabras nuevas sin aprender a hablar, en el 
sentido que la palabra testimonia una expresión del sujeto. Describen el 
fenómeno clínico indicando que el niño renuncia a la palabra porque no la 
utiliza —no porque no la conozca-. 
En el otro extremo del espectro clínico, en los autistas de alto nivel, se 
encuentra regularmente una voz artificial, particular, sin expresión. Por otra 
parte, las palabras permanecen más emitidas que habladas, no hay nada 
más difícil para ellos que hacer una expresión personal. Cuando hablan es 
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sin implicarse en sus palabras, sin tomar apoyo en lo que ellos sienten. 
Entonces existe un rechazo de la alienación pero ellos son tomados por la 
alienación. 
Testimonió el siguiente fenómeno que es de gran importancia: se ha 
constatado que, en el caso de los autistas mudos, ellos salen a veces un 
instante de su silencio, pronunciando una frase perfectamente construida 
antes de volver a su estado de mutismo. Ahora bien, es característico que 
eso se produzca en situaciones críticas que desbordan las estrategias 
protectoras del sujeto haciéndole abandonar durante un instante su 
rechazo al llamado al Otro y su rechazo de comprometer la voz en la 
palabra. 
¿Qué dicen en efecto en esos momentos? La primera frase pronunciada por 
Sellin fue: "devuélveme mi pelota" dirigida a su padre que acababa de 
tomar uno de sus objetos autísticos. Un niño de 5 años del que nadie había 
escuchado jamás una palabra, se encontró molesto cuando la piel de una 
ciruela se encontró pegada a su paladar: "sáquenme esto de aquí" y luego 
recayó en su mutismo anterior. Otro niño mudo, de 4 años, al hacerse 
examinar por su pediatra gritó "quiero volver" y un año más tarde durante 
una hospitalización por una bronquitis igualmente gritó "quiero volver". 
Todas estas frases tienen un punto en común: la presencia del sujeto de la 
enunciación que se encuentra fuertemente marcada. El llamado al Otro se 
afirma allí, su carácter imperativo testimonia el goce vocal que lo soporta y 
nada es más desgarrador que esto para un niño autista. Es en el punto 
extremo de la angustia que se escapa tal enunciado. Es extremadamente 
angustiante, vivido como una mutilación puesto que se pone en juego no 
solo una alteridad sino una puesta en juego del goce vocal al goce del Otro. 
Mucho más que reiterar esta experiencia angustiante el sujeto busca 
amurallarse en un silencio todavía más profundo. 
Notemos que estos fenómenos sugieren fuertemente que el autismo se 
reafirma no tanto en un déficit cognitivo sino en una elección del sujeto más 
o menos consciente a fin de protegerse de la angustia. Que la 
representación más común del niño autista sea la de un ser mudo reposa 
sobre una cierta intuición de la carencia enunciativa que determina esta 
patología, que no sé hace más que evidente que en este silencio obstinado. 
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Cuando el sujeto autista busca comunicarse lo hace de tal manera que no 
pone en juego ni su goce vocal, ni su presencia; ni sus afectos. Si existe una 
constante discernible en todos los niveles del espectro autista reside en la 
dificultad del sujeto en tomar una posición de enunciador. Habla con gusto 
a condición de no decir. 
No obstante, muchos hablan, algunos incluso como Grandin o Williams que 
son capaces de dictar conferencias. Acaso, ¿el clivaje entre el objeto 
pequeño a y el S1 es la constante? Parece ser, que los autistas de alto nivel 
alcanzan a inventar maneras muy ingeniosas de manejarlo. 
 
Los modos de la enunciación. 
