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Fainblum, A PROYECTO PROPIO Y HABILITACION SUBJETIVA EN ADULTOS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL

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PROYECTO PROPIO Y HABILITACION SUBJETIVA EN ADULTOS CON 
DISCAPACIDAD INTELECTUAL 
Lic. Lucas Edgar 
 
Introducción 
El presente trabajo se propone explorar diversos planos en el abordaje de la temática de la 
Adultez y el Futuro en el campo de la discapacidad intelectual y la Habilitación Subjetiva 
de los involucrados para protagonizar activamente un proyecto propio. Un primer 
interrogante que orienta una línea de sentido, es ubicar si lo que llamamos “Planificación 
del futuro” o “Proyecto de vida independiente” se realiza para o desde el sujeto con 
discapacidad. Desde esta segunda vertiente, la propuesta es pensar el lugar del profesional 
en la construcción de un proyecto, que lejos de pertenecerle al mismo y su discurso 
subyacente, sólo podrá acompañar el proceso de cada quien en el camino de saberse 
habilitado a escribir su propia historia. La pertinencia de trabajar con el adulto con 
discapacidad intelectual incluiría entonces; las vicisitudes propias que emergen en la etapa 
adulta, las operatorias y fantasías que se reactualizan en la familia que atraviesa éste 
momento del ciclo vital, y el trabajo y posicionamiento ético por parte de los profesionales 
intervinientes. Dicho contexto involucra necesariamente al psicólogo -psicoanalista- y su 
especificidad, como parte de un equipo interdisciplinario, en las reflexiones e 
intervenciones que puedan delimitarse respecto a la complejidad del tema presentado. 
Para este análisis, se recorrerá brevemente una experiencia de trabajo en el marco de las 
actividades de un Centro de Día, cuyo dispositivo se propone privilegiar como modo de 
trabajo, la escucha clínica y la puesta en juego de la voz de sus protagonistas a través de la 
oferta de diversos espacios e intervenciones. En dicho marco institucional se generó un 
cambio instituyente en las prácticas cotidianas, gestando un proyecto de reflexión y acción 
grupal entre los concurrentes - jóvenes y adultos con discapacidad intelectual-, sus familias 
y el equipo de profesionales. La temática devenida, giró en torno a la posición subjetiva 
 
 
construida y sostenida frente a la idea de habitar, o no, una vivienda por fuera del hogar de 
origen. 
La toma de una posición activa y deseante en relación a un proyecto personal, se constituye 
como pilar fundamental y fundante de un proceso posterior que contemple los apoyos 
necesarios en la capacitación y adquisición de herramientas para la autonomía en una 
vivienda independiente. Es importante aclarar que será tarea del equipo interviniente no 
dejarse fascinar por proyectos estandarizados que apuntan a homogenizar los procesos para 
la adquisición de habilidades y comportamientos ligados a la independencia en el hogar. 
Esquemas de trabajo que logran engrandecer los narcisismos profesionales a costa de 
silenciar al sujeto con discapacidad a la hora de pensar y pensarse en relación a su propio 
futuro. 
Futuro y Exogamia 
La llegada a la adultez del sujeto con discapacidad, trae aparejadas diversas vicisitudes 
familiares que imprimen en dicho ciclo vital, un escenario en donde se vislumbran las 
potencialidades y dificultades que cada grupo familiar despliega para la elaboración de un 
proyecto posible. Es usual encontrar en la clínica de la discapacidad, una preocupación 
insistente desde el discurso manifiesto familiar: “… ¿Qué será de él/ella cuando nosotros 
no estemos?...”. Preocupación por la dimensión del futuro que parecería reactualizar 
aspectos no elaborados de instancias traumáticas previas. Desde esta perspectiva se puede 
pensar en la incidencia de las operatorias de la elaboración parcial del duelo por el hijo sano 
no nacido y los efectos del mismo para el ejercicio de las funciones parentales en el proceso 
de constitución subjetiva del hijo con discapacidad. Una historia pasada que se hace 
presente y cobra protagonismo a la hora de pensar en los recursos simbólicos con los que 
cuenta un joven adulto para afrontar y elaborar su propio crecimiento. Recursos simbólicos 
para pensarse por fuera del ámbito familiar cotidiano, construyendo un proyecto de vida 
que pueda contemplar una convivencia con amigos, con una pareja, solo, o según la versión 
que cada quien edifique. 
Se tratará entonces de una instancia que interpela la puesta en juego de la propia palabra, el 
lazo social y la sexualidad, como instancias que promueven y sostienen una habilitación 
 
