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FATIGA Y DEPRESIÓN EN ESCLEROSIS MÚLTIPLE

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UNIVERSIDAD DE 
BUENOS AIRES 
 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
TESIS DE GRADO 
 
 
“FATIGA Y DEPRESIÓN EN 
ESCLEROSIS MÚLTIPLE” 
 
 
 
Aldana Lucía Marinangeli 
L.U. 368230130 
 
Tutora de tesis 
Dra. Sandra Vanotti 
DNI: 16785254 
 
OCTUBRE 2016 
 
 
 
2 
 
ÍNDICE 
RESUMEN 04 
ABSTRACT 05 
1. INTRODUCCIÓN 06 
2. OBJETIVOS GENERALES Y ESPECÍFICOS 06 
 2.1 Objetivo general 06 
 2.2 Objetivo específico 06 
3. MARCO TEÓRICO 07 
 3.1 Neuropsicología 07 
 3.2 Esclerosis Múltiple: Consideraciones Generales 09 
 3.3 Fatiga 10 
 3.4 Depresión 11 
3.5 Calidad de Vida Relacionada con la Salud 11 
 3.6 Alteraciones Neuropsicológicas y funciones cognitivas 13 
4. METODOLOGÍA 14 
5. DESARROLLO 14 
5.1 Fatiga y depresión en EM 14 
5.2 Tipos de Depresión 15 
5.3 Depresión, deterioro y performance neuropsicológica 18 
 5.4 Evaluación de la depresión 19 
 5.5 Fatiga, deterioro y performance neuropsicológica 20 
3 
 
 5.6 Evaluación de la fatiga 22 
5.7 Calidad de Vida Relacionada con la Salud y 
su relación con la fatiga y la depresión en pacientes con EM 23 
6. DISCUSIÓN 25 
7. CONCLUSIÓN 27 
8. RECOMENDACIONES 28 
9. AGRADECIMIENTOS 29 
10. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 30 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
RESUMEN 
 
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune, la cual consiste 
en un proceso neurodegenerativo progresivo del sistema nervioso central que se 
presenta como una recaída inflamatoria aguda o un trastorno progresivo de la 
sustancia blanca del sistema nervioso central y es una importante causa de 
discapacidad en adultos jóvenes. La EM afecta a ciertas funciones cognitivas tales 
como la velocidad de procesamiento de la información, la memoria de trabajo, la 
atención, las funciones ejecutivas y la percepción visuo espacial, siendo gran parte 
de las veces acompañada por la fatiga y la depresión (Achiron et al., 2005). 
La fatiga y la depresión son dos síntomas nodales y comunes en la EM que 
afectan tanto la performance en la evaluación neuropsicológica como la calidad de 
vida relacionada con la salud en las personas que los padecen. Hacer una 
distinción entre la fatiga y la depresión es una actividad dificultosa ya que algunas 
características de la depresión también se observan en la fatiga, tales como, el 
cansancio, la pérdida de la motivación y desórdenes en el sueño. Es importante 
valorarlos y poder reconocerlos al planificar y desarrollar tanto una evaluación 
neuropsicológica como un plan de rehabilitación cognitiva ya que esto influirá en el 
mejoramiento de la calidad de vida relacionada con la salud del paciente y de su 
entorno. 
Durante la evaluación neuropsicológica en pacientes con EM se utiliza el 
Inventario de Depresión de Beck para valorar la severidad de la depresión en el 
paciente y la Escala de Severidad de la Fatiga para evaluar la severidad de la 
fatiga. 
PALABRAS CLAVE: Esclerosis Múltiple – neuropsicología – evaluación 
neuropsicológica- Calidad de vida relacionada con la salud – depresión - fatiga. 
 
 
5 
 
ABSTRACT 
 
Multiple Sclerosis (MS) is an autoimmune disease that involves a 
progressive neurodegenerative process of the central nervous system. It consists 
in an acute inflammatory relapse or progressive disorder of the white matter of the 
nervous central system and is the major cause of disability in young adults. In the 
one hand MS affects certain cognitive functions as the information processing 
speed, working memory, attention, executive functions and visuospatial perception. 
In the other hand, this is often combined with fatigue and depression. 
 Fatigue and depression are two common symptoms in MS and it both 
negatively affect the neuropsychological performance and Health- Related Quality 
of Life in MS patients. Knowledge about how to differentiate fatigue and depression 
is significant because some features of depression also represent fatigue 
characteristics as tiredness, loss of motivation and sleep disorders. 
 Value and recognize fatigue and depression is important during the 
planning and development of a neuropsychological assessment and cognitive 
rehabilitation because that will influence the improvement of health- related quality 
of life in MS patients. 
 
KEYWORDS: Multiple Sclerosis- neuropsychology – neuropsychological 
assessment – Health related quality of life. 
 
 
 
 
 
6 
 
1. INTRODUCCIÓN 
 
La presente tesis de Licenciatura desarrollará dos síntomas nodales dentro 
de la enfermedad de la esclerosis múltiple (EM), la depresión y la fatiga. Además, 
se centrará en su incidencia sobre las funciones neuropsicológicas y abordará la 
implicancia paulatina de estos síntomas en la calidad de vida relacionada con la 
salud (CVRS). 
 A través de este desarrollo se trasmitirá la importancia de valorar ambos 
síntomas, tanto en la planificación y administración de una batería 
neuropsicológica como en la rehabilitación neuropsicológica. 
 
2. OBJETIVOS GENERALES Y ESPECÍFICOS 
 
2.1 Objetivo general 
 
El objetivo general de la presente tesis es resaltar la importancia del 
conocimiento de los conceptos de fatiga y depresión en personas con EM. 
 
2.2 Objetivos específicos 
 
La presente tesis tiene como objetivos específicos 
a)Esclarecer los conceptos de fatiga y depresión relacionadas con la EM. 
b)Describir la relación entre la fatiga y la depresión con los déficits 
neuropsicológicos en pacientes con EM. 
7 
 
c)Describir métodos de evaluación tanto para la pesquisa de rasgos de depresión 
como de rasgos de fatiga. 
d)Analizar la influencia de la fatiga y la depresión en la calidad de vida relacionada 
con la salud (CVRS). 
 
