Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
NeuRociRugíA / Basso1026 N er vi os nancia nuclear magnética tiene una alta performance en visualizar los nervios y las lesiones adyacentes a ellos. Ambos estudios combinados suelen brindar una excelente resolución en los casos atípicos o inconclu- sivos, sobre todo si se combinan con los estudios de electrodiagnóstico. Un párrafo aparte merecen estos últimos. El EMG y la velocidad de conducción nerviosa son excelentes para demostrar compresiones crónicas de los nervios periféricos, aunque poseen ciertas limitaciones y no deben ser interpretados como la piedra filosofal y la única forma de determinar la existencia o no de una compresión, sino sólo como un aporte más al examen clínico. En los casos en los que existen potenciales de denervación o enlentecimiento de la velocidad de conducción (medida en forma proximal y distal a un sitio donde se sospecha una compresión) alterados y correspondientes con un cuadro clínico florido, el estudio neurofisiológico confirma la sospecha de neuropatía compresiva. Sin embargo, la presencia de un estudio normal, sin denervación demostrable, no descarta patología compresiva (pues la sintomatología puede ser sólo sensitiva, sin afectación motora, y no evidenciarse en un EMG). Otro problema frecuente es que en algunos síndromes, como el outlet torácico o el síndrome piriformis en la región glútea del miembro inferior, los estudios de conducción sencillamente no se pueden realizar porque no se puede aislar un sitio proximal a la compresión (es obvio que esto no ocurre en las compresiones más distales, como el túnel carpiano o el cubital). En otras palabras, con estudios electrofisiológicos patológicos se puede diagnosti- car una compresión, pero con estudios normales, no siempre se puede descartar. Existen ocasiones en las que un nervio puede com- primirse en más de un sitio de su trayecto. Se trata de las llamadas dobles compresiones (double crush en inglés), fenómeno en el que la constricción proxi- mal genera una disminución del flujo axoplasmátic, lo que predispone a una segunda compresión distal. Como ejemplo podemos citar al síndrome del pronador, asociado al síndrome del túnel carpiano en el nervio mediano, o a la compresión del nervio cubital en el codo y en el canal de Guyon (ver luego). Esta doble compresión es un fenómeno que debe ser tenido en cuenta al momento de diagnosticar estas lesiones, y es una de las causas más frecuentes de falta de res- puesta positiva a la cirugía cuando se descomprime sólo un sitio. Síndromes compresivos múltiples del miembro superior Síndrome del outlet torácico Se trata de una de las neuropatías compresivas más polémicas y complejas. Ha recibido a lo largo de su historia diferentes denominaciones, como síndrome de la costilla cervical, síndrome de los escalenos y síndrome del opérculo torácico, entre otros. Consiste en una compresión de los troncos del plexo braquial, de la arteria subclavia, de la vena homónima, de todos ellos juntos o de alguno por separado, a nivel del hueco supraclavicular. Es más frecuente el outlet nervioso que el vascular. 33 Predomina en el sexo femenino, y se asocia con cierta frecuencia a un fenotipo caracte- rístico, de mujeres flacas con hombros caídos y con la vértebra D2 visualizable en la radiografía de columna cervical de perfil. Estas características corporales pre- disponen a la compresión del tronco primario inferior contra las estructuras óseas adyacentes. Algunos autores dividen al outlet en verdadero y disputado. El primero es una afectación crónica de C8, D1 y el tronco primario inferior, causada por anormalidades óseas o ligamentarias (por ejemplo por una costilla cervical), que provoca atrofia de la musculatura tenar, hipotenar e interósea (mano de Gilliatt-Sumner) (Figura 99.1 A), asociada a hipoeste- sia o dolor en territorio del cubital. El llamado outlet disputado no posee atrofia muscular, aunque sí dolor en distribución cubital o de tronco primario inferior, y no siempre se puede vincular a una compresión ósea o ligamentaria claramente demostrable. Existen diversas maniobras semiológicas descritas en la literatura, como el test de Adson, el de Allen, etc., que están destinadas a facilitar el diagnóstico del síndrome. La mayoría involucra la abducción del brazo afectado, lo que genera dolor y parestesias en la zona descrita, o bien desaparición del pulso radial. No obs- tante, el hecho de que estas maniobras no sólo no son patognomónicas, sino que suelen ser positivas en un porcentaje no despreciable de individuos sanos, les resta utilidad. En líneas generales, la palpación dolorosa o que provoca un claro Tinel en el hueco supraclavicular, asociada a dolor o parestesias generadas al mantener el brazo abducido a 90˚, son indicativas de outlet, aunque insuficientes para su diagnóstico. (Figura 99.1 b y c) Dado que el dolor es similar al de una cervico- braquialgia, suele comenzarse estudiando la columna cervical del paciente y, una vez descartada patología a dicho nivel, el diagnóstico de outlet se efectúa por exclusión. En ocasiones, cuando el síndrome es bien florido (si existe una costilla cervical grande y una mano de Gilliatt-Sumner), es sencillo arribar a un diagnóstico apropiado, pero cuando se trata de un outlet dispu- tado, el paciente suele deambular durante años por consultorios médicos sin obtener diagnóstico preciso. Es necesario siempre tener en cuenta al síndrome como diagnóstico diferencial en las cervicobraquialgias con o sin lesión de columna cervical. La compresión se produce en diferentes lugares. Ya se ha mencionado la presencia de una costilla cervical. También pueden existir bandas ligamenta-
Compartir