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Tomos de la serie Consejería bíblica: Consejería bíblica: Manual de consulta sobre 40 temas críticos Consejería bíblica 2: Manual de consulta sobre el matrimonio y la familia Consejería bíblica 3: Manual de consulta sobre adolescentes Consejería bíblica 4: Manual de consulta sobre mujeres Consejería bíblica 5: Manual de consulta sobre la sexualidad y las relaciones Contenido Cubierta Portada Tomos de la serie Consejería bíblica Introducción Aborto Abuso sexual Acoso escolar Actitudes Adicción a la Internet y los videojuegos Adopción Alcohol y drogas Ausencia del padre Cortes y autolesiones Cultura e influencia mediática Decisiones en cuanto a la profesión Depresión Disciplina Disfunciones alimentarias Divorcio de los padres Dudas espirituales Duelo y pérdida Embarazo Estrés Fobias y ansiedad Guía divina Ira Obesidad Obsesiones y compulsiones Orientación sexual Padres alcohólicos y maltratadores Pandillas y violencia Perdón Pornografía y masturbación Presión del grupo Promiscuidad y enfermedades de transmisión sexual Relaciones sentimentales destructivas Relaciones entre padres y adolescentes Rendimiento escolar Sentimiento de culpa Sentimiento de inferioridad Soledad Suicidio Trastorno por déficit de atención con hiperactividad Trauma Notas Recursos recomendados Créditos Introducción Erik Erikson, un psicólogo especializado en el desarrollo humano, constató que la “crisis de identidad” de los adolescentes es el conflicto más importante al que una persona se enfrenta a lo largo de su vida. Durante esos años cruciales, los jóvenes tienen que contestar a la pregunta: ¿Quién soy yo? A muchos de ellos esta pregunta les resulta abrumadora: las presiones del grupo de amigos, los nuevos impulsos causados por el desarrollo hormonal y las crecientes oportunidades para experimentar con diferentes comportamientos pueden combinarse para crear una verdadera tormenta de tentaciones y dudas en cuanto a uno mismo. Algunos adolescentes buscan entonces ayuda de personas adultas maduras, y muchos de ellos encuentran el perdón y la dirección para sus vidas en Jesucristo, pero otros recurren a conductas autodestructivas para enfrentarse a la crisis. En el mundo actual de la adolescencia, términos como cortar, desempolvar, ahogarse o salvia no se refieren a cortar verduras, limpiar nuestra casa o atragantarse comiendo una hamburguesa, sino que tienen que ver con prácticas que son más peligrosas… mucho más peligrosas. Hace cinco años no hubiera usted oído esas palabras utilizadas con los significados que ahora son corrientes en la jerga de la cultura juvenil, y que revelan cuán angustiados por encontrar sanidad están muchos de nuestros jóvenes. Cortar hace referencia a cortarse en un intento desesperado de aliviar el sufrimiento interior y la depresión. Desempolvar tiene que ver con el uso de Dust Off [¡Fuera polvo!], un aerosol limpiador de los teclados de las computadoras, que encierra gas comprimido y sirve para “colocarse”. Ahogarse o cortarse la respiración uno mismo puede, por otro lado, producir un estado de euforia. Y, finalmente, la salvia es una hierba alucinógena (prohibida en varias partes de los Estados Unidos), más potente que la marihuana y que le está ganando terreno a esta última. Estas nuevas modas entre los adolescentes causan en la actualidad muchas muertes. Las relaciones son el clamor de los jovencitos, que las buscan en cualquier parte donde puedan encontrarlas. Las fiestas raves —encuentros multitudinarios con música electrónica rápida y baile moderno libre (donde a menudo se toman drogas ilegales)— han venido a sustituir a las reuniones familiares nocturnas en el hogar; mientras que el término moralidad sexual se ha vuelto más amplio y más relativo que nunca. Las relaciones arriesgadas abundan, y los padres jamás han estado tan faltos de compromiso o tan inseguros acerca de lo que deben hacer. Nunca ha sido tan difícil ministrar a los adolescentes. LAS LÁGRIMAS DE UNA GENERACIÓN Con los avances tecnológicos y las redes sociales como Twitter y Facebook, así como con la comunicación inmediata de textos y la mensajería instantánea, uno podría pensar que estaríamos mejor comunicados unos con otros que nunca antes, que tendríamos relaciones más saludables y que nos ocuparían menos ciertas cuestiones como la autoestima, el abuso de las drogas, el alcoholismo o la soledad. Pero, en realidad, sucede más bien lo contrario: el sufrimiento asociado a las relaciones y el aislamiento social es más agudo actualmente que durante los veinticinco años anteriores.[1] Piense, por ejemplo, en la autoestima. En Estados Unidos hay actualmente un 75 por ciento de jovencitas que en algún momento han deseado cambiar alguna parte de su cuerpo mediante la cirugía plástica.[2] Hace veinte años, las modelos pesaban un 8 por ciento menos que la mujer común y corriente; hoy día, llegan hasta el 73 por ciento.[3] Los irresistibles mensajes procedentes de la televisión, la publicidad en los medios, la Internet y las principales revistas se han cobrado sus víctimas: el 81 por ciento de las niñas de diez años de edad piensan ahora que están demasiado gruesas.[4] Y la voracidad relacional sigue floreciendo: los chats, las páginas-web y el EMO —última moda musical con letras íntimas y personales que invitan a los jóvenes a “ser reales” y expresarse a sí mismos— hacen que los adolescentes se entreguen más a otras personas —tanto emocional como físicamente— aunque sean desconocidas. Ya han quedado lejos los días cuando se hacían salidas románticas y se cortejaba. Ahora los adolescentes viven en la cultura del “ligue”, que puede ir desde el beso inocente hasta el sexo oral o el coito, según a quien se le pregunte. El 30 por ciento han admitido haber ligado con alguien a quien habían conocido ese mismo día, y el 64 por ciento lo han hecho con un amigo o amiga.[5] Cuando a una generación se le instruye para practicar cualquier cosa que produzca placer, no es de extrañar que les parezca ridículo guardar su corazón como enseña Proverbios 4:23. Sin embargo, las relaciones frívolas y superficiales vienen acompañadas de más soledad, sufrimiento, desesperanza y lágrimas. Los adolescentes se quedan relacionalmente vacíos una y otra vez, mientras los adultos observan sin saber muy bien lo que deberían hacer. El suicidio se ha convertido en la tercera causa principal de muerte entre los jóvenes de esas edades en Estados Unidos,[6] y 8000 adolescentes contraen enfermedades de transmisión sexual cada día.[7] La voracidad relacional no constituye la respuesta al vacío emocional, sino que meramente perpetúa dicho vacío. El clamor de esta generación es real, y la génesis del problema está, según creemos, en el desmoronamiento de las relaciones saludables y significativas que aportan estabilidad y sabiduría. Piense en que cada día 3000 niños estadounidenses verán a sus padres divorciarse;[8] y lo que es peor: para cuando hayan cumplido los dieciocho años, el 33 por ciento de las muchachas y el 17 por ciento de los muchachos habrán sufrido abusos sexuales de alguna persona a la cual amaban o en quien confiaban.[9] Y eso no es todo: cerca del 40 por ciento de los niños en Estados Unidos no viven con su padre biológico, y más de la mitad de ellos no ha visto a su papá durante el pasado año. [10] El 63 por ciento de los suicidios juveniles ocurren en hogares donde no hay padre; y lo mismo puede decirse de los hogares del 90 por ciento de los niños que se han escapado de casa o viven en la calle, del 85 por ciento de los jóvenes con problemas de conducta, del 71 por ciento de los que abandonan la escuela antes de graduarse, del 85 por ciento de los jóvenes reclusos y de bastante más del 50 por ciento de las madres adolescentes.[11] Cerca del 73 por ciento de la población de Estados Unidos cree que los hogares sin padre son el problema familiar y social más importante al que se enfrenta ese país.[12] El agujero que hay en los corazones de nuestros adolescentes es profundo,y lleva a estos a buscar y aceptar casi cualquier cosa para rellenarlo. UNA GENERACIÓN QUE BUSCA Cuando consideramos lo que creen los niños actuales, vemos que existe una confusión alarmante. Más que en cualquier otra generación, la cultura de nuestros días refleja esa filosofía posmoderna que, por lo general, da prioridad a la mentalidad relativista sobre todo tipo de absolutos. De hecho, Ron Luce —presidente y fundador de Teen Mania [Obsesión por los adolescentes]— ha afirmado que el 91 por ciento de los adolescentes actuales no creen en la verdad absoluta.