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GIGANTES EMERGENTES Procesos político-económicos y empre en Brasil, Rusia, India y China Claudio Castro, Sebastián Vigliero (compiladores) Lenguaje |claro editora Bs/^s dé) /5~ JORGE E. MALENA i I China y los frutos de 35 años de reforma y apertura económica1 La política y la economía entre 1978 y 2000 Ruptura, modernización y control político bajo el liderazgo de Deng Xiaoping Apenas un año después de la muerte de Mao Zedong en septiem- bre dé 1976, el Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) aprobó oficialmente la designación de Hua Guofeng como su sucesor y el retorno de Deng Xiaoping a la vida oficial, conver- tido ahora en miembro del Politburó, vicepresidente del Partido, viceprimer ministro y jefe del Estado Mayor del Ejército. Durante un breve período para la historia política de China (de fines de 1976 a mediados de 1978), la facción de Hua Guofeng logró el predominio sobre la de Deng Xiaoping. En 1977 Hua anunció oficialmente el fin de la Revolución Cultural -aunque continuó destacando sus "logros" en materia educativa, de salud, cultural, etcétera- y se identificó a sí mismo con la figura de Mao. Por ejem- plo, a principios de 1978, declaró que el "espíritu revolucionario" debía actuar como guía de la modernización, la cual debía lograrse siguiendo un plan de transformación agrícola e industrial redac- tado en términos maoístas. A partir de entonces Deng Xiaoping y su grupo de colaboradores intentaron socavar la figura de Hua criticando su seguimiento a ultranza de los principios maoístas, mientras ponían énfasis en la cuestión de la reforma económica. 1 El autor desea agradecer la contribución como auxiliares de la investigación de las licenciadas Maya Alvisa Barroso y Verónica Flores. 23 24 I GIGANTES EMERGENTES El punto de inflexión fue el tercer plenario del XI Comité Central del Partido (en diciembre de 1978), en el cual Hua debió realizar una autocrítica por su adhesión a los "dos cualesquiera" que consistió en una declaración propia sobre su apoyo a "cual- quier decisión que hubiese tomado Mao" y que seguiría inque- brantablemente "cualquier enseñanza de Mao". Por otro lado -y no menos importante- se declaró el "fin de la lucha de clases" y se renovó el compromiso con la "Modernización Socialista", que tomó la forma de "Las Cuatro Modernizaciones": la agricultura, la industria, la defensa, y la ciencia y la tecnología, que habían sido postuladas inicialmente por Zhou Enlai, pero cuya realización se vio dificultada hasta inicios de la década de 1980, cuando Deng Xiaoping logró tomar el control político. Contra las apariencias, luego del fracaso económico y la ines- tabilidad política provocados por la "Gran Revolución Cultural Proletaria" (1965-1976), la disputa intrapartidaria durante los años setenta se movió menos en una discusión de principios que en la construcción de posicionamientos en el campo ideológico para justificar las aspiraciones al poder dentro de una estructura frag- mentada en diferentes facciones. Más importante que la naturaleza o esencia de la moderni- zación fue su utilización como línea divisoria en la construcción de lealtades -y el otorgamiento de recompensas- en la lucha de poder. Así, la facción de Deng Xiaoping -que utilizó la moderni- zación para oponerse primero a la Banda de los Cuatro y luego a Hua Guofeng- proyectó al pasado una línea de continuidad entre Zhou Enlai y Deng en cuanto capitanes de la reforma, proyección que contaba con poco sustrato real. No obstante, tanto Hua como Deng coincidían en la necesidad de la modernización, en la acti- tud antisoviética y anticapitalista y, sobre todo, en los intentos de autoadjudicarse la sucesión de Mao. Este asunto resultó extremadamente complejo y las consecuen- cias problemáticas de la desestalinización en el campo soviético fueron un antecedente importante a la hora de pensar los posibles resultados de una campaña similar en China, que en ese entonces atravesaba una "crisis de fe" {xinyang iveiji) con un escepticismo generalizado sobre el gobierno del Partido y la viabilidad del CHINA: REFORMA Y APERTURA I 25 socialismo. La crisis se caracterizó -a falta de otras opciones políti- cas practicables- por la creciente disociación o rechazo de la pobla- ción de los significados, normas y valores que definían el ámbito de su existencia. Mao Zedong, como figura, ideólogo y arquitecto de la revolución comunista, era el símbolo clave de sus aspiracio- nes y promesas, y el centro en torno al cual giraba el movimiento tercermundista en rechazo del imperialismo, el colonialismo y la hegemonía de los Estados Unidos o la Unión Soviética. Dado que en 1978 Mao no se encontraba presente para justificar el cambio de rumbo a través de la reinvención de su propio pensamiento, ésta debió ser hecha por sus seguidores. Para el PCCh, desprenderse de su figura era, en cierto modo, arriesgarse a dañar o perder el apoyo político e ideológico de la población china. La figura del líder debía conservarse lo más intacta posible para que sirviese como puntal en el proceso de reformas. El con- trol ideológico era vital para mantener la supremacía del Partido (en especial en el interior del país), sostener una dirección política unificada y contar con un amplio margen de maniobra, dado que sus líderes no tenían una base considerable -fuera de su grupo partidario- ni méritos propios para sostener sus posturas por sí mismos. Debido a los errores cometidos por Mao fue imposible conser- var su figura sin revisar sus políticas. Entre 1980 y 1981 fue juz- gada y condenada la Banda de los Cuatro (la cual había ocupado el lugar de Mao en los meses previos a su muerte hasta que Hua se convirtió en el hombre de la transición)2 separando cuidadosa- mente en el proceso las acciones de Mao de las de sus protegidos. Al mismo tiempo, se producía la rehabilitación de las víctimas de la Revolución Cultural y la elevación de figuras como Zhou Enlai con el fin de limitar el culto a la personalidad de un líder único. 2 Esta "banda" (siren bang) estaba conformada por la viuda de Mao (liang Qing), Zhang Chunqiao, Yao Wenyuan y Wang Hongwen. Mientras Jiang Qing logró escalar en el aparato de cultura del PCCh y llegó al cargo de subdirector del Grupo Central de la Revolución Cultural, los otros tres fueron dirigentes del PCCh en Shanghai y contribuyeron a preservar esta importante ciudad para la facción maoísta durante la Revolución Cultural. 20 I GIGANTES EMERGENTES La herencia maoísta fue desechada en los aspectos económicos y en los relativos a enseñanza, política demográfica y naturaleza del Ejército. Los logros del socialismo3 fueron atribuidos al PCCh bajo el liderazgo de Mao, en tanto sus errores fueron adscritos a Lin Biao, la Banda de los Cuatro y otros "contrarrevolucionarios". La condena a la Revolución Cultural producida durante el juicio a la Banda de los Cuatro -en el que Jian Qing se defendió evo- cando sus mandatos- demostró que el problema de la imagen de Mao requería urgente resolución. Finalmente, en el sexto plenario del XI Comité Central del PCCh (en junio de 1981), se adoptó la "Resolución sobre ciertas cuestiones de la historia de la República Popular", en la que oficialmente se depuró su figura y los errores cometidos fueron señalados como fruto de la pérdida de contacto con las masas, lo cual había llevado a la Revolución Cultural y al culto a su personalidad. La política respecto de Mao fue dual. Se continuó profesando lealtad a sus directivas, al tiempo que se reemplazaban por medi- das más flexibles y acordes a los nuevos tiempos justificando el cambio de rumbo a través de un conjunto heterogéneo de prác- ticas y discursos resumidos en el "Pensamiento de Mao Zedong" -definido como una suerte de cristalización del saber colectivo del PCCh-. En las discusiones sobre el proyecto de modernización, el énfa- sis fue puesto en los aspectos materiales, es decir, lo económico. Aunquehubo una reestructuración del sistema político, a diferen- cia de lo ocurrido en otros países del bloque, el proceso de reforma no llevó a la desaparición del poder centralizado y autocrático. Durante el tercer plenario, la posición de Deng había sido respaldada por el movimiento Muro de la Democracia, a través de la aparición de carteles murales en Beijing que criticaban los excesos de la Revolución Cultural y pedían la reforma del Partido. Mientras aparecían varias publicaciones extraoficiales, un viejo activista de las Guardias Rojas, Wei Jingsheng, propuso 3 La victoria de la revolución, la implementación de la revolución proletaria y la fundación de la República Popular China. CHINA: REFORMA Y APERTURA I 27 la instauración de la democracia como una "quinta moderniza- ción". No se programó ninguna reforma política en ese sentido. Deng consideró que el cuestionamiento de la supremacía del Partido se debía evitar. El movimiento fue reprimido en marzo de 1979, sus activistas encarcelados y las publicaciones cerradas. Deng emitió los llamados "Cuatro principios cardinales" para poner coto a las posibles críticas; China debía seguir: (1) la vía socialista, (2) la dictadura del proletariado, (3) el liderazgo del Partido, y (4) el marxismo-leninismo unido al pensamiento de Mao Zedong. Reformas institucionales sin democracia La defensa de los métodos institucionales, la crítica dentro del Partido y los mecanismos legales para la resolución de disputas fueron elementos clave para asegurar el cuestionamiento de la mencionada supremacía. Con el fin de mejorar el funcionamiento del gobierno, recuperar la unidad en la dirección del Estado y la obediencia a sus directivas, se introdujo a partir de 1978 una serie de reformas dentro del PCCh. Su estructura administrativa fue reducida, se impuso una nueva disciplina a los cuadros y, ante todo, se redujo su injerencia en la toma de decisiones de tipo económico. De este modo se esperaba lograr