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CLINTON, Tim Manual de consulta sobre adolescentes tomo 3

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Tomos de la serie Consejería bíblica:
 
Consejería bíblica: Manual de consulta sobre 40 temas críticos
Consejería bíblica 2: Manual de consulta sobre el matrimonio y la
familia
Consejería bíblica 3: Manual de consulta sobre adolescentes
Consejería bíblica 4: Manual de consulta sobre mujeres
Consejería bíblica 5: Manual de consulta sobre la sexualidad y las
relaciones
Contenido
 
Cubierta
 Portada
 Tomos de la serie Consejería bíblica
 Introducción
 Aborto
 Abuso sexual
 Acoso escolar
 Actitudes
 Adicción a la Internet y los videojuegos
 Adopción
 Alcohol y drogas
 Ausencia del padre
 Cortes y autolesiones
 Cultura e influencia mediática
 Decisiones en cuanto a la profesión
 Depresión
 Disciplina
 Disfunciones alimentarias
 Divorcio de los padres
 Dudas espirituales
 Duelo y pérdida
 Embarazo
 Estrés
 Fobias y ansiedad
 Guía divina
 Ira
 Obesidad
 Obsesiones y compulsiones
 Orientación sexual
 Padres alcohólicos y maltratadores
 Pandillas y violencia
 Perdón
 Pornografía y masturbación
 Presión del grupo
 Promiscuidad y enfermedades de transmisión sexual
 Relaciones sentimentales destructivas
 Relaciones entre padres y adolescentes
 Rendimiento escolar
 Sentimiento de culpa
 Sentimiento de inferioridad
 Soledad
 Suicidio
 Trastorno por déficit de atención con hiperactividad
 Trauma
 Notas
 Recursos recomendados
 Créditos
 
Introducción
 
Erik Erikson, un psicólogo especializado en el desarrollo humano, constató que la “crisis de
identidad” de los adolescentes es el conflicto más importante al que una persona se
enfrenta a lo largo de su vida. Durante esos años cruciales, los jóvenes tienen que
contestar a la pregunta: ¿Quién soy yo? A muchos de ellos esta pregunta les resulta
abrumadora: las presiones del grupo de amigos, los nuevos impulsos causados por el
desarrollo hormonal y las crecientes oportunidades para experimentar con diferentes
comportamientos pueden combinarse para crear una verdadera tormenta de tentaciones y
dudas en cuanto a uno mismo. Algunos adolescentes buscan entonces ayuda de personas
adultas maduras, y muchos de ellos encuentran el perdón y la dirección para sus vidas en
Jesucristo, pero otros recurren a conductas autodestructivas para enfrentarse a la crisis.
En el mundo actual de la adolescencia, términos como cortar, desempolvar, ahogarse o
salvia no se refieren a cortar verduras, limpiar nuestra casa o atragantarse comiendo una
hamburguesa, sino que tienen que ver con prácticas que son más peligrosas… mucho más
peligrosas. Hace cinco años no hubiera usted oído esas palabras utilizadas con los
significados que ahora son corrientes en la jerga de la cultura juvenil, y que revelan cuán
angustiados por encontrar sanidad están muchos de nuestros jóvenes. Cortar hace
referencia a cortarse en un intento desesperado de aliviar el sufrimiento interior y la
depresión. Desempolvar tiene que ver con el uso de Dust Off [¡Fuera polvo!], un aerosol
limpiador de los teclados de las computadoras, que encierra gas comprimido y sirve para
“colocarse”. Ahogarse o cortarse la respiración uno mismo puede, por otro lado, producir un
estado de euforia. Y, finalmente, la salvia es una hierba alucinógena (prohibida en varias
partes de los Estados Unidos), más potente que la marihuana y que le está ganando
terreno a esta última. Estas nuevas modas entre los adolescentes causan en la actualidad
muchas muertes.
Las relaciones son el clamor de los jovencitos, que las buscan en cualquier parte donde
puedan encontrarlas. Las fiestas raves —encuentros multitudinarios con música electrónica
rápida y baile moderno libre (donde a menudo se toman drogas ilegales)— han venido a
sustituir a las reuniones familiares nocturnas en el hogar; mientras que el término moralidad
sexual se ha vuelto más amplio y más relativo que nunca. Las relaciones arriesgadas
abundan, y los padres jamás han estado tan faltos de compromiso o tan inseguros acerca
de lo que deben hacer. Nunca ha sido tan difícil ministrar a los adolescentes.
 
LAS LÁGRIMAS DE UNA GENERACIÓN
 Con los avances tecnológicos y las redes sociales como Twitter y Facebook, así como con
la comunicación inmediata de textos y la mensajería instantánea, uno podría pensar que
estaríamos mejor comunicados unos con otros que nunca antes, que tendríamos
relaciones más saludables y que nos ocuparían menos ciertas cuestiones como la
autoestima, el abuso de las drogas, el alcoholismo o la soledad. Pero, en realidad, sucede
más bien lo contrario: el sufrimiento asociado a las relaciones y el aislamiento social es
más agudo actualmente que durante los veinticinco años anteriores.[1]
Piense, por ejemplo, en la autoestima. En Estados Unidos hay actualmente un 75 por
ciento de jovencitas que en algún momento han deseado cambiar alguna parte de su
cuerpo mediante la cirugía plástica.[2] Hace veinte años, las modelos pesaban un 8 por
ciento menos que la mujer común y corriente; hoy día, llegan hasta el 73 por ciento.[3] Los
irresistibles mensajes procedentes de la televisión, la publicidad en los medios, la Internet y
las principales revistas se han cobrado sus víctimas: el 81 por ciento de las niñas de diez
años de edad piensan ahora que están demasiado gruesas.[4]
Y la voracidad relacional sigue floreciendo: los chats, las páginas-web y el EMO —última
moda musical con letras íntimas y personales que invitan a los jóvenes a “ser reales” y
expresarse a sí mismos— hacen que los adolescentes se entreguen más a otras personas
—tanto emocional como físicamente— aunque sean desconocidas. Ya han quedado lejos
los días cuando se hacían salidas románticas y se cortejaba. Ahora los adolescentes viven
en la cultura del “ligue”, que puede ir desde el beso inocente hasta el sexo oral o el coito,
según a quien se le pregunte. El 30 por ciento han admitido haber ligado con alguien a
quien habían conocido ese mismo día, y el 64 por ciento lo han hecho con un amigo o
amiga.[5] Cuando a una generación se le instruye para practicar cualquier cosa que
produzca placer, no es de extrañar que les parezca ridículo guardar su corazón como
enseña Proverbios 4:23.
Sin embargo, las relaciones frívolas y superficiales vienen acompañadas de más soledad,
sufrimiento, desesperanza y lágrimas. Los adolescentes se quedan relacionalmente vacíos
una y otra vez, mientras los adultos observan sin saber muy bien lo que deberían hacer. El
suicidio se ha convertido en la tercera causa principal de muerte entre los jóvenes de esas
edades en Estados Unidos,[6] y 8000 adolescentes contraen enfermedades de transmisión
sexual cada día.[7] La voracidad relacional no constituye la respuesta al vacío emocional,
sino que meramente perpetúa dicho vacío.
El clamor de esta generación es real, y la génesis del problema está, según creemos, en
el desmoronamiento de las relaciones saludables y significativas que aportan estabilidad y
sabiduría. Piense en que cada día 3000 niños estadounidenses verán a sus padres
divorciarse;[8] y lo que es peor: para cuando hayan cumplido los dieciocho años, el 33 por
ciento de las muchachas y el 17 por ciento de los muchachos habrán sufrido abusos
sexuales de alguna persona a la cual amaban o en quien confiaban.[9]
Y eso no es todo: cerca del 40 por ciento de los niños en Estados Unidos no viven con su
padre biológico, y más de la mitad de ellos no ha visto a su papá durante el pasado año.
[10] El 63 por ciento de los suicidios juveniles ocurren en hogares donde no hay padre; y lo
mismo puede decirse de los hogares del 90 por ciento de los niños que se han escapado
de casa o viven en la calle, del 85 por ciento de los jóvenes con problemas de conducta,
del 71 por ciento de los que abandonan la escuela antes de graduarse, del 85 por ciento de
los jóvenes reclusos y de bastante más del 50 por ciento de las madres adolescentes.[11]
Cerca del 73 por ciento de la población de Estados Unidos cree que los hogares sin padre
son el problema familiar y social más importante al que se enfrenta ese país.[12]
El agujero que hay en los corazones de nuestros adolescentes es profundo,y lleva a
estos a buscar y aceptar casi cualquier cosa para rellenarlo.
 
UNA GENERACIÓN QUE BUSCA
 Cuando consideramos lo que creen los niños actuales, vemos que existe una confusión
alarmante.
Más que en cualquier otra generación, la cultura de nuestros días refleja esa filosofía
posmoderna que, por lo general, da prioridad a la mentalidad relativista sobre todo tipo de
absolutos. De hecho, Ron Luce —presidente y fundador de Teen Mania [Obsesión por los
adolescentes]— ha afirmado que el 91 por ciento de los adolescentes actuales no creen en
la verdad absoluta.[13] Y en otra encuesta, George Barna descubrió que solo el 6 por
ciento de los jóvenes en su primera etapa creen que exista tal verdad. ¡Ah, por cierto…
estamos hablando de muchachos y muchachas que se definen a sí mismos como
“cristianos nacidos de nuevo”![14]
Barna también averiguó que solo el 22 por ciento de los adultos “nacidos de nuevo” creen
que haya principios morales absolutos, y el 64 por ciento consideran que la verdad
depende de las circunstancias particulares de cada uno. Naturalmente, las creencias de
tales personas influyen en sus propios hijos, de modo que no resulta sorprendente que un
alarmante 83 por ciento de los adolescentes piensen que la verdad depende de la situación
en que se encuentren.
Josh McDowell, quien ha trabajado mucho con adolescentes, afirma:
 El 75 por ciento de todos los niños que se convierten a Cristo en la actualidad no lo
hacen porque Jesús sea el camino, la verdad y la vida, sino porque Él es lo mejor
que les ha ocurrido hasta ahora, que han filtrado a través de su experiencia… De
modo que, tan pronto como se les presenta algo que les gusta más, lo abandonan.
[15]
 Resulta interesante que, en dos encuestas separadas, Barna y McDowell hayan
descubierto que es más probable que los adolescentes cristianos tomen decisiones
morales en función de lo que les parece bien en cada momento. Hoy día, los jovencitos y
jovencitas de esas edades se basan en los sentimientos para decidir, y no en una verdad
absoluta fuera de sí mismos.
Contrariamente a lo que muchos adultos piensan, los adolescentes no son “malos chicos”
por lo general, sino jóvenes que buscan fervientemente algo real, auténtico, divino… Lo
único que necesitan es alguien que los guíe y en quien puedan confiar.
 
