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Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 2 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón The Barbarian Prince Michelle M. Pillow 3 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón TzÜtwxévÉ àÉwÉ xÄ xáyâxÜéÉ Öâx {tvxÇ? çt Öâx áx Öâ|àtÇ {ÉÜtá wx áâx©É ç wx áâ à|xÅÑÉ wx ÄxvàâÜt ÑtÜt àxÜÅ|ÇtÜ ÄÉá Ä|uÜÉá ÑtÜt ÇâxáàÜt ÖâxÜ|wt vtá|àt ç ãxu _xàÜtá wx VÉÜté™Ç? zÜtv|tá tÅ|ztá ÑÉÜ àÉwÉá áâá xáyâxÜéÉá? wx äxÜwtw? Éá Öâ|xÜÉA dâ|xÜÉ tzÜtwxvxÜ t àÉwt Ät ytÅ|Ä|t wx _xàÜtá wx VÉÜté™Ç? ÑÉÜ àÉwÉ áâ tÑÉçÉ ç vÉÅÑÜxÇá|™ÇAAA bá Öâ|xÜÉ vÉÇ vtÜ|©É‹ ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση Mistral cW M W|Éá Åx Ätá uxÇw|zt t àÉwtá ç âÇ xáÑxv|tÄ tzÜtwxv|Å|xÇàÉ t àÉwtá Ätá Öâx {tÇ ÑtÜà|v|ÑtwÉ ÑtÜt Öâx áx {tzÉ ÑÉá|uÄx Öâx ÑÉwtÅÉá ÄxxÜ xáàÉá uxÄÄÉá Ä|uÜÉá? zÜtv|tá? W|Éá Ätá uxÇw|zt t àÉwtá ÑÉÜ xáàtÜ vÉÅÑtÜà|xÇwÉ áâ à|xÅÑÉ? Éá Öâ|xÜÉ? uxáÉá Å|Ä‹A Ayne P@ndor@ ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση KMY Enma B Raven Alie La Nena Eugenia 4 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón CCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAPPPPPPPPPPPPÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍTTTTTTTTTTTTUUUUUUUUUUUULLLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO 111111111111 Se busca: “La Corporación de Novias Galaxy busca a 46 hembras fértiles de la Tierra con cuerpos sanos, sin discapacidad, cerca de la edad de procrear y el estado de salud A5+; para contraer matrimonio con varones sanos y fuertes de Qurilixian en su festival anual de Apareamiento. Con posibilidades de pertenecer a la Realeza. Deben ser compañeras sexuales deseosas y muy trabajadoras. La virginidad es un extra. Aplicar con los documentos sanitarios A5, documentos de viaje, y con el coeficiente intelectual que aparece en pantalla para: Novias Galaxy, Phantom Nivel 6, Cuadrante X, Earthbase 5792461.” La idea era sencilla. Descubrir las prácticas ilegales del comercio de vírgenes por Novias Galaxy. Durante años se había rumoreado que Novias Galaxy usaba unidades médicas ilegales para regenerar la virginidad en las mujeres. La virginidad significaba más 5 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón comercio con el creciente número de bárbaros de la población masculina de planetas humanoides, ansiosos por la carne fresca de las jóvenes novias terrícolas. Si la noticia salía sería inmensa. Esa era exactamente el tipo de noticias que lanzaban la carrera de una periodista al estrellato. Era justo lo que hacía falta para derribar a las malévolas corporaciones de reproducción que vendían mujeres al mejor postor. Morrigan Blake solo era una periodista o eso creía ella. Sin embargo las unidades médicas donde tales procedimientos tenían lugar eran casi imposibles de encontrar, ya que parecían cualquier otra unidad médica. Se requeriría de una serie de pruebas de diagnóstico para revelar la secuencia del chip necesario para la restauración de la virginidad. Sólo tenía que conseguir que las mujeres hablaran con ella, lo cual tampoco sería fácil. Las novias estaban siendo muy bien recompensadas por su participación. Muy bien, pensó Morrigan con ironía mientras miraba distraídamente a sus pies descalzos en la silla de la pedicura. Las Corporaciones de Apareamiento no eran exactamente malvadas, y la restauración de la virginidad no era precisamente ilegal. 6 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Las pequeñas manos metálicas del robot trabajaban frenéticamente en sus pies, mientras otro le jalaba su cabello oscuro en un moño Qurilixian tradicional. Algunos rizos quedaron colgando en su espalda en largas ondas espesas. El robot había usado extensiones de pelo para conseguir que su peinado, normalmente corto, creciera. Pesaba mucho para su cuello y era difícil acostumbrarse. Morrigan estaba en la lujosa nave espacial de salón de belleza con el resto de las candidatas para novias, preparándose para la unión cósmica más tarde esa noche. Habían pasado el último mes mimándolas y preparándose para esta noche. Mirando hacia sus piernas, Morrigan esbozó una media sonrisa. Por lo menos el viaje le había dado un montón de beneficios gratuitos: eliminación de vello permanente, un cuerpo en forma y tiempo para contemplar el color perfecto de las uñas de sus pies. ¿Galaxy Rojo nº1 o Galaxy Rojo nº2? Bueno, definitivamente se estaba aburriendo. Según su editor tenía que ser dócil y romántica para ser una de las cuatro seleccionadas para los Príncipes Qurilixian que posiblemente asistirían al festival. Habían pasado sesenta años desde que la realeza asistió a un festival en busca de una novia, y 7 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón las mujeres en la Tierra estaban siempre ansiosas por devorar cualquier detalle de los romances e intrigas reales. La última obra que había hecho en la boda real de Lophibian había impulsado la venta de diarios en los estanquillos casi un cuarenta por ciento y Lophibian era una especie de babosa cubierta de escamas. Pasó cuatro meses en los pantanos cubierta de una cosa verde-azulada. Aunque el efecto de tinte que tuvo en su pelo había sido realmente hermoso, Morrigan no quería revivir ese viaje por nada en el mundo. Este era, definitivamente, su mejor trabajo. Si era capaz de descubrir un escándalo y podía entrevistar al menos a uno de los cuatro príncipes, podría obtener dos historias en un viaje. Por no hablar de una gran promoción y un aumento salarial. Además, el rumor de que los hombres eran sanos y viriles especímenes y que en las fotografías se veían particularmente bien ayudaba bastante. Los hombres guapos vendían portadas. 8 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón No sería fácil. No habían fotos conocidas de estos hombres en los expedientes y eran conocidos por no dar entrevistas, especialmente sobre sus fiestas privadas. ¡Oh, si pudiera sacar esto adelante! Tal vez entonces se podría tomar unas bien merecidas vacaciones en su apartamento. Se preguntó si recordaría el lugar exacto donde estaba su apartamento. — ¿Y qué hay de ti, Rigan? ¿Has terminado ya tu transferencia de archivos Qurilixian?— preguntó una mujer cerca de su asiento de belleza. Su voz era suave y amable, a juego con sus amables ojos azules. Su cabello castaño claro giraba en su cabeza en un frenesí causado por las seis manos de un robot. Poniendo mucho cuidado en no moverse. Morrigan se volvió al oír su nombre y dio a Nadja una leve sonrisa. Nadie en la nave sabía quién era ella realmente. Todos creían que era otra novia emocionada en búsqueda de viriles machos guerreros Qurilixen, que se rumoreaba, querían reproducirse. Ser elegida era un honor, o eso afirmaban las otras mujeres. Los pensamientos de Morrigan, por el contrario, la llevaron 9 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón hasta un mercado de carne, y ellas eran el corte especial. — ¿No lo sabías?— se echó a reír Gena, cerca de Nadja. Su pelo rojo estaba terminado y su robot de belleza estaba poniendo el acostumbrado velo corto sobre la rizada melena rojiza. —Rigan fue la primera en terminar los archivos Qurilixian. Parece que está más que ansiosa por complacer a su nuevo marido.— —O que él la complazca— agregó alguien desde el otro lado de la sala circular. Morrigan cerró los ojos, haciendo caso omiso de las abrasivas mujeres. Sinceramente, no las entendía. Claro, algunas de ellas eran muy amables y hasta parecían inteligentes y de buena educación, como Nadja, la de voz suave. Pero el por qué alguien en la galaxia se sometería a este comercio, estaba más allá de su entendimiento.10 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Estar sola no era tan malo. No tenía a nadie a quien responder, excepto a su jefe, Gus. Él nunca la molestaba a menos que se retrasara en una historia. Tomaba sus propias decisiones y cerraba sus propios acuerdos. Nunca tenía que preocuparse por un chico que estuviera velando por ella preguntándole cuando estaría de regreso de su asignación. O lidiar con los celos que inevitablemente vendrían de una misión como esta. Aunque, reflexionó Morrigan, siempre trataba de ver todos los lados de una historia aunque no siempre tuviera éxito al hacerlo, sería agradable tener alguien con quien hablar a altas horas de la noche. Alguien a quien que frotara sus pies cuando estuvieran adoloridos. Alguien con quien... Ella sonrió. Hey, sólo tengo que llevarme este robot de belleza a casa conmigo. —Ojalá pudiera ser tan ambiciosa. Me temo que no he visto ni uno solo de esos aburridos archivos. — 11 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Morrigan no podía decir quién estaba hablando por que sus ojos estaban cerrados. Esperaba que las demás creyeran que dormía la siesta, así no tendría que participar de las nerviosas bromas. Tenía miedo de que su excitación fuese transparente. Estaba, después de todo, cerca de un gran cheque. Morrigan había pasado la mayor parte de la primera semana en la nave de las computadoras descargando información de Qurilixen en su cerebro. La avalancha de información le había dado una fuerte migraña, pero había valido la pena, ya que se había liberado del trabajo durante el resto del viaje. Ya había escrito, y transmitido, el comienzo de su suave obra romántica. Durante semanas su cabeza había lidiado con muchos hechos del planeta. Este estaba en el borde del cuadrante Y, habitado por hombres primitivos similares a los clanes de vikingos medievales de la Tierra. Los Qurilixian adoraban a muchos dioses, favorecían las conveniencias técnicas de las comodidades modernas, y en realidad preferían cocinar sus propios alimentos sin 12 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón la ayuda de un simulador. Eran clasificados como una clase guerrera, a pesar de que estaban en paz hacía casi un siglo, aparte de las pequeñas escaramuzas territoriales que estallaban cada quince años más o menos, entre algunas casas rivales. La información que no había archivado y que la tenía preocupada era sobre la ceremonia de la boda en sí, y un poco sobre la cultura y las leyes. Dudaba que la boda fuera diferente de las otras ceremonias oficiales en el planeta. Morrigan no pensaba casarse mientras estuviera allí, pero esperaba ver una ceremonia y conseguir algunas fotos. Todas las cositas que pudiera recoger a lo largo del camino las podría archivar dentro de su cerebro en el viaje a casa. Morrigan sonrió irónicamente a sí misma. Definitivamente iba a ser una de las desafortunadas perdedoras a las que les daban un viaje gratuito de regreso a casa. ¿La Corporación no había advertido ya que no todas las novias serian elegidas? 