 
subjetiva para proyectarse a futuro. De este modo, pensarse como artífice de un proyecto de 
vida propio, implica la posibilidad de ubicarse discursivamente como poseedor de una 
palabra en la que creer, que comande un cuerpo al servicio de los caminos del deseo aún 
con sus contradicciones y padecimientos, y en el marco del establecimiento de lazos 
sociales. 
Para ubicar un momento inaugural en que un sujeto se vincula con la palabra, podemos 
remitirnos al concepto freudiano de Fort –da, operatoria fundante del juego simbólico y que 
constituye parte del camino hacia la construcción de subjetividad. Desde Lacan, dicha 
operatoria introduce al niño en la dimensión significante, constituyéndolo como sujeto 
dividido, signado por la falta. De este modo, se impone reflexionar acerca del lugar 
otorgado al Juego en el abordaje desde diversos dispositivos institucionales para personas 
con discapacidad intelectual. Es corriente observar que el “jugar” resulta una excusa para 
desplegar lo que algunos consideran que “realmente importa”: el aprendizaje, la 
ejercitación o el entrenamiento. El juego creativo muchas veces no es promovido ni se abre 
un espacio genuino para su expresión libre. Así resulta engañosa la invitación a jugar, 
cuando las reglas responden a objetivos pedagógico-asistenciales, siempre puestos por otro 
y según lo que “alguien-que-sabe considera que es lo más conveniente para ese que no 
puede ni sabe”. 
Se observa en el trabajo con adultos con discapacidad intelectual, que muchos han 
construido una posición subjetiva debilitada, de modo tal que lo que se dificulta 
significativamente es la posibilidad de desplegar sus potencialidades en el armado de lazos, 
que en tanto exogámicos, representen nuevos eslabones en una vida donde pudo cifrarse 
una promesa futura de satisfacción. La clínica demuestra que el campo de la discapacidad 
suele presentar situaciones vitales que han cancelado dicha promesa en el momento de la 
tramitación edípica. Se advierten obstaculizaciones en el ejercicio de las funciones 
parentales que pueden motorizar cristalizaciones en los lugares ofrecidos, siendo con 
frecuencia el de “niñez eterna” aquél que se presenta incluso para la única identificación 
posible por parte del sujeto con discapacidad y los consiguientes efectos de infantilización. 
Un tiempo que se congela, cancelando la aparición de la potencia creadora y 
transformadora. En este punto, el atravesamiento que la familia posee a partir de un sistema 
 
 
de creencias y configuración socio histórico político, darán además las coordenadas de las 
posibles influencias en la construcción de subjetividad. Desde los aportes de Silberkasten 
(2006)1 en relación al Otro social, “…el posicionamiento del discapacitado va a depender 
del tipo de representación que nos construyamos y que él mismo se construya y de ahí se va 
a derivar el hábitat en el cual nos vamos a establecer. Dichas representaciones están 
subordinadas tanto a un universo simbólico como a un nivel de relación del sujeto con el 
sistema de producción (llámese trabajo) y de Reproducción (llámese pareja 
exogámica)…”. Se advierte entonces, que la llegada de la adultez de quien porta una 
discapacidad intelectual enfrenta a todo el grupo familiar con situaciones que pueden no 
estar elaboradas o incluso por fuera del registro conciente de los actores involucrados. Es 
que la vejez de los padres, el deterioro, incluso la discapacidad adquirida de los mismos, 
así como la muerte real ofantaseada como inminente, hacen que muchas veces el futuro 
quede ligado en términos significantes a la muerte: Futuro (del hijo), frente a la muerte (de 
los padres). Esta ligazón - y el horror que puede despertar - parecería dejar por fuera la 
posibilidad de contemplar la construcción de un futuro posible desde el diseño de un 
proyecto propio, exogámico. Por otra parte, los temores que se disparan frente al temido 
panorama de pensar un futuro sin los padres que se responsabilizaron desde siempre, hacen 
al sostenimiento de silencios familiares inconmovibles. Verdaderos temas tabú, 
defensivamente obturados a la tramitación vía la palabra o el intercambio con otros. 
Como posibles efectos de estas modalidades familiares, se observan las crisis explosivas 
que acontecen e irrumpen a partir del fallecimiento de alguno de los padres, y las 
resoluciones improvisadas, desorganizadas y angustiosas por parte del familiar que “queda 
a cargo” o “se queda con la-carga”, según vivencias singulares en una u otra dirección. 
Desde estos planteos podríamos pensar en un sujeto ubicado o que se ha ubicado en un 
lugar objetal, a quien se le tiene reservado un plan, que tal como se mencionó puede ser 
repentino y sin mucha elaboración. Un futuro delineado por otros sin que el decir del 
 