COMPRENDER LA NECESIDAD
 Los cristianos estamos llamados “a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los
ciegos” (Lc. 4:18); lo cual incluye el romper las ataduras relacionales y espirituales, que
esclavizan a menudo a nuestros jóvenes, para ayudarlos a distinguir entre la verdad de la
Palabra de Dios y las mentiras de nuestra cultura. El presente Manual de consulta sobre
adolescentes ayudará a los pastores y consejeros laicos de la iglesia a hacer esto mismo.
Si es usted consejero profesional, ya estará familiarizado con la mayor parte de los temas
que contiene este libro. El manual le ayudará, no obstante, a…
 • determinar de manera precisa los problemas de la persona aconsejada utilizando
las preguntas de evaluación que aparecen en cada capítulo
• comprender desde un punto de vista bíblico el problema que tiene la persona que
acude a usted en busca de consejo
• proporcionar a las personas una guía clara para que puedan dar pasos
determinados hacia delante
• estar más informado acerca de los recursos que podrían estimular a sus
aconsejados a adoptar una forma de pensar correcta, asimilar el material y ejecutar
las acciones apropiadas
 Si es usted pastor o consejero laico, le recomendamos que se tome el tiempo necesario
para leer el libro de principio a fin y que subraye los puntos de cada sección que le
parezcan claves. Una vez que se haya familiarizado con los temas, síntomas y enfoques,
tal vez quiera hacerse una lista de referencia de los recursos que existen en su comunidad.
Este manual le ayudará a…
 • informarse en cuanto a la naturaleza de las tensiones, los problemas y los
trastornos que padecen los adolescentes
• recopilar una lista de referencia de recursos eficaces disponibles
• evaluar la naturaleza y la gravedad del problema del adolescente
• recordar que el papel del cuidador laico tiene sus límites
• remitir debidamente a la persona a un médico, un consejero profesional o alguna
organización especializada
 
Cómo usar este Manual de consulta sobre
adolescentes
 El presente Manual de consulta proporciona ideas y recursos para ayudarle a evaluar los
problemas y ofrecer soluciones eficaces. Los elementos de cada sección son:
 1. Retratos. Cada tema empieza con tres o cuatro anécdotas que cuentan historias
frecuentes de adolescentes que luchan con el problema del que se trata. Hemos
querido presentarle varios casos, porque un determinado problema puede darse
bajo formas distintas en la vida de diferentes individuos.
2. Definiciones e ideas clave. Esta sección incluye algunas de las estadísticas y
percepciones clínicas más actuales relacionadas con el tema. La investigación le
ayudará a entender los matices del problema y le servirá de guía para sus
conversaciones con el adolescente, e incluso con los padres de este.
3. Entrevista de evaluación. Esta sección le sugerirá preguntas importantes y de
calado que puede utilizar para hacerse una idea de las necesidades y la situación
de la persona. A veces tendrá que hacer preguntas adicionales o pedir al individuo
que amplíe sus respuestas. Algunos de los temas incluyen una serie de preguntas
para los padres.
4. Consejos sabios. Esta sección presenta ideas adicionales sobre el problema de
referencia, una perspectiva bíblica del mismo, el proceso de sanidad y
restauración, u otra cuestión relacionada con el cuidado que dispensa al
adolescente a quien aconseja. A veces las aportaciones de esta sección son de
carácter clínico y en otros casos pastorales, pero siempre ampliarán su perspectiva
para ayudarle a satisfacer las necesidades del adolescente.
5. Pasos prácticos. Esta es una de las secciones más importantes del manual,
porque le ayudará a trasladar la conversación desde el terreno estimativo e
identificativo del problema a ese otro de las propuestas concretas para la sanidad,
la recuperación y el crecimiento del adolescente. Cuando no hay un plan de acción,
las personas aconsejadas a menudo se sienten confusas y van a la deriva sin
progresar hacia ninguna meta que suponga cambios concretos. La mayoría de los
pasos prácticos son para el jovencito, pero en ciertos casos también los padres
están implicados. Aquellos que vayan dirigidos al consejero aparecerán en cursiva.
6. Ejemplos bíblicos. En esta sección le proporcionamos pasajes de las Escrituras
relacionados con el tema, y explicamos la trascendencia de cada uno de ellos
subrayando varios puntos importantes. Tal vez quiera usted explicar esos textos al
adolescente o prefiera estudiarlos personalmente para enriquecer su comprensión
de la manera en que Dios actúa para cambiar la vida de las personas. Muchos de
los pasajes y de las ideas en cuestión se pueden aplicar casi a cualquiera de los
temas que nos ocupan. Dedique algún tiempo a repasar las aportaciones que se
hacen en cada capítulo y busque textos de las Escrituras que tengan que ver con
las personas que acuden a usted en busca de consejo.
7. Oración. Aunque no sea una práctica adecuada para todos los individuos, muchos
cristianos desean e incluso esperan que la oración forme parte integral del proceso
de consejería. Si la persona no es creyente, o ha manifestado una actitud de
resistencia a Dios, puede usted orar en silencio durante la entrevista o más tarde,
cuando esta haya terminado. Entendemos que existen preferencias individuales en
lo tocante a la oración, y que las necesidades de aquellos a quienes ayudamos
difieren considerablemente unas de otras, pero reconocemos que la oración es un
elemento esencial de la consejería cristiana. Esta sección le proporcionará unos
pocos y sencillos comienzos de oración: ya sea para hacer en voz alta o en
silencio; bien durante la entrevista o bien cuando la persona se haya marchado.
 
NECESIDADESDIVERSAS
 Un vistazo rápido al índice de contenidos revela que algunos de los problemas que los
adolescentes aconsejados afrontan son primordialmente médicos —tales como las
disfunciones alimentarias o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH);
otros son psicológicos y provienen de sucesos traumáticos, adicciones, compulsiones o
miedos desmesurados; y otros, por fin, tienen que ver con la comunicación entre los
adolescentes y los miembros de sus familias. En muchos casos —si no en la mayoría de
ellos—, el problema consiste en una combinación de estas cosas.
Si existe alguna duda en cuanto a que una enfermedad física esté causando o
contribuyendo al problema del adolescente, se debe consultar a un médico. Hay una
amplia gama de enfoques terapéuticos que han demostrado ser eficaces con los
adolescentes: desde la terapia racional emotiva (TRE) —que ayuda a quienes se someten
a la consejería a identificar y sustituir sus patrones de pensamiento destructivos— hasta la
terapia conductual y los grupos de apoyo en el caso del maltrato y la adicción.
Apreciamos el deseo que tiene usted de ayudar a las personas a caminar con Dios. La
consejería cristiana es una forma sólida y eficaz de discipulado y, a menudo, una puerta
para liberarse de años de sufrimiento, ideas equivocadas y hábitos destructivos que han
impedido que la gente disfrute de una vida abundante con el Señor. Nos sentimos
honrados de poder colaborar con usted en su trabajo y confiamos en que Dios seguirá
usándole poderosamente para obrar en las vidas de las personas.
 
RECURSOS ADICIONALES
 Al final de este manual, hacemos una lista de los recursos cristianos más conocidos, así
como los seculares, para leer y estudiar más sobre el tema. Ni mucho menos es una lista
exhaustiva, pero le sintonizará para acceder a otros recursos que, a su vez, le conducirán a
otras obras que le permitan profundizar lo que desee en el estudio de un tema.
La AACC es un ministerio y una organización profesional de casi 50.000 miembros en
Estados Unidos y por todo el mundo. Nos dedicamos a ofrecer y a facilitar los mejores
recursos disponibles para pastores, consejeros profesionales y ayudadores laicos para el
papel o el entorno en que ofrezcan sus servicios. Por medio de nuestra reconocida
publicación Christian Counseling Today ofrecemos también una gama exhaustiva de
educación, formación, orientación ética, consultoría, libros y conferencias para potenciar el
ministerio de la consejería cristiana en todo el mundo. Visite la página www.aacc.net (solo
en inglés).
http://www.aacc.net/
Aborto
 
1 RETRATOS
 • Carla se enfrenta a un problema muy grande. Está en el último año de secundaria y,
vista desde fuera, su vida parece estupenda. Le han concedido una beca para ir a la
universidad, tiene un apuesto novio y es uno de los líderes del grupo de jóvenes de
su iglesia. Pero hace poco, al practicarse un test doméstico del embarazo, el
resultado fue positivo. La muchacha no quiere renunciar a sus sueños por culpa de
una sola equivocación; además, se trata de algo fácil de hacer, y nadie tiene por
qué enterarse…
• Lidia se repetía estas palabras una y otra vez mientras miraba a cada una de sus
amigas sentadas con ella en los bancos de la iglesia: Sé que Dios me ha
perdonado… ¿por qué no puedo superarlo? Le han estado preguntando: “¿Pero
qué te pasa… tu forma de actuar es distinta?”. También tiene preocupados a sus
profesores porque sus calificaciones han caído en picada. La joven estaba tratando
de concentrarse en el sermón, pero el anuncio de Derecho a Vivir que había visto
en el boletín absorbía toda su atención. “No sabía lo que estaba haciendo”,
masculló.
 
