Logo Studenta

Michelle M Pillow 1 El Príncipe Bárbaro

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
The Barbarian Prince 
Michelle M. Pillow 
 
 
3 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
TzÜtwxévÉ àÉwÉ xÄ xáyâxÜéÉ Öâx {tvxÇ? çt Öâx áx Öâ|àtÇ {ÉÜtá wx áâx©É ç wx áâ 
à|xÅÑÉ wx ÄxvàâÜt ÑtÜt àxÜÅ|ÇtÜ ÄÉá Ä|uÜÉá ÑtÜt ÇâxáàÜt ÖâxÜ|wt vtá|àt ç ãxu _xàÜtá wx 
VÉÜté™Ç? zÜtv|tá tÅ|ztá ÑÉÜ àÉwÉá áâá xáyâxÜéÉá? wx äxÜwtw? Éá Öâ|xÜÉA 
 
dâ|xÜÉ tzÜtwxvxÜ t àÉwt Ät ytÅ|Ä|t wx _xàÜtá wx VÉÜté™Ç? ÑÉÜ àÉwÉ áâ tÑÉçÉ 
ç vÉÅÑÜxÇá|™ÇAAA bá Öâ|xÜÉ vÉÇ vtÜ|©É‹ 
ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση 
Mistral 
cW M W|Éá Åx Ätá uxÇw|zt t àÉwtá ç âÇ xáÑxv|tÄ tzÜtwxv|Å|xÇàÉ t àÉwtá Ätá Öâx 
{tÇ ÑtÜà|v|ÑtwÉ ÑtÜt Öâx áx {tzÉ ÑÉá|uÄx Öâx ÑÉwtÅÉá ÄxxÜ xáàÉá uxÄÄÉá Ä|uÜÉá? zÜtv|tá? 
W|Éá Ätá uxÇw|zt t àÉwtá ÑÉÜ xáàtÜ vÉÅÑtÜà|xÇwÉ áâ à|xÅÑÉ? Éá Öâ|xÜÉ? uxáÉá Å|Ä‹A 
Ayne 
P@ndor@ 
 ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση 
KMY Enma B Raven 
Alie 
La Nena 
Eugenia 
 
 
4 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
 
 
 
CCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAPPPPPPPPPPPPÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍTTTTTTTTTTTTUUUUUUUUUUUULLLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO 111111111111 
 
Se busca: 
“La Corporación de Novias Galaxy busca a 46 
hembras fértiles de la Tierra con cuerpos sanos, sin 
discapacidad, cerca de la edad de procrear y el estado 
de salud A5+; para contraer matrimonio con varones 
sanos y fuertes de Qurilixian en su festival anual de 
Apareamiento. Con posibilidades de pertenecer a la 
Realeza. Deben ser compañeras sexuales deseosas y 
muy trabajadoras. La virginidad es un extra. Aplicar 
con los documentos sanitarios A5, documentos de viaje, 
y con el coeficiente intelectual que aparece en pantalla 
para: Novias Galaxy, Phantom Nivel 6, Cuadrante X, 
Earthbase 5792461.” 
La idea era sencilla. Descubrir las prácticas 
ilegales del comercio de vírgenes por Novias Galaxy. 
Durante años se había rumoreado que Novias Galaxy 
usaba unidades médicas ilegales para regenerar la 
virginidad en las mujeres. La virginidad significaba más 
 
 
5 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
comercio con el creciente número de bárbaros de la 
población masculina de planetas humanoides, ansiosos 
por la carne fresca de las jóvenes novias terrícolas. Si 
la noticia salía sería inmensa. Esa era exactamente el 
tipo de noticias que lanzaban la carrera de una 
periodista al estrellato. Era justo lo que hacía falta para 
derribar a las malévolas corporaciones de reproducción 
que vendían mujeres al mejor postor. 
Morrigan Blake solo era una periodista o eso 
creía ella. Sin embargo las unidades médicas donde 
tales procedimientos tenían lugar eran casi imposibles 
de encontrar, ya que parecían cualquier otra unidad 
médica. Se requeriría de una serie de pruebas de 
diagnóstico para revelar la secuencia del chip necesario 
para la restauración de la virginidad. Sólo tenía que 
conseguir que las mujeres hablaran con ella, lo cual 
tampoco sería fácil. Las novias estaban siendo muy bien 
recompensadas por su participación. 
Muy bien, pensó Morrigan con ironía mientras 
miraba distraídamente a sus pies descalzos en la silla 
de la pedicura. Las Corporaciones de Apareamiento no 
eran exactamente malvadas, y la restauración de la 
virginidad no era precisamente ilegal. 
 
 
6 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Las pequeñas manos metálicas del robot 
trabajaban frenéticamente en sus pies, mientras otro le 
jalaba su cabello oscuro en un moño Qurilixian 
tradicional. Algunos rizos quedaron colgando en su 
espalda en largas ondas espesas. El robot había usado 
extensiones de pelo para conseguir que su peinado, 
normalmente corto, creciera. Pesaba mucho para su 
cuello y era difícil acostumbrarse. 
Morrigan estaba en la lujosa nave espacial de salón 
de belleza con el resto de las candidatas para novias, 
preparándose para la unión cósmica más tarde esa 
noche. Habían pasado el último mes mimándolas y 
preparándose para esta noche. Mirando hacia sus 
piernas, Morrigan esbozó una media sonrisa. Por lo 
menos el viaje le había dado un montón de beneficios 
gratuitos: eliminación de vello permanente, un cuerpo 
en forma y tiempo para contemplar el color perfecto de 
las uñas de sus pies. ¿Galaxy Rojo nº1 o Galaxy Rojo 
nº2? Bueno, definitivamente se estaba aburriendo. 
Según su editor tenía que ser dócil y romántica 
para ser una de las cuatro seleccionadas para los 
Príncipes Qurilixian que posiblemente asistirían al 
festival. Habían pasado sesenta años desde que la 
realeza asistió a un festival en busca de una novia, y 
 
 
7 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
las mujeres en la Tierra estaban siempre ansiosas por 
devorar cualquier detalle de los romances e intrigas 
reales. 
 
La última obra que había hecho en la boda real de 
Lophibian había impulsado la venta de diarios en los 
estanquillos casi un cuarenta por ciento y Lophibian era 
una especie de babosa cubierta de escamas. Pasó 
cuatro meses en los pantanos cubierta de una cosa 
verde-azulada. Aunque el efecto de tinte que tuvo en 
su pelo había sido realmente hermoso, Morrigan no 
quería revivir ese viaje por nada en el mundo. 
 
Este era, definitivamente, su mejor trabajo. Si era 
capaz de descubrir un escándalo y podía entrevistar al 
menos a uno de los cuatro príncipes, podría obtener 
dos historias en un viaje. Por no hablar de una gran 
promoción y un aumento salarial. Además, el rumor de 
que los hombres eran sanos y viriles especímenes y que 
en las fotografías se veían particularmente bien ayudaba 
bastante. Los hombres guapos vendían portadas. 
 
 
 
8 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
No sería fácil. No habían fotos conocidas de estos 
hombres en los expedientes y eran conocidos por no 
dar entrevistas, especialmente sobre sus fiestas 
privadas. ¡Oh, si pudiera sacar esto adelante! Tal vez 
entonces se podría tomar unas bien merecidas 
vacaciones en su apartamento. Se preguntó si 
recordaría el lugar exacto donde estaba su apartamento. 
 
— ¿Y qué hay de ti, Rigan? ¿Has terminado ya tu 
transferencia de archivos Qurilixian?— preguntó una 
mujer cerca de su asiento de belleza. Su voz era suave 
y amable, a juego con sus amables ojos azules. Su 
cabello castaño claro giraba en su cabeza en un frenesí 
causado por las seis manos de un robot. Poniendo 
mucho cuidado en no moverse. 
 
Morrigan se volvió al oír su nombre y dio a Nadja 
una leve sonrisa. Nadie en la nave sabía quién era ella 
realmente. Todos creían que era otra novia emocionada 
en búsqueda de viriles machos guerreros Qurilixen, que 
se rumoreaba, querían reproducirse. Ser elegida era 
un honor, o eso afirmaban las otras mujeres. Los 
pensamientos de Morrigan, por el contrario, la llevaron 
 
 
9 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
hasta un mercado de carne, y ellas eran el corte 
especial. 
 
— ¿No lo sabías?— se echó a reír Gena, cerca de 
Nadja. Su pelo rojo estaba terminado y su robot de 
belleza estaba poniendo el acostumbrado velo corto 
sobre la rizada melena rojiza. —Rigan fue la primera 
en terminar los archivos Qurilixian. Parece que está 
más que ansiosa por complacer a su nuevo marido.— 
 
—O que él la complazca— agregó alguien desde el 
otro lado de la sala circular. 
 
Morrigan cerró los ojos, haciendo caso omiso de 
las abrasivas mujeres. Sinceramente, no las entendía. 
Claro, algunas de ellas eran muy amables y hasta 
parecían inteligentes y de buena educación, como Nadja, 
la de voz suave. Pero el por qué alguien en la galaxia 
se sometería a este comercio, estaba más allá de su 
entendimiento.10 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Estar sola no era tan malo. No tenía a nadie a 
quien responder, excepto a su jefe, Gus. Él nunca la 
molestaba a menos que se retrasara en una historia. 
Tomaba sus propias decisiones y cerraba sus propios 
acuerdos. Nunca tenía que preocuparse por un chico 
que estuviera velando por ella preguntándole cuando 
estaría de regreso de su asignación. O lidiar con los 
celos que inevitablemente vendrían de una misión como 
esta. 
 
Aunque, reflexionó Morrigan, siempre trataba de 
ver todos los lados de una historia aunque no siempre 
tuviera éxito al hacerlo, sería agradable tener alguien 
con quien hablar a altas horas de la noche. Alguien a 
quien que frotara sus pies cuando estuvieran 
adoloridos. Alguien con quien... Ella sonrió. Hey, sólo 
tengo que llevarme este robot de belleza a casa 
conmigo. 
 
—Ojalá pudiera ser tan ambiciosa. Me temo que no 
he visto ni uno solo de esos aburridos archivos. — 
 
 
 
11 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Morrigan no podía decir quién estaba hablando 
por que sus ojos estaban cerrados. Esperaba que las 
demás creyeran que dormía la siesta, así no tendría que 
participar de las nerviosas bromas. Tenía miedo de que 
su excitación fuese transparente. Estaba, después de 
todo, cerca de un gran cheque. 
 
