Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE PSICOLOGÍA TESIS DE GRADO “FATIGA Y DEPRESIÓN EN ESCLEROSIS MÚLTIPLE” Aldana Lucía Marinangeli L.U. 368230130 Tutora de tesis Dra. Sandra Vanotti DNI: 16785254 OCTUBRE 2016 2 ÍNDICE RESUMEN 04 ABSTRACT 05 1. INTRODUCCIÓN 06 2. OBJETIVOS GENERALES Y ESPECÍFICOS 06 2.1 Objetivo general 06 2.2 Objetivo específico 06 3. MARCO TEÓRICO 07 3.1 Neuropsicología 07 3.2 Esclerosis Múltiple: Consideraciones Generales 09 3.3 Fatiga 10 3.4 Depresión 11 3.5 Calidad de Vida Relacionada con la Salud 11 3.6 Alteraciones Neuropsicológicas y funciones cognitivas 13 4. METODOLOGÍA 14 5. DESARROLLO 14 5.1 Fatiga y depresión en EM 14 5.2 Tipos de Depresión 15 5.3 Depresión, deterioro y performance neuropsicológica 18 5.4 Evaluación de la depresión 19 5.5 Fatiga, deterioro y performance neuropsicológica 20 3 5.6 Evaluación de la fatiga 22 5.7 Calidad de Vida Relacionada con la Salud y su relación con la fatiga y la depresión en pacientes con EM 23 6. DISCUSIÓN 25 7. CONCLUSIÓN 27 8. RECOMENDACIONES 28 9. AGRADECIMIENTOS 29 10. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 30 4 RESUMEN La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune, la cual consiste en un proceso neurodegenerativo progresivo del sistema nervioso central que se presenta como una recaída inflamatoria aguda o un trastorno progresivo de la sustancia blanca del sistema nervioso central y es una importante causa de discapacidad en adultos jóvenes. La EM afecta a ciertas funciones cognitivas tales como la velocidad de procesamiento de la información, la memoria de trabajo, la atención, las funciones ejecutivas y la percepción visuo espacial, siendo gran parte de las veces acompañada por la fatiga y la depresión (Achiron et al., 2005). La fatiga y la depresión son dos síntomas nodales y comunes en la EM que afectan tanto la performance en la evaluación neuropsicológica como la calidad de vida relacionada con la salud en las personas que los padecen. Hacer una distinción entre la fatiga y la depresión es una actividad dificultosa ya que algunas características de la depresión también se observan en la fatiga, tales como, el cansancio, la pérdida de la motivación y desórdenes en el sueño. Es importante valorarlos y poder reconocerlos al planificar y desarrollar tanto una evaluación neuropsicológica como un plan de rehabilitación cognitiva ya que esto influirá en el mejoramiento de la calidad de vida relacionada con la salud del paciente y de su entorno. Durante la evaluación neuropsicológica en pacientes con EM se utiliza el Inventario de Depresión de Beck para valorar la severidad de la depresión en el paciente y la Escala de Severidad de la Fatiga para evaluar la severidad de la fatiga. PALABRAS CLAVE: Esclerosis Múltiple – neuropsicología – evaluación neuropsicológica- Calidad de vida relacionada con la salud – depresión - fatiga. 5 ABSTRACT Multiple Sclerosis (MS) is an autoimmune disease that involves a progressive neurodegenerative process of the central nervous system. It consists in an acute inflammatory relapse or progressive disorder of the white matter of the nervous central system and is the major cause of disability in young adults. In the one hand MS affects certain cognitive functions as the information processing speed, working memory, attention, executive functions and visuospatial perception. In the other hand, this is often combined with fatigue and depression. Fatigue and depression are two common symptoms in MS and it both negatively affect the neuropsychological performance and Health- Related Quality of Life in MS patients. Knowledge about how to differentiate fatigue and depression is significant because some features of depression also represent fatigue characteristics as tiredness, loss of motivation and sleep disorders. Value and recognize fatigue and depression is important during the planning and development of a neuropsychological assessment and cognitive rehabilitation because that will influence the improvement of health- related quality of life in MS patients. KEYWORDS: Multiple Sclerosis- neuropsychology – neuropsychological assessment – Health related quality of life. 6 1. INTRODUCCIÓN La presente tesis de Licenciatura desarrollará dos síntomas nodales dentro de la enfermedad de la esclerosis múltiple (EM), la depresión y la fatiga. Además, se centrará en su incidencia sobre las funciones neuropsicológicas y abordará la implicancia paulatina de estos síntomas en la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS). A través de este desarrollo se trasmitirá la importancia de valorar ambos síntomas, tanto en la planificación y administración de una batería neuropsicológica como en la rehabilitación neuropsicológica. 2. OBJETIVOS GENERALES Y ESPECÍFICOS 2.1 Objetivo general El objetivo general de la presente tesis es resaltar la importancia del conocimiento de los conceptos de fatiga y depresión en personas con EM. 2.2 Objetivos específicos La presente tesis tiene como objetivos específicos a)Esclarecer los conceptos de fatiga y depresión relacionadas con la EM. b)Describir la relación entre la fatiga y la depresión con los déficits neuropsicológicos en pacientes con EM. 7 c)Describir métodos de evaluación tanto para la pesquisa de rasgos de depresión como de rasgos de fatiga. d)Analizar la influencia de la fatiga y la depresión en la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS). 3. MARCO TEÓRICO 3.1 Neuropsicología La neuropsicología es una disciplina científica que se origina desde la neurología y la psicología, para más tarde ser impulsada por las ciencias cognitivas y las ciencias neurobiológicas (como la neuroanatomía, la neurofisiología y la neuroquímica) (Drake, 2007). Esta disciplina se dedica a estudiar la relación entre las estructuras y el funcionamiento del sistema nervioso central y los procesos cognitivos – comportamentales (Sociedad Neuropsicológica Argentina, 2003). Desde la psicología cognitiva, Ellis y Young (1992) sostienen que la neuropsicología estudia la forma en que el comportamiento es mediado por las estructuras y los procesos particulares del cerebro, abarcando aspectos como los deseos, las emociones y los componentes cognitivos de la vida mental. Asimismo, Goldstein y McNeil (2004) agregan que la neuropsicología consiste en la caracterización de fortalezas y debilidades de las funciones cognitivas, la explicación de la conducta que presenta un paciente y en la realización de inferencias acerca de las características funcionales y estructurales del cerebro de una persona, evaluando la conducta de un individuo en situaciones definidas de estímulo-respuesta (o tests neuropsicológicos que conforman una batería neuropsicológica) (Benton, 1994). 