2 DEFINICIONES E IDEAS CLAVE
 • En realidad, el término aborto se refiere a cualquier expulsión prematura de un feto
humano; pero, por lo general, hoy día se entiende como una expulsión inducida
artificialmente, ya sea por medios quirúrgicos o químicos, de dicho feto. Esto es a lo
que se refiere principalmente este capítulo.
• Las mujeres jóvenes que se encuentran con un embarazo no planificado deben
entender que la opción “fácil y rápida” no es ni rápida ni fácil, sino que puede tener
repercusiones duraderas.
• A menudo, algunas mujeres deciden mantener en secreto que han abortado,
especialmente si forman parte de una comunidad cristiana o “pro vida”, o
pertenecen a una familia que —según creen— podría criticarlas o condenarlas por
ello. Si sus familiares más próximos no están al corriente, la pena y el sentimiento
de pérdida que rodea a una operación de aborto puede tardar muchos años en
asimilarse.
• El aborto se puede vivir como una pérdida, a veces, hasta el extremo del trauma.
Algunos de los posibles efectos colaterales son una tendencia a revivir la
experiencia mediante sueños o flashbacks, y también a eludir todo pensamiento o
sentimiento asociado con el aborto en cuestión.
• Otros posibles efectos secundarios de una operación de aborto son el
entumecimiento emocional, los trastornos del sueño, la dificultad para concentrarse,
la hipervigilancia, la depresión, el remordimiento y la incapacidad para perdonarse a
sí misma.
• Tratar de lidiar a solas con la realidad de un aborto, a menudo aísla a la mujer y es
susceptible de aumentar su sentimiento de vergüenza. Por otro lado, también puede
dar pie a conductas autodestructivas tales como el abuso de las drogas.
• Si alguna mujer le hace la confidencia de que se ha sometido a un aborto, sea
consciente de que el hecho de contarle su experiencia significa que ha decidido
confiar en usted. Tenga cuidado con cualquier manifestación verbal o de otro tipo
que pudiera incrementar el sentimiento de culpa o de vergüenza en ella y alejarla de
la ayuda y el apoyo que necesita.
• Considere los hallazgos de una encuesta realizada a 252 participantes en un grupo
de apoyo para mujeres que habían abortado:
- El 70 por ciento tenían un concepto moral negativo del aborto.
- Más del 80 por ciento hubieran llevado a término el embarazo en mejores
circunstancias o con un apoyo mayor por parte de sus seres queridos.
- El 53 por ciento se sintieron “forzadas” a abortar por personas cercanas a ellas.
- El 64 por ciento se vieron “obligadas” a someterse a un aborto debido a sus
circunstancias particulares.
- Casi el 40 por ciento, cuando fueron a la clínica abortista en busca de consejo, aún
esperaban que las informarían acerca de alguna alternativa al aborto.[1]
 
3 ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Para las adolescentes que están pensando en abortar
 1. ¿Cómo sabes que estás embarazada? ¿Te ha examinado algún médico? (Estas
preguntas amables en cuanto al embarazo ayudarán a la joven aconsejada a
sentirse cómoda y a no eludir la responsabilidad).
2. ¿Desde cuándo estás embarazada?
3. ¿Cuál es tu situación económica actual?
4. ¿Cuál piensas que será la reacción de tu familia ante tu embarazo? ¿Es posible
invitarlos para que te ayuden a tomar las decisiones oportunas?
5. ¿Tienes suficiente apoyo social? ¿Unas relaciones saludables y auténticas con tu
familia, tus amigos, los líderes de tu grupo de jóvenes, tus mentores, profesores u
otros?
6. ¿Quién es el padre del bebé? ¿Qué clase de relación mantienes con él? ¿Sabe lo
que estás pensando hacer?
7. ¿Has considerado alguna otra opción aparte del aborto? ¿Te has planteado llevar
a término tu embarazo? ¿Cuáles son tus esperanzas y tus temores acerca de esta
opción?
8. ¿Qué piensas que pasará en tu vida si abortas? ¿Y si optas por algo distinto? (A
menudo se escoge el aborto porque no parece haber ninguna otra opción posible,
y en ocasiones se toma la decisión rápidamente para “resolver el problema”.
Comuníquele a la joven aconsejada que tiene algún tiempo para tomar la decisión,
y ayúdela a entender que su vida será diferente, pero no estará “arruinada”, si
permite que nazca el bebé. Utilice los Pasos prácticos que aparecen más adelante
para ayudarla a analizar otras opciones, tales como el dar la criatura en adopción).
9. ¿Tienes alguna pregunta en cuanto al embarazo o el aborto? (No dé por sentadoque la muchacha está plenamente informada sobre estas cosas).
 Para las adolescentes que han abortado
 1. ¿Por qué has venido hoy a verme? ¿Puedes identificar la causa de tu desaliento o
ansiedad?
2. Retrocede conmigo a ese momento de tu vida y dime lo que ocurrió. (Esté atento a
cualquier signo de estrés postraumático, como ciertos sueños inquietantes u otros
detonantes que la hagan revivir aquel suceso. Si ella opta por empezar a contarle
su historia, estará rompiendo su silencio, lo cual supone el comienzo del proceso
de sanidad, pero también puede resultar alarmante para ella, ya que entonces
habrá renunciado a la posibilidad de negar lo que sucedió).
3. ¿Cuáles fueron las razones principales de que hicieras aquello?
4. ¿Te sientes deprimida, desmoralizada o triste la mayor parte del tiempo? ¿Tienes
problemas de apetito o de sueño?
5. ¿Has pensado alguna vez en el suicidio? Si lo has hecho, ¿has ideado algún plan?
(Si resulta que la adolescente tiene un plan para suicidarse y está dispuesta a
hacerlo, debe usted recabar ayuda rápidamente y asegurarse de que no se quede
sola. Para más información, véase la sección titulada “Suicidio”).
6. ¿Tomas actualmente drogas o alcohol? ¿Te ayuda eso a calmar tu ansiedad? (Si
la adolescente está tomando alcohol o drogas, por favor, consulte la sección
“Alcohol y drogas”).
7. ¿Cómo llevas la vida ahora? ¿Eres capaz de identificar los factores
desencadenantes de tu dolor?
8. ¿Has considerado en qué forma esta decisión repercute en tus otras relaciones,
como aquellas que mantienes con tus padres, tus amigos o Dios?
9. ¿Crees que necesitas ser perdonada? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Eres capaz de
perdonarte a ti misma?
 
A lo largo de toda la entrevista escuche activamente, reflejando debidamente los
sentimientos de la adolescente y aclarando sus pensamientos. La escucha activa resulta
de vital importancia para fomentar la confianza, descubrir sentimientos y pensamientos
ocultos de la persona aconsejada, y relacionarse con ella mediante una empatía y un amor
auténticos.
 
4 CONSEJOS SABIOS
 Para las adolescentes que están pensando en abortar
 Si la joven aconsejada lo desea, asegúrese de proporcionarle la ayuda práctica adecuada
para animarla a llevar su embarazo hasta el final. Tenga a mano información acerca de las
agencias que ofrecen atención médica y una residencia para mujeres embarazadas. Hable
con ella acerca de cómo tratar con el padre de la criatura y con su propia familia. Trate de
averiguar con ella cuáles son las personas y los sitios donde puede esperar más apoyo.
Recálquele que está tomando una decisión tanto para sí misma como para la vida de su
bebé.
Si la aconsejada no es aún capaz de ver la perspectiva a largo plazo, anímela a hacerlo
en lugar de concentrarse solo en su situación inmediata. Ciertas investigaciones recientes
sobre las imágenes cerebrales han descubierto que la corteza prefrontal —la parte de la
cabeza que se utiliza para resolver los problemas y entender las consecuencias— es la
última zona del cerebro que se desarrolla plenamente, y que no lo hace hasta que la
persona tiene alrededor de veinticinco años de edad. Así que las adolescentes son más
propensas a buscar formas de sobrevivir al presente que a pensar en los beneficios y
consecuencias a largo plazo que les reportarán sus acciones.[2]
Aborde cualquier comportamiento que pueda poner en peligro la seguridad de la joven a
quien está aconsejando, tal como la conducta suicida o el abuso de las drogas.
 
En 2005 se realizaron 1,21 millones de abortos (menos que los 1,31millones del año
2000). Desde 1973 hasta 2005, hubo más de 45 millones de abortos legales en
Estados Unidos.
 Rachel K. Jones, Perspectives on Sexual and Reproductive Health
 
Para las adolescentes que ya han abortado
 Anime a su aconsejada a hablar sobre lo que ha sentido y experimentado emocional y
físicamente después del aborto. Muchas veces, las mujeres que han abortado están tan
horrorizadas por lo que han hecho que ni siquiera pueden expresar con palabras su
sufrimiento interior. Muestre una atención incondicionalmente alentadora y una escucha
reflexiva. Dedique algún tiempo a explorar las emociones de la joven y permítale expresar
su ira, temor, frustración, odio y vergüenza.
Esfuércese en reflejar la gracia y el perdón de Dios mientras habla con la adolescente,
sabiendo que ella ya está luchando con una enorme carga de remordimiento y turbación.
Recuérdele esa verdad de las Escrituras que dice: “Si confesamos nuestros pecados, Dios,
que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Jn. 1:9).
Explíquele claramente que su decisión, aunque haya sido grave a los ojos de Dios, no la
condena de por vida. Si ha aceptado a Cristo, la sangre del Señor ha cubierto todos y cada
uno de sus pecados, incluso el de haber decidido abortar. Mientras conversa con ella
acerca de sus sentimientos y su vergüenza, hágala comprender que Jesús la perdonará y
que Él desea liberarla del odio que siente hacia sí misma y también de su remordimiento.
Debe recordarle que a veces resulta más difícil perdonarse a uno mismo, pero la gracia de
Dios es más grande que nuestros propios errores.
Ayude a la adolescente a entender que, aunque no puede cambiar el pasado, sí cuenta
con la posibilidad de decidir cómo vivirá en el presente. Colabore con ella en la búsqueda
de formas que eviten su aislamiento mediante la participación en la vida de su comunidad,
a través de su iglesia, de sus amistades o de algún grupo de apoyo local.
 