la estabilidad y previsibilidad necesarias para llevar a buen término la apertura económica. En 1978 se había creado en el seno del PCCh el Comité Central de Inspección Disciplinaria (CCID) para supervisar la conducta de los miembros del Partido y opinar sobre su "estilo de trabajo", a fin de disminuir los niveles de corrupción. Para ello también se evitó la superposición de cargos en los niveles superiores de la administración estatal y partidaria, y se estipuló la edad de jubi- lación de los ministros del gobierno -entre 1977 y 1983, el 84% de ellos fue renovado-, lo que no se aplicó a los líderes del Partido. Para éstos, se creó en 1982 el Comité Asesor Central (CAC), desde donde podían seguir influyendo en la elaboración de políticas. Si al interior del PCCh, el cambio tendió hacia el centralismo democrático; en el aspecto administrativo, el Estado se movió 28 I GIGANTES EMERGENTES hacia la descentralización económica, fiscal y del sistema de beneficios de bienestar social, reclamada por los gobiernos locales desde fines de los años setenta. Hasta ese momento, el gobierno central fijaba los objetivos y leyes generales al mismo tiempo que controlaba los presupuestos provinciales centralizando la recau- dación, fijando los gastos prioritarios y redistribuyendo el dinero. En 1979 se iniciaron las sesiones anuales de la Asamblea Popular Nacional (órgano legislativo), que ahora podía examinar y enmendar leyes, incluido el presupuesto estatal (anteriormente tenía la función de refrendar las políticas programadas desde el Partido). Si en sus sesiones el voto unánime había sido la regla, ahora se producía una cierta cuota de disenso -generalmente bajo la forma de abstinencia de voto-. La reforma económica incluyó el establecimiento de un sistema de contratos fiscales por el cual las provincias podrían retener una mayor parte de sus ingresos, lo que facilitaba la implementación de políticas acordes a los intereses locales. Como contrapartida, deberían hacerse responsables de la elaboración de sus presu- puestos, de cubrir su déficit y, sobre todo, de desarrollar estrate- gias para generar ingresos propios. La viabilidad económica de los gobiernos provinciales pasó así a estar íntimamente ligada al estímulo de la actividad económica empresarial, tanto local como extranjera. Esto facilitó un cambio en la mentalidad de los funcio- narios provinciales, que tendían a maximizar beneficios, lo cual tuvo -como veremos más adelante- serias consecuencias en el ámbito del trabajo y los servicios de bienestar social. Por otro lado, y para mejorar el nivel de sus cuadros, el PCCh se enfocó en los aspectos técnicos de la actividad de gobierno con énfasis en la especialización de funciones, la responsabilidad indi- vidual y la eficiencia, pero ante todo, con una política sostenida de reclutamiento de tecnócratas. El énfasis puesto por Deng en el reclutamiento de jóvenes con educación universitaria fue más allá de una necesidad de recambio burocrático porque le permitió asegurarse nuevos apoyos a su facción. Pero, indudablemente, la elevación de tecnócratas no fue fruto de una decisión coyuntural, sino producto de las necesidades impuestas por el proceso históri- co previo. En esta nueva etapa, el mantenimiento del PCCh en el CHINA: REFORMA Y APERTURA I 29 poder dependía en gran parte de la eficacia en la gestión de gobier- no -sobre todo en el campo económico- y de la elevación del nivel de vida de los trabajadores, lo cual estaba en correlación directa con la conversión del país en una nación industrializada y desa- rrollada. Además, la modernización de China y su reubicación como potencia regional y mundial se anteponían, como "misión histórica" del PCCh, a cualquier otra consideración. La reforma educativa y la reversión de la Revolución Cultural Así, la Revolución Cultural fue revertida en materia de educación poniendo énfasis en el rol económico de ésta. Se priorizó la crea- ción de colegios y universidades competitivos -iniciativa apoyada por la UNESCO y el Banco Mundial en los años ochenta-, los exá- menes nacionales fueron estandarizados, se impusieron límites de edad y carreras de cuatro años, y se abolió el trabajo manual como parte del plan de estudios. También se hicieron campañas masivas de alfabetización por radio y televisión. Alrededor de un grupo selecto de instituciones superiores se creó una red de colegios pri- marios y secundarios de élite. Consideradas como "puntos clave" (zhongdian), estas instituciones tuvieron privilegios en la asigna- ción de recursos y elección de sus alumnos. Dado que la mayor parte se encontraba en áreas urbanas, se formó paulatinamente un sistema de doble vía en él que un sector de élite coexistió con otro dotado de menos educación, lo que a la postre profundizaría la brecha educativa y cultural entre el campo y la ciudad. Se rehabilitó también el rol de los intelectuales en la clase tra- bajadora, que no equivalió a libertad de expresión, se abolieron las "etiquetas" de clase y los antecedentes familiares ya no fueron obstáculo para el acceso a educación superior. En la década de 1980 se profundizó la línea adoptada a través de Deng Xiaoping con la reforma política y la progresiva apertura económica. Deng mantu- vo personalmente el poder real hasta 1995, año en el que enfermó gravemente, apoyándose en colegas militantes de la "segunda generación" (nacidos en las primeras dos décadas del siglo veinte y que participaron en la "guerra popular prolongada"), que fueron proyectados a la primera línea del Partido. A partir de entonces, la 30 I GIGANTES EMERGENTES formulación e implementación de las políticas confluyó en el juego entre los miembros del gobierno central, los militares, la Asamblea Nacional Popular y el Comité Asesor Central. Entre éstos se conta- ban Hu Yaobang y Zhao Ziyang. En el quinto plenario del XI Comité Central (en febrero de 1980), ambos fueron elegidos miembros del Comité Permanente del Politburó.En junio de 1981, durante el sexto plenario, Deng logró que Hu reemplazase a Hua en el mando del Partido. En 1982 Hua Guofeng fue expulsado del Politburó. Durante el XII Congreso del PCCh (que se inició en septiembre de 1982), se formalizó un nuevo Comité Central. El cargo de presidente del Partido fue abolido y su mando se repartió entre el secretario gene- ral y el Comité Permanente del Buró Político." En el mismo año se proclamó la Cuarta Constitución -previa convocatoria de la Asamblea Nacional Popular-, que mantuvo el concepto de dictadura del proletariado como etapa transitoria, pero eliminó la lucha de clases como motor de la dinámica social. Dicho texto reforzaba los derechos de la ciudadanía y las faculta- des de los tribunales, eliminaba las comunas populares, retomaba la división político administrativa establecida en 19545 y, por último, eliminaba las "Cuatro Libertades" -de hablar libremente, de expresar los propios puntos de vista, de escribir carteles de protesta (dazibao) y de participar en grandes debates- junto con el derecho de huelga, garantizados en la Constitución de 1975. Otro aspecto importante fue la transformación del Ejército Popular de Liberación (EPL), realizada en forma paulatina. 4 El orden de precedencia quedó de esta forma: Hu Yaobang (secretario general del Partido), Ye Jianying (ex fundador del EPL), Deng Xiaoping (Comité Asesor Central, presidente de la Comisión Militar Central), Li Xiannian (presidente de la República) y Chen Yun (primer secretario de la Comisión Central de Disciplina). 5 El territorio se dividió en 21 provincias (sumada Taiwán) y cinco regiones autónomas; además, se agregó un cuarto municipio directamente subordinado al poder central (Chongqing, sustraído a Sichuan). CHINA: REFORMA Y APERTURA I 31 Cambios en la agricultura, incentivos a la iniciativa privada y apertura económica El "socialismo con peculiaridades chinas" (para algunos "socialis- mo de mercado") fue creado a partir de una sucesión de normati- vas estatales destinadas a la descentralización de la toma de deci- siones económicas y al cambio de los mecanismos de regulación y administración, en un contexto de predominio de la propiedad pública de los medios de producción, para favorecer el desarrollo de la actividad privada y la actividad estatal a través de incentivos materiales. En el ámbito agrícola, el impacto fue fuerte, sobre todo porque en los veinte años previos el crecimiento de los índices de producción se había estancado notablemente, al igual que los de la productividad per capita. El atraso provocado por el crecimiento de la producción sin aumento de la productividad se mantuvo entre 1950 y 1978. Los nuevos técnicos encargados de la reforma comenzaron por generar cambios en la motivación de los productores. Establecieron inicialmente plantas de experimentación en Sichuan y Anhui, donde se pusieron a prueba diversas formas de gestión y coordina- ción para mejorar la situación del campesinado y para fortalecer al mismo tiempo la estructura del Estado favoreciendo su completa penetración en el espacio rural. Luego de aquella primera etapa de prueba, se dio la transformación fundamental con el estableci- miento del "sistema de responsabilidad familiar" en la producción, basado en contratos. Dicho sistema involucraba a un equipo de producción (parte de una aldea) y a una familia concreta. Los cua- dros administrativos del grupo encargados de la contabilidad dise- ñaban el plan en su conjunto y firmaban con las familias un con- trato en el que se estipulaban tanto las parcelas de tierra asignadas como las metas de producción y la compensación que recibiría cada una. El principio de entrega de los productos "a cada uno según su trabajo", se instaló como un importante estímulo entre las familias campesinas, que ahora tenían asignada la responsabilidad de la toma de decisión sobre la producción y las inversiones necesarias. En cuanto al régimen de tenencia, en 1984 nuevas