13 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón —Ya me he probado el vestido de esta tarde— dijo Gena interrumpiendo involuntariamente los pensamientos de Morrigan. Empujó hacia arriba sus generosos pechos por debajo de la bata. —Estos son magníficos, pero creo que voy a ir a aumentarme los pechos otra vez, sólo un poco más grandes, y voy a alargar más mis pezones. Los príncipes no se podrán resistir. Tal vez me case con los cuatro, sólo por diversión. — — ¿Cómo sabrás cuales son los Príncipes?— preguntó una rubia del otro lado de la sala. Morrigan ahogó su risa con la mano por las cínicas palabras, reconociendo a Pia. Ahora, curiosamente, esta parecía ser una mujer que compartía su falta de interés en el matrimonio. —He oído que todos los hombres llevan disfraces. Podrías terminar con un guardia real. — — un jardinero— añadió una morena con una sonrisa. 14 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón —Tengo entendido que, prácticamente, no llevan nada en absoluto— agregó una mujer con pelo rojo y ardientes ojos verdes color esmeralda. —Salvo una máscara y algo de pieles. — —No puedes dejar de notar a la realeza— dijo Gena audazmente con una pícara sonrisa de emoción. —Lo ves en la forma en que se mueven. — Morrigan se puso de pie cuando su robot acabó. Bajó la mirada hacia sus propios pechos mejorados que asomaban por una brecha de su túnica blanca. Eran de una talla más grande que a los que estaba acostumbrada. Habían sido parte de las mejoras de belleza, cortesía de los servicios de la empresa por parte del viaje. Eran reales, sólo que alterados genéticamente para perfeccionarlos. Al principio no le gustaron. Pero cuando se acostumbró al peso reconoció que realmente su ropa se veía mucho mejor. Sólo esperaba que ninguno de los hombres en la oficina tuviera tiempo de notarlo también. 15 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Su nave estaba equipada con las mejores comodidades y servicios que el sistema estelar podía ofrecer. Cada pasajero tenía su propio robot asignado, y las unidades de cocina en cada cuarto podían materializar casi cualquier delicia culinaria, sin apartarse de las estrictas dietas de minerales que la corporación les había impuesto. Incluso el médico era mecánico. La única compañía que a las mujeres se les permitía hasta el último mes del viaje eran las unas a las otras. Estaban en cuarentena, para asegurar que nada indecoroso sucediera, por lo que las llamaban cariñosamente “el harén”. La única comunicación con la tripulación de la nave era por transmisiones de video. Las novias eran mercancías valiosas. La cuarentena había creado un ambiente de gatas ansiosas entre las mujeres que competían. Morrigan frunció el ceño. Estaba, aparentemente, necesitada de alguna compañía con testosterona. Cuando los otros robots terminaron, las futuras novias comenzaron a dirigirse lentamente de regreso a 16 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón sus habitaciones personales para vestirse. Una excitación nerviosa y contagiosa flotaba en el aire mientras hacían todo lo posible por parecer indiferentes. Ignorándolas a todas, Morrigan sacó su tarjeta de identificación de su bolsillo y la deslizó por el sensor láser para abrir la puerta de su habitación. Una vez a solas suspiró y se abrió paso a través de la gran variedad de máquinas y sensores que parpadeaban iluminando diferentes partes de la habitación mientras reconocían su presencia. Con una breve y distraída orden de Morrigan comenzó a sonar una música suave de fondo. Se sirvió un vaso de whisky del simulador, su bebida habitual antes de aterrizar en un nuevo planeta. Contribuía a mantener sus nervios a raya y ordenar sus pensamientos. Lentamente se dirigió a la ventana oval llena de estrellas brillantes. En la distancia pudo ver la superficie de color marrón rojizo del pequeño planeta de Qurilixen. Levantando la copa hacia el astro, murmuró —Salud. — 17 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Suspiró ante la quemazón de la bebida mientras se deslizaba por su garganta. Entonces zafó una tuerca de la ventana de metal y sacó un contenedor oculto. Empujó el botón ovalado en la parte superior deslizando la tapa hasta abrirla. Miró a su alrededor para asegurarse de que su robot no estuviera en la habitación, deslizando un pequeño disco grabador con forma de lente de contacto en su dedo, se lo metió en el ojo. Parpadeó varias veces para ajustarlo en su lugar antes de poner un anillo en su dedo meñique. La resplandeciente piedra esmeralda brillaba por la luz del fuego procedentela falsa chimenea de la nave. El viaje casi había terminado y nadie había dicho nada acerca de la conspiración de la virginidad. Odiaba admitirlo, pero tal vez no hubiera nada para una historia después de todo. Los rumores eran, como mínimo, imprecisos. Pero Morrigan sabía al estar viviendo con otras mujeres durante un mes, cuáles de 18 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón ellas eran experimentadas en cuanto a los hombres. Sólo tendría que esperar a que los matrimonios se completaran antes de ver cuáles eran proclamabas puras. Entonces ella tendría una historia y, con suerte sería capaz de demostrarlo. * * * * Las compuertas de la nave escondía a los hombres Qurilixian de la vista, pero las mujeres podían oír la música y las risas más allá de la escotilla. El atardecer se ponía en el normalmente soleado planeta, marcando así el comienzo de una oscura noche de festival. Normalmente una neblina de suave luz verde cubría la superficie del planeta. Qurilixen tenía tres soles—dos amarillos y uno azul— y una luna, lo que lo hacía un planeta particularmente brillante. Las hojas verdes del planeta eran de un tamaño excesivo debido al calor excesivo y la humedad recibida. Los árboles se alzaban por encima de la superficie del planeta como secuoyas de gran 19 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón tamaño. Algunos de sus troncos eran tan grandes como los edificios más altos de la Tierra. Las novias esperaban en fila en el corredor de salida de la nave hacia el puerto. Sus cuerpos estaban cubiertos con vestidos tradicionales Qurilixian hechos de una gasa de seda fina. El material ligero se ondulaba contra la piel cuando se movían, apretándose sobre las caderas y agarrándose alrededor de las piernas en finas tiras. Suaves zapatos de seda cubrían sus pies. Morrigan miró hacia abajo a su cuerpo casi expuesto y sonrió irónicamente. Como, se trataba de un planeta masculino, sin duda alguna, los hombres habrían diseñado estos atuendos. Los vestidos eran bajos sobre los pechos y mostraban un escote generoso. Algún tipo de cinturón cruzaba su espalda. Pero en lugar de abrocharse en la parte delantera continuaba hasta los lados, manteniendo las muñecas con cadenas de seda y a mitad de camino del brazo se 20 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón entrelazaban por encima de los codos. Las mujeres no podían levantar los brazos por encima de sus cabezas. Las mujeres Qurilixian eran escasas debido a la radiación azul que el planeta sufría. A lo largo de las generaciones la radiación había alterado la genética de los hombres para producir sólo fuertes herederos, guerreros machos y grandes. Tal vez uno de cada mil nacidos sería una hembra Qurilixian. En los viejos tiempos habían utilizado portales para arrebatar a las novias de sus hogares, trayéndolas a su planeta. Incluso había rumores de que su especie se había originado en la Tierra, pero no había ninguna prueba. El hecho de no tener mujeres propias, era la razón de que los servicios de corporaciones como Novias Galaxy fueran tan valiosos para ellos. A cambio podían extraer el metal que había en las cuevas de Qurilixian y que se encontraban sólo en sus minas. El metal era una fuente de energía ideal para las naves espaciales, casi inútil para los Qurilixian, que preferían vivir lo más sencillamente posible. Ellos no eran conocidos como exploradores. 