5 PASOS PRÁCTICOS
 Para las adolescentes que están pensando en abortar
 1. Considera las opciones que hay
• Tal vez creas que la única posibilidad que tienes es someterte a un aborto, pero hay
otras opciones que puedes escoger. Tu consejero te ayudará a investigar algunas
alternativas. En muchos países existen centros de ayuda a la mujer embarazada
gestionados por personal voluntario capaz de proporcionar verdaderas opciones al
aborto y dispuesto a informar cariñosamente a las madres gestantes acerca de las
alternativas disponibles.
• Busca en la Internet “Alternativas al aborto”.
• Determine si existe algún nivel de riesgo emocional o físico por parte de la pareja de
la adolescente o de su propia familia, en relación con la decisión que ha tomado
acerca del niño.
 2. Comunícate
• Necesitarás informar a los miembros de tu familia acerca de la situación en que te
encuentras.
• Ayude a la adolescente a elaborar una estrategia y un plan adecuados. Sopese
cómo debe hacerlo en función del conocimiento que usted ya tiene de la familia en
cuestión. Quizá haya de implicarse en esa conversación como una tercera parte
interesada.
 3. Busca ayuda
• Anime a la adolescente y a sus padres a ponerse en contacto, todos juntos, con el
centro de ayuda a la mujer embarazada.
• Si perteneces a una iglesia, indaga de qué manera puede esta ayudarte en lo
concerniente a tu futuro.
• Más importante aún: busca la ayuda de Dios. Él promete que jamás te dejará ni te
desamparará, y su amor por ti es inagotable.
 4. Realiza un seguimiento
• Asegúrese de continuar con el seguimiento de la aconsejada fijando una nueva cita.
• Aunque tal vez lamentes tu embarazo, puedes empezar de inmediato a tomar
algunas decisiones sabias en cuanto a tu bebé.
• Si es posible, trabaje con la muchacha, con su familia y con su pareja, para crear
alrededor de ella y de su bebé una red social de apoyo.
 Para las adolescentes que ya han abortado
 1. Cuenta tu historia
• Sigue contando tu historia en futuras sesiones de consejería y en tu diario. Esto te
ayudará a hacer frente a la realidad y a continuar avanzando.
 2. Consigue ayuda
• Existen varias organizaciones —así como materiales diversos— que hacen más
fácil la sanidad después de haber abortado; entre ellas, el Proyecto Raquel y la
Asociación de Víctimas del Aborto (AVA). Averigüe cuáles existen en su zona para
remitir a ellas a las muchachas aconsejadas.
 3. Busca apoyo
• Si en su zona hay algún grupo de apoyo confidencial para la tristeza, animea su
aconsejada a asistir al mismo juntamente con algún miembro de su familia o una
amiga.
 4. Concéntrate en el perdón
• Asegúrese de comunicar a su aconsejada, tanto verbal como de otras maneras, que
usted la acepta y Dios la perdona.
• La sanidad después de un aborto inducido constituye un proceso y, desde luego, no
se consigue en una sola sesión; sin embargo, esa sanidad es posible. El perdón
está a tu alcance por la gracia de Dios, como también lo está la capacidad para
recibirlo y perdonarte a ti misma.
• Recuerda que el aborto no es el pecado imperdonable.
 
El 50% de las mujeres que abortan en Estados Unidos tienen menos de veinticinco
años. Aquellas de entre 20 y 24 años de edad son responsables del 33% de todos
los abortos, y las adolescentes, del 17%.
 Centros para el Control y Prevención de Enfermedades
 
6 EJEMPLOS BÍBLICOS
 
Si en una riña los contendientes golpean a una mujer encinta, y la hacen abortar pero
sin poner en peligro su vida, se les impondrá la multa que el marido de la mujer exija
y que en justicia le corresponda (Éx. 21:22).
 Dios es el paladín de la vida y siempre ha protegido a las mujeres, los niños y los
miembros más débiles de la sociedad.
 Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba escrito en tu libro; todos mis
días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos (Sal. 139:16).
 Dios conoce a todas las personas desde el momento mismo de su concepción. Los
ojos del Señor ven el cuerpo sin formar en el útero de su madre.
Muchos pretenden que un niño en el vientre no es más que una masa informe de
tejidos, pero la Biblia deja claro que Dios considera ese diminuto embrión como una
nueva vida con un futuro ya preparado para ella. Abortar a un niño es poner fin a una
vida humana injustamente.
 Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te
había apartado; te había nombrado profeta para las naciones (Jer. 1:5).
 Dios conoce bien a cada individuo desde antes de que existiera el tiempo. Él nos
cuida y nos valora a todos nosotros.
 
7 ORACIÓN
 Señor, te pedimos que tu gracia y tu sabiduría se desborde sobre la vida de esta joven. Ella
está preocupada y asustada, y necesita un toque de tu mano…
Abuso sexual
 
1 RETRATOS
 • Cuando Sara estaba en primer año de la escuela secundaria, su porte y su
personalidad cambiaron. Hasta entonces había sido una muchachita feliz y
extrovertida, pero poco a poco se transformó en una persona huraña y retraída. Sus
padres creyeron que se trataba solo de una fase de la adolescencia, así que no
hicieron demasiadas preguntas. Sin embargo, dos años después, se había
convertido en una joven resentida. Al indagar la causa, al principio se mostró
desafiante, pero luego soltó de golpe que el hermano de su padre había abusado
sexualmente de ella varias veces durante las vacaciones de verano, antes de
comenzar la enseñanza secundaria.
• A Isabel le encantaba divertirse con sus amigos. A menudo, los jóvenes
organizaban fiestas en las casas cuando sus padres estaban fuera de la ciudad
para el fin de semana. Pero, en una de esas fiestas, un muchacho le preparó una
bebida, y lo único que supo ella es que se despertó desnuda en el dormitorio: le
habían administrado una “droga del violador”.
• Francisco quería jugar al fútbol americano en su primer año de secundaria, pero no
tenía muchas esperanzas de llegar a formar parte del equipo. Aunque se esforzaba
al máximo, otros jugadores se burlaban de él por su poca habilidad. Cierto día,
después del entrenamiento, dos de los chicos más fuertes lo agarraron, lo
desnudaron y le obligaron a inclinarse para sodomizarlo. Durante varios días,
Francisco se sintió como si le hubieran desgarrado las entrañas; pero ellos le
amenazaron con una enorme paliza si contaba lo que había sucedido. Yo pensaba
que solo se violaba a las muchachas —pensó el joven—; nadie debe saberlo jamás.
Lo mantuvo en secreto todo el tiempo que pudo, pero varios días después se
desmayó a causa de una hemorragia.
 
2 DEFINICIONES E IDEAS CLAVE
 • El abuso sexual consiste en buscar la gratificación erótica forzando injustamente a
alguien más débil. Dicho abuso incluye la violación, el incesto, los tocamientos, el
exhibicionismo, el voyerismo y las insinuaciones verbales.
• A menudo, el abuso sexual lo perpetran algunos adultos que tienen acceso a
menores en virtud de su autoridad o parentesco supuesto o verdadero. En el acoso
sexual de un niño o adolescente, la víctima por lo general conoce y con frecuencia
ama a su agresor, lo que la convierte en vulnerable.
• Para cuando tienen dieciocho años de edad, una de cada tres muchachas y uno de
cada seis muchachos han sufrido abusos sexuales de alguien que conocen, aman y
es de su confianza.[1]
• La Internet se ha convertido en un instrumento valioso para los depredadores
sexuales. Uno de cada cinco adolescentes ha tenido alguna aproximación o
ofrecimiento sexual por Internet en el último año, muchos de carácter agresivo. El
depredador quería reunirse con ellos en algún lugar, los llamaba por teléfono o les
mandaba regularmente mensajes, dinero o regalos.[2]
• El abuso sexual puede tener complicaciones importantes para la víctima. Por
ejemplo:
- problemas físicos tales como el dolor pélvico continuado, el síndrome premenstrual,
los trastornos gastrointestinales y las enfermedades de transmisión sexual; al igual
que el embarazo prematuro
- problemas psicológicos tales como la ansiedad crónica, la depresión, la negación,
los problemas para dormir, el desapego emocional o los flashbacks; así como los
trastornos por estrés postraumático (TEPT), las ideaciones suicidas y las
disfunciones sexuales
- problemas sociales tales como el retraimiento, la compulsión a implicarse en
conductas de riesgo y la delincuencia
 
3 ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
 Para el adolescente
 1. Dime por qué has venido hoy a verme. ¿En qué te puedo ayudar?
2. ¿Cuándo y dónde tuvo lugar el abuso?
3. ¿Qué piensas de lo que te ha pasado?
4. ¿Te sientes responsable de algún modo por lo ocurrido? Si es así, dímelo.
5. ¿Cómo afecta el abuso a tu manera de sentir acerca de ti mismo?
6. ¿Cuáles son tus sentimientos acerca de tu violador?
7. ¿Has intentado detener el abuso? ¿Qué ha sucedido?
8. ¿Qué clase de límites necesitas poner en el futuro para protegerte?
9. ¿Quién más conoce el asunto? ¿Cómo ha respondido al mismo?
10. ¿Tienes a alguien que te comprenda y te dé ánimo y apoyo?
 Para los padres
 1. ¿Cuándo y cómo se enteraron ustedes de que su adolescente había sido víctima
de abusos sexuales?
2. ¿Saben con qué frecuencia han ocurrido los mismos?
3. ¿Cómo creen que lo sobrelleva?
4. Y ustedes, ¿cómo están lidiando con la situación?
5. ¿Ha consultado su hijo a algún médico?
6. ¿Qué límites se necesitan para protegerle?
7. ¿Qué papel está desempeñando usted en el establecimiento y el refuerzo de
dichos límites?
8. ¿De qué manera se relacionan ahora usted y su hijo con el acosador?
9. ¿Han informado a alguna autoridad?
10. ¿Qué se necesitará para reconstruir la sensación de seguridad de su hijo y que
este aprenda a confiar de una manera más prudente?
 
Nota: El abuso sexual constituye un delito. Si la víctima es menor de edad, dicho abuso
debe denunciarse —por lo general, en plazo de uno a siete días— a las autoridades
competentes, tales como la policía o los servicios de protección de menores.
 