3. MARCO TEÓRICO 
 
3.1 Neuropsicología 
 
La neuropsicología es una disciplina científica que se origina desde la 
neurología y la psicología, para más tarde ser impulsada por las ciencias 
cognitivas y las ciencias neurobiológicas (como la neuroanatomía, la 
neurofisiología y la neuroquímica) (Drake, 2007). 
Esta disciplina se dedica a estudiar la relación entre las estructuras y el 
funcionamiento del sistema nervioso central y los procesos cognitivos – 
comportamentales (Sociedad Neuropsicológica Argentina, 2003). Desde la 
psicología cognitiva, Ellis y Young (1992) sostienen que la neuropsicología estudia 
la forma en que el comportamiento es mediado por las estructuras y los procesos 
particulares del cerebro, abarcando aspectos como los deseos, las emociones y 
los componentes cognitivos de la vida mental. Asimismo, Goldstein y McNeil 
(2004) agregan que la neuropsicología consiste en la caracterización de fortalezas 
y debilidades de las funciones cognitivas, la explicación de la conducta que 
presenta un paciente y en la realización de inferencias acerca de las 
características funcionales y estructurales del cerebro de una persona, evaluando 
la conducta de un individuo en situaciones definidas de estímulo-respuesta (o tests 
neuropsicológicos que conforman una batería neuropsicológica) (Benton, 1994). 
8 
 
Ardilla (2012, p. 14) expresa que “Una batería psicológica o 
neuropsicológica es una colección de pruebas que evalúa un área o dominio 
cognoscitivo determinado […] o varios dominios cognoscitivos […]”. La batería 
misma se encarga de pesquisar si hay o no funciones cognitivas afectadas 
ayudando al diagnóstico de diversas enfermedades, pudiendo intervenir para 
realizar el seguimiento del paciente y constatar el deterioro o la recuperación del 
mismo en la rehabilitación o estimulación cognitiva (Drake, 2007). 
Asimismo, el rendimiento de una persona durante una evaluación puede 
verse afectado por múltiples factores tales como la edad, sexo, lenguaje, 
educación, nivel socioeconómico, antecedentes familiares, déficits sensoriales, 
consumode ciertos fármacos o drogas, etc. (López de Ibañez, 1998). También 
puede verse puede ser influenciada la performance debido a la depresión 
(Hildebrandt y Eling, 2014) y la fatiga (Krupp y Elkins, 2000). 
Finalmente la evaluación neuropsicológica tiene multivariados objetivos 
tales como: contribuir con el diagnóstico; evaluar las consecuencias de una 
enfermedad ya diagnosticada; describir el funcionamiento cognitivo actual del 
paciente determinando las capacidades alteradas y aquellas preservadas; 
planificar un tratamiento de rehabilitación valorando los efectos del tratamiento a 
posteriori y brindar información para el cuidado y seguimiento del paciente y 
brindar información y asesoramiento a los familiares de los pacientes (Drake, 
2007). 
En conclusión, el trabajo se enfocará desde la neuropsicología y desde la 
evaluación neuropsicológica. 
 
 
 
 
9 
 
3.2 Esclerosis múltiple: Consideraciones generales 
 
 La EM es una enfermedad autoinmune, la cual se presenta como una 
recaída inflamatoria aguda o un trastorno progresivo de la sustancia blanca del 
sistema nervioso central y es una causa importante de discapacidad en adultos 
jóvenes (Pirko y Nosewhorthy, 2007). En Argentina los estudios epidemiológicos 
revelan que la prevalencia de EM en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es de 
18 cada 100.000 habitantes. Aproximadamente entre el 70% al 80% de los 
diagnósticos se realizan en mujeres, con mayor frecuencia entre los treinta y 
cuarenta años de edad (Leist, 2014). 
Los dos principales procesos fisiopatológicos en la EM son la 
neurodegeneración e inflamación desmielinizante. La inflamación focal 
desmielinizante en el sistema nervioso central resulta en una recaída que describe 
la enfermedad en los estadios tempranos. La degeneración axonal puede 
comenzar tempranamente en el curso de la EM y la pérdida de neuronas 
permanece clínicamente oculta por varios años debido a una amplia reserva del 
sistema nervioso central. Cuando la reserva axonal disminuye, la degeneración 
axonal se vuelve clínicamente visible como una progresión crónica (Koch et al., 
2008). 
Según Díaz (como se citó en Vanotti, 2008) la EM es descripta como una 
enfermedad compleja debido a la variabilidad de síntomas y signos neurológicos 
que pueden abarcar, presentándose en forma aislada o asociada. Estos síntomas 
pueden dividirse en tres grupos, los primarios, como la debilidad, la fatiga, 
alteraciones cognitivas, la ataxia, el temblor, etc., los cuales son causados 
directamente por la desmielinización dentro del cerebro y en la médula espinal. Si 
estos síntomas primarios no son tratados devienen en los llamados síntomas 
secundarios, como las contracturas, escaras y osteoporosis. En último lugar, los 
síntomas terciarios son la consecuencia social y psicológica de los primarios y los 
10 
 
secundarios, incluyendo la depresión, problemas laborales, maritales, etc. 
(Fernández Liguori y Katz, 2008). 
La EM se presenta a través de tres diferentes formas clínicas: 
a) EM con recaída- remisión: Es la más frecuente ya que el 85% de los 
pacientes padecen esta forma clínica en el inicio de la enfermedad. Está 
caracterizada por episodios de disfunción neurológica que se 
manifiestan de manera aguda reconocidos como recaída, ataque, 
exacerbaciones o brotes. Estos episodios suelen estar separados por 
períodos de inactividad clínica llamados remisiones. 
b) EM secundaria-progresiva: Se infiere que, en 25 años, en más del 80% 
de los pacientes, la enfermedad cambia desde la EM recaída-remisión 
hacia la secundaria- progresiva donde los síntomas comienzan a 
progresar de manera lenta, produciendo deterioro gradual. 
c) EM primaria- progresiva: Se caracteriza por disfunción neurológica de 
aparición crónica con deterioro gradual irreversible que progresa a lo 
largo de los años. Genera discapacidad acumulativa fija con poca o nula 
regresión del déficit neurológico adquirido. Se infiere que un 10% de los 
individuos afectados por la EM presenten este tipo deforma clínica 
(Krementchuzki y Rush, 2008). 
 