21 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Sintiendo que la línea estaba a punto de moverse, Morrigan espero y apretó la esmeralda en el dedo dos veces para tomar una rápida foto de las mujeres que esperaban para su artículo. La grabadora en sus ojos, parpadeó en negro lo que significaba que estaba trabajando. Más tarde podría descargar las imágenes. Fuera de la nave podía ver el suave resplandor de la luz del fuego crepitante de una hoguera gigante. El olor a madera quemada se mezclaba con el perfume exótico de la naturaleza. La luna Qurilixian que estaba sobre su cabeza era grande y brillante, la luna más grande que había visto en su vida en la superficie de un planeta. Las llamas flameaban en la hoguera en una noche estrellada enviando chispas al aire fresco. Se dio cuenta de que no podía ver a lo lejos y solo percibió una vaga impresión de una montaña. Morrigan se adelantó y los vítores de los hombres alborotados por el ambiente del festival se apoderaron 22 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón de ella. Morrigan se ruborizó a pesar de sí misma, sintiéndose casi desnuda con su atuendo de “sacrificio”. Los terrenos tenían grandes tiendas de campaña en forma de pirámide. Las antorchas encendidas hacían caminos en la tierra oscura. Cintas y banderas de muchos colores brillantes flotaban en la brisa. En la parte de atrás, los hombres casados se sentaron en unos tronos que parecían sillas con sus esposas firmemente sobre sus regazos. Morrigan estaba feliz de descubrir que su información, hasta el momento, parecía correcta. Por su pelo largo y su estilo de túnica se parecían mucho a los vikingos. Se podían oír las risas de las mujeres casadas mientras miraban el espectáculo de aquellos bárbaros demasiados jóvenes para participar en el festival de este año gritando y posando para las futuras novias. Morrigan tragó presa del nerviosismo. Algunas de las mujeres frente a ella posaron como modelos ante la multitud que las estaba viendo. Ella tuvo la repentina necesidad de pasar bordeándolas en un intento evitar la etapa de acoplamiento en que se había convertido la 23 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón plataforma que tenía adelante. Tratar de lidiar con unas babosas era una cosa, ¿pero con humanoides? Y no cualquier humanoides, estos eran fuertes, viriles, sanos, dejaban a una mujer hambrienta por estos masculinos humanoides. En el último minuto se acordó de hacerle una foto a las parejas casadas y a los del campamento. — ¡Dios mío!— exclamó Gena en un murmullo sin aliento inclinándose hacia delante para mirar por encima del hombro de Morrigan. — ¿Los ves Rigan? Con hombres como esos a quién le importa si te casas con un jardinero.— Morrigan siguió los ojos de la mujer mirando con curiosidad la plataforma atracada a la tierra. Los solteros que estaban de pie debajo de ellas eran realmente muy guapos. Aunque los hombres de atrás se reían y algunos siguán mostrando sus músculos, los verdaderos solteros estaban completamente inmóviles. Sus cuerpos bronceados parecían como estatuas, sólo las inhalaciones y exhalaciones de su respiración demostraban que estaban vivos. 24 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Morrigan quería correr hacia el interior. Sus pies se negaron a moverse. Eso fue hasta que Gena le dio un empujón, ansiosa por descender por la plataforma. Los machos Qurilixian tenían cada centímetro de la clase de guerreros orgullosos que se rumoreaba que eran, algunos casi parecían torres de casi siete pies de altura. Taparrabos de pieles envueltas alrededor de la cintura dejaban al descubierto su pecho y piernas. El fuego brillaba sobre su piel suave y aceitosa. Bandas de oro con diseños entrelazados se afirmaban alrededor de los musculosos bíceps. En sus cuellos colgaban sólidos cristales atados con correas de cuero. El corazón de Morrigan empezó a latir, en parte por temor y en parte entusiasmado. La tensión sexual en la nave había sido potente durante el último mes. Hasta ese momento Morrigan había sido capaz de resistir su lujuriosa atracción. Pero había algo en el ambiente del campamento… algo erótico en el olor a madera quemada y rustica, llena de colores. La música sonaba, primitiva y salvaje, en el fondode forma hipnótica y seductora girando a su ritmo. 25 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Máscaras de cuero negras cubrían las caras de los hombres, ocultándolos desde la frente hasta el labio superior. Sus ojos brillaban lujuriosos por las rendijas de la máscara, como metal líquido, ¿o era su imaginación? Morrigan no lo sabía. Capturada por un hechizo, de pronto se dio cuenta de que estaba caminando por un pasillo hecho de carne caliente a cada lado. Eran tan altos que la multitud detrás de ellos desapareció de la vista. Miró a un lado y luego el otro. Su corazón siguió latiendo. La sangre corría dentro de sus oídos ensordeciéndola. De alguna manera sus pies se las arreglaron para seguir moviéndose, empujándola hacia delante en la fila. La multitud expectante se sumió en un total silencio mientras los solteros estudiaban a las mujeres, concentrándose en ellas con ojos serios y labios apretados con dureza. Entonces su corazón y el tiempo se detuvieron. Su aliento se atascó en su garganta, atrapada por una mirada azul intensa bajo una máscara. Los ojos del hombre se redujeron hasta 26 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón formar una estrecha brecha y una sonrisa lenta y pausada atrajo la atención hacia sus labios. El cristal alrededor de su cuello empezó a latir y a brillar con luz blanca. Morrigan sintió la caricia de la fría brisa de la noche en la parte superior de sus pechos tan real como si fuera una mano contra su piel. Unos escalofríos la sacudieron desde encima de su cuello desnudo hasta su cara. Su velo azul corto revoloteo sobre su oscura cabellera. Su mano se levantó sin que ella la mandara, como para atraparlo. Pero los grilletes de seda de su cinturón se lo impidieron. Parpadeó lentamente, el hombre asintió con la cabeza a modo de saludo. Volvió la cabeza para ver como ella pasaba junto a él. Una sonrisa brotó de sus facciones, sustituida por un apasionado propósito y promesas electrizantes. Morrigan se estremeció cuando su corazón comenzó a latir de nuevo. 27 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón A medida que avanzaba por la línea restante de hombres miró a su alrededor. Los otros eran hermosos pero ninguno le llamó la atención o le devolvió la mirada durante mucho tiempo. Y ninguno era tan fascinante como lo era el hombre de los ojos azules radiantes. Se preguntaba por esa curiosa sensación en sus venas cada vez que pensaba en él. Quería mirar hacia atrás, pero su cuello no se lo permitió. Era como todos los demás y, sin embargo de alguna manera, era diferente. Caminando hacia una plataforma elevada cargada con un banquete gigantesco, Morrigan se olvidó por completo de la esmeralda en su dedo y de su asignación en el periódico. 28 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón CCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAPPPPPPPPPPPPÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍTTTTTTTTTTTTUUUUUUUUUUUULLLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO 222222222222 Ualan de Draig sonrió mientras la mujer de la tierra pasaba por su lado. Estaba vestida con el atuendo tradicional de su gente. El material se envolvía alrededor de su cuerpo, abrazaba sus curvas de una manera que hacía que a cualquier hombre le doliera la entrepierna con solo mirarla. Quienquiera que hubiera inventado esta tradición era un sádico. Él ya estaba torturado y tenso por el deseo. Su novia tenía el pelo del color de la medianoche y grandes ojos que él estaría encantado de pasar el resto de su vida contemplándolos. Lentamente, sintió el comienzo del cambio en sus miembros mientras que el cristal brillaba intensamente en su cuello con promesas 29 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón no dichas. Ualan sonrió. Los dioses, en efecto, habían sido generosos con él. Mientras ella levantaba su mano hacia él, quedo sorprendido. Las novias raramente se movían, excepto para caminar, mientras se encontraban dentro del proceso de búsqueda. Si lo hacían era considerado, en última instancia, como un buen presagio; aunque algunos de los ancianos creían que significaba un duro comienzo. Ualan era optimista. Su matrimonio seguramente sería bendecido. Su cuerpo sintió inmediatamente la conexión ardiente entre ellos cuando ella lo miró. Cuando la última novia pasó, los poderosos solteros de Qurilixian giraron en dirección contraria. Estaban anormalmente silenciosos, como mandaba la tradición. Aquellos que fueron bendecidos necesitaban ir al templo y dar las gracias. Los que no, necesitaban reagruparse. Además, era bueno dejar al resto de las mujeres descansar del recorrido. Para aquellos que fueron elegidos por el cristal, sería una noche larga y placentera. * * * * 30 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón El banquete yacía en largas mesas, dispuestas exactamente delante de las novias, y distribuido encima de largas tablas de madera como un bufet. Las parejas casadas cenaban en las suyas propias, alrededor de la hoguera, lejos de las futuras novias. Morrigan vio que las esposas alimentaban a sus maridos con la mano. Estaba dudosa de probar los cerdos de dos cuernos asados y los bloques de pan azul de Qurilixian con queso batido presentados en platos delante de ella. Aunque olía maravilloso, nunca había tomado una comida que no fuera primero purificada en un simulador de alimentos. Pensando en todos los parásitos alienígenos que podrían contener, se refrenó. Una vez había hecho una historia sobre ese asunto. Lo que los pequeños bichos le hacían a los seres humanos no era bonito. Pensando en el hedor de las pústulas reventadas que estuvo obligada a fotografiar, se contuvo. Era mejor tener su estómago sonando. Con curiosidad, sus ojos recorrieron el campamento. Los solteros habían desaparecido. Había estado