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Batería de Luria DNI (descripción)

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Batería de Diagnóstico Neuropsicológico Infantil (Luria-DNI) 
Los autores la definen como un procedimiento de evaluación o diagnóstico 
neuropsicológico infantil inspirado en Luna (Manga y Ramos, 1991), que se presenta como un 
instrumento útil para la evaluación de niños de 7 a 10 años; la elección de estas edades asegura el 
estudio de una organización cerebral claramente diferenciada de los patrones de adultos y evita la 
acusada inmadurez de la etapa preescolar. 
La batería consta de 195 ítems agrupados en 19 subtests, incluidos en 9 pruebas que se 
ajustan al “diagnóstico neuropsicológico de Luna’, de Christensen (1987), exceptuando la prueba 
de procesos intelectuales, para los que los autores entienden que se halla cubierta con el WSIC. El 
procedimiento llevado a cabo para su tipificación, así como los estudios sobre su fiabilidad y 
validez pueden encontrarse con todo detalle en el manual “Neuropsicologia de la edad escolar” 
(Manga y Ramos, 1991). 
A continuación exponemos un breve resumen de la descripción de las pruebas de la citada 
batería, que pueden verse con mucho más detalle en el manual citado anteriormente: 
a. Motricidad: consta de dos subtests, el primero evalúa las funciones motoras de las manos, 
exigiendo a los niños movimientos simples y complejos con una y otra mano y noción de 
esquema corporal, así como orientación derecha-izquierda y organización secuencial de 
los actos motores. El segundo subtest incluye la evaluación de praxias orales siguiendo las 
órdenes del examinador y la regulación verbal del acto motor; el desarrollo de la función 
directiva del habla “ocupa todo el tercero y parte del cuarto año de vida” (Luna, 1973, p. 
17), es decir, es un desarrollo temprano, por lo que este subtest no correlaciona con la 
edad; puntuaciones bajas implican una desorganización que afecta al bloque funcional de 
la activación (encargado del tono cortical, cuenta con la formación reticular ascendente y 
con conexiones con la corteza frontal). 
b. Audición: esta prueba se compone de un solo subtest que evalúa percepción y 
reproducción de estructuras rítmicas, en niños. Según los autores, su realización implicaría 
un procesamiento secuencial posiblemente asociado con zonas frontotemporales. 
 
 
c. Tacto y cinestesia: se compone de dos subtests que evalúan, el primero las funciones 
superiores cutáneas (localización y discriminación táctil, y dirección del movimiento), y el 
segundo las sensaciones musculares y articulares, así como la estereognosia o incapacidad 
de reconocer objetos al tacto. 
d. Visión: esta prueba, dividida en dos subtests, explora la percepción visual, así como la 
orientación espacial y operaciones intelectuales en el espacio; el retraso madurativo en 
zonas posteriores del córtex (inferoparietales y parieto-occipitales) implicaría fallos en la 
ejecución de ambas tareas; si el error obedece a respuestas impulsivas por falta de análisis 
cuidadoso de los estímulos. La inmadurez puede afectar a los lóbulos frontales. 
e. Habla receptiva: en esta prueba se incluyen los subtests de audición fonémica 
(diferenciación de los sonidos del habla), considerado en estrecha relación con los 
sistemas frontotemporales por sus aspectos de secuenciación (Luna, 1980a, p. 493); 
comprensión de palabras y frases simples, cuyo “desarreglo puede provenir de las 
diferentes lesiones cerebrales” (Luna, 1980a, p. 497); y comprensión de estructuras lógico-
gramaticales, que implican síntesis simultáneas y a los sistemas parieto-occipitales del 
hemisferio izquierdo. 
f. Habla expresiva: los subtests que la componen exploran el proceso de producción del 
habla. El primero es la articulación de los sonidos del habla y habla repetitiva; la 
pronunciación de los sonidos del habla parte de la audición fonémica, pero a su vez la 
articulación favorece la discriminación de los sonidos del habla. El fallo al repetir series de 
palabras puede implicar alteraciones en el lóbulo temporal izquierdo; mientras que los 
trastornos articulatorios pueden asociarse con alteración en zonas sensoriomotoras. El 
segundo subtest que compone esta prueba está constituido por la denominación y el 
habla narrativa, en los niños su alteración puede tener orígenes globales. 
g. Escritura y lectura: la exploración en esta prueba se inicia con el estudio del análisis y 
síntesis fonéticos de palabras, para pasar a los subtests de escritura y lectura; los 
complejos sistemas funcionales que los sustentan hacen muy difícil su relación con el 
sustrato cerebral del que dependen. 
 
 
h. Destreza aritmética: la organización de esta prueba se basa en el paso de exploraciones 
simples a complejas y el de operaciones automáticas a menos habituales. El primer 
subtest que la compone es la comprensión de la estructura numérica y el segundo 
operaciones aritméticas, el fallo en niños podría indicar alteración o retraso en zonas 
inferoparietales o parieto-occipitales del hemisferio izquierdo. 
i. Procesos mnésicos: en niños la memoria y la motricidad son las funciones que resultan 
más seriamente dañadas en caso de lesión cerebral. Se evalúa en primer lugar la memoria 
inmediata (proceso de aprendizaje, retención y evocación), para pasar a explorar la 
utilización de relaciones lógicas para memorizar (memorización lógica), cuyos déficits se 
asocian con disfunción de los lóbulos frontales.

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