Hay cuatro maneras de enunciación en el autismo: 
1. Enunciación muerta 
2. Enunciación desfasada 
3. Enunciación borrada 
4. Enunciación técnica 
- La enunciación muerta es por supuesto el mutismo. Para gran parte de 
ellos la enunciación está mortificada, es casi imposible salvo en momentos 
de extrema angustia. Algunos autistas mudos testimonian por escrito de su 
dificultad para la enunciación. Así George de 12 años que solo pronuncia 
algunas palabras ininteligibles testimonia por medio de la comunicación 
facilitada que no deja de tener ganas de hablar. Celine testimonia a través 
de la comunicación facilitada que desea simplemente investir sus 
instrumentos vocales en el lenguaje pero que está todavía muy lejos del 
lenguaje. Ella constata que alcanza a pronunciar algunas palabras pero que 
no está a su alcance precisar lo que determina su mutismo. A veces puede 
decir alguna cosa de forma imprevista, entonces estoy muy sorprendido, yo 
mismo, en lo que se pudo producir y no tengo explicación, pienso entonces 
que es una prueba de que la facultad de hablar existe para ella. 
 - Donna Williams testimonia, también ella por escrito, de distintas maneras 
utilizadas por los autistas para hablar, incluso para comunicarse, a 
condición no de mortificar sino de borrar la enunciación. Ella describe en 
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detalle cinco posibilidades para permitir al autista tomar la palabra sin 
despertar la angustia -los menciono, pero alcanzaré a desarrollarlospor 
factores de tiempo-. Estas se pueden finalmente relacionar a la rápida pero 
esencial indicación de Lacan que "El autista puede hablar a condición de 
permanecer verboso”: Williams describe esas diversas maneras de producir 
dichos verbales que efectivamente utilizan los sujetos autistas: primero, 
hablar para no decir nada; segundo hablar para no ser entendido; tercero, 
hablar para no dirigirse al interlocutor; cuarto, cantar no es hablar, cantar 
no pertenece a la comunicación seria, la presencia enunciativa se encuentra 
aligerada; cinco, solo decir cosas sin importancia. 
Parte de está enunciación, una de las formas más constantes, es la 
reiteración de dichos aprendidos de memoria. El punto común de todos, 
estos modos, de no expresión residen en el rechazo, en no hacer jugar ahí 
algo que sea íntimo, que no se transparente el goce del sujeto. 
- No obstante, existen otras estrategias utilizadas por los autistas. Uno de 
ellas consiste en desfasar, desajustar la enunciación y hacer hablar un doble 
en el lugar del sujeto. Así, André un investigador en informática, puso en 
marcha una manera de sobrellevar sus dificultades que no deja de 
sorprender a sus interlocutores: fabricó sus propias marionetas y habla por 
medio de ellas. Posee varias para utilizarlas en situaciones diferentes. Lo 
ayudan particularmente cuando la conversación se vuelve difícil o cuando 
le solicitan que dé su opinión. 
Un observador del fenómeno que pasa algunos días con André busca 
entender la función de las marionetas. El indica que André era incapaz 
totalmente de encarar una discusión normal. A través de las marionetas 
apuntaba a encontrar los diversos roles que podían existir. Cuando él no 
captaba completamente lo que se decía, cuando no podía expresarse 
correctamente, o cuando encontraba los medios para expresarse 
correctamente pero éstos estaban muy lejos él mismo dejaba las 
obligaciones del rol y buscaba uno nuevo. Muchos autistas utilizan este 
procedimiento que consiste en borrarse para hablar por procuración; 
descargándose así de toda afirmación que le sea propia. Es el doble que 
habla y no ellos mismos por eso sus dichos son afectados por cierta ironía, 
de ahí que el crédito que conviene darle se vuelve incierto para el 
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interlocutor. A través de las marionetas, constata el visitante, podía ser por 
ejemplo irónico. De ésta manera él no decía nada que sea literalmente 
verdadero ni nada que contradiga lo que había dicho antes, era la 
marioneta la responsable. Para que no haya ninguna duda que no era André 
que hablaba la marioneta tenía una voz propia. No era la voz de un 
ventrílocuo pero la voz de la marioneta era diferente a la de André. No se 
trataba de un simple divertimento, por el contrario, los dichos mantenidos 
por la marioneta estaban sobre investidos por André, y eran pronunciados 
a favor de una puesta, en lugar de un procedimiento complejo que resulta 
de un importante trabajo subjetivo, de manera tal que es una regla 
imperiosa: jamás interrumpir a las marionetas. No respetarla es romper la 
fijeza y esto suscita gran violencia. 