regulaciones permitieron el contrato de las parcelas de tierra por un período 32 I GIGANTES EMERGENTES de quince años, aunque tres años más tarde ese plazo se amplió a cincuenta. La tierra no estaba liberalizada, lo cual impedía su venta, pero, a partir del "sistema de responsabilidad total de la familia" (baogan), las unidades domésticas tuvieron mayor libertad para cultivar determinadas parcelas y devolver al grupo una cantidad específica de la cosecha; así, podían incrementar la producción y los ingresos totales. La familia campesina individual -en lugar del equi- po de producción- se erigió como la unidad básica de producción. Otro tipo de motivaciones asociadas con el beneficio personal de los productores fueron el permiso para llevar adelante la producción secundaria de ganado menor, hortalizas y pescado -y su venta en el mercado libre rural- así como la posibilidad de inserción laboral en industrias terciarias locales. El conjunto de las reformas provocó, en general, un aumento sustancial de las rentas en las zonas rurales a principios de los años ochenta, pero a fines de la década, las desi- gualdades entre regiones, en un principio, y luego entre aldeas se hicieron cada vez mayores e inevitables debido tanto a la variedad de condiciones climáticas y geográficas como a las diferentes posi- bilidades de aprovechamiento de los recursos y posibilidades de mejorar la irrigación y la fertilización del suelo. Además, la segregación cultural entre la ciudad y el campo, que Mao tantas veces había condenado, se consolidó en gran medida a raíz de estos cambios. El empobrecimiento de algunas de estas áreas se vio agravado con la reducción o el corte del suministro de servicios de bienestar colectivos -sobre todo, la atención sanitaria y la educación- al caer la estructura de la colectivización. A partir de 1985, el crecimiento de la producción agrícola descendió debido al abandono del cultivo exclusivo de cereales, al deterioro de la infraestructura rural y al descenso de la inversión y los créditos para el agro. La progresiva liberación de la iniciativa privada determinó nuevas prácticas sociales que implicaban, para los campesi- nos, la adaptación a una nueva mentalidad, comportamiento y oportunidades económicas y sociales. Las reformas permitieron el surgimiento de "familias especializadas" en el campo que participaban de la industria y el comercio rurales privados. Gradualmente, muchos productores rurales se convirtieron en CHINA: REFORMA Y APERTURA I 33 pequeños o medianos empresarios agrupados en familias, que formaron las Empresas Municipales y Aldeanas (EMA), empresas rurales no agrícolas que absorbieron buena parte del excedente de mano de obra producido por las reformas en el campo y comen- zaron a competir con las industrias o empresas estatales (EE) y las empresas cooperativas manejadas por los miembros del PCCh. Esta tensión resultó del aumento de la diversificación y el creci- miento de las industrias livianas, que privilegiaron la agricultura y la producción de bienes de consumo para la exportación. La apertura se formalizó en 1980 con la creación de zonas eco- nómicas especiales (ZEE) de economía y sistemas de propiedad mixtos, con la introducción de cambios legislativos tendientes a facilitar las importaciones y exportaciones y con el otorgamien- to de ventajas fiscales. La reforma continuó, en 1983, con cierta liberalización del sistema de economía de propiedad estatal y la planificación fue complementada con componentes de mercado en los mecanismos internos de regulación de la producción y distribución de bienes> servicios y dinero. Se permitió, a la vez, una mayor autonomía de gestión en las empresas estatales facili- tando la contratación o despido de mano de obra con un sistema de contratos fijos de empleo, incentivos materiales y retención de beneficios por parte de la empresa. Siendo el más importante -por número de empresas y aportes al PBI- de la economía nacionalhasta mediados de los años ochenta, perdió espacio frente a las EMA y al sector no privado en general. Las consecuencias sociales de las reformas durante los años ochenta y noventa El proceso de transformación había sido encarado como forma de superar la ya mencionada "crisis de fe" en el socialismo. Los primeros síntomas en China habían sido visibles en todos los estratos sociales, pero sobre todo en los grupos más jóvenes, desde mediados de los¡ años setenta. En este aspecto, sin embargo, la reforma no solucionó los problemas, sino que los profundizó. La crisis comenzó a expresarse con las primeras consecuencias negativas del cambio a través de la adopción de nuevas doctrinas 34 I GIGANTES EMERGENTES religiosas o filosóficas, del individualismo, el materialismo y el consumismo, hasta concluir en continuos desafíos a los distintos tipos de autoridad existentes, el rechazo de la ideología oficial y del control político de la vida social, I9 cual terminó por erosionar la capacidad del PCCh para el ejercicio del poder. No obstante la elevación general del nivel de vida, a medida que las relaciones capitalistas de producción se multiplicaban y fortale- cían con el avance de la industrialización china, se profundizó en muchos aspectos la brecha entre promesas y realidad. El socialismo había supuesto que, independientemente de los vaivenes económi- cos, una serie de servicios colectivos y de bienestar serían garantiza- dos por el Estado a través de subsidios, garantía de empleo y vivien- da y beneficios sociales. Con la apertura económica, aparecieron el desempleo, la inflación, los problemas de remuneración y las malas condiciones de trabajo, que golpearon en forma diferente a distintos sectores e hicieron surgir nuevas tensiones sociales. La disparidad de ingreso rural-urbano, el excedente de mano de obra en áreas rurales, la decadencia de las EE y la emergencia de empresas privadas en íntima relación con los gobiernos pro- vinciales crearon una masa de población migrante que continuó moviéndose hasta principios del siglo veintiuno desde las áreas rurales hacia las urbanas y del área centro-oeste hacia las costeras (Beijing, Shanghai, Guangdong, Zhejiang y Fujian son las princi- pales receptoras de inmigrantes). Muchos de estos migrantes son trabajadores de tipo temporal, ocupados en trabajos de baja cuali- ficación o alto riesgo, especialmente como obreros industriales, de la construcción y en el área de servicios. En teoría, la movilidad de las personas se encuentra restringi- da desde los años cincuenta por el hukou, sistema que inscribe a cada persona en un lugar específico y requiere que todo cambio de residencia sea autorizado y registrado por los gobiernos del lugar de origen y de destino. El derecho a goce de los beneficios sociales varía de acuerdo con el tipo de hukou (urbano o rural), lo cual tiene funestas consecuencias para los trabajadores migrantes: a menos que logren cambiar su lugar de residencia en el registro, no gozarán de permiso de empleo ni de los beneficios de vivienda, salud y educación acordados a los residentes legales de la ciudad. CHINA: REFORMA Y APERTURA I 35 Los trabajadores urbanos y de las áreas rurales adyacentes se encuentran en mejor posición, pero su situación se ve afectada por otro factor: el alcance de las políticas de los gobiernos provincia- les respecto a seguridad social. Dada la descentralización fiscal y administrativa antes mencionada, los gobiernos provinciales tienden a establecer políticas favorables al crecimiento económico y, por lo tanto, a la instalación de empresas, lo cual dificulta la puesta en marcha de las regulaciones sobre relaciones de trabajo que desde la década de 1980 elabora el gobierno central. Así, las prácticas cotidianas del trabajo en las empresas se caracterizan por bajos salarios, atrasos en los pagos, retención de parte del dinero hasta el final del año por la empresa, jornadas de trabajo de 10 a 12 horas -siete días a la semana-, malas condiciones de trabajo y ausencia total de cobertura médica. Así, la desaparición o pérdida de calidad de los beneficios hizo que las personas debieran ocu- parse individualmente de ello (Tong, 1995: 224). Durante los años ochenta, el desempleo y el alza de los precios de ciertos bienes de consumo afectaron sobre todo a los emplea- dos del sector público -académicos, funcionarios y trabajadores industriales-, que perdieron seguridad laboral al tiempo que sus salarios permanecieron fijos. En 1985 el principio estatal del "cuen- co de arroz de hierro" (He luanfan), una garantía de empleo perma- nente a los trabajadores del sector estatal, fue desvirtuado por la flexibilización de los términos de contratación y despido de mano de obra. Otro factor de tensión, desarrollado junto con el cambio económico, fue la corrupción en el nivel estatal y empresarial. Si en toda economía existe un sector en negro paralelo al control oficial, en las economías planificadas, en las que los problemas de obten- ción de suministros y bienes a nivel micro suelen multiplicarse, éstos son subsanados por el desarrollo de mecanismos -legales e ilegales- de adquisición creando mercados paralelos y oportuni- dades de lucro. De este modo, la distracción de propiedad estatal, su uso con fines privados y el abuso del poder administrativo fueron signos característicos de esta etapa. En este contexto, el desarrollo de una economía de mercado con la desregulación de empresas estatales, el desarrollo de nue- vas actividades, el otorgamiento de concesiones de explotación, 36 I GIGANTES EMERGENTES contratos de gobierno, etcétera, con el incremento de los flujos de dinero y bienes, presentaron nuevas oportunidades de negocios, que pudieron aprovechar sobre todo aquellos que se encontraban en la frontera entre sistemas y tenían cierta capacidad de decisión: la burocracia reformadora. Así, organizaciones criminales, prácti- cas de coimas y chantaje, manipulación de conexiones personales