demasiado aturdida para ver hacia a donde se habían dirigido. La neblina de ensueño la había sorprendido al principio, hasta que hubo resuelto que 31 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón eran solo los nervios. Estaba acostumbrada a ver el foco desde afuera, no a estar metida en el medio. Los criados llevaron jarras llenas de un extraño vino de bayas. Morrigan recordaba vagamente su nombre, difícil de traducir, que significaba algo como “El último aliento de la dama”. Pensando que el alcohol mataría definitivamente cualquier criatura peligrosa que pudiera contener la bebida, ella lo probó. El dulce sabor era embriagadoramente maravilloso. La mayoría de las mujeres cenaron silenciosamente nerviosas. Algunas coqueteaban con los guapos criados que eran demasiado jóvenes para participar y quienes estaban más vestidos de lo que los solteros lo habían estado. Era difícil para las novias levantar los brazos, por lo que los atractivos criados les traían cualquier cosa que ellas deseasen. Algunos, incluso, fueron tan lejos como para ofrecerles a las mujeres los alimentos de su propia mano. La brillante esmeralda en su dedo llamó la atención de Morrigan. Dejó su copa de vino. Se dio cuenta de que se había pasado la mayor parte de la comida sin tomar una imagen o secuencia de vídeo. ¿Cómo podía haber olvidado su misión? Sacudiendo la 32 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón cabeza, puso su mano debajo de la mesa y apretó la esmeralda una vez para comenzar la grabación. Mirando de nuevo a los hombres, se inclinó hacia Nadja a su lado y le preguntó, ─¿A dónde crees que se fueron?─ Nadja saltó, sorprendida al oír hablar a Morrigan. Levantando su copa, la mujer comenzó a responder, pero fue cortada por el sirviente que se apresuró a llenar su vaso medio vacío. Nadja lo miró sorprendida,pero lo dejó. —Fueron hacer una ofrenda a los dioses— dijo el joven. Nadja bajó su copa a la mesa al terminar. El sirviente llenó la de copa de Morrigan hasta el tope, instándola a beber con un gesto de su mano. Morrigan le sonrió tímidamente, viendo que tenía una cicatriz que cruzaba la punta de su nariz. —Van a pedir que los bendigan esta noche en la búsqueda de esposa.— —¡Oh!— dijo Morrigan. Sonriendo al sirviente, pensando en sus adorables supersticiones. Él no se alejó. Miró a su bebida, instándola de nuevo en silencio para que ella lo bebiera. Morrigan la levantó y tomó varios sorbos. El sirviente sonrió y se alejó para asistir a algunas de las otras damas que necesitan más vino. 33 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón — ¿Estás nerviosa?— Nadja preguntó en un susurro cuando estuvieron solas. Ella no esperó a que la mujer contestara. Se rió aprensiva. —Apenas puedo quedarme quieta. Creo que esta bebida tiene una gran cantidad de licor o algo en él.— La cabeza de Morrigan se estaba volviendo un poco ligera. Siguió bebiendo de todos modos, sabiendo que haría falta más que un poco de vino para quedar ebria. Pero, cuando su cabeza le dio vueltas ligeramente con una neblina, reconsideró su hipótesis acerca de la bebida e hizo acopio de valor para probar el pan azul. Esperaba que el pan absorbiera el licor y mantuviera su cabeza nivelada. No sería capaz de escribir su historia si estaba demasiado borracha para recordar lo que había pasado. —Rigan— empezó Nadja en un murmullo. Morrigan miró a la cara pálida de la mujer. Sus ojos azules bailaban alrededor de su piel de porcelana. Inclinándose hacia delante, murmuró ─Tengo miedo. Creo que he cometido un error. — ¿Crees que me dejarían volver a la nave?— 34 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón — ¿Qué pasa?— le preguntó Morrigan. Había hablado con la mujer un par de veces, pero la mayoría de las veces Nadja estuvo muy ensimismada. —Yo...— Nadja hizo una pausa y sacudió la cabeza. Sus ojos parecían estaban casi llenos de lágrimas. —Son muy grandes, ¿no?— —¿Quién, los hombres?— preguntó Morrigan sin necesidad. Pensó en los magnéticos ojos azules del guerrero, visualizándolo como si estuviera en frente a ella. Oh, sí, eran muy grandes. —Sí—susurró Nadja. Sus ojos miraron hacia abajo cuando tragó nerviosamente. —No crees que... ¿nos hará daño? Parecen más grandes que la mayoría de los hombres de la Tierra. — Morrigan miró a la mujer sorprendida. —Nadja, ¿has estado con un hombre antes?— Nadja negó con la cabeza, avergonzada. —¿Ni siquiera con un robot?— insistió Morrigan. Ella misma no era exactamente una virgen. Lo había hecho con un robot una vez, aunque bueno, no fue nada especial. Con una rápida barrida mental con la computadora de su casa podría repetir 35 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón sensaciones similares en menos tiempo y con menos energía. Morrigan sabía que tendría que deshacerse de su virginidad con el fin de obtener su historia. Aunque, para su decepción, ninguno de los técnicos le había dicho nada al respecto, excepto para clarificar su situación al pasar a través de sus registros. Sin embargo, decidió que era posible que ellos sospecharan quien era ella después explorar su historial. —No— Nadja tragó saliva. Su mirada vagó hacia las tiendas a la distancia. Temblorosa admitió, ─Siempre he estado demasiado avergonzada como para ir a los clubes y probar uno. Sin embargo, he visto imágenes. ¿Crees que estos tipos son... de alguna forma diferentes?— —No he pensado mucho en ello. Creo que las leyes de la galaxia requieren que las especies sean físicamente compatibles antes de que se emparejen. De lo contrario, el matrimonio no serviría de nada. Además, odio sonar grosera, pero el punto en todo esto es para que puedan propagar su especie. — 36 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón —Supongo— dijo Nadja, no pareció haberse relajado ante el frío examen de Morrigan de su situación. Bebió más de su vino. Sin tener que llamarlo, un sirviente apareció para llenarle la copa. Se bebió esa también. — ¿Le preguntaste a alguna de las otras?— preguntó Morrigan, cuando el sirviente se hubo retirado de la mesa. Tratando de mantener la nota de esperanza de su tono. — ¿Alguna de ellas te dijo algo de no haber estado con un hombre antes? ¿O de haber estado con un hombre?— —Nunca hemos hablado de eso.— Nadja negó con la cabeza. Morrigan forzó una sonrisa. —Realmente no es un gran problema. Escuché que varias de las mujeres habían remplazaron su virginidad. Por lo tanto, no puede ser tan malo, ¿verdad? Duele por un segundo, pero no más que la serie de vacunas que nos pusieron antes de llegar aquí.— —Supongo que tienes razón, aunque yo no había oído eso.— Nadja pareció calmarse mientras asentía. No duró mucho. De repente, ella se tensó haciendo que 37 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Morrigan volviera sus ojos hacia la plataforma del comedor. La voz de Nadja era entrecortada —¡Oh!— Cuando todo quedó en silencio, la música volvió a llenar el aire. Su ritmo suave era tan dulce como un cálido sol y tan suave como la caricia del viento. Una a una, las posibles novias se quedaron en silencio. Los guapos guerreros se dirigieron caminando hacia las mesas, hasta quedar bajo las maravilladas miradas de las novias. Sus ojos las recorrieron rápidamente y se figaron en las mujeres de su elección. Morrigan oyó el movimiento nervioso de Nadja, pero no tenía ninguna palabra de aliento para ofrecerle a la mujer. Sus ojos encontraron esos inquietantes ojos azules. Había menos hombres que antes. Morrigan supuso que era porque habían decidido no elegir a una compañera. Parpadeó lentamente, notando de nuevo el brillante cristal colgando en el cuello del hombre. Una intensa chispa pasó a través de ella cuando lo miró. Era como fuego eléctrico fundiéndose en sus venas. Mirando a su alrededor se dio cuenta que todos los hombres tenían un cristal que brillaba. Tuvo poco tiempo para darse cuenta de eso, porque su captor de ojos azules empezó a subir las escaleras de la plataforma para quedar de pie ante ella. 38 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Su cabeza rodó hacia atrás sobre sus hombros mientras trataba de respirar. ¿Por qué este guapo extraño la miraba como…. como si estuviera a punto de devorarla? ¿Por qué estaba de pronto disfrutando de su escrutinio? Morrigan tragó con nerviosismo. Su boca se abrió para acomodar su respiración acelerada. Esperó con ansiosa anticipación, con la mente adormecida sin hacer caso a su alrededor. El hombre se acercó más. Sus ojos recorrieron su desnudo y brillante pecho, tan suave, tan fuerte, tan broceado. Deslizándose descaradamente sobre sus gruesos brazos rodeados por una banda de oro… brazos que podían aplastar, brazos que podrían tocar, acariciar y tomar sin tener que pedir permiso. Entonces el habló, su voz tenía un acento suave y profundo. Era como terciopelo en su piel, cuando simplemente pronunció —Soy Ualan. Ven.— Morrigan se congeló, lamiéndose los labios con nerviosismo. Su cabeza daba vueltas por el fuerte vino de bayas. En realidad nunca creyó que uno de ellos trataría de contraer matrimonio con ella. Los hombres nunca habían tenido excepcional interés en ella antes, sobre todo este tipo de hombres. 