Hacer así de un doble el soporte de la enunciación artificial por intermedio 
de un objeto, un compañero imaginario, un semejante, constituye una de 
las características del autista. Se trata de una manera de hablar 
ausentándose que constituye una protección contra el deseo del Otro, por 
el apoyo tomado sobre un soporte que es a la vez un captador de goce y 
una forma consistente; pero por supuesto, enmarca una enunciación 
artificial. Una ganancia puede ser obtenida en relación a los dichos verbales. 
Gracias al doble el sujeto alcanza a veces a expresar lo que él piensa por 
procuración. No obstante subsiste un límite: el doble no permite anudar el 
lenguaje al goce. De manera tal que incluso por su intermedio el sujeto no 
puede engancharse con lo que él siente. Una vivencia de mutilación 
psíquica subsiste. 
Enunciación mortificada, enunciación borrada, enunciación desfasada. 
Existe todavía otra manera de compensar el clivaje entre el objeto a y el S1, 
que es la enunciación técnica. 
- Es sorprendente ver como un autista tal como Grandin es capaz de tomar 
la palabra enfrente de una multitud de cowboys para explicar las máquinas 
donde se va ubicando el ganado -son los aparatos donde se ponen el 
ganado para que los animales puedan ser imitados tranquilamente-. Puede 
hacer conferencias técnicas sobre éste tema, ella se dedica a diseñar éstas 
máquinas. De todas maneras, Grandin no compromete su goce vocal en su 
enunciación, incluso sus conferencias no toman apoyo sobre el S1. La 
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dificultad para expresar su sentimiento la incita a comparar su manera de 
pensar a la de una computadora. Ella lo explica en detalle -pero no hay 
tiempo de explicarlo-. 
Una enunciación que trata de problemas técnicos no implica la vivencia del 
sujeto, y permite a ciertos autistas expresare de una manera adaptada y 
profesional. 
 
La variedad de las relaciones con el lenguaje: 
La relación del autista con el lenguaje no puede captarse de manera simple 
puesto que expresa una gran variedad. Hay que distinguir las expresiones 
autistas que pasan: 
- por el S2 
- por los signos, 
- por el S1 de la lengua, los S1 como significantes amos. 
El S2 es, por ejemplo, la ecolalia a retraso. El signo es un significante cortado 
del goce. Los signos que forman el Otro de la síntesis del autista poseen dos 
diferencias mayores con los significantes que constituye el inconsciente 
freudiano. Por un lado, y es esencialmente lo que describe Grandin al hablar 
de "pensar en imágenes", permanece parasitado por el referente y no borra 
la cosa representada. Por otra parte el funcionamiento del lenguaje como 
"receptáculo dé goce," como expresa Lacan, es fallido. Lo que los autistas 
subrayan es que los signos no representan la pulsión implicando la ausencia 
de conexión entre el lenguaje y la vida emocional. En la estructura autista, 
dicen los Lefort, la significante falta para volverse cuerpo y falta para la 
producción de afecto. Willians confía haber memorizado el juego de 
fisonomía correspondiente a tal o a tal emoción, como por ejemplo la 
fisonomía de una sonrisa, pero sus acciones no están impulsadas por los 
sentimientos sino que están comandadas, dirigidas, por su pensamiento. 
Grandin escribe muy precisamente un corte idéntico entre su sentimiento 
y su ser de goce: "De niña -escribe ella- era como un animal sin instinto, 
para orientarme. Todo tenía que aprenderlo a través de aproximaciones 
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sucesivas. Pasaba mi tiempo para buscar el mejor comportamiento posible 
pero eso nunca alcanzaba. Era necesario pensar cada interacción social.” 
Asperger ya había subrayado la importancia de la falla en el anudamiento 
entre el goce y el lenguaje que está en el principio del autismo, indicando 
que el saber de estos sujetos se desarrolla en un vacío emocional. Estas 
personas, afirmaba en 1944, son autómatas de la inteligencia. Es a través 
del intelecto que se hace la adaptación social en ellos, es necesario 
explicarles todo, enumerarles todo. El Otro de la síntesis es un objeto 
intelectual constituido por elementos, cuya asimilación es equivalente a un 
aprendizaje de memoria. Ahora bien, se sabe que en estos casos es 
perfectamente posible restituir un saber que permanece perfectamente 
opaco para el sujeto. Esto era para introducir rápidamente el signo. 