y abuso de la posición oficial estuvieron a la orden del día. La denuncia pública de casos de corrupción y otras actividades ile- gales fue creciendo durante la década de 1980. Más allá de las percepciones de los habitantes y empresarios locales y extranjeros acerca de la necesidad de aceitar las transacciones y las demandas al Estado con algún tipo de intercambio de bienes adicionales, que formalizaron un sistema de negocios basado en relaciones personales (guanxi) con miembros del Partido, las publicaciones oficiales denunciaron -cada vez más- la creciente implicación de órganos de gobierno, empresas públicas y miembros del Partido en este tipo de actividades. Así, durante esa década se asentó la idea de "explotación funcionarial" (guandao), asociada directamente a los miembros de empresas públicas, quienes lucraban a través de la especula- ción aprovechando la doble vía de precios: un sector público de precios fijos para bienes y servicios sumado al mercado libre. Al mismo tiempo, a través de las denuncias de nepotismo y abuso de poder, los miembros conservadores del Partido criticaban las consecuencias funestas de la política de puertas abiertas. Entre otras cuestiones, se hacía referencia a la tendencia entre hijos y familiares de altos miembros del Partido de usar los contactos oficiales para lograr rentabilidad en sus actividades privadas; éstos eran conocidos como "príncipes herederos" (taizidang) por el grado de riqueza e influencia alcanzados. Estas prácticas no quedaron limitadas a este grupo. De hecho, se multiplicaron a fines de los años ochenta y durante los años noventa en los cuadros medios y bajos del Partido y el EPL, tanto en la ciudad como en el campo. De este modo, la lucha por los recursos se llevó a cabo en buena parte a través del Estado y entre grupos en su interior, unidos por lazos de jerarquías verticales u horizontales, en la medida en que CHINA: REFORMA Y APERTURA I 37 se compartían áreas de trabajoy ámbitos de sociabilidad -estatal y no estatal-. Lo que en principio fue prebendismo abrió las puertas a la acumulación privada, que pudo tener un carácter más estable gracias a las posibilidades de reinversión privilegiada de los lucros obtenidos. El solapamiento de los niveles económico y político favoreció el desarrollo de desigualdad en la riqueza y las opor- tunidades e hizo que buena parte del sector burocrático pudiese ser identificado con el sector de negocios y que éste, en última instancia, fuese invitado a participar de aquél. Este proceso de cre- ciente identidad entre sectores de poder y posesión de recursos, y la percepción de la situación de dominio sumada a la desigualdad incrementaron las tensiones en el seno de la sociedad. Una movilización (desde abajo) por la apertura política Un agravante de consideración fue la imposibilidad de expresar el descontento a través de la vía electoral o de mecanismos de libre expresión. Inicialmente hubo un esfuerzo de avanzar en ese senti- do, que se puede percibir en las disposiciones de la Constitución de 1975 y en la Ley Electoral de 1979. Esta última estableció la elección directa de representantes a las Asambleas Populares en el nivel superior al municipal (condados rurales y distritos urbanos), la posibilidad de que no miembros del Partido fueran candidatos y la votación secreta. No obstante, la Constitución de 1982 y las restricciones establecidas en 1984 a los derechos de nominación y uso de propaganda electoral coartaron la eficacia de estos expe- rimentos. Los renovados intentos por controlar los efectos de la reforma en el campo político y cultural se debieron en buena parte al conflicto que, en el interior del gobierno, creaban las diferentes opiniones en cuanto al ritmo que debía mantener. En ese senti- do, a lo largo de la década se sucedió una serie de campañas de propaganda destinadas -en última instancia- a conformar a la oposición conservadora más que a revertir el declive de los valores socialistas. El carácter cíclico y la brevedad de esas campañas dan cuenta, por un lado, de la superficialidad con que fueron llevadas a cabo -a fin de no estorbar el impulso del cambio- y, por otro, de su ineficacia práctica. 38 I GIGANTES EMERGENTES La primera de estas campañas se realizó en 1981. Promoviendo las virtudes de la "civilización espiritual socialista", estaba desti- nada a combatir los efectos de la mencionada "crisis de fe" y coin- cidió con un preocupante aumento en los índices de delincuencia y corrupción. La campaña continuó en un esfuerzo por mejorar las conductas sociales a través de los "Cinco énfasis": en la limpieza, la disciplina, la cortesía, el decoro y la moralidad apropiada. Al mismo tiempo, el PCCh se enfocó en su identificación con la causa nacional. El estrechamiento de los contactos con Occidente había permi- tido el acceso no sólo a un enorme cúmulo de información -que facilitaba las comparaciones entre sistemas-, sino también a otros vocabularios políticos y económicos, a o£ros hábitos y costumbres. En estas prácticas se encarnaron tendencias ideológicas considera- das dañinas para el Partido, que en 1983 lanzó una nueva campa- ña, esta vez contra la "contaminación espiritual". Otra campaña, contra la "liberalización burguesa", fue lanzada a causa de las manifestaciones estudiantiles de fines de 1986 que habían comen- zado en Hebei y cuyo detonante fue el precio de las matrículas. Rápidamente, se extendieron a más de 150 instituciones terciarias en 17 ciudades. La rapidez de las movilizaciones y la magnitud que alcanza- ron fueron un indicio preocupante del bajo nivel de apoyo que el gobierno tenía en estos sectores. En esas campañas se exigió libertad de expresión, prensa libre y democracia -en el sentido de apertura gubernamental, no en el de multipartidismo- No obstan- te, el factor más preocupante fue que eran las primeras desde 1949 en no ser convocadas o alentadas por la dirigencia del Partido, aunque contaron con el apoyo de algunos miembros -sobre todo, intelectuales- del PCCh, que fueron expulsados de sus filas. Hu Yaobang se vio forzado a responsabilizarse por su inadecuado manejo la situación y a renunciar a la presidencia del Partido en enero de 1987; fue reemplazado por Zfyao Ziyang, quien intentó sin éxito acelerar el proceso de reforma. La crisis desatada por las protestas entre 1986 y 1987 llevó a nuevos cambios en la dirigencia política, dividida en torno al carácter y ritmo de la reforma. El ascenso de Zhao se complementó CHINA-. REFORMA Y APERTURA I 39 con el retiro formal de la vieja guardia del Partido -incluyen- do a Deng Xiaoping y Chen Yun- del Comité Permanente del Politburó, pero se decidió al mismo tiempo que toda cuestión polí- tica o económica debía serles consultada. La estrategia de reforma estructural planteada por Zhao, que se enfocaba sobre todo en el desarrollo de las zonas costeras a través de una mayor apertura y la privatización de empresas públicas, chocó con la oposición de los sectores más conservadores del Partido. El año 1988 representó un punto de cambio en el movimiento de reformas emprendi- das por el gobierno de Deng ya que convergieron en una misma coyuntura la decisión de disminuir el ritmo de las reformas y el recrudecimiento de las protestas desde abajo por parte de movi- mientos estudiantiles y de trabajadores que pedían la apertura política hacia la democracia. La movilización estudiantil y trabajadora de Tiananmen La principal forma de canalizar la protesta -en el contexto de un régimen político cerrado- fueron las huelgas. Sólo en la primera mitad de 1988 se registraron más de doscientas. Algunas se diri- gieron contra la política económica en general y otras, contra con- diciones específicas de trabajo. El gobierno dio marcha atrás en el ámbito de las empresas de propiedad estatal reafirmando el prin- cipio del "cuenco de arroz" y compensando su baja rentabilidad con asistencia crediticia y presupuestaria. En este contexto, y tras una década de malestar urbano y rural, la muerte de Hu Yaobang en abril de 1989 fue el detonante para una nueva crisis: al igual que en 1976, las demostraciones de duelo terminaron en movili- zaciones de carácter masivo. Aprovechando la concentración de gente en la plaza de Tiananmen durante las exequias, diferentes asociaciones estudiantiles demostraron su descontento y deman- daron al Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional la divulgación pública de los salarios de los altos funcionarios y sus familiares, la libertad de prensa y expresión, y el aumento en las becas y salarios para estudiantes y profesores. 