[13] Y en otra encuesta, George Barna descubrió que solo el 6 por ciento de los jóvenes en su primera etapa creen que exista tal verdad. ¡Ah, por cierto… estamos hablando de muchachos y muchachas que se definen a sí mismos como “cristianos nacidos de nuevo”![14] Barna también averiguó que solo el 22 por ciento de los adultos “nacidos de nuevo” creen que haya principios morales absolutos, y el 64 por ciento consideran que la verdad depende de las circunstancias particulares de cada uno. Naturalmente, las creencias de tales personas influyen en sus propios hijos, de modo que no resulta sorprendente que un alarmante 83 por ciento de los adolescentes piensen que la verdad depende de la situación en que se encuentren. Josh McDowell, quien ha trabajado mucho con adolescentes, afirma: El 75 por ciento de todos los niños que se convierten a Cristo en la actualidad no lo hacen porque Jesús sea el camino, la verdad y la vida, sino porque Él es lo mejor que les ha ocurrido hasta ahora, que han filtrado a través de su experiencia… De modo que, tan pronto como se les presenta algo que les gusta más, lo abandonan. [15] Resulta interesante que, en dos encuestas separadas, Barna y McDowell hayan descubierto que es más probable que los adolescentes cristianos tomen decisiones morales en función de lo que les parece bien en cada momento. Hoy día, los jovencitos y jovencitas de esas edades se basan en los sentimientos para decidir, y no en una verdad absoluta fuera de sí mismos. Contrariamente a lo que muchos adultos piensan, los adolescentes no son “malos chicos” por lo general, sino jóvenes que buscan fervientemente algo real, auténtico, divino… Lo único que necesitan es alguien que los guíe y en quien puedan confiar. COMPRENDER LA NECESIDAD Los cristianos estamos llamados “a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos” (Lc. 4:18); lo cual incluye el romper las ataduras relacionales y espirituales, que esclavizan a menudo a nuestros jóvenes, para ayudarlos a distinguir entre la verdad de la Palabra de Dios y las mentiras de nuestra cultura. El presente Manual de consulta sobre adolescentes ayudará a los pastores y consejeros laicos de la iglesia a hacer esto mismo. Si es usted consejero profesional, ya estará familiarizado con la mayor parte de los temas que contiene este libro. El manual le ayudará, no obstante, a… • determinar de manera precisa los problemas de la persona aconsejada utilizando las preguntas de evaluación que aparecen en cada capítulo • comprender desde un punto de vista bíblico el problema que tiene la persona que acude a usted en busca de consejo • proporcionar a las personas una guía clara para que puedan dar pasos determinados hacia delante • estar más informado acerca de los recursos que podrían estimular a sus aconsejados a adoptar una forma de pensar correcta, asimilar el material y ejecutar las acciones apropiadas Si es usted pastor o consejero laico, le recomendamos que se tome el tiempo necesario para leer el libro de principio a fin y que subraye los puntos de cada sección que le parezcan claves. Una vez que se haya familiarizado con los temas, síntomas y enfoques, tal vez quiera hacerse una lista de referencia de los recursos que existen en su comunidad. Este manual le ayudará a… • informarse en cuanto a la naturaleza de las tensiones, los problemas y los trastornos que padecen los adolescentes • recopilar una lista de referencia de recursos eficaces disponibles • evaluar la naturaleza y la gravedad del problema del adolescente • recordar que el papel del cuidador laico tiene sus límites • remitir debidamente a la persona a un médico, un consejero profesional o alguna organización especializada Cómo usar este Manual de consulta sobre adolescentes El presente Manual de consulta proporciona ideas y recursos para ayudarle a evaluar los problemas y ofrecer soluciones eficaces. Los elementos de cada sección son: 1. Retratos. Cada tema empieza con tres o cuatro anécdotas que cuentan historias frecuentes de adolescentes que luchan con el problema del que se trata. Hemos querido presentarle varios casos, porque un determinado problema puede darse bajo formas distintas en la vida de diferentes individuos. 2. Definiciones e ideas clave. Esta sección incluye algunas de las estadísticas y percepciones clínicas más actuales relacionadas con el tema. La investigación le ayudará a entender los matices del problema y le servirá de guía para sus conversaciones con el adolescente, e incluso con los padres de este. 3. Entrevista de evaluación. Esta sección le sugerirá preguntas importantes y de calado que puede utilizar para hacerse una idea de las necesidades y la situación de la persona. A veces tendrá que hacer preguntas adicionales o pedir al individuo que amplíe sus respuestas. Algunos de los temas incluyen una serie de preguntas para los padres. 4. Consejos sabios. Esta sección presenta ideas adicionales sobre el problema de referencia, una perspectiva bíblica del mismo, el proceso de sanidad y restauración, u otra cuestión relacionada con el cuidado que dispensa al adolescente a quien aconseja. A veces las aportaciones de esta sección son de carácter clínico y en otros casos pastorales, pero siempre ampliarán su perspectiva para ayudarle a satisfacer las necesidades del adolescente. 5. Pasos prácticos. Esta es una de las secciones más importantes del manual, porque le ayudará a trasladar la conversación desde el terreno estimativo e identificativo del problema a ese otro de las propuestas concretas para la sanidad, la recuperación y el crecimiento del adolescente. Cuando no hay un plan de acción, las personas aconsejadas a menudo se sienten confusas y van a la deriva sin progresar hacia ninguna meta que suponga cambios concretos. La mayoría de los pasos prácticos son para el jovencito, pero en ciertos casos también los padres están implicados. Aquellos que vayan dirigidos al consejero aparecerán en cursiva. 6. Ejemplos bíblicos. En esta sección le proporcionamos pasajes de las Escrituras relacionados con el tema, y explicamos la trascendencia de cada uno de ellos subrayando varios puntos importantes. Tal vez quiera usted explicar esos textos al adolescente o prefiera estudiarlos personalmente para enriquecer su comprensión de la manera en que Dios actúa para cambiar la vida de las personas. Muchos de los pasajes y de las ideas en cuestión se pueden aplicar casi a cualquiera de los temas que nos ocupan. Dedique algún tiempo a repasar las aportaciones que se hacen en cada capítulo y busque textos de las Escrituras que tengan que ver con las personas que acuden a usted en busca de consejo. 7. Oración. Aunque no sea una práctica adecuada para todos los individuos, muchos cristianos desean e incluso esperan que la oración forme parte integral del proceso de consejería. Si la persona no es creyente, o ha manifestado una actitud de resistencia a Dios, puede usted orar en silencio durante la entrevista o más tarde, cuando esta haya terminado. Entendemos que existen preferencias individuales en lo tocante a la oración, y que las necesidades de aquellos a quienes ayudamos difieren considerablemente unas de otras, pero reconocemos que la oración es un elemento esencial de la consejería cristiana. Esta sección le proporcionará unos pocos y sencillos comienzos de oración: ya sea para hacer en voz alta o en silencio; bien durante la entrevista o bien cuando la persona se haya marchado. NECESIDADESDIVERSAS Un vistazo rápido al índice de contenidos revela que algunos de los problemas que los adolescentes aconsejados afrontan son primordialmente médicos —tales como las disfunciones alimentarias o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH); otros son psicológicos y provienen de sucesos traumáticos, adicciones, compulsiones o miedos desmesurados; y otros, por fin, tienen que ver con la comunicación entre los adolescentes y los miembros de sus familias. En muchos casos —si no en la mayoría de ellos—, el problema consiste en una combinación de estas cosas. Si existe alguna duda en cuanto a que una enfermedad física esté causando o contribuyendo al problema del adolescente, se debe consultar a un médico. Hay una amplia gama de enfoques terapéuticos que han demostrado ser eficaces con los adolescentes: desde la terapia racional emotiva (TRE) —que ayuda a quienes se someten a la consejería a identificar y sustituir sus patrones de pensamiento destructivos— hasta la terapia conductual y los grupos de apoyo en el caso del maltrato y la adicción. Apreciamos el deseo que tiene usted de ayudar a las personas a caminar con Dios. La consejería cristiana es una forma sólida y eficaz de discipulado y, a menudo, una puerta para liberarse de años de sufrimiento, ideas equivocadas y hábitos destructivos que han impedido que la gente disfrute de una vida abundante con el Señor. Nos sentimos honrados de poder colaborar con usted en su trabajo y confiamos en que Dios seguirá usándole poderosamente para obrar en las vidas de las personas. RECURSOS ADICIONALES Al final de este manual, hacemos una lista de los recursos cristianos más conocidos, así como los seculares, para leer y estudiar más sobre el tema. Ni mucho menos es una lista exhaustiva, pero le sintonizará para acceder a otros recursos que, a su vez, le conducirán a otras obras que le permitan profundizar lo que desee en el estudio de un tema. La AACC es un ministerio y una organización profesional de casi 50.000 miembros en Estados Unidos y por todo el mundo. Nos dedicamos a ofrecer y a facilitar los mejores recursos disponibles para pastores, consejeros profesionales y ayudadores laicos para el papel o el entorno en que ofrezcan sus servicios. Por medio de nuestra reconocida publicación Christian Counseling Today ofrecemos también una gama exhaustiva de educación, formación, orientación ética, consultoría, libros y conferencias para potenciar el ministerio de la consejería cristiana en todo el mundo. Visite la página www.aacc.net (solo en inglés). http://www.aacc.net/ Aborto 1 RETRATOS • Carla se enfrenta a un problema muy grande. Está en el último año de secundaria y, vista desde fuera, su vida parece estupenda. Le han concedido una beca para ir a la universidad, tiene un apuesto novio y es uno de los líderes del grupo de jóvenes de su iglesia. Pero hace poco, al practicarse un test doméstico del embarazo, el resultado fue positivo. La muchacha no quiere renunciar a sus sueños por culpa de una sola equivocación; además, se trata de algo fácil de hacer, y nadie tiene por qué enterarse… • Lidia se repetía estas palabras una y otra vez mientras miraba a cada una de sus amigas sentadas con ella en los bancos de la iglesia: Sé que Dios me ha perdonado… ¿por qué no puedo superarlo? Le han estado preguntando: “¿Pero qué te pasa… tu forma de actuar es distinta?”. También tiene preocupados a sus profesores porque sus calificaciones han caído en picada. La joven estaba tratando de concentrarse en el sermón, pero el anuncio de Derecho a Vivir que había visto en el boletín absorbía toda su atención. “No sabía lo que estaba haciendo”, masculló. 