3.3 Fatiga 
 
 La fatiga es uno de los síntomas discapacitantes más frecuentes en la EM y 
puede afectar entre el 70% y el 90% de los pacientes en estudios de corte 
transversal (Flachenecker, 2008). Se describe como una sensación abrumadora 
de cansancio, falta de energía o debilidad que es caracterizada individualmente y 
por parte de los cuidadores, como aquello que interfiere con la actividad cotidiana 
o deseada (Krupp, Serafin y Christtodoulou, 2008). 
11 
 
La fatiga es un síntoma dinámico, lo que significa que puede aparecer y 
desaparecer en distintos momentos y circunstancias. Para algunos pacientes con 
EM los síntomas son leves y molestos, para otros el síntoma los incapacita 
totalmente (Mills, 2012). 
 
3.4 Depresión 
 
La presencia de síntomas psiquiátricos en la EM se ha dado a conocer 
desde que Charcot (1879) reportó detalles clínicos-patológicos de la enfermedad. 
La depresión mayor es frecuente en la EM, con una prevalencia mayor al 50%. 
Además, la ideación suicida es relativamente común en personas con EM, y la 
depresión sobre estos pacientes a veces no es detectada ni tratada (Feinstein, 
2004). 
 La depresión, por lo tanto, modifica de manera terminante la calidad de vida 
relacionada con la salud en la EM, siendo ésta considerada el factor más 
determinante (Janardhan y Bakshi, 2000). Se diferencia de los síntomas 
depresivos sufridos en otras patologías o en grupos control ya que en la EM la 
depresión es crónica en tanto perseveran las puntuaciones más allá de los 10 
años (Koch et al., 2014). 
 
3.5 Alteraciones neuropsicológicas y funciones cognitivas 
 
Estudios en neuropsicología muestran que entre un 40-65% de pacientes 
con EM presentan deterioro cognitivo. Se puede hallar compromiso de la atención, 
la memoria, las funciones ejecutivas, las habilidades visoperceptivas, la velocidad 
de procesamiento de la información, y en menor medida el lenguaje (Achiron et al., 
2005). 
12 
 
La atención es una de las funciones afectadas y la misma se compone por 
una serie de procesos atencionales que facilitan, mejoran o inhiben otros procesos 
neuropsicológicos, asignando recursos cognitivos que permiten que la tarea que 
se lleva a cabo se realice de manera eficaz. La misma tiene tres componentes 
básicos: la selección, la vigilancia y el control. La atención selectiva refiere a la 
necesidad de seleccionar entre una cantidad grande de estímulos, aquellos que 
son relevantes, la atención sostenida alude al mantenimiento del nivel atencional 
por un período de tiempo dado y el control atencional, constituye el nivel 
jerárquicamente superior que permite focalizar, dividir y sostener la atención. Si 
estos tres aspectos funcionan de forma alterada, el sujeto no podrá ejecutar ni 
mantener una conducta dirigida frente a eventuales distractores (Drake, 2007). 
La memoria puede definirse según Tulving (como se citó en Harris 2007) 
como un sistema de procesamiento de información que opera a través de 
procesos de almacenamiento, codificación y recuperación. La memoria puede ser 
clasificada en memoria a largo plazo (memoria semántica, episódica y procedural) 
y memoria a corto plazo -memoria de trabajo-. 
Los subtipos de memoria afectados principalmente por la EM son la 
memoria episódica y la memoria de trabajo. La memoria episódica es aquella que 
se encarga de la codificación y almacenamiento de las experiencias personales, 
ligadas al contexto espacio temporal en donde ocurrieron. Según Tulving (como se 
citó en Harris, 2007) la memoria puede ser evaluada de forma verbal o visual. 
 Para Tompkins (como se citó en Harris, 2007) la memoria de trabajo es el 
sistema mnésico que permite el mantenimiento y la manipulación temporaria de la 
información durante la ejecución de un amplio rango de tareas y actividades de la 
vida diaria. 
Según Drake (2007)las funciones ejecutivas describen un conjunto de 
habilidades cognitivas que controlan y regulan otras capacidades más básicas 
como la atención, la memoria y las habilidades motoras. Están al servicio del logro 
de conductas dirigidas hacia un objetivo y a la resolución de ciertos problemas. 
13 
 
Ayudan al sujeto a adaptarse a situaciones nuevas o poco habituales cuando las 
rutinas de acción no son suficientes para la realización de la tarea. Cuando estas 
funciones se encuentran afectadas, el sujeto puede no ser capaz de un 
autocuidado satisfactorio, de realizar un trabajo remunerativo o útil, o de mantener 
relaciones sociales normales más allá de cómo se preserven las restantes 
capacidades cognitivas (Lezark et al., 2004). 
La viso-percepción se refiere, según Burín (2007) al reconocimiento de 
colores, formas y objetos, cuya falla puede alterar este funcionamiento. 
Por último, la velocidad de procesamiento se refiere al ritmo en el cual un 
sujeto recibe la información, la entiende y comienza a responder en relación a lo 
que recibió. Alteraciones al nivel de la velocidad de procesamiento, muestra un 
sujeto con respuestas correctas, pero en un tiempo excesivo (Drake, 2007). 
 
3.6 Calidad de vida relacionada con la salud 
 
La calidad de vida (CV) es un concepto multidimensional que incluye un 
amplio abanico de componentes como la satisfacción con la vida, la autoestima, la 
salud/funcionamiento y la posición socioeconómica, el bienestar físico, psicológico, 
las actividades, la libertad y realización de ambiciones, estado físico, el estado 
emocional, la interacción social e interacción somática, como así también un 
componente espiritual y familiar (Robinson Ramírez, 2007). 
 Por otra parte, la CV en relación con la salud (CVRS; Calidad de Vida 
Relacionada con la Salud) considera el bienestar de los pacientes tanto en su 
tratamiento como en el sustento de vida. La CVRS limita su interés a evaluar la 
calidad de los cambios como resultado de intervenciones médicas, debe 
restringirse a la experiencia que el paciente tiene de su enfermedad, a su vez 
caracteriza la experiencia del paciente como resultado de los cuidados médicos y 
persigue establecer el impacto de la enfermedad en la vida diaria. Por lo cual, la 
14 
 
CVRS se deriva de la autoevaluación que una persona hace sobre el impacto de 
una enfermedad en diferentes dominios de su vida (Urzúa, 2010). 
 