40 I GIGANTES EMERGENTES A ello se sumaron los preparativos para la conmemoración del septuagésimo aniversario del Movimiento 4 de Mayo, con el que el PCCh había identificado su propio proceso formativo. La reivindicación de dicho movimiento como sinónimo de lucha por la democracia y la ciencia, fuera de toda filiación partidista, ates- tó un golpe más a la legitimidad del PCCh. Para complicar aún más la situación, Gorbachov se encontraba de visita en el país. Su instrumentación de la reforma política, conocida como glasnost y perestroika, convertía al líder soviético en un recordatorio viviente de las limitaciones de la reforma china en ese campo. La petición de los estudiantes fue rechazada y calificada por los sectores con- servadores del PCCh como "antipatriótica". Entretanto, grupos de trabajadores -en general de empresas públicas, y con reivindicacio- nes propias- se añadieron a las protestas. La Federación Autónoma de Trabajadores de Beijing publicó el 20 de abril un manifiesto en el que se culpaba a la corrupción burocrática de todos los males socia- les en China. El día 26, los estudiantes crearon su propia federación y boicotearon el dictado de clases. Para el 4 de mayo se habían reu- nido en Tiananmen más de 150 mil estudiantes, y situaciones simi- lares se vivían en cerca de ochenta ciudades-entre ellas Shanghai, Nanjing y Wuhan- Luego se iniciaron huelgas de hambre. La utilización de métodos públicos y masivos de expresión fue indicio de una cierta -y para muchos indeseada- liberalización en la atmósfera política. La dificultad inicial dentro del gobierno para alcanzar consenso respecto de las medidas que se debían tomar fomentó asimismo la masividad de la protesta puesto que, además de estudiantes y trabajadores, los ciudadanos participaron indirectamente a través de múltiples manifestaciones de apoyo; lo mismo hicieron cerca de 10 mil cuadros del Partido y miembros del gobierno central, y un número mucho mayor organizó a lo largo de todo el año reuniones de discusión. Zhao Ziyang calificó las protestas como "razonables" en tanto desde la presidencia - Yang Shangkun- se instruía a la Comisión de Asuntos Militares para que iniciase la concentración de tropas. El 20 de mayo, el Politburó votó la imposición de la ley marcial y pocos días des- pués Zhao debió renunciar. La decisión de empleo de la fuerza fue tomada por el EPL en la noche del 3 al 4 de junio. Cerca de 200 mil CHINA! REFORMA Y APERTURA I 41 soldados de tres regiones militares diferentes recibieron orden de retomar la plaza. Al uso de la fuerza en el lugar se añadieron arrestos masivos para finalizar con la "rebelión contrarrevolucionaria", como se dio en llamar a los incidentes. Participantes y personas ajenas a los hechos, pero de reconocida trayectoria reformista, fueron encarceladas o debieron huir al extranjero. El reclamo de estos grupos tuvo como base una década de desengaños que aumen- tó la disconformidad respecto de los mecanismos de movilidad social y política. En 1989 lo que se buscó fue no sólo la apertura de mecanismos institucionales de participación reservados hasta entonces a un grupo burocrático cuya corrupción era cada vez más patente, sino también la liberación de la tutela y el control de los funcionarios del Partido con el fin de lograr mayor autonomía en el desempeño de sus profesiones. Las protestas constituyeron un serio golpe para la legitimidad del PCCh. Luego de la represión final -posible debido a la fuerte subordinación del EPL al mando civil-, el control estatal del movimiento se debió mucho a las divi- siones internas entre estudiantes y trabajadores y al crecimiento económico previo, que mantuvo un mínimo de credibilidad para el Partido. Cambio generacional y renovación ideológica: el liderazgo de Jiang Zemin A partir de 1989 asumió gradualmente el mando la llamada "terce- ra generación de líderes" -aquellos que no participaron en la con- quista del poder por el PCCh-. Entre ellos se contaba Jiang Zemin, miembro en 1987 del Politburó y nombrado en 1989 secretario del Partido en Shanghai. En ese año Jiang accedió a la Secretaría General del Partido y a la Presidencia de su Comisión de Militar Central. Al asumir en 1993 la Presidencia de la República Popular, fue la primera persona después de Mao en ocupar los tres cargos más altos. Su mandato estuvo orientado a recuperar la estabilidad política y la apertura económica, gravemente dañadas a raíz de los incidentes de 1989 y las sanciones internacionales que siguieron. A partir de 1997, con la muerte de Deng, Jiang logró consolidar 42 I GIGANTES EMERGENTES su liderazgo, que fue de carácter aún más colectivo que el de su predecesor. La disputa por la sucesión, se volvió desde entonces más compleja y la multiplicidad de los contrapesos institucionales obligó a la construcción permanente de alianzas para llevar a cabo su política. , En principio, se consolidó la apelación al sentimiento nacional, impronta característica del PCCh. A través de las figuras de Deng y, sobre todo, de Mao como impulsores del desarrollo nacional, se intentó mantener la legitimidad del gobierno del Partido y crear unidad en torno al socialismo de mercado con el argumento de la necesaria superación del capitalismo en el aspecto productivo. El propio Jiang intentó ponerse a la par de sus predecesores con la "Teoría de las tres representaciones", que suponía que el Partido se ponía al frente de la promoción de los intereses de las fuerzas pro- ductivas de avanzada (la nueva burguesía), las fuerzas culturales de avanzada (los intelectuales) y la mayoría del pueblo (los campe- sinos y obreros). Nuevamente, el debate teórico doctrinario apare- cía por detrás del desempeño económico, como prerrequisito para la salvaguarda de los intereses territoriales y la soberanía del país. Del 12 al 18 de octubre de 1992 se celebró en Beijing el XIV Congreso Nacional del PCCh, en el cual el presidente Jiang Zemin presentó el informe titulado "Acelerar la reforma y apertura, la modernización y conquistar mayores victorias para la causa del socialismo con peculiaridades chinas";. El documento resumió las experiencias prácticas adquiridas durante los catorce años transcurridos desde la III sesión plenaria del XI Comité Central, planteó la necesidad de aprovechar la coyuntura para acelerar el desarrollo y establecer la formación de un sistema de "economía de mercado socialista" como el objetivo de la reforma de la estruc- tura económica, y planteó que todo el Partido se abrazara la teoría de Deng Xiaoping sobre la "construcción de un socialismo con peculiaridades chinas". Esta teoría, cabe destacar, no sólo persiste en su adhesión al socialismo, sino también pone énfasis en la idio- sincrasia de China, en construir la economía, la política y la cultura del socialismo con peculiaridades chinas en torno a la meta de edificar un país socialista moderno que sea "próspero, poderoso, democrático y civilizado". CHINA: REFORMA Y APERTURA I 43 Más allá de la definición adoptada para la economía, es importante notar que el PCCh pasó -en el campo de los objetivos políticos- de ser una vanguardia del interés del proletariado y el campesinado a la defensa de intelectuales, burgueses, campesinos y obreros. El abandono de la idea de la lucha de clases, tan presen- te en el discurso de los viejos líderes, supuso un enorme cambio en la orientación ideológica de la nueva dirigencia. En este mismo sentido, puede interpretarse el ingreso a las filas del Partido de la clase empresarial y la burguesía de negocios. Durante los años que siguieron, los objetivos económicos plan- teados inicialmente se profundizaron con una serie de medidas destinadas a liberalizar el comercio exterior y reorganizar el circuito de producción y circulación a nivel interno. La estructura industrial alcanzó un considerable crecimiento con el incremento de los volú- menes de producción de alimentos, textiles, químicos, herramientas, maquinaria y materiales para la construcción. El nivel de exporta- ciones aumentó a la par de estos cambios en el sistema productivo, en tanto se intentaba una reestructuración de las empresas estatales para que se insertaran en el circuito internacional e incrementaran su capacidad productiva y su nivel de competitividad. Para ello se las forzó a racionalizar la producción y los balances al eliminar parte de la protección financiera estatal y recomendar el despido de trabajadores. Debido a que los problemas de renta- bilidad continuaron, en 1997 se implemento una política de pri- vatización -total o parcial- de las pequeñas y medianas EE favo- reciendo la asociación de capitales extranjeros en joint-ventures o vendiendo acciones a los trabajadores. El Estado retuvo las EE más grandes, aquellas dedicadas a la industria pesada o consideradas estratégicas para el gobierno. Al mismo tiempo, se profundizaba la tendencia general hacia la descentralización en la toma de deci- siones sobre el control y gestión de los recursos productivos a nivel local. En consonancia con la incorporación de la clase empresarial a las filas del Partido, también proliferaron empresas de capital mixto que, en poco tiempo, lograron índices de crecimiento sin precedentes. Asimismo, la promoción del desarrollo internose tradujo en cambios espaciales importantes, como la creación de más zonas económicas especiales. 44 I GIGANTES EMERGENTES En 1997 se dio también el histórico acuerdo -en cuya negocia- ción había participado activamente Deng Xiaoping- que convenía la restitución por parte del gobierno británico de la soberanía china sobre Hong Kong. El pacto fijaba el mantenimiento del orden legal y administración económica del territorio durante cincuenta años y organizaba el área como una Región Administrativa Especial de China. En diciembre de 1999 se produjo la restitución de Macao por parte de las autoridades portuguesas y se integró el área como segunda Región Administrativa Especial. Para el gobierno de ambas regiones se dispuso del modelo de administración que Deng había definido con el lema "un país, dos sistemas", en tanto coexistirían allí dos sistemas económicos y políticos diferentes: el sistema socialista con características chinas presente en el resto del país y las bases del sistema capitalista heredadas del colonialismo europeo. Como telón de fondo, se hallaba la difícil cuestión de resolver el conflicto con Taiwán para lograr la reunificación nacio- nal. Aunque se pretendía ofrecer esta experiencia de transición pactada, el gobierno de la isla se mantuvo firme en el control de su propia administración. En el año 1997, con ocasión del XV Congreso del PCCh, Jiang Zemin anunció la voluntad del Partido de continuar con las refor- mas económicas para contribuir a la "liberación de las fuerzas productivas", factor necesario para reforzar el mantenimiento del Estado socialista. El proceso de adaptación a las condiciones polí- ticas y económicas internacionales se proponía tanto en el plano ideológico como material, aunque sin desviarse del propósito de otorgar continuidad al modelo reformista chino. En este sentido, la reforma aparecía como un fin en sí mismo, fundamental tanto para mejorar las condiciones materiales de vida de la población como para fortalecer las estructuras del