1 SILBERKASTEN, M. (2006): La construcción imaginaria de la discapacidad. Buenos 
Aires. Topia Editorial. 
 
 
 
principal involucrado se involucre. Cabe destacar que este momento representa grandes 
desafíos para los hermanos, quienes según las herramientas que la familia haya construido a 
lo largo de su historia, pueden verse frente a mayores situaciones conflictivas asociadas a la 
necesidad de cuidar o tener que tomar decisiones respecto del cuidado de un hermano con 
discapacidad (que muchas veces resulta un desconocido) y a la par, pueden intensificarse 
antiguos sentimientos de culpa, fantasías de compensación reparatoria hacia los padres, 
hostilidades no elaboradas y demás complejidades que atraviesan al vínculo fraterno. 
Asimismo se observan mandatos implícitos o explícitos de continuar con la tarea de 
cuidado. Frente a una situación que se generaliza en torno a las dificultades para hablar, 
planificar y construir un proyecto futuro en familias con un individuo con discapacidad 
intelectual, es que cobra relevancia que en el marco de un dispositivo institucional puedan 
ubicarse intervenciones profesionales específicas que acompañen la instalación de dicho 
proceso, en términos de cuestión de familia. 
De la planificación del sábado a la reflexión sobre el futuro 
Dentro de las actividades propuestas por un Centro de día para adultos con discapacidad 
intelectual, es que se dio origen a un espacio de asamblea de concurrentes, llamada 
Comisión de Jóvenes. Dicho espacio surgió como resultado de algunas situaciones iniciales 
que acontecían respecto de las actividades que se realizaban los días sábados a modo de 
salidas socio-recreativas. El grupo en cuestión, conformado por jóvenes adultos con edades 
entre 20 y 40 años, portadores de una discapacidad intelectual tipificada como leve y 
moderada, concurren durante la semana a talleres de variados contenidos, vinculados a la 
exploración grupal e individual de un espacio donde construir herramientas nuevas que le 
posibiliten una circulación social diferente, a partir del establecimiento de lazos sociales. 
En el marco de experiencias grupales se trabaja en la gestación de un proyecto propio, en 
función de los intereses de cada quien y de acuerdo al relato que surge entre lo singular y lo 
grupal. 
Históricamente, los días sábados se realizaban salidas a diversos lugares de esparcimiento, 
siendo la planificación de estas propuestas parte del trabajo cotidiano del equipo 
profesional. Con el tiempo comenzó a vislumbrarse un exceso en la demanda propia de los 
 
 
concurrentes, quienes se ubicaban en una posición de pasividad y espera o propinando una 
mirada crítica acerca de las propuestas. El aburrimiento, fastidio y variadas resistencias 
dieron origen a una instancia de pensamiento y reflexión por parte del equipo respecto de 
sus prácticas, construyéndose una primer pregunta vinculada a dirimir si era el equipo quien 
tenía la tarea de organizar cómo divertirse, con quiénes y dónde. Dicho modo de pensar la 
intervención, ¿favorecía la autonomía?. O por el contrario, podría estar reproduciendo 
modalidades vinculares ligadas a ubicar un saber-hacer por fuera del sujeto con 
discapacidad, erigiéndose en ciertos deslizamientos omnipotentes por parte de los 
profesionales, que aún sin proponérselo, podían generar efectos desubjetivantes. 
 
Es de destacar que la posición que el profesional adopte en relación al ejercicio de su rol, y 
particularmente en función de su vínculo con el saber, será generador de efectos en los 
destinatarios que podrán observarse a posteriori de las intervenciones realizadas. Tomando 
los aportes de Fainblum (2008), un “…terapeuta/amo que requiere del paciente/esclavo. 
Amo y supuesto poseedor de todos los conocimientos. En lugar de intervenciones 
“habilitantes” emergerán aquellas obturantes a partir de un saber y tratamiento 
omnipotentes y organizados independientes del sujeto particular y de su demanda, 
quedando el mismo atrapado en el lugar de la ignorancia, el no saber, la incapacidad, la 
impotencia. Desubjetivizado y reducido a puro objeto…”.2 
 
Por otra parte, la tendencia a la reproducción discursiva de modelos escolares propios de la 
infancia, es un efecto observable tanto en los concurrentes como en sus familias, 
articulando demandas hacia la institución y sus profesionales y depositando en estos la 
ilusión de una omnipotencia reparadora. De ahí la posibilidad de adhesión a todo proyecto 
vinculado al equipo. Por otro lado, la relación con el profesional puede verse atravesada por 
un sentimiento de desesperanza y la fantasía de irreparabilidad. Frente a estas vicisitudes y 
la reflexión profesional acerca de la propia praxis, es que la apuesta en el espacio 
institucional descripto, fue la de abrir espacios para el encuentro y el despliegue de la 
 