4. METODOLOGÍA 
 
La metodología implementada consistió en la recopilación de publicaciones 
de investigaciones en neuropsicología, referidas a la temática de la fatiga y la 
depresión focalizadas en la EM, evaluación neuropsicológica y deterioro 
neuropsicológico y sobre la afectación de la fatiga y la depresión sobre la calidad 
de vida relacionada a la salud. 
En función de esto, se siguió un programa de trabajo que implicó los 
siguientes pasos: estudio bibliográfico, revisión de investigaciones sobre la 
temática mencionada y redacción de la tesis de Licenciatura. 
 
5. DESARROLLO 
 
5.1 Fatiga y depresión en EM 
 
La fatiga y la depresión son dos síntomas comunes en pacientes con EM 
(Hildebrant y Eling, 2014). Ambas afectan la performance cognitiva de las 
personas con EM. Hacer una distinción entre la fatiga y la depresión es una 
actividad difícil ya que algunas características de la depresión también 
representan características fundamentales de la fatiga, tales como el cansancio, la 
pérdida de la motivación y diferentes desórdenes en el sueño (Maes et al., 2012). 
15 
 
Según Mills (2012), aunque estos síntomas sean caracterizados de manera 
similar, debemos considerarlos y analizarlos de manera independiente ya que, 
aunque anteriormente fuera relacionada la fatiga como resultado integral de la 
depresión, se ha encontrado que, en primer lugar, los pacientes con EM no suelen 
referir síntomas depresivos cuando describen la fatiga. En segundo lugar, la 
medicación antidepresiva no mejora la fatiga y, en tercer lugar, las personas con 
EM que duermen durante el día debido a la depresión, refieren sentirse peor, al 
contrario de aquellos que duermen durante el día debido a la fatiga. 
 
5.2 Tipos de Depresión 
 
En primer lugar, se debe hacer una distinción entre lo que significa un 
diagnóstico de trastorno depresivo mayor, trastorno del humor debido a afección 
médica y el rasgo depresivo medido por los test, ya que los tres pueden afectar a 
pacientes con EM y no poseer un mismo tratamiento. 
El rasgo depresivo medido y detectado a través de un test apropiado para la 
temática no confluye en un diagnóstico psiquiátrico de trastorno depresivo, sino 
que mide la presencia de síntomas depresivos durante un periodo mínimo 
contemplado (Sanz, García-Vera, Espinosa, Fortún y Vázquez, 2005). Para 
realizar un diagnóstico certero se necesita de una evaluación psiquiátrica y/o 
psicológica más completa. 
Orozco y Baldares (2012) plantean que el diagnóstico de depresión 
aplicando instrumentos de screening es muy inestable en cortos periodos de 
tiempo. Al menos la cuarta parte de los pacientes que satisfacen criterios para un 
probable diagnóstico de depresión en el screening, no los satisfacen dos semanas 
después. Esto ocurre debido a que los cuestionarios no incluyen información sobre 
la intensidad y consistencia de las quejas; no diferencian entre un estado 
16 
 
emocional temporal y un cuadro morboso más estable, ni son capaces de 
distinguir un trastorno depresivo del malestar psíquico o el sufrimiento. 
Asimismo, se plantea (Orozco y Baldares, 2012) que al medir los 
cuestionarios de screening de depresión lo que califica como ánimo negativo, 
sufrimiento emocional o malestar psíquico, se puede delimitar un ánimo depresivo 
al momento de la evaluación neuropsicológica que pueda afectar la performance 
cognitiva y alentar, en caso necesario, una interconsulta para una evaluación 
acentuada en los resultados obtenidos. 
El trastorno de depresión mayor según el Manual Diagnóstico y Estadístico 
de los Trastornos Mentales V (DSM V; Diagnostic Statistical Manual of Mental 
Disorders 5th Edition) (American Psyquiatric Asociation, 2013) se encuentra entre 
los Trastornos depresivos y está caracterizado por episodios determinados de al 
menos dos semanas de duración que implican cambios claros en el afecto, la 
cognición y las funciones neurovegetativas y remisiones interepisódicas. Los 
pacientes con trastorno depresivo mayor tienen más dolor, más enfermedades 
físicas, disminución del funcionamiento en las áreas física, social y personal. El 
rasgo principal del episodio depresivo mayor es un periodo de tiempo de al menos 
dos semanas durante el cual existe ánimo depresivo o pérdida del interés o del 
placer en casi todas las actividades (aunque el funcionamiento pueda parecer 
normal, en pacientes con episodios leves, la actividad requiere un esfuerzo 
notablemente elevado). El paciente debe experimentar al menos cuatro síntomas 
que incluyen cambios en el apetito o el peso y en la actividad psicomotora, 
pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida (el trastorno depresivo 
mayor tiene una alta mortalidad asociada al suicidio), sentimientos de inutilidad o 
culpa y dificultades para pensar, concentrarse o para tomar decisiones. Muchos 
pacientes refieren esta incapacidad para pensar, concentrarse o tomar pequeñas 
decisiones, están distraídos y se quejan de problemas de memoria, no pudiendo 
cumplir con algunas tareas si estas constituyen una fuerte demanda cognitiva. 
Por otro lado, el trastorno depresivo debido a otra afección médica 
(American Psyquiatric Asociation, 2013) tiene un rasgo esencial el cual se 
17 
 