La utilización de los S1 como significantes amos se encuentra en frases que 
escapan, que ya subrayé antes, como "devuélvame mi pelota", "sáquenme 
esto." Esto es extremadamente excepcional, es en momentos de angustia 
suprema. Los autistas utilizan a menudo el S1 solo, el S1 que no tiene función 
significante. Por ejemplo, los autistas están supremamente interesados en 
los números primos. Sería por los primeros nombres que es posible a veces. 
bautizar a los, sujetos o a lascosas. Otro ejemplo del S1 son ciertos 
neologismos. El célebre Joey, niño máquina, el papoose du connecticut, que 
era un niño que en la representación de sí mismo escribe connect- I- cut. 
Éste es un ejemplo del S1 solo. No son significantes amo, no se pueden hacer 
construcciones a partir de eso. 
 
El retorno del goce sobre un borde 
Ahora vamos a ir al segundo punto mayor de la estructura autista donde 
retomo la formulación, de Eric Laurent: el retorno del goce sobre un borde. 
¿Qué es ese borde? Bettelheim, propone una aproximación clínica por 
intermedio de eso que él llama "el comportamiento de frontera" que es 
observado en muchos de los niños autistas. Ellos crean una frontera entre 
ellos y el mundo exterior que les sirve de protección de manera tal que se 
mantienen regularmente en el interior de una superficie delimitada por las 
fronteras que ellos crean. Los más avanzados -afirma Bettelheim- lo hacen 
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a través de materiales tales como cadenas de papel o de hilos. Es notable 
que esta frontera funcione como un borde para el sujeto. El contacto 
constante con una superficie es un preliminar importante para el verdadero 
comportamiento de frontera -indica Bettelheim- La frontera es una 
superficie de la cual el sujeto a duras penas se separa. Donna Williams 
precisa la diferencia que el autista puede tener de esos fenómenos. 
"Cuando me encerraba en mí misma era también a los otros que yo 
encerraba afuera." 
El borde delimita entonces un mundo interior de libertad y de 
omnipotencia, Al mismo tiempo constituye una protección respecto del 
mundo exterior, pero hay que subrayar que se presta a un tratamiento 
complejo por parte del sujeto en ocasión del cual se manifiesta a veces 
capaz de desarrollar capacidades notables. Es una constante a menudo 
señalada en la clínica del autismo la aptitud de éstos sujetos para 
desarrollar lo que se llama "islotes de competencia." Se presentan a 
menudo como eruditos en dominios especializados: los trenes, los 
automóviles, las plantas carnívoras, los aislantes eléctricos etc. Las 
competencias que adquieren en ese dominio llegan a veces a permitirle 
una, inserción profesional. Por ejemplo, Joey, el niño máquina de 
Bettelheim, se volvió electricista, y Temple Grandin inventó las máquinas 
para ganado que mencionábamos. El borde es una frontera protectora que 
puede volverse lugar de despliegue de un islote de competencia y es 
también el lugar donde el sujeto sitúa un objeto doble que él domina. Un 
objeto doble que le permite a veces avanzar, seudópodo como decía 
Kanner, para aventurarse más allá de la frontera. Cuando Eric Laurent 
(1992) introduce la formulación del retorno del goce sobre un borde da 
como ejemplo el caparazón de Tustin. Es decir, los objetos autísticos 
protectores en su dimensión de doble están particularmente acentuados. 
Yo entiendo un poco el concepto del borde autístico introduciendo otro 
elemento: el islote de competencia, fuente del Otro de la síntesis que 
participa tan regularmente como el doble y el objeto en la localización del 
goce del sujeto. Se observa en las formas evolutivas del autismo infantil 
precoz la frecuente interpenetración de estos tres elementos, que son el 
doble, el objeto, y el islote de competencia, y es por eso que se justifica por 
añadidura agrupar al último bajo el concepto de Borde Autístico. 