Morrigan había pasado la mayor parte de la 
primera semana en la nave de las computadoras 
descargando información de Qurilixen en su cerebro. 
La avalancha de información le había dado una fuerte 
migraña, pero había valido la pena, ya que se había 
liberado del trabajo durante el resto del viaje. Ya había 
escrito, y transmitido, el comienzo de su suave obra 
romántica. 
 
Durante semanas su cabeza había lidiado con 
muchos hechos del planeta. Este estaba en el borde del 
cuadrante Y, habitado por hombres primitivos similares 
a los clanes de vikingos medievales de la Tierra. Los 
Qurilixian adoraban a muchos dioses, favorecían las 
conveniencias técnicas de las comodidades modernas, y 
en realidad preferían cocinar sus propios alimentos sin 
 
 
12 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
la ayuda de un simulador. Eran clasificados como una 
clase guerrera, a pesar de que estaban en paz hacía 
casi un siglo, aparte de las pequeñas escaramuzas 
territoriales que estallaban cada quince años más o 
menos, entre algunas casas rivales. 
 
La información que no había archivado y que la 
tenía preocupada era sobre la ceremonia de la boda en 
sí, y un poco sobre la cultura y las leyes. Dudaba que la 
boda fuera diferente de las otras ceremonias oficiales 
en el planeta. Morrigan no pensaba casarse mientras 
estuviera allí, pero esperaba ver una ceremonia y 
conseguir algunas fotos. Todas las cositas que pudiera 
recoger a lo largo del camino las podría archivar dentro 
de su cerebro en el viaje a casa. 
 
Morrigan sonrió irónicamente a sí misma. 
Definitivamente iba a ser una de las desafortunadas 
perdedoras a las que les daban un viaje gratuito de 
regreso a casa. ¿La Corporación no había advertido ya 
que no todas las novias serian elegidas? 
 
 
 
13 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
—Ya me he probado el vestido de esta tarde— 
dijo Gena interrumpiendo involuntariamente los 
pensamientos de Morrigan. Empujó hacia arriba sus 
generosos pechos por debajo de la bata. —Estos son 
magníficos, pero creo que voy a ir a aumentarme los 
pechos otra vez, sólo un poco más grandes, y voy a 
alargar más mis pezones. Los príncipes no se podrán 
resistir. Tal vez me case con los cuatro, sólo por 
diversión. — 
 
— ¿Cómo sabrás cuales son los Príncipes?— 
preguntó una rubia del otro lado de la sala. 
 
Morrigan ahogó su risa con la mano por las 
cínicas palabras, reconociendo a Pia. Ahora, 
curiosamente, esta parecía ser una mujer que compartía 
su falta de interés en el matrimonio. —He oído que 
todos los hombres llevan disfraces. Podrías terminar 
con un guardia real. — 
 
— un jardinero— añadió una morena con una 
sonrisa. 
 
 
14 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
—Tengo entendido que, prácticamente, no llevan 
nada en absoluto— agregó una mujer con pelo rojo y 
ardientes ojos verdes color esmeralda. —Salvo una 
máscara y algo de pieles. — 
 
—No puedes dejar de notar a la realeza— dijo 
Gena audazmente con una pícara sonrisa de emoción. 
—Lo ves en la forma en que se mueven. — 
 
Morrigan se puso de pie cuando su robot acabó. 
Bajó la mirada hacia sus propios pechos mejorados que 
asomaban por una brecha de su túnica blanca. Eran de 
una talla más grande que a los que estaba 
acostumbrada. Habían sido parte de las mejoras de 
belleza, cortesía de los servicios de la empresa por 
parte del viaje. Eran reales, sólo que alterados 
genéticamente para perfeccionarlos. Al principio no le 
gustaron. Pero cuando se acostumbró al peso reconoció 
que realmente su ropa se veía mucho mejor. Sólo 
esperaba que ninguno de los hombres en la oficina 
tuviera tiempo de notarlo también. 
 
 
15 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
Su nave estaba equipada con las mejores 
comodidades y servicios que el sistema estelar podía 
ofrecer. Cada pasajero tenía su propio robot asignado, 
y las unidades de cocina en cada cuarto podían 
materializar casi cualquier delicia culinaria, sin 
apartarse de las estrictas dietas de minerales que la 
corporación les había impuesto. Incluso el médico era 
mecánico. 
 
La única compañía que a las mujeres se les 
permitía hasta el último mes del viaje eran las unas a 
las otras. Estaban en cuarentena, para asegurar que 
nada indecoroso sucediera, por lo que las llamaban 
cariñosamente “el harén”. La única comunicación con la 
tripulación de la nave era por transmisiones de video. 
Las novias eran mercancías valiosas. La cuarentena 
había creado un ambiente de gatas ansiosas entre las 
mujeres que competían. Morrigan frunció el ceño. 
Estaba, aparentemente, necesitada de alguna compañía 
con testosterona. 
Cuando los otros robots terminaron, las futuras 
novias comenzaron a dirigirse lentamente de regreso a 
 
 
16 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
sus habitaciones personales para vestirse. Una 
excitación nerviosa y contagiosa flotaba en el aire 
mientras hacían todo lo posible por parecer 
indiferentes. Ignorándolas a todas, Morrigan sacó su 
tarjeta de identificación de su bolsillo y la deslizó por el 
sensor láser para abrir la puerta de su habitación. 
 
Una vez a solas suspiró y se abrió paso a través 
de la gran variedad de máquinas y sensores que 
parpadeaban iluminando diferentes partes de la 
habitación mientras reconocían su presencia. Con una 
breve y distraída orden de Morrigan comenzó a sonar 
una música suave de fondo. Se sirvió un vaso de whisky 
del simulador, su bebida habitual antes de aterrizar en 
un nuevo planeta. Contribuía a mantener sus nervios a 
raya y ordenar sus pensamientos. 
Lentamente se dirigió a la ventana oval llena de 
estrellas brillantes. En la distancia pudo ver la 
superficie de color marrón rojizo del pequeño planeta 
de Qurilixen. Levantando la copa hacia el astro, 
murmuró —Salud. — 
 
 
 
17 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Suspiró ante la quemazón de la bebida mientras se 
deslizaba por su garganta. Entonces zafó una tuerca de 
la ventana de metal y sacó un contenedor oculto. 
Empujó el botón ovalado en la parte superior 
deslizando la tapa hasta abrirla. 
 
Miró a su alrededor para asegurarse de que su 
robot no estuviera en la habitación, deslizando un 
pequeño disco grabador con forma de lente de contacto 
en su dedo, se lo metió en el ojo. Parpadeó varias veces 
para ajustarlo en su lugar antes de poner un anillo en 
su dedo meñique. La resplandeciente piedra esmeralda 
brillaba por la luz del fuego procedentela falsa 
chimenea de la nave. 
 
El viaje casi había terminado y nadie había dicho 
nada acerca de la conspiración de la virginidad. 
 
Odiaba admitirlo, pero tal vez no hubiera nada 
para una historia después de todo. Los rumores eran, 
como mínimo, imprecisos. Pero Morrigan sabía al estar 
viviendo con otras mujeres durante un mes, cuáles de 
 
 
18 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
ellas eran experimentadas en cuanto a los hombres. 
Sólo tendría que esperar a que los matrimonios se 
completaran antes de ver cuáles eran proclamabas 
puras. Entonces ella tendría una historia y, con suerte 
sería capaz de demostrarlo. 
 
* * * * 
 
Las compuertas de la nave escondía a los hombres 
Qurilixian de la vista, pero las mujeres podían oír la 
música y las risas más allá de la escotilla. El atardecer 
se ponía en el normalmente soleado planeta, marcando 
así el comienzo de una oscura noche de festival. 
Normalmente una neblina de suave luz verde cubría la 
superficie del planeta. 
 
Qurilixen tenía tres soles—dos amarillos y uno 
azul— y una luna, lo que lo hacía un planeta 
particularmente brillante. Las hojas verdes del planeta 
eran de un tamaño excesivo debido al calor excesivo y 
la humedad recibida. Los árboles se alzaban por encima 
de la superficie del planeta como secuoyas de gran 
 
 
19 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
tamaño. Algunos de sus troncos eran tan grandes como 
los edificios más altos de la Tierra. 
 
Las novias esperaban en fila en el corredor de 
salida de la nave hacia el puerto. Sus cuerpos estaban 
cubiertos con vestidos tradicionales Qurilixian hechos 
de una gasa de seda fina. El material ligero se 
ondulaba contra la piel cuando se movían, apretándose 
sobre las caderas y agarrándose alrededor de las 
piernas en finas tiras. Suaves zapatos de seda cubrían 
sus pies. 
 
Morrigan miró hacia abajo a su cuerpo casi 
expuesto y sonrió irónicamente. Como, se trataba de un 
planeta masculino, sin duda alguna, los hombres 
habrían diseñado estos atuendos. Los vestidos eran 
bajos sobre los pechos y mostraban un escote 
generoso. Algún tipo de cinturón cruzaba su espalda. 
 
Pero en lugar de abrocharse en la parte delantera 
continuaba hasta los lados, manteniendo las muñecas 
con cadenas de seda y a mitad de camino del brazo se 
 
 
20 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
entrelazaban por encima de los codos. Las mujeres no 
podían levantar los brazos por encima de sus cabezas. 
 
Las mujeres Qurilixian eran escasas debido a la 
radiación azul que el planeta sufría. A lo largo de las 
generaciones la radiación había alterado la genética de 
los hombres para producir sólo fuertes herederos, 
guerreros machos y grandes. Tal vez uno de cada mil 
nacidos sería una hembra Qurilixian. En los viejos 
tiempos habían utilizado portales para arrebatar a las 
novias de sus hogares, trayéndolas a su planeta. 
Incluso había rumores de que su especie se había 
originado en la Tierra, pero no había ninguna prueba. 
El hecho de no tener mujeres propias, era la razón de 
que los servicios de corporaciones como Novias Galaxy 
fueran tan valiosos para ellos. A cambio podían extraer 
el metal que había en las cuevas de Qurilixian y que se 
encontraban sólo en sus minas. El metal era una fuente 
de energía ideal para las naves espaciales, casi inútil 
para los Qurilixian, que preferían vivir lo más 
sencillamente posible. Ellos no eran conocidos como 
exploradores. 
 
 
 
21 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Sintiendo que la línea estaba a punto de moverse, 
Morrigan espero y apretó la esmeralda en el dedo dos 
veces para tomar una rápida foto de las mujeres que 
esperaban para su artículo. La grabadora en sus ojos, 
parpadeó en negro lo que significaba que estaba 
trabajando. Más tarde podría descargar las imágenes. 
 