2 FAINBLUM, A. (2008): Discapacidad. Una perspectiva clínica desde el psicoanálisis. 
Editorial La nave de los locos. Buenos Aires. 
 
 
responsabilidad subjetiva frente al propio tiempo libre y su planificación. Bajo la premisa 
de ubicar al coordinador grupal en el lugar de facilitador y colaborador en el sostenimiento 
de un espacio con lugar y respeto por la voz de cada integrante, es que fue necesario tolerar 
el momentáneo vacío y silencio, o la inicial pobreza y repetición de propuestas. Algo se 
subvertía y este movimiento no se transita sin miedos ni ambivalencias. Para el equipo, fue 
relevante soportar la confusión respecto de ubicar distancias óptimas, en la dirección de 
promover la autonomía sin correrse totalmente y dejar “solos” a los integrantes de grupo. 
Este segundo movimiento podría confrontar prematuramente con límites hasta el momento 
inéditos y podría conducir a que se renueve la dependencia inicial. Por otro lado, sostener 
una oscilación entre saber y no saber, acompañar sin invadir ni sobre-determinar desde 
representaciones ideales acerca de lo que se espera de un grupo adulto de personas con 
discapacidad intelectual en la actualidad. 
La experiencia grupal de la asamblea “Comisión de Jóvenes”, fue apropiándose 
paulatinamente de la organización de sus salidas, encontrándose con obstáculos 
organizativos, económicos y vinculares. Se observaron reiterados intentos por retornar a 
modalidades pretéritas, buscando la anuencia de los coordinadores a la hora de solucionar 
inconvenientes o reclamando que sea otro el que se encargue de tal o cual cosa, ya que eso 
“no lo podían hacer”. Se trataron de momentosprivilegiados para el ejercicio de la gestión, 
la confrontación con los límites impuestos por la realidad, la negociación con otros, la 
posibilidad de ceder, anticiparse, desplegar la propia palabra frente a otros, constituyendo 
puntos que dieron lugar a movimientos tendientes a la elaboración parcial de la castración. 
 
El grupo llevó adelante diversas acciones para las que fue necesario mucho dialogo, gestión 
y planificación. Entre ellas se pueden mencionar la organización de bailes en un boliche, 
actividades solidarias de intercambio comunitario, la puesta en marcha de un festival 
callejero invitando al barrio a participar, etc. A la par, se investigó sobre la Convención de 
DD.HH. para personas con discapacidad, inaugurando temas hasta el momento no 
abordados. Los mencionados movimientos generaron efectos de conmoción en los 
involucrados, en quienes se observó además, un paulatino empoderamiento sobre 
decisiones tanto significativas como cotidianas. Y así, hablando de potencia y límites, de 
 
 
dinero y trabajo, de crecer, moverse y animarse, es que se comenzó a hablar sobre “Vivir 
fuera de casa”. 
 
La aparición de la pregunta respecto de qué quiere hacer cada quien en relación a la 
temática del futuro y del llamado “proyecto de vida independiente”, abrió en primera 
medida un espacio familiar en donde “de esto” comienza a hablarse. Un espacio al diálogo 
(y al despliegue de resistencias asociadas a fantasías propias de las vicisitudes desarrolladas 
anteriormente). En segunda instancia, a pensarse como protagonistas en distintas 
alternativas a modo de proyectos propios pensados independientemente de la vejez o 
muerte de los padres. 
 
El tema del hogar propio hizo surgir reacciones iniciales ligadas a posiciones muy 
demandantes y omnipotentes. Vivencias de puro placer en donde no había cabida para las 
obligaciones, y se fantaseaban sin costo alguno. Asimismo se observó como fenómeno de 
Ilusión grupal, un primer momento de enamoramiento frente a la ligadura narcisista 
compartida: El grupo que participaba de la Comisión de jóvenes y que se encontraba en 
pleno proceso de pensamiento sobre el futuro, era el grupo que se autodenominaba de “los 
autónomos”. El resto, aquellos que no se identificaban con este movimiento o no elegían 
participar de las reuniones, quedaban por fuera y hasta marginados para la toma de 
decisiones grupales. Frente a estas circunstancias fue necesario convocar a asamblea 
general, con el objetivo de colaborar en la restitución del poder democrático. Aspectos 
vinculados a posiciones de poder y su relación con los significantes que circulan, del que 
todo grupo humano parece hacerse eco. 
La puesta en acción de intervenciones específicas institucionales tuvieron lugar frente al 
objetivo de conocer mejor las necesidades de cada integrante y su familia. De este modo, el 
equipo pudo optimizar los recursos ofrecidos y acompañar los procesos grupales e 
individuales por los que se atraviesa frente al desafío de diseñar un proyecto de vida 
independiente. Del mismo modo se promovió la apertura de espacios para la reflexión y 
escucha de las particularidades y el intercambio con el equipo psicoterapéutico en caso de 
ser necesario. Se convocó a las familias a involucrarse y apoyar el proyecto desde sus reales 
 
