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Wolff W - Introduccion A La Psicologia

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Primera edición en inglés, 1947
Primera edición en español, 1953
La edición original de esta obra fué publica­
da por Gruñe & Stratton, Inc., con el título 
JFhat is Psychology.
Derechos reservados conforme a la ley 
Copyright by Fondo de Cultura Económica, 
Pánuco, 63 - México 5, D. F.
Impreso y hecho en Mexico
Printed and made in Mexico
Introducción 
a la Psicología
por W. WOLFF
&
FONDO DE CULTURA ECONOMICA 
Mexico - Buenos Aires
Traducción de
Federico Pascual del RoxNcal
I
MECANISMO Y ORGANISMO
Tres teorías psicológicas
La psicología trata de la conducta del hombre, de sus 
experiencias íntimas y de las relaciones entre ambas. 
También se ocupa de los órganos que ejercen influen­
cia sobre la experiencia y el comportamiento y de las 
conexiones de éstos con el ambiente. El psicólogo se 
propone descubrir la estructura, las causas y los efec­
tos de la conducta. Pero aunque la obligación de todo 
hombre de ciencia, y la psicología pretende ser una 
ciencia, es la objetividad, la manera de plantearse 
los principios fundamentales de la conducta depende 
del punto de vista del psicólogo. Para simplificar el 
problema comenzaremos diciendo que las tres interpre­
taciones más importantes de la conducta humana son: 
la mecanicista, la vitalista y la organicista.
El concepto mecanicista es muy antiguo, pues apa­
rece ya en Demócrito, uno de los primeros filósofos 
griegos. Casi dos mil años después, Descartes conside­
ra al organismo parecido a un autómata: la substancia 
del cuerpo vivo, dice, determina sus funciones, las cua­
les dan lugar a la vida. Del mismo modo se creyó que 
la psique se basaba en mecanismos físicos y así, tanto 
el pensamiento como la vida fueron considerados de­
rivados de la materia, la cual podía ser explicada me­
cánicamente.
Los mecanicistas no encuentran diferencias funda­
mentales entre vida y materia, y declaran que el aná­
lisis de un objeto, animado o inánime, en sus diversos 
elementos, nos lleva a la explicación de sus manifes­
taciones. Creen que la sucesión de los acontecimientos 
está rígidamente determinada; que los hechos se enla­
zan unos a otros como las piezas de una máquina y 
1
8 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
que a determinados antecedentes fijos deben corres­
ponder siempre las mismas cadenas de consecuen­
tes; que si conocemos todos los factores de una si­
tuación dada en determinado momento, podemos 
predecir los resultados, porque el curso de los acon­
tecimientos en ese sistema mecánico es fijo, determi­
nado e inequívoco, y que los hechos se suceden en la 
misma forma en que cada eslabón de una cadena se 
enlaza con el que le precede.
Otro grupo de pensadores cree que existe un abis­
mo entre los fenómenos físicos y los vitales. Estos 
últimos no se pueden predecir con exactitud. A cual­
quier circunstancia pueden corresponder diversas for­
mas de conducta. La fuerza vital la considera como 
algo de naturaleza única, con propiedades distintas 
de las que actúan en la “substancia”. Mientras las 
fuerzas materiales están determinadas y actúan sola­
mente debido a alguna causa, las fuerzas orgánicas se 
deben no sólo a causas sino a fines. A esta tendencia 
hacia un objeto o finalidad (en griego, telos) se le 
llama teleológica. El filósofo Kant dice en su Crítica 
del juicio:
Ciertas substancias de naturaleza material no pueden juz­
garse de acuerdo con simples leyes mecánicas. Para juzgarlas 
se requiere distinta ley de causalidad, especialmente la de las 
causas finales.
El principio teleológico es una propiedad adicio­
nal de la materia viva y escapa a la medida y a la pre­
dicción. Resulta muy desagradable para la ciencia te­
ner que contar con ese factor x que echa por tierra el 
cuidadoso esquema de sus cálculos. Sin embargo, “la 
actividad del cuerpo vivo no es estrictamente función 
del número ni de la configuración espacial de las par­
tículas que lo componen en un momento dado”.* Ése 
es el concepto del vitalismo.
La historia antigua de la psicología nos habla de 
dos conceptos: el del mecanicismo y el del vitalismo.
♦ Lovejoy: “The meaning of Vitalism.” Science 33:612, 1911. 
MECANISMO Y ORGANISMO 9
El concepto mecanicista, que acentúa principalmente 
la determinación y la predicción es, generalmente, “es­
tático”, mientras el vitalismo, que se apoya en una 
incógnita x, es “dinámico”. Estos principios aparecen 
ya en los filósofos griegos formando dos grupos, uno 
que piensa dinámicamente, como Heráclito con su con­
cepto de los cambios continuos y otro, con Empe­
docles, que divide el mundo en elementos fijos. Se 
intentó combinar ambos conceptos suponiendo una 
unidad compuesta por una dualidad en la que se dis­
tinguirían la psique y la materia o cuerpo. Platón, en 
un dualismo psicofísico, divide el mundo en dos cla­
ses de fenómenos: “cosas” e “ideas”. Aristóteles, in­
sistiendo en la división estática, clasifica los elemen­
tos del alma y los de la psique. Durante las centurias 
siguientes la clasificación de las causas fue sustituida 
por la de los fines, con lo que la psicología se trans­
formó en ética (San Pablo, San Agustín, Santo To­
más). Con el despertar de la ciencia en los siglos XVI 
y xvii aparece un nuevo punto de vista (Copérnico, 
Keplero, Galileo, Newton, Harvey). La gran contribu­
ción de estos pensadores al desarrollo posterior de la 
psicología se debió a su insistencia en la observación 
de los hechos. Galileo llamó la atención hacia el he­
cho de que todo el universo es gobernado por las 
mismas leyes, señalando la imposibilidad de una cla­
sificación rígida que separe unos fenómenos de otros; 
introdujo así un nuevo concepto dinámico.
Descartes resucita, en el terreno de la filosofía, el 
dualismo platónico, considerando al cuerpo como una 
máquina y a la psique como una entidad espiritual. 
Spinoza, por otro lado, aunque creyendo en la men­
surabilidad de los fenómenos psicológicos (la ética 
demostrada geométricamente), considera al cuerpo y 
a la psique como dos aspectos de la misma cosa, tal 
como una fotografía estereoscópica. El concepto está­
tico fué subrayado por algunos filósofos ingleses 
como Locke, quien afirma que la máquina humana 
obtiene sus elementos psíquicos del ambiente. Según 
10 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
Hume, las sensaciones e ideas basadas en asociaciones 
ponen en movimiento el aparato psíquico.
De aquí en adelante, durante los siglos xvm y XIX 
las teorías psicológicas van diferenciándose de las 
estrictamente filosóficas, basadas la mayor parte de 
ellas en el asociacionismo (Hartley, Mili, Spencer, 
Bain). Aunque apoyado en elementos estáticos apa­
rece, con Darwin, un nuevo concepto dinámico que, 
acentuando los mecanismos del desarrollo, señala que 
dichos mecanismos no serían ciegos, sino dirigidos a 
un fin.
Simultáneamente aparece en Alemania una evolu­
ción del pensamiento psicológico. La psique fué divi­
dida en departamentos tales como el de la vo­
luntad, el del intelecto y de las emociones, y subdivi­
dida en facultades psíquicas (Ch. Wolff, Kant). Es­
tas facultades, de las que Gall distinguía veintisiete, 
fueron relacionadas con las áreas craneales, teoría 
que, aunque rechazada posteriormente, dió lugar a que 
se investigase la localización de las facultades en el 
cerebro.
Los descubrimientos fisiológicos estimularon el 
desarrollo de la psicología experimental. Los estudios 
sobre el funcionamiento del sistema nervioso (Whytt, 
Haller, Galvani, Be 11, Magendi) y sobre la actividad 
cerebral (Flourens, Broca, Fritsch e Hitzig) así como 
los relativos a los órganos de los sentidos (J. Müller, 
Helmholtz, Hering) relacionaron la psicología con la 
fisiología. La maquinaria psíquica fué estudiada en 
sus hilos conductores, correas de transmisión y recep­
tores.
Con Guillermo Wundt se produce un viraje hacia 
el conceptodinámico. Fundador del primer laborato­
rio de psicología experimental, se interesó especial­
mente por la actividad consciente y por los conceptos 
estudiados en la psicología de los pueblos. También 
en Francia y en los Estados Unidos aparecen con­
ceptos estáticos y dinámicos. Binet idea las pruebas 
estáticas de inteligencia, las que tuvieron un gran 
MECANISMO Y ORGANISMO 11
desarrollo en América. James expone una teoría me- 
canicista de las emociones y Watson crea su teoría 
mecanicista del conductismo. Se desarrollan nuevos 
conceptos dinámicos a partir del estudio de las perso­
nalidades anormales (Ribot, Charcot, Freud), del es­
tudio del niño (Stanley Hall), del de las diferencias 
individuales (Galton, Stern) y partiendo de la obser­
vación de los procesos perceptivos dinámicos, de la 
que se deriva la teoría de las estructuras (Gestalt) 
fundada por Wertheimer.
La antítesis mecanismo-vitalismo conduce más re­
cientemente a un nuevo concepto, ni mecanicista ni 
vitalista, al que se conoce con el nombre de organi- 
cismo. Según el punto de vista mecanicista, las fun­
ciones psicológicas y biológicas del hombre se aseme­
jan al conjunto de piezas de una máquina y pueden 
ser reducidas a fórmulas como los fenómenos de la 
física. Según el concepto vitalista el organismo es 
más que una máquina y es dirigido por una fuerza 
organizada que no puede ser comparada con las fuer­
zas físicas. La teoría organicista afirma que la base 
de todos los fenómenos (físicos, biológicos y psíqui­
cos) es un sistema de energía que “satisface a las 
proposiciones de la lógica de la dinámica”.
Tan fragmentario punto de vista omite las contri­
buciones más importantes que han impulsado el des­
arrollo de la psicología. La mayor parte de ellas se­
rán expuestas en el curso de este volumen y su estudio 
aquí tiene por objeto indicar en qué forma han in­
fluido en el desarrollo de la psicología los tres puntos 
de vista indicados.