Fuera de la nave podía ver el suave resplandor de 
la luz del fuego crepitante de una hoguera gigante. 
 
El olor a madera quemada se mezclaba con el 
perfume exótico de la naturaleza. La luna Qurilixian que 
estaba sobre su cabeza era grande y brillante, la luna 
más grande que había visto en su vida en la superficie 
de un planeta. Las llamas flameaban en la hoguera en 
una noche estrellada enviando chispas al aire fresco. Se 
dio cuenta de que no podía ver a lo lejos y solo percibió 
una vaga impresión de una montaña. 
 
Morrigan se adelantó y los vítores de los hombres 
alborotados por el ambiente del festival se apoderaron 
 
 
22 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
de ella. Morrigan se ruborizó a pesar de sí misma, 
sintiéndose casi desnuda con su atuendo de “sacrificio”. 
 
Los terrenos tenían grandes tiendas de campaña 
en forma de pirámide. Las antorchas encendidas hacían 
caminos en la tierra oscura. Cintas y banderas de 
muchos colores brillantes flotaban en la brisa. En la 
parte de atrás, los hombres casados se sentaron en 
unos tronos que parecían sillas con sus esposas 
firmemente sobre sus regazos. Morrigan estaba feliz de 
descubrir que su información, hasta el momento, 
parecía correcta. Por su pelo largo y su estilo de túnica 
se parecían mucho a los vikingos. Se podían oír las 
risas de las mujeres casadas mientras miraban el 
espectáculo de aquellos bárbaros demasiados jóvenes 
para participar en el festival de este año gritando y 
posando para las futuras novias. 
 
Morrigan tragó presa del nerviosismo. Algunas de 
las mujeres frente a ella posaron como modelos ante la 
multitud que las estaba viendo. Ella tuvo la repentina 
necesidad de pasar bordeándolas en un intento evitar la 
etapa de acoplamiento en que se había convertido la 
 
 
23 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
plataforma que tenía adelante. Tratar de lidiar con unas 
babosas era una cosa, ¿pero con humanoides? Y no 
cualquier humanoides, estos eran fuertes, viriles, sanos, 
dejaban a una mujer hambrienta por estos masculinos 
humanoides. En el último minuto se acordó de hacerle 
una foto a las parejas casadas y a los del campamento. 
 
— ¡Dios mío!— exclamó Gena en un murmullo sin 
aliento inclinándose hacia delante para mirar por 
encima del hombro de Morrigan. — ¿Los ves Rigan? 
Con hombres como esos a quién le importa si te casas 
con un jardinero.— 
 
Morrigan siguió los ojos de la mujer mirando con 
curiosidad la plataforma atracada a la tierra. Los 
solteros que estaban de pie debajo de ellas eran 
realmente muy guapos. Aunque los hombres de atrás se 
reían y algunos siguán mostrando sus músculos, los 
verdaderos solteros estaban completamente inmóviles. 
Sus cuerpos bronceados parecían como estatuas, sólo 
las inhalaciones y exhalaciones de su respiración 
demostraban que estaban vivos. 
 
 
24 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
Morrigan quería correr hacia el interior. Sus pies 
se negaron a moverse. Eso fue hasta que Gena le dio 
un empujón, ansiosa por descender por la plataforma. 
Los machos Qurilixian tenían cada centímetro de la 
clase de guerreros orgullosos que se rumoreaba que 
eran, algunos casi parecían torres de casi siete pies de 
altura. Taparrabos de pieles envueltas alrededor de la 
cintura dejaban al descubierto su pecho y piernas. El 
fuego brillaba sobre su piel suave y aceitosa. Bandas de 
oro con diseños entrelazados se afirmaban alrededor 
de los musculosos bíceps. En sus cuellos colgaban 
sólidos cristales atados con correas de cuero. 
 
El corazón de Morrigan empezó a latir, en parte 
por temor y en parte entusiasmado. La tensión sexual 
en la nave había sido potente durante el último mes. 
Hasta ese momento Morrigan había sido capaz de 
resistir su lujuriosa atracción. Pero había algo en el 
ambiente del campamento… algo erótico en el olor a 
madera quemada y rustica, llena de colores. La música 
sonaba, primitiva y salvaje, en el fondode forma 
hipnótica y seductora girando a su ritmo. 
 
 
25 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
Máscaras de cuero negras cubrían las caras de los 
hombres, ocultándolos desde la frente hasta el labio 
superior. 
Sus ojos brillaban lujuriosos por las rendijas de la 
máscara, como metal líquido, ¿o era su imaginación? 
Morrigan no lo sabía. Capturada por un hechizo, de 
pronto se dio cuenta de que estaba caminando por un 
pasillo hecho de carne caliente a cada lado. Eran tan 
altos que la multitud detrás de ellos desapareció de la 
vista. Miró a un lado y luego el otro. Su corazón siguió 
latiendo. La sangre corría dentro de sus oídos 
ensordeciéndola. 
 
De alguna manera sus pies se las arreglaron para 
seguir moviéndose, empujándola hacia delante en la fila. 
La multitud expectante se sumió en un total silencio 
mientras los solteros estudiaban a las mujeres, 
concentrándose en ellas con ojos serios y labios 
apretados con dureza. Entonces su corazón y el tiempo 
se detuvieron. Su aliento se atascó en su garganta, 
atrapada por una mirada azul intensa bajo una 
máscara. Los ojos del hombre se redujeron hasta 
 
 
26 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
formar una estrecha brecha y una sonrisa lenta y 
pausada atrajo la atención hacia sus labios. El cristal 
alrededor de su cuello empezó a latir y a brillar con luz 
blanca. 
 
Morrigan sintió la caricia de la fría brisa de la 
noche en la parte superior de sus pechos tan real como 
si fuera una mano contra su piel. Unos escalofríos la 
sacudieron desde encima de su cuello desnudo hasta su 
cara. Su velo azul corto revoloteo sobre su oscura 
cabellera. Su mano se levantó sin que ella la mandara, 
como para atraparlo. Pero los grilletes de seda de su 
cinturón se lo impidieron. 
 
Parpadeó lentamente, el hombre asintió con la 
cabeza a modo de saludo. Volvió la cabeza para ver 
como ella pasaba junto a él. Una sonrisa brotó de sus 
facciones, sustituida por un apasionado propósito y 
promesas electrizantes. Morrigan se estremeció cuando 
su corazón comenzó a latir de nuevo. 
 
 
 
27 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
A medida que avanzaba por la línea restante de 
hombres miró a su alrededor. Los otros eran hermosos 
pero ninguno le llamó la atención o le devolvió la 
mirada durante mucho tiempo. Y ninguno era tan 
fascinante como lo era el hombre de los ojos azules 
radiantes. Se preguntaba por esa curiosa sensación en 
sus venas cada vez que pensaba en él. Quería mirar 
hacia atrás, pero su cuello no se lo permitió. Era como 
todos los demás y, sin embargo de alguna manera, era 
diferente. 
 
Caminando hacia una plataforma elevada cargada 
con un banquete gigantesco, Morrigan se olvidó por 
completo de la esmeralda en su dedo y de su asignación 
en el periódico. 
 
 
 
 
 
 
28 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
 
 
 
CCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAPPPPPPPPPPPPÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍTTTTTTTTTTTTUUUUUUUUUUUULLLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO 222222222222 
 
Ualan de Draig sonrió mientras la mujer de la 
tierra pasaba por su lado. Estaba vestida con el 
atuendo tradicional de su gente. El material se envolvía 
alrededor de su cuerpo, abrazaba sus curvas de una 
manera que hacía que a cualquier hombre le doliera la 
entrepierna con solo mirarla. Quienquiera que hubiera 
inventado esta tradición era un sádico. Él ya estaba 
torturado y tenso por el deseo. 
Su novia tenía el pelo del color de la medianoche 
y grandes ojos que él estaría encantado de pasar el 
resto de su vida contemplándolos. Lentamente, sintió el 
comienzo del cambio en sus miembros mientras que el 
cristal brillaba intensamente en su cuello con promesas 
 
 
29 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
no dichas. Ualan sonrió. Los dioses, en efecto, habían 
sido generosos con él. 
Mientras ella levantaba su mano hacia él, quedo 
sorprendido. Las novias raramente se movían, excepto 
para caminar, mientras se encontraban dentro del 
proceso de búsqueda. Si lo hacían era considerado, en 
última instancia, como un buen presagio; aunque 
algunos de los ancianos creían que significaba un duro 
comienzo. Ualan era optimista. Su matrimonio 
seguramente sería bendecido. Su cuerpo sintió 
inmediatamente la conexión ardiente entre ellos cuando 
ella lo miró. 
Cuando la última novia pasó, los poderosos 
solteros de Qurilixian giraron en dirección contraria. 
Estaban anormalmente silenciosos, como mandaba la 
tradición. Aquellos que fueron bendecidos necesitaban 
ir al templo y dar las gracias. Los que no, necesitaban 
reagruparse. Además, era bueno dejar al resto de las 
mujeres descansar del recorrido. Para aquellos que 
fueron elegidos por el cristal, sería una noche larga y 
placentera. 
 