4 CONSEJOS SABIOS
 
Las personas que han sufrido heridas profundas buscan formas de protegerse a sí
mismas y de establecer una nueva identidad. A veces lo hacen de maneras positivas, pero
muy a menudo las víctimas del abuso idean ciertos roles que prometen alivio para el
sufrimiento pero que, en realidad, estorban la sanidad verdadera. En su libro El corazón
herido, Dan Allender identifica tres perfiles corrientes de víctimas del abuso sexual: la chica
dura, que se encallece a sí misma para no volver a ser nunca más vulnerable; la chica de
las fiestas, que intenta encontrar el amor en los brazos de cualquiera y en otras formas de
conducta de riesgo; y la buenachica, que busca la aprobación agradando a quienes la
rodean.[3] Al hablar con una víctima del abuso sexual —ya sea varón o mujer—, esté
atento a la manifestación de estos patrones de comportamiento.
Algunas víctimas hablan inmediatamente de sus emociones más profundas y fuertes
acerca del suceso y de la persona que lo ha cometido, pero muchas otras forcejean con
sentimientos de vergüenza. Ya no saben en quién deben confiar, y son lentas para fiarse
incluso de aquellos que quieren verdaderamente ayudarlas. Sea paciente y comprensivo al
hacer las preguntas, y demuestre que respetará sus sentimientos por dolorosos o confusos
que sean.
La empatía resulta esencial en el cuidado de la gente que sufre; pero sea prudente, y no
permita que la ira que siente contra el acosador se haga demasiado intensa, afectando su
conversación con la víctima y su capacidad de dar buenos consejos.
Algunas víctimas eran emocionalmente saludables antes de sufrir el abuso, pero muchas
otras lo padecieron a causa de su vulnerabilidad como “blancos fáciles”. El abuso sexual es
una violación de los límites y los derechos inherentes de alguien: la consejería ayudará a
que la persona restablezca dichos límites y la enseñará a respetar los derechos y la
dignidad que tiene su propio cuerpo. En el caso de individuos frágiles y vulnerables, los
ayudará a fijar esos límites por primera vez en sus vidas.
Muchas víctimas sacan la conclusión de que el abuso que han sufrido fue, de alguna
manera, culpa suya. En vez de experimentar una ira justa, se sienten terriblemente
culpables y avergonzadas. Uno de los objetivos al atender a esas víctimas es ayudarlas a
asignar la debida responsabilidad al acosador.
 
5 PASOS PRÁCTICOS
 Para el adolescente
 1. Sé sincero
• Tal vez te resulte difícil hablar de lo que te ha sucedido y estés luchando con
sentimientos de vergüenza, pero es importante que lo hagas y busques la ayuda
que necesitas.
• Habla con tu consejero acerca de tus experiencias: hay muchas personas que
tienen miedo de conversar sobre lo que les ha sucedido porque el acosador es
alguien a quien aman y en quien confían. Hablar de ello te ayudará a lograr la
sanidad. No eres la única persona que lucha con los efectos del abuso, y existen
grupos de apoyo que tu consejero puede recomendarte y que te servirán para
comprender que no te encuentras solo.
 2. Asigna la responsabilidad
• Tal vez pienses que hiciste o dijiste algo que provocó el abuso, pero es importante
que sepas que tú no eres responsable de ello.
• Tu consejero te ayudará a asignar la responsabilidad del suceso a la persona
adecuada. Esto te será útil para hacer frente a tus emociones, dar los pasos
necesarios para el periodo de duelo, establecer límites y finalmente perdonar.
 3. Establece límites
• Toda persona tiene el derecho de protegerse a sí misma. Tú has sido objeto de un
grave atentado, y necesitas establecer o restaurar unos límites sólidos y saludables
que incluyen…
- hablar sinceramente con el acosador y con las autoridades competentes acerca de
él
- negarte a cualquier abuso o manipulación adicional
- establecer una distancia de seguridad entre ti y quien ha perpetrado la acción
• Tus límites deberían contribuir a que te sientas fuerte, seguro y confiado.
• Si el que ha cometido la acción se niega a aceptar tus límites, quizá haya que tomar
medidas legales tales como una orden de alejamiento.
• Si decides buscar ayuda —lo cual es altamente recomendable—, tu consejero te
asistirá en establecer los límites apropiados y guiarte por ellos.
 4. Ten esperanza
• El abuso sexual es una de las peores heridas que una persona puede sufrir; pero
Dios lo sabe, lo comprende y se preocupa por ti. Concédete el tiempo necesario
para sanar, y confía en que, mediante este proceso, aprenderás algunas de las
lecciones más profundas de tu vida sobre la sabiduría, el amor y la perseverancia.
• Recuerda que no estás solo: confía en las personas que se preocupan por ti, y
permite que te ayuden a lo largo del proceso de sanidad.
• Entiende que Dios tiene un plan para ti, y que Él puede ayudarte a superar este
periodo difícil. En Jeremías 29:11, el Señor dice: “Porque yo sé muy bien los planes
que tengo para ustedes… planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un
futuro y una esperanza”. A veces no comprendemos ciertas cosas que nos suceden
en la vida; pero si tenemos fe y confianza en Dios, sabemos que Él estará con
nosotros y nos guiará.
 5. Concédete un periodo de duelo
• El abuso sexual es una de las pérdidas más grandes que una persona puede
experimentar: te han privado de tu inocencia, tu sentimiento de seguridad y parte de
tu identidad. Para superar tu dolor y tu resentimiento, necesitas hacer duelo por lo
que has perdido.
• El duelo consiste en ser sincero acerca del dolor, el resentimiento y la pérdida que
sientes; así como en expresar tu tristeza a aquellos que de veras te comprenden y
se preocupan por ti. Esto te llevará algún tiempo: el duelo no es un proceso ni fácil
ni rápido.
 6. Perdona
• En algún momento del proceso de sanidad deberás pensar en perdonar al culpable;
puede ser una de las cosas más difíciles que hayas tenido que hacer nunca.
• Antes de poder perdonar a quien te ha herido, será necesario que consideres cómo
el Señor te ha perdonado tus pecados. En última instancia solo podemos perdonar
a otros en la medida que experimentamos el perdón de Dios nosotros mismos.
• Perdonar no quiere decir que tengas que confiar en esa persona, significa
simplemente que no tomes venganza ni te complazcas en su sufrimiento.
• Quizá la persona que ha abusado de ti no te pida que la perdones o ni siquiera
lamente lo que ha hecho. Perdonarla es tu respuesta al amor de Dios por ti, y forma
parte del proceso de sanidad: impedirá que el resentimiento y la amargura te
consuman.
 
En 2008, una encuesta realizada en Estados Unidos por los Centros para el Control
de Enfermedades reveló que:
 • Entre las víctimas de violación, el 60,4% de las mujeres y el 69,2% de los varones
fueron violados por primera vez antes de los 18 años de edad.
 • El 10,8% de las muchachas y el 4,2% de los muchachos de la escuela secundaria
habían sido obligados a mantener relaciones sexuales en algún momento de sus
vidas.
 
Para los padres
 1. Permanezcan en calma
• Por difícil que esto les resulte, conserven la paz, al menos en presencia de su
adolescente. Ya tiene que soportar bastantes emociones extremas y no necesita
que se le añada más estrés. Si ustedes se enojan, eso podría hacer que su
adolescente pensara que es él o ella quien despierta su ira.
2. Escuchen
• Tiene suma importancia que presten atención a su adolescente mientras él o ella
trata de expresar lo que le ha sucedido. Deberían consolarle todo lo que puedan y
demostrarle que están a su lado. Es posible que sienta vergüenza o remordimiento,
especialmente si el que perpetró la acción es un miembro cercano de la familia; de
modo que quizá le lleve algún tiempo contar su historia…
3. Busquen ayuda
• Si su hijo o hija les habla de un abuso sexual que acaba de ocurrirle, permanezcan
en calma y traten de encontrar ayuda. Puede que haya sufrido daño físico, así que
deben ir inmediatamente al hospital. Una vez allí, hagan que le pongan en contacto
con alguna persona o centro especializado en asuntos de violación.
 
Las muchachas de entre los 16 y los 24 años de edad son las que más peligro
corren de sufrir violencia sin muerte en las citas amorosas.
 
6 EJEMPLOS BÍBLICOS
 [El Señor] restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas (Sal. 147:3).
 Las víctimas del abuso sexual —como es natural— se preguntan: ¿Por qué a mí?
¿Por qué ha permitido Dios que me ocurra esto? Para algunas preguntas no hay
respuestas; pero podemos estar seguros de que el corazón del Señor se abate con
aquellos que tienen el corazón abatido: Él sabe todo, se preocupa por nosotros y nos
ama profundamente.
 No acabará de romper la caña quebrada, ni apagará la mecha que apenas arde. Con
fidelidad hará justicia (Is. 42:3).
 En vezde insistir en la venganza, la víctima puede permitir que Dios se haga cargo
del que perpetró la acción. Tarde o temprano, el Señor hará justicia en la vida de esa
persona. Podemos estar seguros de ello, así que no necesitamos ser los
instrumentos de la ira divina.
 Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios,
ni lo presente ni lo porvenir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna
en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en
Cristo Jesús nuestro Señor (Ro. 8:38-39).
 Sin importar lo que nos haya sucedido, el amor de Dios es una constante con la que
siempre podemos contar. A pesar de la relevancia de esta verdad, a las víctimas del
abuso sexual puede sonarles como una “típica palmadita cristiana”. Hemos de ser
cuidadosos al utilizar versículos bíblicos con personas que han sufrido un trauma
severo, ya que tal vez piensen que consideramos su dolor como algo trivial. Al mismo
tiempo, el mensaje de la misericordia y del poder de Dios debe constituir el centro
mismo de nuestra actuación como consejeros.
 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que
sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y
buenos, y que llueva sobre justos e injustos (Mt. 5:44-45).
 En algún momento del proceso de sanidad —no demasiado pronto ni demasiado
tarde—, las víctimas han de abordar el asunto del perdón. Pero debemos tener
mucho cuidado de no empujar u obligar a la persona a hacer algo para lo que aún no
está preparada, o que no quiere hacer. Esto será sumamente doloroso para la
víctima y, con el tiempo, necesitará ayuda para perdonar a quien tanto daño le ha
causado. Al acosador tal vez no le importe si se le perdona o no, pero cuando una
víctima perdona, queda protegida contra ese resentimiento que envenena el alma y
amarga a las personas.
 