 
posibilidades, información que debió ser formalizada a la hora de ubicar narrativas que 
hacen a la consideración del caso por caso. 
Para lo antedicho, se implementaron cuestionarios optativos para los concurrentes 
involucrados, algunos autoadministrables y otros a ser tomados en el marco de una 
entrevista. Dicho relevo de información se propone rastrear las representaciones que 
circulan respecto a lo implica vivir en otro lugar, sin la compañía de los padres. 
Implicancias que recortan las herramientas adquiridas para hacer frente a la cotidianeidad y 
las inquietudes que cada quien identifica en términos de escenas temidas. Asimismo las 
ayudas necesarias y suficientes, y el grado de diálogo alcanzado en relación a la temática en 
el ámbito familiar. 
 
Por otra parte, se convocó a reuniones de padres y de hermanos, por separado y con un 
lugar de reunión que no sea la sede institucional. Así fue como el familiar que así lo 
deseaba, podía ofrecer su casa para recibir a otros con quienes compartir vivencias comunes 
y diversas, temores y dificultades para pensar y asumir el vértigo que implicaba los 
caminos iniciados por sus hijos y hermanos, adultos. Se realizaron intercambios con otros 
grupos de adultos con discapacidad en procesos similares, generando debates y efectos de 
multiplicación de sentidos. 
 
Conclusiones iniciales de un proceso en marcha 
Se renueva la importancia del despliegue de espacios destinados al juego en la clínica de la 
discapacidad, como modo de favorecer recursos subjetivos en los destinatarios y, en el caso 
que convoca este escrito, que se pondrán en juego a la hora de enfrentar situaciones que 
ineludiblemente la adultez y el paso del tiempo presentarán. 
Se hace necesario reflexionar permanentemente desde los equipos de trabajo, para no 
operar desde nuevos ideales que se erigen sobre modelos que, a la vez que promueven 
alternativas hasta el momento inéditas en el campo de la discapacidad, pueden también 
conducir a obstaculizar el despliegue de las versiones propias. Es decir, la estructuración de 
esquemas impuestos como recetas, invisibilizando y silenciando la voz de los verdaderos 
protagonistas. Sostener desde una ética profesional, una posición que soporte lo incierto. En 
 
 
este punto, el espacio de supervisión resulta un valioso recurso que invita a pensar y 
pensarse en el trabajo. 
Las acciones conducentes a intervenir en la promoción de una Habilitación Subjetiva en la 
construcción de un proyecto futuro, implican contemplar las situaciones que atraviesa toda 
la familia de un sujeto con discapacidad. Dichas intervenciones se proponen propiciar en 
los diferentes miembros del grupo familiar, la conmoción de posicionamientos y 
representaciones que pueden haberse cristalizado en el tiempo generando efectos 
desubjetivantes que cancelan la potencia creativa. 
El enfoque clínico entendido desde una perspectiva de respeto por la singularidad y los 
tiempos subjetivos, será una brújula en la artesanal tarea de identificar en cada sujeto con 
discapacidad, las condiciones de posibilidad para la toma de una posición frente a la 
palabra y respecto a su propio futuro. Será en el marco de un sujeto activo y hacedor de su 
propia vida que una capacitación para la autonomía cobrará valor de genuina herramienta. 
Un primer momento está en marcha. Se escribirán con el devenir del tiempo, nuevos 
capítulos en las diversas historias que comienzan a torcer un rumbo, que se abre para ser 
transitado en libertad e igualdad de oportunidades. 
 
FAINBLUM, A. (2008): Discapacidad. Una perspectiva clínica desde el psicoanálisis. 
Buenos Aires. Editorial La nave de los locos. 
FREUD, S. (1920): Más allá del principio de placer. En Obras Completas T.XVIII, 
Editorial Amorrortu. 
LACAN, J. (1988): Función y campo de la palabra y del lenguaje. En Escritos 1. Buenos 
Aires. Editorial Paidós. 
SILBERKASTEN, M. (2006): La construcción imaginaria de la discapacidad. Buenos 
Aires. Topia Editorial.

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