* * * * 
 
 
30 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
El banquete yacía en largas mesas, dispuestas 
exactamente delante de las novias, y distribuido encima 
de largas tablas de madera como un bufet. Las parejas 
casadas cenaban en las suyas propias, alrededor de la 
hoguera, lejos de las futuras novias. Morrigan vio que 
las esposas alimentaban a sus maridos con la mano. 
Estaba dudosa de probar los cerdos de dos 
cuernos asados y los bloques de pan azul de Qurilixian 
con queso batido presentados en platos delante de ella. 
Aunque olía maravilloso, nunca había tomado una 
comida que no fuera primero purificada en un 
simulador de alimentos. Pensando en todos los 
parásitos alienígenos que podrían contener, se refrenó. 
Una vez había hecho una historia sobre ese asunto. Lo 
que los pequeños bichos le hacían a los seres humanos 
no era bonito. Pensando en el hedor de las pústulas 
reventadas que estuvo obligada a fotografiar, se 
contuvo. Era mejor tener su estómago sonando. 
Con curiosidad, sus ojos recorrieron el 
campamento. Los solteros habían desaparecido. Había 
estado demasiado aturdida para ver hacia a donde se 
habían dirigido. La neblina de ensueño la había 
sorprendido al principio, hasta que hubo resuelto que 
 
 
31 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
eran solo los nervios. Estaba acostumbrada a ver el 
foco desde afuera, no a estar metida en el medio. 
Los criados llevaron jarras llenas de un extraño 
vino de bayas. Morrigan recordaba vagamente su 
nombre, difícil de traducir, que significaba algo como 
“El último aliento de la dama”. Pensando que el alcohol 
mataría definitivamente cualquier criatura peligrosa que 
pudiera contener la bebida, ella lo probó. El dulce 
sabor era embriagadoramente maravilloso. 
La mayoría de las mujeres cenaron silenciosamente 
nerviosas. Algunas coqueteaban con los guapos criados 
que eran demasiado jóvenes para participar y quienes 
estaban más vestidos de lo que los solteros lo habían 
estado. Era difícil para las novias levantar los brazos, 
por lo que los atractivos criados les traían cualquier 
cosa que ellas deseasen. Algunos, incluso, fueron tan 
lejos como para ofrecerles a las mujeres los alimentos 
de su propia mano. 
La brillante esmeralda en su dedo llamó la 
atención de Morrigan. Dejó su copa de vino. Se dio 
cuenta de que se había pasado la mayor parte de la 
comida sin tomar una imagen o secuencia de vídeo. 
¿Cómo podía haber olvidado su misión? Sacudiendo la 
 
 
32 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
cabeza, puso su mano debajo de la mesa y apretó la 
esmeralda una vez para comenzar la grabación. 
 Mirando de nuevo a los hombres, se inclinó hacia 
Nadja a su lado y le preguntó, ─¿A dónde crees que se 
fueron?─ Nadja saltó, sorprendida al oír hablar a 
Morrigan. Levantando su copa, la mujer comenzó a 
responder, pero fue cortada por el sirviente que se 
apresuró a llenar su vaso medio vacío. Nadja lo miró 
sorprendida,pero lo dejó. 
 —Fueron hacer una ofrenda a los dioses— dijo 
el joven. Nadja bajó su copa a la mesa al terminar. El 
sirviente llenó la de copa de Morrigan hasta el tope, 
instándola a beber con un gesto de su mano. Morrigan 
le sonrió tímidamente, viendo que tenía una cicatriz que 
cruzaba la punta de su nariz. —Van a pedir que los 
bendigan esta noche en la búsqueda de esposa.— 
 —¡Oh!— dijo Morrigan. Sonriendo al sirviente, 
pensando en sus adorables supersticiones. Él no se 
alejó. Miró a su bebida, instándola de nuevo en 
silencio para que ella lo bebiera. Morrigan la levantó y 
tomó varios sorbos. El sirviente sonrió y se alejó para 
asistir a algunas de las otras damas que necesitan más 
vino. 
 
 
33 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 — ¿Estás nerviosa?— Nadja preguntó en un 
susurro cuando estuvieron solas. Ella no esperó a que 
la mujer contestara. Se rió aprensiva. —Apenas 
puedo quedarme quieta. Creo que esta bebida tiene una 
gran cantidad de licor o algo en él.— 
 La cabeza de Morrigan se estaba volviendo un 
poco ligera. Siguió bebiendo de todos modos, sabiendo 
que haría falta más que un poco de vino para quedar 
ebria. Pero, cuando su cabeza le dio vueltas 
ligeramente con una neblina, reconsideró su hipótesis 
acerca de la bebida e hizo acopio de valor para probar 
el pan azul. Esperaba que el pan absorbiera el licor y 
mantuviera su cabeza nivelada. No sería capaz de 
escribir su historia si estaba demasiado borracha para 
recordar lo que había pasado. 
 —Rigan— empezó Nadja en un murmullo. 
Morrigan miró a la cara pálida de la mujer. Sus ojos 
azules bailaban alrededor de su piel de porcelana. 
Inclinándose hacia delante, murmuró ─Tengo miedo. 
Creo que he cometido un error. — ¿Crees que me 
dejarían volver a la nave?— 
 
 
34 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 — ¿Qué pasa?— le preguntó Morrigan. Había 
hablado con la mujer un par de veces, pero la mayoría 
de las veces Nadja estuvo muy ensimismada. 
 —Yo...— Nadja hizo una pausa y sacudió la 
cabeza. Sus ojos parecían estaban casi llenos de 
lágrimas. —Son muy grandes, ¿no?— 
 —¿Quién, los hombres?— preguntó Morrigan sin 
necesidad. Pensó en los magnéticos ojos azules del 
guerrero, visualizándolo como si estuviera en frente a 
ella. Oh, sí, eran muy grandes. 
—Sí—susurró Nadja. Sus ojos miraron hacia 
abajo cuando tragó nerviosamente. —No crees que... 
¿nos hará daño? Parecen más grandes que la mayoría 
de los hombres de la Tierra. — 
 Morrigan miró a la mujer sorprendida. —Nadja, 
¿has estado con un hombre antes?— 
 Nadja negó con la cabeza, avergonzada. 
 —¿Ni siquiera con un robot?— insistió 
Morrigan. Ella misma no era exactamente una virgen. 
Lo había hecho con un robot una vez, aunque bueno, 
no fue nada especial. Con una rápida barrida mental 
con la computadora de su casa podría repetir 
 
 
35 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
sensaciones similares en menos tiempo y con menos 
energía. 
 Morrigan sabía que tendría que deshacerse de su 
virginidad con el fin de obtener su historia. Aunque, 
para su decepción, ninguno de los técnicos le había 
dicho nada al respecto, excepto para clarificar su 
situación al pasar a través de sus registros. Sin 
embargo, decidió que era posible que ellos 
sospecharan quien era ella después explorar su 
historial. 
—No— Nadja tragó saliva. Su mirada vagó hacia 
las tiendas a la distancia. Temblorosa admitió, 
─Siempre he estado demasiado avergonzada como para 
ir a los clubes y probar uno. Sin embargo, he visto 
imágenes. ¿Crees que estos tipos son... de alguna 
forma diferentes?— 
—No he pensado mucho en ello. Creo que las 
leyes de la galaxia requieren que las especies sean 
físicamente compatibles antes de que se emparejen. De 
lo contrario, el matrimonio no serviría de nada. 
Además, odio sonar grosera, pero el punto en todo esto 
es para que puedan propagar su especie. — 
 
 
36 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
—Supongo— dijo Nadja, no pareció haberse 
relajado ante el frío examen de Morrigan de su 
situación. Bebió más de su vino. Sin tener que llamarlo, 
un sirviente apareció para llenarle la copa. Se bebió esa 
también. 
— ¿Le preguntaste a alguna de las otras?— 
preguntó Morrigan, cuando el sirviente se hubo 
retirado de la mesa. Tratando de mantener la nota de 
esperanza de su tono. — ¿Alguna de ellas te dijo 
algo de no haber estado con un hombre antes? ¿O de 
haber estado con un hombre?— 
—Nunca hemos hablado de eso.— Nadja negó con 
la cabeza. Morrigan forzó una sonrisa. 
—Realmente no es un gran problema. Escuché 
que varias de las mujeres habían remplazaron su 
virginidad. Por lo tanto, no puede ser tan malo, 
¿verdad? Duele por un segundo, pero no más que la 
serie de vacunas que nos pusieron antes de llegar 
aquí.— 
—Supongo que tienes razón, aunque yo no había 
oído eso.— Nadja pareció calmarse mientras asentía. 
No duró mucho. De repente, ella se tensó haciendo que 
 
 
37 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Morrigan volviera sus ojos hacia la plataforma del 
comedor. La voz de Nadja era entrecortada —¡Oh!— 
Cuando todo quedó en silencio, la música volvió a 
llenar el aire. Su ritmo suave era tan dulce como un 
cálido sol y tan suave como la caricia del viento. Una a 
una, las posibles novias se quedaron en silencio. Los 
guapos guerreros se dirigieron caminando hacia las 
mesas, hasta quedar bajo las maravilladas miradas de 
las novias. Sus ojos las recorrieron rápidamente y se 
figaron en las mujeres de su elección. Morrigan oyó el 
movimiento nervioso de Nadja, pero no tenía ninguna 
palabra de aliento para ofrecerle a la mujer. Sus ojos 
encontraron esos inquietantes ojos azules. 
Había menos hombres que antes. Morrigan supuso 
que era porque habían decidido no elegir a una 
compañera. Parpadeó lentamente, notando de nuevo el 
brillante cristal colgando en el cuello del hombre. Una 
intensa chispa pasó a través de ella cuando lo miró. 
Era como fuego eléctrico fundiéndose en sus venas. 
Mirando a su alrededor se dio cuenta que todos los 
hombres tenían un cristal que brillaba. Tuvo poco 
tiempo para darse cuenta de eso, porque su captor de 
ojos azules empezó a subir las escaleras de la 
plataforma para quedar de pie ante ella. 
 
 
38 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Su cabeza rodó hacia atrás sobre sus hombros 
mientras trataba de respirar. ¿Por qué este guapo 
extraño la miraba como…. como si estuviera a punto de 
devorarla? ¿Por qué estaba de pronto disfrutando de 
su escrutinio? Morrigan tragó con nerviosismo. Su 
boca se abrió para acomodar su respiración acelerada. 
Esperó con ansiosa anticipación, con la mente 
adormecida sin hacer caso a su alrededor. El hombre 
se acercó más. Sus ojos recorrieron su desnudo y 
brillante pecho, tan suave, tan fuerte, tan broceado. 
Deslizándose descaradamente sobre sus gruesos brazos 
rodeados por una banda de oro… brazos que podían 
aplastar, brazos que podrían tocar, acariciar y tomar 
sin tener que pedir permiso. 
Entonces el habló, su voz tenía un acento suave y 
profundo. Era como terciopelo en su piel, cuando 
simplemente pronunció —Soy Ualan. Ven.— 
Morrigan se congeló, lamiéndose los labios con 
nerviosismo. Su cabeza daba vueltas por el fuerte vino 
de bayas. En realidad nunca creyó que uno de ellos 
trataría de contraer matrimonio con ella. Los hombres 
nunca habían tenido excepcional interés en ella antes, 
sobre todo este tipo de hombres. 
 