8 Ardilla (2012, p. 14) expresa que “Una batería psicológica o neuropsicológica es una colección de pruebas que evalúa un área o dominio cognoscitivo determinado […] o varios dominios cognoscitivos […]”. La batería misma se encarga de pesquisar si hay o no funciones cognitivas afectadas ayudando al diagnóstico de diversas enfermedades, pudiendo intervenir para realizar el seguimiento del paciente y constatar el deterioro o la recuperación del mismo en la rehabilitación o estimulación cognitiva (Drake, 2007). Asimismo, el rendimiento de una persona durante una evaluación puede verse afectado por múltiples factores tales como la edad, sexo, lenguaje, educación, nivel socioeconómico, antecedentes familiares, déficits sensoriales, consumode ciertos fármacos o drogas, etc. (López de Ibañez, 1998). También puede verse puede ser influenciada la performance debido a la depresión (Hildebrandt y Eling, 2014) y la fatiga (Krupp y Elkins, 2000). Finalmente la evaluación neuropsicológica tiene multivariados objetivos tales como: contribuir con el diagnóstico; evaluar las consecuencias de una enfermedad ya diagnosticada; describir el funcionamiento cognitivo actual del paciente determinando las capacidades alteradas y aquellas preservadas; planificar un tratamiento de rehabilitación valorando los efectos del tratamiento a posteriori y brindar información para el cuidado y seguimiento del paciente y brindar información y asesoramiento a los familiares de los pacientes (Drake, 2007). En conclusión, el trabajo se enfocará desde la neuropsicología y desde la evaluación neuropsicológica. 9 3.2 Esclerosis múltiple: Consideraciones generales La EM es una enfermedad autoinmune, la cual se presenta como una recaída inflamatoria aguda o un trastorno progresivo de la sustancia blanca del sistema nervioso central y es una causa importante de discapacidad en adultos jóvenes (Pirko y Nosewhorthy, 2007). En Argentina los estudios epidemiológicos revelan que la prevalencia de EM en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es de 18 cada 100.000 habitantes. Aproximadamente entre el 70% al 80% de los diagnósticos se realizan en mujeres, con mayor frecuencia entre los treinta y cuarenta años de edad (Leist, 2014). Los dos principales procesos fisiopatológicos en la EM son la neurodegeneración e inflamación desmielinizante. La inflamación focal desmielinizante en el sistema nervioso central resulta en una recaída que describe la enfermedad en los estadios tempranos. La degeneración axonal puede comenzar tempranamente en el curso de la EM y la pérdida de neuronas permanece clínicamente oculta por varios años debido a una amplia reserva del sistema nervioso central. Cuando la reserva axonal disminuye, la degeneración axonal se vuelve clínicamente visible como una progresión crónica (Koch et al., 2008). Según Díaz (como se citó en Vanotti, 2008) la EM es descripta como una enfermedad compleja debido a la variabilidad de síntomas y signos neurológicos que pueden abarcar, presentándose en forma aislada o asociada. Estos síntomas pueden dividirse en tres grupos, los primarios, como la debilidad, la fatiga, alteraciones cognitivas, la ataxia, el temblor, etc., los cuales son causados directamente por la desmielinización dentro del cerebro y en la médula espinal. Si estos síntomas primarios no son tratados devienen en los llamados síntomas secundarios, como las contracturas, escaras y osteoporosis. En último lugar, los síntomas terciarios son la consecuencia social y psicológica de los primarios y los 10 secundarios, incluyendo la depresión, problemas laborales, maritales, etc. (Fernández Liguori y Katz, 2008). La EM se presenta a través de tres diferentes formas clínicas: a) EM con recaída- remisión: Es la más frecuente ya que el 85% de los pacientes padecen esta forma clínica en el inicio de la enfermedad. Está caracterizada por episodios de disfunción neurológica que se manifiestan de manera aguda reconocidos como recaída, ataque, exacerbaciones o brotes. Estos episodios suelen estar separados por períodos de inactividad clínica llamados remisiones. b) EM secundaria-progresiva: Se infiere que, en 25 años, en más del 80% de los pacientes, la enfermedad cambia desde la EM recaída-remisión hacia la secundaria- progresiva donde los síntomas comienzan a progresar de manera lenta, produciendo deterioro gradual. c) EM primaria- progresiva: Se caracteriza por disfunción neurológica de aparición crónica con deterioro gradual irreversible que progresa a lo largo de los años. Genera discapacidad acumulativa fija con poca o nula regresión del déficit neurológico adquirido. Se infiere que un 10% de los individuos afectados por la EM presenten este tipo deforma clínica (Krementchuzki y Rush, 2008). 3.3 Fatiga La fatiga es uno de los síntomas discapacitantes más frecuentes en la EM y puede afectar entre el 70% y el 90% de los pacientes en estudios de corte transversal (Flachenecker, 2008). Se describe como una sensación abrumadora de cansancio, falta de energía o debilidad que es caracterizada individualmente y por parte de los cuidadores, como aquello que interfiere con la actividad cotidiana o deseada (Krupp, Serafin y Christtodoulou, 2008). 11 La fatiga es un síntoma dinámico, lo que significa que puede aparecer y desaparecer en distintos momentos y circunstancias. Para algunos pacientes con EM los síntomas son leves y molestos, para otros el síntoma los incapacita totalmente (Mills, 2012). 3.4 Depresión La presencia de síntomas psiquiátricos en la EM se ha dado a conocer desde que Charcot (1879) reportó detalles clínicos-patológicos de la enfermedad. La depresión mayor es frecuente en la EM, con una prevalencia mayor al 50%. Además, la ideación suicida es relativamente común en personas con EM, y la depresión sobre estos pacientes a veces no es detectada ni tratada (Feinstein, 2004). La depresión, por lo tanto, modifica de manera terminante la calidad de vida relacionada con la salud en la EM, siendo ésta considerada el factor más determinante (Janardhan y Bakshi, 2000). Se diferencia de los síntomas depresivos sufridos en otras patologías o en grupos control ya que en la EM la depresión es crónica en tanto perseveran las puntuaciones más allá de los 10 años (Koch et al., 2014). 3.5 Alteraciones neuropsicológicas y funciones cognitivas Estudios en neuropsicología muestran que entre un 40-65% de pacientes con EM presentan deterioro cognitivo. Se puede hallar compromiso de la atención, la memoria, las funciones ejecutivas, las habilidades visoperceptivas, la velocidad de procesamiento de la información, y en menor medida el lenguaje (Achiron et al., 2005). 