caracteriza por un periodo de tiempo importante y persistente del estado de ánimo 
deprimido, una disminución notable del interés o del placer en todas o casi todas 
las actividades, que predomina en el cuadro clínico y la creencia de una relación 
causalcon los efectos fisiológicos directos de otra afección médica. La etiología es 
la variable esencial del trastorno depresivo debido a otra afección médica y por 
ello se necesita de una evaluación exhaustiva e integral de múltiples factores para 
realizar el juicio clínico valiéndose de datos científicos de la bibliografía que 
sugieren que podría existir una asociación directa entre la afección medica general 
en cuestión y el desarrollo de síntomas afectivos. 
Maes et al. (2012) argumentó la necesidad de hacer una distinción entre el 
comportamiento de la enfermedad y la depresión en sí misma -es decir, 
respectivamente, el trastorno depresivo debido a otra afección médica o trastorno 
depresivo mayor-. De acuerdo con esta distinción se alcanzaron importantes 
conclusiones valorando una diferencia importante entre ellas durante el transcurso 
de la enfermedad. En tanto que el comportamiento de la enfermedad tiene 
importantes consecuencias motivacionales y atencionales, estas desaparecen 
después de recuperarse de la recaída, son adaptativas y reversibles. Por otro lado 
la depresión no es completamente reversible y es acompañada con deterioro 
cognitivo, por lo cual es un factor desadaptativo con importantes consecuencias. 
Algunos autores (Gold e Irwin, 2009) describen que, en pacientes con EM, 
la depresión se manifiesta de manera frecuente. Se presume que la depresión 
puede ser interpretada tanto como una reacción a la enfermedad -trastorno 
depresivo mayor-, como consecuencia de la neurodegeneración frontal izquierda 
del sistema nervioso central y atrofia cerebral causados por el proceso de la 
enfermedad -trastorno depresivo debido a otra afección medica-. 
 
 
 
18 
 
5.3 Depresión, deterioro y performance cognitiva 
 
Como se dijo anteriormente, la depresión es un síntoma habitual que se 
presenta en personas que padecen EM (Siegert y Abernethy, 2005), aunque no se 
evidencie tan frecuentemente como la fatiga; los reportes indican que más del 
50% de los pacientes sufren depresión durante su vida. La prevalencia de la 
depresión es mayor en EM comparada con la población general -de 3 a 10 veces 
mayor- y con otras enfermedades neurológicas crónicas (Siegert y Abernethy, 
2005). Minden et al. (2014) señalaron que en relación a la población general, las 
tasas de prevalencia de pacientes con esta enfermedad se elevan en el trastorno 
depresivo mayor del 36% al 54% versus 16,2%. 
También se observa que en pacientes con EM, la depresión presenta una 
duración prolongada. Koch, Uyttenboogaart, van Harten, Heerings y De Keyser 
(2008) realizaron un estudio donde se llevó a cabo un seguimiento a pacientes con 
EM y con síntomas depresivos durante 10 años. Se encontró que las puntuaciones 
de depresión tomadas en un principio y a los 10 años de seguimiento no fueron 
significativamente diferentes, y además, más de la mitad de los pacientes 
deprimidos en un principio del estudio, continuaban deprimidos al finalizarlo luego 
de los 10 años. 
 En cuanto a la relación entre las alteraciones cognitivas y la depresión, 
siempre ha provocado controversias. Aunque en los últimos años, los estudios 
sugieren que la velocidad de procesamiento de la información, la memoria de 
trabajo y las funciones ejecutivas se encuentran deficitarias en pacientes con 
depresión de gravedad moderada a severa (Siegert y Abernethy, 2005). 
 Por su parte Feinstein (2004), revela que la depresión clínicamente 
significativa puede contribuir a la alteración de la capacidad cognitiva pero, en 
particular a déficits en la memoria de trabajo y, más concretamente, producir una 
disfunción ejecutiva. 
19 
 
 
En un estudio longitudinal sobre la incidencia de la fatiga y la depresión en 
las funciones cognitivas en pacientes con EM, Hildebrandt y Eling (2014) señalan 
que, en la visita basal, un puntaje alto en el ánimo depresivo se relaciona con 
déficits en el funcionamiento ejecutivo y en el aprendizaje de un test de memoria 
episódica verbal (California Verbal Learning Test; CVLT). En la segunda visita, 
pacientes con humor depresivo, obtenian puntuaciones bajas en un test atencional 
conocido como Paced Auditory Serial Addition Test (PASAT), y en el CVLT. Según 
este estudio se deduce que el estado de ánimo depresivo en la visita dos estaba 
relacionado con problemas en la memoria y en las funciones ejecutivas. 
Resultados similares a los expuestos anteriormente fueron encontrados en 
un estudio de Christodoulou et al. (2009) para predecir los cambios cognitivos en 
relación a la fatiga y a la depresión. Los autores describieron que el aumento en 
los niveles de afecto negativo se relacionó con menor rendimiento en lo cognitivo, 
en el funcionamiento del aprendizaje verbal y visuoespacial, y en las funciones 
ejecutivas. Y de esta forma, la depresión fue considerada el único predictor del 
deterioro cognitivo (Christodoulou et al., 2009). 
 
5.4 Evaluación de la Depresión 
 
En relación a los instrumentos administrados para diagnosticar y cuantificar 
la gravedad de la depresión, se debe considerar los síntomas vegetativos de la 
enfermedad de la EM, tales como la fatiga, la falta de concentración, la pérdida de 
peso o las dificultades de sueño que, como se señaló anteriormente, pueden 
confundirse con síntomas característicos de la depresión (Siegert y Abernethy, 
2005). 
Dada esta superposición de síntomas para la evaluación de la depresión se 
utiliza el Inventario de Depresión de Beck (IDB II). Este inventario es una escala 
autoaplicada que se utiliza en adultos y adolescentes desde los 13 años para 
20 
 