 
39 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Ven. La palabra contenía un mandato, una 
finalidad. Se olvidó de su asignación de prensa, se 
olvidó de su editor, de su auto-designada misión de 
encontrar un escándalo. 
La mano de Ualan se levantó, como si fuera a 
tocarla. Esperó ansiosa por sentirsu roce, aún 
confundida por la urgencia. Su piel tiraba en su 
dirección, hormigueaba con una corriente extraña que 
parecía ir del cuerpo de él hacia el de ella. El vino fluía 
violentamente en sus venas como una droga mística. 
De repente, Morrigan se preguntó si no debería 
haber estado con un robot sexual más grande. Tal vez 
el resultado habría sido diferente y no estaría tan 
increíblemente magnetizada por este hombre ante ella. 
Algunas de las mujeres a su alrededor se 
levantaron y fueron en varias direcciones. Sus 
movimientos eran lentos. Morrigan sintió a Nadja 
levantarse. Ella la miró. Los ojos azules de la mujer 
estaban vidriosos y aturdidos cuando se dirigió hacia la 
plataforma. De repente, Morrigan se dio cuenta que era 
la única mujer que quedaba sentada con un hombre 
ante ella. Las que no fueron elegidas la fulminaban con 
la mirada celosas y enojadas. Su corazón entró en 
 
 
40 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
pánico por la tentación de dejar que una de ellas 
tomara su lugar. 
Justo cuando estaba a punto de sugerirle que se 
moviera hacia otra, la cabeza de Ualan se inclinó, 
confundido al ver que ella ella no respondía 
inmediatamente obedeciéndolo. Colocando sus palmas 
sobre la mesa, se inclinó más cerca y echó un vistazo a 
su brillante cristal antes de mirar, aturdido, a los ojos 
de Morrigan. 
Morrigan se echó hacia atrás. ¿Realmente él 
trataba de olerla? 
—Ven— susurró de nuevo. Aunque el tono seguía 
siendo suave, fue reemplazado con la dura insistencia 
de una orden. Los ojos de él se volvieron líquidos, 
como si una fuerza estuviera tirando de ella en 
cualquier momento. Fue entonces cuando se dio cuenta 
de que estaban siendo observados. La música se había 
desvanecido. Las parejas casadas habían dejado de reír, 
estaban con los ceños fruncidos y serios, sus 
excesivamente brillantes ojos estaban centrados en ella 
con curiosidad expectativa e incredulidad. 
Muy bien, pensó ella. Yo morderé. Llévame a la 
segunda ronda. 
 
 
41 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Incapaz de resistir y poco dispuesta a ser el centro 
de toda esa atención, Morrigan asintió con la cabeza 
débilmente y se puso de pie para seguirlo. Los labios 
del hombre se curvaron de nuevo con una promesa, sin 
embargo su sonrisa era vacilante. Sus ojos se calmaron 
aliviados y asintió hacia ella antes de darse la vuelta. 
Vagamente, oyó el retorno de las risas de las 
personas de Qurilixian. Fue conducida a bajar las 
escaleras de la plataforma del comedor. La música 
volvió también y las parejas empezaron a bailar 
alrededor de la hoguera. 
Ualan no la tocó, pero Morrigan podía sentirlo 
dirigiéndola con un hilo invisible. 
Había magia en el aire, uniéndola a él, 
aparentemente controlando su cerebro. Sin embargo, 
escuchaba la música, olía el humo de leña en el viento 
en la noche. Sus miembros podían moverse donde les 
ordenaba ir, si se los ordenaba lo suficiente. Las 
estrellas brillaban pareciendo nadar alrededor su 
cerebro y la luna era tan grande que se sentía como un 
foco de luz brillando sobre ellos desde arriba. 
Ualan no dijo nada mientras la conducía adelante 
sobre unos senderos de tierra. Tiendas de campaña en 
 
 
42 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
forma piramidal pasaban por su campo de visión en una 
variedad de colores. Su mirada se desvió a lo largo del 
trasero de Ualan, el vacilante taparrabos de piel gris 
ocultaba sus nalgas a la vista. Tragó saliva. Sus manos 
empezaron a moverse, pero fueron detenidas por los 
lazos de seda. Cuando intentó tocar de nuevo el 
taparrabo, Ualan se volvió a mirarla, con una sonrisa 
de complicidad en los labios firmes y reflejándose en 
sus ojos. Morrigan se sobresaltó avergonzada, 
sacudiéndose del hechizo que había echado sobre ella. 
Ruborizada, ella apartó la mirada. 
— ¿A dónde vamos?—preguntó ella, con mayor 
poder sobre sus sentidos. 
Ualan se detuvo y se dio la vuelta, sorprendido al 
oírla hablar. Incluso con la máscara de cuero se podría 
decir que era guapo. El volvió la mirada hacia su 
cristal, una confusión momentánea pasó a través de sus 
fascinantes ojos azules. Moviéndose cerca de una 
tienda de campaña, inclinó la cabeza a un lado, y le dijo 
—Ven.— 
Morrigan vaciló y negó con la cabeza, no 
dispuesta a seguir sus órdenes como una insípida 
fémina. Una sensación desconocida tiró dentro de ella, 
 
 
43 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
controlando a sus miembros. Una parte de ella quería 
obedecer, pero su mente lógica no la dejaba avanzar. 
Esto no era parte del plan. Esto no era parte de su 
asignación. ¡Oh, él era tan atractivo con ese maldito 
taparrabos! 
Alrededor del campamento se podía ver a las otras 
mujeres agachándose en las tiendas de campaña con 
diversas protestas. Oyó los gritos de alegría a la deriva 
en la brisa de las parejas casadas en su propia 
celebración. El fuego seguía ardiendo, la música seguía 
sonando, animando a las parejas a bailar por la 
celebración. Morrigan aún no había visto a los músicos. 
La maldición de una mente inquisitiva se apoderó 
de ella y tuvo la extraña necesidad de ir a explorar. 
¿Cuándo iba a tener esta oportunidad de nuevo? 
Empezando a dar un paso atrás de la tienda, Morrigan 
le dijo Ualan con su distracción aumentando ─Sigue 
adelante y empieza sin mí. Estaré de vuelta en un 
minuto. ─ 
Ualan siguió su mirada a la mesa donde la pareja 
de casados estaban sentados disfrutando de su mutua 
compañía. Su mandíbula se tensó. Su novia estaba 
 
 
44 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
empezando a alejarse de él. ─Ven─ ordenó él, con un 
tono más fuerte. 
—Tranquilo, amigo—Morrigan dijo sin la intención 
de seguirlo a su habitación. 
Esa situación terminaba de la misma manera en 
todos los planetas. Dale a la niña un poco de vino y di 
“yo Ualan, tu bonita, ven” y sin que te des cuenta, estas 
en medio de algo con todas las características de una 
orgía privada y una resaca asesina. 
No, pero gracias solo eres el mismo hombre de las 
cavernas, pensó Morrigan con una risa divertida. 
—Mira, estoy segura de que eres un chico 
estupendo y todo…, — empezó a decir con tono 
condescendiente negándose a mirar hacia atrás. 
Comenzó a alejarse. 
Morrigan, se dio cuenta que se había dejado su 
anillo puesto y seguía grabando, estaba a punto de 
tocar la esmeralda cuando sintió una mano en la parte 
posterior de su cuello. Cerrando los ojos a esa cálida 
primera caricia, estuvo a punto de colapsar. Su mano 
callosa se clavó en su largo cabello por debajo del velo, 
tirando de ella hacia atrás. Sus rodillas se debilitaron y 
 
 
45 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
cayó en las palmas de las manos de él, dejó de 
interesarse en el campamento cuando vio su rostro 
flotando cerca del suyo. 
Era una locura. Él era un extraño. Estaba en el 
espacio exterior en un planeta primitivo para hacer un 
reportaje. Si era inteligente, escaparía de él. Sus 
piernas no se movían. Estaba aturdida por él, 
cautivada. Muy bien, de repente no era muy inteligente. 
Ualan la retuvo contra su bronceada piel de 
guerrero, pero podía sentir su cálida invitación. Podía 
oler el aroma exótico y bestial de él… primitivo y 
crudo. Ella se humedeció los labios. Al ver la respuesta 
de ella, Ualan sonrió, aunque todavía se veía 
desconcertado por su indecisión. 
¿O era otra cosa lo que veía en sus ojos? ¿Miedo? 
No, esta criatura de Dios era un guerrero demasiado 
grande como para sentir miedo. Morrigan podía estar 
segura de eso. La confianza en sí mismo radiada fuera 
de su propia naturaleza. 
—Ven— le susurró en voz baja, rogando, 
urgiéndola con una simple palabra. Inclinándose hacia 
adelante, él acarició su suave mejilla con ternura. La 
caricia susurrada envió un aleteo a su corazón. Con 
 
 
46Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
más autoridad en su acento, insistió de nuevo —Ven. 
— 
Morrigan levantó las manos, esta vez capaz de 
tocar su cintura. Quería ir con él. ¿Quién se iba a 
enterar? ¿Podría ser más perfecto? Mañana se iría y él 
se quedaría aquí. No habría complicaciones, sin 
corazones rotos. ¿Sólo que esperaría que ella se casará 
con él? No es que él la amara. Seguramente, no estaría 
demasiado decepcionado cuando descubriera que se 
había ido. Él siempre podía encontrar a alguien más en 
el próximo festival. 
La piel de Ualan estaba en llamas, ardiendo con un 
calor primitivo. Su dedo frotaba su pulso en la base de 
su cuello. Morrigan temblaba por la caliente caricia. 
Esperó por su beso… se moriría si no sentía su boca 
sobre la de ella. Pero eso no sucedió. 
El guerrero se echó hacia atrás mirándola 
profundamente a los ojos. Luego, mirando alrededor de 
todo el campamento, como si estuviera buscando a ver 
si alguien se había fijado en ellos, él la atrajo hacia 
delante, tirando con suavidad de su cuello para hacerla 
caminar. Una vez que sus piernas comenzaron a 
moverse, siguiéndolo al interior, no podía pararlas. 
 
 
47 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
* * * * 
—Mi señor, las novias han entrado en las 
tiendas.— 
El rey Llyr levantó la vista hacia donde estaba 
acariciando la garganta de su esposa. La pareja real 
compartió una suave sonrisa. Sus ojos brillaban de 
placer. La noche era cálida, el suave cuerpo de su 
esposa y todos sus hijos habían sido bendecidos esta 
gloriosa noche con esposas. No podía estar más feliz. 
—Gracias, Mirox— respondió la reina Mede por 
su marido. Cuando estuvieron solos, ella susurró con 
preocupación maternal —Va a ser una noche larga para 
nuestros hijos, y todavía más larga para nosotros. — 
—Ellos son hombres de bien, fuertes y honestos 
—dijo el rey. Aunque nunca lo admitiría, también 
estaba a su vez nervioso y excitado por sus hijos. Esta 
era una gran noche para ellos, tal vez una de las más 
importantes. —Estoy seguro de que todos serán 
bendecidos con buena suerte y nosotros, mi reina, 
seremos bendecidos con muchos nietos.— 
—Espero que estés en lo correcto, mi amor, 
espero que estés en lo correcto—murmuró la reina, 
 
 
48 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
contenta de dejar que su marido tirara de ella de nuevo 
a sus brazos. No podía hacer más nada que esperar 
hasta mañana. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
49 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
 
 
 
CCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAPPPPPPPPPPPPÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍTTTTTTTTTTTTUUUUUUUUUUUULLLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO 333333333333 
 
A Morrigan le picaban los dedos por quitarle la 
máscara de la cara a Ualan, para poder estudiar mejor 
su rostro. 
Con un cuerpo como el suyo, podría haber tenido 
feas cicatrices y las chicas, aún así, habrían venido 
corriendo. Caminó de espaldas hacia la carpa llevándola 
con él para evitar que se alejara otra vez. 
Dejándola de pie, sola, en medio de la tienda, 
Ualan fue a cerrar la tapa frontal de la misma. 
Morrigan se estremeció. No era tan tonta como para 
pretender que no sabía lo que él quería de ella, 
mirándola con ojos insinuantes y tocándola con su 
suave mano. Nunca antes había llegado tan lejos en sus 
citas, y esta tenía que ser la cita más corta de la 
historia. 
 