12 La atención es una de las funciones afectadas y la misma se compone por una serie de procesos atencionales que facilitan, mejoran o inhiben otros procesos neuropsicológicos, asignando recursos cognitivos que permiten que la tarea que se lleva a cabo se realice de manera eficaz. La misma tiene tres componentes básicos: la selección, la vigilancia y el control. La atención selectiva refiere a la necesidad de seleccionar entre una cantidad grande de estímulos, aquellos que son relevantes, la atención sostenida alude al mantenimiento del nivel atencional por un período de tiempo dado y el control atencional, constituye el nivel jerárquicamente superior que permite focalizar, dividir y sostener la atención. Si estos tres aspectos funcionan de forma alterada, el sujeto no podrá ejecutar ni mantener una conducta dirigida frente a eventuales distractores (Drake, 2007). La memoria puede definirse según Tulving (como se citó en Harris 2007) como un sistema de procesamiento de información que opera a través de procesos de almacenamiento, codificación y recuperación. La memoria puede ser clasificada en memoria a largo plazo (memoria semántica, episódica y procedural) y memoria a corto plazo -memoria de trabajo-. Los subtipos de memoria afectados principalmente por la EM son la memoria episódica y la memoria de trabajo. La memoria episódica es aquella que se encarga de la codificación y almacenamiento de las experiencias personales, ligadas al contexto espacio temporal en donde ocurrieron. Según Tulving (como se citó en Harris, 2007) la memoria puede ser evaluada de forma verbal o visual. Para Tompkins (como se citó en Harris, 2007) la memoria de trabajo es el sistema mnésico que permite el mantenimiento y la manipulación temporaria de la información durante la ejecución de un amplio rango de tareas y actividades de la vida diaria. Según Drake (2007)las funciones ejecutivas describen un conjunto de habilidades cognitivas que controlan y regulan otras capacidades más básicas como la atención, la memoria y las habilidades motoras. Están al servicio del logro de conductas dirigidas hacia un objetivo y a la resolución de ciertos problemas. 13 Ayudan al sujeto a adaptarse a situaciones nuevas o poco habituales cuando las rutinas de acción no son suficientes para la realización de la tarea. Cuando estas funciones se encuentran afectadas, el sujeto puede no ser capaz de un autocuidado satisfactorio, de realizar un trabajo remunerativo o útil, o de mantener relaciones sociales normales más allá de cómo se preserven las restantes capacidades cognitivas (Lezark et al., 2004). La viso-percepción se refiere, según Burín (2007) al reconocimiento de colores, formas y objetos, cuya falla puede alterar este funcionamiento. Por último, la velocidad de procesamiento se refiere al ritmo en el cual un sujeto recibe la información, la entiende y comienza a responder en relación a lo que recibió. Alteraciones al nivel de la velocidad de procesamiento, muestra un sujeto con respuestas correctas, pero en un tiempo excesivo (Drake, 2007). 3.6 Calidad de vida relacionada con la salud La calidad de vida (CV) es un concepto multidimensional que incluye un amplio abanico de componentes como la satisfacción con la vida, la autoestima, la salud/funcionamiento y la posición socioeconómica, el bienestar físico, psicológico, las actividades, la libertad y realización de ambiciones, estado físico, el estado emocional, la interacción social e interacción somática, como así también un componente espiritual y familiar (Robinson Ramírez, 2007). Por otra parte, la CV en relación con la salud (CVRS; Calidad de Vida Relacionada con la Salud) considera el bienestar de los pacientes tanto en su tratamiento como en el sustento de vida. La CVRS limita su interés a evaluar la calidad de los cambios como resultado de intervenciones médicas, debe restringirse a la experiencia que el paciente tiene de su enfermedad, a su vez caracteriza la experiencia del paciente como resultado de los cuidados médicos y persigue establecer el impacto de la enfermedad en la vida diaria. Por lo cual, la 14 CVRS se deriva de la autoevaluación que una persona hace sobre el impacto de una enfermedad en diferentes dominios de su vida (Urzúa, 2010). 4. METODOLOGÍA La metodología implementada consistió en la recopilación de publicaciones de investigaciones en neuropsicología, referidas a la temática de la fatiga y la depresión focalizadas en la EM, evaluación neuropsicológica y deterioro neuropsicológico y sobre la afectación de la fatiga y la depresión sobre la calidad de vida relacionada a la salud. En función de esto, se siguió un programa de trabajo que implicó los siguientes pasos: estudio bibliográfico, revisión de investigaciones sobre la temática mencionada y redacción de la tesis de Licenciatura. 5. DESARROLLO 5.1 Fatiga y depresión en EM La fatiga y la depresión son dos síntomas comunes en pacientes con EM (Hildebrant y Eling, 2014). Ambas afectan la performance cognitiva de las personas con EM. Hacer una distinción entre la fatiga y la depresión es una actividad difícil ya que algunas características de la depresión también representan características fundamentales de la fatiga, tales como el cansancio, la pérdida de la motivación y diferentes desórdenes en el sueño (Maes et al., 2012). 15 Según Mills (2012), aunque estos síntomas sean caracterizados de manera similar, debemos considerarlos y analizarlos de manera independiente ya que, aunque anteriormente fuera relacionada la fatiga como resultado integral de la depresión, se ha encontrado que, en primer lugar, los pacientes con EM no suelen referir síntomas depresivos cuando describen la fatiga. En segundo lugar, la medicación antidepresiva no mejora la fatiga y, en tercer lugar, las personas con EM que duermen durante el día debido a la depresión, refieren sentirse peor, al contrario de aquellos que duermen durante el día debido a la fatiga. 5.2 Tipos de Depresión En primer lugar, se debe hacer una distinción entre lo que significa un diagnóstico de trastorno depresivo mayor, trastorno del humor debido a afección médica y el rasgo depresivo medido por los test, ya que los tres pueden afectar a pacientes con EM y no poseer un mismo tratamiento. El rasgo depresivo medido y detectado a través de un test apropiado para la temática no confluye en un diagnóstico psiquiátrico de trastorno depresivo, sino que mide la presencia de síntomas depresivos durante un periodo mínimo contemplado (Sanz, García-Vera, Espinosa, Fortún y Vázquez, 2005). Para realizar un diagnóstico certero se necesita de una evaluación psiquiátrica y/o psicológica más completa. Orozco y Baldares (2012) plantean que el diagnóstico de depresión aplicando instrumentos de screening es muy inestable en cortos periodos de tiempo. Al menos la cuarta parte de los pacientes que satisfacen criterios para un probable diagnóstico de depresión en el screening, no los satisfacen dos semanas después. Esto ocurre debido a que los cuestionarios no incluyen información sobre la intensidad y consistencia de las quejas; no diferencian entre un estado 16 emocional temporal y un cuadro morboso más estable, ni son capaces de distinguir un trastorno depresivo del malestar psíquico o el sufrimiento. Asimismo, se plantea (Orozco y Baldares, 2012) que al medir los cuestionarios de screening de depresión lo que califica como ánimo negativo, sufrimiento emocional o malestar psíquico, se puede delimitar un ánimo depresivo al momento de la evaluación neuropsicológica que pueda afectar la performance cognitiva y alentar, en caso necesario, una interconsulta para una evaluación acentuada en los resultados obtenidos. El trastorno de depresión mayor según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales V (DSM V; Diagnostic Statistical Manual of Mental Disorders 5th Edition) (American Psyquiatric Asociation, 2013) se encuentra entre los Trastornos depresivos y está caracterizado por episodios determinados de al menos dos semanas de duración que implican cambios claros en el afecto, la cognición y las funciones neurovegetativas y remisiones interepisódicas. Los pacientes con trastorno depresivo mayor tienen más dolor, más enfermedades