Estado y mantener la legi- timidad del Partido. Se intentó establecer una unión entre el proyecto de cons- trucción del Estado socialista, identificando el pensamiento de Deng con el de Mao, a fin de renovar y fortalecer los principios ideológicos del Partido de cara al enorme impacto que produje- ron las nuevas medidas tanto en el plano político como social. Más que preparar a la población para una reforma del sistema CHINA: REFORMA Y APERTURA I 45 político -solución exigida por la presión social a fines de la década anterior-, lo que se buscaba era estabilizar el proceso de reformas a fin de profundizar las' tendencias iniciadas. La regeneración del régimen -en la lectura de Deng- se asentaba en la posibilidad de lograr un avance equilibrado en el bienestar general de la pobla- ción, de modo que fuese viable el consenso interno y, a la vez, en la capacidad de neutralizar o reprimir las alternativas opuestas que pudiesen plantear un desafío al régimen. En marzo de 1998 fue electo primer ministro Zhu Rongji, quien impulsó una política económica y financiera que permitió que China mantuviera los elevados índices de crecimiento alcanza- dos hasta ese momento y evitara los efectos recesivos de la crisis financiera que afectó a las economías asiáticas a fines de los años noventa. Durante su gestión, se llevaron adelante varios intentos de promover el desarrollo de las regiones del centro y oeste del país, poco integradas al proceso de modernización y reforma que protagonizaban las áreas costeras del sureste. Estos esfuerzos se llevaron adelante en gran medida por la amenaza de agitación social que suponía el aumento de la brecha en los ingresos y el nivel de vida de la población urbana y la rural. A fines de 2001, China hizo su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo que confirmó un cambio en la percepción de la dirigencia en relación con la importancia de la interdependencia económica y política mundial, pero también señaló un cambio en la propia percepción de China de su rol en el espacio internacional como potencia económica en desarrollo. A nivel interno, este paso significó una ratificación del rumbo adop- tado por la dirigencia reformista y un nuevo impulso en la lucha por el control de los cambios en el sistema. El esperado recambio generacional se produjo de manera ordenada y pacífica a partir del XVI Congreso del PCCh en noviembre de 2002, en eí que se anunció el relevo de Jiang Zemin en la Secretaría General del Partido, que pasó a ser ocupada por Hu Jintao; asimismo, Zhu Rongji fue reemplazado por Wen Jiabao como primer ministro. Cuando Hu Jintao fue proclamado presidente de la República en la Asamblea Popular Nacional (en marzo de 2003), se confirmó el traspaso de poder, en la cúpula del 46 I GIGANTES EMERGENTES gobierno y el Partido, a la llamada "cuarta generación de lideraz- go". Del mismo modo que Deng había promovido el ascenso de Jiang, fue éste quien favoreció la línea de sucesión en la figura de Hu con el propósito de crear una solución de estabilidad. Representante de una generación de funcionarios nacida a inicios de la República Popular y formada en la educación técnica, Hu Jintao se graduó en Ingeniería Hidráulica en la Universidad de Qinghua. Buena parte de su experiencia política como militante se desarrolló en la Liga de Juventud Comunista, cuya presidencia ejerció entre 1982 y 1985 y en la que reclutó a la mayoría de sus colaboradores. Un año después de acceder a la Presidencia, Hu encauzó un proyecto de educación y formación ideológica orienta- do a controlar y moldear la conducta de los cuadros del Partido en busca de un afianzamiento de su imagen como líder. La influencia de su antecesor todavía se mantenía entre los círculos más conser- vadores, aunque Hu llevó a cabo intentos para terminar con ella exponiendo las fallas políticas de la administración anterior, sobre todo en relación con los problemas de corrupción y los conflictos sociales y territoriales que permanecieron irresueltos. En este mismo sentido, puede interpretarse que hasta 2004 no recibió de Jiang el cargo de presidente de la Comisión Militar Central del Partido, pese a que desde fines del 2002 era el hombre fuerte del PCCh. Los acelerados cambios que hubo en el país como consecuencia del proceso de reformas iniciado hace ya más de 25 años habían producido su cuota de beneficio, pero también de malestar. El proceso de reformas se ideó con el objetivo de enfrentar las crisis material y de fe en el socialismo chino, y la progresiva liberaliza- ción de la actividad económica llevó a la elevación general del nivel de vida, pero un efecto no deseado fue el crecimiento de la desi- gualdad. Los ciudadanos chinos, sobre todo los provenientes de las áreas rurales, se vieron desprotegidos del paraguas que brindaban los servicios del Estado. Para lograr los impresionantes índices de desarrollo económico, se debieron hacer fuertes concesiones en lo que respecta a seguridad laboral, condiciones de trabajo y bene- ficios sociales. En este sentido, la reforma ha creado también su propio grupo de tensiones sociales, económicas y culturales. CHINA: REFORMA Y APERTURA I 47 Por otro lado, la desigualdad entre los distintos sectores de la población se conjuga con un sistema político que, aunque libera- lizado en ciertos aspectos, no deja de ser opresivo, al menos para los cánones occidentales. Muchos ciudadanos chinos, incluyendo algunos sectores del Partido, han percibido que el movimiento de reformas, en este aspecto, no ha llegado tan lejos como debía y han actuado en consecuencia. Algunos, protestando en la arena públi- ca y reclamando la democratización del sistema; otros, favorecien- do su transformación "desde adentro" para hacerlo más flexible y acorde a las nuevas épocas con el fin de perpetuar su existencia. En la agenda política de la nueva dirigencia, tuvo prioridad la resolución de los conflictosde vieja data, profundizados por los cambios en las últimas décadas y que afectan la política interior y exterior del país. Así, por ejemplo, se intentaron frenar las tenden- cias "separatistas" promovidas por los movimientos nacionalistas y religiosos del Tíbet y Xinjiang así como se ha tratado de contra- rrestar la prédica independentista de algunos dirigentes políticos de Taiwán, a partir de un discurso nacional que subraya la unidad y la integración. Al mismo tiempo, se subrayó la necesidad de enfrentar el peligro de descomposición que la incorporación de principios económicos capitalistas, así como valores, creencias y prácticas propias de Occidente, podría provocar en las formas de gestión y organización política propiamente chinas. La política exterior y la defensa entre 1978 y 2000 A inicios de 1979, tras la visita de Deng Xiaoping a Estados Unidos, el EPL lanzó una ofensiva contra la República Socialista de Vietnam, país con el cual había tenido una serie de roces a raíz del estrechamiento de sus relaciones con la Unión Soviética y de la invasión de Camboya en 1978, lo cual había generado la sospecha de una campaña soviética para establecer su hegemonía en el flan- co sur de China. El cese de las hostilidades se declaró en marzo de 1979, pero para entonces el número de víctimas del EPL produjo un serio debate acerca de su capacidad militar, estructurada bajo la doctrina maoísta de la movilización popular y la táctica de guerra 48 I GIGANTES EMERGENTES de guerrillas. La revisión de la doctrina de la "guerra popular" y su reemplazo por un ejército moderno y profesionalizado fueron considerados urgentes. Uno de los primeros pasos fue la restauración de los rangos, abolidos en 1964, y la creación de nuevas academias militares para formar a los oficiales. La milicia, cuerpo antes primordial, perdió su carácter autónomo y pasó a ser la reserva del EPL. En 1984, tanto el presupuesto como el personal habían sufrido fuertes reducciones y buena parte de los oficiales de mayor rango habían pasado a retiro. A mediados de 1985, las regiones militares pasaron de once a siete. La marina y la fuerza aérea continuaron subordinadas al control central, que dio prioridad a las fuerzas terrestres. En toda la década de 1980 no hubo -en consonancia con la prioridad otorgada al desarrollo económico- incrementos sustan- ciales del presupuesto de defensa y muchas de las industrias de la rama pasaron a producir bienes para la economía civil. Pero lo más importante de todo fue que se redujo la influencia del sector militar dentro del PCCh; sobre todo, en la composición del Comité Central. Si en 1969 el 50 por ciento de éste estaba compuesto por militares, en 1985 la cifra era del 13 por ciento. Con el reordena- miento de las instituciones estatales y partidarias y el restableci- miento del diálogo interno y recíproco, pudo encararse de lleno el proceso de reforma anunciado en 1978. Durante el período 1980-1990, Deng Xiaoping concentró su labor diplomática en destacar la necesidad de que existiera un ambiente de paz internacional y nacional para poder desarrollar los planes de crecimiento económicos propuestos por el Partido y el Gobierno, por lo que la política exterior estaba llamada a lograr ese ambiente de paz para alcanzar "las cuatro modernizaciones". En un discurso pronunciado en 1980, Deng expresó que una de las grandes tareas que se debían llevar a cabo en el decenio era oponerse al hegemonismo y salvaguardar la paz mundial. En 1985 planteó también que ya desde la época de Mao Zedong y Zhou Enlai se luchaba contra el hegemonismo de las superpotencias por considerarlo el origen de las guerras, y agregó que, luego de aplastar a la "banda de los cuatro", la política estatal seguía siendo CHINA: REFORMA Y APERTURA I 49 combatir el flagelo del hegemonismo. En mayo de 1987, en una conversación con huéspedes de Europa occidental, Deng afirmó que era probable conseguir una paz relativamente duradera y que la guerra podía ser evitada (Zhou, 2004). Partiendo