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D r a . M a r í a V i c t o r i a V é l e z . m v i c t o r i a v e l e z @ v e t . u n i c e n . e d u . a r Relación entre STEC y el hospedador Las características genéticas de STEC favorecen, en mayor o menor medida, la infección, pero existen otros factores que influyen en la ocurrencia y gravedad de las infecciones clínicas (EFSA, 2020). El hospedador que recibe a este patógenos desempeña un rol importante a la hora de desarrollar la enfermedad. Se han observado asociaciones entre la edad y el riesgo a desarrollar la enfermedad. En este sentido, se ha demostrado que los pacientes menores de 5 años son especialmente propensos a desarrollar SUH (Brandal et al., 2015). Por otro lado, en Argentina en el año 1994 se detectó que la edad promedio de pacientes que desarrollaron SUH fue de 13,3 meses mientras que en la actualidad superan los 2 años de edad y se registran casos en niños mayores y adolescentes (Exeni, 2022b). Según un estudio realizado en humanos, el sexo biológico podría ser un factor que afecta al desarrollo de enfermedad. Se analizó la presencia del receptor de la toxina Shiga, Gb3, y se demostró́ que, existe mayor riesgo de contraer SUH en personas de sexo femenino mayores de 20 años que en personas de sexo masculino de la misma edad (Fujii et al., 2016). La genética humana y la sensibilidad individual pueden afectar el desarrollo de esta enfermedad y su gravedad (EFSA, 2020). 1.3.6. Toxinas Shiga Una vez que STEC se adhiere al enterocito del hospedador, en un proceso que involucra compleja interacción entre factores bacterianos y del hospedador (Barreiros dos Santos et al., 2015), la toxina entra a la célula por un mecanismo de endocitosis receptor dependiente, es translocada al citoplasma utilizando un complejo proteico transmembrana y posteriormente activada. La vesícula internalizada se fusiona con los lisosomas y es translocada al aparato de Golgi primero y luego al citosol (Sandvig et al., 1992). Las toxinas al torrente sanguíneo donde son transportadas a los órganos blancos, los riñones principalmente, seguido por el sistema nervioso central, los pulmones, el páncreas y el corazón (Gyles, 2007). Finalmente, se produce la muerte celular por apoptosis (Sandving, 2001). Se ha reconocido que la evolución de la infección por STEC hacia el desarrollo de SUH está asociada con lesiones en el glomérulo renal que son producto de esta acción citotóxica de Stx (Gasser et al., 1955). Las toxinas están codificadas en genes stx de D r a . M a r í a V i c t o r i a V é l e z . m v i c t o r i a v e l e z @ v e t . u n i c e n . e d u . a r bacteriófagos integrados al cromosoma bacteriano. Se reconocen, principalmente, dos variantes, Stx1 y Stx2, con cuatro subtipos pertenecientes a Stx1 (Stx1a, Stx1c, Stx1d, y Stx1e) y 12 subtipos pertenecientes a Stx2 (Stx2a-Stx2l) (EFSA, 2020; Krüger, Lucchesi, 2015; Scheutz et al., 2012). La mayoría de los subtipos de stx se asociaron con hospitalizaciones, excepto stx2e y stx2g que tuvieron muy pocos casos registrados. Todos los subtipos de stx2 se asociaron con colitis hemorrágica (CH). En todos los casos de enfermedad grave, la presencia de intimina fue un factor agravante con la mayoría de los aislamientos de STEC asociados con SUH, hospitalización y/o CH (EFSA, 2020). Se reconoce que una misma cepa puede producir un subtipo o combinaciones de ellos. A pesar que exista una relación entre subtipos de Stx y enfermedad grave, actualmente se considera que no todos los subtipos están relacionados con patogenicidad, como es el caso del subtipo Stx1d, el cual es detectado en animales, pero raramente en humanos (Betzen et al., 2016; EFSA, 2020; Hofer et al., 2012). Brooks et al., (2005) demostró que el 85% de las cepas O26, el 50% de O111, y el 100% de O103 responsables de casos de CH en EE.UU portaban stx1 y eae, de las cuales solo una O111 fue relacionada a SUH. La toxina Stx2a presente sola y en combinación con otros subtipos de Stx han sido relacionadas mayormente con casos de SUH (Brooks et al., 2005).
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