Psicología mecanicista
A primera vista resulta muy sugestiva la idea de 
concebir mecánicamente las actividades biológicas y 
psíquicas. La lámpara de la vida comienza a arder 
cuando se establece el contacto entre macho y hembra. 
El desarrollo fetal está preestablecido y ciertas leyes 
12 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
de la herencia indican relaciones fijas. Gregorio Men- 
del (1822-1884) realizó los primeros experimentos 
sistemáticos sobre la herencia cruzando guisantes ver­
des con guisantes amarillos, resultando que todos los 
guisantes procedentes de este cruce fueron amarillos. 
Cuando cruzó plantas enanas con otras altas la des­
cendencia fué toda de esta última clase. Mendel formu­
ló así su primer descubrimiento exponiendo que un 
elemento de la combinación hereditaria era más fuer­
te que el otro y deduciendo de ello la ley de los carac­
teres dominantes. Si Mendel no hubiese continuado 
sus investigaciones se hubiese llegado a sostener el 
concepto puramente mecánico de que en la herencia 
el elemento más fuerte determina el desarrollo como 
una fuerza interna. En sus comienzos, la “máquina” 
humana es imperfecta. Durante el primer mes de la 
vida embrionaria la conducta no se manifiesta aún, el 
organismo es inerte y ningún estímulo consigue ha­
cerlo reaccionar. Hacia el final del segundo mes la 
estimulación directa de los músculos produce algunas 
contracciones y sacudidas. La actividad espontánea 
aparece al comenzar el tercer mes. Se suponía an­
tes que el desarrollo consistía simplemente en el enca­
denamiento de dichas sacudidas. Sin embargo, hoy 
sabemos que este comienzo de actividad es tosco y 
masivo; que un estímulo aplicado a cualquier parte 
del cuerpo provoca el movimiento de todo él. La dife­
renciación se establece en los últimos meses del des­
arrollo fetal. La sensibilidad visual no aparece antes 
del octavo mes de vida intrauterina y el aparato audi­
tivo en la última etapa fetal. Respecto al cerebro, se 
sabe que su control sobre la conducta se establece en 
los primeros meses siguientes al nacimiento. El re­
cién nacido tiene una sensibilidad algo débil. La sen­
sibilidad al contacto, a la temperatura y al dolor es 
la más elevada; parece ser que la sensibilidad gusta­
tiva y la olfatoria son las más bajas o hasta faltan 
por completo, y son también bajas, aunque no tanto, 
la visual y la auditiva.
MECANISMO Y ORGANISMO 13
Así pues, vemos que una vez ensambladas las 
piezas de la máquina no trabajan muy bien como un 
lodo, tal como ocurre en las máquinas mecánicas, sino 
que adquieren su precisión con el uso. Es muy suges­
tivo el concepto de que el ambiente condiciona las 
funciones, pero muchas funciones aparecen y desapa­
recen sin que el ambiente influya durante el creci­
miento infantil hasta su maduración. En cierto mo­
mento del desarrollo empieza a ejercer un control 
sobre los músculos que mueven la cabeza y los brazos 
(entre la 16 y la 28 semana),51 consigue dominar el 
tronco y las manos (entre la 40 y la 52 semana), 
camina y articula palabras (segundo año) y compone 
frases (tercer año). Este desarrollo parece seguir un 
curso metódico; no puede modificarse mucho desde 
fuera, pues va diferenciándose a sí mismo interior­
mente y sólo en parte es estimulado por el ambiente.
Pero existen también funciones que van desapa­
reciendo paulatinamente, como el reflejo plantar, que 
se produce cuando es estimulada la planta del pie; el 
reflejo palmar, o de prensión, que consiste en la ten­
dencia del infante a agarrar fuertemente cualquier 
cosa que se ponga en contacto con la palma de su 
mano; el reflejo de Moro, o sea el movimiento de 
flexión y elevación de los brazos hacia arriba cuando 
se asusta al niño. También desaparecen los movimien­
tos coordinados de natación que el niño ejecuta cuan­
do se le pone sobre el agua en decúbito prono, y que 
constituyen uno de los elementos en aue se basa la 
teoría filogenética, según la cual el individuo, en su 
desarrollo (ontogénesis), resume el desarrollo de las 
especies en sus diferentes etapas. Todos estos reflejos 
que el niño conserva desde su existencia en el útero 
materno, desaparecen. Así pues, la máquina no sólo 
se modifica por el ambiente sino que se modifica a sí 
misma.
La teoría de la máquina mental se basa en el fenó­
meno de que los reflejos continúan apareciendo en los 
animales decapitados (véase p. 180). La teoría mecáni­
14 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
ca de los reflejos y de la psique fué relacionada con 
la más terrible aplicación dada a una máquina: la 
guillotina. ¿Produce la guillotinación dolor en el de­
capitado? Esta cuestión, planteada por el Dr. P. J. G. 
Cabanis, impulsó ciertas investigaciones sobre la acti­
vidad nerviosa. En época más reciente la teoría refleja 
de la psique halló eco en dos fisiólogos rusos: Iván 
Pávlov y Vladimiro M. Bechtérev, y en un norteame­
ricano: John Watson.
El cuerpo, solicitado constantemente por estímulos 
perentorios, se adapta continuamente a las nuevas si­
tuaciones mediante reflejos que actúan rápidamente 
sin intervención de la actividad mental consciente. La 
mano que toca un hierro ardiente es retirada brusca­
mente aun sin razonar y, de hecho, antes de sentir 
dolor el sujeto. Lo mismo ocurre con el gran número 
de actos reflejos que no se aprenden, sino que de­
penden de conexiones congénitas del sistema nervioso. 
Pávlov demostró que dichos reflejos pueden condicio­
narse no sólo endógena, sino también exógenamente. 
Si producimos un estímulo sonoro ante un perro y, 
cuando hemos atraído su atención, le presentamos un 
trozo de alimento, el animal se apodera de él, la sali­
va fluye en su boca y se traga la comida con deleite. 
Cuando repetimos el experimento varias veces, el pe­
rro espera el alimento cuando oye el sonido y la saliva 
comienza a excretarse porque el animal asocia el so­
nido del silbato con la comida. Incluso aun no pre­
sentándole alimento alguno, la actividad refleja co­
mienza en cuanto oye el sonido como si se apretase el 
interruptor de una máquina. La actividad es condi­
cionadadesde afuera y se le llama, entonces, reflejo 
condicionado. La actividad secretoria de las glándulas 
se medía mediante una cánula colocada en los con­
ductos salivales. Pávlov describe el experimento si­
guiente: varios cachorrillos fueron separados de sus 
madres y alimentados exclusivamente con leche du­
rante bastante tiempo. Al principio, a estos perrillos 
con fístula en los conductos salivales se les mostraba 
MECANISMO Y ORGANISMO 15
algún trozo de alimento sólido pero sin permitirles 
que lo comiesen, y no se producía entonces alguna 
secreción salival; esta última sólo apareció en cuan­
to se les permitió que comiesen el alimento sólido, es 
decir, que el reflejo condicionado no dependía de la 
vista del alimento sino de la asociación con el mismo. 
Ciertos trastornos repentinos durante la acción refleja 
la inhiben. Pávlov cree que la estimulación y la inhi­
bición de los reflejos son la base de toda actividad 
psíquica.100 “Es evidente —dice— que las distintas es­
pecies de hábitos fundados en el aprendizaje, la edu­
cación y la disciplina no son sino una larga cadena de 
reflejos condicionados.”
Bechtérev,0 continuando y ampliando los trabajos 
de Pávlov, funda la escuela “reflexológica”, de la 
cual él mismo dice que “se apoya con un pie en la bio­
logía y con otro en la sociología, aunque, sin embargo, 
debe constituir una disciplina científica independiente 
que establezca las relaciones entre el conocimiento 
biológico y el sociológico, pero sin confundirse con 
ninguno de ellos”. Según Bechtérev, toda reacción psí­
quica es resultado de dos factores: uno el estímulo 
específico del ambiente, que sería como el conmuta­
dor exterior de la máquina y el otro las conexiones 
internas de la máquina, establecidas por experiencias 
anteriores y por la herencia. La teoría de Bechtérev 
dividida en reflexología general, individual, colectiva, 
genética y de la edad trata de crear una gran máquina 
modelo para todos los aspectos de la vida y aun del 
universo.
La teoría de los reflejos condicionados tuvo am­
plia resonancia en los Estados Unidos. Como no 
solamente pueden ser condicionados los reflejos sino 
toda clase de respuestas fué sugerido el término de 
“respuesta condicionada” (R.C.) habiéndose realizado 
cientos de experimentos y relacionando condiciona­
miento y aprendizaje.
Otra parte de esta máquina modelo del alma, psi­
que o personalidad humana fué construida por John 
16 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
B. Watson,144 quien trata de eliminar del robot hu­
mano todo rastro de psique o de conciencia. Supone 
Watson que la máquina humana posee tres tipos bási­
cos de reflejos: los que corresponden a las visceras 
(reflejos viscerales), los de los músculos y miembros 
(reflejos manuales) y los de los órganos del lenguaje 
(reflejos verbales). Del mismo modo que los alimen­
tos podían ser sustituidos en el perro por un silbato, 
así un estímulo puede ser sustituido por otro mediante 
asociaciones. Se trataría de una red de reflejos de las 
tres clases, con distintas respuestas que estarían enca­
denadas una a otra como partes de una máquina mo­
vida por una correa de transmisión y seguirían a un 
estímulo a semejanza de las máquinas traganíqueles 
que nos devuelven un objeto cuando depositamos una 
moneda en la ranura. El hombre es considerado como 
un autómata compuesto de reflejos. Los elementos 
subjetivos que antes destacaban muchos psicólogos, 
se basan realmente, según los conductistas, en factores 
mecánicos y materiales. Según ellos, la psique es como 
un mecanismo de relojería en el que cada asociación 
está marcada por una experiencia y se añade, como 
en un mosaico, a la asociación precedente. Watson 
indicó el motivo emocional que desarrolló el concepto 
mecanicista y elevó su protesta contra el antiguo con­
cepto dualista que separaba cuerpo y espíritu, siendo 
este último un fenómeno extranatural que como una 
fuerza mística escapaba de las manos del hombre de 
ciencia para caer en las del teólogo. La física puede 
ser tomada como ejemplo de ciencia; del mismo modo 
la psicología debe llegar a ser física, materialista, me­
canicista y determinista, en una palabra, objetiva. 