 
50 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
La tienda era muy grande, con alfombras de piel 
dispuestas con el fin de amortiguar el piso de tierra. 
Las antorchas estaban cerca de las paredes. Una gran 
cama cubierta de satén y seda estaba en el medio. La 
seda colgaba desde la parte superior de la tienda como 
la bruma de un sueño hasta rodear las esquinas de la 
cama. 
Alrededor de los bordes de la tienda en forma de 
pirámide, en las tres esquinas habían situadas unas 
estructuras muy diferentes unas de otras, pero todas 
descaradamente eróticas y difíciles de ignorar. En la 
primera esquina había una gigante tina llena de agua 
hirviendo rodeada por cortinas de gasa de seda, y una 
gran variedad de botellas. La bañera era lo 
suficientemente grande para que ambos cupieran con 
facilidad. La segunda esquina tenía una silla en forma 
de trono con tiras de cuero, grilletes de hierro, y un 
surtido de látigos. Morrigan se estremeció de nuevo. 
Tuvo que alejarse rápidamente, demasiado avergonzada 
de ser pillada mostrando tanto interés en todo el 
equipamiento. 
En la última esquina había una, relativamente 
segura, mesa llena de alimentos y vino. 
—Elije—respiró Ualan cerca de su oído. Un 
escalofrío recorrió su piel. Morrigan saltó, sin darse 
cuenta de que él estaba tan cerca de ella. Parpadeó, 
girando la cabeza para mirar su cara. La máscara lo 
 
 
51 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
ocultaba de su vista, pero no podía ocultar la lujuria en 
sus ojos o en sus palabras mientras esperaba que ella 
actuara. Ualan olía la potente sexualidad. 
—Ah, sí—comenzó Morrigan mordiéndose el 
labio. Pensando que la última mesa era la menos 
amenazadora, empezó a avanzar hacia la comida. Una 
bandeja de chocolates, con nueces encima, estaba 
organizada delicadamente dispuesta en forma de 
tentadora pirámide. Había fruta fresca con el aspecto de 
fresas pero más oscuras y mucho más grandes, con 
una crema color café. 
Morrigan ignoró los dulces, agarrando en su lugar 
una copa de vino. Se la bebió en dos tragos, 
sobresaltándose por la sorpresa cuando sintió una 
mano sobre su hombro ligeramente desnudo. Ualan 
lentamente tomó un chocolate y se lo ofreció para que 
lo probara. Trató de tomarlo con sus dedos pero él, 
con gracia, ignoró su mano y lo metió en la boca. Él la 
miraba perplejo mientras ella se apartaba de él 
arrastrando los pies con nerviosismo, y rodeó de la 
mesa hasta ponerse fuera de su alcance. 
—Gracias, puedo arreglármelas ahora— murmuró. 
Masticando el delicioso bocado, lo tragó y se lamió los 
labios antes de limpiarse la boca con la mano. 
Ualan estaba perplejo. 
—Escucha─ empezó Morrigan. —Yo…— 
 
 
52 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
—Shh— susurró Ualan sacudiendo la cabeza. Sus 
ojos se cerraron brevemente, y cuando la miró de 
nuevo tenía una expresión de desconcierto. Morrigan 
pensó que para ser un hombre de muchos atributos, no 
era un hombre de muchas palabras. Suavemente él dijo 
—Tu nombre. — 
—Esto no es…—Morrigan volvió a empezar 
frustrada cuando él la cortó. 
—Tú nombre —preguntó con más énfasis, 
volviéndose más serio. Sus brazos se pusieron rígidos 
en advertencia. 
—Rigan—Morrigan respondió ante su fuerte tono 
—Quiero decir, Morrigan Blake. Pero puedes llamarme 
Rigan todo el mundo lo hace.— 
Satisfecho por su respuesta, asintió en señal de 
aprobación y comenzó a avanzar de nuevo hacia ella. 
Morrigan continuó alejándose mientras él rodeaba la 
mesa para llegar a ella. La acechaba como una bestia, 
sus ojos fijos y concentrados en todos sus movimientos. 
—Ahora, si te parece bien, me voy— dijo 
Morrigan saliendo por una solapa de la tienda. Hizo 
todo lo posible por sonreír mientras se despedía con la 
mano. El gesto era más de protección que de 
despedida. Ualan parecía una criatura salvaje 
persiguiéndola con su mirada y destreza física. —
 
 
53 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Gracias por todo y buena suerte con eso de encontrar 
esposa. Espero que te vaya bien. — 
—No me parece bien—volvió a pronunciar él con 
un tono de voz oscuro. Dejó caer su mano y lanzó un 
suspiro de frustración. Mirando hacia abajo a su cristal 
que ardía fulgurante, parecía desconcertado por su 
rechazo. Hubo un largo silencio,él adoptó una postura 
amenazadora desafiándola a tratar de escapar de él 
otra vez. Morrigan sabía que él la alcanzaría sin ningún 
esfuerzo si echaba a correr. 
—Escucha— razonó Morrigan. Tratando de 
mantener su tono condescendiente, pero fue difícil. —
Sé que debes estar decepcionado de que tus planes se 
hayan arruinado— agitando la mano alrededor de la 
erótica tienda mientras hablaba. —Pero no, significa 
no. Por lo tanto, mejor suerte la próxima vez. Hay un 
montón de otras mujeres allí afuera que no fueron 
elegidas por tus compañeros guerreros. Ellas estarían 
más dispuestas a venir aquí contigo, yo simplemente no 
soy una de ellas. Todas las otras chicas tienen más 
ganas de casarse… — 
Ualan dio un paso amenazador hacia adelante 
mientras ella hablaba. Morrigan se estremeció. 
— ¡Atrás hombre de las cavernas!— advirtió 
rígida, dirigiéndole su más amenazante mirada. 
 
 
54 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
La mirada fulminante no tuvo el efecto deseado 
porque él sonrió con arrogancia. Aun así, no era 
diversión lo que veía en esos profundos ojos azules 
como fuego líquido. Estaba furioso. 
Ualan observaba a la mujer de la Tierra ante él. 
Todo su cuerpo se tensó por la provocación. Esto no 
era cómo los ancianos habían dicho que sería la noche 
de bodas. Quería gritarle, pero el honor se lo prohibía. 
Sólo podía decirle algunas palabras mientras 
interactuaba con ella. Era la tradición. Tal vez no 
hubiese sido bendecido por los dioses como solía 
pensar. Esta moza estaba determinada a ser agravante 
de.... 
¡Urgh! Terminemos con esto de todos modos. 
—Ahora vamos a calmarnos un poquito, ¿de 
acuerdo “chispitas”?— dijo Morrigan obligando a sus 
hombros a relajarse. Lo miró con recelo, preguntándose 
si él comprendía bien el inglés. Eso podría explicar la 
confusión. Lentamente pronunciando sus palabras. —
No quiero casarme. — 
Él frunció el ceño. 
—Ahora— dijo apuntando hacia él con una mano 
antes de caminar con su dedo en el aire ─Sal allí 
afuera y encuentra a otra mujer de la nave. Agarrarla.─ 
Ella sacudió su puño. —Y llévala a tu cama.— Para 
cuando terminó sus ilustrativas palabras, estaba 
 
 
55 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
apuntando a la cama. — ¿Entiendes?— continuó 
lentamente, tal vez un poco más lento por la ira. 
Su ceño fruncido se profundizó. 
—Genial— murmuró para sus adentros. —De 
todos los guerreros allá afuera, tuve que conseguirme 
al jardinero que no puede hablar mi idioma. —
Mirándolo, se enfureció y dijo más fuerte ─Se llama 
investigación, bárbaro. Ya sabes, estudiar antes de 
empezar una nueva tarea para saber en lo que te estás 
metiendo. — 
Su ceño fruncido se convirtió en una mueca 
completa. 
—No puedo seguir hablando contigo, cavernícola. 
Me voy. — 
Girando sobre sus talones casi llegó a la abertura 
de la tienda. Casi. 
Ualan se lanzó hacia ella, acechando a su presa 
con la velocidad de la luz. Tomándola firmemente de 
los hombros, se paró a su lado y le bloqueó la salida. 
De sus ojos salían llamas mientras la miraba. O trataba 
de evadirlo con valentía o reculaba despacio como una 
cobarde. Morrigan hizo una cautelosa mueca con. 
Definitivamente era una cobarde. 
Ualan vio a la tímida criatura casi saltar de su piel 
cuando la tocó una vez más. Se obligó a calmarse. Tal 
 
 
56 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
vez solo estaba nerviosa. Su mirada continuaba fija en 
su cuerpo de una forma medio fascinado y medio 
precavido. Sabía que lo deseaba. El cristal lo 
demostraba. Además, incluso sin en el cristal, podía 
oler el aroma potente de su sexo. 
Sabía que las tiendas podían intimidar a algunas 
mujeres de la Tierra que eran tímidas y sensibles y 
que no estaban acostumbradas a las atenciones de un 
hombre. Para hacerse una idea le preguntó sin rodeos 
pero en voz baja ─ ¿Has estado con un hombre?─ 
Morrigan se sonrojó horrorizada. Su boca se 
movió tartamudeando —Yo... yo....— 
Ualan elevó su mandíbula, esperando. 
— ¡Eso no asunto tuyo!— 
—Responde— urgió pacientemente alentándola 
ante su incomodidad. Siendo una raza dominada por 
hombres, su pueblo no era tan tímido a la hora de 
discutir estas cosas. Pero les habían dicho que las 
mujeres eran diferentes. Pero cuando la instruyera en 
su nuevo rol, no sería tan tímida, no era que su 
vanidad se viera afectada por la forma en que se 
ruborizaba cuando la cogía mirándolo como un gato 
muriéndose de hambre. 
—Responde— lo imitó con un gruñido. —Yo 
Ualan, tu mujer… uh, uh. — 
 