conocer acerca del auto-reporte de depresión de la persona. Esta versión consta 
de 21 ítems entre los cuales se encuentran incluidas secciones sobre tristeza, 
llanto, pérdida del placer, sentimientos de fracaso y de culpa, pensamientos o 
deseos de suicidio, pesimismo, apetito, deseo sexual o trastornos del sueño, etc., 
en donde la persona debe seleccionar en cada ítem una entre cuatro opciones que 
aumentan en gravedad (Brenlla y Rodríguez, 2006). 
Los síntomas englobados en cada ítem corresponden a criterios para el 
diagnóstico de los trastornos depresivos recogidos en el DSM-IV (Diagnostic 
Statistical Manual of Mental Disorders 4th Edition) y CIE-10 (Clasificación 
estadística internacional de Enfermedades y Problemas relacionados con la 
salud). 
Las puntuaciones mínima y máxima en el test son 0 y 63. Se han 
establecido puntuaciones de corte que permiten clasificar a los evaluados en un 
grupo entre los cuatro existentes: mínima depresión (0-13), depresión leve (14-19), 
depresión moderada (20-28) y depresión grave (29-63). 
Aunque principalmente se administre el BDI II para la detección de rasgos 
depresivos, también puede utilizarse la Escala de Depresión de Hamilton (HDRS: 
Hamilton Depresion Rating Scale) (1960) la cual es una escala heteroaplicada de 
entre 0-52 puntos y está diseñada para ser utilizada en pacientes que ya fueron 
diagnosticados previamente con depresión, con el objetivo de evaluar de forma 
cuantitativa la gravedad de los síntomas y valorar los cambios del paciente 
deprimido. 
Si bien tiene una versión original que consta de 21 ítems, posteriormente se 
realizó una versión reducida con 17 ítems. Los mismos son humor depresivo, 
sentimientos de culpa, suicidio, insomnio precoz, insomnio intermedio, trabajo y 
actividades, inhibición psicomotora, agitación psicomotora, ansiedad psíquica, 
ansiedad somática, síntomas somáticos gastrointestinales, síntomas somáticos 
generales, síntomas genitales, hipocondría, pérdida de peso e introspección. Cada 
temática tiene entre tres y cinco respuestas posibles que van del 0-2 y del 0-4 
21 
 
respectivamente. Los puntajes de corte son: 0-7 No deprimido, 8-13 depresión 
ligera/menor, 14-22 depresión severa, >23 depresión muy severa (Hamilton, 
1967). 
 
5.5 Fatiga, deterioro y performance cognitiva 
 
Millsy Young (2008) señalan a la fatiga como una alteración reversible, 
motora y cognitiva, con reducción de la motivación y con un mayor deseo de 
descanso que puede aparecer de manera espontánea o provocada por la 
actividad física o mental, por una infección aguda o por ingestión de alimentos. 
Esta mejora con sueño durante el día o con descanso. En ciertos pacientes puede 
presentarse de forma habitual y persistir durante años. 
Se ha podido demostrar que la fatiga ha sido el síntoma individual más 
reportado por los pacientes con EM. Es uno de los síntomas discapacitantes más 
frecuentes en la EM y puede afectar entre el 70% y el 90% de los pacientes 
(Flachenecker, 2008). Las causas de la fatiga aún no son conocidas y diversas 
investigaciones sugieren un origen multidimensional de la misma (Mills y Youngs, 
2010). 
 Como se dijo anteriormente, la fatiga es de alta prevalencia en la EM, al 
igual que las alteraciones cognitivas, por lo cual es esperable que un alto 
porcentaje de sujetos padezcan fatiga y que su rendimiento cognitivo este 
alterado. Mills y Young (2008) reportaron la dificultad en pacientes de 
concentrarse en tareas simples. Al mismo tiempo reportaron que la concentración 
de estos pacientes empeora durante el transcurso del día y que cometen 
equivocaciones cuando están cansados. 
Sin embargo, aunque algunos autores apoyan la correlación entre el 
aumento de la fatiga y el deterioro de la velocidad de procesamiento y la atención 
(Krupp y Elkins, 2000), otros autores (Morrow et al., 2009) destacan que si el 
22 
 
estudio continua durante un tiempo prolongado, no se encuentra una relación 
significativa entre la fatiga y el rendimiento en la performance cognitiva, haciendo 
difícil especificar si existe fehacientemente una relación directa entre la 
performance cognitiva y la fatiga. Morrow et al. (2009) reveló que si bien, en 
relación a la fatiga, las personas con EM mostraban puntuaciones 
significativamente más altas que los controles sanos, no se hallaron correlaciones 
estadísticamente significativas entre la fatiga y el rendimiento cognitivo. Aunque sí 
pudo moderadamente asociarse la fatiga con la depresión. 
Por otro lado, Sandroni et al. (como se citó en Landete y Casanova, 2001) 
describen que los tratamientos que se utilizan para la fatiga, como la Amantadina y 
Pemoline, no mejoran el rendimiento cognitivo en estos pacientes, en comparación 
con los grupos placebo, por lo que otros autores concluyen que el deterioro 
cognitivo es independiente de la fatiga. 
 
5.6 Evaluación de la fatiga 
 
Entre las escalas de autoinformación utilizadas más comúnmente en la EM 
se encuentran la Escala de Severidad de Fatiga (Fatigue Severity Scale, FSS) de 
la Multiple Sclerosis Council for Clinical Practice Guidelines (2001) y la Escala 
Modificada de Impacto de la Fatiga (Modified Fatigue Impact Scale). 
Ambas escalas son cortas, rápidas, de fácil administración y tienen una 
amplia validez y fiabilidad. Han sido aplicadas y probadas en grandes muestras de 
pacientes y en muestras control, mostrando buena adecuación a otras mediciones 
de fatiga permaneciendo estables en el tiempo si no se ha implementado ninguna 
terapéutica contra la fatiga y respondiendo a cambios en ella debido a la 
progresión o tratamiento de la enfermedad (Krupp, 2012). 
La Escala de Severidad de la Fatiga fue diseñada por Krupp, LaRocca, 
Muir-Nash y Steinberg (1989) para la valoración de este síntoma en neurología. 
23 
 
Los principales estudios se han llevado a cabo en pacientes con esclerosis 
múltiple, lupus eritematoso sistémico, poliomielitis y en enfermedades diversas 
como trastornos del sueño. Deriva de una versión previa de 28 ítems. Es una 
escala multidimensional que valora aspectos psicosociales y genéricos. 
Consta de 9 ítems con respuestas que puntúan entre 1 y 7 según la 
intensidad de fatiga que percibe el paciente. Para obtener la puntuación final se 
requiere la suma de todas las respuestas y dividirlo entre los 9 ítems. El puntaje de 
corte se sitúa en 4 para diferenciar entre la ausencia y presencia del síntoma. 
La Escala Modificada de Impacto de la Fatiga (MFIS) utiliza un enfoque 
multidimensional de 21 ítems que engloba tres importantes sub-escalas que 
abarcan aspectos cognitivos, físicos y psicosociales. La dimensión física se asocia 
mayormente con medidas de discapacidad motriz tales como la Escala Expandida 
del Estado de Discapacidad (Expanded Disability Status Scale, EDSS) (Krupp, 
2012). Su puntaje final oscila entre 0 y 84 siendo 38 el puntaje de corte 
establecido para definir la presencia o no de fatiga. 
Como desventaja podemos señalar que las mediciones autoaplicadas 
sufren de sesgo de memoria y los pacientes pueden verse influenciados por el 
contexto en el que se evalúa la fatiga (Krupp, 2012). 
 