La psicología tiene que borrar los conceptos místicos 
de valores superiores y eliminar los peligrosos térmi­
nos de contenido teológico tales como “alma”, “psi­
que” y “conciencia”. La conciencia es para Watson 
“una simple suposición”. La influencia de Darwin 
hace que algunos admitan la existencia de los más 
elevados procesos aun en los animales y que otros, 
MECANISMO Y ORGANISMO 17
como Watson, crean que el animal humano es un 
mecanismo físico o químico como la amiba. Los con­
ceptos de Watson expuestos en su tesis doctoral: 
‘‘Sensaciones kinestésicas y orgánicas; su papel en 
las reacciones de la rata blanca ante el laberinto”,* 
permanecen exactos cuando los aplica a los seres hu­
manos. Según ellos, el hombre es un manojo de sen­
saciones kinestésicas y orgánicas en el laberinto del 
mundo en cuyo extremo no hay más que una cajita 
con comida. Watson dice lisa y llanamente que se 
puede explicar el ser humano con la misma exactitud 
que una máquina.144 El objeto de la psicología lo 
constituye una criatura en movimiento, tanto si se tra­
ía de una rata recorriendo un laberinto como si de un 
hombre cruzando una calle. No hay otra cosa que 
movimientos; incluso el aprendizaje es explicado más 
desde un punto de vista muscular que cerebral. Los 
movimientos constituyen la conducta y el hombre sólo 
existe como un autómata conductista. Llénese el autó­
mata con cualquier cosa y actuará de acuerdo con lo 
que hayamos puesto dentro: poetas, criminales, psicó­
logos o neuróticos. Empleando las mismas palabras 
de Watson:
Dénme una docena de lactantes sanos, bien formados y me 
comprometo a hacer de cada uno de ellos, al azar, cualquier 
tipo de especialista: médico, abogado, artista, jefe de ventas e 
incluso mendigo y ladrón, independientemente de su talento, 
tendencias, vocaciones y raza de sus antepasados.
Ése fué, en 1913, el grito de guerra de Watson, 
quien redujo las diversas emociones a tres mecanis­
mos hereditarios: miedo, ira y amor (véase p. 120). 
Los conductistas modernos han adoptado una posición 
mucho más moderada, requiriendo especialmente el 
que una situación sea definida para incluirla en la psi­
cología. Sin embargo, en Rusia y en Alemania la filo­
sofía mecanicista ha llegado a peligrosos extremos, 
como el concepto del hombre superrobot que sería di-
♦ Psychol. Review, monog. n*? 8, supl. 2, 1-100, 1907. 
18 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
rígido por los motores del miedo, la ira y el amor; 
la excesiva insistencia sobre los procesos motores; la 
adoración de la máquina y la fe ciega en la estructura 
pasiva del hombre fuera de la cual nada puede ha­
cerse, ideas que han conducido a la agresiva psicolo­
gía del fascismo.
Psicología organicista
Antes de valorar la contribución del concepto mecani- 
cista a Ja psicología debemos examinar el lado opuesto 
y sus descubrimientos. La disyuntiva comenzó con 
Gregorio Mendel. Su primera ley o de los caracteres 
dominantes era un poco simplista. Cuando cruzó plan­
tas verdes con plantas amarillas y se encontró a la 
generación siguiente con que toda la prole era ama­
rilla semejándose en un todo a uno de los progenito­
res, Mendel se preguntó qué había pasado con el ele­
mento verde y si habría sido totalmente asimilado por 
el factor amarillo. Tomó entonces una semilla híbrida 
amarilla, que no se distinguía de las procedentes de 
plantas amarillas puras y la cruzó con otras semillas 
en la forma siguiente:
1. una semilla híbrida con una amarilla pura;
2. una semilla híbrida con una verde pura;
3. una semilla híbrida con otra también híbrida, 
ambas amarillas.
Ocurrió entonces un hecho sorprendente: el cruce 
de los híbridos amarillos no sólo produjo plantas ama­
rillas sino también algunas verdes. El verde, que había 
desaparecido en la primera generación, reaparecía en 
la segunda; no había sido, pues,disuelto por el ele­
mento dominante sino que había permanecido oculto 
o en estado “recesivo”, como lo llamó Mendel.
Posteriores experimentos llevados a cabo en las 
sucesivas generaciones mostraron otras complicacio­
nes, las que, en forma similar, aparecen también en 
los experimentos con animales. Si una gallina negra 
MECANISMO Y ORGANISMO 19
de raza andaluza se cruza con otra blanca de igual 
raza la primera generación está compuesta de gallinas 
grises azuladas; si se cruzan dos de estas últimas, la 
generación siguiente se divide en partes perfectamente 
definidas: la cuarta parte negra, la mitad gris azulada 
y la otra cuarta parte blanca. Las siguientes genera­
ciones demuestran que la negra sola o la blanca sola 
dan descendientes semejantes a ellas, mientras que las 
grises azuladas continúan reproduciéndose en las pro­
porciones indicadas arriba. Esto se explica por el 
hecho de que la gallina negra posee dos unidades 
germinales negras, la blanca dos unidades germina­
les blancas, mientras la gris azulada posee una unidad 
germinal negra y otra blanca. Como antes indicamos, 
cuando se cruzan dos especies de diferente color o 
forma uno de los colores o de las formas es dominante 
y el otro recesivo. La generación procedente de un ra­
tón gris y otro blanco es gris (color dominante), pero 
a la segunda generación aparece el blanco (color re­
cesivo) en la proporción usual de una cuarta parte 
contra tres cuartas partes del gris.
Este fenómeno adquiere más importancia cuando 
nos enfrentamos con el problema de la herencia hu­
mana.128 154 Sin embargo, en este caso, el proceso es 
más difícil de observar porque los seres humanos no 
se reproducen como los guisantes o los ratones y la 
familia humana no engendra suficientes hijos para 
poder establecer relaciones. Además, el hombre es 
mucho más complejo y muchos fenómenos que pa­
recen, a primera vista, hereditarios, pueden ser expli­
cados por las condiciones del ambiente. Si un hijo 
desarrolla los mismos síntomas nerviosos que su pa­
dre se debe principalmente a una identificación psico­
lógica o a factores hereditarios parecidos pero no a 
la herencia por sí misma. Conocemos ciertos hechos 
hereditarios, algunos muy singulares por cierto. Por 
ejemplo, la calvicie solamente es hereditaria por la 
línea masculina, el padre la transmite al hijo, pero no 
a la hija. También existe una herencia de ciertas en­
20 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
fermedades, aunque acerca de muchas de ellas todavía 
se suscitan discusiones. En una serie de experimentos 
con ratones de la especie Maud Slye se observó que 
los rasgos recesivos del cáncer aparecen a la quinta 
generación. Si, en este caso, Quisiéramos obtener una 
conclusión acerca de la herencia humana tendríamos 
que estar observando las generaciones sucesivas desde 
el momento actual hasta el año 2130. Entre las tras­
misiones hereditarias que nos son conocidas se en­
cuentran la sordomudez, la alergia, la hemofilia, el 
daltonismo y ciertas enfermedades nerviosas poco co­
munes. Las probabilidades de enfermar de epilepsia 
alcanzan al 10% de los niños que han tenido un 
progenitor epiléptico.
Veamos ahora algunos aspectos acerca de los rasgos 
psíquicos. Como examinaremos con más detalle en el 
capítulo dedicado a la inteligencia (pág. 214) posee­
mos datos suficientes para afirmar que los rasgos 
psíquicos básicos o mejor, ciertos conjuntos psíquicos, 
son hereditarios. Éstos son más aparentes en los casos 
extremos tales como la debilidad mental o el genio. 
Sin embargo, los rasgos psíquicos son, por lo general, 
demasiado complejos para ser descubiertos, y aun en 
el caso de que un rasgo simple fuese hereditariamente 
transmitido podría modificarse en tal forma que fuese 
difícil de reconocer. Así, por ejemplo, el padre podría 
ser un poeta y el hijo un inventor; a primera vista no 
hay en ello similitud alguna pero puede haber sido la 
fantasía lo que se ha heredado.
El fenómeno de la herencia parecería un hecho 
mecánico, pero ¿qué clase de máquina puede retener 
durante generaciones sus elementos energéticos y 
agruparlos en forma tan extraña? Si los caracteres 
mendelianos de cada organismo forman un mosaico 
de elementos hereditarios transmisibles independien­
temente unos de otros ¿qué es lo que reúne estos ca­
racteres independientes en un todo armonioso? ¿Es 
una disposición preestablecida para cada organis­
mo, una fuerza conductora, un principio director que 
MECANISMO Y ORGANISMO 21
actúa independientemente de aquella disposición? Si 
aceptamos esto nos separamos del esquema creado por 
la ciencia. Pero ya nos habíamos separado cuando 
fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre, 
porque los fenómenos que allí ocurrieron fueron 
los siguientes (fig. 1) :
b c ___ _ ¿
Fie. 1. Diagrama de la división celular (según Boveri)
a. Célula en reposo. La cromatina está distribuida en forma de 
diminutos gránulos dentro del núcleo; fuera del núcleo está el 
“centrosoma”. b. Comienza la división. La cromatina toma 
la forma de un hilo largo; el centrosoma se divide en dos. c. El 
hilo de cromatina se corta en cuatro partes, los “cromosomas”. 
d. Los cuatro trozos de cromatina se disponen simétricamente 
entre los centrosomas y las “esferas” estrelladas, e. Cada uno 
de los cromosomas se escinde en toda su longitud, f. Comienza 
la división del protoplasma; las dos partes de cada cromosoma 
se separan, g. Fin de la división celular.
El individuo, que se origina por la unión sexual 
de un óvulo y un espermatozoo, recibe básicamente 
24 cromosomas del padre y otros tantos de la madre. 