siempre del principio de la independencia en política exterior, Deng expresó su simpatía por el Movimiento de Países No Alineados y el principio de coexistencia pacífica formulado por sus dirigentes en la década de 1950; expresó también su inte- rés por el desarrollo de relaciones normales con todos los países, en especial con los países del Tercer Mundo. Deng planteaba que China pertenecería siempre al Tercer Mundo pues lo sería aunque llegara a ser próspera y poderosa, ya que nunca procuraría una hegemonía mundial ni atropellaría a ningún país. Afirmó que las vínculos debían basarse en relaciones económicas de igualdad y beneficio recíproco entre los diversos países dej mundo para dis- minuir la brecha económica, cuya paulatina ampliación entre los países desarrollados y los que estaban en vías de desarrollo pro- vocaba desequilibrio e inestabilidad en la economía mundial, por lo que todos se debían esforzar por lograr la paz mundial, mejorar las relaciones norte-sur y fortalecer los vínculos sur-sur. Otra política aplicada por el PCCh en el decenio de 1980 consis- tió en reconstruir sus vínculos con los partidos de países extranje- ros ateniéndose a cuatro principios: independencia, igualdad total, respeto mutuo y no intervención de uno en los asuntos internos del otro. Con ese enfoque, mejoró las relaciones con los partidos comunistas de otros países, reanudó las relaciones suspendidas con el Partido Comunista de Yugoslavia y estableció contacto con partidos nuevos. En mayo de 1989 normalizó las relaciones con la Unión Soviética y a comienzos de 1990 ya había establecido distintos tipos de lazos con más de 270 partidos del mundo. Cabe señalar que los principios relativos a las relaciones con los Partidos Comunistas, expuestos por Deng y por el XII Congreso Nacional del Partido, se aplicaron también a los partidos socialistas, social- demócratas, laboristas y nacionalistas evitando que las relaciones se vieran afectadas por divergencias ideológicas. Los principios de lá política exterior de China quedaron consig- nados en el preámbulo de la Constitución reformada y aprobada 50 I GIGANTES EMERGENTES en diciembre de 1982 por la Asamblea Popular Nacional en los siguientes términos: China, ateniéndose firmemente a su política exterior inde- pendiente y a los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica (respeto mutuo a la soberanía y la integridad territorial, no agresión, no intervención de uno en los asuntos de los otros, igualdad y beneficio recíproco, y coexistencia pací- fica) desarrolla sus relaciones diplomáticas e intercambios económicos y culturales con los demás países; persiste en la lucha contra el imperialismo, el hegemonismo y el colonia- lismo, fortalece su unidad con los otros pueblos del mundo, apoya a las naciones oprimidas y a los países en desarrollo en su justa lucha por la conquista y la salvaguardia de la independencia nacional y por el fjomento de la economía nacional, y trabaja para defender la paz mundial y promo- ver la causa del progreso de la humanidad. En la década de 1980 se produjo también un evento de gran tras- cendencia internacional: fueron iniciadas las conversaciones de China con su contraparte británica para resolver la cuestión relati- va a la devolución de Hong Kong, territorio que estaba ocupado y era administrado por los ingleses desde 1842. Asimismo, se inicia- ron las conversaciones con la contraparte portuguesa para resolver la devolución de Macao. Las negociaciones fueron prolongadas y arduas ya que hasta ese momento no se había devuelto ninguna colonia por vía pacífica, pero la diplomacia china sentó las bases para una retrocesión de soberanía histórica, la cual constituyó una importante victoria de su política exterior. En diciembre de 1984, tras dos años de negociaciones, China y el Reino Unido firmaron en Beijing la "Declaración Conjunta sobre el Problema de Hong Kong", que establecía explícitamenteque la República Popular China recuperaría el ejercicio de la soberanía el 1 de julio de 1997. Esto sirvió de ejemplo para abordar la cuestión de Macao; en 1987 China y Portugal firmaron en Beijing la "Declaración Conjunta sobre el Problema de Macao", territorio recuperado el 20 de diciembre de 1999. De este modo, se hizo realidad el proyecto CHINA: REFORMA Y APERTURA I 51 enunciado por Deng Xiaoping de tener "un país, dos sistemas",6 medio por el que se esperaba resolver la cuestión de Taiwán. En las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, el tema de Taiwán seguía siendo un problema fundamental. Durante las negociaciones sostenidas con anterioridad, a fin de lograr la nor- malización de las relaciones, el gobierno estadounidense llegó a admitir la posición del Gobierno de la República Popular China de que "hay una sola China y que Taiwán es parte de ella" y reconoció al Gobierno Popular como el único y legítimo; además, prometió que cuando se normalizaran las relaciones, rompería con Taiwán y retiraría de la isla y del estrecho de Taiwán sus fuerzas e instalaciones militares. Sin embargo, luego de restablecidas las relaciones diplomáticas con China, Washington no cumplió esa promesa dado que se aprobó el documento Taiwán Relations Act, por el que Estados Unidos se comprometía a asistir militarmente a la isla, lo que llevó a que China planteara que esto deterioraría las relaciones sino-estadounidenses. Posteriormente, a medida que China fue descongelando sus relaciones con la Unión Soviética tras el ascenso de Gorbachov al poder, se fue alejando de Estados Unidos, donde había asumido como presidente Ronald Reagan, quien se caracterizó por su apoyo a Taiwán. Respecto de sus relaciones con Europa, es preciso mencionar que en 1996 China fue miembro fundador de la Conferencia Asia- Europa, que celebra cumbres bienales de jefes de Estado y juntas 0 Principio político formulado por Deng, que se refiere a la convivencia bajo una única autoridad política de territorios con sistemas económicos diferentes. Aunque esta teoría se aplicó a los casos de Hong Kong y Macao, la intención original fue presentarla como una opción atractiva a los ciudadanos de Taiwán para una eventual incorporación de la isla al territorio de la República Popular. El principio sostiene que las regiones en cuestión podían seguir practicando sus sistemas político y económico durante cincuenta años tras la retrocesión. El establecimiento de estos territorios, llamados Regiones Administrativas Especiales, fue autorizado por el Artículo 31 de la Constitución de la República Popular China, que especifica que el Estado puede establecer dichas regiones cuando sea necesario y que los sistemas que se instituirían en ellos prescribirían por leyes promulgadas por la Asamblea Popular Nacional a la luz de las condiciones específicas. Las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao se establecieron formalmente el 1 de julio de 1997 y el 20 de diciembre de 1999, respectivamente, inmediatamente después de que la República Popular China ejerciera la soberanía sobre cada uno de los territorios. 52 I GIGANTES EMERGENTES ministeriales anuales; en 1998 comenzó un diálogo político anual con la Unión Europea, y en 2003 se acercó por primera vez a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para enta- blar conversaciones, lo que no implicó su adhesión al organismo. China decidió saldar ciertas disputas territoriales que histórica- mente habían causado conflicto con sus vecinos y a partir de 1991 resolvió las disputas fronterizas con Kazajstán, Kirguizistán, Laos, Rusia, Tayikistán y Vietnam aceptando incluso los resultados de las negociaciones en casos que no le fueron favorables pues reci- bió sólo el 50 por ciento de los territorios en litigio. Las relaciones con la India en esa etapa también reflejaron mejora pese al ante- cedente del enfrentamiento de 1962 por las fronteras, y se alcanzó la desmilitarización de las fronteras en disputa y el desarrollo de conversaciones en un clima de más confianza y respeto. El inicio del decenio de 1990 estuvo marcado por el desmo- ronamiento de la Unión Soviética y de los países socialistas de Europa del Este, lo que generó gran inestabilidad regional y un vacío de poder en Asia oriental. Frente a esta situación, Estados Unidos comenzó un repliegue gradual del área en la que ya no tenían un enemigo que contener, fundamentalmente en el Sudeste Asiático, de modo que abandonaron algunas bases en Filipinas y Singapur, aunque mantuvieron sus efectivos (50 mil hombres) en Corea del Sur y Japón. En ese contexto, China comenzó a aumen- tar su protagonismo en la región y se orientó a llenar el vacío de poder existente. El gobierno, después de 20 años de éxitos en su reforma económica, profundizó la modernización de las Fuerzas Armadas e incorporó medios militares para proyectar poder; con ese fin adquirió un portaaviones proveniente de Ucrania e inició el desarrollo de su infantería de marina. Durante esos años, China tuvo ante sí un nuevo foco de ten- sión: el Mar de la China Meridional. En esa región se encuentran dos archipiélagos constituidos por pequeños arrecifes e islotes, uno frente a la isla de Hainan (provincia de China), las islas Paracel, y otro, las islas Spratly, frente a las costas del sur de Vietnam. Existían reclamos de soberanía sobre esas islas, pero sin una ocupación efectiva, y China las fue ocupando poco a poco a partir de la segunda mitad de la década de 1970, la de 1980 y CHINA: REFORMA Y APERTURA I 53 principios del decenio de 1990. Ello generó una tensión diplomá- tica que puso en riesgo la estabilidad regional. La disputa era con Vietnam, Filipinas, Indonesia, Malasia y Brunei. Actualmente, China permite el "paso inocente" por las aguas que rodean dichas islas y» que considera parte de sus aguas territo- riales. Es evidente que el objetivo de tener el control de las islas y sus aguas territoriales es fiscalizar el tráfico marítimo por la zona del