 
57 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Él ladeó la cabeza. Tenía la boca tiesa en una 
mueca por su humor. 
Morrigan suspiró. De la nada la golpeó una idea. 
Con los ojos entrecerrados le respondió —Sí, sí lo he 
hecho.— 
Ualan logró deslizarse hacia delante antes de que 
ella supiera lo que estaba haciendo. Cuando Morrigan 
parpadeó, estaba de pie justo delante de ella. De 
acuerdo, tal vez esté mal decirlo. No parecía muy 
disuadido de continuar con su misión a pesar de la 
teoría de que los Qurilixian preferían a las vírgenes. 
Inclinándose sobre ella, la tomo del brazo con sus 
grandes manos callosas. Murmurando contra su 
garganta gruñó —Entonces no tienes ninguna razón 
para rechazarme. Elije. — 
Morrigan se estremeció ante su cercanía. Al ver 
sus labios tan cerca se dejó seducir y renunció a la 
batalla. ¿Por qué luchaba tanto? No era como si 
hubiera un montón de pretendientes masculinos a la 
vuelta de la esquina compitiendo por estar en su cama. 
Entonces vio su sonrisa arrogante cuando dudó en 
contestar. “¡Oh, sí! la batalla había empezado.” 
Este bárbaro no iba a obtener lo mejor de ella. 
Era una cuestión de principios ahora. A ella no le 
importaba lo que este hombre de las cavernas pensara. 
 
 
58 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Podía ser el Rey de las Siete Galaxias por lo que a ella 
le importaba. Uno simplemente no trataba a las mujeres 
como un trozo de carne que se manosea y se mastica a 
voluntad. 
—No lo entiendes— susurró Morrigan 
parpadeando con los ojos muy abiertos de un modo que 
parecía tan inocente y desarmada. Las fosas nasales de 
Ualan se agrandaron. —He estado con varios hombres. 
De hecho, en eso consiste mi trabajo en la Tierra. Soy 
una prostituta.— 
“¡Toma!”, pensó Morrigan haciendo un gran 
esfuerzo para no reírse por sus palabras. A los 
barbaros no les gustaría tener una de esas como 
esposa, ¿verdad? 
—Así que, como puedes ver, no me deseas. — 
Morrigan se estaba debilitando con la promesa de sus 
labios cuando se acercó más para estudiarla. Le temía, 
pero estaba emocionada por la cercanía de su cuerpo. 
Él la olfateó como un perro en celo. Morrigan trató de 
alejarse. 
Sus palabras no sonaban tan confiadas ahora que 
ella había captado el viril aroma de su exótico cuerpo 
aceitado; ella murmuró débilmente — ¿Por qué no 
esperas otro año por una virgen si no te gustan las 
otras mujeres que están aquí esta noche? Seguramente 
 
 
59 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
serás el primero en elegir ya que no lo conseguiste este 
año.— 
Morrigan sabía que tenía salir de la tienda y 
ponerse a trabajar, pero sus ojos le suplicaron 
permanecer, por lo menos, un minuto más para poder 
dale un último vistazo a cada detalle del cuerpo de 
Ualan. A la luz de su contacto, el trabajo no parecía tan 
importante en este momento. Sin embargo, dado que el 
trabajo era su vida, Morrigan estaba desconcertada por 
la revelación. Tal vez era el vino. Eso era, solo estaba 
un poco borracha. 
—El cristal no miente—le susurró con voz ronca 
y confiada. —Los dioses han hablado— 
— ¿Qué?— dijo Morrigan, mirando alrededor de 
su cuello hacia el resplandeciente cristal. 
Al instante pudo sentir su poder sobre ella, 
tentándola, invitándola y exigiéndole, al igual que su 
portador. Su sangre se calentócon los poderes del vino 
Qurilixian. Pero en contraste con el vino de la Tierra, la 
mezcla Qurilixian fomentaba exactamente el sueño. —
Yo no creo en tus Dio… — 
— ¡Silencio!— Su mano empezó a deslizarse con 
mayor insistencia sobre ella, empujando hacia abajo las 
hebras de seda tejidas alrededor de sus brazos. Su 
rudo acento la envolvió en ondas. —Preguntas 
demasiado. Deseas esto. Haz tu elección.— 
 
 
60 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Morrigan tragó saliva. Parecía muy seguro de sí 
mismo y de lo que ocurriría. 
Ella abrió la boca como si fuera a protestar. 
Parecía que iba a necesitar ser más convincente. Ualan 
inmediatamente apretó los labios a los suyos en un beso 
audaz. Su lengua separo sus labios, chupando 
suavemente el labio inferior. Su protesta se convirtió en 
un gemido de sorpresa. Ualan gruñó, tirando de ella 
con fiereza contra su pecho. Cada caliente pulgada 
aceitada se moldeaba a su piel. El deseo fluía a través 
de las ventanas de su nariz, fuerte y potente. 
La seda y la gasa de su vestido no eran rival 
contra el fuego. Era una locura y Morrigan lo sabía. 
Trató de luchar contra su tacto, trató de retirarse, pero 
su cerebro seguía insistiendo: sólo una sensación más, 
un poco más, sólo deja que te toque un poco más, 
más.... 
Liberándose de su boca, Ualan miro audazmente 
hacia sus pechos. Él sonrió saboreando su victoria. Con 
un dedo, tiró intencionalmente hacia arriba de la correa 
que sujetaba su vestido. 
—Elije— ordenó él. 
Morrigan miró alrededor de la tienda de campaña, 
intrigada por el agua caliente, luego a la cama de 
manera vergonzosa y curiosa por el trono. No podía 
pronunciar las palabras. No podía decidir. No podía 
 
 
61 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
pedir por ello. Estaba demasiado abrumada. Su cuerpo 
cantaba de formas que nunca antes había creído 
posibles. 
Entre el vino, el poder del cristal y el hombre, no 
podía pensar con claridad. 
—Vino— respondió Morrigan con una débil 
respiración y las extremidades debilitadas. Le temblaban 
las manos allí donde las tenía apoyadas, en su pecho, 
contra los fuertes golpes de su corazón. Trató de 
empujar, pero fue un esfuerzo inútil. Era demasiado 
fuerte, demasiado alto, demasiado abrumador. —Por 
favor, ¿podrías ir a buscarme un vino diferente?— 
Su boca se abrió como si fuera a protestar. 
Morrigan sintió sus uñas arañando suavemente su 
espalda. 
Llevó su mano a los firmes labios de Ualan para 
evitar que hablara. Sus ojos captaron la desesperación 
de él. Mintiendo, prometió —Ve, por favor. Entonces 
cuando regreses, terminaremos esto… ¿está bien?— 
Ualan miró por encima de su cuerpo con un 
gruñido brutal de pasión contenida a duras penas. Su 
estómago se puso tenso. Lentamente, asintió y le paso 
las manos por su piel. 
La piel de Morrigan saltó inmediatamente en señal 
de protesta. Le dolía el cuerpo. Sus muslos y estómago 
 
 
62 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
se estremecieron con una punzada de necesidad. Sus 
pechos se hincharon por la anticipación por su tacto. 
Morrigan lo observo dejar la tienda, confiando en su 
palabra. 
─ ¡Oh!─ suspiró, demasiado aturdida por el 
momento como para moverse. ─La corporación no dijo 
nada sobre conocerte. ─ 
Morrigan tardó un tiempo en reponerse. Cuando 
estuvo segura de Ualan estaba lejos de la tienda, asomó 
la cabeza por la solapa. Cuando él se fue, su cuerpo se 
estremeció como si se hubiera helado hasta los huesos. 
Era un hombre extraño, de eso estaba segura, 
actuando con tradicionalmente y con instinto primitivo. 
Pero ¿qué esperaba? Era un Qurilixian no un terrícola. 
Creció alrededor de hombres, probablemente 
acostumbrados a dar órdenes y esperando que estas 
fuesen cumplidas. A pesar de que eran casi iguales 
genéticamente, sus costumbres eran completamente 
diferentes. Bueno, pensó Morrigan con un toque 
irónico en su boca. No del todo diferentes. Si fuera la 
Edad Media en la Tierra, nos entenderíamos bastante 
bien. 
Aunque Morrigan imaginó que un terrícola 
medieval hubiese hablado más, sobre todo para tratar 
de seducir a alguien. Sin embargo, había algo peligroso 
y seductor sobre el silencio de Ualan. Era casi animal 
 
 
63 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
la forma en que la miraba. Era como si sintiera 
vergüenza de sus deseos y esperaba que ella se 
avergonzara. Lo que no dijo con palabras, pudo leerlo 
en sus ojos y sentirlo en su piel como si él pusiera 
pensamientos en su carne a su voluntad. 
Morrigan frunció el ceño y se prometió que tan 
pronto como llegara a casa, iba a comprar el robot de 
sexo más grande que sus ahorros le permitieran 
comprar. El robot-hombre pondría a este bárbaro en 
ridículo, ella se aseguraría de eso. 
Al ver que no había nadie fuera de la tienda, 
Morrigan se coló en la noche. Detrás de una carpa azul 
y roja se detuvo para lograr orientarse. 
─No te resistas, Olena─ oyó desde dentro de la 
tienda roja. ─Puedo sentir que me deseas. Me 
elegiste.─ 
Un gemido gutural de mujer siguió a esa 
declaración de confianza. Morrigan se estremeció medio 
tentada de volver a la tienda de Ualan y ver qué más 
podía ofrecer si firme cuerpo. No era que tuviera que 
seguir casada con él ni nada de eso sólo por tener 
sexo. Y, ¿quién lo sabría? No su editor. Ni nadie que le 
importara. 
"Enfócate, muchacha” murmuró para sus adentros. 
"Él es gran matón que piensa que arrastrar a una 
 