físicas, disminución del funcionamiento en las áreas física, social y personal. El rasgo principal del episodio depresivo mayor es un periodo de tiempo de al menos dos semanas durante el cual existe ánimo depresivo o pérdida del interés o del placer en casi todas las actividades (aunque el funcionamiento pueda parecer normal, en pacientes con episodios leves, la actividad requiere un esfuerzo notablemente elevado). El paciente debe experimentar al menos cuatro síntomas que incluyen cambios en el apetito o el peso y en la actividad psicomotora, pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida (el trastorno depresivo mayor tiene una alta mortalidad asociada al suicidio), sentimientos de inutilidad o culpa y dificultades para pensar, concentrarse o para tomar decisiones. Muchos pacientes refieren esta incapacidad para pensar, concentrarse o tomar pequeñas decisiones, están distraídos y se quejan de problemas de memoria, no pudiendo cumplir con algunas tareas si estas constituyen una fuerte demanda cognitiva. Por otro lado, el trastorno depresivo debido a otra afección médica (American Psyquiatric Asociation, 2013) tiene un rasgo esencial el cual se 17 caracteriza por un periodo de tiempo importante y persistente del estado de ánimo deprimido, una disminución notable del interés o del placer en todas o casi todas las actividades, que predomina en el cuadro clínico y la creencia de una relación causalcon los efectos fisiológicos directos de otra afección médica. La etiología es la variable esencial del trastorno depresivo debido a otra afección médica y por ello se necesita de una evaluación exhaustiva e integral de múltiples factores para realizar el juicio clínico valiéndose de datos científicos de la bibliografía que sugieren que podría existir una asociación directa entre la afección medica general en cuestión y el desarrollo de síntomas afectivos. Maes et al. (2012) argumentó la necesidad de hacer una distinción entre el comportamiento de la enfermedad y la depresión en sí misma -es decir, respectivamente, el trastorno depresivo debido a otra afección médica o trastorno depresivo mayor-. De acuerdo con esta distinción se alcanzaron importantes conclusiones valorando una diferencia importante entre ellas durante el transcurso de la enfermedad. En tanto que el comportamiento de la enfermedad tiene importantes consecuencias motivacionales y atencionales, estas desaparecen después de recuperarse de la recaída, son adaptativas y reversibles. Por otro lado la depresión no es completamente reversible y es acompañada con deterioro cognitivo, por lo cual es un factor desadaptativo con importantes consecuencias. Algunos autores (Gold e Irwin, 2009) describen que, en pacientes con EM, la depresión se manifiesta de manera frecuente. Se presume que la depresión puede ser interpretada tanto como una reacción a la enfermedad -trastorno depresivo mayor-, como consecuencia de la neurodegeneración frontal izquierda del sistema nervioso central y atrofia cerebral causados por el proceso de la enfermedad -trastorno depresivo debido a otra afección medica-. 18 5.3 Depresión, deterioro y performance cognitiva Como se dijo anteriormente, la depresión es un síntoma habitual que se presenta en personas que padecen EM (Siegert y Abernethy, 2005), aunque no se evidencie tan frecuentemente como la fatiga; los reportes indican que más del 50% de los pacientes sufren depresión durante su vida. La prevalencia de la depresión es mayor en EM comparada con la población general -de 3 a 10 veces mayor- y con otras enfermedades neurológicas crónicas (Siegert y Abernethy, 2005). Minden et al. (2014) señalaron que en relación a la población general, las tasas de prevalencia de pacientes con esta enfermedad se elevan en el trastorno depresivo mayor del 36% al 54% versus 16,2%. También se observa que en pacientes con EM, la depresión presenta una duración prolongada. Koch, Uyttenboogaart, van Harten, Heerings y De Keyser (2008) realizaron un estudio donde se llevó a cabo un seguimiento a pacientes con EM y con síntomas depresivos durante 10 años. Se encontró que las puntuaciones de depresión tomadas en un principio y a los 10 años de seguimiento no fueron significativamente diferentes, y además, más de la mitad de los pacientes deprimidos en un principio del estudio, continuaban deprimidos al finalizarlo luego de los 10 años. En cuanto a la relación entre las alteraciones cognitivas y la depresión, siempre ha provocado controversias. Aunque en los últimos años, los estudios sugieren que la velocidad de procesamiento de la información, la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas se encuentran deficitarias en pacientes con depresión de gravedad moderada a severa (Siegert y Abernethy, 2005). Por su parte Feinstein (2004), revela que la depresión clínicamente significativa puede contribuir a la alteración de la capacidad cognitiva pero, en particular a déficits en la memoria de trabajo y, más concretamente, producir una disfunción ejecutiva. 19 En un estudio longitudinal sobre la incidencia de la fatiga y la depresión en las funciones cognitivas en pacientes con EM, Hildebrandt y Eling (2014) señalan que, en la visita basal, un puntaje alto en el ánimo depresivo se relaciona con déficits en el funcionamiento ejecutivo y en el aprendizaje de un test de memoria episódica verbal (California Verbal Learning Test; CVLT). En la segunda visita, pacientes con humor depresivo, obtenian puntuaciones bajas en un test atencional conocido como Paced Auditory Serial Addition Test (PASAT), y en el CVLT. Según este estudio se deduce que el estado de ánimo depresivo en la visita dos estaba relacionado con problemas en la memoria y en las funciones ejecutivas. Resultados similares a los expuestos anteriormente fueron encontrados en un estudio de Christodoulou et al. (2009) para predecir los cambios cognitivos en relación a la fatiga y a la depresión. Los autores describieron que el aumento en los niveles de afecto negativo se relacionó con menor rendimiento en lo cognitivo, en el funcionamiento del aprendizaje verbal y visuoespacial, y en las funciones ejecutivas. Y de esta forma, la depresión fue considerada el único predictor del deterioro cognitivo (Christodoulou et al., 2009). 