2 DEFINICIONES E IDEAS CLAVE • En realidad, el término aborto se refiere a cualquier expulsión prematura de un feto humano; pero, por lo general, hoy día se entiende como una expulsión inducida artificialmente, ya sea por medios quirúrgicos o químicos, de dicho feto. Esto es a lo que se refiere principalmente este capítulo. • Las mujeres jóvenes que se encuentran con un embarazo no planificado deben entender que la opción “fácil y rápida” no es ni rápida ni fácil, sino que puede tener repercusiones duraderas. • A menudo, algunas mujeres deciden mantener en secreto que han abortado, especialmente si forman parte de una comunidad cristiana o “pro vida”, o pertenecen a una familia que —según creen— podría criticarlas o condenarlas por ello. Si sus familiares más próximos no están al corriente, la pena y el sentimiento de pérdida que rodea a una operación de aborto puede tardar muchos años en asimilarse. • El aborto se puede vivir como una pérdida, a veces, hasta el extremo del trauma. Algunos de los posibles efectos colaterales son una tendencia a revivir la experiencia mediante sueños o flashbacks, y también a eludir todo pensamiento o sentimiento asociado con el aborto en cuestión. • Otros posibles efectos secundarios de una operación de aborto son el entumecimiento emocional, los trastornos del sueño, la dificultad para concentrarse, la hipervigilancia, la depresión, el remordimiento y la incapacidad para perdonarse a sí misma. • Tratar de lidiar a solas con la realidad de un aborto, a menudo aísla a la mujer y es susceptible de aumentar su sentimiento de vergüenza. Por otro lado, también puede dar pie a conductas autodestructivas tales como el abuso de las drogas. • Si alguna mujer le hace la confidencia de que se ha sometido a un aborto, sea consciente de que el hecho de contarle su experiencia significa que ha decidido confiar en usted. Tenga cuidado con cualquier manifestación verbal o de otro tipo que pudiera incrementar el sentimiento de culpa o de vergüenza en ella y alejarla de la ayuda y el apoyo que necesita. • Considere los hallazgos de una encuesta realizada a 252 participantes en un grupo de apoyo para mujeres que habían abortado: - El 70 por ciento tenían un concepto moral negativo del aborto. - Más del 80 por ciento hubieran llevado a término el embarazo en mejores circunstancias o con un apoyo mayor por parte de sus seres queridos. - El 53 por ciento se sintieron “forzadas” a abortar por personas cercanas a ellas. - El 64 por ciento se vieron “obligadas” a someterse a un aborto debido a sus circunstancias particulares. - Casi el 40 por ciento, cuando fueron a la clínica abortista en busca de consejo, aún esperaban que las informarían acerca de alguna alternativa al aborto.[1] 3 ENTREVISTA DE EVALUACIÓN Para las adolescentes que están pensando en abortar 1. ¿Cómo sabes que estás embarazada? ¿Te ha examinado algún médico? (Estas preguntas amables en cuanto al embarazo ayudarán a la joven aconsejada a sentirse cómoda y a no eludir la responsabilidad). 2. ¿Desde cuándo estás embarazada? 3. ¿Cuál es tu situación económica actual? 4. ¿Cuál piensas que será la reacción de tu familia ante tu embarazo? ¿Es posible invitarlos para que te ayuden a tomar las decisiones oportunas? 5. ¿Tienes suficiente apoyo social? ¿Unas relaciones saludables y auténticas con tu familia, tus amigos, los líderes de tu grupo de jóvenes, tus mentores, profesores u otros? 6. ¿Quién es el padre del bebé? ¿Qué clase de relación mantienes con él? ¿Sabe lo que estás pensando hacer? 7. ¿Has considerado alguna otra opción aparte del aborto? ¿Te has planteado llevar a término tu embarazo? ¿Cuáles son tus esperanzas y tus temores acerca de esta opción? 8. ¿Qué piensas que pasará en tu vida si abortas? ¿Y si optas por algo distinto? (A menudo se escoge el aborto porque no parece haber ninguna otra opción posible, y en ocasiones se toma la decisión rápidamente para “resolver el problema”. Comuníquele a la joven aconsejada que tiene algún tiempo para tomar la decisión, y ayúdela a entender que su vida será diferente, pero no estará “arruinada”, si permite que nazca el bebé. Utilice los Pasos prácticos que aparecen más adelante para ayudarla a analizar otras opciones, tales como el dar la criatura en adopción). 9. ¿Tienes alguna pregunta en cuanto al embarazo o el aborto? (No dé por sentadoque la muchacha está plenamente informada sobre estas cosas). Para las adolescentes que han abortado 1. ¿Por qué has venido hoy a verme? ¿Puedes identificar la causa de tu desaliento o ansiedad? 2. Retrocede conmigo a ese momento de tu vida y dime lo que ocurrió. (Esté atento a cualquier signo de estrés postraumático, como ciertos sueños inquietantes u otros detonantes que la hagan revivir aquel suceso. Si ella opta por empezar a contarle su historia, estará rompiendo su silencio, lo cual supone el comienzo del proceso de sanidad, pero también puede resultar alarmante para ella, ya que entonces habrá renunciado a la posibilidad de negar lo que sucedió). 3. ¿Cuáles fueron las razones principales de que hicieras aquello? 4. ¿Te sientes deprimida, desmoralizada o triste la mayor parte del tiempo? ¿Tienes problemas de apetito o de sueño? 5. ¿Has pensado alguna vez en el suicidio? Si lo has hecho, ¿has ideado algún plan? (Si resulta que la adolescente tiene un plan para suicidarse y está dispuesta a hacerlo, debe usted recabar ayuda rápidamente y asegurarse de que no se quede sola. Para más información, véase la sección titulada “Suicidio”). 6. ¿Tomas actualmente drogas o alcohol? ¿Te ayuda eso a calmar tu ansiedad? (Si la adolescente está tomando alcohol o drogas, por favor, consulte la sección “Alcohol y drogas”). 7. ¿Cómo llevas la vida ahora? ¿Eres capaz de identificar los factores desencadenantes de tu dolor? 8. ¿Has considerado en qué forma esta decisión repercute en tus otras relaciones, como aquellas que mantienes con tus padres, tus amigos o Dios? 9. ¿Crees que necesitas ser perdonada? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Eres capaz de perdonarte a ti misma? A lo largo de toda la entrevista escuche activamente, reflejando debidamente los sentimientos de la adolescente y aclarando sus pensamientos. La escucha activa resulta de vital importancia para fomentar la confianza, descubrir sentimientos y pensamientos ocultos de la persona aconsejada, y relacionarse con ella mediante una empatía y un amor auténticos. 4 CONSEJOS SABIOS Para las adolescentes que están pensando en abortar Si la joven aconsejada lo desea, asegúrese de proporcionarle la ayuda práctica adecuada para animarla a llevar su embarazo hasta el final. Tenga a mano información acerca de las agencias que ofrecen atención médica y una residencia para mujeres embarazadas. Hable con ella acerca de cómo tratar con el padre de la criatura y con su propia familia. Trate de averiguar con ella cuáles son las personas y los sitios donde puede esperar más apoyo. Recálquele que está tomando una decisión tanto para sí misma como para la vida de su bebé. Si la aconsejada no es aún capaz de ver la perspectiva a largo plazo, anímela a hacerlo en lugar de concentrarse solo en su situación inmediata. Ciertas investigaciones recientes sobre las imágenes cerebrales han descubierto que la corteza prefrontal —la parte de la cabeza que se utiliza para resolver los problemas y entender las consecuencias— es la última zona del cerebro que se desarrolla plenamente, y que no lo hace hasta que la persona tiene alrededor de veinticinco años de edad. Así que las adolescentes son más propensas a buscar formas de sobrevivir al presente que a pensar en los beneficios y consecuencias a largo plazo que les reportarán sus acciones.[2] Aborde cualquier comportamiento que pueda poner en peligro la seguridad de la joven a quien está aconsejando, tal como la conducta suicida o el abuso de las drogas. En 2005 se realizaron 1,21 millones de abortos (menos que los 1,31millones del año 2000). Desde 1973 hasta 2005, hubo más de 45 millones de abortos legales en Estados Unidos. Rachel K. Jones, Perspectives on Sexual and Reproductive Health Para las adolescentes que ya han abortado Anime a su aconsejada a hablar sobre lo que ha sentido y experimentado emocional y físicamente después del aborto. Muchas veces, las mujeres que han abortado están tan horrorizadas por lo que han hecho que ni siquiera pueden expresar con palabras su sufrimiento interior. Muestre una atención incondicionalmente alentadora y una escucha reflexiva. Dedique algún tiempo a explorar las emociones de la joven y permítale expresar su ira, temor, frustración, odio y vergüenza. Esfuércese en reflejar la gracia y el perdón de Dios mientras habla con la adolescente, sabiendo que ella ya está luchando con una enorme carga de remordimiento y turbación. Recuérdele esa verdad de las Escrituras que dice: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Jn. 1:9). Explíquele claramente que su decisión, aunque haya sido grave a los ojos de Dios, no la condena de por vida. Si ha aceptado a Cristo, la sangre del Señor ha cubierto todos y cada uno de sus pecados, incluso el de haber decidido abortar. Mientras conversa con ella acerca de sus sentimientos y su vergüenza, hágala comprender que Jesús la perdonará y que Él desea liberarla del odio que siente hacia sí misma y también de su remordimiento. Debe recordarle que a veces resulta más difícil perdonarse a uno mismo, pero la gracia de Dios es más grande que nuestros propios errores. Ayude a la adolescente a entender que, aunque no puede cambiar el pasado, sí cuenta con la posibilidad de decidir cómo vivirá en el presente. Colabore con ella en la búsqueda de formas que eviten su aislamiento mediante la participación en la vida de su comunidad, a través de su iglesia, de sus amistades o de algún grupo de apoyo local. 