39 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Ven. La palabra contenía un mandato, una finalidad. Se olvidó de su asignación de prensa, se olvidó de su editor, de su auto-designada misión de encontrar un escándalo. La mano de Ualan se levantó, como si fuera a tocarla. Esperó ansiosa por sentirsu roce, aún confundida por la urgencia. Su piel tiraba en su dirección, hormigueaba con una corriente extraña que parecía ir del cuerpo de él hacia el de ella. El vino fluía violentamente en sus venas como una droga mística. De repente, Morrigan se preguntó si no debería haber estado con un robot sexual más grande. Tal vez el resultado habría sido diferente y no estaría tan increíblemente magnetizada por este hombre ante ella. Algunas de las mujeres a su alrededor se levantaron y fueron en varias direcciones. Sus movimientos eran lentos. Morrigan sintió a Nadja levantarse. Ella la miró. Los ojos azules de la mujer estaban vidriosos y aturdidos cuando se dirigió hacia la plataforma. De repente, Morrigan se dio cuenta que era la única mujer que quedaba sentada con un hombre ante ella. Las que no fueron elegidas la fulminaban con la mirada celosas y enojadas. Su corazón entró en 40 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón pánico por la tentación de dejar que una de ellas tomara su lugar. Justo cuando estaba a punto de sugerirle que se moviera hacia otra, la cabeza de Ualan se inclinó, confundido al ver que ella ella no respondía inmediatamente obedeciéndolo. Colocando sus palmas sobre la mesa, se inclinó más cerca y echó un vistazo a su brillante cristal antes de mirar, aturdido, a los ojos de Morrigan. Morrigan se echó hacia atrás. ¿Realmente él trataba de olerla? —Ven— susurró de nuevo. Aunque el tono seguía siendo suave, fue reemplazado con la dura insistencia de una orden. Los ojos de él se volvieron líquidos, como si una fuerza estuviera tirando de ella en cualquier momento. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaban siendo observados. La música se había desvanecido. Las parejas casadas habían dejado de reír, estaban con los ceños fruncidos y serios, sus excesivamente brillantes ojos estaban centrados en ella con curiosidad expectativa e incredulidad. Muy bien, pensó ella. Yo morderé. Llévame a la segunda ronda. 41 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Incapaz de resistir y poco dispuesta a ser el centro de toda esa atención, Morrigan asintió con la cabeza débilmente y se puso de pie para seguirlo. Los labios del hombre se curvaron de nuevo con una promesa, sin embargo su sonrisa era vacilante. Sus ojos se calmaron aliviados y asintió hacia ella antes de darse la vuelta. Vagamente, oyó el retorno de las risas de las personas de Qurilixian. Fue conducida a bajar las escaleras de la plataforma del comedor. La música volvió también y las parejas empezaron a bailar alrededor de la hoguera. Ualan no la tocó, pero Morrigan podía sentirlo dirigiéndola con un hilo invisible. Había magia en el aire, uniéndola a él, aparentemente controlando su cerebro. Sin embargo, escuchaba la música, olía el humo de leña en el viento en la noche. Sus miembros podían moverse donde les ordenaba ir, si se los ordenaba lo suficiente. Las estrellas brillaban pareciendo nadar alrededor su cerebro y la luna era tan grande que se sentía como un foco de luz brillando sobre ellos desde arriba. Ualan no dijo nada mientras la conducía adelante sobre unos senderos de tierra. Tiendas de campaña en 42 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón forma piramidal pasaban por su campo de visión en una variedad de colores. Su mirada se desvió a lo largo del trasero de Ualan, el vacilante taparrabos de piel gris ocultaba sus nalgas a la vista. Tragó saliva. Sus manos empezaron a moverse, pero fueron detenidas por los lazos de seda. Cuando intentó tocar de nuevo el taparrabo, Ualan se volvió a mirarla, con una sonrisa de complicidad en los labios firmes y reflejándose en sus ojos. Morrigan se sobresaltó avergonzada, sacudiéndose del hechizo que había echado sobre ella. Ruborizada, ella apartó la mirada. — ¿A dónde vamos?—preguntó ella, con mayor poder sobre sus sentidos. Ualan se detuvo y se dio la vuelta, sorprendido al oírla hablar. Incluso con la máscara de cuero se podría decir que era guapo. El volvió la mirada hacia su cristal, una confusión momentánea pasó a través de sus fascinantes ojos azules. Moviéndose cerca de una tienda de campaña, inclinó la cabeza a un lado, y le dijo —Ven.— Morrigan vaciló y negó con la cabeza, no dispuesta a seguir sus órdenes como una insípida fémina. Una sensación desconocida tiró dentro de ella, 43 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón controlando a sus miembros. Una parte de ella quería obedecer, pero su mente lógica no la dejaba avanzar. Esto no era parte del plan. Esto no era parte de su asignación. ¡Oh, él era tan atractivo con ese maldito taparrabos! Alrededor del campamento se podía ver a las otras mujeres agachándose en las tiendas de campaña con diversas protestas. Oyó los gritos de alegría a la deriva en la brisa de las parejas casadas en su propia celebración. El fuego seguía ardiendo, la música seguía sonando, animando a las parejas a bailar por la celebración. Morrigan aún no había visto a los músicos. La maldición de una mente inquisitiva se apoderó de ella y tuvo la extraña necesidad de ir a explorar. ¿Cuándo iba a tener esta oportunidad de nuevo? Empezando a dar un paso atrás de la tienda, Morrigan le dijo Ualan con su distracción aumentando ─Sigue adelante y empieza sin mí. Estaré de vuelta en un minuto. ─ Ualan siguió su mirada a la mesa donde la pareja de casados estaban sentados disfrutando de su mutua compañía. Su mandíbula se tensó. Su novia estaba 44 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón empezando a alejarse de él. ─Ven─ ordenó él, con un tono más fuerte. —Tranquilo, amigo—Morrigan dijo sin la intención de seguirlo a su habitación. Esa situación terminaba de la misma manera en todos los planetas. Dale a la niña un poco de vino y di “yo Ualan, tu bonita, ven” y sin que te des cuenta, estas en medio de algo con todas las características de una orgía privada y una resaca asesina. No, pero gracias solo eres el mismo hombre de las cavernas, pensó Morrigan con una risa divertida. —Mira, estoy segura de que eres un chico estupendo y todo…, — empezó a decir con tono condescendiente negándose a mirar hacia atrás. Comenzó a alejarse. Morrigan, se dio cuenta que se había dejado su anillo puesto y seguía grabando, estaba a punto de tocar la esmeralda cuando sintió una mano en la parte posterior de su cuello. Cerrando los ojos a esa cálida primera caricia, estuvo a punto de colapsar. Su mano callosa se clavó en su largo cabello por debajo del velo, tirando de ella hacia atrás. Sus rodillas se debilitaron y 45 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón cayó en las palmas de las manos de él, dejó de interesarse en el campamento cuando vio su rostro flotando cerca del suyo. Era una locura. Él era un extraño. Estaba en el espacio exterior en un planeta primitivo para hacer un reportaje. Si era inteligente, escaparía de él. Sus piernas no se movían. Estaba aturdida por él, cautivada. Muy bien, de repente no era muy inteligente. Ualan la retuvo contra su bronceada piel de guerrero, pero podía sentir su cálida invitación. Podía oler el aroma exótico y bestial de él… primitivo y crudo. Ella se humedeció los labios. Al ver la respuesta de ella, Ualan sonrió, aunque todavía se veía desconcertado por su indecisión. ¿O era otra cosa lo que veía en sus ojos? ¿Miedo? No, esta criatura de Dios era un guerrero demasiado grande como para sentir miedo. Morrigan podía estar segura de eso. La confianza en sí mismo radiada fuera de su propia naturaleza. —Ven— le susurró en voz baja, rogando, urgiéndola con una simple palabra. Inclinándose hacia adelante, él acarició su suave mejilla con ternura. La caricia susurrada envió un aleteo a su corazón. Con 46Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón más autoridad en su acento, insistió de nuevo —Ven. — Morrigan levantó las manos, esta vez capaz de tocar su cintura. Quería ir con él. ¿Quién se iba a enterar? ¿Podría ser más perfecto? Mañana se iría y él se quedaría aquí. No habría complicaciones, sin corazones rotos. ¿Sólo que esperaría que ella se casará con él? No es que él la amara. Seguramente, no estaría demasiado decepcionado cuando descubriera que se había ido. Él siempre podía encontrar a alguien más en el próximo festival. La piel de Ualan estaba en llamas, ardiendo con un calor primitivo. Su dedo frotaba su pulso en la base de su cuello. Morrigan temblaba por la caliente caricia. Esperó por su beso… se moriría si no sentía su boca sobre la de ella. Pero eso no sucedió. El guerrero se echó hacia atrás mirándola profundamente a los ojos. Luego, mirando alrededor de todo el campamento, como si estuviera buscando a ver si alguien se había fijado en ellos, él la atrajo hacia delante, tirando con suavidad de su cuello para hacerla caminar. Una vez que sus piernas comenzaron a moverse, siguiéndolo al interior, no podía pararlas. 47 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón * * * * —Mi señor, las novias han entrado en las tiendas.— El rey Llyr levantó la vista hacia donde estaba acariciando la garganta de su esposa. La pareja real compartió una suave sonrisa. Sus ojos brillaban de placer. La noche era cálida, el suave cuerpo de su esposa y todos sus hijos habían sido bendecidos esta gloriosa noche con esposas. No podía estar más feliz. —Gracias, Mirox— respondió la reina Mede por su marido. Cuando estuvieron solos, ella susurró con preocupación maternal —Va a ser una noche larga para nuestros hijos, y todavía más larga para nosotros. — —Ellos son hombres de bien, fuertes y honestos —dijo el rey. Aunque nunca lo admitiría, también estaba a su vez nervioso y excitado por sus hijos. Esta era una gran noche para ellos, tal vez una de las más importantes. —Estoy seguro de que todos serán bendecidos con buena suerte y nosotros, mi reina, seremos bendecidos con muchos nietos.