7 ORACIÓN
 Señor Jesús, tú lloras con nosotros en nuestro dolor. Nada puede separarnos de tu amor.
Abraza hoy a esta adolescente que sufre y asegúrala de tu maravilloso amor. Concede a mi
joven amiga sabiduría para este proceso de sanidad del abuso. Te doy gracias porque, por
mucho que algún otro le haya podido hacer, tú eres un refugio seguro al que ella siempre
puede correr. Toma el abatimiento que hay en la vida de esta adolescente y haz del mismo
algo hermoso. Dale a tu hija gracia para perdonar y sabiduría para saber cuál es la mejor
forma de seguir adelante…
Acoso escolar
 
1 RETRATOS
• Jaime aborrece subirse al autobús escolar cada mañana. Por lo general, el único
asiento que queda libre es el que está al lado de Pedro; y cada vez que se sienta
allí, este le insulta y le da con el codo en las costillas repetidamente durante el
trayecto a la escuela.
• Cuando Adrián volvió a su casillero, se dio cuenta de que le habían robado su
camiseta y el resto de su ropa estaba empapada de orina. Los otros muchachos en
el vestuario se estaban riendo. No es la primera vez que esto le sucede.
• Alicia está siendo acosada sin tregua por sus compañeras de clase. Mantuvo una
sola conversación con cierto muchacho y esto ofendió a la pareja de él. Ahora, esta
última ha lanzado una campaña para aterrorizar a Alicia, y cada día las otras
jovencitas la llaman zorra.
 
2 DEFINICIONES E IDEAS CLAVE
 • El acoso es un comportamiento denigrante o agresivo hacia otra persona. Puede
ser de carácter verbal (comentarios despectivos, insultos, calumnias…) o físico
(patadas, puñetazos, empujones…), pero siempre procede de un desequilibrio de
fuerzas. Otras formas de acoso incluyen el aislamiento social, el acoso cibernético,
los comentarios racistas, los robos y las amenazas.
• Se cree que el acoso es mucho más corriente entre los preadolescentes y los que
se hallan al comienzo de la pubertad que entre los adolescentes mayores. Estos
últimos tienden a canalizar su rabia hacia los demás alineándose con grupos que
afirman su identidad y “poder” por medio de la violencia, a veces hasta el extremo
de integrarse en pandillas criminales. Evidentemente, esta es una forma más
intensa y peligrosa de acoso.
• El acoso escolar se da más entre los muchachos que entre las muchachas; sin
embargo, este último también ocurre. Mientras los adolescentes varones tienen más
probabilidades de sufrir un acoso físico (golpes y empujones), las muchachas
suelen ser víctimas de un acoso verbal relacionado con el sexo o convertirse en
objeto de rumores y chismes.[1]
• El acoso entre los adolescentes es una señal de advertencia, y los acosadores
corren el riesgo de adoptar una conducta aún más antisocial y delictiva en el futuro.
Por esa razón es necesario intervenir tanto por el bien de la víctima como por el del
acosador.
• Aunque el acoso escolar se considera, a menudo, como “algo normal entre
jóvenes”, puede dañar seriamente la salud emocional de la víctima. Los
adolescentes objeto del acoso, con frecuencia, experimentan miedo y tensión, y en
ciertos casos comienzan a evitar la escuela u otros lugares donde pueden verse
acosados.
• En una encuesta realizada a alumnos de secundaria, más del 88 por ciento de los
estudiantes dijeron haber sido testigos de acoso en sus escuelas. Ser testigos de
acoso puede llevar a los mirones a sentirse culpables por no plantar cara a los que
lo perpetran o defender a la persona agredida, o por no denunciar el hecho ante
alguien que sea capaz de ayudar. Eludir repetidamente el implicarse para proteger a
las víctimas puede sumir a los que observan en un sentimiento de impotencia y
desvalimiento.[2]
• Aunque el acoso se da en muchos ámbitos y puede adoptar diferentes formas, se
enmarca generalmente dentro de cuatro categorías:
- Acoso visual: comportamientos dirigidos a intimidar a la víctima. Esta forma de
acoso incluye los gestos violentos (tales como levantar el dedo corazón o hacer
signos físicos que sugieren que el acosador piensa en infligir daño a la persona),
hacer muecas, dibujar retratos ofensivos de la víctima, pintar grafitis o estropear las
pertenencias de una persona.
- Acoso verbal: amenazas de palabra, insultos, chistes crueles, chismorreos y
divulgación de rumores, así como emitir sonidos ofensivos.
- Acoso físico: todo tipo de golpes, lanzamiento de objetos, codazos, toqueteos,
agarrones, empujones, bloquear el paso a la víctima o intimidarla físicamente. Esa
clase de acoso puede terminar en asalto físico. Si, además, tal conducta tiene un
componente erótico, puede considerarse como acoso o agresión sexual.
- Acoso cibernético: en años recientes, la gente ha estado utilizando la Internet para
acosar e intimidar a otros, a menudo mediante la mensajería instantánea, MySpace,
Facebook o el simple correo electrónico.
• Los acosadores justifican con frecuencia su conducta de un modo pasivo-agresivo,
diciendo que solo estaban bromeando. El problema, sin embargo, es que tal
comportamiento no resultaba nada divertido. Esta es una forma muy corriente en la
que los matones eluden la responsabilidad por su conducta destructiva.
• La cuestión está en lo que se pretende: ¿Quiere el acosador intimidar o hacer daño
a otro? Entonces se trata de acoso.
 
Nunca permitas que el acoso te silencie ni haga de ti una víctima. No aceptes que
nadie determine como debe ser tu vida, sino determínalo tú mismo.
Harvey S. Firestone
 
3 ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
 Para la víctima del acoso
 1. Cuéntame lo que sucede cuando esa persona o personas tratan de intimidarte.
2. ¿Cuándo es más frecuente que se produzca el acoso? ¿Ves algún patrón
determinado en el momento y el lugar en que sucede?
3. ¿Qué fue lo que provocó el acoso en un principio? ¿Hubo algún malentendido u
otra cosa que lo desencadenara?
4. ¿Cómo has afrontado el problema? ¿Ha sido eficaz tu solución?
5. ¿Qué personas te respaldan y te animan a que seas valiente?
6. Si has intentado plantar cara al acosador, ¿cuál ha sido el resultado de tu postura?
7. ¿Has hablado del problema con alguien que tuviera autoridad? Si lo has hecho,
¿cómo ha actuado esa personapara ayudarte?
 Para los padres de la víctima
 1. ¿De qué manera ha dañado a su hijo adolescente el haber sido víctima del acoso?
2. ¿Cuándo tuvieron ustedes conocimiento del asunto por primera vez? ¿Se trata de
un problema nuevo o le ha resultado siempre difícil a su hijo defenderse por sí
solo?
3. ¿En qué clase de situaciones ha demostrado fortaleza interior y resolución?
4. ¿Han hablado ustedes con los responsables de la escuela, u otras autoridades
competentes, acerca de este problema?
5. ¿Qué piensan hacer para ayudar a su hijo a plantarle cara al acosador?
6. ¿Qué conocimientos y habilidades necesita su hijo?
7. ¿Qué conocimientos y habilidades necesitan tener ustedes?
 
4 CONSEJOS SABIOS
 El acoso existe en todas las escuelas, y cualquier niño puede experimentarlo. Mucho antes
de que se produzcan los actos de violencia es corriente que haya amenazas y acoso, y con
frecuencia los adolescentes no se lo cuentan a nadie por miedo a lo que pueda ocurrir.
Resulta esencial que los padres hablen con sus hijos de manera regular no solo acerca de
los estudios y los amigos, sino también de su seguridad. Los padres deberían mostrar
verdadero interés por las experiencias de su hijo en la escuela, tanto por las buenas como
por las malas.
Los padres necesitan hacer preguntas directas a sus hijos acerca de lo que pasa en la
escuela y cómo lo ven ellos. Las frustraciones y los temores pueden resultar evidentes,
aunque parezcan insignificantes. Si los padres mantienen una comunicación continua con
sus hijos, cuando surjan cuestiones importantes, los adolescentes se sentirán seguros
refiriéndoles lo que sucede. El crear un ambiente cariñoso y seguro donde los niños
puedan hablar, constituye una de las mejores salvaguardias para prevenir que les hagan
daño.
Los padres desempeñan un papel decisivo en cuanto a ayudar a sus hijos adolescentes a
tratar con los acosadores. A menos que exista una amenaza de daño físico, puede que no
sea conveniente salir de inmediato en defensa del jovencito. En vez de ello, la función de
los padres es sobre todo escuchar y consolar, aunque también deben impartir conocimiento
y habilidades para que el muchacho o la muchacha puedan defenderse por sí solos.
Intervenir para “resolver” el problema hace que el adolescente se sienta desvalido y se
vuelva aún más vulnerable a los acosadores. En situaciones como estas, amar significa
capacitar y respaldar, no rescatar.
Los padres desempeñan una función activa en la redefinición del entorno escolar, y
deberían participar en las reuniones con los profesores y convertirse en activistas a favor
de la seguridad y educación de sus hijos. Las actividades extraescolares, tales como el
teatro, los deportes o la música pueden proporcionarles oportunidades de relacionarse con
otros padres al tiempo que demuestran a sus adolescentes una preocupación y un interés
genuinos.
 