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Si bien Tustin considera que esos objetos autísticos patológicos deben 
desaparecer en el transcurso de la cura, se ha constatado que la supresión 
brutal de la protección que ellos aportan corre el riesgo de producir unas 
consecuencias nefastas. "Estoy muy inquieta -escribe ella- cuando, escucho 
hablar a la gente de suprimir el autismo o incluso de agujereado. He visto 
niños que habían sido tratados bajo tales concepciones volviéndose 
hiperactivos e incluso esquizofrénicos". En efecto, cuando el sujeto autista, 
es puesto ante la imposibilidad de situar su goce sobre ésos objetos, ése 
goce retorna sobre el cuerpo. Cuando es una parte del cuerpo lo que hace 
función de objeto y de frontera del mundo exterior, se vuelve 
extremadamente difícil distinguir entre un cuadro esquizofrénico y un 
cuadro autista. Los objetos construidos sobre un borde poseen una 
importancia mayor para los sujetos autistas. Todos los autistas convergen 
en sus afirmaciones, en sus comportamientos; en indicar que estos objetos 
para ellos son de una ayuda mayor. "Por razones importantes -escribe 
Celine-, pude encontrar la seguridad en ésos objetos." "Más que en mi 
infancia -escribe Grandin- estoy ahora más interesado. Por las máquinas 
que por mis semejantes." Williams es más preciso todavía "para mí las 
personas que amaba eran objetos, esos objetos eran mi protección contra 
los objetos que yo no amaba —es decir las otras personas-, comunicarse a 
través de objetos era sin peligro." Grandin insiste sobre el error que 
cometen muchos de los educadores de niños autistas cuando quieren 
borrar sus fijaciones y sus "obsesiones." Es mejor dice ella, ampliar el campo 
obsesivo e intentar orientar el interés marcado por el autista hacia 
actividades constructivas. Por ejemplo si un niño es un fanático de los 
bardos hay que aprovechar su obsesión por los bardos. Hay que incitar las 
matemáticas, a consultar libros especializados para resolver problemas de 
velocidad y de nudos. Las fijaciones son una fuente de motivación. El niño 
máquina de Bettelheim, apasionado por la electricidad y las lamparitas, se 
volvió electricista. 
No se puede nada más que confirmar la indicación de Grandin que es a 
partir de construcciones elaboradas sobre el borde, especialmente 
desarrollando el islote de competencia, que ciertos sujetos autistas 
alcanzan una inserción social y profesional. 
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Entonces, ¿qué hacer?, que es nuestro tema de la conferencia. Antes que 
nada hay que considerar al autista como un sujeto capaz de invenciones 
aptas para temperar no sólo su angustia sino su soledad, de la que sufre. 
Voy a terminar esta conferencia con una cita de Donna Williams “¿cuál es 
la mejor aproximación al autista? La mejor aproximación sería aquella que 
no sacrificará la individualidad ni la libertad del niño en la idea que se hacen 
de la respetabilidad y de sus propios valores los padres, los profesores y sus 
consejeros." Es decir, no la aproximación cognitiva ni educativa sino más 
bien una aproximación psicoanalítica que confía en las invenciones del 
sujeto. 
 
Preguntas y discusión 
Quería preguntarle al Dr. Maleval acerca del estatuto de la angustia en el 
autismo, ya que él se ha referido reiteradamente a la angustia del autista. 
Ésta pregunta tiene que ver con el estatuto de la angustia en relación a la 
no extracción del objeto a. Y una segunda pregunta, ¿a qué se refiere con la 
elección consciente de defenderse de la angustia? 
J.-C. Maleval: Es importante subrayar que el sujeto autista es un sujeto 
angustiado. Tenemos el testimonio de Celine, que es una autista profunda, 
no habla, aparte de los gritos y sus comportamientos clásicos de un autista 
pero que pudo compartir su angustia interior gracias a la comunicación 
facilitada, estableció bien que lo que sufren a menudo estos sujetos es 
menos de la dificultad cognitiva que de su angustia. Las dificultades 
cognitivas le molestan, pero la angustia es incomparablemente mayor. 