— —Espero que estés en lo correcto, mi amor, espero que estés en lo correcto—murmuró la reina, 48 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón contenta de dejar que su marido tirara de ella de nuevo a sus brazos. No podía hacer más nada que esperar hasta mañana. 49 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón CCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAPPPPPPPPPPPPÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍTTTTTTTTTTTTUUUUUUUUUUUULLLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO 333333333333 A Morrigan le picaban los dedos por quitarle la máscara de la cara a Ualan, para poder estudiar mejor su rostro. Con un cuerpo como el suyo, podría haber tenido feas cicatrices y las chicas, aún así, habrían venido corriendo. Caminó de espaldas hacia la carpa llevándola con él para evitar que se alejara otra vez. Dejándola de pie, sola, en medio de la tienda, Ualan fue a cerrar la tapa frontal de la misma. Morrigan se estremeció. No era tan tonta como para pretender que no sabía lo que él quería de ella, mirándola con ojos insinuantes y tocándola con su suave mano. Nunca antes había llegado tan lejos en sus citas, y esta tenía que ser la cita más corta de la historia. 50 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón La tienda era muy grande, con alfombras de piel dispuestas con el fin de amortiguar el piso de tierra. Las antorchas estaban cerca de las paredes. Una gran cama cubierta de satén y seda estaba en el medio. La seda colgaba desde la parte superior de la tienda como la bruma de un sueño hasta rodear las esquinas de la cama. Alrededor de los bordes de la tienda en forma de pirámide, en las tres esquinas habían situadas unas estructuras muy diferentes unas de otras, pero todas descaradamente eróticas y difíciles de ignorar. En la primera esquina había una gigante tina llena de agua hirviendo rodeada por cortinas de gasa de seda, y una gran variedad de botellas. La bañera era lo suficientemente grande para que ambos cupieran con facilidad. La segunda esquina tenía una silla en forma de trono con tiras de cuero, grilletes de hierro, y un surtido de látigos. Morrigan se estremeció de nuevo. Tuvo que alejarse rápidamente, demasiado avergonzada de ser pillada mostrando tanto interés en todo el equipamiento. En la última esquina había una, relativamente segura, mesa llena de alimentos y vino. —Elije—respiró Ualan cerca de su oído. Un escalofrío recorrió su piel. Morrigan saltó, sin darse cuenta de que él estaba tan cerca de ella. Parpadeó, girando la cabeza para mirar su cara. La máscara lo 51 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón ocultaba de su vista, pero no podía ocultar la lujuria en sus ojos o en sus palabras mientras esperaba que ella actuara. Ualan olía la potente sexualidad. —Ah, sí—comenzó Morrigan mordiéndose el labio. Pensando que la última mesa era la menos amenazadora, empezó a avanzar hacia la comida. Una bandeja de chocolates, con nueces encima, estaba organizada delicadamente dispuesta en forma de tentadora pirámide. Había fruta fresca con el aspecto de fresas pero más oscuras y mucho más grandes, con una crema color café. Morrigan ignoró los dulces, agarrando en su lugar una copa de vino. Se la bebió en dos tragos, sobresaltándose por la sorpresa cuando sintió una mano sobre su hombro ligeramente desnudo. Ualan lentamente tomó un chocolate y se lo ofreció para que lo probara. Trató de tomarlo con sus dedos pero él, con gracia, ignoró su mano y lo metió en la boca. Él la miraba perplejo mientras ella se apartaba de él arrastrando los pies con nerviosismo, y rodeó de la mesa hasta ponerse fuera de su alcance. —Gracias, puedo arreglármelas ahora— murmuró. Masticando el delicioso bocado, lo tragó y se lamió los labios antes de limpiarse la boca con la mano. Ualan estaba perplejo. —Escucha─ empezó Morrigan. —Yo…— 52 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón —Shh— susurró Ualan sacudiendo la cabeza. Sus ojos se cerraron brevemente, y cuando la miró de nuevo tenía una expresión de desconcierto. Morrigan pensó que para ser un hombre de muchos atributos, no era un hombre de muchas palabras. Suavemente él dijo —Tu nombre. — —Esto no es…—Morrigan volvió a empezar frustrada cuando él la cortó. —Tú nombre —preguntó con más énfasis, volviéndose más serio. Sus brazos se pusieron rígidos en advertencia. —Rigan—Morrigan respondió ante su fuerte tono —Quiero decir, Morrigan Blake. Pero puedes llamarme Rigan todo el mundo lo hace.— Satisfecho por su respuesta, asintió en señal de aprobación y comenzó a avanzar de nuevo hacia ella. Morrigan continuó alejándose mientras él rodeaba la mesa para llegar a ella. La acechaba como una bestia, sus ojos fijos y concentrados en todos sus movimientos. —Ahora, si te parece bien, me voy— dijo Morrigan saliendo por una solapa de la tienda. Hizo todo lo posible por sonreír mientras se despedía con la mano. El gesto era más de protección que de despedida. Ualan parecía una criatura salvaje persiguiéndola con su mirada y destreza física. — 53 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Gracias por todo y buena suerte con eso de encontrar esposa. Espero que te vaya bien. — —No me parece bien—volvió a pronunciar él con un tono de voz oscuro. Dejó caer su mano y lanzó un suspiro de frustración. Mirando hacia abajo a su cristal que ardía fulgurante, parecía desconcertado por su rechazo. Hubo un largo silencio,él adoptó una postura amenazadora desafiándola a tratar de escapar de él otra vez. Morrigan sabía que él la alcanzaría sin ningún esfuerzo si echaba a correr. —Escucha— razonó Morrigan. Tratando de mantener su tono condescendiente, pero fue difícil. — Sé que debes estar decepcionado de que tus planes se hayan arruinado— agitando la mano alrededor de la erótica tienda mientras hablaba. —Pero no, significa no. Por lo tanto, mejor suerte la próxima vez. Hay un montón de otras mujeres allí afuera que no fueron elegidas por tus compañeros guerreros. Ellas estarían más dispuestas a venir aquí contigo, yo simplemente no soy una de ellas. Todas las otras chicas tienen más ganas de casarse… — Ualan dio un paso amenazador hacia adelante mientras ella hablaba. Morrigan se estremeció. — ¡Atrás hombre de las cavernas!— advirtió rígida, dirigiéndole su más amenazante mirada. 54 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón La mirada fulminante no tuvo el efecto deseado porque él sonrió con arrogancia. Aun así, no era diversión lo que veía en esos profundos ojos azules como fuego líquido. Estaba furioso. Ualan observaba a la mujer de la Tierra ante él. Todo su cuerpo se tensó por la provocación. Esto no era cómo los ancianos habían dicho que sería la noche de bodas. Quería gritarle, pero el honor se lo prohibía. Sólo podía decirle algunas palabras mientras interactuaba con ella. Era la tradición. Tal vez no hubiese sido bendecido por los dioses como solía pensar. Esta moza estaba determinada a ser agravante de.... ¡Urgh! Terminemos con esto de todos modos. —Ahora vamos a calmarnos un poquito, ¿de acuerdo “chispitas”?— dijo Morrigan obligando a sus hombros a relajarse. Lo miró con recelo, preguntándose si él comprendía bien el inglés. Eso podría explicar la confusión. Lentamente pronunciando sus palabras. — No quiero casarme. — Él frunció el ceño. —Ahora— dijo apuntando hacia él con una mano antes de caminar con su dedo en el aire ─Sal allí afuera y encuentra a otra mujer de la nave. Agarrarla.─ Ella sacudió su puño. —Y llévala a tu cama.— Para cuando terminó sus ilustrativas palabras, estaba 55 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón apuntando a la cama. — ¿Entiendes?— continuó lentamente, tal vez un poco más lento por la ira. Su ceño fruncido se profundizó. —Genial— murmuró para sus adentros. —De todos los guerreros allá afuera, tuve que conseguirme al jardinero que no puede hablar mi idioma. — Mirándolo, se enfureció y dijo más fuerte ─Se llama investigación, bárbaro. Ya sabes, estudiar antes de empezar una nueva tarea para saber en lo que te estás metiendo. — Su ceño fruncido se convirtió en una mueca completa. —No puedo seguir hablando contigo, cavernícola. Me voy. — Girando sobre sus talones casi llegó a la abertura de la tienda. Casi. Ualan se lanzó hacia ella, acechando a su presa con la velocidad de la luz. Tomándola firmemente de los hombros, se paró a su lado y le bloqueó la salida. De sus ojos salían llamas mientras la miraba. O trataba de evadirlo con valentía o reculaba despacio como una cobarde. Morrigan hizo una cautelosa mueca con. Definitivamente era una cobarde. Ualan vio a la tímida criatura casi saltar de su piel cuando la tocó una vez más. Se obligó a calmarse. Tal 56 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón vez solo estaba nerviosa. Su mirada continuaba fija en su cuerpo de una forma medio fascinado y medio precavido. Sabía que lo deseaba. El cristal lo demostraba. Además, incluso sin en el cristal, podía oler el aroma potente de su sexo. Sabía que las tiendas podían intimidar a algunas mujeres de la Tierra que eran tímidas y sensibles y que no estaban acostumbradas a las atenciones de un hombre. Para hacerse una idea le preguntó sin rodeos pero en voz baja ─ ¿Has estado con un hombre?─ Morrigan se sonrojó horrorizada. Su boca se movió tartamudeando —Yo... yo....— Ualan elevó su mandíbula, esperando. — ¡Eso no asunto tuyo!