Dichos cromosomas son las unidades visibles más pe­
queñas y se supone que están formados por genes, 
siendo estos genes, teóricamente, lo que los electrones 
son en física. La célula microscópica se escinde y da 
lugar a otras dos, después a cuatro, luego a ocho y, 
finalmente, a millones. En la célula misma, se dividen 
los cromosomas en forma semejante de tal modo que 
22 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
cada célula del mismo individuo contenga idéntico nú­
mero de cromosomas. Estas células van diferencián­
dose para formar los distintos tejidos y órganos. Hasta 
ahora nadie sabe cómo ocurre este fenómeno, porque 
originalmente cada célula parece poseer las mismas 
potencialidades. No se puede imaginar ningún meca­
nismo que pueda construir por sí mismo estructuras 
completamente diferentes partiendo de los mismos ma­
teriales. Estructuralmente no se conoce ningún dato 
que permita saber qué células van a dar origen al estó­
mago y cuáles al cerebro. Si no podemos pensar que 
en cada célula haya una fuerza directiva que deter­
mine su lugar en el conjunto, debemos admitir que 
existen ciertas fuerzas ambientales que condicionan la 
agrupación de estos elementos.
Los procesos biológicos y psíquicos no son estáti­
cos como los de una máquina.sino dinámicos, ener­
géticos. Cada centro ejerce una influencia energética 
sobre los elementos circundantes. Un ejemplo demos­
trativo lo constituye el desarrollo del ojo. La primera 
célula ocular aparece como una excrecencia del encé­
falo rudimentario y estimula el nacimiento de células 
que comienzan a formar el cristalino. A esta forma­
ción vienen a agregarse otras células hasta que el ojo 
está completo. Si se transplanta la célula original a la 
piel del abdomen, también aquí estimula la formación 
de otras y desarrolla un ojo en esa región que, origi­
nalmente, no está hecha para ello. Ocurre así que 
una célula puede llegar a ser el centro de una confi­
guración, el centro de un grupo, si así puede decirse, 
y dominar el desarrollo en determinada región. La 
formación de todo el cuerpo acaece de acuerdo con 
tales células directoras. Cada parte del cuerpo influ­
ye energéticamente sobre las zonas que la rodean y, 
de modo semejante, cada centro cerebral influye las 
regiones vecinas y otros centros encefálicos.
En el momento de la unión germinal existen 24 
pares de cromosomas paternos y 24 maternos. Podría 
suponerse, por tanto, que procediendotodos los hijos 
MECANISMO Y ORGANISMO 23
de los mismos recursos deberían ser iguales, pero la 
ley de la herencia, que exige que cada uno de nos­
otros tenga solamente 24 cromosomas, impide que 
tengamos 24 de la madre y 24 del padre. La mitad de 
los cromosomas deben ser destruidos, lo que sucede 
cuando el óvulo, en su proceso de maduración, antes 
de ser fecundado, expulsa un cromosoma de cada par; 
(*1 espermatozoo sufre el mismo proceso y, en ambos 
casos, la expulsión de los cromosomas se hace pro­
bablemente al azar. Nadie sabe cuáles son los cromo­
somas que proceden del padre ni cuáles los de la ma­
dre, pues son posibles millones de combinaciones. Lo 
único seguro es que cada combinación es única y no 
existen dos huevos fecundados de la misma madre 
que tengan los mismos pares de cromosomas. Cada 
grupo de cromosomas contiene los jeroglíficos co­
rrespondientes al futuro desarrollo individual o, como 
lia dicho Schródinger,121 su “código cifrado”.
¡Extraña máquina que se desarrolla a partir de 
los cromosomas y sus ocultas leyes de configuración 
y herencia! Sin embargo, todavía podría creerse que 
cada cromosoma es una pequeña máquina autónoma 
con propiedades rígidas, fijas y preestablecidas, si no 
hubiese observaciones que hacen cuestionable tal con­
cepto.
Cuando Hans Driesch,33 biólogo alemán contem­
poráneo, realizaba sus experimentos sobre la blástula 
del erizo de mar, hizo un descubrimiento sorprenden­
te. Dividió la blástula de dicho equinodermo en dos 
partes iguales. Como los elementos del desarrollo es­
tán simétricamente distribuidos en la blástula, el re­
sultado de la división, de acuerdo con el concepto 
mecanicista, debería seguir una de estas dos posibili­
dades: o bien se desarrollaba un erizo de cada mitad 
o bien no se desarrollaba ninguno, por haber sido 
destruido el mecanismo de desarrollo. Pero ocurrió 
un hecho sorprendente: el resultado de la división 
fué un erizo de mar completo pero proporcionalmente 
más pequeño, de acuerdo con la cantidad de proto- 
24 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
plasma escindida. Cualquier fragmento separado al 
azar del protoplasma daba lugar a un embrión com­
pleto.
Tomemos otro delicado animal, la clavelina, asci- 
dio marino que está compuesto de dos órganos princi­
pales dentro de un cuerpo en forma de odre. Si corta­
mos la extremidad del cono se produce el fenómeno 
de la regeneración, el cual se observa también en el 
cangrejo, que puede regenerar una de sus pinzas o, 
en menor escala cuando, en el hombre, se cura una 
herida. Pero si cortamos la clavelina por la mitad no 
queda substancia para una regeneración y entonces 
ocurre algo increíble. El animal regresa a su estado 
original, una esfera de protoplasma, procediendo a 
rehacer con su substancia viva una nueva clavelina, 
un organismo completo. Ninguna máquina podría ha­
cer esto. Si alguna pieza de la máquina se estropea 
otra pieza puede quizá suplir su función, pero la má­
quina no puede desmontarse por sí sola, acoplar las 
parles que quedan y reconstruirse de nuevo. La resti­
tución de partes de un animal, por ejemplo, la piel, 
sugiere que en el organismo debe haber un principio 
organizador que elabora la materia hasta conseguir un 
conjunto. Dicho principio organizador, como la ente- 
lequia aristotélica, dispone el organismo en un siste­
ma armonioso. El organismo ya no aparece como la 
suma de sus partes sino que es el total el que deter­
mina las partes.
Todavía no sabemos en qué consiste tal conjunto, 
pero tanto la psicología como la biología han encon­
trado dicho factor organizador. Debido a él pueden 
funcionar nuestras percepciones, transformando es­
tímulos simples en los objetos que vemos,’los sonidos 
que oímos y los sentimientos que sentimos. Nuestra 
percepción selecciona, transforma, agrupa, organiza e 
integra. Esto es algo más que una simple respuesta 
a un estímulo simple o, en otras palabras, el mundo 
está compuesto, para nosotros, de elementos inconexos. 
Vamos a discutir ahora este fenómeno en relación con 
MECANISMO Y ORGANISMO 25
las demás funciones. Esta fuerza vital organizadora 
a la que podemos designar con cualquier otro nombre 
(Driesch, siguiendo a Aristóteles, la llamó entele- 
quia, indicando con ello una fuerza vital inteligible), 
esta función “O” del organismo que lo diferencia de 
la máquina, no posee una sola propiedad sino varias. 
No sólo selecciona, agrupa, dirige y transforma sino 
que parece constituir la base de los reflejos e instintos 
relacionando y equilibrando armoniosamente todas 
las funciones. Está estrechamente relacionada con el 
proceso “vital” que impide que el organismo se des­
integre.
Se han formulado diversas sugestiones de orden 
químico, pero lo que a nosotros interesa es que las 
funciones de la máquina orgánica no pueden separarse 
del proceso vital. Driesch rechaza la explicación que 
puede dar una teoría química, puesto que los elemen­
tos químicos son pocos y por ende, además, la forma 
de los órganos elementales no está de acuerdo con las 
diferencias químicas. Rechaza la teoría mecanicista 
porque en cada parte del armonioso conjunto debe 
haber algo que le permite tan diversas funciones.
Las modernas teorías del desarrollo han avanzado 
a partir de Driesch, pero los problemas básicos no 
han cambiado. Aunque se llegara a descubrir en el 
organismo una unidad mecánica esencial, los últimos 
descubrimientos ponen de manifiesto que ninguna de 
esas supuestas unidades mecánicas desempeñaría un 
papel exclusivo en la determinación de ningún carác­
ter simple.
Aunque no podemos concluir si la vida es dirigida 
por una misteriosa fuerza orgánica distinta de la fuer­
za mecánica, podemos estar seguros de que las unida­
des esenciales, cualquiera que sea su estructura, no 
funcionan en la misma forma que las unidades esen­
ciales de las máquinas construidas hasta ahora por 
el hombre. Quizá lleguemos a ser capaces de cons­
truir un hombre-roóoZ, pero su maquinaria sería 
muy distinta del simple concepto mecánico que teñe- 
26 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
mos ahora. Cuando usamos la frase “organismo con­
tra mecanismo” queremos decir que las funciones or­
gánicas son distintas de las de las máquinas conocidas 
hasta ahora. El término “organismo” servirá como un 
signo que indique las relaciones dinámicas, infinita­
mente más complicadas que las estáticas.22 52 Cuando 
hayamos comprendido estas diferencias podremos eli­
minarlas desde un nuevo punto de vista, especial­
mente el organicista. Si los fenómenos psicológicos se 
reducen a manifestaciones de energía, las diferencias 
entre los problemas físicos y biológicos sólo pueden 
apoyarse en el hecho de que la estera biológica pa­
rece ser más complicada que la física y la psicológica 
más que la biológica. Como estudiaremos más ade­
lante, los procesos psicológicos que son resultado de 
impresiones como los estudiados por la psicología 
de las estructuras (Gestalt) y los procesos psicológi­
cos que producen nuestras expresiones de los cuales 
trata el psicoanálisis y la psicología experimental 
profunda, deben ser comprendidos como fenómenos 
de energía y de su dinámica, sobre la que se basan los 
fenómenos físicos, biológicos y psicológicos.
Para simplificar podemos resumir las diferencias 
más importantes de estos puntos de vista en la forma 
siguiente: de acuerdo con la teoría mecanicista la 
conducta del hombre se considera como la de una má­
quina: el comportamiento total es igual a la suma de 
elementos simples y fijos. Desde un punto de vista 
vilalista la conducta humana es dirigida por una fuer­
za vital y el comportamiento total sería igual a sus 
elementos simples más dicha fuerza. El concepto or­
ganicista considera la conducta del hombre no con­
forme a una disposición fija, sino como un sistema 
dinámico; la conducta total sería más que la suma de 
sus partes y el centro directivo sería la resultante 
de las relaciones funcionales.