5.4 Evaluación de la Depresión En relación a los instrumentos administrados para diagnosticar y cuantificar la gravedad de la depresión, se debe considerar los síntomas vegetativos de la enfermedad de la EM, tales como la fatiga, la falta de concentración, la pérdida de peso o las dificultades de sueño que, como se señaló anteriormente, pueden confundirse con síntomas característicos de la depresión (Siegert y Abernethy, 2005). Dada esta superposición de síntomas para la evaluación de la depresión se utiliza el Inventario de Depresión de Beck (IDB II). Este inventario es una escala autoaplicada que se utiliza en adultos y adolescentes desde los 13 años para 20 conocer acerca del auto-reporte de depresión de la persona. Esta versión consta de 21 ítems entre los cuales se encuentran incluidas secciones sobre tristeza, llanto, pérdida del placer, sentimientos de fracaso y de culpa, pensamientos o deseos de suicidio, pesimismo, apetito, deseo sexual o trastornos del sueño, etc., en donde la persona debe seleccionar en cada ítem una entre cuatro opciones que aumentan en gravedad (Brenlla y Rodríguez, 2006). Los síntomas englobados en cada ítem corresponden a criterios para el diagnóstico de los trastornos depresivos recogidos en el DSM-IV (Diagnostic Statistical Manual of Mental Disorders 4th Edition) y CIE-10 (Clasificación estadística internacional de Enfermedades y Problemas relacionados con la salud). Las puntuaciones mínima y máxima en el test son 0 y 63. Se han establecido puntuaciones de corte que permiten clasificar a los evaluados en un grupo entre los cuatro existentes: mínima depresión (0-13), depresión leve (14-19), depresión moderada (20-28) y depresión grave (29-63). Aunque principalmente se administre el BDI II para la detección de rasgos depresivos, también puede utilizarse la Escala de Depresión de Hamilton (HDRS: Hamilton Depresion Rating Scale) (1960) la cual es una escala heteroaplicada de entre 0-52 puntos y está diseñada para ser utilizada en pacientes que ya fueron diagnosticados previamente con depresión, con el objetivo de evaluar de forma cuantitativa la gravedad de los síntomas y valorar los cambios del paciente deprimido. Si bien tiene una versión original que consta de 21 ítems, posteriormente se realizó una versión reducida con 17 ítems. Los mismos son humor depresivo, sentimientos de culpa, suicidio, insomnio precoz, insomnio intermedio, trabajo y actividades, inhibición psicomotora, agitación psicomotora, ansiedad psíquica, ansiedad somática, síntomas somáticos gastrointestinales, síntomas somáticos generales, síntomas genitales, hipocondría, pérdida de peso e introspección. Cada temática tiene entre tres y cinco respuestas posibles que van del 0-2 y del 0-4 21 respectivamente. Los puntajes de corte son: 0-7 No deprimido, 8-13 depresión ligera/menor, 14-22 depresión severa, >23 depresión muy severa (Hamilton, 1967). 5.5 Fatiga, deterioro y performance cognitiva Millsy Young (2008) señalan a la fatiga como una alteración reversible, motora y cognitiva, con reducción de la motivación y con un mayor deseo de descanso que puede aparecer de manera espontánea o provocada por la actividad física o mental, por una infección aguda o por ingestión de alimentos. Esta mejora con sueño durante el día o con descanso. En ciertos pacientes puede presentarse de forma habitual y persistir durante años. Se ha podido demostrar que la fatiga ha sido el síntoma individual más reportado por los pacientes con EM. Es uno de los síntomas discapacitantes más frecuentes en la EM y puede afectar entre el 70% y el 90% de los pacientes (Flachenecker, 2008). Las causas de la fatiga aún no son conocidas y diversas investigaciones sugieren un origen multidimensional de la misma (Mills y Youngs, 2010). Como se dijo anteriormente, la fatiga es de alta prevalencia en la EM, al igual que las alteraciones cognitivas, por lo cual es esperable que un alto porcentaje de sujetos padezcan fatiga y que su rendimiento cognitivo este alterado. Mills y Young (2008) reportaron la dificultad en pacientes de concentrarse en tareas simples. Al mismo tiempo reportaron que la concentración de estos pacientes empeora durante el transcurso del día y que cometen equivocaciones cuando están cansados. Sin embargo, aunque algunos autores apoyan la correlación entre el aumento de la fatiga y el deterioro de la velocidad de procesamiento y la atención (Krupp y Elkins, 2000), otros autores (Morrow et al., 2009) destacan que si el 22 estudio continua durante un tiempo prolongado, no se encuentra una relación significativa entre la fatiga y el rendimiento en la performance cognitiva, haciendo difícil especificar si existe fehacientemente una relación directa entre la performance cognitiva y la fatiga. Morrow et al. (2009) reveló que si bien, en relación a la fatiga, las personas con EM mostraban puntuaciones significativamente más altas que los controles sanos, no se hallaron correlaciones estadísticamente significativas entre la fatiga y el rendimiento cognitivo. Aunque sí pudo moderadamente asociarse la fatiga con la depresión. Por otro lado, Sandroni et al. (como se citó en Landete y Casanova, 2001) describen que los tratamientos que se utilizan para la fatiga, como la Amantadina y Pemoline, no mejoran el rendimiento cognitivo en estos pacientes, en comparación con los grupos placebo, por lo que otros autores concluyen que el deterioro cognitivo es independiente de la fatiga. 5.6 Evaluación de la fatiga Entre las escalas de autoinformación utilizadas más comúnmente en la EM se encuentran la Escala de Severidad de Fatiga (Fatigue Severity Scale, FSS) de la Multiple Sclerosis Council for Clinical Practice Guidelines (2001) y la Escala Modificada de Impacto de la Fatiga (Modified Fatigue Impact Scale). Ambas escalas son cortas, rápidas, de fácil administración y tienen una amplia validez y fiabilidad. Han sido aplicadas y probadas en grandes muestras de pacientes y en muestras control, mostrando buena adecuación a otras mediciones de fatiga permaneciendo estables en el tiempo si no se ha implementado ninguna terapéutica contra la fatiga y respondiendo a cambios en ella debido a la progresión o tratamiento de la enfermedad (Krupp, 2012). La Escala de Severidad de la Fatiga fue diseñada por Krupp, LaRocca, Muir-Nash y Steinberg (1989) para la valoración de este síntoma en neurología. 23 Los principales estudios se han llevado a cabo en pacientes con esclerosis múltiple, lupus eritematoso sistémico, poliomielitis y en enfermedades diversas como trastornos del sueño. Deriva de una versión previa de 28 ítems. Es una escala multidimensional que valora aspectos psicosociales y genéricos. Consta de 9 ítems con respuestas que puntúan entre 1 y 7 según la intensidad de fatiga que percibe el paciente. Para obtener la puntuación final se requiere la suma de todas las respuestas y dividirlo entre los 9 ítems. El puntaje de corte se sitúa en 4 para diferenciar entre la ausencia y presencia del síntoma. La Escala Modificada de Impacto de la Fatiga (MFIS) utiliza un enfoque multidimensional de 21 ítems que engloba tres importantes sub-escalas que abarcan aspectos cognitivos, físicos y psicosociales. La dimensión física se asocia mayormente con medidas de discapacidad motriz tales como la Escala Expandida del Estado de Discapacidad (Expanded Disability Status Scale, EDSS) (Krupp, 2012). Su puntaje final oscila entre 0 y 84 siendo 38 el puntaje de corte establecido para definir la presencia o no de fatiga. Como desventaja podemos señalar que las mediciones autoaplicadas sufren de sesgo de memoria y los pacientes pueden verse influenciados por el contexto en el que se evalúa la fatiga (Krupp, 2012). 5.7 Calidad de Vida Relacionada con la Salud y su influencia con la fatiga y la depresión en pacientes con EM La CVRS en pacientes con EM está significativamente afectada en comparación con la población en general y con otros pacientes crónicos. (Janardhan y Bakshi, 2000). Los pacientes con EM lidian con significativas limitaciones en su autonomía debido a la multiplicidad de síntomas discapacitantes que la enfermedad presenta. 