 
64 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
mujer afuera en la puesta del sol por el pelo es ser 
romántico." 
Morrigan escuchó a la mujer Olena gemir de 
nuevo, esta vez más fuerte. Su cuerpo se estremeció. 
No estaba segura de lo que estaba haciendo fuera de la 
tienda. Había pensado realmente que habría más charla 
antes de llegar a conocerse más íntimamente entre sí. 
Si esto era una cita, ella realmente había estado fuera 
de escena demasiado tiempo. 
Cruzo rápidamente hacia una tienda de campaña 
verde, Morrigan se detuvo cerca de la puerta abierta. 
Al ver una apertura no pudo dejar de mirar en el 
interior. 
─Elige─ dijo el hombre. 
Morrigan se acercó más tratando de ver quién 
estaba con él. ¿Qué era eso de la elección? 
¿El profesor de Inglés Qurilixian tendría serios 
problemas de vocabulario? De repente se sintió como si 
fueran secuestradas por extraterrestres, guapos y 
viriles extraterrestres, pero extraños sin duda. 
─Yo... no puedo elegir, Olek─ oyó la respuesta de 
Nadja. ─Todavía no.─ 
Morrigan vio un destello de piel cuando la mujer 
pasó junto a la abertura. Pronto el hombre fue detrás 
 
 
65 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
de ella con las nalgas desnudas que se movían al 
andar. 
Una sacudida peligrosa pasó por Morrigan. Sabía 
que debía alejarse. Pero estos hombres eran demasiado 
deliciosos para los ojos. Lamiéndose los labios trató de 
echar otro vistazo. No era como si fuera una mirona. 
Era un periodista de investigación. Luego para su 
horror oyó una voz baja detrás de ella. 
─No puedes escapar. El cristal siempre te 
encontrará.─ 
* * * * 
La mano de Ualan empezó a temblar mientras 
trataba de contenerse. La apretó en un puño. Su boca 
estaba apretada en una línea dura. Por todo lo que era 
sagrado, ¿qué le había hecho a los dioses para 
merecer este agravio? 
Ualan sabía que luchaba contra lo que él 
despertaba en ella. Era un guerrero listo para un buen 
desafío de una buena pelea. A pesar de eso, gruño 
frustrado cuando encontró que su novia se había 
escapado de su tienda. 
Sospechaba que lo iba a intentar, a pesar de que 
todavía estaba decepcionado. Se obligó a relajarse. 
 
 
66 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Ella era un misterio, uno que tendría que 
descifrar. No tenía elección. 
A decir verdad estaba desconcertado por su 
admisión de haber estado con muchoshombres. Sólo 
tendría que tratarla con más cuidado. No estaría bien 
que estuviera jugando falsamente con él. Era raro que 
pasara, pero había pasado. 
Ualan recordó cómo se había derretido con su 
beso. Parecía que tenía una manera de calmar su 
espíritu después de todo. Podía tratar de pelear con él, 
pero no era inmune. Al verla cerca, agachada en la 
tienda de su hermano, sonrió. No le fue difícil dar con 
su pista. 
En silencio se acercó a sus espaldas. Forzando su 
cara a ser severo, declaró, ─ El cristal siempre te 
encontrará.─ 
 
 
 
 
 
 
67 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
 
 
 
 
CCCCCCCCCCCCAAAAAAAAAAAAPPPPPPPPPPPPÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍTTTTTTTTTTTTUUUUUUUUUUUULLLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO 444444444444 
 
Morrigan se estremeció por las audaces palabras. 
Girando sobre sus talones, vio a Ualan con la copa de 
vino en la mano. El cristal en el cuello vibraba. En el 
mismo momento sintió una propagación de calor entre 
sus muslos y sus pezones se pusieron duros. Su rostro 
palideció, horrorizada por haber sido atrapada viendo a 
otra pareja. 
─No entiendes─ comenzó Morrigan levantando la 
mano débilmente para detener su progreso. 
Ualan echó un vistazo a la abertura de la tienda y 
le sonrió tendiéndole la copa para que la tomara. Las 
mejillas de Morrigan estaban teñidas de un rosa 
brillante y ardiente que incluso la oscuridad no podía 
ocultar. Sabía que él entendía muy bien lo que había 
estado haciendo. 
 
 
68 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Morrigan se resistió. Negándose a tomar de la 
copa que él le ofrecía, porque aceptarla significaba 
acercarse a su delicioso cuerpo, ella meneó la cabeza. 
Distraída, trató de ignorar los poderosos músculos de 
su pecho. ─No es lo que piensas. Mi amiga está allí 
dentro y quería estar segura de que estaba bien. No 
quiero que esos bárbaros la hieran o le hagan daño.─ 
Una vez más su cabeza se movió pero él no dijo 
nada. Cuando Morrigan no cogió la copa, Ualan dejó 
que se deslizara de su mano. Aterrizó con un ruido 
sordo en el suelo, derramando el vino en la tierra. 
─Ven─ dijo Ualan alargando sus dedos. 
Llenándola ahora y quemándola con su deseosa mirada 
que lleno su rostro. Si no se equivocaba, creyó haber 
detectado cierta ira en su voz, ¿o había sido 
exasperación? 
El cristal pulsaba para su frustración. La sangre 
de Morrigan rugía en sus venas. Había sonidos de 
gemidos provenientes de dentro del campo de tiendas 
de campaña. La energía sexual se levantaba en el aire. 
Toda la charla en el buque sobre relaciones sexuales 
con hombres de verdad, combinado con la forma de 
Ualan llenó su cabeza. Un canto fue de golpe a su 
cerebro, cantando con dulzura, ¿qué daño haría solo 
una noche? 
Cerebro traidor. Grr, cuerpo traicionero. 
 
 
69 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Sin llamar la atención empujo la esmeralda en el 
dedo para asegurarse de que la cámara estaba apagada, 
Morrigan dio un paso adelante. Poniendo su mano 
sobre el corazón a Ualan, junto al cristal, lo sintió 
tensarse debajo de su palma. La miró con recelo como 
si esperara que hiciera algo engañoso. Los ojos de ella 
bajaron hasta la piedra que brilla intensamente. No se 
atrevía a tocarla. 
─Ven─ dijo con ternura, cuando ella no se movió. 
Morrigan asintió. Él había tejido un hechizo 
alrededor de todos sus sentidos. Era una maldición 
deliciosamente perversa de la que no podía librarse. 
Una noche, se prometió. Nadie se enteraría. 
Ualan cerró los ojos brevemente y pareció soltar 
un suspiro de alivio al ver que finalmente ella había 
cedido. Algunas de las tensiones que llevaba cargando 
toda la noche disminuyeron en él. Tomándola de la 
mano para que no pudiera cambiar de idea, la llevó 
rápidamente a su tienda atravesando el laberinto de 
tiendas en forma de pirámides. 
Una vez adentro no la soltó. Le tomó la mano y 
tiró de ella hasta colocarla delante de él. Sus ojos 
brillaban a través las rendijas de la máscara. 
Presionando con los dedos una vez más sobre el 
corazón de Ualan, el respiró ─Elige.─ 
 
 
70 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
Morrigan se estremeció. Su corazón latía bajo sus 
dedos con golpes fuertes y duros. 
Al ver que no respondía, Ualan gimió y tomó la 
mano libre con la suya. Tirando del taparrabos de piel 
que estaba alrededor de su cintura, le mostró lo mucho 
que la deseada, puso sus dedos con valentía en su dura 
erección. Casi como una súplica, repitió, ─Elige.─ 
─No sé─ murmuró pensando en lo extraños que 
eran estos hombres guerreros. Ella no podía mover la 
mano del lugar donde se palpaba su deseo, ni dejar de 
sentir el apasionado latir del corazón de Ualan. Sus 
dedos flexionados, presionando ligeramente hacia 
adelante para que sintiera su erección, pero no con 
demasiada fuerza como para ser una descarada 
invitación. Francamente, el enorme tamaño de su 
miembro la aterrorizaba. Miró por encima de su 
máscara con el impulso repentino de ver sus facciones, 
pero parte de la emoción estaba en no ver. 
Ualan gimió rotando sus caderas contra sus 
vacilantes dedos. Su respiración era agitada. Al cerrar 
los ojos, vio que necesitaba más persuasión. Él asintió 
antes de instarla con voz ronca ─Desnúdate.─ 
No esperó a que ella cumpliese. Sus dedos 
encontraron la piel de sus hombros y con un urgente 
empujón, quitó el material de sus brazos. Con un 
 
 
71 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
rápido tirón, sus senos quedaron libres, expuestos a su 
hambrienta mirada. 
Morrigan se quedó sin aliento, alejando sus manos 
de él. Como si estuviera poseído, tocó sus pechos, 
aprisionando los sensibles globos con sus grandes 
manos. Sus calientes dedos la tocaban por todas partes, 
fundiéndose en su cuerpo, masajeando sus pezones 
como si fueran la cosa más fina que él hubiera tocado 
en su vida. Ualan le pasó la lengua por los labios. Sus 
ojos se mantuvieron concentrados, casi de una forma 
posesiva, en lo que estaba haciendo. 
Morrigan trató de retroceder. Pero el la persiguió. 
Sus manos trataron de apartarlo. Él las ignoró. 
─Détente─ gimió ella. Pero mientras que su 
cabeza y su boca jadeaban por conseguir algo de aire, 
su cuerpo la instaba en otra dirección. Tragó saliva. 
Ualan la retuvo, no concediéndole a su cuerpo lo que le 
pedía. Finalmente, después de esa primera tortura, sus 
dedos se movían sobre la suave piel de sus caderas. 
Liberándola por completo del vestido Qurilixian, la 
empujo de nuevo para mirarla. 
Morrigan se sonrojó, pero no retrocedió. Ella no 
retrocedería ni en sueños. La neblina estaba alrededor 
de ellos, envolviéndolos. No quería despertarse todavía. 
Envalentonada por el aislamiento del planeta y sabiendo 
 
 
72 
Letras de CorazónLetras de CorazónLetras de CorazónLetras de Corazón 
que pasado mañana nunca volvería ver a Ualan otra 
vez, ella dio un paso adelante. 
Devorando sus pectorales con los ojos, pasó un 
dedo vacilante por el centro de su garganta, pasando 
sobre sus pezones y bajando por su tenso y plano 
pecho. Sus uñas le rasparon la piel alrededor de la 
cintura, en un lento viaje agonizante a través del 
estómago. Mirando su máscara, vio que sus fosas 
nasales se expandían. Su pecho subía de forma 
uniforme y sus ojos estaban fijos sobre los suyos. Él 
no la detuvo. De hecho, parecía que la urgía en silencio 
a forma de aprobación. Girando la mano, comenzó el 
viaje de vuelta hacia arriba. 
Con un gruñido, Ualan expresó su disgusto por el 
cambio de ruta. Sin pestañear, sus ojos la miraban fijo 
mientras se sacaba el resto del taparrabos de piel, 
desnudándose instantáneamente cuando ella no lo hizo. 
Morrigan se quedó sin aliento tropezando de nuevo. 
Con los ojos muy abiertos, miraba fijamente a su 
miembro. No se parecía en nada a la pequeña

Continuar navegando