Mar de la China Meridional, el estrecho de Malaca y el océano índico, corredor crucial para el comercio del este asiático con Asia meridional y central, el este de África y Europa. En la década de 1990,. las relaciones con Taiwán se incrementa- ron en el aspecto económico, lo cual permitió que la isla se convir- tiera en el principal sociq comercial y el primer inversionista en la República Popular, pese a la tensión con el gobierno Kuomintang liderado por Lee Denghui y su sucesor del Partido Democrático Progresista. China incluso realizó ejercicios militares frente a sus costas en 1995, lo que generó gran tensión ya que Estados Unidos puso de manifiesto su intención de apoyar a Taiwán enviando un portaaviones a la región. La República Popular China en el siglo veintiuno: de Hu Jintao a Xi Jinping La principal contribución ideológica de Hu Jintao fue el concepto de "construir una sociedad socialista armoniosa". El 19 de febrero de 2005 en la Escuela Central del Partido, Hu pronunció un discur- so en el cual señaló que; ... realizar la armonía social y construir una sociedad her- mosa siempre fue uri ideal social al que aspira con empeño la humanidad y, asimismo, es un ideal social al que aspiran sin cesar los partidos marxistas, incluido el Partido Comunista de China. De acuerdo con los principios fundamentales del marxismo y las experiencias de la práctica de la construc- ción socialista en China, y de acuerdo con las nuevas exi- gencias del desarrollo económico y social para China en el 54 I GIGANTES EMERGENTES nuevo siglo y en la nueva etapa y con las nuevas tendencias aparecidas en la sociedad china y sus nuevas características, la sociedad socialista armoniosa que hemos de construir debe ser una sociedad de democracia y administración por la ley, de equidad y justicia, de fe y fraternidad, de pleno vigor, de estabilidad y orden y de armonía entre el hombre y la naturaleza" (China, hechos y cifras,2005:55). Como puede verse, es un discurso que no se aleja de la tradición confuciana clásica. En otro discurso pronunciado por Hu en la Cumbre de Ejecutivos Empresariales de APEC en noviembre de 2005, este concepto se hizo extensivo al orden internacional dado que señaló que la aspiración común de los pueblos del mundo consiste en "salvaguardar la paz, promover el desarrollo y buscar la cooperación, construir un mundo armonioso con una mentali- dad abierta". De modo general, se puede hablar de una China que dejó atrás el estigma de nación atrasada con que ingresó al siglo veinte y se ha convertido en un país con una industria de avanzada y una nación con una participación activa en el escenario internacional. En los últimos tiempos, su postura ha sido más dinámica y com- prometida, como lo demostró su labor en las negociaciones por crisis de Corea del Norte (v.g. el "diálogo a 6 bandas de Beijing").7 Es importante que desde fines del decenio de 1990 China haya comenzado a participar de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), formada por diez países de la región;8 luego comenzó el mecanismo "ASEAN + 1" entre los diez Estados de la ASEAN y China, en cuyo marco se firmó en 2002 el Acuerdo China-ASEAN de Cooperación General, mediante el cual se decidió establecer una zona de libre comercio entre China y ASEAN. Por otra parte, en Asia central promovió la creación de la 7 Entre: China, la República Popular Democrática de Corea, Estados Unidos, la República de Corea, Japón y la Federación Rusa. 8 Los países miembros son: Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Vietnam, Myanmar, Laos y Camboya. CHINA: REFORMA Y APERTURA I 55 Organización para Cooperación y Seguridad de Shanghai,9 funda- da para resolver diferendos territoriales y desmilitarizar las fron- teras, que hoy pone énfasis en la lucha antiterrorista y promueve la cooperación económica y la estabilidad regional. En cuanto a las disputas por las islas Paracel y Spratly, China ha adoptado una postura más pragmática y se comprometió a encontrar una solución pacífica basada en el derecho internacio- nal; en 2002 firmó una declaración con la ASEAN sobre un código de conducta relativo a este conflicto. Por otra parte, cabe destacar el aumento de la participación de China en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidad: ha prestado gran atención al tema de control global de armas y a su no proliferación firmando tratados importantes en ese sentido. En cuanto al tema de Taiwán, en los últimos años, China ha abando- nado la postura beligerante, dejó de presionar para la creación de un calendario para la reunificación y se ha centrado en seducir con oportunidades comerciales. Además, el tema dejó de estar presente en cada encuentro con funcionarios estadounidenses y en el 2008, gracias al acceso al poder de un renovado Kuomintang en Taiwán, se reinició un diálogo que hizo posible la firma del Acuerdo Marco para la Cooperación Económica (eufemismo para un acuerdo de libre comercio) en junio de 2010. Continuando la política iniciada años antes con el continente africano, en la actualidad China ha profundizado las relaciones de cooperación en el marco del Foro de Cooperación Sino-Africana, que celebró una cumbre en noviembre de 2006 en Beijing en la que que- daron establecidos numerosos convenios y proyectos de inversión 9 En 1996 se reunieron en Shanghai, por primera vez, los máximos dirigentes de Rusia, China, Kazajstán, Kirguizistán y Tayikistán, desde entonces conocido como el Grupo de Shanghai o Shanghai 5. En junio de 2001 ingresó Uzbekistán como sexto miembro. El grupo, que pasó a llamarse Organización para la Cooperación y Seguridad de Shanghai (OCS), representa a una población conjunta de 1.455 millones de personas -cerca de una quinta parte de la humanidad- y abarca 30 millones de kilómetros cuadrados. El 15 de enero de 2004 se institucionalizó finalmente la OCS después de varias cumbres celebradas desde 1996 y se abrieron un centro antiterrorista en Tashkent (Uzbekistán) y un Secretariado en Beijing. Así, se constituyeron las dos infraestructuras permanentes de la mayor organización euroasiática, que se reúne periódicamente desde hace ocho años. 56 I GIGANTES EMERGENTES y colaboraci6n. Del mismo modo, ha dado impulso a las relaciones con America Latina promoviendo visitas del mas alto nivel para impulsar la cooperaci6n econ6mica y comercial, asf como el dialogo con las instituciones y organizaciones regionales, coma ha sucedi do con el Grupo de Rio desde el afio 1990. Asimismo, desde 1994 China es miembro observador de la Asociaci6n Latinoamericana de lntegraci6n y en mayo de 1997 el Banco de Desarrollo del Caribe la admiti6 en calidad de miembro de la entidad. En mayo de 2002, China se convirti6 en observadora permanente en la Organizaci6n de Estados Americanos, puso en marcha el dialogo con el Mercosur y formaliz6 contactos con el Fora del Pacifico Sur. A rafz del atentado del 11 de septiembre de 2001 y la politica exterior abrazada par Washington a partir de ese momenta vis-a-vis Afganistan, lrak, Corea del Norte y el norte de Africa, los estudio sos chinos han estado analizando de forma crftica el orden interna cional y el papel de China en el. Como resultado, han convenido en la necesidad de abandonar la mentalidad de victima que existfa en el pafs, fruto de los "150 afios de vergilenza y humillaci6n" (transcurridos entre la etapa que precedi6 a la Guerra del Opio de 1839 a 1842 y la proclamaci6n de la Republica Popular China en 1949), y promueven en cambio una "mentalidad de gran potencia" (luego de dos decenios de un imponente crecimiento econ6mico). Asimismo, China -si bien acepta que en la actualidad el mundo es unipolar y que la preponderancia estadounidense durara varios afios mas- propugna publicamente la multipolarizaci6n del mundo y critica a Estados Unidos par sus acciones unilaterales. El PCCh ha insistido en que no constituye una amenaza para ningun pafs y en que la "teorfa de la amenaza China" (desarrolla da en algunos centros de estudios occidentales) esta siendo sus tituida por la "teorfa de las oportunidades ofrecidas por China". Junto con esta teorfa, han desarrollado el concepto del "surgi miento pacffico de China", 10 que se convirti6 en parte esencial 10 Heping Jueqi (surgimiento pacffico) es un concepto que Zheng Bijian, importante cerebra de la direcci6n china y presidente de! Consejo de Reforma y Apertura, introdujo en 2003. CHINA: REFORMA Y APERTURA I 57 del discurso oficial de Hu Jintao: ."el surgimiento de China como potencia econ6mica no ;debe amenazar a ningun pafs" y -como sostuvo en la cumbre del Foro de Cooperaci6n Asia Pacifico, en Pusan- "el desarrollo ayudara a promover la paz, la estabilidad y la prosperidad mundial". En el afio 2010, fue publicada en China la obra de Liu Mingfu, coronel retirado del EPL, titulada "El suefio chino: pensamiento de superpotencia y posicionamiento estrategico de China en la era post-americana". Esta obra se convirti6 en un best seller quizas por que las explicaciones que daba el autor satisfacian las aspiraciones de la ciudadanfa china. Dice el coronel Liu: "debemos alcanzar el rejuvenecimiento de la naci6n y asegurar la correlaci6n entre un pafs pr6spero y fuerzas armadas poderosas". A tales efectos, segun el autor, la Republica Popular necesita un liderazgo fuerte debido a que "cuando el pafs sea amenazado, no tendra que dudar en hacer uso de la fuerza" (2012). LHasta que punto la iagenda politica del nuevo hombre fuerte de China, Xi Jinping, incorpora esta propuesta? En noviembre de 2012 Xi, hijo de un revolucionario del Partido Comunista, acce di6 a la Secretarfa General del Partido y en marzo de 2013, a la Presidencia de la Republica Popular. En ambas designaciones, fue elegido presidente de la Comisi6n Militar Central del PCCh. En el transcurso de los pr6ximos diez afios, Xi sera el lfder maxima de un pafs que tiene la
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