II
LAS BASES BIOLÓGICAS DE LOS 
FENÓMENOS PSÍQUICOS
En el capítulo anterior señalamosdos conceptos psi­
cológicos a los que llamamos “mecanicismo” y “or- 
ganicismo”. Pero con dichos términos queremos ex­
presar no sólo dos conceptos sino también dos tipos 
de fenómenos. La psicología trata, en realidad, de 
muchos fenómenos que pueden ser llamados mecáni­
cos, porque su forma de expresión es tan definida y 
predecible como la de una máquina e, igual que ésta, 
se compone de muchos elementos conocidos que rea­
lizan el trabajo completo de un mecanismo. Sin em­
bargo, si estudiamos con más detalle las máquinas 
psíquicas llegaremos siempre a un punto a partir del 
cual tenemos que renunciar a nuestras explicaciones 
mecánicas. Todas estas funciones poseen, además de 
sus actividades mecánicas, otras características que 
no tienen semejante en las máquinas conocidas y 
que no podemos imaginar actuando con arreglo a las 
leyes de la física. Debemos, por tanto, decir que la 
actividad orgánica se impone a la mecánica, como 
estudiaremos en los capítulos siguientes. El principio 
inecanicista es el más simple de todos y nosotros re­
cordaremos siempre la frase de Morgan: “Si la con­
ducta es el resultado de procesos simples no puede 
interpretarse como el producto de las más elevadas 
facultades.”
Siempre nos encontraremos con estas dualidades: 
simplicidad y complejidad, sucesión estática de acon­
tecimientos y simultaneidad dinámica. En la unión 
de estos contrarios es donde parece residir la base de 
todos los procesos vitales, fenómeno con el que nos 
encontraremos en muchos casos.
Si en las páginas siguientes describimos los fenó­
27
28 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
menos psíquicos en sucesión aislada lo hacemos así 
para facilitar la exposición de los datos; sin embargo, 
sabemos que todos los fenómenos descritos aparecen 
simultáneamente y, por tanto, no está justificado em­
pezar con un determinado tema mejor que con otro 
cualquiera. Con estas reservas comenzaremos por ex­
poner la actividad electroquímica del organismo, base 
de la actividad psíquica.
Las glándulas y las bases químicas de la 
ACTIVIDAD PSÍQUICA
Las glándulas producen la química del organismo, la 
cual se basa en el gran integrador químico que es 
la corriente sanguínea. Lo mismo que el sistema ner­
vioso, que estudiaremos más adelante, es como un sis­
tema de señales eléctricas, la circulación sanguínea es 
una red de transportes. Cada órgano descarga sus 
productos en la sangre, la cual los lleva a todos los 
órganos del cuerpo. En quince segundos una substan­
cia endocrina ha llegado a todas las regiones del or­
ganismo. Estas substancias básicas son producidas por 
las glándulas endocrinas. Al llegar a este punto po­
dríamos preguntarnos qué tienen que ver con la psi­
cología estas digresiones biológicas. Precisamente 
el funcionamiento de las glándulas nos proporciona la 
primera respuesta: como es bien sabido, los diferentes 
rasgos de la personalidad dependen directamente del 
funcionamiento glandular y la personalidad cambia 
completamente si las glándulas son hiper o hipoes- 
timuladas. No sólo las glándulas sino también el ce­
rebro y los músculos están relacionados con los proce­
sos químicos.
En las siguientes consideraciones sólo nos vamos 
a referir a aquellas funciones glandulares que ejercen 
influencia más directa sobre el desarrollo psíquico; 
dejaremos a obras especiales 60 estudios más amplios.
Vamos a considerar las glándulas endocrinas si- 
LAS BASES BIOLÓGICAS 29
guien do su orden de ubicación en el organismo a par­
tir de la cabeza (fig. 2). El cuerpo pineal es una 
pequeña estructura situada en la cara posterior del 
tallo encefálico, entre los hemisferios cerebrales. A 
pesar de su pequeñez, su función es conocida y se 
supone que contribuye a controlar el esqueleto y a 
mantener reprimidas las glándulas sexuales.
Fie. 2. Localización de las principales glándulas endocrinas
La glándula pituitaria se aloja en una cavidad 
ósea de la base del cráneo y, a pesar de estar conecta­
da con el tronco cerebral no tiene nada que ver con 
las funciones encefálicas. Está dividida en dos ló­
bulos, el anterior y el posterior. El /iiperfunciona- 
miento (exceso de actividad) del lóbulo anterior pro­
duce gigantismo, por estimular el crecimiento del 
30 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
esqueleto; las manos, pies, nariz, etc. del individuo 
se desarrollan considerablemente. El lóbulo anterior 
estimula también el desarrollo de los órganos sexua­
les cuando hay hiperfunción y retrasa su madura­
ción cuando existe una A/pofunción (actividad dis­
minuida) pituitaria. Debido a esta hipofunción el 
individuo puede quedarse enano, a menudo con 
anormal desarrollo sexual, aunque con inteligencia 
normal. El lóbulo posterior ejerce efectos básicos so­
bre los procesos met^bólicos. La pituitaria ha sido 
llamada la glándula maestra por ejercer un control 
sobre las demás glándulas.
Quizá los datos más precisos acerca de los efectos 
de las secreciones internas sobre la conducta humana 
se han obtenido de las investigaciones sobre el tiroi­
des. Esta glándula está situada por delante de la trá­
quea. Su extirpación o la insuficiencia de su funcio­
namiento puede acarrear síntomas físicos y psíquicos 
de cretinismo, incluso retardo en el crecimiento, se­
quedad de la piel, pérdida del cabello, acumulación 
de grasa y deficiencia mental. El sujeto pierde su vi­
vacidad y tanto el cerebro como los músculos pa­
recen inertes apareciendo, como consecuencia, lenti­
tud y pérdida de la capacidad de concentración. La 
hiperactividad del tiroides hace al individuo nervioso, 
inestable e inquieto. Como síntomas -físicos aparece el 
exoftalmos, la aceleración del pulso y el aumento de 
la perspiración.
Muy próximas a la glándula tiroides están las 
paratiroides, cuatro cuerpecillos del tamaño de gui­
santes. Su extirpación produce espasmos musculares, 
temblores y la muerte. La falta de hormón paratiroi- 
de produce hiperexcitación del sistema nervioso y el 
exceso da lugar a una calma excesiva con lasitud mus­
cular y pereza generalizada. El tiroides y las parati­
roides parecen tener funciones opuestas, estimulantes 
las primeras y apaciguadoras las segundas.
Poco es lo que se sabe acerca de la glándula timo, 
situada en el tórax, inmediatamente por detrás del 
LAS BASES BIOLÓGICAS 31
borde superior del esternón. Como se atrofia a partir 
de la pubertad se supone que desempeña una impor­
tante función durante los primeros años de la vida. 
Las glándulas suprarrenales, colocadas inmediata­
mente encima de cada riñón, son dos pequeñas forma­
ciones del tamaño de guisantes y divididas en dos par­
tes que tienen distinta función. Estas glándulas están 
directamente relacionadas con la expresión de las emo­
ciones (véase pág. 128). Cada una de las dos partes de 
la glándula produce una secreción distinta. Una, la 
adrenalina, se produce por estimulación emocional y 
da lugar a reacciones súbitas; la otra, la cortina, es 
un elemento necesario para la vida; su destrucción 
causa una enfermedad mortal (enfermedad de Addi- 
son). La hiperactividad de la secreción parece exaltar 
las características masculinas, tanto en el hombre como 
en la mujer, pudiendo, en esta última, dar un tono 
más grave a la voz, hacer crecer la barba, etc.
El páncreas secreta insulina, la cual, cuando está 
en exceso, origina defectos respiratorios, fatiga, ner­
viosidad y ansiedad y, cuando está en defecto, debili­
dad y hambre. No es mucho lo que se sabe acerca de 
otras glándulas, especialmente en relación con los pro­
cesos psíquicos. Las diversas funciones endocrinas se 
superponen y modifican entre sí en forma no bien 
conocida todavía.
Las glándulas sexuales o gonadas (testículo y 
ovario) son necesarias para las funciones de repro­
ducción. Sus secreciones internas están directamente 
relacionadas con el apetito venéreo. Los caracteres 
sexuales están determinados por estas glándulas. El 
estudio de sus funciones ha demostrado que tanto el 
hormón masculino como el femenino existen en todos 
los individuos.
Las glándulasdescubiertas hasta ahora sólo cons­
tituyen una parte de la química corporal, la cual debe 
de tener una influencia mucho más amplia de la que 
se supone. Es muy probable que cada tendencia de la 
personalidad tenga cierta relación con la actividad 
32 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
química del organismo. Los fenómenos psicológicos 
a que dan lugar dichas tendencias no son, pues, he­
chos aislados sino partes integradas en el organismo 
en su totalidad. Sería erróneo emitir una teoría me- 
canicista del organismo basándose en datos de origen 
químico, porque las glándulas no actúan separada­
mente para provocar las tendencias de la personali­
dad, sino que se influyen mutuamente. La corriente 
sanguínea, que relaciona a todos los órganos del cuer­
po, parece poseer determinadas características que le 
son dadas no sólo por todo el organismo sino tam­
bién por la personalidad.
De estas consideraciones biológicas se deduce que 
la actividad psíquica no depende solamente de la psi­
que. Lo psíquico no es, pues, el resultado exclusivo 
de la función cerebral sino que está integrado en todo 
el organismo. Alfredo Adler fué el primero que se­
ñaló el hecho de que la gente no piensa solamente con 
su cerebro, sino también con sus glándulas, su estó­
mago, su corazón, sus pulmones y otros órganos. A 
este fenómeno lo llamó Adler “el dialecto de los ór­
ganos”.1 A esta interrelación entre los fenómenos psí­
quicos y los somáticos se le llama ahora psicosomáti- 
ca. Si bien es cierto que existen enfermedades debidas 
a las bacterias, la experiencia indica que en muchos 
casos existe una constitución física susceptible de fa­
vorecer una enfermedad. Tal ocurre cuando determi­
nado órgano es débil, y dicha debilidad aparece cuan­
do se utiliza el órgano como canalizador de ciertas 
expresiones de la personalidad. Es decir, que una ten­
sión psíquica puede provocar una tensión de los ór­
ganos e incluso un hiper o hipodesarrollo de la fun­
ción glandular, lo cual repercute sobre el organismo. 