— —Responde— urgió pacientemente alentándola ante su incomodidad. Siendo una raza dominada por hombres, su pueblo no era tan tímido a la hora de discutir estas cosas. Pero les habían dicho que las mujeres eran diferentes. Pero cuando la instruyera en su nuevo rol, no sería tan tímida, no era que su vanidad se viera afectada por la forma en que se ruborizaba cuando la cogía mirándolo como un gato muriéndose de hambre. —Responde— lo imitó con un gruñido. —Yo Ualan, tu mujer… uh, uh. — 57 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Él ladeó la cabeza. Tenía la boca tiesa en una mueca por su humor. Morrigan suspiró. De la nada la golpeó una idea. Con los ojos entrecerrados le respondió —Sí, sí lo he hecho.— Ualan logró deslizarse hacia delante antes de que ella supiera lo que estaba haciendo. Cuando Morrigan parpadeó, estaba de pie justo delante de ella. De acuerdo, tal vez esté mal decirlo. No parecía muy disuadido de continuar con su misión a pesar de la teoría de que los Qurilixian preferían a las vírgenes. Inclinándose sobre ella, la tomo del brazo con sus grandes manos callosas. Murmurando contra su garganta gruñó —Entonces no tienes ninguna razón para rechazarme. Elije. — Morrigan se estremeció ante su cercanía. Al ver sus labios tan cerca se dejó seducir y renunció a la batalla. ¿Por qué luchaba tanto? No era como si hubiera un montón de pretendientes masculinos a la vuelta de la esquina compitiendo por estar en su cama. Entonces vio su sonrisa arrogante cuando dudó en contestar. “¡Oh, sí! la batalla había empezado.” Este bárbaro no iba a obtener lo mejor de ella. Era una cuestión de principios ahora. A ella no le importaba lo que este hombre de las cavernas pensara. 58 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Podía ser el Rey de las Siete Galaxias por lo que a ella le importaba. Uno simplemente no trataba a las mujeres como un trozo de carne que se manosea y se mastica a voluntad. —No lo entiendes— susurró Morrigan parpadeando con los ojos muy abiertos de un modo que parecía tan inocente y desarmada. Las fosas nasales de Ualan se agrandaron. —He estado con varios hombres. De hecho, en eso consiste mi trabajo en la Tierra. Soy una prostituta.— “¡Toma!”, pensó Morrigan haciendo un gran esfuerzo para no reírse por sus palabras. A los barbaros no les gustaría tener una de esas como esposa, ¿verdad? —Así que, como puedes ver, no me deseas. — Morrigan se estaba debilitando con la promesa de sus labios cuando se acercó más para estudiarla. Le temía, pero estaba emocionada por la cercanía de su cuerpo. Él la olfateó como un perro en celo. Morrigan trató de alejarse. Sus palabras no sonaban tan confiadas ahora que ella había captado el viril aroma de su exótico cuerpo aceitado; ella murmuró débilmente — ¿Por qué no esperas otro año por una virgen si no te gustan las otras mujeres que están aquí esta noche? Seguramente 59 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón serás el primero en elegir ya que no lo conseguiste este año.— Morrigan sabía que tenía salir de la tienda y ponerse a trabajar, pero sus ojos le suplicaron permanecer, por lo menos, un minuto más para poder dale un último vistazo a cada detalle del cuerpo de Ualan. A la luz de su contacto, el trabajo no parecía tan importante en este momento. Sin embargo, dado que el trabajo era su vida, Morrigan estaba desconcertada por la revelación. Tal vez era el vino. Eso era, solo estaba un poco borracha. —El cristal no miente—le susurró con voz ronca y confiada. —Los dioses han hablado— — ¿Qué?— dijo Morrigan, mirando alrededor de su cuello hacia el resplandeciente cristal. Al instante pudo sentir su poder sobre ella, tentándola, invitándola y exigiéndole, al igual que su portador. Su sangre se calentócon los poderes del vino Qurilixian. Pero en contraste con el vino de la Tierra, la mezcla Qurilixian fomentaba exactamente el sueño. — Yo no creo en tus Dio… — — ¡Silencio!— Su mano empezó a deslizarse con mayor insistencia sobre ella, empujando hacia abajo las hebras de seda tejidas alrededor de sus brazos. Su rudo acento la envolvió en ondas. —Preguntas demasiado. Deseas esto. Haz tu elección.— 60 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Morrigan tragó saliva. Parecía muy seguro de sí mismo y de lo que ocurriría. Ella abrió la boca como si fuera a protestar. Parecía que iba a necesitar ser más convincente. Ualan inmediatamente apretó los labios a los suyos en un beso audaz. Su lengua separo sus labios, chupando suavemente el labio inferior. Su protesta se convirtió en un gemido de sorpresa. Ualan gruñó, tirando de ella con fiereza contra su pecho. Cada caliente pulgada aceitada se moldeaba a su piel. El deseo fluía a través de las ventanas de su nariz, fuerte y potente. La seda y la gasa de su vestido no eran rival contra el fuego. Era una locura y Morrigan lo sabía. Trató de luchar contra su tacto, trató de retirarse, pero su cerebro seguía insistiendo: sólo una sensación más, un poco más, sólo deja que te toque un poco más, más.... Liberándose de su boca, Ualan miro audazmente hacia sus pechos. Él sonrió saboreando su victoria. Con un dedo, tiró intencionalmente hacia arriba de la correa que sujetaba su vestido. —Elije— ordenó él. Morrigan miró alrededor de la tienda de campaña, intrigada por el agua caliente, luego a la cama de manera vergonzosa y curiosa por el trono. No podía pronunciar las palabras. No podía decidir. No podía 61 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón pedir por ello. Estaba demasiado abrumada. Su cuerpo cantaba de formas que nunca antes había creído posibles. Entre el vino, el poder del cristal y el hombre, no podía pensar con claridad. —Vino— respondió Morrigan con una débil respiración y las extremidades debilitadas. Le temblaban las manos allí donde las tenía apoyadas, en su pecho, contra los fuertes golpes de su corazón. Trató de empujar, pero fue un esfuerzo inútil. Era demasiado fuerte, demasiado alto, demasiado abrumador. —Por favor, ¿podrías ir a buscarme un vino diferente?— Su boca se abrió como si fuera a protestar. Morrigan sintió sus uñas arañando suavemente su espalda. Llevó su mano a los firmes labios de Ualan para evitar que hablara. Sus ojos captaron la desesperación de él. Mintiendo, prometió —Ve, por favor. Entonces cuando regreses, terminaremos esto… ¿está bien?— Ualan miró por encima de su cuerpo con un gruñido brutal de pasión contenida a duras penas. Su estómago se puso tenso. Lentamente, asintió y le paso las manos por su piel. La piel de Morrigan saltó inmediatamente en señal de protesta. Le dolía el cuerpo. Sus muslos y estómago 62 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón se estremecieron con una punzada de necesidad. Sus pechos se hincharon por la anticipación por su tacto. Morrigan lo observo dejar la tienda, confiando en su palabra. ─ ¡Oh!─ suspiró, demasiado aturdida por el momento como para moverse. ─La corporación no dijo nada sobre conocerte. ─ Morrigan tardó un tiempo en reponerse. Cuando estuvo segura de Ualan estaba lejos de la tienda, asomó la cabeza por la solapa. Cuando él se fue, su cuerpo se estremeció como si se hubiera helado hasta los huesos. Era un hombre extraño, de eso estaba segura, actuando con tradicionalmente y con instinto primitivo. Pero ¿qué esperaba? Era un Qurilixian no un terrícola. Creció alrededor de hombres, probablemente acostumbrados a dar órdenes y esperando que estas fuesen cumplidas. A pesar de que eran casi iguales genéticamente, sus costumbres eran completamente diferentes. Bueno, pensó Morrigan con un toque irónico en su boca. No del todo diferentes. Si fuera la Edad Media en la Tierra, nos entenderíamos bastante bien. Aunque Morrigan imaginó que un terrícola medieval hubiese hablado más, sobre todo para tratar de seducir a alguien. Sin embargo, había algo peligroso y seductor sobre el silencio de Ualan. Era casi animal 63 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón la forma en que la miraba. Era como si sintiera vergüenza de sus deseos y esperaba que ella se avergonzara. Lo que no dijo con palabras, pudo leerlo en sus ojos y sentirlo en su piel como si él pusiera pensamientos en su carne a su voluntad. Morrigan frunció el ceño y se prometió que tan pronto como llegara a casa, iba a comprar el robot de sexo más grande que sus ahorros le permitieran comprar. El robot-hombre pondría a este bárbaro en ridículo, ella se aseguraría de eso. Al ver que no había nadie fuera de la tienda, Morrigan se coló en la noche. Detrás de una carpa azul y roja se detuvo para lograr orientarse. ─No te resistas, Olena─ oyó desde dentro de la tienda roja. ─Puedo sentir que me deseas. Me elegiste.─ Un gemido gutural de mujer siguió a esa declaración de confianza. Morrigan se estremeció medio tentada de volver a la tienda de Ualan y ver qué más podía ofrecer si firme cuerpo. No era que tuviera que seguir casada con él ni nada de eso sólo por tener sexo. Y, ¿quién lo sabría? No su editor. Ni nadie que le importara. "Enfócate, muchacha” murmuró para sus adentros. "Él es gran matón que piensa que arrastrar a una 64 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón mujer afuera en la puesta del sol por el pelo es ser romántico." Morrigan escuchó a la mujer Olena gemir de nuevo, esta vez más fuerte. Su cuerpo se estremeció. No estaba segura de lo que estaba haciendo fuera de la tienda. Había pensado realmente que habría más charla antes de llegar a conocerse más íntimamente entre sí. Si esto era una cita, ella realmente había estado fuera de escena demasiado tiempo. Cruzo rápidamente hacia una tienda de campaña verde, Morrigan se detuvo cerca de la puerta abierta. Al ver una apertura no pudo dejar de mirar en el interior. ─Elige─ dijo el hombre. Morrigan se acercó más tratando de ver quién estaba con él. ¿Qué era eso de la elección? ¿El profesor de Inglés Qurilixian tendría serios problemas de vocabulario? De repente se sintió como si fueran secuestradas por extraterrestres, guapos y viriles extraterrestres, pero extraños sin duda. ─Yo... no puedo elegir, Olek─ oyó la respuesta de Nadja. ─Todavía no.