5 PASOS PRÁCTICOS Para las adolescentes que están pensando en abortar 1. Considera las opciones que hay • Tal vez creas que la única posibilidad que tienes es someterte a un aborto, pero hay otras opciones que puedes escoger. Tu consejero te ayudará a investigar algunas alternativas. En muchos países existen centros de ayuda a la mujer embarazada gestionados por personal voluntario capaz de proporcionar verdaderas opciones al aborto y dispuesto a informar cariñosamente a las madres gestantes acerca de las alternativas disponibles. • Busca en la Internet “Alternativas al aborto”. • Determine si existe algún nivel de riesgo emocional o físico por parte de la pareja de la adolescente o de su propia familia, en relación con la decisión que ha tomado acerca del niño. 2. Comunícate • Necesitarás informar a los miembros de tu familia acerca de la situación en que te encuentras. • Ayude a la adolescente a elaborar una estrategia y un plan adecuados. Sopese cómo debe hacerlo en función del conocimiento que usted ya tiene de la familia en cuestión. Quizá haya de implicarse en esa conversación como una tercera parte interesada. 3. Busca ayuda • Anime a la adolescente y a sus padres a ponerse en contacto, todos juntos, con el centro de ayuda a la mujer embarazada. • Si perteneces a una iglesia, indaga de qué manera puede esta ayudarte en lo concerniente a tu futuro. • Más importante aún: busca la ayuda de Dios. Él promete que jamás te dejará ni te desamparará, y su amor por ti es inagotable. 4. Realiza un seguimiento • Asegúrese de continuar con el seguimiento de la aconsejada fijando una nueva cita. • Aunque tal vez lamentes tu embarazo, puedes empezar de inmediato a tomar algunas decisiones sabias en cuanto a tu bebé. • Si es posible, trabaje con la muchacha, con su familia y con su pareja, para crear alrededor de ella y de su bebé una red social de apoyo. Para las adolescentes que ya han abortado 1. Cuenta tu historia • Sigue contando tu historia en futuras sesiones de consejería y en tu diario. Esto te ayudará a hacer frente a la realidad y a continuar avanzando. 2. Consigue ayuda • Existen varias organizaciones —así como materiales diversos— que hacen más fácil la sanidad después de haber abortado; entre ellas, el Proyecto Raquel y la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA). Averigüe cuáles existen en su zona para remitir a ellas a las muchachas aconsejadas. 3. Busca apoyo • Si en su zona hay algún grupo de apoyo confidencial para la tristeza, animea su aconsejada a asistir al mismo juntamente con algún miembro de su familia o una amiga. 4. Concéntrate en el perdón • Asegúrese de comunicar a su aconsejada, tanto verbal como de otras maneras, que usted la acepta y Dios la perdona. • La sanidad después de un aborto inducido constituye un proceso y, desde luego, no se consigue en una sola sesión; sin embargo, esa sanidad es posible. El perdón está a tu alcance por la gracia de Dios, como también lo está la capacidad para recibirlo y perdonarte a ti misma. • Recuerda que el aborto no es el pecado imperdonable. El 50% de las mujeres que abortan en Estados Unidos tienen menos de veinticinco años. Aquellas de entre 20 y 24 años de edad son responsables del 33% de todos los abortos, y las adolescentes, del 17%. Centros para el Control y Prevención de Enfermedades 6 EJEMPLOS BÍBLICOS Si en una riña los contendientes golpean a una mujer encinta, y la hacen abortar pero sin poner en peligro su vida, se les impondrá la multa que el marido de la mujer exija y que en justicia le corresponda (Éx. 21:22). Dios es el paladín de la vida y siempre ha protegido a las mujeres, los niños y los miembros más débiles de la sociedad. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos (Sal. 139:16). Dios conoce a todas las personas desde el momento mismo de su concepción. Los ojos del Señor ven el cuerpo sin formar en el útero de su madre. Muchos pretenden que un niño en el vientre no es más que una masa informe de tejidos, pero la Biblia deja claro que Dios considera ese diminuto embrión como una nueva vida con un futuro ya preparado para ella. Abortar a un niño es poner fin a una vida humana injustamente. Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones (Jer. 1:5). Dios conoce bien a cada individuo desde antes de que existiera el tiempo. Él nos cuida y nos valora a todos nosotros. 7 ORACIÓN Señor, te pedimos que tu gracia y tu sabiduría se desborde sobre la vida de esta joven. Ella está preocupada y asustada, y necesita un toque de tu mano… Abuso sexual 1 RETRATOS • Cuando Sara estaba en primer año de la escuela secundaria, su porte y su personalidad cambiaron. Hasta entonces había sido una muchachita feliz y extrovertida, pero poco a poco se transformó en una persona huraña y retraída. Sus padres creyeron que se trataba solo de una fase de la adolescencia, así que no hicieron demasiadas preguntas. Sin embargo, dos años después, se había convertido en una joven resentida. Al indagar la causa, al principio se mostró desafiante, pero luego soltó de golpe que el hermano de su padre había abusado sexualmente de ella varias veces durante las vacaciones de verano, antes de comenzar la enseñanza secundaria. • A Isabel le encantaba divertirse con sus amigos. A menudo, los jóvenes organizaban fiestas en las casas cuando sus padres estaban fuera de la ciudad para el fin de semana. Pero, en una de esas fiestas, un muchacho le preparó una bebida, y lo único que supo ella es que se despertó desnuda en el dormitorio: le habían administrado una “droga del violador”. • Francisco quería jugar al fútbol americano en su primer año de secundaria, pero no tenía muchas esperanzas de llegar a formar parte del equipo. Aunque se esforzaba al máximo, otros jugadores se burlaban de él por su poca habilidad. Cierto día, después del entrenamiento, dos de los chicos más fuertes lo agarraron, lo desnudaron y le obligaron a inclinarse para sodomizarlo. Durante varios días, Francisco se sintió como si le hubieran desgarrado las entrañas; pero ellos le amenazaron con una enorme paliza si contaba lo que había sucedido. Yo pensaba que solo se violaba a las muchachas —pensó el joven—; nadie debe saberlo jamás. Lo mantuvo en secreto todo el tiempo que pudo, pero varios días después se desmayó a causa de una hemorragia. 2 DEFINICIONES E IDEAS CLAVE • El abuso sexual consiste en buscar la gratificación erótica forzando injustamente a alguien más débil. Dicho abuso incluye la violación, el incesto, los tocamientos, el exhibicionismo, el voyerismo y las insinuaciones verbales. • A menudo, el abuso sexual lo perpetran algunos adultos que tienen acceso a menores en virtud de su autoridad o parentesco supuesto o verdadero. En el acoso sexual de un niño o adolescente, la víctima por lo general conoce y con frecuencia ama a su agresor, lo que la convierte en vulnerable. • Para cuando tienen dieciocho años de edad, una de cada tres muchachas y uno de cada seis muchachos han sufrido abusos sexuales de alguien que conocen, aman y es de su confianza.[1] • La Internet se ha convertido en un instrumento valioso para los depredadores sexuales. Uno de cada cinco adolescentes ha tenido alguna aproximación o ofrecimiento sexual por Internet en el último año, muchos de carácter agresivo. El depredador quería reunirse con ellos en algún lugar, los llamaba por teléfono o les mandaba regularmente mensajes, dinero o regalos.[2] • El abuso sexual puede tener complicaciones importantes para la víctima. Por ejemplo: - problemas físicos tales como el dolor pélvico continuado, el síndrome premenstrual, los trastornos gastrointestinales y las enfermedades de transmisión sexual; al igual que el embarazo prematuro - problemas psicológicos tales como la ansiedad crónica, la depresión, la negación, los problemas para dormir, el desapego emocional o los flashbacks; así como los trastornos por estrés postraumático (TEPT), las ideaciones suicidas y las disfunciones sexuales - problemas sociales tales como el retraimiento, la compulsión a implicarse en conductas de riesgo y la delincuencia 3 ENTREVISTA DE EVALUACIÓN Para el adolescente 1. Dime por qué has venido hoy a verme. ¿En qué te puedo ayudar? 2. ¿Cuándo y dónde tuvo lugar el abuso? 3. ¿Qué piensas de lo que te ha pasado? 4. ¿Te sientes responsable de algún modo por lo ocurrido? Si es así, dímelo. 5. ¿Cómo afecta el abuso a tu manera de sentir acerca de ti mismo? 6. ¿Cuáles son tus sentimientos acerca de tu violador? 7. ¿Has intentado detener el abuso? ¿Qué ha sucedido? 8. ¿Qué clase de límites necesitas poner en el futuro para protegerte? 9. ¿Quién más conoce el asunto? ¿Cómo ha respondido al mismo? 10. ¿Tienes a alguien que te comprenda y te dé ánimo y apoyo? Para los padres 1. ¿Cuándo y cómo se enteraron ustedes de que su adolescente había sido víctima de abusos sexuales? 2. ¿Saben con qué frecuencia han ocurrido los mismos? 3. ¿Cómo creen que lo sobrelleva? 4. Y ustedes, ¿cómo están lidiando con la situación? 5. ¿Ha consultado su hijo a algún médico? 6. ¿Qué límites se necesitan para protegerle? 7. ¿Qué papel está desempeñando usted en el establecimiento y el refuerzo de dichos límites? 8. ¿De qué manera se relacionan ahora usted y su hijo con el acosador? 9. ¿Han informado a alguna autoridad? 10. ¿Qué se necesitará para reconstruir la sensación de seguridad de su hijo y que este aprenda a confiar de una manera más prudente? Nota: El abuso sexual constituye un delito. Si la víctima es menor de edad, dicho abuso debe denunciarse —por lo general, en plazo de uno a siete días— a las autoridades competentes, tales como la policía o los servicios de protección de menores. 4 CONSEJOS SABIOS Las personas que han sufrido heridas profundas buscan formas de protegerse a sí mismas y de establecer una nueva identidad. A veces lo hacen de maneras positivas, pero muy a menudo las víctimas del abuso idean ciertos roles que prometen alivio para el sufrimiento pero que, en realidad, estorban la sanidad verdadera. En su libro El corazón herido, Dan Allender identifica tres perfiles corrientes de víctimas del abuso sexual: la chica dura, que se encallece a sí misma para no volver a ser nunca más vulnerable; la chica de las fiestas, que intenta encontrar el amor en los brazos de cualquiera y en otras formas de conducta de riesgo; y la buenachica, que busca la aprobación agradando a quienes la rodean.