24 Según Patti et al. (2002) tanto la depresión como la fatiga son factores que tienen incidencia sobre la CVRS. En un estudio realizado por Janardhan y Bakshi (2002) se comparó entre pacientes con EM con fatiga y sin fatiga y a su vez pacientes con EM con depresión y sin ella. Allí se encontró que la fatiga y la depresión están relacionadas con un bajo puntaje en CVRS independientemente al curso clínico de la enfermedad o al estado de la discapacidad de los pacientes. En esta investigación, en relación a la fatiga, se señaló que se encuentra deteriorada en relación a la CVRS, la percepción de la salud debido a la limitación física y tendencia al deterioro del funcionamiento social. Además, en correspondencia a la depresión, se encuentra deteriorada la percepción de la salud, disfunciones sexuales, angustia, salud mental, disfunciones emocionales y limitaciones concernidos a problemas emocionales (Janardhan y Bakshi, 2002). Patti et. al. (2003) han demostrado que los síntomas depresivos influyen sobre la CVRS. Los pacientes que obtienen un puntaje alto en el Inventario de Depresión de Beck, tienen bajos puntajes en técnicas que evalúan la CVRS. Por su parte, Fruehwald et al. (2001) señaló a la depresión como el más fuerte predictor de una disminución en la CVRS. Patti et al. (2003) agrega que la depresión afecta gravemente a la CVRS en su totalidad ya que influye fuertemente sobre la salud mental y tiene un claro impacto en la salud en general, en el rol emocional, en la función física y en la vitalidad de los pacientes con EM. Una investigación realizada por Benito-León et al. (2002) en relación con las consecuencias sociales de la enfermedad muestran cómo las alteraciones cognitivas y los síntomas descriptos anteriormente, en particular la discapacidad física, origina que el 70% de la población con EM que la sobrelleva por un tiempo prolongado se encuentre desempleado, divorciado y aislado socialmente. Al referirse a la temática laboral en CVRS, Jongen et al. (2014) señalan que luego de un año del diagnóstico de EM, algunos pacientes con depresión y fatiga se encuentran afectados de forma negativa en relación a la cantidad de horas trabajadas, es decir, que trabajan significativamente un número de horas menor. 25 Alrededor de 4 años después del diagnóstico el 30% de los pacientes están jubilados por discapacidad o reciben ayuda de servicios sociales. En la enfermedad de la EM la discapacidad total, los problemas en la movilidad en miembros superiores e inferiores, la fatiga y los síntomas cognitivos confieren un riesgo alto en el estatus vocacional (Jongen et al.,2014). Cores, Vanotti, Burín, Politis y Villa (2014) señalan que la pérdida de trabajo es una de las más grandes preocupaciones que recaen sobre las personas que padecen EM, dado que esta enfermedad afecta en gran parte a personas que se encuentran en edad activa y que son económicamente responsables de sus familias. La pérdida del trabajo genera sentimientos de frustración y baja autoestima, que, a su vez, alteran la salud mental y la CVRS del paciente (Patti et al., 2007), incluso controlando su nivel de discapacidad. Existen distintos cambios en la situación laboral, como el absentismo, la reducción en la responsabilidad o la cantidad de horas de trabajo, la incapacidad transitoria temprana y, finalmente, el desempleo. La EM puede inducir estas complicaciones de distintas formas. Por ejemplo, las ausencias al trabajo pueden generarse debido a las recaídas por períodos variables, desde dos semanas a seis meses, pero también debido a las consultas médicas, los estudios y el tratamiento de rehabilitación (Ivanova et al., 2009). 6. DISCUSIÓN La fatiga y la depresión son, como se describió anteriormente, dos síntomas centrales dentro de la enfermedad de la EM. La fatiga es uno de los síntomas discapacitantes más frecuentes en la EM y puede afectar entre el 70% y el 90% de los pacientes. Se describe como una sensación abrumadora de cansancio, falta de energía o debilidad que es caracterizada tanto individualmente como por parte de los cuidadores, como aquello que interfiere con la actividad cotidiana o deseada. 26 Además, la fatiga puede ser una manifestación inicial de EM y puede señalizar una inminente recaída. Por su parte, la depresión es el trastorno psiquiátrico frecuente en la EM con una prevalencia mayor al 50%, esta misma puede deberse a: una reacción emocional frente al diagnóstico de la enfermedad crónica y/o al resultado del deterioro neurológico que la misma enfermedad provoca. Tiene como características el estado de ánimo triste o depresivo, la pérdida de interés o placer en ciertas actividades, la aparición de sentimientos de culpa, ideación suicida, insomnio o hipersomnia y pérdida o ganancia de peso significativo. En cuanto a la relación de la fatiga y los déficits neuropsicológicos podemos marcar que algunos estudios encuentran afectada la velocidad de procesamiento y la atención (Krupp y Elkins, 2000), aunque no hay acuerdo entre todos los autores (Morrow et al., 2009) respecto a ello, ya que, algunos encuentran a la fatiga y al deterioro en las funciones cognitivas como independientes entre ellas. Asimismo, la depresión en pacientes con EM afecta la velocidad de procesamiento de la información, la memoria de trabajo, la memoria episódica verbal, el aprendizaje verbal y visuoespacial y, las funciones ejecutivas (Siegert y Abernethy, 2005; Feinstein, 2004). En relación a los instrumentos que pueden utilizarse para evaluar estos dos síntomas se cuenta, para la evaluación de presencia de fatiga, con el Fatigue Severity Scale (FSS) y La Escala Modificada de Impacto de la Fatiga (MFIS. En relación con la depresión se puede administrar tanto el Inventario de Depresión de Beck (IDB II) y la Escala de Depresión de Hamilton (HDRS) como dos métodos de pesquisa diferentes con los cuales evaluar la presencia de rasgos de depresión. Por último, según Janardhan y Bakshi (2002) tanto la depresión como la fatiga afectan negativamente a la CVRS. En relación a la fatiga se ve afectada en tanto la percepción de la salud debido a la limitación física y tendencia al deterioro del funcionamiento social. Y en relación a la depresión se ve afectada en cuanto a: la percepción de la salud, disfunciones sexuales, angustia, salud mental, 27 disfunciones emocionales y limitaciones concernidas a problemas emocionales. Además, altos puntajes en instrumentos de screening sobre depresión puede ser predictores de una disminución en la CVRS, ya que influye fuertemente sobre la salud mental y tiene un claro impacto en la salud en general, en el rol emocional, en la función física y en la vitalidad (Patti et al., 2003; Fruehwald et al., 2001) 7. CONCLUSIÓN Se realizó un recorrido bibliográfico para describir la depresión y la fatiga como síntomas de la enfermedad de la EM independientes entre sí, recopilando información acerca de cómo ambas afectan al paciente tanto en su performance cognitiva como en su CVRS. Además de valorar la importancia de que sean evaluados durante la aplicación de una batería neuropsicológica y poner marcha estrategias en la planeación de actividades de rehabilitación cognitiva. Aunque en la actualidad se