─ Morrigan vio un destello de piel cuando la mujer pasó junto a la abertura. Pronto el hombre fue detrás 65 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón de ella con las nalgas desnudas que se movían al andar. Una sacudida peligrosa pasó por Morrigan. Sabía que debía alejarse. Pero estos hombres eran demasiado deliciosos para los ojos. Lamiéndose los labios trató de echar otro vistazo. No era como si fuera una mirona. Era un periodista de investigación. Luego para su horror oyó una voz baja detrás de ella. ─No puedes escapar. El cristal siempre te encontrará.─ * * * * La mano de Ualan empezó a temblar mientras trataba de contenerse. La apretó en un puño. Su boca estaba apretada en una línea dura. Por todo lo que era sagrado, ¿qué le había hecho a los dioses para merecer este agravio? Ualan sabía que luchaba contra lo que él despertaba en ella. Era un guerrero listo para un buen desafío de una buena pelea. A pesar de eso, gruño frustrado cuando encontró que su novia se había escapado de su tienda. Sospechaba que lo iba a intentar, a pesar de que todavía estaba decepcionado. Se obligó a relajarse. 66 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Ella era un misterio, uno que tendría que descifrar. No tenía elección. A decir verdad estaba desconcertado por su admisión de haber estado con muchoshombres. Sólo tendría que tratarla con más cuidado. No estaría bien que estuviera jugando falsamente con él. Era raro que pasara, pero había pasado. Ualan recordó cómo se había derretido con su beso. Parecía que tenía una manera de calmar su espíritu después de todo. Podía tratar de pelear con él, pero no era inmune. Al verla cerca, agachada en la tienda de su hermano, sonrió. No le fue difícil dar con su pista. En silencio se acercó a sus espaldas. Forzando su cara a ser severo, declaró, ─ El cristal siempre te encontrará.─ 67 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón CCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAPPPPPPPPPPPPÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍTTTTTTTTTTTTUUUUUUUUUUUULLLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO 444444444444 Morrigan se estremeció por las audaces palabras. Girando sobre sus talones, vio a Ualan con la copa de vino en la mano. El cristal en el cuello vibraba. En el mismo momento sintió una propagación de calor entre sus muslos y sus pezones se pusieron duros. Su rostro palideció, horrorizada por haber sido atrapada viendo a otra pareja. ─No entiendes─ comenzó Morrigan levantando la mano débilmente para detener su progreso. Ualan echó un vistazo a la abertura de la tienda y le sonrió tendiéndole la copa para que la tomara. Las mejillas de Morrigan estaban teñidas de un rosa brillante y ardiente que incluso la oscuridad no podía ocultar. Sabía que él entendía muy bien lo que había estado haciendo. 68 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Morrigan se resistió. Negándose a tomar de la copa que él le ofrecía, porque aceptarla significaba acercarse a su delicioso cuerpo, ella meneó la cabeza. Distraída, trató de ignorar los poderosos músculos de su pecho. ─No es lo que piensas. Mi amiga está allí dentro y quería estar segura de que estaba bien. No quiero que esos bárbaros la hieran o le hagan daño.─ Una vez más su cabeza se movió pero él no dijo nada. Cuando Morrigan no cogió la copa, Ualan dejó que se deslizara de su mano. Aterrizó con un ruido sordo en el suelo, derramando el vino en la tierra. ─Ven─ dijo Ualan alargando sus dedos. Llenándola ahora y quemándola con su deseosa mirada que lleno su rostro. Si no se equivocaba, creyó haber detectado cierta ira en su voz, ¿o había sido exasperación? El cristal pulsaba para su frustración. La sangre de Morrigan rugía en sus venas. Había sonidos de gemidos provenientes de dentro del campo de tiendas de campaña. La energía sexual se levantaba en el aire. Toda la charla en el buque sobre relaciones sexuales con hombres de verdad, combinado con la forma de Ualan llenó su cabeza. Un canto fue de golpe a su cerebro, cantando con dulzura, ¿qué daño haría solo una noche? Cerebro traidor. Grr, cuerpo traicionero. 69 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Sin llamar la atención empujo la esmeralda en el dedo para asegurarse de que la cámara estaba apagada, Morrigan dio un paso adelante. Poniendo su mano sobre el corazón a Ualan, junto al cristal, lo sintió tensarse debajo de su palma. La miró con recelo como si esperara que hiciera algo engañoso. Los ojos de ella bajaron hasta la piedra que brilla intensamente. No se atrevía a tocarla. ─Ven─ dijo con ternura, cuando ella no se movió. Morrigan asintió. Él había tejido un hechizo alrededor de todos sus sentidos. Era una maldición deliciosamente perversa de la que no podía librarse. Una noche, se prometió. Nadie se enteraría. Ualan cerró los ojos brevemente y pareció soltar un suspiro de alivio al ver que finalmente ella había cedido. Algunas de las tensiones que llevaba cargando toda la noche disminuyeron en él. Tomándola de la mano para que no pudiera cambiar de idea, la llevó rápidamente a su tienda atravesando el laberinto de tiendas en forma de pirámides. Una vez adentro no la soltó. Le tomó la mano y tiró de ella hasta colocarla delante de él. Sus ojos brillaban a través las rendijas de la máscara. Presionando con los dedos una vez más sobre el corazón de Ualan, el respiró ─Elige.─ 70 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón Morrigan se estremeció. Su corazón latía bajo sus dedos con golpes fuertes y duros. Al ver que no respondía, Ualan gimió y tomó la mano libre con la suya. Tirando del taparrabos de piel que estaba alrededor de su cintura, le mostró lo mucho que la deseada, puso sus dedos con valentía en su dura erección. Casi como una súplica, repitió, ─Elige.─ ─No sé─ murmuró pensando en lo extraños que eran estos hombres guerreros. Ella no podía mover la mano del lugar donde se palpaba su deseo, ni dejar de sentir el apasionado latir del corazón de Ualan. Sus dedos flexionados, presionando ligeramente hacia adelante para que sintiera su erección, pero no con demasiada fuerza como para ser una descarada invitación. Francamente, el enorme tamaño de su miembro la aterrorizaba. Miró por encima de su máscara con el impulso repentino de ver sus facciones, pero parte de la emoción estaba en no ver. Ualan gimió rotando sus caderas contra sus vacilantes dedos. Su respiración era agitada. Al cerrar los ojos, vio que necesitaba más persuasión. Él asintió antes de instarla con voz ronca ─Desnúdate.─ No esperó a que ella cumpliese. Sus dedos encontraron la piel de sus hombros y con un urgente empujón, quitó el material de sus brazos. Con un 71 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón rápido tirón, sus senos quedaron libres, expuestos a su hambrienta mirada. Morrigan se quedó sin aliento, alejando sus manos de él. Como si estuviera poseído, tocó sus pechos, aprisionando los sensibles globos con sus grandes manos. Sus calientes dedos la tocaban por todas partes, fundiéndose en su cuerpo, masajeando sus pezones como si fueran la cosa más fina que él hubiera tocado en su vida. Ualan le pasó la lengua por los labios. Sus ojos se mantuvieron concentrados, casi de una forma posesiva, en lo que estaba haciendo. Morrigan trató de retroceder. Pero el la persiguió. Sus manos trataron de apartarlo. Él las ignoró. ─Détente─ gimió ella. Pero mientras que su cabeza y su boca jadeaban por conseguir algo de aire, su cuerpo la instaba en otra dirección. Tragó saliva. Ualan la retuvo, no concediéndole a su cuerpo lo que le pedía. Finalmente, después de esa primera tortura, sus dedos se movían sobre la suave piel de sus caderas. Liberándola por completo del vestido Qurilixian, la empujo de nuevo para mirarla. Morrigan se sonrojó, pero no retrocedió. Ella no retrocedería ni en sueños. La neblina estaba alrededor de ellos, envolviéndolos. No quería despertarse todavía. Envalentonada por el aislamiento del planeta y sabiendo 72 Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón que pasado mañana nunca volvería ver a Ualan otra vez, ella dio un paso adelante. Devorando sus pectorales con los ojos, pasó un dedo vacilante por el centro de su garganta, pasando sobre sus pezones y bajando por su tenso y plano pecho. Sus uñas le rasparon la piel alrededor de la cintura, en un lento viaje agonizante a través del estómago. Mirando su máscara, vio que sus fosas nasales se expandían. Su pecho subía de forma uniforme y sus ojos estaban fijos sobre los suyos. Él no la detuvo. De hecho, parecía que la urgía en silencio a forma de aprobación. Girando la mano, comenzó el viaje de vuelta hacia arriba. Con un gruñido, Ualan expresó su disgusto por el cambio de ruta. Sin pestañear, sus ojos la miraban fijo mientras se sacaba el resto del taparrabos de piel, desnudándose instantáneamente cuando ella no lo hizo. Morrigan se quedó sin aliento tropezando de nuevo. Con los ojos muy abiertos, miraba fijamente a su miembro. No se parecía en nada a la pequeña
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