[3] Al hablar con una víctima del abuso sexual —ya sea varón o mujer—, esté atento a la manifestación de estos patrones de comportamiento. Algunas víctimas hablan inmediatamente de sus emociones más profundas y fuertes acerca del suceso y de la persona que lo ha cometido, pero muchas otras forcejean con sentimientos de vergüenza. Ya no saben en quién deben confiar, y son lentas para fiarse incluso de aquellos que quieren verdaderamente ayudarlas. Sea paciente y comprensivo al hacer las preguntas, y demuestre que respetará sus sentimientos por dolorosos o confusos que sean. La empatía resulta esencial en el cuidado de la gente que sufre; pero sea prudente, y no permita que la ira que siente contra el acosador se haga demasiado intensa, afectando su conversación con la víctima y su capacidad de dar buenos consejos. Algunas víctimas eran emocionalmente saludables antes de sufrir el abuso, pero muchas otras lo padecieron a causa de su vulnerabilidad como “blancos fáciles”. El abuso sexual es una violación de los límites y los derechos inherentes de alguien: la consejería ayudará a que la persona restablezca dichos límites y la enseñará a respetar los derechos y la dignidad que tiene su propio cuerpo. En el caso de individuos frágiles y vulnerables, los ayudará a fijar esos límites por primera vez en sus vidas. Muchas víctimas sacan la conclusión de que el abuso que han sufrido fue, de alguna manera, culpa suya. En vez de experimentar una ira justa, se sienten terriblemente culpables y avergonzadas. Uno de los objetivos al atender a esas víctimas es ayudarlas a asignar la debida responsabilidad al acosador. 5 PASOS PRÁCTICOS Para el adolescente 1. Sé sincero • Tal vez te resulte difícil hablar de lo que te ha sucedido y estés luchando con sentimientos de vergüenza, pero es importante que lo hagas y busques la ayuda que necesitas. • Habla con tu consejero acerca de tus experiencias: hay muchas personas que tienen miedo de conversar sobre lo que les ha sucedido porque el acosador es alguien a quien aman y en quien confían. Hablar de ello te ayudará a lograr la sanidad. No eres la única persona que lucha con los efectos del abuso, y existen grupos de apoyo que tu consejero puede recomendarte y que te servirán para comprender que no te encuentras solo. 2. Asigna la responsabilidad • Tal vez pienses que hiciste o dijiste algo que provocó el abuso, pero es importante que sepas que tú no eres responsable de ello. • Tu consejero te ayudará a asignar la responsabilidad del suceso a la persona adecuada. Esto te será útil para hacer frente a tus emociones, dar los pasos necesarios para el periodo de duelo, establecer límites y finalmente perdonar. 3. Establece límites • Toda persona tiene el derecho de protegerse a sí misma. Tú has sido objeto de un grave atentado, y necesitas establecer o restaurar unos límites sólidos y saludables que incluyen… - hablar sinceramente con el acosador y con las autoridades competentes acerca de él - negarte a cualquier abuso o manipulación adicional - establecer una distancia de seguridad entre ti y quien ha perpetrado la acción • Tus límites deberían contribuir a que te sientas fuerte, seguro y confiado. • Si el que ha cometido la acción se niega a aceptar tus límites, quizá haya que tomar medidas legales tales como una orden de alejamiento. • Si decides buscar ayuda —lo cual es altamente recomendable—, tu consejero te asistirá en establecer los límites apropiados y guiarte por ellos. 4. Ten esperanza • El abuso sexual es una de las peores heridas que una persona puede sufrir; pero Dios lo sabe, lo comprende y se preocupa por ti. Concédete el tiempo necesario para sanar, y confía en que, mediante este proceso, aprenderás algunas de las lecciones más profundas de tu vida sobre la sabiduría, el amor y la perseverancia. • Recuerda que no estás solo: confía en las personas que se preocupan por ti, y permite que te ayuden a lo largo del proceso de sanidad. • Entiende que Dios tiene un plan para ti, y que Él puede ayudarte a superar este periodo difícil. En Jeremías 29:11, el Señor dice: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes… planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. A veces no comprendemos ciertas cosas que nos suceden en la vida; pero si tenemos fe y confianza en Dios, sabemos que Él estará con nosotros y nos guiará. 5. Concédete un periodo de duelo • El abuso sexual es una de las pérdidas más grandes que una persona puede experimentar: te han privado de tu inocencia, tu sentimiento de seguridad y parte de tu identidad. Para superar tu dolor y tu resentimiento, necesitas hacer duelo por lo que has perdido. • El duelo consiste en ser sincero acerca del dolor, el resentimiento y la pérdida que sientes; así como en expresar tu tristeza a aquellos que de veras te comprenden y se preocupan por ti. Esto te llevará algún tiempo: el duelo no es un proceso ni fácil ni rápido. 6. Perdona • En algún momento del proceso de sanidad deberás pensar en perdonar al culpable; puede ser una de las cosas más difíciles que hayas tenido que hacer nunca. • Antes de poder perdonar a quien te ha herido, será necesario que consideres cómo el Señor te ha perdonado tus pecados. En última instancia solo podemos perdonar a otros en la medida que experimentamos el perdón de Dios nosotros mismos. • Perdonar no quiere decir que tengas que confiar en esa persona, significa simplemente que no tomes venganza ni te complazcas en su sufrimiento. • Quizá la persona que ha abusado de ti no te pida que la perdones o ni siquiera lamente lo que ha hecho. Perdonarla es tu respuesta al amor de Dios por ti, y forma parte del proceso de sanidad: impedirá que el resentimiento y la amargura te consuman. En 2008, una encuesta realizada en Estados Unidos por los Centros para el Control de Enfermedades reveló que: • Entre las víctimas de violación, el 60,4% de las mujeres y el 69,2% de los varones fueron violados por primera vez antes de los 18 años de edad. • El 10,8% de las muchachas y el 4,2% de los muchachos de la escuela secundaria habían sido obligados a mantener relaciones sexuales en algún momento de sus vidas. Para los padres 1. Permanezcan en calma • Por difícil que esto les resulte, conserven la paz, al menos en presencia de su adolescente. Ya tiene que soportar bastantes emociones extremas y no necesita que se le añada más estrés. Si ustedes se enojan, eso podría hacer que su adolescente pensara que es él o ella quien despierta su ira. 2. Escuchen • Tiene suma importancia que presten atención a su adolescente mientras él o ella trata de expresar lo que le ha sucedido. Deberían consolarle todo lo que puedan y demostrarle que están a su lado. Es posible que sienta vergüenza o remordimiento, especialmente si el que perpetró la acción es un miembro cercano de la familia; de modo que quizá le lleve algún tiempo contar su historia… 3. Busquen ayuda • Si su hijo o hija les habla de un abuso sexual que acaba de ocurrirle, permanezcan en calma y traten de encontrar ayuda. Puede que haya sufrido daño físico, así que deben ir inmediatamente al hospital. Una vez allí, hagan que le pongan en contacto con alguna persona o centro especializado en asuntos de violación. Las muchachas de entre los 16 y los 24 años de edad son las que más peligro corren de sufrir violencia sin muerte en las citas amorosas. 6 EJEMPLOS BÍBLICOS [El Señor] restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas (Sal. 147:3). Las víctimas del abuso sexual —como es natural— se preguntan: ¿Por qué a mí? ¿Por qué ha permitido Dios que me ocurra esto? Para algunas preguntas no hay respuestas; pero podemos estar seguros de que el corazón del Señor se abate con aquellos que tienen el corazón abatido: Él sabe todo, se preocupa por nosotros y nos ama profundamente. No acabará de romper la caña quebrada, ni apagará la mecha que apenas arde. Con fidelidad hará justicia (Is. 42:3). En vezde insistir en la venganza, la víctima puede permitir que Dios se haga cargo del que perpetró la acción. Tarde o temprano, el Señor hará justicia en la vida de esa persona. Podemos estar seguros de ello, así que no necesitamos ser los instrumentos de la ira divina. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo porvenir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor (Ro. 8:38-39). Sin importar lo que nos haya sucedido, el amor de Dios es una constante con la que siempre podemos contar. A pesar de la relevancia de esta verdad, a las víctimas del abuso sexual puede sonarles como una “típica palmadita cristiana”. Hemos de ser cuidadosos al utilizar versículos bíblicos con personas que han sufrido un trauma severo, ya que tal vez piensen que consideramos su dolor como algo trivial. Al mismo tiempo, el mensaje de la misericordia y del poder de Dios debe constituir el centro mismo de nuestra actuación como consejeros. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos (Mt. 5:44-45). En algún momento del proceso de sanidad —no demasiado pronto ni demasiado tarde—, las víctimas han de abordar el asunto del perdón. Pero debemos tener mucho cuidado de no empujar u obligar a la persona a hacer algo para lo que aún no está preparada, o que no quiere hacer. Esto será sumamente doloroso para la víctima y, con el tiempo, necesitará ayuda para perdonar a quien tanto daño le ha causado. Al acosador tal vez no le importe si se le perdona o no, pero cuando una víctima perdona, queda protegida contra ese resentimiento que envenena el alma y amarga a las personas. 