En esta forma se crea un ciclo biopsíquico entre los 
estímulos psicológicos (p) y los biológicos (b) : p —» 
b —> p —> b —> p , etc.
LAS BASES BIOLÓGICAS 33
El sistema nervioso
La relación más importante entre todos los órganos 
internos y el cerebro se establece por medio del siste­
ma nervioso, el cual se divide en tres formaciones 
principales: el sistema nervioso autónomo, el sistema 
nervioso central y el sistema nervioso periférico. A su 
vez, el primero, que establece las interconexiones, está 
constituido por dos sistemas principales: el simpático 
y el parasimpático. El sistema nervioso autónomo 
estimula los músculos involuntarios y las glándulas. 
Los movimientos gastrointestinales, el ritmo cardíaco, 
ciertas posturas corporales etc. no son actividades 
conscientes y, por tanto, no pueden ser aprendidas. Las 
tendencias emocionales parecen estar estrechamente 
relacionadas con el sistema nervioso autónomo, del 
cual hablaremos con más detalle cuando tratemos 
de las emociones (véase pág. 128).
Si pudiéramos influir sobre la relación entre nues­
tro sistema nervioso autónomo y nuestro sistema ner­
vioso central (que dirige todos los actos conscien­
tes) podríamos regular todos los procesos internos 
del organismo y, por tanto, dirigir nuestras emocio­
nes. Parece que esto podría lograrse mediante la dis­
ciplina de los reflejos, cosa desconocida en nuestra 
civilización, pero conocida de ciertas antiguas civili­
zaciones, como la India. Los yoguis aseguran ser capa­
ces de regular por completo sus órganos internos, de 
detener la respiración y el funcionamiento del cora­
zón; también aseguran el dominio de sus emociones. 
Trataremos este problema cuando hablemos de los re­
flejos (p. 182-3).
El sistema nervioso central tiene como función 
principal la dirección consciente del organismo y el 
desarrollo de la capacidad de aprender. En el hom­
bre, este sistema se compone del encéfalo y la médula 
espinal (figs. 3 y 4). Las partes más importantes del 
encéfalo son los dos hemisferios cerebrales, los dos 
34 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
del cerebelo, el puente de Varolio y el bulbo raquí­
deo o médula oblonga. Algunas funciones están locali­
zadas, hasta cierto punto, en el cerebro, aunque, en 
general, éste funciona como un todo indivisible. Dis­
cutiremos sus funciones cuando describamos los pro­
cesos del pensamiento (pág. 188), pero no queremos 
dejar de mencionar aquí que el cerebro, el aparato 
más sutil del organismo, presenta un fenómeno similar 
al descrito por Driesch en el erizo de mar; si un cen­
tro nervioso es destruido por una bala o por una apo­
plejía el paciente pierde la función correspondiente, 
pero pasado cierto tiempo otro centro puede suplir las 
funciones de la parte destruida.
Fie. 3. Localización de algunas funciones del cerebro
Los estudios de K. S. Lasliley 87 han demostrado 
este aspecto de la psicobiología. Después de entrenar 
a un animal para ejecutar determinado acto se le extir­
pa la zona del cerebro que se supone relacionada con 
la ejecución de dicho acto. Una vez que el animal se ha 
restablecido de la intervención se comprueba si la 
ablación de aquel centro cerebral ha hecho desapa-
LAS BASES BIOLÓGICAS 35
recer el acto correspondiente y si éste no puede apren­
derse de nuevo como sugeriría una relación mecani- 
cista entre el cerebro y el acto correspondiente. Como 
en otros casos, ocurrió algo sorprendente: el animal, 
que al principio era incapaz de realizar el acto 
aprendido, pudo volver a ejecutarlo mediante un en­
trenamiento adicional. De estos hechos debemos de­
ducir que el mismo acto puede ser aprendido por dis­
tintos centros cerebrales y que debemos rechazar una 
teoría mecanicista basada en localizaciones cerebrales 
fijas. Éste era el caso de Driesch con el erizo de mar, 
en el cual distintas partes, o quizá todo el cerebro, 
parecen tener iguales potencialidades. La teoría de 
las funciones específicas localizadas en regiones de­
terminadas del cerebro ha ido desvirtuándose paula­
tinamente y ha sido sustituida por la de que el ce­
rebro actúa en su totalidad.
Lòbulo parielal
Fig. 4. Corte central del hemisferio cerebral izquierdo
El sistema nervioso tiene dos funciones principa­
les; la primera consiste en transportar el impulso ner­
vioso desde los receptores que reciben los estímulos 
del ambiente hasta los efectores, especialmente los 
músculos. La rápida conexión entre los receptores que 
reciben el impulso y los músculos que reaccionan es 
establecida por los nervios. Sin embargo, las respues­
tas no son dadas por partes aisladas sino siempre 
36 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
en relación con el conjunto. Esta organización de 
respuestas en un plan unificado se denomina integra­
ción y constituye la segunda función del sistema ner­
vioso. Organiza los estímulos que llegan a los troncos 
nerviosos procedentes de los órganos de los sentidos, 
transformándolos en impresiones globales transmiti­
das por los troncos nerviosos hasta los músculos y 
glándulas. Los nervios conectados con una masa cen­
tral, el encéfalo y la médula espinal que se extiende a 
lo largo de la espalda, envían a ese centro general los 
llamados nervios “sensitivos” y emiten los llamados 
“motores”. Los primeros son aferentes y los segundos 
eferentes. El centro relaciona la impresión y la ex­
presión, lo que permite al organismo accionar y re­
accionar como una unidad.
Fig. 5. Una neurona (célula nerviosa motora) conectada con 
una célula muscular
Si napsis
Fig. 6. Sinopsis, conexión de una célula nerviosa con otra
Los impulsos nerviosos atraviesan la célula nerviosa en un solo 
sentido
Cada nervio contiene muchísimas fibras nerviosas. 
Solamente el nervio óptico tiene unas 400,000. Se esti­
ma que el número total de células nerviosas es mayor 
37LAS BASES BIOLÓGICAS
de 14 mil millones. La neurona se divide en tres par­
tes: el cuerpo celular, el eje y las dendritas (fig. 5). 
1.a fibra nerviosa simple, a semejanza de un alam­
bre aislado, consisteen un cilindro envuelto por 
una vaina. El cilindro, llamado eje, es una rama 
de una célula nerviosa la cual posee ramificaciones 
todavía más finas. Las dendritas son cortas, semejan­
tes a las ramas de un árbol, mientras el cilindro-eje
Fig. 7. Representación esquemática de las vías sensoria y 
motora en la médula espinal
Los impulsos de los receptores de la piel llegan a la médula 
espinal a través de las células nerviosas aferentes y sensitivas. 
En la médula espinal los impulsos excitan las células nerviosas 
eferentes o motoras, a lo largo de las cuales van los impulsos a 
los músculos. Los impulsos son también transmitidos al cerebro. 
La vía receptor-médula espinal-efector se llama “arco reflejo”, 
aunque muy fino puede alcanzar una longitud que 
varía entre algunas pulgadas y varios pies. El sistema 
formado por los nervios no es, como se había supues-
33 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
to, "una red”, pues aunque una neurona tenga contacto 
con otra no se fusiona con ella y continua aislada. 
Al contacto que establece una neurona con otra se 
le llama sinapsis. En la sinapsis entre dos neuronas el 
cilindro-eje de una termina en varios ramos que esta­
blecen contacto con las dendritas de otro cilindro eje. 
En una sinapsis la dendrita es el receptor y el cilindro- 
eje el estimulador. Las fibras sensitivas aferentes/y 
las motoras eferentes con sus conexiones sinápticas 
forman el “arco reflejo”, que constituye el camino 
seguido desde un órgano sensitivo y a través de un 
centro nervioso hasta el músculo (fig. 7). La con­
ducción del impulso nervioso es tan rápida (unos 70 
metros por segundo), que una reacción simple se pro­
duce en una fracción de segundo. La velocidad de la 
conducción demuestra que se trata tanto de un pro­
ceso químico como eléctrico.
La actividad nerviosa está sometida a la ley del 
todo o nada. Puede ser comparada a una explosión 
de dinamita; explota totalmente y su intensidad no 
puede ser graduada. Del mismo modo, la energía la­
tente de un nervio se descarga por cualquier estímulo 
capaz de excitar la fibra. Las diferencias que existen 
en la reacción de un nervio no resultan de la distin­
ta energía descargada por una fibra sino que depen­
den del número de fibras que han entrado en ac­
tividad. Un estímulo enérgico excita más fibras y 
despierta mayor número de ondas por segundo. El 
sistema nervioso ha sido comparado con un sistema 
telefónico. Los nervios, a semejanza de los cables tele­
fónicos, unen puntos distantes, y convergen en un cen­
tro común donde se establecen las conexiones como 
en un conmutador. Sin embargo, todas estas funciones 
son múltiples e interrelacionadas. Cada célula ner­
viosa influye sobre otras muchas, lo que hace enor­
memente complicado el sistema nervioso. Por ejem­
plo: los grandes nervios motores que controlan los 
músculos reciben energía de nervios sensitivos locales, 
de nervios de la médula espinal y del tronco cerebral 
LAS BASES BIOLÓGICAS 39
y de los del cerebelo. Todos estos nervios juntos de­
terminan cuándo debe ser activada la neurona. Así, la 
contracción de un músculo se basa sobre lo que podría­
mos llamar una discusión colectiva de todo el sistema 
nervioso, sobre el dinamismo de diversas fuerzas, pero 
nunca sobre un mecanismo estático de cualquier tipo 
que sea.
La actividad del sistema nervioso nunca puede ser 
reducida a una simple neurona o a un centro locali­
zado. Actúa como un todo, y como penetra en todos 
los lugares del cuerpo es el organismo en su totalidad 
el que actúa conjuntamente.
Bases eléctricas de la actividad psicológica
Hacia mediados del siglo pasado se descubrió que 
lodos los tejidos vivos poseen características eléctricas 
mensurables en milésimas y millonésimas de voltio. 
En 1924, el neuropsiquiatra alemán Hans Berger con­
siguió grabar las oscilaciones del cerebro humano. 