Se calcula que el 30% de los adolescentes en Estados Unidos participan en el
acoso escolar, ya sea como acosadores o como víctimas. En una encuesta a escala
nacional llevada a cabo entre los estudiantes de entre los 11 y los 15 años de edad,
el 13% contestó que había acosado a otros, el 11% que había sido víctima de
acoso, y otro 6% más que había experimentado ambas cosas.
 www.familyfirstaid.org/bullying.html
 
5 PASOS PRÁCTICOS
http://www.familyfirstaid.org/parenting/social/school-bullying-statistics/
 1. Habla de ello
 • (Para el adolescente). El acoso escolar es un problema grave. Si alguien te está
acosando, habla acerca de ello con tus padres o con alguna persona en autoridad.
• (Para los padres). Afronten el hecho de que en la escuela de su hijo habrá sin duda
acoso bajo alguna de sus formas. Aborden con su adolescente el tema del acoso
escolar; y al hablar con su hijo sea consciente de que este puede encontrarse en
cualquiera de los dos extremos del espectro: acosando a otros o siendo acosado.
Hablen con tacto acerca sus propias experiencias cuando tenían la misma edad que
él, y pregúntenle acerca del acoso en su escuela. Esfuércense por crear una
atmósfera de confianza: no le digan cosas tales como “supéralo” o “sé valiente”.
 2. Rebaja la tensión
 • (Para el adolescente). Aprende a responder adecuadamente al acoso. Aunque es
natural arremeter contra el acosador, eso no hará más que empeorar la situación.
En lugar de reaccionar como un matón, evita aumentar la tensión y responde con
sensatez, no con furia; luego, deja el asunto.
• (Para el adolescente). Aunque responder con violencia no es nunca apropiado,
afirmarse siempre lo es, y cualquier acoso escolar debería notificarse
inmediatamente a las autoridades escolares.
 3. Aumenta la confianza estableciendo ciertos límites
 • (Para los padres). Aunque se requiere de todas las escuelas que tengan un plan de
respuesta urgente en caso de amenaza de bomba o de incendio, pocas cuentan
con un procedimiento establecido para abordar el acoso escolar. Al enseñar a su
adolescente cómo debe reaccionar ante las amenazas, estarán fomentando su
confianza en sí mismo y reduciendo la probabilidad de que sea víctima de acoso.
• (Para el adolescente). El hecho de establecer ciertos límites desalienta el acoso
escolar. Si concibes un plan de acción específico —que incluya lo que debes decir o
hacer, con quién debes hablar y cómo puedes conseguir ayuda—, te estarás
preparando para responder al acoso en vez de convertirte en una víctima silenciosa
del mismo.
 4. Escoge a tus amigos
 • (Para el adolescente). Debes entender que serás como las personas con quienes te
juntas. El apóstol Pablo fue muy franco en cuanto a este principio: “Las malas
compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Co. 15:33). Busca un grupo de
amigos en el que cada uno ayuda a fomentar la autoconfianza y el buen carácter de
los demás.
• (Para los padres). Contribuyan a esto animando a su adolescente a participar en
actividades extraescolares tales como los deportes, la danza, los coros, los grupos
musicales, las reuniones de jóvenes de la iglesia u otros programas de ese tipo al
salir de clase.
 
6 EJEMPLOS BÍBLICOS
 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil. 4:13).
 
Las víctimas de cualquier tipo de abuso se sienten desvalidas y desesperanzadas.
Necesitan que se les garantice que no están solas. Dios está con ellas para
proporcionarles sabiduría y dirección, y también cuentan con adultos que las apoyan
y pueden ayudarles a dar los pasos necesarios para protegerse a sí mismas.
 Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño, el Señor le dará su merecido. Tú
también cuídate de él, porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje (2 Ti. 4:14-15).
 La autoprotección no es un lujo, sino un derecho y una responsabilidad dados por
Dios. Alejandro el herrero amenazaba a Pablo y a Timoteo, y en la carta que el
apóstol le escribe a su protegido advierte a este que debe estar en guardia contra
Alejandro, y también le asegura que finalmente la justicia divina prevalecerá en la
vida de ese hombre.
 Necesitamos ayudar a los adolescentes para que se esfuercen al máximo en evitar
la confrontación directa y actúen con inteligencia en su trato con los acosadores.
 Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de
angustia (Sal. 46:1).
 Aun cuando nos sentimos solos o nos parece que no le importamos a nadie,
podemos estar seguros de que Dios nos ve, se preocupa enormemente por nosotros
y nos proporciona la sabiduría necesaria para hacer frente a cualquier problema. Por
lo general, Él no nos rescata de dichos problemas, pero nos ayuda a afrontarlos para
que nos hagamos más fuertes por medio de ellos.
 No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Si es
posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. No tomen
venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está
escrito: “Mía es la venganza; yo pagaré”, dice el Señor. Antes bien, “Si tu enemigo
tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se
avergüence de su conducta.” Note dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal
con el bien (Ro. 12:17-21).
 Nuestro instinto natural nos dice que procuremos vengarnos y hagamos daño a
quienes nos lo han hecho a nosotros; pero Dios nos lleva por una senda diferente.
Podemos estar seguros de que su justicia reinará por fin, pero nosotros no somos los
instrumentos de su ira: podemos dejar al acosador en las manos fuertes y sabias del
Señor.
 Con esta garantía, nos es posible demostrar fortaleza, negarnos a seguir siendo
unas víctimas y derrotar al mal perdonando al ofensor, estableciendo límites seguros
y, cuando se requiera, sabiendo afirmarnos en lo que es bueno y recto, de tal manera
que rebajemos la tensión de una determinada situación o relación volátil.
 
7 ORACIÓN
 Padre celestial, este joven se siente herido y desesperanzado. Ayúdale a tener la certeza
de que tú sabes exactamente por lo que está pasando y cuánto dolor produce; y que tú
eres lo suficientemente poderoso para sostenerle. Dale sabiduría a fin de pueda
mantenerse firme por sí mismo, decir “no” a los que le hieren y ganarse el respeto de estos
con su fortaleza y resolución. Gracias, Señor, por tu gracia, verdad y poder…
Actitudes
 
1 RETRATOS
• José está volviendo locos a sus padres con el pesimismo y las malas actitudes que
demuestra: “Me pueden decir lo que debo hacer —vocifera—, ¡pero no obligarme a
hacerlo!”.
• La madre de Carolina se lamenta: “Ya ni siquiera puedo mantener una conversación
con ella. Todos mis hijos se portan maravillosamente bien hasta que alcanzan los
quince años de edad, entonces cambian. ¿Debería despedirme de mi relación con
mi hija por algunos años?”.
 
2 DEFINICIONES E IDEAS CLAVE
 • La actitud podría describirse como la disposición o el estado actual de la mente de
un individuo. Aunque todos luchamos con altibajos en nuestro ánimo, a menudo los
adolescentes presentan un problema de actitud: una persistente visión negativa de
la vida que, a menudo, se manifiesta en irritabilidad, desapego social y quejas
frecuentes.
• En la crianza de los adolescentes, a muchos padres les parece que el
comportamiento de su hijo o su hija puede ser aceptable, pero su estado de ánimo
es malhumorado, pesimista y negativo.
• Las actitudes indebidas son difíciles de abordar para muchos padres. Los
comportamientos resultan bastante más fáciles de definir, y las infracciones mucho
menos complicadas de tratar por medio de la conversación, el ajuste de los límites y
la disciplina. Muchos adolescentes expresan al respecto: “Puedes decirme lo que
tengo que hacer, pero no obligarme a que me sienta feliz haciéndolo”.
• A menudo, durante la adolescencia, las combinaciones entre los cambios sociales y
hormonales producen oscilaciones del humor.
• Si se quiere ayudar a un adolescente a solucionar el problema de sus actitudes, es
importante respetar sus pensamientos y sentimientos.
• Las actitudes negativas ocasionales son algo normal en la mayoría de los
adolescentes, pero ciertas perturbaciones del comportamiento tales como la
oposición desafiante o el trastorno conductual resultan mucho más graves. Si la
actitud y el comportamiento del adolescente parecen sustancialmente distintos de
los de otros jóvenes de su edad, los padres deberían consultar a algún profesional
especializado en salud mental.
• Los padres de adolescentes necesitan adquirir conocimiento y aprender ciertas
técnicas para entender, guiar y criar a sus hijos. El mundo ha cambiado de una
manera drástica desde que ellos eran adolescentes. Los adolescentes actuales
están sometidos a más presiones y soportan un estrés mayor, que nunca antes en
la historia. La primera respuesta de los padres a las actitudes negativas de sus hijos
adolescentes debe ser de compasión, dulzura y aliento.
 
3 ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
 
Para los padres
 En primer lugar, ayude a los padres a determinar si el problema de su adolescente es de
comportamiento o de actitud. A menudo, estas dos cuestiones se confunden, pero existen
algunas diferencias claves entre ellas. Las siguientes preguntas le ayudarán a distinguir la
una de la otra. Si el adolescente tiene un problema de conducta, por favor, consulte el
capítulo titulado “Disciplina”.
Para identificar los problemas de conducta, pregunte a los padres si son estas algunas de
sus preocupaciones habituales:
 1. El adolescente acosa a otros con frecuencia o los intimida.
2. El adolescente inicia peleas físicas.
3. El adolescente muestra crueldad física con la gente o con los animales.
4. El adolescente ha robado o hurtado cosas a otra persona.
5. El adolescente a menudo quebranta las normas.
6. El adolescente llega tarde a casa con asiduidad.
7. El adolescente miente a las autoridades de manera habitual.
8. El adolescente ha destruido o prendido fuego a las pertenencias de alguien.
9. El adolescente no asiste a la escuela con regularidad.
 Para identificar un problema de actitud, pregunte al padre o la madre si son estas algunas
de sus preocupaciones habituales:
 1. El adolescente pierde a menudo los estribos.
2. El adolescente discute frecuentemente con los adultos o las autoridades.
3. El adolescente se comporta persistentemente de un modo negativo o pesimista.
4. El adolescente importuna o lleva la contraria a otros deliberadamente.
5. El adolescente afirma aborrecer u odiar a otras personas.
6. El adolescente culpa con frecuencia a otros de su propia conducta o mal
comportamiento.
7. El adolescente a menudo se muestra susceptible y se irrita fácilmente con los
demás.
8. El adolescente tiene muchos momentos de ira y resentimiento.
9. El adolescente manifiesta frecuentemente una actitud vengativa o rencorosa.
 