5.7 Calidad de Vida Relacionada con la Salud y su influencia con la 
fatiga y la depresión en pacientes con EM 
 
La CVRS en pacientes con EM está significativamente afectada en 
comparación con la población en general y con otros pacientes crónicos. 
(Janardhan y Bakshi, 2000). Los pacientes con EM lidian con significativas 
limitaciones en su autonomía debido a la multiplicidad de síntomas discapacitantes 
que la enfermedad presenta. 
24 
 
Según Patti et al. (2002) tanto la depresión como la fatiga son factores que 
tienen incidencia sobre la CVRS. En un estudio realizado por Janardhan y Bakshi 
(2002) se comparó entre pacientes con EM con fatiga y sin fatiga y a su vez 
pacientes con EM con depresión y sin ella. Allí se encontró que la fatiga y la 
depresión están relacionadas con un bajo puntaje en CVRS independientemente 
al curso clínico de la enfermedad o al estado de la discapacidad de los pacientes. 
En esta investigación, en relación a la fatiga, se señaló que se encuentra 
deteriorada en relación a la CVRS, la percepción de la salud debido a la limitación 
física y tendencia al deterioro del funcionamiento social. Además, en 
correspondencia a la depresión, se encuentra deteriorada la percepción de la 
salud, disfunciones sexuales, angustia, salud mental, disfunciones emocionales y 
limitaciones concernidos a problemas emocionales (Janardhan y Bakshi, 2002). 
 Patti et. al. (2003) han demostrado que los síntomas depresivos influyen 
sobre la CVRS. Los pacientes que obtienen un puntaje alto en el Inventario de 
Depresión de Beck, tienen bajos puntajes en técnicas que evalúan la CVRS. Por 
su parte, Fruehwald et al. (2001) señaló a la depresión como el más fuerte 
predictor de una disminución en la CVRS. 
Patti et al. (2003) agrega que la depresión afecta gravemente a la CVRS en 
su totalidad ya que influye fuertemente sobre la salud mental y tiene un claro 
impacto en la salud en general, en el rol emocional, en la función física y en la 
vitalidad de los pacientes con EM. 
Una investigación realizada por Benito-León et al. (2002) en relación con las 
consecuencias sociales de la enfermedad muestran cómo las alteraciones 
cognitivas y los síntomas descriptos anteriormente, en particular la discapacidad 
física, origina que el 70% de la población con EM que la sobrelleva por un tiempo 
prolongado se encuentre desempleado, divorciado y aislado socialmente. Al 
referirse a la temática laboral en CVRS, Jongen et al. (2014) señalan que luego de 
un año del diagnóstico de EM, algunos pacientes con depresión y fatiga se 
encuentran afectados de forma negativa en relación a la cantidad de horas 
trabajadas, es decir, que trabajan significativamente un número de horas menor. 
25 
 
Alrededor de 4 años después del diagnóstico el 30% de los pacientes están 
jubilados por discapacidad o reciben ayuda de servicios sociales. En la 
enfermedad de la EM la discapacidad total, los problemas en la movilidad en 
miembros superiores e inferiores, la fatiga y los síntomas cognitivos confieren un 
riesgo alto en el estatus vocacional (Jongen et al.,2014). 
Cores, Vanotti, Burín, Politis y Villa (2014) señalan que la pérdida de trabajo 
es una de las más grandes preocupaciones que recaen sobre las personas que 
padecen EM, dado que esta enfermedad afecta en gran parte a personas que se 
encuentran en edad activa y que son económicamente responsables de sus 
familias. La pérdida del trabajo genera sentimientos de frustración y baja 
autoestima, que, a su vez, alteran la salud mental y la CVRS del paciente (Patti et 
al., 2007), incluso controlando su nivel de discapacidad. 
Existen distintos cambios en la situación laboral, como el absentismo, la 
reducción en la responsabilidad o la cantidad de horas de trabajo, la incapacidad 
transitoria temprana y, finalmente, el desempleo. La EM puede inducir estas 
complicaciones de distintas formas. Por ejemplo, las ausencias al trabajo pueden 
generarse debido a las recaídas por períodos variables, desde dos semanas a 
seis meses, pero también debido a las consultas médicas, los estudios y el 
tratamiento de rehabilitación (Ivanova et al., 2009). 
 
6. DISCUSIÓN 
 
 La fatiga y la depresión son, como se describió anteriormente, dos síntomas 
centrales dentro de la enfermedad de la EM. La fatiga es uno de los síntomas 
discapacitantes más frecuentes en la EM y puede afectar entre el 70% y el 90% de 
los pacientes. Se describe como una sensación abrumadora de cansancio, falta de 
energía o debilidad que es caracterizada tanto individualmente como por parte de 
los cuidadores, como aquello que interfiere con la actividad cotidiana o deseada. 
26 
 