7 ORACIÓN Señor Jesús, tú lloras con nosotros en nuestro dolor. Nada puede separarnos de tu amor. Abraza hoy a esta adolescente que sufre y asegúrala de tu maravilloso amor. Concede a mi joven amiga sabiduría para este proceso de sanidad del abuso. Te doy gracias porque, por mucho que algún otro le haya podido hacer, tú eres un refugio seguro al que ella siempre puede correr. Toma el abatimiento que hay en la vida de esta adolescente y haz del mismo algo hermoso. Dale a tu hija gracia para perdonar y sabiduría para saber cuál es la mejor forma de seguir adelante… Acoso escolar 1 RETRATOS • Jaime aborrece subirse al autobús escolar cada mañana. Por lo general, el único asiento que queda libre es el que está al lado de Pedro; y cada vez que se sienta allí, este le insulta y le da con el codo en las costillas repetidamente durante el trayecto a la escuela. • Cuando Adrián volvió a su casillero, se dio cuenta de que le habían robado su camiseta y el resto de su ropa estaba empapada de orina. Los otros muchachos en el vestuario se estaban riendo. No es la primera vez que esto le sucede. • Alicia está siendo acosada sin tregua por sus compañeras de clase. Mantuvo una sola conversación con cierto muchacho y esto ofendió a la pareja de él. Ahora, esta última ha lanzado una campaña para aterrorizar a Alicia, y cada día las otras jovencitas la llaman zorra. 2 DEFINICIONES E IDEAS CLAVE • El acoso es un comportamiento denigrante o agresivo hacia otra persona. Puede ser de carácter verbal (comentarios despectivos, insultos, calumnias…) o físico (patadas, puñetazos, empujones…), pero siempre procede de un desequilibrio de fuerzas. Otras formas de acoso incluyen el aislamiento social, el acoso cibernético, los comentarios racistas, los robos y las amenazas. • Se cree que el acoso es mucho más corriente entre los preadolescentes y los que se hallan al comienzo de la pubertad que entre los adolescentes mayores. Estos últimos tienden a canalizar su rabia hacia los demás alineándose con grupos que afirman su identidad y “poder” por medio de la violencia, a veces hasta el extremo de integrarse en pandillas criminales. Evidentemente, esta es una forma más intensa y peligrosa de acoso. • El acoso escolar se da más entre los muchachos que entre las muchachas; sin embargo, este último también ocurre. Mientras los adolescentes varones tienen más probabilidades de sufrir un acoso físico (golpes y empujones), las muchachas suelen ser víctimas de un acoso verbal relacionado con el sexo o convertirse en objeto de rumores y chismes.[1] • El acoso entre los adolescentes es una señal de advertencia, y los acosadores corren el riesgo de adoptar una conducta aún más antisocial y delictiva en el futuro. Por esa razón es necesario intervenir tanto por el bien de la víctima como por el del acosador. • Aunque el acoso escolar se considera, a menudo, como “algo normal entre jóvenes”, puede dañar seriamente la salud emocional de la víctima. Los adolescentes objeto del acoso, con frecuencia, experimentan miedo y tensión, y en ciertos casos comienzan a evitar la escuela u otros lugares donde pueden verse acosados. • En una encuesta realizada a alumnos de secundaria, más del 88 por ciento de los estudiantes dijeron haber sido testigos de acoso en sus escuelas. Ser testigos de acoso puede llevar a los mirones a sentirse culpables por no plantar cara a los que lo perpetran o defender a la persona agredida, o por no denunciar el hecho ante alguien que sea capaz de ayudar. Eludir repetidamente el implicarse para proteger a las víctimas puede sumir a los que observan en un sentimiento de impotencia y desvalimiento.[2] • Aunque el acoso se da en muchos ámbitos y puede adoptar diferentes formas, se enmarca generalmente dentro de cuatro categorías: - Acoso visual: comportamientos dirigidos a intimidar a la víctima. Esta forma de acoso incluye los gestos violentos (tales como levantar el dedo corazón o hacer signos físicos que sugieren que el acosador piensa en infligir daño a la persona), hacer muecas, dibujar retratos ofensivos de la víctima, pintar grafitis o estropear las pertenencias de una persona. - Acoso verbal: amenazas de palabra, insultos, chistes crueles, chismorreos y divulgación de rumores, así como emitir sonidos ofensivos. - Acoso físico: todo tipo de golpes, lanzamiento de objetos, codazos, toqueteos, agarrones, empujones, bloquear el paso a la víctima o intimidarla físicamente. Esa clase de acoso puede terminar en asalto físico. Si, además, tal conducta tiene un componente erótico, puede considerarse como acoso o agresión sexual. - Acoso cibernético: en años recientes, la gente ha estado utilizando la Internet para acosar e intimidar a otros, a menudo mediante la mensajería instantánea, MySpace, Facebook o el simple correo electrónico. • Los acosadores justifican con frecuencia su conducta de un modo pasivo-agresivo, diciendo que solo estaban bromeando. El problema, sin embargo, es que tal comportamiento no resultaba nada divertido. Esta es una forma muy corriente en la que los matones eluden la responsabilidad por su conducta destructiva. • La cuestión está en lo que se pretende: ¿Quiere el acosador intimidar o hacer daño a otro? Entonces se trata de acoso. Nunca permitas que el acoso te silencie ni haga de ti una víctima. No aceptes que nadie determine como debe ser tu vida, sino determínalo tú mismo. Harvey S. Firestone 3 ENTREVISTA DE EVALUACIÓN Para la víctima del acoso 1. Cuéntame lo que sucede cuando esa persona o personas tratan de intimidarte. 2. ¿Cuándo es más frecuente que se produzca el acoso? ¿Ves algún patrón determinado en el momento y el lugar en que sucede? 3. ¿Qué fue lo que provocó el acoso en un principio? ¿Hubo algún malentendido u otra cosa que lo desencadenara? 4. ¿Cómo has afrontado el problema? ¿Ha sido eficaz tu solución? 5. ¿Qué personas te respaldan y te animan a que seas valiente? 6. Si has intentado plantar cara al acosador, ¿cuál ha sido el resultado de tu postura? 7. ¿Has hablado del problema con alguien que tuviera autoridad? Si lo has hecho, ¿cómo ha actuado esa personapara ayudarte? Para los padres de la víctima 1. ¿De qué manera ha dañado a su hijo adolescente el haber sido víctima del acoso? 2. ¿Cuándo tuvieron ustedes conocimiento del asunto por primera vez? ¿Se trata de un problema nuevo o le ha resultado siempre difícil a su hijo defenderse por sí solo? 3. ¿En qué clase de situaciones ha demostrado fortaleza interior y resolución? 4. ¿Han hablado ustedes con los responsables de la escuela, u otras autoridades competentes, acerca de este problema? 5. ¿Qué piensan hacer para ayudar a su hijo a plantarle cara al acosador? 6. ¿Qué conocimientos y habilidades necesita su hijo? 7. ¿Qué conocimientos y habilidades necesitan tener ustedes? 4 CONSEJOS SABIOS El acoso existe en todas las escuelas, y cualquier niño puede experimentarlo. Mucho antes de que se produzcan los actos de violencia es corriente que haya amenazas y acoso, y con frecuencia los adolescentes no se lo cuentan a nadie por miedo a lo que pueda ocurrir. Resulta esencial que los padres hablen con sus hijos de manera regular no solo acerca de los estudios y los amigos, sino también de su seguridad. Los padres deberían mostrar verdadero interés por las experiencias de su hijo en la escuela, tanto por las buenas como por las malas. Los padres necesitan hacer preguntas directas a sus hijos acerca de lo que pasa en la escuela y cómo lo ven ellos. Las frustraciones y los temores pueden resultar evidentes, aunque parezcan insignificantes. Si los padres mantienen una comunicación continua con sus hijos, cuando surjan cuestiones importantes, los adolescentes se sentirán seguros refiriéndoles lo que sucede. El crear un ambiente cariñoso y seguro donde los niños puedan hablar, constituye una de las mejores salvaguardias para prevenir que les hagan daño. Los padres desempeñan un papel decisivo en cuanto a ayudar a sus hijos adolescentes a tratar con los acosadores. A menos que exista una amenaza de daño físico, puede que no sea conveniente salir de inmediato en defensa del jovencito. En vez de ello, la función de los padres es sobre todo escuchar y consolar, aunque también deben impartir conocimiento y habilidades para que el muchacho o la muchacha puedan defenderse por sí solos. Intervenir para “resolver” el problema hace que el adolescente se sienta desvalido y se vuelva aún más vulnerable a los acosadores. En situaciones como estas, amar significa capacitar y respaldar, no rescatar. Los padres desempeñan una función activa en la redefinición del entorno escolar, y deberían participar en las reuniones con los profesores y convertirse en activistas a favor de la seguridad y educación de sus hijos. Las actividades extraescolares, tales como el teatro, los deportes o la música pueden proporcionarles oportunidades de relacionarse con otros padres al tiempo que demuestran a sus adolescentes una preocupación y un interés genuinos. Se calcula que el 30% de los adolescentes en Estados Unidos participan en el acoso escolar, ya sea como acosadores o como víctimas. En una encuesta a escala nacional llevada a cabo entre los estudiantes de entre los 11 y los 15 años de edad, el 13% contestó que había acosado a otros, el 11% que había sido víctima de acoso, y otro 6% más que había experimentado ambas cosas. www.familyfirstaid.org/bullying.html 5 PASOS PRÁCTICOS http://www.familyfirstaid.org/parenting/social/school-bullying-statistics/ 1. Habla de ello • (Para el adolescente). El acoso escolar es un problema grave. Si alguien te está acosando, habla acerca de ello con tus padres o con alguna persona en autoridad. • (Para los padres). Afronten el hecho de que en la escuela de su hijo habrá sin duda acoso bajo alguna de sus formas. Aborden con su adolescente el tema del acoso escolar; y al hablar con su hijo sea consciente de que este puede encontrarse en cualquiera de los dos extremos del espectro: acosando a otros o siendo acosado. Hablen con tacto acerca sus propias experiencias cuando tenían la misma edad que él, y pregúntenle acerca del acoso en su escuela. Esfuércense por crear una atmósfera de confianza: no le digan cosas tales como “supéralo” o “sé valiente”. 