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Nazismo

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Nazismo
¿Qué fue el Nazismo?
El nazismo fue un movimiento político y social originado en la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial, específicamente en la década de 1920 y con mucha más fuerza en la de 1930, cuando ascenderá al poder político y dirigirá los destinos del país hasta 1945.
Se fundamentó en una ideología racial, política, económica y cultural desarrollada por sectores de pensamiento radical, reunificados en torno al descontento imperante en la época y al naciente partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP), que luego habría de dirigir Adolf Hitler.
Por nazismo se alude a todo lo referido a este movimiento, desde sus inicios y sus pugnas por el poder, así como su régimen de gobierno y sus proyectos expansionistas de restauración imperial (el autoproclamado III Reich), y en particular a sus métodos represivos, autoritarios, segregacionistas y genocidas, o a su filosofía de supremacía aria y darwinismo étnico.
Origen del término Nazi
El término “nazi” proviene de la contracción de Nationalsozialismus, nombre que los miembros del partido hitleriano dieron a su modelo de gobierno: el Nacionalsocialismo.
Este término nunca fue usado por los propios nazis para designarse, sino que fue de invención extranjera. Hoy en día se emplea como más o menos sinónimo de racismo extremo, intolerancia a la diferencia y extremismo segregacionista.
Contexto histórico del nazismo
El nazismo como movimiento social y político surge en el marco de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, cuyo armisticio (el “Tratado de Versalles”) le impuso a la nación una serie de sanciones, multas y restricciones que le impidieron prepararse para enfrentar la Gran Depresión de 1929, parte de una crisis mundial en la economía.
La sensación de que la democracia de la posguerra había traicionado el espíritu de lucha de los alemanes, y que el pueblo sufría mientras ciertos sectores políticos se mantenían a flote, incubó la pérdida de fe en la democracia y la simpatía por regímenes autoritarios, de “hombres fuertes” como Mussolini, el emperador Hiro Hito y el führer Adolfo Hitler.
Estos tres países: Italia, Japón y Alemania, serían justamente gobernados por regímenes fascistas y serían aliados en la Segunda Guerra Mundial, que desencadenarían a finales de la década del 30.
Enemigos de los nazis
El nazismo desde sus inicios se mostró como una ideología nacionalista a ultranza, opuesta a los que Hitler denominaría como “enemigos internacionales”, parte de una improbable conspiración “judeo-marxista” entre los socialdemócratas –acusados de traidores-, los comunistas –que pretendían conquistar Europa- y los judíos –que le robaban su dinero al pueblo-. Contra ellos alzaría el nacionalsocialismo su bandera.
Modelo político nazi
El régimen nazi propuso y luego construyó un modelo político que centralizó todo el poder en una suerte de Estado absolutista, totalitario y monopartidista, cuyas labores eran la organización y conducción de la sociedad completa, imponiendo la militarización y partidización de las instituciones, así como el culto a la personalidad del caudillo o führer (en alemán: “guía, coductor”) de quien emanaba toda la autoridad y el poder.
Ideología racial de los nazis
Los nazis interpretaban el darwinismo social y la teoría evolutiva a través de la selección natural como fundamentos para distinguir entre dos formas de seres humanos: los übermenschen (“hombres superiores”) y los untermenschen (“hombres inferiores”).
Según su interpretación de la naturaleza social de la humanidad, los primeros estaban destinados a crecer, gobernar y multiplicarse, mientras los segundos debían extinguirse, obedeciendo a su propia debilidad e impureza.
En ese sentido, el nazismo fue un movimiento pangermanista, que buscaba reunificar a los pueblos de raza alemana en una sola gran nación imperial destinada a la grandeza. Su desprecio por las “razas inferiores” o “razas impuras”, así como su marcado antisemitismo, terminaron convirtiéndose en políticas de Estado que condujeron a una de las peores masacres de la Historia universal contemporánea.
Economía nazi
El proyecto económico de los nazis era, cuando menos, errático: Hitler mismo admitió no tener una teoría económica a la cual apegarse. Los nazis apostaban más al voluntarismo y a las decisiones infalibles del führer que a la planificación estratégica de una economía. Así, dieron libertad a la propiedad privada –siempre y cuando estuviera en manos arias- y creyeron en dirigir, pero no administrar, la economía desde el Estado.
Hacia el final de sus días, no obstante, el nazismo dependía del aprovechamiento de la “mano de obra barata” (léase: esclavizada) de los Campos de Concentración, para fomentar la producción de las industrias nacionales.
Espacio vital
Uno de los preceptos más peligrosos del nazismo fue su pretensión de ampliar el lebensraum (“espacio vital”) de Alemania, “recuperando” territorios que sentía le habían sido históricamente arrebatados, como los sudetes checoslovacos o la misma nación austríaca, que fue anexada en 1938 al III Reich alemán sin necesidad de realizar un disparo (esto se denominó la anschluss). Este precepto terminaría justificando el intento de Alemania de conquistar el mundo entero.
Símbolos nazis
El nazismo se identificó con una estética militar, de uniformes e indumentaria imperial, así como con los símbolos de su pasado glorioso a recuperar: el águila imperial, la cruz gamada, la esvástica, y los colores rojo y negro, que simbolizaron en su bandera la proclama por la preservación de la sangre y la tierra (Blut und boden) que perseguían.
Aliados nazis
La Alemania nazi se mostró crítica con la mayoría de los países europeos vecinos, así como con los Balcanes y los territorios eslavos, a los que acusaba de ser hogar de razas inferiores. Durante el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, sus aliados principales fueron el Japón Imperial y la Italia del Duce Benito Mussolini, los cuales atravesaban momentos políticos similares.

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