Prueba de ello es que su máxima preocupación es saber como protegerse 
de la angustia. Sobre el estatuto de la angustia en el autismo se trata en 
efecto de las consecuencias de la no extracción del objeto a y del rechazo 
de la alienación, lo cual implica que no hay separación, es decir que la 
posición fálica que podría representar al objeto a, no está en su lugar. Hay 
una tentativa de poner a distancia el objeto gracias al borde pero sin con 
ello decir que hay separación, porque el borde no reemplaza la posición 
fálica en el sentido simbólico. En elautismo estamos en el campo de la 
psicosis pero uno se podría preguntar si no es una psicosis muy original, tan 
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original que acaso uno es difícil hablar de psicosis. En todo caso hay 
forclusión del nombre del padre, la protección contra la angustia es 
consciente, eso sobrepasa al sujeto, pero hay algo que de todas maneras 
aparece en la consciencia del sujeto y que da cuenta de la importancia del 
borde para él y no hay que sacarle eso. Hablar de manera expresiva puede 
ser extremadamente angustiante. Algo inconsciente se traduce a la 
conciencia. 
La pregunta es a nivel de la estructura, que recién aclaró, como parte de la 
psicosis ¿cuáles serían los rasgos particulares que diferencian a la estructura 
autista del resto de las psicosis? 
J.-C. Maleval: Efectivamente, la defensa por el borde es característica del 
autismo, se puede encontrar a veces en ciertos casos de esquizofrenia, pero 
sigue siendo excepcional. Del lado de la alienación hay algo específico y es 
que el autista se hace representar a través de un doble, por ejemplo, a 
través de las marionetas. Mientras que en las esquizofrenias hay 
significante amo, pero es un significante bien esparcido, y en la paranoia el 
significante amo está holofraseado, el sujeto está todo entero en el 
significante amo. Mientras que el autista hace mucho esfuerzo por poner 
en juego el significante amo. Para mí la diferencia mayor no es la alienación 
sino la utilización del borde. 
Quería retomar una frase suya: dijo que había un error en el punto de 
inserción de la alienación. Quizás sea la oportunidad para que nos hable 
más del goce vocal. 
J.-C. Maleval: Hay una frase de Colette Soler que me parece muy pertinente. 
Lo veo muy bien con Joey, así como en muchos autistas que deben 
conectarse con su objeto autista para animarse, y cuando se separa del 
objeto, se separa como ser inerte. El niño máquina debía conectarse a esa 
máquina para tener electricidad y solo vivía cuando estaba enchufado 
eléctricamente. Se encuentra muy a menudo éste enchufarse y 
desenchufarse. Es decir, la dinámica del goce está situada en el objeto 
borde. Se lo ve también en ese fenómeno muy corriente en el sujeto autista 
que toma la mano de alguien para hacerlo hacer lo que a él le gustaría 
hacer. Hay que encontrar en el Otro la fuerza mínima que él no tiene. Se lo 
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ve también en la comunicación facilitada, donde el sujeto tiene que estar 
conectado a un facilitador para poder escribir. Este facilitador a veces se 
reduce al comienzo a tener que tenderle el brazo; a veces alcanza con 
ponerle la mano en la espalda, a veces alcanza con que alguien esté 
presente, pero sin estar ahí el sujeto no tiene la fuerza, la dinámica y por 
eso es necesario que pase por la presencia del objeto o de un semejante. 
Ésa es la importancia del borde ya que es ahí donde el sujeto autista 
encuentra su dinámica. Es una manera también de portar su goce y al 
mismo tiempo, de hacer algo a también una manera de dominar el goce. 
Quisiera agradecer la precisa intervención que el Dr. Maleval ha hecho 
respecto al uso del significante y la articulación de la enunciación. Quisiera 
plantear alguna pregunta en relación a la problemática del cuerpo y de lo 
que se despliega en la última teorización de Lacan respecto a los 
acontecimientos del cuerpo. Cuando usted describía la protección en el 
borde no me queda claro corno leer la disponibilidad del mismo cuerpo 
cuando esto no resulta inquietante paró el niño al realizar alguna otra 
acción. Me refiero a las contradicciones del uso del cuerpo donde en 
momentos el niño usa la facilitación y en otros momentos desestima la 
facilitación. Es una observación clínica de muchos años que impide cierta 
generalización en el uso del facilitador: la invención particular que cada niño 
hace con ese cuerpo y con los objetos. ¿Cómo piensa el cuerpo a partir del 
acontecimiento del cuerpo y en el punto de los usos de los facilitadores? 