Además, la fatiga puede ser una manifestación inicial de EM y puede señalizar 
una inminente recaída. 
 Por su parte, la depresión es el trastorno psiquiátrico frecuente en la EM 
con una prevalencia mayor al 50%, esta misma puede deberse a: una reacción 
emocional frente al diagnóstico de la enfermedad crónica y/o al resultado del 
deterioro neurológico que la misma enfermedad provoca. Tiene como 
características el estado de ánimo triste o depresivo, la pérdida de interés o placer 
en ciertas actividades, la aparición de sentimientos de culpa, ideación suicida, 
insomnio o hipersomnia y pérdida o ganancia de peso significativo. 
En cuanto a la relación de la fatiga y los déficits neuropsicológicos podemos 
marcar que algunos estudios encuentran afectada la velocidad de procesamiento y 
la atención (Krupp y Elkins, 2000), aunque no hay acuerdo entre todos los autores 
(Morrow et al., 2009) respecto a ello, ya que, algunos encuentran a la fatiga y al 
deterioro en las funciones cognitivas como independientes entre ellas. Asimismo, 
la depresión en pacientes con EM afecta la velocidad de procesamiento de la 
información, la memoria de trabajo, la memoria episódica verbal, el aprendizaje 
verbal y visuoespacial y, las funciones ejecutivas (Siegert y Abernethy, 2005; 
Feinstein, 2004). 
 En relación a los instrumentos que pueden utilizarse para evaluar estos dos 
síntomas se cuenta, para la evaluación de presencia de fatiga, con el Fatigue 
Severity Scale (FSS) y La Escala Modificada de Impacto de la Fatiga (MFIS. En 
relación con la depresión se puede administrar tanto el Inventario de Depresión de 
Beck (IDB II) y la Escala de Depresión de Hamilton (HDRS) como dos métodos de 
pesquisa diferentes con los cuales evaluar la presencia de rasgos de depresión. 
 Por último, según Janardhan y Bakshi (2002) tanto la depresión como la 
fatiga afectan negativamente a la CVRS. En relación a la fatiga se ve afectada en 
tanto la percepción de la salud debido a la limitación física y tendencia al deterioro 
del funcionamiento social. Y en relación a la depresión se ve afectada en cuanto a: 
la percepción de la salud, disfunciones sexuales, angustia, salud mental, 
27 
 
disfunciones emocionales y limitaciones concernidas a problemas emocionales. 
Además, altos puntajes en instrumentos de screening sobre depresión puede ser 
predictores de una disminución en la CVRS, ya que influye fuertemente sobre la 
salud mental y tiene un claro impacto en la salud en general, en el rol emocional, 
en la función física y en la vitalidad (Patti et al., 2003; Fruehwald et al., 2001) 
 
7. CONCLUSIÓN 
 
Se realizó un recorrido bibliográfico para describir la depresión y la fatiga 
como síntomas de la enfermedad de la EM independientes entre sí, recopilando 
información acerca de cómo ambas afectan al paciente tanto en su performance 
cognitiva como en su CVRS. Además de valorar la importancia de que sean 
evaluados durante la aplicación de una batería neuropsicológica y poner marcha 
estrategias en la planeación de actividades de rehabilitación cognitiva. 
Aunque en la actualidad se continúe sobre el debate acerca de la relación 
entre la fatiga y el deterioro cognitivo, es importante reconocerlo debido a que 
pueden verse deterioradas, en correlación a este síntoma, tanto la atención como 
la velocidad de procesamiento de la información. En relación a la fatiga, es 
importante rastrear cuidadosamente su presencia en pacientes con EM para poder 
implementar estrategias que contrarresten su efecto en el funcionamiento diario 
del paciente. 
También, detectar rasgos depresivos en un paciente con EM colaborará 
tanto en una mejor interpretación de los resultados obtenidos durante la 
administración de la batería neuropsicológica, como en la detección de un posible 
trastorno depresivo mayor o trastorno depresivo debido otra afección médica. 
En relación a la CVRS, se ha encontrado que tanto la fatiga como la 
depresión están relacionadas a un bajo puntaje en CVRS (Fruehwald, 2002). La 
fatiga perjudica la percepción de la salud debido a la limitación física y tendencia al 
28 
 
deterioro del funcionamiento social, y la depresión. Además, afecta la percepción 
de la salud, disfunciones sexuales, angustia, salud mental, disfunciones 
emocionales y limitaciones concernidos a problemas emocionales. 
Por otro lado, se ha descripto que incrementar los conocimientos sobre el 
perfil de riesgo de la pérdida laboral y conocer el impacto de la enfermedad sobre 
la vida laboral de los pacientes en relación a estos dos síntomas, ayuda a 
incorporar técnicas que puedan detectarlos, desarrollar tratamientos de 
rehabilitación e intervenciones preventivas. 
Rastrear rasgos de fatiga y depresión durante una evaluación 
neuropsicológica comprendiendo su relación con la CVRS es significativo ya que 
tanto los tratamientos farmacológicos como los no farmacológicos son efectivos en 
el tratamiento de la fatiga y la depresión en pacientes con EM, ayudando a estos 
pacientes a mejorar su CVRS. 
 
8. RECOMENDACIONES 
 
A partir de lo estudiado se recomienda que se pueda complementar la 
evaluación neuropsicológica con la administración de técnicas que detecten la 
presencia de rasgos de fatiga y depresión en centros de salud públicos. La 
detección temprana puede colaborar en la elaboración de un plan de rehabilitación 
y/o la aplicación de un plan farmacológico y ocupacional eficaz en caso de la fatiga 
o una derivación a un profesional para realizar una terapia psicológica y/o 
farmacológica a fin de mejorar o mantener la CVRS de la persona. 
 
 
 
29 
 
9. AGRADECIMIENTOS 
 
 Agradezco, en primer lugar, la ayuda e infinita paciencia de la Dra. Sandra 
Vanotti para la elaboración de esta tesis de licenciatura. 
 A mi madre Marcela, mi padre Gabriel, mi hermana Camila y mi pareja 
Germán, por el ánimo y apoyo incondicional en todas mis decisiones y acciones 
durante mi vida y carrera. 
 A mi abuela Haydeé y mi tío Pablo, dos grandes ejemplos de personas, 
consejeros y guías en mi vida. 
 A mis grandes amigas y compañeras de carrera Paula y Ligeia, por su gran 
apoyo tanto en los buenos, como en los malos momentos. 
 Al equipo de neuropsicólogas del Hospital General de Agudos José María 
Ramos Mejía por darme un cálido espacio entre ellas y permitirme seguir 
aprendiendo.30 
 
10. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 
 
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