continúe sobre el debate acerca de la relación entre la fatiga y el deterioro cognitivo, es importante reconocerlo debido a que pueden verse deterioradas, en correlación a este síntoma, tanto la atención como la velocidad de procesamiento de la información. En relación a la fatiga, es importante rastrear cuidadosamente su presencia en pacientes con EM para poder implementar estrategias que contrarresten su efecto en el funcionamiento diario del paciente. También, detectar rasgos depresivos en un paciente con EM colaborará tanto en una mejor interpretación de los resultados obtenidos durante la administración de la batería neuropsicológica, como en la detección de un posible trastorno depresivo mayor o trastorno depresivo debido otra afección médica. En relación a la CVRS, se ha encontrado que tanto la fatiga como la depresión están relacionadas a un bajo puntaje en CVRS (Fruehwald, 2002). La fatiga perjudica la percepción de la salud debido a la limitación física y tendencia al 28 deterioro del funcionamiento social, y la depresión. Además, afecta la percepción de la salud, disfunciones sexuales, angustia, salud mental, disfunciones emocionales y limitaciones concernidos a problemas emocionales. Por otro lado, se ha descripto que incrementar los conocimientos sobre el perfil de riesgo de la pérdida laboral y conocer el impacto de la enfermedad sobre la vida laboral de los pacientes en relación a estos dos síntomas, ayuda a incorporar técnicas que puedan detectarlos, desarrollar tratamientos de rehabilitación e intervenciones preventivas. Rastrear rasgos de fatiga y depresión durante una evaluación neuropsicológica comprendiendo su relación con la CVRS es significativo ya que tanto los tratamientos farmacológicos como los no farmacológicos son efectivos en el tratamiento de la fatiga y la depresión en pacientes con EM, ayudando a estos pacientes a mejorar su CVRS. 8. RECOMENDACIONES A partir de lo estudiado se recomienda que se pueda complementar la evaluación neuropsicológica con la administración de técnicas que detecten la presencia de rasgos de fatiga y depresión en centros de salud públicos. La detección temprana puede colaborar en la elaboración de un plan de rehabilitación y/o la aplicación de un plan farmacológico y ocupacional eficaz en caso de la fatiga o una derivación a un profesional para realizar una terapia psicológica y/o farmacológica a fin de mejorar o mantener la CVRS de la persona. 29 9. AGRADECIMIENTOS Agradezco, en primer lugar, la ayuda e infinita paciencia de la Dra. Sandra Vanotti para la elaboración de esta tesis de licenciatura. A mi madre Marcela, mi padre Gabriel, mi hermana Camila y mi pareja Germán, por el ánimo y apoyo incondicional en todas mis decisiones y acciones durante mi vida y carrera. A mi abuela Haydeé y mi tío Pablo, dos grandes ejemplos de personas, consejeros y guías en mi vida. A mis grandes amigas y compañeras de carrera Paula y Ligeia, por su gran apoyo tanto en los buenos, como en los malos momentos. Al equipo de neuropsicólogas del Hospital General de Agudos José María Ramos Mejía por darme un cálido espacio entre ellas y permitirme seguir aprendiendo.30 10. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Achiron, A., Polliack, M., Rao, S., Barak, Y., Lavie, M., Appelboim, N. y Harel, Y. (2005). Cognitive patterns and progression in multiple sclerosis: construction and validation of percentile curves. Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 76, 744–749. American Psychiatric Association (2013) Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington. DC: Author Ardila, A. & Ostrosky, F. (2012) Guía para el Diagnóstico Neuropsicológico. Recuperado de: http://www.ineuro.cucba.udg.mx/libros/bvguiaparaeldiagnosticoneuropsicol ogico.pdf Benito-Leon, J., Morales, JM. y Rivera-Navarro, J. (2002). Health-related quality of life and its relationship to cognitive and emotional functioning in multiple sclerosis patients. European Journal of Neurology, 9, 497-502. Benton, A.L. (1994): Neuropsychological assessment, Annual Review of Psychology, 45: 1-23. Brenlla, M.E., & Rodríguez, C.M. (2006). Adaptación argentina del Inventario de Depresión deBeck. En A.T. Beck, R.A. Steer & G.K. Brown (Eds), BDI-II. Inventario de depresión de Beck (2ed.). Buenos Aires: Paidós. Burin, D. (2007): Evaluación de la visopercepción y la viso-construcción. En: Burin D, Drake M, Harris P, compiladoras. Evaluación neuropsicológica en adultos. 1 ed. Buenos Aires: Paidós Cáceres, F. & Vanotti, S. (2008). Alteraciones cognitivas y psiquiátricas en Esclerosis Múltiple.En A. Villa, J. Correale y O. Garcea (Eds.), Esclerosis Múltiple. Conceptos básicos y clínicos (pp. 223-243). Buenos Aires: Editorial Dunken http://www.ineuro.cucba.udg.mx/libros/bvguiaparaeldiagnosticoneuropsicologico.pdf http://www.ineuro.cucba.udg.mx/libros/bvguiaparaeldiagnosticoneuropsicologico.pdf 31 Chang C.H, Cella D., Fernández O., Luque G., Castro P., Andrés C., Casanova B, Hernández M. A., Prieto J. M., Fernandez V. E., Ramón E & Grupo Español de Calidad de Vida en Esclerosis Múltiple (2002) Quality of life in multiple sclerosis patients in Spain. Multiple Sclerosis Journal, 8, 527-31. Charcot J.M. (1879) Lectures on the disseases of the nervous system. Philadelphia; Henry C Lea. Christodoulou, C., Melville, P., Scherl, W.F., Macallister, W.S., Abensur, R.L., Troxell, R.M. & Krupp,L.B. (2009). Negative affect predicts subsequent cognitive change in Multiple Sclerosis. Journal of the International Neuropsychology Society, 15, 53–61. Cores EV, Vanotti S, Burin DI, Politis DG, Villa A. (2014) Factores asociados con la situación laboral de pacientes con esclerosis múltiple. Revista de Neurología, 5, 175-83. Drake M. (2007) Introducción a la evaluación neuropsicológica. En: Burín D, Drake M, Harris P, compiladoras. Evaluación neuropsicológica en adultos. 1 ed. Buenos Aires: Paidós Drake M. (2007) Evaluación de las funciones ejecutivas. En: Burín D, Drake M, Harris P, compiladoras. Evaluación neuropsicológica en adultos. 1 ed. Buenos Aires: Paidós Drake, M., Allegri, R. y Carrá, A. (2002). Alteraciones del lenguaje en pacientes con esclerosis múltiple. Neurología, 17(1), 12-16 Ellis, A. W., Young, A. W. (1992) ¿Qué es la Neuropsicología Cognitiva? En Ellis, A. W., Young, A. W., Neuropsicología Cognitiva Humana. (pp.1-25). Barcelona: Masson. Feinstein A (2004). The Neuropsychiatry of multiple sclerosis. The American Journal of Psychiatry, 49,157-63. 32 Fernandez Liguori, N. y Katz, O. (2008) manejo sintomático. En A. Villa, J. Correale y O. Garcea (Eds.) Esclerosis Múltiple. Conceptos básicos y clínicos (pp, 279-300). Buenos Aires: Editorial Dunken. Flachenecker P & Heike Meissner (2008): Fatigue: in multiple sclerosis presenting as acute relapse: subjetive and objetive assessment. Multiple Sclerosis Journal, 14, 274-7. Flachenecker P, Kûmpfel T, Kallmann B, Gottschalk M, Grauer O, Rickmann P, et al. (2002) Fatigue in multiple sclerosis: a comparison of different rating scales and correlation to clinical parameters. Multiple Sclerosis Journal, 8:523-6. Gold, S. M. & Irwin, M. R. (2009) Depression and immunity: Inflammation and depressive symptoms in multiple sclerosis. Inmunology and Allergy Clinics of North America, 29(2), 309- 320. Goldstein, L. H. Y E. (2004): Clinical Neuropsychology. A practical Guide to assessment and management for clinicians. Sussex. John Wiley & Sons. Hamilton M. (1960). A rating scale for depression. Journal of Neurology Neurosurgery Psychiatry, 23,56–62, Hamilton, M., (1967) Development of a rating scale for primary depressive illness. British journal of social psycholy, 6(4), 278-296. Harris P. (2007): Evaluación de la Memoria. En: Burín D, Drake M, Harris P, compiladoras. Evaluación neuropsicológica en adultos. 