Berger utilizó para este fin el electroencefalógrafo 
(abreviadamente: E.E.G.), aparato registrador que 
consiste en varios electrodos que se adhieren a la piel 
del cráneo y un amplificador que aumenta los efec­
tos de las corrientes cerebrales más de un millón de 
veces. Los experimentos realizados indican que los 
procesos eléctricos proceden de los cuerpos celulares 
nerviosos. El cerebro emite ondas que oscilan entre 20 
y 150 millonésimas de voltio. Han sido observados 
cuatro tipos de ondas eléctricas cerebrales con dis­
tintas frecuencias: las llamadas ondas alfa, cuya fre­
cuencia normal, en el adulto, es de 8 a 13 por segun­
do; las ondas beta, cuya frecuencia es de 18 a 50 por 
segundo; las gamma, de amplitud más baja que las 
beta, y, por último, las ondas delta, que sólo aparecen 
cuando existe un tumor cerebral u otra formación 
anormal.
La valoración de un electroencéfalograma se basa, 
40 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
además de en la amplitud y la frecuencia, en el 
tiempo por ciento, o en la persistencia durante cier­
to tiempo de determinado tipo de ondas en un caso 
dado. Existen considerables diferencias entre diversos 
electroencefalogramas, hasta el extremo de que algu­
nos investigadores creen que puede distinguirse a un 
individuo de otro mediante sus ondas cerebrales, del 
mismo modo que se diferencian por sus huellas dacti­
lares. Los gemelos idénticos, pero no los gemelos fra­
ternales, muestran marcadas semejanzas del electro­
encefalograma, lo que indica la naturaleza hereditaria 
de los procesos eléctricos. Las diferencias individua­
les del electroencéfalograma disminuyen considera­
blemente durante el sueño o la narcosis y aun durante 
el reposo, mientras que cualquier actividad aumen­
ta esas diferencias. La correlación entre las carac­
terísticas del electroencéfalograma y los tipos de 
personalidad no ha sido todavía satisfactoriamente 
establecida, aunque parece existir. En los tipos es­
quizoides las ondas son más irregulares, mientras 
en los maníaco depresivos son más constantes. Los 
estímulos repentinos y la concentración mental inhi­
ben o cambian la forma de las ondas, pero las re­
peticiones o la preparación del sujeto para ciertos 
estímulos sensoriales disminuyen los efectos del cam­
bio. Los estados emocionales tienden a hacer dismi­
nuir la frecuencia de las ondas alfa y el shock, el 
miedo, la perplejidad, aunque puramente imaginarias, 
producen un bloqueo del ritmo. La temperatura, la 
actividad glandular y el metabolismo tienden a modi­
ficar el ritmo alfa. Los toxicómanos, los alcohólicos y 
los epilépticos presentan ondas características. Al 
parecer se presentan trastornos eléctricos antes de 
que aparezca cualquier síntoma evidente de trastorno 
mental, habiéndose podido pronosticar psicosis y neu- 
rosis mediante el electroencéfalograma realizado en 
niños.
Los distintos tipos de ondas eléctricas y su depen­
dencia de los procesos psíquicos, especialmente de las
41LAS BASES BIOLÓGICAS 
emociones, indican una relación entre los procesos 
(léctricos y la personalidad. El pensamiento que atra- 
v ¡esa nuestra mente es como el destello de un relám­
pago debido a la actividad eléctrica de las células. 
El Dr. B. Libet y R. W. Gerard, de la Universidad de 
Chicago, han dado cuenta recientemente de sus ob­
servaciones, de las cuales se deriva que cada célula 
rehace su propia carga eléctrica semejante a la que 
se desarrolla en las nubes tormentosas y, como el re­
lámpago, la descarga sobre las células contiguas.
Los SENTIDOS
La característica más importante del desarrollo es la 
diferenciación. El organismo más simple no está dife- 
renciado*en los diversos órganos sensibles sino que 
lodo su cuerpo es igualmente sensible a los estímulos 
mecánicos, químicos y eléctricos así como al calor, al 
frío y a la luz. En los organismos más evolucionados 
estas reacciones están diferenciadas y coordinadas 
con ciertas partes del cuerpo.
Las sensaciones han sido clasificadas en tres gru­
pos básicos: las extraceptoras, que reciben el estímulo 
del exterior, como el ojo, el oído etc.; las intracep- 
toras que lo reciben de dentro, como el estómago, lospulmones, los intestinos etc., y las proprioceptoras, 
localizadas en el cuerpo mismo y que reciben los es­
tímulos por el movimiento de sus partes como los 
músculos, huesos, articulaciones etc. Una característi­
ca de los extraceptores es la de percibir a distancia, 
por lo que mediante ellos el organismo se adapta 
al ambiente. Los órganos de los sentidos gradúan el 
estímulo como los instrumentos de medida. Su sensi­
bilidad depende de tres factores: 1) la función selec­
tiva, que está adaptada a determinada clase de es­
tímulos; 2) su grado de impresionabilidad, y 3) su 
respuesta a distintas intensidades y diversas varieda­
des de estímulos.
42 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
En relación con los órganos de los sentidos debe­
mos distinguir entre sensación y percepción. Estos 
órganos son receptores de estímulos y sólo nos dan 
sensaciones, las cuales se transforman en percepciones 
en el cerebro. Todos los órganos de los sentidos co­
laboran entre sí. Si una mosca nos zumba alrededor 
de la cabeza, la vemos, la oímos y la sentimos al 
mismo tiempo; la visión, el oído y el tacto funcionan 
a la vez. El lenguaje utiliza a menudo las mismas 
palabras para describir sensaciones de diferentes ór­
ganos. Por ejemplo: “aspereza” y “suavidad” pueden 
referirse a la vista, al oído y al tacto. La intensidad 
se puede experimentar con todos los sentidos.
Visión. En principio, el ojo es muy semejante al 
mecanismo de una cámara fotográfica (fig. 8). La 
retina es la película, tanto el ojo como la cámara 
poseen lentes, la pupila es como el diafragma, la 
esclerótica del globo del ojo es como la caja de la cá­
mara. El ojo contiene en el iris pequeños músculos 
que regulan el tamaño de la pupila permitiendo la 
entrada de la cantidad conveniente de luz. Tras la pu-
LAS BASES BIOLÓGICAS 43
pila está situado el cristalino, mecanismo elástico, 
semejante a la lente de la cámara fotográfica, que 
('nfoca el ojo hacia los objetos próximos o lejanos. La 
elasticidad del cristalino se mantiene tensa mediante 
un anillo de fibras radiales que, a su vez, son contro­
ladas por un anillo de tejido muscular: el músculo 
ciliar. El cristalino dirige los rayos luminosos hacia 
la retina, donde se forma la imagen. La córnea, cu­
bierta dura y transparente, está situada por delante 
de la pupila y el iris, combada hacia delante, de modo 
que refracta los rayos luminosos que pasan a través 
de ella. Detrás del cristalino está la retina, finísima 
membrana que contiene las células sensitivas y ner­
viosas. Las primeras son de dos clases: los bastones, 
que sólo son sensibles a la luz o a la oscuridad, y los 
conos, sensibles solamente al color. Los bastones es­
tán localizados en los bordes de la retina mientras 
los conos se localizan en una ligera depresión casi 
central llamada fóvea. Ésta, con los conos, constituye 
el centro de la visión a la luz, pero es casi insensible 
en la oscuridad. Existe, sin embargo, una acción de 
los bastones que permite que la retina pueda adap­
tarse más en la oscuridad. La teoría cromática de 
Young y Helmholtz57 se basa en el hecho de que 
todos los colores pueden obtenerse mediante una 
mezcla del rojo, el verde y el azul. Se supone, pues, 
que la retina sólo reacciona ante estos tres colores 
primarios y que los demás se obtienen por una mezcla 
de las respuestas básicas. Sin embargo, esta teoría no 
puede explicar algunos fenómenos como, por ejem­
plo, el hecho de que el color amarillo es visto por los 
sujetos que padecen daltonismo, mientras no distin­
guen el rojo del verde.85
Hay otros muchos fenómenos que no pueden ser 
explicados por una teoría estática, como, por ejem­
plo, el hecho de que, a la percepción, las formas per­
manezcan iguales a pesar de cambiar las sensaciones 
de iluminación, color, tamaño y posición. Distinto de 
la máquina, el receptor óptico mantiene la constancia 
44 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
y la continuidad de las impresiones. Observemos lo 
que ocurre en la proyección de una película cinema­
tográfica: lo que se proyecta en la pantalla es una 
serie de fotografías estáticas y la impresión de movi­
miento se deriva del encadenamiento de las series en 
distintas posiciones. El receptor óptico establece rela­
ciones y enfoca los elementos dinámicos y no los está­
ticos. 15 57 El complicado fenómeno de la percepción 
será expuesto en otro capítulo (véase p. 50 y si­
guientes) .
Oído. El órgano del oído se parece al de la vista en 
que ambos son receptores de ondas (fig. 9). Se com­
pone de tres partes principales: el oído externo, que 
funciona como un colector de ondas; el medio, que las 
transforma, y el interno, que es un receptor sensible. 
Las ondas sonoras, percutiendo la membrana del tím­
pano ponen en movimiento tres huesecillos que for­
man el oído medio, los cuales transmiten la vibración 
al oído interno. En este último está situada la cóclea, 
llamada también caracol por su forma espiral, que 
está llena de un líquido salino, y la membrana basilar, 
que contiene las células sensoriales, provistas de finí­
simos filamentos que, como cuerdas de un piano, 
reaccionan a cada vibración.
Helmholtz aplicó al oído su “teoría del piano” 
semejante a su hipótesis mecánica del ojo. Según esta 
teoría cada elemento de la membrana basilar sólo 
respondería a la vibración con la que estuviese sinto­
nizada y debido a esta sintonización fija el individuo 
distinguiría las distintas vibraciones como sonidos di­
ferentes. Los experimentos con el conejillo de Indias 
parecen apoyar esta opinión. M. Aupton expuso con­
tinuamente a estos animales al mismo tono y observó 
que llegaban a quedarse sordos para tal vibración, 
debido a que ciertas células ciliadas de la membrana 
basilar habían degenerado.