¿Cómo a veces disponen del cuerpo y cómo a veces no disponen del cuerpo? 
J.-C. Maleval: Es difícil responder, pero digamos que el uso del cuerpo es 
mucho menos angustiante para el autista que la puesta en juego del goce 
vocal. Todo lo que pone en juego el funcionamiento pulsional se manifiesta 
en general difícil porque algunos sujetos van a tomar el objeto 
directamente, así como otros toman la mano de alguien para hacer tal cosa. 
Esto, sin duda, hay que tomarlo caso por caso. Hay también posiciones 
subjetivas diferentes. Sobre el facilitador, algunos aceptan un facilitador y 
no otro, o el mismo facilitador puede ser reemplazado después al cabo de 
cierto tiempo. Allí también hay que aprender a ser facilitador, se trata de 
ser poco intrusivo, respetar las defensas del sujeto para hacerse aceptar, 
no todos van ser aceptados, y sin duda hay una elección del sujeto que no 
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se puede dejar totalmente. Sobre el cuerpo se puede decir que el borde 
permite también una construcción de la imagen del cuerpo, pero como el 
sujeto rechaza la alienación hay acontecimientos del cuerpo que parecen 
revelar que el significante se soporta mal sobre el cuerpo del sujeto. Por 
ejemplo, los fenómenos de anestesia son sorprendentes. 
Dos preguntas sobre un mismo punto. Si frente a la imposibilidad de situar 
el goce en el borde, al arrebatarle el objeto, el goce retorna sobre el cuerpo 
a modo esquizofrénico. Es decir, la pregunta es si para Maleval, el autismo 
sería un sinthome logrado de la esquizofrenia. La segunda pregunta es 
pasaje que a veces se verifica en la clínica desde el autismo hacia la 
esquizofrenia -con el soporte de la transferencia en el análisis-, la pregunta 
sería si eso debe ser leído o no como un progreso de la cura. 
J.-C. Maleval: Son dos preguntas sobre la relación del autista y la 
esquizofrenia. Asperger decía que sobre 200 casos de autismo solo había 
visto un caso evolucionar a la esquizofrenia. Pobre como estadística. Es 
verdad que él trabajaba con autistas de alto nivel. Mi idea es que existe una 
estructura autista bastante diferenciada de la estructura de la esquizofrenia 
especialmente en relación a las alucinaciones verbales, que son 
extremadamente raras en el autismo. A condición de tener una idea del 
autismo bastante amplia, habitualmente se llama autismo a todo repliegue 
sobre sí mismo y esto es una definición demasiado amplia sobre el autismo. 
Mi idea es que este pasaje del autismo a la esquizofrenia no es un progreso, 
lo veo más bien como una regresión. Lo que evocaba en relación de Tustin, 
si se quita el borde que permite poner el goce a distancia, si se saca el borde 
encarnado en un objeto, el borde retorna sobre el cuerpo y esto puede ser 
por ejemplo la saliva, una parte de la boca. A partir del momento en que el 
goce retorna sobre el cuerpo es muy difícil diferenciar autismo y 
esquizofrenia. Existe sólo en las formas más graves del autismo que se 
parecen a las formas esquizofrénicas justamente porque hay una falla de la 
defensa autística. Entonces el pasaje a la esquizofrenia no me parece un 
progreso, de la misma manera que para los Lefort evocaba el pasaje del 
autismo a la paranoia. No conozco otros casos que prueben éste pasaje del 
autismo a la paranoia. Es por eso que tengo una tendencia a considerar al 
autismo como una forma diferenciada de psicosis, como una forma de 
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procesamiento psíquico muy original que se. mantiene a distancia de las 
otras psicosis. Los pasajes de la esquizofrenia a lo maníaco-depresivo o a la 
paranoia son bastante frecuentes. Pero el pasaje del autismo a la 
esquizofrenia me parece bastante raro salvo de falsas esquizofrenias que 
pueden presentar ciertos autistas. Ésta es una pregunta muy importante 
para investigar a nivel clínico. 
28 de abril de 2008 
 
Traducción: Silvia Tendlarz 
Establecimiento del texto: Patricio Alvarez

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