1 ed. Buenos Aires: Paidós Hildebrandt H, Eling P (2014): A longitudinal study of fatigue, depression, and their relation to neurocognition in multiple sclerosis. Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology, 36 (4), 410- 417. Ivanova J., Birnbaum H.G., Samuels S., Davis M, Phillips AL y Meletiche (2009) D. The cost of disability and medically related absenteeism among employees with multiple sclerosis in the US. Pharmacoeconomics, 27, 681-91 33 Janardhan V & Bakshi R. (2000) Quality of life and its relationship to brain lesions and atrophy on magnetic resonance images in 60 patients with multiple sclerosis. Archives of Neurology, 57,1485– 91. Jongen P. J., Wesnes K., van Geel B., Sanders E., Schrijver, H., Visser L., Gilhuis, H., Sinnige, L.,Brands, A. & CONISEC study group. (2014) Relationship between Working Hours and Power of Attention, Memory, Fatigue, Depression and Self- Efficacy One Year after Diagnosis of Clinically isolated Syndrome and Relapsing Remitting Multiple Sclerosis. PLoS ONE, 9(5), e96444. Koch M., Patten S., Berzins S., Zhortinsky S., Greenfield J, Wall W. & Metz L. (2014) Depression in multiple sclerosis: A long-term longitudinal study. Multiple Sclerosis Journal, 21(1), 76-82. Koch M., Uyttenboogaart M., Harten A., Heerings M. & Keyser J. (2008) Fatigue, depression and progression in multiple sclerosis. Multiple Sclerosis Journal, 14, 815 - 22. Krementchuzki, M. & Rush, C. (2008). Historia natural y progresión de la EM. En A. M. Villa, J. Correale & O. Garcea (Eds.), Esclerosis Múltiple. Conceptos básicos y clínicos. (pp. 141-160). Bs. As.: Dunken. Krupp, L.B. & Elkins, L.E. (2000). Fatigue and declines in cognitive functioning in MultipleSclerosis. Neurology, 55, 7934–7939. Krupp L. LaRocca, N. G., Nagels, G., D., Muir-Nash, J., & Steinberg, A. D. (1989) The fatigue severity scale. Application to patients with multiple sclerosis and systemic lupus erythematous. Archives of Neurology, 46 (10), 1121-1123. Krupp L. B., Serafin, D. J., & Christodoulou C., (2010) Multiple sclerosis-associated fatigue. Expert Reviee of Neurotherapeutics, 10(9), 1437-1447. 34 Landete, L., & Casanova, B. (2001). Deterioro cognitivo, formas clínicas y progresión en Esclerosis Múltiple. Revista de Neurología, 32(9), 884-887. Leist, T.P. (2014). Making Informed Decisions when Screening and Monitoring. En Supplement of Neurology Reviews. Deconstructing Therapeutic Decision Making: An Expert Analysis of MS Treatment Options (pp. S4) De Ibáñez, M. L. (1998). Evaluación neuropsicológica: principios y métodos (Vol. 67). CDCH UCV. Maes, M., Berk, M., Goehler, L., Song, C., C., Anderson, G., Galecki, P., y Leonard, B. (2012) Depression and sickness behavior are Janus- faced responses to shared inflammatory pathways, BMC Medicine, 10(1), 1. Mills, R. (2012) Definir e identificar la fatiga en la Esclerosis múltiple en MS in Focus. Multiple Sclerosis International Federation. Recuperado de: https://www.msif.org/resources/ Mills, R.J. & Young, C.A. (2008). A medical definition of fatigue in Multiple Sclerosis. The Quarterly journal of medicine, 10, 49–60. Mills, R. J., y Young, C. A (2010). The relationshipbetween fatigue is not associated with cognitive impairment in multiple sclerosis: Cross- sectional and longitudinal analysis. Multiple Sclerosis Journal, 15 (8), 998- 1005. Minden, S.L., Feinstein, A., Kalb R.C, Miller D., Mohr D.C.,Patten, S.B., Bever, C., Schiffer, R.B., Gronseth, G.S. & Narayanaswami, P. (2014). Evidence- based guideline: Assessment and management of psychiatric disorders in individuals with MS. Neurology, 82,174-181 Morrow, S.A., Weinstock-Guttman, B., Munschauer, F.E, Hojnacki, D. & Benedict, R.H.B. (2009). Subjective fatigue is not associated with cognitive impairment in Multiple Sclerosis: cross-sectional and longitudinal analysis. Multiple Sclerosis Journal, 15, 998- 1005 35 Multiple Sclerosis Council for Clinical Practice Guidelines (2001). Fatiga y Esclerosis Múltiple (Boletín Pautas de manejo clínico). (Trad. V. Aznar, F. Cáceres y L. Gold). Buenos Aires: autores. Copyright 1998 por Paralyzed Veterans of America. Orozco, W. N., & Baldares, M. J. V. (2012). Abordaje de la depresión: Intervención en crisis. Revista Cúpula, 26(2), 19-35. Patti, F., Cacopardo, M., Palermo, F., Ciancio, M.R., Lopes, R., Restivo, D., & Reggio, A. (2003). Health-related quality of life and depression in an Italian sample of Multiple Sclerosis patients. Journal of the Neurological Sciences, 211, 55– 62. Patti F, Pozzilli C., Montanari E., Levi A., Menta L., Fiorilla T., et al. (2002) The health related quality of life on patients with relapsing- remitting multiple sclerosis. An Italian longitudinal prospect multicentre study. Journal of Neurology, 211(1-2), 55-62. Patti F, Pozzilli C, Montanari E, Pappalardo A, Piazza L y Levi A. (2007) Effects of education level and employment status on HRQoL in early relapsing- remitting multiple sclerosis. Multiple Sclerosis Journal,13, 783-91. Pirko I. & Nosewhorty. (2007) Demyelinating disorders of the Central Nervous System. En Goetz C.G. (Ed) Textbook of Clinical Neurology, 2nd ed. (pp. 1103-1135) Philadelphia, Elsevier. Pluta-Fuerst A, Petrovic K, Berger T, Fryze W, Fuchs S y Gold R (2011) Patient- reported quality of life in multiple sclerosis differs between cultures and countries: a cross-sectional Austrian-German-Polish study. Multiple Sclerosis Journal, 17, 478-86. Rao, SM., Leo, G.J., Ellington, L., Nauertz, T., Bernardin, L. y Unverzagt, F. (1991). Cognitive dysfunction in multiple sclerosis. II. Impact on employment and social functioning. Neurology, 41, 692-696. 36 Robinson, Ramírez, F.T. (2007). Calidad de vida relacionada con la salud como medida de resultados en salud: revisión sistemática de la literatura. Revista Colombiana de Neuropsicología, 14, 207-222. Siegert, R. J., y Albernethy, D. A. (2005) Depression in multiple sclerosis: A review. Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry, 76(4), 469- 475. Sociedad de Neuropsicología de Argentina; Actas del comité de Estándares de Evaluación Neuropsicológica (2003). Buenos Aires. Strejilevich, S y Martino, D. (2007) Capítulo 12: Evaluación psiquiátrica en el contexto de la evaluación neuropsicológica. En: Burin D, Drake M, Harris P, compiladoras. Evaluación neuropsicológica en adultos. 1 ed. Buenos Aires: Paidós. Urzúa, A. (2010). Calidad de vida relacionada con la salud: elementos conceptuales. Revista Médica de Chile, 138, 358-365. Vanotti, S. (2008). Evaluación Neuropsicológica en pacientes con Esclerosis Múltiple. Revista Argentina de Neuropsicología, 12, 13-21.
Compartir