De nuevo se siente uno inclinado a considerar el 
oído como una máquina con elementos fijos de locali-
45LAS BASES BIOLÓGICAS 
zación. Pero, al igual que ocurre con el cerebro y con 
el ojo, se producen en el oído ciertos fenómenos que 
no encajan en una explicación niecanicista. En primer 
lugar: ¿qué es lo que oímos? ¿longitudes de onda o 
sonidos? Así como disponemos en cierta forma la 
longitud de las ondas luminosas, así también organi­
zamos las vibraciones sonoras y, al escuchar música,
no oímos una suma de sonidos, sino una pauta inte­
grada. La teoría de las estructuras (Gestalt) apoya 
uno de sus puntos básicos señalando que cuando una 
pieza de música se transporta (por ejemplo, para otro 
instrumento) se entiende como la misma pieza aunque 
cada uno de sus elementos haya cambiado. Cuando 
varias personas hablan al mismo tiempo entendemos 
y diferenciamos las voces de cada una aunque to­
das las vibraciones lleguen al oído confundidas unas 
con otras. Así pues, el órgano del oído no reacciona 
como una máquina sino con cualidades organizadoras. 
P. T. Young realizó el experimento de colocar en 
cada oído de una persona un tubo que dando la vuel­
ta por encima de la cabeza termina en un receptor 
colocado cerca del oído opuesto, de tal modo que se 
oyen con un oído los estímulos que deberían oírse 
46 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
con el otro. El sujeto al que se ha colocado este dis­
positivo tiene una transposición completa de los soni­
dos, ya que cuando oye un sonido hacia la derecha el 
objeto que lo produce está situado a la izquierda y 
viceversa. Mientras el sujeto tiene los ojos cerrados 
durante el experimento, la localización invertida no 
cambia, pero ocurre a menudo que, cuando abre los 
ojos, recobra la percepción y orientación normales. 
La percepción visual corrige el error auditivo demos­
trando la interacción entre los distintos sentidos y la 
adaptación orgánica contraria a la fijeza mecánica. 
Cuando se retira el instrumento el sujeto vuelve inme­
diatamente a establecer la localización normal. Una 
adaptación semejante ocurre con la visión cuando 
cambian las condiciones.
El oído, como el ojo, no sólo recibe estímulos sino 
que es también capaz de apreciar distancias. Las fun­
ciones de este órgano son múltiples;no sólo oye so­
nidos separados sino que diferencia ruidos y tonalida­
des y es capaz de sintetizar integrando sonidos sim­
ples en un conjunto. Por último, el sentido del equi­
librio está también situado en el oído. La posición en 
el oído interno de unas concreciones llamadas otoli- 
tos, que influyen en los finos filamentos receptores, 
nos permite conocer la posición de la cabeza y la sen­
sación de nuestros movimientos. Una lesión del oído 
interno puede afectar el sentido del equilibrio y cuan­
do se hace a una persona girar rápidamente sobre sí 
misma los efectos que esta rotación produce en el oído 
interno dan lugar a la sensación de vértigo. Sin em­
bargo, esta función no forma parte del sentido auditivo.
Olfato. Comparado con la visión y el oído, el sentido 
del olfato ocupa un lugar secundario en la mayor par­
te de los seres humanos. Los llamados receptores olfa­
torios están situados tan profundamente en la nariz 
que se hace difícil realizar experimentos con ellos. 
H. Henning 58 limita los olores a seis factores bási­
cos, a saber: a especias, fragante, etéreo, resinoso, pú-
LAS BASES BIOLÓGICAS 47
trido y chamuscado. Como los demás órganos de los 
sentidos, el del olfato tiene la facultad de analizar y 
sintetizar, existiendo también una adaptación alfatoria.
Gusto. En íntima relación con el sentido del olfato está 
el del gusto. Algunas cualidades que se suponía eran 
propias del gusto pertenecen, en realidad, al olfato. 
Los sabores primarios son el amargo, el dulce, el ácido 
y el salado. El gusto está también relacionado con las 
sensaciones dolorosas y táctiles; por ejemplo: un sa­
bor cáustico puede hacerse doloroso y un sabor suave 
da una sensación táctil. Así, el sentido del gusto es un 
fenómeno muy complejo, basado también en la inte­
gración de varios estímulos cuyos efectos no son el 
resultado de una suma sino de la integración en una 
unidad. Los receptores del gusto son las papilas de la 
superficie lingual, de las cuales unas están adaptadas 
para una sola sensación gustativa mientras otras lo 
están para dos o tres. Sin embargo, los verdaderos 
receptores gustativos, los botones gustativos, están si­
tuados en pequeñas depresiones bajo la superficie de 
la lengua. Hay muchas substancias que dan la sensa­
ción de un sabor y de ahí ciertas dudas acerca de la 
naturaleza de un estímulo. También en el sentido del 
gusto se observan los fenómenos de adaptación y 
de contraste. Así, sabemos que una naranja nos re­
sulta más ácida después de comer un caramelo, pero 
más dulce después de un limón.
El sentido del tacto. Las sensaciones de calor y frío, 
de aspereza y suavidad, de cosquilleo, de picor, etc., 
pertenecen al sentido del tacto.101 Si, pasamos un lápiz 
sobre la piel notamos en ciertos puntos una sensación 
de frío; utilizando un estímulo cuya temperatura sea 
un poco más elevada que la de la piel experimentare­
mos la sensación de puntos calientes y, por último, 
usando un objeto agudo sentiremos en los llamados 
puntos dolorosos una impresión de dolor. Con la pun­
ta de un cabello podemos encontrar en la piel ciertos 
48 INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA
puntos táctiles que nos dan la sensación del tacto. 
Vemos, pues, que se encuentran en la piel receptores 
para el frío, el calor, el dolor y el tacto. Sin embargo, 
también en este caso son raras las sensaciones aisla­
das, siendo más frecuentes las sensaciones combinadas 
en distintas formas; así, las de calor y frío pueden 
despertar también dolor. Además, cada sensación pue­
da adoptar diferentes tipos y, por ejemplo, el dolor 
puede sentirse como escozor, pinchazo, punzada etc. 
Los puntos sensibles de la piel presentan también 
un fenómeno paradójico, por ejemplo: si se aplica un 
estímulo sumamente frío puede dar la sensación de 
calor. También hay sensaciones paradójicas de dolor, 
ya que el dolor puede ser agradable o desagradable; 
el picor de una especia sobre la lengua y ciertas sen­
saciones táctiles, siendo fundamentalmente dolorosas, 
se experimentan como placenteras.
El sentido kinestésico y otros sentidos. Los cinco sen­
tidos que acabamos de describir fueron tenidos hasta 
hace poco como los únicos en el hombre. Actualmen­
te, aunque no sabemos exactamente cuántos sentidos 
posee el hombre, sí sabemos que son más de cinco. 
Uno de ellos es el sentido muscular, mediante el cual 
apreciamos un peso que sostenemos en la mano. Se 
han encontrado órganos sensoriales en los músculos, 
tendones y articulaciones. Este sentido, llamado ki­
nestésico o del movimiento, indica la posición de las 
extremidades y la progresión del movimiento cuando 
desarrollamos alguna actividad.
Tenemos, además, sensaciones orgánicas como el 
hambre, la sed, la náusea etc., y otras de carácter 
indefinido que parecen influir en nuestra sensación 
de bienestar o de depresión. El sentido que produce 
la llamada percepción extrasensorial, tal como la tele­
patía, no es un fenómeno normal ni frecuente y per­
tenece al capítulo de la psicología anormal * (véase 
pág. 187).
♦ En preparación por el mismo autor: Normal or Abnormal ?
LAS BASES BIOLÓGICAS 49
Aunque cada órgano sensorial es un receptor para 
determinados estímulos y está formado como una com­
plicada máquina para reaccionar ante estímulos sepa­
rados, en realidad todos los sentidos funcionan ínti­
mamente ligados y algunos pueden sustituir par­
cialmente a otros. Los ciegos sustituyen con el tacto 
su falta de visión, leen con las manos tan bien como 
nosotros con los ojos y no por pasos sucesivos, sino 
también con la percepción de una unidad. Los impre­
sos para ciegos están formados por elevaciones punti- 
forrnes del papel y, cuando el ciego percibe la im­
presión de una palabra con su mano izquierda, la 
derecha, explorando la que sigue, integra las pala­
bras en la unidad de una frase. En las personas ciegas 
el sentido del tacto puede desarrollar enormemente la 
recepción de vibraciones. Las ondas sonoras, refle­
jándose en los objetos pueden servir para localizar la 
posición de éstos como hacen los aparatos de radar. 
La historia de Helen Keller, ciega y sorda, constituye 
el caso más fantástico del éxito conseguido exclusiva­
mente mediante el alto desarrollo del sentido del tac­
to. La vida de esta mujer demuestra que el ser hu­
mano es capaz de percibir el mundo óptico y acústico 
aun cuando carezca de los órganos específicos y de­
muestra que una función (en este caso el sentido 
del tacto) posee inimaginables posibilidades latentes. 
Todo lo cual demuestra también que el organismo no 
funciona mediante normas rígidas como una máquina.
III
LA PERCEPCIÓN
Percepción e interpretación
El objetivo principal de los esfuerzos técnicos del hom­
bre es perfeccionar las funciones del organismo por 
medios artificiales. Ejes, tijeras, arpones, etc. sir­
ven para aumentar las actividades manuales; la rueda 
para extender el movimiento de sus piernas; los ante­
ojos, los telescopios y las cámaras fotográficas para 
corregir las cualidades visuales y así sucesivamente. 
Después de haber inventado mecanismos que traba­
jan con más eficiencia que las funciones orgánicas, el 
hombre considera sus órganos como máquinas im­
perfectas. Del’mismo modo que una máquina trabaja 
en determinada forma con un material dado, así se 
suponía que la máquina humana estaba similarmente 
formada en cada cuerpo.
Desde este punto de vista, la percepción es, sim­
plemente, un acto. De acuerdo con un viejo e ingenuo 
concepto, los nervios conducen las imágenes o pro­
piedades del objeto al cerebro donde distintas máqui­
nas registran los estímulos procedentes del exterior. 
La percepción es el acto físico de recibir impresiones 
sensoriales, es decir, de registrar la reflexión de la luz 
o, para ser más exactos, las ondas luminosas, de regis­
trar las ondas sonoras, tle responder con una sensación 
cuando se tocan las llaves que marcan “frío”, “calor” 
o “dolor”. Pero el acto de la percepción es mucho 
más complicado.
El cerebro es no solamente una máquina registra­

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