2. Rebaja la tensión • (Para el adolescente). Aprende a responder adecuadamente al acoso. Aunque es natural arremeter contra el acosador, eso no hará más que empeorar la situación. En lugar de reaccionar como un matón, evita aumentar la tensión y responde con sensatez, no con furia; luego, deja el asunto. • (Para el adolescente). Aunque responder con violencia no es nunca apropiado, afirmarse siempre lo es, y cualquier acoso escolar debería notificarse inmediatamente a las autoridades escolares. 3. Aumenta la confianza estableciendo ciertos límites • (Para los padres). Aunque se requiere de todas las escuelas que tengan un plan de respuesta urgente en caso de amenaza de bomba o de incendio, pocas cuentan con un procedimiento establecido para abordar el acoso escolar. Al enseñar a su adolescente cómo debe reaccionar ante las amenazas, estarán fomentando su confianza en sí mismo y reduciendo la probabilidad de que sea víctima de acoso. • (Para el adolescente). El hecho de establecer ciertos límites desalienta el acoso escolar. Si concibes un plan de acción específico —que incluya lo que debes decir o hacer, con quién debes hablar y cómo puedes conseguir ayuda—, te estarás preparando para responder al acoso en vez de convertirte en una víctima silenciosa del mismo. 4. Escoge a tus amigos • (Para el adolescente). Debes entender que serás como las personas con quienes te juntas. El apóstol Pablo fue muy franco en cuanto a este principio: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Co. 15:33). Busca un grupo de amigos en el que cada uno ayuda a fomentar la autoconfianza y el buen carácter de los demás. • (Para los padres). Contribuyan a esto animando a su adolescente a participar en actividades extraescolares tales como los deportes, la danza, los coros, los grupos musicales, las reuniones de jóvenes de la iglesia u otros programas de ese tipo al salir de clase. 6 EJEMPLOS BÍBLICOS Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil. 4:13). Las víctimas de cualquier tipo de abuso se sienten desvalidas y desesperanzadas. Necesitan que se les garantice que no están solas. Dios está con ellas para proporcionarles sabiduría y dirección, y también cuentan con adultos que las apoyan y pueden ayudarles a dar los pasos necesarios para protegerse a sí mismas. Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño, el Señor le dará su merecido. Tú también cuídate de él, porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje (2 Ti. 4:14-15). La autoprotección no es un lujo, sino un derecho y una responsabilidad dados por Dios. Alejandro el herrero amenazaba a Pablo y a Timoteo, y en la carta que el apóstol le escribe a su protegido advierte a este que debe estar en guardia contra Alejandro, y también le asegura que finalmente la justicia divina prevalecerá en la vida de ese hombre. Necesitamos ayudar a los adolescentes para que se esfuercen al máximo en evitar la confrontación directa y actúen con inteligencia en su trato con los acosadores. Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia (Sal. 46:1). Aun cuando nos sentimos solos o nos parece que no le importamos a nadie, podemos estar seguros de que Dios nos ve, se preocupa enormemente por nosotros y nos proporciona la sabiduría necesaria para hacer frente a cualquier problema. Por lo general, Él no nos rescata de dichos problemas, pero nos ayuda a afrontarlos para que nos hagamos más fuertes por medio de ellos. No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: “Mía es la venganza; yo pagaré”, dice el Señor. Antes bien, “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta.” Note dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien (Ro. 12:17-21). Nuestro instinto natural nos dice que procuremos vengarnos y hagamos daño a quienes nos lo han hecho a nosotros; pero Dios nos lleva por una senda diferente. Podemos estar seguros de que su justicia reinará por fin, pero nosotros no somos los instrumentos de su ira: podemos dejar al acosador en las manos fuertes y sabias del Señor. Con esta garantía, nos es posible demostrar fortaleza, negarnos a seguir siendo unas víctimas y derrotar al mal perdonando al ofensor, estableciendo límites seguros y, cuando se requiera, sabiendo afirmarnos en lo que es bueno y recto, de tal manera que rebajemos la tensión de una determinada situación o relación volátil. 7 ORACIÓN Padre celestial, este joven se siente herido y desesperanzado. Ayúdale a tener la certeza de que tú sabes exactamente por lo que está pasando y cuánto dolor produce; y que tú eres lo suficientemente poderoso para sostenerle. Dale sabiduría a fin de pueda mantenerse firme por sí mismo, decir “no” a los que le hieren y ganarse el respeto de estos con su fortaleza y resolución. Gracias, Señor, por tu gracia, verdad y poder… Actitudes 1 RETRATOS • José está volviendo locos a sus padres con el pesimismo y las malas actitudes que demuestra: “Me pueden decir lo que debo hacer —vocifera—, ¡pero no obligarme a hacerlo!”. • La madre de Carolina se lamenta: “Ya ni siquiera puedo mantener una conversación con ella. Todos mis hijos se portan maravillosamente bien hasta que alcanzan los quince años de edad, entonces cambian. ¿Debería despedirme de mi relación con mi hija por algunos años?”. 2 DEFINICIONES E IDEAS CLAVE • La actitud podría describirse como la disposición o el estado actual de la mente de un individuo. Aunque todos luchamos con altibajos en nuestro ánimo, a menudo los adolescentes presentan un problema de actitud: una persistente visión negativa de la vida que, a menudo, se manifiesta en irritabilidad, desapego social y quejas frecuentes. • En la crianza de los adolescentes, a muchos padres les parece que el comportamiento de su hijo o su hija puede ser aceptable, pero su estado de ánimo es malhumorado, pesimista y negativo. • Las actitudes indebidas son difíciles de abordar para muchos padres. Los comportamientos resultan bastante más fáciles de definir, y las infracciones mucho menos complicadas de tratar por medio de la conversación, el ajuste de los límites y la disciplina. Muchos adolescentes expresan al respecto: “Puedes decirme lo que tengo que hacer, pero no obligarme a que me sienta feliz haciéndolo”. • A menudo, durante la adolescencia, las combinaciones entre los cambios sociales y hormonales producen oscilaciones del humor. • Si se quiere ayudar a un adolescente a solucionar el problema de sus actitudes, es importante respetar sus pensamientos y sentimientos. • Las actitudes negativas ocasionales son algo normal en la mayoría de los adolescentes, pero ciertas perturbaciones del comportamiento tales como la oposición desafiante o el trastorno conductual resultan mucho más graves. Si la actitud y el comportamiento del adolescente parecen sustancialmente distintos de los de otros jóvenes de su edad, los padres deberían consultar a algún profesional especializado en salud mental. • Los padres de adolescentes necesitan adquirir conocimiento y aprender ciertas técnicas para entender, guiar y criar a sus hijos. El mundo ha cambiado de una manera drástica desde que ellos eran adolescentes. Los adolescentes actuales están sometidos a más presiones y soportan un estrés mayor, que nunca antes en la historia. La primera respuesta de los padres a las actitudes negativas de sus hijos adolescentes debe ser de compasión, dulzura y aliento. 3 ENTREVISTA DE EVALUACIÓN Para los padres En primer lugar, ayude a los padres a determinar si el problema de su adolescente es de comportamiento o de actitud. A menudo, estas dos cuestiones se confunden, pero existen algunas diferencias claves entre ellas. Las siguientes preguntas le ayudarán a distinguir la una de la otra. Si el adolescente tiene un problema de conducta, por favor, consulte el capítulo titulado “Disciplina”. Para identificar los problemas de conducta, pregunte a los padres si son estas algunas de sus preocupaciones habituales: 1. El adolescente acosa a otros con frecuencia o los intimida. 2. El adolescente inicia peleas físicas. 3. El adolescente muestra crueldad física con la gente o con los animales. 4. El adolescente ha robado o hurtado cosas a otra persona. 5. El adolescente a menudo quebranta las normas. 6. El adolescente llega tarde a casa con asiduidad. 7. El adolescente miente a las autoridades de manera habitual. 8. El adolescente ha destruido o prendido fuego a las pertenencias de alguien. 9. El adolescente no asiste a la escuela con regularidad. Para identificar un problema de actitud, pregunte al padre o la madre si son estas algunas de sus preocupaciones habituales: 1. El adolescente pierde a menudo los estribos. 2. El adolescente discute frecuentemente con los adultos o las autoridades. 3. El adolescente se comporta persistentemente de un modo negativo o pesimista. 4. El adolescente importuna o lleva la contraria a otros deliberadamente. 5. El adolescente afirma aborrecer u odiar a otras personas. 6. El adolescente culpa con frecuencia a otros de su propia conducta o mal comportamiento. 7. El adolescente a menudo se muestra susceptible y se irrita fácilmente con los demás. 8. El adolescente tiene muchos momentos de ira y resentimiento. 9. El adolescente manifiesta frecuentemente una actitud vengativa o rencorosa. Los adolescentes se hallan bajo una enorme presión, en parte causada por otros y en parte por ellos mismos. En Estados Unidos, cada veinticuatro horas: • 3.000 adolescentes experimentan el divorcio de sus padres • 1.629 son encerrados en cárceles para adultos • 3.288 se escapan de casa • 1.512 dejan la escuela • 7.742 comienzan su actividad sexual Dr. Archibald D. Hart Para el adolescente 1. Dime por qué has venido a verme. 2. ¿Cuáles son algunas de las cosas que te molestan más en casa, en la escuela o en el trabajo (si el joven tiene un empleo)? 