Los adolescentes se hallan bajo una enorme presión, en parte causada por otros y
en parte por ellos mismos. En Estados Unidos, cada veinticuatro horas:
 • 3.000 adolescentes experimentan el divorcio de sus padres
 • 1.629 son encerrados en cárceles para adultos
 • 3.288 se escapan de casa
 • 1.512 dejan la escuela
 • 7.742 comienzan su actividad sexual
 Dr. Archibald D. Hart
 
Para el adolescente
 1. Dime por qué has venido a verme.
2. ¿Cuáles son algunas de las cosas que te molestan más en casa, en la escuela o
en el trabajo (si el joven tiene un empleo)?
3. ¿Cómo describirías tu manera de reaccionar a esas molestias? ¿Qué te ayuda a
soportarlas? ¿Qué es lo que te desmoraliza y empeora las cosas?
4. ¿Cómo responden tus padres cuando intentas expresarles tus sentimientos y
preocupaciones?
5. ¿Cómo te gustaría que lo hicieran?
6. ¿Qué forma de relacionarse con sus padres tienen tus amigos? ¿Es mejor o peor
que la tuya?
7. Señálame algunas de las cosas que te hacen feliz y te proporcionan alivio. ¿Qué
es lo que te gusta?
8. ¿Cuánto significaría para ti sentir que tus padres te apoyan en vez de criticar tu
actitud?
 
4 CONSEJOS SABIOS
 Cuando se reúna con la familia, asegúreles que Dios los ha puesto juntos y que Él les
enseñará a crecer como una familia unida. Es posible que tengan que hacer algunos
cambios, y aunque estos resulten difíciles en un principio, podrán llevarlos a cabo con la
ayuda del Señor.
Anime a los padres que tienen por hijo a un adolescente desafiante y testarudo a evitar el
pánico cuando piensen en el futuro de este. Algunos de los adultos con más éxito fueron
jóvenes difíciles de controlar cuando estaban en la adolescencia. Aliente a los padres a
tener una visión positiva del futuro de su hijo y hablar de dicha visión con el adolescente.
Explíqueles la importancia que tiene el pasar ratos juntos. En nuestra cultura puede
resultar bastante difícil reunir a toda la familia a menos que haya una crisis. Existen
innumerables distracciones y excusas para no hacerlo, pero dar prioridad a los ratos en
familia es esencial para fomentar la confianza mutua y afirmarse unos a otros, lo cual es
especialmente importante durante los años de la adolescencia.
Los padres necesitan plantearse de qué manera su comportamiento y sus propias
actitudes podrían estar afectando a las actitudes de su adolescente. Muchos padres
experimentanun estrés considerable en casa y en el trabajo, tanto en el ámbito de las
relaciones como en el económico. Cuando el entorno familiar sufre tensiones durante el
periodo de la adolescencia de un hijo —que es un tiempo sumamente exigente e
inquietante para los jóvenes—, esto añade más tensión sobre el adolescente en un
momento cuando los padres cuentan con menos energías para proporcionarle el amor, la
disciplina y la dirección que necesita. Los padres deben analizar su propia manera de vivir
y la forma en que sus reacciones ante la vida pudieran estar contribuyendo a las luchas de
su adolescente.
 
A un hombre o a una mujer se le puede despojar de todo menos de una cosa: la
libertad humana por excelencia de elegir su propia actitud ante cualquier serie de
circunstancias… de escoger su propio camino.
Viktor Frankl
 
Amor incondicional
 Los padres deben amar a sus hijos aun cuando estos no lo merezcan. Eso no significa
aceptar todo lo que sus hijos hacen —el amor y la aprobación no son sinónimos—, pero sí
recordarles que los aman aun cuando no estén de acuerdo con ellos o cuando se sientan
abatidos por las acciones de ellos.
Los adolescentes precisan el contacto físico, las palabras de aliento y afirmación, y pasar
buenos ratos con sus padres, todo lo cual les hace sentirse amados. Expresarles amor
también ayuda a derribar las barreras invisibles que hayan podido interponerse entre ellos.
Recuerde que para los jovencitos son muy importantes las apariencias, y que tal vez no
quieran que se les abrace delante de sus amigos.
En ocasiones —particularmente en la adolescencia—, los jóvenes pueden sentirse como
enemigos nuestros, pero en realidad están simplemente aprendiendo a pensar y actuar por
sí mismos; de modo que el hecho de mantener un poco la distancia con los padres es
natural.
 Disciplina
La calidad de la relación entre padres e hijos determinará la eficacia de las estrategias de
los padres para imponer disciplina. Los hogares en los que no hay más que disciplina, muy
probablemente serán hogares donde las relaciones entre padres e hijos habrán
desaparecido por completo.
La Biblia amonesta a los padres a no desalentar a sus hijos (Col. 3:21), pero también les
advierte de que si los aman, los disciplinarán (Pr. 13:24). A diferencia del castigo, la
disciplina siempre tiene presente lo que es mejor para el futuro del hijo.
La clave está en el equilibrio. Los padres deben disciplinar y preparar a sus adolescentes,
pero eso no significa dirigir un campamento de reclutas.
Los padres han de ser consecuentes: si un padre o una madre amenaza a su
adolescente con retirarle el privilegio de conducir o de que vea a sus amigos, debe cumplir
su amenaza en caso de que el adolescente se comporte de forma indebida. La coherencia
tiene que imperar. La disciplina en sí es menos importante que ser consecuente cuando un
jovencito desobedece.
Los padres deberían ser cautos y fijar solamente aquellas reglas
y medidas disciplinarias que vayan a hacer cumplir. Tres de estas
reglas pueden servirnos de guía para disciplinar a los adolescentes:
• La regla BFC: bondad, firmeza y coherencia.
• La regla de la abuela: cuyo significado es, ni más ni menos, que el hijo debe hacer
primeramente lo que su padre o su madre le pide y luego puede cumplir sus propios
deseos. Por ejemplo, el padre podría decir: “Si quieres ir a nadar, primero debes
hacer estas tareas domésticas…”.
• La regla milenaria: a saber, que si un padre o una madre permite que su hijo no
pague por algo que ha hecho mal, mil correcciones serán necesarias para
reeducarlo.
 
Dirección
El trabajo de los padres es enseñar a sus adolescentes acerca de la vida, guiándolos en
todas las áreas, especialmente en la Palabra de Dios (Dt. 6:4-9).
Guiar a los adolescentes puede también significar permitirles cometer errores. Cuando un
jovencito se crea problemas en la escuela o con la policía, el padre debería entender que
está a punto de vivir una crisis al lado de su hijo.
Los padres tienen que estar preparados para el desengaño en relación con algunas de
las decisiones y conductas de sus hijos. No deberían cometer el error de intervenir
demasiado pronto para sacar al jovencito de la dificultad en la que lo han metido sus
propias resoluciones o comportamientos: se crece más durante las crisis que en ningún
otro momento.
 
5 PASOS PRÁCTICOS
 Para el adolescente
 1. Busca la raíz de tu actitud
• Muchas veces las actitudes negativas emanan del egoísmo. Cuando “yo soy el
centro del mundo”, es fácil adquirir una perspectiva negativa de todas las cosas.
Trata de descubrir el porqué de tu pesimismo: ¿te sientes abrumado, frustrado,
herido o estresado?
• Aborda estas cuestiones y busca maneras de cambiar tus hábitos que te ayuden a
remediar el problema de raíz (p. ej., si no hacer un proyecto hasta la noche antes de
tener que presentarlo en la escuela te hace sentirte frustrado y gruñón, modifica la
forma en que enfocas tu trabajo escolar).
 2. Controla tus pensamientos
• La gente quizá haga algunas cosas que te irritan, pero en última instancia eres tú
quien decides cómo responder.
• En vez de concentrarte en los aspectos negativos de tu vida, cambia de enfoque y
considera las muchas formas en que Dios te está bendiciendo. Es muy fácil dar por
sentadas cosas tan sencillas como el estar vivo, tener comida, poder asistir a la
escuela, poseer un medio de transporte o un trabajo, contar con amistades y otras
cosas buenas, pero lo cierto es que nada de eso está garantizado.
 3. Habla, no te enfurruñes
• Es natural que te retraigas cuando te sientes humillado o atacado, pero en vez de
quedarte paralizado debes hacer algo. Si te irritan las reglas que te imponen tus
padres, háblales acerca de ello de manera franca y respetuosa, o si estás en
desacuerdo con algún amigo, siéntate con él y coméntaselo, ¡no te conformes con
excluirlos de tu vida!
• Madurar es, en parte, responsabilizarnos de nuestra propia conducta y no culpar de
esta a otros. Aprende a expresar tus frustraciones de un modo saludable y
beneficioso que produzca cambios. No apliques a la gente el tratamiento del
silencio.
 4. Ayuda a alguna otra persona
• La vida no tiene que ver solo contigo o con lo que tú quieres. En vez de lamentarte
o quedarte paralizado, preocúpate por alguna otra persona y trata de amarla y
ayudarla: algún compañero de clase, profesor, vecino, amigo o cualquier otro
conocido podría beneficiarse de tu ayuda.
• Lo asombroso es que, cuando nos preocupamos por los demás, Dios comienza a
obrar en nuestros corazones y a cambiar nuestras actitudes.
 Para los padres
 1. Consideren las cosas objetivamente
• Algunos padres se culpan a sí mismos de cada problema que tienen sus hijos, pero
otros ni siquiera consideran que sus actitudes y acciones puedan afectar a las
luchas de estos. Si ambos padres han venido en busca de ayuda, pídales que se
examinen con sinceridad, especialmente en las siguientes áreas:
- ¿Cuál es la proporción de expresiones alentadoras y de crítica que se dicen el uno
al otro y dispensan a su hijo?
- ¿Cómo se enfrentan ustedes a las dificultades que experimentan en el trabajo y en
casa? ¿Se quejan y se echan la culpa el uno al otro, o confían en que Dios les
proporcionará paz y sabiduría?
- Dediquen tiempo a la interacción regular como familia y no solo a la televisión o los
videojuegos.
- Intenten comprender la transición de los adolescentes desde la niñez hasta a la
edad adulta. En este proceso, el adolescente necesariamente forma sus propias
opiniones, que tal vez sean distintas de las de ustedes.
- Aprendan a respetar la intimidad de su adolescente al tiempo que le exigen un
comportamiento responsable.
 2. Concéntrense en la relación
• La confianza y el respeto son esenciales en todas las relaciones. Los adolescentes
están atravesando una de las etapas más difíciles e incómodas de la vida, y
necesitan afirmación y comprensión. Esto requiere tiempo, atención y resolución por
parte de los padres: la calidad de la relación con su hijo durante esta etapa
determinará

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