3. ¿Cómo describirías tu manera de reaccionar a esas molestias? ¿Qué te ayuda a soportarlas? ¿Qué es lo que te desmoraliza y empeora las cosas? 4. ¿Cómo responden tus padres cuando intentas expresarles tus sentimientos y preocupaciones? 5. ¿Cómo te gustaría que lo hicieran? 6. ¿Qué forma de relacionarse con sus padres tienen tus amigos? ¿Es mejor o peor que la tuya? 7. Señálame algunas de las cosas que te hacen feliz y te proporcionan alivio. ¿Qué es lo que te gusta? 8. ¿Cuánto significaría para ti sentir que tus padres te apoyan en vez de criticar tu actitud? 4 CONSEJOS SABIOS Cuando se reúna con la familia, asegúreles que Dios los ha puesto juntos y que Él les enseñará a crecer como una familia unida. Es posible que tengan que hacer algunos cambios, y aunque estos resulten difíciles en un principio, podrán llevarlos a cabo con la ayuda del Señor. Anime a los padres que tienen por hijo a un adolescente desafiante y testarudo a evitar el pánico cuando piensen en el futuro de este. Algunos de los adultos con más éxito fueron jóvenes difíciles de controlar cuando estaban en la adolescencia. Aliente a los padres a tener una visión positiva del futuro de su hijo y hablar de dicha visión con el adolescente. Explíqueles la importancia que tiene el pasar ratos juntos. En nuestra cultura puede resultar bastante difícil reunir a toda la familia a menos que haya una crisis. Existen innumerables distracciones y excusas para no hacerlo, pero dar prioridad a los ratos en familia es esencial para fomentar la confianza mutua y afirmarse unos a otros, lo cual es especialmente importante durante los años de la adolescencia. Los padres necesitan plantearse de qué manera su comportamiento y sus propias actitudes podrían estar afectando a las actitudes de su adolescente. Muchos padres experimentanun estrés considerable en casa y en el trabajo, tanto en el ámbito de las relaciones como en el económico. Cuando el entorno familiar sufre tensiones durante el periodo de la adolescencia de un hijo —que es un tiempo sumamente exigente e inquietante para los jóvenes—, esto añade más tensión sobre el adolescente en un momento cuando los padres cuentan con menos energías para proporcionarle el amor, la disciplina y la dirección que necesita. Los padres deben analizar su propia manera de vivir y la forma en que sus reacciones ante la vida pudieran estar contribuyendo a las luchas de su adolescente. A un hombre o a una mujer se le puede despojar de todo menos de una cosa: la libertad humana por excelencia de elegir su propia actitud ante cualquier serie de circunstancias… de escoger su propio camino. Viktor Frankl Amor incondicional Los padres deben amar a sus hijos aun cuando estos no lo merezcan. Eso no significa aceptar todo lo que sus hijos hacen —el amor y la aprobación no son sinónimos—, pero sí recordarles que los aman aun cuando no estén de acuerdo con ellos o cuando se sientan abatidos por las acciones de ellos. Los adolescentes precisan el contacto físico, las palabras de aliento y afirmación, y pasar buenos ratos con sus padres, todo lo cual les hace sentirse amados. Expresarles amor también ayuda a derribar las barreras invisibles que hayan podido interponerse entre ellos. Recuerde que para los jovencitos son muy importantes las apariencias, y que tal vez no quieran que se les abrace delante de sus amigos. En ocasiones —particularmente en la adolescencia—, los jóvenes pueden sentirse como enemigos nuestros, pero en realidad están simplemente aprendiendo a pensar y actuar por sí mismos; de modo que el hecho de mantener un poco la distancia con los padres es natural. Disciplina La calidad de la relación entre padres e hijos determinará la eficacia de las estrategias de los padres para imponer disciplina. Los hogares en los que no hay más que disciplina, muy probablemente serán hogares donde las relaciones entre padres e hijos habrán desaparecido por completo. La Biblia amonesta a los padres a no desalentar a sus hijos (Col. 3:21), pero también les advierte de que si los aman, los disciplinarán (Pr. 13:24). A diferencia del castigo, la disciplina siempre tiene presente lo que es mejor para el futuro del hijo. La clave está en el equilibrio. Los padres deben disciplinar y preparar a sus adolescentes, pero eso no significa dirigir un campamento de reclutas. Los padres han de ser consecuentes: si un padre o una madre amenaza a su adolescente con retirarle el privilegio de conducir o de que vea a sus amigos, debe cumplir su amenaza en caso de que el adolescente se comporte de forma indebida. La coherencia tiene que imperar. La disciplina en sí es menos importante que ser consecuente cuando un jovencito desobedece. Los padres deberían ser cautos y fijar solamente aquellas reglas y medidas disciplinarias que vayan a hacer cumplir. Tres de estas reglas pueden servirnos de guía para disciplinar a los adolescentes: • La regla BFC: bondad, firmeza y coherencia. • La regla de la abuela: cuyo significado es, ni más ni menos, que el hijo debe hacer primeramente lo que su padre o su madre le pide y luego puede cumplir sus propios deseos. Por ejemplo, el padre podría decir: “Si quieres ir a nadar, primero debes hacer estas tareas domésticas…”. • La regla milenaria: a saber, que si un padre o una madre permite que su hijo no pague por algo que ha hecho mal, mil correcciones serán necesarias para reeducarlo. Dirección El trabajo de los padres es enseñar a sus adolescentes acerca de la vida, guiándolos en todas las áreas, especialmente en la Palabra de Dios (Dt. 6:4-9). Guiar a los adolescentes puede también significar permitirles cometer errores. Cuando un jovencito se crea problemas en la escuela o con la policía, el padre debería entender que está a punto de vivir una crisis al lado de su hijo. Los padres tienen que estar preparados para el desengaño en relación con algunas de las decisiones y conductas de sus hijos. No deberían cometer el error de intervenir demasiado pronto para sacar al jovencito de la dificultad en la que lo han metido sus propias resoluciones o comportamientos: se crece más durante las crisis que en ningún otro momento. 5 PASOS PRÁCTICOS Para el adolescente 1. Busca la raíz de tu actitud • Muchas veces las actitudes negativas emanan del egoísmo. Cuando “yo soy el centro del mundo”, es fácil adquirir una perspectiva negativa de todas las cosas. Trata de descubrir el porqué de tu pesimismo: ¿te sientes abrumado, frustrado, herido o estresado? • Aborda estas cuestiones y busca maneras de cambiar tus hábitos que te ayuden a remediar el problema de raíz (p. ej., si no hacer un proyecto hasta la noche antes de tener que presentarlo en la escuela te hace sentirte frustrado y gruñón, modifica la forma en que enfocas tu trabajo escolar). 2. Controla tus pensamientos • La gente quizá haga algunas cosas que te irritan, pero en última instancia eres tú quien decides cómo responder. • En vez de concentrarte en los aspectos negativos de tu vida, cambia de enfoque y considera las muchas formas en que Dios te está bendiciendo. Es muy fácil dar por sentadas cosas tan sencillas como el estar vivo, tener comida, poder asistir a la escuela, poseer un medio de transporte o un trabajo, contar con amistades y otras cosas buenas, pero lo cierto es que nada de eso está garantizado. 3. Habla, no te enfurruñes • Es natural que te retraigas cuando te sientes humillado o atacado, pero en vez de quedarte paralizado debes hacer algo. Si te irritan las reglas que te imponen tus padres, háblales acerca de ello de manera franca y respetuosa, o si estás en desacuerdo con algún amigo, siéntate con él y coméntaselo, ¡no te conformes con excluirlos de tu vida! • Madurar es, en parte, responsabilizarnos de nuestra propia conducta y no culpar de esta a otros. Aprende a expresar tus frustraciones de un modo saludable y beneficioso que produzca cambios. No apliques a la gente el tratamiento del silencio. 4. Ayuda a alguna otra persona • La vida no tiene que ver solo contigo o con lo que tú quieres. En vez de lamentarte o quedarte paralizado, preocúpate por alguna otra persona y trata de amarla y ayudarla: algún compañero de clase, profesor, vecino, amigo o cualquier otro conocido podría beneficiarse de tu ayuda. • Lo asombroso es que, cuando nos preocupamos por los demás, Dios comienza a obrar en nuestros corazones y a cambiar nuestras actitudes. Para los padres 1. Consideren las cosas objetivamente • Algunos padres se culpan a sí mismos de cada problema que tienen sus hijos, pero otros ni siquiera consideran que sus actitudes y acciones puedan afectar a las luchas de estos. Si ambos padres han venido en busca de ayuda, pídales que se examinen con sinceridad, especialmente en las siguientes áreas: - ¿Cuál es la proporción de expresiones alentadoras y de crítica que se dicen el uno al otro y dispensan a su hijo? - ¿Cómo se enfrentan ustedes a las dificultades que experimentan en el trabajo y en casa? ¿Se quejan y se echan la culpa el uno al otro, o confían en que Dios les proporcionará paz y sabiduría? - Dediquen tiempo a la interacción regular como familia y no solo a la televisión o los videojuegos. - Intenten comprender la transición de los adolescentes desde la niñez hasta a la edad adulta. En este proceso, el adolescente necesariamente forma sus propias opiniones, que tal vez sean distintas de las de ustedes. - Aprendan a respetar la intimidad de su adolescente al tiempo que le exigen un comportamiento responsable. 2. Concéntrense en la relación • La confianza y el respeto son esenciales en todas las relaciones. Los adolescentes están atravesando una de las etapas más difíciles e incómodas de la vida, y necesitan afirmación y comprensión. Esto requiere tiempo, atención y resolución por parte de los padres: la calidad de la relación con su hijo durante esta etapa determinará
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